g ENTENDER
LA PINTURA
J
i!
GAUGUIN
SES eco‘sorretaio on la
palete (deal, 1891.
(leo sob tl,
55x46 om
USA. Coleccidn
rvode
GAUGUIN
“,Quién es? Es Gauguin, el
salvaje que detesta a una
civilizacién incémoda,
una especie de Titdn que,
celoso del Creador, en sus
rratos libres hace su propia
criatura, el nino que desmonta
sus juguetes para hacer
otros nuevos, el que reniega
y desafia y que prefiere ver el
cielo rojo que azul como
los demas.”
August Strindberg,
Noacis on Paris et 7 de junio de
1848, A los tres afios Paul con su padre,
Clovis, y su madre, Aline-Marie Chazal
se embarcan hacia Lima donde viven
los padres de Aline, descendientes de
un virrey del Peri. Pero el padre de
Paul, periodista politico de izquierdas,
fallece durante el viaje. Su viuda llega @
Lima y ali vive durante cuatro afios con
sus dos hijos.
De vuelta a Francia, en Orléans,
Paul ird a la escuela con regularidad
hasta que en 1865 se embarca en un
‘carguero, Hace el servicio militar en la
‘Marina, que abandona en la primavera
de 1871. Su “espiritu marinero" se habi-
se
tia répidamente a la tierra firme: su
tutor, Arosa, gran admirador y colec-
cionista de Pissarro lo introduce en la
agencia de cambio Bertin, El joven
tiene olfato para los negocios y juega
en bolsa con éxito. En 1873 se casa con
una joven danesa de familia acomo-
dada, Mette Sophie Gad.
A partir de este momento el fu-
turo de Paul Gauguin parece que va a
discurrir entre el bienestar y los con-
vencionalismos burgueses: tiene hijos,
gana dinero, colecciona cuadros de
pintores modernos, al igual que su
tutor, y ocupa su tiempo libre pintando
en compaiiia de su colega Emile Schuf-fenecker. Todo le sonrie y hasta uno de
sus cuadros, Paisaje de Viroflay, se ex-
pone en el Salén de 1876.
Ay pan de 1680 participa on
todas las exposiciones del grupo im-
presionista. Pero, a partir de ahora,
Gauguin siente que debe elegir entre
su trabajo y su pintura. Y no lo duda: a
rincipios de 1889, deja su trabajo en
Bertin, sin informar a su mujer de la de-
cisién que ha tomado, devorado por el
deseo exclusivo, casi maniaco, de pin-
tar, que le hace olvidarse de sf mismo y
de'su familia,
Nada le detiene: ni su fami
la que abandona en Copenhague des-
ppués de haber intentado, en vano, com-
paginar la actividad comercial con la
artistica, ni la miseria que, en Paris, le
obliga a trabajar pegando carteles
para sobrevivir, ni la incomprensién
del piiblico, que se burla de sus telas,
nila enfermedad que le leva al hospi-
tal, ni la dignidad de la que se olvida
abusando sin vergtienza alguna de sus
amigos.
Pero aunque su vida privada
esta manchada por estos abandonos y
estos subterfugios, su pintura perma-
nece siempre intransigente y sin com-
promiso. Tras una temporada en Ruén
y luego en Copenhague, vuelve a Paris
fen 1688 y comienza sus frecuentes vai-
(Gauguin estésentodo en primer fi
venes entre la capital y Bretafia, donde
le atrae el paisaje y las pensiones bara~
tas. En Pont-Aven conoce a Emile Ber-
nard y entabla amistad con otro joven
pintor, Charles Laval, que serd su com-
pafiero en su primera escapada de la
“civiizacion’,
anos se embarcan hacia Pa
nam en abril de 1887, luego se trasla-
dan a la Martinica, de donde vuelven
en el mes de noviembre enfermos, hu-
millados y sin un céntimo, Su amigo
Schuffenecker le ayuda y lo hospeda en
Paris, donde entabla amistad con los
Van Gogh, Vincent y Théo. Estos iit
mos admiran enormemente su trabajo.
En 1888, Théo organiza una exposicién
en su galeria, pero los cuadros de Paul
no se venden. Paul vuelve a Pont-Aven
donde pinta, hace escultura y ceré-
mica, rodeado de un grupo de pintores
del que forman parte Bemard, Laval,
De Haan y Sérusier.
En el mes de octubre se retine
con Van Gogh en Arlés. Durante tres
meses crece la tensién entre ellos
hasta Uegar a la crisis de locura de
Vincent. Entonces Paul vuelve a Paris
ccon Schuffenecker y luego se traslada
a Bretafia: la exposicién en el Café
Volpini durante la Exposicién Univer-
sal de 1889 es un nuevo fracaso, pero
sus investigaciones suscitan el interés
s
Autorretrate cavicaturizado por Gauguin pntode
on ol pone! do un amario on o tel de Mare
Henry on Poudy, 1889. leo sobre madera,
80x52 em Washngion, D.C, National Gallery
of At, Chester Day Collection.
de los jévenes pintores y de los crit
cos. Las trompetas de la fama no van a
tardar en sonar a finales de 1890 fre-
cuenta con regularidad las reuniones
de los simbolistas en el Café Voltaire
de Paris. Es amigo de Mallarmé, de
Aurier, de Morice, de Redon, de Ca-
miiére, de los. pintores nabis (visiona-
tios), de Mirbeau. Mallarmé preside el
anquete que el 23 de marzo de 1891
dan en su honor. Pero Gauguin ya ha
decidido abandonar Francia y aventu-
rarse en los trépicos.
Su primera estancia en Tahiti
no es un éxito y, no obstante, no
puede olvidar su clima, su paisaje, su
libertad. Por otra parte, en Paris,
adonde vuelve en agosto de 1893, va
de decepcién en decepcién: la expo-
sicién en Durand-Ruel no marcha
bien, la venta en subasta es un desas-
tre, la visita a su mujer, en Copenha:
gue, no conduce a nada, el dinero de
la herencia de su tfo no tarda en
evaporarse en sus manos, y Annab,
su amiga javanesa, le abandona sa-
queando su estudio,CGouguinpitando en ol jardin de Schlfenecker
Fotogrof, hacia 1889.
Parte de nuevo hacia Tahiti
en el mes de febrero de 1895 para no
volver nunca mas a Francia. Su co-
rrespondencia con su fiel amigo Da-
niel de Monireid es el hilo que le une
todavia al mundo después de la rup-
tura con su esposa. Solo, sufriendo
tuna enfermedad muy dolorosa, obse-
sionado por cuestiones tragicas que
quedaran sin respuesta -"De donde
venimos? {Qué somos? ,Adénde
vamos?"-, vacio de todo deseo, in-
tenta suicidarse en 1898. Pero la
muerte le deja una tregua: mejora un
poco su estado fisico y vuelve a tra-
‘bajar en medio de una miseria inima-
ginable.
Gauguin, en esta época, irritado
ppor las mezquindades cotidianas de la
vida colonial, poco dispuesto a la indul-
gencia a causa de su estado de salud,
vicima también de las desenvueltas
costumbres del ambiente indigena, se
siente cada vez més exasperado por lo
| que no le permite alcanzar esta vida
nGengnine.
ideal sofada durante afos y que cree
| muy préxima.
Sa temperamento de luchador se |
rebela y le incta a rechazar lo que a 6l
Te parecen incesantes trabas para la
expansién natural del hombre. A fin de
continuar con armas eficaces esta
lucha, que él sabe que seré perma-
nente, colabora en el periddico Les
Guépes, donde publica articulos contra |
la administracién y los abusos y errores |
de los que 61 es testigo.
Poco después -en el mes de
agosto de 1896-, para poder atacar li
bremente lo que a él le parece injust,
funda un periédico de polémica, Le
Soutire, que él mismo redacta, caligra-
fia, ilustra, y que tira en una méqui-
na’ multicopista..."Desgraciadamente,
corre de mano en mano y vendo muy
poco. A pesar de todo y después de
algin tiempo he podido ganar unos
cincuenta francos al mes, lo que me
ayuda a capear la situacién y a no en-
deudarme demasiado...”
Tiene difcultades con las autori-
dades coloniales de la isla, que no ven
‘con buenos ojos a este blanco que vive
entre los indigenas, y abandona Tahiti
en 190] para refugiarse en las Marque-
sas, en la isla Dominica
Esté muy enfermo y por un ins-
tante piensa volver a Francia, pero
Monfreid le recuerda que su destino
desde ahora estd en las islas. La admi-
ristracién colonial de las Marquesas ve |
tun peligro en la presencia de este |
Dib socodo de Antiguo eto moor, hacia 1892.
Croquispora el outorerto llomodo les
Misérables, en una conta del 8 de ochbre de
1888 a Schutflenecker. Colecciém rvodo.
blanco que defiende a la poblacion |
local y, en mayo de 1903, lo condena a
tres meses de prisién.
Es el fin. Destrozado por estas
trapacerias, devorado por la enferme-
dad, con el tinico consuelo de las fra-
temales palabras del pastor protes-
tante Vernier, Paul Gauguin muere el 8
de mayo de 1903 en Atuana. |
El grito del anciano maori Tioka |
se pierde entre la Iujuriosa vegetacién
salvaje: “(El blanco ha muerto!”
Pero ia muerte no intorrumpiré
cl siniestro enfrentamiento entre Gau-
guin y el mundo civilizado. Obras que
se juagaron demasiado profanas fueron
destruidas, sein se dice, se decide
hacerle exequias religiosas; en el mes
de julio se organiza en Atuana la venta
pibblica de objetos que habian pertene-
cido al pintor, y después, en septiom-
bre, en Papeete, la venta de sus obras.
los recuerdos, los blocs de croquis se
dispersan,
El mundo civilizado esta dis-
puesto a olvidar definitivamente a este
exiliado voluntario.LA BAHIA DE SAINT PIERRE
Al principio del mes de abril de 1887
Gauguin escribe a su mujer: "Mi
renombre como artista crece de dia
en dia, pero entretanto a veces paso
hasta tres dfas sin comer y mi salud
y mi energfa se resienten de ello.
Para tomar nuevas fuerzas me voy a
Panamé, para vivir como un salvaje.
Existe una islita (Taboga) en el
Pacifico, que esté casi deshabitada,
libre y fértil, Me llevo mis pinturas y
mis pinceles y recuperaré nuevas
fuerzas lejos de los hombres."
Emprende el viaje con su amigo
Laval. Primero se instalarén en
Panam, Iuego en Martinica.
A Gauguin le fascina aquella
naturaleza lujuriosa y salvaje, los
colores vivos y luminosos de los
paises tropicales cuya magnificencia
quiere restituir en sus cuadros,
En la Bahia de Saint Pierre, una de
Jas primeras telas de Gauguin en la
‘Martinica, se observa que el pintor
esta muy condicionado por el tema e
intenta representar con fidelidad las
formas y las tonalidades del paisaje.
10 composicén de esto
especie de tolén on
forma de oro, do del
‘10 sabre el luminoso
‘ponorana de la bah,
CChozos bee los érboles, 1887. Oleo sobre tela,
9272 em. USA, Coleccién privada
Morinia, 1887. Ole sobre tela, 545x89,5 cm.
Copenhague, Ny Carsberg Glyptotek
{LA MATERIA CROMATICA
105 ton0s de ios colores se exalton mediante el
contrast ente fos colores tos, el azul del mor
(1), el verde de los drboles (21 y os colores
«lids (9).LES ALYSCAMPS
Gauguin escribe a su amigo Emile
Bernard: “Estoy en Arlés,
completamente desorientado, todo lo
encuentro pequetio, el paisaje y la
gente, Con Vincent estamos en
desacuerdo en casi todo, sobre todo
en materia de pintura. El admira a
Daumier, a Daubigny, a Ziem y al
gran Rousseau, personas todas que
yo no puedo suftir; y por el contrario
detesta a Ingres, a Rafael, a Degas,
pintores a los que yo admiro; yo le
respondo: ‘Cabo, tiene usted razén',
para estar tranquilo..”
Y a su vez Van Gogh escribe a su
hermano Théo: *..Gauguin y yo
hablamos mucho de Delacroix, de
Rembrandt, etc. La discusién es
demasiado electrizante y acabamos con
la cabeza agotada, como una bateria
eléctrica después de la descarga..."
En octubre de 1888 Gauguin llega
a Arlés, donde le espera Van Gogh,
‘a quien conoce desde hace afios.
A pesar de la estima y la admiracién
reciprocas, los dos caracteres no
ccesan de chocar, también en lo que
se refiere a pintura, Gauguin es duro,
intransigente, le obsesiona el deseo
de traducir lo que ve en formas
sintéticas y simbélicas; Van Gogh es
impulsivo hasta el apasionamiento,
desea con ahinco captar la luz en los
colores vivos de sus telas.
EI paisaje, la Iuz, los colores de Ariés
fascinan de igual manera 2 los dos
pintores. Sin embargo, Gauguin concibe
su arte como la interpretacién razonada
que supera la simple representacion:
“No pinte copiando demasiado a la
10 necrépois goloromana, y més torde crisiona,
cde Alsconps inspréo dos artsas, Govgun y
Yon Gogh, numerosas teas n ls que os cif!
cdstingi la infec reiproca.
cxadko de Van Gogh (tes Ayscanps,fuiles
mores Tela, 1888. One, Rismuseum
Kréiler- Malle vega con el contraste que foma el
‘azul de es toncos dela avenida en primer plano
yo alfombra norana de hos mueris que
resala sobre al fondo verde de los prades.
naturaleza; el arte es una abstraccicn
que hay que sacar de la naturaleza,
sofiando frente a ella; y piense sobre
todo en la creacién mas que en el
resultado... Mis obras siquen a buen
ritmo y creo que encontraré en ellas
‘una nota peculiar, mejor, la afimacién
de mis anteriores bisquedas, sintesis de
‘una forma y de un color en los que se
considera sélo el dominante..”
En Les Alyscamps Gauguin dibuja las
formas de la hierba, del agua, de los
setos, de los érboles; domina el color
verde en sus diferentes tonalidades,
resaltado por el naranja de la cortina
de arboles en el segundo plano, por
las pinceladas ocre anaranjado de las,
hojas y por la extraordinaria mancha
roja en primer plano. Aungue sigan en
el terreno de la tradicién, las telas de
1888 levan en s{ mismas las premisas
de una pintura ordenada y reflexiva, su
composicién es sencilla y equilibrada,
de un cardcter a veces decorativo y a
‘veces mistico: esto es el sintetismo.
‘és, 1888. Oleo sobre tele, 92% 73 em.
Pars, Musée Orsay
UA CONPOSICION
‘Aaui le coneruciéa os radon
5 baso on la comergencia de fs lect
dl fa pespecvo cena suovizado y
‘compat por ls curves do los sondros
nl ierb y orl oma dels bole.LA VISION DESPUES DEL SERMON Eamocge he noel Glos elo
En 1688 Gauguin encuentra en £ esqome resco lo 7 7
Pont-Aven al joven Emile Bemard al manera en quo so ha 7 |
que habia conocido dos afios antes, esrucrrooo lo i I
Su reencuentro va a influir compasiiin. H priner 5
profundaments on la manera de 2b ocntyen
pensar y de pintar de Gauguin eels ee
Bernard es a la vez pensador y oe
pintor. Sus conocimientos tedricos y Soy ls sevened
su talento de experimentador, su ala forme conforon
manera de extender los colores lisos ls setos no
sobre formas simples y rodearlos de
un trazo como en las vidrieras 0 en
los esmaltes de Limoges originan un
estilo cuyo nombre, naturalmente,
leva la impronta de esta técnica
particular del esmalte: “cloisonnisme".
Para Gauguin es una manera de salir
del naturalismo impresionista que ya le
venia estrecho. La visién después del
sermén, tanto en la forma como en el
fondo, atestigua claramente la adhesién
de Gauguin a la teoria del
“cloisonnisme" de Bernard. La
infuencia de este tltimo es tan grande
que 41 mismo la reivindica: “En ‘La
visién después del sermén’llevé @
‘cabo no la teorla de los colores, de 1a 0 infuencio de los maestros japoneses (estampa de Hokusai, 1760-1849:
que yo le habia hablado, sino el estilo Los chadores/ on Gouguin se inscribe en une rendencio més genera: los
propio de mis Bretonnes dans la pintors de lo époco estabonvvanente interesodos, podria decrae
‘prairie verte, después de haber fascinados, por el ete aponés.
establecido un fondo de base derivado
del 100, en lugar del amarillo verde,
‘como era el mio. En primer plano situs
los mismos rostros grandes con los.
monumentales gorros de castellanat
Pero Gauguin, aunque se ha inspirado
en la obra de su amigo, esta
convencido de que ha dicho algo
nuevo en su cuadro. Se lo explica a
Van Gogh en una carta de
septiembre de 1888: “Creo que en los
rostros he alcanzado una gran
simplicidad nistica y supersticiosa.
‘Todo muy severo. En mi opinion, en
‘este cuadro el paisaje y la lucha s6lo
cexisten en la imaginacién de los que
rezan, a consecuencia del sermén.”
Emile Bemard:Betonnes dons lo prove vere,
1888, Ole sobre tla. St. Gemoin-en-aye,
ColecisnprvadeEL CRISTO AMARILLO
las cruces bretonas, que con su
roménico rigor o con su exuberancia
gética dominan el cruce de los
‘caminos, las plazas de los pueblos 0
los lugares de paso, son célebres,
Gauguin no pudo pasarlas por alto.
Comienzan con una tela titulada EI
Cristo verde. Toma notas en una
tarjeta de visita que probablemente
se refieren a ella
En el reverso:
“Cruz
piedra fria
en el suelo ~ pensamiento breton
del escultor que explica
la religion a través de su alma,
bretonas con sus trajes
bretones - el color local
bretén.”
Esta descripcién recuerda también El
Gristo amarilio aunque este iltimo
tiene otto origen: se inspira en un
ccruciijo de madera policromada que
se encuentra en la capilla Tremaido
un kilémetro de Pont-Aven.
De 1888 a 1891 Gauguin elige una
paleta cada vez mas antinaturalista,
que hasta nos podria parecer a veces
arbitraria si no supiéramos que nacié
euguin est my
ideniicodo con sv Cito,
contado on lo anrila
poker de lo muerte
Beso con observa!
cuorerto que pints el
risno ao (Ole sobre
tela, 38x46 em
Colecénprvedo) poro