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Este libro introduce en las principa- les lineas probleméticas que el cam- po grupal presenta. Aborda, con un criterio de elucidaci6n critica, auto- res clsicos en esta temética reali- zando un enfoque hist6rico-genea- El campo grupal légico; indaga cémo las distintas corrientes disciplinarias han consti- tuido sus discursos y saberes, sus Notas para una genealogia dominios de objeto, sus dispositivos 5 de intervencién; analiza la constitu- cin de diversas practicas grupales, sus demarcaciones disciplinarias y sus impensables te6ricas, Alo largo del texto Ana Marfa Fer. néndez realiza puntuaciones que permiten focalizar aquéllos niicleos te6rico-précticos que en sus insi tencias producen las principales de- marcaciones del campo grupal Advierte score algunos lugares munes que han cristatizado en los saberes y pricticas grupalesen nues- tro medio, proponiendo al lector al gunas localizaciones criticas que offece como sus notas para una ge- nealogfa de lo grupal. Tambien des pliega sus propias ideas sobre los grupos, que en la dtima parte de la obra toman forma sistematica Obra original y polémica desde un sostenido referente epistemol6gico, sus preocupaciones transitan tanto porlas cuestiones fundamentales de la clinica grupal como por los deba fer acces Ig eles cies Nueva Visién "7 Contemporanea a” El campo grupal | Ana Maria Fernandez Ana Maria Fernand SBN. 950: ill 02-1 JN, 950.6 H89506W2 1 ‘Ana Marfa Fernéndez: El campo grupal A Nicolés, Emilia y Francisco, mis hijos. Coleecién Psicologia Contemporénea Ana Maria Fernandez El campo grupal Notas para una genealogia Prétogo de Armando Bauleo Ediciones Nueva Vision Buenos Aires a 302.84 Femandez, Ana Maria FER El campo grupal. Notas para una genealogia - 1* ed 117 reimp.- Buenos Aires: Nueva Visién, 2002. 192 p., 19x13 om - (Psicologia Contemporanea) LS.B.N. 950-602-197-X [. Titulo ~ 1. Psicologia grupal LAFOTOEOPIA —Todareproduccisn total o parcial de esta obra por MATAAELIBRO — cualquier sictema incluyendo ol fotocopiado que no haya sido expresamente autorizada por ol ‘editor constituye una infraccién a los derechos del autor y sera reprimida con penas de hasta seis altos de prisién (art, 62 de la ley 11.723 art, 172 del Codigo Penal). © 1986 por Ediciones Nueva Visidn SAIC. Tacumén 3748, (1189) Buenos Aires, Repiblica Argentina. Queda hecho el depésito que marca la ley 11.723, Impreso en la Argentina / Printed in Argentina EL libro que aqui se presenta tiene su antecedente on el trabajo ori- ginal escrito como postulante al Concurso de la Citedra de Teorfa y Técnica de Grupos de la Facultad de Psicologfade la Universidad de Buenos Aires, sustanciado en 1985, Aquella primera producciéntenfa como eje el tema solicitado en tal concurso: “{Existen los grupos humanos, Fundamentaciones”” Sucesivas reelaboraciones han transformado aquel texto de seten= ta paginas cncl volumen que scofrece hoy a su publicacién. Si bien luego de casi tres afios de trabajo poco queda de aquel primer tex- to, cl actual conserva un eje de ciettos recorridos leméticos y ce au- tores, consecuencia del requisito académico en el marco del cual fueron pensados los problemas centrales de este libro. Fucrie motor de susdistintas versiones ha sidoel didlogo con los, alumnos, quicnes con sus preguntas ¢ impresiones han orientedo muchos de sus tramos. Al mismo tiempo, fa discusién y la critica del equipo docente de dicha edtedra han permitido su ‘enriqueci- micnto y profundizacio Sin el estimulo de tal marco académico es probuble queeste libro no hubiera sido posible, Sus paginas Hlevan la impronta de largos didlogos con Juan Carlos de Brasi, Marcelo Percia y josé Antonio Castorina, Su pre- sencia va mucho més allé de las citas en que son mencionados pun- tualmentc, También llevan el afecto y la eficiencia de Mercedes Lopez, Sandra Borakievich ¢ Isabel Temprano, quienes realizaron el “invisible” trabajo mecanogritico. A todos ellos, muchas gracias. ‘Ana Maria Ferndndez Buenos Aires, diciembre de 1988, PROLOGO DE UNO INCLUIDO COMO LECTOR EN EL TEXTO EL CAMPO GRUPAL: : NOTAS PARA UNA GENEALOGIA Estoy de acuerdo con Ana Maria Femdndez, Paxlovsky, Eco, etc., en que la inclusién del lector pueda proporcionar otras extensiones 9 entendimientos a un texto. De todas formas, en un momento determinado, me pregunté si me incluf solo o alguien me habfaem- pujado. Mis recuerdos son confusos pero me pareeid indtil esta diferenciacién, sobre todo cuando ya me encontraba sumido en la lectura del libro. Lectura complicada ya que existen al menos dos niveles linea, ‘ que me comprometen (en este caso me incluyen de més) haciéndo- me mas intrincada esa lectura, Una de las Ifneas, el contenido del. libro, polémico, interesante; 1a segunda Ifnea, mi conocimiento de Ana Maria y del contexto socio-cultural (y profesional) argentino, y sobre todo de Buenos Aires. Empecemos por esta segunda linea. Entiendo que Ana Marfa de- | be efectuar ciertos pasos subrayar ciertas denominaciones para que el contexto porte no se cierre en Jos prejuicios que se escon- ‘ den, muchas veces, detrgs de la biisqueda de “precision” de ciertas nociones. Observo que debe luchar dentro de un particular contex- to cultural enel cual los concepios o las tendencias contingan, a ve- ces, aglulinados con las instituciones. De ahi resulta que si se de- sea polemizar sobre una nocidn, ciertos profesionales o cicrtas ins- tituciones se sienten agraviados. ‘Nuestro alejamiento de la A.P.A.pa través de Plataforma, tenfa como una de sus finalidades comenzar a romper aquella agluti- nacidn, Esa finalidad era ensayar y observar si el pensamiento psi- 9 coanalitico podfa continuar su desenvolvimiento fuera de su in titucionalizaci6n. No buscaba promover la autodesignacién ni el ritual det pase, sino mas bien colocar en otra disposici6n los inte~ oganies sobre la transmisiGn como asf también situar otra actitud En su libro, Ana Marfa Femdndez, cs minuciosa y cada paso se transforma en “dos pasos adelante, uno atras” es decir, va y viene en cada cuestidn no slo como manera de encadenarsus apreciacio- nes en [a aparicidn e historia de las nociones, sino también para se~ falar lo que éstas aportaron al campo grupal y cémo ellas deberfan ser sometidas a una elucidacién critica Esa minuciosidad apunta a dos cuestiones: una, metodolégica, donde se reatiza un punteo de los elementos enunciados hasta aho- racn cl campo grupal, para luego analizar c6mo se fueron transfor- mando —en el mejor caso—o reproduciendo —en el peor—_mo- dificando la comprensién de las précticas en dicho campo grupal. (Lode mejoro peor va a cuenta mia, no sé sies un “valorativo” te6- rico o simplemente emocional.)La segunda cucstién, en lo que a minuciosidad respecta, se refiere a la lucha cultural. EL libro sefia lala necesidad de evitar las descallficaciones basadas en imagenes y prejuicios que sucten encontrarse en la base de algunas falsas op- ciones (puede considerarse psicosinalisis el trabajo con grupos? jes legitimo realizar esta tarea por fuera de las Asociaciones Psi- analiticas?), Revaloriza el papel que pueden desempefiar las contradicciones te6ricas y practicas que surgen inevitablemente en el trabajo de un campo Lan contrastante como el grupal Entremos en la primera linea del por qué era complicada la lee tura. Si dije que es un libro “interesante” con esto no me refiero par- ticularmente a que sea bello 0 atractivo en sentido literario; no ha- sofiar con paraisos perdidos, ni permite una falsa complacencia ‘o una mera complicidad. Es interesante al revé polémicas "De Bras, J. C. “Desietollos sobre el grupo ~ Forma Baisqueda, Buenos Aires, 1987, "en Lo Grapat m4 que suscita, por las opiniones contrastantes que estima, por las hi potesis que abre, por los sentimientos que proveca. Es un interés despertado por el desco de una disputa alrededor de los contenidos, de las apreciaciones y de la misma historia que desarrotla, De aqui que este “interesante” sea més interesante. ‘Veamos algunas problematicas. Un problema inicial surge ya en ta pagina 13, en ta cual dice: “Asi las Cosas, los discutsos con respecto a la grupatidad fueron or- ganizando una infatigable Torre de Babel”. En la pagina 19: “se en- fatiza una diferenciaci6n: fos grupos no son lo grupal, importa por {o tanto una teorfa de lo que hacemos y no una teorfa de lo que es [...] Como se construyen los conocimientos sobr: lo grupal [y n0| qué son los grupos”. Subrayé en la frase de la pagina 17 porque no sé bien sila pala- bra “grupalidad” suplanta a “los grupos”. Es decir sia frase no de- berfa decir“... los discursos respecto a los grupos organizaron una infatigable Tore de Babel”. Siempre he tenido dudas sobre ta re- lacién (0 correlaci6n) entre grupo-grupos-campo grupal-lo grupal- } ‘upalidad. Continuando de acuardo con Ana Marfa en no vomentar qué s sobre el campo grupal, qui larar cierta linea de investigacidn que contindodesde més o me- hos seis afios, sobre sierta problematica Hagamos una hipstesis: podria ser que la genealogéa de la gru- palidad no fucra la misma que una genealogfa del campo grupal Micntras esta titima reconoce un momento renacentista, en el cual fa palabra enunciada ya podria seftalar el enjamre de relaciones que se establecen en tanto se organiza un conjunto de personas, en 1a primera la cuestion es mas espinosa, Enla grupalidad, su enunciabilidad es mucho mis joven, podri mos decir de fines de siglo pasado, y luego resurge después de la Segunda Guerra Mundial, pero su historia como proceso, para to- dos los autores, se hunde en la prehistoria De esta manera la “grupalidad” aparecerfa o sefialarfa una situa- ‘cin anterior a socialidad y a individualidad. Lo que me Ilev6 a in- vestigaresta linea es que yo mismo indicaba fo grupal como media- cin 0 como intermediatio, entre ta sociedad y el individuo. Sobre todo porque la mediacidn y el intermediatio aparecfan ligados al u proceso de transformacidn y cambio (pag. 54 de esta obra) impor- tante en nuestra perspectiva del proceso grupal, dificil de imaginar, al cual Pichon Riviere le asignaba ta figura de “espiral” Entonces tuve que pensar en adelante yendo hacia atrés. Refle- xioné que si Freud decfa que primero cra la Psicologfa Social y lue- £20 se instalaba una Psicologfa Individual (Psicologfa de las Masas y Anilisis del Yo) no s6lo hablaba de campos disciplinarios sino iambign de procesos mentales. Entonces cref observar que “Psico- ‘ogfa Social” era la manera de dar una denominacién a un engarce de elementos, antetiores al surgimiento de la individualidad. Pude observar que tanto en trabajos anteriores (Tétem y Tabid) como en sus apreciaciones de lo filogenético, Freud no se apartaba de To que en aquella frase habfa sintetizado. Esto me estimul a buscar en otros autores. Uno de los que més alracn a esta cuesti6n es Pierre Clasires* y sus labores en Antropo- logfa Politica, los articulos que anteveden al famoso manuscrito de La Boetie“La servidumbre voluntaria”,en los cuales Clastres yLa- forgue discuten y establecen la problemética relacién entre 1o Uno y lo Maltiple. A esto se adjuntaré Badiou’ seftalando al “dos hege- liano” como una via de movimiento en la comprensién del Uno y lo Miltiple. Vayamos agregando los estudios sobre cultura creten- se, en el perfodo minoico,* los trabajos sobre el pasaje de la orali- dad a la escrituras Algunas frases de Clastres para repensar aque! mundo primiti- vo: “Cicrtas cosas no pueden funcionar segan el modelo primitive sino cuando la poblacién es poco numerosa, O, en otras palabras, para que una sociedad sca primitiva es necesario que sea numéri- mente exigua”, Después describe ese tipo de mundo con una economfa de sub- sistencia (otro tipo de rapport entre tiempo-trabajo-ocio), Ia divi- *Clastres, P. La societé contro lo Stato, Feltrinelli, Roma, 1977 y Antropolo lapoltica, Gedisa, Barcelona, 1984, jot, A. Théorie du suject., Du Soul, Paris, 1982. e, P. La vita quotidiana a Creta ai tempi di Minosse, Rizcoli, Milano, 1983. *Cole, M. Storia sociale det processicogntivi, Giunti-Barbers, Firenze, 1976. Oppenheim, A.L.Lantica Mesopotamia. Rtrato de una ivilca, NesstonComp- ton, Roma, 1980. 12 si6n sexual del trabajo, “estas sociedades, sin Estado, sin escritura, sin historia, son también sin mercado” (La Societa contro lo Stato). No quisiera aquf abundar en estos detalles, slo deseo indicar por donde moverse en la busqueda de datos para pensar la “situacién primitiva”, En cl mismo psicoandlisis, pueden encontrarse ciertos ejemplos de esta problemética, Unos pocos afios desputs de Totem y Tabi, Ferenczi escribe su Thalassa. Pero fue un discfpulo de él, Imre Her- mann,* tiltimamente resurgido y sefialado corso un autor “intere- sante € importante” por rodas las tendencias psicoanaltticas, quien rotoma y desarrotla nuestra tematica, apartir del punto particularde “la naturaleza de los instintos primitivos”. Volviendo a Freud sefialaré que cn varios momentos de su obra indica la correlaci6n entre “la neurosis, el comportamiento infan- til y el del hombre primitivo."Podrfamos entenderlo “cualquiera que se condujese como un primitive en nuestio mundo actual se- rla visto como un nifio 0 como un neurdtico”, Fui expresando ciertas ideas que estoy investigando y contras- tando que penmiten pensar la grupalidad antes de que se configuren lasocialidad y la individualidad (y tas disciplinas que se fueron ha- ciendo cargo). Otras interrogaciones se abren cuando Las des gencalogfas (la de los grupos y la de la grupalidad) se “tocan”. No sabria decir bien en cuintos momentos 0 circunsiancias esto acontece, o para resolver qué problemas te6ricos, pero puedo plantear como hipotesis (conti- ntia sicndo una investigaci6n) que después de la Segunda Guerra Mundial —una de las més feroces que conmovi6 todos los niveles de las estructuras sociales ¢ individuales— los trabajos de buis- queda sobre ef desarrotio de los grupos Logan a hacer contactar aquellas dos genealogias. Retomaré séto los casos de Bion y de Pichon Rivére, nombrados con abundancia y con rigurosidad por ‘Ana Marfa, La autora del libro los nombra en funcién decierto cariz del tra- bajo que ellos realizaron, pero yo insistiré en otro tipo de andlisis, “Hermann, Imes instinct filial, Dende, Pars, 1971.En nga, “edicibn, 1943, sellamabe Las insntos acaicos en el hombre. Ferenc, 8. Thalassa PS chonalyse des originas de la vie sewelle, PEP 28, Payot. Pars B Primero, los dos tenfan conciencia de en qué contexto estaban tra- bajando, como asf también de sus inclusiones profesionales, pol ticas y sociales y —lo que es m4s— eran conscientes de cuales podrian scr los “alcances” de sus labores en estos dmbitos (hast donde podfan o qué era posible lograr!). También tenfan una cier- taidea de la “extensi6n” de sus précticas grupales, Por lo tanto se- ria ttl rever aqui el desplazamiento que sufre el marco visible-in- visible en comparacién con otros autores, Por otro lado, dentro de ‘sus mismos trabajos serfa necesario observar otro movimiento 0 perspectiva. Sin caeren “qué son los grupos” y manteniéndonos en “c6mo se construyen los conocimientos sobre lo grupal”, pienso que ambos mn que es necesario construir una perspectiva “cla- ro-obscura” de los grupos en la y desde la cual trabajar. Si dejo a las nociones de visibilidad-invisibilidad las connotaciones que Ana Maria les dio, utilizo el “claro-obscuro” para marcar que estos au- totes indican que solamente una perspectiva no positivista, permi- tirfa otra elaboraci6n del campo grupal Sino fuera asf no serfa comprensible qué significa “grupo exter- no-grupo interno” en Pichon Riviere y “presupucsto de base” en. Bion, ya que el primero estipula que es necesaria una cierta colo- cacién del observador para elaborar los conocimientos correspon- dientes a los “claros-obscuros” del campo grupal, incluyendo des- de ya las apteciaciones sobre lo visible-invisible, expresados por ‘Ana Marta, Para Bion, los presupuestos de base, no estan s6lo como organi- zadores del grupo, sino también en la mente del sujeto como una de sus formas de estructuracién, “Bion indica que los presupuestos de base tienen una sola matriz y muestra c6mo ellos pueden alternar 6 sustituitse automdticamente los unos a los otros cvolucionando en la forma psicoldgica de tal “sistema protomental comin’. “EL concepto de presupuesto de base es una idea-clave para la aproxi- macién psiconalttica del grupo y de la vida colectiva”. Bion pien- ssa que “las ansiedades primitivas ligadas a la elacién con objetos parciales son la fuente principal de todo comportamiento de grupo” y mas especialmente: que “los presupuestos de base son formacio- res secundatias en relacién a una escena primaria muy primitiva que se desenvuclve a nivel de los objetos parciales y que esté asociada a angus cas y amecanismos de clivaje y a iden- lificaciones proyectivas’ Bion, a diferencia de Anzieu, dice: “Podemos, en efecto, consi- derarcomo manifestaciones del cardcter de las laciones anivel de objetos parciales: lo incoercible y 1a violencia de ciertos compor- tamicnios de los individuos consideridos como miembros de un grupo de base, el hecho de que personas maduras y creativas pue- dan dar lugar, cuando ellas estan reunidas, a formas de construccién de grupos (gruppificazione) altamente patol6gicos, Ia inhibicién del pensamiento, bastante frecuente en grupos numerosos 0 alta- mente institucionalizados”. No habla de transferencias positivas 0 negativas que, para él, tienen otra connotacién. Pero también, tanto para Bion como para Pichon Riviere, un otro concepto forma parte de los conocimientos del campo grupal, Es- toy hablando de la contratransferencia y de la contraidentificacién proyectiva (que para nosotros harfan més dense ta nocién de impli- cacién), Por lo tanto los cuerpos conceptuales que hacen a la grupalidad, —a incluir en el campo grapal— seffalan (creando) un entrecruce muy original de nociones que indican que parael trabajo cn el pro- ‘ceso grupal “claro-obscuro”, no aleanzan o bastan nociones posi- vistas, porque ahi estén cn juego conocimientos sobre la agrupa- (én, cl psiquismo individual, 1a grupalidad (“la vida colectiva” 0 “laescena primaria muy primitiva”), la transferencia y contratrans- ferencia. En tal sentido, 1a clucidacién critica es “corta” si sola- mente es moral y no de inclusidn. Se vuelve necesaria no s6lo una visién hacia afuera sino una mirada hacia adento. El “elaro-obseu- 10" apunta a la organizacién compleja y caleidoscépica del cono- cimiento que entabla las nociones antes indicadas. Pero también ese complejo conocimiento tondria que dar cuen- ta de ese contacto entre genealogta de la grupalidad y genalogfa de los grupos. Un esbozo de esta cuesti6n estaria en Bleger “sociedad "Neri, Claudio “Les presupossé de base”, en: Bian y lev grupos, Rev. Frangai- se de Psychotherapie de Groupe, Parfs, 1986. Neri, C . Letture Bioniane, Borla, 1988, 15 y sociedad por interaccién’”, uno de los pioneros en estas perspectivas.® Hice estas consideraciones también siguiendo Jos pasos freudia- nos. Si la tcorfa de Freud tiene tres soportes, como él mismo afir- Scxualidad intantil, Represi6n y Transferencia, podemos ver que en uno de ellos existe un elemento hipotéiico importante, Me reliero al concepto de represi6n primaria, Hipstesis necesaria pa- ra seguir pensando el aparato psiquico. Creo haber demostrado hasta dénde el fibro de Ana Marta Fer- néndez, puede estimular nuestras intuiciones, o ensamblar pensa- micntos perdidos, 0 atraernos y envolvernos en una polémica fas- cinante, 0 simplemente ayudarmos a reflexionar. Como puede imaginarse esperamos las respuestas (es decir, con otros que también oreo abrirén interrogaciones), asf que estoy cu- rioso esperando el segundo tomo sobre estos argumento: Armando Bauleo Venezia, junio de 1989. * Meltzer, D.Losiluppokleiniano,T. 3 Bion, Borla, Roma, 1982 y Studi di Me Lapsicotogia Allargata, F. Cortina, Milano, L987, Bloger, 1. Temas de Psicologta, "Nueva Vision, Buenos Aires, 1978, 16 INTRODUCCION Elucidares et trabajo por ef cual los hom= bres intentun pensarlo que fiacen y saber To que pienswa, ©. Castoriadis A. Para una elucidacién critica del campo grupal Es indudable que a partir de la instituci6n de los primeros disposi- livos grupales, mucho se ha escrito sobre grupos. Puede observa se que a lo largo de los tltimos cincuenta aftos se implementaron formas de trabajo muy diversas que incluyen abordajes colectivos entre sus recursos tecnolégicos: capacitacién de personal de em- presas, modemas pedagogfas, programaci6n de actividades creati- vas, gesti6n de participacién social, implementacién de politicas de salud, proyectos de investigacién-accién, educacisn sexual, inve: tigaciones pasticipativas, intervenciones comunitarias, electer Los campos de aplicacin que llegaron a instituirse en este terreno hubieran sido francamente impensables en décadas anteriores. Elcampo de la clinica no qued6 por fuera de este fenémeno; con notable celeridad se multiplicaron diferentes dispositivos de pe- quefio grupo con fines psicoterapéuticos, apoyadas —con mayor 0. menor fortuna— en distintos referentes te6ricos. Asf las cosas, los discursos con respecto a la grupalidad fueron onganizando una infatigable Torre de Babel, ;Cémo transitar por ella? Los maltiples campos de intervencién instituidos, las variadas ‘écnicasimplementadas, la enunciacidn de diseursos tedricos ded ‘verso origen dibujaron, en su devenir, un cierto recorte disciplin: rio. Sin embargo no puede considerarse —-hasta el presente— que a pertinente hablar de un cuerpo tesrico sistematico de lo grupal. Lo que sf puede encontrarse en su Babel es un damtero de opciones 7 eT teGrico-técnicas y ciertos perfiles profesionales que utilizan abor- dajes grupates en sus respectivos campos de trabajo, Otravez la pregunta: ,c6mo organizaruna indagacién de las pro- ucciones que tal campo despliega? ;Desde qué criterios poner a consideracién su legitimidad disciplinaria? ;Con qué formas de loctura localizar aquellos nudos probleméticos que insisten y atra- viesan los diversos dispositivos que se inslituyen’? La propuesta que aqui se presenta intenta introducir al lector en, algunas de las principales lineas probleméticas que cl campo de lo grupal presenta, En lugar de realizar un recorrido por las diferen- tes teorfas sobre grupos aspira a plantear problemas. En tal sentido, cuando se detiene en alguna de ellas no trata de presentar sus ideas en apretada sintesis: mas bien se apoya en sus nociones para inte- rrogar los problemas que tales teorizaciones han hecho posibles y asi analizar sus ctitetios de demarcacién y la inscripcién de sus pricticas. Interroga algunas producciones te6ricas problematizsin- dolas; las abre a la critica: pregunta de qué premisas partié un au- toro cortiente, qué interrogaciones se formul6, c6mo las respondi6, por qué habré producido tales respuestas y no otras, cuales fueron ‘sus impensables, Desde sus respuestas reconstruir sus preguntas, desde sus enunciados tebricos inferirlas condiciones de posibilidad de tal produccién, Desplegar sus enunciados para poder sostenerun. desaffo: ,c6mo hacer para pensar Lales problemas de otro modo? En sintesis, se propone un criterio de elucidacién critica: Elucidiares una: fabor propositiva, una exploraci6n acerca de... ina- ccabada, sujeta a revisiones y ajustes provisorios, aunque no por eso menos Figurosos; se tatard de pensar sobre lo hecho mientras se bus- ard conocer con mayor procisién es0 que como hecho debert ser desheeho, para entender su irradiada composicién, otorgando a a actividad de-constructiva un lugar central en la tarea de eluci- dacisn.! Sc hace necesario para tales objetivos, en primer lugar, una re- misi6n hist6rica a los saberes y pricticas grupales; historia en un ' De Brasi, J.C, “Elucidaciones sobre el ECRO”, en Lo Grupal 4, Biisqueda, Buenos Aires, 1986, 18. sentido genealdgico, es decir con el interés de indagar c6mo se han constituido los saberes sus discursos, sus disefios grupales, sus dominios de objeto, la institucién de sus pricticas y sus demarca- ciones disciplinarias. Analizar, por Io tanto, las condiciones de produccién de tales saberes: te6ricas y epistémicas, pero también institucionales ¢ hist6rico-sociales; en sintesis, no s6lo lo que una teorfa dice, sino las formas hist6ricas de gestién delos conocimien- tos que enuncia; no ya la descripcién de sus précticas, sino mas bien el andlisis de las demandas a las que tales précticas dan respuesta. En rigor de verdad, este libro no desarrolla el conjunto de de- construcciones y re-construcciones de las teorfas y préeticasque un estudio genealégico exigirfa. Pero sf, en el marco de lo antedicho, propone algunas puntuaciones que permitan focalizar los néicleos que —en sus insistencias— conlorman ciertas demarcaciones del campo grupal. Si bicn no despliega el exhaustivo recorrido historiogrético que el rigor geneal6gico necesita, abre ciertos signos de pregunta sobre algunos lugares comunes que han cristalizado en los Saberes y pric- ticas grupales en nuestro medio, En tal sentido es cue aqu se habla de puntuaciones, proponiendo al lector algunas lovalizaciones erf- ticas que offece como sus notas —sus primeras notas— para una genealogia delo grupal, Su intencidn se aleja de definir qué son los gfupos, y sc orienta a esbozar algunas ideas que otorguen instru- mentos bisicos para pensar una teorfa de lo que tacemos euando instituimos grupo: En primer lugar, se enfatiza una diferenciacién: los grupos no son lo grapal; importa por lo tanto una teorfa de fo Gue hacemos y no una teorfa de lo que cs.* En ese sentido su preocupacidn es epis: témica (como se construyen los conocimientos scbre lo grupal) y no 6ntica (qué son los grupos). En segundo lugar, es importante subrayar que lus diferentes teo- ras sobre lo grupal —comio de todo campo disciplinario—no son s6lo producciones discursivas; son, por el contrario, el resultado de una serie de factores articulados. Interesa reflexionar, particular- mente, sobre la relacién existente entre un cuerpo tedrico y el dise- 2 Deleuze, G. Empirismo y subjetvidad, Getise, Barcelona, 1977, 19 fio técnico que organiza sus formas de trabajo grupal, el lugar que tal corriente o pensadorsostenga como sus apriorienlatensién sin- Sular-colectivo,® la demanda socio-hist6rica a la que sus dispositi- ‘Vos son respuesta y, en muchos casos, las ungencias de legitimacién institucional que marcan sus indagaciones. En tercer lugar, no hay que olvidar que una teoria demarca sus areas de visibilidad c invisibilidad, sus enunciados y sus silencios, como resultado de la articulacién de los factores mencionados. En tal sentido, una indagacién que se propone critica lejos estard de buscar acuerdos 0 desacucrdos con los autores abordados. De: plegard sus reflexiones en los plicgues de visibilidades y enun- ‘ciados, en las soluciones de compromiso entre discursos, précticas y demandas; entre los “themas” que demarcan sus preocupaciones tedricas y aquellas regiones que han permanecido como impen- acién critica abre la posibilidad de focalizar entre los cursos y recursos de la Babel de los grupos aquellas reas de visibilidad sobre los acontecimientos grupales que determina dos dispositivos grupales han posibilitado y cuales han quedado ne~ cesariamente invisibles. Lo invisible dentro de una teorfa, es el re- sultado necesario y no contingente de la forma en que se ha estruc- turado dentro de ella el campo de lo visible, Por Jo tanto “critica” aqui no significa, como se sefiala lineas arriba, evidenciar los erro- res, mostrar desacuerdos 0 adhesiones, sino mas bien presuponer que aqucllo que una teoria “no ve” es interior al ver; en tal sentido sus invisibles son sus objetos prohibidos 0 denegados; puede pen- sarse entonces que cl nivel de lo enunciable que una teoria desplie~ -gaserd la transacci6n, el compromiso discursivo, pero también ins- titucional-histérico de sus visibilidades y sus invisibilidades, de aquello que le es posible pensar y de sus impensables, de sus obje- tos afirmados y sus objetos denegados, ‘Teorizaciones posteriores, er tanto acumulan, refutan, redefi- nen las producciones tesricas previas y se sitéan desde otras de- mandas sociales y otros matcos institucionales, producen a su ver. dispositivos grupales que generan “fendmenos” grupales y/o se po- » Veave eapitto fh 20 © construccién y re-construccidn de teorfas y practic sicionan en otro lugar del « prior’ individuo-sociedad construyen- do otros cnunciados tesricos. Estos nuevos discursos, por ende, cit- culardin desde otras transacciones entre lo visible y lo invisible, se organizarin desde otras demarcaciones y gestionaran précticas Buiadas por sus propias preocupaciones teérice-técnicas En sfntesis, el criterio propuesto no se sostiene cn la premura de legitimar lo que ya se sabe, sino en abrir interrogaciones sobre lo cnunciado y sus pricticas que permita, a su vez, pensar los probl mas de 0170 modo. En tal sentido se propone un dable camino de de- Esto tiene va- rias implicancias, fundamentalmente la intencién de de-sustancia- los conceptos y desmarcar la lectura, el texto, el autor de un efecto de verdad, juego de de-construccién/re-construccién que al poner en evidencia los silencios de enunciado, tos objetos denega- dos, los impensables en su doble dimensién, teérica y profesional, haga posible pensar de otro modo los problemas recurrentes de la disciplina y cree condiciones para pensar lo hasta entonces impen- sable. Por eso elucidacién que se propone critica y en tanto critica, ética. Obviamente, presentar una clucidaci6n critica con todos los re- quisitos sefialados en esta introducci6n conformaria una obra de en- vergadura muy superior a los objetivos de este libro. Serfa muy in- teresante al respecto, una labor colectiva; frente a tal anhclo es que se espera puedan resullar de wltidad estas primeras notas para wna genealogia del campo grupal. Una manera de leer, una manera de pensar La manera de leer que una actitud de clucidaci6n critica implica se aleja cuidadosamente de un tipo de abordaje a los textos y autores muy difundido cn el medio “psi”. Necesariamente debe buscar cri- terios de lectura que se aparten del texto-verdad,es decir se distan- ccicn del supuesto por el cual fa préctica de lectura es un acto de re- velacién: esta forma “bfblica” de pensar el texto como continente de una verdad-revelada-ahi pone al lector en una tnica posici6n: el desciframiento; su prictica-religiosa, se dirige a la repeticién des- cifrada —con mayor 0 menor fortuna— de las enseflanzas de un maestro, poseedorde dicha verdad, Bueno es aclarar que si bienes- tamanera de leer suele ser muy caracteristica en el medio “psi”, no ¢s privativa de él; muy por cl contrario, puede observarse en diver- Sos medios académicos y politicos. Varias son las consecuencias de esta manera de leer; una de las mas relevantes es la dogmatizacién del cuerpo te6rico; este proce- so posibilita en el plano tesrico mismo fa gesti6n de una ilusién: la teorfa completa; a partir de esta ficcién ninguna invisibilidad sera posible de ser pensada, la actitud de interrogacién caer bajo sos- pecha, las falacias de autoridad scram una préctica cotidiana de le~ gitimacion, Un efecto institucional muy caracterfstico de esta situacién es la repeticiénal infinito de la necesidad —podria decirse laurgencia— de clasificaciones que tipifiquen a sus integrantes en ortodoxos y hheterodoxos; expulsiones, rupturas y fracciones y pleitos de mem- bivefa se suceden cotidianamente. Estos. procesos te6rico-institucionales van produciendo una transformacién en la posicién del discurso en cuestidn: de consti- tuir un discurso autorizado —legttimamente aulorizado por su s tematizacién teérica, su rigormetodolégico, ete—pasaa instituir- se como el discurso de la autoridad. Frente aesta forma de lectura es importante evitar tanto La sum siéna a repeticisn del discurso legitimado, como la descalificacién de sus valores de enunciado.* Por ambos caminos, aunque de dife- renle, se empobrece fa reflexidn tedrica. El campo grupal no pre- senta un cuctpo te6rico sistematizado; enese sentido esta situacign podria transformarse en una ventaja ya que pucde ofrecer mejores condiciones para la formacién de un método de pensamiento crit co. Para ello debers desandar un camino que ha recorrido en los il- timos tiempos; aquet que ha intentado territoriatizarlo como un campo de aplicacién de campos teGricos instituidos como sistemas conceptuales totalizadores. * Bata descalificacigin susle ser expresién de reboldias fallidas lrente alos efee- los de autoritarismo teérico mencionsdtos, La tradicién de la teorta crftica’ ha evitado la produccién de sis- temas te6ricos cerrados, prefiriendo el contrapunto y fa interroga- cidn con diversos sistemas de pensamiento, En ose sentido es que en esta propucsla se ha clegido un eriterio de lectura de-construc- ciGn/re-construccidn donde los enlaces teéricos puedan realizarse através de confrontaciones locales y no globales, donde las teo pucdan pensarse desde lo miilliple y no desde lo uno, - Uno de los propésitos de este libro es proporvionar algunas he- rramientas conceptuales que ayuden a desdibujar los cfroulos que muchas veces encierran importantes producciones tedricas en grandes relatos totalizadotes. Cuando un sistema te6rico se totali- za 0 bien sufre un proceso de banalizacisn al ser“aplicado” a otros campos disciplinarios o bien opera reduccionismos insalvables so- breel campoen cuestién, Por el contratio, si se crean condicions pa” ra su des-totalizacién, al trabajarse sus conceptoslocal y no global- mente, éstos vuelven a adquirir a polivalencia tedrica imprescin- dible para producir nuevas nociones, para pensar articulaciones hasta ahora invisibles, cuestionar sus certezas, pensar aquello que habia quedado como impensable. En sintesis, el contrapunto y tain- terrogacién como método para que I en la subversi6n de aquello que se ha cristalizado como obvio. Al mismo tiempo, y desde esta perspectiva, la legitimacin det campo grupal no pasaria por lograr constituir una Teorfa de los Grupos sino por plantearse tal espacio como un campo de proble- mdticas en el seno det cual habria que discutir sus criterios de de- marvacién, los rigores epistémicos y metodolégicos para que sus conirapuntos locales y no globales puedan operarcomo “caja dehe- rramientas” y no como patch-work teGricos y donde —en funcién de lo anterior se pueda: diluir el fantasma que atraviesa las formaciones grupales, fantasma ‘que confunde las acciones en grupo (dispersivas ¢ intrascondentes) con lasexperiencias grupales que se realizan orientadas por una con- ccepcidn desde ta cual se anatizan y justifican.® $ Jay, M. La imaginaciOn dialéctica Taurus, Mattia, 1986, SDeBrasi, 5 C."Desarollossobreel Grupo Formacién’ en Lo GrapalS Bus- ‘queda, Buenos Aires, 1987 tcorfas mantengan su vigor C. Los tres momentos epistémicos Con el propésito de buscaralgdin ordenamiento para la indagacién. arealizar a través de la Babel de los grupos, se sefialarén tres mo- mentos epistémicos. En 1a constitucién de saberes y quehaceres grupales, tales momentos, més que indicar un sentido eronoldgico, expresan ciertas formas caracteristicas de pensar las legalidades grupales. No puede decitse que unos suecdan a otros linealmente, sino qc si bien es posible delimitarlos con cierta claridad, freeuen- temente se pueden encontrar rasgos de un momento epistémico en los siguientes. Los autores 0 corrientes que se analizan en cada uno de ellosno son excluyentes; ni siquiera podrfan considerarse undnimemente como los mds importantes. Simplemente son aquellos de mayordi- fusién cnel mundo académico en el marco del cual este libro ha si- do gestado,” Si son ellos y no otros los que se toman en considera- cién, esto se debe a que han sustentado algunas cristalizaciones de cicrtos lugares comunes que interes poner en interrogacién enes- te libro, El primer momento epistémico se organiza a partir de pensar al grupo como un todo. La influencia de la Gestaltheorie hizo posible afirmar que en un grupo, el “todo es més que la suma de las partes” * Hay allf un primera intuicién, aquella que olorgaa los pequetios co- lectivos un plus irreductible a la summa de sus integrantes. Es cn fa indagacién de tal plus que se delimitan los prim cortes disciplinarios. Entre ellos se destaca, sin duda, la Di de los Grupos. Mas allé de la difusién de las teorizaciones que esta corriente po- ne cn enunciado con respecto a los grupos, es importante destacar ros re- mica » Si bien mencionados puntualmenten vatios pasjes de este libro, no se ofte = unt clucidacidn mis sistemstice de los dispositivos grupales instituidos po fe eoncepcisn operativa de grupos yl psicodeama psicoanalitico, Sin embargo, han consituido instrumentos tedrico-<éenieos de summa importancia ene formacin. Fauuros teabajos intents salvar tl eusencia, * Véase capitulo IL u que aproximadamente entre 1930 y 1940? se instituyeron ciertos cr terios en virtud de los cuales comenzé a pensarse en “attificios” gtupales para abordar algunos conflictos que aconteefan en las re~ laciones sociales. Cobran visibilidad conflictos humanos en 1a pro- duccién cconémica, en la salud, en faeducacién, en la familia, y las instancias organizativas de la sociedad pasan a considerarlos como parte de fos problemas que deben resolver. Sin embargo, pareciera suponerse que tales conflictos no pueden ser abondados mediante los recursos previamenie existentes; cxi- gen nuevas formas de intervencién y especialistas adecuados a ta- les fines, Desde diferentes puntos de origen se inventa una nueva tecno- logfa: el Dispositivo Grupal, y un nuevo técnico:el coordinador de grupos, R4pidamente se multiplican los diagramas téenicos y los ‘campos posibtes dle aplicacién. A su vez, muy éisfmiles serdn las teorizaciones que intentardn dar cuenta de aquello que acontece en Jos dispositivos grupales instituidos. Estos movimientos se sostuvicron desde una oonviccién: el gra- po, en tanto todo, es mas que la suma de las partes. Tal plus grupal hace de los grupos, a partir de allf, espacios tdcticos con los que se intentard dar respuesta a mittiples problemas que el avance de la modemidad despliega Desde entonces, teorizaret plus grupal ha sidouna preocupacién. constante de las diferentes corrientes grupalistas. Todas enfrentan una misma dificultad: cl plus grupal es facil de poner en evidencia, pero se vuelve sumamente diffcit producir enunciados te6ricos que den cuenta de él y del orden de legalidades que lo sosticnen. El segundo momento epistémico se focaliza alrededor de ta bas- queda de organizaciones grupales; es decir nuckea aquellos inten- tos que buscan dar cuenta de las instancias de determinacién que hacen posibles los movimientos grupales que habfan cobrado visi- bilidad en los dispositivos que se institufan por doquier. El psico- nélisis hace aquf aportes insustituibles,"® tanto en el plano tedrico ® Sibion este desarollo se inicia en BE.UU. y algunos prises cle Europe se eX- licnde répicdamente a ciertos paises perféricos como la Arzentina Véanse capitulos IV, V y VL como en el diseito y dilusién de dispositivos grupalesen el dea de 1a clinica psicoterspéutica. Lo mismo podria decirse de los grupos operatives de Pichon Riviére aunque en reas mas vastas: educa cidn, salud, intervenciones comunitarias, eteéctera, En el interior del campo psicoanalitico, la polémica se centraré en dilucidar si los grupos constituyen un campo de aplicacién del saber y la técnica psicoanalttica, o si exigirdn la elaboracién de ins- trumentos te6ricos y técnicos especificos; constituiran sus propios contextos de descubrimiento y—Io que es més— si podrin legi mar sus propias demarcaciones disciplinarias. Al mismo tiempo, en este derrotero se perfila un conflicto que implicaré una dimensién tesrica y otra institucional. Teéricamente se discute si el psicoandiisis puede dar cuenta de los aspectos fun- dantes del campo grupal. O dicho de otra manera jel orden de de- terminaciones vatido en el campo psicoanalitico en funcién del objeto de estudio que esta disciplina ha delimitado, puede exien- derse legitimamente al campo grupal?, ;son los organizadores fan- tasmiticos que diferentes escuelas psicoanaliticas pusicron en ‘enuriciado, los tinicos organizadores grupales?, ,cdmo operan los organizadores socio-culturales? y ,c6mo articular losorganizadores descubiertos por el psicoandlisis con los apories de otras disci- as’? En el despliegue de estas interrogaciones y sus respuestas pos bles no jugarin solamente cuestiones te6rico-doctrinarias, Agut ‘opera la dimensién institucional antes aludida, ya que —como en todo campo de conocimiento— sus elucidaciones suftiran las mar- casde tas luchas por la hegomonfa enel campo intelectual. Ennues- tro medio este titimo aspecto cobra particular relevancia, dado el prestigio logrado, dentro de los dispositivos “psi”, por e! disposi livo psicoanalitico. En tal sentido, sucle operar un tipo de presién que cierra estos interrogantes impidiendo su desplicgue.'* El tercer momento epistémico' se perfila, justamente, a partirde {as dificultades que presentan las disciplinas de objeto discreto para abordar ciertas tealidades disciplinarias sin caer en algin reduccio- Reméndez, A."“;Legitimar lo grupal? Contrato publica y eontrato privado”, en Lo Grupal 6, Bdsqueda, Buenos Aires, 1988, " Véanse eapieulos VI-y VIL 26 nismo (sociologismo, psicologismo, psicoanalismo). Si las 6g de objeto disereto" fueron necesarias para poder realizar las de- marcaciones basicas de las disciplinas mas formalizadas de las ciencias humanas, hoy muchas de ellas sc encuentran preocupadas cen encontrar otros instrumentos metodolégicos que permitan dar cuenta de aquellas dreas que resisten abordajes unidisciplinarios."* Esta tarea no es sencilla. Produce fuertes tensiones epistémicas ¢ institucionales. El campo grupal, en la biscueda de su le midad, se despliega hoy en la compleja labor de desmontar dos ficciones siempre recurtentes: la ficcidn del individuo, que impide pensar cualquier plus grupal y la ficcién del grupo como intencio- nalidad que permite imaginar que el plus grupal radicarfa en que ese colective —como unidad— pose intenciones, deseos o senti- mint Fl andlisis critico de tales ficciones implica un cambio de pa- radigmas teéricos y una profundsa revisién de las practicas grupa- les instituidas. Para tal propdsilo se enfatiza ta necesidad de evitat sohtciones reductivas y mantener la posibilidad desosteneralgunas tensiones operando en su productividad problemética. Asi, por cjemplo, habré que transitar la tensisn entre las episte- mologias de objeto discreto y a producciGn de redes transdiscipli- arias que permitan crear nuevos pasajes de to visible o to enuncia- ble en el campo grupal. Esto implica, asimismo, Ia posibilidad de sostener la tensidn entre las especialidades discipiinarias y los sa- beres transversalizados. Enen el marco de talesobjetivos que se ha propuesto un criterio genealdgico en el andlisisde saberes y préc- ticas que permita referir los mismos a su problematizaci6n, Paracllo un par antin6mico: Individuo vs. Sociedad exige su elu- cidacién critica. La de-construccién de este a priori conceptual abre la posibilidad de realizar un pasaje de un eriterio antinémico de individuos vs. sociedades, hacia una operacién conceptual que pueda evitar una “resoluci6n” reduccionista y se permita sostener 9 Véanse capitulos [Ly VI. "4 Puede consultarse al respecto Lévi-Strauss, C, Seminario: Laidentidad, Pe tcel, Barcelona, 1981. También Apostel y ottos, terdisciplinariedad y ciencias humans, Tecnos, UNESCO, Mactid, 1982. la tension singular-colectivo. Singularidad descamada de soportes corporales indivisos; colectividad que en las resonancias singula- res produce anudamicntos-desanudamicntos propios. Singulari- dad y colectividad que s6lo sosteniendo su tensién hacen posible pensar la dimensién subjetiva en el atravesamiento del deseo y la historia, 28 Capitulo 1 EL VOCABLO GRUPO Y SU CAMPO SEMANTICO A. Produccién histérica del vocablo grupo Se abordard en este punto la etimologia del vocablo que es motivo de la presente clucidacién; més allé de la relevancia historica que esta tarea pueda presentar, interesa pensar dentro del campo se- méintico mismo. Se espera que las Kineas de significacién puestas de manifiesto, hagan posibles ciertas visibilidades con respecto a las diversas producciones de sentido que la palabra “grupo” ha dispa- rado hist6ricamente. ‘Tanto el Kéminoi francés groupe, como el castellano grupo, reconocen su origen en el término italiano groppo ogruppo. Grop- po aludfa aun conjunto de personas esculpidas o pintadas, pasan- do hacia el siglo xvut a significar una reunién de personas, divul- gandose répidamente su uso coloquial EL groppo scultorico es una forma artistica propia del Rena: ‘miento, a travésde la cual las esculturas que en tiempos medicvales estaban siempre inmegradas al edificio, pasan a ser expresiones a {isticasen volumen, separadas de los mismos, que permiten para su apreciacién caminar a su alrededor, es decir, rodeattas; cambia asf la relaci6n entre el hombre, sus producciones artisticas, el espacio yllatrascendenciay al mismo tiempo, otra de las carateristicas a se- jialar del groppo scultorico es que sus figuras cobran sentido cuando son observadas como conjunto, mds que aisladamente. Contempordncamente ala inclusin del yocablo en lengua fran- ccesa, se imponen en inglés y en alemén vocablos ardlogos; sefiala Anzieu’ que las para designar una aso ‘gin objetivo en comin, {Qué quiere decir que no hay palabra? ;Que lo no nombrado no existe? ¢Qué tiene un nivel de existencia por debajo de su posibi- lidad de representaciéni? Para problematizar aun mds esla interrogacién, podria agregar- se que, si bicn un vocablo es construido para hacer referencia a una produccién existente, lay actos —en este caso tal vez seria mas co- rreclo decir los procesos — de nominaciér? son piezas claves en las cconstrucciones que realizan los actores sociales para producir sus “representaciones” de la realidad socio-histérica en que viven. Es necesario pensar entonces que —hasta cierto momento his- (6rico y para los actores sociales de la época— los pequerios colec- tivos humanos no habrian cobrado Ia suficiente relevancia como para formar parte de la produccién de las representaciones del mun- do social en que vivian, quedando asf sin nominacién, sin palabra. De seresto asi—y encl misma sentido—habré que indagar qué ransformaciones sociales se producen en et perfodo hist6rico en el cual los agentes sociales “necesitan” nominar a tales agrupamien- Los humanos como “grupos”, como asf tambien qué lugares y fun- iones sociales y subjetivas van ocupando tales agrupamientos en el proceso por el cual adviene su palabra, Jenguas antiguas no disponen de ningiin término én de pocas personas que comparten al- B. Lineas de significacién Pareciera ser que una delas primeras acepciones del término italia- no groppo, antes de llegar a ser reunién 0 conjunto de personas era nudo,Derivarta del antiguo provenzal grop=nudo; éste a su ver. de- rivarta del germano Kruppa=masa redondeada, aludiendo a su for- ma circular.? " Anvieu, D. Ladindmica de los grupos pequetios, Kapelust, Buenos Aires, 1971. * Rourdiu, P.“Espaci Buenos Aires, 1985. * Anzicu, D. Op. cit. cl clases", Revista Espacios 0? 2, 30) Kruppa- >grop———> groppo———>grupo (alemén) (provenzaly (italiano) Masa NUDO redgndeada v Cireulo] —_Cohesién Grupo Estin presentes, entonces, en el vocablo dos Ifneas que frecuen- temente se encuentran en la reflexién sobre lo grupal, o—dicho de otra manera— dos I{neas que-insisten en dicha reflexi6n. Por una parte, la Iinea de insistencia Nudo} si bien para Anziew la figuracién rnudo remite al grado de “cohtesién necesaria entre los miembros del grupo”, para la perspectiva de investigacién elegida en este traba- jo, la figura nudo abre otra forma de interrogacién sobre la misma ‘cuestiOn: ,gué anudamientos-desanudamientos se organizan den- tro de un conjunto reducido de personas’ Porotra,lamasa redondeada parecerfa portar, implicitamente, la idea de cérculojenel sentido de reunién de personas: agrapaciones de oficios, comerciales, clubes, polfticos, ctc,, que retomando una antigua tradicién celta darfa idea de cfreulo de iguates. Son ilustra- tivos al respecto Los Caballeros de la Mesa Redonda y la orden re- ligiosa de Los Templarios, cuyo altar circular hacfa posible que to- dos los cabatleros de la orden estuviesen, en misa, a igual distancia de Dios. Notese que aun en la actualidad generalmente se elige 1a distri- bucién circularen el trabajo con grupos. Esta forma tan earacterfs- tica connota algo que trasciende el espacio mismo, que va més all de la cventual organizacién de sus actividades; implica, en realidad una particular estructuracién de los intercambios entre los inte- grantes. Es frecuente encontrar en este punto 1a acentuacién de ta igualdad jerdrquica atribuida a la forma circular de ubicacién; es- to significa afirmar que sentarse en efrculo horizontaliza 0 demo- craliza la relacién entre los miembros de un grupo. En realidad, el mero sentarse en circulo no determina igualdades jerirquicas ni atenéa los juegos de poderen el mismo, Porel contratio, parecerfan 3 serdemucho mas peso aquellos intercambios que se organizan des- de ese circular—en principio de miradas— que la disttibucién es- pacial clegida posibilita,* C. Referentes etimolégicos En primer lugar sorprende ta modernidad del vocablo. {Qué signi- ficacién tendré que con anterioridad a la modemidad no existiera un témino que diera cuenta de una reunién de un niimero restrin- gido de personas con un cierto objetivo comin? Enotras tem is ha sido investigada la relacién entre la presen- cia 0 ausencia de determinados vocablos y su significacién en la cultura de la época, Asf Ph. Ariés’ ha trabajado la ausencia de la no- cidn de nitio en la sociedad feudal y la correlativa ausencia de vo- cablos que nominaran a los nitios, 6 lo que es igual, la presencia de distintos términos que dan la idea de nitio a partir del momento his- {Grico en que éste comienza a particularizarse del mundo de tos adultos. Muestra, asimismo, cémo se produce una correlacién entre este proceso de “poner palabra” y 1a construccién de campos dis- ciplinarios especificos —en este caso la pedagogfa— y las nuevas prdcticas sociales que se desarrollaron en este proceso: aparicién del “sentimiento de infancia”, matemaje realizado por su propis madre, escolarizacién de los nifios, etcétera. El groppo aparece con ct Renacimiento, momento de profunds transformaciones, politicas, econémicas, familiares; momento de giros opistémicos y de modificaciones de las weltanschauungen. Es en el complejo transito de las servidumbres con Dios, el sefior, y la fe hacia las autonom{as, las ciencias, las artes no religiosas y cl libre mercado donde se van creando las prefiguraciones del indivi- uum; trénsitos que hardin posible a partir de Descartes, las grandes “ Desde l psicoanlisis seha rabajado on profundidadel tema de la mirada co- ‘mo posibilitaora de los juegos identifieatorios grupals; sera interesanic erwene ‘estos aportes con aquellos quo investiga como forma eal cimaginaria de con- trol social Foucault, M. Vigilar y eastigar, Siglo xs, Maid, 1981 5 Axits, Ph. L’enfant et fave familie sous?’ Ancien Régime, Du Seuil, Paris, 97 32 | reflexiones modemas del sujeto y el surgimiento de las ciencias hu- manas. El groppo se autonomiza al separarse del edificio asen- tdndose en los atrios y en tas plazas. Al mismo tiempo se produce la nuclearizaci6n de ia familia; ésta inicia un proceso de transfor- maciones reducigndose desde sus extensas redes de sociabilidad feudal hasta conformar la familia nuclear modema, Estetrinsito de“la casa” a“la famitia” no es una cuesti6n atinen- te Slo a Ja historia de la vida cotidiana, sino que puntda trénsitos claves desde las relaciones de produccién hasta la constitucién de las subjetividades; se acentéa la intimidad, Ia individuacidn, las identidades personales, cl uso de nombres y ape'lidos particulari- zados, etcétera. La preocupacién por la nocién de individuo comparte el escena- rio de surgimiento de las ciencias humanas; con ellas nace dentro dela gran pregunta ala que estas nuevas éreas del saber intentan dar respuesta: ;Oué es ef Hombre? cada una dc ellas desde su Angulo de mira, pero todas preocupadas por la individualidad; preocupa- sta impensable dentro de las sociedades feudales. En las del ser social del feudalismo no habfa lugar para ninguna pregunta sobre el individuo; sf tenfan una fuerte vigencia los inte- rrogantes respecto a las obligaciones de los hombres con Dios, por ejemplo: pero ausentes estaban las nociones de individuo, indivi- dualidad, intimidad, éxito individual, felicidad personal, La temética de la individualidad o de ta identidad personal, co- mienza a desarrollarse con el advenimiemto de la sociedad in- dustrial, al mismo tiempo que lo privado y to pabiico recstructuran lanlo sus Lerritorios como sus significaciones, y se organiza un cambio radical cn las priotidades de la vida, aparéciendo cn primer plano el libre albedrio y ta felicidad personal. Paulatinamente se van delineando las areas del saber que confor- marén las ciencias humanas o humanidades y las antropologias filoséficas. El Hombre, él mismo, se tomara como objeto privile- giado de reflexi6n en estos campos de saberes; los tiempos de las taxonomfas serdin reemplazados —Descartes mediante— por la pregunta por ef ser de lo humano, Lat temdtica ¢e la subjetividad adviene ast al escenario filosdfico-cientifico de la época Shorter, E, Naissance dela famille moderne, Du Seuil. Pari, 1977 33 Puede pensarse entonces que la produccién del vocablo grupo ex contempordnea a la formacién de la subjetividad moderna y a Ja constitucién del grupo familiar restringido Enel marco del capitalismo naciente hasta las tiltimas fibras del tejido social se reorganizan en figuras impensables hasta entonces. Las sociabitidades feudaics, las obligaciones cerradas con Dios, el sefior feudal, el rey, el padre y los fuertes intereses corporativos, no dejaban intersticios sociales suficientes para individuaciones, in midades o enlaces en pequefios grupos. La “grupalizacién” de la vida familiar al restringir la familia extensa —nuclearizandola— implicaré algo mas que una reducei6n de personas. Sostiene un cambio significative —estructural podria decirse—en los anuda- mienios subjetivos de sus miembros. “Tal parecerfa serla relevancia de estas cuestiones, que historia- dores como Shorter” han llamado Revolucién Sentimental del siglo xvitiala“aparicién” del amor matemal, del amor conyugal y el sen- timiento doméstico de intimidad. ;Qué transformaciones se han producido? Han cambiado sin duda las prioridades en las vidas de las personas, pero también los enlaces tanto contractuales como subjetivos entre los integrantes de la familia. Cambio en el espacio micro social que reproduce y sostiene, pero también produce al in- finito, las nuevas.formas de gobemabilidad y consenso. El vocablo grupo, en su acepcidn actual, se produce en aquel mo- mento hist6rico que vuelve “necesaria” tal palabra para la produc- cidn de representaciones del mundo social. Su nominaci6n vuelve visible una forma de sociabilidad—los pequefios colectivos huma- nos— que con la modemnidad cobra la suficiente relevancia en las pricticas sociales, como para generar una palabra especifica. La aparicisn de este vocablo se inscribe en el complejo proceso de transformaciones tanto de las formas de soeiabilidad, de las pri ticas sociales y de las subjetividades, como de nuevas figuraciones ‘que los actores sociales dardn a las “representaciones” que cons- truyen del mundo en que viven. Con respecto a la relacién entre el proceso de la nucleatizacién de la familia y la aparicién de fa palabra grupo, es necesario acla- rar que no se plantea aqui que tal proceso haya creado las condicio- 7 Shomter, E. Op. cit nes para la aparicién del vocablo grupo, sino més bien que las trans- formaciones socio-hist6ricas que dan origen a la constitucién de la subjetividad moderna sonparte de los procesos de gestisn de los pe- quefios agrupamientos, entre ellos la nucteatizacién de la familia, En sintesis, el vocablo grupo surge en el momento de constitu- cién de la subjetividad modema, Su climologia refiere a un niime- rorestringido de personas asociadas por un algo en comin. Se des: tacan dos lineas en tal rastreo ctimolégico: la figuracién nudo, que sugiere interrogacién sobre qué ¢s lo que hace nudo y leva imp cilos necesarios enlaces y desenlaces entre susintegrantes, y la fi guraci6n cfrculo, que remite a las formas de intercambio que se producen entre los miembros de tales grupos. Se insistird mas adelante en la Ifneas de figuracién nudo como forma de referitse a Jos grupos. Avatwzando wa poco més, tal vez. fuera pertinente aclarar que no se usa aquf el érmino nudo en un sentido analégico: “el grupo es como un nudo”, sino —por el con- trario— en un sentido metaférico, en tanto figara nudo que aspira a producir efecto de significacién. Con la figura nudo, se intenta subrayar Tos anudamientos-desa nudamientos de subjetividades, los enlaces-desenlaces diversos, puntuales, simultineos, fugaces o duraderos, de subjetividades que se producen en tos acontecimientos grupales. En este sentido pre- guntarse por la especificidad de lo grupal es abrir interrogacién por las particularidades de tales anudamientos cuando se consti- tuyen en lo que se ha dado en lamar pequeios grupos. Anuda- mientos-desanudamicntos que por organizars: entre un conjunto numerable de personas cobrarén caracterfsticas diferenciales con respecto a otras formas de enlace sociales tales como grupos amplios, masas, duplas, etcétera, D, Primeras puntuaciones antes de avanzar Luogo de esta somera incursién por el campo semiintico del vo- cablo grupo, s¢ hace necesario realizar algunas puntuaciones que permitan delimitar con mayor precisiénel dreade reflexion del pre- 35 sente trabajo, Frente a algunas preguntas muy clésicas respecto a ios grupos, como “gcusintos individuos conforman un grupo?”, se centrard la reflexién sobre conjuntos restringidos de personas; quedan por tanto excluidos de esta elucidacion grupos humanos mais amplios, colectividades, masas, clases sociales, etcélera Scha visto ya que el mero “juntarse” no constituye un grupo; lonces, “;,cusindo un conjunto de personas se conforma como gru- po?”, Desde lactimologta ha podido observaise que el groppo scul- torico poscia cicrta forma particular de agrupamiento y que poste- riormente cl vocablo grupo comenzé a designar reunién de perso- nas, circilo de personas con algo en comuin, “agrupaciones de oficios, comerciales, ete.” Bs decir que serdn necesarias determi- nada actividad en comiin y ciertas formas organizacionales. Por oira parte, la figura nudo indica que en tal agrupamiento se formardn “anudamientos-desanudamientos”. EL ndmero restringi do de personas no remite, simplemente, a una cuestién formal onu- mérica; en tanto se lo ha asociado con la figura nudo, se afirma que esta caracteristica: nimero restringido, orientard en forma signifi- cativa los intercembios que entre tales personas se produzcan. A Su vez, Si se toma distancia de la inmediatez de su existencia fctica, se vuelve necesario abrir interrogacién con respecto a las instancias organizadoras de estos colectives humanos, 0 sea las formas que sus legalidades adquieren, Habré que interrogar también si estas peculiares formas de inter- cambio que parecen ser los grupos, organizan a, 0 se organizan desde algunas particularidades de las formaciones psiquicas de sus iniegrantes, 0 si —avanzando un poco mas— producen'“formacio- nes pstquicas propias”. Por iiltimo, se advierte que en to que respecta a los discursos sobre la grupalidad, no es intencidn de este trabajo realizar un and- lisis de 1o que ha dicho cada corriente significativa con respecto a qué son los grupos; se tomarin tan sélo algunos momentos de tates discursos, aquellos que resulten mds instrumentales para el desa- rrollo propuesto, Esto es, aquellos aportes fundantes de los tres momentos episté- micos delimitados en paginas anteriores, en la constitucién de los saberes y pricticas grupales: el todo es més que la suma de las par- tes; los organizadores grapales y el agotamienio del objeto disc 36 Capitulo IL LO SINGULAR Y¥ LO COLECTIVO YY mi soledad no ataca ms que la intelgibitidad de tas cosas. ‘Mina hasta el furdamento mismo de su existencta. Cada ver ric asallan mis daa sobre la verseidaddel testimoniodemis sentids. $é ahora que la tier sobee li que se apoyan nis clos iesmecesitarfa paramo tambatearse que alos, distintos de los ‘mios, hpisaran, Contra la ilusién éptie, el espejismo, taal cinacién, el sonar despierto, el Cantasme, el dcliri, le pertur- hacidn del ofdo.., 1 baluarte més seguro es nussto amigo © ien, of cioses, alguien. nuestro enemigo, pet. A, Antinomia individuo-sociedad Sibienen la actuatidad puede considerarse que fas relaciones de los seres humanos con el medio que fos rodea son inherentes a 1a pro- pia humanizacién, el problema de fa relacidn de los individuos en- zre sina sido considerado desde diferentes puntos de vista. Podrtan juematizarse las posiciones mas opuestas diviendo que desde una de ellas se considera al individuo, en tanto singularidad, como una realidad en sf mismo; s6lo él percibe, piensa, ama u odia, se siente responsable, toma decisiones, ctoétera, El grupo, la socie- dad, lo colectivo serfan generalizaciones te6ricas que no tendrfan otra consistencia que la realidad misma de ese individuo. En la tesis contraria, el individuo como tal, independicntemente de los demas serfa una mera entidad lgica. Unicamente el grupo, el colectivo, la soviedad, son reales; s6lo a través de dicha realidad se presentifi- a 1a instancia individual. Segdn esta concepcida, el individuo se rfa producto de su ambiente, sea él consciente ono de ello. O, di- cho de otra manera, c! individuo serfa un cruce de relacionses so- ciales. * Del Jog-boolede Robinson en Is isla Speranza, antes dela llegeda de Viernes. Michael Tournier. Viernes 0 los limbos det Pacifico, Alfaguara, Macti, 1986. a7 Ee ‘Como puede observarse, tanto en una como en otra posicién, 1a relacién individuo-sociedad esté pensada desde un criterio antag6- nico, es decir, que ambas “resuelven” la compleja tensiGn entre 1o singular y lo colectivo desde un paradigma disyuntive —muy pro- pio del pensamiento occidental— segiin el cual singularidad y co- lectividad conforman un par de contrarios; presentan, por lo tanto, intereses “esencialmente” opuestos y se constituyen desde Idgicas “esencialmente” diferentes. Se pueden puntuar en ese sentido dos formas tfpicas de “resol- ver" tal tensién: el psicologisma y el sociologismo. E] primero mas frecuente en el pensamiento liberal, conserva Ia tendencia a redu- cir los conceptos sociales a conceptos individuales y psicol6gicos el scgundo, més frecuente en el pensamiento socialista, ha ido en sentido contrario: hacia la reducci6n de los conceptos individuales a una idea globalizada de la historia y de la sociedad. Ambos fo- mentan un antagonismo entre individuos y sociedades, el primero en favor de una idea abstracta de individuo, el segundo en favor de una idea abstracta de la sociedad? En muchos tramos deeste libro se observard ciertainsistencia en el sefialamiento de sesgos psicologistas o de operaciones de psi- coanalismo. No debe entenderse esta preferencia como una consi- deracién de mayor importancia del psicologismo con respecto al sociologismo; ta justificacidn de tal insistencia radica en otra afir- maci6n: aquella que ubica al psicologismo 0 al psicoanalismo ‘como los impensables mas frecuentes de la cultura “psi”. Asi, por ejemplo, dentro de las posiciones psicologistas en la psicologia académica, puede observarse la presencia de la antinomia Indivi- duo-Sociedad en el campo grapal, en 1a tajante divisoria de aguas entre “individualistas” y “mentalistas” que recortié los primeros tramos de este campo disciplinario, A su vez, esta polémica desa- rrolla nuevas formas argumentales en el campo del psicoandlisis, cuando esta disciplina incorpora formas grupales de trabajo clini- co; aqui una de las divisorias se ha establecido entre aquellos que hhan nominado a su quehacer grupal como psicoandlisis en grupo y aquellos que lo han llamado psicoandlisis de grupo. * Russell, J. La amnesia social, Dos culturas, Barcelona, 1977. 38 Peruel interés de estas puntuaciones noes s6tohist6rico, la preo- cupacién con respecto a Ta tensin entte lo singular y lo colectivo, como asi también la necesidad de su reflexién por caminos que to” se deslicen hacia os clisicos reduccionismos cobra absoluta vigen- cia cn Ja actualidad tratando de superar las formas dicotémicas de abordaje de esta tematica. Asi por ejemplo interragaciones tales co- ‘mo: cul es la dimensién de lo social hist6rico en ta constitucién de la subjetividad’, joules el papel de La subjetividad on los pro- cesos hist6rico-sociales?,? dan cuenta de la necesidad actual de des- dibujar las formas antinémicas de pensar esta cuestién. Son intere- antes al respecto las preocupaciones que nuclean a los historiado- res de Annales para quienes una sociedad no se explica solamente por sus fundamentos econémicos, sino también por las representa- iones que ella se hace de sf misma. Ha dicho G. Duby en una de sus Iecciones inaugurales en el Colegio de Francia: EL sentimiento que experimentan los individuos y los grupos de sus posiciones respectivas y lasconductas que dictaese sentimiento, no son determinados inmediatamente por la realidad de su condicién ‘ccondmica sino por fa imagen que de ella se hacen, la cual jamés es fiel, sino que es siempre la inflexiGn det juego de un conjunto.com- plejo de representaciones mentales.# Obsérvese cémo desde este tipo de planteos, quedan en cuestio- namiento diversas antinomias simulténeamente, asf no séto lo sin- ‘gular y lo colectivo sino también lo objetivo y lo subjetivo, lo ma- terial y fo ideal, la economia y la cultura, abrierdo nuevas formas de enlace entre lo imaginario y lo social. 1 Castoriadis, C. La institucién imaginaria de la sociedad, Tusque's, Barcelo- nna, 1983, Véase al respecto ol iérmino “imaginario social" usado porel autor. ‘Bonnet, "Le mental et le fonctionnement des socié.és”, Rev. L'Arc n® 72, Pacis. 39 B. Espacios La preocupacién por pensarlas relaciones y diferencias entre indi- viduos y sociedades es, sin duda, una caracterfstica fundante en las ciencias humanas, las filosofias y las ciencias y précticas politicas de la Modemidad. En este sentido, se sefiatan dos espacios donde estas consideraciones se han desplegado; si bien cada uno de ellos ha dado caracteristicas propias al tratamiento de la tensiéa entre lo singular y lo colectivo, no esté de mas subrayar que suelen presen- tar amplias zonas de entrecruzamiento, Sc hace asf referencia al ¢s- pacio cientifico-académico y al ético-politico. 1. Espacio ciemtifico-académico La oposicién Individuo-Sociedad ha atravesado la psicologfa y la pedagogfa a través de Las interminables polémicas nature-nurture y la sociologfa a través, por ejemplo, de la eélebre oposicién Tar- dde-Durkheim; estas polémicas “clisicas” no s6lo han constituido los debates fundadores de las ciencias humanas, por el contrario, pueden encontrarse aun hoy, por ejemplo, en las discusiones sobre el origen det lenguaje, la psicologia del conocimiento, etcétera. Atraviesan, asimismo, tanto las diferentes conceptualizaciones so- bre los grupos humanos en las diversas orientaciones de la psico- logfa social como también los abordajes psicoanalfticos con gru- pos: andlisis de! grupo o en grupo, etcétera ‘Sc ha sefialado que los primeros intentos para comprender, en el campo de la psicologia, la problemitica grupal, se organizaron en. un traslado mecénico de conceptos de Ta psicologia “individual” de la €poca en reacciGn a esta forma de abordaje de corte “individua- lista” se ubicaron las tesis sustentadas por McDougall, Durkheim, elc., que se refierieron al grupo cnunciando una mentatidad grupal.> Esta polémica se desarrolla en el cruce de un debate entre dos po- siciones doctrinarias encontradas, a tesis individualista y latesis de la mentalidad de grupo; da cuenta, de alguna mancra, de la difieul- * Asct S. Psicologéa social, Eudeba, Buenos Aires, 1964, 40 tad de poder comprender la articulacién del funsionamignto de las fuerzas sociales con los actos de los individuos. Yar Asch) sefialaba que“los grupos parecen mas poderosos y a la vez menos reales que los individuos y, si bien parecen poseer propiedades que trase den las individuales, s6lo los individuos pueden oF Para ku/tesis individualista, os individuos constituyen 1a tinica realidad ¥ tiendea negar realidad aos grupos, en tanto sostiene que los procesos psicoldicos ocurren tan sto en los individuos y és- tosconstituyen las tinicas unidades accesibles a la observacién. Por To tanto, si los individuos son los tinicos actores reales, ef término grupo constituye una ficticia abstraccién cuando pretende algo mds que referirse a la suma de seacciones reefprocas de tos individuos, Deesta forma, paratatesis individualista, en figor, no existen los grupos: “grupo” sera un término colectivo, que hace referencia a tuna multiplicidad de procesos individuales, Siguiendo esta linea de retlexién, para comprender los fendme- nos sociales detemos rastreatlos hasta llegar a las propiedades de losindividuos; de tal forma en tanto éstos son los tinicos actores so- ciales, los acontecimicntos de un grupo, las instituciones, creencias y pricticas, siguen tos principios de la psicologia individual y son producto de las motivaciones individuales. En sintesis, no existe en Jos grupos, en las instituciones, niien las sociedades, nada que no haya existido previamente cnel individuo,’ “Las acciones de todos no son nada mais que la suma de las acciones individuales tomadas separadamente”.* En oposicidn a las tesis individualistas, se desarrollé ts nocida dementalidad de grupo. A paititde laobservacién por la cual cuan- do los seres humanos viven y acttian en grupos, surgen “fuerzas y fendmenos” que siguen sus propias leyes y que no pueden ser de critoy en términos dc las propiedades de los individuos que los ponen; afirmaran, por ejemplo, que e! lenguaje, fa tecnologia o las reluciones de parentesco no constituyen el producto de las menta lidades y motivaciones individuales sino que, por el contrario, son procesos que poseen leyes propias, diferentes c irreductibles a los S Asch, $. Op. cit, "a. * Allpon, FH, (1928), Citado por Asch, op. ct 4 es ee rll individuos. Algunos autores como Durkheim se refieren al grupo como una entidad mental: “as mentalidades individuales al format Jos grupos f...] originan un ser {...} que constituye una individua- lidad psfquica de una nueva indole”.’ Consideran al grapo como ‘una entidad distinta de la suma de los individuos; afirmardn, asimis- mo, el efecto de las fuerzas sociales y de las instituciones sobre los individuos. De acuerdo con esta tesitura el individuo aislado cons- tituye una abstraccién; fuera del grupo no posee cardeter definido, si bien sus potencialidades son necesarias para el funcionamiento del grupo, no son causa de los acontecimientos del mismo. La nocién de mentalidad de grupo intenta explicar la frecuente observacién por la cual muchos acontecimientos colectivos exhi- ben una direccién definida, se desarrollan y mantienen a menudo sin relaci6n con las intenciones de los individuos, atribuyendo en- tonces intencionalidad al proceso en cuestién; en ese sentido es que Asch puntualiz6 aquelto que denomind “a falacia antropomérfi- cade latesisde tamentalidad de grupo” yaque, si bien estacorrien- te parte de una premisa correcta, por la cual se constata que la ac~ ion de un grupo produce efectos que superan los efectos de los in- dividuos aislados, a partir de cllo deduce 1a existencia de una men- tede grupo que otorgarfa direcci6ne intencionalidad a los momen- tos grupales. Esta “mente de grupo”, en consecuencia, serfa cuali- tativamente andloga a la “mente individual aunque cuantitativa- mente supra individual”, En sintesis, si bien operaron una importante reaccién a las tesis individvalistas —tal vez la nica respuesta posible en tal momen- to hist6rico— focalizando la especificidad de lo grupal, quedaron Jimitados por cierto sustancialismo de la época, no pudieron soste- ner que los grupos “existfan” de un modo cualitativamente diferes tc a los individuos. Parecicra ser que este antropomorfismo fuc 1a “inica altemativa con que contaron los primeros pensadores que pu- dicron demarcar cierta particularidad de lo grupal, no reductible a integrantes, De esta forma queds abierto —ya desde ellos— el camino para largas y reiteradas traspolaciones, en tanto el grupo es pensado como un supra individuo, con los mismos mecanismos de funcionamiento interno, a to sumo con algunas diferencias de su- * Durkiteim, B. Citado por Asch, op. ct a2 | | perficie en cuanto a su falta de sostén biol6gico, pero que en todo caso afectan ala semejanza y no ala analogéa, en:re ambos tipos de “individuos”.'° Esta polémica de tipo académico-doctrinario si bien puede en- conirarse en la arqueologia de la disciplina, ha at-avesado insisten- temente el campo grupal. Se hace necesario, porio tanto, someter a clucidacidn eritica —desconstruir— dos ficciones. Por un lado, {a ficcién del individuo que impide pensar cualquier plus grupal, poreel otto fa ficcién del grupo como intencionalidad que permite imaginar que el plus grupal radicarfa en que ese cotectivo —como unidad— posee intenciones, descos 0 sentimientos. Es importante subrayar que estas referencias ala psicologfa aca- <éémica no tienen un interés meramente hist6rico, puede encontrar- se esta polémica en diversos abordajes psicoanalfticos actuales en el campo grupal, donde no es raro encontrar tendencias a personi- ficar al grupo, adscribirle vivencias o tomar las partes por el todo ‘en cl anillisis de los acontecimientos grupales; " también pueden encontrarse, por el otto lado, fuertes negativas a pensar alguna es- pecificidad de lo grupal. Ambas posiciones producen, cada cual a su modo, sus obstaculos para poder indagar qué herramientas con- coptuales especificas habré que desarrotlar desde el psicoandlisis para dar cuenta de aquellos acontecimientos especfficas de los gru- in saberlo, una polémica que ha atravesado dis- plinas de las cuales el psicoandlisis no se considera tributario. Enconsecuencia, es importante subrayarque esta antinomiaclt- sicade las ideas sociales —1a relacién individuo-sociedad en el ses- g0 que adquier— se encuentra implcita en todaconcepeién sobre Jo grupal, y generalmente determina en alto grado el “dibujo” que un pensador realiza sobre los grupos. Opera come verdadero aprio- riconceptual, como premisa implicita desde donde no slo se pien- salaarticulacién de lo singulary 1 colcctivo, sino también se “Ice” el conjunto de los acontecimientos grupales. °*Colapinto, "La Psicologia Grupa: Algunas considenscionescriicas”, Rey ‘Arg. de Psicologia, x8, Buenos Aires, 1971 Ni Colapinto. Op lt 43 En las cieneias humanas, los a priori conceptuales forman par ie del campo epistémico desde donde se constituyen las condicio- nes de posibilidad de un saber, se delimitan sus dreas de visibilidad ¢ invisibilidad, sus prineipios de ordenamiento y sus formas de enunciabilidad. Operan, por lo tanto, en alto nivel de productividad organizando la W6gica interna de lasnociones tedricas y el diseito de los dispositivos tecnoldgicos de una disciplina, desde donde se in- {erpretan los acontecimientos allf gestados. Es decir, que si bien ac- nen forma implicita lo realizan desde el corazén mismo de Las leorizaciones ¢ intervenciones de un campo disciplinacio. En general estos a priori hacen posible 1a“resolucién” de la ten- sidn de los pares antitéticos por los que oscilan estos campos del sa- ber, los cuales desde su constitucién se despliegan en ires pares de opuestos: Individuo-Sociedad, Naturale7a-Cultura, Identidad-Di- ferencia.'? Cuando esta tensidn es “resuelta” puede observarse con frecuencia que suele producirse desde criterios dicotdmicos—muy propios de! pensamicnto occidental—a partir de los cuales se sub- sume la l6gica espeerfica de uno de os polos al polo contratio que, por lo mismo, cobra caracterfsticas hegemsnicas. De esta forma son fundamento de tos diferentes reduccionismos, en el caso par- ticular de los a priori referidos al par Individuo-Sociedad, los re- duccionismos psicologistas y sociologistas, respectivamente. Asi como estos (res pares antitéticos operan desde los momen- tos fundacionates de las ciencias humanas, podria incluirse en los limos decenios otto par; Acontecimiento-Esteuctura, tle marcada conflictividad en vastas regiones disciplinarias de estos campos de saberes y pric En las distintas teorizaciones sobre los colectivos humanos de- nominados pequefios grupos, el «@ prior? individuo-suviedad cons- tituye una pieza clave en la demarcacién de lo posible de ser pen- sado, en kt organizacién de aquello que las experiencias grupales demostrarian, como asf también en las formas de enunciabilidad de sus leorizaciones; y 1o que es mas, el pensar “individuos” vs, “s0- Para un andlisis dela prior’ Identidad-Diferoneia véase Remindes, A.M. La diferencia sexual en Psicoandiisis::teoria oilusion?. Dopto. Publicaciones, Fac. de Psicologia, U.B.A. Buenos Aires, 1985, ciedades” se instituye como una fuerte evidencia, es decir como algo natural. En ese sentido, se intenta problematizar, interrogar criticamente los componentesde tal « priori. Para ello habré que de- struir su naturalizaci6n, es decir remitir a la Historia, {De dénde surge esta concepeién antagénica de individuos ver- ssus socicdades? Cobra presencia en el escenario liberal europeo de Jos siglos xvi y xvmi, pero merece responder hoy a una fuerte revi- sién por cuanto {qué dimensidn es el individuo” ,qué dimension es ta sociedad? ;hasta donde Ilegan uno y otra? En realidad, el polo “individuo” es una perspicaz Falacia de las teorfas que creen que la sociedad puede definirse como una agregacién de individuos, ya su vez.el polo “sociedad” es algo mucho més complejo que su for mulacién descriptiva. Mas ain, lo més cuestionable consiste, tal vez, en colocar al individuo y a la sociedad en una rela mica.!° En este sentido es elocuente el planteo de Canguilhem: quizdino se ha observado bastante que la ctimoiogéa de la palabra a ceen realidad del concepto individuo una negacidn. Elindividuo es tunseren el limite del no ser, dado que no puede ser fragmentado, sin perder sus caracteres propios. Es un mnfnimo so. Pero ning ser es ‘un minimo, El individuo supone, necesariamente en si su rela con un ser més vasto, y apela aun fondo de continuidad que se des- tava!" Como se planteaba en cl capftulo anterior la nocién del “indi- viduo” se produce cn aquel momento de la historia de Occidente a través del cual la “sociedad” es pensada como un conjunto de pro- ductores libres; sostione asf Ins indagaciones ¢e las filosofias del sujelo que se interrogan por el conocimiento del mundo, aband9- nando las cortezas que otorga la fe y et orden religioso para d plegar las diferentes problemiticas de la subjetividad; en este inci- piente horizonte econémico, tecnoldgico, polilico y filoséfico se destacard una nueva figura: cl individuo, slide ilusién del eapita- Kaminsky, G. Seminario * era de Psicologia, U.B.A., (985. "© Canguilhem, G, La tor‘a celular, citwko por Pontalis, J. en Después de Freud, Sudamericana, Buenos Aires, 974 Ca nstituciones”, Citedra de Psicologfe Soc lismo naciente por la que es pensado indiviso, libre y auténomo, Se crean asf las condiciones para el paulatino nacimiento de las cien- cias humanas; cl Hombre se constituye desde diferentes saberes pa- ra ser pensado abriendo un espacio propio a los humanismos, an- tropologfas filossticas y ciencias humanas; en palabras de Lévi- Stranss: El pensamiento ctisico y todos aquettos que lo precedieron han po- dido hablar del espirita y del cuerpo, del sec humano, de su lugar tan Jimitado en el universo, de todos los limites que micen su conoci- mento 0 su libertad, pues ninguno de ellos ha conocido al Hombre tal como se dan el saber moderno, BI humanismno det Renacimicn- to oel racionalisino de los clésicos han podido dar un buen privile- gio a los humans en cl orden del mundo, pero no han podido pen- sar af Hombre.!® Es entonces con la nocidn de individuo (sujeto no dividido de la conciencia) que los saberes moderns organizaron sus reflexiones sobreel Hombre. Pero aun mds, también lanocidn de individuo sus- tentard las practicas y teorfas del libre mercado, las figuras de la go- ) ‘bemabilidad con el contrato, cl consumo y la representatividad de las democracias de ta modemidad. Nuevas formas politicas y sub- jetivas de pensar los enlaces sociales, la regulaci6n de sus conic tos y la forma de negociacién de sus contratos. Como una mera referencia cronolégica y sin pretender igualar Jjerdrquicamente estas dreas disciplinatias, puede constatarse que los siglos xvu y xvnt formulan sus interrogaciones centrales hacia cl ser del individuo, cl siglo xvx hacia el ser de la sociedad (Durk- heim, Marx), pero habra que esperar hasta el siglo xx para que pue- dan tomar forma aquellas cuestiones referidas al ser de los grupos. De todosmodos pareciera bastante explicable que tos primeros dis cursos sobre la grupatidad fucran desplegando sus enunciados en el paradigma de individuo-sociedad como pares antagdnicos. Para- dligma que si bicn comienza a ser cuestionado, presenta todavia fuerte vigencia; en realidad, a fuer de verdad, debe reconocerse que si bien transita por un momento de problematizacién eritica, de de- 'S Lévi-Strauss, C. Seminario: La Identidad, Petrel, Barcelona, 1981. 46 construccién, no puede hablarse atin de la constitucién de un para- digma altemativo que haya encontrado los caminos de superacién que los “impasses” que la antinomia individuo-sociedad propor cionaron a vastas regiones de las disciplinas involucradas. Las teorizaciones que colocan a los grupos humanos como carn- pos de mediaciones entre Individuo y Sociedac, suelen reproducir sin sevisar las propiedades antinémicas de estos términos y, en tan- to parten de dos conjuntos de opuestos, aquellos campos de la re- alidad que no serfan estrictamente indivisos ni estriclamente ma- crosociales, como los grupos y las instituciones s6to pueden ser pensados como puentes 0 instancias mediadoras. En forma muy esquemética podrfa decitse que el a priori con- ceplual opera en los diferentes discursos sobre la grupalidad, de la siguiente manera: + La especificidad de lo grupal la aportan los individuos que lo oman; habré que estudiar individuos en grupo. La especificidad de lo grupal es aportada por un plus a los in- luos agregados; habra que estudiar grupos. di A primera vista se podrfa pensar que tomar a'os grupos como to- talidades ubicarfa alas teorfas que esto sosticnen, a favor de la cxis- tencia de una especificidad grupal, pero se verd mas adelante que no siempre esto es ast 2. Expacio ético-palitico La antinomia Individuo-Sociedad tiene también una inseripeién Giico-filosofica de gran importancia en et plano politico, cuyo origen modemo podrfa ubicarse en la controversia Locke-Rouss au, polémica que se encuentra en la base de la discusi6n de Las de- mocracias modemas, en tanto han planteado como disyuntiva éti- co-politica ,qué debera priorizarse, Ios intereses individuales 0 1os intereses colectivos?* Dow J. “Viejo y nuevo liberalismo”, Conferenciadel Ciclo "Democracia | y Transformacisn Social” Centzo de Estudios pura lx Traasforracin Argentina, | Pundtacisn Banco Patrcios, setiembre 1985. | 47 se ee Estos presupuestos ético-filos6ticos se hallan presentes implfci- iamente en las diferentes preocupaciones por las relaciones de los seres humanos entre sf y opera, desde variados puntos de entrecru- zamientos —habitualmente invisibles pero eficaces— en las dis- tintas teorizaciones sobre lo grupal. Su operatividad se vuelve vi- sible segtin se privilegie lo individual o lo colectivo. Es frecuente encontrar fuertes explicitaciones de utopias socia- Jes transformadoras en aquellos que desde Fourier en adelante han priorizado lo colectivo. Si bicn en quienes han priorizado to indi- vidual no siempre su paradigma ético-politico se encuentra tan desplegado, podrian ubicarse aquf aquellas teorizaciones que ca- racterizan, por ejemplo, los fendmenos de masas y los fenémenos ‘grupales acentuando su irracionalidad, lo regresivo o pensdndolos ‘como espacios que amenazan de una u otra forma la identidad, es- to es, remarcando su negatividad.”” Estos presupuestos forman parte de los @ priori conceptuales mencionados Iineas arriba; operan creando las condiciones para que los colectivos humanos slo puedan ser indagados desde las, vategorias que se suponen legitimas para pensar los “indi- se que también desde las pricticas y teorfas po- Iiticas se han ido desarrollando determinadas preocupaciones por Jos grupos humanos. Algunos autores ubican incluso sus aportes como parte de una psicologfa social no oficial. * Si bien en este tra- bajo se abordardn las preocupaciones académico-cientificas sobre Jos grupos, omitiendo deliberadamente las reflexiones que desde cl plano politico han merecido los grupos humanos, sin embargo no podri dejar de mencionarse cl interés que alos politicos y alos cien- fistas politicos han desperiado algunas incdgnitas con respecto al grado de participacién 0 pasividad de los colectivos humanos; ha insistido una interrogacién: ja partir de qué condiciones es posible dcsarrollaro frenar tal potencial participative? Esta tematica ha es- ' Femindez, A, M.“Formaciones colectivas y represigin social” trabajo pre- sentado en las jornadas del mismo nombre, Bueno Aires, 1985, ™* Bauleo, “Psicologia Social y Grupos”, en Contrainstitucién y grupos, Pune damentos, Buenos Aises, 1977, 48 tado siempre presente en las polémicas politicas de los movimien- tos revolucionarios, sca en Ia oposicién Robespicrre-Danton, 0 Le- nin-Trotski-Rosa de Luxemburgo (discusién de a capacidad auto- va de los grupos politicos), o Guevara-Bettelheim (cstimulos morales versus estimulos materiales), organizacién versus espon- tanefsmo, cl Partido como vanguardia “concientizadora” —o no— de las masas, etcétera, xxcede cl propdsito de este trabajo el anilisis de los supuestos que han guiado estas polémicas; de todos modos —y sélo a modo de puntuacién— merece seftalarse que uno de los miltiples ¢jes de debate ha estado centrado en dos concepciones polfticas de los co- lectivos humanos, bien diferenciadas. Aquella que ha centrado su | interés en guiar, concientizar —y por qué no, muchas veces man pular— tales colectivos y aquella que ha puesto cl énfasis en el pro- / fagonismo aulogestivo de los mismos. Obsérvese que la preocupacién con respecto al montaje de dis- positivos grupales eficaces en disponer condiciones de posibilidad para la gestidn y la produccién cotectiva versus la manipulacisn y Ja sugesti6n de tales colectivos hummanos —bien dcnunciada hace ya tiempo por Pontalis—"” es un debate tesrico-Kécnico, pero tam- bién ético de absoluta vigencia en el campo grupil. Asf, por ejem- plo, muchos trabajos de elucidacién sobre el lugar del coordinador sosticnen este tipo de interés: cémo crear, desde 1a coordinacién, condiciones de posibilidad para la produccién colectiva, como e tar deslizarse hacia la sugestidn, la manipulacién;en sintesis, como no inducir° Estas investigaciones se despliegan a partir de una convicei6n, aquella por la cual fos pequetios grupos son significa dos como espacios virates de produceién colectiva, y por lo tan- to portadores de un plus respecto de la producci6n inclividual. En rigor de verdad esta enumeracién en espacios cientifico-aca- démico, ético-politico, presenta solamente un va‘or expositivo; en los hechos entrecruzamientos permanentes de estos espacios han " Pontalis, JB. Despugs de Freud, Sudamericana, Bustos Aires, 1968. Porcia, M. “Taller Abierto Pesmanente”, Citeira Teor y Técnica de Gr pos, Facultad de Psicologia, UBA, 1986. 49 recorrido la historia de la constituci6n del campo de saberes y préc- ticas grupales, Asi, las investigaciones de Kurt Lewin (psicolégico de la Escuc- lade Berlin, emigrado a Estados Unidos en 1930) sobre los grupos democraticos, autoritarios y “laissez faire”, se organizaron a partir de una interrogaci6n sobre el nazismo: gc6mo pudo producirse, desde el punto de vista psicolégico, un fenémeno colectivo como el nazismo?, ;e6mo es posible prevenir psicolégicamente tales fe- némenos? En Wilhelm Reich, sus elaboraciones sobre los fenémenos de masas y el grupo familiar fueron animados, asimismo, por una pre- gunta politica: ;por qué las masas obreras alemanas oplaron por el nacional socialismo y no por la alternative socialista 0 comunista? Esta intetrogacién lo Hev6 a analizar el papel jugado por el grupo familiar, redefiniendo ta idcologia como una fuerza material En los primeros pensadores sobre lo grupal: K. Lewin, Moreno, Pichon Rivigre, estuvo siempre presente una fuerte preocupacién porel cambio social, Pensaban a los grupos (mas all de lo diferen- tes que pudicran ser sus concepciones de la transformacién social © 10s dispositivos grupales que disefiaron) como instrumentos vé- lidos para la “realizacién” de las fuertes utopias sociales que los animaron, Si bien este tipo de preocupaciones parecerfa estar ausente en la incorporacién de dispositivos grupales en el drva de la asistencia psicoterapéutica, sin embargo los psicoanalistas ingleses que em- pezaron a trabajar con grupos, buscaban una forma de abordaje cfi- caz en la rehabilitacién de los combatientes ingleses de la Segun- da Guerra internados en los hospitales psiquidtricos militares, Asimismo pueden sefialarse este tipo de enlaces en los aportes sartreanos sobre los grupos humanos, En su Critica a la razén dia- éctica (1960) Sartre abre un campo de reflexiGn: el hombre fren- teal grupo y la historia colectiva; reflexién sobre lo grupal pero que busca, sin duda, respuesta a una dolorosa interrogacién politica, {de qué manera ha sido posible un fendmeno como et stalinismo? ‘También se pueden incluir aquf as preocupaciones y replanteos sobre los grupos desarrollados por el Andlisis Institucional, de in- dudables influencias sartreanas. Autores como Loureau, Lapassa- de, Ardoino, retomaran el interés por los grupos en las institucio- nes, las condiciones para el despliegue de sus povencialidades ait- togestivas, la dialéctica de lo instituido-lo instituyente, etc.; dentro de esa linea son significativos también los aportes de Guattari so- bre los grupos objeto y los grupos sujeto; es evidonte en todos es- tos autores la importancia del Mayo Francés, como asf también su interés por los espacios de autogestién obrera de la Revolucién de Octubre y otros momentos revolucionarios europeos anteriores ala ‘Segunda Guerra Mundial *, La relaci6n grupo-sociedad La relacion grupo-sociedad ha sido tradicionalmente encarada des- de una perspectiva de relaciones de influencia, donde las diferen- tes posiciones tedrico-ideolégicas varfan segiin olorguen un mayor ‘0 menor grado de influencia de 10 social sobre los movimientos de un grupo; pero, en todas ellas, lo social se ubica como algo exterior | al grupo, sobre el cual recaeré, en mayor 0 menor medida su influencia. Una variante de esta forma de pensar es plantearse la relacién grupo-sociedad en términos de interaccién mutua. En rea- lidad, la relaci6n grupo-sociedad es un subtema de la relacién in- dividuo-sociedad que tradicionalmente ha sido planteada en térmi nos antagénicos. Como se vio cn paginas anteriores la antinomia individuo-soci dad forma parte de un conjunto de pares antinémicos: mater ideal, alma-cuerpo, scr-tener, objetivo-subjetivo, pablico-privado, que han atravesado la reflexién occidental abarcando desde proble~ miticas filoséticas, politicas y cientificas hasta laorganizacion de la vida cotidiana y la produccién de subjetividad. Se encuentran ar- ticuladas habitualmente desde ldgicas binarias jerarquizantes. Probablemente el pensar estos pares desde tales ldgicas sea una de las formas de mayor eficacia simbélico-imaginaria de Ia. pro- duccién dediscursos, Asimismo, importarfa sefialar que tal divisign dicotémica no séto ha transitado el nivel discursivo de diferentes disciplinas sino que ha investide Lambién sus practicas, inscri- bigndolas de forma muy particular en diferentes estrategias de dis ciplinamicnto social | | Se dijo ya también que cl pensar la tensi6n entre lo singular y to colectivo desde 1a antinomia individuo-sociedad opera como a priori conceptual en las diferentes reflexiones sobre lo grupal. En cl intento de desdibujar el sentido antinémico de Ja tensi6n entre 1o singular y lo colectivo, es que resulta pertinente repensar critica- mente aquella nocién por a cual los grupos constituyen un campo de mediaciones entre individuos y sociedades. Solucién de com- promiso tal vez valida en su momento, frente ala gran dificultad de pensar las mititiples combinatorias posibles de la tensién antes encionada, pero que hoy merece revisarse, La operacién que parecieran haber seguido las diversas discipli- nas humanfsticas en sus momentos fundacionales serfa dividir ilu- soriamente el campo de indagacién en dos objetos de estudio “bien” diferenciados: individuos y sociedades, organizando dite rentes freas y précticas disciplinarias para luego buscar las formas por donde ponerlos a jugar sus relaciones. Esto hizo necesario en- tones demarcar los campos de saberes y practicas mediadores Psicolowa Sociologfa Pedagosta Antropologia Psicoandlisis ete, NN Mepiactones Psicologia Social Paicologia de los Grupos Psicologia de las Instituciones Esta noci6n de los grupos como campos de mediaciones ha in- tentado “resolver” la tensidn entre lo singular y lo colectivo a ua- vés de la catogorta de intermediacién. Si bien dicha categoria me- rece revisiGn, es necesario destacar que mantiene 1a presencia del polo social cn su andlisis de la dimensi6n grupal, Por el coniratio, puede encontrarse fuerte tradicidn en cierta forma de reduccioni: mo “psi”, en aquellas corrientes que centran su andlisis dc los acon- 52 tecimientos grupales en las interacciones entre sts integrantes, pro~ duciendo un enfoque de los grupos plegados sobre si mismos don- desibien se abre visibilidad con respecto a sus cohesiones, lideraz- gose interaccién de roles, etc., se invisibilizan Jos atravesamientos institucionales, sociales ¢ hist6ticos que confluyen en la gestion de tales movimientos grupale: Esta forma de “ grupismo” al reducir los aconteceres grupales a algunos de sus movimicntos, suele operarun efecto de teorfa por el cual estos “grupos-isias” terminan produciéndose plegados sobre sf mismos, De todos modos, este tipo de reduecion se produce en elmarco de corrientes que legitiman un espacio propio delo grupal, ¢s decir que han podido superar una primera reduccién, aquella por lacual los pequefios colectivos humanos no ofrecerfan la necesidad de parimetros de andlisis propios. Otra manera de “resolver” Ia tensidn aludida, suele ser la nega~ ccidn de la especifidad de los acontecimientos grupales; puede en- contrarse en aquellas formas de abordaje donde el dispositive gru- pal es visualizado s6lo como un espacio-escenatio de despliegue de las singularidades, en sus diversos juegos especulares, pero exclu- yendo (oda posibilidad de especitficidad en cl agrupamiento cn sf mismo. Un cjemplo en sentido contratio puede ofteceto la nocién de ar ticulacién entre horizontalidad y verticalidad de Pichon Riviere, quien mantiene la tensi6n sin “resolver” entre amas instancias: en este autor, horizontalidad y verticalidad no se subordinan una a la otra sino que, porel contrario, es en el cruce de las diacronias y sin- cronias grupales donde el emergente adviene. Eluso extensive de lanocién de emengente que sucte encontrase en lis précticas de los Enupos operativos no debe oscurecer Ia sutileza de esta forma pi- choniana de pensar Ja atticulacién singular-colectivo. D. La categoria de intermediario \cterizacién de los grupos como mediadores, es decir, co- s ntermedios enire “individuos” y “sociedades” Ilova implicito cierto concepto operativo, através del cual dados dos con- 53 a i i TT juntos diferentes previamente demarcados habré que, posterior ‘mente, buscar sus relaciones, sus puentes articuladores. A su vez, y correlativamente con lo anterior, dadas dos disciplinas ya cons- titidas —psicologfa y sociologia—se vuelve necesario demarcar nuevos campos disciplinarios intermedios, articuladores, En este caso, una psicologia de los grupos. Esta nocién articuladora es el conceplo de intermediario, René Kaés Se pregunta: ;Puede la categoria de intermediario ayudarnos a pensar la articulacién psicosociat?! Plantea que, pot definicidn, esta categoria ha estado destinada a pensar lo articular, utilizéndose en diferentes disciplinas: psicologta, historia de las mentalidades, psicoandlisis, antropologia. Es necesario subrayar uc esta categoria es puesta en funcionamiento cuando tales disci- plinas se han visto frente al desafio de pensar desde sus diferentes campos de demarcacién, las relaciones entre subjetividad ¢ histo- ria, entre inconsciente y cultura, etcétera, Sin embargo, sostiene este autor que dicha categoria no ha sido objeto de una elaboracién. suficiente en as disciplinas que trabajan con ella, Esta situaci6n pa- recerfa contrastar con el status que tal categoria ha cobrado en a fi- losofia, donde: el pensamicato de lo intermediario la cuatidad de medio) es una de las categorias mas pregnantes de la historia de las ideas. Atraviesa todo ef campo de la filosofia occidental: en su apogeo con Platén. (Con las categorias det mésostes y del métaxu), vigorosa en teologia y motafisica, sc impondrd aun alas corrientes prerracionalista y ra- ‘cionalista y luego volverd con mas fuerzaen el siglo xix en las dis- ciplinas cuya tarea consistiréen dar cuentadeta transformaciéntem- poral o de un vinculo entre organizaciones heterogsneas. Plantea este autor tres caracteres generales asociados a la cate~ gorfa de intermediario: 1, Lo intermediario como funcidn de lo articular, por el cual lo intermediario funciona en el campo de lo discontinuo, en tanto re- 2 Kats, R.“Lacategorfa de intermediario y Ia articulacién psico-social”, Re. de Psicologia y Psicoterapia de Grupo, Tomo VU n* 1, Buenos Aires, 1984 2 Kats, R. Op. ci 54 sultado de una separacidn entre elementos que se trata de rearticu- lar, por medio de una suerte de “by pass” tedrice, Desde esta pers pectiva, lo intermediario esté pensado también como un proceso de reduccion de antagonismos. Este proceso se refiere también a lo discontinuo, pero a un tipo de discontinuidad basida en los conilic- tos que se dan en un campo de fuerzas de oposicidn, sc trata enton- ces de articular, bajo diferentes formas, a los elementos en con- flicto. 2. Lo intermediario ligado a la presentacién de un proceso de transformaci6n y pasaje, asociada por ende al pensamicnto del mo- vimiento. 3, Si bien las dos primeras caracteristicas hacen aparecer lo in- termediario como ta necesidad de Jo continuo, principio o agente de coneatenacién, proceso de pasaje de un orden @ otro, la tercera in- siste en su funcidn esiructurante y en su responsabilidad respecto del pasaje de una estructura a otra Ademés de sefialarestos tres aspectos de lo incermediarid, Kaés propone una distincisn entre Intermediarios de Tipo 1, que operan cn un campo homogéneo, cn el interior de una misma estructura 0 de una concatenacién, ¢ Intermediarios dél Tipo 2, que articulan dos conjuntos heterogéneos, heterénomos, de niveles l6gicos dife- rent La cuestién de ta articulacién psicosocial refiere particularmen- tca.un intermediario del tipo 2, puesto que se trata de dos potos psi coléaico y sociolégico, quese han constituido en el curso de su opo- ndiferenciada. Kat's plantea que un punto de vista como éste podria admitir no la mediacién entre niveles heterénomos, pero subraya que, lrecuentemenie, y sobre todo en la: fases constituti: vas de los campos disciplinarios, cl resultado del debate evolucio- na asiduamente hacia posiciones reduccionistas, Sin duda la cuestiGn del intermediario dista mucho de estar re- suclia; su vaguedad conceptual sucle ir acompafiada en algunos mbitos de valoraciones negativas, en tanto suele asociarse la in- termediacién con lo neutro, lo mixto, lo bastardo, lo impuro. Este tipo de anexiones asociativas, sin duda acentuadas desde las dispu- las por la hegemonfa cn el campo intelectual, hablan de las dificul- tades que tales intentos de articulacidn presentan. ee ee Estas cuestiones no sélo sefialan problemas tesricos de comple- {ja demarcacién, Se presentan también en Ta cotidianeidad de las précticas grupales oricntando las mismas hacia algunos de los duiccionismos mencionados lineas arriba, segtin los @ priori con- cepttiales que se pongan en juego en tal terreno. No debe olvidar- se que dichos @ prior’ han operado previamente como impensables cen el diserio de sus dispositivos. De esta manera al crear condicio- nes para producir determinadas experiencias grupales —y no otras— se refucrza et circuito reduccionista, Aquelos aconteceres que en el grupo aparecen como lo dado, el dato primero, son en res lidad construcciones realizadas desde el a priori conceptual; dada su invisibilidad se ofrecen como la“evidencia deloshechos”,cuan- do en realidad son un efecto de teorta. Resumiendo, muchas son las formas que los reduccionismos pueden presentar. Tanto las teorizaciones como el lugar dela voor- dinacidn suelen oscilar entre dos ficciones: Ja figura del gran indi- viduo 0 el espejismo de los grupos como intencionalidad. En este sentido se vuelve necesatio un cambio de paradigma; de un ctitcrio antinémico de individuos vs. sociedaides, hacia una ope racién conceptual que pueda evitar una falsa resolucién reduecio- nisla y se permita sostener la tensién singular-colectivo. Singula- ridad descarada de soportes corporales indivisos. Colectividad que en las resonancias singulares produce anudamientos-desanu- damientos propios. Singularidad y colectividad que s6lo sosteniendo su tensién ha- ‘ran posible pensar la dimensién subjetiva en el atravesamiento del deseo y la historia. E, Problema epistémico En un intento —atin provisorio— de superar ciertos imp: los reduccionismos seftalados y 1a categoria de intermedi plantean, se enuneia en este trabajo la necesidad de pensar lo gru- pal como un campo de problemdticas aravesado por multiples ins- cripciones: deseantes, histéricas, institucionales, politicas, econd- 56 micas, etc. Lo grupal en un doble movimiento teérico: el trabajo sobre sus especificidades y su articulacisn con las multiples ins- cripeiones que lo atraviesan. Nueva manera de pensar Lo Uno y Lo Miiltiple, intentando superar los encierros que fal6gica del objeto discreto impone, abriendo la reflexién hacia formas epistémicas pluralistas, transdisciplinarias. En este sentido vuelve —insiste— la figura nudo, En su formu- lacién metaférica y no anal6gica, produce signiticacién dentro del planteo epistemolégico que aqui se esboza. Mas que buscat los re- quisitos epistémicos para construir el objeto te6rico grupo se pre- sentan Ios grupos como nudos tedricos, Nudos constituidos por miiltiples hilos de unidades disciplina- que se enlazan en cl pensar lo grupal, Esto emplica un movi- miento bascular por el cual se vuelve impresciniible sostener las categorias de andlisis especiticas, particulares, de los recortes dis- ciplinarios y —al mismo tiempo— mantener su >roblematizacion permanente atraveséndolas con las categorfas de otras territoriali- dades disciplinarias que enlazan los nudos te6ricos grupales. Proyectos de este tipo s6lo pueden desplegarse si se interroga criticamente la epistemotogfa de las ciencias positivas, en la cual atin se fundamentan las Hamadas ciencias humanas —el psivoand- lisis inclusive. Tal epistemologfa supone un objeto discreto auté- nomo, reproducible, no contradictorio y unfvoco. implica una L6- gica de Lo Uno donde la singutaridad del objeto no se vea afecta- da por eventuales aproximaciones disciplinarias®* Estas ldgicas de objeto discreto, imprescindibies, seguramente, cn los momentos fundacionales de las ciencias humanas, suelen ocasionar sus propias dificulltades para comprender situaciones de transferencias maltiples en diferentes tervitorialidades, Podrfa pen- sarse que en la actualidad han comenzado a producir un obstéculo epistemoldgico en ta rellexién de lo grupal. Han conformado algu- nas ilusiones (e6rico-téenicas de dificil desarticulacién; entre ellas pueden mencionarse: la posibilidad de construir un objeto tedrico “grupo”, la lectura de los acontecimientos grupales plegados sobre sf mismos (los grupos “islas”), el psicoandlisis como disciplina * Kats, R. Op. cit “explicativa”, untvoca, de los movimientos grupales de 1a especificidad disciptinaria del campo grupal. olanegacién La aparicion de propuestas transdisciplinaria¥®* da cuenta del surgimiento —aunque incipiente— de otras formas de abordaje de ja cuestién, asf como de la necesidad de utilizar criterios epistemo- Jdgicos pluralistas. Habla asimismo de la resistencia de ciertos pro- cesos a su simplificacién unidisciplinaria y sugiere la oportunidad de los desdibujamientos de “individuos” y “sociedades”, en inten- tos de comprensién que aborden estos problemas desde el centro mismo de su complejidad. ‘Con su propuesta de atravesamientos disciplinarios, esta ten- Loura, R. Op. cit 62 daban ast confundidos, en este caso, los sistemas dereferencia gru- pal y los sistemas de referencia institucional. Si bien es comprensible que estas diferenciaciones fueran invi- sibles en los momentos fundacionales de este campo de interven- cién merecen ser seftalados en tanto con suma frecuencia puede ob- servarse —aun hoy— atribuir capacidades intrinsecas a los grupos que dejan cn invisibilidad atravesamientos ¢ inscripciones mucho més amplios que cl grupo mismo. Pero més alld de estas puntuaciones a posteriori-—y posibles en | funcién de desarrollos disciplinarios mas actuales— lo cierto es que el tipo deexperiencias aqui sefialadas puso a los grupos por pri- | mera ver.en el campo de mira de investigadores sociales, empresa- trios y hombres de estado de los principales pafses centrales. B. La dindmica de grupos Kurt Lewin! psicolégico de la Escuela de Berlin, emigrado en 1930 Estados Unidos, aports principios de la Gestaltheorie al estudio de la personalidad y posteriormente al estudio de los grupos. Esta habfa demostrado que Ia percepcida y el habito no se apoyan en elementos sino cn “estructuras”. La Teorfa de la Gestalt puso en evidencia, experimentalmente, refutando el asociacionismo, como —cn ciertas condiciones— cabe afirmar que'el todo es mids que la suma de las partes”. Segin esta corriente la explicaciGn de los fe- némenos perceptuales debia intentarse a través de una unidad de andlisis—el campo perceptual— de un nivel distinto al de las uni- dades propucstas hasta entences: las sensaciones: Lewinlexplicara a accin individual a partir de la estructura que se establece entre el sujeto y su ambictile ef uit momento determinado. Tal estructu- ra es un eximpo dinémico, es decir un sistema de fusrzas en equili- brio, Cuando el equifibrio se quiebra, se crea tensién en el indivi duo, y su comportamicnto tiene por finalidad su restablecimiento, __ En 1938 utiliza el método experimental (por primera vez en las inyestigaciones grupales) para trabajar la noci6n de campo dindmi- co, origindindose la muy conocida experioncia con grupos de nifios, através de la construcci6n experimental de tres climas sociales: au- 63 aeeeeeereeeeeeeneeeenenememnneenenegmeeeeeeeeeeeeeeeeeeteeeeerereeeeeestn itil eeeeeeeeeeeeetee voritario, democrético y laissez faire.’ Habfan partido de una hips tesis: [a frustraci6n ocasiona la agresi6n; pero al concluit 1a expe- riencia pudo observarse que las reacciones agresivas variaban se- gain los climas grupales, dependiendo este del estilo de coordina cin, . Dado que esta experiencia se realiza a comienzos de la Segun- da Guerra Mundial aleanza gran cetebridad. Da fundamento cien- lifico a la valoracién del ideal democritico al demostrar que en los a réticamente 1a tensidn es menor, pucs la age wrgan ellos de mancra gradual en lugar de acu- mularse y producir apatia o estallidos, como en los otros dos gru- pos. Concluye que el grupo demoerdtico, al aleanzar mas ficilmen- ic el equilibrio intemo, es mas constructive en sus actividades A partir de allf Lewin) comienza a desatrollar sus hipstesis cen- sobre los grupos: ef grupo ex un todo cuyas propiedades son diferentes a la.suma de las partes. El grupo y su ambiente consti- tuyen un campo social dindmico, cuyos principales elementos son Jos subgrupos, Los miembros, los canales de comunicacién, las ba- rreras. Modificando un elemento se puede modificar la estructura. El grupo es un campo de fuerza cn “equilibrio casi estac Este equilibrio no es estético, sino dindmico, resultante de un jue~ go de fuerzas antagénicas: por un lado, las fuerzas que constituyen las partes en un todo; por olro las fuerzas que tienden a desintegrar al conjunto. Como puede observarse es una concepeién netamente “ges- taltista”: el juego de fuerzas expuesto se picnsa tan s6lo en relacién al todo; lejos de que las partes puedan explicar ese todo, da cuen- ta de cada una de cllas en sus relaciones con todas las demés.S En consccuencia, uno de 1os problemas ms importantes para Kurt Le- win y sus colaboradores cs la investigaciGn de a unidad del grupo Si permanencia como totalidad dindmica (de allf los numerosos, ‘studios de esta escuela sobre la cohesion grupal, la relacién de los, miembros entre sf, los procesos de interaccién, etc.), como asf tam- bién, Jas relaciones dindmicas entre los elementos y las configura- ciones de conjunto. Ha nacido la Dindmica de Grupos * Anzieu, D. Op. cit Viet, J. Los métodas estructuralisias en Ciencias Sociales, Amorrorta, Buc sos Aires, 1979. 64 Demodo tal que, paraKurt Lewin, el grupo es. unz realidad irre ductible a los individuos que la componen, mas allé de las simili- tudes odiferencias de objetivos o temperamentos que pudieran pre- sentarsusmicmbros. Es un especifico sistema de interdependencia, tanto entre los miembros del. grupo como entre los elementos del campo (finalidad, normas, percepcidn del mundo extemo, division de roles, status, etcétera )Aqut se diferencia de aquellos que plan- tean el factor constitutivo del grupo, en mera afinidad entre sus in- tegrantes. El funcionamiento del grupo se explica por el sistema de inter- dependencia propio de dicho grupo en determinado momento, sea éste funcionamiento intemo (subgrupos, afinidadeso roles) 0 refe- rido a la accién sobre la realidad exterior. En esto reside Ia fuerza del grupo 0, dicho mas exactamente, en esto reside el sistema de | fuerzas que lo impulsa, es decir, su dinamica.* Las relaciones descubiertas en Laboratorio sobre grupos “artifi- ales” pasan a ser estudiadas luego en agrupamientos de la vida co- tidiana: talleres, escuelas, barrios, etc., en la convivcién de que el pequefio grupo permite vencer las resistencias al cambio y provo- ca la evolucién de las estructuras del campo social (Fabrica, consu- midores, opinién publica, eteétera). A partir de ese momento traba- | {jard Ia temética del cambio social y'la resistencia al cambio con la célebre experiencia de modificacidn de costumbres alimentarias de 1943, Trabaja sobre la resistencia de las amas de casa noreameri- canas durante la Segunda Guerra a incluir achuras en ta dieta ali- mentaria; sc hacfa necesario modificar estos habitos en virtud de ta falta de carne que el abastecimiento de las tropas ocasionaba.” “Descubre” que tomar una decisién en grupo compromete mas alaacci6n que una decisiOn individual, que es mds fécil cambiar las ideas y las normas de un grupo pequefio que Tas de los individuos aislados (costumbres alimentarias, rendimiento en el trabajo, alco- holismo, etc.) y que la conformidad con el grupo ¢s un elemento fundamental frente a la resistencia interna para el cambio. Se plan- ®Dindmica: en un meio detinido, cera distribucion de fuezas determina el ‘comportamiento dle un objeto que posee propiedades definidas NAnzieu,D. Op. cit 65 tea la necesidad de reorientar ta fuerza resistencial al servicio del cambio. En tal sentido los dispositivos grupales que disefia se le presentan eficaces para tal objetivo. LaTeorfa del Campo elaborada por K. Lewin ofrecié una gran posibilidad de estudio de los grupos y dio lugar a vastisimas apli- caciones cn sus discipulos;* hizo posible la consolidacién de las “técnicas de laboratorio social” y la “Investigecion-Accién”, ins- trumentos que han excedido en su implementacién su lugar origi- nario para aplicarse en muy variados campos de las ciencias socia- les. Los aportes de ta Teoria del Campo han tenido gran influencia en dmbitos muy disimiles; puede observarse incluso, laimprontade algunos de sus postulados —aunque con importantes reformula- ciones— en autores argentinos como Pichon Rivitre? y Bleger.?° ‘También fueron tomados, en sus inicios, por los psicoanalistas de Ja escuela kleiniana que abrieron dispositives grupales en el érea psicaterapéutica. P. Sandi plantea que la concepcién lewiniana del grupo co- ‘mo un todo significa el abandono de la posicién que coloca al in- dividuo en primer pla;o. Sefiala, sin embargo, que si bien Lewin acenttia fa interdependencia de los miembros, mantiene invisibles los presupuestos sobre los que se funda tal interdependencia; con- sidera, asimismo, que serén los aportes psicoanaliicos respecto a los procesos identificatorios, las relaciones emocionales y los pro- ccesos inconscientes los que hatin posible ahondar en esta cucstién, C. Criterios epistémicos de Kurt Lewin Interesa resaltar de este autor algunas posiciones epistemol6gicas desde donde pensaba lo grupal. Si bien es sabido que Kurt lewin to- m6 diversas nociones de la Fisica, es importante sefialar que no im- * Véase Carvight,D.y Zander, A. Dindmicade grupos Ivesigaciény t00- ria, Trillas. México, 1980. fre " ” ® Pichon Rive, E, El proceso grapal, Nucra Visi, Buenos Aires, 1975. "© Bloger, J. Temas de Psicologia, Nueva Vsin, Buenos Ais, 1971. " Shand, P.Paeologia de Grupo, Herd, Barcekna, 1978. 66 ports de esta disciplina tanto sus leyes como sus principios meto- dol6gicos; puso énfasisen la construccién teérica de conceptos que no derivan dela experiencia, En Dindmica de la personalidad opo- ne al concepto de ley aristotético el concepto de Izy galileano. Pa- raccl primero son legales ¢ inteligibles las cosas que ocurren sin ex- cepcidn, también pueden incluirse las que ocurren con frecuencia; para esta concepcién los hechos individuals, que ocurren una so- la ver, son mero azar y quedan por fuera de la legalidad.? En cam- bio, par Galileo, que ef hecho descripto por la ley ocurra raramen- te 0 con frecuencia no compromete la presencia de la ley; el caso puede suceder una sola vez o varias, lo que interesa es que todo acontecimiento es legal. 7 _ Latey,para Lewin, os ley estructural ya que establece una rela- [ ciénTaitcional-entre Jos aspectos de una situacion; asimismo el aconiecimiento depende de ta totalidad dela situacién, Enel campo formado porlaunidad funcional de persona y ambiente, lasituacién es tinica, cambiante y caracterizada por la totalidad de las interre- laciones que se dan cn un momento determinado. Por ello, para la ; Psicologfa, segén Lewin, no tiene sentido establecer leyes de acuerdo al criterio aristotélico, en tanto éste toma en cuenta los fac- tores comunes a todas las situaciones o las que aparecen con més frecuencia, Se debe proceder de acuerdo al criteno de la fisica gn- lileana, que obligaba a tener en cuenta, ante todo, la totalidad de la situaci6n, - Lo quees ahora importante para ta investigacién de la dindmica, no es abstracr un hecho de su situaciGn, sino descubrir aquellas situa ciones on las que los factores determinativos dela estructura ding mica total se manifiestan con més claridad y pureza. En ver. de una referencia al promedio abstracto de tantos casoshist6ricamente da- dos como sea posible, se dala que corresponde al contenido concre~ to de una situaci6n especifica” Muchas veces, en Psicologta Social, la Teoria del Campo de Le- win fue interpretada en un sentido “globalista” o totalista, esto es, "2 Lewin, K, Dinimica deta personalidad, Morata, Made, 1969. Lewin, K-Op. cit oT como si su aporie a las ciencias humanas hubiera consistido en sos- tencr la imposiblidad de dividir por andlisis el campo y luego re- construirio desde las partes asf obienidas. Ya se ha dicho que apor- 16 la premisa de la Gestaltheorie “el todo es mas que la suma de las partes” para sus andlisis sobre los grupos, pero la intencién de Le- win iba mucho més lejos, enel sentido de especificar la nocién “es- tructural” mediante un tratamiento miateratico, Ast, por ejemplo, Alex Bavelas llev6 a cabo esta precisién trasponiendo Ta Wopolo- gfa” de Lewin —quizé lo esencial de su teorfa del campo— a una represcntacién grifica carente de ambigtiedades. A pesardesus insuliciencias, laconcepcién estructural de Lewin sigui6 firmemente Ia tendencia metodoldgica apenas esbozada por los psiedlogos de la Gestalt, que llevaba desde la simple descrip- cién-de las totalidades irreductibles, al andlisis explicativo. Sus aportestonstituyen un intento de explicarlas interaccciones obser- vables por un sistema de leyes, que se intenta reconstruir por mo- delos matemiticos. Sin bien hered6 de los psicdlogos de la Gestalt la nocién de forma como un todo organizado, no cayé como ellos en el reduccionismo fisicalista del equilibrio estitico; sin embargo, mantuyo en comin con esta escuela el olvido de la perspectiva his- torica, En virtud de que el campo solo da cuenta de la conducta en un momento dado, se inscribe en una psicologia de los estados mo- mentineos.'* De tal manera, el dinamismo del campo estructural fue pensado por Lewin en términos estrictamente espaciales, dejando de lado la dimensign temporal y con ella la perspectiva histérica, Resumiendo, la linea que va de Elton Mayo a Kurt Lewin revis- te importancia para el presente andlisis por cuanto permite demar- car momentos clave para un intento de reconstruccién genealégi- ca de las teorizaciones sobre los grupos humanos. Es a partir de ellos y sus continuadores que se desarrolla una nueva disciplina, la Microsociologia. Més alld de sus derivaciones posteriores, alli, en germen, muchas de las ideas que —aun hoy— es necesario elucidar. “*Castorina, J. A. Explicacién y modelosen psicologia, Nueva Visién, Buenos. Aires, 1973, 8 Por otra parte, fueron un jal6n fundacional enel Dispositivo de los grupos, a partir del cual se instiuyeron formas grupales de abordaje en distintas dreas de la realidad social , Los nuevos téc- nicos de allf surgidos comienzan a inseribir su prictica social en tal dispositivo hist6rico. En cl plano teérico aparecieron los primeros eshozos de bisqueda y jerarquizacién-de legalidades grupales. Hasta aquf, entonces, para K.“Lewin un grupo es un conjunto de personas reunidas por razones experimentates o de su vida diaria, para realizar algo en comiin y que establecen relaciones entre sf; conformardn de esa manera una totalidad que produce mayores efectos que los mismos individuos aislados. Es decir que el grupo ¢s irreductible a los individuos que lo componen,en tanto éstos es- tablezcan un sistema de interdependencia; en esto radicaré la fuer- za 0 dinémica de un grupo. | D. Primer momento epistémico: el todo es mis que la suma de las partes La pregunta porel grupo, cn tanto “todo mas que las tes” se ha constituido en un interrogante Namada Psicologia de los Grupos. A partir de la eplicacin que K. Lewin realiza de esta premisa de la Gestaltheorie a los grupos, ha sido divisoria de aguas con respecto al tema, Fuertes a priori con- ceptuales han orientado las tomas de posici6n d2 totalistas y cle- mentalistas. , Este aporte de la Gestalt d las primeras conceptualizaciones so- bre los grupos resalta'Ta idea de totalidlad, afirmando un jain im- portante a Favor de la bésqueda de 1a especificidad disciplinaria; crea las bases para que pudicran particularizarse estos conjuntos, hasta el momento diluidos entre Individuos y Sociedades. De esta forma, a partir de estos principios de demarcacién se crean las con- diciones para la produccién de dispositivos téenicos y la organiza- cidn de los primeros discursos sobre la grupalidad, 'S Véase capitulo I «o Sin embargo, la relacién todo-partes es un problema cuya res- puesta es siempre compleja; porque aun aceptando que el todo fue~ ra, en los grupos, mas que la suma de las partes, ;c6mo categorizar tal plus?, gqué relacién se asigna al todo con respecto a las partes? El tratamiento de la relacién todo-partes ha tenido diferentes for- ‘mas de abordaje. Planteos estructuralistas posteriores a la Gestalt, indicaron que cl problema no pasaria por comprobar que el todo fuera mas que La suma de las partes, o igual, sino si—en ese todo— las partes organizan relaciones, y qué tipo de relaciones conforman (ya sea entre ellas o entre las partes y cl todo). Establecidas las re- laciones de las partes entre sf, y con el todo, no serfa una refutacién al planteo que hubicra situaciones aditivas entre partes'® 0 momen- tos de particularizacién de partes. Al mismo tiempo, para un inte- rés estructuralista, la relacién todo-pamtes se inscribié posterior- mente cn la necesidad de delimitar una estructura subyacente, de la cual todo movimiento grupal es efecto.2” De tal forma para tal pers- pectiva cl problema de la redefinicién de la relacién todo-partes queda cruzado por Ja relacién acontecimiento-estructura: ésla pa- rece operar como un verdadero a priori conceptual, en virtud del cual se “resuclyc” la tensién a favor del polo estructura, se subsume cl polo acontecimiento y éste pasa a circular como mero efecto de estructura. En ese sentido, se hace necesario diferenciar la importancia que ha tenido la puntuatizacidn det grupo como un todo de algunas de sus consecuencias teérico-técnicas; muchas veces, al pensar la re~ lacién partes-todo desde criterios homogeneizantes, se subordinan las particularidades, diferencias, singularidades una totalidad ho- mogénea, global y masificadora, Un todo pensado como un gran Unico y no como las diversidudes de lo Miliiple.* Asf como los pensadores post-estructuralistas intentan, en los lillimos affos, pensar otras formas de atticulacién entre aconteci- micntos y estructura, de manera tal que el primero no sea meramen- te un efecto de la segunda, también se inclinan a considerar otras 6 Castorina, J.A. Op. cit, 7 Bohoslavsky, "Grupos: propuestas para una tcorfa Rev. Argentina de Psi- cologia, 1 22, Buenos Aires, diciembre 1977 8 Véase “El todo no lo es todo” (capitulo LV), 0 formas de relacién todo-partes. En ese sentido resultan de interés, para la reflexién del tema los aportes de-Deleuzz y Guatiati.!? Bsx, tos autores sefialan que esta cuesti6n ha sido tradicionalmente mal’ planteada tanto pore! vitalismo como porel mecanicismo clésicos, cn tanto el todo es considerado como tolalidad cerivada de partes, © como totalizaciGn dialéctica, Es asf que dirin ‘Yano creemos en esos falsos fragmentos que, como los pedazos de tuna estatua antigua, esperan ser completados y vucltos a pegar pa- ra componer una unidad! que actems es la und de origen, Ya no ‘ereemos en una totalidad original ni en una totalidad de destino. Ya nocreemosen la grisalla de una insutsa dialéctica evolutiva que pre- tende pacificar los pedazos limando sus bordes. No creemos en to- talidades més que “al lado”, ¥ si encontramos unatotalidad tal, al la- do de partes, esta totalidad es un todo "de" aquellas partes, pero que no las totaliza, es una unidad “de” todas aquellas partes, pero queno fas unifica, y que se afiade a ellas como una nueva parte compues ta aparte, Es interesante la reformulacién planteada por estos autores en tanto acentiian el cardcter que posee lo miltiple: irreductible a la unidad. De tal manera piensan el todo como producido, como una parle al lado de las partes que ni las unifica ni las totaliza sino que se aplica elas organizando relaciones transversales entre elemen- tos que mantienen toda su diferencia en sus propias dimensiones La relacién todo-partes no reviste una importancia meramente especulativa sino que es decisiva tanto en Ia fo:ma de teorizar Io gtupal como en las formas de intervenciones interpretantes de los coordinadores.” En sfntesis, el reconocimiento de un todo: el grupo, ha tenido una importancia hist6rica en la demarcacién de los saberes y quehace- res de la grupalidad. Posiblemente ha sido Ia forma intuitiva, em- brionaria, de demarcacién de un campo propio para los fendmenos grupales, no reductible a los fenémenos individuales. En ese sen- tido, también puede pensarse que el campo semdntico en una de sus figuraciones: cfrculo, debe operar signilicancia en el término todo. ' Delewe, G. y Guattari, F, Fl anti Eiipo, Barral, Barcelona, 1972. Se retoma esta cuestién en los capitulos LV y V. n El grupo imaginado como un todo més que la suma de las partes, consituye un primer momento epistémico en la institucionalizacion de saberes y pricticas grupales, Tal ver no fuera exagerado afirmar en ese sentido, que esta premisa ha configurado un imaginario fun- dador deste campo disciplinario, es decir, ha operado—como di- ria Benoist—* un espacio de proposicién, no necesariamente de- “ mostrable, que ha orientado la busqueda de la especificidad del campo. De allf la importancia de su puntualizaci6n para una genea~ logfa de lo grupal. E, Anal de la demanda {Cual es la situacisn polttico-econémica que atraviesa la sociedad horteamericana en el momento en que Elton Mayo realiza su inter- venciénen la Westem Electric Company?” Ya en una etapa de gran empresa los empresarios comienzan a comprender la necesidad de regular a producccién en todos sus aspectos: maquinaria, mano de obra, distribucisnfls Ia época de la organizacién cientlica del ra- bajo (Faytor). El nico sobresaliente en ese momento de la socie- dad industrial es el ingeniero-organizador con su gran aporte tec- nol6gico: el trabajo en cadena; este sistema fue suprimicndo cada vez-més el trabajo viviente, pero los inconvenientes ¢ insuficiencias que el taylorismo crey6 poder subsanar mediante una racionaliza- cién cada vez ms avanzada, aparecfan ahora como “disfunciones” ligadas al factor humano. Donde se crea que el organigrama solucionaba todos los pro- Dlemas, naceré cl interés por el sociograma; de los dos aspectosin- disolubles del proceso del trabajo: las relaciones materiales del individuo con tos objetos de ta produccién y las relaciones socia- les de los trabajadores entre sf, se habfa descuidado el segundo, 2 BenoistJ.M. Op. cit. Segxineste autor los imaginarios fundadores tienen ol poder dle poner desde ana disciplina en formacisn nociones que para el consenso dela époea esultan poco aceptables. Son cuempos de proposicionesfindacionales {quesecaraeterizan porun ali nivel desecurrencia y porlaspolémicas que desta El andlisisdeesta demanda pone de maniliesto el entrecruzamientode los es- pacios cientificn, ético y politico sefalados en el capitulo IL n Se comenzaba a ver que detras del efecto humano —Ia “holga- ” del obrero, segiin Taylor— haba una respuesta que el operario dirigfa a un sistema de relaciones impersonales fustrantes; esta intuici6n pasa a considerarse una de las claves para entender el mal rendimiento. Surge asf el encarga’ Elton Mayo; demanda social que pone en evidencia un vacto: la carencia técnico-social frente a los proble- ‘mas que, en este caso, las nuevas formas de produccién generan.? Los nuevos problemas yano pueden ser resueltos mediante las t6 nicas de racionalizacién; exigen la intervencidn de nuevos especia- listas, de tal modo que al ingenicro-organizador suceden los técni- coscn grupos, los expertos en relaciones humanas, quienes se ade- lantaron a “elaborarlas frustraciones” que ta crisis de los afios trein- ta agravaria para las mayorias de 1a sociedad norteamericana. Con respecto a K. Lewin, tainbién desarrollardsus trabajos en un candente momento politico, Como ya se dijo, sus investigaciones dieron fundamento cientifico a los ideales democraticos; pero jqué idea de democracia esta alli en juego? ta democracia entendida co- mo libre discusién; la discusién democrética como resorte dle los pequefios grupos para aliviar tensiones. Por otra parte, los técnicos capaces de incidir sobre los cambios dehabitos, oricntaciéndel consumo, es decir, losiécnicos de grupo, se volverdin cada vez mas imprescindibles”* cn una “cultura” indus- trial que implementaré la sociedad de consume como alterativa para salir de una de sus crisis econémicas més severas, Desde E. Mayo y K. Lewin se organiza una disciplina: la Dind-) mica de Grupos, desde su inicio acoplaré campo de andlisis y campo de intervencién; las primeras investigaciones sobre grupos surgen en respuesta a una demanda econémico-politica, dando lu- gar al “Dispositivo Grupal”. He allf una de las caracteristicas del! dispositive foucaultiano: “formacién que en un momento hist6ri- ® Lourau, R, Op. cit. Sedistingte encargo y demansta cx el mismo sentido que este autor, Paraun anilisis detallad de estos términos, véase Woronowski, M. Pi- chon Riviére y lacritica de la vida cotidiana, Dte, Publicacones, Facultad de Psi ccologfa, UBA, 1988, Sobre el carieter no nutural de las necesidades sociales, véase Castoriadis, C. Op. ci. B ee + /co determinado, ha tenido como funcién principal responder a una uurgencia, el dispositivo tiene pues una funciGn estratégica domi ante”. \ ,Cual urgencia? Sin duda, mantener y mejorar el nivel de pro- duccidn de la gran empresa, estimalando las telaciones informales entre los operarios; la futura disciplina de las Relaciones Humanas ha construido aqui uno de sus pilares fundacionales. Pero también reforzar (os ideales democriticos, operar sobre el consumo, ctc.; la Dindmica de Grupos se expandité rapidamente por diversos campos: empresarial, educacional, de mercado, etcétera, Por tanto, urgencia situada hist6ricamente, en funcién de imperativos econd- micos y politicos del sistema de! que forma parte. E] momento y cl lugar en que surgis la Dinmica de Grupos no fueron accidentales. La sociedad norteamericana de los‘afios "30 proporciond cl tipo de condiciones necesarias para que surgiera es \emovimhiento. Entre elias merece destacarse la apuesta que los s tores hegeménicos de dicha sociedad habfan realizado en favor de lacioncia, la tecnologia y la solucién racional de sus problemas ¢ mo pilares de su progreso, La conviccién de que una democra puede mejorar tanto Ja naturaleza humana como la sociedad a partir de la educaci6n, Ia religién, la legistacidn y el trabajo duro. Desde sa perspectiva comiena adesarrollarse la inversién cconémicaen la investigacién y ésta a considerarse como un motor fundamental de resolucién de los problemas de la sociedad; es decir que se va consolidando la creeneia de que el sistematico descubrimiento de los hechos facilitarfa 1a solucién de “problemas sociales”. Asi cuando luego de la Segunda Guerra Mundial comenzé a répidacx- pansién norleamericana ya estaban preparados para dar apoyo fi- hanciero a dicha investigacién; ésta provino no sélo de institucio~ nes y fundaciones académicas, sino también de empresas y organi- zaciones interesadas por “mejorar las relaciones humanas” y por cl propio gobierno federal.2* Junto a estos factores, cabe seftalar que parte del mundo académico norteamericano de 1a época habia ini- ciado su “rebetidnempirica en las ciencias sociales” que opondria 2 Foucault, M. Eldiscurso del poder, Poios, México, 1983. 25Carvwright,D. y Zander, A. Dindiica de grupos. Investigacién y teria, Tit las, México, 1980, ¥ Carowright, D.y Zander, A. Op. cit 4 | condiciones de produceién que hicieron posible la invencign y pos | | | t ala especulacién sobre la naturaleza de los fendmenos humanos la necesidad de investi gat experimentalmente los fcnémenos sociales cobrando répido ¢ importante desarrollo una psicologia social de |metodologia experimental. {| Inleresa en este punto’coittristar la demanda social en la que se inscribi6. 1a microsociologfa-émpresarial norteamericana con las | terior desplicgue de los grupos operativos a partir de Pichon Rivie- re en la Argentina, Desde su mitica intervencign cn el Hospicio de las Mereedes®* y la Experiencia Rosario® que dieron los primeros disefios de tra- bajo, pueden puntualizarse algunas diferencias, Tal vez lamas sig- nificativa sea que no surgen desde un requerimiento de ios centros de poder institucional, ni los orienta la intencién de consolidar he- gemonfas instituidas. Muy por el contrario, sus localizaciones ini- Ciales, como muchos de sus desarrolos posteriores, s¢ implantaron en los mérgenes de fas instituciones en los iniersticios de las hegemionfas; en muchos casos fueron animados por marcadas uto- pfas contrainistifucionales, Silas latencias de una demanda social ponen en evidencia un va- fo ja que urgencia del socius los grupos operativas fueron respucs- ta? Esta demanda por los grupos en ta Argentina (décadas det 60 y 70) se produce en un cuerpo social agitado, momento de auge de jas luchas populares, Gran parte de 1a intelectualidad de los "60 se caracteriz6 por estar imbuida de fuerles utopfas sociales. Muchos dc los profesonales del campo “psi” que implementaron estas préc- ticas fueron crilicos de los autoritarismos insttucionales: jerar- quias médico-hospitalarias, autoritarismo psiquidirico-manicomial, pirdmide A.P.A., verticalidad en los espacios educativos, etcstcra. Junto con otras formas de abordajes grupales, zoo porejemplo el psicodrama psicoanalitico, los grupos operativos fueron instru: ‘mentos claves para el trabajo en los espacios piflicos. En tal sen- tido, constiuyeron un fuerte anclaje emblematico para aquellos j6- * Ziw Loma, J. "Conversaciones con Barique Pichon Riviere. * Pichon Rividte. E. EIproveso grupat del psicoandlisisa la psicolngia social 1, Nuova Visisn, Buenos Aires, 1977 15 nN ee Et venes profesionales de fa salud que luego se denominaron trabaja- dores de la salud mental ‘Mas alld del derrotero posterior de los grupos operatives —su propia institucionalizacién— interesa subrayar que desde sus con- signas de “aprendera pensar”, “romperestereotipos”, “claborarlas ansiedades frente al cambio” crearon condiciones para que pala- bras y cuerpos sofocados en las jerarqufas instituidas pudieran po- nerse en movimiento, afectarse en otras formas sociales, abrir nuevos sentidos para las practicas colectivas. En realidad, nel surgimiento de toda disciplina hay una urgen- ciahist6rica que la hace posible y “necesidades” sociales que orien- tan su desarrollo; es decir, que no hay excesivo azar en el “socius”. Al mismo tiempo, cl entramado social en que muchas disciplinas y iprofesiones inscriben sus pricticas, suele constituirse en un impen- {sable Significativamente resistente.” Por otra parte se hace necesario superar cierto maniquefsmo de- rivado muchas veces de las posturas cpistemoldgicas althuserianas que postularon rupturas un tanto ilusorias entre momentos precien- tificos 0 ideoldgicos y momentos cientfficos, a partir de ta consti- tucion del objeto formal abstracto de una disciplina, subestimando la necesidad de la articulacién_ entre cieneia y préctica social, en- tre la productividad de los saberes y la eficacia de los poderes. Ast puntiia Foucault la articulacién saber-poder, cn tanto todo campo disciplinario mantiene con respecto al poder efectos de eficacia y con respecto al saber efectos de productividad. Por lo tanto el andlisis de un campo disciplinario —en este solosdiscursos y iGenicas grupales—deberd pensarse en tanto con- juntos de conocimiento que produce dicho campo, clucidando c6- ‘mo se articulan — en cada caso— estas producciones de conoc miento con los juegos de poder c interrogandose en qué estrategiay |. de saber-poder desarrollarén sus practicas sociales los téenicos 2" Tal verel psicoandisis sea un sjemplo paradigmitico de estos impensables; son sumamtente sugerentes los andisis de I inscripeisn sociat de sus préeticas en Jas estrategias biopolficas: Pouestll, M. [storia de la sexualidad, Tonao I, Siglo XXI, México, 1978; Donzelot, La policia de las familias, PreTextos, Valencia, 1979; Castel, R, El psicoanalismo, Siglo xxi, México, 1980, 16 ae tal campo disciplinario, La conjuncién de Jo antedicho, crea condiciones para poder delimitar qué zonas cobrardn visibilidad e | invisibilidad para tal campo disciplinatio y cudles se mantendran | necesariamente invisibles y no enunciables. °° En este sentido es importante subrayar que le misma relacién , que define lo visible deun campo teérico y su préctica, define lo in- visible; dicho campo demarca lo visible como to excluido de su | visibilidad, es decir que contiene lo visible como su propia denega- | Ci6n, de tal forma que los futuros nuevos objetos, son hoy los ob- | Jetosprohibidos de la teorfa; ésta atraviesa sus no odjetos sin verlos, para no mirarlos.%® En un sentido genealégico serfa dtil pensar cual ha sido la obli galoriedad de ver —en los primeros dispositives grupales— al grupo centrado en el grupo, como un todo autorregulado y auténo- mo, plegado sobre sf mismo, el“srupo-sla”, como ha sido deno- minado en un trabajo anteri Los dispositivos grupales que se produjeron desde Mayo-Le- win, necesariamente, dada la demanda social ala que respondieron, debieron mantener en la invisibilidad los atravesimientos institu- cionales, politicos ¢ ideolégicos en los que, sin embargo, quedaron inscriptos tanto sus discursos de la grupalidad como sus interyen- ciones técnicas, ‘No debe subestimarse, sin embargo, que ales dispositivos hicic- ron posible la visibilidad de importantes mecanismos de funciona- miento de los grupos: liderazgos, roles, dificultades en la toma de decisiones, cambio, resistencia al cambio, jucgos ensionales den- trodel grupo, etcétera. A partir deestas visibilidades posibles, se or- ‘ganizaron sus enunciables, Junto a estos visibles dzjaron coma sus invisibles necesarios los procesos inconscientes que atraviesan ta- les mecanismos como asf también Ia inscripcién institucional y sus eficacias en el seno mismo de tales mecanismos grupales. Esto no significa critica a supuestos errores, sino puntuacién de las nuevas y necesarias visibilidades en el imtento de comprensién 81 Foucault, M, L/archéologie du savoir, Gallimaed, Paris, 1969, ™ Ducrot y ottos. ;Qué es ol estructuralismo?, Ed, Losack. % Fernindez, A.; Del Cueto A. "El dispositive grupal”, en Lo Grupal 2, Buis- queda, Buenos Aires, 1985, 7 dc las produecious de posteriores enunciados de la grupalidad, Ya que si —como se ha subrayado— lo invisible es aquetlo excluido de la visibilidad, lo prohibido de ser visto, tambign es importante puniuar que, cuando un campo teérico se rearticula, transforma en nuevas tertitoriatidades, aquellas zonas que, en la demarcacién an- terior, ni siquiera habfan sido advertidas, De all Ta importancia pa- ra una gencalogia de lo grupal, de puntualizar las zonas de visibi lidad y enunciabifidad que una comiente abre, y cudles quedan por fuera de su dptica, a la espera de futuros investigadores, Esta forma de andlisis mas que buscar acuerdos 0 desacuerdos con los autores que se abordan, se propone una actitud de indaga- ci6n critica para realizar algunas niotas cn cl trazado de una genea- Joga del campo disciplinario, una mirada hist6rica que mas que or- ganizar una cronologfa pueda dar cuenta de tas condiciones. de ‘constitucién de sus saberes y dominios de objeto; que pueda pen- sarnomeramente el “desarrollo” conceptual de sus ideas, sino aés- tas y las Areas problematicas que el campo del saber inaugura co- mo la compleja articulacién de: la urgencia histérica que la hace posible, lax necesidades sociales que la despliegan, los a priori concepiuales desde donde ordena sus conacimientos y los dispo~ sitivos tecnoldgicos que inventa F. Elna niento de lo grupal Antes de avanzar se hace necesario aclararel sentido en que se ui- lizan los términos Dispositivo de los Grupos y dispositivos grapa- les. El primero s@ refiere a la aparicicon hist6rica —a panir de 1930, 1940 aproximadamente—de ciertos eriteriosen virtud delos cuales comenzé a pensarse en artificios grupales para “resolver” algunos conflictos que se generaban en las relaciones sociales. Ad~ quicren visibilidad conflictos humanos en la produccién econémi- >4En trabajos anteriores, el uso de ambas expresiones se encuentra menos dis criminado; parasu mejor precisién han sido de gran utilidad las puntuaciones yer ticas del Lic. Roberto Montenegro, docente de la caiedra de Teorfa y Tecnica de ‘grupos. Facultad de Psicologia, UBA. 18 py cca, en la salud, en Ja educacién, en la familia y las instancias orga- nizativas de la sociedad pasan a considerar estas cuestiones como parte de los problemas que deben resolver. Las tecnologfas previamente existentes son consideradas inefi- caces; los conflictos puestos de manifiesto exigen otras formas de intervencidn y especialistas adecuados a tales fines, Desde diferentes puntos de iniciacién se inventa una nueva tec- nologia: et Dispositivo de tos Grupos; aparece un nuevo téenico: cl coordinador de grupos; se gestiona una nueva conviceisn: los abor: dajes grupales pueden operar como espacios tdcticos** con los que se intentaré dar respuesta a méltiples problemas que el avance de 1a modemidad despliega. El Dispositivo de los Grapos cuenta con varias localizaciones fundacionales, que crean las condiciones para Ia institucionaliza- cidn de tecnologias grupales en los mas variados campos de apli- caci6n, Su répido desarrollo evidencia que ha side respuesta a una™ “urgencia histérica” que la hizo posible y a necesidades del socius que la desplegaron. A su vez cn el mismo proceso que se instituye- ron este tipo de intervenciones se delimitaron sus recortes discipli- harios, se consalidaron sus discursos y se establecieron sus impen- sables.96 En cambio, cuando se utiliza la expresién/dispesitivos grupales, se hace referencia a las diversas modalidades de trabajo con grupos) © que cobraron cicrta presencia propia en funcién de las caracteri ticas te6rico-técnicas elegidas, como también de los campos de) 2/”/ aplicacién donde se han difendido. Asf, por ejemplo, puede hablar-| se de dispositivos grupales psicoanalfticos, psicodramaticos, de srupo operativo, gestalicos, etostera. Cada uno de ellos crea Con-| diciones para la produccién de determinads efectos de grupo —y ‘no ottos—; son en tal sentido virtualidades especificas, artificio locales de los que se espera determinados efectos. 5 Pemindez, A., Del Cueto, A, “El dispositive grapal”, es Lo Grupal 2, Bis- ‘queda, Buenos Aires, 1985, También puede observarse en LaGirupal4, Biisque- sla, Buenos Aires, 1987, que O. Saidén en " Modernidad Ineansciente y Grupos” titiza este téraino en sentido similar. *Como possi observarsese intenta dar aqui ‘pos un sentido foucaultiano, Foucault, M Historia de la sexoalidad, ct, | Los dispositivos grupales forman parte del Dispositivo de los Grupos, en la medida en que histéricamente, a partir de las prime- ras experiencias de K, Lewin y E. Mayo por un lado, las experien- ‘cias de Moreno y el diserio de ia ctfnica psicoanalitica de instancias, por otro, se inaugura una modalidad que abre espacios de un nime- ro numerable de personas para la produccién de efectos espectficos en diversas formas de intervenciones institucionales, Quiere acentuarse de esta manera el carécter virtual de losefec- tos de grupo, diferenciando estas clucidaciones de aquellas anima- das por un interés éntico: precisar qué es un grupo. Por el contra- rio, Se sostiene —en un sentido genealégico— que aquello que las diferentes orientaciones en el campo de lo grupal han abierto como visibilidad con respecto a qué son los grupos muchas veces han si- do capturadas por los efectos det dispositive montado; sin embar- go, han generado la ilusion de haber hallado caracteristicas esencia- les de los grupos. Se trata de problematizar tal esencializacién por cuanto se afirma que las dreas de visibitidad abiertas y sus enuneiados son producto de la compleja articulaci6n de ta demanda social a la que responde, de su posicionamiento enla tensién de lo singular y lo co- Ieetivo, de los dispositivos grupales montados y de sus impensables institucionales. Los grupos no son lo grupal. Ya Bion” habia intuido algo dees- to cuando sefialaba que los requisitos tales como que un conjunto de personas se retina en un mismo lugar y al mismo tiempo son s6- Jo necesarios para hacer posible el estudio de los grupos, asi como para que sea posible demostrar una relacién de transierencia, es ne- cesario que cl analista y el analizante se redinan. Decfa este autor: s6lo si los individuos se acercan suficientemente unos a otros es posible dar una interpretacién sin necesidad de gritar; de la misma manera es recesario que todos los miembros de un grupo puedan comprobar los elementos en los que se fundamentan las interpreta ciones. Porestas razonescl nimero y el grado de dispersién del gru- po deben ser limitados. E1 hecho de que el grupo se constituyaen un » Bion, W., Experiencias en grupos, Pais, Buenos Aires, 1963. 80 lugar deierminado y en un momento caterminado, es imporiante por las razones mecdinicas sefaladas, pero no tiene mayor significado para la produccién de fendmenos de grupo; laidea de que ello sea ignificativo surge de la impresidn que establece que una cosa co- mienza en cl momento en que su cxistencia se hace palpablel..] Ia existencia de la conducta de grapo se hace evidentemente mas Facil dedemostrar, y aun de observar, siel grupo se constitaye como tal Esta intuicién de Bion subraya que, sibicn los seres humanos son impensables por fuera de grupos, los grupos se vuelven visibles a partir del montaje de dispositivos técnicos tales que permitan de- mostrar y observar las conductas de grupo. Se presentan hasta aquf dos niveles de existencia de los grupos: cl primerg fictico, en tanto hechos sociales; el segundo del campo disciplinario; por cuanto al montarse los sucesivos dispositivos grupales del Dispositivo de los Grupos, los grupos paulatiriamen- fe se vuelven visibles, observables, comprobables, explicables, ex- perimentables, tcorizables, es decir, chunciables:En este sentido fa microsociologia al instituir dispositivos grupales localizé uno de/| los nacimientos a lo grupal. Antes de ella, los grupos estaban ah, en una inmediatez tal, que no se vetan ™ Bion, W. Op. cit. El subrayado es mio. | Capitulo IV HACIA UNA CLINICA GRUPAL, A. Primeros dispositivos grupales terapéuticos Sc considera que los primeros intentos de abordajes colectivos con fines terapéuticos fueron las actividades iniciadas por Pratt en 1905, al introducir el sistema de “clases colectivas” en una sala de pacicnics tuberculosos. El objetivo de esta terapiaconsistia en ac Terarla recuperacién fisica de los enfermos, mediante una serie de medidas sugestivas destinadas a que éslos cumplieran de la mejor manera posible su régimen dentro de un clima dz cooperacién 0, ‘mejor dicho, de emulacidn, Las clases o sesionesa las que concu- rrfanmds de cincuenta pacientes, constaban de una breve conferen- cia del terapcuta que disertaba sobre la higicne o los problemas del tratamiento de Ja tuberculosis; acontinuacién, los pacientes formu- Jaban las preguntas o discutfan el tema con cl médico. En estas reu- aiones, los enfermos mas interesados en las activ.dades colectivas y los que mejor cumplfan con el régimen, pasaban a ocupar las pri- eras filas del aula, estableciéndose un escalafén jerérquico bien definido, conocido y respetado por todos. En vistade los buenos re- sultados que daba este método, Pratt escribié un trabajo preliminar en 1906, que amplié cn los aflos subsiguientes; pronto, otros pro- baron su técnica con resultados similares. * Grinberg, L., Langer, M., Rodrigué, E. Psicoterapia de grupo, Paidés, Buc- nos Aires, 1971 El métito de Pratt fle utilizar en for..a sistemdtica y delibera- | da las emociones colectivas con una finalidad terapéutica. Su técnica se apoyaba en dos pilares; activar en forma controlada la aparicién de sentimientos de emulacidn y solidaridad en el grupo y asumir, él mismo, el papel de una figura patemal idealizada, EL ‘método incentivaba un fuerte enlace emocional del enfermo con el médico; ilustra graficamente dicho propésito su sistema de promo- clones que premiaba “al buen paciente”, permitigndole que se sen- tara cada ver més cerca de él en las reuniones. Considerando la importancia de 1a idealizacion del médico, no es de extrafiar que la estructura y funcién de este tipo de grupo fue ra similara las de ciertos grupos religiosos que persiguen fines pa- recidos. A los métodos que han seguido ta orientacién de Pratt se los ha denominado genéricamente, terapias exhortativas parentales que actitan “por” el grupo: Se dice que actian “por” el grupo, porque incitan y se valen de las emociones colectivas aunque no intenten comprenderlas, Se busca la solidadridad del grupo con fines tera- péuticos; Pratt, Buck y Chapel utilizaroneste método como una for- ‘ma auxiliar de los tratamientos médicos de pacientes con trastornos ongdnicos crénicos (tuberculosos, diabéticos, etcétera).? En versiones més actuales puede enconttarse este tipo de téeni- cas auxiliares en algunas formas de tratamientos de obesos que to- ‘man como uno de sus resortes terapéuticos el “carisma” de! médi co, generalmente muy reconocido socialmente, A partir de esta primera corriente, que todavia cuenta con sus adepios, se prodyjo una interesante diferenciaci6n; las terapias que actiian “por” el grupo, con una estructura fraternal. En este caso, el dinamismo es andlogo: incitar y canatizar emociones colectivas en grupos solidarios; cl tipo de relaciGn entre el grupo y el terapeu- tacs, sinembargo, diametralmente opuesto al de la corriente ejem- plificada por Pratt. En lugar de idealizar el médico esta cortiente estimula una fraternidad que busca cl mayor sosién entre sus {Grier y os, Opi ° Pratt, JH. The Principles of Class Treatment and their Applicationsto varoius Chronic Diseases, Hosp. Social Service, 1922, Citado por Grinberg y ottos, Op. i a4 miembros, disminuyendo al maximo el liderazgo centrado en el téenico. Elejemplo més acabado de esta tendenciaterapéutica se encuen- tra entre los “alcohdlicos anénimos” {los A.A,); esta organizacién, inciada en 1935, cobra répida aceptacidn en tos afiossiguientes, en EE.UU,, difundiéndose luego por muchos pafses. Los A.A., mas que un grupo terapéutico en srrictu sensu, forman generalmente una sociedad con contribucién econémica y participacién volunt ria de sus miembros, algo asf como una asociacién de alcoholistas reformados, El efecto terapéutico se basa en la presuncién deque el ex alco- holista puede influit més eficazmente a otro alcoholista, este tili- mo es capaz. de establecer lazos mas plenos con su reformador, al saber que éste ha tenido el mismo problema y —1o que no es me- nos importante— frente al hecho de que ha podido superatlo. La di- némica de esta terapia es ingeniosamente eficaz pues el ex alcoho- lista se beneficia a su vez “restaurando” al paciente, y de esta forma se crean condiciones para que pueda conectarse desde “otro lugar” con su propio alcoholismo. Los A.A., tal vez el tipomds elaborado. dentro de estas terapias colectivas, se regnen semanalmente en sesiones similares a las de Pratt, en el sentido de quediscuten temas relacionados con su misi6n, con Ja excepcién ya sefiatada de que en este tipo de grupo no existe ningin lider que no sea “uno de noso- ros”. Este tipo de terapia busca, a través de su cardeter “fratemista”, crear condiciones para que las personas que concurren a estas ins- tituciones encuentren en ellas —a través de sus grupos— un espa- cio de soporte solidatio de restitucién de la dignidad personal, y/o de la identidad trastocada. Si bien muchas veces se gestan allf ver- dacleras misticas de lo fraterno, esindudable que estas organizacio- nes proveen redes de sostén perdidas generalment: en el espacio familiar, inhallables en el émbito macrosocial, Resumiendo, las primeras formas de psicoterapia colectiva que aguf se describen tienen un tronco comin, caracterizado por su “di- ndmica”, que consiste en 1a actuacién “por” las emociones del grupo. Todayfa no se plantea tratat de comprender su naturaleza ni modificar la estructura que subyace a las mismas; en Iineas gene~ rales, tienden a estimular lo que populamente se designa come “buenos sentimientos del grupo”. Secundariamente, ambas co- rrientes se bifurcan en lo que respecta al papel del Ifder; la primera busca la identificacién de los pacientes por la transferencia masiva hacia un lider de tipo patemal-defstico; la segunda, porel contratio, tiende a formar “fraternidades”, abotiendo en lo posible todo lide- razgo extemo 0 técnico profesional Estas orientaciones suelen ser terapéuticamente eficaces mis alld deque operen dentro de“paradigmas” muy especificos. Tienen, el mérito de haber Hamado Ja atencién sobre la importancia de la “socializaci6n’” del paciente, ya sea dentro de la institucién o en su readaptacién a la sociedad; ademds ticnen la ventaja de poder agrupar a gran némero de enfermos (las cifras oscilan entre 30 y 100, segtin los autores), con los consiguientes beneficios cuantita- tivos. Sin haber teorizado sobre esto, en estado prictico, se encuentra aqui cierta nocidn de “efecto de grupo”, en tanto descubrieron que cl tratamiento de sus pacientes era mds eficaz cuando eran agrupa- dos que aisladamente. Queda Ia pregunta operando, ;por qué?: qué intercambios allése productan para generar tales resultados’ {icudles han sido los enlaces subjetivos entre sus integrantes’?, ,qué figuras emblemdticas se organizan desde y organtzan a, tanparti- ‘cular forma de inscripci6n institucional? Si se observa el dispositivo montado a partir de Pratt puede ver- se, en primer lugar, que trabajaba con grupos que obviamente no pueden recibir cl nombre de restringidos; por fo tanto, es muy im~ probable que Jos enlaces de tales agrupamientos humanos se orga- nizaran desde. los mismos parametros por los que se ha estudiado que se organiza un pequefto grupo. Sin duda cn los grupos amplios tno pueden encontrarse iguales condiciones que en los restringidos para desencadenar tos procesos identificatorios y transferenciales. Miradas recfprocas, nombres, cercanfas, ubicacién en cfrculo, ete. son condiciones propias de los grupos pequetios que hacen posible {que tales procesos se organicen en forma de redes eruzadas, dando asf a los agrupamientos restringidos su peculiaridad, Por tal motivo, se hace necesario pensar los grupos numerosos en su especiticidad. Si bien los procesos identificatorios entre lo 86 integrantes son mucho més Lables, otros son los caminos por los que producen sus anudamientos-desanudamientos.* Encl caso de las terapias exhortativas parentales, los enlaces se producen a través de fuertes lideres “carismadticos”. En estos dispo- sitivos —como en el lewiniano— liderazgo y coordinacién no se han descentrado atin, Dadas las caracteristicas del dispositivo, se superponen necesariamente, por lo cual se puede afirmar que uno de los principales recursos de su cficacia terapéutica est centrado enlasugestidn; efecto, ella misma, de los vinculos libidinales de ca- da integrante con el médico lider. Si bien no deben subestimarse los aspectos sugestivos en las te- rapias con estructura fraternal, tiene importancia decisiva aut, la red entre “iguales”; en ellas el grupo y a institucién en la que & te acta, disparan significaciones imaginarias donde predomina la configuraciGn de un espacio microsocial que oper como sostén yoico, soporte solidario, espacio restitutivo de la dignidad perdida yo de la identidad trastocada, Al mismo tiempo pareciera impre cindible para su eficacia el establecimiento de translerencias insti- tucionales, fuertemente positiva Si bien con formas Lécnicas mucho més actua se pueden encontrar resortes terapéuticos similares en los grupos de autoayu- da de mujeres maltratadas.® Quiere sefialarse al pasar, 1a diferencia de las signiticaciones imaginarias que este tipo de enlaces colectivos parece disparar en sus integrantes: soporte solidario, sostén identificatorio, con aqué- las registradas por Anzicu cn los grupos amplios, quien acentiia, en dichos ageupamientos, la amenaza de pérdida de la identidad per- sonal y transferencias negativas de tal amplitud e intensidad que se vyuelven temibies para los coordinadores Si bien los pnmeros dispositivos grupates terapéuticos que ins- trumentaron las “emociones del grupo” como resorte curative no (eorizaron sobre esta situaci6n, desde un nivel empftico comproba- * Son referencia abligada en este punts los aportes de Freud en Psicologia de {as masas y andisis del yo, Biblioteca Nueva, Made, 1967. Asimismo, podrian ‘compararse con las ransferencasaltamenteidealizadas, analizadas por Kohut, T. Anélisis det self, Amorvorte, Buenos Aires, 1971 * Gere, Cristina. “Los grupos y la combmiad”, Mesa ReskndaCedra Teo- ray Téenica de Grupos "A", Faciliod de Psicologia, UBA, 1986 87 ron que el grupo —en este caso amplio— oftecta cierto resorte de eficacia terapéutica mayor que los tratamicntos individuales, Puede observarse que se encuentra aqui en estado silvestre cierta nocién de efecto de grupo; factores emocionales movilizados posiblemen- tea través de transferencias reforzadas hacia el terapcuta, entre los integrantes, hacia la instituci6n; y un embrionario dispositivo de grupo amplio. B. Aplicaciones iniciales del psicoanlisis a los grupos Se abordarin ahora los aportes psicoanaliticos de orientacién an- glosajona en el trabajo y teorizaci6n sobre lo grupal. Esta corrien- i iuvo alta incidencia en nuestro medio y fue pionera en laorgani- zacién de dispositivos grupales con fines psicoterapéuticos, donde por primera vez se utilizaron conceptas y formas técnicas del psi- coanilisis para ta comprensi6n de los grupos humanos. Originaria- mente pensados con fines psicoterapéuticos, estos dispositivos se aplicaron luego en la formacién de coordinadores de grupo y en las Interveneiones institucionales (Maxwell Jones y E, Jacques). Esta corriente, dentro de las terapias colectivas, tuvo una impor- tancia mucho mayor que las anteriores no sélo por su gran difusién sino por las consideraciones teGrico-t6cnicas que la animaron. Ins- pirada en el psicoanilisis, fueron sus figuras pioneras més repre~ sentativas Slavson, Schilder y Klapman, Mas alla de algunas dife- rencias técnicas entre ellos esta corriente introdujo la interpreta cién.en la situacién colectiva, aplicando al grupo el “setting” psi- coanalitico; a través de estos recursos cred las condiciones para descentrar coordinaciOn de liderazgo y para superar el procedi- miento sugestivo propio de las terapias “por” el grupo. Al pasar del andlisis “individual” al “colectivo”, inmediatamen- tese presenta un problema, ca quién interpretar? Enel contrato psi- coanalitico esto parece tan obvio que ni siquiera se pregunta, pero ‘cuando el terapeuta se vio enfrentado a varios individuos en tomo aél, la direccion de la interpretacién adquirié un status problemé- tico. Enlasolucién de este dilema ha estribado una de las principa- les diferencias técnicas —y también tedricas— entre los procedi- 88 micntos de las diferentes corrientes que aplicaron el psicoandl alos grupos. Tanto Slavson como Klapman buscaron la solucién de esta di ficultad, incluyendo como parte de su dispositivo un ani sistentecn tratarde unificaral grupo de varias manercs de modo que Ja interpretacién dada en su seno valiera para todos —o para lama- yorfa— de los participantes. Asf, por ejemplo, se intentaba “para obtener la unificacién del grupo”, integrar al mismo con pacientes de similares caracteristicas en cuanto a grados de enfermedadd, se- xo, edad, nivel socioeconémico, etc.; tambign se reclizaba una es- tricta seleccién de los integrantes, excluyendo aquellos que presen- taran una enfermedad mental aguda que pudiera afectar la marcha de las reuniones; asimismo, solfan iniciar las reuniones proponien- do un tema; estos recursos, denominados homogencizacién, selec ci6n y preparacién del grupo, respectivamente, trataban de lograr su unificacién, {Por qué era para ellos imprescindible la unificac’én del grupo? Frente ala disyuntiva de a quign interpretar, la solucién encontra- dacn ese primer momento fue agrupar a personas con un mismo ti- po de problemas; se presuponia que la interpretarcisn realizada a uno desus integrantes deberfa ser vélida para la mayorfa de losmis- mos. Por esta razén se ha denominado a estas primeras formas de aplicacién del Psicoandlisis a los grupos “terapia interpretativa in- dividual en grupo". Actualmente, este artificio resulta sumamen- te rudimentatio, pero lo que se quiere resaltar es que al introducir la interpretacién psicoanalitica en los dispositivos grupales, co- menz6 a problematizarse la direccién de la interpretaci6ny fue ne- cesario buscar técnicas especificas ‘Otro Lipo de respuesta técnica al problema de la intepretacién fue Ja “técnica interpretativa de grupo”. Este tipo de terapia toma al grupo como fendmeno central y punto de partida de toda interpre tacién. Es decir, concibe al grupo como una totalidad, consideran- do que la conducta de cada uno de sus miembros siempre se ve in- fluida por su participacién en ese colectivo, Este tipo de enfoque considera que 0 individual debe ser siempre contemplado dentro el marco colectivo donde se manificsta. * Grinberg y otros, Op. cit. 89 Esta orientacién tuvo gran desarrollo en la Argentina; dicon Grinberg, Langer y Rodrigué, verdaderos pionerosde esta forma de trabajo grupal: s6lo con un planteo que toma al grupo como una gestalt, entramos enel terrenodelamicrosociologia. Aqui se considerael campo mul- tipersonal como un fendimeno digno de ser estutiado por st mismo. Es una psicoterapia “del” grupo y no del individuo “ca” el grupo, 0 de los pacientes “por” el grupo. En funcién de esto denominaron a su técnica “psicoterapia de grupo”, diferenciéndola de aquellos que interpretaban al individuo “en” el grupo y de los que actéan “por” el grupo, manejando tas, emociones colectivas sin interpretarlas, Fundamentan su planteo alegando “la aplicacisn consecuente y total del psicoandlisis al ‘grupo con su técnica estritamente transferencial”. Advierten La im- portancia de interpretar a los participantes en su sesién vinicamen- teen funcién del aquf y ahora dado que esta forma técnica permi- te que las respuestas provocadas integren al grupo. Sefialan los inconvenientes que traen las interpretaciones individuales y no transferenciales. Asf, por ejemplo, segtin estos autores, la iterpre- tacién dirigida a un acontecimiento de la historia de uno de los pa- cientes producirfa un cambio de clima inmediato, ya que los demés sintiéndose excluidos, se istancian y entran en rivalidad con la per- sona a quien se ha interpretado. Plantean que en tal caso se est re- alizando un andlisis individual, perturbado por la presencia de va- rias personas, Polemizan fuerlemente con otros terapentas que interpretan en forma individualizada; reforzando sus argumentos dicen: aladloptar un criterio de integracién estamos siguiendo una tinea ac- tual de interpretacion de tos procesos que acontecen en los diversos, terrenos. En biologia Woltereck define el concepto de “organismo” como algo que es mucho ms que la suma de las partes.® 2 Grinberg y otros, Op. ci * Grinberg y otros, Op. cit. Obsérvese: a) el uso del referente microsociol6gi- co como soporte de esta préctica psicoanaitia: b) lanocisn de grupo como orga- ‘nism; ¢) la insistencia del deme singular-colectivo, 90 Difieren con otros psicoanalistas de la misma orientacién como Foulkes, para quien la transferencia abarca una pequetia parte de lo expresado por el grupo. Basdndose en las sensaciones contratrans- ferenciales interpretan, en el aquf y ahora del grupo la fantaséa in- consciente en sus mittiples manifestaciones, C. El todo no Io es todo Las psicoterapias de grupo psicoanalfticas hasta aquf presentadas suclen agruparse en dos tendencias: Psicoandlisis en grupo y Ps coanilisis de/ grupo. Interesa focalizar este punto por cuanto debe relacionarse con algunas cuestiones planteadas previamente. To- mando a los psicoanalistas def grupo, esto es, que analizan al gru- po, podrfa pensarse que ésta serfa la cortiente que, superando el eventual “individualismo” de La anterior, en tanto toma al grupo co- mo un todo, ha rescatado la especificidad de fo grvpal Perosi se realiza un andlisis mas detenido se podri observarque, si bien se interpreta al Tovo-GRUPo, (en algunos casos se dita in- ccluso “el grupo piensa”, “siente”, “se angustia”, etc.) es decir, se 10- ma al grupo como destinatario de toda interpretacidn, esto no es la garantia de que esa totalidad: el grupo, haya logrado algtin gra- dode especificidad o particularizacién. Seinterpreta al grupo, ;pe- to hay alif nocién de grupalidad? Se plante6 anteriormente que 1a demarcacién de la totalidad suele ser condicién necesaria pero no suficiente para el abortaje de la demarcacién del campo grupal.? {Qué se le interpreta al grupo? Mas alld de cierta influencia indi- recla de ta Dindmica de Grupos en algunos analistas de grupo ingle- ses y argentinos, se “lee la transferencia, las ansiedades y las fan- lasfas, Esto es, se traslada al conjunto del corpus psicoanalitico de {a Corriente tal cual, pero en vez. de intespretar a las personas singulares, es el grupo el receptor global de las interpretaciones; la fantasia inconsciente grupal, es aquella fantasia individual que ha ‘operado como comtin denominador de los integrzntes. El grupo mAs que confirmar una eventual totalidad especffica, es algo asf co~ * Vease eapitalo IIL ol mo un conjunto de personas portadoras de un sujeto inconsciente en el que se hallan inscriptos, y en tanto tal acreedor de igual tipo de interpretaciones que las personas que se encuentran en trata- micnto psicoanalitico de contrato dual. Este tipo de orientacién fue creando las condiciones de existencia de nociones como fantasia grupal que operaron en analogfa con la fantasfa inconsciente sin- gular." Si bien es necesario considerar que los grupos construyen sus propias figuraciones imaginarias, es importante diferenciarlas de supuestas jantastas grupales de igual categoria inconsciente que las fantasias investigadas por el psicoandlisis. Es pertinemte subrayar esta demarcacién por cuanto Ja busqueda de “la fantasia inconsciente grupal” ha sido uno de los conceptos facilitadores de la ficcién del grupo como intencionatidad. Con respecto a ta relaciGn todo-partes, planteos estructuralistas posteriores puntualizaron que no alcanza con afirmar que el todo es mas que la suma de las partes, sino puede enunciarse el sistema de relaciones de las partes entre sf, de Las partes con el todo y del to- do y las partes. Este todo-grupo que en un primer momento se constituy6 en principio de demareacién comienza asi a transfor- marse en “obstéculo epistemolégico" para pensar lo grupal. El grupo —que en realidad results serun gran individuo"—es siem- pre posible de ser visualizado como un organismo vivo; analogias como: gran organismo, cuerpo que siente, piensa, se angustia, se defiende, transtiere, se resiste, elc., operan en realidad como cue! pos nocionales o representacionales destinados a suplir vacios teé- ricos que atin presentaban las teorizaciones. El problema radica en que estos vacios teéricos se mantuvieron como “necesarios” en tanto se operd un pasaje del campo psicoanalitico al campo grupal sin reformular ninguna drea del primero. Mis alld de las criticas que desde 1a actualidad podrian realizar- se a esta forma de trabajo, interesa resaltar —para una genealogta 9 Se utiliza aqui el término fantasia en su sentido Fuerte y restringido otorga- do por el psicoanilisis al término. Si bien en la actualidad se prefiereel uso del tér- ‘mino fantasma, se mantiene aquiel primero, dado que ésta fue fa denominacin ut lizada por ta comtiente anglosajona y por fos grupalistas inseriptos en la misma. "Pichon Rivitre, B. Del Psicoandlisis a la Psicologfa Social, Nueva Buenos Aires, 197. 92 alo grupal—que esta corriente abrié dispositivos grupales de ni- mero restringido con fines terapéuticos, es decir, instituy6 grupos ‘en un nuevo campo de aplicacién: ta clinica psicoanalitica Con ligeras variantes, lo fundamental del bagaje tecnoldgico de esc dispositivo fue: siete u ocho integrantes se retinen durante una hora y media, se sientan en forma circular con el analista; como no se les da un programa a desarrollar ni indicaciones precisas, todas las contribuciones surgen esponténeamenie de los pacientes; todas Jas comunicaciones del grupo son consideradas como equivalentes a las asociaciones libres del paciente en la situacién psicoanalitica; el coordinadormantiene una actividad similar ala que asumee! psi- Coanalista en el tratamiento individual (es el objeto figura de la transterencia) ¢ interpreta contenidos, procesos, actitudes y rela- ciones. Todas las comunicaciones son de importancia central para Ja curaci6n y la actividad terapéutica del analista, y se consideran ‘como partes de un campode interacciones (la matrizdel grupo). To- dos los miembros deben tomar parte activa en el proceso terapéu- tico total. Todos los integrantes, incluido el coordinador, se sientan en circulo porque “esto involucra, inconscientemente, Ia posibili- dad de hallarse todos a un mismo nivel”. Esta corriente al incorporar al nuevo dispositivo las cuestiones bbasicas de la técnica psicoanalitica cldsica abrié vinualidades que permiti¢ran descentrar la coordinacién con respecto a tos lideraz~ {80S y cred las condiciones para la Iectura de los procesos incons- cientes citculantes en los grupos. Entonces, se instituyeron grupos; ahora bien, retomando la pregunta de Pontalis!? ;gué hacen cuan- do instituyen grupos? Analizan auna gran unidad indivisa, ala cual Jc dirigen similares interpretaciones que a las personas que optan por un psicoandlisis de contrato dual. Bion" ha seftalado que, cuando las personas entran en estado re- gresivo fantascan al grupo como una totalidad amenazante desu in- '? En realidad, mas que eventuales sigaifieaciones imaginarias de igualdad je- "irquica, ta disposicién en eirculo cobra relevancia en tanto modifies Ia situacin Pontalis, LB. Op. cit, Bion, W. Op. cit, 8 ithe tegridad individual; en realidad, no hay necesidad de entrar en es- tados muy regresivos para experimentat un fuerte sentimiento de amenaza, si la intervencién interpretante posiciona a tal persona siendo parte, estando adentro, de un gran individuo. ,Cémo no te- ner en cuenta la productividad de tal intervencién provocando imé- genes, violentando sentidos, etcétera? ‘No se toman en este trabajo algunas cuestiones muy polémicas que esta orientacién ha despertado en of interior de la comunidad | psicoanalttica, tales como el grado de eficacia del psicoantlisis del ‘grupo con respecto al psicoandlisis “individual”, 0 a las criticas al “kleinismo” desu forma de trabajo; no hay que olvidar que ése era el psicoandlisis de los afios 50-60 en ta Argentina, Tuvieron sin du- da el costo de los pioneros, de tal forma, cuando afios después son analizadas sus producciones, generan una sensacién ambivatente, mercla de admiracién por su iniciativa de abrir caminos nuevos y al mismo tiempo una suerte de incomodidad frente ala precariedad inevitable de sus tecnologias. Enel intento de reconstrucci6n genealdgica es conveniente dete- nerse en un punto significativo, {por qué habran visto un “gran in- dividuo”?, ,por qué habrén pensado la existencia de una fantasia inconsciente grupal? Sin duda el pensar a los grupos como grandes individuos se transforma en un obstéculo epistemol6gico para pen- sarlos en sus propios sistemas de legalidades, sin embargo es probable que frente a esta pregunta no pueda formularse una tini- ca respuesta. Habrii que poner en juego diferentes cuestiones pro- blematicas. ‘Sin duda ésta fue la forma de poner en enunciado cierta consta~ taciGn que realiza todo coordinador de grupos con respecto al plus grupal, Esc algo mas que allf se constata pero que es dificil poner en palabras, atribuirle causas, establecer leyes. Al producir sus dis- ‘cursos sobre la grupalidad, esta corriente quedé restringida por cierta tendencia del psicoanalisis —en cualquiera de sus escue- las— a la extraterritorialidad', esto es, a considerar el sistema de egalidad propio para el campo psicoanalitico, como absolutamen- te valido para interpretar regiones de otras territorialidades disci- 14 Castel, R. Elpsicoanatismo, Elorden psicoanalitco y el poder, Siglo xxi Mé- xico, 1980. 94 plinavias; esto implica no considerar otros campos disciplinarios Como tales, sino como meros espacios de aplicacién del psicoand- lisis. Este tipo de extrapolaciones que suelen constituir —aun hoy— fuertes impensables del psicoandlisis, pudieron hacer pos ble que estos primeros psicoanalistas de grupo consideraran que s6- lo era cuestién de trasladar el bagaje tecnoldgico y sus formas de contrato dual al colectivo, sin necesidad de grandes modificacio- nes, Esta ha sido una de las maneras por las que el a priori “indi- vidualista’” creé condiciones para pensar alos grupos con igual sis- tema de legalidades que lo inconsciente. Tal a prion: ‘opera aqui dos movimientos de reduccién; uno por el cual, como se ha sefialadoen paginas anteriores, el grupo es pensado como un gran individu; otro por el cual se confunde el “sujeto del inconsciente” con el “moi” y aun con el “individuo”, reduceidn criticada enféticamen- te por Lacan." Por otra parte, no pueden dejarde mencionarse situaciones inter- nas a la institucién psicoanalitica, ya que si quienes montaban di Positivos grupales clinicos eran psicoanalistas, por el hecho de serlo se encontraban frente a la urgencia de legitimar sus pricticas frente. sus pares, En tal sentido ef camino elegido para hacerlo fue mostrar que aquello que realizaban en sus grupos cra psicoandl y porlo tanto debfa presentar las menores variaciores posibles con respecto a la forma instituida de contrato dual, Esto operé como fuerte obstéculo para pensar cualquier especificidad o diferencia tanto teérica como técnica en los grupos; este peso de la institucion sicoanalitica, en su forma corporativa, no s6lo suele encontrarse en los primeros intentos de articulacién del psiccandlisis con el campo grupal, sino que ha recorrido Ia historia misma de 1a insti- tucionalizaciGn del psicoanalisis."” £n funcionde io antedicho, de aquf en mas se hari necesario dis- tinguir los importantes aportes del psicoandlisis —an sus distintas corrientes— al campo grupal, de un psicoanalisme en los grupos. ‘Lacan, Elyoen lateoria de Freud en ta téonica psicoanalitica, Paidés, Bar- celona, 1984. » ’ mata "’Rosalato,G. "El psicoandlisis transgresivo”, Rev. Argentina de Psicologta,n® 29, Buenos Aires, 1981. * a 95 | Junto a esta forma que adlopta el psicoanalismo en el campo gru- pal: somar al grupo comoun gran individuo, y su consecuencia te6- tigo-t6cnica: la fantasia inconsciente grupal, puede mencionarse otra forma de su extraterritorialidad, que suele acompattar aa pri- mera: la novela psicoanalitica de los grupos; el contenido de suna- rrativa varfa segtin la cortiente de psicoandlisis en que se produz~ ca, asi, podrd pensarse el grupo como una boca, como cuerpo de la madre arcaica, como un espacio edfpico, en estados ansiosos, me~ lancélicos,en ransferencia, etc., cuando en realidad los grupos, co- ‘mo las masas y las instituciones no son madre ni padre, ni tienen pulsiones, deseos ni estados psicopatolégicos. Por consiguiente, se vuelve imprescindible diferenciar la escucha analttica como ins- trumento imprescindible en el trabajo con grupos —aun por fue- rade la clinica—de la “comprensi6n” de los acontecimientos gru- pales desde alguna narrativa psicoanalttica de los mismos. A partir de aqui, y voiviendo a planteos de paginas anteriores, puede afirmarse que el pensar la totalidad no garantiza la absolu- ta demarcacién del campo disciplinario; habra que pensar las te- laciones de las partes entre sf con cl todo, Una vez. armada esta ar- ticulacién el todo no tiene por qué contradecirse con momentos par- ticularizados de las partes; asimismo, dentro de este conjunto habré que pensar cudles son los organizadores que relacionan al todo y las partes, a las partes en sf, Tal vez o que més interesa subrayar es laincidencia queesta for- ma de pensar la relacidn todo-partes tiene de manera directa en las modalidades técnicas en grupo; asf, por ejemplo, la nocién de un to- do fundante del que derivan o emergen partes, Suele orientar inter- ites de la coordinacién, enunciadas general- imente en forma impersonal, que subordinano silencian las particu- laridades, diferencias, singularidades, a una totalidad homogénea y de hecho masificadora En ese sentido, de considerar al grupo como un todo, habré que trabajar una nocién de totalidad que no homogeinice partes, don- dc 1as singularidades puedan ser significadas en todos sus movi- mientos de diferencias ¢ identidades. Donde tas singularidades no sean sinénimo de las personas que componen tal colectivo. En el dispositivo que monta cl psicoandlisis de grupos puede ob- servarse que, si bien sostienen la intuicién fandante de un plus gru- 96, pal irreductible, al no poder sostener la tensidn todo-partes subsu- micronestas tiltimas en el primero. Esto implicé consecuencias téc- hiicas presentes aun en la actualidad, y que han dado lugar a mucha eriticas basadas en el efecto-masa que producen los grupos." Se re- cicla ahora en el campo psicoanalftico una polémica que se habia desatado en la psicologfa académica entre totalistas y elementalis- tas, © como los denomina Asch" entre individualistas y menta- listas. Para los primeros el grupo era una combinac'én construida a partir de elementos individuales, mientras que el segundo con- vierte al grupo en un gran individuo, de la misma clase que los in- dividuos humanos y con los mismos mecanismos de funcionamien- to interno, Su tesis de una mentalidad de grupo tue una respuesta reactiva frente a los individualistas gue ostentaban al individuo como prueba corporea de sus argumentaciones; unamente de grupo antropomsrficamente pensada, debfa ser la prucba més contunden- te en épocas en que el Hombre se constitufa en nuevo mandatario de la modemidad, El psicoandlisis del grupo —que junto con la concepeién opera- tiva de Pichon Riviére y el Psicodrama Psicoanalitico, formé a la mayorfa de los coordinadores de grupo de los afios ‘60 y '70.en la Argentina— operé persistentemente con el reduccicnismo set do; en ese sentido constituye un fiel exponente de lamentalidad de grupo. Son varias las figuras de este reduccionismo.” Una de elas eslatendencia a visualizarun grupo como una “persona” de la cual cada integrante representa una funcidn o estructura especializada; EL problemade ests criticas es que si bien puntualizan eartectamente cl pro- bloma, atibuyen esterasgo: efecto-masa, yuna cuslidad indeseable ce los grupos; ces decir sustancializan el rasgosin alcanzar a ver que éste es inkerente al disposi livomontado y no una caracterstica esencial de los grupos, No hay que olvidar que con este tipo de eriticas se justifica la descalificacién de los aberdajes grupales y se sostiene como tnico espacio valido de cura el dispositive psiexan: lrato dual, Pero éstees otro problema, aquel donde lapolémica cenifica se subor- dlinaa las luchas porla hegemonfaen el campo profesional, Véase Ferninder, A.M. “Legitimar to grupal", en Lo grupat 6. Bsquedda, Buenos Aires, 1988. Asch, S. Psicolagia sorial, Eudeba, Buenos Aires, 1964, 2Colapinto, "Lapsicologta grupal algunas consideracfoens critica”, Rev. Ar: entina de Psicologia, n? 8, Buenos Aires, 1971. Nétese la fech-en que este autor realiza estas puntualizaciones que mantienen en la aetalidad sbsoluta Se 1 esto permite al coordinador “entender” lo que acontece a través de una imagen integrada, unificadora, Otra figuras la adseripcién de vivencias al grupo, corolario biol6gico de su personificacién, por la cual éste es capaz. de vivenciar emociones; esto contribuye a un estilo técnico bastante frecuente que parte de la suposicién de que si “una parte del grupo” (algtin miembro o miembros) expresa un sentimiento, los que no Jo manifestaron deberén sentirlo dealguna manera. En consecuencia la interpretacién haré referencia a ese sentimicnto del grupo, Se encuentran aqui en acto dos nociones: el individuo-stntoma que representa al grupo persona y cl grupo do- tado de intencionalidad, Estas nociones hardn posible intervencio- nes inlerpretativas que pondrén en enunciado cuestiones tales co- mo que el grupo transfiere, resiste las interpretaciones, se angustia, se deprime o esté mantaco. Ctra consecuencia tipica de la personificaciénes el tomar lapar- te por el todo; enestos casos se supone que““el emergente” mantic- ne con el grupo Ja misma relacién de representacién que la susten- tada por un segmento de conducta respecto de la persona total, La ldgica interna de este supuesto es la siguiente: a partir de la premi- sa “la conducta de un elemento es funcién del todo”, se concluye ‘con rapidez que la conducta del individuo es la conducta del gru- po. Su sostén es la conviecisn de que cualquier conducta de un miembro representa o expresa la situacin que atraviesa el grupo, es decir que el “problema” de un integrante es representacién a es- cala individual det “problema” grupal. Sin duda, una produccisn discursiva gestual, corporal, etc., de algiin integrante de un grupo puede configurarse eventualmente como indicador de una situacién grupal, pero a condicin de que cobre ul significavion eu una red de enlaces discursivos, gestualcs, ctc.; es decir a veces y no siempre, En consecuencia, lo que quie- re aqui advertirse es cl vicio de cierto reduccionismo por el cual el coordinador est dispuesto a priori a registrar todo movimiento de algtin integrante del grupo como indicador veraz y cierto deun mo- ‘vimiento andlogo en cl colectivo en cuestién; de tal forma los inte- rantes, en sus intervenciones son contribuyentes andnimos de una “conducta” o “fantasfa grupal” indiferenciada que se expresa a tra- vés de ellos. 8 D. Del lider al oréculo La incorporacién del “setting” psicoanalttico en el rabajo con gru- pos oiorgé las condiciones para descentrar al Iugarde fa coordina- cidn de los lidera7gos; es decir, abri6 ta posibilicad para que sus producciones se asentaran sobre mecanismos diferentes ala suge: Lidn. No menos importante es la via que asf se fue abriendo para ale- jar a los grupos del fantasma de la manipulacién Notese que se dice abrir ta posibiidad y no suprmir la sugestién y la manipulacién por cuanto ambos, al igual que la neutralidad ‘analftica, siempre caminan por el diffeil sendero de la vacilaci6n.” De todos mods, las condiciones de neutralidad que la transfe- rencia del “setting” analitico al campo grupal produjeron, han sido un jalGn significativo que merece subrayarse; la introduccién de la escucha analftica, con sus condiciones de neutralidad y abstinencia, al desmarcar la coordinacién de los liderazgos, dejé a ésta en me- jores condiciones para la clucidacién del acontecer grupal; sin em- bbargo, los psicoanalistas del grupo que hicieron posible este signi- ficativo aporte, sesgados en el acto de lectura por el estilo klei- niaae_ propio de ese momento institucional del psicoanatisis, rec claron otra forma de poder de la coordinacién; en tanto el coordi- nador, en cl acto interpretante, develaba lo oculto del grupo, se ins~ titufa en un nuevo lugar de saber-poder; él era quien sabia lo que al sgrupo le pasaba, Se acercaba asta ta constitucidn de otra forma de liderazgo; si bien ya no lideraba las discusiones o didlogos que se daban en el grupo, cra éi quien detentaba un supuesto saber del gru- po organizando un lugar de coordinacién-ordculo, Debe agregarse a lo seftalado que cl estilo de interpretaciones transferenciales propias de esta escuela, sobreinviste al coordinadore instaura recu- rrentes apropiaciones de sentido. Ambos factors refuerzan tz Formas de poder de estamanera de posicionarse dela coordinacisn. Enssintesis, a unificacién de liderazgo y coordixacién propia de la microsociologia es superada por el psicoanilisis del grupo; este aporte psicoanalitica, al necesitar re-crear las condiciones téonic de la escucha psicoanalitica incorpora en su trabajo con grupos sus ® Anubel, A.y ottos, La préctica analitica. Vacilacién de ta neutraldad. Fo lios, Buenos Aires, 1984, 99, condiciones de posibilidad, es decir neutralidad y abstinencia. Hi- to importantisimo para una genealogfa de lo grupal; pero, en tante sus lecturas de lo grupal se encontraron dentro de una teorfa de la representacién-expresién y sostentan una nocién de todo encl que se subsumen las partes, se organizaron las condiciones para re-in- -vestiren otro lugar de hegemonfa a la coordinacién; surge asiel co- ordinador-oréculo, quien si bien devuelve sistematicamente los liderazgos al grupo, s6lo é1 sabe-comprende a través de las mani- festaciones visibles el sentido oculto del acontecer grupal. Es decir que si bien devuelve los liderazgos de opinién y/o de accién, se ins tituye en otra forma de liderazgo: él sabe qué dice un grupo cuan- do sus integrantes hablan. 100 Capitulo V EL SEGUNDO MOMENTO EPISTEMICO A. Cierta especitficidad grupal (La nocién desupuestos bisicos) Bion realiz6 una primera experiencia con grupos como psiquiatra militar inglés durante la Segunda Guerra Mundial. Estaba encarga- do de un hospital de unos 400 hombres donde se volvfa imposible realizar abordajes psicoterapéuticos individuales y en el que reina bala indisciplina y la anarquta. Se le ocurti6 ver en ello una situa- cién psicoanalitica en la que el “paciente” era una comunidad, con- siderar la actitud de los soldados como una resistencia colectiva, adoptar la actitud de no intervencidn del analista ante esta realidad y limitarse exclusivamente a las relaciones verbales, Su objetivo Tue obligara esta colectividad a tomar conciencia de sus dificulta- des, a constituir un grupo propiamente dicho y volverse capaz de organizarse a sf misma. Promulga un reglamento: los hombres se reunirén en grupos que tienen por objeto una actividad diferente; cada grupoes libre, en todo momento, de abandonar su actividad y volver al cuartel a condicién de comunicarlo al vigilante jefe; Ia si- tuacidn del conjunto se examinard todos los dias a mediodfa, Tras un periodo de vacilaciones, debido a los hébitos reinantes y ala du- da sobre Ja buena fe del médico, los ensayos se multiplicaron has tael punto en que un grupo logra especializarse cn la organizacion del diagrama de las actividades que desarollaban todos los dias. Bion, al principio, denunciaba con sus propios actos la ineficacia que los soldados acusaban al Ejército; se negabn a interveniren los 101 problemas suscitados por los robos y abandono de obligaciones de- volviendo esta situacién colectiva a la colectividad. Se inicié asi la formacién en sucesivas etapas, de un “espfritu de cuerpo”: protes- tas colectivas contra los irresponsables, bisqueda de actividades queelevaron el sentimiento de dignidad personal y rpida salida de los recuperados. A su ver, comenz6 a observarse que este espiritu seimponfa alos recién llegados y actuaba su evolucién personal de manera significativa,! Después dela guerra, Bionse ocupé de la readaptacion de los ve~ teranos y antiguos prisioneros de guerra a la vida civil, con un mé- todo de psicoterapia de grupo que se planteaba como objetivo “tra- tar de comprender las tensiones que se manifiestan en cl curso de las sesiones, entre sus intograntes”, [Estas primeras'experiencias fueron organizando las produccio- nes te6ricas de Bion Sobre lo grupal. Muy sintéticamente, enuncié gue el comportamiento de un grupo se efectiia a dos niveles, el de Jatatea comin y el delas emociones comunes; el primernivel es ra- ional y consciente: todo grupo tiene una tarea que él mismo se da, cl éxito de la misma depende del andlisis correcto de la realidad ex- terior, de la distribucién y ordenada coordinacién de los roles en el interior del grupo, de la regulacién de las acciones por medio de la bidsqueda de las causas de éxitos y Fracasos y de la articulacién re- __lativamente homogénea de medios y objetivos. Sin embargo, observaba que cuando se agrupa gente que indivi- dualmente puede comportarse de manera razonable frente aun pro- blema, basta con agruparlos para que se vuelvan diffcilmente capa ces de una conducta racional colectiva; frente a esto Bion pens6 en la predominancia de los procesos psiquicos “primarios”; llega de esta manera ala conclusion de que la cooperacién consciente entre Jos miembros del grupo, necesaria pata el éxito de sus actividades, fequiere de una circulacién emocional y fantasmética inconscien- te entre cllos; la importancia atribuida a la misma le permitié afir- mar que incluso la cooperacién puede ser paralizada 0 estimulada por ella. Bion, W. Op. cit. 102 Destacé que los individuos reunidos en un grupo se combinan en forma instanténea c involuntaria-para-actuar segdn unos estados afectivos que denominé«supuestos bisicos”; estos estados afecti- ‘vos son para Bion arcaicos, pregenitales, se los reencuentraenes- tado puro cn la psicosis. Describié tres supuestos basicas a los que el gtupo sin reconocerlos se somete allemativamente; expresan al- 0 asf como fantasfas grupales, de tipo omnipotente y magico, acerca del modo de obtener sus fines, de satisfacer sus deseos; ca- racterizados por lo irracional de su contenido, tienen una fuerza y “realidad” que se manifiesta en 1a conducta del grupo; son incons- cientes y muchas veces opuestos a las opiniones conscientes y racionales de los miembros que componen ef grupo. Todos ellos son producciones grupales que tienden aevitar las frustraciones in- herentes al aprendizaje por experiencia, en tanto esto implica es- fuerzo, dolor y contacto con la realidad. Los denominé supuesto basico de dependencia, supuesto basico de ataque y fuga y supues- 10 basico de apareamiento. - La narrativa de un grupo bajo el supuesto basico de dependen- cia sustenta el argumento por el cual el grupo esté reunido para que alguien, de quien éste depende en forma absoluta, provea la salis- faccidn de todas sus necesidades y deseos; implica la creencia co- lectiva de que ese alguien tendré por funcién proveer seguridad al grupo; es la creencia de una deidad protectora cuya bondad, poten- ) ‘cia y sabiduria no se cuestionan. : EI supuesto basico de ataque y fuga consiste en la conviccién | grupal de que existe un enemigo y que es necesario atacarlo o huir ‘deGi, cn tanto la tinica actividad defensiva frente a este objeto es st destrucci6n (ataque) 0 evitacién (huida). Portiltimo, cuando operacl supuesto basico deapareamiento sus integrantes producen una creencia colectiva ¢ inconsciente por la cual un hecho futuro o un ser no nacido resotyerd sus problemas; constituyen una esperanza de tipo mesidnico; fo importante en es- teestado emocional es la idea de futuro més que la resolucidn en el presente. Para algunos autores estos aportes de Bion hanresultado de gran utilidad para “ordenar” las muchas veces oscuras. situaciones emocionales de los grupos, ya que al delimitar tres grandes confi- ‘guraciones emocionales especilicas, el coordinador dispone de un 103, a nuevo instrumento para 1a comprensién de los fendmenos de los que participa. Se ha considerado a los supuestos basicos como 1e- acciones grupales defensivas a las ansiedades psicdticas, rcaativs das por el dilema del individuo dentro del grupo y 1a regresién que este dilema le impone. Los supuestos bisicos refieren a un nivel emocional primitivo que coexiste segtin Bion con otro nivel de funcionamiento que es del grupo de trabajo; con esic término alude a otro tipo de menta- lidad y cultura grapal que la que rige en los grupos de supuesto basi- co, ya que en los grupos de trabajo las actividades se realizan ra- cional y cficientemente; sus Ifderes son aquellos integrantes que pueden ofreceral grupo las propuestas mds aptas para cl desarrollo de sus tareas, Grupo de supuesto bdsico y grupo de trabajo coexi ten, determinando un conflicto recurrente en el grupo. En sintesis, la actividad de un grupo de trabajo se ve frecuente- mente interferida por fa aparicién de factores emocionales; esta apariciGn puede ser en forma de dependencia, de agresién y hutda, o por la fommacién de un apareamiento mesidnico. Asimismo cl st puesto bésico predominante orienta las opiniones det grupo en un momento dado (mentalidad grupal) y da cuenta de Ia cultura del ‘grupo en esa situacién; asf por ejemplo la cultura del grupo de de- pendencia, basada en el supuesto basico del mismo nombre, se or- ganiza buscando un Ifder que cumpla la funcién de proveer I cesidades del grupo, ‘A principio de 1948 el comité profesional de la Tavistok Clinic lesolicité que tomara a su cargo grupos terapéuticos empleando su propia técnica; es muy sugerente la forma en que el propio Bion re- Tata esta propuest ne- En realidad no tenfa elementos para aber to que el Comité entendia con esto[se refiore a su propia técnica], pero era evidente que para cellos yo habia trabajaclo anteriormente con grupos terapéuticos. En verdad, s6lo habia experimentado tratando de persuadira grupos de pacientes que la tarea del grupo fuera el estudio ce sus tensiones, y ° Grinberg, L-y otros, Jntroduecién a fas ideas de Bion, Nueva Visi6n, Buenos. Aires, 1972, 104 supuse que el Comité deseaba que hicieraestodenuevo. Era descon- cettante que el Comité pareciera creer ue os parientes pudiesen ser curadoscn tales grupos. Ello me hizo pensar desde un principio que suideaacerca de lo que habia sucedidocn aquellos gruposen los que yocra uno de los integrantes, cra muy diferente de lamfa, De tech, la Gnica cura de que podta hablar con certeza esiaba en relacién con lun sintoma propio, comparativamente sin importancia: la ereencia ‘de que Jos grupos debian tomar mis esfucrzos con simpatia, Sin ‘embargo, consent y, en consecuencia, cespuésde las formatidades ‘dcbidas me enconiré sentado en una sala con ocho onueve personas, a veoes mas, otras menos— algunas veces pacientes, otras no, Con frecuencia, cuando los miembros del grupo no eran pacientes me encontré perplejo Bion sostenia que cuando un individuo en grupo tiene La creen- cia de que cl grupo exisie como algo diferente ala suma de los in- dividuos, esto es producto de un estado regresivo de tal integrante; alimenta tales fantasfas porque su regresion implica una amenaza de pérdida de su particularidad individual, esto le dificulta ver al grupo como un agregado de individuos. Un agregado de indivi- duos: esto es ef grupo para Bion. Esta aseveracién parecerfa ser contradictoria con sus nociones de mentalidad grupal y cultura geupal. Tal enunciacién no se lee caparé a Pontalis, quien apoy.indose en el plantey bioniano sosten- dri que el grupo es una ficci6n, una fantasfa, Es realmente intere- sante esta aparente contradiccién bioniana porque como diré ct autor citado, “nadie, psicosocidlogo 0 no, puede considerar ‘cien- Uifica’ Ja definicion de un grupo como el de un agregado de indivi duos, Es muy cicrto que un grupo puede ser objeto de observacién 0 deaudlisis” La originalidad de Bion para este autor serfa enton- ces fa de aferrarse a los los extremos de la cadena, ya que si en el campo sociol6gico el grupo es una realidad especfica, cuando fun- ciona como tal en el campo de la psiquis individual —modalidad y ‘ereencia que toda la psicosociologta tiende a fortificar— opera cfectivamente como fantasfa, Subraya este autor que desde Bion pueden distinguirse grupos reales y grupos como fantasia Bion, W. Op. cit, * Bion. W. Op. cit. 5 Pontalis, LB. Op. Cit, 105, Recapitulando, Bion “descubre” que la cooperacién consciente entre los miembros del grupo, necesaria para cl éxito en sus tareas, requiere de La circulacién fantasmética inconsciente entre ellos, hasta tal punto que la cooperacién puede ser regulada o paralizada por dicha circulacién fantasmética inconsciente. Los individuos reunidos en grupo se combinan en forma instanténea ¢ involunta- ria para actuar de acuerdo a los supuestos basicos, Produce aquf un planteo original: los supuestos bdsicos, verda- deros organizadores grupales, es decir, reguladores implicitos de Jos comportamientos grupales que permiten pensar en laexistencia de un sistema de legalidades implicito en el desorden de los hechos empiticos grupales; estos organizadores fantasmiticos regulan cl accionar de los individuos en el grupo; de todos modos para Bion os tres supuestos bésicos emergen como formaciones secundarias de una escena primitiva més antigua. Los supuestos basicos serén nudos fantasméticos colectivos en el grupo en un momento dado, asf se referira Anzieu a ellos.® La teorfa de los supuestos bésicos puntualiz6, por primera vez dentro del campo psicoanalitico, operadores organizacionales no individuales; aqut tal vez radique sti mayor importancia, en tanto, como seftala Bauleo, “consiguié producir un instrumento para en- tender lo que sucede al grupo como grupo”. En este sentido, puc- den considerarse los supuestos bdsicos como esquemas subyacen- tes que organizan —en el sentido que se habla de organizadores en embriologia— el comportamiento de un grupo orientando por ejemplo la eleccién sobre tal tipo de lider. Sin embargo, Pontalis, inscripto ya en una posicién en cierta medida estructuralista dentro del Psicoandlisis, demandard a Bion por la “estructura” que posibilitara los supuestos basicos; dicho de ‘otra manera, si los supuestos basicos son efectos grupales, falta en Bion, para Pontalis, el andlisis de 1a estructura que los provocao de- termina Notese que reaparece el emino nude, Anzion, D. El grapo y el inconscien- te, Op. cit. Este autor retomara In idea de formaciones socundatiss con respocto & una escena primitiva més antigua, *Bauloo, A, “Estado actual del Psicoandlisisindividua y grupal, en lincons ciente institucional, Nuevo Mar, México, 1983. 106 B. Bl segundo momento epistémico: los organizadores grupales i£En qué radica la importancia de 1a nocién de los supuestos bisi- cos? Para una reconsiruccién genealégica marcz un avanee en los discursos de la grupatidad, en particular con respecto a propucstas anteriores que tomaban como discurso te6rico el nivel fenoménico yy tambign frente a aquellas que trasladaron en bleque “lo psicoana- iftico” al grupo. Sin duda, el planteo de los supuestos biisicos como organizado- res implica una basqueda de un sistema de legalidades propio, es- peeifico del campo grupal; segdn Anzicu, hasta Bion la compren- sidn psicoanalitica de los grupos consistfa cn un psicoandlisis apiieado al grupo ya que, hasta entonces, los grupos no se habfan considerado aun dentio de esta disciplina como un posible campo de descubrimientos. La nocién de supuestos biisicos es un primer intento, dentro de los aportes psicoanalfticos, de tomar a los grupos ya no como un campo de aplicacién sino como an campo de des- Cubrimiento, No habria que subestimar que uno de los resortes de esta posibilidad haya sido la falta de urgencias explicitada por Bion de denominar psicoanaliticos a los tratamientos grupales por él desarrollados, La relevancia yencal6gica otorgada a la nocién de supuesto ba- ‘o.com organizador grupal, no debe impedir resaltar las objecio- hes que ofrece su implementacién técnica, ya que sucle opera res trictivamente en la Lectura de los acontceimientos grupales, tipili- cando los mismos segin “contenidos” preestablecidos; asimismo, suclen inducir en el coordinadorun adentro grupal ilusorio, cerran- do su lectura hacia el grupo plegado sobre sf mismo (grupo isla). De todos modos, trminos bionianos tan controvertidos como mentalidad geupal, cultura grupal, que é mismo no aleanz6 a desa- rrollarsuficientemente, no deberfan desecharse con ligereza; habria que revisarlos, con un criterio de elucidacidn critica que permita las rectificaciones necesarias, ya que es probable que allf pudiera es- taren germen cierta intuicidn de que los grupos arman formas pro- pias dibujando tos acantecimientos grupales, en ese sentido, estos términos sin duda confusos, podrfan pensarse como un intento de ‘guna intuici6n con re subjetividades, a los anudamicntos-desanudamientos de significa- ciones imaginarias, en tanto particularidades de lo grupal. ‘Se quiere subrayar, entonces, que para Bion los grupos, en tanto cespacios de produccién colectiva, constituyen un campo de descu- brimicnto que necesita, para su elucidacién, la creacién de inseru- ‘mentos conceptuales especificos. Si bien capturado cn la narrativa kieiniana —hoy fuertemente revisada a partir de Ja relectura de Freud impulsada por Lacan y su escuela y las nuevas teorizaciones apartir de alli producidas por esta corricnte— supo puntualizar una scri¢ de acontecimicntos especfticamente grupales a los que inten- 16 comprender a través de la produccién de conceptos también es- pectficos. Es decir que, desde un lugar de escucha analitica, no aplicé el corpus psicoanalitico “in toto”, sino que dejé planteada la necesidad de instrumentos conceptuales especificos de la grupali- dad, abriendo ast et campo grupal como espacio de produccién tedrica y no como un mero campo de aplicacién del psicoandlisis. C. El encargo a Bion y su produccién tesrica Esimportante detenerse en las condiciones de produccién dela no- cién de supuesto bisico. En primer lugar Bion es psiquiatra de un hospital militar en plena guerra, es comandante y Tas personas con fas que trabaja en sus grupos son soldados u oficiales generalmen- te de rango inferior. Es un representante de La autoridad tanto mi- litar como psiquidtrica; sin embargo, se ubica frente a ellos en una actitud mis cercana a la postura de un psicoanalista que ala de un militar superior jerdrquico. Notese que esto sucede en tos anos 40, cuando atin la cultura “psi” no se habia desarrollado Jo suficicnte ‘como para que las personas pudieran tomar con cierta naturalidad el encontrara alguien en actitud de psicoanalista en los lugares mas inesperados. Estos soldadios han obtenido un coordinador de grupos, pero han perdido necesariamente un jefe mifitar; han ganado a alguien que al descentrarse de las formas de liderazgo propias de esta institu- cin, deja sin sostén aquello que ya Freud habia descripto en Psi- cologia de (as masas y andlisis del yo, como laestructura libidinal 168 ‘uno-a-uno con el jefe que hace posible “la ilusign de la presencia visible 0 invisible de un jefe que ama con igual amor a todos los micmbros de la colectividad’." Ese jefe, lugar del ideal del yo, se ha propuesto, para sf mismo, un otro lugar. Freud toma el ejemplo del piinico en un cuerpo de ejército para ejemplificar el papel del jefe. “Sin que cl peligro aumente, basta la pérdida del jefe —en cualquier sentido— para que surjael panico”. Ruptura de los lazos afectivos que garantizan la gestién militar; an- gustia colectiva equiparable en Freud a la angustia neurdtica, a las pautas de comportamiento psicético para Bion, Dependencia, ataque-fuga, mesianismo, son sin duda compo- nentes habituales, tanto en fa préetica subjetiva militar como en sus categorfas emblematicas y, por lo tanto, con toda seguridad, muy disponibles para organizar las figuraciones propias de los grupos coordinados por Bion, Por otra parte el poco tiempo que Bion tra- bajé con grupos civiles probablemente io haya privado de 1a posi- bilidad de ratificar o rectificar la presencia de figuraciones de este tipo on las significaciones imaginarias de colectives menos patt- cularizados que los que despleg6 en cl ambito militar. (La Asocia- cidn Psicoanalitica Briténica ccnsuré su trabajo con grupos, situa- cciGn que Hlev6 a Bion a abandonar esta tarea a los pocos meses de haberla comenzado.) Desde una propuesta de elucidacién critica, se vuelve necesario diferenciar la localizacién de un tipo de movimiento muy caracte~ ristico de las actividades grupales que realiza Bion, de 1a narrativa utilizada por dicho autor para su explicacién; es decir se intenta diferenciar la puesta en visibilidad de determinadas formas geupa- les de sus maneras de enunciabilidad, rescatando ia primera y abriendo a revision la segunda, De tal modo, ai subrayarla inserip= cidn institucional —fuerzas armadas, Segunda Guerra, etc.— que inscriben y marcan de alguna manera esta produccién teérica, se pretende situar, delimitar, las formas y los ordenamientos de los enunciados, mds que impugnar la locatizaci6n de los aconteci- mientos. * Freud, . Psicologia de lasmasas yanilsis del yo, Biblioteca Nueva, Tomol, Madrid, 1967. log a a ee Al mismo tiempo, es importante recordar que cuando se invii biliza Ja capacidad de} dispositivo clegido para producir efectos grupales se crean muy buenas condiciones para esencializar sus procesos; de igual forma al negar la importancia de las inscripcio- nes institucionales en la que se gestionan y dlesplicgan as experien- cias y sus tcorizaciones, se vuelven posibles generalizaciones que al desmarcarse de sus condiciones de produccidn se universalizan tal vez desde una premisa no exenta de sustancializacién. El and- lisis erftico emprendido en este trabajo intenta, justamente, abrir problematizacidn sobre estas cuestiones. (A qué urgencia social habrd respondido la implementacién de dispositivos grupales con fines terapéuticos en las Fuerzas Arma- das Britinicas? La psiquiatrfa inglesa tenfa que encontrar un sis- tema diferente al alemén que terminara con la desmoralizaci6n de las tropas; un sistema destinado a reabsorber cficazmente las an- guslias y solidaridades de grupos, para la vida y para la muerte, y que se aseniara sobre bases diferentes al hechizo, aglutinador tipi- co del ejéreito nazi; habia que restituir, personal y militarmente a Jos innumerables inadaptados, delincuentes y neursticos que aflu- yyeron cn 1940 2 los hospitates briténicos. La presién de esta urgen- cia —seysin Lacan— dio lugar al “group therapie”? Froud ya ha- bfa subrayado en Psicologia de las masas y anéilisis del yo, que la negligenciade! factor libidinal, enel Bjéreito, cl maltrato alos com- batientes, parecerfa haber constituido una de las principales causas de Ia neurosis de guerra en 1a Primera Guerra Mundial. En cons cuencia se yolvia necesario encontrar soportes que disminuyeran las condiciones de posibilidad de emergencia de las mismas. De tal modo, se inventan los dispositivos mencionados, en el in- tonto de reactivar “identificaciones horizontales” (se las denomina sf en contraposicidn a las identificaciones verticales dirigidas al jefe), agrapandolos entre Sobre esta base —dice Lacan— cl psiquiatra psicoanalista se pro- pondrd organiza la situacién de manera tal de forzar al grupo a to- ® Lacan, J. “La psychiutrie anglaise ot la guerre”, en Evolution pychiatrique, 1947, Agradczco « Gormn Garcia por haberme feeiliado esta poblicacisn n6 ‘mar concieacia de sus dificultades de existencia como grupo. Na- luralmente no hay Srdenes ni sanciones; cada ver que se apela a su. intervencién, Bion como psicoanalista devuelye kapelota.a los inte- resados."” No hay castigo ni tampoco reemplazo del objeto deteriorado, r0- bado o perdido; al grupo le corresponde valorar lo que ha pasado. Fueron doscientos cinewenta psiquiatraslos destinados aesta labor, junto a Bion, pueden mencionarse Rees, Rickman y Foulkes; este timo trabajé en hospitales de la Armada Briténica.”” Interesa resaltar varias cuestiones, En primer lugaresta interven- ci6n de los psicoanalistas ingleses fisuré una fuerte antinomia, que atin conserva su vigencia: psiquiatria piblica-psicoandlisis pri- vado. En segundo lugar —y la discusién de Lacan con los psiquiatras franceses, luego de presentar la ponencia donde relata la experien- cia inglesa™? es muy elocuente al respecto—, muestra cémo una de Jas vias privilegiadas de pasaje de una psiquiatrfa organicista a una psiquiatrfa social fue a partir de la instrumentacién de herramicn- tas conceptuales y (Genicas provenientes del psicoandlisis. Y, en terver lugar, cuando un campo disciplinaro se abre a in- tervenciones para las que no fue especialmente construido, si bion no tiene por qué rehuirse, debe acentuar aquellos recaudos que le permitan poner en visibilidad las demandas socialesa las quees in- citado a responder. Ya en 1947 el mismo Lacan advierte sobre es- tas tres cuestiones y si bien es enfitico al respecto no oculta su ad- miracién por el trabajo con grupos de tos psicoanalistas ingleses durante la Segunda Guerra Mundial. La necesidad masiva de asistencia: de aquf en mas sera uma dé las razones habituales en los patses de signilicativo desarrollo de la cultura“ psi”, para implementar dispositivos grupales con fines ps coterapéuticos. °° Lacan, J. Op. cit Foulkes, SH. Therapeutic Group Analysis,G. Allon & Unwin Lid, London, 1964 "Lacan. J. Op.cit. ui Esta realidad no puede naturatizarse. Muy por el contrario exi- ge su interrogacién qué significa la existeneia de requerimientos masivos de asistencia psicoterapéutica? ;Formulacién de qué hue- cos sociales son efecto? o, dicho de otra manera, {a qué vacio so- cial somos respuesta ci {mos grupos? Capitulo Vi LOS ORGANIZADORES FANTASMATICOS. lidad de los organizadores fantasmaticos Los aportes resefiados en este capftulo corresponden a las teoriza- ciones de! grupo liderado por Didier Anzicu que incluye figuras muy destacadas tales como Pontalis, Kaés, Missenard, Bejarano, por sitar los més conocidos en la Argentina, Esta corriente “inten- taprecisar que, desde el punto de vista psivoanalitico, e! grupo pue- de aspirar a un status diferente de aguel que tiene en el campo te6- tico y practico de la Psivologfa Social”;* desarrolla gran parte de sus investigaciones a partirde sus experiencias con grupos breves y la- mados de formaci6n; si bien ineluyen técnicas psicodramaticas y de relajacién en sus seminarios, se instituye como corriente con un fuerte interés en diferenciarse del psicodrama moreniano y de a microsociologia lewiniana, Esta diferenciacién esaltamente estra- tégica para ellos, por cuanto los trabajos derivadosde Lewin y Mo- reno cran “unade las mayores referencias utilizadas, criticadas c in- corporadas o abandonadas por numerosos psicoanalistas que se orientaron antes de 1968, hacia la préctica grupal”? (A partir de es- to puede entenderse La virulencia de algunos tramos criticos de los ' Koés, R.“Blementos para una historia de las preticasy de Iss teortas de gr poen sis relaciones con el Psiconnslisis en Francia", Revistade Psicologia y Psi colerapia de Grupo, Tomo VII, 1, Buenos Aires, 1984, Kas, R Ibidem. 113 | | 1 | trabajos ya célebres de Pontalis, publicados en el volumen “Des- pués de Freud” y a los que se remite con frecuencia en este ibro.)* El interés de este grupo es muy diferente al de 1a microsociolo- sfa; a partir de “La funci6n inconsciente de un grupo”, “El grupo como objeto”, de Pontalis, y “El grupo es un suefio”, de Anzieu, constituyen sus propias bases para una lectura psicoanalitica del grupo, desconociendo aun los trabajos de Foulkes, Anthony y Bion. Ponen el acento en el grupo como objeto—en el sentido psi- coanatttico del término— y como proceso psiquico; el grupo como objeto de investiduras puisionales, de representaciones imagina- Tias y simb6licas, de proyecciones y de fantasfas inconscientes, Pontalis escribe en 1963: ‘no basta con dotectar los procesos inconscientes que operan en un ‘grupo, sea cual fuere ta originalidad de la que se es capaz: aunque luno ubique Tuera del campo de andlisis la imagen misma del grupo, con las fantasfas y valores que ella comporta, de hecho se elude to- da cuestiOn sobre fa funcién inconsciente del grupo. A su vez Anzicu, sugiriendo un paralelismo entre cl grupo y el sucfio postula una hipstesis esencial para comprender —seguin es- a corriente— desde el punto de vista psicoanalftico, la dindmicade un grupo y sus miembros. La cconémica grupal se define ports 1o- calizaciones y desplazamicntos de los valores pulsionales sobre los, diferenteselementos del grupo; Ia ut6pica grupal es una proyeecién de sistemas y de instancias que estructura el aparato ps{quico indi Vidual. Bejarano teoriza sobre la escucha psicoanalttica y la trans- ferencia en la dindmica de grupo, Posteriormente Kaés, si bien en la linea trazada por Anzicu, Pontalis y Bejarano, trabajaen la repre sentacién del grapo como objeto doblemente investido por el psi- quismo y por el discurso social A partir de 1970 fundan el Centro de Estudios Franceses para la Formacién y la Investigacién Activa en Psicologfa (cerrr ap); cstu- diando las condiciones y los procesos de trabajo psicoanalitico en los grupos, definiendo cl encuadre y los movimientos psiquicos de elaboracidn y de construccién de un espacio psicoanalfiico grupal » Pontalis, 1B. Op. cit 4 Se proponen claborar aspectos espeefficas del bagaje tecnol6gico para los procesos grupales, que permita construir un verdadero sta- tus psicoanalitico para el dispositivo grupal; de tal forma, se con: tituyen en sus centros de interés investigativo las dimensiones de la transferencia, las condiciones y los efectos del trabajo de la inter- pretacién, las funciones y estructuras de las identificaciones, eteé- tera Dado que —a diferencia de la microsociologté— consideraron a los grupos que instituyeron con un objetivo de trabajo psicoana- Iftico, les fue necesario definir la metodologfa que permitiera reco- nocer los procesos psiquicos en acci6n en estos grupos, ya fuese su propuesta manifiesta terapéutica o de formaci6n. Esinteresante c mo consideran esta cuesti6n, puntualizando “el encuadre psicoan: Iitico debe favorever la emergencia, ta claboracién y la interpreta idn de las formaciones y de los procesos psiquicos imbricados en la situacion de grupo”; de tal modo que afirman que “la situacién grupal se desarrolla a partir de as caracteristicas del dispositivo: fa cnunciacién de la regk fundamental, cimiente de todo trabajo psicoanalitico, es cl acto que instituye cl dispositivo, hablar libre y abstinencia entre los integrantes del grupo y cl analista de toda otra relaci6n que no sea la exigida por la escucha y la palabra psicoana- titica”™ Resulta claro a partir de estos conceptos que esta corriente no se propone ni una experiencia adaptativa a las normas grupales ni un conocimiento objetivo de los fenémenos del grupo, ni la creacién permanente del grupo, Tienen un objetivo muy distinto: propor- cionar el encuadre, el dispositivo y Ia situacién apta para una expe- riencia “original”, en la que se busca la emergencia, la liberaciGn y reacomodacién de algunas formaciones y procesos psiquicos que gracias a las propiedades del dispositivo diseftado se develan —se- guinesta corriente— genética y estructuralmente apuntaladas sobre el grupo (sobre todo el grupo primario); a su vez censideran que di- chas formaciones aseguran cl pasaje y la reanudacisn entre el orden endopsiquico (“individual”) y el orden del vinculo y las creaciones colectivas. * Kats, R. Op. cit. El subeayado es mio, Ms ~nctnnettta mmm anatm metre tam amma at mg ‘Segiin estos autores la comprensién psicoanalitica delos grupos se reducia hasta entonces a un psicoanilisis aplicado al grupo; es decir, que cl grupo constitufa solamente un campo de verificacién sin haber legado a ser todavfa —dentro de este campo disciplina- rio— un campo de descubrimiento, Consideran haber inaugurado un contexto de descubrimiento en tanto han desplazado la atencién yel interés hacia las formaciones grupales del psiquismo y por ha- ber formulado ta relacién entre Las formas grupales del psiquismo yelencuadre y el proceso grupal. Es importante advertir que para estos autores —en su punto de partida— el grupo es un contexto de descubrimiento de las forma- ciones de lo inconsciente, y no, estrictamente, contexto de descu- brimiento de la grupalidad. En ese sentido es que buscaran el en- cuadre, el dispositivo y la situacién adecuados para la emergencia de formaciones psfquicas inconscientes que pueden develarse gra- cias a las propiedades del grupo en tal dispositivo. Por lo tanto, en Jo que respecta al “grupo” se estudiardn aquellas caracteristicas del mismo que hagan posibles la visibilidad de formaciones y procesos inconscientes. En consecuencia los dispositivos inventados debe- ran ser eficaces para tal fin, Entre otras teorizaciones merece destacarse ef concepto de for- maciones grupales del psiquismo, 0 grupalidad psiquica, consti tuida por laestructura de los fantasmas, la organizacién de las iden- liticaciones y 1a organizacién de tas instancias del aparato psiquico; la nocién de aparato psiquico grupal, que es una construcién intermediaria y paradojal que efectian los miembros de un grupo sobre Ja base de una doble serie de organizadores: unos, los grupos internos (psfquicos) y otros, regidos por el funcionamiento de los modelos socioculturales. Esta nocién, desarrollada por Kaés, pun- qwaliza que habrd grupo, y no simple reuniGn de individuos, cuando partir de los aparatos psiquicos individuales tiende a construirse ‘un aparato psiquico grupal mas o menos auténomo; este aparato se onganiza sosteniendo la tensién entre una tendencia al isomortismo yuna tendencia al homomorfismo; mientras que el aparato psfqui- 0 individual busca su apoyo en el cuerpo biol6gico, el aparato gru- pal lo hace en el tejido social. Frenicala aseveracién de la microsociologfa con respecto a que el grupo cs una comunidad, Anzicu se pregunta {comunidad de 116 qué? Segiin este autor cl grupo es una puesta en comiin de las imé- genes internas y de las angustias de sus participantes; dir: cl grapo es un ugar de fomentacién de imagenes; es una amenaza primaria para et individuo. La situacién del grupo cara a cara (reu- nidn, discreci6n, trabajo en equipo, vida comunitaria con compa- Acros que apenas conoce, ro superior al que normalmente convivea lasrelaciones sontimentales, sin una figuradominante por ‘cuyo amor uno pueda sentirse protegicdo y unido a los demés) es vi- vida como una amenaza para fa unidad personal, como una puesta en cuestién del yo. El grupo lievaal individuo muy lejoshacia ates, alli oondeno se ha- fa constituido atin como sujeto, donde se sentia desagregado; la imagen comin del grupo —que atin no ¢s grupo— es la del cuerpo despedavaclo; por consiguiente el grupo no tiene existencia como grupo si no ha conseguido suprimir esta imagen y superarlaS Las metéforas del grupo como organismo vivientehan manteni- do largamente su eficacia por cuanto, invocando el “nosotros” dan. idea de un cuerpo frente @ la imagen anterior de cuerpo despedaza- do; sostendré que la fucrza persuasiva de esta metéfora radica en que “Corresponde a la realidad imaginaria del grupo, porque expre- i, del mismo modo que los mitos, la transformacién de las image- nes que dirigen el juego de fuerzas subyacentes”. Avanzando en su argumentaci6n sostendré que “entre el grupo y la realidad, entre el gnupo y cl propio grupo, hay algo ms que relaciones entre unas fuerzas reales: hay primitivamente una relacion imaginaria”. Es- ta produccién de imagenes explica fendmenos y procesos que has- {aese momento habfan permanceido invisibles 0 atribuidos a otras causa. Puntualiza sagazicnte; “el duico observable es el grupo, ahora bien, lo observable queda sin concepto”, A través de sus experiencias con grupos de diagnéstico dira: “el grupo es experimentado por cada uno como un espejc de miiltiples facetas devolviéndole una imagen de sf mismo defomada y repe- lida hasta el infinito. Sc puede admitir, en principio que en toda si- 5 Anvieu, D. El grupo y el inconsciente, Biblioteca Nueva, Madrid, 1978, 417 eS ss tuaci6n de grupo (grande, pequefio, de trabajo, de diversién, cultu- ral © econémico) hay una representacidn imaginaria subyacente, comin a la mayorfa de tos miembros del grupo, o mejor dichoes en Jamedida cn queexiste esta representacidn imaginariaen aque hay unidad, algo comiin en el grupo. Estas representaciones pueden ser un obsticulo para cl funcionamiento del grupo tespecto de los ob- jetivos que le son asignados por la sociedad, por su status, 0 por las. ‘motivaciones de sus miembros y pueden serla causa porla que Ile ‘gue a paralizarse su funcionamiento; pero cuando un grupo funcio- na eficazmente es también una representacién imaginaria 1a que te permite encontrar la solidaridad y la eficacia, Estas imagenes con- servadas y superadas (aufheben) constituyen finalmente —para Anzicu— la reatidad interna esencial de los grupos humanos. No hay grupo sin lo imaginario, ‘Se propone analizar tla luz. de la teorfa psicoanalitica los prin- cipales procesos psfquicos inconscientes que se desarrollan en tos humanos; la experiencia sabre la que clabora sus investig ciones se basa, fundamentaimente, en grupos de formaci6n. ;Cui Jos son para Anzicu los procesos claves que puntualiza para el gru- po, desde el punto de vista psicoanalitico? En primer lugar la iltt- sidn grupal, refiriendo aquel sentimiento de cuforia compartido por los integrantes por pertenecer al grupo; el grupo produce ta ilu- si6n grupal por un proceso mds general y éste es que cumple una funci6n de realizacién imaginaria de deseos (analogfa grupo-sue- fio). Retoma conceptos de Ezhriel subrayando que los participantes se dan como representacién colectiva et mayor denominador co- main de sus fantasmas individuales; al igual que el suefio, la fomen- tacibn fanasmética del grupo, se desarvolla sobre el escenario de Ja imagen del propio cuerpo desrealizada, conn telon de fondo que esl escenario imaginario del grupo. Considera que la disposicién cn cfrculo dispara imagenes relacionadas con el interior dei cuer- po de la madre. Pone su atencién en la amenaza de pérdida de la identidad per- sonal producida por la situacién de grupo; considera que ésta cons tinuye un desaffo a la integridad y 1a autonomfa relativa del yo; el yo de cada participante se encuentra amenazado; tal amenaza de ‘ataque a la integridad yoiea, moviliza diferentes tipos de angustias arcaicas y procesos defensivos contra ellas. Otro aspecto que recla- 18 a ma su interés es el fendmeno de transferencia escindida, entre el pequefio grupo yl grupo amplio en el dispositive de formacién di- sefiado para sus investigaciones. Sobre el desarrollo de estos ftems, muy sumariamente enuncia- dos aqui, considera deben sentarse las bases dle una ieoria psicoa- nalitica de los grupos. Continia sus tcorizaciones trazando —junto a los aportes de Kaés, Misenard y Dorey— las lineas para una Teoria General de Fantasma de los Grupos. Planteaté asf que el vinculo primario en- tre las personas es a circulacién fantasmatica. Si bien la fantasma- lizacién, o actividad de fomentacién fantasmética, es una actividad preconsciente que articula representaciones de cosa y de palabra y considerando la capacidad de fantasear uno de los rasgos més im- portantes del yo, es absolutamente terminante al afirmar que “sd- Jo existen fantasmas individuates, yes un abuso del lenguaje el ha- blar de un fantasma del grupo o tn fantasma comin, El Fantasma es posiblemente ta realidad psiquica individual por excelencia”. Observard que un grupo puede paralizar sus accionessi varios fan- tasmas individuales luchan entre sf por imponerse, 0 la unidad apa- rente de un grupo puede forzarse en 1a coalicién defensiva contra tal fantasma individual. El “fantasma individual” es una escena imaginaria que se desa- rrolla entre varios personajes; de cllos Anzicu deriva que el fantas- ma tiene una organizacién grapal interna; en su conducta, sus sin- tomas, sus sucfios nocturnos, el sujeto trata de realizar una escena, estando presente en la misma generalmente a titulo de espectador y no de actor.® Las posiciones que have ocupar a los demas y que él mismo ocupa son permutables pero su estructura permanece la misma; cada personaje resulta de una o varias identilicaciones y tuna o varias figuraciones de procesos psfquicos; el aparato psiquico utiliza las identificaciones del individuo para devolverie, represen- tadas, las instancias psiquicas y pulsiones que obran ca él y drama- tizar sus relaciones y conflictos. © Coincide con ladefinicién de fantasma claborada por Laplanche y Pontalis J. B. en su Diccionario de Psicoanilisis (Labor, Barcslona,1914): "Escenificac imaginariaen laquesehalla presente cl sujeto y querepresentaen hormia misome- ‘nos deformada por los procesos defensivos, la realizacién de un deseo, y en tili- mo térmiino, ce un desco inconsciente”. 119

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