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Marcos Rodríguez Pantoja en 1954, con siete años, fue vendido

a un terrateniente local el cual lo entregó a un cabrero, para que


sirviese de relevo. A la muerte de este, quien había vivido con él en
una cueva, el niño quedó abandonado en medio de la naturaleza.
Durante su aislamiento, el niño aprendió los ruidos de los animales
con los que convivió, y los empleó para comunicarse con ellos,
mientras poco a poco abandonó el lenguaje humano. Fue
encontrado en 1965 por la Guardia Civil, tras más de una década
viviendo en completo aislamiento de los seres humanos y con la sola
compañía de los lobos.
Al crecer privado del contacto social, ¿estaría desprovisto de
sentido moral? O, por el contrario, ¿tendría un sentido moral
natural, una bondad originaria, como sostenía Rousseau en su libro
Emilio o la educación? E, incluso, ¿perdería sus capacidades
psicológicas?
La Guardia Civil lo trasladó a Fuencaliente por la fuerza atado y
amordazado, ya que aullaba y mordía como un lobo. Algo bastante
diferente, pues, del "buen salvaje" rousseauniano que el público de
la época esperaba. Sin embargo, ello implícitamente demuestra que
sí se le puede realizar un análisis psicológico, luego posee un marco
de comportamientos, sentimientos y procesos mentales,
independientemente de su aislamiento social.
El cerebro humano se puede equiparar a un CD en blanco, listo
para almacenar contenido en él como quien le da forma a la
plastilina. Funcionamos mediante circuitos neuronales y estímulos,
que excitan más o menos el sistema nervioso. Aunque es cierto que
vivir con otros humanos es la mayor y más efectiva fuente de
estímulos, podemos vivir prescindiendo de nuestra sociedad y
sustituyendola por, verbigracia, la lectura, la naturaleza o la
meditación. Así, por ejemplo, los monjes budistas, aislados de la
vida terrenal ¿Carecen de comportamiento, procesos mentales y
sensaciones? Por supuesto que no. Esto demuestra que no se
necesita contacto humano para que haya actividad psicológica, sino
que ésta parte de los estímulos que alcancen nuestro sistema
nervioso.
Pero, incluso si con ciencia humana nos refiriésemos a que solo
nosotros podemos tener un comportamiento estudiable,
comprensible y explicable, la psicología animal y la psicobiología
nos muestran que la conducta de otros animales superiores como
los mamíferos y las aves también pueden ser estudiadas y
comparadas con la humana.
John Watson (1878-1958) realizó muchos experimentos en
animales, en laboratorio, para estudiar su conducta en base a causas
y efectos (estímulos y respuestas) dando lugar al conductismo, que
podía aprenderse mediante premios, que estimulaban su
realización, y castigos, que las evitaban.
Otra rama de la psicología, la etología, que estudia el
comportamiento animal en su propio ambiente, se dedicó a estudiar
tanto el comportamiento innato como el adquirido para ver el grado
de influencia en la conducta, de la herencia y del aprendizaje. Por
ejemplo las aves que juntan ramitas para construir sus nidos.
En la universidad de Búfalo, un especialista en psicología
comparada, afirma a través de sus investigaciones, que ha
comprobado el proceso metacognitivo (tener conciencia de nuestros
propios pensamientos) en delfines y en monos macacos.
La Etología se sustenta en procesos neurofisiológicos para
explicar la conducta animal, en la que intervienen especialmente
factores musculares que posibilitan el movimiento, y mecanismos
nerviosos, con mecanismos de coordinación. Esto demuestra que
prescindiendo de la base biológica de la psicología, nunca
podríamos llegar a un conocimiento certero sobre ella porque… ¿Es
posible explicar sin comprender?

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