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LE primer afo de vd Fea peti 7 sus funciona Fyntin Cireunszipeié, Toe medios y Ta actividad doa polite 7&—La prevenclda en el derecho postive: 1a pre 'ventidncleatifea; la represen po—La teniea policial y la defensa jusdiecionl, BOTE holies ienites. 1+ parte: La ideatgee: ‘ln generics B1.—La police cientfica, 2 parte: La identiiea ‘lin expeciien SaLa pollea cenlfea. 5 parte: Dactloseopia, Fotogratla, Antopodietia 85.—La poliea cities. 4 parte: Busca y'recono- ‘miento de los delincentes, Taterzogatorios YF testigos, Las indagaciones. La averigus: isn det culpabie S4.—Lor deilentes 85.—Cémo salvarme de Ia epilepsia Gis trae de es Eferacdades nervioses Comtilidad agricola. $8,—Metalurgia. ae 4o.—Histora ds la lost, ge.—Histria de ta pedagogi. al interior de Veneruela ‘Auavesande Pers y Bolivi S3:—Hintora de la economia politica, 94 mors det st de impo 95. —Manval de pedagog Sia iwtona don eeeltera, 57-—Historis de In pinta, Lea argitecturaclgsica, 59—Elementor de topograi reo.—La teueduria de iros.en partida simple y en artda dobie, fee eee ANTROPOLOGI CRIMINAL S Dr. L. GAMBARA BIBLIOTECA DE CIENCIAS SOCIALES, MIEDICAS # yorforcas y NATURALS ANTROPOLOGIA CRIMINAL OBRAS DEL MISMO AUTOR LA‘COMEDIA AUMANA.—Corsiontes, B, A., 1902. PsIcoLocta DB LA EDUCACION ¥ DELINCUBNCTA przgoz.—Santiago de Chile, 1908. Hipormano & HiPgoTIZanos. — Santiago de Chile, 1906. Denxono Pawan vosrrivo. — Santiago de Chi- Ie, 1908. (Cunso pe Pstoovocta ¥ ANTROPOLOGIA GRIMT- wat,—Bareclona, 1909. EN PREPARACION LAS FRONTERAS DE LA Locuna. Bstup10 ‘Mépico Lugat.—F. Granada y C.*, Bar- calona. BIBLIOTECA DE CIENCIAS ‘SociALES, Mitpicas, Juripicas y NaTuRALes Dr. b. Gambara ANTROPOLOGES CRILUAL SPECIAL PARA ABOGADOS, stiDi008, BSYODIANTES DE DEREOHO ¥ DR MuDIOINA ¥ pp cuvruns amxerax a} F, GRANADA Y GC. Eprrones BARCELONA, MAUCCI HERMANOS £ NLDS || MAUCCI HERMANOS RIVADAVIA, 1435 1 DEL RELOX, + BUENOS AIRES MEXICO BS PROPIEDAD SUMARIO Introduceién. —Caracteres morfo- légicos y degenerativos de los delin~ cuentes.— Notas funcionales de los delincuentes.—Caracteres especiales de la mujer delineuente.—Delitos y delincuentes sexuales.— Factores ftsi- cos y sociales del crimen: geograficos, sociales y politicos, ANTROPOLOGIA CRIMINAL INTRODUCCION 1, LA ANTROPOLOGIA CRIMINAL es la cien- cia que estudia el hombre criminal 6 delin- cuente, Nacida en estos tiltimos afios por inicia- tiva de Lombroso, Garofalo y Ferri ea Tta- lia, Lacassagne y Tarde en Francia, Kup- ter en Alemania, etc., es, entre las ciencias nuevas, la mds enérgica y vigorosa, habien- do dado origen & la que es conocida en to- das partes bajo el nombre de Escucla Posi- tiva de Derecho Penal. 'Y en verdad, se sabe que, desde casi un cuarto de siglo, ha ido poco 4 poco difun- diéndose de Italia 4 Francia, Espatia, Ale- mania, Inglaterra y hasta en las lejanas Américas, una nueva corriente de ideas re- Iativas 4 los delitos y 4 los delincuentes, corriente que ha despertado en todas partes muchos entusiasmos y muchos cultivado- 8 Le GANMBARA res. Lo cual se debe, particularmente, & aquella especie de preparacién histérica que hizo Ja nueva ciencia mediante Ia introduc~ cién también del método experimental en fos estudios sociales, pudiéndose asi pre- sentar no solamente de acuerdo con todas las tendencias intelectuales y morales de nuestra época, sino, en realidad, como el re- sultado necesario ¢ inevitable del movimien- to general cientifico moderno. Por que desde el momento que fa filoso- ‘fa positiva negé la existencia de la antigua adntiman trascendental de los escolésticos, concebida por ellos como algo «ab ser, co- mo una fuerza independiente, mientras que en realidad esta intimamente ligada & la foncionalidad del organismo; desde el mo- ‘mento en que la misma filosoffa positiva de- mostraba que la qoxé humana es el resulta- do, la funcién de tas células cerebrales, y entonces negaba ef libre albedrio, demos- trando que todo acto humano es el produc- to necesario y fatal de una serie de {actores, de los que algunos estén ligados al ambien te exterior fisico 6 social, otros, al contrario, 4 la constituctén orgénica del individuo: desde aquel momento, digo, era inevitable y légico que las acciones delictuosas no se consideraran ya solamente en si mismas, antroponocta CRIMINAL 9 ‘como entidades abstractas y como efecto de una determinacién libre de Ia voluntad in- dividual, sino que deblan ser también estu- diadas las causas, es decir, de un lado las particulares condiciones del ambiente fisi- €0 y social en cuyo medio se encuentra el delincuente (objeto de la Sociologia Crimi- nal), ¥ del otro, las particulares condicio- nes biolégicas y fisiolégicas de su organis- mo (objeto de la Antropologia Criminal), que constituyen siempre una predisposicién y & menudo una causa que los empuja irre- Sistiblemente al crimen. Pero hay que observar que «la naturale. za de los fenémenos sociales depende, es verdad, en gran parte, de los hechos de la naturaleza que nos rodea, pero la influen- cia de todos estos factores en la formaciéa y en el desarrollo de las institiciones huma- ‘has es solamente indirecta, Los fenémenos de la sociedad humana son fenémenos de la conciencia humana (ia accién depende de la voluntad, y ésta tiene por fundamento Ja idea como fuerza motora); y por esto la orientacién para su estudio debe espe- rarse solamente del andlisis eritico de las leyes que regulan las funciones de nuestra psique. Todos 10s factores externos de la formacién social actéian en forma indirecta 10 1. GAMBARA ‘en cuanto concurren 4 desarrollar fas facul- tades, 6 en otras palabras, en cuanto deben antes actuar en la conciencia y después su- frit sus reacciones, volverse factores pst quicos, transformados en ideas-fuersas, en sentimientos, en procesos volitivos» (1). Apliquense estas consideraciones gene- rales del fendmeno social al otro particular de la defincuencia y se verd que la antropo- logia criminal tiene, desde este punto de vista, un campo todavia mas vasto que el de la sociologia criminal, y de otro lado constituye el fundamento de ella. 2. PRECURSORES DE (A TEORIA LOMBRO- SIANA—Que el estudio antropométrico y antropolégico det detincuente sea de méxi- ma importancia para determinar el génesis de la acciéa criminosa, es una idea que ha yenido madurandose gradualmente en la concicacia de los fildsofos y de los juristas & través de siglos y siglos de estudio, La idea de que existe cierta relacién en- tre los caracteres fisicos y orgénicos de un individuo y sus caracterés morales es vieja tal vez como la raz6n humana; por lo me- nos es una consecuencia de aquella teoria eripatética de la unién del alma con el (1) Yeeschi—ta floofta scat de fe Hecate Positiva, ANTROPOLOGIA CRIMINAL un ‘cuerpo que ha reinado hasta la revolucién que, en este orden de ideas, hizo el famoso Cartesio. Se encuentra la primera afirmacién de este concepto en las obras de Homero, y después en Platén, Aristéieles, Galeno, Palemén, autor de una obra preciosa so- bre este particular, titulada De Physiono- mia. En la Edad media esta idea fué el al- ma, puede decitse, de todas aquellas cien- cias oculias que s¢ conocian bajo el nombre de quiromancia, pedomancia, umbilicoman- cia, etc., las cuales pretendian que ciertos caracteres fisicos fueran signos seguros de ciertos caracteres morales. Entre todas estas teorias quedé siempre firme el principio aristotélico escolistico de que por lo menos ciertas facultades del al= ma fuesen orgénicas y se hallasen distri- buidas en las diferentes partes del cuerpo. Cartesio (1396-1650), empero, lo cambid todo. Habiendo negado al alma la misién de informar el cuerpo para hacerlo vivo y, sensible, quebré en dos partes la entidad humana; atribuyd al cuerpo la vida vege- tativa, al alma la sensitiva y racional. El alma fué relegada 4 la glindula pineal (fig. 1), que él suponia capez de conocer & interpretar todos fos movimientos de los 1a GAorbatta 6rganos, Suprimidas ast las viejas faculia- des orgdnicas del alma, no era del caso ha- blar de sit Iocalizacién, ni se establecia 1a cuestién de por qué ef alma no comunicaba al cuerpo ninguna de sus facultades. Pero 4 estas exgetaciones de Ia filosofia cartesiana era necesatio que sucediera la reaccién. Y al concluir el siglo xvat como transformacién de la antigua idea de en- contrar en los caracteres fisionémicos ex- ternos un medio para determinar los carac- teres .psiquicos de cada individuo,—nacié la escuela frenolégica de Gall y de sus se- ccuaces. 3+ Lavarer.—Empezando por la segun- da mitad del siglo xvi, en que los es tudios fisionémicos y antropolégicos toma- ron grande importancia, vémosles entrar triunfalmente en las Universidades para formar parte de la ensefianza en las escue- las de medicina y de filosofia. Dos nombres deben ser escritos con Io tras de oro en esta época entre los precur- sores de la Nueva Escuela Criminal: Lava- ter y Gall. De los méritos del primero hablaré més adelante, tratando de Jos estudios cranio- métricos, cuyo iniciador fué. El tiene ta bién la honra de haber dado importan Fig. A—Seccids medina aueronpostesir det excta: a blo; by neevio optic; e, Lunds plncly dy aberura ce Monro; etcuayelasionercetebaln, fy sepa Teens {s,ttioo; f ublecales easargéoince ANTROPOLOGIA CRIMINAL 3 antes que Camper revelara la medida del Angulo facial, 4 un Angulo de perfil cons- trufclo, trazando una recta desde la punta de la nariz al Angulo exterior del ojo y otra de la misma punta de la nariz al éngulo de Ia boca. EI encontrd que Ja magnitud de aquel Angulo estaba en razén directa del desarro- lio intelectual. Por lo que se refiere 4 Gall, su nombre es tan glorioso en la historia de fa antropo- logia criminal, que ella se puede sintetizar en tres nombres: Aristételes, Gall, Lom- broso. 4. Franorsco José Gatt.—Nacié en 1758 en Trifenbriinn, en el Gran Ducado de Baden y estudié medicina, dedicandose con verdadera pasién 4 los estudios de ana- tomia y de psicologia. Creé una ciencia nueva, Ia Frenologia, y adquirié populari- dad grandisima, despertando 4 su alrede- dor admiracién ferviente y critica aguda. El formulé ef principio que las circunvo- huciones cerebrales, en su diferente desarto- Ilo, ejercen en Ia caja craneana una presién que Ia obliga 4 conformarse en correspon- dencia 4 ellas. De aquf las bozas y senos que se obser van en la parte exterior del cerebro, Y pues- 4 1. GkitBaRA ANTROPOLOGIA, CRIMINAL. 15 to que el cerebro humano est constituide por fantas pequeftas zonas 6 lSbulos, en ca- da una de las cuales est4 localizada una par ticular facultad, sentimiento 6 tendencia, dedvicese que esta facultad, sentimiento 6 tendencia est tanto ms desarrollada cuanto mas desarrolfado esta ef 1ébulo re~ lativo, y por consiguiente, cuanto més grande era la boza 6 protuberancia que Te correspondia exteriormente en la caja craneana. Era la primera tentativa de dar una base anatémica al pensamiento, Desgraciadamente ef método que adopts ‘en sus investigaciones, fué empfrico en de- masia. Habla dicho que cel cerebro no es un 6r- gano tinico, pero sf el conjunto de tantos Srganos especiales, cuantas son ias faculta- des que se reconoce que actian en un ine dividuo». Su teorfa decay cuando se de- mostré que el cerebro, anatémicamente y fisiolégicamente considerado, es un solo 6r- gano, en cuanto que una célula de ésta 6 de aguella circunvolucién puede entrar en vi- bracién con la de cualquier otra. Pero no decayé toda la teorla de Gall, si bien puede decitse que no hizo més que vislumbrar gloriosamente y sintéticamente una verdad, sin tener los materiales de es- tudio necesarios para hacer de ella un and~ lisis préctico. ‘No cayeron especialmente las aplicacio- nes que hizo de su doctrina & los crimina- tes y 4 los delincuentes. ‘Aplicé sus principios 4 un nimero indef- ido de ladrones, asesinos y parroquianos de los tribunales, y crey6 haber descubierto el Srgano de las riflas, de tas pendencias. Demostrs que la criminalidad es el produc- to de una constitucién particular ergénica de ciestos individuos; y preveyendo el con- cepto lombrosiano, de que el Derecho Pe- nal debe hallarse animado por el principio de la defensa social, esoribié: «La medida de la culpabilidad, y ta medida de la pena no se debe tener de Ia materialidad del acto antijurfdico, ni en una pena preestablecida, sino Gnicamente en le situacién del indivi- duo agenten- 3. Tambiéa Spurzheim intenté repre- sentar graficamente la locatizacién de nues- tras facultades; pero no evité los defectos de su grande maestro (fig. 2). De todos modos fa escuela frenoldgica del médico alemdn fué a semilla fecunda de la que broté la moderna teoria de las localizaciones cerebrales con base mis am- 16 L. GAMBARA ANTROPOLOGLA CRIMINAL ” pliamente cientlfica y positiva, Y el estudio de las bozas craneanas, profundamente mo- aa es ar Aru Soghie mayan nage Fi Serscogs I Bieattee Dh Tasalmo. ht Alara, feign de latatesidn 2, Senge dele teisencia St Ame? ido eatatied, 85 apie ease dificado, dié origen al de las notas degene- rativas, que se encuentran en todas las par- tes del organismo, y ante todo en el crdneo. ey 6. B.A, Monst—Tan extensas son las materias euyo estudio hemos de esbozar gue ni nos es posible citar los nombres que en nuestra ciencia dejaron rastzos gloriosos. Sobresale entre ellos B. A. Morel que en 1857 publicaba en Paris su Tratado de las degeneraciones fisicas, intelectuales y mo- rales de la especie humana, abriendo nuevos horizontes 4 los estudios de antropologia y sociologia criminal. Entonces aparecié por vez primera la pa- Jabra degeneracién en Ia historia de Ia filo- sofia, donde, como también en I medici- na se Ja hacia servir para comprender una grandisima cantided y variedad de fenéme- nos nuevos. «La idea més clara, dice, que podemos formarnos de la degeneracién hu- mana, es concebirla como una desviacién morbosa de un tipo primitivon, Esta desviacién va siempre més acen- tuandose por el fenémeno conocido con el nombre de herencia, La transmisién de la herencia de una degeneraciéa no consiste, segin Morel, en Ja rigurosa reproduccién de la desviacién Patolégica observada en el padre en los as- cendientes, de manera que un enfermo de (isis transmita éste su especial morbas, pe- ro sf en ciertas modificaciones generales da- 2 20 tL, GAmpakA otros paises. Primero, en Italia, se levanté A defenderla y 4 desarrollarla con entusias- mo de apéstol Lombroso, seguido 4 breve distancia por Virgilio, especialmente en sus primeras ideas relativas al atavismo y 4 la naturaleza patoldgica de la delincuencia, A ellos se unieron Garofalo y Ferri, que con- tribuyeron con un trabajo inmenso y apli- caron la antropotogfa criminal al derecho y al procedimiento penal. Asi quedé definitivamente establecida la existencia de la Nueva Escuela: para la ciencia se iniciaba una época gloriosa, con- virtiéndose en centro de un vasto movi- miento cientifico, en el campo de todos los estudios biolégicos y juridicos. 9. NuESTRO PaPet.—La indole y la ex- tensién limitada de este trabajo impiden que demos un tratado completo y extenso de las teorfas de la Nueva Escuela. Sin embargo, me propongo presentar una cexposicién breve, pero, en cuanto me sea posible, exacta y concienzuda, para que, aun los lectores ‘no inieiados, alcancen los iiltimos resultados de estos estudios que han causado una verdadera revolucién en el mundo, por la grande importancia de tas aplicaciones practicas que de ellos inevita- biemente reportardn las ciencias penales y sociales. CAPITULO PRIMERO. CARACTERES MORFOLOGICOS DEGENERATIVOS DE LOS DELINCUENTES 1, Notas pecrNenativas.—La vieja es- cuela del Derecho Penal, segiin ya indiqué, consideraba el crimen como una entidad abstracta, como una simple contradiccién entre la accidn del hombre y la regla esta- blecida por los artfeulos dei Cédigo 6 por In Iey moral, Toda la indagacién consistia en el hecho material, descuidando en abso- Tuto de estudiar su génesis. Al hombre de- Tincuente se Je dejaba completamente de la- do 4, por lo menos, se le juzgaba como 4 fos otros hombres honrados y normales, cual si fuera un individuo como los demas ¥ en las mismas condiciones de inteligen- cia y de sentimiento, Pero el progreso de los estudios persua- did & que se extendiera también 4 la ciencia penal la aplicacién de aquel método experi- mental que tan espléndidos resultados ha- bfa dado ya en las otras ciencias sociales. 22 L, GAMBARA ‘As{ nacié, al tado de fa antropologia ge- neral, que estudia al hombre en sus carac- teres generales, Ia antropologia criminal, que Ie estudia en una variedad; variedad que constituye casi una sub-raza humana: el hombre criminal 6 defincuente. Y Lombroso, Garofalo y Ferri, reunien- do en una especie de organismo cientifico las observaciones que muchisimos otros ha- ian hecho, en los gabinetes de anatomla y de fisiologfa, en las cfrceles y en los freno- comios de tos delincuentes, encontraron que éstos se distinguen de los otros hombres por un conjunto de notas que indican en ellos una desviacién del tipo medio de Ia raza, y son notas degenerativas porque de- muestran casi siempre un regreso, una re- versién atavica. 2, UNA onjnoin.—Hay que notar, sin embargo, que estas anormalidades organi- cas se observan también en los hombres honrados y en Ios locos en general, y que sélo sirven para clasificar entre los degene- rados al individuo que las posee, cando se encuentran agrupadas en gran niimero en el mismo sujeto. Y aun en este caso hay que ir con pies de plomo, porque puede su- coder muy bien que un individuo, por ejem- plo, herede de un padre formas exteriores anrnoporoGia CRIMINAL 3 anormales con marcados caracteres degene- rativos, y tenga un sistema nervioso nor mal y entonces funciones ps{quicas norma- les. Esta consideracién quita valor 4 una de Ins més comunes objeciones que se hacen & las conclusiones de Ia antropologia crimi- nal, diciéndose que los signos que ella con sidera como caracteristicos del delincuente, se encuentran al contrario més 6 menos en todos los hombres. A Io que se contesta naturalmente: que los degenerados no han sido cortados de! resto de la humanidad, con una divisién neta y exaeta; sino que, por el contrarioy hay también Ios tipos intermedios, en los que se encuentran Ieves caracteres de dege- neracién. Aparte de que un individuo pue- de ser honrado ante el Cédigo Penal y no serlo ante su conciencia; 6 bien, no haber nunca cometido robos, estupros, muertes, estafas (4 pesar de tener los caracteres es pecificos de la degeneracién fisiolégica), por la sencilla razén de que la tendencia al crimen, que positivamente existe, no se ha exteriorizado todavia, 6 no exteriorizard tal ver nunca por falta de especiales condicio- nes de ambiente, 24 1. GAMBARA ANTROPOLOGIA CRIMINAL 25 CLASIFICACION DE LAS NOTAS ‘DEGENERATIVAS La clasificacién mas simple de las no- tas degenerativas es aquella segin Ia cual Ios caracteres degenerativos se divicen en dos categorias: a) Anatémicos & morfoldgicos. b) Fisiol6gicos 6 psiquicos. Los primeros se refieren 4 ciertas particu- fares constituciones anormales de algiin miembro det cuerpo (especialmente del es- queleto y del créneo) que son visibles & simple vista 6 se manifiestan bajo el cuchi- Io anatémico y al microscopio. Los segun- dos, dependen de Ia forma con que se cum- plen fas diferentes funciones de! organismo, tanto fisiolégicas como psiquicas. Esias tiltimas por su particular importane cia, son colocadas por algunos tratadistas en una categoria aparte; nosotros, empero, Jas estudiaremos con las anteriores, porque ambas son funciones del sistema nervioso en general y del cerebro en particulars so lamenie que los caracteres degenerativos psicolégicos se deben considerar como ano- ‘malias en la funcionalidad de los centros cerebrales superiores, Hay que notar, ademds, que todos estos caracteres indican verdaderamente una de~ generacién en el individuo cuando se en- cuentran en él, y no en la masa de los ha- bitantes de una regién 6 de un tipo 4 que 1 pertenece; porque puede suceder muy bien que una nota—sea anatémica, sea fisiolégica, sea psicolégica—indique una anormalidad cuando se encuentra en un pueblo y no, al contrario, cuando se en- ‘cuentra en otro. 4. cRANEOMETRLA, Un estudio anatémico del hombre delin- cuente debe por necesidad salir de los ca- ractetes fisicos de Ix parte mas importante del enerpo humano: la cabeza. Ya Lavater (1741-1801) habla compren- dido el valor de la craneoscopia, convir- tiéndola con sus esfuerzos en la parte més importante de los estudios fisiondmicos y antropolégicos. En primer lugar, formulé el principio de que en un individuo todo es armonfa y homogeneidad, de manera que 4 una imperfeccién del organismo deben siempre corresponder otras imperfecciones fisicas y psiquicas: la naturaleza no fabri- a, no crea mosaicos, 26 1. GAMBARA ‘También legs 4 determinar que en las partes anteriores & inferiores de la frente estén colocados los drganos cerebrales de las facultades intelectivas y perceptivas, y que en as regiones témporo-parietales se Fig, 8—Sitstas de Laraer manifiestan las facultades emotivas. Un mé- todo particular usado por Lavater para sus experiments, fué el del estudio de la si- Tucta (Sdgoma), es decir, del contorno que presenta la sombra de un cuerpo expuesto 4 una luz viva (fig. 3). Después de él, el créneo humano fué es- tudiado por los antropélogos comparativa- mente en toda la serie de la escala zoolégi- ca; empezando por la de los monos, po- niendo todos los esfuerzos para encontrar ANTROPOLOGEA CRIMINAL 7 los caracteres propios y diferenciales en re- lacién con la especie, sexo, etc. Las primeras tentativas remontan & Dan- henton (1744), Blumenback (1775), Cam- per (1791). Reanudéronse después estas Investigaciones de anatomia comparada y fueron continuadas en Francia por Geoffroy Saint-Hylaire, Cuvier, Faville, Serres, ete., hasta que Broca, en 1861, les dié un deci ivo impulso, creando una terminologia simple y expresiva € iniciando métodos de estudio muy exactos, tanto que la craneo- meiria ha penetrado en el dominio de la anatomia descriptiva. 5+ CAPACIDAD CRANEANA DE LOS GRIMINALES El estudio tal vez mAs importante del craneo, es el de su capacidad, porque con ella esté en directa relacién el volumen del cerebro. En general, se puede decir, que entre los delincuentes predominan las cabezas cbi- cas. Lombroso, en 67 varones delincuentes, encontré que el promedio era de 1466 cen- timetros cibicos, mientras que ef promedio de Jos varones normales, segiin el profesor Calori es de 1,551 centimetros ctibicos. Ej méximum de la capacidad craneana 28 L. GAMBARA complexiva la ofrecen los falsarios. Vienen en seguida los homicidas y los salteadores. Los ladrones tienen una capacidad cranea- na mediana. Los incendiarios y tos estu- Hig. foujer aero, pradores tienen las capacidades minimas; ¥ No es raro el caso de encontrar entre es tos verdaderos microcéfalos (fig. 4). Se ha averiguado también que entre tos criminales son més frecuentes que entre los normales los casos en que la semicircunfe- rencia craneana anterior es mds pequefia que Ja semicircunferencia posterior, Caréc- ANTROPOLOGIA CRIMINAL 10 ter degenerativo es también tener una mix tad del crineo mds chica que Ta otra. 6, fxpIce cERALICO Para valuar la forma del erdneo, sirve el Fig. §--Raquems de vn cztnen ato desde arriba: 48, ciimetro Wansversa Gb, clams ionghdial indice cefdlico, que es ta relacién centesi- mal entre el didmetro méximo longitudinal y el didmetro maximo transversal (fig. 5)- El primero esta constituido por una recta trazada desde la glabela y el punto mas pos- terior del occipucio. El Segundo es la linea ms larga horizontal y transversal que se pueda trazar de un lado al otro del créneo, y se lama también didmetro sigomético. 30 1, Ghupana . gut ls tes tipos de forma craneana: @) Braquicéfala (brev lelante por iy BA (breve de adelante por ©) Dolicocééala (alargada), 4) Mesaticéfala (ni corta ni alargada). En general entre los delincuentes, pre-~ dominan los braquicéfalos, vienen después tos dolicocéfaios, por fin, en proporcién mi- ima, los mesaticéfalos, EI estudio de la distribucidn de tos ert. menes demuestra que entre los asesinos prevalece de un modo especial la braquice- falia, es decir, ef desarrollo de las protube- rancias temporales, que desde el tiempo de Arsicesy ce Gall eran conser ce mo indice de tendencias sanguinarias. 7+ TA CARA-ANGULO DE CAMPER El examen de fa cara ha tenido una im- portancia suma en Ja historia de Ia antro- pologia, Las variedades humanas han sido reco- nocidas por Jos egipcios antiguos é impre- ‘sas en sus monumentos mediante las formas fisionémicas y el color del cutis. Lo mismo se puede afirmar, si bien con menor clari- dad y certeza, respecto de los antiguos pue- blos americanos de los que nos quedan va- ANTROPOLOGHA CRISONAL 3 sos de terracota y piedras con varias fig) ras humanas; de ellas venimos en conoci miento de que no cuidaron en absoluto ef crdneo, al contrario, muchas veces, lo de- formaron al reprodutcitlo, cuidandose sola- mente de representar la cara con su fisiono- mia y muchas veces con su color. Adin hoy nosotros mismos reconocemos 4 los pue- los, distinguiendo por ejemplo, un japo- és de un peruviano 6 de un tértaro, sola- ‘mente por la cara, nunca por el crdneo. Lo mismo debe decirse de los degeners- dos y de los delincuentes que encontramos ‘en la vida: los esqueletos y los craneos se conservan en los museos, pero alrededor de nosotros se agita una turba de individuos revestidos de todas sus partes blandas, en- tre los cuales el instinto y la experiencia nos hacen distinguir aquellos de quienes tenemos que defendernos. Las medidas de de la cara tienen grande analogia con las craneanas, asi también Jos indices corres: pondientes. EI indice facial est4 establecido por la relacién entre Ia altura total, si la cara se mide con toda la mandibula, 6 fa altura superior, y el largo bizigomético. Pero es fécil comprender que estos dos didmetros no pueden dar una idea exacta 1. ohwmana, de la forma de la cara, y para valuarla hay necesidad de tener en cuenta su contorno, tanto en el vivo como en el esqueleto, Liémase contorno facial wla curva que Fig; 7—Crtsico del bandolern Gad, cara clipeida larga envuelve el aspecto anterior de Ia cabeza, desde la raz det cabello 4 la birban, La forma més comin y més linda es la cara de contorno elipsoidal, porque no presenta an. gulosidades y lineas quebradas (figs: 6 y 7 Hay también Ja cara triangular (fig. 8), ln cara cuadrada (fig. 9), la cara orbicular 6 con contorno que tiende 4 la forma circu far, Més importante para nuestro estudio es otra medida que se toma para yaluar la Prominencia de la frente, considerada co- Fig. Cat liso sae ANTROPOLOGIA CRIMINAL 33 mo el indicio més seguro de la inteligencia; medida que se llama dngulo facial 6 de Camper. Este Angulo resulta de dos lineas imagi- lg. 8 cara tangalae narias, una que pasa por el foramen audi- tivo exterior y por las fosas nasales, y otra que pasa de la parte més saliente de la fren~ te y de la mandibula inferior (fig. 10). Se encuentra ast que la forma de la cara puede presentar un perfil derecho y vertical (or- tognatismo), 6 puede ser saliente (progna- tismo). El hecho de que el craneo y Ia cara pre~ senten una d otra de estas formas no cons- tituye, por si s6lo, un carécter degencrati- menos cuando se manifieste una excep 3 ional exageracién; pero es ecesario que el Angulo cefalieo 4 Angulo facial se alejen ig, Carn enadrada del promedio comiin en los normales de aquella regida, OM. ig. 0.—Angilo fsa. 0, forgnen aedtvo. A, base dela ‘pins dor ANTROPOLOG{A CRIMINAL 35 Los individuos de la raza caucdsica son mesatioéfalos y ortognato: jarse de este cién, La figura 11 indica el Angulo facial en Fig. tuna cabeza de europeo de raza caucisica y en una cabeza de negro. En el europeo bien conformado este &n- gulo varla de 85 4 95 grados; en el negro no pasa de unos 70 grados. El Angulo fax cial del mono es de 65 grados (fig. 12). La analogia entre estos tipos y los creti- nos (figs. 4 y 13) de un lado y Ios delin- cuentes (figs. 14, 15, 16 y 17) del otro, prueba que estos éltimos—por atavismo, degeneracién 6 paralizacién del desatrollo, —teproducen los caracteres psiquicos y anatémicos no sélo del hombre primitivo, 36 Le GAMBARA sino también los de los animales inferiores; como el largo de fas mandibulas y del apa- rato masticatorio en general, recuerdan n0 ig. {2—-Angolo ail de ua mono y de un agro solamente la tendencia & morder de nucs- ‘ros antepasacios cantbales, sino también la andloga conformacién de los animales car- nivoros. $. OTRAS ANORMALIDADES CRANEANAS : PRLO, BARBA, FRENTE, OJOS, NARIZ, ORFJAS Ademds deestas anormalidades craneanas se encuentran en los criminales otras de menor importancia, ANTRorOLoGtA CRIMINAL 3) Asi, contrariando 4 la mala opinién del vulgo relativamente 4 los hombres de pelo rojo, prevalece entré Jos delincuentes el pe- ig. 1h Caras prognaias (retinas) lo negro, especialmente lanudo 6 muy lar go (fig. 18); y es interesante notar que’ésta es la conclusién también de estudios hechos, ‘en Inglaterra, donde prevalece el rubio. Pee 38 1, humana Entre los criminales son frecuentes los hoinbres sin barba 6 que la tienen deficien- te. Lombroso encontré la escasez 6 falta de barba en el 23 por 100 de los delincuentes, Figg Ah—Crénco de adr Calves y se ha observado que todos ellos tienen instintos més bérbaros y feroces. Se ha encontrado 4 menudo en ellos la frente muy saliente 6 hufda (figs. 15 y 16), fas arcadas supracejales marcadas, las dos 6rbitas muy encavadas y una mds baja que 1a otra, los ojos 4 menudo pequefios y obli- cuos y no igualmente distantes de la nariz, los labios y las mandibulas muy gruesas y salientes, de lo que resulta aquella cara si- awtRorovocia ceisNats 39 miesca que recuerda la andloga conforma. cibn de los monos. Cuanto 4 la oreja, sus anomalias consti tuyen tal vez los mas importantes signos SSS de degeneracién. Ellas son particularmente interesantes por cuanto muchas veces cons- tituyen la sola deformidad visible de los degenerados superiores. Los prineipales son: @) Orejas destacadas de la cabeza y mas grandes que las normales, cuya forma Lom broso llama orejas en forma de asa (figs. 4, 13, 17, 28 y 29). ra 1. Ghumara b) Prolongacién de la raiz del élix has- ta dividir la concavidad en dos partes (figu= ra 18). ¢) Desarrollo anormal del tubérculo de ig. 18-—tipo ae alsteator Darwin, que resulta dirigido hacia afuera (forma pitecoidea) (fig. 10). d) Adherencia anormal del Iébulo (figu- raat), El profesor Virgilio encontré la forma anormal de la oreja en el 67 por 100 de los criminales por él examinados. Las orejas en forma de asa se encuentran en el a9 por iento de los delineuentes. Avrmoporocta ceninat gt 9. Las MaNos ¥ Los DEDOS Las manos y las dedos de los delinctien- tes, en relacidn 4 la esiatura, son relatives ig. Hi—Iele de bandateror mente largas y robustas, especialmente en los culpables de crimenes contra ta propie- dad. Los pies son, algunas veces, prensiles, es decir, que entre el primero y el segundo dedo hay mucha distancia, lo que permite poder agarrar alguna cosa y recuerda aque- Ilos animales que se sirven de los pies para trepar. 2 1 kama ANTRoPOLOGIA cINAL 43 10. La coNstiruci6N EsQuELética—Co- RAZON, HiGADO.—PRECUENCIA DE LA TU- BERCULOSIS. La constitucién esquelética es fuerte en tos asesinos y salteadores, grécil al contra. Fig. 18 —Org normal 1) li, 6 af dl iy apt, tage, ansrag, pails rio en tos estupradores, en los incendiarios yen los falsari También se ha notado algunas veces, en« tre Jos criminales, la falta de una vértebra dorsal 6 la presencia de una vértebra lom- bar supernumeraria en a columna verte- bral, la falta de dos costillas, algunas de- formaciones congénitas de las visceras, es- pecialmente del corazén y del higado, y la frecuencia de la tuberculosis en sus varias ocalizaciones. A propésito de la cual conviene observar que ella no es un cardcter degenerativo en Pig. s9ra)libutoadherente, 8) prolonencéa de lncaz dl ' dicque esepace Seu shnchvdan ce dot pies si, pero tiene una influencia eriminosa im- portantisima porque el cuerpo humano es un conjunto arménico que no puede menos de resentirse de las consecuencias de las cau sas que perturban su desarrollo y de las en« fermedades que gastan este 6 aquel érgano. Y sies verdad el principio que la psiquie es una funcién del cerebro y que existe una relacién segura entre cualquier érgano y su funcionalidad, veremos que en ta tisis pul- monar, por ejemplo, poca sangre, y aun ésta no sana, podré afluir 4 las células cere L, GAMBARA 44 rales, de donde se sigue la dafiosa influen- cia que resultard ast en las funciones pst quicas como en los sentimientos afectivos y morales, imposibilitando 1a ejecucién de 8 Fig 28.—Faraapictoiden del pel a)éis,d)tubézculo de Darwin dirgivo hacia fuera éstos y haciendo 4 Ia vez muy posible la ejecucién de actos desaprobados por todos, ¥ Tepugnantes 4 la conciencia moral so- ial, que, si bien no es innata en nosotros, viene todavia transmitida por herencia, y 4 su influencia no ¢s posible substraernos en modo alguno. 11, PESO ¥ ESTATURA Por lo que se refiere al peso, Marro ha encontrado que prevalecen entre los delin- ANTROPOLOGIA CRIOINAL 4s cuentes menores de edad, pesos y estaturas superiores 4 las de los normales, mientras que entre los delincuentes mayores de edad, prevalecen los promedios inferiores. Pretende Marro explicar este precoz des- arrotlo, con Ia vida desarreglada que Nevan los criminates, cuando en realidad ¢s lo con- trario; es decir, que el tan precoz desarro- Ilo es lo que explica el nacer y el manifes- tarse irresistible de ciertos bajos instintos. En cambio es justa la razén que da, de ser Ia vida de orgias 4 1a que se abandonan, causa de 1a paralizacién de todo desarrollo fisico ulterior. En general, entre las varias clases de de- incuentes, 10s homicidas tienen peso y es- taturra mayor, menor los estupradores y los incendiarios. Los primeros tienen también fa abertura de tos brazos muy grande, lo que se considera como nota atévica, siendo conocido que en los monos los miembros superiores estan muy desarrollados. 32, TIPOS CRIMINALES Estos son, en pocas palabras, las més im- portantes notas degenerativas morfolégicas de los criminales. Del conjunto de ellas y especialmente de L. GAMBARA, 46 as del crdneo y de la cara resulta una fiso- nomfa especial, diferente de 1a de los hom- bres honrados, que 6 estén desprovistos de todas estas notas, 6 sélo poseen algunas de elias. YY estas fisonomfas son conocidas no so- Tamente 4 los que de una manera especial se ocupan det estudio de los criminales, ‘no también 4 Jos profanos y al vulgo. “Hay sujetos, especialmente mujeres— nota justamente Lombroso,—que poseen una especie de instinto 6 de intuicién, me- diante Ja cual conocen, & golpe de vista, & quien es 6 ser4 delincuenté.n Este instinto es tal vez frato de siglos y siglos de experiencia de las generaciones Pasadas: experiencia que se ha acumutado Por herencia en la raza, De todos modos, es importante argumento pata demostrar que nuestra ciencia se levanta con una base positiva y natural. Es muy dificil, sin embargo, en la préc- tica, encontrar en un solo individuo reuni- dos todos los caracteres degenerativas que hemos estudiado: el tipo criminal perfecto no se encuentra casi nunca; solamente los diferentes delincuentes se acercan 4 él. ANTROPOLOGEA CRIMINAL 13. DELINCUENTES CON CARACTERES. MORFOLGGICOS NORMALES Y FEMINEOS A estos caracteres se podrfa afiadir tam. bién el grueso del cuello, que, como en los lg, 21 BL saltendor Morea animales carnivoros, corresponde casi sieme pre 4 la rohustez de las mandibulas (figue ra 21). Mucho se equivocaria, sin embargo, se gtin hemos ya indicado, quien por lo que llevamos dicho hasta ahora, pretendiera convencerse de que todos los delincuentes 8 1, GAsemaRa. presentan estas anomalias morfoldgicasy ‘ims 6 menos importantes. Una parte de los ctiminales—especialmente los que por inte- ligencia, forman, por decirlo asf, Ia aristo~ cracia del crimen—presentan muy & menu- do una notable capacidad craneana, una forma regular del crdneo y las lineas armé- nicas del cuerpo que son propias de los in- dividuos normales, El ladrén Rosati—dice Lombroso,—hom- bre de inteligencia privitegiada, me presen- taba la fisionomfa tranquila y serene de uno de nuestros hombres de Estado. ANTROPOLOG!A GRISANAL 49. Un asesino, estudiado por Lavater, se parecia en la cara 4 uno de los angeles de Guido Re El jefe de bandoleros Carbone, era una de las fisionomias mas gentiles del napoli« tano. Un incendiario de Pésaro tenia el aspec to tan infantil y candoroso, un pelo tan lindo y arregiado que 4 primera vista hue dicta podido tomérsefe por una mujer; y, en efecto, estas cualidades, unidas 4 sus modales y costumbres, fueron causa de que se le lamase vulgarmente la Femina (figura 22). Pero éstas son excepciones, que demues- tran solamente que la delincuencia, en este caso, tiene una razén psicoldgica organica mucho més obscura, de manera que la cien- cia no ha llegado todavia 4 descubrirla, & lo menos por ahora, en los gabinetes de ana- tomia 6 de fisiologia, CAPITULO Ti NOTAS FUNCIONALES DE LOS DELINCUENTES 1, DIFICULTAD DE ESTE ESTUDIO. EN LA RIOLOGIA CRIMINAL Los caracteres degenerativos fisiopsicolé- gicos dependen de la forma anormal con ta cual se cumplen las diferentes funciones del organismo y constituyen la parte més di cil y més importante de la biologia cri- minal, El ctimen no es un fenémeno anatémico, sino un fenémeno psicoldgico. No brota el acto criminoso precisamente del dngulo fa- Gal, ni de la asimetria orbitraria, ni de las semicircunferencias craneanas; broté, si, de la compleja constitucién psiquica del delin- cuente y de la lucha antitética entre fos mo- tivos y los contramotivos, que origina en aquella particular forma antisocial las deter- minaciones de su voluntad, Tal importancia del estudio psicolégico de Jos delincuentes ha sido reconocida prin- rrr ee ee eee ee eee 3 1. Ghatsana cipalmente por Ferri, que te ba dado el mayor desarrollo, 2, IIPORTANCIA DE LOS CARACTERES FISIoLOGICos Empezando por los caracteres degenera- tivos fisiolégicos, diré que los mds impor- tantes son los que se refieren é la vida de r= lacion, es decir, 4 Ia sensitividad y al mo- vimiento; vienen después los de las fun- ciones de reproduccién, y pot fin los de las Sunciones de nutricién: io que quiere decir que estas anomalias son de tanta menor im= portancia, cuanto menor es la parte que en ella toman especialmente los centros mas elevados del sistema nervioso. Por lo que s¢ refiere 4 las primeras, los Indrones, incendiatios y homicidas, poseen una sensibilidad obtusa; y al contrario, una - excesiva sensibilidad 10s delincuentes pa- sionales. Se ha encontrado también que la frecuencia de la respiracién y del pulso en Jos criminales es algo menor que en los normales, y no son raros los casos en que la frecuencia de la respiracién es despropor- cicnada 4 In del pulso, especialmente en el de los sanguineo: Igualmente, mientras que el ritmo car- ANTROPOLOGIA CRIMINAL 33 diaco en Ios normales puede ser perturba- o, por ejemplo, por ta vista de un peligro 6 por una impresién dolorose que hiera ef organismo, en fos detincuentes, al contrax rio, en estos casos, la reaccién vasal es muy ‘escasa y tardia. Por ef mismo motivo, al paso que la tem- peratura en ellos es algo superior 4 la de los honrados, durante las més grandes pertur- baciones det alma no se eleva 5 se eleva muy poco; como tampoco se eleva ni atin en clertas enfermedades que ordinariamen- te producen ficbre y muy elevada. Los delincuentes son también, en gene ral, muy insensibles 4 las asf lamadas sen- saciones eléctricas, es decir, & las que la electricidad, de la gue esté siempre carga- da la afinésfera, ejerce en nuestro organis- mo: prueba de esto es aquel estado anor mia & indefinible en que nos econtramos poco antes de que estalle un temporal. SENSA CIONES EXTERNAS: VISTA, ofDO, oLFATO Al paso que parece predominar en los homicidas ena fuerza visiva mayor que en os normales, Ja fuerza auditiva y olfativa 54 Le. GAMBARA ANTROPOLOGLA CRIMINAL, 35 ‘es mucho menor en tos defincuentes que en los hombres honrados. 46° SENSIBILIDAD TACTIL ‘Mas complicado es el estudio de tas anor malidades del tacto. Se ha averiguado, sin embargo, que en los delincuentes es mAs obiuso que en los normales, y solamente ocas veces es mds perfeccionado, Se ha encontrado tamhién que, normales esta s en la parte izquierda del cuerpo que en la derecha, en los delincuentes sucede lo con~ trario, 6 sea, es igual en ambos lados (man- cinismo 6 ambidestcismo sensorial). En Ia sensibilidad dolorifica se han en- contrado mayores anomalias. Algunos de- incuentes han sufrido, con instrumentos inadecuados, amputaciones dotorostsimas sin dar el menor indicio de sufrimiento. Otros con el objeto de desfigurarse y esca- par & fa policfa, se maltratan con un esto’ cismo increible, la cara y el cuerpo. Se han dado casos en que, por el solo placer de causar dafio al personal de las prisiones (en los cuales saben que caen ciettas res- ponsabilidades), se cortan con pedazos de vidrio las orejas 6 la nariz, 6 se hacen siones en otras partes del cuerpo. ‘Son muchfsimos los ejemplos que se po- rian dar; pero me contentaré de hablar de ‘uno sélo, muy comin entre los delincuen- tes: el tatuaje. 5S) FL TATUAJE, EI tatugje es una operacién quirtirgica dolorosa 4 la que ciertas clases de personas (soldados, marinas, prostitutas), pero pecialmente los criminales se someten, pa- ra hacerse dibujar figures complicadas en la superficie ctiténea, Los métodos con que se practica son die ferentes. A menudo se dibuja en alguna forma la figura en la parte donde se quiere que quede impresa y después se le pasa en- cima con un hierro cuya punta esté elevada al rojo, 6 se comprime con una aguja hasta hacer salir la sangre, introduciendo Iuego en Ia carne carbén pulverizado. Se trata como se ve, de procedimientos muy dolo- rosos y que prueban que en los pacientes existe aquella anestesia y analgesia que he- mos ya notado y que son caracteristicas de los delincuentes, quienes también desde Be ee eee eee eee 56 1, @kMmaRA este punto de vista, se acercan al hombre primitivo y al salvaje de nuestros dias. Por one el tatuaje es precisamente una opera- cién de ornamentacién con que se atormen- tan sus cuerpos las tribus mas barbaras de Ia tierra. Es también importante el estudio de las funciones de movimiento. La més grande anomalia que se observa es Ia del ambides- trismo y del mancinismo sensorial. Se ha encontrado también que en los criminales €s frecuente otto fendmeno, es decir, que el paso izquierdo es mayor que el derecho; de lo que resultarfa probada en ellos una desviacién de las leyes ordinarias del des- arrolio, en cuanto que el hemisferio dere- cho del cerebro tendria mayor desarrollo funcional congénito que él izquierdo. 7. CARACTERES DEGENERATIVOS Psicorécicos iremos algo de los caracteres degene- rativos psicolégicos, que, como hemos vis- ANTROPOLOGIA CRIMINAL 37 to, son un complemento de tos fisiolbgicos, y dependen de la misma cause, es decir, de Ia anormalidad de la constitucién orgdnica, especialmente de la del sistema nervioso en general y del cerebro en particular. Para comprendet bien. las anomalias de que trataremos, hay que observar que ol hombre, hoy y siempre, se ha encontrado en sociedad por efecto de su naturaleza an- terior 4 todo pacio y 4 toda defiberacién vow luntatias y por esto también la ley moral-~ que brota de fa sociabilidad del hombre como el efecto de su causa—es anterior 4 toda convencién. Y en verdad ella ha progresado siempre, y al paso que en las épocas prebiistéricas y fen las histéricas antiquisimas aparcee in- distinta y embrional, con el progresar de los tiempos se hace més distinta y desarro- Mada, ‘También nuestros antepasados salvajes, junténdose para formar los primeros em- bbriones de la sociedad, Megaron & convene cerse de que eran nevesarias algunas reglas directivas de Ia actividad individual, para que ésta no dafiara ta unién social. De esta manera fué elabordndose el dere- cho positivo y el principio moral supremo sompendiado en aquellos dos preceptos 38 Ly Awana ANTROPOLOGLA CRIMINAL 59 cristianos: No hacer d les otros lo que no dosearias que te hicicran d ti mismo: y has 4 los otros lo que quieres que te hagan 4 ti. En otras palabras, el criterio que, desen- volviéndose 4 través de los siglos de la his- toria humana, es base hoy de la ley moral, del altrutsmo y del amor social. 8. SENTIMENTOS EGOfsTAS DE LOS DELINCUENTES En los delincuentes, af contrario, se en- cuentra el predominio no sélo de los sen timientos egoistas, sino también de los ins. tos mds bajos y brutales. De esto deri- va la original teoria lombrosiana ya antes mencionada por Lubbock, y ahora ilustra- da por Sergi, que los delincuentes son sal- vajes, hombres prehistéricos caidos por ca- sualidad en medio de la sociedad moderna, cuyas altas idealidades sociales no son ab- solutamente capaces de asimilarse, 9. DALTONISMO. MORAL Un hecho psicolégico extrafio y comin muchos detincuentes es también la aver- sién que demuestran por cierta clase de cri- menes. Hay ladrones que tienen un horror invencible al derramamiento de sangre, co- mo hay asesinos que se creerian ofendidos si se les inculpara un robo. Hay jefes de bandoleros en que es inten- 80 el sentimiento al respeto para con los dé- biles y que no roban 6 no cometen extorsio- nes sino con los ricos, etc. Este extrafio fenémeno por el que cier- tos actos criminosos escapan 4 la valuacién de la conciencia y otros no, es conocido con el nombre de daltonismo moral (en relacién al daltonismo fisioldgico por el cual el ojo pereibe algunos colores y otros no) y tiene su fundamento en el desequilibrio fisiopsi- coldgico que se observa en los degenerados. 10, EL AMOR DE LOS DEGENERADOS A causa det prevalecimiento de los senti- mientos egofstas sobre los altrufstas en es- tos individuos, es facil comprender que ellos no quieren 6 por lo menos no comprenden Ja afectividad de fa vida familiar, tal como Ja sienten los otros hombres. Y en verdad, Ja mujer la consideran como un simple ins- 60 1, GAMBARA AntRopotocta CRIMINAL 6 trumento de placer, un objeto ttit para se- tisfacer ciertas necesidades voluptuosas. 11. VoLUNTAD Es también caracteristica en los delin- cuentes aquella forma especial de debilidad de la voluntad por ta cual no saben resistir 4 los estimulos que les Megan de afuera, y se dejan arrastrar por ellos. Ante una ofensa, un hombre normal se siente arrastrado 4 reaccionar, pero inter- viene desde ef fondo de su conciencia una prohibicién, y se enfrena; el delineuente, al contrario, empufiard un arma y heried 6 mataré al ofensor. Y esta forma suya de reaccién es fan rapida, 4 veces, que asume todos los caracteres de la impulsividad irre sistible propia de los instintos, Lo que es también una nota degenerativa y signo de reversién atvica, porque sabido 5 que los instintos son més especialmente propios de los brutos, en que se encuentran fijos y casi cristalizados, mientras que en el hombre se manifiestan como auxiliares de Ta razén, la que tal ver salga de ellos, pero seguramente de todos modos, concluye con sustituirlos, Precisamente en este cardcter importan- tisimo de degeneracién ha formulado Lom- broso su teoria, asimilando los criminales 4 los epilépt CAPITULO Ul CARACTERES ESPECIALES DE LA MUJER DELINCUENTE, 1. RAZON DE ESTE cAPiTULO Después de haber descrito en fos capitu- los anteriores las notas degenerativas que se deben considerar comunes 4 todos los delincuentes, es necesario indicar las par- ticulares de la mujer delincuente, Porque las diferencias que existen entre los dos sexos son tantas (sea desde el pun- to de vista de la constitucién organica, de su conformacién ps{quica especial, sea des- de ei punto de vista de la forma de vida completamente especial que la mujer lleva en nuestra sociedad), que sus crimenes tie- nen caracteres absolutamente especiales, de Jo que derivan sus notas degenerativas mor- fologicas 6 funcionales que constituyen, por decirlo ast, su base genética. YY ante todo, conviene observar aqui que ‘en los problemas psicotégicos, morales y 1. GAwmara, juridicos que se refieren dla mujer, se han Comitido casi siempre las consideraciones de su constitucién orgdnica, cuando sola- mente de ella puede esperarse que se haga tun poco de luz en este asunto. Sin embargo, saldriamos de los limites ‘que nos impone este estudio, si quisiéramos mencionar aunque fuera brevemente, 1a psicologia de los sexos y sus fundamentos fisiolégicos. Solamente algunas veces, cuan~ do se nos presenta ocasién, mencionaremos Jas condiciones de aque! érgano 6 de aque- Ila funcién en-el hombre 6 en la mujer nor males, para facilitar le comprensién de las correspondientes notas. degenerativas. 2, ESTATURA Y PESO DE LA MUJER DELINCUENTE, Ante todo, por lo que se refiere 4 Ia esta. tura y al peso, ellos son en Ia mujer algo inferiores 4 los det hombre. Sin embargo, hay una época de Ja vida en que la mujer presenta una esiatura y un peso mayores que un hombre de la misma edad: lo que quiere decir que el desarrollo en ella es mis precoz, solamente que en seguida se detie- ne, al paso que en el hombre continiia to davla, En las delincuentes, ademés, la estax ANTROPOLOGIA, CRIMINAL 65 tura es més baja que en Jas honradas: al contrario, es igual y & veces mayor el peso, 3+ CAPACIDAD CRANIEANA. INTELIGENCIA ‘También Ia capecidad craneana, en ge- neral, es menor en la mujer que en el hom- bres lo que debe llegar 4 la necesaria conse- cuencia de cierta inferioridad intelectual, aun prescindiendo del estado inferior que ocupa la mujer en nuestra sociedad y que no puede menos de tener influencia desfa- yorable en su desarrollo mental Seguramente caerfa en grave error quien ereyese que la balanza, pesando, 6'el metro, midiendo el cerebro, pudieran servir para medir la inteligencia. No puede negarse, sin embargo, cierta dependencia entre vo- Jumen, peso y regularidad de tas circunvo- luciones cercbrales y una mayor 6 menor perfeccién intelectual. Por esto el encéfalo de la mujer, que es mucho menos pesado y voluminoso que el del hombre, demuestra que también su in- teligencia es inferior; de aquf que sean me- nores los estimulos de razén que se levan- tan para resistir & los alicientes del crimen, Y¥ estando ligado el cardcter 4 Ia inteligen- cia por una estrechisima relacién, éste en 5 66 1. GAMRARA Ja mujer es més débil, debiendo ser también por esta consideracién, mas propensa 4 la criminalidad. Sin embargo, las estadisticas criminales demuestran menor frecuencia de la detin- cuencia en la mujer. ¥ ta explicacién no es dificil, porque si bien ia mujer tiene facultades intelectuales generalmente menos desarrolladas y mayor Predominio de la vida instintiva con menos. cabo de fa sentimental més alta, todavia ta vida intima y doméstica, en la que se agota toda su actividad, le hace sentir menos la acciéa corruptora de las excitaciones para delinquir provedentes del ambiente exterior; sin decir que, no estanda obligada como el hombre, 4 combatir rudamente la lucha por la existencia, no tiene ocasién de agriar su cardcter y de pervertir su conciencia moral. En prueba de esto basta observar que la mayor parte de las criminales, como ladro~ ‘nas, asesinas, son al mismo tiempo prosti- tutas 4, por lo menos, adiilteras 6 dadas 4 la vida irregular; delinquen, por fin, espe~ cialmente en aquellas funciones que les son particularmente propias para la conserva cién de la especie. ANTROPOLOGEA CRIMINAL, 67 4+ PELO, CARA, ESQUELETO, 6RGANOS GENITALES También ef pelo de las mujeres—como ef de os hombres,—es, por lo general, mds ‘obscuro, y son frecuentes en ellas las cabe. Heras abundantes, Solamente en las pros. titutas, y, en general, en tas reas de libicl- ne, predomina el rubjo y el rojo. Adems, en general, Ia fisionomla de la delincuente, se aleja del tipo normal para acercarse al det hombre. La cara es larga, Ja mandibula gruesa, la mirada dura, como también los rasgos de la fisionomia: en opo- sicién & aquella dulzura y & aquel no sé qué de suave y de gentil que tiene ef aspecto de las mujeres honradas. También el esqueteto se acerca al tipo va- Tonil, y las caderas y el seno se hallan es. casamente desarrollados. La voz es gruesa, el labio superior y ef cuerpo estén cubiertos de pelos y las extremidades son excepcio. nalmente robustas, especialmente en las la dronas y en las asesinas, Por lo que.se refiere 4 los érganos geni- tales, es importantisimo ef grande desarro. Ilo de tos pequeios labios y del clitoris: 19 ue es nota degenerativa de excepcional va.

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