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TRABAJO
PRÁCTICO
Nº1
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Actividades:
1.- Lectura analítica de las fuentes documentales y bibliográficas propuestas.
2.- Extraer de las fuentes:
2.1.- El verdadero destino geográfico de Colón (a la luz de: las ideas de la época,
los adelantos científicos, tecnológicos, la Capitulación de Santa Fe, de las
acciones y relatos y de los estudios contemporáneos.
2.2.- Los objetivos del descubrimiento (a partir de las acciones concretas y de la
composición de la hueste).
2.3.- La visión que los españoles transmitieron de los lugares descubiertos y de
sus habitantes.
2.4.- La interacción entre españoles y nativos, a la luz de los relatos y desde
acciones concretas (intercambios comerciales, rebeliones, etc.)
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Desarrollo:
1º- El texto del contrato con los Reyes Católicos en el que sólo se refieren a islas que se
habrían de anexionar a la corona de Castilla. En la claúsula 1 menciona que lo que Colón se
propone descubrir, ya lo "ha descubierto".
2º- La negativa de Colón a informar lo que pretende descubrir, por miedo a que se
descubriese su secreto
3º- La declaración que hace a sus marineros, de que encontrarían islas a 750 leguas de
distancia de Canarias
4º- El testimonio de las Casas que asegura que Colón disponía de una carta de
navegación en la que se encontraba marcada la isla de Antilia.
5º- El hecho de que tomara el paralelo 28º y del que no quería apartarse, si bien éste no
conducía a las Indias.
6º- El texto de su Diario de abordo, en el que durante todo el transcurso de la expedición
se menciona que buscaba una isla cuya situación decía conocer.
7º- El desconcierto que provoca en Colón no encontrar la isla en donde creía que debía
estar
8º- La declaración de su hijo Fernando Colón de que la isla de Santo Domingo era la
que su padre buscaba
9º- El testimonio de antiguos historiadores y cronistas españoles: Gómara, Garibay,
Acosta, Fructuoso, Mariana, Simón, Vasconcelos, Garcilaso Inca y otros, los que dicen que
Colón había recibido informes de un piloto que por azar había llegado a una isla desconocida.
10º- La autenticidad de la existencia de este piloto resulta clara si se tiene en cuenta la
certeza que demostraba Colón en la existencia de islas en occidente.
Sin embargo, antes de pasar a analizar todas las posturas, consideramos necesario
realizar algunas aclaraciones.
La mayoría de los autores coincide que fue durante la estadía de Colón en Portugal
cuando el genovés concibió su empresa de descubrimiento. Sus ideas se configuraron sobre tres
bases teóricas elaboradas desde la Antigüedad:
- La esfericidad de la tierra
- La unicidad del océano
- La posibilidad de atravesar el océano navegando hacia el occidente para llegar a
oriente.
Sus conocimientos provenían de la lectura de tres fuentes principales:
- Imago Mundi del cardenal Pierre d'Ailly, de 1480-83.
- Historice Rerum ubique gestarum de Pío II, de 1477.
- Il Millione de Marco Polo, de 1485.
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Con respecto a la segunda cuestión, los portugueses incluso ya habían llevado a cabo
varias expediciones con vistas a encontrar dichas islas (la de Diego de Taive en 1452 y la de
Joao Vogado y Gonzalo Fernandes, antes de 1462) sin que se lograra ningún resultado positivo.
Sin embargo, el casamiento de Cristobal Colón con Felipa Moniz Perestrello le dio
acceso a los papeles de su suegro, quien era un conocido navegante portugues. Es probable que
Colón, que hasta ese momento había navegado mucho aunque impulsado exclusivamente por
intereses comerciales, comenzara a preguntarse si era posible llegar a oriente navegando por
occidente. Esta es la hipótesis que abonan Fernando Colón y Bartolomé de las Casas, que
afirmaron que los papeles y cartas de Perestrello fueron la fuente originaria que inspiró a Colón.
Sin embargo, para Vignaud, sería improbable que el genovés encontrara en los papeles
de su suegro, documentos e indicaciones relativas a la proximidad del Asia ya que Perestrello no
era un cosmógrafo, aunque sí pudo reunir información útil para el futuro almirante:
"Sabemos por Las Casas que Colón reunió multitud de relatos referentes a esas islas, y poseemos
textos bastantes numerosos de patentes concedidas a aventureros que pedían ir a esas tierras. No cabe
duda de que eran indicaciones relativas a algunas islas o tierras de este género las que Perestrello había
recogido"1
De esto se desprende que entre estos papeles no podría haber ningún tipo de
información referente a las Indias.
Vignaud especula que quizá también podrían haber influido en el navegante genovés
otro tipo de informes:
- El primero sería la leyenda de la isla de Antilia, situada en algún punto al oeste de las
Azores, cuya existencia era considerada cierta por aquél entonces.
- El segundo sería la leyenda del Piloto Desconocido. Los contemporáneos de Colón
pensaban que la existencia de islas en el occidente le habrían sido indicadas por un Piloto
Desconocido. Las Casas, que menciona esta hipótesis no garantiza la autenticidad de la misma:
"Las Casas dice, por lo demás, que ha podido saberse la historia de labios del propio Colón, y
diversas particularidades bien comprobadas, demuestran que el genovés no ocultaba que poseía informes
de la isla que buscaba"2
1
Vignaud, op. cit., p. 55.
2
Vignaud, op. cit., p. 131.
4
5
Según Vignaud, la tesis del Piloto Desconocido se mantuvo hasta fines del siglo XVI. A
partir de este momento la obra de Colón fue considerada de forma tal que la diferenciara de las
numerosas expediciones de la época, que buscaban ventajas pecuniarias. La empresa de Colón
es vista como una expedición de carácter científico y teórico con el objeto de lograr un objetivo
geográfico. Los documentos que sustentan esta hipótesis: dos cartas de Colón, una atribuida
carta atribuida a Toscanelli, el libro de Fernando de Colón, el libro de Las Casas y la carta de
acreditación ante el Gran Kan.
Lo cierto es que en el Diario de Navegación del primer viaje de Colón es curiosa la
presencia de la siguiente frase, correspondiente al día 3 de octubre:
"y no vieron aves algunas; creía el Almirante que le quedaban atrás las islas que traía pintadas en
su carta"3
Ahora debemos continar con el punto central de la hipótesis de Vignaud, que se basa en
la afirmación de que Colón, al marcharse del puerto de Palos en 1492, no pensaba buscar una
nueva ruta hacia el Asia:
"El testimonio unánime de los autores contemporáneos, así como el de los documentos, prueba
que en vida de Colón, y por espacio de cerca de medio siglo después de su muerte, no se daba a la
empresa de 1492 otro carácter que el de una expedición en busca de nuevas islas o tierras cuya existencia
y situación estaban demostradas para los que debían descubrirlas" 4
Entre las condiciones que Colón presentó a los Reyes Católicos, casi las mismas que
entregó al rey de Portugal, no estaría especificado el destino hacia donde se iba a dirigir el
genovés. De esto se deduce, según Vignaud, que los Reyes Católicos:
"...no esperan de Colón sino el descubrimiento y la posesión de tierras situadas en una parte del
mar océano. Si, más tarde como ha asegurado Colón, se trató en ese momento de una nueva ruta para ir a
las indias -cosa, que por lo demás nada indica-, los términos de esas actas demuestran que los soberanos
no tenían ánimo de reconocer ni recompensar más que los descubrimientos relativos a islas o tierras
nuevas que anexionar a sus posesiones"5
La leyenda del objetivo del viaje hacia las Indias se habría origidado debido a que
Colón necesitaba imperiosamente del concurso de un navegante con experiencia para organizar
la expedición. De esto resulta que el concurso de Pinzón sería imprescindible para llevar a cabo
la empresa, mientras que la participación de Colón no era fundamental para Pinzón. Según
Vignaud, quizá fue por satisfacer el deseo de Pinzón de llegar a las indias que el almirante pidió
las credenciales para el Gran Kan, cuyos dominios se suponía que se extendía hasta el Asia
Oriental. Esto tendría relación con la afirmación de Diego Molinari de que Pinzón habría estado
anteriormente en Roma y:
"A su regreso afirmó que había visto en la Santa Sede un mapa, cuya copia traía consigo, donde
se situaban tierras a cuyo descubrimiento iría. Llegaría hasta Cipango, cuya riqueza bastaría por sí sola
para realizar la conquista del universo".6
3
Colón, Diario de Navegación, p. 25.
4
Vignaud, Cristobal Colón y la leyenda, p. 129.
5
Vignaud, op. cit., p. 99.
6
Molinari, Descubrimiento y Conquista de América, p. 76.
7
Vignaud, op. cit., p. 162.
5
6
Sin embargo, esto se contrapone con la información suministrada por los documentos de
los Pasaportes Colombinos del 17 de abril de 1492, documento elaborado el mismo día de la
capitulación. En este documento se aclara que el propósito del viaje era llegar a las "partes de
las Indias" y los recursos obtenidos por la conquista de Granada debían ser utilizados para
financiar la conversión al cristianismo de todos los pueblos infieles y paganos.
Carbia trata de explicar esto, interpretando que la mención de navegar hacia las "partes
de la India" estuvo fundada en la necesidad de ajustarse a lo convenido con Portugal en 1480 en
el Tratado de Toledo, por el cual Castilla se había comprometido a no realizar descubrimientos
en las cercanías del Africa ni en ninguna zona dentro de una línea que dividía el mar desde las
Islas Madeira a las del Cabo Verde. Esta expresión estaría destinada entonces a dar la sensación
de que se evitaba lesionar los intereses de Portugal en Africa.
Ambas hipótesis se basan en lo escrito por Colón durante su viaje para fundamentar sus
puntos de vista. El Diario de Navegación del primer viaje de Cristobal Colón comienza con una
carta que dirige a los Reyes Católicos, donde les recuerda que ellos mismos le ordenaron que
fuese a las Indias, no por la via ordinaria del este sino por la del oeste. Vignaud reconoce que si
este texto fue escrito antes de que partiese la expedición entonces habría de otorgarle un valor
muy serio. Sin embargo, el texto no está fechado ni firmado, y además no existen registros de la
misma en los archivos españoles.
Otro argumento de Vignaud para afirmar que el verdadero objetivo de Colón era
descubrir islas hacia occidente, es fundamentado a través de la errónea utilización de la palabra
Indias. No sería Colón quien utiliza el término "Indias", que aún no se empleaba en 1492, sino
que sería Las Casas quien la utilizó al realizar su resumen del Diario de Colón, única fuente que
disponemos sobre este primer viaje. Las Casas utiliza el término Indias no para hacer referencia
a las Indias asiáticas sino a las tierras descubiertas por Colón:
"De aquí resulta que Las Casas, al hacer decir a Colón que su meta eran las Indias y que no
quería parar atención en ninguna otra isla, ha demostrado, sin intención acaso, que, para Colón, esa meta
eran las mismas tierras que fueron descubiertas -es decir, las Antillas, llamadas previamente Antilia-" 8
Siguiendo con Vignaud, cuando se llega al Mar de los Sargazos creen haber encontrado
el rumbo, pero desde el 24 reconocen que esto es un error. El 4 y 5 de octubre, como se había
pasado la distancia de 750 leguas donde se esperaba encontrar tierras, la tripulación se
impacienta. Sin embargo, la intervención de Pinzón logra salvar la situación. Esta actitud no es
propia de un hombre que solamente desea colaborar con la tarea descubridora de otra persona.
En su mente ya estaba la idea de encontrar Cipango. El 6 de octubre, Pinzón sugiere que se
cambiara la ruta para ir más hacia el suroeste, según Las Casas con la intención de buscar la isla
de Cipango. Sin embargo, Colón no cambia el rumbo hasta el día siguiente, porque según
Vignaud aún persistía en encontrar las islas que debían estar a 700 o 750 leguas de las Canarias:
"Después de haber recorrido más de 1000 leguas sin descubrir la tierra que buscaba a 750
solamente de las Canarias y cuando tenía que hacer cara a la mala voluntad de su tripulación, que no creía
la existencia de esa tierra, se encontró en presencia de la seguridad de Colón de que modificando la
dirección hasta entonces seguida debía encontrarse la isla asiática de Cipango. Vacila en cuanto se debe
hacer, luego se decide a tomar el rumbo indicado, y todavía recorre un centenar de leguas más sin
encontrar nada. Entonces, pero sin mente, es cuando las dudas que debían de atormentarle desde ya algún
8
Vignaud, op. cit., p. 108.
9
Colón, op. cit., p. 19
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tiempo cobraron forma definitiva, sugiriéndole la idea de que su isla Antilia debía de ser la misma que de
Cipango.."
Este cambio de pensamiento se habría dado en el lapso transcurrido entre el 6 y el 12 de
octubre.
Sin embargo, Molinari afirma que todo esto no encaja con la determinación que tomó el
almirante el día 3 de octubre:
"...Colón dio por cierta la existencia de islas en las proximidades del punto en que se halló
situado, pero no quiso detenerse porque su fin era pasar a las Indias. Es pues inaceptable la tesis de
Vignaud cuando afirma que el objetivo de Colón era únicamente descubrir las propias islas que descubrió,
y que la versión tradicional que le atribuye el propósito de llegar a las Indias por el poniente cobró cuerpo
después del primer viaje y no antes de éste"10
Las prerrogativas que pidio Colón demuestran que el genovés deseaba un puesto
preeminente como almirante de la Mar Océano; la prioridad de las rutas marítimas; como virrey
y gobernador el dominio político de las tierras que descubriera; y como socio comercial, 1/10 de
las ganancias.
10
Molinari, op. cit., p. 79.
11
Colón, op. cit., p. 10
12
Colón, op. cit., p. 143.
13
Colón, op. cit., p. 51.
14
Colón, op. cit., p. 33.
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Pese al esfuerzo que hicieron los españoles de comparar con lo conocido, rápidamente
toman conciencia de que la realidad del Nuevo Mundo, no podría ser explicada únicamente por
las "similitudes, las diferencias, las negaciones o las ausencias". Colón recurre a la noción de
disforme:
"...y los árboles todos están tan disformes de los nuestros como el día y la noche" 21
15
Colón, op. cit., p. 34.
16
Colón, op. cit., p. 70.
17
Vignaud, op. cit., p.102.
18
Colón, op. cit., p. 151.
19
Colón, op. cit., p. 45.
20
Colón, op. cit., p.17.
21
Colón, op. cit., p. 43.
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Sin bien estas nuevas tierras eran consideradas por los españoles como el "paraíso
terrenal", como bien dice Da Silva: para el imaginario europeo del siglo XV, América era el
Nuevo Mundo, pero en el cual los colonizadores debían implantar todos los patrones básicos de
la cultura europea. Debían crear un mundo nuevo, pero a imagen y semejanza del viejo mundo.
Según Ainsa, muchas de las esperanazas frustradas en Europa, son tratadas de concretar
en el Nuevo Mundo:
"Lo que ya no fuera posible en el Viejo Mundo debería serlo en el Nuevo: desde la Edad de Oro
y el Paraíso Perdido a la Tierra Prometida, los mitos adánicos "buen salvaje", de la "ciudad ideal", a las
sucesivas revoluciones radicales y totalizantes que deberían trocar para siempre la injusticia en un
reencontrado paraíso que debería propiciar el "hombre nuevo"22.
Por esto, los aborígenes serán vistos de forma idílica, como los hombres más buenos,
hermosos y simples del mundo, que no conocen el odio, la codicia ni la violencia.
“son gente de amor y sin codicia , y convenibles para toda cosa (...) ellos aman a sus projimos
como a sí mismos”23
“ellos andan todos desnudos (...) y tambien las mujeres (...) ninguno vide de edad de mas de
treinta años; muy bien echos, de muy fermosos cuerpos, y muy buenas caras”24
“...porque esta gente es muy simplice en armas” 25
Para sintetizar, los sueños sociales colectivos europeos toman consistencia en América,
a veces de forma contradictoria:
"...la cruz que revive el Paraíso terrestre se ve confrontada con la espada que busca El Dorado, el
ocio y la abundancia de Jauja con el severo principio bíblico de 'ganarás el pan con el sudor de tu frente'
en el que creían los constructores de la Nueva Jerusalén en tierra americana" 26
Por esta circunstancia, desde el primer momento está presente la idea de aprovecharse
de la ingenuidad de los aborígenes, para utilizarlos en provecho de los españoles:
“...asi son buenos para les mandar y les hacer trabajar, sembrar, y hacer todo lo otro que fuere
menester, y que hagan villas y que les enseñen a andar vestidos y a nuestras costumbres” 29
22
Ainsa, De la Edad de Oro a El Dorado, p.8
23
Colón, op. cit., p. 138.
24
Colón, op. cit., p. 32.
25
Colón, op. cit., p. 35.
26
Ainsa, op. cit., p 11.
27
Colón, op. cit., p. 88
28
Colón, op. cit., p. 96.
29
Colón, op. cit., p. 116
9
10
30
Artículo: "El Gran Encuentro"
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BIBLIOGRAFÍA:
AINSA, Fernando, De la edad de oro a El Dorado. Génesis del discurso utópico americano.
México, F.C.E., 1992.
CARBIA, Rómulo, La nueva historia del Descubrimiento de América. Buenos Aires, Coni,
1936.
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