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BACHELARD O EL COMPLEJO DE PROMETEO VicTor FLoriAN B. Sowa Cucrunat No. 4, sernestate 2001, 1-77 Feu ou lumieére, travail ou intelligence, voila les deux pGles entre lesquels se développe l'inmense champ du prométhéisme. BACHELARD e puede decir, esquematicamente, que Bachelard pasé de la meditacién sobre la racionalidad de la fisica contempo- ranea a la poesia y que permaneciendo filésofo elabor6 pa- ralelamente una filosofia de las ciencias y una verdadera poética de indiscutibles huellas en la «nueva critica» (Poulet, Rousset, Maryvonne Meuraud). ;Ah, como se ins- truirian los filésofos si consintieran en leer a los poetas! Es una de las multiples expresiones para justificar su pa- si6n por la poesia, concebida hacia el final de su vida, como un «asombro precisamente al nivel de la palabra, que se produce en la palabra y por la palabra». Por otra parte, la division de dos vidas, la diurna para quien sigue de cerca el racionalismo de la actividad cientifica y la nocturna para quien se ocupa de la imaginacién poética bien podria con- ducirnos a la busqueda de esa «secreta pasién» que une una vida con otra, retomando la expresi6n de Jean Lescure. Pero lo que es bien claro ante una obra tan polifacética y fecunda es la idea de que tanto la ciencia como la imagina- cién tienen por finalidad comtn introducir la novedad en el pensamiento en un esfuerzo continuo de creaci6n. En cuanto a la epistemologia 0 teoria del conocimien- to cientifico el punto de partida lo constituye la concien- cia de la novedad introducida por la Relatividad como uno de los caracteres mas evidentes. Progreso del pensamien- to, extraordinaria construcci6n, y creacién de experiencia son en efecto, a la vez, la gran via de acceso a una descrip- cién de la Relatividad y de lo que mas tarde sera su con- cepcién y explicacion de la dinamica de la ciencia. La no- BACHELARD © EL COMPLEJO DE PROMETEO. vedad relativista se presenta en contravia con los datos del empirismo y en ruptura con un cuerpo de experiencias anteriores. Ahora bien, lo que caracteriza a la ciencia en relacién con otras actividades humanas es precisamente el progreso. La ciencia puede progresar solamente a través de las rupturas (el sistema de Einstein en ruptura con el de Newton) porque lo que constituye al espiritu cientifico es la constante renovacion, la permanente problematizacién, el recomienzo. Es asi como Bachelard va a definir la cien- cia como una escuela permanente y simult4neamente va a reclamar reformas pedagégicas que leven la marca de una tajante separacién entre curiosidad natural y curiosidad cientifica y rechacen la experiencia inmediata en cuanto esta se puede convertir en un estorbo para la experiencia cientifica. Al proponer una epistemologia que se desarro- lle a partir de cada ciencia en particular, concretamente la fisica y la quimica, se rompe con toda teorfa general del conocimiento y con el esquema tradicional de un método cientifico general. Hay que reconocer por otra parte que si les tributaa la ciencia y a la expresi6n literaria el mismo género de admi- racién es porque las dos presentan una caracteristica co- mun en el sentido de que son inconcebibles sin la creativi- dad, valor supremo que Bachelard le exige a la ciencia. Cabe decir, ademas, que para él la literatura tiene por funci6n la creacion de nuevas imagenes y que el signo de la creaci6n artistica o de «la potencia creadora de la imaginacién» lo constituye precisamente la novedad. Valga recordar aqui la analogia que establece entre la creacién artistica y la procreacion de un hijo. La autonomia que constantemente le senala a la expresin literaria y a la poesia no es otra cosa que un intento por liberar la imaginaci6n o lo que es lo mismo oponerse a todo lo que la determina. VICTOR FLORIAN B. Con el titulo Bachelard o el complejo de Prometeo (sintesis de todas las tendencias que nos impulsan a saber) hemos querido caracterizar a nuestro autor mismo en un esfuerzo por aproximarnos a sus dos universos, el episte- molégico y el poético; porque es bien visible su interés tan especial por las creaciones culturales de la humanidad: la ciencia, los mitos, la produccion literaria, la poesia de los romAnticos alemanes y del surrealismo, la pintura. Vien- do como hace entrar en escena uno tras otro a Jung con José Eustacio Rivera, a Shelley con Nietzsche, a Pinheiro dos Santos y el ritmoandlisis con el sicoandlisis de Freud, nada tiene de sorprendente esta plegaria dirigida en las majianas al dios de la lectura: «Nuestra hambre cotidiana danosla hoy» y que como buen ebanista del lenguaje y de la imaginacion activa se pregunte en la Poética de la Enso- fiacion: «Acaso, alla arriba en el cielo, el paraiso no es una inmensa biblioteca? ». Algunas precisiones sobre el sentido y los limites que nos hemos asignado con el presente trabajo se hacen nece- sarias. En primer lugar, la pregunta por qué y para qué acu- de al sicoanilisis un filésofo de la ciencia que ha tomado conciencia del desfase entre la filosofia de su tiempo y el desarrollo cientifico, nos revela una profunda preocupa- cién pedagégica. Porque llama la atencién que en 1938 el término «sicoandlisis» aparezca en el titulo de dos obras: La Formacion del Espiritu Cientifico. Contribucién a un Sicoanilisis del Conocimiento Objetivo y el Sicoandlisis del Fuego, después de una amplia reflexién sobre las Ila- madas ciencias exactas, la relatividad (La Valeur Inductive de la Relativité, 1929), la microffsica (Nouméne et Micro- physique, 1931-2), la quimica moderna (Le Pluralisme Cohérent de la Chimie Moderne, 1932), dos estudios so- bre el tiempo (La Intuicion del Instante, 1935; La Dialéc- BACHELARD © EL COMPLEJO DE PROMETEO. tica de la Duracién, 1936) y uno sobre la experiencia del espacio en la fisica contempordnea (1937). Una clave para esta interpretacion la constituye la afirmacién expresada en el ultimo de los escritos sobre la fisica contemporanea: «las imagenes, como las lenguas cocinadas por Esopo, son a la vez buenas y malas,indispensables y daninas, hay que saberlas usar con medida cuando son buenas y des- embarazarse de ellas cuando se vuelvemn inttiles». En segundo lugar, Bachelard le dedicé un estudio a Lautrea- mont en 1939, lo que significé la aparicién de otra vertien- te de su obra, las preocupaciones por la imaginaci6n, y con- cretamente, la imaginacion literaria. El hecho de que la imaginaci6n sea concebida como la funcién de lo irreal plantea la necesidad de hacer explicita la relacién con el surrealismo y el vinculo con poetas que escribieron sobre la imaginacion y las relaciones entre lo imaginario y lo real, mas alla de las simples simetrias establecidas entre superracionalismo y surrealismo, entre racionalismo abier- to o surrealismo y de las referencias a Tristan Tzara como a primera vista aparecen en sus escritos. La fe en los poderes de lo imaginario, la insistencia en el onirismo activo de la ensonacién y del suefio nocturno asi como un interés comun por la actitud del alquimista y del poeta, son elementos suficientes que impulsan a plan- tear su relacién con el surrealismo. Una vez que se ha de- clarado el vinculo que establece entre la imagen y la pala- bra, las creaciones verbales y la imaginacién, se hace posi- ble establecer su aproximaci6n al surrealismo como crea- cién de un mundo literario en el que se supera el empleo VICTOR FLORIAN B. corriente del lenguaje o como lo expresa Breton, se eman- cipan las palabras devolviéndoles toda su fuerza. Finalmen- te es necesario distinguir cuidadosamente, con Bachelard mismo, entre imagen y concepto, imagen y metéfora, sim- bolo y lenguaje en la experiencia poética y el sistema de simbolos de la imaginaci6n. I-La EpistEMOLOGIA NEO-RACIONALISTA «Vemos pues, que todas las nociones por las cuales suele el vulgo explicar la naturaleza son solo modos de imagi- nar y no indican la naturaleza de cosa alguna, sino la contextura de Ja imaginacion...» Spinc Cuando V. Descombes en Lo Mismo y lo Otro hace el ba- lance de cuarenta y cinco afos de filosoffa francesa no va- cila en destacar, en el contexto de las paginas consagradas a Foucault, como una de las tendencias mAs tradicionales de la epistemologia aquélla que se ha orientado por la for- macion de los conceptos de una disciplina, sus variaciones y sus obstaculos en el tiempo. En esa tradicién instaurada por Bachelard y Canguilhem (La Formacién del Concepto de Reflejo en los Siglos XVII y XVII) se inscriben los tra- bajos de Alexandre Koyré, con nociones tomadas en prés- tamo («mutaci6n intelectual», «ruptura») para explicar el nacimiento de la ciencia clasica en sus Estudios Galileanos, 1939 y Estudios de Historia del Pensamiento Cientifico. De otra parte, en la confluencia actual de las ciencias hu- manas, la epistemologia y la historia de las ciencias, es BACHELARD O EL COMPLEJO DE PROMETEO bien transparente la presencia de Bachelard en Foucault, Althusser, Fichant y Pécheux o para retomar la expresién de Vadée «la influencia esencialmente ideolégica en el seno del pensamiento francés». Es preciso recordar ente todo que en GASTON BA- CHELARD (1884-1962), el filésofo, el cientifico y el poe- ta no estan desligados. El ambiente cultural en el que se perfila su itinerario es bien polifacético y de hondas re- percusiones a lo largo de sus escritos: a-Los artistas contempordneos: Chagal, Marcoussis, Flocon, Waroquier, Simon Segal. b-Lautreamont y los poetas surrealistas. c-La filosofia:Bergson, Leén Brunschvicg, Meyerson, la fenomenologia. d-La sicologia y el sicoandlisis: Janet, Minkowski, Carl Jung. Su obra se presenta como la conjuncién de dos ver- tientes: por una parte, la reflexién sobre la actividad cien- tifica y por otra, la filosofia de la creaci6n artistica ala que estan intimamente ligadas las preocupaciones por la ima- ginacién poética, la ensonacidn, las imagenes e inclusive la practica de la poesia misma como lo sugiere la lectura de La Llama de una vela ! 1 «La lama es un mundo para ¢l solitario», «La lama es una verticalidad habitada» Ino se duerme ante el fuego, pero no ante la llama de una vela jorir por amor, en el amor, como mariposa en la llama, no es acaso realizar la sintesis entre Eros y Thanatos?».Desde una teoria de la imagen-frase que Bachelard su- giere al ligar directamente imagenes-pensamiento-frase, Jean Lescure nos habla de sentencias poéticas del poeta gnémico-. De ahi el Pequerio Compendio de Poemas Gnomicos elaborado en Un éte avec Bachelard , pp. 166-170. Mencione- ‘mos algunos: » Adan se encontré con Eva al salir de un sueno:por ello la mujer es tan hermosa, «En Brujas todo espejo es un agua dormida», «El lago es un gran ojo tranquilo» VICTOR FLORIAN B. El intento de superacién de la vieja antinomia entre poesia y ciencia es un componente importante en toda su obra ya que a la vez permite comprender afirmaciones como «la ciencia es la estética de la inteligencia», «la ciencia se forma mas bien sobre una ensofacién que sobre una expe- riencia». Es el romanticismo de la inteligencia, como lo califica Hyppolite, pero que pronto ser4 opacado por una clara separacién entre las condiciones de la ensofacién y las condiciones del pensamiento. En los dos frentes explorados, el cientffico y el lite- rario, entrevemos la presencia del sicoanalisis de Jung y mAs exactamente su teoria de los arquetipos y el papel de los simbolos en la vida inconsciente. El hombre es un drama de simbolos, declara en La terre et les révéries du repos y por eso el principio subyacente a las reflexiones sobre la alquimia y la imaginacién no es otro que las imagenes son sublimaciones de los arquetipos. Sin em- bargo, en la basqueda de factores que intervienen en las representaciones sobre el fuego (Sicoandlis del Fuego) se pone en evidencia una encrucijada entre el espiritu poéti- coy el espiritu cientifico, lo cual plantea la necesidad de un método para el andlisis de la formacién del pensamien- to cientifico: las trabas que se le presentan en el momen- to mismo de conocer, los obstaculos, la afectividad de las convicciones y la accién de valores inconscientes. Es el sicoandlisis del conocimiento objetivo, es decir, la reve- lacién de obstaculos epistemoldgicos, de nociones inti- mas, de intuiciones e imagenes, indispensable para libe- rar al pensamiento racional. Desde esa perspectiva, una doctrina como la de los cuatro elementos, tan central en los diversos sistemas fi- los6ficos del pensamiento griego y aun en el siglo XVII con Priestley, est construida segiin esta forma de sicoa- BACHELARD EL COMPLEJO DE PROMETEO. nalisis, sobre arquetipos del inconsciente o representacio- nes colectivas y debe ser examinada a la luz de la premisa de que la actividad cientifica implica, por lo tanto, el aban- dono de las convicciones y las imagenes personales. Re- sulta bien significativo, por ejemplo, que en la representa- cion platénica de la tierra mediante la figura geométrica limitada por seis cuadrados, mas alla de una justificacién racional sea necesario encontrar elementos propios de una simbologia inconsciente en la cual el cuadrado estaria re- presentando la maternidad de la tierra. En estas condicio- nes no sorprende la variedad de complejos que un sicoana- lisis del conocimiento cientifico puede explorar. Sicoana- lisis que desde ahora podemos precisar como material ?, por cuanto versa sobre objetos, la materia, y que permite dar cuenta de fenémenos como la invencién del fuego por frotacion, especie de inscripcién de los movimientos del amor. El complejo de Prometeo o complejo de la vida inte- lectual sintetiza todas las tendencias que nos impulsan a saber; el complejo de Harpagon es el deseo de poseer y se identifica con la avaricia; el complejo de Empédocles es la unién del amor y del respeto por el fuego Estos y otros complejos (de Medusa, de Atlas, de Ofelia, de Jonas, de «agresividad» en el poeta de los Cantos de Maldoror son elaborados.desde la perspectiva de un siconalisis del cogito cientifico y sobre todo en relacién con la obra literaria don- de constituyen una especie de topologia siquica. 2 Sicoandlisis material, Hamado también elementista, césmico, por cuanto presume que es en el objeto material donde se condensa el maximo de energia psiquica y de voluntad humana. La ambigtiedad ya se hace evidente sobre todo cuando en la Poética del Espacio propone el topoanilisis como auxiliar del sicoandlisis, entendido aquél como el estudio psicologico sistematico de los para- jes de nuestra vida intima’’ VICTOR FLORIAN B. 1.1 TEORIA DEL CONOCIMIENTO CIENTIFICO «La verdad es hija de la discusién y no de la simpatia». La filosoffa del No. Con la aparicién de la relatividad y las mecanicas (relati- vista, cudntica, ondulatoria) Bachelard anuncia el adveni- miento del «nuevo espiritu cientifico», ultimo estadio de laciencia dentro de su controvertida periodizacion’ , al que necesariamente debe corresponderle una nueva filosofia que le sea adecuada, filosoffa abierta como la denomina, capaz de dialectizar la experiencia, los conceptos y las teo- rias. Filosofia que a su vez se dispersa ya que nunca pierde de vista que: 3 En La Formacion del Espiritu Cientifico distingue diferentes edades del pensamiento cientifico: precientifica, cientifica, y nuevo espiritu cientifico (a partir de 1905 con la teoria de la relatividad) con sus correspondientes estados del alma (pueril, alma profesoral, y alma en trance de abstraer o quintaesenciar). La edad precientifica comprende desde la Antigiedad Clasica hasta el siglo XVII Como se ve, son amplios periodos del pensamiento cientifico los que quedan asignados por la categoria de precientificos. Lo precientifico viene a ser esa forma de pensamiento unitario que apoyada en un realismo ingenuo y en una doctrina de lo general esta girando alrededor de intereses pueriles propios de la curiosidad coleccionadora o del afin de satisfacer la curiosidad. «Para el espiritu precientifico la unidad es un principio siempre descado, siempre realizado con poco esfuerzo. No hace falta mas que una maytiscula. Las distintas actividades naturales se convierten asi en manifestaciones de una tinica y misma naturaleza. No se puede concebir que la experiencia se contradiga y tampoco que se separe en compartimentos. Lo que es la verdad para lo grande debe ser verdadero para lo pequefio ¢ inversamente. Frente a la menor dualidad se sospecha un error. Esta exigencia de unidad plantea una cantidad de falsos problemas». (La Formacién..., p. 103). A la luz de estas caracteristicas que acabamos de enunciar, la pregunta que nos planteamos ¢s la de saber si nuestro autor no cae también en una genera- lizaci6n arriesgada en el tiempo, Se sabe en efecto, que con Galileo comienza la ciencia moderna, concretamente la fisica, que ¢l mundo que é! describe contradi- ce la experiencia comin y que el experimento cientifico construido sobre una teoria matemitica no tiene nada en comiin con la experiencia cotidiana. BACHELARD EL COMPLEJO DE PROMETEO. «Cada hipotesis, cada problema y experiencia, cada ecu cion, reclamarian su filosofa» { La Filosofta del No, p. 15). Desde la tesis doctoral de 1928, un postulado de su episte- mologia es la afirmacién del conocimiento como movi- miento, como esfuerzo continuo de creaci6n, se lee desde las primeras paginas del Essai sur la connaissance epro- chée. Ahora bien, esta concepcién del conocimiento como inacabado, como evolucidn del espiritu, susceptible de ser asimilada a la idea bergsoniana de élan vital, es solidaria con los caracteres por los cuales se puede especificar la actividad cientifica: induccién, creacion, dialéctica. De ahi el sentido de las expresiones «induccién que descubre», «construccién», «invencién», particularmente ttiles para comprender que la ciencia es produccién de objetos, es tra- bajo de creacién y no de reproducci6n de lo real inmediato. Bajo la expresién global de busqueda de hechos nue- vos, desconocidos, encontramos una pluralidad de elemen- tos diferentemente asociados, por ejemplo, la creacién de nuevas formas, que enfatizan todas las perspectivas revo- lucionarias de la actividad cientifica. «Conocer es descri- bir para descubrir» (Essai..., p. 9) se presenta como una cons- tatacién de lo que significa hacer ciencia hoy cuando la microfisica ha operado ya un desplazamiento del objeto mis alla de la experiencia de los sentidos. Es por lo tanto la nocién de objeto la que merece una atencién especial con respecto a la ciencia noumenal (la microfisica) ya que se modifica el marco de la organizacién misma del conoci- miento. Una de las condiciones para la objetividad de la cien- cia de hoy es precisamente la de que el espiritu no puede tomar una imagen por un objeto. Su definicién del 4tomo VICTOR FLORIAN B. es bien ilustrativa: el atomo es «la suma de criticas a las que se somete su primitiva imagen». Como cada saber se construye produciendo, creando objetos que se presentan como realidad y llegan a ser cada vez mas especificos y diferenciados gracias a la dindmica propia de la racionali- dad, hay un «compromiso objetivo» en toda ciencia y que se sintetiza en una escala de precisién, una sucesién de aproximaciones y una exigencia de especializacién. Por eso en la btisqueda de las nuevas rafces de la obje- tividad llega a establecer que el «objeto es la perspectiva de las ideas» (Essai..., p. 246), nocién indispensable para comprender la critica al cosismo y al ideal pedagégico de « ver para comprender” * La ciencia ya no puede ser entonces una leccién de cosas ni tampoco la ensefianza de la experiencia cotidiana. En su proceso de construcci6n-reconstruccién del objeto, el conocimiento cientifico es el resultado del encuentro con nuevas experiencias, nuevos métodos y sucesivas rec- tificaciones que se alejan cada vez mas del dato inmedia- to. En esta direccién cobra importancia la distincién entre objeto percibido (fenomenal) y objeto pensado o cientifico (noumenal), instancias entre las cuales no hay un punto comuin pero que en el fondo, sin duda, permiten establecer una especie de superioridad del racionalismo sobre el empirismo reflejada especificamente en una critica cons- 4 La ensefanza de las ciencias no puede reducirse a comparaciones y faciles asociaciones con el objeto de hacer mas inteligible el fenémeno que se busca explicar. En El Materialismo Racional el blanco de las criticas es precisamente Maria Montesori y sus lecciones de quimica a través de imagenes que ilustran pero no explican; por ejemplo, que «el carbono tiene 4 brazos», imagenes que mas bien contribuyen a una forma de retardo del adolescente. Es preciso contra- poner a esas satisfacciones baratas la penumbra de las dificultades propias del conocimiento cientifico. «La claridad es a veces una seduccidn que cobra victi mas en las filas profesorales» (£! Materialismo Racional, p. 186). BACHELARD © EL COMPLEJO DE PROMETEO. tante al conocimiento comun y en la afirmaci6n del pro- greso como el progreso de la razén. El racionalismo cientifico manifiesta su fecundidad si es aplicado y conquista la objetividad a través de sus aplicaciones. Pero para la objetividad del conocimiento no basta solamente que hablemos «del objeto para que nos creamos objetivos», es necesario ante todo romper con el objeto inmediato, contradecir pensamientos anteriores surgidos de la primera observacion y mantener una vigi- lancia «malévola» que impida a la inmediatez disfrazarse de objetividad. La critica se plantea entonces como una exigencia total: critica de la sensacion, del sentido comin ¢ inclusive de las etimologias porque estas pueden ser en- ganosas. Por este camino encontramos lo caracteristico del racionalismo activo o racionalismo aplicado: es la articu- lacién de unas verdades de razon y unas verdades de expe- riencia. Pero por experiencia se entiende aquella que viene mediada por el conjunto de aparatos, de instrumentos, que ya no son los simples auxiliares de la actividad cientifica sino teorias materializadas *. 1.2 LA EpisTEMOLOGIA ES HistoRICA En cuanto tal se propone explicar la naturaleza de una cien- cia y su proceso de formaci6n en el tiempo, y para ello 5 En esta misma direccién Koyré muestra cémo ya los instrumentos galileanos (telescopio, péndulo) son realizaciones de teorias. Con el analisis de la «fenomenotécnia» emprendido desde 1931 Bachelard quiere hacer mas evidente su idea de que es el racionalismo el que instaura los fenémenos y que la ciencia contemporinea mas que una descripcion es una produccién de fenéme fabricacion de fenomenos (sel fendmeno es un tejido de relaciones»] y la té de efectos (el efecto Raman, el efecto Compton} desvirtua, segin él, la ret en que las cosas pueden instruirnos directamente. 13 VICTOR FLORIAN B. toma en cuenta una nocién que le es inherente, la de pro- greso; de tal manera que la ciencia misma es definida aqui como un «progreso del saber espiritual». Ante las racio- nalidades progresivas como son las ciencias, las tareas del epistemologo y las del historiador no se separan ya que la historia de las ciencias es concebida como «la historia de las derrotas del irracionalismo» y en este sentido no puede reducirse simplemente a la veneraci6n del pasado y al re- gistro de los hechos y las teorfas. Es mas bien una historia que va del presente al pasado, que juzga el pasado con base en certezas del presente; es la historia recurrente, y en cuan- to tal «descubre en el pasado las formaciones progresivas de la verdad». La historia de las ciencias asi concebida presenta una doble orientaci6n: una historia «caduca» de corta duracién de los conceptos (la teorfa del flogisto) y una historia «san- cionada» en la que los conceptos son para siempre concep- tos cientificos. Al juzgar ese pasado espiritual se hacen evidentes los valores de la ciencia (el valor de racionali- dad, el valor pedagégico) y se impone el abandono de las valoraciones subjetivas, de los realismos ingenuos. Frente aese pasado la historia de las ciencias se convierte en «un tejido de juicios impl{citos sobre el valor de los pensamien- tos y de los descubrimientos cientificos» °. Cuando se considera que las ciencias en su desarrollo hist6rico poseen una dindmica propia, la del progreso, se comprende el interés del autor por examinar ese campo heterogéneo y movedizo de las imagenes, prejuicios, valo- 6 El Compromiso Racionalista, p. 152. Las tareas de la filosofia de las cien- cias son abordadas en forma sistematica en la introducci6n a La Actividad Racio- nalista de la Fisica Contemporanea (1951). Véase también “La actualidad de la historia de las ciencias” en El Compromiso Racionalista. BACHELARD O El. COMPLEIO DE PROMETEO. raciones subjetivas, que de una y otra manera pueden con- vertirse en trabas para la constitucién del conocimiento cientifico. Son los obstaculos epistemolégicos. Desde una problematica bien préxima a la del autor de la teoria de los idolos cuando de propuso investigar por las causas del error y purificar la mente de toda clase de prejuicios, Bachelard advierte igualmente la necesidad de una para la purgacién de nuestras imagenes, representaciones simbélicas y con- vicciones individuales. La nocién de obstaculo, obtenida de la funcién que desempefian los contrapensamientos en el desarrollo del conocimiento cientifico no remite a una colecci6n de erro- res sino mas bien, como lo indica Michel Serres, a unos vicios del pensamiento o pecados capitales de la no-cien- cia (orgullo, avaricia, lujuria, gula) que tienen por soporte comun la ausencia de critica, el empirismo inmediato, la subjetividad de las valoraciones y la satisfaccion facil e in- mediata de la curiosidad. Su variedad, examinada con abun- dantes detalles y ejemplos en La Formaci6n del Espiritu Cientifico, se puede apreciar en la simple enumeracion: La experiencia basica. El conocimiento objetivo. El obstaculo verbal. El conocimiento unitario y pragmatico. El obstaculo sustancialista. El realismo. El obstaculo animista. El mito de la digestion. El obstaculo constituido por la libido. 10 Los obstaculos del conocimiento cuantitativo. Sin remontarnos a cada uno de ellos es preciso agre- gar una exigencia elemental previa a todo ese andlisis de- tallado y ejemplificado. Si la ciencia se explica por una CONADAwWHeE VICTOR FLORIAN B, «voluntad de raz6n», por una «voluntad de saber», el pri- mer obstdculo que debe superar es la uni6n pues ella y lo winico que pone de manifiesto es la incapacidad para plan- tearse problemas, indicio seguro de que no puede aportar- nos mas de lo que nos ofrece el sentido comin. Por el con- trario, el sentido del problema, tan profundamente inscri- to en el movimiento mismo de la «conciencia creativa» es precisamente lo que la opinién no puede proporcionarnos. Detengamonos en el obstaculo que surge directamen- te del lenguaje, tratado severamente en la medida que le permite establecer la tesis de que el lenguaje cientifico se caracteriza por una «permanente revolucién seméntica» que pone en evidencia el desfase entre la subsistencia de la palabras y las variaciones de los conceptos, asi como la confrontaci6n 0 ruptura entre lenguaje comun y lenguaje cientifico. Los ejemplos son bien ilustrativos (la esponja, la botella de Leyde) para explicar las diferencias entre las significaciones del lenguaje usual y las del lenguaje cienti- fico y la evidente discontinuidad entre ambos. El abuso con las palabras y las posibles trampas a las que nos puede conducir el lenguaje tan caracteristico del conocimiento vulgar son premisas para la afirmacién del lenguaje cientifico como un neolenguaje y del concepto cientifico como «una verdadera emergencia del conoci- miento» tal como se puede apreciar en la formacién del concepto de capacidad eléctrica (El Materialismo Racio- nal). Es también ese aspecto el que puntualiza Canguilhem cuando afirma que «ciertamente las palabras no son los conceptos que ellas movilizan». La palabra esponja es el prototipo del obstaculo verbal y de la imagen generaliza- da. Sirvié para definir el hierro (es una esponja del fluido magnético), para la definicion de los vidrios (son esponjas de luz); Réamur explica el aire como una esponja y Descar- 16 BACHELARD © EL COMPLEJO DE PROMETEO. tes acude a la esponja hinchada de agua o de otro liquido» para explicar la rarefaccion. En sintesis, el uso abusivo del lenguaje puede conducir facilmente a la imprecisi6n, a fal- sas representaciones y a las mas variadas explicaciones. El riesgo que se corre por el paso del lenguaje sobre el pensamiento nos hace pensar en la prolongacién de una linea de pensamiento ya marcada por Descartes, Bacon y Spinoza cuando examinan las causas del error’. Le corresponde a la ciencia y al hombre de ciencia en particular convertir su actividad en una busqueda cons- tante de precision, de afinamiento y de clarividencia, pero esta tarea no es simple, existe siempre una serie de intui- ciones primeras, imagenes, prejuicios, que pueden frenar el proceso de objetivacién. La nocién de corptsculo de la fisica contempordnea tuvo que cargar el peso de la nocién- obstaculo de corptisculo concebido como un cuerpo pe- quenito. La creencia en la riqueza del dato o realismo*, a Descartes, una de las causas de nuestros errores est en que pensamos mis con las palabras que sobre las cosas: «y los pensamientos de casi todos los hombres versan més sobre las palabras que sobre las cosas. A tal punto que muy a menudo prestan asentimiento a vocablos no comprendidos, porque piensan que los han comprendido antes, o los han recibido de otros que los han compren. dido bien» (Los Principios de la Filosofia, ed, Losada, p. 34). Si bien para Bacon el lenguaje es concebido como el instrumento de la comunicacién humana, sin embargo advierte sobre el peligro de la formacién de idolos del foro o falsas no: ciones que se originan cuando el significado de las palabras “se regula por el concepto del vulgo”. Expresin ésta que paralelamente aparece en Spinoza para designar a todos aquellos que no poscen el conocimiento verdadero de las cosas y explican su naturaleza a través de una de las formas de la imaginacién, a saber, el lenguaie. Las palabras “estan formadas arbitrariamente y como le complace al vulgo, hasta tal punto que no son sino signos de las cosas segiin se dan en la imaginacion pero como se dan en el entendimiento” ( Tratado de la Reforma del Entendimiento, p. 52). 8 En La valeur inductive de la relativité (1929) el realismo es definido asi “toda doctrina que mantiene la organizacion de las impresiones al nivel de las prtopias impresiones, que por consiguiente cree en la riqueza prolija de la sensa- cidn individual y en el empobrecimiento sistemaitico del pensamiento que abs trae” (p. 206, la traduccion es nuestra}. VICTOR FLORIAN B. realismo del olfato y realismo del sabor, fue un obstaculo para la experiencia quimica y, en cuanto tal, procede de un sentimiento del poseer que se identifica con la avaricia 0 complejo de Harpagon. Como los obstaculos no son externos sino que estan en el sujeto en el acto mismo de conocer, un sicoandlisis del conocimiento objetivo sera muy propio para ir a la buis- queda de las condiciones 0 espacio en el que se despliegan las imagenes, las premoniciones y los prejuicios. Sera pre- ciso entonces desterrar todo este repertorio para que un conocimiento sea llamado objetivo. En estas condiciones, la nocién de objeto no designa, en el contexto de la activi- dad cientifica, mas que «un complejo de relaciones» bien alejado de un simple contacto con el mundo real del que se pudiera seguir la accion de la percepci6n. El punto de par- tida para la ciencia contemporanea no es la realidad, stricto sensu, sino un modelo teérico coherente. Desembarazar el sujeto de los obstaculos que se le presentan en el acto mismo de conocer no es otra cosa que contribuir a «arrancarlo del narcisismo que da la eviden- cia primera». Aqui el sicoandlisis es catartico, permite curar, mientras que en la produccién artistica ayudard a comprender el desarrollo de la imaginacién. Sin embargo, ese interés por el inconsciente en la actividad cientifica constantemente oscila entre una sicologia del cogito cien- tifico y la busqueda de arquetipos en el inconsciente 0 en- tre la busqueda de condiciones sicolégicas del progreso cien- tifico y la constitucién de un sicoandlisis, curiosamente llamado, sicoandlisis sicolégico. Por otra parte, la objecién de sicologismo a la que Bachelard trata de responder en varias ocasiones, es planteada por Quillet cuando se pre- gunta si la ciencia no encuentra otros obstdculos diferen- tes de los sicolégicos. BACHELARD O EL COMPLEJO DE PROMETEO. Las limitaciones de una epistemologia demasiado antropolégica no las pierde de vista Annie Guédez cuando evoca el parentesco de Foucault con Bachelard. Pero cuan- do se toma en consideracién solamente el papel negativo del obstaculo en la historia de una ciencia, jésto es garan- tia suficiente para una auténtica historia de dicha ciencia? Porque hay unos obstaculos bien definidos con los cuales choca el espiritu cientifico y que no responden necesaria- mente a una fijaci6n sicolégica. Asi por ejemplo, desde una perspectiva diferente Frangois Russo insiste en unos tipos generales de raciona- lidad (el rigor o simple respeto de las normas de la légica, la acogida a la novedad, la raz6n critica) pero que no dan cuenta totalmente del progreso en el conocimiento cienti- fico. Es necesario, segtin él, examinar la manera como se conjugan la racionalidad y la no racionalidad para asegurar dicho progreso. El rechazo a abandonar el circulo, por ejem- plo, fue un obstaculo para el advenimiento de la astrono- mia moderna: como simbolo del tiempo sirvié para indi- car la totalidad, la perfeccién, la armonfa, y es esta con- cepcién comunmente admitida la que subyace en la pre- gunta de Plotino sobre el movimiento circular del cielo. Ademas del rechazo a la novedad por motivos mas de tradici6n 0 estéticos que légicos es preciso recurrir a otros factores que en mayor 0 menor grado pueden ser favora- bles o desfavorables al progreso de la ciencia, no sélo sico- légicos sino también externos, sociolégicos” , econémicos. 9 Asi, E Russo encuentra la coexistencia en cientificos del siglo XVI, de un gran rigor logico y fallas de racionamiento, como en el jesuita Gregoire de Saint Vincent en relacién con la formacién del caleulo infinitesimal, 0 el error de razo- namiento del jesuita J. G. Saccheri (1667-1733) sobre el postulado de las paralelas y la constitucion de la geometria no-euclidiana. Entre los factores sicol6gicos F. Russo incluye los siguientes: el prestigio de un gran cientifico, la presion ejercida VICTOR FLORIAN B. La existencia de obstaculos epistemolégicos en el pen- samiento cientffico y su develacién, hace parte junto con la noci6n de ruptura y el concepto de ciencia de los apor- tes fundamentales de Bachelard a la epistemologia contem- poranea. Canguilhem lo ha visto asi claramente cuando en sus reflexiones sobre la biologia muestra que Harvey, para comprender y explicar la circulacién de la sangre, se encontr6 precisamente con el obstaculo de la imagen de la irrigacién del suelo (Cf. El conocimiento de Ia vida). 1.3 La RupTura Es una categoria presente en toda la obra y esté ligada es- trechamente a su concepcidn del conocimiento cientifico. Por otra parte, es sorprendente el puesto que actualmente ocupa en las ciencias humanas y quiz como lo senala Lecourt haya contribuido a malentendidos y usos exagera- dos. En la lectura de Marx, Althusser propone una ruptura epistemoldgica'® que separa los trabajos del joven Marx de los textos cientificos de madurez. Ruptura que marca la mutacion de una problematica precientifica, distincién entre ideologfa y ciencia como forma elaborada y aproxi- mada de la oposicién radical de Bachelard entre espiritu precientifico y espiritu cientifico, conocimiento comin y por el medio intelectual y la comunidad cientifica. Recordemos que desde una perspectiva netamente “externista”, J. Needhan se pregunta: Porqué la ciencia moderna nacié en Europa en los siglos XVI y XVII y no en la China, y responde con un estudio sociol6gico c histrico. 10 En 1876 Dedekind utiliz6 "coupure” para exponer su teoria de la continui- dad aritmética. Sin embargo, Althusser lanz6 la expresién “coupure epistemologique” (literalmente corte epistemol6gico pretendiendo tomar en prés- tamo en concepto de rupture de Bachelard. BACHELARD © EL COMPLEJO DE PROMETEO conocimiento cientifico. Por otra parte Foucault en Las palabras y las cosas senala la ruptura de los campos de pensamiento. La Enciclopedia Universalis define el «corte episte- molégico» (coupure) como «el momento en que una cien- cia se constituye cortando con su prehistoria y sus entornos ideolégicos» y cita como ejemplos la constitucion del ma- terialismo historico, el sicoandlisis, la fisica moderna con Galileo. Una concepcién que afirma la ruptura entre la cien- cia y la no-ciencia es evocada explicitamente por Ph. Riviere y L. Danchin cuando explican la aparicién de la lingiiistica como ciencia, a partir de Saussure, por el entrecruzamien- to del método y del objeto por una parte, pero sobre todo por el abandono y el desplazamiento (Linguistique et cul- ture nouvelle, 18) Conviene entonces abordar dicho concepto en Bache- lard mismo ya que, como lo hemos visto, su andlisis del pensamiento cientifico nos obliga a abandonar esa bella imagen de la ciencia como un edificio que se construye paulatina y pacientemente en un esfuerzo sin fin y progre- sando siempre por acumulaci6n como si estuviera siguien- do estrictamente un modelo lineal.. Por el contrario, afir- ma en la conclusién del Materialismo Racional, no sin antes haber puesto en tela juicio la cadena necesaria y cau- sal del antes sobre el después, «creemos, en efecto, que el progreso cientifico manifiesta siempre una ruptura, perpe- tuas rupturas». Entre la alquimia y la quimica no existe una relacién de causalidad sino de obstaculo. La ciencia no progresa por sumatoria ni acumulaci6n sino mediante rupturas y revo- luciones de ideas que la renuevan, negando verdades ante- riores o verdades de siempre, inclusive desprendiéndose cada vez mas de su pasado y recomenzando hasta en sus VICTOR FLORIAN B. propios cimientos. Por eso la filosofia que mas le conviene al conocimiento cientifico es el racionalismo entendido como en el que las matematicas o el esperanto de la razon ocupan un lugar considerable. De ahi las expresiones cien- cia racional, técnica racional para significar que estan ins- piradas en las matematicas y que sus simbolos estan mas alla de las imagenes del conocimiento comun. Como se puede apreciar enseguida el fildsofo francés utiliza desde muy temprano (desde la tesis doctoral) el con- cepto ruptura (rupture), inicialmente en el sentido de la ruptura de un saber con un saber anterior: «En la evoluci6n histérica de un problema particular no se pueden esconder verdaderas rupturas, mutaciones brus- que arruinan la tesis de de a continuidad epistemol6- (Essai sur la connaissance approchée, p. 270). El contexto de esta afirmacién lo constituye el problema de las concepciones de Goethe sobre la luz y las teorfas de Fresnell con la consiguiente aclaracién de que las teorias de este ultimo no responden a las preguntas dejadas en suspenso por los cientificos que le precedieron. Y, parale- lamente, al comienzo de la obra consagrada a la fisica del calor, denuncia la creencia en que: «los problemas cientificos se suceden historicamente por orden de complejidad creciente sin que se haga ningtin estuerzo por reubicarse criticamente ante el problema tal como se ofrece a la observaci6n primitiva y sin definir en qué aspecto se tiene un problema por complejo» (Etude BACHELARD O EL COMPLEJO DE PROMETEO sur l’évolution d’un probléme de physique. La propagation thermique dans les solides). Por lo demas, este aspecto de la ruptura apunta directa- mente a la fisica y a la quimica en su desarrollo contempo- raneo. Por eso, sin reservas, constantemente evoca la cien- cia de nuestro tiempo en ruptura con la ciencia clasica; la ciencia de nuestro tiempo est4 articulada por ese vector que va de lo racional a lo real y donde precisamente ya lo real no se concibe como lo inmediatamente dado sino en relacién con la raz6n y representa para el conocimiento cientifico «un simple pretexto». La ciencia contempora- nea es, a su manera de ver, la gran entrada en el reino de la razon. Bajo otros matices Bachelard quiere eliminar la idea de que todo conocimiento cientifico se puede reducir, en ultimas, a los datos de los sentidos. La desensualizacién del conocimiento!! tome como ejemplos privilegiados el descubrimiento del ozono y el fendmeno del rocio (cuando se creia que éste caia del cielo o brotaba de las plantas) para afirmar la tesis de la ruptura entre conocimiento co- miuin y conocimiento cientifico con sus correspondientes instancias filos6ficas (empirismo y racionalismo). La cien- cia se construye en ruptura con la evidencia sensorial, con los juicios de valor (bueno/malo) y con los principios de utilidad y finalidad. En el conocimiento comun el objeto 11 CF. La conclusion al Materialismo Racional y el capitulo VL del Raciona- lismo Aplicado. “Cualquiera sabe que el azticar es blanca, dulce al paladar y se disuelve en agua. Mas cuando le preguntamos al quimico él nos dice: es casi en 100% sacarosa, Simplemente ha cambiado una palabra comin por otra menos conocida... ¥ la sacarosa parece ser un jeroglifico”, afirma Braunstein en un in- tento por aplicar la ruptura a diversas ciencias. Cf. Ideologia y Ciencia , Siglo XXI ed., p.9, 23 VICTOR FLORIAN B. es apenas fenémeno, sin mayor significacién y capacidad de recibir nuevas modificaciones mientras que en el cono- cimiento cientifico es notimeno, puede modificarse con nuevas experiencias y pensarse con otros pensamientos que constituyen, en tltimas, el signo de la progresividad. Finalmente, otro aspecto que sirve de marco a la ela- boracién del concepto de ruptura es el conocimiento téc- nico como dominio de racionalidad y progreso que se se- para netamente del conocimiento comin. Ruptura entre experiencia comun y experiencia cientifica, experiencia cotidiana y experimento cientifico, nos conducen ahora a localizar el papel de los instrumentos en la fabricacion de fenémenos. De hecho, los instrumentos © aparatos de la experi- mentacién son «encarnaciones de la teor{a» (lo hemos vis- to también en Koyré} tan profundamente fecundos para la actividad cientifica que son inseparables del pensamiento (La Actividad Racionalista de la Fisica Contemporanea ). El examen particular de una fenomenotecnia, el des- cubrimiento de la bombilla 0 técnica de no-combustién de Edison, muestra una ruptura con todas las técnicas de alumbrado anteriores no solo por sus caracteristicas de glo- bo de vidrio, encerrado, en el que esta colocado un fila- mento, lo que ya presupone un gran conocimiento de la combustion, sino también por el abandono de una concep- cién sustancialista de la electricidad del siglo XVII que establecia como equivalentes el fuego, la electricidad y la luz. A esta ruptura con el empirismo de la combustién la denomina técnica racional, esto es, expresada en formulas matemiticas (es la ley de Joule la que la regula y su expre- si6n algebraica pone en relacién los conceptos de energia, resistencia, intensidad y tiempo: W = RI2t (W: energia, R: resistencia, I: intensidad, t: tiempo). 24 BACHELARD O EL COMPLEJO DE PROMETEO La diferencia entre el nivel de lo inmediato (lo perci- bido) y el nivel de lo construido (las ciencias y sus teorias) asi como la reiterada insistencia en que el conocimiento cientifico no es una traducci6n de lo sensible fundamenta una vez mas la tesis de la ruptura: Existe ruptura entre el conocimiento sensible y el cono- cimiento cientifico. Se ve la temperatura en un terméme tro pero no se la siente, Sin teorfa no sabriamos jamds si lo que se ve y se siente corresponden al mismo fenéme- no» (Filosofia del No, p. 12). Para que un conocimiento sea llamado cientifico el crite- rio es el de que esté comprometido, esto es, que haya pasa- do por la criba de las rectificaciones mediante las cuales es dirigido e impulsado incesantemente a nuevas conquistas. El invento de la maquina de coser no fue posible sino me- diante una ruptura con la costumbre cotidiana de reprodu- cir a mano la costura. 1.4 EL ALMA PRoFEesoRAL Con La Formaci6n del Espiritu Cientifico Bachelard quiso purgar el pensamiento cientifico de toda forma de subjeti- vidad y de anquilosamiento en el conocimiento cotidiano. En esas condiciones se sigue claramente el propdsito de una pedagogfa de la raz6n que se rija por el principio de hacer evidentes los valores cientificos, el de racionalidad y el pedagégico, inicos capaces de hacernos comprender la importancia de la ciencia. De ahi la profunda intencién 25 VICTOR FLORIAN B. pedagogica presente en sus obras y expresada constante- mente en un esfuerzo por contribuir a la renovacién de la practica pedagégica. A los nifios no se les debe ensefiar tini- camente observando en el laboratorio cémo se hace un ex- perimento sino ante todo Ilevandolos a comprender y a construir el conocimiento, es decir, estimulando una vo- luntad de saber o complejo de Prometeo. Por eso, apoyan- dose en los trabajos del conde Korzybski advierte que: «E] nifio nace con un cerebro inconcluso y no con un ce- rebro desocupado,como afirma la pedagogia antigua» ( La Filosotia del No, p. 106). «No hay ciencia sino mediante una escuela permanente». Es un postulado que resume la necesidad de una forma- cién permanente en el educador ya que: «Es imposible educar por simple referencia a un pasado de educacion. El maestro debe aprender ensenando y fue- ra de su ensenanza». (Ibid., p. 107). Si no es asi, institucionaliza una practica muy antigua, bien cerrada, de ensefiar desarrollando lo conocido o repitiendo cada aio su saber a la manera de un pedagogo aristotélico firmemente aferrado al principio de identidad. Ser4 nece- saria entonces una «cultura continuada» en corresponden- cia con los progresos cientificos y mas alla del tiempo es- colar y de los programas preestablecidos. «Todo lo que es facil demensejar es inexacto». Es un aforismo que pone de manifiesto la actitud deplorable del pedagogo positivista empefiado en adoptar métodos que 26 BACHELARD © EL. COMPLEIO DE PROMETEO, aseguren una mejor comprensién pero que al mismo tiem- po estan paralizando el pensamiento, pues si no se inquie- ta la razon se bloquea esa capacidad de construir que ca- racteriza a un organismo abierto. ;De qué manera podria ser educativa -se pregunta Bachelard- la imagen del tomo planetario o la del Atomo-sol de Raspail?. Esta seria preci- samente una forma de pedagogia de la continuidad entre conocimiento comun y conocimiento cientifico con la que hay que romper. «Todo conocimiento cientifico es una penumbra de dificultades» y por lo tanto, lo tnico que disfruta de una existencia placida y tranquila es el empirismo cotidiano. En sintesis, tanto el comprender como el hacer compren- der plantean una misma exigencia; esto quiere decir, que para la practica pedagégica sera mas interesante examinar cémo se suceden las teorias, cémo se enfrentan y como se superan. La ensefanza de las ciencias se orientara enton- ces a demostrar que éstas poseen una dindmica propia y un devenir tal, que las pone en conexién cada vez mas es- trecha con una actividad que se crea y con una invencion que constantemente se esta haciendo y deshaciendo a lo largo de su historia. La ciencia debe ensenarse con los len- tes de una dialéctica histérica advierte enfaticamente. Resulta bien significativo que con la expresion logoses catatoniques {conferencia en L’Ecole des Hautes Etudes de Gand, 1939) denuncie el drama pedagégico de las falsas racionalizaciones, las falsas analogias, la aceptacién del empirismo absoluto, y proponga una educacion intelectual «catartica» que contribuya a «desanclar» la razon. Las fal- sas racionalizaciones (logoses) tienen como soporte el mo- delo inspirado por la pedagogia misma en cuya base est la idea de adaptaci6n a una determinada forma de sociedad, a una razon ya constituida y a un principio de autoridad. 27 BACHELARD O EL COMPLEJO DE PROMETEO, (PUF, 1988) se inscribe en la gran trilogia iniciada con La Poética del Espacio y La Poética de la Ensonacion . El re- torno al tema inaugural de la imagen ignea ya explorada en El Sicoandlisis del Fuego a través de los complejos de Prometeo y Empédocles le otorga ahora a estos héroes una nueva dimension. Prometeo es mds que humano. Y Empédocles es una de las mas grandes imagenes de la poé- tica de la aniquilacion. (Fragments.., p. 137). Poética de la aniquilacién y al mismo tiempo del heroismo en la que es preciso destacar ante todo sobre el plano de la dualidad animus-anima una constante accion del animus o arque- tipo de lo masculino y de los proyectos violentos". Pero en el examen de este cosmodrama de la muerte de Empédocles es el poema de Holderlin el que ocupa lu- gar considerable junto a Arnold y Nietzsche precisamente porque, anota Bachelard, (Id., p. 151). Al hablar de poética en Bachelard, filésofo de la cien- cia y de la poesia, de la imagen y del concepto, de la enso- nacién y de la razon, un aspecto que ha de tenerse en cuen- ta inicialmente es el significado mismo de poética, con- cepto que no se propuso desarrollar directamente pero que sin embargo, se podria aproximar a lo que Valéry entiende por poética: (poesia y pensamiento abstracto, en Variedad II, ed. Losada, p. 228). De esta definicién se descarta, por consiguiente, todo lo que concierne a los presupuestos normativos en la poe- {a otorgando, mas bien, todo el peso a la fusion entre crea- cién y lenguaje, universo poético y lenguaje, tal como lo 12 Fragments d'une poétique du feu, PUF, 1988, es una obra postuma cuya publicacién autorizé su hija Suzanne Bachelard. Sin embargo, Jean Lescure, inti- mo de Bachelard, habia publicado en 1983 Un été avec Bachelard donde recoge fragmentos de lo que iba a constituir una introduceién a La poétique du Phénix VICTOR FLORIAN B. resume la afirmaci6n la poesia es un arte del lenguaje’’. De hecho no es dificil conciliar precisamente esta defini- cién con otra de las definiciones bachelardianas de poesia: «La poesia es uno de los destinos de la palabra. Por ello, la poesia, la imagen literaria, nos brindan la experiencia de una creacion del lenguaje: ( El Aire y los Suefios, p. 306).» Es sin duda la raz6n para que el sonador de palabras, como solfa definirse, encuentre en la imaginacién los principios mismos de la creaci6n artistica y sefale que es bajo el sig- no de la conciencia de lenguaje como es posible aproxi- marse a ella. Es mediante la palabra como la imagen litera- ria cumple en todas las modalidades la doble funcién de funcién irremplazable desde la perspectiva de las image- nes como realidades siquicas que constantemente estan reclamando vida nueva. Por consiguiente, la originalidad y lanovedad constante son rasgos especificos de la imagen literaria porque si ella es un sentido en estado naciente, como lo pretende Bachelard, se dira entonces que el len- guaje es instrumento de creacién y que es a través de la literatura como podemos apreciar tanto la explosién y la creacion de lenguaje como la aparici6n de un universo pro- pio. Es lo que significan en ultimo término la literatura como «una emergencia de la imaginacién» y correlativa- mente la imagen poética como una emergencia del len- guaje. Tal es el sentido de esa vida nueva presente en la imagen poética que el poema mismo se designa como una 13 Paralelamente en los Fragments d’une Poétique du feu encontramos la afirmacién “ La poesia, la poética es un verdadero reino del lenguaje “(p. 54). 30

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