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Capitulo primero LA RESURRECCION DE JESUS ES UN MISTERIO DE SALVACION Segun una idea demasiado extendida, la_resurrecci6n es un epilogo. El misterio se epresenta por entero en el Calvario, y el drama tiene su desenlace el viernes santo a la hora nona. La_pascua nos da a conocer los destinos del héroe después de su gran aven- tura, Consumada su obra, era necesario que el Hijo de Dios volviera a la vida, “por cuanto no era posible que fuera dominado por la muerte” (Act 2, 24). ~ La Escritura no concibe de este modo la historia de nuestra redencién, I, DATOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO En el AT, Dios esboza la salvacion que va a consumar en Israel al fin de los tiempos. Se revela como el Dios que salva de la muerte ; la_salvacion del hombre aparece como una vida procedente de Dios. Varios salmos? refieren sufrimientos similares a los de Cristo y una salyacion providencial semejante a su resurreccion. Ordinaria- mente, son los sufrimientos y la salvacién del salmista, del justo en general o del pueblo de Dios lo que constituye el tema de estos salmos. Acosado por sus enemigos, el fiel de Yahveh desciende de dolor en dolor hasta las puertas del seol. Pero la oracién y la justicia de su causa reclaman la intervencién divina, y Dios lo saca de las profundidades de la prueba. En todos estos salmas se disefia un doble movimiento de descenso y subidael hosquejo de una muerte yuma resurreccion. - Ps 16; 22; 30; 31; 35; 40; 41; 49; 55; 69; 102; 109; 118. 22 La resurreccién de Jesus /¥I NT ha hecho la exégesis de la mayor parte de dichos salmos. Seguin ésta, el pensamiento divino desborda el reducido horizonte del justo de la antigua Ley y alcanza a Cristo en sus pruebas mesia- nicas y en su triunfo *. Para los apéstoles, estos textos estan anima- dos de un presentimiento y Ilenos de una lejana presencia. El justo y que_sufre y a quien salva Yahveh es el doble de Cristo; lleva sus mismos rasgos; su voz tiene resonancias mesianicas, de tal manera que el discipulo de Jestis reconoce en él el rostro de su maestro y el sonido de su voz. El ejemplo de Cristo habia permitido una interpretacién que hace recaer sobre su persona textos que histori- camente se refieren a profetas, a cantores de Israel o a las gestas de su historia 8, Si queremos admitir esta exégesis carismiatica, haciendo justicia al sentido histérico de los textos, debemos creer que Israel, a lo largo de su historia, es el profeta de Dios para el futuro, que profe- tiza_mds_atin_por su historia que por los cantos de los salmistas 4 y de los profetas. Forma ésta muy divina de anunciar el porvenir. Con frecuencia Israel no sabe todo lo que representa ni comprende todo lo que dice. Si habla de si mismo o de su historia actual, mas tarde parecera que hablaba de alguien por venir o de realidades futuras, pues Israel es ya el pueblo mesianico y lleva consigo, por designio divino, el germen de la esperanza, Cuando mas adelante se abra la flor, los apéstoles le atribuiran lo dicho sobre la semilla, exponiendo convenientemente las riquezas de los textos primitivos 4, 7 __De este modo el NT vera en la salvacion concedida ininterrum- pidamente al pueblo antiguo la prediccién de la salud definitiva ; en las _quejas angustiosas del justo seguidas de acentos | ira lavoz del Cristo doliente y la alegria de su resurreccién (Ac 25-28). Para los apéstoles, mas_que para_el_exegeta_moderno, la muerte _y Ja resurreccién habjan sido anunciadas por el AT (Lc 24, 26s. 44; 1 Cor 15, 35.). En esos textos antiguos, la salvacién reside en la intervencién de Dios pedida por la oracién. El sufrimiento_no salva, él es el ° 3 ——_seemmento_no_salva, ¢l es el ¢ maldel que se ve libre el justo. Dios acude en su_socorro; le resti- tuye ata _vida, le establece en la plenitud de la alegria (Ps 16); y 2. Of Mt 21, 42 y par; Le 23, 46; 1oh 2, 17: 13, 18; 18, 25; | Act 1, 20; 2, 25-28; Rom 18, 3; Hebr 10, 5-10. 3 Me 21, 42 y pars Le 4, 18 (se aplica ante tede al profeta); Toh 13, 18. 4. Los cantores de Israel tenian ya, al menos vagamente, esta iluminacién de la fe sobre la profunda naturaleza de su historia nacional’ Fl salmo 45, por ejemplo, que dirige a un rey dividico alabanzas mesidnicas, y el 87, que celebra a la antigua Como la metrépoli de los pueblos, da un testimonio de esto. Para ellos la era mesiani- ca no debia ser mis que “el términe de la teocracia de Israel” Misterio de salvacién 23 las alabanzas de Dios irrumpen en la gran asamblea (Ps 40; 69; 102). E] salmo 118 anuncia que en el dia que hizo el Sefior el pueblo, poco ha despreciado y rechazado, se constituye en piedra angular de la casa de las naciones edificada por Dios. Los destinos mundiales de Israel_se cumplen en la salvacion_que sigue a_su_humillacién. Entre los salmos del justo doliente merece lugar aparte el sal- mo 22 por su_extraordinaria densidad mesianica. Podemos creer \que su autor vivid en si mismo la primera realizacién; para muchos modernos resulta dificil admitir que un hombre que expresa su angustia con tal profundidad de sentimientos hable siempre en nom- bre de otro. Mas he aqui que el héroe de este canto es un hombre de impor- tancia tan excepcional, que su suerte interesa a todos los pueblos hasta los confines del mundo, y su rescate trae consigo la conversién de las naciones, esperanza de los tiempos mesidnicos, La descrip- cién de la prueba y liberacién sobrepasa la aventura de este doliente y adquiere dimensiones mesidnicas. Hay que tener en cuenta ademas su fascinante belleza de alma: inocencia sin jactancia, dulzura en medio de las mas odiosas crueldades, sereno abandono en las manos de Dios. Verdaderamente, este justo supera con mucho a cualquier escritor antiguo y alcanza la talla del Siervo de Yahveh. Mas que con los otros salmos del justo doliente, el salmo 22 entronca con los cantos del Siervo, Si por una parte expresa el dolor y las esperanzas del autor, se coloca por otra en el primer plano de los cantos inspi- rados que profetizan a Cristo, debido a la intensidad y amplitud de sentimientos religiosos y mesianicos. No es que hable explicitamente de muerte y resurreccién, sino de dolores mortales y de una liberacién milagrosa. El estado de este desgraciado es tal, que se encuentra proximo a la desesperacién. Se. le eseapa la vida. Fluye como el agua. Han taladrado sus manos y sus pies, todos sus huesos estan dislocados, Los verdugos se. reparten_sus_vestidos, Y de pronto el_alma del moribundo salta de gozo en la certidumbre de una plenitud de vida: Dios ha inter- venido, parece haber despertado a_un_muerto, A_la fase dolorosa no se atribuye ningtin cardcter meritorio, ni en provecho del héroe mismo, ni de los demas, sino en cuanto que la liberacién de] doliente es una respuesta al grito de su angustia, En eambio, la liberacion tiene una resonancia universal; suscita acciones de gracias a través del universo. El héroe mismo entona las alaban- zas de Yahveh en la gran asamblea. Ofrece un sacrificio eucaristico € invita a todos lo: pobres a saciarse en él. Después el horizonte se 24 La resurreccién de Jesus ensancha; mas alla de la asamblea de Israel, todas las naciones son llamadas a tomar parte en el coro de alabanzas. Extraviadas ante: se vuelven ahora a acordar de Dios por esta liberacién y se convier- ‘ten a El de todos los confines de la tierra. Esta influencia salvadora no s¢._limita_a la_generacion_contemporanea, repercute a través de las_generaciones venideras_y_se_sumerge_cn_las_profundidades del pasado: “A FI solo adoraran todos los que duermen en tierra, ante EI se curvaran los que al polvo cayeron; mi alma vivira para El, Mi posteridad le servira, hablara del Sefior a las generaciones veni- deras ; y pregonaran su justicia al pueblo que ha de nacer” (v. 30 s)5, La liberacion de este justo ilumina las dos vertientes de la historia, los que “duermen en tierra” y los que “nacen a la vida”; despierta a unos para la alabanza y a los otros alli los convoca. La salvacién del gran justo es, pues, el punto de partida y el motivo de esta accién de gracias y de la conversién universal, Aunque la versién del versiculo 30 no sea enteramente segura, las consecuencias de la liberacion adquieren proporciones grandiosas que no se podran valorar mas que a la luz de la revelacion neotesta- mentaria: Israel y las naciones, las generaciones futuras, y sin duda las que pueblan el seol, estan comprendidas en la liturgia de alabanza nacida de la liberacién del justo. Sin embargo, aun mis rico que el salmo_22 es el tiltimo_de Jos cantos del Siervo de Yahyeh (Is 52. 13 - 53, 12), la _llamada “Passio Domini Nostri_Jesu_Christi_secundum Isaiam”, Indiscutiblemente, el texto es aplicable a Cristo sélo® La coincidencia entre la predic- cién y la historia de la pasion es notable, y mas atin la intuicién profunda de las causas de la pasion y la previsién de sus efectos, Tenemos aqui la primera teologia de la redenci6n. La estructura del canto es bien conocida: un_movimi descenso_ seguido de una_brusca exaltacion. Pe: z_el des- censo termina explicitamente en la_ muerte, y la exaltacion es una verdader: urreccion 7. La exaltacién esta ligada a la muerte por ps S.Ct. Ia nueva version latina del salterio por los profesores del Pontificio Ins- hivte Biblico, F. Norscurx, Die Psolmen, Wurrburge, 1947, p39. Para justificar My certiéa, ef. A. Vaccant, Pealmus Christi patientis et de’ norte triumphantis, en “Verbum Domini”, 20 (1949), pp. 101-104 © uote Israel reivindica el titulo de Siervo de Yahveh, En nuestro mismo texto cele tiene cierta resonancia colectiva, porque el gran juste representa a todo el pueblo ecuyos pecados expia. 7 etn, 58 8: el Siervo mucre y es sepultade, No se menciona expresamente Ia page ge eh en el texto masorético, pero se supone por Ia vida que lieve el Sicrvo des- pugs de su muerte y por su aceién sobre las naciones, Se sospecha que el v. 10, en situs, *feetia el paso de la humillacién a la gloria, est mutilado y podia haber pablado més claramente de la resurreccién, El’ texto masoréticn traduee ly 11 Misterio de salvacién 25 un vinculo causal: el encumbramiento se opera en virtud de la humillacion (53, 10-12), Asi pues, la pasién del Siervo no se debe simplemente a la maldad humana, como en los salmos del justo doliente: cumple un designio redentor, El_paciente expia, sin ser culpable, los crimenes de sus numerosos hermanos, y. si las humilla- ciones_afectan_a_su_persona_en cuanto substituto_de_los_pecadores, también_la_gloria_que tales abatimientos_le_merecen_redunda_en proyecho. de sus hermanos. Después de haber expiado por los hom- bres, “los conduce a la glorificacién que él mismo adquirié para si mediante sus humillaciones”, La obra_del Siervo no acaba, pues, en el sufrimiento, que es una ¢ fases_de_su_actividad; expia_ y_merece, pero_el_plan_de Dios sobre la humanidad_ se consuma por_la_glorificacion del Sieryo: “Ofreciendo su vida en sacrificio expiatorio, tendra posterioridad y vivira largos dias, y en sus manos prosperara la obra de Yahveh” (v. 10). i id i muerte_expiatoria, a_la_que se liga por_una_conexién_causal. Los efectos de la vivificacién estan definidos con exactitud. Esta resurreccién no es una simple reanimacién, sino una elevacién a una vida mas rica: el Siervo “vivird largos dias”, extension de dias que Parece no tener limites *, “Vera la luz y sera saciado” (v. II). Gozara de la vivificante luz de la faz divina, en la que los salmos mas espirituales han visto la recompensa del justo doliente, su pleni- tud de vida y su saciedad eterna (Ps 73, 238; 16, IL; 17, 15). El triunfo personal del Siervo levara consigo el triunfo de la causa de Dios: “En sus manos prosperara la obra de Yahveh” (v. 10), Conocemos qué obra es ésta por los otros cantos del Siervo : establecer la justicia entre las naciones (Is 42, 1. 4), atraer a Jacob, hacer brillar la luz entre los pueblos y llevar la salvacién hasta los confines de la tierra (49, 5s). En esta fase de vida nueva nacera una posteridad al Siervo de Yahveh. Respiramos una atmésfera demasiado espiritual para no ver en esa posterioridad una gran familia religiosa agrupada a su alrededor de generacién en genera- cién, Justifiearé a muchos por su conocimiento, un conocimiento religioso consistente en la adhesién de la inteligencia y del corazén “por los sufrimientos de su alma vera y sera saciado", ;Qué vera? También aqui es de sospechar que el texto csté incomplete. Los Sctenta han leido: “vera la luz”. El deseubierto en 1947 en cl desierto de Judea trae, efectivamente: “verd er la luz significa: vivir, revivir; (cf. lob 3, 16, 20; 18, 18; Ps 49, 8 Los habitos mentales semiticos permiten ver aqui la afirmacién de una vida eterna. Las palabras “vivira largos dias” expresan la duracién sin hablar de limites. 26 La resurreccién de Jestis a Dios, muy préximo a la fe neotestamentaria y considerado por Jeremias como el fondo psicolégico de la vida religiosa en la nueva alianza (ler 24, 7; 31, 34). Porque cargo el Siervo con las iniquidades de los hombres, Dios le “dara por parte suya muchedumbres, y recibira multitudes en botin” (vy, 12), Ejercera su dominio sobre aquellos por quienes ofrecié el sacrificio expiatorio. Y el sefiorio ejercido por el humilde Siervo de Yahveh es la tiltima intuicién de este texto maravilloso. Il. DATOS DE LOS SINOPTICOS La tradicién sindptica del evangelio no parece asignar a la resurreccién mas que un cometido insignificante en la mision del Hijo del hombre. Prueba de una notable objetividad historica en los autores, que tomaron lo esencial de sus materiales de una predicacién en la que la glorificacién de Jestis ocupaha el lugar central. Para ellos el mensaje consiste en pregonar la proxima Ilegada del reino. En los primeros tiempos del ministerio de Jestis, todo el evangelio esta contenido en esta formula concisa: “Cumplido es el tiempo, y el reino de Dios esta cercano; arrepentios y creed en el evangelio” (Mc 1, 15). La predicacion de Jess prolonga la antigua profecia mesianica, en la que prevalece la idea del reino. La funcién personal del Hijo del hombre es anunciar el reino e introducir al pueblo en esta realidad de lo alto, El acceso al reino se efecttia por el arrepentimiento, por la fe en dicho reino y en su profeta Jestis; en él penetran los publicanos y las meretrices transformados por las exhortaciones del Bautista y de Jess, Por largo tiempo no aparece otra condicion para entrar sino la conversion, la fe y la observancia de la Ley, segtin la perfec- cién determinada por el sermén de la montafia (Mt 5, 20). Pero paulatinamente se ya revelando un nuevo elemento como parte integrante de la mision de Jestis, Desde la confesién de Cesa- Tea, no cesa de manifestar a sus discipulos la necesidad de su muerte (Mt 16, 21). Esta insistente afirmacién deja adivinar en la muerte un punto esencial del programa mesianico. Jestis lo explica cuando declara “haber yenido.., para dar su vida en redencion de muchos” (Mt 20, 28; Mc 10, 45). La vispera de su muerte anuncia el sentido del rescate: “festa es mi sangre de la alianza que es derramada por muchos” (Mc 14, 24), “para remisién de los pecados” (Mt 26, 28) Misterio de salvacién 27 Al mismo tiempo comienza a formular con claridad una exigen- cia, ya antes insinuada (Mt 8, 22; 10, 38), de adhesion a su persona y a su destino, a fin de que el que haya perdido la vida por El la halle cuando vuelva en la gloria de su reino (Mt 16, 24-28). En adelante los dos temas de predicacién iran juntos. La procla- macion de la préxima venida del reino conserva su importancia pri- mordial, pero en la realizacién se subordina al anuncio de la muerte (Mt 20, 22s). Entre ambos temas existe un dato comin que sirve de enlace, la resurreccién, intimamente ligada a la doble misién del Hijo del hombre; implantar el reino y morir por los hombres, En el programa mesianico descubrimos la resurreccién_relacio- nada_ante todo con la muerte, Es raro queen el anuncio de la muerte no esté contenido el de la resurreccié: En las tres solem- nes predicciones de la pasién que nos refieren los sindpticos, la vida de Cristo acaba_en la resurreccién (Mt 16, 21; 17, 228; 20, 17 ss y par.). Jestis nos describe su destino con un ritmo a tres tiempos : el Hijo del hombre es desechado por el pueblo y entregado a los gentiles; luego es atormentado, humillado, inmolado; y al tercer dia resucita. El anuncio de la resurreccién al término de la pasién no tiene por unica finalidad iluminar el cuadro con una rafaga de luz. A los ojos de Jestis la _resurreccién forma parte de su misién junto _con la_muerte; por_eso esta v da_a_su destino mesidnico: el Hijo del_hombre debe _morir_y resucitar. La_muerte no es mas que el primer_tiempo en el movimiento binario que baja y sube: “Es pre- ciso que el Hijo del hombre muera_y resucite” (Mt 16, 21 y par.); “asi_esta_escrito, que el Mesias padezca_y resucite de entre los muertos” Le 24, 46). Sin duda que ese oportet tan insistente tiende a disipar el escan- dalo de la cruz; en_el plan mesianico la_muerte_y la_resurreccién como dos realidades_sucesivas en_si ee spain aie i : isn zacion_de_un_mismo destino. \Ninguna significaci6n soteriolégica\se desprende de tales formu- -la_muerte_ni_para_la_resurreccion, “sino que las dos las, _ni_para s ios, Por otros textos sabemos que la tesponden _a_los planes de Dios, muerte tiene un yalor de rescate; pero zy la resurreccién? El vinculo entre una_yotra es imperceptible; los dos hechos se suceden, pero 9% La muerte sola Le 9, 44; Mt 26, 2. En Le 17, 25 la resurreccién esta anun- 28 La resurreccién de Jestis la _naturaleza de sus relaciones _permanece oculta_en el_misterio del Las palabras de Jestis a los discipulos de Ematis dan un nuevo giro a la antigua formula: “;No era necesario que el Mesias pade- ciera y entrara en su gloria?” (Le 24, 26). Sabemos que la resurrec- cién no es sélo una reanimacién, sino una glorificacién. Por tanto, la muerte y resurreccién no se yuxtaponen, se coordinan. La entrada en la gloria responde a las exigencias de la profecia lo mismo que la muerte, pero a titulo diferente. Los discipulos estaban convencidos de que las Escrituras habian predicho la gloria de Cristo; Jess debia demostrar la necesidad previa de su muerte, debiendo situarse la glorificacién mesidnica al término de la pasion. La traduccion de la Vulgata explica el texto original sin traicionarlo: “;No era necesario que Cristo padeciese para entrar en la gloria?” La muerte era_una condicién previa, y la_gloria_una_meta, Jests habia declarado en otro lugar que daria su vida para redencion de muchos; aqui nos presenta su muerte orientada hacia la gloria. Podemos creer que en su pensamiento la entrada en la gloria tiene repercusiones redentoras, como término de la pasion que es el rescate de los hombres. Pero esta conclusion, a la que legamos por una yuxtaposicién de dos palabras de Jestis, sobrepasa la soteriologia de los sindpticos. Habra _que_aplicar la _reflexidn teold-. gica de san Pablo a los testimonios. primiti oder. i las _relaciones de la_resurreccion con la muerte considerada en_st valor redentor. El pensamiento es aqui mas sencillo y responde a |; preocupacion de los sindpticos: la entrada en la gloria constituye la inauguracién del reino de Dios. Los dos discipulos habian puesto Sus esperanzas en el profeta de Nazaret (Le 24, 21). Su muerte, lejos de defraudar sus esperanzas, acababa de cumplirlas; introducia a Jestis en la gloria de las realidades mesianicas. De este modo la resurreccién entra a formar parte, segtin los sinépticos, del tema del reino, y juntamente con ella la muerte. La resurreccién es la inauguracion de este reino; la muerte, su condicién previa. La actividad de Cristo resucitado, descrita en el Ultimo capitulo de los tres sindpticos, se desarrolla bajo este enunciado: la resu- treccién hace realidad la venida mesidnica de Jests. En adelante Jests estara investido de la plenitud de poder para instaurar el reino, Confia a sus apéstoles la misién de someter las naciones por la predicacion y el bautismo: “Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra, Id, pues, ensefiad a todas las gentes bautizan- dolas...” (Mt 28, 18s; Mc 16, 15). Misterio de salvacién 29 San Lucas, al final de su evangelio, que contintia en Act 1, 3-8, considera la resurreccién como el término de la vida terrestre y punto de partida para la historia de la Iglesia, Atin desde el punto de ‘a literario la gesta cristiana esta ligada al relato de la resu- rreccion (cf, Le 24, 46-49; Act 1, 3-8). Durante cuarenta dias Jestis habla del reino de Dios (Act 1, 3); promete a sus apdstoles enviar “la promesa del padre’ (Le 24, 49; Act 1, 4) hecha a los anti- guos, la efusion del Espiritu que caracteriza los tiempos del Mesias al decir de los profetas. Después encarga a sus discipulos la predi- cacion de todas las gentes, no para anexionarlas a un reino ya exis- tente, porque el principio del reino es absoluto, debiendo, pues, empezar la predicacion en Jerusalén, centro del antiguo reino de Dios, y exigir la conversién de los judios lo mismo que la de los paganos (24, 47). Por consiguiente, las dos corrientes que contienen la doctrina sobre la mision de Jestis se retinen en la resurreccién de Cristo, que pertenece simultineamente al tema del reino de Dios y al de la muerte necesaria. La muerte tiene su explicacién en el rescate que debe llevar a cabo y al mismo tiempo en la resurreccién que debe in- troducir. La resurreccion establece el reino de Dios en el mundo. Muerte, glorificacién y Hegada del reino se encadenan. Pero entre la_muerte_y la_resurreccién parece haber _una_sucesién_necesaria, mas que encadenamiento, pues el lazo que las une es inexplicable caracter_redentor de la muerte queda sin desarrollar_en_la resurreccién. Se comprenden mejor las relaciones entre el reino y la resurreccién; siendo ésta una “entrada en la gloria”, sugiere necesariamente la idea de un advenimiento regio; Jestis se mani- fiesta en la posesién de la plenitud del poder y en condiciones de realizar la promesa mesidnica del Padre. Mas tampoco aqui los principios teolégicos elementales forman un conjunto sistematico. La venida del Espiritu Santo, el poder universal, la misién de los apéstoles y la administracién del bautismo en nombre de ese poder se yuxtapone, sin vineulo interno, al hecho de la resurreccion. a itulos finales de los tres sinépticos, la doc- i resucito segu Jéscrituras; los tiempos m s han llegado. Se aborda el tema de la muerte redentora, habiendo predicado en nombre de Jests la remision de los pecados al que hiciere penitencia (Le 24, 47). Pero prevalece el tema del _reino y de la resurreccion. 30 La resurreccién de Jestis Ii. LA PREDICACION PRIMITIVA Dos fuentes histéricas nos han conservado, en sus formulas pri- mitivas, el pensamiento de los apdéstoles sobre la resurreccién de Jesus: la_primera_carta_a los Corintios 15, 3-5) y los Hechos (2, 22-36; 3, 12-26; 4, 9-12; 10, 34-43). De estos documentos, el primero cronolégicamente es la carta del Apdstol de los gentiles: “A la verdad os he transmitido, en pri- mer lugar, lo que yo mismo he recibido, que Cristo murié por nuestros pecados, segtin las Escrituras; que fue sepultado, que resu- cité al tercer dia, segtin las Escrituras, y que se aparecio a Cefas, luego a los doce.” Esta férmula representa una tradicién antigua recibida por el mismo Apéstol y, por lo tanto, anterior a su conver- sion, Concede un valor expiatorio a la muerte de Jestis, pero se contenta con mencionar el hecho de la resurreccién, subrayando su importancia con los testimonios en que lo apoya. ;Hemos de concluir de aqui que la predicacién primitiva se limitaba a una simple afirmacién del hecho? En_tal caso la resurreccién no habria formado, juntamente con la muerte, la tradicién basica (“os he transmitido en primer lugar...”), si hubiera carecido de significacion soteriolégica, el silencio del documento no podemos concluir que falta por completo un juicio de valor sobre la resurreccién. Este silencio podria ser tan sélo una pretericién verosimilmente explicable: la apreciacion doctrinal de la resurreccién no habia madurado bastante para hallar su expresién en una formula concisa, comparada con la estimacién del papel de la muerte, menos complejo y de enun- ciado mas facil 19, En los Hechos de los apéstoles, san Lucas nos ha conservado una serie de discursos pronunciados por san Pedro ante los judios, poco después de la resurreccién de Jestis, y uno que dirigié algo mas tarde a los paganos, ‘ Desde el punto de vista literario, y por el fondo del pensa- miento, estos textos se relacionan con las instrucciones que, segtin san Lucas, dio Cristo a los apostoles durante los cuarenta dias de su vida gloriosa en la tierra, En la epistola a los Romanos alcanzé bastante claridad el pensamiento teolé- ve la muerte y Ia resurreccién, para poderse expresar en wna sla toner Misterio de salvacion 3 En su primer discurso a los hermanos, san Pedro se preocupa de buscar a uno que reemplace a Judas y sea al mismo tiempo tes- tigo irrecusable de la resurreccién de Jestis. Enumera las condi- ciones que ha de reunir el candidato para “ser testigo de la resu- rreccién” (1, 22). La predicacién apostdlica es, pues, un mensaje pascual, El dia de pentecostés, san Pedro inaugura el kerygma cristiano pregonando la resurreccién de Jesus de Nazaret; ésta constituira en adelante el objeto central de su predicacién. Todos los judios conocen, al menos de oidas, la vida del profeta y su muerte en la cruz; el apéstol pregona solamente la resurreccién (2, 24-32; 3, 15). El valor expiatorio de la muerte no aparece en este testimonio de primera hora; el apéstol trata sencillamente de disipar el escandalo de la cruz y apela “a los designios de la presciencia de Dios” (2, 23-3, 18), que ciertamente dejan entrever un misteri cacion_personal_para . Es ante todo una glorificacién del Crucificado : “1 Dios de nuestros padres ha glorificado a su siervo Jestis, a quien vosotros entregasteis” (3, 13). En ella confluyen y se cumplen las profecias sobre los tiempos mesidnicos. Jests de Nazaret es el Mesias; prueba de ello es su resurreccion que inau- gura el fin de los tiempos (2, 17). “Tenga, pues, por cierto toda la casa de Israel que Dios ha hecho Sefior y Mesias a este Jesus, a quien vosotros habéis crucificado” (2, 36). “Es la piedra rechazada por vosotros los constructores, que ha venido a ser piedra angular” (4, 11). Después de la curacién del tullido en la parte del templo llamada Hermosa, san Pedro desarrolla este tema: han Negado los dias anun- ciados por Moisés y todos los profetas desde Samuel, ahora Dios envia a los hijos de Abraham a su siervo Jestis, lleno de las bendi- ciones prometidas al patriarca (3, 22-26). Sin duda no han legado atin los dias de plenitud, “del refrigerio” y “de la restauracién de todas las cosas”; pero la realizacién ultima, que exige una vuelta a la tierra, esta asegurada a los israelitas por su exaltacién actual, ya que en lo sucesivo Jesus queda constituido su Mesias y desti- nado para ellos. EI rasgo especifico del Resucitado, el que revela su mesianidad, es el poder soberano sobre las riquezas del Espiritu (2, 33). La efusion espiritual es la sefial de los tltimos tiempos (2, 16) y con- tiene todos los bienes de la promesa. E] Espiritu es la promesa substancial (1, 4-8; 2, 33). 32 La resurreccion de Jestis El ejercicio del poder de Cristo no se concibe segtin las ideas del mesianismo corriente. Los tiempos inaugurados en la resurrec- cion se caracterizan por las nuevas relaciones entre Dios y su pue- blo. En adelante Jestis es el punto de interseccién de todas estas relaciones, de tal forma que para Israel la linea de comunicacion con Dios y la via de salvacion pasan necesariamente por El: “Jests es la piedra rechazada por vosotros los constructores, que ha venido a ser piedra angular. En ningtin otro hay salud, pues ningtin otro nombre nos ha sido dado bajo el cielo, entre los hombres, por el cual podamos ser salvos” (4, 11-12). La salvacién se define ante todo por su aspecto negativo, la remi- sion de los pecados: “Dios le ha levantado a su diestra por Principe y Salvador, para dar a Israel la penitencia y la remisién de los peca- dos” (5, 31). El Resucitado trae a Israel, en forma de una gracia de conversién y de una absolucion (3, 26), la bendicion prometida a Abraham. Al perdén de los pecados obtenidos en su nombre (2, 38; 10, 43), Jestis afiade el don carismatico del Espiritu (2, 33, 38). En los umbrales de la predicacién apostélica, la glorifieacién de Jestis aparece como un hecho esencial, como el misterio clave que abre los tiempos del Mesias. hi tiene su_punto de partida la salvacion de los hombres; no es _que se nos dé en ese poder y gloria con los que Dios resucita a_Cristo y al mundo en 81 — idea_paulina ausente de esta teologia rudimentaria —, sino que ese poder introduce la a ini ne la salud a disposicion de todo el que invoque el_ nom este Jestis ‘‘a quien Dios ha hecho Seftor y Mesias” (2, 36). La idea de la muerte expiatoria aflora quizas cuando el apéstol pregona el perdén de Dios conferido en el nombre de Jesus, pero expresa- mente no se afirma. El principio de la salvacién es u Itado 1 ‘ ieiplo_de la _salvacion es Jestis exaltado a_la diestra de Dios después de la muerte que le infligieron los judios, IV. LA TEOLOGIA DEL CUARTO EVANGELIO / El Evangelio de san Juan es una historia que él vivid en su juventud Y que vio a través de unos cincuenta afios de vida y medi- tacién cristianas: a través de la contemplacién de la divinidad de Cristo y de una experiencia religiosa vivida sobre todo en la litur- gia sacramental, Misterio de salvacion 33 La obra de la salvacién ya no se considera aqui en la pers- pectiva sindptica del reino de Dios. No es desconocido este aspecto; en los primeros capitulos se esboza un movimiento en este sentido (1, 49; 3, 3. 5), pero al final termina en un reino que, al lado de las formas concretas de los sindpticos, parece una abstraccién: el reino de la verdad (18, 37), La salvacién es una iluminacién; es la obra del Verbo-Luz. Por parte nuestra es un conocimiento de Cristo y de Dios en Cristo (17, 3). No es, sin embargo, el efecto de una simple transmisi6n de ideas, sino de una posesién del hombre por la luz (1 Ioh 5, 20), pues la luz es vida en el Verbo, y la salvacién es una participacién en esa vida. Para verse Ileno de ella, el hombre empieza por un acto voluntario, la fe, que arrastra su persona hacia la luz. El gran pecado que mantiene al hombre sumergido en las tinieblas de la muerte es la resistencia a la luz, la infidelidad. La encarnacién del Verbo constituye el misterio central de la salvacién: por ella la vida-luz penetré en la humanidad en la per- sona de Jesus, y quien cree en Jestis aceptando su palabra ha pasado de las tinieblas a la luz, de la muerte a la vida, “El que cree en el Hijo tiene la vida eterna” (3, 36; 6, 40). La redencién se contiene ya_toda entera en la encarnacién; la salud es el efecto de la encar- nacién y de la fe hasta_en_su_consumaci6n final, la resurreccion de los muertos, En un contraste vigoroso esta soteriologia se opone a la concep- cin paulina de una redencién por la muerte expiatoria; contraste que parece irreconciliable si encerramos todo el pensamiento del evangelista en la simplicidad del esquema que hemos trazado 11. Mas he aqui que san Juan, rompiendo aparentemente con san Pablo, pa- rece contradecirse a si mismo al pregonar con énfasis la necesidad de la muerte de Cristo para la salvacién de los hombres, siendo asi que en el sistema sanjuanista la encarnaci6n es el principio adecuado de la redencién: “Conviene que muera un hombre por todo el pue- blo... No dijo esto de si mismo, sino que, como era pontifice aquel ano, profetizé que Jestis habia de morir por el pueblo, y no sélo per el pueblo, sino para reunir en uno a todos los hijos de Dios que estan dispersos” (11, 50ss). La primera carta de san Juan recoge esta afirmacion dindole una formulacion teolégica (4, 10). Se buscaran sin dificultad otros elementos que no es posible con- signar bajo la idea de una redencién por la encarnacién y la fe Aida ce una redencion por la encarnacién y la fe solas, tales como el papel atribuido a la carne de Cristo (6, 53), la espe- 110 Asi se complace en hacerlo R. Buttwann, Das Evangelium des Johannes, Gotin- wa, 1941 3 — Durrwell 34 La resurreccién de Jests ranza de una glorificacién ulterior (17, 1), el sacramentalismo muy desarrollado en el cuarto evangelio, la importancia de la funcion def Espiritu (3, 5), la partida de Cristo exigida previamente para enviar el Espiritu (16, 7). 1. Significacién de la humanidad corporal de Jestis Con frecuencia se ha subrayado ¢] dualismo de este_evangelio, el mas especulativo y el mas concreto de todos, en el que los hechos tienen un cuerpo y un alma, constituyendo una doctrina y una reali- dad histérica de la que Juan se reconoce testigo veridico, Cristo se presenta aqui con una espiritualidad fuera de todo alcance (8, 58) y con una materialidad palpable (4, 6; 20, 27). Este dualismo preside toda la teologia sanjuanista de la salva- cién, Desde el comie! e afirma la funcién capital de la humanidad corporal del Verbo encarnado, El _Verbo se hizo carne para_que en ella_tengamos la_vida-luz cerca de nosotros, y por su_medio se_nos comunique. E] evangelista dice que el Verbo se hizo “carne” porque los semitas conciben al hombre como un ser esencialmente corpéreo y por su corporeidad lo designan, La vida que estaba en el seno del Padre se manifesté en Cristo, a quien podemos palpar con nuestras manos (1 Ioh 1, 1s), y por medio de la carne Ilegamos a la vida del Verbo, San Juan es al mismo tiempo el mas celestial y el mas terre- no de los evangelistas, Nadie mejor que él nos ha mostrado la altura donde tiene su origen nuestra salud: el seno del Padre, del que pro- cede el Verbo; y nadie coloca tan cerca de nosotros el lugar en que brota para la humanidad la vida del Verbo: en lo que hay de mas terrestre e infimo en Cristo, su carne (c. 6), Por eso le es insopor- table la doctrina de los docetas (1 Ioh 4, 2s). Mientras Marcos inicia la predicacién de Jesus por el anuncio del reino (1, 148) y Lucas, evangelista del pnewma, nos presenta a Jesus proclamando en su discurso-programa el cumplimiento de la promesa del Espiritu y la apertura del afio mesidnico (4, 18s), es. significative que Juan comience la actividad publica de Jestis con una_declaracién_sobre_su_cuerpo, templo de los tiempos nuevos (2, 19. 21). Esta teologia somatica culmina en el capitulo sexto. La carne ti i tal _importancia, que las formulas que atestigiian la_absoluta necesidad_de_un contacto con el Cristo corpéreo pueden colocarse_al_lado_de_las_que exigen_creer_en_la_luz del Verbo (cf. 6, 54; 3, 36; 6, 40). Fl relato de la vida terrena de Jesus ter- mina afirmando enfaticamente que del cuerpo de Cristo mané agua Misterio de salvacién 35 juntamente con la sangre de la pasion; hecho significativo al final de este_evang vate tantas veces anuncia un agua saludable (3, 5; 4, 10. 14; 7, 38; 9, 7). Y hasta diremos que el de Cri i > e el centro de inter todo el élico. La afirmacién no parece arriesgada a quien atentamente el caracter cultual del cuarto evangelio, ya que el lugar y Ja fuente del culto cristiano no es otro que el cuerpo, templo del pueblo nuevo #2. I] misterio de la encarnacién levanté en medio de los hombres el verdadero tabernaculo; “El Verbo se hizo carne y habité [levanté su tabernaculo} entre nosotros, y hemos visto su gloria” (1, 14). La ti i rada la_que reside el Verbo | hemos visto Juminosa de la presencia diyina, El evangelio comienza con esta vision y no se sustrae ya a su irradiacién fulgurante, ? Cuando Natanael, estupefacto porque Jestts habia escudrifiado su interior, grité: “Rabi, tu eres el Hijo de Dios, tu eres el rey de Israel”, Jestis le respondié: “Cosas mayores has de ver... En ver- dad, en verdad os digo que veréis abrirse el cielo y a los Angeles de Dios subiendo y bajando sobre el Hijo del hombre” (1, 50s). La alusion a la escala de Jacob es evidente. El patriarea, al despertar de su suefio, habia exclamado: “Ciertamente esta Yahveh en este lugar y yo no lo sabia... | Qué terrible es este Iugar! No-es sino la casa de Dios y la puerta de los cielos” (Gen 28, 16s). discipulos Hegaran a saber que el cielo esta abierto sobre el Hijo del hombre y que los angeles suben y bajan entre El y el cielo, muda prueba de que este lugar es terrible, casa de Dios y puerta de los cielos. Jesus inaugura su vida publica restableciendo la dignidad del templo ; anuncia que el templo de su cuerpo sucederé al templo de piedra (2, 19. 21). Desde entonces el evangelio se desarrolla, en opo- sicién a los sinépticos, casi enteramente en Judea y en el ambito sagrado del templo. El cuerpo de Cristo leva sobre si una marea sacrosanta que le destina al sacrificio. Juan Bautista sefiala a Jestis con el dedo dicien- do: “He aqui el Cordero de Dios” (1, 29. 36). ¢ Sera porque Jesus es el Siervo de Yahveh entregado como victima por nuestros peca- dos, 0 mas bien por alusién al cordero del sacrificio, sobre todo al @ & racer cama y seramental tet uate erneco ba side puto de re heve™ por O. Cuttmanx, Urchristentum und Gottesdienst, Basilea, 1944, pp. 33-37, E, Staurvas, Die Theologie des NT, Stuttgart, 1941, p. 181, lama a Juan “el liture kista entre los apéstoles”. 36 La resurreccién de Jestis cordero pascual? La expresion del Bautista no permite decidirlo, Pero el evangelista que la refiere tiene su idea personal precisa, que nos revelara al relatar la muerte de Cristo evocando el sacrificio del cordero pascual (19, 36). 4 : sacramentalismo_tan_caracteristic rto_evangelio se_in- serta_en_la_teologia del cuerpo y en el marco cultual. Alguien lo ha subrayado: “San Juan es un gran espiritual: Dios es espiritu y sus adoradores han de adorarle en espiritu y en verdad; pero también es un gran sacramentalista” "| Somos hijos de Dios por la fe en el Verbo (1, 12), somos hijos de la luz (12, 36), vivimos de la fe (3, 15; 6 47); sin embargo, somos iluminados por un bafio de agua (9, 5. 7), vivimos de un pan bajado del cielo (6, 51), nace- mos del agua y del Espiritu simbolizado en el agua cuya ments, es Cristo (7, 37 ss).4La materialidad de estos medios de salvacién’re- tuerzafel_ tema de la redencion por el cuerpo, frente al tema de la luz viviticante_y de la_salvacién por el conocimiento, Por lo demas, estos sacramentos estin en intima relacién con el cuerpo de Cristo: la eucaristia nos da el cuerpo de Cristo y el bautismo obra en virtud del Espiritu que brota del cuerpo (7, 38). < 2. El tema del paso Y A esa tglpsia. oni tica esta toda ella orientada hacia_el_misterio de la pascua “un tema pascual avanza paralelo al tema de la encarna- cion con paso frectientemente imperceptible que procede por simbo- los y alusiones fugaces, conforme al pensamiento intuitive de san Juan, cuya riqueza se deja vislumbrar pero rara vez se puede ana- lzar sistematicamente. Conociendo los matices geniales del apostol, no se considera mera coincidencia el hecho de que el relato evangélico se desenvuelva sobre el fondo del Bxodo, que es el misterio pascual tipico, El Verbo “monto su tienda entre nosotros” (1, 14), como Dios habia acampa- do entre los hebreos; Cristo sera levantado como la serpiente en el desierto (3, 14); bajado del cielo como el mana, sera un dia nuestro alimento (6, 50); los fieles saciarain en Bl-su sed como en la roca del desierto (7, 37); y le seguiran como Israel seguia la nube luminosa (8,12) 4. Cristo es el cordero pascual (19, 36). 13. J. Huw, L’évaugile et les dvangiles, Paris, #940, 14. La. imagen nos sugicre, este” peusamienta: Cristo Ja tue de la humanidad mas como nube luminosa’ que como sol: no se camina en pes del sol. Algunos comen- taristas relacionan la declaracion de Jesis con la liturgia de la fiesta de los Taber naculos, que se veria influida por el recuerdo del fxodo. - 236. Misterio de salvacién 37 Si esta evocacién del Exodo responde a un designio fijo, hay que admitir que para san Juan el misterio pascual del Exodo se repite y se cumple en el Verbo encarnado, E] evangelista va jalonando su relato con la mencién de las pascuas de la vida publica de Cristo (2, 13. 23; 6, 4; 11, 55; 12, 1; 13, 1). Estas referencias repetidas imprimen determinada orientacion al relato. Todas las alusiones a la pascua mosaica convergen en la consu- macion de la vida terrestre de Jesits.€La idea ae tabernaculo, Suge nte de bronce habla de la cruz y de una exaltacion (3, 14); el mana es la carne que se entrega (6, 51), y sdlo después de su glorificacién viene a ser Cristo la roca en que los fieles apagan su sed (7, 37). A la mencién de las dos primeras pascuas sigue el anuncio velado de la muerte y de la glorificacién (2, 19; 6, 51. 62); la tiltima mencién introduce el relato de los supremos acontecimientos (12, 1. 7; 13, 1); pero en la muerte de Jesus el cordero es inmolado y la pascua cumplida (19, 36). En el reloj de la vida de Jestis suena una hora solemne, la hora por excelencia, la de una partida, de un paso y de una vuelta, y por lo tanto de un éxodo. Mucho antes de su muerte hablaba de ella como de un acontecimiento capital, El evangelista expresamente rela- ciona la hora y el paso con las alusiones pascuales, al escribir: “Antes de la fiesta de la pascua, viendo Jestis que habia legado su hora de pasar de este mundo al Padre...” (13, 1). Seguin la Biblia (Ex 12, 11), la palabra “pascual” significa “paso del Sefior” '5, Esta vez esta inminente la pascua auténtica, la de Cristo, su paso y su hora, Mientras que los sindépticos acusan el caracter pascual de la cena eucaristica anotando que se celebré la tarde en que se comia el cordero, el cuarto evangelio pasa por alto la cena y fija para la muerte de Jestis la hora en que se inmolaban los corderos, sefialando después que Cristo era el cordero pascual (19, 36). < El anuneio de un paso y de una transformacion se_difunde, a menudo casi imperceptiblemente, a través de las palabras y milagros de estis PEs una de las constantes de este evangelio, de motivos tan diversos, Para entrar en el reino hay que pasar de la condicién de la carne a la del Espiritu (3, 5). El templo sera destruido y reedificado (2, 19), y ya no adoraran al Padre en Jerusalén, sino en espiritu y en verdad (4, 21-23). El séptimo dia (contado con exactitud por 15. No todos piensan lo mismo sobre esta palabra. FLavio Josuso la entiende. como: paso del angel sobre los hijos de los hebreos (Ant. Iud. 11, 14, 6); FILO, como pase del mar Rojo (De spec. leg. 11, 145). En esta altima acepcién la toma san. Juam, 38 La resurreccién de Jests el evangelista; 1, 19. 29. 35. 43; 2, 1) a partir del momento en que se abre el evangelio, llega Jestis a Cand después de un rapido y dufo caminar, Lleva una finalidad precisa, Este séptimo dia es un dia de realizaciones, segtin la mistica de los nimeros familiar a Juan: em- pieza a introducirse la plena realidad, Jestis, esposo de la Iglesia (3, 29; Apoc 19, 7; 21, 9; 22, 17), se manifiesta en medio de las solemnidades nupciales rodeado ya de sus primeros discipulos y asistido por la madre, que en la mente de Juan personifica a la Igle~ sia (Apoc 12; Ioh 19, 268), ; Momento impresionante para Jests, (ue le hace presentir la hora grande y tinica! 1, Mas esta hora no ha Hegado atin: Mujer, no es atin Hegada mi hora” (2, 4); sdélo esta sugerida en su figura, en las bodas terrestres y en el milagro que va a realizar Jestis, El Sefior atiende a su madre obrando el milagro; pero en realidad hay que esperar la hora. Entonces se verificara la verdadera transformacién 27, ra el comienzo de los milagros de Jestis, la radiante aurora de su gloria mesidnica (2, 11), El simbolismo de este primer milagro y su neta orientacién pascual deben guiarnos en la interpretacién de ulteriores relatos, tan sencillos y espontdneos, pero a los que el evangelista envuelve en el misterio !8, San Juan presenta una cifra que nos permite penetrar sus inten- ciones secretas, el niimero siete, que preside la ordenacién de toda la obra, El milagro de Cana, que convirtié en vino el agua de seis Anforas, fue el primero de una serie de seis, 2 Cual es el séptimo? Porque, 16, A la psicologia de Jesiis pertenece asociar las ideas, pasar de una realidad {srrena a una realidad celestial. Para su espiritu profundamente intuitivo, las cosas y les acontecimientos tienen un poder evocador, Mas de wna vez evoca la’ hora sibita- mente, en una proximidad eonereta que perturba y exalta (2, 19; 12, 2032; 13, 30 8). Kn esos casos las palabras de Jesis no eran comprendidas; lo impedia el vuele rapido de su pensamiento, Que se trata aqui de la hora de Cristo y no del momento de obrar wn milagro, esta fuera de duday es el sentido de la expresion joanica, 17, MAxiwo pe Tustin, Hom, 23, de Epiphania Domini vu, PL $7, 275; “Iam Nimirwin gloriosissimam passionis suae horam aut illud redemptionis mosteac’ vinum, Auod vitae omnium proficeret, promittebat", J, JeRrutas, Jesus als Weltvollender. Git tersloh, 1930, p, 29; segan el simbolismo biblico, “el milagro de Cand es la primera manifestacion de la soberania de Jests como renovador del mundo”, “Ala economia antigua sucede una realidad nueva,” 18 C,H. Doon, Le Kérygme apostolique dans le # évangile, “RHPR” 31 (1951) p, 2721 “En cada uno de los episodios jodnicos, las nociones de la muerte, re Surrecoion y elevacidn de Cristo estin asociadas a los iltiples acontecimientos de su misterio” . 19. "Bl cuarto evangelio refiere seis milagros: 1) el agua canvertida en vino; 2) la suracion del hijo det funcionario real; 3) la euracién del parali eacion de los panes; §) la gi un del eiego de nacimient Lazaro. Algunos autores cuentan entre lo t sobre las aguas; pero Sta “he ea una obra externa, ni es Hamado camo las otras, milagro u “obra” -¥ no cuenta en el niimero de los Misterio de salvacién 39 en el simbolismo de los ntimeros, seis es un numero incompleto, la cifra de las realidades imperfectas, El séptimo es el que interesa, Los seis milagros dicen referencia a un séptimo milagro del que no tenemos mis que sefiales terrenas, Mientras que varios de ellos tuvieron lugar en un dia séptimo (Cana), a la hora séptima (4, 52), © en dia de sabado (5, 10; 9, 14), el séptimo milagro de Cristo se realizo en el marco de un séptimo dia solemne, “el gran dia del sabado” (19, 31). Paralelamente a los milagros y otros jalones sefialan el camino e indican la direccién: las fiestas litargicas. Son seis2°, Pero la séptima es la que interesa: la verdadera fiesta pascual, en la que Jestis es el cordero (19, 36) 21. Estas alusiones careceran de importancia para quien ignore que san Juan quiere ser leido de modo distinto que los sinépticos y no sepa que debajo de cada texto podemos encontrar un tesoro. 3. Textos explicitos Descartando el claroscuro de las alusiones y consideraciones sim- bolicas, san Juan, en_una serie de text unportancia de la muerte y de la_resurreccién, El Espiritu Santo desempefia en la obra de la salvacion un papel capital, que por una parte no se adapta al esquema simplificado de una encarnacion salvifica por si misma, y por otra esta vinculado a la muerte y a la resurreccion. Jestis declara a Nicodemo que ‘quien no naciere del agua y del Espiritu, no puede entrar en el reino de los cielos” (3, 5). Ahora bien, en la fiesta de los Tabernaculos, Jesus promete que “rios de agua viva manaran de su seno”, refiriéndose al Espiritu que sera enviado después de su glorificacién (7, 37-39). Mas tarde anuncia que enviara el Espiritu después de su exaltacién. En la parabola del buen pastor, parece a primera vista que la salvacion se realiza por su venida a la tierra. Jess y las ovejas se conocen con un conocimiento que es mutua posesién y comunién de vidas (10, 148). Pero pronto aparece suficientemente claro que Cristo no logra los objetivos de su venida a la tierra sino muriendo y resucitando. Solo con esta condicién oirdn la voz del pastor las ovejas que no son de su aprisco. Ia muerte y la resurreceién no 20. Poscua (2, 13), una fiesta (5, 1), pascua (6, 4), fiesta de los Taberndculos (7, 2), dedicacion (10, 22), paseua (11, $5) 21. Quids la indicacién de 19, 14 tiene un aleance simbélico, al pugeriy que eit el plan de fiestas del AT no se pasa de la hora sexta, ni del sexto dia, que es una porasceve, es decir, una preparacién.

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