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VAN DE YELDE
EL
MATRIMONIO
PERFECTO
BIBLIOTECA BASICA CLARIDAD
QUÉ ES LA BIBLIA
1. V. CE LIA
HORACIO CAIRO
ORFEO
SALOMÓN REINACH
EL MATRIMONIO PERFECTO
TH.H.VAN DE VELDE
Dr. TH. H. VAN DE YELDE
Título de la obra en alemán;
DIE VOLLKOMMEblE EHE
TRADUCCIÓN DE LA 42
* EDICIÓN ALEMANA
POR EL DR. GREGORY WARREN
PRINTED IN ARGENTINE
IMPRESO EN LA ARGENTINA
Distribuidores Exclushc
*: EDITORIAL HELIASTA S. R. L.
Viamonte 1730 • 1er. P. - C. F. -1055 - Bs. As. • Argentina
PRIMERA PARTE
INTRODUCCIÓN T FISIOLOGIA SEXUAL GENERAL
Caf. I. — imBoouocióN
EL MATRIMONIO Y EL MATRIMONIO PERFECTO
Razonas en pro de la conservación del matrimonio. — Lo» cuatro pilare»
del edificio matrimonial. — Correcta elección del cónyuge — Buena
disposición fisiológica. — Solución del problema de lo» hijos, en con
cordaneta con loe deseo». — Vida sexual armónica y floreciente. — El
médico como consejero. — El marido como guia. — Insuficiencia y
egoísmo de la mayoría de los marido» y aparente frialdad sexual de
la esposa. — El marido debe seducir continuamente a su esposa. — El
matrimonio perfecto requiere conocimientos y estudios especiales, —
La presente obra ea un manual de enseñanza ................................ 93
Segunda Paute
ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA SEXUAL ESPECÍFICAS
Tercera parte
FISIOLOGIA Y TÉCNICA
EL "FINAL"
Manifestaciones generales. — Durante la tensión. — Las glándulas. — Se
creción salival. — Secreción de orina. — Secreción de sudor. — La
circulación sanguínea. — Loe pequeños vasos sanguíneos. — La presión
sanguínea. — Musculatura. — Corazón. — Músculos estriados. — Mus
culatura lisa (involuntaria). — El sistema nervioso. — Transmisión
do la excitación a loe sectores próximos. — Transición local: vejiga e
Intestino, — Centrales. — Organos sensoriales. — Concentración de todo
el ser sobre la esfera genital. — Subsiguiente distensión. — Agota
miento por exceso de esfuerzos. — Efecto beneficioso sobre el estado
general. — Necesidad del sueño. — Final. — Su carácter, puramente
psíquico, — ¡311 animación del estado de excitación. — Sensaciones
subsiguientes .............................................................................................. 38?
Intermedio Tercero.................................................................................................... 306
Cuarta Parte
APENDICE. — ANTICONCEPCION
Dedicatoria
A
Martha van de Velde-Hooglandt
Julio de 1965.
ALGUNAS OBSERVACIONES PERSONALES,
A MODO DE INTRODUCCIÓN
Mucho dirá este libro de lo que hasta ahora había que
dado en silencio.
Ello me proporcionará alguno que otro disgusto. Lo tengo
por descontado, ya que, paulatinamente, he ido conociendo a
los hombres, tan acostumbrados a condenar lo que ignoran.
Precisamente ha sido éste el motivo de no poder escribirlo
antes; mientras el médico esté obligado a tener en cuenta las
exigencias de su profesión, no podrá permitirse desviación
alguna del camino trazado de antemano.
Sin embargo, todo aquel que haya logrado hacerse inde-
gendiente y pueda decir can entera libertad lo que considere
ueno y correcto, tiene el deber ineludible de hacerlo.
Por eso me veo obligado a confiar a estas páginas lo que
yo he apreciado como correcto. No podría esperar con tran
quilidad los últimos días de mi vida si dejase de cumplir con
este deber; es tanta la pena que se sufre sin necesidad, y es
tanta la alegría que se menosprecia, y que serviría para
aumentar la dicha de vivir, que buena falta hace señalar el
verdadero camino que debe seguirse en la vida.
Tengo para esta labor la edad indispensable, así como la
suficiente preparación. El científico, que durante más de un
cuarto de siglo se ha dedicado a los problemas teóricos y
prácticos; el literato, que a muchos y a tan diversos pen
samientos ha dado forma; el ginecólogo, de rica experiencia;
él confidente de tantos hombres y mujeres; el ser humano,
que conoce la humanidad, y el hombre, que no ignora la
masculinidad; el marido, que ha sentido dicha y pesar en su
matrimonio, y, finalmente, el quincuagenario, que aprendió a
contemplar la vida con alegre tranquilidad, y que ya es dema
siado viejo para cometer las tonterías de la juventud, pero
que se siente suficientemente joven para seguir “los anhelos
y los deseos”, es, indudablemente, el llamado a coger la pluma
y escribir esta obra.
Podría ahorrarme los disgustos a que antes he hecho
referencia, usando un seudónimo; pero no debo hacerlo, ya
que estoy obligado a defender con mi nombre de científico
mis concepciones de la ciencia Mis consejos que, en su esen
cia, tienen una importancia moral, perderían mucho de su
efecto al darlos anónimamente.
“Aequo animó”, acepto pues, todos estos disgustos, en la
confiama y con el pleno convencimiento de que muchos, en
lo más recóndito de su alcoba matrimonial, sentirán agrade
cimiento awn cuando no puedan expresarlo con palabras.
Th. H. Van de Veldh
Val Fontile.
Minusio-Locamo,
Suiza.
Desde que el Dr. Van de Velde escribió esta introducción per
sonal ha habido una completa revolución de idees, en gran parte
debida a su labor de pionero, y lo que antes era apenas murmurado
hoy se discute abiertamente.
PRIMERA PARTE
INTRODUCCION Y FISIOLOGIA
SEXUAL GENERAL
Capítulo Primero
INTRODUCCIÓN
El matrimonio y el matrimonio perfecto
m
El matrimonio está en lucha continua con un monstruo que pa
rece devorarle: la costumbre.. ^ el hábito.
Honoré de Balzac.
(1) El cuadro, que llava. el titulo Met arbeydt Mgt men vyer uljit den
Meen (Con trabajo se saca fuego de una piedra), representa un hombre se»ta
co ante la lumbre de una chimenea, haciendo la corte a una dama, mientras que
en el fondo, te ve a un muchacho sanando chispas al frotar una piedra con otra.
XVII
No hay nada tan sublime, cuando se ama de veras, como dar
siempre cuanto se posee: la vida, los pensamientos, el cuerpo, todo
lo que se tiene; teniendo conciencia de que se da, aun arriesgándolo
todo, a íln de poder dar cada vez más.
Guy de Moupassant,
XVIII
Los perfumes son casi tan importantes para los hombres como
la plegaria, el aseo personal, el agua y el ejercicio del cuerpo,
Ornar Haleby: El Ktab.
XIX
El dulce perfume del tocador es un lazo de) cual es muy difícil
escapar; más de lo que parece. No sé si el hombre juicioso, a quien
hace estremecer el perfume de la flor que su amada ha llevado sobre
el seno, debe ser envidiado o compadecido.
J. J. Rousseau.
XX
Al contemplar lo que la Naturaleza y el Arte encierran de bello
y sublime, se despierta, rápido como el rayo, el recuerdo, volando ha
cia la persona adorada.
Stendhal: Del Amor.
figura i
ANATOMIA Y FISIOLOGIA
SEXUAL ESPECIFICAS
Capítulo IV
DE LA FISIOLOGÍA SEXUAL DE LA MUJER ADULTA
PRIMERA PARTE
WF.
(W-FQ
Menstruación Menstruación
14 2t 2) 3»
;Abrif ig 17,10 81. H *7 jP t'47,S. .5. ,7, ,0, jl_ ,13, 13 17. Ift
FPFi I Presunta ovulación.
(PTC) '
c CcC C C ce
8FF
OíFC) ' A / prueba biológica
*
A
V / positiva de embarazo
(Menstruación ’
{MFCi 1 r 14 11 ai 5T
De Prlneipto» de Ginecología, de T. N. A. Jeffcoate. Buttcrworths
III
No hay para el hombre, mejor dicho, para todos los seres hu
manos, ningún asunto más interesante; tampoco hay otro que pueda
precisar tantos consejos, especialmente cuando se tienen en cuenta
las enormes tonterías que se cometen en todo momento y en cual
quier lugar, hallándose bajo el cruel dominio del pequeño dios Amor,
tan ciego y tan malicioso.
L. de Lanple.
IV
La mayoría de los matrimonios serian felices si'los hombres de
dicasen al mismo aunque no fuese más que la décima parte de los
cuidados y de los pensamientos que suelen dedicar a sus negocios.
Roberto Haas.
V
Quien pretende amar sin anhelar, es incapaz de sentir deseo.
W. r.
VI
La sensualidad no es pecado, sino todo lo contrario; es un ador
no de la vida, es un don de Dios, es como el agradable alrecillo de
la primavera y del estío; consciente y alegremente debemos gozar
de ella y anhelarla de todo corazón para los seres adultos y sanos.
G. Frenasen.
Vil
Más vale casarse que abrasarse,
I. Cor. 7-/9.
VIII
Cuando en el matrimonio existe el amor puro y verdadero, y
cuando la esposa, en dias de plena salud, sin capricho y sin egoísmo,
ha cumplido con los deseos del marido, no cabe dudar que el hombre,
sin quejarse, hará frente a aquellas dificultades que llevan consigo
la debida consideración para el bienestar de su mujer,
S, Rfbbtng.
IX
Quien tenga el corazón en donde debe,
estimará a su mujer, profesándole cariño.
XVIII
El amor no envejece.
Stendhal.
XIX
¿Qué nos importa la vejez, cuando estamos unidos?
Stendhal,
XX
El amor convierte el Yo en tú;
el amor acrisola el Yo fundiéndolo en Tú
W, T.
EL COITO
PRIMERA PARTE
FISIOLOGÍA Y TÉCNICA
Corva A
COITO IDEAL
Curva e
Coitus interruptus
EL COITO
SEGUNDA PARTE
Fisiología y técnica
(Contimiación)
nando luego directamente hacia tu fin, el Útero (hacia el óvulo, que te encuen
tra en el oviducto), ton elementos importantes por excelencia. Loa factores qtw
acabo de menClonar causan un efecto favorecedor o contrario, pero en alertos
casos pueden ser decisivos.
(1) Publlus Oyrus: ",, Nlhll est jucundum, quod non reflcit varlntum".
(2) Una tercera posición, anterior-lateral, corresponde tanto para el hom
bre como para la mujer, tan poco a las condiciones anatómicas, que únicamen
te puede emplearse como variante completamente fortuita; no tiene *m » ven
taja» que la de la novedad y ofrece, en cambio. *Innumerable *Inconveniente
.
El favor de que goza entro *lo *mahometano
, cuando se trata de fecundar el
útero desviado, *e funda en una ignorancia completa de la anatomía.
en la cual el hombre' está de1 frente pero la mujer se halla
de espaldas, o sea la posición aversá (»; 'posterior o de coitus
a tergo.
En cada una de estas dos principales posiciones son po
sibles diversas actitudes o posturas, muchas de ellas muy
prácticas y eficaces desde nuestro punto de vista.
Varios autores consideran la segunda posición como la
más natural por razones filogénicas. Por lo que a mí respec
ta, considero que, dada la estructura anatómica del hom *
bre, la primera posición es la más natural; sólo con ella se
compensan las ligeras incurvaciones de los órganos de copu
lación (de la vagina hacia adelante y del pene hacia atrás).
Pero esto no quiere decir que la segunda posición deba ser
considerada como antinatural o inferior, desde el punto de
vista fisiológico.
Vamos a considerar a continuación las diferentes pos
turas o colocaciones, siempre y cuando tengan una impor
tancia fisiológica principal, a fin de analizarlas, formulando
su indicación a base de dicho análisis; es decir, vamos a deter
minar en qué casos y para qué fines resultan apropiadas, o
cuándo producen el efecto contrario.
Contraindicaciones Para la
Indicaciones
Concepción
Tipo de Estimulación
te estimulad
*».
*
,
**
Es difícil indicar la duración de este “final ya que de
antemano no puede fijarse su término. En el Matrimonio
Perfecto se transforma lentamente, sin darse cuenta, en un
nuevo preludio. Aunque éste comience a) cabo de mucho tiem
po, sigue sonando el eco sin embargo, y para conservar su
hermosa melodía sólo se necesita una palabra amorosa, una
mirada de cariño, un recuerdo, apenas expresado con pala
bras, de todo cuanto se ha gozado juntos, e insinuando sua-
O) En el capitulo XIV trataré, con tono detalle. )n repetición de la cópula
y todas lee cuestiones inherentes a la mlsmh.
vemente la dicha próxima de una nueva unión, de una fusión
nueva.
Y cuando resulta de todo punto imposible renovar ésta,
cuando los esposos se hallan separados el uno del otro, tal
vez para siempre, esta melodía sigue, no obstante, y produce
sus ecos, y este estado durará tanto tiempo como el alma
sea capaz de retener dicho recuerdo.
Jamás se apagará el eco de semejante dicha y felicidad.
(1) Trutorlpto
INTERMEDIO TERCERO
I
VI
El amor no puede negar nada al amor.
El amante no puede gozar nunca suficientemente a su amada.
Codea: amorls del siglo XII íProvenza)
VII
Poco ama el que con palabras puede expresar cuánto ama.
Dante (Vita Nuova).
VIH
Es sólo por el matrimonio como se perfecciona la mujer por ei
marido, en la misma medida que el marido se perfecciona por la
mujer.
El hombre y la mujer forman un ser completo.
Hippel.
IX
XI
XIII
La esposa más casta puede ser la más sensual.
XIV
Siempre que haya diferencia entre uno y otro momento de pla
cer, puede un hombre hallar la felicidad completa con una misma
mujer.
XV
El talento del marido debe consistir en saber aprovechar con
habilidad los matices del deleite amoroso, desarrollarlo, darle nuevo
estilo y prestarle un modo propio de expresión.
Entre dos seres que no se aman, tal talento significa libertinaje;
pero las caricias y las demostraciones amorosas que nacen del amor
jamás son Inmorales,
XVIII
Cada cual debe conocerse a si mismo. Elegid el modo de unión
en concordancia con el cuerpo. No para todos conviene un mismo
modo.
No vayas tan de prisa, si a mí has de hacerme caso;
más fuerte es el placer si vas a él paso a paso...
Ovidio (Ars Amatoria, Libro II).
XIX
No corras, no te dejes llevar del huracán,
porque sólo el Amor debe marchar delante.
A esta meta soñada vuestras dos almas han
de llegar juntas, si es que quieres, amante,
gozar toda la dicha y toda la fortuna
reunidas al fin las dos almas en una.
Ovidio (Ars Amatoria, Libro III).
XX
Libres los amantes de la tradición que les ataba al concepto
burdo o a veces brutal, son verdaderos jugadores y se mueven enton
ces en las más elevadas reglones de la creación, tanto física como
mentalmente. Se brindan mutuamente la copa llena de vino sacra
mental que ha de ofrecerles la más profunda bienaventuranza que
pueden saborear un hombre y una mujer.
Havelock Ellis (El amor como arte).
CUARTA PARTE
HIGIENE DEL
MATRIMONIO PERFECTO
INTRODUCCIÓN
La moral y la higiene de la convivencia de hombre
y mujer, exigen un amor mutuo profundo.
*
Ptx
Capacidad sexual
Hemos de tratar ahora sobre la higiene del Matrimonio
Perfecto. Los peligros que amenazaban a causa de una con
ducta irracional durante la primera época del matrimonio
(y que consisten en el arraigamiento de la insensibilidad
sexual, tan manifiesta al principio, o en una hipersensibilidad
local o general) han quedado eliminados, gracias a la ense
ñanza y la autoeducación. Ha empezado, pues, para ambos
cónyuges, la vida sexual armónica y siempre floreciente, tal
como quedó definida en las primeras páginas de esta obra.
¿Cuáles son las reglas de salud que deben observarse
entonces?
A fin de contestar a esta pregunta intentaremos com
prender la capacidad sexual de ambos cónyuges, cómo y en
qué medida pueden influir los factores tan diversos de la
vida, tanto internos como externos, en esa capacidad, es de
cir, en las relaciones sexuales en sí. Del examen de estos fac
tores resultará una regularización racional y saludable de la
conducta sexual a observar.
Antes de tratar detalladamente dicha influencia debe
mos ocupamos del influjo que ejerce la actividad sexual so
bre el cuerpo y la psique.
La mayoría de las cosas que deben enumerarse respecto
a este particular han quedado ya expuestas en capítulos an
teriores, y por cierto con bastante detalle, de modo que me
limitaré a repetir con toda brevedad.
Las relaciones sexuales en sí ejercen, indiscutiblemente,
sobre la mujer, una influencia favorable.
Y digo las relaciones sexuales en sí porque precisamente
una de las consecuencias fisiológicas de los contactos gene-
sicos, tal vez la más importante, ya que la naturaleza así lo
ha dispuesto, es el embarazo, y de todos es sabido que puede
ejercer influjos muy diversos sobre el cuerpo y sobre el alma.
Junto a efectos francamente favorables existen otros des
favorables por completo. Es el embarazo el que lleva los ór
ganos sexuales de la mujer a su completo y perfecto desarro
llo y aptitud funcional, pero a la vez comienza, a dañarlos.
Proporciona la máxima madurez y eficiencia del cuerpo y al
mismo tiempo acarrea una variedad de cambios en algunos
de los procesos básicos (por ejemplo el metabolismo) que
pueden alterar las funciones normales del organismo. Final
mente el embarazo, para una mujer de instintos normales,
es altamente deseable, ya que significa Maternidad; es la
experiencia más sorprendente y maravillosa para ella y, sin
embargo, provoca simultánea y casi normalmente, inequívo
cos signos de neurosis de ansiedad.
Sólo podemos hablar de esto de pasada. El tema ofrece
material suficiente para una monografía, aunque, en muchos
aspectos, recién ahora empezamos a comprender el tema del
embarazo t1).
Pero hay una cosa muy cierta: la influencia del pensa
miento puesto en el embarazo desempeña, en las relaciones
sexuales de la mayoría de los cónyuges, un papel importan
tísimo. Sólo cuando las circunstancias bajo las cuales se rea
liza el coito permiten desprenderse de dichos pensamientos,
pueden libremente, sin freno de ninguna clase, manifestarse
las relaciones sexuales en todas sus posibilidades.
Es, de un modo especial, el temor al embarazo el que
influye en la evolución de los procesos sexuales psíquicos, de
modo tal que también por ello resulta inhibida la reacción
corporal, haciéndose a veces, hasta imposible, irrealizable.
¡Cuántos matrimonio hay, por desgracia, que se derrumban
por temor al embarazo' <2>
Precisamente por estas mismas razones, así como por el
(1) Ver .Fertilidad y Fjiertiídad en el Matrimonio. Su promoción y limi
tación voluntaria, por el Dr. Th H. Van de Velde.
(2) Médicos que ce dedican ai estudio de je sexualidad humana saben
que el temor al embarazo es una carga pesada en la mente de toda mujer
inteligente y responsable del mundo. . . "Muchos casos de frigidez se deben en
realidad ai temor al embarazo". J. Robinaon "Puntos do vista de un doctor
sobre la vida".
hecho de que la falta de embarazo puede conducir a la des
trucción de la dicha matrimonial, he puesto en las primeras
páginas de esta obra, junto a la exigencia de una "vida se
xual armónica y siempre floreciente”, la otra de la solución
de la cuestión procreativa de acuerdo a los deseos de los
cónyuges, puesto que ésta es indispensable para el logro de
aquélla.
CUARTA PARTE
Las relaciones sexuales bajo circunstancias corporales
ESPECIALES
*.
ResuH tarea bastante difícil formarse una idea cabal
de todas las prescripciones y concepciones, ya que se trata
aquí Je las creencias más diversas <2>.
(1) Me refiero especialmente a las consecuencias procedentes de la pri
mera era del cristianismo, cuando se tenia exclusivamente en consideración el
reino de Dios, que en breve plazo se creía sobrevendría.
(3} He sostenido respecto al particular un amplio intercambio epistolar
con muchos teólogos de las más diversas creencias, además de haber recurrido
* muchas bibliotecas.
Asi, pues, en primer lugar, reitero a todos aquellos señores que se han mo
lestado atendiendo a mis ruegos, mi más profundo agradecimiento. Estoy muy
agradecido al presidente de la Biblioteca Nacional de Palennn, en donde hallé
la mayoría de las obras moralteológlcas de la Iglesia católica; la misma ayuda
me prestaron er. la Biblioteca Central (ZenfroiMbiíOlhecfc) de Zürich, en donde
me ha sido posible consultar una gran parte de la literatura protestante.
Lamento Infinitamente no poder llevar a cabo mi intención de tratar esta
«ustión tan interesante, o mejor dicho, esta serle de Interesantes cuestiones, ue
modo detallado, haciendo, para mayor comprensión, las correspondientes chas;
pero, desgraciadamente, no dispongo en la presente Obra de suficiente lugar. Por
tanto, debo limitarme forzosamente a la reproducción en resumen de la impre
sión que saqué durante mis estudios dedicados a estas cuestiones; y tan sólo en
casos aislados barí resaltar los detalles mis Importantes.
En lo que a la literatura científica se refiere, remito al lector que tenga
interés de profundizar en estas cuestiones, a las obras que utilicé como material
de estudio (habiendo clasificado las diversas religiones cronológicamente):
La menor dificultad se presenta en la religión más an
tigua de las tres que en este estudio entran para nosotros
en cuestión. Los judíos disponen de muy concretas prescrip
ciones, que proceden de las leyes mosaicas. Consisten, prin
cipalmente, en la proscripción de las relaciones sexuales
(hasta inclusive el contacto) con la mujer “impura", a causa
de la menstruación, puerperio, etcétera, hasta tanto haya
tomado su baño ritual o de purificación, ordenado luego de
un cierto tiempo. No tiene finalidad alguna repetir aquí las
prescripciones usuales en la religión judaica, pues los lectores
judíos de esta obra las conocen de sobra y, para los demás
lectores, carecen de importancia. Así, pues, basta manifes
tar tan sólo que dichas prescripciones limitan ciertamente
ias relaciones sexuales entre los cónyuges temporalmente,
sin que por lo demás se opongan al carácter del Matrimonio
Perfecto. (En resumen, tienen dichas prescripciones igual
finalidad que el consejo que en varías ocasiones he dado
en la presente obra: conceder a la esposa, recientemente
desflorada, un plazo de cuidado —considerado desde el pun
to de vista médico como innecesariamente prolongado—, ya
que se equipara la hemorragia producida por el desgarro
RELIGIÓN JUDAICA:
Jullua Preiiss. BíbMsch.Talmiidischa Mediata (Medicina 6(6¡fea-talmúdica)
23* edición (Berlín. 1921, S. Karger). El estudio de las fuentes correspondientes
me ha sido Imposible, ya que están redactadas en el hebreo de los rabinos.
RELIGIÓN CATÓLICA:
Capellman - Bergmann, Pastoral~flfe<itzir> (Medicina pastoral), 10, edición
Paderborn, Bonlfazlus - Prese. Los párrafos más importantes tetón redactados
en Istia. Recomiendo dicho libro, no sólo a todo sacerdote y confesor, sino
también * todo médico.
Para estudios más profundos:
Th. Sánchez; Disputattonum de Sandio matrtmonti sacramento, auctore
Tiloma Sánchez; Cordubensi e Socletate Jcsu, AntverpUe, apud. Jac. Msrchim,
Anuo MDCLII. (En la portada del ejemplar que existe en la Biblioteca Nacio
nal de Palermo, y que procede de la Biblioteca do los Jesuítas, so halla estam
pada en tinta Ja observación: “Edltio non prohibita"). Tomus II, lib, IX; De
debito conjúgale.
S. Alph. Mariae de Ligorio: Theolopia moralís. Neapoii, 1827; rom, VIII, tract.
6: De Matrimonio.
Petr. ScavLní: Theologia moralix universa. Ed. III. Farlsi, 1059,
D. Cralmonr De rebu* Veneréis and u*u>n. con/«srtrto.iiin, Furia), 1870,
J. P. Gury: Compendia m theMaguc mor^íts. Aniouti íialícrlni adnotaüonl*
bu* ireuyetalwr.. Ed. vi: Boma, uwz.
himenal, con el final de la época menstrual, exigiéndose en
ambos casos una abstinencia de siete días).
tintos. Sin embargo, conviene recordar que tales Inclinaciones ascéticas no son,
en modo alguno, tan típicamente cristianas como suponen alguno» creyente».
Corrientes de ascetismo sexual y de negación se hallan esparcidas por todos los
rincones del globo terrestre y en todas las ¿pocas, entre grupo» pequeños de
seres humanos y aun a veos * Individualmente, formándose en torno de ellos
las conglomeraciones de adictos. Como ejemplo, perteneciente a la ¿poca pre
cristiana, citaremos la escuela da los “neoplt^górlcoe
**
. la cual consideró la rea
lización de la función sexual oomo una mancha del espíritu, recomendando
la abstinencia absoluta. Como quiera que dicha escuela ee formó durante la
primera mitad del último siglo, antes de la Era Cristiana, en Alejandría, ha
llándose aún en pleno florecimiento durante la primera ¿poca del Cristianismo,
es más que probable que las tendencias ascéticas cristianas deban en gran
parte »u origen a la influencia de los “neopltagóricoa",
También como ejemplo ds la Era Cristiana pueden citar» ciertos “ético»"
de marcado matiz mlstlco-ascsta.
de sentimientos estéticos puros, que pueda esperarse la di
cha de la simple sensualidad sin los elementos psíquicos. Tai
persona no podría o no consentiría ejecutar el juego amo
roso que el Matrimonio Perfecto requiere para lograr el estí
mulo genital si no lo inspirara el Amor, ese Amor que unifi
ca carne y alma. De otro modo le sería imposible, pues ese
juego sólo le inspiraría disgusto y repulsión.
Lo que el marido y la esposa que se aman buscan obte
ner en su más íntima comunión carnal, y lo que, consciente
o inconscientemente, reconocen como fin de tal comunión es:
un medio de expresión que los hace Uno solo.
Y este medio de expresión es el único perfecto que la
Naturaleza pone a su disposición. Así, pues, debe haber do
minio de su técnica, de su alcance, de su diversidad y de su
delicadeza.
Para lograr ese dominio y mantenerlo en todo su alcan
ce a través de todos los años deberán recurrir al
MATRIMONIO PERFECTO
APÉNDICE
ANTICONCEPCIÓN
Un libro sobre el Matrimonio Perfecto sería incompleto
si en él no se hiciera referencia al tema del control de la
fertilidad. Si ha de lograrse una relación matrimonial ideal,
ninguna suma de amor, comprensión, sentimiento sexual y
técnica han de equivaler al sentirse libre de la ansiedad y,
para la mayoría de las personas, ello incluye verse libre del
temor a embarazos demasiado frecuentes o no deseados.
Esta determinación de controlar el destino propio y el
de sus hijos está en la mente de la mayoría de los hombres
y mujeres aun cuando su modu¿ aperandi varía desde el
planeado uso de los métodos anticonceptivos hasta una sin
cera condenación de los mismos y una firme fe en su habi
lidad para proveer para todos los hijos que nazcan de su
matrimonio.
No obstante, para la mayor parte de los matrimonios,
el uso de una forma de anticonceptivo es una aceptada parte
de su matrimonio, aun cuando su uso sea de naturaleza espas-
módica o irregular. La libertad de acción es una prerrogati
va básica de la naturaleza humana y la forma particular
que ha de usarse debe ser elegida por la propia pareja, pero
debe recordarse que donde exista ansiedad por este tema
(que involucra tanto al marido como a la esposa) habrá
una relación sexual menos satisfactoria.
La ignorancia en temas anticonceptivos se debe, parti
cularmente, a la mala información, y en parte también a la
renuncia de muchos hombres y mujeres para buscar aseso-
ramiento sobre lo que consideran tema intensamente perso
nal. En algún rincón de sus mentes se esconde la idea de
que ser ignorante sobre el control de la natalidad significa
ser ignorante en asunto de sexo y ello los hace sentirse infe
riores y les impide buscar consejo. El acceso a este tema
(parte práctico y parte psicológico) puede llevar demasiado
tiempo al profesional médico muy ocupado, pero si él no quie
re o no puede dar el consejo y asesoramiento correspondien
te deberá remitir a sus pacientes a un médico u organiza
ción que se dedique a tal especial iza ción.
Pero volvamos al problema del marido y su esposa. ¿Có
mo han de hacer para hallar un método exitoso y aceptable
para la limitación de la familia? La decisión definitiva esta en
sus manos. Dadas las alternativas ellos deberán hacer la
elección final. La mayoría de los métodos han sido en algún
momento condenados por distintas autoridades, principal
mente por ser inadecuados en casos particulares. Pero el
criterio más amplio acepta que ninguna forma de anticon
ceptivo es por completo indeseable o perjudicial para todos
y que denigrar métodos menos eficientes'por su bajo por
centaje de éxito no significa que deban rechazárseles por com
pleto.
En este Apéndice nos proponemos discutir sólo cinco mé
todos anticonceptivos, los tres de “máxima seguridad”, los
nuevos dispositivos intrauterinos plásticos y los métodos no
mecánicos ni químicos, importantes por que, generalmente,
son los únicos permitidos a los miembros de la Iglesia Ro
mana.
Pero antes de pasar a la información correspondiente
conviene dar una leve mirada a otros métodos ampliamente
usados pero menos eficientes.
El coitus interruptus (retirada) ya ha sido discutido en
otra parte de este libro. Aunque es inaceptable para muchas
personas y, por diversas razones, insatisfactorio e ineficiente,
es probablemente el método de control de nacimiento más
ampliamente practicado en todo el mundo. Las razones es
triban en que, para su empleo, no hace falta ninguna previ
sión, ningún artificio, ni ningún gasto y así, a pesar de su
elevado porcentaje de "fracasos” siempre habrá parejas que
lo usen consecuentemente o como medida de “emergencia”.
Otros métodos menos eficientes incluyen aquellos que
están en el grupo químico y que se insertan en la vagina de
la mujer antes del coito. Consisten en jaleas, cremas, pastas,
pesarios solubles y espumas en aerosol. Las últimas se dice
que son muy eficaces, pero ninguno de ellos son de máxima
eficiencia a menos que se usen en combinación con un dis
positivo mecánico.
La lactancia, como método anticonceptivo, es igualmen
te incierta, ya que es muy posible que en una mujer comien
ce nuevamente la ovulación aun mientras está criando. Aun
que ello pueda ser seguido por un período menstrual, debe
recordarse que la menstruación es signo de que la ovulación
ya ha ocurrido, de modo que una mujer lactante puede con
cebir antes de que se reestablezcan sus periodos.
Todos estos menos eficientes métodos de anticoncepción
son inofensivos, salvo que su uso no sea aceptable para uno
u otro de los cónyuges, En cuanto a la prevención del em
barazo respecta, no debe olvidarse que aun cuando todos los
especialistas en la planificación de la familia persiguen el
logro de una absoluta eficiencia, algunos de sus pacientes
tienen menos motivaciones positivas y, a pesar del consejo
profesional, prefieren confiar por completo en sus recursos
naturales. Para ellos la ilimitada eficiencia de sus propios
esfuerzos es perfectamente aceptable, ¡excepto tal vez duran
te un período de tiempo siguiente a cada embarazo no pla
neado!
De tales seres de delicioso optimismo y casi limitada pre
vención debemos pasar a considerar las necesidades de aque
llos que desean una forma ideal de anticonceptivo para rea
lizar una relación matrimonial perfecta.
Anticcmcepción oral
Este método farmacológico para evitar el embarazo pue
de ser descripto como el método del presente y la esperanza
del futuro.
Ha transcurrido más de una década desde que el Dr.
John Rock, de la Escuela de Medicina de Harvard, y el
Dr. Gregory Pincus, de la Fundación Worcester, iniciaron
investigaciones que condujeron al uso de “La Píldora”. Ya
se ha hecho en otra parte de este libro una breve referencia
a los compuestos de laboratorio (farmacéuticos) que consti
tuyen la base de todas las formas de anticoncepción oral:
una hormona estrógena y un esferoide progestacional que
juntos producen la supresión de la ovulación y la regulación
de la hemorragia cíclica mensual. Hay en la actualidad más
de una docena de estas píldoras y aunque básicamente los
elementos que las componen difieren sólo levemente, existe
la necesaria variante de dosificación y constituyentes como
para poder hacer la mejor elección posible para cada mujer.
La eficiencia de todas estas píldoras como método anticon
ceptivo es tan completa que la mayoría de los médicos ana
liza antes de prescribir la que creen habrá de beneficiar las
necesidades constitucionales de cada paciente en particu
lar. Se presta para ello especial atención al peso, corrección
de períodos escasos, abundantes o irregulares, alivio de los
dolores menstruales y tensión psicológica. Ninguna mujer
debe temer que, debido a sus menstruaciones irregulares,
esta forma de anticoncepción esté contraindicada para ella,
ya que el método de medicación logra, casi invariablemente,
una regularización de su ciclo.
la comodidad y beneficio de su simplicidad de adminis
tración y la falta de asociación directa con el coito o los ge
nitales hacen de éste un métcdo único y altamente acepta
ble. Aunque la respuesta completa al uso prolongado se sa
brá en el futuro, las investigaciones realizadas no han lle
gado a ninguna conclusión positiva indeseable.
Las instrucciones sobre el procedimiento práctico están
descriptas perfectamente en cada producto farmacéutico. Las
tendencias actuales parecen favorecer la simplificación a una
rutina de veintiocho días seguidos por siete días sin pildoras,
en cuyo transcurso se presenta la hemorragia menstrual cí
clica.
Hay pocos efectos secundarios y pocas variaciones del
proceso normal y éstos, por lo general, carecen de significado
cuando se presentan y son, además, fácilmente interpreta
dos por él profesional que hizo las prescripciones. Por tal
motivo es esencial que las mujeres que han de usar esta for
ma de anticonceptivo se sometan a un exámen médico pre
liminar y a una especie de check u-p periódico. Es indicado
para la mayoría, pero ocasionalmente un desequilibrio hor
monal puede inducir a una sensación de extrema fatiga y
malestar general que hace evidente que debe interrumpirse
su administración. Es probable que esta disparidad hormo
nal sea valedera para aquellas escasas mujeres que hallan
que la frigidez acompaña las medicaciones de progesterona
estrógena.
Habrá numerosos adelantas futuros en el terreno de la
anticoncepción farmacológica. Cuando se descubra una pil
dora masculina satisfactoria es posible que marido y esposa
alternen, año por año, la ingestión de los diferentes compues
tos. En la actualidad los investigadores químicos buscan me
nos dosificación y costo, y tal vez producir algo que pueda
ser ingerido una vez por mes en lugar de hacerlo diariamen
te, como ahora. Hay mucho que hacer en este terreno, tanto
en investigaciones para el futuro como en detallados regis
tros y supervisión de quienes usan las píldoras en el presente,
de manera que su salud y la de sus hijos pueda ser asegu
rada para siempre.
EZ condón o funda masculina
Este método ha estado en uso durante siglos más que
años. Si se usa correcta y consecuentemente constituye una
forma de anticoncepción altamente eficiente. Las fundas (la
vables) y los condones (usados una sola vez) son económi
cos, fácil y ampliamente obtenibles y relativamente simples
para usar, razones por las cuales resultan aceptables para
muchos maridos y esposas. Las principales desventajas son
de orden psicológico y estético. La funda (o condón) debe
ser colocada cuando ya se produjo la erección y, por lo tanto,
interrumpe en cierto grado el ritmo y limita la cadena de
sensaciones durante el juego amoroso preliminar y el consi
guiente coito. Esta limitación se aplica tanto al marido como
a la esposa. El método es también restrictivo en cierta for
ma después de la eyeculación, cuando debe cuidarse el de
rrame del fluido seminal de la funda durante el tiempo en
que desaparece la erección. Estas desventajas no impiden,
no obstante, que sea un método popular y eficiente del pa
sado, presente y futuro.
El capuchón femenino
Durante más de cincuenta años éste ha sido un método
favorito entre los médicos especialistas en anticoncepción.
Ultimamente, sin embargo, ha caído si no en descrédito en
desuso, por que los más modernos métodos farmacológicos
le han puesto fuera de moda.
Sus ventajas radican en el hecho de que ha demostrado
eficiencia e inocuidad en el uso prolongado. Una gran va
riedad de tamaños y formas hacen posible hallar el que se
aciapt
* a la mayoría de las mujeres antes y después del par
to y si está correctamente colocado y adaptado ni el marido
ni la esposa lo notan o lo sienten. La mayor ventaja del
capuchón es su conexión indirecta con el coito. Puede ser
colocado dos o tres horas antes de la cópula y no se lé quita
hasta seis u ocho horas después. Pero tiene también ciertas
desventajas. Inicialmente el capuchón debe ser colocado por
un médico o paramédico entrenado en el procedimiento y
cuando, luego de cierta práctica, la mujer llega a usarlo sin
supervisión, se necesita un cierto grado de destreza manual
para asegurarse que ha sido colocado correctamente. Esta
dificultad no debe sobreacentuarse, ya que muchas mujeres
tienen algún conocimiento del uso de tapones higiénicos in
ternos, lo que las ha hecho familiarizarse con su anatomía
pelviana y la dirección de la vagina.
Los capuchones se usan en conjunción con una crema o
jalea espermicida y, a veces, la adición de un pesarlo quí
mico soluble. Para las mujeres a quienes disgusta la idea
de tocar sus genitales, el uso del capuchón puede resultar
desagradable, pero muchas otras hallan la técnica simple
y segura y prefieren usar un método que esté bajo el Con
trol femenino directo. Aun cuando la popularidad del mé
todo ha declinado en los últimos tiempos, su uso probable
mente continuará por muchos a&os, especialmente cuando
se busque y se dé el consejo por personas de gustas muy con
servadores.
Dispositivos tntra-uterinos
Para la mayoría de los médicos será familiar, aunque
sólo sea históricamente, el anillo de plata de Grafenberg, po
pular durante el siglo XIX, especialmente en Alemania. Cayó
en descrédito durante la tercera y cuarta década de este
siglo, probablemente por el uso descuidado hecho por per
sonas incompetentes bajo condiciones que no eran de estricta
limpieza> quirúrgica.
Durante los últimos años ha habido un renovado inte
rés por "diversos dispositivos intra-uterinos (D.I.U.) y aun
que unos pocos se fabrican aún en metal, las formas corrien
temente populares, la espiral o rosca de Margulies, el lazo de
Lippes y el arco de Brinberg, están hechos de material plás
tico impregnado con una sal opaca irradiada.
Por un número de razones que no caben en los limites
de este libro los D.I.U. son una solución para el control de
la población más que una respuesta al problema individual
de la pareja matrimonial corriente. Un D.I.U. difiere de los
otros métodos en que involucra sólo la cooperación pasiva
de la esposa y no exige esfuerzo alguno de parte del marido.
El dispositivo plástico es adaptado por un calificado profe
sional y es semi permanente, pues sí se quiere puede quitár
sele en cualquier momento. El porcentaje de embarazos varía
entre el 1,1 y el 5,5 por ciento, según el tipo de D.I.U. usado.
Algunas veces se produce la expulsión por el útero del dispo
sitivo durante los primeros meses de su inserción, pero lue
go parece aumentar la tolerancia si se le coloca nuevamente.
El uso de un DJ.U. es a veces acompañado por periodos abun
dantes y dolorosos
El tema de los D.I.U. es muy interesante en relación al
control de la población. También es de gran ayuda para
aquellas parejas que han hallado inútiles o inaceptables otros
métodos de anticoncepción. Sabido es que hay aun proble
mas que resolver en relación con todos los tipos de esta apli
cación y, por lo tanto, en la actualidad, aunque sus bene
ficios no deben ser subestimados de ninguna manera, su uso
deberá restringirse para las personas mencionadas.
El período de seguridad
El “período de seguridad1' o método de “periodicidad"
no se basa en ninguna aplicación mecánica, sustancia quí
mica o producto farmacológico.
Para los millones de seres que se inclinan a usarlo no
sólo por elección sino por inflexible pronunciamiento, es co
nocido como “el único método natural” de anticoncepción,
palabras éstas que han causado enorme disensión y contro
versia.
En la sección de este libro dedicada a la fisiología re
productiva femenina se ha establecido ya que el tiempo de
ovulación, o sea los “días fértiles" están entre los 109 y 14’
días del ciclo menstrual. De esto puede deducirse que los
"períodos de seguridad” son los que restan del ciclo, o sea
desde el 1’ al 8’ día y luego desde el 17° (días extendidos
para extra precaución) hasta el comienzo de la siguiente
menstruación. Se desprende de ello que hay fertilidad po
tencial durante una semana a lo sumo, e Infertilidad du
rante las otras tres semanas del ciclo.
Debe recalcarse nuevamente que la ovulación se presen
ta catorce días ANTES del comienzo del periodo siguiente, de
modo que las menstruaciones irregulares complican las ma
temáticas. Hay varios calculadores obtenibles en comercios
que en algo ayudan, También se ha sugerido que apenas una
joven alcance su madurez sexual lleve un registro de doce
meses de su patrón menstrual. Puede entonces usar una
simple fórmula para deducir sus periodos de fertilidad:
Se toma el ciclo más corto en un período de doce meses
consecutivos (digamos 27 días) y el ciclo mayor en el mis
mo período (digamos 31 días);
Luego 27—15—2— 10
31—18+2= 18
Por consiguiente, el período de fertilidad está entre el
10’ y el 18’ día de su ciclo.
Desafortunadamente esta fórmula no tiene en cuenta
irregularidades de ciclos anormales. Sabido es que enferme
dades febriles o trastornos emocionales pueden alterar el tiem
po de ovulación, de modo que la fecha del primer día del
nuevo ciclo puede ser adelantado o retardado, dando así una
cifra inexacta en el promedio anual.
Es probablemente mejor para la mujer obtener informa
ción más exacta sobre el tiempo de ovulación haciendo uso
de la técnica de temperatura basal del cuerpo ya descrlpta
en la página 120.
Este registro, en forma de gráfico, le indicará la exacta
fecha de la ovulación, a menos que una enfermedad febril
complique y obscurezca las características fisiológicas del
cuadro.
Es difícil concebir que se pueda lograr una relación ma
trimonial perfecta cuando la completa libertad para expre
sarla está restringida a ciertas fechas del mes. No obstante,
aquellos cuyas motivaciones son válidas, no hallan este mé
todo de antlconcepción Inhibitorio de ningún modo y la frus
tración temporaria se ve compensada por un acrecentado ar
dor, mientras que las inseguridades y fracasos son aceptados
como parte de una forma de vida.
Para aquellos a quienes el método disgusta y que no lo
hallan exitoso, debe parecer como un juego de azar por ele
vadas apuestas practicado con un termómetro clínico y un
pedazo de papel de gráfico cuadriculado.
Hay investigaciones, en evidente progreso en la actuali
dad, que pueden resultar en un anticonceptivo oral que fije
la ovulación cada mes, de modo que su fecha no sólo pueda
ser predecida sino determinada. Es de esperar que si y cuan
do se obtenga este tipo de píldoras sean aceptadas tanto por
aquellos cuya práctica del período de seguridad es obligato
rio como por los que los dirigen hacia ese método.
Asi concluye una breve reseña de las variedades de mé
todos para limitar y espaciar la fertilidad de un matrimonio.
En los últimos años se ha aprendido tanto acerca de los ci
clos reproductivos del hombre y la mujer que ya se están
haciendo investigaciones respecto a la prevención de la im
plantación del óvulo y a métodos inmunológicos de anticon
cepción, pero como aún están en su etapa experimental no
tienen el fin práctico que justificarla su inclusión en esta
obra.
Este libro se terminó de imprimir
el 25 de junio de 1988, con una tirada
de 1500 ejemplares, en Industria Gráfica
del Labro S, A., Capital Federal
Dr. Th. H. Van de Velde
Ex Director de la Clínica Ginecológica de Haarlem
XIV
EL
MATRIMONIO
P E R F E C
Estudio de Fisiología y su Técnica
ED 1TOPIAL
CLARIDAD
EDITORIAL
CLARIDAD
BUENOS AIRES
Capítulo XIV
SEGUNDA PARTE
Capacidad sexual