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odo por el lugar que nuestro conacimiento nos exige y ereando. log herederos sociales que afortunada e inevitablemente nos eu cederdn. La construccién de la trascendencia forma parte inevitable del proceso de envejever y esto eslo que debe darle el sentido a esta etapa de la vida. ‘Todos los capitulos de este libro han sido revisados y con- siderablemente ampliados, unos més, otros menos, pero en. todos se han incorporado las tiltimas investigaciones, desarrollos yy conocimientos que han enriquecido la gerontologla durante ‘estos ltimos quince afos. Un ejemplo palpable de esto es el capitulo dedicado a las depresiones, donde el lector que se tome 1 trabajo de comparar el de la primera edicién con ésta, verd ‘que, prdcticamente, se trata de otra cosa. Los desarrellos en este campo han hecho que tuviera que repensarlo totalmente x sobre todo, adaptarlo al lenguaje que actualmente transita la psi. guiatria, No hacerlo asf habria condenada eate libro a la obso- Tescencia, o¢ decir, ser viajo ya quo estamos en eate teria en. el peor sentido de Ia palabra, en el despectivo Por ultimo, he agregado un nuevo capitulo, El tema de la ‘muerte ha sido un tema tabs en la gerontologia. Nadie quiere escribir sobre lla y nadie quiere leer o escuchar sabre ella, pero ‘es necesario que nos decidamos a encarar el tema por més revul- sivo que sea. El presente estudio se refiere a una forma de morin, el sueidio,e intenté establecer en él las conexiones que existen. centre este acto y la vojez, dada 1a importancia epidemiolégica ‘que esta decisién tiene en esta época dela vida, Esta actualizacion era necesaria y estoy seguro de que su lectura seré fundamental, tanto para los que se quieran aoerear por primera vez al tema dela vejez, su vejez, como para aquellos que ya lo han leido y quieran contemplar edmo han envelecido, ellos y el libro, y comprobar que en este caso envejecer no es perder sino predueir, ampliar, desarrollar y perfeccionar. Buenos Aires, marzo de 2002, 18 1. VIEJISMO. LOS PREJUICIOS CONTRA LA VEJEZ La vejoz sun toma eonflictivo, no sélo para el que la vive en 4{ mismo, sino también para aquellos que, sin ser viejos ain, “inviamente la enfrentan desde sus relesprofesionales de médico, Jnicslogo,asistente social, enfermero, 0 eomo hijo, colega,sacio, Yecino simple participante anénimo de las multitudes que cireu- Jan por nuestras grandes cindades. El grado de eonflicto que representa para cada uno y las con- \luctas defensivas que se adopten para evitarlo estardin dete ‘inados por la historia porsonal de los participantes, la cual hhabrd ido sedimentando a través de sucesivas experiencias, fan- tnsias y represiones en una ideologia general sobre lo que es la vejez, cudles son sus causas y consecuencias, y eudl es la mejor nanera de comportarse frente a ella, En la mayoria de los casos, esta ideologia determinada por huestra insercién sociocultural permanece inconsciente para nosotros, y slo es posible detectarla, por el ojo entrenado, a tra- ‘yés de los aspectos conscientes de Ia misma, es deci, observan- dd [a eonducta cotidiana y relterada que se utiliza en el trato \trecto con las personas viejas. Forma parte de lo que solemos llamar “nuestra forma de sor” o ‘nuestro eardcter’, pero ignora- ‘nas en qué medida estas conductas estén determinadas por quella ideologi, Desde mi trabajo institucional he podido observar la enorme limportancia que esto tiene, tanto en el tratamiento que se di pensa alos vies desde el punto de vista profesional, como en la 19 {forma teérica de pensar sobre ellosy sua problemas, No debe olvidar que, por su propia situacién vital de indefensién invalider, estas porsonas estan en nuestras manos y, por lo ta el modo como encaremos el problema influiré de manera decis sobre su destino. Por eso insisto en que es preciso hacer co conte esta idevlogia subyacente para evitar que, or desconok rmiento, podamos transformar una pretendida actitud te péutica en iatrogénica, 1. LAS DOS TEORIAS Cuando uno observa el trabajo de los coleges en el consul rio de una institucién, 0 euando escucha las reflexiones ¥ I pedidos de las familias de los viejos que vienen a la consulta, cuando repasamos la literatura geristrica que proviene de uier parte del mundo, nos es féeil advertir que hay dof prevalentes de enfeear el tema de la vejex y qiteambas se contr poten. Corresponde que revisemos Ia bibliografia para ubica nos on sus origenes y fundamentos, ‘Afines de a década del cincuenta el Comite sabre el Desarro- lo Fiumano de la Universidad de Chicago inicio una invest cidn sobre los aspectos sociales de la vejen que culminé en us libro publicado en 1961, titulado Growing Old: The Process of Disengagement; sus autores fueron B. Cummings y W.E. Henry. Desde su aparicisn, al postular la teoria del desapego (disenga: gement theory), este libro se ha constituide en el punto obligado ‘de referencia de todos los investigadores eabre os aspectos psico- sociales de la vejez,y practicamente nadie ha dejado de eitarlo ‘en sus trabajos, ya sea su favor o contra él De acuerdo eon esta teoria, a medida que el sujeto envejece se produce una reduccién de su interés vital por las actividades ¥y objetos que Io rodean, lo cual va generando un sisternético lapartamiento de toda clase de interaccién gocial, Gradualmente 1. Enel presenie ealouelané la palabra desapeg® come tnduciin do iengogeent. Ln prefer a otras que a veces se wlan, om desea, Ssevineulanonodesenganche, 20 do las personas vejas se separa dela vida de los dems, sintiendo menos comprometidas emocionalmente con los nas ajonoe, y estan cada vex maa absortas en los suyos fy en sus ercunstancias, Bste proseso—segin los autores~ is pertenece al desarrollo normal del individu sino que es iy buscado por él, apoyado en ol lgico deelinar de sus ‘les sensoriomotrices, lo cual le permite una redistri- ivlecuada de sus mermdas eservas sobre menos abjetas, ths sinseativos para el sujeto. Al mismo tiempo, ete jamiento afetivo lo pone @ cubierio de confrentaciones fhjetos y situaciones que le plantean problemas de dificil tin, y que cuando no puede hallara le engendran cuadros ngstia, como por ejemplo las relaciones erticas evando Wu disminuidas sus eapacidades sexuales o sus atractivos sols competencias Iaborales cuando sus tivales son més ns. Como consesueneia, aun siendo individual, este desapego ple socundariamente una foncion social importante al no tris o mds bien al permit, un adecuado desarzlloecon6- eo de las generaciones ma ‘Los puntos sobrecalientas de esta torfa que es preciso remar- or para entender cabalments su significado sostienen que: (1) es un proceso universal, es decir, que ha ocurride y ceurre fy cualquier eultura y tiempo historico; (2) es un proceso ine- Wale, porgue esta apoyado en proceeos psicbioldgens, y (es Jlrinseeo es desi que noestdcondicionado ni determinado por \vriable socal alguna De esta premisa se desprende claramente que la conducts \uoes aconsejable seguir frente a los vgjos, ya sea como profe- fonstes, como familiares o como amigos, debe ser induc ofa- Yorecer un apartamiento progresive de sus actividades como un Juv de preparacisn necesaria para la muorts ata teoria del desapego, luego de su publicacin, eaus6 un considerable impacto porque en su conjuntorecogia una eantidad tle hechos abservables que, al ser convenientemente estructa- fados y relacionados entre sf, provefan una sélida base para ‘frentar problemas derivados de una sociedad de produecién ‘ipitalista, Mas adelante veremos emo eat4 instrumentada rovialmente y a qué finaidades puede servi, pero entretanto aigamos que a partir do 1963 eomenz6 a ser objeto de fuertes, a critica, que atin no han eesado y que es preciso revisar dete- nidamente, ‘Bromley (1966) sefala que [las erticas ala teoria del desapego pueden agruparse conve rientomente en tos clases: préeticas,toricasy empires. Lacitca préctica esque ereyendo on esta toora uno cainlinasadoptar una. Dolica de sogrogacién o de indiferencia hacia los vejon oa dasa ‘roller a acti niklista de que la vejer no tiene valor. La teerica os que la teria del desapego no es un sistema sxiomético en tl sentido cientifion, sin, en el melorde lov ensos, una protean, LLacitica empiriea, tal ver In mi tera, es que a evidenea uaada, para soportar a (eria es inadecvada o, ain més, no cent, Havinghurst y colaboradores (1968), usando el mismo ma- ‘teflal original de Cummings y Henry intentaron modificar esta, teorfa y redefinieron el desapego como un simple proceso mas que como una teoria del envejecimiento dptimo, pasando a constitair solamente una de las formas posibles, Las 88 sujetos ‘estudiados podian ineluirse dentro de las siguientes categorias (Dos integrades, es decir, aquellos que presentaban la mayor ‘eantidad de variables positivas personales; (2) el grupo “defen- sivo", agresivoy lleno de enengfas; (3) el grupo pasivo-dependien- ‘te; (4 el grupo no integrado, pobre en todas sus eapacidades personales. Estas cuatro eategorias eran eomunes tanto a hombres como a mujeres. Esto estudio corroboré otro similar realizado en California por Relchard y colaboradores (1962), Bl estudio de Carp (1966), llevado a cabo en una residencia seridtrica en Texas, comprueba que on un entorno positive la gente vieja generalmente prefiere la activided y los contactos Sociales informales mas que el desapego. Sugiere que algunas conductas de los viejo, tals como el desapego, por ejemplo, son clresultado de conductas adversas del entorne mas que elemen- ‘tos constitutivos propios de la edad. Maddox (1973) contrapuso su “teorfa de In actividad” a la anterior ysostuvo que los viejosdeben permanecer activos tanto ‘tiempo como les sa posible, y quo cuando ciertas actividades ya rno son posibles deben buscarse sustitutos para ellas, La per- sonsalidad previa del viejo debe servir como lave para comprender 22 Js reacciones a los eambios bol6gicos y sociales que se producen on la edad, Esta teorfa estaba apoyada en el estudio de sujetos hotables que habfan creado obras de arte, realizado descubri- Inientos cientificos w obtenido logros politico-sociales a edad fivanzada y, a pesar de que las excepeiones no sirven para esta blocerteorias generalizedoras, hay en este trabajo lineas de pen- fsamiento muy importantes que conviene desarvollar en profundi- dod, come veremos més adelante, [a critica tedriea ha reeibido entre nosotros un importante Yofuorzo en un interesante trabajo de Andrés y Gastrén (1979), fen el que, entre otras cosas, senalan que el problema principal dle esa teoria reside en la dificulted de encontrar contragjem- pilos, Los autores resuelven las eriticas presentando hipStesis fu hoe: (1) frente a casos andmalos de desarraigo, ae trata de ldesarraigos no exitosos. Una persona esté desarraigada, sea bien (9 mal desarraigada, pero en ningsin easo est arraigada; (2) en btros easos anémalos el problema eats en la edad. El desarraigo ‘est fuera de época;obien ya ocurriré obien se estd en “eleamiino ‘do (8) otros casos andmalos formarian parte de un gruposelecto dose el punto de vista biologic, y hasta psicolgico. A tal grupo Dertenecerfa Bertrand Russell, por ejemplo; (4) otros casos and malos gon tratados como variaciones de formas del desarraigo: tales los trabajos antropoldgicos. Més adelante los autores sefialan que “las hipétesis ad hoe séle concluyen mostréndonos luna teorfa sin contraejemplas, esto es, irrefutable, Y, como sabemos, una teorfa irrefutable, en el sentido popperiano, pasa ‘ser no cientifies”, ‘Como vemos, las eriticas ala teoria del desapego son muchas y provienen de campos diversos, por eso la angumentaciéa no ha llegado aestructurarse en una teoria homogénea que cele pueda contraponer integramente, Ademés, la mayoria de los inves- ‘gadores que se han ocupado de ella provienen del mismo medio sociocultural en que fue acu‘lada, ls Estados Unidos, yen conse- ‘encia, no han podido desprenderse de las ataduras ideologicas dio una sociedad individualista y fuertemente competitiva. No ‘bstante, creo que es preciso recoger los puntos fundamentales «de estas eritcas y tratar de agruparlos en lo que podriames Ula- mar razonablemente la teoria del apego. 23 Comencemos por ubicar el problema, Bleger (1963) decta: ‘se sujone que el er humane es originariay primtivamente tanto ‘como especie euanto como indviduo-un ser aislado,no social, que sila con esfucran 9 gradualmente la necesidad de rlacionarse ‘con ottoe individueey de ets manera, wn problema que tele plantenba lapsicologs era el de nvestgarcSmo lo eres humane {entran en Felacién Joe unas con los otros y, para ell, se emit la Ihipstesis entre otras~ de un inssinlo greyario ode una energia tapocial la ibdo, El problema viena justamente en la actualidad, f pantearee en términos totalmente inverts, ya nose rake de aber cémo indviduos aslados devienen seressicales, sino coma fs integrantes de una cultura y de seros eminentamente socials, Tiegan a producire oreeltar hombres sislados. Esta cita pone el dedo en la laga de toda la controversia: el ‘hombre aislado es un problema y no un ideal; por Jo tanto, mal ‘puede arguiree el apartamiento y el desapego como un proceso intrinseeo del ser humano y deseado por él. Los procesos in- ‘rinecos puros no existen como tales, sino que las conductas hay que estudiarlas y comprenderlas como resultado de la dialéctica del ser humano con el medio y el momento histbrico- social en el cual se desenvuelve, No hay que olvidar, par atta parte, Ins ensefianzas que se desprenden del estudio de la historia de Ia humanidad, en la eual se ve que el pasaje de la netureloza ‘ala cultura se hizo fundamentalmente por Ia posibilidad de com- partir que tuvieron algunos hominidos primitivos. A partir de alli ha quedado arraigada en toda la especie humana una ten~ deneia a asociarse con otras ya participar en grupos y asuntos comunitarios. Por lo tanto, toda posibilidad de ser dentro del contexta humano es posible solamente en relacin eon otro, @ com los objates contingentes, Toda satisfeccién de necesidades 0 ddoseot os provista sélo en estas relaciones cbjetales, y la sepa- rracién ol aislamiento deken ser comprendidos como formando_ parte dela patologia o dela accién prejuiciosay segregacionista contra los viejos de ciertas estructuras sociales, pera de ninguna ‘manera como normalidad, 'S. de Beauvoir (1970) sostiene: Para que la veles no sea una parodia vifeula de nuestra exis tensa antaror no ay més qu una tauldn y ee seguir persiguiew 24 que den un sentido. nuestra vida: dedicacn aindividwos, culectvidades,causas, teabajo spelalo politic, intelectual, cead Contrariamente a To que aconsejan los moralistas, lo desenble os ‘conserva a una odad avanzada pasiones lo bastante fuertas como pra que nos evitenvolvernos sobre nosotros mismos. La vida eon serva valor mientras se acuerda valor ala de los otros través del amo, la amistad, la indignacie, Ts eampasisn Por otra parte, no dasimos nada nuevo con est: Hinserates ‘consejaba moderacin en todos los terrenos, pero sin inter frumpir sis actividades, y ene siglo I, Galeno deta "que el Wino tome Batoscaientes, beba vino y alemas sea activo™ Cando se invoca la dtminvcidn de Ins eapacidades senso- viomoteioes como el argumenta de apoyo que sostione la teora el desapego, se et cometiendo el error tan comin de uzgar la Jsblidad de setifeecion que pueden obtener lo vie en sus ‘tividedes con la Sptica comparative de Ins persanns mia Yenes. En otro lugar me he referido a esto (1913), pero vale ln Jena iosistr eon el emplo porque ex muy demostrativo. Sa Ios 30 aos el promedio de actividad sexual so ita on treo cou {actos somanales yest eso que permite un estado satinfctoro ‘vlecuado para la tld mental de un indviduo, es abvio que a los 65070 generaimente yao seré posible mantener este imo, rola satsfacin de sentrse activo, quericoy necesito que prover el goes sexual compartido serd la misma en relaciones fntenidas cada 15.020 dan, La insatisfaccdn'y In angustn fonsccucnte sda sobrevendrsn en aquellas personas que per hinesean inmersa en na situntidn competiiva con el ecuurdo dlesimismoncuandsjvenes, En esto, emo en otras actividades humana, el seereto del buen envejecer estara dado por la ca: uvilad que tenga el sjeto de aeptar y acompatar estas ine Vitobles delinacones sin insstir en mantenerse joven a cule Auer precio. Bstoma queze der que se renanci, sino Lodo lo Contraro, quire dei que fata teatar de obtener el maxis do satisfucién con ol masino {is las fuereas de que se disponga en eada momento. Fl que ha ‘io gran tenista en wajaventod en su vejez jugar al gol, pero gsi sendo deporista, la vida es un camino do una sola mano y la juventud no Jive Jamas, Por eso no hay que slentarfalsas expectativas 25 ‘que siempre estén destinadas al fracaso y que encierran lac dad del desengefo, La tinica posbilidad de éxito es luchar ‘ra el enemigo presente y no contra el fantasma del pasado. la reiteraciin de esta condueta -la de contraponer Ia juventudl lavejezrequiere una explicacisn, CCreemos que la gerontologia tiene una deuda con la so dad: todavia no ha podido proporcionar una definicion de la jez que noseasiente solamente en los aspectos defcitarios, Pa texpreserlo en términos posmodernos, poemos decir que atin hemos conseguido producir un marketing adecuado del prod to. vender y, por lo tanto, esto hace que el mismo no sea dese ble, {Por qué querriamos llegar a viejos si todo lo que vislums bbramos por delante es solamente negative? Pero entonces; frente a esta falta de perspectiva futura,sélo queda el reel nel pasado: a javentud, promovida, por otra parte, parla enn ‘me mayorfa de los medios de comunicacién masiva, esp mente In television, El viejo el principal consumidor de e medio, se enfrenta con ls paradaja de pasarse gran parte del di frente a un aparato que lo margina al no darle un modelo identificasin acorde con su edad. Todo lo que se vende pores ‘medio es por jovenes y para jovenes Esto lleva, entonces, a la remanida frase utilizada perma rentemente porlas personas que van envejeienda: en mis tient ‘bos, dicen. 2Y a que se refieren cuando lo dicen? Ciertamente ‘uando eran jévenes o, invirtiendo las cosas, sefialan asi que xt, ef actual, noes ahora su tiempo. En este sentido siempre hay que tratar de desalentar en los vigjs, yen los que no lo son todavia, conductas competitivas del tipo que se manifiestan en la conocida expresién: “Mire, doctor, tengo 75 afos y vea qué joven estoy” o “Mire a fulano, iene 88 aflos y iqué joven esta! Thdavia trabaja”. Cuando se utlizan es: tas formas de expresarse, el mensaje que se esta tranemitiendo es que lo nico bueno esti en la javentud, en ser joven, ¥ que todo lo mato esta en la vejez, Volvienda a lo anterior si aceptamos estas premisas, nuestra conducta hacia los viejo, cualquiera seaelrol que oupemes, er4 lade tratar de que éstos se mantengan apegados a us objetos y actividades la mayor eantidad de tiempo posible, cuando no, tratar de encontrar sustitutos derivativos. Esta seré la tnica forma de 26 sles. sentir que Ia wida ain vale la pena de ser vivida. Lasse jnmos psicaterapéuticamente en este campo saberios muy ui la qusja mavor que maniestan ls vsjs ela pérdida oles sociales, y que le dolencia mds extendidaen esta edad es onc reiterada de duelos, euyas causas, como sabemos, son “yjparacin o la pérdida de aljetas reals ofantascados consi- necesarios para satisfacer un deseo ‘tas son las dos teorias, antagénicas y con consecuencias eiralmente opuestas. Personalmente no tengo ninguna duda ue la segunda la del apego, e la correcta yTa que hay que lr de utilizar operativamente, pero tampoeo tengo dudas de Jnira la del desapegnesté mucho mds extndidayarraigada, sjonteo inconscientemente, en todos los etratas de nuestra wad, y que produce un fondmeno que, paratraseando a tone, riumos Hanae de desapego hacia los veo. 2, PRESUICIOS CONTRA LA VEJEZ [in vasta mayoria de la poblacién de todas les eulturas tione in cumulo de conductas negativas hacia las personas viejas, Inconscientes algunas veces, pero muchas conscientes y activas, Wiilor ha sido el primero en lamar la atenién sobre este fen Jono y desde 1968 Jo ha estudiado concionzudamente tratando ip establecer su origen y consecuencias. Basado en estas inves- Hiyaciones ha acuitado un término, ageism, cuya traduecién al ntellano presenta algunas dificultades. Luogode un prolonga- lp estudio, estas difeultades nos han levado ala necesidad de ‘rear un neologismo para su equivalencia: vigitsmo. Al respecto Pilward Palmore (1990) dice: “Durante mis 26 aos en la geron- loloyia he sido afortunado por tonerel tiempo para escribir nurte- Joos articulos y bros sobre diferentes aspectos del envejeci- Iniento. Pero asi me voy acercando a mis propios afios dorados ‘ho empezado a pensar que hay un aspeeto del envejecimiento en nuestra sociedad que es més importante que todos los dem: vigjisme”. lun dafiniciém de Butler (1098) dice El vigjimo, el prejuiio de wn grupo contra otro, se aplica rpalmente al prjuicio dela gente joven hacia la gente vila, a7 tonstituyen un retrato pet ‘emos los jovenes temiendo envejecr ya los Vijosenvidiad Is juventud. Bl vieiamo no ale diaminuye la condicien de as nas mayores, sino lade todas ls personas en su conjunto. Por li ‘or dotris dl viismo encontrar un nareliamocorrosio pacided de aceptar nuestro destino future. Batamos ensmoradas ‘nosotros mismos venes, Bl viefiemo es una conducta social campleja con dimensiones éricas, culturales, sociales, psicoligicas e ideoldgicas, ¥ usada para devaluar, consciente o inconscientemente, el stats ial de las personas vigjas. Su construccn esta hasada en tereotipia y a utilizacién generalisadora de este component psicosocial lleva a la construccién de las estructuras de los juuicias que Tuego son usadas ampliamente en cantra de la poblacién vieja. 1a tendencia a culpabilizar ala victima es también wn con ponente importante del vigjsmo y de otros tipos de diserimins cidn, Si un Vieja no es feliz ean la nueva situacion en Ja que vive, el estereotipo eultural leva a atribuir esta infelicidad a sa tenquedad o rigidez, Esto ocurve a pesar del hecho de que la ine: licidad puede estar perfectamente justficada bajo ciertas cit= cunstancias. Siun viejoesté aburzido el etereotipo dictaminard ‘que es un problema personal del viejo porque, después de tado, los viejos no son ereativos y son perezoses. A pesar de que las ceauisas estén enraizadas en condiciones sociales, culturales, histdrieas o ceondmicas, la tendencia es a hacer al viejo perso- nalmente responsable por sus problemas. Esta tendencia esta relacionada eon la dilleultad general que muchos de nosotros tenemos para entender a la gente y asus eircunstancias en tér- ‘minos de los amplios eontextos que los estructuran (MeGowan, 1996) Porlo tanto, el término viejismo define el conjunto de prejui- cos, estereotipos y discriminaciones que se aplican a los viejos simplemente en funeién de su edad. En sus consecuencias son, ‘comparables alos prejuicios que ae austentan contra las perso- rnas de distinto color, raza o religidn, o contra las mujeres en 28 Wf de su sexo, La diferencia radica sdloen el hecho de que ‘loins no poseen ese estado en razén de su nacimiento en tn lio dotorminado, sine que lo adguioren on razén de la acu- cn de cierto nimero de eumpleafos. Veremos luego laim- oucia que esta diferencia comporta, Un trabajo reciente, Realidad psiquica y ereencia inconsciente Witton, 1994), nos permite ampliar algunos puntos sobre este jv y darle una nueva vuelta de tuerea ~metapsicolégica~ al opto de viejismo si le damos a éste la categoria de ereencia, Won define ala ereencia como: Una actividad del yo que eonfier Ia condicién de realidad Jiquica alas produciones mentalesexistentes sntas(as) {1 La ‘roenci eae realidad psiguia lo quel pereepein es ala realidad Inatevial. La ereencia le da fuerza de realidad a To que es psiquic, sy somo ia porcepein lo hase congue es fie. Comola pteopeian, Ip creencia es un proceso activ, y al igual que Ia pereepcion, es {piluida por ef dozeo, ol tomor y ta expectacién (..] Las ereenias ‘ienen consecuencas, Hacen surge sentiments, noyen en lus per- fupsionesy promueven accones, «diferencia dels ideas yl fan {sas eon las que la erconeia no est rlacionada, La ereenciacub- {jtiva precede ala evaluscldn obetiva. Bs interesante darle categoria de ereoncia al vijismo porque on concepeién nos permite entender la fuerza que tiene para ls sujetos prejuiciosos, en tanto le confiere 1a condicion de wolidad petquica a su prejuicio y lo hace preceder a la evalus- ton objetiva de los hachos, es decir, que coloea antes el deseo, cl lomory Ia expectacién en relacién con el envejecimiento y con la jropia-vejez que 1a evaluacién objetiva de estos procesos. La Fwalidad psiquica conferida asf al prejuicio genera consecuencias Y promueve accianes que, en este caso, se traducen en descon- ‘deraciones y discriminaciones, hora bien, “creer en algo no es 1o mismo que conocerlo", sjostiene este autor, y aqui viene lo que eonsidero una de las jrmaciones mas importantes de Britton cuando dice quo™...las ‘rwencias pueden ser eonscientes oineonscientes, pero no pueden, ner abandonadas ain volverse conscientes", es deci, que hasta, {que los sujetos no hagan eonseientes el prejuicio que determina, ‘sus ereeneias no podran modifiearloo abandonarlo. Claro que el 28 abandono de las creencias implica un dueloy no todos los sujetos ‘estan en condiciones de hacerlo, Dive Britton: {el ichos problemas estn relaclonadas con una mareada dificult Daraabandonar objetos, Por abendonarlos nome reflerosinplemen- tea aceptar el hecho desu pérdida sino s acoptar dos los cambios heeosrios opera en las ewencias sabre el indo, que surgen & partir de dicha pérdida, Una de esa creeneias quodeben sor aban: onadas es a de que el abeto perdido resulta indispensable paral vida. En ese tentido algunas personas experimentan la misma {ifcltad eon Ins creencine que con los objeto: no pueden acepter (que no son indispancebloc ‘Yo agrego: no ¢s indispensable ser joven para vivir la vida y para gogar de ella, basta con mantenor activo el deseo, no importa los afios que se tenga. Hay otro término, “gerontofobia”, que tambien es utilizado con frecuencia pero que debe ser eonvenientemente distinguida {el viejiemo, Gerontofobia se refiere a una més rara conducta de temor u odio irracional hacia los viejos, de- manera que es ‘menos abarcativa y debe ser incluida dentro del viejismo y-no utilizarla como sindnimo. ‘Los prejuicios contra la vejex, como cualguler atzo prejuicio, son adquiridos durante la infancia y luego se van asentando ¥ racionalizande durante el resto dela vida de los sores prejuicio- 508. Generalmenta son el resultado de identificaciones primiti- ‘vas con las conductas de personas significativas del entorno fa- ‘miliary, por lo tanto, no forman parte de un pensamiento racio- nal adecuado, sino que ge limitan a una respuesta emocional directa ante un estimule determinado. Estos origenes quedan Juego sumergides en el inconsciente, y alos individuos prejui- ciosos les resulta diffil, cuando no imposible, reconocer el tre- ‘mend impacto que estas identificaciones tionon sobre su pen= samiento o conducta, que resultan en una mala interpretacion 4e los hechos, reacciones inapropiadas, desinterés 0 rechazo se- sgtin el caso, Busse (1980) sefiala que Jas personas prejuiciosas ‘muestran tna Tlamativa diaosiacién en sus eonductas, pues al serles requerida una explicacién sobre eu manera de compor- ‘arse la dan en términos logicos y adultos, en tanto que sus respuestas emocionales muestran una sobreexageracion irra- 30 sonal de la ansiedad, desesperacion, temor o furia que corres- ponden a patrones de conducta infantiles de respuesta a esti- Imulos externos dificles de controlar. Simone de Beauvoir (1970) cita un cuento de los hermanos Grimm, que es muy ilustrativo de Io que estamos sefialando: "Un campesine hace comer eu padre separado de la familia, en ‘una pequesia eseudila de madera. Un dia sorprende a su hijo jontando maderitas: Es para euando ti seas viejo’ dice el ni, Inmediatamente el abuelo recobra su lugar en la mesa comin” ate cuento es muy interesante porque muestra dos cosas, Pric oro el papel que juega la identificacién infantil con las figuras failiares signiffcativas en la construccién del prejuicio: se hace lo que se ve queel otro hace. Segundo, el modo en que la toma de ‘onciencia, por el amino que fuese, puede modificar las candue- lus de los individues prejuiciosos. Esto es particularmente im= Portante al momento de plantearse eudl deberd ser la eonducta ‘seguir para combatir el vieismo tan socialmente extendido. El mismo Busse (1980) intenta explicar el origen del prejui- cio hacia los vigjs diciendo que: ‘observan que a vejez va aseiada con dec Ven en sus abuelos a pérdde dole vitalidad, un decinar del vigor mental y del atrsetivo corporal. De particular importancia en los ‘cambios corporal son Ia péndida de la suavidad y tereura de la Del yl modifcationes sins asimetrica, Se agrogan a eats otos ‘muchos cambios tales como la pérdida del eabelo ta plgmentacin ‘dela pel, arrugasy Ta tristeza de la mirada. La pertona en desarro- lio ve estos esmbios indeseables que scompafan a la vejez © in- ‘onseientemente rochaza tanta al proceso de envjcimienta comma & Tas personas que son partadoras de Butler (1973) sefiala que otro factor que se agrega es la propensién humana de hastilidad hacia los diseapacitados, con los cuales son identiicadas los viejos. Ext estimada en $00 millones la eantidad de gente en el mundo con defarmidadesisias visibles, Esto causa problemas emacionalee, ‘en parte por la acid de la sociedad hacia ellos. En las culturat primitives estas decrépitas (aloe cuales les agregaba los viejo) fran Srecuentemente impuleadas @ morir Estasolucn final” no 31 ‘esobvia on Ins gociedadee actuals, pero certasacitudes aparecen ‘Sorprendentement similar [En un estudio efectuado por dos psioslogos alemanes sobre las actitudes de escolares normales, nifios y jovenes, hacia los, discapacitades, la mayoria (68 %) pensaba que las victimas de- bian ser institucionalizadas (es decir, colocadas fuera de la vista) ‘Muchos erefan que “ellos seguramente preferirfan morir”. Cuanto ras jovenes menos piedad sentian y era mayor la aversin. EL temor es la base de la hostilidad, y la ignorancia la prolong. Se trata del temor de que esto me pusda pasar a mi, por lo tanto 0 debo eseaparme o debo luchar activamente en contra Estos sentimientos irracionales, estructurados en conducts prejuiciosas, come he sefialado mis arriba, estén ampliamente textendidos en toda la poblaciin paro son especialmente peligrosos ‘uando los paseedores de elas son los médivos 0 psicélogos que tienen a su cargo la responsabilidad de Ja salud mental de los viejos, En ellos el viejismo est internalizado de tal manera que Jes resulta sumamente dif reeonocerla conseientemente ybrinda Ja base de la institucionalizacién de la teoria del desapego. Gibson (1970) sefiala que los psiquiatras gon pesimistas con. rrespecto al tratamiento de los pacientes viejos. Revisando las, Iistorias elinieas de 138 pacientes mayares de 86 afios que fueron, _admitidas en un hospital psiqulétrico privado durante un periodo de tres avios, eneontré que el pronéstico fue considerada pobre ‘en el 80% de los eacos, an mds, el 60% fue desahuciado y enviae ‘do de vuelta a su domicilio dentro de los 90 dias. Gallagher y ‘otros (1965) observaron que de los pacientes comprendidos entre Jos 15, los 29 afos, el 65,7 % recibian psicoterapia; entre los 30 y los 39 afios Ia recibieron el 98,5 % y entre los 40 y los 65 fos s6l0 el 15,4 &. En un estudio realizado por Ford en 1980 sobre el com- portamientn de 179 psiquintras con respecto a ls viejos, encontrs ‘que aquéllos consideraban 2 éstos menos interesantes como pacientes que a évenes con iguales sintomas. Al mismo tiempo, Se sentian mucho menos inelinados a practicar psicoterapia (copecialmente eon viejoe depresivos) que cor los j6venes y,con= secuentemente, prefirieron utilizar drogas, convencidos de que la psicoterapia no serviria de mucho. a2 Butler (1978) pone especial énfasis en la amplia evidencia de Viejismo detectable en ciertas publicsciones en el eampo de la salud mental, ycita un parrafo del texto de Noyes y Kolb, Modern. Clinical Psychiatry, muy difundido y eonocido en todos los paises, donde deseriben alos viejo de la siguiente manera: Un gusta pore cambios, una eden enn ambi yan a asia on eancnn ornare err ma ame na Aettadierementada par a cmprenin tm nceeato on timp y en efuropars adapiaas a Beas ccunsana, Siadiam cin dala spat hasa fess noovasy una tendons ln reinieoncay ala repticn eben ser eras oo Sintmas dots deencia anil aun con punden pacar de ered um mando parte dea rerein ela peronaidad. Mucho visos enen ost eapacdad de exgesa snes ‘ide yenpontines Hair Sema pact sean ls que onsiders como intrfrencis de las pera ovenes 3 much Siesten rehazados po lies. Muchos musstnn una host pore tos ytemeroen Gopendencs, Cerin endenla a asiamionts oats pea En esta deseripeiin hay sélo verdades a medias en la ‘aracterizacién de la demencia senil, pero més abvia es la visiGn bpesimista que intenta generalizar sobre la vejez El joven ‘studiante que le este material se ve reforaado en sus actitudes hnegativas y prejuiciosas, més que alentado a comprender y acar- ‘arse a 108 vigjos y, sobre todo, so le refuerza el prejuicio, tan lextendido y pernicioso, que vejez ee igual a enfermedad. EL Group for the Advancoment of Paychiatzy enumers en 1971 ‘ganas de las razones de las actitudes negativas de los psi \quiatras para tratar alas personas viejas: 1, Los viejosinspiran en los terapeutas temores sobre su propia vie 42, Reactualizan en los terapoutas conilictos reprimidos en relecién con sus propias figuras parentales, 8, Los terapeutas piensan que no tienen nada que ofrecer a los viejos porque ereen que éstoa no van a cambiar su conducta o porque sus problemas estan relacionadas eon enfermedades ‘cerebrales organieas intratables, 33 4, Los terapeutas ereen que no vale la pena hacer el esfuerzo de. prestar atencién a los psiendinamismos de los viejos porque festdn muy cerca de la muerte; algo similar alo que ocurre en ¢lsistema médico militarde urgencia, en el cual el mas grave recile menos atenctén porque es menos probable su rocupe- racién, 5, Elpaciente que puede morir durante ol tratamiento afecta el sentimiento de importancia (jomnipotencia?) del terapeuta, 6, Los terapeutas se sienten disminuidos en su esfuerzo por sus, _propios colegas. Habitualmente se escucha decir que los ge- Tontélogos o los geriatras tienen una preocupacién morbosa, por la muerte; su interée por los viejos es “enfermizo”o, por To menos, “sospechoso" Las eonclusiones 1, 2 y 6 concuerdan casi exactamente con. las investigaciones que personalmente he realizado durante mi trabajo institucional en el Centro de Salud Mental N° 1 y que he publicado en 1978. No asf las 3, 4 y 5, que considero poco rele- vvantes en un equipo de profesionales convenientemente en trenados, En el trabajo mencionado sefalaba, justamente, la cantidad de bromas de los colegas a las que estdbamos peno- ‘samente expuestos los miembros del Equipo de Pricogeriatria, y hacia hineapis en Ia enorme dificultad que tuvimoe para ‘conseguir personal que ingresara a trabajar con nosotros, a pesar. de que todos los aiios se presentaban entre 100 y 200 pro- fesionales solicitando trabajo como psicoterapeutas en la institucion, Pudimos earacterizar el conficto a partir de nuestra propia insercién dentro de la practiea médica. Todos sabemos (que ésta se realiza en condiciones de gran dificultad porque el tenfrentamiento con la enfermedad siempre genera un cierto srado de ansiedad, y que la posibilidad de desarrollar con mayor (© menor éxito nuestro quehacer profesional dependeré de la {nstrumentacién de nuestras eonductas defensivas frente a ella, La ma convin y elemental estd constituida por el par dafensivo, Adisocincién-negacién, Para llorecurrimos simbélicamente al es- tritario, que interponemos entre nosotros y el paciente, y nos permite separar omnipotontements In salud de la enfermedad, Por ejemplo, i entrevistamos a un efor eon un edncer de laringe ‘ubicamos répidamente Ins cosas: el enfermo es el que est de! 34 tro lado del eseritorio, no nosotros. Las estadisticas médicas hos protegen incluyéndonos en el porcentaje de los no cancero- os, y sabemos que las posibilidades de que contraigamos la fonfermedad son bastante lejanas. Otro tanto ocarre cuando en- {revistamos aun psicdtico. Las estadistieas nos ayudan otra vez, ol enfermo allé, aqui la salud; la posiblidad de confundirnos es tra vez remota, Pero la tinica oportunidad en la cual esta con- tlucta defensiva feacasa por completo es cuando entrevistamos jun viejo, porque ya no podemos separar las cosas: si tenemos tiempo suficiente todos llegaremos a eso, no hay eseapatoria. Un viejo frente a nosotros es como una especie de “espejo del tiempo", y come todos saberos el destino que la sociedad impone ila vejez ~desconsideracién, rechazo, aislamienta, explotacién y dopésite en sérdidos lugares a Ia espera de la muerte, nos pnivoca angustia frente a este futuro posible y nos impulaa a scaparnos de ella. En otras palabras, elegimios no atenderlos. ira fuente de difieultad que se les plantea a los terapeutas yy oue también pudimos detectar e investigar ee deriva de una fuerte vivencia directa. De todas las posibilidades terapéuticas que se le ofrecen a un profesional desde el punto de vista del fac- lor evolutivo humane, es decir nifios, adolescentes, adultos y Viejos (nétese que me refiero a este aspecto estrictamente y no I psicopatoldgieo), sn estas tltimos ls que ee le presentan coma los objetos vivenciales més desconocidos. El profesional en su momento ha sido nito, luego adolescente, ahora adulto, y esto le permite acceder, por lo menos en parte, al entendimiento de la problemética de sus pacientes a través de una vivencia subje- ‘avadirecta, de las experiencias. Peroen su inmensa mayoria no Jhon legado a viejos y en eu acercamiento a éetos faltaré la vi- ‘veneia personal, cresndase una brecha que muchas veees resulta life de salvar, Marcel Proust deca acertadamente que “de todas Jas realidedes, la vejez es quizds aquella do la que conservamos ‘lurante més tiempo en la vida una nocign puramente abstracta”. LLapersistencia de esta realidad como una abstraccién est dada, por la imposibilidad de hacer del objeto concreto real -la vejez~ uun objeto concreto real pensado, es decir, incluirnos dentro del proceso evolutivo y pensarnos viejos nosotros mismos, Lo habi- Inal es que tratemos de negar reiteradamente nuestro propio ‘envejecimionto y que se lo adjudiquemos masivamente al viejo 36 real que tenemos delante. "Nos negamos a reconocernos en el viejo que seremos” (S. de Beauvoir, 1970) ‘Pero justamente el enfrentamiento decidido y valiente -noel contrafébieo~ con las contradieeiones que lleva este planteo nos, ‘puede permitir un principio de solueién para poder actuar ope~ Trativamente en este dificil terreno, Para ilustrar lo que digo relataré un episodio ocurrido en el seno de nuestro equipo de trabajo en el Centro de Salud Mental N? 1, que estaba integrado por médicos, psiedlogos y asistentes sociales con un largo entrenamienta en el campo psieoterapéutice. Cuando comen- ‘amos nuestra tarea, estimulados por nuestro nuevo objeto de trabajo, las cosas comenzaron a desarrollarse magniticamente yylas reuniones conjuntae que realizdbamos dos veces por semans trasuntaben un clima de alegria y optimismo, que mas tarde ppudimos conceptualizar como hipomantaco, y que respondia, justamente, ala pastura de que nosotros éramos los jovenes que, ‘stendiamos a los viejos, pero sin mezslarnos con ellos. La vejee ‘venia tina vez por semana a visitarnos y después se iba, pero, nosotros seguiamos siendo j6venes todo el tiompo. Pero a poco ido andar este clima casi festivo se fue diluyendo y eomenzamos, ‘a sentir cierto grado de malestar euyo origen no conseguiamos, detectar. Desyano en el trabajo, pérdida de interés en los pacien- tes, conflictos entre nosotros, eran Ios sintomas observables y ‘que fueron en aumento hasta que en una reunién bibliogréfica, alleer un trabajo de J. Dry (1970), comenzamos a darnos cuenta Ge To que nos sucedia. All‘ aprendimos que la vejez.no es algo labstracte que est all, en el futuro, y que nos ha de aleanzar ‘alin dia, dia que por procedimientos ms o menos migicos odriamos alejar a voluntad. All aprendimos también que lgunos de nuestros érganos comienzan a envejecer a los siete ‘ios y que muchas de nuestras capacidades fisicas aleanzan su ypunto maximo de desarrollo a los 25 y que a partir de all{co- Iienza su declinacién, Bn otras palabras, aprondimos que la ‘ojez no.es alga que esté alld, fuera de nosotros, en el futuro, sino que es presente, actual y que la llevamos adentro acti- vamente; por lo tanto, era artificial In diferenciacién entre pacientes viejas y terapeutas jovenes, puesto que todos forma ‘amos un conjumta de seres humanos en vn proceso activo de desarrollo que integra simulténeamente diversos mamentos, con 36 Ins contradiesfones propias de esta divervidad, La dolorosa toma de conciencia de esta realidad, que mareé el punto més alto de nsiedad eolectiva dentro de nuestro equipo, mareé también el punto a partir del eval pudimos comenzar a consolidar nuestro quehacer al posibilitarnos nuestra reubieacién dentro de la lolalidad de los seres humanos que viven y que, al vivir, tambien fnvejecen. Tomar eonciencia de esta realidad personal es la herramienta fundamental que permitira que nuestra accionar profesional se desarrllecientficamente en lugar de formar parte to una nebulosa visién prejuiclosa sobre la vejer. 8, EL PREIUICIOMAS COMON CONTRA LA VEJEZ ‘Uno deo prejuicios més cominmenteextendidos, tantoentre legos como entre profesionales, es el de que las viejos son todos ‘enformos 0 discapacitados. Palmore (1980) sefala que un tercio del comin de la gente siveyrura que los viejos ‘pasan mucho tiempo en cama a causa de fnfermedades’; “tienen muchos accidentes en el hogar’, “tienen, Pobre eoordinacién psicomotriz”, “desarrollan infecciones facil> Iente”. Otros estereotipos camunes que ee eseuchan es que una, gran proporeién de los viejos esta hospitalizada, vive en resi- Aloncias geriatricas oen otros establecimientos especializados, y que la salud y las capacidades de los viejos muestran un alto grado de dectinacién segrin pasan los aos. Bl resultado deestos prejuicioses que se establece una fuerte binonimia: viejo = enfermo, que entrafa un enorme riesgo, pues pasa a comportarse como una profecia autopredietiva que lormina por internalizarse aun en los destinatarios del prejuico, ‘0s decir en los propios viejos. Ahora bien, para eonfrontar estas creencias eon los datas de In realidad vate 1a pona referirnos a algunas investigaciones importantes realizadas en el eampo gerontalégico, En Ia década de los eineuenta, en Inglaterra, el Dr. Martin. Roth fue encomendado para realizar una encuesta sobre salud mental de Ia poblacion vigja en ese pats. La misma fe muy am- plia y abareé desde Ia poblacién independiente que vivia sola 0 , hasta los dependientes que estaban insti- a7 tucionalizados. El spectro fue muy amplio. Cuando snaliz6 los resultados obtenidos, Roth se manifests sorprondido ante cl hhecho de haber encontrado que el 250 por mil de la poblaci6n. vieja acusaba problemas en su salud mental que har‘a necesaria, la intervencién de profesionales especializados en un futuro ‘prdximo, Cuando yo Luve acceso a estos resultados también me ‘encontré sorprendidh... pero por razones totalmente opuestas a Tas de Roth, Veamos. EI 250 por mil es igual al 25 &, es decir que esta encuesta muestra que I decada 4 vigjos tiene problemas en su salud men= tal, perolo sorprendente no debe ser esto, sino el hecho de que. 3 de cada 4 no los tienen, es decir que son sanas. Estose contradice con la ereencia popular; es una aflrmactén muy fuerte y hay que poder encontrar Ta forma de defenderla cientifieamente, ¢Cémo Tohacernas? Cuando intentamos romper a sinonimia viejo = enfermo, el primer problema que se nos presenta es el de resolver qué sigs nifican los términog “salud” y “enfermedad”, problema que se toma eada ver mas complicado, como lo demuestra la enorme: cantidad de trabajos cientificos sabre el tema y el grado de contre= versia establecido en torno a él, obviamente dependiendo del cesquema teérico-referencial que cada uno viliee. Bata diseusicn, fadguiere especial complejidad en geriatria porlasearactorsticas ropias del abjeto de estudio, donde al efecto conocido de deter. ‘minadas nexas que actiian como generadoras 0 condicionadoras de patologia se suman los factores atin desconocidos que, indepen- dientemente de aquellas, prodocen el proceso universal de enves jecimiento de todos los seres vivientes. Por lo tanto, el enfoque ‘el problema debe contemplar aqui algunas variables dstintas de las que se emplean habitualmente en otros momentos evolu tivos del eielo vital, [La relacién entre edad cronolégiea y enfermedad es bien ‘conocida y esté bien documentada en las tablas de expectativa dde vida al nacer y on los estudios epidemiolsgicos sobre la dis- tribucidn de las enfermedades por edades. Cronoldgicamente la ‘edad es el factor que se toma como indicador ultimo de la pre: diceién de los sndiges de mortalidad; la edad es también asocia- dda con morbilidad y se toma su ineidencia en la prevalencia de enfarmedad a discapacidad. Tenemos a nuestra disposicidn una 38 ran cantidad de investigaciones sobre salud y enfermedad que fuacan conelusiones sobre su relacién eolocdndolas en eategorias Inles como “45 a 64, 65 74, 75 0 més" y que.intentan demostrar Fopetidamente la expeetativa de Ia asociacién entre edad y snformedad, Pero cuando tratamoe de trasladar estos resultados ‘\ouestros pacientes oa nuestros viejos conocidos, muchas veces onemos le impresion de que no coneuerdan, Las estadisticas pasa a ser una mera abstraccién, nimeros sin sujetos, de- firmadores de la realidad. Al respecto gon trascendentales los trabajos, ya elisieos, de Neugarten (1979) y Lalive @Epinay (1999), donde ponen en tala de juicio la valides de utilizar la edad ‘ronoldgica como parémetro para medir las eonduetas psicoe0- sales de la poblacisn, Cuando uno trata de pensar qué es la salud,y si nuestro papel proftsional es el de médico, por ejemplo, ademas del generalizado poco interés por las personas viejas, nos damos cuenta de que fitamos influenciados por nuestra formacién universitaria, en J cual la ciencia y la medicina han estado histérieamente mas preocupadas por los casos que “andan mal” que por aclarar los floments intervinientes que concurren para producir y man- loner la salud (Butler, 1973). La Organizacién Mundial de la Salud (OMS, 1946) sofiala que la salud debe definirse eomo “un tstado de completa satisfaccién fisica, mental y social y no e0- Jamente por la ausencia de enfermedad”. Esta es, por supuesto, luna definicién ideal y pasible de distintasinterpretaciones, pero ln inclusion en ella de las tres éreas de la eonducta donde la salud se expresa ~fisica, mental y social—nos provee puntos de portida importantes para pensar qué ws lo que debe “funciona” ‘mcontraposiein ale que "no funciona”. Pero en la préetica, més alli de esta definicin, a salud de los viejoa se deseribe generale mente; (1) en funcién dela presencia o ausencia de enfermedad, (2) en funcién de eusin satisfactorio os eu funcionamiento en ‘wualquiera de las tres éreas de la eonducta mencionadas. La definieidn en funcién de Ia enfermedad es la que utilizen hhabitualmente los profesionales médicos y afines. A esto ce le Juede llamar “modelo médico de la perspectiva de la salud” (Ghanas y Maddox, 1976). BI juicio sobre la eslud basado en la presencia o ausencia de patologia es el resultado de la obser- vyaci6n, exmenes elfnicos y hallazgos de laboratorio y, aunque 39

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