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TACITISMO POLÍTICO DE BALTASAR ÁLAMOS DE BARRIENTOS

Álamos de Barrientos fue uno de los principales pensadores políticos del Barroco español,
defensor de la doctrina política del Tacitismo.

Baltasar Álamos de Barrientos nació en Medina del Campo, Valladolid, en 1555. Realizó
estudios de jurisprudencia en Salamanca. Estuvo casado con una descendiente del almirante
Colón, Ana, hija de Francisca de Colón y Toledo, biznieta del almirante Cristóbal Colón, con la
cual tuvo una hija, Teresa Colón de Álamos y Barrientos.

Alcanzó una alta posición dentro de los gobiernos de Felipe II y Felipe III gracias a su relación
de amistad con algunos consejeros reales como el duque de Lerma, el conde-duque de
Olivares y Antonio Pérez. Llegó a ser miembro del Consejo de Guerra, Hacienda e Indias.
Además fue caballero de la Orden de Santiago, abogado de la Audiencia criminal y protonotario
de Aragón.

Temible y muy satírico, no le faltaron enemigos. Sus vínculos profesionales y personales con el
valido de Felipe II Antonio Pérez, le causó en 1590 una pena de prisión de ocho años.

Álamos compuso buen número de tratados políticos, algunos de los cuales fueron firmados a
nombre de Antonio Pérez, con cuyas ideas concuerdan, aunque variaban mucho en el estilo.

Su obra más importante fue Tácito español ilustrado en aforismo, redactado en 1594. El género
literario del aforismo consiguió un gran éxito el siglo XVI, tan fértil en sentencias y apotegmas
morales. En ella expuso su defensa del Tacitismo, es decir de la doctrina política de Cayo
Cornelio Tácito, un historiador y administrador del Imperio romano.

La filosofía política de Tácito varió entre la antigua noción romana del Estado senatorial
oligárquico, dirigido por “los mejores”, y la idea helenística de un estado regido por un monarca.
Sus tendencias estoicas le hicieron desconfiar de la solidez moral de un modelo político basado
en las arbitrariedades de un solo hombre. En numerosas ocasiones parece añorar la república
y su concepto de libertad, aunque sus pronunciamientos en este sentido estén camuflados lo
necesario para no resultar molestos al régimen imperial.

Casi toda la obra de Tácito está dominada por el empeño de denunciar las infamias cometidas
por la mayoría de los emperadores desde la muerte de Augusto a la de Domiciano. Pero sus
análisis se centraron sobre todo por los aspectos psicológicos y dramáticos de la Corte
imperial, que ofrecía una rica materia para el análisis moral.
El Tácito español es una traducción de casi toda la obra de Tácito, que Álamos efectuó durante
su cautiverio en la cárcel, según informó en el prólogo. Finalizada su versión, solicitó licencia
para imprimirla. Aunque en un principio la obra fue aprobada por Antonio de Covarrubias, no
contó con el respaldo del rey Felipe II, quien confiscó la obra y prohibió su edición. La causa
fue seguramente a la existencia de algunos aforismos con interpretaciones políticas que
pudieran inducir a los lectores a formar el paralelo entre el rey Felipe II y el emperador Tiberio,
y Antonio Pérez con Sejano.

Una vez en libertad, Álamos recuperó su manuscrito en posesión de los archivos del Consejo y
realizó algunas modificaciones: corrigió la traducción de los Anales y de las Historias, añadió la
de la Vida de Agrícola y las Costumbres de los Germanos, que no había hecho en un principio,
y suprimió las frases más directamente alusivas al gobierno de Felipe II en comentarios y
aforismos. En 1604, fue publicado en Madrid a comienzos del reinado de Felipe III y gracias a
la intervención del duque de Lerma, su libertador, a quien fueron dedicados los aforismos. A
pesar de la aprobación dada a los Comentarios, Álamos desistió de imprimirlos, por no abultar
el tomo, ya bastante voluminoso, y los reservó para una edición aparte que no llegó a
publicarse.

Finalmente, el Tácito español quedó organizado en cuatro secciones:


1. Una traducción castellana de los Anales (libros I-VI y XI-XVI), los cinco primeros libros de las
Historiae, la Germania y Agricola, todos ellos basados en la traducción de Lipsio.
2. Una serie de secciones introductorias, que incluyen instrucciones para usar los aforismos,
así como los motivos y objetivos del autor.
3. Los aforismos, escritos al margen del texto, traducidos al italiano en 1618 por Carini d
´Anghiari.
4. Unos comentarios, publicados después de su muerte.

El objetivo de su obra fue el enriquecimiento de la lengua española con la traducción de Tácito


y la utilización como lectura para príncipes, consejeros y ministros.

El hecho de que fuese redactada durante su cautiverio en prisión pudo influir en aspectos tan
característicos del pensamiento político taciteo, especialmente en su rechazo hacia el
despotismo y la tiranía.

Álamos defendía la idea de que los príncipes se apoyan en los súbditos y no en las
instituciones, la política es volitiva, y es partidario de una política ajena a la moral, aunque
relacionada con ella, siendo el punto primario de reflexión para todo político el hombre, por lo
que se impone la necesidad de una teoría política basada en la experiencia histórica.

En Europa, esta obra representó uno de los mejores análisis del pensamiento político de
Tácito. Durante el cambio de épocas del Renacimiento al Barroco, las razones de Estado y del
Poder cambiaron su visión, convirtiéndose el enfoque histórico en la mejor guía para la
actuación de un gobernante.

Seguidores del Tacitismo de finales de siglo XVI fueron Pasquale, Muret, Scoto o Lipsio, pero la
publicación del Tácito español significó el comienzo de una serie de comentarios sobre la obra
del autor latino. De la mano de Álamos, el Tacitismo político se incorporó como movimiento de
gran vitalidad en el conjunto de los círculos intelectuales del Barroco español en la tarea de la
construcción de unas reglas de Estado y de una Ciencia de la política, desde unas bases
realistas y prácticas, y con la historia y la psicología como fuente de conocimiento.
Con probabilidad también se le puede atribuir el Discurso del gobierno al Rey, de 1598, también
conocido como El conocimiento de las naciones, y que fue asignado erróneamente a Antonio
Pérez.

También fue coautor de Norte de príncipes, virreyes, consejeros y embajadores, con


advertencies políticas muy importantes sobre lo particular y público de una Monarquía, fundada
para el gobierno de Estado y Guerra, publicado en 1603, y Discurso político al rey Felipe III al
comienzo de su reinado.

Además redactó diversos opúsculos políticos.

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