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Diciembre, además de ser un momento para lonches, fiestas y despedidas, es también un buen
momento para realizar balances y análisis de lo sucedido a lo largo de los once meses
anteriores y también para esbozar proyecciones de hacia dónde queremos dirigirnos y qué
nos puede deparar el futuro. Bien decía Chester, el gato de Alicia en el ‘País de las
Maravillas’: “Si no sabes hacia dónde vas, entonces cualquier camino te llevará”.
El hacer este ejercicio me ha servido mucho en lo personal y profesional. Revisar las metas
planteadas, lo logrado y las expectativas no cumplidas nos permite ver las oportunidades del
nuevo año y plantearnos nuevos objetivos. Muchas veces nos prometemos muchos cambios
y terminan quedando en buenos deseos. Realizar este ejercicio te permite comprender qué
funcionó y qué no funcionó, qué necesitas hacer de manera diferente y definir los
compromisos contigo mismo y con tu plan de vida.
Muchas veces no es fácil hacer esta tarea, sobre todo si no conocemos una metodología o no
contamos con un coach que nos acompañe. Acá comparto algunas ideas para que puedas
hacer tu propia reflexión, para que te regales ese espacio que te permita interiorizar este 2016
y definir un año distinto para el 2017. Lo único que necesitas es tiempo, y aunque en estos
días de locura podría ser mucho pedir.
Puede ser difícil recordar lo vivido durante todo un año. Haz tu mejor esfuerzo, aquieta tu
mente e intenta responder estas preguntas de la mejor manera:
¿Cuál fue el mayor desafío que tuve que enfrentar este año? ¿De qué manera me impactó?
¿Cuál es el objetivo en el cual tuvo menos avances?
¿Cuál fue el ‘error’ más grande que tuve este año? ¿Qué aprendí de eso?
¿Qué aspecto de mi vida he tenido descuidado este año?
¿Qué quiero dejar de hacer en el 2017?
¿De qué logro me siento realmente orgulloso este año?
¿Cuál es la lección más grande que aprendí este año?
¿Cuáles son mis mejores recuerdos de este 2016?
Puede que las preguntas resulten relativamente evidentes, como todo ejercicio de coaching y
de desarrollo de un plan de vida, si no lo escribes, no lo interiorizas; si no lo interiorizas, no
te comprometes. Si decides hacer el ejercicio, te sugiero que agarres un papel y lápiz, o una
computadora si así lo prefieres.
Recuerda que un nuevo año siempre es una nueva posibilidad de hacer las cosas de nuevo,
de empezar, de plantearte metas distintas, o tal vez las mismas sólo que con un plan de acción
diferente. ¡Míralo como una oportunidad para ti!