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Rupert Sheldrake es el bioquímico británico que postuló la hipótesis más

revolucionaria de la biología contemporánea: la de la Resonancia Mórfica.

Las mentes de todos los individuos de una especie -incluido el hombre- se


encuentran unidas y formando parte de un mismo campo mental planetario. Ese
campo mental -al que denominó morfogenético- afecta a las mentes de los
individuos y las mentes de estos también afectarían al campo. “Cada especie
animal, vegetal o mineral posee una memoria colectiva a la que contribuyen
todos los miembros de la especie y a la cual conforman”, afirma Sheldrake. De
este modo si un individuo de una especie animal aprende una nueva habilidad, les
será más fácil aprenderla a todos los individuos de dicha especie, porque la
habilidad “resuena” en cada uno, sin importar la distancia a la que se encuentre. Y
cuantos más individuos la aprendan, tanto más fácil y rápido les resultará al resto.

El campo donde está conectada la información genealógica lo describe Rupert


Sheldrake desde un punto de vista cuántico: “Existen en la naturaleza unos campos
llamados Morfogenéticos, los cuales son como estructuras organizativas invisibles
que moldean o dan forma a tales cosas como plantas o animales, que también
tienen un efecto organizador en la conducta”.

Estos campos Morfogenéticos contienen información recopilada de toda la historia y


la evolución pasada, algo a la manera de el “inconsciente colectivo” de Jung. La
resonancia mórfica, el principio de memoria colectiva, se puede aplicar al estudio
del árbol genealógico. Cada familia tiene su propia memoria colectiva a la que todos
sus miembros están conectados y tienen acceso.

La transmisión intergeneracional ocurriría pues en este campo mórfico, pues hay


una memoria común compartida por todos los miembros del clan, hayan o no
convivido en las mismas coordenadas espaciotemporales.

¿Esto podría ser otra forma de entender el inconsciente colectivo y el inconsciente


familiar? ¿Daría respuesta al por qué los secretos y los no dichos de una
generación ejercen ese tremendo efecto en las siguientes?

Claudine Vegh decía que “…vale más saber una verdad, aun cuando sea difícil,
vergonzosa o trágica, que ocultarla, porque aquello que se calla, es subordinado o
adivinado por los otros y ese secreto, se convierte en un traumatismo más grave a
largo plazo”.

Anne Ancelin Schützenberger lo ha estudiado a fondo: “Los duelos no hechos, las


lágrimas no derramadas, los secretos de familia, las identificaciones inconscientes y
lealtades familiares invisibles” pasean sobre los hijos y los descendientes. “Lo que
no se expresa por palabras se expresa por dolores”.
¿Podemos los descendientes modificar esa información almacenada en el campo?
“La sanación del árbol consiste en quitar la repetición, comprenderla, o repetirla en
una forma positiva”, nos responde Alejandro Jodorowsky.

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