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15 verdades obviadas o censuradas sobre Israel

Sería más razonable llegar a un acuerdo con los árabes sobre la base de una vida
comuna pacífica que crear un Estado judío. La consciencia que tengo de la naturaleza
esencial del judaismo choca con la idea de un Estado judío dotado de fronteras, con un
ejército, y con un proyecto de poder temporal, por modesto que sea. Temo los perjuicios
internos que el judaismo sufrirá en razón del desarrollo en nuestras filas, de un
nacionalismo estrecho. Nosotros no somos ya los judíos de la época de los Macabeos.
Volver a ser una nación, en el sentido político del término, equivaldría a apartarse de la
espiritualidad de nuestra comunidad que hemos recibido del genio de nuestros Profetas.

Albert Einstein, el año 1938

Una vez más, terminamos el año con una nueva masacre de inocentes en "Tierra Santa".
Y todos aquellos que nos atrevamos a manifestarnos en contra de la política criminal de
Israel, seremos acusados de antisemitas. De manera parecida, cuando el presidente iraní
Mahmud Ahmadineyad sorprendió a occidente con unas declaraciones en las que ponía
en duda la legitimidad del estado de Israel, fue acusado ridículamente de antisemita.
Según Ahmadineyad: "Si vosotros cometisteis ese gran crimen, ¿por qué obligáis a los
palestinos oprimidos a pagar el precio? Debéis ser vosotros quienes asumáis la
responsabilidad". Después añadió: "Entregadles parte de vuestra tierra en Europa, EE
UU, Canadá o Alaska, donde los judíos puedan establecer su país". La simplicidad del
razonamiento usado por Ahmadineyad ha puesto en jaque a las potencias occidentales,
interesadas en la continuidad del estado de Israel. Más de 60 años después del
reconocimiento del estado de Israel por las Naciones Unidas tras la Segunda Guerra
Mundial, las palabras del presidente iraní no pueden ser más acertadas, en tanto que la
respuesta europea se demuestra una nueva huida hacia adelante, basada en los mismos
viejos tópicos sobradamente refutados por los historiadores y en los mismos equívocos
términos que se arrastran desde antiguo.

La única legitimidad del estado de Israel, en acuerdo a las leyes internacionales


vigentes, es su reconocimiento por parte de las Naciones Unidas. No obstante, las
palabras de Ahmadineyad hacen referencia a algo que nunca se dice oficialmente pero
que está ampliamente reconocido: los europeos siempre han justificado la necesidad de
ayudar a los israelitas en la construcción de su estado por una especie de deuda moral
contraída por los crímenes del nazismo. Aunque el presidente iraní, no hubiera dicho
eso exactamente, los medios de comunicación no tardaron demasiado en colocar en
grandes titulares que el antismemita, además de fanático religioso y terrorista peligroso,
Ahmadineyad, había puesto en duda el holocausto judío, algo que, por cierto, está
penado por las leyes europeas. Después se supo que la prensa occidental había traducido
malintencionadamente su palabras.

No. No es intención de este artículo poner en duda la existencia de una persecución de


los hebreos durante el nazismo, porque es cierto que hubo persecución, una persecución
salvaje, terrible e injustificable, aunque no solamente de hebreos, sino también de
eslavos, alemanes, franceses, rusos, catalanes, vascos, también homosexuales y, sobre
todo, comunistas y socialistas. No obstante, esta verdad no puede ni debe nublar otras
verdades, no menos importantes, que durante años se llevan silenciando y que son
imprescindibles para entender de lo que estamos hablando.

1.- NO SON JUDÍOS, SON HEBREOS: NO SON UN PUEBLO, SON UNA


COMUNIDAD RELIGIOSA
2.- LA RAZA JUDÍA NO EXISTE
3.- LA ARQUEOLOGÍA NO CORROBORA EL MITO DE LA TIERRA
PROMETIDA
4.- LOS PALESTINOS NO SON ÁRABES
5.- LOS ÁRABES TAMBIÉN SON SEMITAS
6.- EL MITO DE LA NACIÓN HEBREA NACE DURANTE EL EXILIO DE
BABILONIA
7.- NO HUBO ÉXODO, NI MOISÉS NINGUNO: EL PENTATEUCO ES UN
REFRITO DE LOS MITOS MESOPOTÁMICOS
8.- LA VERDADERA DIÁSPORA ES LA DEL AÑO 70
9.- LOS HEBREOS ORIGINALES SON LOS SEFARDITAS
10.- LA MAYOR PARTE DE LOS HEBREOS ACTUALES NO DESCIENDEN DE
SEMITAS
11.- LOS HEBREOS COMO GRUPO DE PODER FINANCIERO NO SON UN MITO

12.- EL SIONISMO ES UNA FORMA DE FASCISMO


13.- GRAN BRETAÑA FINANCIÓ EL SIONISIMO
14.- LOS SIONISTAS FINANCIARON A HITLER
15.- EL PUEBLO HEBREO COMO PRETEXTO DEL LOBBIE SIONISTA
INTERNACIONAL

1.- NO SON JUDÍOS, SON HEBREOS: NO SON UN PUEBLO, SON UNA


COMUNIDAD RELIGIOSA

Uno de los errores históricos que más han contribuido a complicar el debate es el
equívoco nombre utilizado para designar esta comunidad religiosa. Judío proviene de
Judá y Judá era una de las 12 tribus o clanes familiares que, según la Torah (nombre
hebreo que designa los cinco primeros libros del Antiguo Testamento o Pentateuco),
formaban el Pueblo de Israel. Así pues, judío no es un término adecuado para referirnos
al conjunto de esta comunidad religiosa, puesto que se trata de un término que
solamente puede llegar a representar a una parte del conjunto. El término más adecuado
es el de hebreos, término que algunos historiadores han querido relacionar con una
antigua tribu de Oriente Medio que aparece en algunas inscripciones con el nombre de
Habiru. No obstante, todo origen del término que se pretenda rigurosa debe reconocer
de antemano la falta de fuentes y documentación sobre este tema, puesto que en éste,
como en tantos otros periodos de la historia, cualquier evidencia arqueológica pequeña
se sobre dimensiona forzosamente ante la falta de información. En realidad hay muy
pocas pruebas arqueológicas del pueblo hebreo hasta la invasión de Babilonia por el
Imperio Persa, en el siglo VI adne. Siendo humildes debemos reconocer que el término
hebreo está desprovisto de connotaciones raciales y sirve para designar una comunidad
cultural, en la que todos los llamados incorrectamente judíos se pueden reconocer sin
problemas.

2.- LA RAZA JUDÍA NO EXISTE


Los últimos descubrimientos en el campo de la genética han corroborado algo que los
científicos hace tiempo que intuyen: no existen las razas. Todos los humanos somos una
misma especie. Las únicas diferencias importantes en el ADN que nos permitirían
dividir la humanidad en algo que pudiéramos llamar "razas", solamente nos llevarían a
poder determinar tres grandes grupos: los asiáticos, los vascos y el resto de la
humanidad. No aparecen los judíos por ninguna parte. Cuando no existían todavía los
avances técnicos y los conocimientos suficientes para respaldar esta teoría con los datos
proporcionados por el ADN, ya había, sin embargo, muchos estudios publicados que
habían llegado a la misma conclusión. En su obra La Treceava Tribu, de 1976, Arthur
Koestler ya se hacía eco de los resultados de tantos estudios fisiológicos comparativos
que llegaban a la conclusión que la raza judía no existía como tal. Sin embargo, no
hacía falta dedicarse al estudio comparativo de la población europea como hizo
Kroestler para llegar a la misma conclusión: sólo es necesario leer el Pentateuco para
darse cuenta de que la principal preocupación de los sacerdotes hebreos durante toda la
historia antigua fue luchar contra el natural instinto de su gente por mezclarse con
personas de otros lugares. En efecto, el supuesto pueblo de Israel de las Sagradas
Escrituras es un pueblo que, siempre según sus propios textos, en ningún momento de la
historia consiguió mantenerse puro, en el sentido de "no mezclado con otros pueblos, no
contaminado por otras razas".

3.- LA ARQUEOLOGÍA NO CORROBORA EL MITO DE LA TIERRA


PROMETIDA

Según el Pentateuco, los hebreos eran nómadas expulsados de Egipto y en un momento


determinado, siempre según el mito, por consejo de Dios y guiados por Moisés,
decidieron establecerse y formar un reino. A pesar de los increíbles esfuerzos israelíes
por demostrar lo contrario, los historiadores saben que la única fuente documental sobre
la que se sostiene el recuerdo de que el pueblo hebreo tuvo un reino sedentario es el
Pentateuco mismo. No existen hallazgos arqueológicos que confirmen toda la leyenda
del famoso Templo de Jerusalén, David y Salomón y todo lo que sigue. Existen pruebas
de que los hebreos fueron un grupo minoritario en oriente medio durante toda la historia
antigua y que, a diferencia de lo que sostiene su Libro Sagrado, jamás existió un reino
hebreo independiente en Palestina, tal como se nos intenta hacer creer. La supuesta
Jerusalén, capital del reino de Judá, que debería haber existido hacia el siglo X no pudo
haber sido más que un poblado de tiendas nómadas según las evidencias arqueológicas.

4.- LOS PALESTINOS NO SON ÁRABES

Los hallazgos nos demuestran que aquellos que sí consiguieron levantar un reino
sedentario en Oriente medio durante la Edad Antigua fueron los Filisteos, uno de los
Pueblos del Mar que hacia el 1200 se expandieron por todo el mediterráneo. Los
Filisteos (en griego, amigos de Dios) estaban emparentados con los actuales griegos y
son el pueblo que dio nombre a la actual región de Palestina (en árabe, filistina). Los
palestinos, pues, no son árabes, son un pueblo indoeuropeo que, tras el paso de 20 siglos
de asentamiento en la región, terminó teniendo por lengua propia el árabe, una lengua
semita.
5.- LOS ÁRABES TAMBIÉN SON SEMITAS

Es importante remarcar que en el ámbito científico semita es un término estrictamente


lingüístico con el que se designa la familia de lenguas originarias de Oriente Próximo,
entre las que se encuentran el árabe, el hebreo, el arameo, el acadio,... El origen del
término está tomado de la narración bíblica tradicional que indica que después del
diluvio los hijos de Noé fueron Sem, Cam i Jafet, cuyos descendientes repoblaron la
tierra en el mito. Puesto que la tradición dice que los hijos de Sem fueron los hebreos y
los árabes (es decir, los pueblos nómadas del desierto), los lingüistas adoptaron la
terminología de semita precisamente para remarcar la procedencia común (Sem) de las
lenguas árabe y hebreas. Por todo ello, es ridículo decir, como se hace tan
habitualmente, que los árabes son antisemitas, porque los árabes también son semitas.

6.- EL MITO DE LA NACIÓN HEBREA NACE DURANTE EL EXILIO DE


BABILONIA

Lo cierto es que, cuando los persas conquistaron Oriente Medio en el año 606 adne, se
encontraron con un conjunto de tribus nómadas dispersas por los desiertos y las
llanuras, desde el extremo oriental de Arabia hasta la península de Anatolia, que
controlaban las principales rutas comerciales entre las más importantes y florecientes
ciudades-estado. El emperador Nabucodonosor II mandó exiliar a los jefes tribales de
estos nómadas y los mantuvo encerrados en Babilonia. Fue durante este histórico
cautiverio que los pueblos nómadas del desierto, obligados a convertirse en sedentarios
a la fuerza, tomaron conciencia por primera vez de su identidad como pueblo y gestaron
su reivindicación nacional. Todos los historiadores saben que el Pentateuco no lo
redactó Moisés en la antigüedad mítica, sino que fue redactado en este periodo por un
grupo escogido de sacerdotes.

7.- NO HUBO ÉXODO, NI MOISÉS NINGUNO: EL PENTATEUCO ES UN


REFRITO DE LOS MITOS MESOPOTÁMICOS

Todos los lingüistas que han estudiado el Pentateuco coinciden en señalar que el
Pentateuco es el resultado de la fusión de un mínimo de cuatro textos. Los dos
principales son los conocidos como texto yahvista (donde dios es llamado Yahvé) i
texto elohista (donde Dios es llamado Elohim, literalmente "los Dioses"). El primer
texto tiene un origen sumerio-acadio y se ha establecido que, por la temática y las
formas, se inspira claramente en la mitología milenaria acadia y la tradición del Dios Ea
(en acadio) o Iaó (en griego) del sur de Babilonia. El segundo texto proviene del norte,
concretamente del área de influencia asiria y del culto al Dios Ea (Babel es literalmente
en árabe actual Bab-El, "puerta de Dios" o "puerta de El"). Las excavaciones realizadas
principalmente en el Irak actual durante la primera mitad del siglo XX, revelaron la
existencia de millares de tablillas cuneiformes que nos han dejado constancia de los
mitos de los antiguos sumerios, acadios y babilonios. Gracias a los textos
mesopotámicos se han podido descubrir sorprendentes paralelismos entre estos mitos y
la mayor parte de las escenas bíblicas, desde la creación del universo hasta algunas de
las leyendas de los patriarcas, pasando por la expulsión del paraíso, el diluvio y un
sinfín de escenas sobradamente conocidas por todos. Así pues, no existen pruebas de
ningún éxodo desde Egipto y éste es además un episodio que no tiene paralelismo
ninguno, ni en la abundante literatura de mesopotamia, ni en los copiosos jeroglíficos
egipcios. Lo que tenemos son pruebas evidentes de la construcción de un texto religioso
con pedazos robados a distintas mitologías, redactado con la finalidad política de
edificar una teoría nacional, por parte de unas aristocracias nómadas cercadas por un
imperio sedentario.

8.- LA VERDADERA DIÁSPORA ES LA DEL AÑO 70

Los historiadores coinciden en que en el año 517 adne los persas permitieron a los
hebreos construir en Jerusalén un templo como el que decían haber tenido y les
otorgaron cierta autonomía política en el marco de su Imperio, que se caracterizó por
una política bastante tolerante respecto a los pueblos dominados. Sin embargo, la
arqueología tampoco ha dado pruebas materiales de este supuesto segundo templo, que
en realidad parece haber sido el primero y tampoco nadie ha sido capaz de demostrar
que esta vez el Templo fue un templo de piedra según nuestra concepción clásica, y no
el tabernáculo sagrado propio de los nómadas. Durante el periodo helenístico, Oriente
Medio estuvo sujeto a luchas constantes por el poder político y la suerte de los hebreos
se zarandeó en función del sátrapa de turno. Desde el año 150 adne gozaron de cierta
autonomía en el marco del Imperio de los Asmoneos y éste parece haber sido el periodo
histórico más cercano a la independencia. Después de siglos de guerras imperiales en
Oriente Medio, en el año 64 el Imperio Romano entra en Jerusalén y se inicia un
periodo de violentas revueltas nómadas y de contundente represión por parte del
Imperio. Tras la revuelta del año 70, el emperador Tito inicia un duro proceso de
represión contra los nómadas que seguirán sus sucesores. En el año 132 el emperador
Adriano ordena construir un Templo a Júpiter sobre el lugar en el que se levanta el
Tabernáculo en Jerusalén. La revuelta hebrea será muy violenta y llevará al emperador a
prohibirles la entrada en la ciudad, por lo que se verán obligados a iniciar su dispersión
o diáspora.

9.- LOS HEBREOS ORIGINALES SON LOS SEFARDITAS

La mayor parte de los hebreos exiliados en el año 70 emprendieron una migración hacia
el oeste que les llevó hasta el extremo occidental del continente, Sefarad, la península
ibérica: son los sefarditas. Muchos otros se establecieron en países del norte de África.
Todos ellos son los considerados Sefarditas. Un grupo destacado siguió muy vinculado
al comercio y a las caravanas a lo largo del continente asiático y el mar mediterráneo,
eran los llamados Radanitas (literalmente, "los conocedores del camino"). Desde el año
711, a consecuencia de la revolución islámica y de la ascensión de los Omeyas al
Califato de Córdoba, los Sefarditas gozaron de buena posición en Al-Andalus, al
amparo de la tolerante política de los musulmanes con las otras religiones. De hecho,
muchos Sefarditas desempeñaron cargos de poder en el gobierno del Califato, el más
célebre de ellos Hasday Ibn Shaprud, ministro y médico personal de Abderrahmán III.

10.- LA MAYOR PARTE DE LOS HEBREOS ACTUALES NO DESCIENDEN DE


SEMITAS
No obstante, este núcleo de hebreos originales, los Sefarditas, no representa ni una
cuarta parte de los hebreos del mundo. La mayoría de los hebreos actuales son los
llamados Askenazíes. Quiénes son estos Askenazíes y de dónde provienen? En 1976,
con La Treceava tribu, el historiador hebreo alemán Arthur Kroestler demostró
sobradamente que la mayoría de los hebreos del mundo no eran descendientes de
ninguna de las 12 tribus originales de nómadas del desierto, sino que descendían de otro
pueblo original de las estepas rusas: los jázaros. Los jázaros, que originariamente eran
también nómadas, fueron una de las naciones más poderosas de la Edad Media en el
continente asiàtico. Esta tribu de guerreros emparentados con los turcos y los magiares,
fueron el límite oriental que jamás consiguieron vencer ni el Imperio Romano de
Oriente, ni el Imperio Islámico, posteriormente. Existen rotundas pruebas históricas de
que, en un momento entre los siglos VII y VIII, los Jázaros se convirtieron a la religión
hebrea. Los historiadores coinciden con Kroestler en otorgar un valor político a esta
conversión. Presionados a convertirse al Islam y devenir un provincia del vasto Imperio
Islámico por un lado, o a convertirse al cristianismo y caer bajo la órbita del Imperio
Romano de Oriente con capital en Bizancio, los jázaros escogieron convertirse a la
religión hebrea para mantener su independencia y, al mismo tiempo, ser poseedores de
una religión respaldada por un libro sagrado que les permitiera posicionarse en igualdad
de condiciones ante sus rivales. El Imperio Jázaro floreció durante siglos al norte del
Cáucaso, hasta el siglo XII, cuando fue invadido por las tribus varegas del norte. Los
jázaros iniciaron entonces una migración hacia el oeste perfectamente documentada que
les llevó hasta Europa central y la misma península Ibérica. Así pues, la mayor parte de
los hebreos que existen actualmente, los askenazíes, descienden de este pueblo asiático
de raíces indoeuropeas y llamarles semitas es algo profundamente arriesgado, más aún
cuando la mayor parte de ellos ni siquiera hablan hebreo y teniendo en cuenta que
semita es estrictamente un concepto lingüístico.

11.- LOS HEBREOS COMO GRUPO DE PODER FINANCIERO NO SON UN MITO

Dado que los hebreos dispersos por el mundo estaban especializados en el comercio y el
control de las rutas caravaneras de comercio, durante toda la Edad Media siguieron
haciendo lo mismo. Las intensas luchas religiosas entre el catolicismo romano y el
Islam, colocaron a los hebreos en una situación sino más bien singular, puesto que, tanto
unos como otros daban por válido el Antiguo Testamento, los hebreos veían reforzada
su particularidad. Este hecho, añadido a la prohibición explícita de católicos y
musulmanes para practicar la usura, permitió a los hebreos, realmente mucho menos
estrictos con sus tabúes religiosos de lo que se piensa, convertirse "de facto" en los
únicos que manejaban el mercado financiero del préstamo y el interés en Europa. A
pesar de que la revolución protestante permitió a los escindidos (ingleses, alemanes y
holandeses) penetrar en el mundo de las finanzas, en la Edad Moderna los más
importantes bancos del mundo eran propiedad de familias hebreas, las más pudientes
eran las afincadas en Gran bretaña. Es cierto que este hecho fue utilizado a lo largo de la
historia, durante la Edad media y hasta nuestros días, para crear verdaderas cortinas de
humo político. Que los principales poderes financieros estuvieran en manos de familias
hebreas nunca debería haber sido excusa suficiente como para justificar las terribles
persecuciones sufridas por el resto de los hebreos en determinados momentos históricos,
de la mano de las monarquías europeas que los utilizaron como cabeza de turco de la ira
popular en repetidas ocasiones. No obstante, las persecuciones de hebreos durante la
edad media sólo pueden ser entendidas como antisemitas si se colocan en la perspectiva
de una estrategia de propaganda religiosa católica (no solamente contra los hebreos,
sino también contra los árabes) que era utilizada para justificar las cruzadas y la
conquista de Oriente Medio.

12.- EL SIONISMO ES UNA FORMA DE FASCISMO

El sionismo es una doctrina política fundada en el siglo XIX por Theodor Herzl que
propugna el restablecimiento de una patria para el pueblo hebreo en Eretz Israel, según
una interpretación literal de la Torá, por la cual los hebreos son la raza escogida por
Dios para reinar tras el Día del Juicio Final, en el que les serán restablecidos sus
derechos sobre la tierra y la capital de su reino será reconstruida en Jerusalén. Nacido
paralelamente al desarrollo del movimiento obrero internacional y de las primeras
luchas nacionales que tenían por bandera "una nación, un estado", el sionismo original
fue planteado como una utopía socialista en muchas ocasiones y la propaganda de sus
primeros años hacía hincapié en el carácter cooperativista y fraternal de las primeras
expediciones de colonos que construían granjas comunales (kibutzz) en el paraíso
israelita (en realidad, un duro desierto inhóspito en el que solamente sobrevivían los
beduinos árabes nómadas). Sin embargo, el sionismo de los primeros años, fue un
fracaso rotundo como movimiento político. La verdad es que la mayor parte de los
hebreos que habitaban Europa en el siglo XIX se habían integrado perfectamente a las
naciones que les habían acogido: eran poco ortodoxos religiosamente, habían olvidado
su lengua y la mayor parte de los rasgos culturales que constituían su particularidad
como pueblo y, por si fuera poco, buena parte de ellos encabezaban los movimientos
socialistas y comunistas, eran científicos e ilustres investigadores, esencialmente ateos y
humanistas. Por otra parte, las experiencias de los primeros colonos no fueron tampoco
muy positivas: el desierto es duro y lo es mucho más para aquellos que se han
acostumbrado al modo de vida sedentario y que pretenden vivir de la misma forma entre
las dunas, recreando el estilo de vida europeo en medio de una tormenta de polvo. Eran
suficientes estos elementos disuasorios para que la idea de abandonarlo todo e irse a
vivir al desierto fuera contemplada como una locura para la mayoría de los hebreos
europeos. Por si fuera poco, no tardaron en surgir conflictos entre estos primeros
colonos y los habitantes de la zona, que muy pronto fueron violentos. No obstante,
durante los años 30, paralelamente al crecimiento de las ideologías raciales fascistas en
Alemania, España e Italia, el Sionismo vivió una nueva inyección de vigor, ahora desde
una perspectiva ideológica que ya nada tenía que ver con el socialismo utópico de los
primeros años y mucho con supremacías raciales, derechos religiosos y fanatismos
ortodoxos. En efecto, el sionismo sufrió en aquél entonces una derechización hacia
postulados raciales que lo acercaban al nazismo. La actitud de las élites sionistas hacia
la ayuda británica se deterioró al quedar destapados los propios intereses de Gran
Bretaña en Palestina.

13.- GRAN BRETAÑA FINANCIÓ EL SIONISIMO

El 2 de noviembre de 1917, justamente en el momento en que el pueblo ruso se


levantaba contra el Imperio Zarista en el mayor proceso revolucionario de la historia, el
secretario del Foreign Office (ministerio de asuntos exteriores británicos) A. J. Balfour
emitía una declaración en forma de carta a Lionel Walter Rothschild, de la poderosa
familia de banqueros hebreos fundadora de la Reserva Federal Americana y miembro
destacado del movimiento sionista. La Declaración de Balfour posicionaba a Gran
Bretaña a favor de los intereses sionistas en Oriente Medio. La apuesta estratégica de
los británicos por el sionismo estaba enmarcada en el plan de reestructuración de
Oriente Medio, que en aquel momento permanecía bajo el poder del Imperio Otomano y
sobrepasaba el tratado Sykes-Picot, firmado en 1916 por Francia y Gran Bretaña para
repartirse la influencia sobre la zona. Esta apuesta constituía a todos los efectos una
traición a los aliados árabes por parte de los británicos y al pacto con el rey Huseyn de
la Mecaa, a quien se había prometido la restauración de un Estado Árabe Independiente
tras la derrota de los Otomanos en la guerra. Los británicos habían apoyado a los árabes
a través del famoso coronel Lawrence, que murió en misteriosas circunstancias cuando
se disponía a denunciar la traición británica. Al finalizar la Ia Guerra Mundial, Palestina
quedó bajo un Mandato Británico. La población por aquél entonces era de unos 750.000
habitantes, de los cuales los colonizadores hebreos representaban solamente un 11%.
Durante los años 20, los británicos promocionaron abiertamente el éxodo hebreo a
Palestina, aunque al mismo tiempo establecieron políticas de cuotas para calmar los
ánimos de los palestinos árabes que no veíann con buenos ojos el desarrollo de los
acontecimientos.

14.- LOS SIONISTAS FINANCIARON A HITLER

Al mismo tiempo, las principales familias banqueras hebreas de Gran Bretaña no


dudaron en financiar al Partido Nacional-Socialista de Adolf Hitler en su camino de
ascensión al poder, considerándolo un aliado natural contra los peligros del comunismo
soviético. La Federación Sionista de Alemania dirigía al Partido Nazi, el 21 de junio de
1933, un memorándum en el que se posicionaba: "En la fundación del Nuevo Estado,
que ha proclamado el principio de la raza, deseamos adaptar nuestra comunidad a las
nuevas estructuras nuestro reconocimiento de la nacionalidad judía nos permite
establecer relaciones claras y sinceras con el pueblo alemán y sus realidades
nacionales y raciales. Precisamente porque nosotros no queremos subestimar estos
principios fundamentales, es por lo que también nos pronunciamos en contra de los
matrimonios mixtos y en favor del mantenimiento de la pureza del grupo judío. Los
judíos conscientes de su identidad, en el nombre de los cuales hablamos, pueden
encontrar sitio en la estructura del Estado alemán, pues están libres del resentimiento
que los judíos asimilados deben experimentar; creemos en la posibilidad de relaciones
leales entre los judíos conscientes de su comunidad y el Estado alemán. Para alcanzar
sus objetivos prácticos, el sionismo espera ser capaz de colaborar incluso con un
gobierno fundamentalmente hostil a los judíos. La realización del sionismo no está
molesta más que por el resentimiento de los judíos en el exterior, contra la orientación
alemana actual". El 18º Congreso Internacional Sionista se celebró en Praga en 1933.
Una gran mayoría de los delegados aprobó una resolución que invitaba a los hebreos a
abandonar cualquier colaboración con el nazismo. La minoría que quería continuar con
la colaboración económica con la Alemania nazi estaba liderada por David Ben Gurion.
Este declaró: "El problema entre el capital y el trabajo no se puede solucionar en un
congreso sionista. El congreso sionista solo debe interesarse en construir Palestina lo
más rápido posible". Uno de los más importantes teóricos Nazis, Alfred Rosenberg,
escribió por aquél entonces: "El sionismo debe ser vigorosamente sostenido a fin de que
un contingente anual de judíos alemanes sean llevados a Palestina". Aunque la mayor
parte de la organizaciones hebreas se pusieron al lado de los antifascistas al comenzar la
IIa Guerra Mundial, no sucedió lo mismo con las clases dirigentes sionistas, cuyo único
propósito durante toda la contienda se reveló encaminado a la creación de un Estado
Hebreo en Palestina y no a la salvación de los millones de hebreos perseguidos por el
nazismo. Esta relación está perfectamente atestiguada por la abundante documentación
histórica sobre los hechos. Por ejemplo, el primer dirigente del Estado de Israel, Ben
Gurión, proclamaba sin rodeos, el 7 de diciembre de 1938, ante los dirigentes sionistas
del Labour: "Si supiera que era posible salvar a todos los niños de Alemania
trayéndoles a Inglaterra, o solamente la mitad de ellos transportarlos a Eretz Israel,
escogería la segunda solución. Ya que debemos tener en cuenta no sólo la vida de estos
niños, sino también la historia del pueblo de Israel". Esta actitud se reprodujo también
en la delegación sionista en la Conferencia de Evian, en julio de 1938, en la que 31
naciones se reunieron para discutir la absorción de los refugiados de la Alemania Nazi.
La delegación sionista exigía, como única solución posible, la de admitir sólo a 200.000
judíos en Palestina. El Estado hebreo era más importante para ellos que la vida de los
hebreos. Éstos no fueron las únicas colaboraciones de los sionistas con los nazis.
Yitzhak Shamir fué uno de los sionistas que en 1.941 contactó con Hitler y le hizo una
extraña proposición . La iniciativa sionista estaba en la organización militar
internacional NMO = "Irgun Zwai Leumin", ("famosa" por los actos terroristas contra el
mandato británico después de 1.945). La documentación sobre esto está en los archivos
de Alemania con el núm. E 234158, de fecha 11-1-1.941:"La evacuación de las masas
judías de Europa es una condición clave para la solución de la cuestión judia. Esta
solución sólo es posible haciendo que la mayoría de estos judíos sean transportados a
un hogar nacional judío en Palestina y fundando un estado judío en las fronteras
históricas judías. El NMO es sabedor de la buena voluntad del gobierno alemán para
con las actividades sionistas y los planes sionistas de emigración según lo siguiente:1)
Intereses conjuntos pueden existir en la consecución de un orden nuevo en Europa por
parte de Alemania y por otra parte la lucha del pueblo judío para su hogar nacional,
encarnado en el NMO (Irgun Zwai Leumin). 2) Una cooperación cercana y mutua entre
la nueva Alemania y una unidad nacional judía debe ser posible. 3) La construcción de
un histórico estado judío, nacional y totalitario, según el pacto con Alemania para
aumentar sus intereses en Oriente Próximo en el futuro se podría realizar. Partiendo de
estas suposiciones el NMO en Palestina después de haber realizado sus ambiciones
territoriales a través del movimiento de liberación israelí, podría entrar en la guerra
(contra los aliados) a favor de Alemania".

15.- EL PUEBLO HEBREO COMO PRETEXTO DEL LOBBIE SIONISTA


INTERNACIONAL

Al acabar la IIa Guerra Mudial, el nuevo panorama de la Guerra Fría entre los bloques
socialista y capitalista determinó el posicionamiento del sionismo, que se convirtió en
un aliado imprescindible del eje británico-norteamericano en Oriente Medio, tanto por
su influencia en el ámbito monetario, como por la misma situación estratégica de
Palestina, en el punto de encuentro de los tres continentes. Durante toda la segunda
mitad del siglo XX y hasta la actualidad, el Estado de Israel ha sido financiado
abiertamente por la Reserva Federal Norteamericana y ha mantenido una estrecha y
pública colaboración con la banca británica, debido a una convergencia total de
intereses contra el peligro comunista. El Estado de Israel se ha desvelado como parte de
una estrategia del capitalismo internacional para sostener una base militar en Oriente
Medio con capacidad nuclear. Bajo el pretexto de una persecución genocida que fue
financiada y alentada por el mismo movimiento sionista, se ha logrado legalizar un
Estado ilegítimo, racista y militarizado. Un Estado que ha ha legalizado un sistema de
discriminación racial mucho más perverso todavía que el Apartheid de Suráfrica. Un
Estado que se ha impuesto a través de ilegítimas políticas de hechos consumados,
guerras contra la población civil y agresivas políticas de control social que no tienen
parangón en toda la historia. Un Estado financiado desde sus inicios por el fascismo
internacional que ha causado millones de muertos, desplazados, refugiados y
asesinados. Un Estado levantado sobre criterios raciales, habitado por poco más de 7
millones de personas, la mayor parte de las cuales, viven encerradas en una concepción
psicótica y militarizada de la realidad, obligados por ley a servir al ejército durante un
mínimo de dos años, al servicio del genocidio del pueblo palestino. Un Estado criminal
que ha violado sistemáticamente todas las resoluciones de la Organización de las
Naciones Unidas y los más elementales Derechos Humanos, en nombre de una raza
inexistente, una historia falseada y una concepción fanática de la religión. El Estado de
Israel no es una Democracia, es un peligroso sistema fascista teocrático, cuyo primer
ministro ha tenido la poca vergüenza de afirmar en público que para el Estado de Israel:
"la vida de un niño israelita vale más que la de un niño palestino" o que "si los
palestinos no tienen gasolina, pueden caminar". Es, en definitiva, un Estado fascista
levantado en su totalidad sobre justificaciones históricas falseadas y manipulaciones
perversas de la realidad, cuya misma existencia pone en duda la función de la
Organización de las Naciones Unidas y la legitimidad de todas las instituciones
supuestamente democráticas que existen a nivel internacional.

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