Professional Documents
Culture Documents
El divorcio es como una amputación – sobrevives, pero te falta algo. Y es peor si eres tú el que no
querías divorciarte, o si te sientes abandonado por una iglesia que no quiere dar la impresión
de condenarlo y no hace nada por ayudarte. Así que, ¿cómo puedes salir adelante?
Dios odia el divorcio por el sufrimiento que nos causa. ¡Pero te ama! Escucha: “Yo, Yo soy el que
borro tus rebeliones por amor de Mí mismo, y no me acordaré de tus pecados” (Isaías
43:25). Dios perdona y olvida; tú debes hacer igual.
El perdón es la única herramienta de poder que siempre tendrás sobre alguien que te ha herido.
Así que, perdona, y sigue perdonando – hasta que el pasado ya no te controle. Haz lo que puedas
para que tengas siempre esa actitud.
Tus emociones pasan por grandes altibajos en estos momentos; vacilas entre el deseo de que ellos
vuelvan y de que sufran. Eres vulnerable; te puedes sentir fácilmente atraído a cualquiera que te
demuestre cariño. Tómate el tiempo para ser sanado. Sólo personas sanas pueden tomar
decisiones sanas.
Escucha: “El cual nos consuela… para que podamos también nosotros consolar a los que están
en cualquier tribulación” (2 Corintios 1:4). Cuando te das cuenta de que Dios no te ha
abandonado (Ver 2 Crónicas 30:9), empecerás a sentirte tú mismo otra vez. Entonces, de lo que
has recibido, tendrás algo que dar a otros. Cuando puedas hacer eso, tu futuro será esperanzador
y tus posibilidades ilimitadas.