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“Las sociedades industriales avanzadas”

Los avances modernos que trajó consigo la segunda revolución industrial enmarcaron el
principio de lo que hoy se conoce como sociedad posmoderna. Es claro reconocer que las
estructuras sociales, políticas y económicas subyacen nuestra sociedad, y que parte de
este proceso ha desembocado, en gran parte, por el desarrollo de las industrias durante la
segunda revolución industrial.

Sí la primera revolución industrial comenzó como un desorden y fue el principio de una


nueva forma de organización, la segunda revolución industrial vino a reivindicar esto y
mantenerlo a largo plazo. El principio de la segunda revolución modificó todos los
sistemas de la sociedad, desde el sistema familiar hasta el sistema político, arrasando
entre sus olas todo lo que encontraba a su paso. Es una era en que las viejas formas de
producción debían desaparecer para dar paso a unas más sofisticadas, dar paso al
desarrollo inminente de las industrias. Y si bien todo fue desarrollo e incremento en la
producción, también cabe considerar algunos elementos faltantes en la sociedad
posmoderna industrial.

Para el desarrollo de la industria moderna fue necesario romper con las antiguas formas
de producción y hacerlas más racionales, haciendo uso de los avances que la ciencia
otorgaba para el funcionamiento de las industrias. Esos elementos que desaparecieron de
las industrias otorgaban cierto sentido al trabajo de la clase obrera, sin embargo, ante las
nuevas técnicas y materiales necesarios para el trabajo, la clase obrera tuvo que
modificar sus conductas, y así mismo, su cultura, para poder adaptarse de la mejor
manera a los cambios de la segunda revolución industrial.

El proceso de industrialización tiene ciertas características que han causado, a lo largo del
siglo XX, ciertas modificaciones en las estructuras sociales. Es así que encontramos que
en las nuevas sociedades existe un sistema de instrucción que deberá actualizar y
enseñar las técnicas, métodos y conocimientos de manipulación a los sujetos de una
población. También surgen, a partir del orden que debe llevar la industria, las
estratificaciones laborales, donde cada trabajador es clasificado de acuerdo al puesto y
nivel de conocimientos que tenga, cabe mencionar que aquí es donde entra la
intervención del psicólogo laboral. La industria trae consigo, como antes Marx y otros
filósofos lo plantean en sus obras, la oposición existente entre clases (obrera y burguesa)
y la búsqueda de beneficios por ambas partes. La aparición de sindicatos es otro rasgo
característico de las sociedades industriales avanzadas.

No podemos dejar a un lado el problema de la enajenación del trabajador, pues este


problema, y otros más, se tornan presentes en las industrias avanzadas, y dado que
prevalece la existencia de la plusvalía y el discurso de la cientificidad, lo que antes daba
sentido al trabajo, lo artesanal, lo natural, ha desaparecido dejando al ser humano como
un elemento más de la maquina. La plusvalía se hace presente en no solo en el
capitalismo, sino también en el socialismo y, aunque ambos difieren en la utilización de
las ganancias obtenidas, lo cierto es que sin este modo de obtención de ganancias el
desarrollo de las industrias hubiera sido un total fracaso.

El papel que juega el psicólogo organizacional es muy diverso en el campo de las


industrias, pues, dado su nivel de preparación, debe intervenir en aquellos procesos que
afectan no solo a los trabajadores, sino también a la organización en un nivel global. La
psicología debe poner énfasis en las transformaciones de la cultura y los procesos
subjetivos que ocurren en los sujetos de una organización, cuáles son sus efectos a nivel
conductual, emocional y social, pues no solo la organización se transforma, lo hace toda
la organización y una sociedad completa.

Referencias bibliográficas

Marín, Antonio y García Pablo (2002). Sociología de las organizaciones. México. Mc Graw
Hill. p.p 41-70.

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