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20 de Agosto
Nuestro Padre San Bernardo,
abad y doctor de la Iglesia
Solemnidad o F iesta
I V ÍSPE R AS
HIMNO
Doctor Melífluo, Bernardo, hombre sediento de Dios,
llama viva que a la Iglesia ilumina y da calor;
grano de incienso quemado en las ascuas del amor,
la humildad, la penitencia, el trabajo y la oración.
El mundo te sonreía con su brillante oropel,
pero tu sabiduría que nacía de la fe,
pronto descubrió que el mundo no puede satisfacer
la sed innata del alma de la verdad y del bien.
Grano de trigo sembrado en la entraña maternal
de la Orden Cisterciense, donde te hizo germinar
el amor apasionado a la Cruz, a la humildad,
a la Iglesia y a tu Orden, y a la Reina Celestial.
La Familia cisterciense, Santísima Trinidad,
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Nuestro Padre S an Bernardo
canta tu infinita gloria alabando tu bondad;
y te pide humildemente gracia y fuerza para andar
el camino que ha trazado Bernardo de Claraval. Amén.
RESPONSORIO BREVE
R/.$ Vino a ser como fuego resplandeciente * en la Iglesia santa.
$V/.$ Y como incienso oloroso, quemado ante la presencia del Altísimo.
* En la Iglesia.
Magníficat, ant.$ El Señor ha glorificado a su siervo, le ha concedido la
ciencia de los santos, para que se consumase su vida en la perfección; la
paz de Dios le acompaña eternamente.
PRECES
A Jesús, que no abandona a quienes se acogen a él, roguemos
humildemente:
Escucha nuestra súplica, Señor.
Señor Jesús, tú que hiciste de San Bernardo un mensajero de paz
y reconciliación, haz que nuestra vida monástica contribuya a la
unidad de los cristianos,
- y así tu Iglesia pueda fomentar la paz entre todos los pueblos.
Señor Jesús, que a ejemplo de San Bernardo, nuestro único
aliciente sea vivir unidos a ti,
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Nuestro Padre S an Bernardo
- y que para ello permanezcamos fieles a la Palabra y a la oración
continua.
Tú, que nos entregaste a tu Madre, haz que colaboremos a
propagar el amor a María, Madre de la Iglesia,
- y podamos sentir sobre nosotros su maternal solicitud.
Señor Jesús, envía tu Espíritu a nuestros corazones, como fuente
de amor a Dios y a los hermanos,
- para que, con nuestro testimonio, los jóvenes se sientan atraídos
a la vida monástica.
Bendice con todos los dones celestiales a nuestros familiares y
bienhechores,
- y a nuestros hermanos difuntos concédeles el descanso eterno.
Digamos juntos la oración que Cristo nos enseñó como modelo
de toda oración.
Oración
Señor, Dios nuestro, tú hiciste del abad San Bernardo, inflamado en el
celo de tu casa, una lámpara ardiente y luminosa en medio de la Iglesia,
concédenos, por su intercesión, participar de su ferviente espíritu y
caminar siempre como hijos de la luz. Por nuestro Señor Jesucristo.
V I G I L I AS
Invitatorio
Aclamemos al Señor en la celebración de nuestro Padre San Bernardo. -
$Salmo 94.$
$O bien:$
Adoremos al Señor, que vistió con traje de gloria a su siervo San
Bernardo.
$HIMNO$
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Nuestro Padre S an Bernardo
compraste sensatez en el desierto.
Tu casa edificaste con prudencia,
la mesa preparaste, y al banquete
llamaste en la ciudad y sus linderos
a los humildes, pequeños y prudentes.
Tus labios instruyeron multitudes,
de vida fue tu boca manantial,
a pueblos tu pobreza ha enriquecido,
fortuna que perdura en soledad.
Buscaste la divina compañía,
seguiste los caminos de la ciencia,
solícito en amor con tus hermanos
fraterno en amistad que te recrea.
A ti nuestra alabanza, Padre bueno,
unidos al Señor, Cristo tu Hijo,
atentos al Espíritu de vida,
dichosos por los siglos de los siglos. Amén.
I Nocturno
$Ant. 1ª$ Los caminos del justo son santos y sus acciones pacíficas,
porque se abrazó al árbol de la vida. - $Salmo 1.
Ant. 2ª$ Panal de miel fueron sus palabras, dulzura del espíritu, salud en
el destierro. - $Salmo 4.
Ant. 3ª$ El Señor coronó a su siervo de gloria y dignidad en la defensa y
el amor de la santa Iglesia. - $Salmo 8.$
$PRIMERA LECTURA$
Del libro de la Sabiduría 7,7-16.22-30.
Supliqué y se me concedió la prudencia;
invoqué y vino a mí un espíritu de sabiduría.
La preferí a los cetros y a los tronos,
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Nuestro Padre S an Bernardo
y en su comparación tuve en nada la riqueza.
No le equiparé a la piedra más preciosa,
porque todo el oro a su lado es un poco de arena,
y junto a ella, la plata vale lo que el barro.
La preferí a la salud y a la belleza,
me propuse tenerla por luz,
porque su resplandor no tiene ocaso.
Todos los bienes juntos me vinieron con ella,
había en sus manos riquezas incontables;
de todas gocé, porque la sabiduría las trae,
aunque yo no sabía que las engendra a todas.
Aprendí sin malicia, reparto sin envidia
y no me guardo sus riquezas;
porque es un tesoro inagotable para los hombres:
los que la adquieren se atraen la amistad de Dios,
porque el don de su enseñanza los recomienda.
Concédame Dios hablar juiciosamente
y pensar dignamente de los dones recibidos,
porque él es quien guía a la sabiduría
y quien dirige a los sabios.
Porque en sus manos estamos nosotros y nuestras palabras, y toda
la prudencia y destreza de nuestras obras.
La sabiduría es un espíritu inteligente, santo, único,
múltiple, sutil, móvil, penetrante, inmaculado,
lúcido, invulnerable, bondadoso, agudo,
incoercible, bienhechor, amigo del hombre,
firme, seguro, sereno, todopoderoso, todovigilante,
que penetra todos los espíritus inteligentes, puros, sutilísimos.
La sabiduría es más móvil que cualquier movimiento,
y, en virtud de su pureza, lo atraviesa y lo penetra todo.
Es efluvio del poder divino y
emanación genuina de la gloria del Omnipotente;
por eso nada inmundo se le pega.
Es reflejo de la luz eterna,
espejo nítido de la actividad de Dios e imagen de su bondad.
Siendo una sola, todo lo puede;
sin cambiar en nada, renueva el universo,
entrando en las almas buenas de cada época,
va haciendo amigos de Dios y profetas,
pues Dios ama sólo a quien convive con la sabiduría.
Es más bella que el sol y que todas las constelaciones;
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Nuestro Padre S an Bernardo
comparada a la luz del día, sale ganando,
pues a éste lo releva la noche,
mientras que a la sabiduría no la puede el mal.
I I Nocturno
SEGUNDA LECTURA$
De los sermones de san Bernardo, abad, sobre el Cantar de los
Cantares.
(Sermón 40, III. Obras Completas, t. V, B.A.C. n. 491, Madrid 1987,
pp. 557-559).
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Nuestro Padre S an Bernardo
¿Por qué a las de una tórtola? La tórtola es una avecilla recatada
que no convive con varios, sino que vive feliz sólo con su pareja. Y
cuando la pierde, en adelante se queda solitaria. Por tanto, tú que
escuchas esto, no oigas en vano lo que se escribió para ti y ahora se trata
y expone para ti. Si te sientes movido por estos impulsos del Espíritu
Santo y te apasiona convertir tu alma en esposa de Dios, esfuérzate por
embellecer las dos mejillas de tu intención. Imita a esta castísima
avecilla, y quédate solo en tu soledad, como el Profeta, porque te has
elevado sobre ti mismo. En efecto, desposarte con el Señor de los ángeles
es superior a ti mismo. ¿O no está por encima de ti estar unido al Señor y
ser un espíritu con Él? Siéntate, pues, solitario como la tórtola. Que nada
te turbe entre la muchedumbre de los demás; olvida, incluso, tu pueblo y
la casa de tu padre; y el Rey se prendará de tu belleza.
¡Oh alma santa!, permanece solitaria y resérvate exclusivamente
para el Señor, a quien has elegido para ti entre todos. Huye de las gentes,
huye hasta de tus familiares; aléjate de los amigos e íntimos, hasta del
que te sirve. ¿No sabes que tienes un esposo muy pudoroso, que de
ninguna manera te regalaría con su presencia delante de otros? Aléjate,
pues, pero con el corazón, no corporalmente; con tu intención, con tu
devoción, con tu espíritu. El Santo Ungido del Señor, tu aliento, busca la
soledad de tu espíritu, no la del cuerpo; aunque a ratos no está mal que te
separes también corporalmente, cuando puedas hacerlo con discreción,
en especial durante la oración.
El Señor te ha mandado cómo debes cumplirlo: Tú, cuando
quieras rezar, métete en tu cuarto, echa la llave y ora. Él cumplió lo que
dijo: pasaba las noches orando a solas. No sólo se escondía de las turbas,
tampoco admitía consigo a ninguno de sus discípulos ni familiares. Al
final, cuando se le venía encima la muerte, llevó consigo a sus tres más
íntimos. Pero se arrancó de ellos, porque deseaba orar. Haz tú lo mismo
cuando quieras orar.
Por lo demás, sólo te exige la soledad del corazón y del espíritu.
Estarás solo si no piensas en torpezas, si no te afecta lo presente, si
desprecias lo que angustia a muchos, si te aburre lo que todos desean, si
evitas toda discusión, si no te impresionan las desgracias, si no recuerdas
las injurias. De lo contrario no te encontrarás solo ni en la soledad más
absoluta. ¿Ves cómo puedes vivir solo rodeado de muchos y entre
muchos solo? Puedes estar solo por frecuente que sea tu trato con los
hombres. Líbrate únicamente de ocuparte en vidas ajenas como juez
temerario, o como espía curioso. Aunque sorprendas a alguien en la
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Nuestro Padre S an Bernardo
mayor atrocidad, no juzgues a tu prójimo, más bien excúsalo. Si no
puedes excusar su acción, excusa su intención; piensa que ha sido por
ignorancia, por sorpresa o por debilidad. Cuando la certeza haga
imposible toda excusa, amonéstate a ti mismo y haz esta reflexión: «Ha
sido una tentación muy fuerte. ¿Qué habría hecho yo, si hubiera sido tan
violenta conmigo?»
Pero os recuerdo que hablo con la esposa y no estoy instruyendo
al amigo del esposo, que tiene sobre sí otras razones para evitar el
pecado, para explorar si ha pecado y para enmendarse del pecado. La
esposa, no; está libre de esos menesteres, vive sola para sí y para aquel a
quien ama, su Esposo y Señor, que es Dios bendito por siempre. Amén.
$Ant.$ Este humilde Bernardo sacó fuerzas del amor a Dios y al prójimo
para la misión que le confiaban.
$ Cánticos: XLII - XIV - XV del Oficio Coral Monástico.
Jer 17,7-8; Eclo 14,20-21; 15,3-5a.6b; 31,8-11.
V/.$ El Señor condujo al justo por sendas llanas.
$R/.$ Le mostró el Reino de Dios.
$EVANGELIO
/HFWXUDGHOVDQWR(YDQJHOLRVHJ~Q6DQ0DWHR 5,13-19
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
ҖVosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa,
¿con qué la salarán?
No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.
Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad
puesta en lo alto de un monte.
Tampoco se enciende una vela para meterla debajo de un
celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de
casa.
Alumbre así vuestra luz a los hombres para que vean vuestras
buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo.
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Nuestro Padre S an Bernardo
No creáis que he venido a abolir la ley o los profetas: no he
venido a abolir, sino a dar plenitud.
Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de
cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley.
El que se salte uno sólo de los preceptos menos importantes, y se
lo enseñe así a los hombres, será el menos importante en el Reino de los
cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el Reino de los
cielos.
COMENTARIO AL EVANGELIO
De los sermones del beato Guerrico, abad.
$(Sermón 13. Col. Padres Cistercienses, n. 10. Azul - Argentina
1983, pp. 106ss).
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Nuestro Padre S an Bernardo
también a ellos a tu admirable luz y proclamarán conmigo tu nombre
admirable.
Pero si bien en la Iglesia los justos y santos se alegran de haber
sido iluminados, con todo se afligen al ver en sí ti-nieblas no pequeñas;
por eso, necesariamente, aunque ya han sido iluminados, piden serlo aún
más. Cuanto más luminosa es su antorcha, tanto más manifiestamente
perciben, gracias a esa luz, sus tinieblas. Y no pienses que esto es
contrario a lo que la Verdad dice en el evangelio: Antorcha de tu cuerpo
es tu ojo. Si tu ojo es sencillo, todo tu cuerpo estará iluminado. No
porque todas nuestras obras sean luminosas, a causa del ojo de nuestra
intención pura, se sigue que de inmediato sean iluminadas todas las
tinieblas de nuestros errores y nuestras ignorancias. Hasta el presente, la
medida de nuestra iluminación es tal que podemos considerarnos muy
aventajados, res-pecto a la luz de la verdad, si llegamos a conocer nuestra
imperfección y saber cuánto nos falta. Por eso los sabios de este mundo
que más acertadamente trataron sobre la ciencia consideraron que el
primer grado de la ciencia es saber que no se sabe nada.
Veo un poco que tú, S eñor, iluminas mi antorcha ; pero por
cuanto es poco lo que veo, ilumina, Señor, mis tinieblas.
$O bien:$
$EVANGELIO
/HFWXUDGHOVDQWR(YDQJHOLRVHJ~Q6DQ-XDQ 17,20-26
En aquel tiempo, levantando los ojos al cielo, Jesús oró, diciendo:
Padre santo,
no sólo por ellos ruego,
sino también por los que crean en mí por la palabra de
ellos,
para que todos sean uno;
como tú, Padre, en mí y yo en ti,
que ellos también lo sean en nosotros,
para que el mundo crea que tú me has enviado.
También les di a ellos la gloria que me diste,
para que sean uno,
como nosotros somos uno:
yo en ellos y tú en mí,
para que sean completamente uno,
de modo que el mundo sepa que tú me has enviado
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Nuestro Padre S an Bernardo
y los has amado como me has amado a mí.
Padre, éste es mi deseo: que los que me confiaste estén conmigo
donde yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste,
porque me amabas, antes de la fundación del mundo.
Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te he conocido, y
éstos han conocido que tú me enviaste. Les he dado a
conocer y les daré a conocer tu Nombre, para que el amor
que me tenías esté en ellos, como también yo estoy en
ellos.
COMENTARIO AL EVANGELIO
Del tratado de Guillermo de Saint-Thierry, sobre la
Contemplación de Dios.
(Col. Padres Cistercienses, n. 1. Azul - Argentina 1976, pp. 58ss.)
Como Tú y yo somos Uno$
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Nuestro Padre S an Bernardo
Somos de tu raza, Señor, de la raza de Dios,... somos dioses e
hijos del Altísimo, en virtud de cierto parentesco espiritual.
Reivindicamos para nosotros una gran afinidad contigo ya que por el
Espíritu de adopción tu Hijo no desdeña compartir con nosotros su título
y que, con él y por él, instruidos por los preceptos de salvación, y
formados por la institución divina, nos atrevemos a decir: Padre nuestro,
que estás en el cielo.
Tú nos amas en la medida en que, por obra tuya, te amamos; y te
amamos en la medida en que recibimos de ti tu Espíritu, que es tu Amor.
Él ocupa y posee todos los repliegues de nuestros afectos y los convierte
perfectamente a la pureza de tu verdad, a la verdad de tu pureza, al pleno
consentimiento de tu amor.
Tal es la conjunción que se da, tal la adhesión, tal la fruición de tu
dulzura, que nuestro Señor mismo, tu Hijo, la llama unidad al decir:
como tú y yo somos Uno.
Ésta es la meta, la consumación y la perfección, ésta es la paz y la
alegría en el Señor, éste es el gozo en el Espíritu Santo.
L A U D ES
$HIMNO$
Doctor de verdades gustadas,
doctrina de vida labrada en silencio.
La luz que ilumina tu senda,
relumbra en nosotros con nuevo destello.
Hermano de todos los hombres,
rompiste fronteras retando los tiempos.
La Iglesia, acogiendo tu entrega,
hoy canta tu gloria, tu ardor y tu celo.
Blancura forjada en el fuego,
amor que distingue lo vil de lo bello.
Palabra prendida en la llama,
dulzura que abrasa, quietud y deseo.
Amigo de todos los tiempos,
tu fiel cercanía, cayado y sosiego.
Ternura de Padre que guía,
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Nuestro Padre S an Bernardo
presencia de hermano ardiente y certero.
Maestro de sabiduría,
levantas el velo que oculta el misterio,
acercas lo humano y divino,
amor que desborda medida y deseo.
Cantamos la gloria del Padre,
cantamos la gloria de Cristo el Señor.
Honor y alabanza al Espíritu Santo,
que cumple en nosotros su obra de amor. Amén.
$PRECES$
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Nuestro Padre S an Bernardo
A Cristo Jesús, que en San Bernardo nos mostró un modelo
admirable de vida, con alabanza agradecida aclamémosle
diciendo:
Señor del Universo, gloria y alabanza a ti.
Oh Cristo, San Bernardo dijo que el modo de amar a Dios es
amarlo sin medida:
- haz que te amemos en todo y sobre todas las cosas.
Oh Cristo, abre nuestros corazones a la fe, nuestros labios a la
alabanza,
- y haz que toda nuestra vida sea una continua acción de gracias.
Oh Cristo, que tu Palabra nos llene de vida, nuestro rostro se
ilumine con tu Luz,
- y seamos capaces de escucharte en el testimonio de hombres
santos.
Oh Cristo, san Bernardo ensalzó con alabanzas a la Virgen
Madre,
- haz que todos nuestros monasterios perseveren unánimes en la
oración con María.
Oh Cristo, muéstranos las maravillas de tu misericordia y da a
nuestro tiempo el contar con Amigos tuyos que, como San
Bernardo, vivan sólo para tu gloria,
- y haz que todos pasemos por el mundo haciendo el bien a todos
los hombres.
Y ahora, poniendo en práctica el mandato del Señor, digamos:
Padre nuestro.
$Oración$
Señor, Dios nuestro, tú hiciste del abad San Bernardo, inflamado en el
celo de tu casa, una lámpara ardiente y luminosa en medio de la Iglesia,
concédenos, por su intercesión, participar de su ferviente espíritu y
caminar siempre como hijos de la luz. Por nuestro Señor Jesucristo.
TERCIA
$Ant.$ Los justos alabarán tu nombre, los honrados habitarán en tu
presencia.
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Nuestro Padre S an Bernardo
Por su fidelidad y humildad lo escogió entre todos los hombres, le hizo
escuchar su voz y lo introdujo en la nube espesa; puso en su mano los
mandamientos, ley de vida y de inteligencia.
$V/.$ El Señor enseña su camino a los humildes.
$R/.$ Hace caminar a los humildes con rectitud.
SE X T A
NONA
I I V ÍSPE R AS
$HIMNO$
Espiga grande y granada
inclinada ante el Señor
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Nuestro Padre S an Bernardo
para recibir de lleno
la santidad y el amor,
que en el alma que se abre
infunde el amor de Dios,
como en las nubes infunde
el astro rey su arrebol.
Hostia blanca que la mano
del mismo Dios amasó
para que de ella comiera
el humilde labrador,
el Papa, el rey, los obispos,
los hijos que Dios te dio,
y en el correr de los siglos
toda la Iglesia de Dios.
Alma bella y delicada,
el Verbo te desposó
y te metió en su bodega
para embriagarte de amor,
y hacerte signo viviente
de la misteriosa unión
que con la Iglesia su Esposa,
para siempre realizó.
La Familia Cisterciense,
Santísima Trinidad,
canta tu gloria infinita
alabando tu bondad;
y te pide humildemente,
gracia y fuerza para andar
el camino que ha trazado
Bernardo de Claraval.
$Ant. 1ª$ San Bernardo descubrió todos los bienes y echó brotes como
lirio en flor. - $Salmo 14.
Ant. 2ª$ El Señor ensalzó para siempre el poder de su ungido; le
concedió vida y un trono de gloria. - $Salmo 20.
Ant. 3ª$ El Señor llenó a su santo de espíritu de inteligencia, para servir
al Pueblo de Dios con la abundancia de su enseñanza. - $Ap 15.$
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Nuestro Padre S an Bernardo
Ant. 4ª San Bernardo brilló en medio del Pueblo de Dios como lámpara
ardiente y luminosa. - Salmo 118, " Nun" vv. 105-112.
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Nuestro Padre S an Bernardo
$RESPONSORIO BREVE
R/.$ Bernardo, como vaso precioso, adornado de todas las virtudes, derramó sobre el
pueblo torrentes de sabiduría. * Y recibió la gloria de una virtud consumada.
$V/.$ Fue como esplendor de fuego y como olor de incienso en los días de bochorno. *
Y recibió.
$Magníficat, ant.$ San Bernardo, doctor melífluo, amigo del Esposo, pregonero
admirable de la Virgen María, destacó en Claraval como insigne pastor.
$Preces y Oración como en las I Vísperas.$
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