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Tarea 13 Fecha: 21Marzo/17

Título: Metodología y utilidad de la toma de muestras.

Autor: Salma Reyes Avendaño Grupo: 2° “A”

Objetivo: Saber en qué consiste la toma de muestras ya que te ayuda a la detección de agentes patógenos y así saber
que enfermedad tiene el paciente así como el tratamiento que se le debe dar.

Introducción:
El muestreo es indispensable para el investigador ya que es imposible entrevistar a todos los miembros de una
población debido a problemas de tiempo, recursos y esfuerzo. Al seleccionar una muestra lo que se hace es
estudiar una parte o un subconjunto de la población, pero que la misma sea lo suficientemente representativa
de ésta para que luego pueda generalizarse con seguridad de ellas a la población.

Contenido:
Las muestras de bacteriología deben ser tomadas de manera minuciosa, con cuidado de tocar solamente la zona
que se va a analizar, teniendo la precaución de no contaminar el material, ya que de esto depende el buen
resultado.

TOMA DE MUESTRA PARA EL ESTUDIO DE LA MICROBIOTA EN CONDUCTOS RADICULARES


 Para poder analizar los microorganismos de la pulpa necrotica y del periapice se requiere la obtencion
de muestras, un medio de transporte anaerobico y tecnicas de cultivo para aerobios estrictos.
 El conducto radicular no debe haber sido tratado con agente antomicrobianis antes de la toma y debe
de estar aislado para evitar una contaminacion con saliva que conducira a resultados erroneos.
 El material se recoge con conos d epape esteril introducidos en el conducto radicular.
 Los conos se extraen y se sumergen en condiciones asepticas con un medio d etransporte que se envia
al laboratorio no mas de dos horas despues de haber recogido la muestra.
 En el laboratorio se realizan siembras por duplicado en medios selectivos y no selectivos para
microorganismos aerobios y anaerobios, y se incuban en ambas atmósferas.

CONDUCTOS RADICULARES
El sistema de conductos radiculares está dividido en dos porciones: la cámara pulpar, localizada en la corona
anatómica del diente, y el conducto (o conductos) radicular, localizado en la raíz anatómica. El conducto
radicular empieza con un orificio en forma de embudo, generalmente en la línea cervical, y termina en el
foramen apical, que se abre en la superficie de la raíz, en el centro del ápice radicular o a menos de 3 mm de
él. En la mayoría de los casos, el número de conductos radiculares es igual al número de raíces, sin embargo
una raíz oval puede presentar más de un conducto.

Los estudios de Sundqvist, en 1976, cambian diametralmente los conceptos hasta los momentos establecidos
en la microbiología endodóntica. La presencia de un alto porcentaje de anaerobios estrictos reportados en su
investigación, demostraron la necesidad de emplear medios de cultivo adecuado y técnico para la
identificación de microorganismos anaerobios en beneficio del avance en el conocimiento de la microbiología
del sistema de conductos radiculares.

Las pulpas necróticas presentan una flora polimicrobiana caracterizada por una amplia variedad de
combinaciones de bacterias, un promedio de 4-7 especies por conducto, predominantemente anaerobias y
aproximadamente igual proporción de bacterias Gram positivas y Gram negativas

Okumura propone su clasificación estableciendo 4 tipos de conductos radiculares y sus respectivas


subdivisiones:
Tipo I: Conducto simple. Es el caso de una raíz simple o fusionada que presenta un solo conducto.
Tipo II: Conducto dividido. Es una raíz simple o dividida que ostenta los dos conductos bifurcados.
Tipo III: Conducto fusionado. En función de la fusión de las raíces, los conductos muestran una fusión
semejante denominándose conductos total, parcial, o apicalmente fusionados, de acuerdo con el grado de
fusión.
Tipo IV: Conducto reticular. Cuando más de tres conductos se establecen paralelos en una raíz y se
comunican entre sí, se denominan conductos reticulares. Pueden darse en los tres tipos de raíces.

Weine clasificó los sistemas de conductos radiculares en 3 tipos independientemente del tipo de raíz.
I. Un conducto y un foramen. El conducto discurre desde la cámara pulpar al ápice.
II. Dos conductos y un foramen.
III. Dos conductos con dos forámenes independientes.

Vertucci utilizando dientes extraídos en los que los sistemas de conductos radiculares habían sido teñidos con
el colorante hematoxilina, encontraron un sistema de conductos mucho más complejo. Se llegaron a
identificar ocho configuraciones del espacio pulpar que se pueden resumir en:

Tipo I: Un conducto único que se extiende la cámara pulpar al ápice.


Tipo II: Dos conductos separados salen de la cámara pulpar y se unen cerca del ápice para formar un
conducto.
Tipo III: Un conducto sale de la cámara pulpar y se divide en dos en la raíz; los dos conductos se funden
después para salir como uno solo.
Tipo IV: Dos conductos distintos y separados se extienden des de la cámara pulpar hasta el ápice.
Tipo V: Un conducto sale de la cámara pulpar y se divide cerca del ápice en dos conductos distintos con
forámenes apicales separados.
Tipo VI: Dos conductos separados salen de la cámara pulpar, se funden en el cuerpo de la raíz y vuelven a
dividirse cerca del ápice para salir como dos conductos distintos.
Tipo VII: Un conducto sale de la cámara pulpar, se divide y después vuelve a unirse en el cuerpo de la raíz, y
finalmente se divide otra vez en los conductos distintos cerca del ápice.
Tipo VIII: Tres conductos distintos y separados se extienden desde la cámara pulpar hasta el ápice.

Tanto la clasificación de Weine como la de Vertucci han sido utilizadas en numerosos artículos de anatomía y
morfología radicular. En ellos se hace referenciaa la primitiva clasificación de Weine, mientras se demuestra
que la de Vertucci es más compleja y extensa. De este modo, las limitaciones que presenta la clasificación de
Weine, son compensadas con la clasificación más detallada de Vertucci.

Potencial de óxido-reducción
Uno de los principales mecanismos de defensa del huésped, ante las infecciones anaerobias está representado
por el Eh positivo de los tejidos. Por lo tanto, inmediatamente antes de la instalación del proceso infeccioso,
las condiciones de la cavidad pulpar favorecen a los microorganismos que toleran la presencia de oxígeno,
que son, así los primeros colonizadores de la pulpa.
El metabolismo de esos microorganismos, la evolución del proceso infeccioso y la consecuente deficiencia en
el suministro sanguíneo garantizan gradualmente la disminución del potencial Eh, en consecuencia del
consumo del oxígeno y sus productos.
La sucesión de esos hechos ocurridos garantiza el establecimiento de microorganismos gradualmente más
exigentes de anaerobiosis, considerados, por eso, invasores secundarios de la pulpa y periápice.

En ocasiones no se logra eliminar totalmente las bacterias presentes en los conductos radiculares,
produciéndose la consiguiente selección de los miembros más resistentes de la microbiota. Tras el tratamiento
endodóntico suelen desaparecer las bacterias gramnegativas, que son el componente principal de las
infecciones endodónticas primarias. En la mayoría de los estudios se ha evidenciado un mayor número de
grampositivos tras la instrumentación y la medicación

La mayoría de los microorganismos patógenos, así como su principal sustrato, la pulpa necrótica, pueden ser
removidos durante los procedimientos endodónticos, sin embargo, esto no siempre se logra completamente en
la práctica clínica debido a las limitaciones que ofrece la compleja anatomía radicular, donde estos pueden
estar alojados en túbulos dentinarios, ramificaciones, delta apical, istmos, y de esta manera reestablecer la
infección.

Conclusión:
La mayoría de los microorganismos patógenos, así como los restos pulpares necróticos, pueden ser removidos
durante los procedimientos endodónticos, sin embargo, esto no siempre se logra debido a las limitaciones que
ofrece la compleja anatomía radicular, y los posibles mecanismos de resistencia de microorganismos
específicos.

Referencias

Liébana Ureña, J. (2000). Microbiologia oral. 2da ed. México: McGraw-Hill Interamericana.

Marsh, P. y Martin, M. (1992). Microbiología Oral. 6ta ed. Kluwer Academic Publishers.

Negroni, M. (1999). Microbiología estomatológica. 2da ed. Buenos Aires: Editorial Médica Panamericana.

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