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Queda prohibida la distribución de esta traducción sin la

aprobación expresa del grupo Traducciones Ganimedes, además esta


obra es de contenido homoerótico, es decir tiene escenas sexuales
explicitas hombre/hombre, si te molesta este tema no lo leas, además
que su contenido no es apto para cardíacos.
VILLA BRAC

Libro 1 – Dulce deleite

Libro 2 – Secretos silenciados

Libro 3 – Besando a Reno

Libro 4 – El Fire de Rio

Libro 5 – Calor en aumento

Libro 6 – Las lecciones de Keaton

Libro 7 – Frisco James

Libro 8 – Forjado en Steele

Libro 9 – El deseo de Jordan

Libro 10 – El cowboy de Valentino

Libro 11 – Luchando contra la tentación


RESUMEN

El detective Carmine Bianchi veía como el hombre una vez


poderoso se volvía una cáscara desde que su madre fue asesinada. Su
padre ya no era quien solía ser, y Carmine se negaba a pasar por la
tragedia que ahora era la vida de su padre. Ojalá el destino no hubiera
intervenido y arrojado a un pequeño fey al camino de Carmine,
haciendo que la muralla que había erigido alrededor de él, lentamente
comenzara a desmoronarse.

Turi tenía su propio conjunto de complicaciones. Su padre


estaba tratando de hacer que se apareara con su propio tío. No estaba
de acuerdo con la costumbre de los Elfos de los Bosques de la
endogamia y Turi estaba decidido a huir tanto como pudiera.

Cuando Turi es casi atropellado por un carro, pronto se da


cuenta que el hombre detrás del volante es la otra mitad de su alma.
Desafortunadamente, Carmine deja muy claro que la única razón por
la se queda con él es para ayudarlo con sus problemas.

Pero entre más tiempo pasa Carmine con Turi, más se da cuenta
que la lucha por mantener a Turi a distancia es una batalla que su
corazón estaba decidido a ganar.
Capítulo 1

—¿Qué jodidos? —El detective Carmine Bianchi pisó los


frenos, el carro coleteó mientras se detenía, rezaba por no haber
golpeado al chico que salió corriendo delante de él. Su maldito
pie estuvo cerca de atravesar el suelo mientras rezaba por
detenerse a tiempo. ¿De dónde infiernos había salido?

Se mantuvo sentado en su carro un momento, tratando de


que su corazón bajara de su maldita garganta. ¿Alguien
acababa de salir corriendo delante de él? Sabía que la respuesta
era sí, Carmine abrió la puerta del carro y salió a la carretera. Se
acercó a la parte delantera del carro y vio al hombre que había
caído de rodillas.

No había golpeado al hombre. Carmine estaba seguro. Pero


se veía un poco conmocionado. —¿Estás bien?

El hombre estaba allí arrodillado, mirando a Carmine con una


muy compleja expresión en su rostro. El chico parpadeó un par
de veces mientras se ponía de pie, sacudiéndose el polvo con las
manos. —Lo siento.

Sí, decir lo siento no habría evitado que Carmine realmente


golpeara al chico. Pero por la forma en que el hombre se veía de
decaido, Carmine no podía seguir enojado.

Carmine se acercó más para asegurarse de que el chico


estuviera realmente bien cuando el aroma más embriagador
entró en sus pulmones y su corazón se aceleró. Olfateó el aire
mientras veía los grandes ojos verde esmeralda y sintió que algo
dentro de él encajaba en su lugar. Su oso negro gruñó

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suavemente mientras Carmine ladeó la cabeza hacia un lado,
estudiando al pequeño hombre.

—¡Oh, no! —El hombre dio marcha atrás, su largo y negro


cabello balanceándose con la brisa mientras sus ojos se
agrandaban—. Esto no puede estar pasando.

Bueno, no era exactamente como Carmine imaginaba


encontrarse con su pareja.

Casi atropelló al hombre y ahora el chico se veía como si


estuviera a punto de desmayarse. —¿Por qué corrías en medio de
la carretera?

—Para alejarme —su pareja le respondió a Carmine como si


debiera haber sido obvio. Se mordía el labio inferior y sus ojos
recorrían todo el lugar.

—¿De quién? —Carmine sacó su arma, mirando alrededor de


la desierta carretera. No vio ninguna amenaza inmediata. El
hombre veía por encima del hombro, sus ojos viendo en todas
direcciones. Carmine sabía que buscar. Había sido detective
durante demasiados años. Este chico definitivamente huía de
alguien—. ¿Quién está detrás de ti?

—Tengo que seguir adelante —dijo el hombre cuando


empezó a darse prisa para alejarse.

Carmine extendió la mano y lo atrapó... la esencia... no


estaba seguro. —¿Qué eres?

—Alguien aterrado —respondió el hombre en un alto


chillido—. Ahora bien, si no te importa... —Trató de dar un jalón a
su brazo, pero Carmine se mantuvo firme.

—Me importa. ¿De qué estás huyendo? —le preguntó con un


poco de más firmeza. Carmine no era el tipo de persona que le
gustara ser desobedecido.

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—Problemas —el pequeño hombre siguió jalando su brazo—.
¿Te importaría dejarme ir, así podre correr?

Carmine había tenido suficiente. El detective en él se hizo


cargo, no había manera de que dejara ir al hombre. Él era un
hombre muy dominante y, normalmente, no dejaba que alguien
le hablara con rodeos. Pero este hombre no era su sumiso, así que
Carmine no podía castigar al hombre por su insubordinación.

Pero una cosa era segura. El chico estaba en problemas y


Carmine iba a ayudarlo. —¿Por qué no dejas que te lleve?

—Yo no subo a carros de extraños. Además, no voy a


ayudarte a buscar a tu mascota perdida y no me gustan los
dulces. —Su pareja golpeó la mano de Carmine varias veces, por
lo que Carmine gruñó—. Ahora deja que me vaya antes de que
suene mí no-puedes-acercarte-a-mi-cuerpo silbato.

Dejando su arma, Carmine se rascó la corta barba. No


estaba seguro de qué hacer con el nervioso hombre. Nunca
había encontrado a nadie como él antes. Vio un silbato rojo
colgando de una banda de plástico en espiral alrededor de la
muñeca del chico. —Sabes que somos pareja, ¿verdad?

El hombre dejó de luchar y exhaló con fuerza. —¿Qué pasa


con todos tratando de emparejarse conmigo? Sólo que no quiero
esa complicación —golpeó la mano de Carmine de nuevo—.
Vete.

Carmine sintió sus entrañas hervir ante la idea de otra


persona tratando de acoplarse a un hombre que le pertenecía.
Era una reacción instintiva, una que Carmine sabía que ni siquiera
iba a examinar en este momento, si es que alguna vez lo hacía.

—Dime quién está detrás de ti... ¿Cómo se llama?

—Jesús —el chico gimió cuando dejó caer sus hombros—. Te


dije que no voy a tomar un caramelo de ti.

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Carmine quería golpear su cabeza contra el coche.
Obviamente el chico no mostraba toda su mano. Veía a Carmine
como si fuera una especie de maldito depredador. Bueno, lo era,
pero no del tipo que este pequeño nervioso hombre insinuaba.

—Entra en la parte de atrás de mi carro. —Carmine estaba


cansado de jugar. El hombre iba a hacer lo que él le decía o
Carmine iba a azotar su… —no, no iba a hacerlo. No pensaba
reclamar al hombre así que no podía azotarlo. No habría juegos,
ni bondadge1, ni nada de eso. Carmine iba a ayudar al hombre,
y eso era todo.

—¿Por qué? —el chico gritó mientras trataba una vez más de
liberarse.

—Soy un detective y te voy a arrestar. —Sólo tenía que


averiguar cuáles serían los cargos. Pero meter a su pareja en el
carro era mejor que seguir corriendo en círculos persiguiendo su
cola. A Carmine casi se le estaba acabando la paciencia. Era
evidente que alguien estaba detrás del chico y él iba a proteger
a su pareja ya fuera que el hombre lo quisiera o no.

Era su trabajo. Había jurado proteger a aquellos que no


podían protegerse a sí mismos y alejar a los malos. Aunque no
veía a ningún malo ahora.

—¿Cómo sé que dices la verdad?

Carmine metió la mano en el bolsillo de atrás y sacó su


billetera, abriéndola para mostrar su placa.

El hombre no parecía muy convencido. —Mi primo tiene una


de esas. Lo compró en una tienda de curiosidades.

1
Bondage del inglés bind maniatar se aplica a los encordamientos eróticos ejecutados sobre una persona
vestida o desnuda. Los atamientos pueden hacerse sobre una parte o sobre la totalidad del cuerpo, utilizando
generalmente cuerdas especiales que pueden encontrarse en cualquier tienda de artículos sexuales, también,
con cierta frecuencia, cadenas, el fin es limitar el movimiento.

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Carmine no dijo ni una palabra más. Guardó la cartera en su
bolsillo trasero y jaló a su pareja a la parte trasera de su carro. —
Creo que vamos a ver si estoy diciendo la verdad cuando estés
sentado en la cárcel.

—Está bien, está bien —dijo el hombre a toda prisa mientras


trataba de detenerlo arrastrando los pies—. Te creo. Pero no me
has dicho por qué me están arrestando.

«Por ser tan terco».

—Para evitar que te lastimes —respondió—. Ahora entra a la


parte de atrás.

—Turi, mi nombre es Turi. ¿Ahora vas a dejar que me vaya?

¿El chico hablaba en serio? Su mañana se había jodido. Ya


iba tarde. Su alarma no había sonado. No tuvo agua caliente, de
modo que ni siquiera había tenido la oportunidad de tomar una
ducha caliente. Y su carro le estaba dando problemas. Era un
milagro que la maldita cosa encendiera.

«Y ahora esto».

—Estoy a cinco segundos de esposarte, Turi.

Turi levantó el brazo, moviéndolo frente a Carmine. No sólo


estaba el silbato rojo allí, sino un delgado brazalete de acero. —
Ya estoy esposado. Ellos me colocaron el maldito brazalete.
¿Cuántas cosas peores pueden pasarme?

—Puedes ser arrestado —Carmine le recordó al pequeño


hombre—. Ahora dime quién está detrás de ti. —Odiaba ser un
imbécil con el chico, pero Turi no le dejaba otra opción. No había
manera de que Carmine dejara que se fuera, cuando el hombre
estaba en peligro.

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—Toda mi tribu. —Turi parecía a punto de llorar—. No puedo
dejar que me encuentren. Tienes que dejar que me vaya para
que pueda correr de nuevo al rancho de los Lakeland.

Carmine conocía a los Lakeland. No estaba seguro de como


estaban involucrados en todo esto. Quizás debería ir a su rancho.
Estaba bastante seguro de que obtendría algunas respuestas de
ellos más rápido de lo que las obtendría de Turi.

—Vamos. —Carmine abrió la puerta del pasajero—. Te llevaré


con ellos.

Turi le dirigió una mirada de soslayo. —No me estás


engañando, ¿verdad?

—Sí, en realidad te llevaré a mi laboratorio secreto donde


tengo pensado experimentar contigo. —Antes de que su pareja
pudiera protestar, Carmine cerró la puerta del carro. ¡Qué jodida
mañana!

Turi tocó en la ventana cerrada. Carmine lo miró.

—Si intentas algo, te voy a patear las bolas —dijo a través del
vidrio, agitando su silbato hacia Carmine.

Carmine puso los ojos en blanco mientras caminaba hacia el


lado del conductor de su carro. El hombre estaba fuera de sus
cabales. Sin embargo eran pareja y Turi amenazaba con causarle
daño corporal si lo tocaba. No es que tuviera previsto tocar a Turi.
Carmine no había estado buscando a una pareja y una relación
era lo último que quería.

Entrando en el lado del conductor, Carmine se preguntó si


esto valía la pena el dolor de cabeza que empezaba a palpitar
en su cabeza.

Turi suspiró y se giró hacia Carmine. —Mira, sé que eres mi


pareja. Pero mi vida es un poco demasiado complicada en estos
momentos. No necesito arrastrarte a este sórdido lío.
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Carmine empezó a conducir, reflexionando sobre las
palabras del hombre. Se quedó en su asiento, relajado. Se alegró
de que estuvieran en la misma página.

Carmine tampoco necesitaba la complicación. —Te puedo


ayudar, Turi.

Alargó el brazo para acariciar la pierna del hombre, nada


más que un amistoso gesto cuando oyó un corto pitazo que
provenía del silbato del chico. Giró la mirada y vio la cosa roja
que colgaba de los labios del hombre.

—Quédate en tu lado —Turi advirtió mientras jalaba su pierna


lejos de Carmine—. Te lo dije, no necesito complicaciones.

Apartando el brazo, Carmine sabía que no podía llegar al


rancho de los Lakeland con la suficiente rapidez. El chico estaba
jodidamente loco. Quería tomar el maldito silbato y tirarlo por la
ventana. Carmine no tenía un palo en el culo, pero tomaba las
cosas más en serio de lo que este hombre parecía hacer. No
estaba seguro de si se trataba de la verdadera personalidad de
Turi o si el hombre estaba jugando con él al tonto.

De cualquier manera, Carmine no estaba tan seguro de que


encontrar a su pareja fuera una buena cosa. Por supuesto que
sabía lo importante que era, pero no todos los shifter lanzaban
fuegos artificiales cuando encontraban a su otra mitad.

Carmine estaba bastante contento con su vida. Como dijo


Turi, no necesitaba la complicación de una pareja. Ayudaría a
Turi, pero reclamarlo, eso no iba a suceder. Lo único que quería
hacer en ese momento era llevar a Turi al rancho, averiguar quién
estaba tras él, y resolver lo que estaba pasando. Nada más y
nada menos.

—¿Está seguro de que me llevas al rancho de los Lakeland?

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Frotándose la sien, Carmine asintió. Llevaba una vida muy
tranquila y sin complicaciones. Había trabajado muy duro para
que fuera de esa manera. Por qué el destino le había dado un
loco bocón, estaba más allá de él. Se sentó allí maldiciendo en
silencio al destino, incluso por darle una pareja. Carmine alejó las
imágenes que no quería enfrentar en estos momentos. Pero esos
pequeños destellos que le habían llegado sólo le recordaban por
qué tenía un muro a su alrededor.

Levantó la vista cuando oyó pitar otra vez el pequeño silbato.

—Tu mano se está acercando demasiado —Turi dijo mientras


asentía hacia la mano derecha de Carmine que estaba
descansando en la consola entre los asientos.

—¿En serio? —Realmente tenía que sacar a este chico de su


carro. Esperaba como el infierno que Turi en realidad conociera a
los Lakeland. Sería sólo su suerte llegar al rancho para que los
cambiaformas le dijeran que no tenían ni idea de quién era Turi.

—Gracias por el aventón —dijo Turi y luego agregó—: Si


realmente me estás llevando al rancho de los Lakeland. Si no lo
estás haciendo, entonces me retracto de mi agradecimiento.

—Mira, ¿puedes quedarte en silencio el resto del camino? —


Carmine ya estaba tratando de olvidar que había conocido a su
pareja. No necesitaba a Turi confundiéndolo más. Carmine no
quería seguir escuchando el ligero tono del hombre. Sería mejor si
el chico no hablara. Sería más fácil a la hora de olvidarlo.

Finalmente llegaron al rancho, y por suerte, Turi no había


hecho sonar su silbato. Carmine no sabía por qué los Lakeland
habían salido al porche, pero estaban allí, observándolos.
Esperaba no tener que explicar mucho, especialmente ya que no
sabía absolutamente nada de lo que estaba pasando. Iba a
tener que averiguar si él iba a necesitar ayudar a Turi, pero
distancia era lo que más necesitaba en ese momento.

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Al salir de su carro, Carmine les hizo un gesto amistoso. —
Buenos días.

—Buenos días —respondió el hombre mientras bajaba las


escaleras.

Carmine señaló hacia Turi. —¿Lo conoces?

«Por favor, deja que el hombre diga que sí».

El hombre miró a Turi y Carmine pensó que iba a decirle que


no. Carmine no estaba seguro de lo que iba a hacer si Turi le
había engañado sobre que conocía a los Lakeland. Pero, el
hombre inclinó la cabeza. —Sí, pero no pensé que regresaría tan
pronto.

¿Qué significaba eso? ¿Turi había causado problemas aquí?


Carmine esperaba no estar trayendo a su pareja a un lugar en
donde no lo querían. Se llevaría al chico con él a la estación y
averiguaría por su propia cuenta qué estaba pasando, pero Turi
era inflexible acerca de no ir a ninguna parte con Carmine.

Estaba bien con eso.

Turi levantó el brazo en el aire. —Ellos me pusieron un


brazalete, Riley.

—Veo que aún tienes el silbato. —Riley observó la muñeca de


Turi. Parecía que Carmine no era el único con el que había hecho
sonar su silbato.

—Dice que está huyendo de su tribu. —Carmine cruzó los


brazos sobre el pecho y se apoyó en el carro, manteniendo los
ojos apartados del nervioso chico—. ¿Qué me puedes decir sobre
eso?

Riley se giró hacia Carmine. —Lo siento, no recuerdo tu


nombre.

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Carmine se enderezó y le tendió la mano. —Detective
Carmine Bianchi.

—Riley Lakeland —dijo mientras estrechaba la mano de


Carmine—. ¿Cómo encontraste a Turi?

—Casi lo atropello a algunos kilómetros de aquí. —Carmine se


apoyó en el carro una vez más—. Corrió justo en frente de mí. —
Quería saber cómo los Lakeland conocían a Turi. Carmine podría
estar luchando con la forma en que debería manejar la situación
con su pareja, pero su oso negro estaba siendo muy protector—.
¿Cuál es su historia?

—Um, podrías preguntarme —dijo Turi, que parecía un poco


molesto—. Estoy aquí de pie.

Carmine a regañadientes miró al chico. —Te lo he


preguntado, pero te niegas a decirme algo con lo que pueda
trabajar.

—Eso es porque estabas tratando de emparejarte conmigo.

Los ojos de Riley se abrieron ligeramente mientras veía de


Carmine a Turi. ¿Había estado tratando de emparejarse con Turi?
¿De dónde infiernos sacó el chico esa idea? Riley se rascó la
barbilla y luego sacudió la cabeza. —¿Turi es tu pareja?

Carmine y Turi se miraron el uno al otro. —Sí —dijeron los dos


al mismo tiempo.

—No es que esté interesado —dijo Turi mientras se dirigía a la


casa—. Tengo suficientes problemas tratando con mi irracional tío
y mi convenenciero padre.

La puerta de malla se cerró detrás de Turi. Carmine miró a


Riley levantando una ceja. —Traté de averiguar lo que estaba
sucediendo, pero ese chico está más loco que una cabra.

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—Su padre está tratando de acoplar a Turi con su tío —dijo
Riley un poco demasiado a la defensiva—. Yo también estaría
furioso. No se puede culpar al hombre por estar un poco loco.

Carmine se estremeció ante la idea de acoplarse con su tío.


No es que no le gustara su tío Mike, pero el tipo no era su pareja
ideal —porque era de la familia. —Nunca he oído hablar de que
traten de emparejarte con parientes.

—Es fey. Es una práctica común entre los Elfos de los Bosques
y los Elfos de las Sombras. El hecho de que no entiendas sus
costumbres no quiere decir que las devalúes.

Wow. ¿Por qué Riley defendía a Turi y a su gente tan


fervientemente? —No estaba juzgando. Todo lo que estoy
diciendo es que Turi parece muy en contra de eso.

—Acaba de convertirse en adulto —dijo Riley—. Y a veces los


jóvenes no saben lo que es mejor para ellos. Pero en mi opinión, si
Turi no quiere emparejarse con su tío, entonces no debería tener
que hacerlo.

Ahora ¿no era Riley Lakeland una gran contradicción?


Defendía las costumbres de los elfos, pero estaba a favor de
proteger a Turi.

—Dijo que estaban detrás de él. —Carmine miró hacia la


casa, preguntándose cuál era la historia completa de Turi. Su
mente comenzó a trabajar a la manera en que lo hace un buen
detective. ¿Su tío habría hecho avances hacia Turi antes de que
llegara a la edad adulta? ¿Qué estaba su padre tratando de
ganar haciendo que su hijo se emparejara con un pariente? Esas
fueron las preguntas que necesitaban ser contestadas si iba a
ayudar al chico.

Riley asintió. —Vino a nosotros en busca de ayuda antes, pero


los Elfos de los Bosques lo encontraron y lo llevaron de regreso. El

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Ultionem se suponía que investigaría lo que estaba pasando.
Supongo que Turi no esperó la decisión.

Y Carmine tampoco lo hubiera hecho. Turi no debería ser


forzado a aparearse con alguien con el que no quería estar.
Además ahí estaba el más grande factor de todo.

Turi le pertenecía a Carmine. Bueno, así sería, sólo si Carmine


reclamaba a Turi. Pero no iba a dejar que nadie tocara al chico.
Carmine gimió para sus adentros.

Ahora, ¿quién era la contradicción andante?

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Capítulo 2

Turi estaba al lado de la ventana, mirando como Riley y


Carmine hablaban. Quería golpearse la cabeza contra la pared
por la forma en que había actuado. Pero en su defensa, Turi
siempre enloquecía un poco cuando se enfrentaba a situaciones
de estrés.

Había estado reacio a entrar en el carro de Carmine después


de lo que le había sucedido cuando era más joven. Un hombre
había secuestrado a Turi y casi lo viola. Su primo le había dado el
silbato para su seguridad. Su reticencia era muy comprensible.
Turi no le iba a decir a todos por qué se resistía a ir a alguna parte
con un extraño.

Ese era su asunto.

—Supongo por el brazalete en la muñeca que no se te


otorgó inmunidad.

Girándose, Turi sintió que su corazón latía más rápido cuando


vio a Malcolm de pie con los brazos cruzados sobre su enorme
pecho. Tenía miedo de decir algo. ¿Qué pasaría si Malcolm se
enterara que se había escapado de la tribu y lo hacía volver?

No había manera de que regresara. —¿Sólo estoy de visita?

Turi nunca había vagado fuera de su tribu —aparte de


cuando fue secuestrado cuando era más joven. Había pasado
toda su vida con los elfos. La primera vez que había huido de la
tribu fue para encontrar a Abe. El mundo moderno había sido un
gran choque cultural para él. Seguía sorprendido por el mundo
moderno.

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—Inténtalo de nuevo —dijo Malcolm mientras entraba más
en la sala—. Acabo de recibir una llamada de Maverick. Tu padre
está exigiendo tu regreso.

—Por favor no me hagas regresar —Turi susurró mientras sentía


las lágrimas obstruir su garganta. No quería ser acoplado a su tío.
Nunca estuvo de acuerdo con las costumbres de la endogamia.
A pesar de que Turi no podía engendrar a un niño, porque era un
hombre, él realmente creía que cualquiera debería ser capaz de
elegir con quién quería estar.

A pesar de que había actuado como si no quisiera a


Carmine, eso estaba lejos de ser verdad. Pero, ¿qué se suponía
que debía hacer? Su pareja había dejado muy claro que no
quería a Turi. Un ciego podría haber visto la forma en que
Carmine se había mantenido a distancia, física y
emocionalmente.

—Hijo, no voy a obligarte a hacer nada. —Malcolm tomó


asiento en el sillón—. Como te dije antes, eres más que
bienvenido a quedarte aquí.

Turi miró por la ventana, con los ojos sumergidos en su pareja.


Quería desesperadamente regresar corriendo y rogarle a
Carmine que lo quisiera. Pero el miedo al rechazo tenía un férreo
control alrededor de Turi. El shifter oso era grande, hermoso, con
un aspecto oscuro que llamaba a Turi en todos los sentidos.

Le gustaban especialmente sus ojos café. Llamaban a Turi en


formas que no entendía. Y probablemente nunca lo hiciera. El
detective Carmine Bianchi no lo quería. Oh, él quería ayudarle,
pero eso era todo.

—Tienes una pareja muy servicial —dijo Malcolm desde el


sillón—. No todo el mundo arriesgaría su cuello para ayudar a un
extraño.

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Los dedos de Turi sostenían las cortinas mientras observaba a
Riley decirle algo a Carmine y luego Carmine echó la cabeza
hacia atrás y soltó una carcajada. Sabía que había actuado un
poco fuera de lo común, pero no lo suficiente como para que su
pareja quisiera deshacerse de Turi.

—Supongo —Turi finalmente respondió. No había manera de


que regresara a casa, pero le dolía ver al cambiaforma oso
negro, ahí de pie, siendo amistoso con Riley mientras Turi se venía
abajo en el interior —literal y figurativamente.

—¿Cómo te pusieron el brazalete en la muñeca? —Malcolm


preguntó, su voz profunda sacando a Turi de sus pensamientos.
Echó un vistazo por encima del hombro, sintiendo un extraño
consuelo agitarse en su interior mientras veía al padre del clan de
los osos.

A pesar de que Egon y su padre eran hombres fieros y


temidos, había una tranquila fuerza en Malcolm. Turi podría decir
que este hombre no actuaba como un fanfarrón pavo real. No,
Malcolm llevaba su fuerza como una manta familiar y el hombre
estaba cómodo así.

—Cuando me llevaron de regreso a la tribu, mi padre lo


colocó en mi muñeca. —Turi se apartó de la ventana y se sentó
en el sofá, juntando las manos entre las rodillas. ¿Por qué no
podía tener a Malcolm de padre? No había manera de que este
hombre le obligaría a hacer nada. Él era un padre amable y
gentil, que se imponía cuando era necesario, pero no se le
ocurriría hacer que alguno de sus hijos hiciera algo en contra de
su voluntad.

—¿Alguna vez te dijo por qué quería que te emparejaras con


tu tío?

Turi se encogió de hombros, avergonzado de que su vida


personal fuera expuesta a la luz en donde todos pudieran verla.

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—Prestigio. Los Elfos de los Bosques solían ser una raza muy
tranquila. Pero desde la guerra, muchos se volvieron egoístas y
egocéntricos. Incluso después de que la guerra terminara, la
mayoría muestra sus verdaderos colores. Mi padre cree que tener
a su hijo acoplado a uno de los ancianos traerá honor y estatus a
nuestra familia.

—Nunca entenderé hombres así, Turi. —Malcolm apoyó las


fuertes y con cicatrices manos sobre su estómago—. La familia es
lo más importante del mundo. No se supone que se jodan, sino
que se cuiden entre sí.

Así es como Turi lo sentía. No estaba de acuerdo con algunas


costumbres de los Elfos de los Bosques —como la endogamia y
cerrarle el paso a cualquier persona que no fuera de su raza.
Para él, darle la espalda a su propio pueblo porque el destino le
diera a una pareja que no fuera un elfo era totalmente egoísta y
ridículo.

—Bueno —dijo Malcolm—. Eres más que bienvenido a


quedarte aquí durante todo el tiempo que quieras. Sterling podría
utilizar tu ayuda con los animales ya que Abe se ha emparejado y
dejó el rancho.

Turi asintió, pensando en cómo se había arriesgado para ir


con Abe para obtener ayuda. Había valido la pena, porque
había conocido a una gran familia que estaba dispuesta a
ayudarlo. Aunque Turi odiaba meterlos en esto, no tenía otra
opción si quería salvarse de emparejarse con su tío.

Cuando se abrió la puerta de malla, Turi levantó la vista para


ver a Riley y tragó saliva cuando Carmine entró detrás de éste.
Turi no estaba seguro de qué decir o hacer. Rezó como el infierno
para no abrir la boca y dejar salir cosas estúpidas.

Ya había tenido bastante de eso por un día.

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—Pa, el detective Carmine Bianchi. —Riley hizo un gesto
hacia la pareja de Turi.

Malcolm se levantó, estrechando la mano de Carmine. —Es


un placer conocerte. Soy Malcolm Lakeland.

Turi observó mientras se intercambiaron los saludos, sintiendo


que su corazón latía más rápido cuando robó miradas a su
pareja. El hombre parecía tan seguro, tan a gusto consigo mismo.

—Él es el que trajo a Turi aquí después de que casi lo


atropella en el camino de regreso.

Malcolm se giró hacia Turi, arqueando una ceja. —¿Olvidaste


mencionarme eso?

Turi se encogió de hombros.

—También ha accedido a llevarse a Turi y mantenerlo a


salvo.

La cabeza de Turi se levantó, mirando a los tres hombres. No


quería irse. El lenguaje corporal de Carmine le decía que no lo
quería. Sabía que le había dado una mala primera impresión,
pero no era tan horrible para que su pareja lo evitara.

—¿Lo has hecho? —Malcolm le preguntó mientras regresaba


a su asiento.

Turi sintió que sus manos empezaban a sudar. No quería irse


de aquí. No quería estar con un hombre que en realidad no lo
quería —ayuda o no ayuda.

—Puedo quitártelo de las manos —dijo Carmine mientras


seguía de pie junto a la puerta.

El chico no dijo nada acerca de que Turi era su pareja y que


quería mantenerlo a salvo.

«Puedo quitártelo de las manos».


LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 21
Lo dijo como si Turi fuera un maldito animal a la venta. Diría
mascota, pero los Elfos de los Bosques no creían en las mascotas.
Sentían que todos los animales servían para un propósito, ya sea
para alimentar o vestir a su pueblo, pero no para encariñarse a
ellos.

—Eso haría más difícil que alguien te encontrara —Malcolm le


dijo a Turi.

¿Malcolm realmente iba a hacer que se fuera? Turi estaba


empezando a sentir estrés de nuevo. —Lo siento, me ofrecieron
un trabajo aquí. —Se tragó el resto de lo que iba a decir.

—Pero hijo, tu pareja se ha ofrecido a cuidar de ti —le dijo


Malcolm.

Turi se enderezó con las manos en puños a los costados,


sintiendo su ira crecer. —No, él se ofreció a quitarme de tus
manos. Por lo que sé, podría estar planeando mi muerte. ¿Qué
tan bien lo conocemos realmente? Podría ser una especie de
asesino en serie, a la espera de tenerme a solas para poder
ocultar el cuerpo.

—Uh, Turi —comenzó Carmine y Turi odiaba que le gustara


escuchar su nombre en los labios de su pareja—. Ya estuvimos
solos.

Turi levantó su silbato, agitándolo frente a Carmine. —Trata


de acercarte y lo tocaré.

Carmine se apoyó contra la pared y Turi podría decir que el


tipo no tenía ganas de hacerlo. Se sentía obligado. Estaba en su
postura, su expresión facial y la forma en que se apoyó, como si
realmente no quisiera estar aquí.

—Estoy bastante seguro de que tu pareja no es un asesino en


serie —dijo Riley. Podría decirse que Riley estaba confundido por

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 22


la renuencia de Turi. Esto se debía a que el hombre no podía
sentir lo que Turi sentía. Carmine no lo quería.

—¿Por qué, porque es un detective? —preguntó Turi—. No


soy tonto. Mi primo me dijo que los policías pueden ser tan malos
como todo el mundo.

—Eso es cierto.

Turi se sorprendió de que Carmine estuviera de acuerdo con


él. Pero, ¿dijo que había malos policías o que él era un mal
policía? En su corazón, Turi sabía que Carmine no lo era, pero aun
así no quería irse con un hombre que no lo quería.

—Yo me quedo.

—¿Por qué eres tan terco? —Carmine preguntó mientras se


enderezaba de la pared. Turi podía ver la ira en los ojos.

—¿Por qué eres tan amable? —le respondió.

Carmine levantó las manos mientras se alejaba y Turi quería ir


hacia el hombre, para decirle que le encantaría que Carmine le
ayudara. Pero su pareja seguía actuando como si Turi fuera una
obligación.

Estaba esperando a que le dijera algo acerca de que eran


pareja o que quería hacer esto porque no quería ver que le
pasara nada. Pero todo lo que Carmine había dicho era que iba
a quitar a Turi fuera de las manos de los Lakeland.

Eso no era lo suficientemente bueno para él.

Podía ver la frustración en los hombros de Carmine. Estaban


rígidos y tensos. Cuando su pareja se dio la vuelta, vio la molestia
en los ojos del hombre. —No voy a obligarte a ir conmigo.

—Si es así, yo sólo desapare… —Turi se detuvo a mitad de la


frase cuando recordó el brazalete en su muñeca. No podía

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 23


desaparecer hacia ningún maldito lugar. En su lugar dijo—: Te
patearé las bolas.

—¿Qué te pasa con amenazar mi maldita ingle?

Turi se encogió de hombros.

No tenía ninguna intención de patear a Carmine en ningún


lugar, pero él se sentía atrapado y sin salida. Era la misma
sensación que tenía cuando estaba frente a su padre. A Turi no le
gustaba sentirse atrapado.

—Ellos ya te encontraron una vez aquí —señaló Malcolm—.


Nunca se les ocurriría buscarte con Carmine.

—Voy correr el riesgo. —Turi empezó a caminar hacia la


cocina, pero Riley le cerró el paso.

—¿Por qué estás siendo tan malo con tu pareja? —La


pregunta no fue hecha con ira ni con sarcasmo. Aun así, Turi no
quería estar allí y decirle a los Lakeland que su pareja estaba
haciendo esto por algún retorcido sentido del deber.

Si pronunciaba las palabras en voz alta, entonces sería cierto.


Una pequeña parte de él estaba rezando para que no lo fuera.
Turi era ingenuo, pero ni una sola vez se mintió a sí mismo. Podría
haber estado protegido toda su vida dentro de la tribu, pero eso
no significaba que no fuera capaz de reconocer cuando alguien
realmente no lo quería.

Riley probablemente convenció a su pareja a aceptarlo,


cuando estaban afuera. Carmine se había ofrecido, pero una vez
más, solo por obligación.

Él estaba empezando a odiar esa palabra.

Turi sólo quería escapar, salir de debajo de los escrutadores


ojos. Aquí nadie entendía que Turi se negara a ser carga de
nadie. Su padre, durante toda su vida, constantemente le

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 24


recordaba que debería estar agradecido por su sacrificio. Su
padre le había dicho una y otra vez que lo había tenido que criar
solo.

No iba a dejar que Carmine hiciera una maldita cosa. Sólo


causaría resentimiento y Turi no podría soportar que su pareja se
resintiera contra él.

Girando la cabeza, miró a Malcolm, suplicándole con la


mirada que no lo obligara a irse con el hombre. Estaba cansado
de que todo el mundo intentara obligarlo a hacer cosas que no
quería hacer. Todo lo que Turi quería era ser feliz y tener la opción
de tomar sus propias decisiones.

Carmine soltó un sonido de disgusto, haciendo que Turi se


girara hacía él. —No tienes que rogarle a Malcolm. —Su tono
estaba lleno de malestar.

Turi no entendía por qué Carmine estaba actuando de esta


manera. Creía que Carmine estaría más que feliz de deshacerse
de Turi. Estaba confundido por los mensajes contradictorios que el
tipo le estaba enviando.

—No soy un maldito monstruo y no voy a obligarte a que te


vayas a ningún lado conmigo.

Turi observó como Carmine golpeó con la mano la puerta de


malla y salió, cerrándose detrás de él. Carmine era el que no
quería a Turi, entonces ¿por qué Turi se sentía como un tonto en
este momento?

Carmine lo tenía tan malditamente confundido.

—Ve a hablar con él —le dijo Malcolm a Riley antes de darle


su atención a Turi. El hombre parecía estar a punto de perder su
temperamento. Él sabía cómo se sentía. —¿Te importaría decirme
por qué fue todo eso?

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 25


Los ojos de Turi parpadearon hacia la puerta y luego al suelo.
Incluso en su cabeza sonaba estúpido, incluso si era cierto. —Él
dejó muy claro que no me quiere, Malcolm.

Los rasgos de Malcolm se suavizaron mientras dejaba


escapar un largo suspiro, poniendo sus manos sobre sus caderas
mientras miraba desde la puerta hacia Turi. —Llámame Pa.

La invitación a llamar a Malcolm de una manera más familiar


estuvo a punto de hacer llorar a Turi. ¿Por qué su padre no podía
tener este tipo de comprensión?

¿Por qué había crecido con una figura parental fría y


distante? La vida parecía tan injusta a veces, a pesar de que Turi
no era de los que lloran por su desgracia. Aceptaba la mano que
le había tocado y vivía lo mejor que podía. —¿Por qué iba a irme
con él, Pa?

Pa colocó su fornido brazo en los hombros de Turi guiándolo a


la cocina. Turi lo siguió obedientemente, aunque sintiera su
corazón roto. Carmine debería haber sido la única persona en la
que Turi debería haber sido capaz de confiar. En cambio, su
pareja lo estaba tratando como un leproso. No lo entendía. ¿Era
tan malo estar emparejado a él?

Turi no lo creía. Era un poco peculiar, pero no tanto para que


Carmine lo rechazara. —A veces un hombre puede ser un
cabeza dura. Es una cosa muy rara cuando dos personas
predestinadas a estar juntas se rechazan mutuamente. Yo diría
que esto fue un shock para Carmine y él sólo necesita tiempo.

—Pero, ¿qué si realmente me rechaza? —Ese pensamiento le


dolía como el infierno.

Turi contuvo las verdaderas emociones que querían salir. No


iba a llorar y no iba a gritar lo injusto que era eso. Si Carmine
realmente no lo quería, Turi aceptaría eso. No le gustaba, pero

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 26


aceptaría ese hecho y seguiría adelante sin la otra mitad de su
alma.

Pa se rio mientras palmeaba a Turi en el hombro. Turi casi se


dobló bajo la fuerte mano del hombre. —Si él realmente te
estuviera rechazando, Turi, te habría dejado en ese camino y
seguro que no se habría ofrecido a ayudarte. Los osos —sin
importar sus subespecies— pueden ser tan tercos como el día es
largo. Él recobrará el sentido.

Turi no estaba muy seguro de eso. Carmine había actuado


como si Turi fuera una molestia desde que puso los ojos en él. A
pesar de que se había ofrecido a ayudarlo, aún podía sentir la
resistencia saliendo del hombre.

La vida de Turi ya estaba bastante complicada. ¿Por qué el


estar con su pareja no podía ser más fácil? Parecía que estaba
condenado a una jodida vida llena de complicaciones. A estas
alturas debería de estar acostumbrado, pero no lo estaba. Quería
a Carmine, incluso si su pareja no lo quería. ¿Qué tan jodido era
eso? El pensamiento lo deprimía como el infierno.

—¿Te importa si voy a encontrarme con Sterling?

Quizás podría lanzarse a trabajar y olvidar que su corazón


estaba roto. Valía la pena intentarlo. ¿Qué tenía que perder? Oh
sí, a su pareja.

Pa retiró su brazo del hombro de Turi y señaló con la cabeza


la puerta trasera. —Ten cuidado ahí afuera. Ellos te encontraron
una vez, Turi. Estoy bastante seguro de que éste será el primer
lugar donde busquen.

Turi estaba bastante seguro de que no importaba donde se


escondiera, su padre y su tío lo encontrarían. No importaba si se
quedaba escondido en su habitación arriba de las escaleras o
corría por el rancho. Si lo querían, sería sorprendido donde fuera.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 27


Y como Carmine le rechazaba, Turi no podía reunir los
sentimientos para que le importara lo que le pasara.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 28


Capítulo 3

—Joder, él es terco —Carmine dijo mientras observaba a Turi


caminar hacia el corral. Había entrado cuando Malcolm había
salido al porche a decirle que su pareja había salido por la puerta
trasera. Carmine lo miraba desde la puerta de la cocina, pero no
donde Turi pudiera verlo.

Estaba luchando contra la tentación de ir hacia el hombre.


Carmine sabía que no podría manejar el tener pareja. Pero, joder,
si su cuerpo quería escuchar. No importaba a dónde Turi fuera
lentamente él flotaba en esa dirección. Tan pronto como se
enteró de que Turi había salido, Carmine estaba en la puerta de
atrás como un cachorro perdido. ¿Qué jodidos le pasaba?

Había estado solo todo este tiempo. A estas alturas debería


de estar acostumbrado a su soledad. Pero no importaba lo
mucho que internamente se sermoneara, Carmine buscaba a
Turi.

—¿Café? —Malcolm se acercó hacia el mostrador, por una


taza de café.

Carmine asintió. Se quedó en la puerta de atrás, mirando a su


pareja mientras el aroma del café recién molido llenaba la
cocina. Estaba tan malditamente confundido que ni siquiera era
gracioso. Sabía que no podía permitirse preocuparse por el
hombre. Eso era demasiado peligroso. Además, Carmine, no
estaba seguro de que Turi pudiera manejar su gusto sexual que se
inclinaba más hacia el lado muy dominante y Turi parecía
demasiado inocente para alguien como él.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 29


Había tanta posibilidad como una bola de nieve en el
infierno que lo de ellos funcionara. Carmine era malhumorado,
silencioso, y le gustaba estar solo. Turi parecía desenvolverse bien
alrededor de la gente, era hablador, y demasiado alegre para el
gusto de Carmine.

Se preguntó en qué estaba pensando el destino cuando los


enlazó.

—Sabes, no le has dado exactamente una razón para confiar


en ti, detective Bianchi.

Carmine no iba a estar allí y decirle a Malcolm su historia de


fondo. No era asunto de nadie por qué se mantenía alejado de
Turi. En su mente, era un temor razonablemente válido, muy
válido para ser exactos. Ambas razones parecían muy lógicas
para él. —Llámame Carmine.

Malcolm le entregó a Carmine una taza y se quedó junto a él


en la puerta de atrás. El día era luminoso, ni una nube en el cielo.
Carmine podía oír el susurro de la hierba y podía sentir la suave
brisa que soplaba a través de la puerta de malla. Le daban
ganas de correr en su forma de oso en días como este. Lástima
que no sólo tenía que trabajar, sino que tenía una pareja a quien
ayudar.

Correr tendría que venir mucho más tarde.

Malcolm habló por fin después de tomar un sorbo de su café.


Señaló con la cabeza hacia donde Turi estaba de pie junto a las
vacas. —Sabes lo difícil que es encontrar la propia pareja,
Carmine. No voy a entrometerme en tus asuntos, como tampoco
te daré un sermón, pero deberías pensar largo y tendido antes de
rechazar a Turi.

—No lo voy a rechazar —dijo Carmine antes de tomar un


sorbo de café. Sostenía la taza como si fuera un salvavidas
mientras observaba el largo cabello negro de Turi ser movido por
LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 30
el viento. Sus dedos ansiaban tocar las sedosas hebras, para
saber lo que se sentía el acariciarlas mientras Carmine… sacudió
la cabeza, tratando de disipar esos pensamientos—. Voy a
ayudarlo.

Malcolm soltó un largo suspiro sacudiendo la cabeza


ligeramente. Carmine sintió como si estuviera hablando con su
padre mientras lo hacía con el gran hombre de pie junto a él. —
Eso no es lo mismo.

No, no lo era. Pero Carmine podría ayudar a Turi sin reclamar


al hombre. No era una decisión fácil mantener a Turi alejado.
Pero después de lo que su padre había tenido que pasar,
Carmine sabía que no era lo suficientemente fuerte como para
soportar... —Tengo que ir a trabajar. ¿Puedes vigilarlo?

Tan ansioso como había estado por llegar al rancho y así


deshacerse de Turi, ahora a Carmine le resultaba difícil irse.
Seguía con los ojos clavados en la espalda del hombre, viendo
como las caderas de su pareja se balanceaban al caminar. Se
estaba obligando a apartarse de la puerta, sabía que tenía que
alejarse para poder pensar con claridad.

—Voy a tener a mis hijos vigilándolo mientras que trabaja. —


Malcolm se apartó de la puerta, presionando una cadera en el
mostrador—. ¿Vas a regresar?

Era una pregunta válida. Carmine no estaba actuando


exactamente entusiasmado sobre tener a Turi. —Regresaré una
vez que termine mi turno. —Miró a Turi, observando cómo se
acercaba a las vacas con vacilación. Carmine contuvo una
sonrisa. Si no estuvieran tan profundamente arraigados sus
temores, sería tan fácil reclamar al hombre. Pero sus temores
estaban allí y eran reales.

Apartó la mirada y se dirigió hacia el mostrador, poniendo su


taza en el fregadero. Sabía que las palabras de Malcolm eran

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 31


ciertas. Encontrar a tu pareja era un raro hallazgo. Pero también
tenían la capacidad de destruir a un hombre. Carmine no
desestimaba a la ligera a Turi. No estaba rechazándolo en
absoluto. Ahora que sabía quien era Turi, el hombre estaría
siempre en la mente de Carmine. —Gracias por el café.

Malcolm asintió solemnemente. A pesar de que no iba a


explicarse, Carmine se sentía como una mierda. Sabía que todo
el mundo estaba cuestionando sus acciones —o la falta de ellas.
Pero sus razones eran suyas.

Se dio la vuelta para irse cuando escuchó el molesto silbato.


Lo que no daría por romper ese pedazo de plástico. Carmine y
Malcolm se miraron a los ojos durante un segundo antes de que
ambos se movieran rápidamente hacia la puerta trasera.

Al principio pensó que Turi hacía sonar el silbato porque


estaba huyendo del pequeño cerdo que estaba pisándole los
talones. Carmine gimió, las palmas en su rostro al pensar que su
pareja huía de un diminuto atacante, pero entonces oyó a
Malcolm gruñir.

Levantando la vista, su corazón cayó a su estómago cuando


vio a un hombre alto persiguiendo a Turi. —¿Uno de los tuyos?

—Por supuesto que no. Es el padre de Turi —dijo Malcolm con


un gruñido antes de golpear la puerta de malla. Los dos hombres
corrieron tras el tipo que perseguía a Turi. Carmine sacó su arma,
mientras corría.

—¡Bacon! —un hombre delgado gritó mientras corría hacia


ellos y levantaba al cerdo en sus brazos. Carmine los ignoró
mientras trataba desesperadamente de llegar a Turi.

—¡No! —gritó cuando Turi y el hombre entraban al establo.


Sabía que si el padre de Turi ponía sus manos en su hijo, el
hombre podría desaparecer con él y él podría no ver a Turi nunca
más.
LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 32
—¡Date prisa! —Malcolm gritó.

Carmine no dudó ni un instante, se movió más rápido,


presionando la espalda contra la madera y revisando el establo
rápidamente. Parecía vacío, aparte de los animales. Recorrió con
la mirada la gran estructura, y luego se movió a la caballeriza
más cercana.

No vio ni oyó nada y le preocupó a Carmine. ¿Y si ya era


demasiado tarde? ¿Y si su padre ya se había ido, llevándose a
Turi con él? Sus ojos recorrieron el poco iluminado interior, en
busca de cualquier signo de su pareja.

Malcolm llegó segundos detrás de él, uniéndose a Carmine.


—No veo a nadie.

Carmine se aferraba a la esperanza de que Turi no se había


ido, que no había sido regresado a su tribu. A pesar de que sus
propios sentimientos eran un revoltijo, honestamente no quería
ver que nada le sucediera al chico.

Mientras exploraba el sitio, Carmine pudo ver que no había


mucha luz, la luz del sol entraba por las ventanas dándole al
establo un suave resplandor. Un fuerte olor a heno flotó hacia él
cuando un caballo relinchó mientras que otro resopló.

La cabeza de Carmine giró cuando oyó el molesto jodido


silbato de Turi sonar fuerte. Levantó la pistola y apuntó al extraño
cuando lo vio en una de las caballerizas al otro extremo del
establo.

Sin dudarlo, Carmine disparó. La bala impactó en la pared


justo a centímetros de la cabeza del hombre. Carmine no estaba
tratando de matar al tipo, sólo asustarlo. Nunca disparaba a
matar a menos que la otra persona fuera violenta. Tratar de
secuestrar a su propio hijo no era suficiente para que Carmine lo
matara. Quizás herirlo, pero no matarlo.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 33


Malcolm cambió a su forma de oso mientras Carmine
caminaba lentamente hacia la caballeriza, con el arma aún
levantada entre sus manos.

—¿Qué infiernos fue… —Riley se detuvo tan pronto como


entró en el establo, con los ojos parpadeando de Carmine al oso
a su lado.

Carmine hizo caso omiso del hombre y se dirigió a la


caballeriza encontrando a Turi en un rincón, con las manos sobre
su cabeza, el silbato colgando de sus labios. Los ojos del chico
estaban fuertemente cerrados mientras se acurrucaba en la
pared más lejana de la caballeriza.

Tal vez esa molesta pieza de plástico tenía su propósito


después de todo.

—Se ha ido, Turi. —Carmine enfundó su pistola y se puso en


cuclillas, alejando a Turi de la pared. No quería estar cerca de
Turi, pero no iba a permitir que su pareja se encogiera en un
rincón. El hombre temblaba mucho mientras Carmine lo sostenía
entre sus brazos—. Estás a salvo.

—E-ese era mi padre. —Turi respiró profundamente y luego se


empujó fuera de los brazos de Carmine. Carmine se arrodilló allí
por un momento, sabiendo que él era el que había causado que
Turi pusiera algo de distancia entre ellos. Había sido su actitud
distante la que hacía que el chico se alejara tan malditamente
rápido.

—¿Por qué no te llevó? —Riley preguntó cuando finalmente


se unió a ellos.

Turi sacudió la cabeza mientras se ponía de pie y salía de la


caballeriza. Carmine podía ver las piernas del hombre seguir
temblando, pero Turi logró no desmoronarse. —No estoy seguro.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 34


—Pueden darnos un minuto —Carmine dijo mientras se
levantaba. Turi estaba mintiendo y quería saber por qué—.
Necesito hablar con Turi.

Tanto Riley como Malcolm miraron a Carmine y a Turi antes


de salir del establo. Se dio cuenta de que no se querían ir, pero
por suerte no habían insistido en quedarse. Carmine apoyó su
brazo sobre el divisor, mirando a Turi de cerca mientras hablaba.
—Sabes exactamente por qué él no te llevó.

Turi lo fulminó con la mirada antes de comenzar a alejarse.


Carmine alargó el brazo y tomó al hombre, impidiéndole poner el
maldito silbato entre los labios. —No necesitas eso.

—Entonces déjame ir —dijo Turi, con la voz llena de un furioso


fuego.

—Dime por qué no te llevó. —El instinto de Carmine le decía


que Turi sabía la respuesta. No estaba seguro de por qué estaba
protegiendo al mismo hombre del que estaba huyendo, pero Turi
lo sabía.

—No tengo que decirte nada. —Turi torció el brazo, tratando


de romper el agarre. Parecía que ambos estaban en un punto
muerto. Carmine no se permitiría caer por Turi y Turi no se
permitiría confiar en Carmine.

—¿Estás seguro de que estás huyendo de él?

—¡Bastardo! —Turi jaló con fuerza, pero Carmine se negó a


dejarlo ir. El miedo de que el hombre se llevara a Turi aún tenía un
férreo control sobre él.

—Hice una pregunta. —Su entrenamiento de policía estaba


pateándolo, ignorando el hecho de que él y Turi eran pareja.
Carmine no tenía la intención de lastimar al chico, pero las cosas
no mejoraban. Quería hechos y estaba cansado de que su
pareja lo corriera. Carmine sabía que era injusto ya que había

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 35


hecho lo mismo, pero ahora mismo, no le importaba. Quería
respuestas.

Turi lo fulminó con la mirada, la rabia presente en sus ojos


verde esmeralda. —Delyn no es el típico padre. Me niego a dejar
que me entregue de pareja a mi propio tío. ¿Te gustaría ser
atrapado?

—No, no me gustaría. —Carmine aflojó la presión, listo para


salir de ahí y con miedo a dejar al hombre. Estaba en total estado
contradictorio en su cabeza.

Carmine no estaba seguro de qué sentimiento seguir. Parecía


estar siempre confundido junto a Turi y no era un sentimiento al
que estuviera acostumbrado.

Carmine había estado siempre en control, siempre sabiendo


lo que quería. Desde que conoció a Turi, no estaba seguro de
una cosa maldita. Odiaba la lucha que estaba sucediendo en su
interior. Estaba jodiendo su cabeza, haciéndole dudar de sí
mismo, algo a lo que no estaba acostumbrado.

Durante unas semanas estuvo considerando pedir una


transferencia, ir a una comisaría de la gran ciudad para un ritmo
más rápido de vida y un cambio de escenario. Quizás una vez
que sacara a Turi de este lío, él podría meter los papeles. No
podía arriesgarse a preocuparse por el hombre. Eso era algo que
no podía permitirse hacer.

Justo cuando pensaba que estaba controlando su vida, llega


Turi. Carmine maldijo interiormente por la forma en que el destino
estaba interfiriendo en su la vida. —Sabes que no estarás a salvo
aquí, Turi. Lo único que te pido es que me dejes ayudarte, nada
más.

Podía ver el dolor en los ojos color verde oscuro de Turi y


odiaba esa mirada, pero no había nada que Carmine pudiera

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 36


hacer al respecto. Esto era negocio, nada más. —Ven al trabajo
conmigo, por este día.

Turi sacó su brazo de la mano de Carmine y comenzó a


caminar hacia la salida. —Voy a correr el riesgo en el rancho.

Carmine observó los bruscos pasos de Turi. Sí, el hombre


definitivamente estaba furioso.

Cuando el hombre llegó a la entrada, Turi se dio la vuelta y


comenzó a caminar hacia atrás, sus ojos verde esmeralda llenos
de irritación. —A propósito, no se te ocurra utilizar tu arma contra
mi padre. Puede que sus prioridades estén todas jodidas, pero él
sigue siendo mi padre.

Ahora, ¿quién tenía sus prioridades jodidas? Carmine no


sabía qué hacer con Turi. Pero, de nuevo, si el padre de Carmine
había perdido la cabeza, ¿sería realmente capaz de pegarle un
tiro? Él sabía en su corazón que la respuesta era no.

Turi estaría jodido por eso. No había manera de que fuera a


lastimarlo más de lo que su padre había hecho —no, Carmine no
iba a hacer eso.

Gruñendo de frustración, Carmine salió del establo.


Sorprendido de que nadie del trabajo le hubiera llamado.
Carmine estaba llegando tarde. Pero el trabajo no estaba
realmente en su mente. Tenía que encontrar una manera de
ayudar a Turi sin involucrarse profundamente con el chico.

Los ojos de Carmine se agrandaron cuando vio a Turi mirar


directamente hacia él. ¿Qué estaba haciendo el chico? Tenía
ganas de sacar su arma de nuevo por la manera en que Turi lo
miraba.

El hombre se detuvo a un palmo de él, señalando con el


dedo hacia Carmine. —Iré contigo sólo porque no quiero que

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 37


estos simpáticos osos resulten heridos. Pero te lo advierto, mi
silbato funciona muy bien y no tengo miedo de utilizarlo.

Sabiendo que el hombre hablaba en serio, Carmine no


estaba seguro de si quería al hombre en su carro. Por la forma en
que Turi actuaba, si Carmine respiraba demasiado duro el
nervioso hombre usaría el silbato. ¿En qué infiernos se había
metido?

No tenía otra opción. Carmine no podía quedarse aquí todo


el día, pero él no estaba dispuesto a dejar a Turi atrás. —Ve a
avisar que te iras conmigo.

—¿Por qué?

—Así nadie vendrá a buscarte —Carmine respondió mientras


se dirigía hacia su carro. No estaba seguro de lo que iba a hacer
con Turi en el trabajo. Quizás podría darle unos papeles para
archivar. Su jefe iba a enloquecer. El culo de Carmine ya dolía de
las mordidas que iba a recibir.

Turi fue hacia la casa, entró corriendo. Después de diez


minutos, la frustración de Carmine crecía y fue a buscar al chico.
Esto era irreal. No sólo había salido tarde esta mañana, había
perdido unas dos horas en el rancho.

Entrando en la casa, Carmine oyó voces en la cocina.


Mientras se acercaba, no podía entender lo que decían.

—Te llamaré cada hora. Si no oyes nada de mí, eso significa


que el detective ha enterrado mi cuerpo en algún lugar.

Las manos de Carmine se apretaron en puños por lo que Turi


estaba diciendo. ¿Por qué en la tierra el chico creía que él era
una especie de psicópata? No había hecho nada para merecer
tales sospechas. Lo único que Carmine había hecho era tratar de
ayudar al hombre.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 38


—Turi, estás siendo ridículo. Carmine es tu pareja. No hay
manera de que te haga daño —dijo Malcolm en un tono que
estaba lleno de resignación y diversión—. Deja de tratarlo como a
un criminal y podrán llevarse mejor.

Carmine oyó a Turi resoplar. —Lo dudo mucho. Él me trata


como si estuviera cubierto de verrugas.

Pasos comenzaron a acercarse, pero Carmine no se movió.


Turi quedó a la vista y se dio cuenta que Carmine lo estaba
mirando.

Carmine había oído la conversación y Turi sabía que había


oído la conversación. Pero el chico no parecía arrepentido. Pasó
al lado de Carmine y salió.

—Por lo que me dice Abe, Turi ha vivido en su tribu toda su


vida. Nunca ha estado en el mundo moderno —dijo Malcolm—.
Sólo te estoy dando una advertencia justa.

Advertencia justa.

Carmine deseó tener una advertencia justa antes de salir de


casa esta mañana, tomando el desvío que había cambiado su
vida.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 39


Capítulo 4

Turi se sentó en el escritorio de Carmine, aburrido de su


siempre amorosa mente. ¿Cómo puede alguien sentarse en un
mismo lugar durante horas y horas? Su maldito trasero estaba tan
entumecido que Turi tenía ganas de masajear sus nalgas. No
estaba seguro de cómo alguien podía hacer esto, pero Carmine
estuvo sentado tras el escritorio con documentos la mayor parte
de la mañana y no parecía tener su trasero entumecido.

—¿Es esto todo lo que haces? —Apoyó la barbilla en la


mano, dejando escapar un largo suspiro.

—No —le respondió Carmine cuando levantó la mirada de


sus papeles—. En un momento iremos a la cárcel para torturar a
los prisioneros.

—¿En serio? —Turi se animó. Cualquier cosa era mejor que


sentarse aquí mirando las manecillas del reloj moverse
lentamente. Temía desvanecerse en la silla y convertirse en un
elemento permanente de este lugar.

Cuando llegó por primera vez a la comisaría, todo había sido


abrumador. Turi nunca había estado en un lugar como éste. Las
imágenes y los sonidos le habían excitado hasta el punto que
había rebotado alrededor.

Ahora era simplemente aburrido. Estaba dispuesto a cometer


un delito sólo para amenizar el lugar. Si tenía que sentarse en la
silla mucho más tiempo, él podría hacerlo.

—Nosotros no tenemos un calabozo, Turi. —Carmine reunió


los documentos y los metió en una carpeta—. Siento
decepcionarte.
LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 40
¿Por qué tenía la sensación de que Carmine se disculpaba
porque Turi no tuviera nada que hacer? Su pareja había dicho las
últimas dos palabras como si verdaderamente las sintiera
profundamente. Ahora más que nunca Turi tenía curiosidad
acerca de por qué su pareja era tan distante, ¿por qué el chico
lo mantenía a distancia?

Con toda honestidad, Carmine no parecía un mal hombre.


Era hermoso como el infierno y se desvió de su camino para evitar
que Turi fuera secuestrado de nuevo. Una persona no puede ser
tan mala si arriesga el cuello por alguien más, ¿verdad?

Incluso con ese pensamiento en mente, Turi podía sentir los


muros alrededor de Carmine subir y fijarse en su lugar. Su pareja lo
estaba alejando por una razón y Turi iba a averiguar por qué.

Al principio había pensado que si Carmine no lo quería, él no


iba a lanzarse al hombre. Aún no iba a arrojarse a Carmine, pero
cuanto más pensaba en ello, más sabía que encontrar a tu otra
mitad era algo muy raro. Era algo a lo que no iba a renunciar tan
fácilmente.

Emparejarse a su tío era algo que malditamente hacía que le


dieran ganas de vomitar. Huiría hasta el día de su muerte para
mantenerse lejos de Egon. Pero la idea de emparejarse con
Carmine le atraía en muchos niveles diferentes. Podía sentir la
atracción entre ellos y quería estar más cerca.

Desafortunadamente, su pareja no se sentía de la misma


manera.

También sabía que dos personas negándose a hacer algo de


trabajo era un desastre esperando a suceder. Si ninguno de los
dos se movía, no llegarían a ninguna parte. Turi no quería que eso
sucediera. Solo que no sabía qué hacer para que Carmine se
abriera a él. ¿Qué haría falta para que Carmine aceptara que
eran parejas destinados a estar juntos?

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 41


Carmine se apartó de la mesa y tomó la carpeta en la que
había estado trabajando. —Voy a presentar estos documentos.
No te muevas.

Una vez que Carmine se perdió de vista, Turi se movió de la


silla junto al escritorio a la silla detrás del escritorio. Tenía
curiosidad por saber exactamente lo que había estado haciendo
el detective. Bueno, sólo había una manera de averiguarlo. Turi
decidió curiosear y empezó a abrir cajones.

Abrió mucho los ojos, cuando vio dos brillantes brazaletes


unidos entre sí. Las tomó pasando sus dedos sobre el brillante
cromo. Los dos brazaletes no eran tan elegantes como la que ya
estaba en la muñeca de Turi, pero cambiaría la que él poseía si
eso significaba que pudiera desaparecer de nuevo.

Mirando a su alrededor, Turi revisó para asegurarse de que


nadie lo observaba. Cerró el brazalete en su muñeca e hizo clic
en su cierre. ¿Quién en la tierra usaría algo como esto? Era torpe
y no muy atractiva. Decidiendo que no le gustaba, Turi trató de
quitarse el brazalete.

No se podía abrir.

Jaló y jaló, pero el brazalete no se movía. Genial, eso era


todo lo que necesitaba, otro brazalete sujeto firmemente en su
muñeca.

—¿Por qué estás en mi silla?

Turi rápidamente escondió su muñeca detrás de la espalda y


sonrió a Carmine que estaba allí de pie con el ceño fruncido con
esos hermosos ojos café. —No hay ninguna razón —dijo
rápidamente.

Los ojos de Carmine se estrecharon con sospecha antes de


señalar la otra silla. —Siéntate ahí para que pueda terminar mi
trabajo.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 42


Turi se levantó y se alejó, tomando el camino largo alrededor
de la silla para que su pareja no viera lo que había hecho. Se
sentó en la silla junto al escritorio y se inclinó hacia atrás,
atrapando el brazo detrás de él. ¿Cómo infiernos iba a conseguir
quitarse el brazalete de la muñeca? Carmine seguro que notaría
su desaparición, tarde o temprano.

¿Por qué su pareja los tenía en el cajón? Los dos brazaletes


estaban conectados por una cadena corta. Para él eso no tenía
sentido. Turi nunca había visto nada parecido y ahora deseaba
no haber sido tan malditamente entrometido. ¿Qué infiernos iba
a hacer?

Turi observó a otro hombre acercarse al escritorio de


Carmine. El tipo dejó caer una carpeta frente a su pareja. —Un
muerto sobre la Ruta 303.

Carmine se levantó, agarrando la carpeta. Echó un vistazo a


Turi y luego a la carpeta en la mano. Había confusión en los ojos
café de Carmine. Podía decir que el hombre estaba debatiendo
sobre algo. En ese momento, Turi tenía ganas de pasar sus dedos
sobre la barba de Carmine. ¿Su pareja sabría lo guapo que era?

Turi no sabía por qué estaba pensando eso. Podría ser la


forma en que los músculos de su pareja se flexionaban mientras
estaba allí, o el hecho de que era mucho más alto que Turi.
Nunca supo que le gustaban los hombres tan grandes hasta que
conoció a Carmine.

—Tal vez debería dejarte con los Lakeland.

Turi se puso de pie con rapidez, manteniendo su mano detrás


de su espalda. No quería que lo dejaran con los Lakeland, estaba
determinado a romper el duro caparazón de Carmine. Estaba
empezando a sospechar que quizás no era por él, sino que otra
cosa hacía que Carmine fuera tan distante.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 43


Cualquiera que fuera la razón, no sería capaz de acercarse a
su pareja si no estaba cerca de él. —No me quedare ahí —
aseguró rápidamente.

Carmine sacudió la cabeza y Turi temía que el hombre no lo


dejara acompañarle. —No puedo llevar civiles a la escena de un
crimen.

—Pero yo no soy un civil. Soy fey. —Levantó su cabello para


mostrar a Carmine su puntiaguda oreja y se dio cuenta de su
error demasiado tarde. El brazalete colgaba de su muñeca.

Carmine abrió el cajón y luego gruñó. —¿Te pusiste mis


esposas?

Turi rápidamente cubrió su mano detrás de su espalda, pero


sabía que era inútil. —¿Qué son esposas?

Turi tragó saliva cuando Carmine caminó detrás de él, agarró


el brazo que no tenía el brazalete y lo jaló a sus espaldas. Se oyó
un clic y luego Turi descubrió que sus manos estaban atrapadas
detrás de él.

—Eso es lo que son las esposas —dijo Carmine con un


gruñido—. Neutralizan a un sospechoso.

Girando en círculos, Turi hizo todo lo posible para sacarlas.


Una gran mano se posó en su hombro y luego Turi vio a Carmine
sostener una llave.

—No te muevas.

Él se quedó quieto y pronto las dos manos estaban libres.


Carmine sostenía las esposas frente a la cara de Turi. —No debes
jugar con ellas a menos que estés en serio en eso.

¿Qué infiernos significaba eso? ¿En serio en qué? La


garganta de Turi se secó cuando vio el fuego en los ojos de
Carmine. Puede que no sea mundano, pero Turi sabía que el sexo

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 44


estaba en la mente del hombre. Sintió su cara caliente y alejó la
mirada.

—Puedes venir conmigo, pero tendrás que quedarte en el


carro. —Carmine metió las esposas en una pequeña bolsa en su
cinturón antes de dirigirse hacia la puerta—. Vamos.

Con pies veloces, Turi corrió detrás de Carmine.

Después de unos veinte minutos de viaje, se detuvieron detrás


de una gran furgoneta que tenía las palabras forense del
condado a un lado. Se giró hacia Carmine.

—¿Qué es un forense?

—Una persona que recoge el cadáver —Carmine dijo


mientras abría la puerta del carro—. Quédate aquí.

Turi se acercó a la ventana, viendo hacia afuera mientras


Carmine caminaba hacia el campo abierto. Había hombres en
todos lados, algunos en cuclillas, buscando algo. Turi era curioso
como el infierno. No es que él quisiera ver a un cadáver, pero
nunca había visto un cadáver antes.

Asegurándose de que Carmine no lo viera, Turi abrió la


puerta del carro y salió, cerrando la puerta tras él. Sólo iba a
echar un vistazo rápido y luego regresar al carro. ¿Qué daño
podía hacer si simplemente miraba?

Había unos cuantos hombres caminando alrededor. Turi


utilizó la distracción para acercarse al camión del forense. Quería
mirar, pero no quería que Carmine supiera que no estaba en el
carro. Por la forma en que su pareja actuaba, Turi estaba seguro
de que Carmine no estaría feliz con él, por no seguir sus órdenes.

Infiernos, el hombre sólo le pondría de nuevo las esposas si


descubría a Turi husmeando.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 45


—¿Tenemos una identificación de la víctima? —Carmine
preguntó a un tipo de pie junto a él. Turi vio una pequeña hoja de
papel en la mano de Carmine y su pareja estaba escribiendo
algo en ella.

—Aún no hay nada. Tomamos sus huellas dactilares. El


forense pronto las estará pasando a través de la base de datos.
—El desconocido señaló hacia la carretera—. Tenemos huellas de
neumáticos. Tal vez nuestro desconocido lo robó.

—Tan pronto como sepamos quién es, quiero que averigües si


hay un carro registrado a su nombre. Si hay uno, quiero que le
coloquen un BOLO2. —Carmine se giró en dirección a Turi y Turi
rápidamente apoyó su espalda contra el camión para que su
pareja no lo viera. No entendía lo que estaban diciendo, pero
sonaba muy interesante.

—Estoy dispuesto a apostar que no sólo robó el auto —dijo el


desconocido a la pareja de Turi—. No tiene billetera, nada para
identificarlo. Quizás alguien lo engañó para que lo llevara y luego
lo atacó.

—Bueno, solo estamos empezando —respondió Carmine—.


Vamos a ver qué pruebas reunió el laboratorio criminal y
continuar desde allí.

Cuando Turi no escuchó a nadie hablar por un momento, se


asomó desde el camión. Carmine estaba a dos metros de
distancia, mirándolo directamente. Como sospechaba, el
hombre no parecía feliz de que Turi estuviera fuera del carro.

—Yo sólo estaba... —Turi no estaba seguro de qué decir.


Había sido atrapado. Cualquier excusa que se le ocurría sonaba
bastante floja, por lo que sólo dejó de hablar. No cavaria más
profundo en el agujero en que ya estaba.

2
Bolo o Bol es el acrónimo de “be on the look out”, que significa: Mira si tiene un boletín de búsqueda. Se deja
el original.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 46


—¿Echando a perder la escena del crimen? —Carmine
preguntó con una de sus gruesas cejas elevadas. Si su pareja no
estuviera furioso tendría un aspecto muy sexy.

—Oh, sí —respondió Turi y luego negó con la cabeza, con las


manos hacia arriba—. Espera, no.

—La primera respuesta fue correcta —dijo Carmine y luego


cruzó los brazos sobre su amplio pecho—. Sabía que estabas aquí
desde el momento en que saliste del carro. —Señaló su nariz.

Turi estiró el cuello alrededor de Carmine, tratando de echar


un vistazo a lo que estaba pasando detrás de su pareja. Él podría
estar en problemas, pero aún era muy curioso. —Nunca he visto
un cadáver antes —susurró para que nadie lo escuchara.

—Y no vas a verlo ahora. —Carmine señaló hacia el carro—.


Te dije que te quedaras quieto. —Cuando Carmine se acercó a
él, Turi se movió alrededor de la mano de su pareja, queriendo
solo dar un pequeño —Turi se detuvo cuando vio el cuerpo.

—Turi. —Carmine envolvió sus dedos alrededor del brazo de


Turi—. Esto no es algo que debas ver.

—Espera. —Turi jaló la mano de Carmine mientras veía los


lechosos ojos. Pensó que tal vez el chico se vería como si
estuviera durmiendo. Pero no lo hacía. Los ojos del pobre hombre
estaban muy abiertos, con la cabeza girada en un ángulo
incómodo—. Lo conozco.

Carmine jaló a Turi a un lado, lejos de los hombres ocupados.

—Turi, es una escena del crimen. No deberías…

—Lo conozco —Turi repitió con más firmeza—. Ha venido a mi


pueblo un par de veces. Siempre estaba hablando con mi tío. —
Sus ojos fijos de nuevo en el cadáver. El hombre debería de estar
de pie, hablando, caminado. No acostado mirando... la nada.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 47


Aunque Turi nunca se había preocupado por el hombre —el
hombre siempre hacia que su piel se erizara en piel de gallina—
eso no significa que el hombre debería haber muerto de forma
tan violenta. La víctima era todavía relativamente joven. ¿Qué
clase de monstruo podría hacer algo como esto?

—¿Sabes su nombre? —preguntó Carmine. Ya no estaba


tratando de alejar a Turi, pero bloqueaba su visión.

—Yo escuché a mi tío llamarle Grainne una vez. —Turi


deseaba poder ser de más ayuda—. Nunca se me permitió
escuchar sus conversaciones. —Su tono era de disculpa mientras
miraba hacia la hierba, deseando realmente no haber sido tan
curioso. Ahora no podría sacar esa imagen de su mente.

Carmine lo apartó de los hombres que trabajaban en torno al


cadáver. —El fallecido es humano. ¿Me estás diciendo que
estaba trabajando con un fey?

Turi asintió y luego negó con la cabeza. —No estoy seguro de


si trabajaba con mi tío. Pero lo he visto por lo menos cinco veces
en el pueblo.

Carmine maldijo. —Voy a tener que escribir esto como un


atraco y luego hacer mi propia investigación.

—¿Por qué?

Carmine puso las manos en las caderas, mirando fijamente a


Turi.

—¡Oh! —Turi dijo mientras se daba cuenta—. Porque ahora es


una cosa paranormal.

Su compañero asintió.

—Espérame en el carro, Turi. —Carmine se giró y caminó


hacia el desconocido con el que había estado hablando. Turi
regresó al carro. No quería ver un cadáver más. Eso le enseñaría

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 48


a no ser curioso. Deseó poder borrar su memoria, pero el
recuerdo seguía regresando a él. Esos ojos lechosos iban a
perseguirlo durante mucho tiempo.

Carmine estaba enojado porque Turi lo había desobedecido.


No estaba tratando de ser un imbécil, pero sabía lo que era ver a
un cadáver por primera vez. Tenía que ser la primera vez de Turi,
porque estaba un poco demasiado intrigado.

—Nunca te he visto traer a un civil a la escena de un crimen


antes —le dijo el oficial Belgravia, mientras miraba el carro de
Carmine. Por la forma en que Belgravia estaba mirando a Turi,
Carmine sabía que el policía estaba un poco más interesado.

Optó por no responder mientras se acercaba al forense. —


Esperaré el informe más tarde. —Sabía que tenía que terminar
con este caso. Por mucho que Carmine odiaba hacer parecer
esto como un atraco, sabía que no tenía elección. Pero tan
pronto como saliera de aquí, Carmine iría a la aldea de la tribu a
obtener algunas respuestas.

Si investigaba el caso, Carmine sabía que iba a encontrarse


con el tío y el padre de Turi. ¿Valía la pena? ¿Quería confrontar a
esos dos sabiendo que su oso negro iba a querer algunas
respuestas sobre Turi?

Carmine sabía en sus entrañas, que primero era policía. Iba a


resolver este asesinato y averiguar por qué el padre de Turi
estaba tan decidido a emparejar a su hijo con su propio tío. Sólo
esperaba como el infierno no matarlos en el proceso.

—Dame veinticuatro horas y tendré el informe —el forense


dijo mientras cerraba la parte trasera del camión.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 49


Carmine se dirigió hacia su carro, viendo a Turi sentado allí
como si no hubiera desobedecido. El tipo estaba mirando hacia
el frente, y casi parecía como si estuviera... ¿silbando? ¿Qué
pasaba con el fey el silbato?

Sacudiendo la cabeza, Carmine se metió en el asiento del


conductor y encendió el carro. —No quiero que hables sobre este
caso ni le digas a nadie que identificaste el cadáver.

Turi dejó de silbar y se giró hacia Carmine. —¿Por qué?

—Porque si alguien sabe que lo identificaste, podrías tener


más problemas. —Entrando a la carretera, Carmine se preparó
para una discusión. Turi pensaba lógicamente, pero también
llevaba gafas de color rosa. El hombre pensaba que todo estaba
cortado y seco cuando no era así.

Para su asombro, Turi no dijo una palabra. Se limitó a asentir.


Quizás había algo de esperanza con su pareja después de todo.
Interiormente, Carmine admitió que Turi había sido de gran
ayuda. Pero él no iba a decírselo. No quería animar a Turi a
resolver crímenes.

El fey ya estaba en una jodida situación. Carmine no lo


necesitaba corriendo a las escenas de crímenes y lograr que lo
mataran.

Mientras Carmine conducía a la estación de policía,


mantenía miradas encubiertas a Turi. El hombre se veía bastante
impresionante.

No sólo eso, Carmine aún sentía sus garras amenazando con


liberarse cuando pensaba en cómo el oficial Belgravia había
estado mirando a Turi.

Turi era suyo.

Carmine tenía que decidir si quería mantener al hombre o no.


De nuevo con sus pensamientos contradictorios. No estaba
LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 50
seguro de si se irían o continuarían. Carmine estaba luchando
contra el deseo de emparejarse con Turi, pero cuanto más
tiempo pasaba alrededor del pequeño fey más intrigado estaba.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 51


Capítulo 5

Carmine terminó su informe y luego lo archivó como atraco.


No podía ir a la aldea fey de inmediato, no cuando tenía a Turi
con él. Durante el resto de su turno, Carmine había estado
observando a Turi de cerca. Estaba cada vez más intrigado. Su
pareja había decidido ser útil, fue a buscar café para los otros
policías, barrió el lugar y lo ordenó.

No sólo eso, parecía que Turi tenía el don de la conversación.


Más de una vez Carmine había atrapado a uno o varios
detectives mirando a Turi. Carmine estaba descubriendo que Turi
era... encantador. Se recargó en su silla, viendo a su pareja reír y
hablar con uno de los otros detectives.

Turi tenía una sonrisa deslumbrante. La hilera de dientes


blancos y rectos apareció más de una vez esa tarde. También
notó cómo Turi constantemente se acomodaba el cabello detrás
de la oreja mientras hablaba. ¿Sabría lo guapo que era?

Carmine lo dudaba. Turi parecía inconsciente de su buena


apariencia. Una vez, cuando Turi sonrió, él había mirado a
Carmine, y fue entonces cuando Carmine notó cómo los ojos de
color verde esmeralda de su pareja brillaban cuando sonreía.

Era una buena apariencia, una muy buena apariencia.


Carmine se había girado para no caer profundamente en esas,
gemas oscuras. Él no podía ofrecer a Turi ningún tipo de relación.
No cuando temía entregar su corazón. No era justo hacer creer a
Turi que tenía una oportunidad, porque no la tenía.

Pero, por mucho que Carmine estaba haciendo todo lo


posible para mantener la distancia, la atracción estaba allí.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 52


Señor, sabía que estaba luchando contra la atracción. Pero de
alguna manera la dulzura de Turi estaba atrayendo más a
Carmine. La buena apariencia del chico no ayudaba a que
Carmine se mantuviera alejado del fey.

Carmine se apartó de su escritorio, cansado de que los otros


detectives coquetearan con Turi. Por mucho que estaba
disfrutando verlo sonreír, había tenido suficiente. —¿Listo?

Turi se acercó a Carmine, su sonrisa todavía pegada a su


cara mientras lo miraba. Carmine tuvo que apartar la mirada. No
podía corresponder la sonrisa. —¿A dónde vamos ahora?

Esa era una muy buena pregunta. Si llevaba a Turi de vuelta


con los Lakeland, había una buena posibilidad de que el padre
fuera por Turi de nuevo. Carmine no quería arriesgarse a eso. Sólo
había un lugar que se le ocurrió, aunque tener a Turi en su casa
no estuviera en la cima de la lista de las cosas que Carmine
esperaba hacer. Eso significaba que estarían a solas, sin nadie
alrededor para interrumpirlos. Se aclaró la garganta, Carmine
señaló con la cabeza la puerta. —A mi casa.

Algunos de los detectives miraron a Carmine con sonrisas en


sus rostros, como si supieran lo que iba a suceder. Estaban
equivocados. Nada iba a suceder. No es que Carmine no
quisiera que las cosas sucedieran. Simplemente no sucederían.

—¿Todavía tratando de que acepte los caramelos? —


preguntó Turi, su sonrisa desapareció—. ¿Por qué tenemos que ir
a tu casa?

Le molestaba cuando Turi parecía cauteloso, como si


Carmine fuera el malo de la película. —¿A dónde más vas a ir? —
No sabía nada acerca de Turi. Hasta donde Carmine sabía, el
hombre podría tener una docena de lugares en donde pasar
desapercibido.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 53


Turi tocó el silbato encogiéndose de hombros. Carmine
realmente esperaba que Turi no fuera a hacer sonar esa maldita
cosa. —A ninguna parte.

El aspecto abatido jaló a Carmine. A pesar de que le


molestaba, pasó por delante del hombre y se dirigió hacia la
puerta. Le ayudaría, como dijo que lo haría, pero nada más.

Cuando Carmine salió a la suave noche de invierno, sintió a


Turi justo detrás de él. El chico no estaba haciendo nada para
hacer creer a Carmine que quería algo más, entonces ¿por qué
se sentía tan culpable por alejarse?

Estaba decidido a apegarse a su decisión de mantener a Turi


alejado. Carmine se dirigió hacia el lado del conductor de su
carro, Turi al lado del pasajero. Ninguno dijo una palabra mientras
Carmine salía del estacionamiento y se dirigía hacia su casa en el
bosque.

La casa estaba en una ubicación perfecta. Lo


suficientemente lejos de la carretera para dar a Carmine la
privacidad que tanto ansiaba. La tierra era amplia y había
espacio suficiente para que su oso corriera salvaje y libre sin tener
que preocuparse acerca de que lo vieran los humanos.

Algo que Carmine agradecía a Maverick Brac era que se


mantuviera la ley de no caza. El hombre no andaba con juegos
cuando se trataba de alguien con un rifle en estos bosques.

—¿Qué tan lejos vives? —Turi se apartó de la ventana y se


enfrentó a Carmine—. Has estado conduciendo durante horas.

No, no eran horas. Los dos habían estado en la carretera


durante unos veinticinco minutos. —Estaremos allí en unos cinco
minutos.

Carmine nunca había llevado a nadie a casa. Turi sería la


primera persona en su casa, además de él. No estaba seguro de

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 54


lo que el destino le estaba haciendo, pero Carmine le sorprendió
que Turi no se hubiera negado a ir a casa con él.

Cuando se encontró por primera vez con el chico esta


mañana, Carmine prácticamente tuvo que meter a Turi en su
carro. Ahora el hombre había aceptado de buen agrado ¿Qué
ha cambiado? ¿De verdad quería examinar eso más de cerca?

No.

Carmine llegó a su casa y salió del carro inhalando el aire


puro del campo. El lugar no era como en el que Maverick vivía,
pero era lo suficientemente grande para Carmine. Fue el bosque
lo que había llamado su atención y le ayudó a decidirse a
comprar esta casa.

La tierra era impresionante. Era la única vez que realmente


Carmine se relajaba, cuando estaba en su casa. Había algo tan
majestuoso sobre el lugar que le hacía sentir a gusto. Quizás era la
altura de los pinos, o el bosque detrás de su casa. Fuera lo que
fuese, Carmine siempre tenía ganas de cambiar y correr al llegar
a casa del trabajo después de un día duro.

—Un buen lugar. —Turi salió y cerró la puerta del carro,


mirando alrededor de la zona—. Muy privado. —Su tono era
sospechoso, pero no dijo nada más. Quizás Carmine también
sospecharía si fuera a la casa de alguien que acabara de
conocer esta mañana.

Pero, Carmine ya se hubiera encargado del problema si


alguien estuviera tras él. En cierto modo, Turi tenía las manos
atadas. Las personas tras él eran sus parientes. Eso apestaba.

Carmine entró por la puerta principal. Nunca cerraba el


lugar.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 55


Nadie venía tan lejos. De inmediato se quitó los zapatos y
colgó las llaves del carro en el gancho junto a la puerta. Su rutina
en la casa estaba llena de hábitos.

Turi se quedó en la puerta, mirando hacia el interior. Carmine


dejó al hombre para ir a la cocina y servirse un té helado. Dejaría
a Turi moverse a su propio cómodo ritmo y que se acostumbrara
al lugar.

Carmine no pensaba tener al fey allí por mucho tiempo. Iba a


encontrar la manera de ayudar al hombre y luego lo enviaría de
nuevo con los Lakeland.

—¿Te importa si tengo un vaso?

Carmine señaló hacia el refrigerador. —Sírvete. —Cuando Turi


se acercó a la cocina, Carmine se fue. Se acomodó en su asiento
habitual y agarró el control remoto.

—¿Te importa si hago algo de comer?

Echando un vistazo a la cocina, Carmine vio a Turi allí de pie.


Él se encogió de hombros. —Adelante.

Quizás Turi haría suficiente también para Carmine. Se había


brincado la comida y Carmine se moría de hambre. Mientras
recorría los canales, empezó a oler algo de la cocina. Olía
delicioso al principio, y luego Carmine notó que el aroma había
cambiado.

Algo se estaba quemando. ¿Por qué olía a cartón?

Saltando de su silla, Carmine se apresuró a ir a la cocina y se


encontró a Turi tratando de echar agua al fuego que estaba en
la estufa y el mostrador. ¿Qué jodidos? —¡No uses agua!

Agarró el extintor que mantenía bajo el gabinete y apuntó la


boquilla al fuego. Jaló la palanca y apagó las llamas con la

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 56


espuma blanca. La cocina ahora era un maldito desastre. Estaba
bastante seguro de que el mostrador se arruinó.

—¡Lo siento! —dijo Turi mientras se movía de un lado a otro,


con las manos jalándose el cabello—. Yo no... no debería tener...

—El fuego está controlado —dijo Carmine mientras colocaba


el extintor en el suelo—. ¿Qué estabas haciendo?

El corazón de Carmine cayó a su estómago cuando se dio


cuenta de que una buena cantidad del cabello de Turi estaba
quemado. El lado izquierdo de su cabello parecía un poco
grumoso. —¿Te quemaste?

Turi levantó el dedo índice y el pulgar, apenas separándolos.


—Sólo un poco.

El hombre le iba a provocar un maldito infarto. No necesitaba


esa mierda esta tarde. Carmine evaluó el daño y Sabía que
tendría que reemplazar su maldito mostrador. —¿Cómo empezó
el fuego?

Apuntando hacia la estufa, dijo Turi: —Yo estaba tratando de


cocinar la lata de bísquets3.

Carmine se acercó, al ver la lata quemada en la estufa. No


en una sartén y ni siquiera había sacado los bísquets de la lata. La
pieza de cartón carbonizado estaba justo frente a sus ojos. Se giró
hacia Turi. —¿Sabes cómo cocinar?

—Sí. —Turi se defendió rápidamente—. Sólo que nunca usé


eso antes.

El tipo estaba apuntando a la estufa. Carmine gimió. —¿Por


qué no dijiste nada? Yo lo hubiera hecho. ¿Sabes lo que pudo
haber pasado? —Lo que hubiera sucedido. El cabello del hombre

3
Tubo de cartón que contiene la masa ya preparada para hacer los bísquets. Los Biscuits, son un tipo
de pan salado que en México se conoce como bísquet, en otros lugares, biscocho o galletas. Se deja el original.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 57


se había incendiado. Carmine se estremeció ante la idea de que
Turi hubiera resultado lastimado.

Cruzando sus brazos sobre el pecho, Turi lo miró. —Lo habría


pedido, pero no eres la persona más fácil de abordar. Parecías
muy feliz de ignorarme y asegurarte de no estar en la misma
habitación. No tenemos todas estas cosas modernas en el
pueblo.

Turi señaló la estufa y el refrigerador.

Carmine tomó una toalla, sin saber qué más hacer, y


comenzó a limpiar el desorden. Lo que realmente quería hacer
era abrazar a Turi y decirle que todo estaba bien. Quería
acariciar al hombre y consolarlo.

—No sabía que el fuego podría llegar tan alto dentro de la


casa de alguien. —Turi tomó una toalla y se unió a Carmine para
limpiar. Trató de mantener su distancia, pero cada vez que se
giraba, Turi estaba junto a él, limpiando algo. Carmine no creía
que el chico lo hiciera a propósito, pero la cercanía estaba
causando estragos en su cuerpo.

—No creo que este negro salga del mostrador. —Turi limpió
más duro, pero Carmine ya sabía que era pan tostado.

—Voy a tener que reemplazarlo.

—Yo puedo ayudar —Turi dijo mientras tiraba la toalla a un


lado—. Soy muy bueno con mis manos. —El hombre levantó y
movió sus delgados dedos.

La declaración hizo que Carmine de inmediato mirara las


delicadas manos del hombre y todo tipo de imágenes perversas
llegaron a su mente de lo que el hombre podía hacer con esos
dedos. Rápidamente sacudió la cabeza, tratando de disipar esas
imágenes.

No iba a dejar que Turi entrara.


LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 58
—¿Por qué no? —preguntó Turi—. Realmente soy muy bueno
con la madera.

Carmine tragó. El hombre había confundido el que Carmine


sacudiera la cabeza con que le estaba diciendo que no. ¿Cómo
infiernos se suponía que debía mantenerse alejado? El olor de Turi
invadía sus pulmones, instando a Carmine a acercarse, haciendo
que soñara cosas de las que debería huir.

—No estaba diciendo que no.

—Pero sacudiste la cabeza —Turi señaló.

Joder, no podía hacerlo. No podía seguir alejando a su


pareja. Carmine se dio media vuelta y salió por la puerta de atrás
tomando una bocanada de aire fresco. Las imágenes de su
padre llegaron a su mente, la mirada perdida, el dolor y el
sufrimiento. Solo pedazos de su padre, el hombre estaba perdido
—una parte del hombre se había muerto con su pareja, sin
embargo, no tenía más remedio que seguir viviendo, viviendo sin
la persona que el destino le había dado.

Carmine no quería vivir así. No quería saber lo que era amar a


alguien tan profundamente, tan desinteresadamente, sólo para
perder a esa persona y tener que vivir sin él. Su padre era una
prueba de cómo alguien podía vivir cuando su corazón dejaba
de latir.

—¿Qué sucede? —Turi preguntó desde la puerta, con los


brazos cruzados sobre su pecho—. ¿Es el mostrador? Lo siento
mucho por eso.

Carmine contempló las gemelas gemas esmeralda de Turi y


sabía que no podía mantener un escudo a su alrededor. El muro
que había construido, la promesa que se había hecho de no
amar a nadie como su padre había amado a su madre se estaba
desmoronando, cayendo a su alrededor, haciéndose añicos a
sus pies.
LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 59
Quería decirle a Turi la razón por la que no quería amar, pero
las palabras se quedaron atrapadas en la garganta. —Tengo que
ir a correr.

—Voy a terminar de limpiar —Turi dijo señalando por encima


del hombro.

Se miraron el uno al otro por un momento más antes de que


Turi bajara la cabeza y se dirigiera al interior.

Carmine dejó escapar un largo suspiro antes de quitarse la


ropa y cambiar. Necesitaba despejar la cabeza, alejarse y correr
antes de que se rindiera y reclamara a su pareja. La tentación de
ceder era muy poderosa, pero Carmine luchaba contra ella.
Tenía que luchar contra ella, o arriesgar su propio corazón.

Fue un largo y duro paseo, por lo que cuando regresó a la


casa era alrededor de la medianoche. Carmine entró y tomó su
ropa en sus brazos. Se detuvo en la cocina para ver que no sólo
el lío había sido limpiado, sino que aparte de la barra quemada,
el lugar estaba más limpio de lo que nunca había estado.

Silenciosamente se movió por toda la casa, preguntándose si


Turi se había quedado dormido en el sofá. No le había dicho al
hombre donde dormir.

Todo había sucedido tan rápido antes de haberle dicho a Turi


que tenía un dormitorio de invitados.

Cuando Turi dijo que él no tenía las cosas modernas, Carmine


se moría por preguntarle cómo había vivido, fascinado de que
alguien pudiera vivir tan modestamente. Pero él no le había
preguntado. Carmine había estado tratando demasiado duro de
apagar sus crecientes sentimientos hacia Turi.

Carmine quería llegar a Turi y al mismo tiempo mantenerse


alejado. Nunca había tratado con algo tan complicado antes,

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 60


tan conflictivo. La cabeza le daba vueltas, y su corazón estaba
aterrorizado de acabar como su padre.

Echando un vistazo a la sala, vio a Turi dormido en el sofá. El


hombre estaba hecho un ovillo en el interior de la manta, con el
rostro sereno.

Carmine se quedó allí por un momento, siendo capaz de


tomar los rasgos de su pareja sin que Turi supiera que lo estaba
viendo.

Quizás podrían ser amigos. A Carmine no le gustaba ser


evasivo y no le gustaba ser un imbécil. No lo era. Con la intención
de ser más agradable con Turi, Carmine caminó por el pasillo y se
fue a la cama.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 61


Capítulo 6

Maverick se quedó mirando el periódico. No podía creer lo


que estaba leyendo. Al parecer el gerente general de la
Corporación Kenyon había desaparecido y se había puesto en
marcha una investigación a gran escala.

—¿Crees que dejó alguna pista que pudiera traer a la policía


a Villa Brac? —Kota preguntó mientras se relajaba en la silla frente
al escritorio de Maverick.

—El periódico dice que no tienen pistas, pero no contengo la


respiración. —No sabía lo que Kenyon podía tener en su casa o
en su oficina. Para lo que Maverick sabía, podría haber archivos
que expondrían a todos.

Necesitaban una forma de buscar en ambos lugares sin ser


descubiertos. Su primera y principal prioridad era mantener la
existencia de los no humanos en secreto. No estaba seguro de lo
que estaba pasando con Kenyon, pero la investigación era algo
que ninguno de ellos necesitaba.

—Los Demonios Guerreros son la mejor opción —dijo Kota,


como si leyera la mente de Maverick. Había estado trabajando
con el hombre demasiados malditos años. Su Beta estaba
empezando a saber lo que Maverick estaba pensando antes de
que él dijera una palabra.

»Ellos pueden ir a través de las sombras, revisar el lugar, y


desaparecer antes de que nadie se dé cuenta.

Maverick dejó el periódico y se recargó, subiendo los pies al


escritorio. —¿Por qué mi instinto me dice que Kenyon no está
perdido? Está tramando algo, Kota. Sabemos que envió a alguien
LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 62
tras Abe. —Miró a Kota—. ¿Por qué renunció a su intento de
atrapar al fey?

Kota sonrió. —Tal vez se dio cuenta de que era imposible


alcanzar a hombres que desaparecen.

Maverick jaló el parche de barba y luego negó con la


cabeza. —La cabeza de los Cazadores de Vampiros no se
rendiría tan fácilmente, Kota. No, hay algo más aquí.

Maverick sólo temía averiguar qué era ese algo. Si la agenda


de Kenyon era exponer el mundo no humano, ¿por qué iba a
desaparecer de la faz de la tierra? ¿Estaba recogiendo
información de otro lugar?

—Tengo que reunirme con el Ultionem y hacerles saber lo que


está pasando. Tenemos que mantener los ojos y los oídos abiertos.

Kenyon era un hombre muy inteligente. Él fue el primer


humano del que Maverick verdaderamente se preocupaba.
Kenyon estaba muy bien financiado, era determinado —y por
todo lo que el hombre había hecho hasta ahora, muy bien
informado.

Sería un necio si subestimaba al hombre. Kenyon no habría


desaparecido en algo tan simple como un juego sucio4. Maverick
arriesgaría su vida en eso. El hombre tenía un as en la manga y
estaba decidido a averiguar qué era ese algo.

Carmine mantuvo la puerta abierta mientras Turi pasaba


junto a él. Habían pasado años desde que Carmine había ido al
boliche. Había tratado de pensar en una cosa bastante inocente

4
Foul play aunque literalmente es juego sucio, también es como se le dice a un acto, ilegal, en este caso
secuestro o asesinato.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 63


que hacer con su pareja y dado que el boliche acababa de
abrir, era el lugar perfecto para pasar el tiempo. Quedarse en
casa con Turi alrededor no era una opción. Eso sólo haría que
Carmine pensara en las cosas que podrían hacer —cosas más
íntimas. Él no iba a reclamar a Turi, por lo que había decidido salir
de la casa.

—Entonces, ¿lanzas una pelota y tratas de golpear algunos


pinos? —Turi preguntó por enésima vez—. Pero eso no tiene
ningún sentido.

—Vamos a pagar por nuestro juego. —Carmine llevó a Turi al


mostrador donde se pagaba por un carril y se alquilaban los
zapatos. Mientras esperaba a que el encargado les diera los feos
zapatos, Carmine pudo oír el sonido de los pinos caer y la música
a todo volumen.

La vista, el sonido y los olores le trajeron recuerdos


nostálgicos. El padre de Carmine siempre lo llevaba al boliche.
No sólo por diversión, sino que parecía que su padre pensaba
que se necesitaba de una buena partida de bolos cuando tenía
algo serio que hablar con Carmine.

Carmine sonrió al recordar el momento en que su padre lo


había llevado para hablar con él sobre el sexo. Ese fue el más
torpe juego que hubiera jugado. Carmine aún se estremecía al
pensar en que su padre había usado palabras como penetración
y satisfacción mutua. El hombre apestaba hablando sobre los
pájaros y las abejas, pero Carmine lo amaba por intentarlo.

Una vez que Carmine tenía sus zapatos, se llevó a Turi a su


carril.

—¿Se supone que debo usar zapatos que todo el mundo ha


usado? —Turi no se veía muy feliz.

Carmine sacó un par de calcetines de su bolsillo. —Por eso he


traído esto.
LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 64
—Oh, pensé que el bulto en tus pantalones era... no importa.
—Turi rápidamente agarró los calcetines. Se sentó y se quitó sus
sandalias, y se puso los calcetines.

Qué había pensado Turi —Carmine no podía creer que en


realidad se estaba sonrojado. Había pasado una eternidad
desde que había sucedido. Se frotó la mandíbula mientras
observaba a Turi ponerse los zapatos.

—¿No vas a ponerte los tuyos? —Turi señaló con la cabeza los
zapatos de boliche de Carmine que estaban en el suelo.

Apartando los ojos de su pareja, Carmine se quitó las botas y


se puso los feos zapatos verdes y amarillos de boliche.

—Está bien —dijo Turi cuando se levantó y le dio una


palmada—. Muéstrame cómo funciona todo esto.

Carmine fue a la pequeña consola y le mostró a Turi cómo se


mantenía el marcador. Luego encontró la bola con la que Turi
estuviera más cómodo y la que tenía el peso con la que él
siempre había jugado. —Ahora mírame.

Los ojos de Turi recorrieron de arriba abajo el cuerpo de


Carmine y no podía confundir como lucían con cualquier cosa
que no fuera interés. Carmine se aclaró la garganta mientras se
dirigía al extremo del carril. Tenía que tomarse un momento para
recobrar el control. Su pene estaba amenazando a crecer con
fuerza por la forma en que esos ojos verdes prácticamente
habían acariciado su cuerpo.

Carmine tomó su turno, tumbando todos los pinos. —¡Strike!

—Eso no parece tan difícil. —Turi se levantó y agarró la bola.


Cuando su pareja se acercó al extremo del carril, Carmine
rápidamente le mostró al hombre como pararse. Su pareja
estaba de lado, como si estuviera a punto de lanzar la bola en
vez de rodarla.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 65


—No la lances, Turi, ruédala suavemente y no tendrás ningún
problema.

Carmine dio unos pasos hacia atrás, mirando. Cuando el


brazo de Turi se echó hacia atrás, Carmine salió fuera del camino,
por temor a que el fey dejara que la bola se fuera por el lado
equivocado. No necesitaba sus bolas rotas.

Cuando Turi levantó el brazo, la bola se le cayó. Carmine


tuvo segundos para jalar a su pareja antes de que la bola le
cayera en la cabeza a Turi. La bola golpeó el suelo con un ruido
sordo y rodó unos centímetros.

—Parecía mucho más fácil cuando lo hiciste —Turi murmuró.

Carmine agarró la bola y se la dio a su pareja. Se puso de pie


detrás de Turi, ayudándolo con algunos simulacros de
lanzamiento. La cercanía le estaba afectando. El pequeño culo
de Turi estaba contra la ingle de Carmine mientras movía el brazo
hacia adelante.

Estaba haciendo todo lo posible para no notarlo, pero


Carmine no podía pasar por alto tanto. No se podía negar que
quería al hombre, sexualmente. Turi era muy hermoso. Pero
Carmine sabía que una vez que se acostara con Turi, no habría
vuelta atrás.

Un oso no tenía que morder para reclamar a su pareja,


aunque morder era algo que amaba hacer. Pero el proceso era
mucho más simple. Todo lo que tenía que hacer era dormir con el
hombre. Por muy tentador que fuera, Carmine no planeaba joder
a Turi.

—Está bien, inténtalo ahora. —Esta vez Carmine se alejó más.

Después de una pequeña carrera, Turi dejó la bola ir.


Afortunadamente se fue por el camino esta vez en lugar de en el

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 66


aire. Unos pinos cayeron, pero Turi estaba saltando alrededor y
gritando como si los hubiera tumbado todos.

Carmine se rio del entusiasmo del hombre.

—Creo que me gustan los bolos. —Turi agarró su bola cuando


regresó. Lo hizo mejor esta vez, dejando sólo dos pinos de pie. La
mirada de suficiencia en el rostro de Turi era adorable.

—Lo estas entendiendo. —Carmine tomó la bola al mismo


tiempo que Turi trató de moverse fuera del camino. El cuerpo de
su pareja rozó el de Carmine, y los dos se quedaron inmóviles.
Grandes ojos verdes lo miraban y Carmine sintió su pene volverse
increíblemente duro. Su corazón latía más rápido y su piel estaba
de repente sudorosa.

—Disculpa —dijo Turi en voz baja, pero el hombre no se


movió.

Carmine se obligó a dar un paso a la derecha, sus


pensamientos todos revueltos mientras agarraba la bola y se
olvidaba de lo que se suponía que debía hacer con ella. Se
quedó allí como un idiota, con los ojos clavados en Turi.

—Tu turno. —Turi finalmente rompió el hechizo, tomando


asiento en su mesa.

Correcto. Su turno. Carmine había perdido el foco mientras


veía el carril. Los pinos seguían de pie, esperando que tomara su
turno. Sólo tenía que recordar cómo jugar a los bolos. Nunca una
mirada como la que Turi le había dado le había afectado el
cerebro antes. Claro, hombres y mujeres habían coqueteado con
él a lo largo de los años. Carmine había aceptado a algunos de
ellos. Pero ninguna de esas personas nunca había vuelto papilla
el cerebro de Carmine. «No vas a dormir con él». Se aclaró la garganta,
Carmine tomó su turno. Ni siquiera prestó atención a la bola que
rodaba. Su mente estaba en otro sitio.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 67


Imágenes de Turi de rodillas, con las esposas de Carmine
mientras chupaba el pene de Carmine llenaban su mente. Su
pene estaba tan duro como una roca y no quería darse la vuelta.

—Tienes más puntos que yo —Turi se quejó, sacando a


Carmine de sus sexuales pensamientos—. No es justo.

Carmine se dirigió a la cafetería, negándose a dejar que Turi


viera su erección. —Toma tu turno mientras consigo algo de
comer —le dijo sobre su hombro. Tal vez los bolos no habían sido
tan buena idea después de todo.

Turi estaba fascinado por la forma en que podía hacer a


Carmine correr. Nunca antes había coqueteado abiertamente
con nadie y estaba totalmente sorprendido de haber enviado a
un hombre tan poderoso y masculino a la cafetería con una
erección completa.

A propósito se había puesto en el camino del hombre, sólo


para ver si tenía algún efecto sobre él. Había empezado a pensar
que su pareja no estaba interesado en él. Chico, estaba
equivocado. Si la dura erección que se delineaba bajo los
pantalones del hombre era algo, el tipo estaba muy interesado.

Turi no quería jugar con Carmine, realmente no quería. Pero


la forma en que su pareja lo mantenía alejado era frustrante. Él
era un adulto y sabía lo que debería ocurrir entre parejas, pero
Carmine estaba actuando como si Turi tuviera la peste.

Cuando Carmine regresó, Turi deliberadamente se inclinó


para agarrar la bola. Movió su culo un poco antes de
enderezarse y ver hacia la ingle de su pareja. Sí, aún seguía duro.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 68


Estaba siendo una mierda, y lo sabía. Pero estaba realmente
cansado de ser ignorado. Quería ser reclamado, ser amado por
este hombre, y había decidido en el camino hasta aquí que él
iba a hacer lo que fuera para conseguir que su pareja lo
reclamara.

Había visto coqueteos antes y sabía qué hacer. La mecánica


de agitar las pestañas y mover el culo era muy básico. Incluso Turi
podía manejar eso.

—Te he traído unos nachos con queso. —Carmine dejó la


bandeja, negándose a mirar a Turi. Asegurándose de mover sus
caderas suavemente de lado a lado, Turi se acercó al extremo
del carril y tomó su turno.

Cuando se dio la vuelta, los ojos de Carmine estaban


clavados en su culo. Ahora estaban clavados en la ingle de Turi.
Podía sentir su erección formarse, su respiración cada vez más
difícil mientras recordaba cómo caminar y se dirigía de nuevo
hacia Carmine.

Su pareja apartó la mirada y Turi podía ver su nuez moverse


rápidamente. La tensión entre ellos parecía construirse, mientras
ambos tomaban su turno y seguían su juego, un juego de bolos y
coqueteos.

Si Turi no se equivocaba, Carmine estaba alardeando. El


hombre flexionaba sus bíceps, se pavoneaba hasta el extremo
del carril, y se movía de una manera que prácticamente tenía a
Turi babeando. Se preguntó si Carmine hacía esos mismos
movimientos en la cama.

El partido amistoso se había convertido en una competencia.


Pero la competencia no se trataba de quién podía conseguir la
mayor puntuación. Se trataba de quién podía coquetear más, y
cuanta provocación podrían manejar.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 69


No estaba seguro de cómo Carmine había logrado bajar la
guardia, pero Turi disfrutaba de cada segundo de la atención
que su pareja le estaba dando. Esos ojos café seguían
deslizándose por Turi, haciéndolo sonrojar antes de que él alejara
la mirada.

Este juego era mucho más divertido. A Turi le gustaba sentirse


como si fuera el centro de atención de Carmine. Cuando
Carmine no se cerraba, exudaba seducción. El hombre no era
evidente. Eran las pequeñas y sutiles cosas que estaba haciendo
lo que volvía loco a Turi.

—Parece que gané —Carmine dijo sentándose y tomando la


botella de su refresco de raíz, envolviendo sus labios alrededor del
extremo de una manera tan seductora que Turi casi gime.

—Creo que deberíamos regresar a tu casa. —Turi se inclinó


para quitarse los zapatos, sabiendo que la parte de atrás de su
camisa se levantaría, dejando al descubierto su piel ante la
atenta mirada de Carmine.

Cuando el hombre no dijo nada, Turi se giró para mirar a


Carmine. La alegría había desaparecido de los ojos del hombre,
sustituida una vez más por una cerrada expresión.

¿Qué le había hecho levantar la guardia? Turi no sabía cómo


lograr que Carmine regresara a su estado de ánimo juguetón. Se
quitó los calcetines y luego metió los pies en las sandalias,
frustrado como el infierno. Carmine se acercó y agarró los
zapatos de boliche de Turi, y se dirigió al mostrador sin decir una
palabra. Turi quería golpear algo. Parecía que ambos se llevaban
bien cuando actuaban como amigos. Pero Turi quería algo más
que amistad. Quería algo más que agitar las pestañas o flexionar
los bíceps.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 70


Turi limpió el área y se encontró con Carmine junto a la
puerta. Una vez que estaban en el estacionamiento, Turi agarró a
Carmine por el brazo. —¿Soy yo?

Podía ver la guerra en los ojos de Carmine. La expresión de su


pareja era tensa antes de que Carmine dejara escapar un largo
suspiro. —No eres tú, Turi.

—Entonces dime lo que está pasando. ¿Por qué sigues


alejándome?

Carmine se apoyó en el carro, haciendo girar las llaves en su


dedo mientras miraba hacia el bosque. —Mi padre era un
hombre muy fuerte. No creía que nada pudiera destrozarlo. Ante
mis ojos, era un pilar de roca sólida. Pero hace unos años, mi
madre murió en un accidente de tren.

Turi se quedó congelado en el lugar, absorbiendo todo lo


que Carmine estaba diciendo.

»Ellos todavía no saben cómo se descarriló el tren, pero


desde su muerte, mi padre sólo existe. Prácticamente se seca a
nada. Casi cada vez que voy, está sentado junto a la ventana,
mirando hacia el espacio.

El corazón de Turi estaba con Carmine. Podía ver el dolor en


los ojos del hombre. También podía ver que Carmine realmente
amaba a su padre y le estaba desgarrando por dentro el ver a su
padre pasar por algo como esto.

Carmine dejó de girar las llaves, las tomó en sus manos y bajó
la mirada. —No quiero pasar por algo así, Turi. No quiero saber lo
que se siente el perder a mi pareja.

Turi parpadeó un par de veces, girando la cabeza hacia la


parte trasera del carro. No estaba seguro de qué decir. Podía oír
el miedo en la voz de Carmine. El hombre realmente temía amar.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 71


—No pienso morir, Carmine —dijo Turi, porque no tenía ni idea de
qué más decir.

—Nadie piensa morir. —La mandíbula de Carmine se apretó


mientras cruzaba sus brazos sobre su pecho—. Pero ocurre.

Acercándose, Turi puso su mano sobre el brazo de Carmine.


—Entonces, ¿sólo te vas a cerrar al mundo? ¿No me vas a
reclamar porque temes salir herido?

Pasando sus manos por su cabello Carmine parpadeó


mirando hacia Turi. Turi contuvo el llanto cuando vio la verdad en
los ojos café del hombre. Eso era exactamente lo que su pareja
había planeado hacer.

Turi cerró su mano en un puño y golpeó a Carmine en el


pecho. Su pareja se veía aturdido, pero Turi estaba más allá de la
ira y no le importaba. —¡Bastardo egoísta! —golpeó a Carmine
de nuevo—. Te niegas a reclamarme porque tienes miedo de ser
lastimado. ¿Qué infiernos crees que tu negativa me está
haciendo? ¿No crees que me duele saber que mi pareja no me
quiere?

Antes de que Carmine pudiera responder, Turi se alejó. Se


alegró de que Carmine no lo rechazara porque no se sintiera
atraído. Pero la verdad dolía como una perra.

—Dijiste que no querías una pareja —Carmine le gritó


mientras Turi seguía caminando—. Dijiste que tu vida era bastante
complicada.

Turi se dio la vuelta, mirando al hombre. Su ira se desbordó


cuando escuchó un trueno y la lluvia comenzó a caer. «Simplemente
genial». —Al menos estoy tratando de hacer que esto funcione. Tú
en cambio eres demasiado cobarde para darte una oportunidad
—se dio la vuelta y comenzó a caminar de nuevo, sin saber a
dónde ir cuando la lluvia empezó a empapar su ropa.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 72


Lo único que sabía era que tenía que alejarse antes de que
Carmine dijera algo que hiciera que Turi empezara a ver al
hombre como vil. No quería odiar a Carmine. Pero, ¿qué se
suponía que iba a hacer cuando su pareja prácticamente lo
estaba descartando?

Iba a ser una larga caminata, pero decidió regresar al


rancho. No era seguro allí, pero ir a la casa de Carmine no era
una opción. Si pudiera conseguir quitarse el maldito brazalete de
su muñeca. Desaparecer sería tan malditamente útil ahora.

—No deberías estar vagando solo. —Carmine había


alcanzado a Turi e igualaba sus pasos.

Turi estaba tan enojado que empujó el pecho de Carmine. —


Ya no tienes que preocuparte más acerca de tu obligación para
conmigo, Carmine. Sólo regresa a tu miserable vida y deja la mía
en paz. —Estaba empezando a desear nunca haber conocido al
detective Carmine Bianchi.

—No sabes cómo es —argumentó Carmine.

—¿Qué, perder a mi pareja? La estoy perdiendo ahora.

—¿Y si te mueres? —Carmine gritó—. ¿Qué pasa si invierto en


ti y luego te matan?

Apartando el mojado cabello de la cara, Turi soltó su ira.


Podía ver el verdadero miedo en los ojos de Carmine. —¿Qué
pasa si inviertes en mí y no me muero?

Por la expresión en el rostro de Carmine, se podría decir que


el hombre no había pensado en esa opción. —No puedes dejar
de vivir porque tienes miedo de salir herido, Carmine. Tienes que
darte una oportunidad y disfrutar del tiempo que tengas con la
persona que amas.

Los ojos de Carmine se abrieron más. —¿Amor?

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 73


Turi gimió. Era como hablar con una pared de ladrillo. —Sí,
amor. Con el tiempo va a pasar si nos quedamos juntos. Al menos
eso espero que suceda. Ya estoy empezando a enamorarme de
ti. ¿Por qué crees que tu rechazo es como un cuchillo en mi
corazón?

—Pero nos acabamos de conocer.

—¿Tu punto?

La lluvia empezó a caer con más fuerza, pero Turi se negaba


a buscar refugio. Él no iría a ninguna parte hasta saber en dónde
se encontraba con Carmine.

Los ojos de su pareja fijos en él, la intensidad era casi


insoportable. —Estoy asustado, Turi.

Era más de lo que Turi pensó que el hombre diría. Sólo


escuchar a Carmine confesar su miedo hizo al hombre más
accesible. Turi se acercó un paso, rozando con su mano la
húmeda mejilla de Carmine. —Yo también, pero podemos tener
miedo juntos. No quiero vivir sin la otra mitad de mi alma,
Carmine.

Turi respiró profundo cuando Carmine lo agarró, llevando a


Turi a sus fuertes brazos mientras bajaba la cabeza y capturaba
los labios de Turi. Era su primer beso y Turi sentía como si todo su
cuerpo simplemente se hubiera incendiado.

Sus brazos se deslizaron alrededor de los hombros de


Carmine, jalando al hombre más cerca y rezando para que su
pareja nunca lo dejara ir. Carmine parecía verter todas sus
emociones en ese beso, dándole a Turi su miedo, su alegría, y
todo lo que el hombre había estado conteniendo.

Los ásperos bigotes de su pareja rasparon el rostro de Turi


mientras profundizaba el beso, apretando sus brazos alrededor

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 74


del cuerpo de Turi. Su boca se abrió más cuando la lengua de
Carmine entró y exploró.

El cuerpo de Turi se volvió flexible mientras Carmine


reclamaba su boca, sus manos presionando la espalda de Turi.
Desafortunadamente, Turi necesitaba respirar. Sus pulmones
ardían por el oxígeno. De mala gana, se echó hacia atrás, pero
Carmine no lo soltó.

—Dame una oportunidad, Carmine. Por favor, no me alejes.

Turi miró el rostro de Carmine y podía ver sus paredes


desmoronarse. Pero eso no significaba que su pareja cedería
ante sus sentimientos para proteger su corazón. Turi se quedó
rezando.

Para su sorpresa, Carmine abrazó a Turi más cerca, casi


estrangulando el aire de sus pulmones. —Por favor, nunca, me
dejes —su pareja le susurró al oído de Turi.

Turi besó el lado de la mandíbula de Carmine. —Nunca.

La promesa fue hecha. Turi sólo esperaba que el destino no


tuviera otros planes mientras pensaba en su padre y su tío.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 75


Capítulo 7

—¿Lo has encontrado? —Delyn preguntó a los hombres que


había enviado en busca de Turi—. No debería ser tan difícil de
encontrar. Dudo mucho que se alejara demasiado con ese
brazalete.

Podía ver a su hermano, Egon, mirándolo desde el otro lado


de la habitación. Su hermano quería a Turi y Delyn querían el
maldito dinero que le había prometido por su hijo. Estaba
cansado de vivir en este pueblo olvidado de Dios y estaba listo
para vivir como un rey en el mundo moderno.

Pero no podía hacer eso hasta que encontrara a su hijo.

—Aún no lo hemos encontrado —dijo uno de los hombres—.


No está en el rancho.

Por una fracción de segundo Delyn había sido débil, al ver los
ojos de su hijo en ese establo. Ese había sido un segundo
demasiado largo. Alguien le había disparado y Delyn se había
apartado. Maldijo su conciencia. Turi había sido más que una
carga desde el día que nació, y si no hubiera dudado, Delyn
estaría fuera de este lugar ya.

—Amplía la búsqueda. No debe estar lejos. —Delyn observó


como los hombres salieron de la choza.

—Mejor que Turi aún sea virgen cuando lo encuentren o no


hay trato —dijo Egon mientras caminaba lentamente alrededor
de Delyn—. No he velado por él para nada. Fuiste tú el que le
permitió escapar, así que eres responsable. Encuéntralo. —Egon
salió de la cabaña y Delyn apretó los dientes.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 76


De una manera u otra, iba a encontrar a Turi. Y cuando lo
hiciera, le daría una paliza antes de entregárselo a Egon. Delyn
salió de la choza en busca de su sobrino. Si alguien podría
engañar a Turi dándole una falsa sensación de confort, ese era
Kiki. Turi confiaba en su primo y Kiki lo traería de vuelta a casa.

—Debes de quitarte esa ropa mojada. —Carmine cruzó la


puerta detrás de Turi, sintiéndose nervioso por primera vez en
mucho tiempo. Su pareja había marcado su punto. Si Carmine
quería reclamar a Turi o no, él ya había desarrollado sentimientos
por el hombre.

Y de acuerdo a la confesión de Turi, tratar de mantenerse


alejado de su pareja sólo lastimaría a ambos. ¿Por qué luchar
contra esto por más tiempo? A decir verdad, Carmine estaba
cansado de huir, cansado de luchar contra lo que sentía. Rezó a
los dioses para nunca pasar por lo que su padre estaba pasando,
pero Carmine no podía dejar de vivir porque su padre estaba de
luto. Había estado a punto de renunciar a lo mejor que podría
sucederle, y joder, si Carmine iba a ser tan estúpido.

Turi era suyo y Carmine había decidido que no dejaría ir al


hombre. También sabía que si reclamaba a Turi, no había nada
que el padre o el tío de su pareja pudieran hacer. La Ley
Paranormal impedía que cualquiera interfiriera en un
apareamiento.

Una vez que reclamara a Turi esta noche, tendría todo el


derecho a defender a su pareja de la manera que le pareciera
correcta. Pero eso no era lo que estaba tratando Carmine de
hacer. Sabía que Turi se preocupaba por su padre y no era su
intención lastimar a su pareja. Pero si ese hombre se acercaba a
su pequeño fey, Carmine iba a arrancarle la cabeza al hombre.
LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 77
También había mantenido alejado a Turi, porque no estaba
seguro que su pareja pudiera manejar lo que Carmine exigiría de
él. A él le gustaba jugar, a veces, un poco duro. Carmine no
estaba seguro de que Turi pudiera manejar eso.

Estaba a punto de averiguarlo. Si Turi no podía manejar lo


kinky5 de Carmine, dejaría eso. Pero era una gran parte de su
vida y quería que Turi fuera parte de eso.

Pero esta noche iba a ir despacio. Le mostraría a su pareja los


distintos matices que Carmine disfrutaba.

—No puedo creer lo mojado que estoy.

Oh, Carmine podría tomar esa declaración de muchas


maneras diferentes.

No se había olvidado por completo del coqueteo que Turi


había hecho en el boliche. Carmine estaba preguntándose si el
hombre podía poner su dinero donde estaba su boca6.

Estaba a punto de averiguarlo. Quitándose la camisa,


Carmine la lanzó a un lado. El aire frío en la habitación acarició su
caliente piel. Estaba caliente de la necesidad que latía muy
dentro de él. Tendría que haber estado congelado al estar
mojado y en una casa con aire acondicionado. Pero Carmine
estaba caliente, listo para tomar a Turi de todas las maneras que
pudiera tener al hombre.

Cuando Turi parecía como si estuviera a punto de irse,


Carmine envolvió sus dedos alrededor del brazo del hombre y lo
jaló acercándolo. —Puedes desnudarte aquí.

Turi se quedó allí, viéndose atractivo empapado. Sus ojos


verdes se agrandaron mientras observaba a Carmine empujar los

5
Kinky originalmente extraño raro retorcido. Coloquialmente es un término usado para referirse a las prácticas
sexuales no convencionales.
6
Es una frase coloquial que significa que sea capaz de llevar a la práctica lo que alardeó delante de él.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 78


pantalones por las piernas. Se dejó caer sobre el sofá, pateó sus
botas antes de quitarse los pantalones. —¿Qué estás esperando?

Turi se agachó y se quitó las sandalias tan lento cómo podía.


Carmine se quedó con solo sus boxers mojados. Levantó las
caderas y los empujó hacia abajo por las piernas, cayendo el
material al suelo.

Ahora estaba totalmente desnudo, duro como el infierno, y


esperando que su pareja se le uniera. —Por la forma en que
estabas actuando en el boliche, hubiera pensado que estarías
corriendo para desvestirte.

Carmine se levantó del sofá cuando Turi se quedó allí


viéndose como si no supiera qué hacer. Caminaba hacia su
pareja como un depredador, dándole una media sonrisa.
Cuando llegó a Turi, Carmine no dijo una palabra.

—No puedo desnudarme —dijo Turi con una voz que era casi
un susurro. Carmine no retrocedió. Se quedó desnudo y duro, y
esperó.

Podía ver a Turi tragar visiblemente cuando sus dedos


tomaron la bastilla de su camisa y comenzó a levantar el húmedo
material sobre su cabeza. Carmine consiguió su primer vistazo del
delgado pecho de su pareja y era un espectáculo a la vista. Su
boca ya estaba salivando por morderlo. —Tus pantalones, Turi.

Carmine sabía que tenía que tomar el control. Turi parecía


estar funcionando con una célula cerebral. El hombre tardó en
moverse y la espera volvía loco a Carmine. Comenzó un lento
paseo alrededor de su pareja hasta que estuvo de pie en la
espalda de Turi. Presionando el pecho en la espalda de Turi,
Carmine apartó el cabello mojado del hombre a un lado y besó
la punta puntiaguda de la oreja de su pareja. —¿Asustado?

Turi dio un ligero salto y luego dejó escapar un largo gemido.


Carmine sonrió cuando vio la oreja de Turi moverse. Era lo más
LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 79
extraño y la vista más erótica que hubiera visto. Por la reacción a
su beso, Carmine también sabía que era una zona erógena de
Turi. Iba a tener que recordar eso.

Turi empezó a hurgar el botón de sus jeans, le llegaba el


jadeante aliento de su pareja, Carmine apoyó las manos sobre
las de Turi.

—Relájate —Carmine le dio un beso en el desnudo hombro—.


Sé que estás muy consciente de lo que está a punto de suceder.
Si es necesario que me haga cargo…

—N-no, yo puedo hacer esto.

Carmine apoyó la barbilla en el hombro de Turi mientras


observaba la forma torpe en la que su pareja trataba de
desabrochar sus jeans. Cuando inclinó la cabeza para ver a Turi,
observó que su pareja estaba parpadeando rápidamente.

—¿Eres virgen, Turi? —Carmine preguntó con el más ligero


susurro de su voz profunda por la seducción y el deseo—. ¿Por eso
estás tan nervioso?

Tuvo su respuesta cuando deslizó sus manos por los lados


desnudos de Turi y el hombre saltó de nuevo. —¡Mmm, tal vez
debería esposarte y llevarte conmigo por el camino de la
perversidad!

El aliento de Turi quedó atrapado pero no dijo que no.


Esperanza brotó dentro de Carmine de que quizás Turi podía
manejar lo que Carmine quería hacer con el hombre.

Antes de que su pareja pudiera decir una palabra, Carmine


se acercó a la mesa del lado del sofá y tomó sus esposas. Pasó el
suave acero por el brazo de Turi, provocando al hombre y
esperando a ver si Turi protestaba ante lo que él tenía en mente.

Su pareja no dijo una palabra.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 80


Carmine aliviado colocó un brazalete alrededor de la
muñeca del hombre, cerrándolo. —¿Está demasiado apretado?

Turi negó con la cabeza.

Cuando sus dedos acariciaron la otra muñeca del hombre,


sintió el silbato de plástico. —¿Necesitas tu silbato, Turi, o puedo
quitártelo?

—Yo no… —Con un movimiento casual, giró la cabeza y miró


a Carmine—. ¿Lo necesito?

El hombre estaba preguntándole si podía confiar en Carmine,


quería saber si era un lugar seguro para él. Carmine tocó el
silbato en la muñeca de Turi. —No lo necesitarás cuando estés
conmigo.

Cuando terminó de quitárselo, Carmine colocó la otra


esposa en su lugar. —Aún tienes el control, Turi. Lo prometo. —Sus
dedos rozaron la parte inferior del abdomen de Turi antes de que
Carmine desabrochara los jeans del hombre. Se tomó su tiempo,
bajando centímetro a centímetro de la mojada mezclilla. El
flexible cuerpo de Turi se tensó cuando el material llegó a sus
rodillas. Para sorpresa de Carmine, el hombre no llevaba ropa
interior. El pene de su pareja salió libre, la cabeza del pene
brillando con el pre-semen—. Inclina tu espalda hacia mí.

Su pareja lo hizo, y Carmine tocó uno de los tobillos de Turi. Su


pareja levantó el pie y Carmine sacó la mezclilla. Hizo lo mismo
con el otro pie hasta que pudo dejar los pantalones mojados en
el suelo. Carmine sostuvo los costados de Turi mientras
permanecía de pie, ayudando al hombre para que mantuviera
el equilibrio.

Carmine pasó los nudillos por la suave espalda de su pareja y


una más que caliente nalga antes de moverse para estar frente a
Turi. Inspeccionó al hombre de la cabeza a los pies y apreció
cada centímetro de su cuerpo.
LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 81
—Muy lindo. —Carmine manifestó su aprobación. El hombre
era ligeramente bronceado, tenía un cuerpo delgado, y su pene
era muy impresionante, enrojecido por la excitación y exigiendo
atención se curvaba hacia el abdomen.

Carmine se alegró de no haber mantenido su decisión de


mantener a Turi alejado. No sólo por el sexo que estaba a punto
de tener, sino porque sabía que eran una pareja perfecta en
todos los sentidos. —Te ves muy sexy con las esposas.

El lado de la boca de Turi formó una sonrisa. Parecía que


después de todo no era tan tímido. Había un pequeño rebelde
en él. —¿Eso crees?

Carmine dejó escapar un gruñido mientras entrelazaba los


dedos en el cabello de Turi. Estaba mojado, por lo que el cabello
se veía negro carbón.

Carmine inclinó la cabeza de Turi, recorriendo con sus dedos


la garganta del hombre. —Estoy seguro.

No estaba seguro de por dónde empezar. El cuerpo de Turi


era como una mezcla heterogénea y cada pedazo era un
pequeño festín para la vista. Carmine había luchado para no
acercarse, pero inconscientemente sabía que era inevitable. Era
por eso que no pudo dejar a Turi con los Lakeland. Por eso lo
había tomado bajo su protección.

Sabía que las cosas llegarían a esto, y una parte de él lo


había deseado. Por supuesto, era la parte que no estaba
gritando que no quería acabar como su padre.

—Dime, Turi, ¿alguna vez has chupado un pene? —Carmine


observó la reacción de Turi. El hombre parpadeó un par de veces
antes de que sus ojos fueran a la erección de Carmine.

—No. —Los ojos del pequeño hombre nunca abandonaron su


ingle. Carmine tenía la sensación de que Turi siempre había

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 82


querido probar el sexo oral, pero nunca se había atrevido a
experimentar.

Rodeando con los dedos la base de su eje, Carmine dio un


ligero apretón. —¿Puedes ponerte de rodillas, o necesitas que te
ayude?

El hombre parecía confuso al principio. Sus cejas se fruncieron


cuando comenzó a morder el labio inferior.

—No es una pregunta difícil, Turi. —Carmine luchó contra la


tentación de renunciar a los juegos preliminares y ayudar al
hombre. Quería a Turi tan excitado y dispuesto como Carmine lo
estaba. Tenía que controlar sus necesidades.

—Creo que podría necesitar ayuda.

Liberando su eje, Carmine se movió detrás de Turi y lo colocó


suavemente en el lugar. Sus dedos acariciaron el cabello ahora
medio seco del hombre, dejando que los mechones se deslizaran
entre los dedos antes de caminar lentamente al frente. Turi de
rodillas estaba a la altura perfecta, con la cara justo frente a la
ingle de Carmine.

—Tómame en tu boca, Turi. —Carmine guió la cabeza del


pene a los labios de Turi que se separaron. Era la más
espectacular vista que hubiera tenido. Turi estaba arrodillado,
con las manos esposadas a la espalda, con los labios
entreabiertos y esperando.

Carmine estaba malditamente cerca de correrse.

El hombre era un sumiso nato. Carmine pudo ver la verdad


en los ojos verde esmeralda de Turi. Quería que Carmine se
hiciera cargo, que le mostrara qué hacer. No, que le dijera lo que
debería hacer.

Carmine movió la cabeza de su pene sobre el labio inferior


de Turi, pintando la piel con líquido pre-seminal. Antes de que le
LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 83
dijera, Turi estaba lamiendo su labio limpiándolo, su lengua
buscando más de la esencia de Carmine.

Moviéndose hacia adelante, Carmine empujó la cabeza del


pene entre los labios de su pareja, temblando ante la sensación
de ver el pene desaparecer en la boca del hombre. —Chúpalo,
Turi.

Carmine podía sentir sus piernas comenzar a temblar, apenas


sostenía el control. Sus dedos se deslizaron por el cabello de Turi
mientras su pareja lamía el fuertemente venoso pene de
Carmine. Carmine dio un gruñido agudo, apretando los dientes
por el placer que lo recorría.

Turi podría no saber lo que estaba haciendo, pero el hombre


estaba enviando a Carmine rápidamente hacia el borde. Su
lengua giraba alrededor de la cabeza del pene, mirando a
Carmine mientras se inclinaba hacia adelante y tomaba más de
la longitud de Carmine en la boca.

Quería mover sus caderas, joder los lindos labios de Turi, pero
se obligó a detenerse. —Chúpame no me provoques.

Observaba los intensos ojos de Turi mientras lo sostenía en su


lugar. Este era un grado de tortura que nunca había
experimentado. La lengua de Turi apareció y lamió el pene de
Carmine. Era duro y áspero en su carne. Carmine no podía
controlarse. Se arqueó contra la húmeda boca de Turi,
necesitando más.

—Voy a joderte la boca, Turi. —Movió sus caderas lenta y


uniformemente. Su cuerpo estaba tan duro y se sentía tan
caliente que Carmine creía que iba a arder en llamas. Quería
dominar y poseer. Sentía la sangre recorrer sus venas. Quería
reclamar a Turi. Lo deseaba tanto que el deseo estaba a punto
de matar a Carmine.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 84


Pero primero necesitaba correrse. Su pareja lo miraba con
brillo en los ojos. Y luego Turi gimió. El placer vibraba contra el
pene de Carmine, haciéndole jadear en busca de aire. Las
pestañas de su pareja bajaron con sensualidad, sus labios cada
vez más llenos y el rostro tenso por la necesidad.

Los labios de Turi se deslizaron eróticamente sobre el pene de


Carmine haciéndole sentir como si fuera a derretirse. Sus manos
agarraron más fuerte el cabello de Turi, sosteniendo al hombre en
su lugar mientras apretaba su mandíbula.

—Tan bueno —susurró. El placer se construía dentro de él. Su


cuerpo se tensó involuntariamente, cada hueso y músculo tenso
en su lugar mientras hundía su pene más profundamente en la
boca de Turi. El calor de los labios de Turi y la humedad de su
lengua recorriéndolo, estaba matando a Carmine, matándolo
con placer.

Turi chupó duro y Carmine arqueó la espalda. —¡Joder! —Sus


dedos agarraron más fuerte el cabello del hombre mientras se
empujaba más en la garganta, dejando escapar un gruñido
agudo, a sabiendas que sus colmillos estaban totalmente fuera—.
Ahora voy a reclamarte.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 85


Capítulo 8

Turi aún estaba conmocionado por lo que acababa de


suceder cuando Carmine lo levantó del suelo y se lo llevó por el
pasillo. Su pareja pateó la puerta y Turi se dio cuenta que estaban
en un dormitorio.

Estaba nervioso y exaltado de que Carmine por fin iba a


hacerlo suyo. Su pareja le quitó las esposas y Turi casi protestó. Le
gustaba darle a Carmine el control total porque no tenía ni idea
de lo que estaba haciendo.

Su pareja levantó las manos de Turi arriba de la cabeza y


luego cerró las esposas alrededor de la cabecera.

Se quedó allí acostado mirando a Carmine, temblaba no sólo


por el aire acondicionado, sino por lo que estaba por venir. No
tenía ni idea de lo que Carmine iba a demandar de él. Turi jaló las
esposas y luego suspiró. Le gustaba tener al hombre
dominándolo.

No sabía eso de sí mismo, que quería que otra persona


tomara el control. No, no otra persona, Carmine. Turi no tenía
ningún problema dejando que Carmine lo dominara. Confiaba
en el hombre más de lo había confiado en ningún otro. Carmine
era feroz, masculino y su pareja. Turi sabía que Carmine no le
haría daño ni lo forzaría a hacer algo con lo que no estaba
cómodo. Podía sentirlo en sus entrañas.

—No puedes soltarte. —Carmine se movió alrededor de la


cama. Sus colmillos estaban totalmente fuera, sus ojos café llenos
de un fuego salvaje—. Estás a punto de ser reclamado, Turi. No
tiene sentido luchar contra eso.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 86


—Yo-yo no quiero luchar contra eso.

—Pero quieres probar tus límites. —Carmine señaló hacia las


esposas.

Eso era exactamente lo que había estado haciendo Turi. Él


no quería su libertad. Había permitido que Carmine lo asegurara
en ese lugar. Turi quería pertenecer a Carmine, en todos los
sentidos de la palabra.

Estaba harto de huir, cansado de que su padre tratara de


forzarlo a un apareamiento que no quería. Turi quería este
apareamiento, desesperadamente. Carmine era un hombre ante
el que se rendiría con mucho gusto.

Carmine se acercó a la cómoda y Turi no podía ver lo que el


hombre estaba haciendo. Estiró el cuello, pero la espalda de
Carmine era demasiado amplia para ver alrededor.

Estaría mintiéndose si dijera que no estaba un poco nervioso


acerca de todo esto. Esta era su primera verdadera experiencia
sexual —además de la fantástica mamada y él no estaba seguro
de lo que iba a suceder.

—Soy un hombre muy agresivo en el dormitorio, Turi. —


Carmine le hablaba, pero aún le daba la espalda a Turi—. Pero
quiero que sepas que nunca haría nada para lastimarte.

—Lo sé —dijo Turi con confianza.

Cuando Carmine se dio la vuelta para mirarlo, Turi no sólo se


dio cuenta de lo duro y listo que Carmine estaba, también notó
algo en la mano del hombre. Parecía un pene. Turi no era
sofisticado, al menos cuando se trataba de sexo y se preguntaba
qué exactamente iba a hacer Carmine con esa cosa.

Espera, Carmine tenía más de una cosa en la mano. Turi


estaba tratando de imaginar qué eran las cosas que tenía
cuando Carmine se acercó a la cama, dejó las cosas en la cama
LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 87
y pasó su mano por el interior del muslo de Turi. —¿Estás listo para
jugar, pareja?

El aliento de Turi se quedó atrapado ante esa palabra.


¿Cuánto tiempo había estado esperando escuchar que Carmine
la usara? «Desde la primera vez que se encontró con el hombre». Gimió cuando la
mano de Carmine se deslizó más arriba de su muslo, y luego
quería llorar de frustración cuando su pareja se detuvo justo antes
de sus bolas.

—Vamos a jugar ligeramente hoy, Turi. —Los dedos de


Carmine se deslizaron por sus muslos hasta llegar a las rodillas de
Turi—. Pero quiero que sepas que tengo la intención de jugar muy
duro contigo. ¿Puedes manejar esto?

—¿Qué tan duro? —Turi preguntó mientras extendía las


piernas separándolas más, esperando como el infierno que
Carmine captara la indirecta. Quería ser tocado en todos los
lugares íntimos de su cuerpo, pero el hombre seguía pasando sus
dedos sobre las malditas rodillas de Turi.

—¿Puedes manejar ser azotado?

El corazón de Turi se congeló en el pecho, las imágenes de


Carmine golpeándolo llegaron a su mente. —¿Cómo a un perro?

Carmine le dio una media sonrisa mientras negaba con la


cabeza. —Nada de esa manera. El objetivo es el placer, Turi.
Quiero darte mucho placer.

Azotes y placer no eran sinónimos en la mente de Turi. Uno no


iba con el otro. Pero sabía que podía confiar en Carmine.
Lamiendo sus labios secos, Turi jadeaba con fuerza mientras
miraba fijamente a los ojos a su pareja.

—Di las palabras para mí —dijo Carmine mientras sus dedos


comenzaron de nuevo a recorrer la cara interna del muslo de
Turi—. Dime que esto es algo que quieres.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 88


Turi arqueó la espalda cuando Carmine movió su mano entre
sus piernas y rodeó el ano con los dedos mojados. Sus piernas
temblaban mientras luchaba para respirar. Su pareja no lo
penetró, pero la anticipación era casi exasperante.

Turi quería gritarle a Carmine que lo tomara, pero no podía


encontrar su voz. No cuando el poderoso hombre estaba sobre
él, con los ojos café, llenos de necesidad. Carmine parecía que
aún estaba en control mientras que Turi se sentía como si su
cuerpo ya no fuera suyo. Pertenecía a su pareja y parecía que
Carmine solo acababa de empezar.

—Quiero esto —dijo Turi cuando su voz finalmente regresó—.


Por favor, quiero esto, Carmine.

Turi mordió con fuerza el labio inferior cuando el dedo de


Carmine se deslizó dentro de él. Su trasero ardía y le dolía el
pecho. Al darse cuenta de que estaba conteniendo el aliento,
Turi exhaló lentamente.

Carmine se movió hasta quedar arrodillado a los pies de Turi,


con una mano apoyada en la rodilla de Turi. El pene de su pareja
seguía estando duro como el infierno y sus ojos eran más oscuros
que antes. —¿Te gusta esto?

Las palabras se le escapaban. Turi sólo pudo asentir mientras


apoyaba la cabeza en la almohada, su cuerpo se retorcía de
placer. Su pareja estaba moviendo el dedo y haciendo que el
cuerpo de Turi sintiera cosas que nunca había sentido antes. Su
piel estaba tensa, su corazón estaba acelerado y Turi estaba muy
muy seguro de que iba a fragmentarse en cualquier momento.

¿Cómo podía alguien manejar tanto placer?

—¿Listo para otro? —Carmine preguntó, pero no esperó a


que Turi contestara. Introdujo otro dedo y Turi gritó cuando el más
exquisito deseo lo recorrió en cascada. Trató de levantar las

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 89


piernas, pero Carmine las mantuvo firmemente en su lugar con la
otra mano y el bien musculoso pecho.

Turi necesitaba algo, pero no estaba seguro de qué era ese


algo. Carmine empezó a acariciarle el pecho, las caderas, las
piernas y cualquier otra parte de Turi mientras sus dedos
trabajaban estirándolo.

—Carmine. —Turi gimió el nombre del hombre, lamiéndose los


labios mientras su cuerpo continuaba zumbando a la vida. Todo
era tan abrumador.

Su pareja iba lento, alimentando el fuego en lugar de


encenderlo como lo había hecho en la sala.

—¿Otro?

Turi jadeó ruidosamente cuando Carmine retiró su mano y


luego insertó tres dedos en su culo. Sus rodillas cayeron al igual
que su cuerpo. Turi gritó mientras se corría. Temblaba y se
estremecía cerrando los dedos en las esposas que le impedían
alcanzar a su pareja.

—Móntalo —dijo Carmine—. Déjate ir.

Turi seguía temblando, seguía disfrutando de su orgasmo


cuando sintió algo romo en su culo. Sabía que no eran los dedos
de Carmine. El objeto era demasiado duro. Cerró los ojos y gimió
con fuerza cuando su culo se extendió más.

En un segundo, Carmine estuvo al lado de Turi, acostado


junto a él, besando su mandíbula y susurrándole. —Disfruta esto
Turi. Quiero mostrarte el verdadero placer.

Comenzó a mover el objeto dentro de él, sacándolo y luego


volviéndolo a empujar dentro. Turi jaló las esposas, las sensaciones
se estaban volviendo demasiado.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 90


Como si pudiera sentir la desesperación de Turi, Carmine
desaceleró y desaceleró también el objeto. Giró la cabeza hacia
su pareja y Carmine capturó sus labios. Su mano libre tomó el
cabello de Turi, jalando suavemente mientras Turi abría la boca
más y Carmine la exploraba con un lento ritmo.

—Solo estamos entrando en calor —dijo Carmine mientras


alejaba sus labios—. Planeo jugar contigo durante horas, con o sin
juguetes.

Turi apenas oía al hombre. Se balanceaba con el ritmo del


movimiento del juguete en su culo. Quería correrse de nuevo tan
malditamente urgente que casi le suplicaba a Carmine que le
hiciera correrse. Se tambaleaba en el borde, pero no podía caer.

—Mírate —Carmine dijo mientras su mano se deslizaba por el


pecho de Turi—. Dios, no puedo creer que estaba a punto de
dejar pasar esta oportunidad.

—Carmine, necesito...

—Lo sé, bebé. Y te daré lo que necesitas. Pero todo a su


debido tiempo. —Su pareja se movió hasta estar sobre Turi y
luego comenzó a mordisquear su hombro. Turi no estaba seguro
de cuánto más de esto podría aguantar. Carmine le estaba
dando una sobrecarga sensorial.

—Quiero que esto sea especial, Turi. Quiero que esta sea una
noche que nunca olvidarás. Fui un idiota al alejarte y quiero
hacer las paces contigo, para mostrarte lo importante que una
pareja es para mí.

—Está bien. —Turi apenas consiguió decir las palabras. Estaba


jadeando por lo que en gran medida su garganta estaba seca.
Todo lo que quería era poder correrse. También quería que
Carmine lo reclamara, para que Turi fuera suyo para siempre —
sabiendo que le pertenecía a un hombre amoroso y cariñoso.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 91


Había sido tratado como un leproso por su padre toda su
vida. Su madre murió cuando él era un niño pequeño. Turi nunca
tuvo a nadie que lo considerara suyo, a nadie que lo amara.
Quería tanto que Carmine lo amara que la idea de pertenecer al
hombre casi le hacía llorar.

Carmine lamió un camino desde el hombro de Turi a su


pezón, su lengua recorrió la endurecida punta, haciendo que Turi
se estremeciera aún más. El hombre sabía lo que estaba
haciendo. El cuerpo de Turi estaba respondiendo en formas que
nunca creyó posible.

Cuando su pareja giró el juguete en su culo, Turi gritó.

—Eso se llama la próstata —Carmine dijo mientras le sonreía


diabólicamente a Turi—. Pero me gusta decir que es tu punto
dulce.

Punto dulce. Sí. Está bien. No le importaba como el hombre


quería llamarlo. Mientras siguiera tocándola, Turi era un hombre
feliz. Abrió las piernas aún más mientras trataba de liberar las
manos, pero las esposas las mantenía firmes en su lugar.

—¿Aun tratando de escapar de mí? —preguntó Carmine,


diversión en su tono.

—No —dijo Turi mientras trataba de humedecer su boca


lamiendo sus labios y tragando saliva—. No quiero estar lejos de ti.

Los ojos de Carmine brillaron ante la confesión de Turi. En ese


momento Turi sabía que amaba profundamente a Carmine. A
pesar de que el tipo fue un idiota al principio, había hecho todo
lo posible para mantenerlo a salvo. Ahora el hombre estaba
haciendo todo lo posible para volverlo loco.

—Y yo no quiero que te vayas de mi lado —Carmine confesó


mientras sacaba el juguete—. Amo que me pertenezcas, Turi. Eres
un hombre muy dulce y sexy.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 92


Turi gimió cuando Carmine se colocó entre sus piernas.
Quería que Carmine lo tomara, que lo jodiera hasta que se
olvidara de en qué planeta vivía. Jaló las manos más duro,
oyendo el gemido de la cadena contra la cabecera.

Carmine pasó los dedos por los muslos de Turi, provocándolo


y dándole a Turi una sexy sonrisa. —¿Quieres sentir mi pene en tu
culo, bebé?

—Sí. —Turi veía a Carmine pasando la cabeza de su pene


sobre las bolas de Turi. Levantó su culo, pero Carmine no lo movió
dentro de él. Apretó los dientes, diciéndose que fuera paciente,
pero Turi aún se tambaleaba en el borde.

—Dime que me perteneces, Turi. Dime que quieres que te


domine. —Carmine pasó la cabeza del pene sobre su salida, una
vez más.

—Te pertenezco, Carmine. Por favor, domíname. —Turi le diría


al hombre todo lo que quisiera oír con tal de que Carmine lo
jodiera.

—¿Por qué tengo la sensación de que sólo te someterás en la


recámara? —preguntó Carmine—. Me parece que tienes un
fuerte carácter para someterte a mí en todas las cosas.

—¿Todas las cosas? —preguntó Turi. No estaba tan seguro de


eso. Carmine estaba en lo cierto. Turi podría ser pasivo en este
momento, pero a él le gustaba hacer las cosas a su propia
manera, ser su propia persona. En el dormitorio era diferente. Le
gustaba que Carmine lo dominara cuando se trataba de sexo.

¿Pero en la vida diaria?

Carmine se rio. —Eso fue lo que pensé.

Turi apretó los dientes cuando Carmine se acercó,


empujando las piernas de Turi hacia atrás hasta que sus rodillas
casi tocaban su pecho. —Eres muy especial.
LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 93
Como sea. Deseaba que el hombre dejara de hablar y
empezara a joderlo. Estaba tan malditamente listo que un
tenedor podría quedarse atrapado en él.

—Mi pareja —Carmine susurró antes de que la cabeza de su


pene entrara en el culo de Turi. Turi siseó mientras su cabeza caía
sobre la almohada, sintiendo su cuerpo estirado cuando Carmine
entraba. Cerró los ojos, apoyó las manos en la cabecera, y se
empujó hacia atrás.

—Eso es, bebé. Jode este pene. —Un duro empujón y la dura
como el acero erección se enterró en el cuerpo de Turi hasta la
empuñadura.

Los ojos de Carmine eran noche líquida cuando Turi los miró,
tan negros que Turi podía ver su reflejo en el suave espejo de
ellos. Carmine era tan malditamente hermoso cuando estaba
excitado. Que Turi no podía creer que pertenecía a ese hombre.

Su pareja tomó los delgados hombros de Turi y comenzó a


subirlo y bajarlo mientras que Carmine aumentó la intensidad de
sus empujes. Turi se retorcía debajo de Carmine, luchando por
respirar, su cuerpo húmedo de sudor. Se empujaba contra
Carmine, con la cabeza girando contra las sábanas de la cama,
arqueándose desesperadamente rogando por correrse. Sus
manos jalaban las esposas, quería tocar, pero se lo impedían los
brazaletes de acero.

Y luego Carmine desaceleró, sus manos recorrieron el cuerpo


de Turi. —No te vas a correr tan fácilmente, amor. Te dije que iba
a tomarme mi tiempo.

—Pero quiero que vayas más rápido. —Turi estaba


malditamente cerca de lloriquear. No quería que Carmine
desacelerara.

Inclinándose hacia adelante, Carmine besó la mandíbula de


Turi. —Pero, ¿quién tiene el control?
LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 94
Carmine dio un empuje con fuerza después de preguntar.

—Tú —Turi gimió, olvidando de lo que se había estado


quejando. El pene de Carmine era tan grueso que extendía a Turi
ampliamente. Levantó las piernas y las envolvió alrededor de la
cintura de su pareja, haciendo todo lo posible para que Carmine
entrara más profundo en él.

Su pareja plantó una mano a cada lado de la cabeza de Turi


y empezó a mover sus caderas, su pene le hacía a Turi cosas para
tenerlo maullando de placer. No quería que esta noche
terminara. Quería que Carmine permaneciera enterrado dentro
de él por siempre.

Turi gritó cuando Carmine palmeó su trasero. Los ojos de su


pareja se volvieron más oscuros cuando palmeó el trasero de Turi
de nuevo. Carmine estaba disfrutando nalguear a Turi y Turi
encontró que lo disfrutaba mucho.

—Oh, infierno —gruñó Carmine—. ¿Te gusta esto?

Turi levantó su trasero más alto, deseando sentir el ardor de


nuevo. En cambio, los fuertes dedos de su pareja comenzaron a
masajear su maltratado cuerpo. Ahora Turi no estaba seguro de si
quería rogarle a Carmine que lo jodiera duro o que palmeara de
nuevo su trasero.

—Te va a encantar lo que he planeado para ti.

—¿Planeado? —preguntó Turi, apenas capaz de encadenar


dos pensamientos.

—La próxima vez —respondió Carmine mientras se empujaba


más duro dentro de Turi, moviendo más rápido su pene—. Tengo
planes muy sensuales para ti, amor.

Turi no estaba seguro de lo que el hombre estaba hablando,


y ahora mismo, no le importaba. Sólo quería que su cuerpo

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 95


explotara una vez más. Sentir a Carmine enterrado
profundamente dentro de él era el nirvana puro.

Y entonces su pareja mordió su hombro.

Turi gritó cuando pequeñas cintas de colores comenzaron a


formarse, uno saliendo de Turi y otra de Carmine. Se
arremolinaron alrededor y luego dos pequeñas formas
transparentes de la misma imagen exacta de él y Carmine
bailaban alrededor la una de la otra, fusionándose, y luego se
separaron, la imagen de Turi entró en la de Carmine y la imagen
de Carmine entró en Turi.

A pesar de que su pareja había dicho que quería que esto


durara por horas, comenzó a empujar su pene cada vez más
duro dentro de Turi, moviendo la cama con la fuerza de sus
embestidas mientras gruñía en el hombro de Turi.

Turi apretó sus piernas alrededor de Carmine, presionando los


talones mientras alternaba flexionando y relajando las nalgas
para empalarse más profundo en el duro pene de su pareja. Eso
era lo que necesitaba para ser enviado sobre el borde.

Arqueando la espalda, Turi rodó los ojos mientras su cabeza


caía gritando el nombre de Carmine cuando se corrió duro. Sintió
a Carmine tensarse y su pareja gruñó fuerte en su hombro, su
caliente semilla llenando el culo de Turi.

Mientras se quedaba sin fuerza, Carmine desaceleró las


embestidas antes de que el hombre más grande, finalmente se
saliera y tomara una llave de la mesa junto a la cama. Le quitó
las esposas a Turi y luego lo jaló al amplio pecho empapado de
sudor de Carmine.

Turi sólo se quedó allí, aferrándose a Carmine, escuchando su


corazón debajo de la oreja. La respiración de su pareja
empezaba a disminuir hasta estar bajo control. Carmine

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 96


acariciaba la espalda de Turi cuando le dijo: —Me alegro de
haber recuperado el sentido. No me puedo imaginar estar sin ti.

Turi sentía lo mismo. Carmine lo había reclamado y Turi no


podría ser más feliz.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 97


Capítulo 9

Turi observó a su pareja dormido. No quería despertar al


hombre. Su noche había sido agotadora, Carmine despertó para
reclamar a Turi una vez más, de foma más larga que la primera
vez, y por lo tanto mucho más dulce y más lento. También estaba
cansado, pero alguien estaba golpeando insistentemente la
puerta principal. Deslizándose de la cama, Turi encontró una de
las batas de Carmine y se la puso.

Se apresuró a la sala, no quería despertar a su pareja.

Turi dudaba que fueran su tío o su padre. No llamarían.


Cuando abrió la puerta, se quedó boquiabierto. —¿Kiki?

¿Qué infiernos estaba su primo haciendo aquí? ¿Y cómo el


chico supo dónde encontrarlo? Turi rápidamente miró detrás del
hombre, para asegurarse de que estuviera solo. Tenía que
asegurarse de que esto no era una emboscada. En realidad no lo
dudaba de Kiki.

—Aun sospechas —dijo su primo con las manos en las


caderas, y una mirada de exasperación en su rostro—. ¿Vas a
dejarme entrar, o tengo que hablar contigo aquí? Es una
mañana agradable y todo, pero la humedad está matando mi
cabello.

Turi no estaba seguro de qué hacer. Le agradaba su primo.


Kiki nunca le había dado ningún problema, pero no estaba
seguro de poder confiar en el hombre.

—Oh, por amor de Dios. —Su primo pasó junto a Turi y entró
en la casa de Carmine—. Deja de actuar como si estuviera aquí
para matarte o algo. —Kiki se dejó caer en el sofá, observando
LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 98
las prendas que Turi y Carmine habían dejado tiradas la noche
anterior durante el reclamo—. Oh, alguien tuvo suerte.

Turi podía sentir su cara calentarse mientras cerraba la


puerta. Su primo había sido siempre así. Vivía la vida en sus
términos y Turi envidiaba esa cualidad del hombre. —¿Qué estás
haciendo aquí?

—Dulzura. —Kiki se inclinó hacia adelante, cruzando una


pierna sobre la otra—. Cuando hay visitas familiares, se supone
que se les ofrece algo de beber, no se les trata como si fueran
sospechosos de un crimen.

—Sólo si se les invita. No recuerdo haberte invitado, Kiki. —Turi


cruzó los brazos sobre el pecho, con el deseo de estar vestido. Su
primo era como un huracán. Lo barría todo, causando todo tipo
de estragos, y luego volvía a barrer. Turi no iba a dejar que el
hombre causara ningún estrago. Ya tenía suficiente que
enfrentar.

—Tenía que salir. Sabes cuan sofocante puede ser el pueblo.


—Kiki miró alrededor de la sala, la nariz arrugada—. Esto es muy
rústico...

Turi podría exigirle a Kiki que se fuera, pero su primo no era


fácil de despedir. Había aprendido esa cualidad de su primo
creciendo con el chico que había irrumpido constantemente en
el dormitorio de Turi.

—¿Por qué no te vas a la ciudad como lo haces


normalmente? —preguntó Turi, mirando su ropa.

Recargándose, su primo tomó uno de los cojines, recorriendo


con la mirada la habitación. —Porque quería ver lo que estabas
haciendo.

Turi agarró su ropa y se dirigió al pasillo. —No toques nada.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 99


Kiki dio un exagerado escalofrío. —Me da miedo, podría
crecerme pelos en el pecho. Este lugar es demasiado masculino
para mí.

Rodando los ojos, Turi se apresuró a entrar en el cuarto de


baño, donde se vistió rápidamente. Odiaba ponerse la ropa de
ayer, pero no tenía elección. Al menos estaban secas. Saliendo
del baño, Turi entró en la sala para encontrarla vacía.

¿Dónde estaba Kiki?

Presa del pánico, Turi lo buscó hasta que encontró a su primo


en la cocina, husmeando en el refrigerador.

—¿Qué estás haciendo? —Turi preguntó mientras rezaba


para que el hombre se fuera pronto—. Te dije que no tocaras
nada.

Kiki lo miró por encima del hombro. —La comida no cuenta.


Me muero de hambre. Dime que tienes algo aquí, además de
queso y un poco de comida para llevar que debería haber sido
tirada hace días.

Turi apartó a Kiki del refrigerador y cerró de golpe la puerta.


—No se puede entrar en la casa de alguien y ponerte cómodo,
Kiki. Tienes que irte.

Su primo desestimó la preocupación de Turi con un


movimiento de su muñeca. —Parece que estás muy cómodo,
Turi.

—Eso no es asunto tuyo. —Turi no iba a decirle a su primo lo


que él y Carmine habían hecho la noche anterior. Kiki era famoso
por ser un boca floja. No es que le importara que su primo lo
dijera, pero Turi no quería que Carmine pensara…

—¡Wow! —Kiki dijo en voz alta, llevándose las manos a la


garganta—. ¡Eres un hombre grande!

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 100


Turi cerró los ojos y suspiró, sabiendo que Kiki estaba
hablando de Carmine. Jodidamente genial. Había esperado que
su primo se fuera antes de que Carmine se despertara.

—¿Y tú eres? —La voz profunda de Carmine retumbó a través


de la cocina.

—El que se va a ir —Turi respondió mientras trataba de


empujar a su primo hacia la puerta trasera. El hombre no se iba.
Giró su cuerpo y esquivó las manos de Turi. Intentó una vez más
sacar a su primo, pero Kiki no se dejaba empujar.

—¿Vas a parar? —Kiki dijo mientras golpeaba las manos de


Turi—. ¿Por qué tengo que irme?

—En primer lugar, no deberías haber venido aquí —


argumentó Turi.

Odiaba el hecho de que alguien de su pueblo supiera dónde


encontrarlo. Turi ya no sentía que estaba a salvo con Carmine.

No era cercano a Kiki. ¿Cómo sabía que esto no era una


trampa? Miró a Carmine, suplicando con la mirada. Egon era el
padre de Kiki. Para lo que Turi sabía, Egon podría haber enviado
a su hijo a buscarlo.

Carmine estuvo al lado de Turi en segundos, mirando


amenazadoramente a Kiki. —¿Quién infiernos eres?

Kiki no parecía ni un poco intimidado. Arrojó su rubio cabello


por encima de su hombro mientras le sonreía a Carmine. —
¿Quieres tomar primos?

Turi estaba mortificado.

A Carmine no se le pasaba nada. Le dio a Kiki su más


deslumbrante sonrisa mientras pasaba el pulgar por el mentón de
Kiki. —Sólo quiero saber el nombre del hombre que voy a matar
—le dijo tan dulce como el azúcar, apoyando su brazo en la

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 101


parte superior del refrigerador. Turi quería golpear a su pareja por
tocar a otra persona.

—Oh, encantador. —Kiki se rio—. Me gustas.

—Es mi primo —Turi dijo mientras señalaba a Kiki con la mano.


Sólo quería que el hombre se fuera. Turi sabía que si su primo se
quedaba más, lo avergonzaría—. Él es el hijo de mi tío.

—¿Ese tío? —preguntó Carmine, una ceja elevándose.

Turi asintió. —Sí, ese tío.

—Está bien —dijo Kiki apoyando una mano en la cadera y


señalando con el dedo a Carmine y Turi—. Ustedes dos están
hablando en clave. ¿Qué sucede?

—Tienes cinco segundos para salir antes de que te mate. —


Toda alegría había desaparecido del tono de Carmine. Se
levantó en toda su estatura, elevándose sobre el otro hombre—.
¿Cómo te atreves a venir a mi casa sabiendo lo que está
pasando con tu padre?

—Oh —dijo Kiki—. Eso. En realidad, fue el padre de Turi quien


vino a mí. Delyn quiere que convenza a Turi de regresar a casa —
miró a Turi—. Regresa a tu casa.

—Por supuesto que no —Turi bufó.

—Bueno, mi trabajo está hecho. No pude convencerlo.


Ahora, ¿podemos desayunar? Me muero de hambre.

Carmine miro a Turi. —¿Siempre es así?

—¿Loco? —preguntó Turi—. Me temo que sí. Kiki realmente no


sigue ninguna regla. Vive la vida como quiere.

—Deberías probarlo, primo. —Kiki se apoyó en la pared—. Es


muchísimo más divertido que seguir esas antiguas leyes. Confía
en mí, sé lo que es mi padre. He llegado a un acuerdo con sus
LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 102
perversiones hace mucho tiempo. Él trató de aparearse conmigo,
pero le dije que si se acercaba, le haría pasar un infierno el resto
de su vida.

Turi no sabía eso.

—Quiero decir que si yo fuera una mujer —aunque eso sigue


siendo asqueroso—, podría entenderlo. Le podría dar un montón
de bebés. Pero soy hombre. Eso sólo significa que está mal de la
cabeza. —Por primera vez desde que conocía a su primo, Kiki se
giró hacia Turi con disculpa en la mirada—. No me gusta que te
quiera. Es vergonzoso como el infierno saber que mi padre está
loco. Él puede salirse con la suya, porque es un anciano. Si me
preguntan, esas leyes deben ser cambiadas.

—Entonces, ¿no estás aquí para secuestrarme? —Turi


aventuró.

—¿Y entregarte en manos de ese monstruo enfermo? No.


¿Por qué crees que me mantengo fuera tanto tiempo? Me niego
a jugar sus juegos. También sé que tu padre no está tratando de
atarte a mi padre por el prestigio. Los oí hablar. Mi padre le
prometió al tuyo una gran cantidad de dinero para que te
emparejara con él. —Kiki cruzó la habitación y puso su mano en
el hombro de Turi—. Acéptalo, tu padre está haciendo esto por el
dinero.

Turi estaba aturdido. Odiaba a su padre por tratar de hacer


que se apareara a su propio tío por el prestigio, pero saber que se
trataba de dinero, de alguna manera, lo hizo diez veces peor. Su
padre básicamente lo estaba vendiendo. ¿Qué había hecho tan
mal de niño para que su padre le odiara desde el primer día?

No podía entender nada de eso. Turi rápidamente salió de la


cocina con su mano sobre su boca. Ya no le importaba si
Carmine mataba al hombre. ¿Por qué debería importarle? Su
padre no se preocupaba por él.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 103


Un gemido salió de sus labios cuando fuertes brazos lo
rodearon y lo levantaron. —Te tengo. —Carmine sostuvo a Turi
cerca mientras se dirigía al sofá y se sentaron. Turi estaba tan
enojado, tan frustrado que quería arremeter contra alguien.

En cambio, enterró su rostro en el cuello de Carmine,


deseando que Kiki nunca hubiera aparecido. Le había dolido la
retorcidas lógica de su padre al pensar que quería obligarlo a
hacer eso para llevar honrar a la familia, pero ahora que sabía
que era por dinero, sentía como si estuviera a punto de vomitar.

—Nunca tendrás que tratar con él de nuevo —dijo Carmine


suavemente mientras pasaba sus dedos por el cabello de Turi—.
Me perteneces, Turi.

—Él me vendió, Carmine.

—Pero, no lo logró —Carmine señaló masajeando el brazo de


Turi en un movimiento circular—. No le pagarán nada, porque
eres mi pareja y no voy a dejar que te tenga.

Turi sabía que su pareja estaba tratando de animarlo, pero


no estaba seguro de que nada ayudara en estos momentos.
Toda su vida su padre le había dicho que era una carga. Turi
siempre había hecho todo lo posible para mantenerse fuera del
camino del hombre y hacer lo correcto sólo para que su padre
estuviera orgulloso. Ahora le gustaría poder ir con el hombre y
darle un puño en la cara del tipo.

—Sé que duele, bebé. —Carmine le dio un beso en la sien.

Turi estaba malditamente agradecido con su pareja. No


estaba seguro de si hubiera sido capaz de pasar a través de todo
esto sin la fuerza de Carmine.

Limpiándose los ojos, Turi se sentó. —Si alguna vez lo vuelvo a


ver, le voy a dar una patada en sus bolas.

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Carmine sonrió mientras quitaba las lágrimas de las mejillas
de Turi con los pulgares. —Me encantaría ver eso.

—Hola —Kiki gritó desde la cocina—. Aún tengo hambre.

—Puedo decir que ambos son parientes. —Carmine retiró el


cabello de la cara de Turi—. ¿Es el mismo primo que compró la
placa de policía en la tienda de novedades?

Turi asintió. —También es quien me dio el silbato.

—¿Confías en tu primo? —Carmine preguntó mientras se


movía de debajo de Turi, sus ojos café tan hermosos que Turi
apenas podía creer que este hombre era suyo.

—Realmente no lo conozco muy bien —confesó Turi—.


Hemos estado juntos y todo eso, pero nunca hemos
intercambiado historias ni nada. Mi mente me dice que no confié
en nadie, pero mi corazón me dice que Kiki no haría nada por su
padre o el mío.

—Te sorprendería de lo que la familia puede hacer —dijo


Carmine—. Nosotros no sabemos si Kiki tiene un motivo ulterior.
Podría irse contigo si confías en él.

Turi no quería pensar que su primo fuera el malo de la


película. Ya había demasiados malos. Agregar uno más a la lista
le hacía pensar que la humanidad era una cosa del pasado, si no
podía confiar en una persona con la que había crecido, ¿en
quién más podía confiar?

Había entendido desde una edad temprana que no debía


confiar en su padre. Eso no era sorpresa. Su tío nunca había
ocupado un lugar en el corazón de Turi. Nunca le agradó el
hombre. Pero Kiki nunca le había hecho nada malo a Turi. El
chico jugaba con sus propias reglas.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 105


¿Qué pasa si Carmine tenía razón? ¿Qué pasa si Kiki estaba
aquí con su propia agenda? No sabía qué pensar. —Me duele la
cabeza.

—Eso sucede cuando se trata con la decepción. Todo lo que


estoy diciendo es que no bajes la guardia. —Carmine apoyó su
mejilla contra la cabeza de Turi. El gesto lo calmó. Incluso si todos
en su tribu resultaran ser traidores, sabía que tenía a Carmine.

—¿Al menos tienes galletas? —Kiki preguntó mientras


asomaba la cabeza por el marco de la puerta—. Me vendrían
bien aquellas con queso.

—Le gusta comer —Turi le dijo a Carmine.

—¿Y aun así está tan flaco? —su pareja bromeó.

—Prefiero ser llamado tentadoramente delgado —dijo Kiki—.


Ahora ¿pueden dejar de hablar y darme de comer?

—Cállate antes de que te eche a patadas —bramó


Carmine—. Agradece que aún no te he quitado la cabeza de los
hombros por llegar aquí.

Kiki le sacó la lengua antes de entrar de nuevo en la cocina.

Turi miró a su pareja. —¿De verdad no tienes algo de comer?

—Podría tener algo.

Turi empujó el pecho de su pareja. —Quédate aquí. Él es mi


dolor en el culo. Encontraré algo para darle. —Le guiñó un ojo a
Carmine—. O quizás sólo voy a decirle que no hay nada para
que se vaya.

—Hombre inteligente. —Carmine le sonrió.

Al entrar en la cocina, Turi decidió que iba a decirle a Kiki que


no había nada cuando se dio cuenta que su primo estaba de pie

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 106


junto al refrigerador, con el cuerpo rígido. Sus ojos estaban
clavados a un lado de la puerta que Turi acababa de cruzar.

Turi captó la señal demasiado tarde. Su padre estaba allí de


pie, agarrando a Turi antes de que pudiera abrir la boca y
desapareciendo con él.

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Capítulo 10

—Voy a matar a ese hijo de puta —dijo Carmine al teléfono


mientras conducía a la aldea de los Elfos de los Bosques. No
podía dejar de pensar en que le había prometido a su pareja que
nadie se lo llevaría. Ese hijo de puta de Delyn había hecho que
Carmine rompiera su palabra.

—El Ultionem ya tomó su decisión y le ha dicho a Delyn que


no puede obligar a Turi a acoplarse con su tío —dijo el detective
Lewis Keating al otro extremo del teléfono—. Va contra las reglas.

—De todos modos voy para allá. Turi identificó el cuerpo de


ese caso de atraco. Me dijo que Grainne había ido al pueblo
para hablar con su tío.

Keating se aclaró la garganta, pero Carmine escuchó la


censura en la voz del hombre. —Debiste haberme dicho que
presentaste un caso diferente. Podría haber ayudado, Bianchi.
Me dirijo al pueblo. No hagas nada estúpido hasta que llegue. —
Keating se detuvo—. Sé que quieres matarlo, Carmine. Pero
recuerda que es el padre de Turi. Hagas lo que hagas tendrá un
duro efecto sobre tu pareja. Es una decisión con la que tendrás
que vivir.

—Soy muy consciente de eso —dijo Carmine cuando colgó el


teléfono y lo empujó hacia la consola. Podía arrestar al hombre
por secuestro, pero Carmine sabía que no era lo que buscaba.
Quería la cabeza de Delyn en una bandeja. Pero Keating tenía
razón. Carmine iba a llevar a Delyn al Ultionem y dejar que ellos
decidieran su destino. No iba a matar al padre de Turi, sin importa
lo mucho que lo quisiera.

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—Lo juro —dijo Kiki a su lado—. No tengo absolutamente
nada que ver con esto. Yo tuve que rastrear a Turi. ¿Cómo supo
su padre dónde estaba?

—Cállate antes de que te ate y te ponga en la cajuela. —


Carmine ni siquiera estaba seguro de por qué lo había traído.
Podía usar a Kiki para intercambiarlo por Turi, pero por la forma en
que el hombre actuaba, estaba bastante seguro de que Egon se
alegraría de por fin librarse de ese tipo.

Tenía que pensar en una manera de lograr sacar a Turi de allí.


Los elfos podían desaparecer, algo que Carmine no podía hacer.
Si lo veían venir, podrían llevarse a Turi de allí y Carmine podría no
volver a ver a su pareja de nuevo.

Su pecho se tensó ante ese pensamiento. Turi había llegado


a significar mucho para Carmine. Es posible que al principio se
hubiera resistido a emparejarse con el hombre, pero eso no
quería decir que los sentimientos no estuvieran allí desde que lo
vio.

Carmine sólo quería a su pareja de nuevo. Quería a Turi a


salvo en sus brazos. Sus dedos ansiaban tocar el suave cabello
negro del hombre, y se moría por ver esos hermosos ojos verde
esmeralda, de nuevo.

Quería matar a Kiki por esto, pero su instinto le decía que el


chico no tenía nada que ver con que Delyn apareciera. No le
importaba lo que sucediera, Carmine iba a eliminar a quien
amenazaba a su pareja. Estaba cansado de que Turi tuviera
miedo y cansado de no saber cuándo sus familiares iban a
aparecer para secuestrarlo.

Esto tenía que terminar.

Dejó el carro a un kilómetro de la aldea. —Nos vamos a pie


desde aquí.

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—¿Por qué no solo te aparezco ahí dentro? —preguntó Kiki.

—Porque no voy a estar a merced de nadie. Van a estar


esperando a que hagas algo por el estilo. Lo haremos a mi
manera, Kiki. —Carmine tomó al chico por el cuello acercándolo
mientras dejaba escapar un gruñido—. Si me traicionas o a Turi,
cortaré las pelotas de tu cuerpo.

Kiki entrecerró sus ojos color avellana. —No tienes que


amenazarme. Si fuera a traicionar a Turi, me lo habría llevado tan
pronto como abrió la maldita puerta. Ahora quita tus patas de mí.

Carmine lo liberó. Todavía no confiaba plenamente en el


tipo, pero Kiki estaba en lo cierto. Si hubiera querido a Turi, podría
haberlo secuestrado antes de que Carmine se levantara de la
cama. Abriendo la puerta, Carmine salió.

Revisó el arma y la colocó de nuevo en su funda. Era un


cambiaformas, pero a veces las garras y los dientes no eran
suficientes. Lo había aprendido de la manera dura en su línea de
trabajo. Además se dirigía a territorio desconocido. Carmine no
tenía ni idea a lo que se enfrentaba.

—Tenemos centinelas. Estarán buscándote —dijo Kiki


llegando a un lado de Carmine—. Mi padre les habrá dado la
orden de que te maten si te ven.

—Que lo intenten. —Carmine empezó a moverse por el


bosque, manteniendo los ojos y los oídos abiertos. De vez en
cuando, se detenía para olfatear el aire, asegurándose de que
no tenían compañía.

—No estoy acostumbrado a caminar —se quejó Kiki—. Estoy


acostumbrado a aparecer y desaparecer. ¿Cómo infiernos haces
esto todo el tiempo?

—Cállate —advirtió Carmine—. ¿Quieres que sepan que


estamos llegando?

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Carmine se sorprendió un poco cuando el hombre curvó sus
labios, había estado esperando que el hombre discutiera. Él
agarró el brazo de Kiki y se detuvo cuando oyó el chasquido de
una rama. Alguien estaba aquí con ellos.

Antes de que Carmine pudiera protestar, Kiki los había


aparecido detrás del intruso. Kiki le hizo una señal de corte en la
garganta y luego señaló al chico de pie delante de ellos.
Carmine sacudió la cabeza. No iba a matar a un centinela por
hacer su trabajo. Este hombre no era su objetivo.

Egon y Delyn lo eran.

Kiki se encogió de hombros y luego tomó una piedra,


golpeando la cabeza del desprevenido centinela.

—¿Qué eres, suave? —Kiki preguntó mientras el chico se


derrumbaba y él dejaba caer la roca.

Carmine quería estrellar a Kiki contra un árbol, dejando que


sus colmillos se alargan. —Nunca me llames suave.

—Entonces deja de ser tan misericordioso. ¿Crees que ese


hombre habría mostrado misericordia si tuviera la ventaja?

—No he venido aquí para una masacre, Kiki. He venido aquí


para hacer que mi pareja regrese.

—¿Es tu pareja? —Kiki gritó las palabras—. ¡No puede ser!

Carmine estaba a segundos de frotarse las sienes. Tal vez


debería haber dejado al primo de Turi en casa.

—Pero eso lo cambia todo —Kiki dijo mientras empujaba la


mano de Carmine. Carmine liberó al chico—. Mi padre no puede
obligar a Turi. Él ya ha sido reclamado. Es una sentencia de
muerte si él toma a Turi, sabiendo que el hombre ya tiene pareja.

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—No estoy seguro de que lo sepa —Carmine empezó a
caminar de nuevo—. Pero voy a asegurarme de que no se
acerque de nuevo a Turi. —Sabía que estaba hablando con el
hijo de Egon, pero Carmine no iba a endulzar las cosas.

Carmine sabía que Keating llegaría con ayuda, pero él no


iba a esperar. No sabía lo que le estaba sucediendo a su pareja
en estos momentos. Su oso estaba amenazando con salir ante la
idea de que alguien dañara a su pareja.

—¿No deberíamos esperar a los refuerzos? —preguntó Kiki—.


El Ultionem puede manejar a mi padre y a Delyn.

Carmine le gruñó a Kiki. —¿Cómo sabes eso?

Kiki señaló sus orejas. —Escuché la conversación. A pesar de


que mi padre se niega a formar parte del nuevo consejo, no es
tan tonto como para ir en contra de ellos.

—Entonces, no has oído toda la conversación, Kiki. Ya está en


contra de ellos. El Ultionem ya dio su sentencia. Delyn no podía
forzar a Turi a ninguna maldita cosa.

Kiki apoyó las manos en las caderas. Carmine notó que el


hombre hacía eso mucho. —Le dije a mi padre. El padre de Turi
es codicioso. A él no le importa lo que nadie diga. Tratará de
entregar a Turi en las manos de mi padre a pesar de lo que
decidió el Ultionem.

Y eso es lo que le preocupaba a Carmine. Al parecer el


padre de Turi estaba empeñado en emparejar a su hijo con
Egon, sin importar las consecuencias. Un hombre como él era
muy peligroso.

Carmine apresuró sus pasos, decidido a llegar junto a su


pareja antes de que algo pasara. Kiki detuvo a Carmine y luego
señaló. Carmine podía ver la periferia del pueblo. Revisó con la

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mirada alrededor para asegurarse de que no hubiera más
centinelas cerca.

Kiki de puntitas se acercó a él y luego le susurró al oído. —Voy


a ir a explorar el lugar y saber dónde tienen a Turi. Quédate. Un
ataque por sorpresa es lo mejor.

Carmine asintió, pero algo seguía en su mente. ¿Por qué el


hijo de Egon era tan útil cuando existía la posibilidad de que el
anciano muriera? Era cierto que el anciano era un monstruo
pervertido, pero un niño a veces se hacía de la vista gorda ante
las depravaciones de sus padres a la hora de protegerlos.

¿Por qué Kiki sería diferente?

Sintiéndose como si estuviera siendo tomado por tonto,


Carmine se movía lentamente y en silencio al otro lado del
pueblo. Observó a Kiki entrar a una cabaña y luego volver a salir
un segundo después, mirando a su alrededor.

—¿Qué estás haciendo? —un hombre alto y delgado le gritó


a Kiki.

—Buscando a mi padre, tío Delyn —respondió Kiki—. ¿En qué


negocio están?

Carmine sintió que presionaba sus molares posteriores


mientras veía al padre de Turi. Quería matar al hombre por
vender a su hijo. Nunca entendería a los hombres como Delyn. La
familia lo era todo. No había manera de que Carmine vendiera a
ninguno de sus parientes —a pesar de que tenía un tío loco que
no le importaría prestar a otra familia.

—Métete en problemas en otro lugar, mocoso —Delyn le


bufó a Kiki.

Kiki se acercó más, bajando la voz, pero Carmine era capaz


de oír lo que le decía al hombre. Dios, amaba su oído de shifter.
—Estás enojado porque sé la verdad. Turi no es tu hijo biológico y
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haces todo lo posible por deshacerte de él para no recordar que
tu pareja estaba embarazada cuando la conociste.

Delyn levantó la mano, pero Kiki se salió del camino antes de


que el hombre pudiera atacar. —¡Cómo te atreves!

Kiki se separó de Delyn y corrió hacia otra cabaña. Carmine


estaba allí de cuclillas, aturdido por lo que el primo de Turi
acababa de revelar. ¿Lo sabría Turi? No creía que su pareja
supiera que Delyn no era su padre biológico.

Carmine sonrió al ver a Kiki salir de la otra cabaña, mirando a


su alrededor. El hombre tenía bolas. Le concedía eso. Quizás
después de todo podía confiar en el hombre. Frunció el ceño
cuando Kiki escondió las manos detrás de su espalda y comenzó
a silbar. Carmine no entendía lo que el hombre estaba haciendo.

—Hey, papá. —Kiki saludó con la mano a otro hombre que


caminaba hacia él.

—Te dije que no me llamaras así —dijo el hombre.

Parecía que Kiki era una pesadilla para muchos de los


hombres de aquí. A Carmine le agradaba la valiente
personalidad del chico. Podía ver de dónde Turi sacó sus rarezas.
El que fuera la pareja de Kiki, tendría problemas en sus manos.

—Ceo que después de todo forzarás a Turi —Kiki dijo mientras


señalaba con el pulgar por encima del hombro—. Por lo menos
esperaste hasta que fuera adulto.

El odio en la voz de Kiki sobresaltó a Carmine. Las palabras


estaban llenas de un veneno que sólo podía venir de… Carmine
se limpió la frente mientras su estómago se retorció en nudos.
Sabía en ese momento que Egon tenía que morir. El hombre era
un bastardo pervertido.

Carmine se levantó en toda su estatura, listo para atacar


cuando una mano se posó en su hombro. Se dio la vuelta,
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dispuesto a luchar hasta la muerte cuando vio a Keating detrás
de él.

—La ayuda estará aquí en cualquier momento —susurró el


detective.

—Y mi pareja está dentro de esa cabaña —gruñó Carmine.


No estaba seguro de si Egon había intentado algo con Turi y no
iba a seguir esperando. Empujando la mano de Keating del
hombro, Carmine entró en el pueblo, su arma en la mano.

—¿Cuál es el significado de esto? —Egon dijo con un tono


altanero que crispaba los nervios de Carmine. Keating estaba
junto a él, también con su arma fuera.

—Secuestraste a mi pareja de mi casa —dijo Carmine—. Ese


delito se castiga con la muerte.

—¿Tu pareja? —Egon parecía realmente perplejo.

—Turi —dijo Carmine—. Ahora lo liberarás antes de que haga


un maldito agujero en tu cabeza.

Egon se dio la vuelta, sus ojos buscando algo. Carmine lo


notó justo cuando Egon encontraba a alguien. Vio a Delyn de
pie, con el rostro ceniciento. —¡Me mentiste!

Delyn parecía tan confundido como Egon. —Él no tiene


pareja —se defendió Delyn—. El hombre está mintiendo.

—Entrégame. A. Mi. Pareja —Carmine dijo con los dientes


apretados—. O te juro que te pego un tiro. —Levantó su arma,
apuntando a la frente de Egon. Había pasado muchas horas en
el campo de tiro y era un maldito buen tirador. Si Egon lo
provocaba, Carmine probaría que podría poner una bala entre
los ojos del hombre.

—¡Eres un patético idiota! —Egon se giró hacia Delyn—.


¡Cómo te atreves a darme la pareja de alguien más!

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—Mátense después —Carmine les gruñó. No le importaba
que esos dos lucharan hasta la muerte—. Entrégame a Turi.

Delyn se dirigió hacia la puerta de la choza, retrocediendo


lentamente. —Nunca vas tener a mi hijo. —Sacó un largo cuchillo
dentado de su túnica—. Antes lo mataré.

Carmine disparó, golpeando directo entre los ojos. Delyn


cayó al suelo, inmóvil.

—No está aquí —Egon dijo en un tono que indicaba que no


le importaba que Carmine acabara de matar a su hermano.
¿Qué infiernos sucedía con esa familia? ¿Acaso no sabían
absolutamente nada acerca de la lealtad?

—¡Está en la cabaña! —Kiki gritó. Antes de que Carmine


pudiera detener al hombre, Egon se giró y golpeó a Kiki con tanta
fuerza que la cabeza se fue bruscamente hacia atrás. Carmine
disparó su arma una vez más, pero Egon había desaparecido
antes de que la bala siquiera estuviera cerca.

Carmine no lo dudó. Se apresuró a la cabaña y entró. Turi


estaba en la cama, parecía dormido. Kiki entró detrás de
Carmine. —Delyn debe haberle dado una poción para hacer
que Turi se durmiera. —El hombre miró a los ojos a Carmine y
luego hacia el piso de tierra—. Pensaba tomar a Turi, mientras
que tu pareja estaba drogado.

Carmine sabía exactamente quién. Metió la pistola en la


funda y levantó a Turi de la cama, acunando a su pareja en sus
brazos. Carmine lo abrazó fuerte, presionando sus labios en la
mejilla de su pareja. —Te tengo, bebé.

Turi no se movió. Eso molestó a Carmine. Aunque Kiki había


dicho que Delyn le había dado a Turi una poción para hacerlo
dormir, no se sentiría mejor hasta que el médico de la manada
revisara a su pareja.

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Cuando salió de la choza, Carmine vio a Maverick y Zeus de
pie justo fuera de la cabaña. Maldijo cuando se dio cuenta de
que ni siquiera tuvo la oportunidad de preguntar por qué Grainne
había estado viniendo aquí. Eso ya no le importaba. Que se joda
el caso. Turi era más importante. Lo había presentado como un
atraco y esa era la forma en que se quedaría.

Los ojos de color gris claro de Maverick ardían de ira mientras


miraba a Turi. —¿Acaso Egon lo tomó?

Le tomó un momento a Carmine entender lo que le


preguntaba. —Él no violó a mi pareja. —Esas palabras
encendieron aún más el odio en su corazón hacia Delyn y Egon.
Carmine quería que Egon pagara por esto. Había visto en los ojos
del hombre que no le importaba que Turi fuera su pareja. Quería
al chico y había desafiado las órdenes del Ultionem para tener a
Turi.

Carmine miró el cadáver de Delyn. —Él iba a matar a Turi.

—Sabemos lo que pasó —dijo Zeus, allí de pie como una


enorme montaña. Maverick era alto, pero Zeus era más alto, y un
infierno de más grueso. Parecia que el mismo diablo hubiera
engendrado al líder—. Egon va a pagar por esto. No hay ningún
lugar en el que se pueda ocultar donde no lo encontremos.

Carmine inclinó la cabeza. Lo único que quería hacer era


llevar a su pareja a casa. Se giró hacia Kiki, sintiéndose mal por
cómo habían salido las cosas.

Kiki hizo un gesto con la mano hacia Carmine. —No te


preocupes por mí. Estas personas imbéciles podrán darme la
espalda si quieren, pero no pueden quitarme mi casa.

Una vez más, Carmine admiraba al hombre por sus bolas de


acero.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 117


Un desconocido se acercó, su postura valiente y fuerte. —Él
va a estar a salvo.

—¿Y tú eres? —preguntó Carmine.

—Iam. Soy el líder de los Elfos de los Bosques. Lamento no


haber estado aquí cuando Delyn tomó a Turi pero traté de
evitarlo una vez que me enteré. Envié a mis centinelas a buscarte,
para asegurarme de que estabas a salvo.

Carmine pensó en el centinela noqueado en el bosque, y se


alegró de no haberlo matado. —Es posible que desees buscar al
tipo que está inconsciente en el bosque.

Maverick se rio. —Ya lo encontramos. Va a estar bien.

Carmine se alegró. —Quiero llevar a mi pareja a casa —


iInclinó la cabeza hacia Keating, agradeciendo al hombre por
estar ahí para él.

Keating le dio una sonrisa tensa, inclinando la cabeza.

—Iam te aparecerá allí yo llevaré tu carro —ofreció Zeus.


Carmine no iba a discutir. No tenía ganas de recorrer el largo
camino a casa. Sus dedos se cerraron firmemente en Turi cuando
Iam agarró su brazo y apareció a Carmine y Turi en casa.

En cuestión de segundos Iam estaba de regreso, el doctor


Sheehan a su lado. Después de que el doctor examinó a Turi, dijo
lo que Carmine había sospechado. —Sólo tiene que dormir la
mona.

—Gracias —dijo Carmine cuando Iam desapareció con el


doctor, se metió en la cama junto a su pareja y acercó a Turi, y se
prometió que nunca volvería a dejar que alguien apartara a este
pequeño hombre de él.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 118


Capítulo 11

Turi deslizó la pieza en espiral de plástico alrededor de su


muñeca, y prometió no volver a quitársela de nuevo. Al infierno
con eso. No iba a correr más riesgos con su seguridad.

—Pensé que no lo necesitabas. —Carmine señaló con la


cabeza la muñeca de Turi.

—Eso pensé hasta que mi querido padre me secuestró —dijo


Turi—. No voy a dejar que lo haga de nuevo.

Turi notó la forma en que Carmine apartaba la mirada, su


expresión era culpable como el infierno. Turi había estado
noqueado durante las últimas doce horas. Aún estaba cansado
como el infierno, pero se obligó a levantarse de la cama. Estaba
tratando de poner todas las piezas juntas de lo que había
sucedido a su regreso a la aldea, pero un montón de cosas
estaban muy difusas.

—Tenemos que hablar, Turi.

No le gustaba ese tono. Algo andaba mal y Turi tenía una


urgencia de huir. Carmine no lo miraba a los ojos mientras se
sentaba en el sofá. Las entrañas de Turi se enrollaron firmemente
cuando se arrodilló a los pies de Carmine, observando el hermoso
rostro de su pareja. —¿Qué sucede?

Su pareja se acercó y apartó el cabello de la cara de Turi,


acomodándolo detrás de las orejas. Las cejas de Carmine
hundidas ligeramente mientras se mordía el labio inferior. Era una
mirada extraña para el hombre. Carmine siempre parecía tan
seguro de sí mismo, tan en control. Por lo que la vacilación era
inquietante.
LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 119
—Desde el primer momento en que puse los ojos en ti, yo
luché contra emparejarme. Te hablé de mi padre y la razón de
eso.

Turi se acercó más, poniendo las manos sobre las rodillas de


Carmine. Tenía la sensación de que iba a necesitar la seguridad.
—Lo hiciste.

—Cuando tu padre te secuestró —Carmine dijo mientras sus


dedos recorrían la mandíbula de Turi—. Estaba aterrado. Creí que
iba a desaparecerte a alguna parte y nunca te volvería a ver.

Hasta ahora a Turi le gustaba lo que estaba oyendo. Carmine


estaba confesando sus sentimientos y Turi absorbía todo. Sólo que
tenía la sensación de que Carmine iba a llegar a algo.

—Durante el camino a tu pueblo, mis emociones eran un


desastre. Estaba asustado, enojado y listo para matar a alguien
para que regresaras. Pero en ese caldero de emociones, una de
las sensaciones que más estaba experimentando me tomó por
sorpresa.

Turi estaba completamente confundido. No tenía ni idea de


lo que Carmine trataba de decir. Sabía que el hombre no era
bueno para expresarse, pero sus nervios estaban alterados y Turi
deseaba que acabara de decir lo que fuera que estaba
tratando de decir.

Carmine se acercó y puso una mano en cada lado de la


cara de Turi, inclinando su cabeza hacia atrás y mirándolo a los
ojos. —Me di cuenta de que te amo, Turi.

Turi tragó el nudo en la garganta. Sabía que le importaba a


Carmine. El hombre se lo había demostrado en todos los sentidos.
Saber que Carmine lo amaba era algo que Turi sólo podía soñar.
Sus dedos recorrieron la mezclilla de los jeans de Carmine. —
También te amo, Carmine.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 120


Su pareja sonrió, pero podía ver problemas en los ojos café
del hombre. Carmine tenía más que decir. Turi lo sabía. —Sólo
dilo. —Sus nervios no podían tomar más suspenso. Turi ya había
sufrido bastante. No quería más malas noticias, pero no iba a
evitar que Carmine dijera lo que tenía en mente.

Carmine jaló a Turi y lo acunó entre sus fuertes brazos. Turi


estaba realmente asustado. Se dio cuenta de que Carmine
estaba posponiéndolo. —Por favor, sólo dilo, Carmine —Turi
suplicó en un susurro.

—Maté a tu padre. —Los brazos de Carmine se apretaron


alrededor de él, casi cortándole el suministro de oxígeno a Turi. Se
dio cuenta de que su pareja estaba esperando una tormenta,
que Turi gritara y gritara y posiblemente le pegara.

—¿Lo hiciste a propósito? —Turi preguntó, su mente girando


ante las noticias. Aunque Delyn había sido un hijo de puta con
Turi, el tipo aún era su padre. No estaba seguro de lo que estaba
sintiendo en estos momentos. Sus emociones se habían cerrado y
se sentía un poco adormecido.

Carmine se retiró, megando con la cabeza. —Sacó un


cuchillo y se dirigía hacia el interior de la cabaña. No podía dejar
que te matara, no podía dejar que te apartara de mí, Turi… no
otra vez. Sabía que si te sacaba de la cabaña, nunca te volvería
a ver.

Turi observó el rostro de Carmine y su instinto le decía que su


pareja seguía ocultando algo. No estaba seguro de poder
manejar más malas noticias. Su padre estaba muerto. Esas
palabras seguían repitiéndose en su mente. —Por favor, dime el
resto, Carmine. Deja de ocultármelo.

Las manos de Carmine recorrieron de arriba a abajo los


brazos de Turi. —Eres demasiado perspicaz.

Una vez más, el hombre estaba haciendo tiempo.


LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 121
Su pareja suspiró. —Escuché a Kiki decirle a tu padre que no
eres hijo de Delyn. Dijo que tu madre estaba embarazada
cuando la conoció.

Turi no podía decir que estuviera devastado por la noticia


porque Delyn no había sido un buen padre. Aturdido sería más
apropiado. —¿Él no era mi padre?

Eso explicaba mucho. Explicaba por qué Delyn siempre le


había dicho que era una carga y lo había tratado con una fría
distancia durante toda su vida. El hombre odiaba el hecho de
que Turi fuera un recordatorio constante de que su pareja había
estado con otro antes que él.

Turi deseaba que su madre aún estuviera viva. Tenía tantas


preguntas sobre quién era su verdadero padre. Pero el secreto de
quién era su padre biológico había muerto con su madre. Turi
estaba malditamente seguro que Delyn no se lo hubiera dicho.

—¿Estás bien? —Carmine continuaba acariciándolo, la


preocupación en sus ojos.

—Voy a estarlo —Turi respondió con sinceridad—. Es mucho


para asimilar de una vez.

Los dos se giraron cuando un fuerte golpe sonó en la puerta


principal.

Carmine se levantó y se movió del sofá. Los pasos de su


pareja eran de depredador, le decía a Turi que el hombre no
estaba jugando. Turi esperaba como el infierno que no hubiera
un problema del otro lado, porque se dio cuenta de que Carmine
estaba al final de su cuerda.

Carmine miró por la ventana y luego se movió a la puerta y la


abrió. Turi estaba un poco sorprendido de ver a Maverick de pie
del otro lado. —Tenemos que hablar, oso.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 122


Su pareja se movió para permitir que con grandes zancadas
Maverick entrara. Turi observó al hombre extremadamente alto
sentarse en la silla al otro lado del sofá. Tenía curiosidad por saber
por qué Maverick estaba aquí.

Carmine se sentó junto a Turi, jalándolo de nuevo a sus fuertes


brazos. —¿Encontraste a Egon?

Maverick negó con la cabeza. —Él no está en ninguna parte


donde pueda ser encontrado, pero cuando reaparezca lo
sabremos y lo atraparemos.

Turi sabía que Maverick estaba hablando del Ultionem. El Alfa


arrojó algo que Carmine atrapó en el aire. Cuando Carmine
abrió la mano, Turi vio una pequeña llave en la palma de su
pareja.

—Parece que la maldita llave está teniendo una gran


cantidad de kilometraje en estos días —Maverick dijo mientras se
acomodaba de nuevo.

El corazón de Turi empezó a correr cuando Carmine abrió el


brazalete alrededor de su muñeca. Quería gritar de alegría de
tener de nuevo su libertad, ahora podría desaparecer. No quería
volver a ver ese brazalete de nuevo en su vida.

Carmine le arrojó la llave a Maverick. —Gracias.

El Alfa inclinó la cabeza. —Sólo he venido para quitarle el


brazalete a Turi e informarte sobre Egon. —El hombre se puso de
pie y se dirigió hacia la puerta. Echó un vistazo por encima del
hombro, con los ojos perforando a Turi—. También voy a
averiguar quién es tu padre biológico.

Turi se mordió el labio inferior, evitando que el sollozo


escapara de entre sus labios. Lo único que pudo hacer fue asentir
mientras el Alfa se iba.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 123


Carmine le dio un beso en la sien a Turi. —Saldremos de todo
esto.

Turi sabía que nunca volvería a sentirse seguro mientras Egon


estuviera suelto. Pero tener a Carmine de su lado ayudaba a
calmar sus nervios. —Lo sé.

Maverick se dirigió a su motocicleta, sumido en sus


pensamientos. Ya sabía quién era el padre de Turi. Pero no
estaba seguro de si debía decirlo. No era asunto de su
incumbencia, pero le molestaba que el saberlo inquietara aún
más a Turi que ya había pasado por bastante.

Debería haber mantenido su gran boca cerrada.

«Maldito corazón sangrante».

No estaba seguro de que fuera en el mejor interés de Turi


decirle que Marino Malone era su padre biológico y que Turi era
medio demonio.

Delyn lo había sabido y había hecho que Turi pagara por


algo que no era su culpa.

Quizás era mejor dejar las cosas como estaban. Marino no


era ni siquiera consciente de que Turi era su hijo. Lo más probable
era que el hombre tratara de utilizar esa información en su
beneficio.

No, era mejor que Turi no lo supiera. Con la decisión tomada,


Maverick montó en su motocicleta y se fue. Pero no se dirigió
directamente a casa. Esta noche quería montar en la
motocicleta. Cargaba tantos secretos que algunos días la carga
era demasiado pesada.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 124


Una vez que hizo un recorrido fue en busca de Cecil. Su
pareja siempre le daba consuelo. El hombre podría ser un
problema la mayoría de los días, pero el destino sabía lo que
estaba haciendo cuando lo emparejó con el humano.

Cecil entendía los demonios internos de Maverick y nunca lo


juzgaba, siempre lo consolaba. Y eso era exactamente lo que
necesitaba.

—Creo que mi cabeza da vueltas —Turi dijo mientras se


agarraba las sienes.

Carmine se rio mientras besaba a Turi en el cuello. —Has


tomado demasiada azúcar. Eso no es bueno para alguien que
no está acostumbrado a comer esas cosas. Te dije que redujeras
la velocidad. —Carmine no había dejado de sonreír desde que
llevó a Turi a la ciudad. Su pareja había ido de un lugar a otro,
comiendo todo lo que caía en sus manos y bebiendo refresco de
todos los sabores que Carmine le compraba.

—Debería haberte escuchado —Turi gimió—. Siento que voy


a vomitar.

Caminaron por el centro comercial, principalmente mirando


aparadores, a menos que Turi viera un puesto de comida u otra
bebida que aún no hubiera probado. Era refrescante estar con
alguien al que no le importaba lo que la gente pensara. Turi
gritaba y se reía tan fuerte como podía.

Carmine amaba eso.

Se habían detenido en una tienda de sexo, Carmine invirtió


en nuevos juguetes. Le explicó a su pareja lo que eran las
diferentes cosas y dejó que Turi escogiera lo que quería probar.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 125


Pensó que elegiría los lubricantes de sabores. El hombre parecía
tener un diente dulce ahora que sabía lo que era el azúcar.

—¿Qué es eso? —preguntó Turi, abriendo mucho los ojos ante


el tren que circulaba por el centro comercial. Sus verdes ojos
brillaban y Carmine sabía que estaba a punto de viajar en el
maldito tren.

—Eso es para los niños, Turi.

—Pero también hay adultos —argumentó Turi—. ¿Por qué no


puedo subir?

Sabiendo que su pareja había vivido en el pueblo toda su


vida —excepto cuando fue secuestrado cuando era más joven,
nunca había experimentado ninguna cosa moderna, Carmine
cedió, aunque esperaba como el infierno que ninguno de sus
compañeros detectives lo atrapara en el maldito tren para niños.

Carmine pagó su boleto y Turi saltó, rebotando en su asiento.

¿Cómo podía negarle al hombre un simple placer? Turi


parecía como si estuviera a punto de estallar de emoción.
Carmine se deslizó junto a su pareja y puso su brazo detrás de Turi,
jalando su largo cabello negro. —¿Estás teniendo un buen
momento?

Turi sonreía de oreja a oreja mientras asentía. —El mejor —le


dio a Carmine un rápido beso—. Gracias por traerme.

Esa sonrisa hacía que el montar en el maldito tren para niños


valiera la pena. Simplemente no podía creer que hubiera estado
de acuerdo. Dios, su pareja estaba convirtiendo a Carmine en un
blandengue. En cualquier otro momento, Carmine no sería
atrapado ni muerto montando esa cosa.

El tren empezó a moverse y Carmine pensó que iba a tener


que clavar el culo de Turi al asiento. Se asomaba, queriendo

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 126


tocar todo. Dos veces el conductor tuvo que detener el tren para
decirle a Turi que mantuviera la cabeza y las manos en el interior.

Parecía que se olvidó de sus náuseas mientras saludaba a


todos los que pasaban. Cada vez que pasaban a un niño
pequeño, Turi soplaba ese molesto silbato, riendo cuando el niño
le devolvía la mirada. El hombre rebosaba de entusiasmo, con el
rostro enrojecido. Carmine creía que era el hombre más guapo
vivo. Se sintió años más joven con Turi.

También había descubierto que Turi era años más joven que
él, incluso para los estándares paranormales. A Carmine no le
importaba. Turi era un adulto y era su pareja. Eso era todo lo que
le importaba.

—¡Mira eso! —Turi dijo exuberante, tratando de salir del tren


en movimiento cuando vio una tienda de ropa con zapatos tenis
de color naranja brillante en la ventana. Carmine tuvo que
detenerlo y evitar que saltara del tren.

Jaló a Turi hacia su asiento. —El viaje está por terminar.


Podemos regresar y verlos.

Turi se giró hacia él y luego miró a los pies de Carmine. Tenía


una expresión reflexiva. —Sólo he usado sandalias.

—¿Qué pasa en el invierno? —preguntó Carmine. No había


manera en el infierno que el padre de Turi fuera tan insensible
para hacer que Turi usara sandalias… espera, estaba hablando
de Delyn. Carmine tenía la sensación de que el hombre había
hecho que Turi se congelara en el invierno. Ese pensamiento hizo
que Carmine deseara poder traer al hombre de vuelta a la vida
para volver a matarlo.

—Envolvía tela alrededor de mis pies. —Turi lo dijo como si


fuera algo normal. Evitó que la mandíbula le cayera hasta el
pecho. Nunca antes Carmine había estado tan agradecido de
haber nacido shifter y no Elfo de los Bosques.
LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 127
El tren se detuvo y Turi salió de la maldita cosa en un abrir y
cerrar de ojos. El hombre estaba agotando a Carmine. Agarró a
su pareja del brazo antes de que Turi corriera. —Vamos a ver los
zapatos.

Turi parecía como si se hubiera olvidado de los zapatos.


Carmine no. Había visto cómo los ojos de Turi se habían
encendido tan pronto como los vio.

Sí, iba a comprarle cosas a su pareja. Carmine ya podía verse


en su futuro gastando su dinero en Turi solo para ver la luz en el
rostro del hombre.

¿Se arrepentía de lo que estaba por venir?

Por supuesto que no. Turi merecía eso y mucho más.

—Gracias —murmuró Turi, con el rostro enrojecido—. Sé que


el tren es para los pequeños humanos, pero gracias por
complacerme.

Carmine no podía besar a Turi de la forma en que quería


dado que estaban en un centro comercial, pero sonrió
acunando la mejilla de su pareja y dándole un guiño de ojos a su
magnífico hombre. —Lo que sea por ti, Turi.

Dios, Carmine hacía por amor cosas que normalmente no


haría. Pero no podía encontrarse diciendo que no. Turi no exigía
nada, sólo disfrutaba lo que la mayoría daba por sentado, o eran
demasiado paranoicos para probar. Un viaje en tren le había
costado nada más allá que un poco de su orgullo o masculinidad
y Carmine sabía que lo haría de nuevo en un santiamén.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 128


Capítulo 12

Egon miraba por encima del hombro, asegurándose de que


no lo siguieran. Había sobornado a alguien para que lo llevara al
reino de los demonios. Estaba seguro de que nadie lo buscaría
aquí. Si Delyn no estuviera muerto, él mataría a su propio
hermano.

Durante años había estado preparando a Turi para que fuera


su pareja. Estaba furioso como el infierno de que el pequeño
imbécil hubiera encontrado a su verdadera pareja. Eso era sólo la
suerte de Egon. Pero sabía quién era el padre de Turi —su padre
biológico— y Egon iba a usar esa información en su propio
beneficio.

Aún no estaba seguro de cómo.

Había estado trabajando durante años con Marino, pero aún


tenía que conocer al hombre. Shanta pudo haber financiado el
laboratorio donde habían estado experimentando con el Liquid
Wrath7, pero era Egon quien manejaba el lugar. Había tenido
cuidado de mantener sus idas y venidas en secreto. Ni siquiera su
idiota hermano sabía que manejaba el laboratorio.

Se había enfurecido cuando el pequeño niño, Cole, le había


sido arrebatado. Egon había necesitado esa sangre, pero ya que
el niño estaba bien protegido por los osos, tuvo que recurrir a
otras fuentes para sus experimentos.

Divisando el Melting Pot, Egon se dirigió hacia allí. Sabía que


Marino Malone estaba ahí. Aunque Delyn no era carne y sangre

7
Liquid Wrath, literalmente, liquido furioso, o ira liquida, pero como es el nombre con el que designan una
droga se deja el original.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 129


de Turi, se había mantenido monitoreando a Marino, siempre
tramando y tratando de encontrar una manera de hacer dinero
con su información. Egon debería haber sacado a su hermano de
su miseria hace eones.

No había sido otra cosa más que un dolor en el costado de


Egon, siempre tratando de parecer importante, pero siempre
pidiendo dinero. Era una carga que él hizo todo lo posible para
evitar. La única razón por la que Egon no le había hecho nada a
Delyn era porque quería a Turi.

Ese plan se había ido al infierno.

—¿Puedo ayudarle? —preguntó un hombre tan pronto como


Egon entró por la puerta.

—Estoy aquí para ver a Marino Malone —paseó la mirada por


el restaurante, sin saber cómo se vería Marino.

—Lo siento, pero el señor Malone no está cenando con


nosotros.

«Joder». Egon se estaba enojando. Parecía que iba a tener que


mantener un perfil bajo hasta que pudiera encontrar al maldito
hombre. Iría tras Turi y lo tomaría, tomando en cuenta todo el
trabajo que había puesto en él, pero Egon no era tan tonto como
para ir en contra del Ultionem. Se había resistido a unirse a ellos,
porque tenía su propia agenda, pero no era tonto.

Saliendo, Egon decidió buscar un lugar para quedarse hasta


que pudiera averiguar su próximo movimiento.

—Tengo una sorpresa para ti —Carmine dijo mientras


apoyaba el hombro en el marco de la puerta, mirando como Turi

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 130


guardaba las nuevas cosas. Su pareja había balbuceado todo el
camino a casa, agradeciendo a Carmine por los maravillosos
regalos que le había dado.

Lo triste era que sólo le había comprado un par de zapatos,


dos camisas y unos jeans. No era nada extravagante ni grande,
pero Turi actuaba como si fuera Navidad. Dolorosamente el
hombre había crecido sin alguien que lo consintiera y Carmine
estaba decidido a asegurarse de que Turi no estuviera así de
nuevo.

—Pero ya has hecho mucho por mí —dijo Turi mientras


cerraba el cajón de la cómoda—. ¿Estás seguro de que aún no
estás tratando de que tome los caramelos?

Carmine no pudo evitar la sonrisa que se dibujó en su rostro.


Ahora era su broma personal y planeaba usarla en los próximos
años.

El destino lo había bendecido con Turi y Carmine iba a


mostrarle al hombre cada maldito día que estaba agradecido
por lo que tenía.

—Vas a tener que seguirme para averiguarlo. —Sabía que


obtendría la atención de Turi. El hombre se veía curioso como el
infierno mientras seguía a Carmine. Carmine tenía que admitir
que estaba un poco nervioso. Era su pareja y quería que todo
estuviera bien entre ellos, especialmente su vida sexual. Aunque
amaba su lado kinky sabía que no sería feliz a menos que Turi
también lo fuera.

Deteniéndose en la puerta al final del pasillo, Carmine apoyó


la mano en el picaporte. Turi se acomodó el cabello detrás de la
oreja, mostrando la perfecta punta. El hombre era simplemente
adorable cuando mordía su labio inferior. —¿Me va a gustar?

—Eso espero —dijo Carmine antes de abrir la puerta. Había


construido esta habitación con la esperanza de darle a su pareja
LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 131
un cuarto de juegos perfecto, pero nunca había traído a nadie,
hasta ahora.

Turi cruzó el umbral, sus ojos parpadeando de una cosa a


otra. —¿Qué es esto?

Carmine se acercó por detrás de su pareja, presionando su


pecho contra la espalda de Turi mientras envolvía sus brazos
alrededor del hombre. —Nuestra sala de juegos.

Carmine había invertido en una mesa de nalgadas, una cruz,


y tantos malditos juguetes que podría abrir su propia tienda. Todo
estaba en orden, nada fuera de lugar. Porque nunca había
utilizado la habitación. Tenía la esperanza de cambiar eso.

Llevaría a Turi tan lento dentro de esto como el hombre lo


necesitara. Tenían el resto de su vida para explorar lo que le
gustaba y no le gustaba. Ahora Carmine estaría más que feliz
azotando el trasero del hombre. Su miembro se endureció ante la
imagen y besó el cuello de Turi. —¿Quieres probarlo?

Turi giró la cabeza hacia él y Carmine lamió los labios de su


pareja y mordisqueó, antes de tomar la lengua de Turi en su
boca. Su pareja se acercó más, inclinando la cabeza
completamente hacia atrás mientras Carmine lo saboreaba.

Una mano se extendió sobre el abdomen de Turi mientras


con la otra masajeó el pene de su pareja cubierto por la
mezclilla. Presionó su pene contra el culo de Turi mientras su
pareja se abría más para él. Carmine quería volver loco a Turi,
tenerlo listo para explorar nuevas vías en su relación. No quería
que su pareja huyera de esto.

Turi se apartó, con los ojos como piscinas de lujuria líquida


mientras miraba a Carmine. —Me complaciste hoy, así que quiero
devolverte el favor.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 132


Liberando la erección del hombre, Carmine curvó los dedos
debajo de la camisa de Turi y levantó la tela sobre la cabeza de
su pareja. Su largo cabello negro caía en cascada sobre sus
hombros, Carmine quería jugar con los sedosos mechones.

—Tienes que decirme lo que tengo que hacer —dijo Turi


mientras daba un paso atrás y se desabrochaba sus jeans. ¡El
diablillo estaba sonriéndole con travesura! Carmine gruñó, dando
un paso hacia adelante, presionándose contra su pareja mientras
su pene se engrosaba más.

—Quítate la ropa.

Carmine empezó a respirar más fuerte cuando Turi se giró y se


inclinó, haciendo gala de su buen trasero mientras se quitaba sus
sandalias. El hombre lo estaba haciendo a propósito. Carmine no
podía esperar para hundir su pene en ese apretado pequeño
culo, pero él tenía otros planes primero.

Señaló a una mesa. —Dobla la ropa y colócala allí, junto con


tus sandalias.

Turi se agachó y tomó la camisa, doblándola mientras se


acercaba a la mesa. Luego tomó las sandalias y las puso junto a
la camiseta. Carmine observó con atención mientras su pareja se
movía para quitarse los jeans. No había necesidad de moverse.
La tela no era estrecha, pero tenía la sensación de que su pareja
le estaba dando un espectáculo.

Un espectáculo que Carmine estaba disfrutando a fondo.

Una vez que estaba desnudo, Turi se giró hacía Carmine


quien notó lo duro que estaba su pareja. Su pene curvado hacia
su abdomen, la cabeza del pene llena de sangre. Tuvo que
detenerse allí por un momento y controlar su lujuria. El hombre era
la tentación en dos patas y Carmine estaba agradecido de ya
no estar luchando contra el chico. ¡Qué idiota había sido! Dejarlo

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 133


habría sido el mayor error de su vida. Perderse el estar con Turi
habría sido una tragedia pura.

Turi se detuvo sonriéndole, sus cejas en un profundo ceño. —


¿Qué?

Carmine cruzó la habitación, pasando la mano por los


costados de Turi. —¿Te he dicho últimamente lo mucho que te
amo?

Los labios de Turi se abrieron mientras miraba a Carmine


como si fuera su luna y sus estrellas. Tragó saliva un par de veces
antes de sacudir la cabeza. —Hoy no.

Carmine pasó la mano por un lado de la cara de su pareja,


dándole una emotiva sonrisa, dejando que el hombre viera en sus
ojos cuán sincero realmente era. —Te amo, Turi.

El aliento de Turi se quedó atrapado mientras se apoyaba en


la mano de Carmine. —También te amo.

Besando los labios de su pareja, Carmine dio un paso atrás y


señaló hacia la mesa de azotes. —Agáchate, bebé —gruñó
juguetonamente.

La sonrisa había vuelto, Turi movió sus ojos hacia Carmine


antes de acercarse a la mesa, sus caderas balanceándose
pesadamente hacia atrás y adelante. El hombre estaba siendo
provocador y Carmine estaba listo para morder al hombre en su
culo.

Se dio cuenta de que Turi todavía tenía el silbato alrededor


de su muñeca. Carmine se rio mientras se movía hasta que estuvo
frente a Turi. —Si quieres que me detenga, sopla el maldito
molesto silbato.

Turi echó un vistazo a su muñeca y luego se rio. —


Honestamente, no creo que lo vaya a seguir necesitando. Lo usé
como protección, pero ahora mi protección mide uno noventa.
LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 134
Esa era la cosa más extraña y más dulce que nadie jamás le
hubiera dicho a Carmine. Su oso gruñó en aprobación cuando
Carmine tocó el silbato de plástico. —Quiero que lo uses cada
vez que estemos en esta sala.

—Eres un hombre extraño —Turi dijo mientras se inclinaba y


levantaba el culo al aire—. ¿Me quieres así?

Oh, Carmine iba a palmear el culo de su pareja por su


descaro. El chico sabía lo mucho que Carmine se encendía ante
la idea de jugar con Turi en esta habitación y estaba ordeñando
hasta la última gota de lujuria de Carmine.

Caminando alrededor de la mesa, Carmine palmeó el


trasero de Turi antes de ir al armario lleno de juguetes. Agarró un
látigo ligero, sonriendo antes de hacerlo girar. Su pene dio un
vuelco al ver la huella de su mano en el trasero de Turi.

El hombre seguía inclinado, pero estaba mirando alrededor


de la habitación, viendo todo lo que Carmine había comprado.
—Estoy realmente esperando que la cruz no sea algo que utilices
para lanzar dardos y cuchillos a la gente.

Carcajadas estallaron de los labios de Carmine antes de que


pudiera contenerla. El hombre era tan refrescante. —Difícilmente.

Turi miró sobre su hombro a Carmine. —Sólo comprobaba.

El hombre era especial. Carmine podía ver que su vida nunca


sería aburrida al estár acoplado a este hombre. Se tomó su
tiempo para regresar con Turi. Estaba apreciando la vista.

—¿Qué vas a hacer con eso? —Turi preguntó mientras


observaba el látigo en la mano de Carmine.

—Estás haciendo demasiadas preguntas, amor. Sólo relájate


y disfruta —dejó que los hilos en el látigo se deslizaran lentamente
por el trasero y la espalda de Turi, y luego por su costado. Sus
colmillos amenazaban con aumentar cuando Turi se estremeció.
LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 135
Movió su muñeca, dando a Turi un ligero golpe con el látigo.

—No fue tan malo —comentó Turi.

—Silencio —Carmine dijo antes de sacudir su muñeca de


nuevo, dejando caer el látigo un poco más duro en el trasero de
Turi. Empezó a imaginar cómo se vería su pareja atado. Había
tantas cosas que quería hacer con el hombre. Iban a tener
muchas horas de placer en esta habitación.

—¿Es eso todo lo que tienes? —El desafío de Turi impactó a


Carmine. Estaba tratando de ir suave con su pareja en lugar de
flagelarlo duro. Parecía que su pareja estaba más en esto de lo
que Carmine podría haber esperado.

—¿Me estás retando? —preguntó Carmine.

—¿Te suena como un desafío? —Turi levanto más su trasero—.


Incluso yo podría golpear más fuerte que eso.

Carmine jaló el brazo hacia atrás y dejó que el látigo se


deslizara en el aire. Aterrizó con un fuerte thwap sobre el trasero
de Turi. Su pareja sacudió la cabeza hacia atrás mientras gemía
fuerte. Repitió el movimiento un par de veces más antes de
colocarse frente a Turi y sacando su pene paso su mano por la
dura carne. —Chúpame, Turi.

Turi envolvió sus labios alrededor de la cabeza del pene de


Carmine mientras azotaba el trasero de Turi, una y otra vez. Su
pareja llevó el pene de Carmine más abajo en su garganta.
Infierno, Carmine estaba a punto de perder la cabeza. Los labios
de Turi eran tan suaves, tan húmedos mientras él jodía la boca
del hombre.

Agarró el cabello de su pareja, jalándolo mientras deslizaba


su pene más profundamente. —Así es, toma todo de mí.

Carmine se estremeció cuando Turi colocó de forma


automática las manos en su espalda y abrió más la boca. El
LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 136
hombre era un alumno rápido. Sabía que Turi nunca había
incursionado en algo como esto.

Parecía que el hombre había nacido para ser sumiso, al


menos cuando se trataba de sexo.

Elevando el látigo, Carmine lo dejó volar un par de veces


más, Turi gemía alrededor de su pene. Estaba tan cerca que
sabía que se correría muy pronto. Sus bolas se elevaron
apretándose y un cosquilleo comenzó por su columna vertebral.

Necesitaba liberarse.

Carmine lanzó unos golpes más duros y luego entró en la


garganta de Turi, su cuerpo se estremeció cuando su orgasmo lo
inundó. Se quedó allí por un momento, respirando a través de las
hedonistas sensaciones antes de sacar su pene.

—¿Ahora qué? —Turi preguntó mientras se lamía los


hinchados labios, sus ojos vidriosos e impresionantes.

—Oh, amor, estoy muy lejos de terminar contigo.

Podía sentir a Turi mirándolo mientras se movía detrás del


hombre y se dejaba caer de rodillas, lamiendo cada marca que
había puesto en el cuerpo del hombre.

Cuanto más su lengua jugaba sobre la piel de Turi, más duro


estaba Carmine. Su lengua recorrió un camino hasta el pliegue
del hombre y luego lamió el pulsante agujero de Turi.

—Carmine. —Turi se estremeció hasta la punta de los pies.

—Mmm, te gusta eso. —Carmine pasó la lengua unas veces


más, sus manos mantenían a Turi en su lugar. Amaba la forma en
que hacía a su pareja retorcerse, su cuerpo se movía ágil cuando
Carmine lamía al hombre una y otra vez antes de hundir su
lengua profundamente en el culo de su pareja.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 137


Las caderas de Turi se movían de un lado a otro mientras
trataba de empujar su culo hacia atrás, empalarse en la lengua
de Carmine. Carmine tuvo que envolver los dedos alrededor de
su eje para no correrse. Estaba perdiendo el control rápidamente
y sabía que si no jodía a Turi, se iba a correr en su mano.

Esta era la primera vez que usaba esta habitación y la


emoción era demasiada. Quizás la próxima vez iría más lento,
pero en este momento el oso de Carmine estaba gruñendo por
entrar en su pareja.

Se puso de pie y caminó hacia el gabinete, tomando la


botella de lubricante, lubricó sus dedos mientras regresaba con su
pareja y luego metió dos en el interior del agujero de su pareja.
Turi se estremeció y gimió, separando más las piernas.

—Alguien quiere que lo joda.

—Ese soy yo —dijo Turi, apenas diciendo las palabras más allá
de su jadeo.

Carmine movió la muñeca abriendo al mismo tiempo los


dedos en tijera.

Después de un momento, deslizó un tercer dedo, su cuerpo


tarareando con la anticipación de joder ese apretado culo.

Cuando no pudo soportarlo más, retiró los dedos, y los


reemplazó con su pene. Agarró las delgadas caderas de Turi y
comenzó a moverse más fuerte, más rápido y más profundo.

Esta iba a ser una jodida muy rápida. Su pareja estaba tan
apretado y caliente alrededor del pene de Carmine, los músculos
apretaban su pene como un suave puño de terciopelo.
Separando más los muslos de Turi, Carmine empujó sus caderas
hacía el culo de su pareja, sintiendo su tenso escroto contra la
base de su pene mientras se empujaba más profundo y duro al
interior del hombre.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 138


Turi estaba maullando como un bien jodido gatito mientras
Carmine empujaba sus caderas hacia adelante, su eje entrando
más profundamente.

—Más duro, Carmine. Por favor, jódeme más rápido.

El ruego de Turi volvió loco a Carmine. Aumentó su velocidad,


el sonido de golpe de piel contra piel retumbaba en la
habitación. Cuando Turi gritó su liberación, su agarre se cerró
sobre el pene de Carmine, por lo que le era casi imposible
moverse.

Estaba abrumado por el fuerte calor alrededor de su duro eje


y el sonido de puro éxtasis en la voz de Turi. Carmine podía sentir
el fuego recorrer su espalda. El placer envolviendo la cabeza de
la erección de Carmine como diminutos dedos del Paraíso.

Con una ráfaga de duros y rápido golpes, Carmine


finalmente se congeló, enterrado tan profundo como podía estar
y rugió su finalización. Una vez que drenó su simiente, Carmine
sacó el pene del culo de Turi, observando como su pareja
trataba de recuperar el aliento.

Carmine se secó el sudor de la frente y luego escuchó un


pequeño toque del silbato. Miró hacia abajo para ver a Turi
todavía inclinado sobre la mesa, con el molesto silbato entre los
labios. —No creo que necesites hacer sonar eso, Turi.

Su pareja le sonrió ampliamente. —Ya no es mi silbato de


ayúdame. Ahora es dios-como-te-amo-silbato.

Carmine se rio mientras levantaba a Turi y lo acurrucaba en


sus brazos, besando el costado de su cuello. —Entonces haz sonar
la maldita cosa hasta que tus pulmones estén en llamas, amor.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 139


—He oído que me buscabas.

Egon se dio la vuelta para encontrar a un gran hombre que


estaba a su derecha. La postura del tipo era casual, pero Egon
podía ver que estaba evaluándolo por la forma en que el
hombre lo estaba mirando. —¿Eres Marino Malone?

—Eso depende de quién quiere saber —Marino —Egon


asumió que era el hombre que estaba buscando— dijo mientras
cambiaba su peso, recordándole a Egon un gánster de los viejos
tiempos. Las manos del tipo estaban cruzadas delante de su
cuerpo y sus hombros se relajaron, pero sus ojos...

—Yo…

—Sé quién eres —Marino lo interrumpió—. Y sé por qué estás


aquí. ¿Quieres que te esconda en algún lugar, como pago por
haber manejado uno de mis laboratorios. —Su tono era helado—.
¿Te parece que me importa que estuviste involucrado en la
producción del Liquid Wrath?

Egon se dio cuenta de que había cometido un grave error al


venir aquí. Había oído lo poderoso que era este hombre, y sí,
había pensado que tendría un margen de maniobra, ya que
había manejado el laboratorio. Aparentemente Marino tenía una
idea diferente de lo que significaba la lealtad.

Pero, ¿en realidad había algún tipo de lealtad entre los


malos? —Entonces, seguiré mi camino.

Marino alzó una mano, mirando a los ojos a Egon para ver si
se atrevía a dar un paso más.

—Me han dicho que trataste de aparearte con tu propio


sobrino, yendo en contra del Ultionem.

Egon no estaba dispuesto a defender las costumbres de los


Elfos de los Bosques. —¿Y qué?

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 140


Marino se encogió de hombros. —Aunque estoy muy
impresionado que desafiaras su decisión, ahí hay un pequeño
problema.

Tragando saliva, Egon sabía que su tiempo había terminado.


Marino no era un hombre estúpido. Podía ver la inteligencia en los
siniestros ojos del hombre.

Pero no obstante jugó al hacerse el ignorante. —¿Qué


problema?

Marino se movió sobre él, sus grandes manos rodeando el


cuello de Egon. —Precisamente fue a mi hijo a quien trataste de
forzar a aparearse contigo. Nadie jode a un Malone.

Egon luchó unos segundos antes de sentir que su vida se


agotaba. Había elegido al hombre equivocado para joder,
aunque el darse cuenta de eso fue demasiado tarde.

LUCHANDO CONTRA LA TENTACIÓN| Lynn Hagen | 141


Acerca de la Autora
Lynn Hagen ama escribir acerca de algo imperfecto, pero
adorable. También ama los héroes que pueden pasar por todo
para al fin encontrar el diamante de un hermoso corazón.
Puedes encontrarla cualquier día frente a su laptop con una
taza de caliente té de Java, trabajando en lo que dirán los
personajes de su siguiente historia

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Traducción:
Esther

Corrección:
Zamorita

Edición y formato:
Gaby

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