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Por artes plásticas se entiende una clase de arte al mismo nivel que las artes escénicas, las artes
musicales y las artes literarias. Las artes plásticas se diferencian de todas aquellas en su forma de
expresión, ya que utilizan materias flexibles o sólidas, moldeadas, dispuestas o modificadas de
cualquier otra forma a voluntad por el artista.
o 2.2 Imagen
o 2.3 Percepción
o 2.4 Proporción
o 2.5 Punto
o 2.6 Plano
o 2.7 Movimiento
o 2.8 Croquis
o 2.9 Boceto
o 2.10 Tono
o 2.12 Tonalidad
o 2.13 Valor
Las artes visuales se diferencian de las artes plásticas por combinar otros recursos, como el teatro
o la danza en el happening y la performance, o el arte sonoro en instalaciones o intervenciones. Es
decir, las artes visuales poseen un abanico más amplio e inclusivo de medios, para la elaboración
de las obras artísticas, que las artes plásticas o gráficas.
Figura - fondo
Imagen
Suele llamarse imagen al conjunto de las representaciones que tenemos de las cosas. En alguna
medida imagen y representación son sinónimos y se refieren a los diversos tipos de aprehensión
de un objeto presente, la representación de percepciones pasadas, estar ligado a la imaginación
en la libre combinación de percepciones pasadas o a la alucinación. Las imágenes o
representaciones pueden ser acústicas, ópticas, eidéticas, no eidéticas, afectivas, volitivas, etc.
En el sentido artístico, la imagen plástica puede ser definida como el resultado de un proceso de
creación, en el que, buscando la adecuación de los materiales, las técnicas y la organización sufre
una transformación de las impresiones sensoriales, de fantasías mnémicas, supone siempre la
actualidad de la experiencia, la que aparece a través de la imagen; esto hace suponer a la vez una
experiencia anterior. La imagen trae consigo la actualidad del objeto convocante de lo dado.
Percepción
El término alude primariamente a una aprehensión, sea cual fuere la realidad aprehendida.
Percibir es en efecto recoger, si se recoge o aprehende notas intelectuales se habla entonces de
nociones. El rojo o el verde no son sensaciones, son algo sensible, y la cualidad no es un elemento
de la conciencia, sino una propiedad del objeto.” También es distinta de la intuición intelectual,
parece ser equidistante de ambos actos. Distingue entre percepción interna y externa, llamadas a
veces intuiciones. La interna llamada también inmanente, son vivencias intencionales, cuya
esencia consiste en que sus objetos intencionales, cuando existen pertenecen al mismo flujo
vivencial. La percepción es sensible cuando aprehende un objeto real, 'que es aprehendido
directamente' y categorial cuando aprehende un objeto ideal, es decir cuando se constituyen
nuevas objetividades que se fundan en las anteriores y se refieren a ellas. Dentro de este campo la
percepción tiene una base psicológica, pero con un propósito ontológico.
No se supone al mundo percibido el mundo de las ideas. La idea descansa sobre la percepción. El
mundo percibido es el fondo siempre presupuesto por toda racionalidad, todo valor y toda
existencia.
Para dar un ejemplo, al observar una mancha clara, sobre un fondo oscuro homogéneo, todos los
puntos que integran la mancha, tienen una función, hacer de ellos una figura. El color de la figura
parece ser más denso que el del fondo, hay contraste; los bordes de la mancha de la figura, le
pertenece totalmente a ella; la figura parece colocada sobre el fondo, al cual no interrumpe y que
pasa por debajo de ella. Esto constituye una percepción elemental, pero como cada parte anuncia
más de lo que contiene, ya está cargada de sentido.
Proporción
La proporción o canon es una relación de medidas armónicas entre las partes componentes de un
todo, tanto como la distancia armoniosa entre parte y parte. Estas relaciones de medida son
encontradas en el mundo orgánico e inorgánico. Pero tales relaciones matemáticas no se expresan
de manera mecánica, la relación existe pero las formas exhiben una serie de pequeñas variaciones
dentro de la relación general, lo que contribuye a la belleza y la vitalidad.
Punto
El punto, según Wassily Kandinsky[1] es el elemento plástico básico. Siguiendo sus conceptos el
punto en plástica no es un ente material, sino que al reclamar una cierta superficie sobre el plano,
se materializa, posee límites, sus tensiones internas y comienza a vivir como ente autónomo; en él
se encuentra el embrión de la línea y el plano, pero se lo percibirá como punto si en relación con el
plano que lo contiene y los elementos que lo rodean, su tamaño es adecuado a la percepción de
un punto. Su forma externa es variable, sea circular, triangular, trapezoidal, como simple mancha
sin características geométricas, etc. Constituye el 'sonido' elemental de la plástica y con sólo un
punto sobre el plano este ya comienza a expresarse estructuralmente. Es la mínima expresión
posible que se puede dejar sobre una superficie.
Plano
Desde el punto de vista geométrico, el plano puede ser representado sobre una superficie, pero
en el espacio no es posible representarlo sin espesor, tiene que existir como material, en este caso
si el alto y el ancho predominan con respecto al espesor percibimos la forma como un plano. Hay
dos tipos de plano. El plano regular y el plano irregular; el plano regular se refiere a que tiene una
forma definida como por ejemplo las figuras geométricas, y el plano irregular es aquella figura que
no tiene su forma bien definida como puede ser una manchas o un garabato.
Movimiento
Tensión existente entre varios elementos formales o lineales y el campo que los contiene, a través
de la cual las figuras son atraídas, repulsadas o aquietadas provocando la sugerencia del
movimiento o desplazamiento. Según la regla de Duncker, en la experiencia de desplazamiento el
marco tiende a permanecer fijo, mientras que el objeto dependiendo de ese marco ejecuta el
movimiento. La estructura del contexto en el espacio y en el tiempo determinan la percepción del
movimiento; de igual manera ocurrirá con las propiedades del movimiento, es decir velocidad y
dirección (la velocidad puede ser constante, cambiar en progresión regular o abruptamente). El
movimiento se percibe dentro de ciertos límites de velocidad, el minutero del reloj,
aparentemente parece quieto, dada su escasa velocidad, pero las paletas de un ventilador se ven
como una forma borrosa y quita dada su alta velocidad.
De igual manera un objeto pequeño parecerá desplazarse a mayor velocidad que uno de gran
tamaño. La dirección está determinada por el sentido de la secuencia en que un objeto, forma,
color, etc. sigue en un orden dado, o por la tensión de una línea, forma, etc. con respecto a un
borde o en su propia dinámica, así vemos desplazarse hacia arriba a una vertical con velocidades
distintas en sus extremos, subir a un triángulo isósceles, dirección igual en una horizontal con
mínima diferencia de velocidad hacia la izquierda, y carecer de dirección a un cuadrado. Es decir,
los elementos axiales expresan movimiento, una catedral gótica es ascendente. Las superficies
curvas expresan movimiento doble, acercarse y alejarse.
El movimiento puede ser continuo, con dirección establecida, lineal o giratoria. La forma del
movimiento puede ser simple o compleja, cuando por ejemplo, varios elementos realizan igual
movimiento con igual ritmo, o cuando dos o más grupos realizan distintos movimiento
organizados con ritmos distintos entre sí.
Croquis
Diseño rápido y ligero que se hace de un terreno, de un paisaje, de una posición militar, etc., sin
valerse de instrumentos ni aparatos geométricos en forma de dibujo y como tanteo o preliminar
de algo que puede completarse.
A pesar de ello un croquis no carece de mérito. Incluso algunos, realizados por grandes artistas, se
consideran actualmente como obras de gran valor, debidamente apreciadas y con categoría de
producciones artísticas. Son famosos, por ejemplo, algunos croquis de Rafael, Rubens, Leonardo
Da Vinci, etc.
Boceto
Tono
Se denomina también tono a la escala resultante de un color mezclado sea con blanco, negro o
gris, es decir, al matiz o bien con su color complementario.
Escala de valores
Es el orden de los gradientes que se encuentran entre los extremos máximos. En este caso se
refiere sólo a variaciones crecientes o decrecientes de claridad, ubicadas entre polos de claridad u
oscuridad.
Tonalidad
Es la resultante de diversas relaciones del tono, conceptuado en todas sus dimensiones, que por
su organización tienden a provocar un tipo tal de orden de color que se manifiesta moviéndose
hacia la armonía, el contraste o la relación de temperatura.
Frente a un cuadro siempre se hace referencia a la tonalidad dominante, sea armónica, por
predominio de un solo color (monocromático), por predominio de un color al cual los otros
tienden a asemejarse por mezcla (tonalidad rojiza, azulada, etc.), tanto como por su oposición
(contraste), o por su temperatura (tonalidad cálida o fría). Puede darse también en valores de
grises.
Valor
Grado de claridad u oscuridad de un color (blanco y negro), debido a la presencia de blanco o
negro en el mismo. El valor no depende del color en sí, sino de los tonos cercanos: por ejemplo el
amarillo, es un color muy claro, tiene un valor inferior a un verde o violeta.
Dentro de una pintura destacan mayormente los colores que poseen un valor más alto, es decir los
que cuentan con una mayor presencia luminosa: amarillos, cremas, blancos, etc.
Referencias
1. ↑ Kandinsky, Wassily (1991). Punto y línea sobre el plano (primera edición). Labor
Publications Inc. ISBN 8433535102. «El punto se instala sobre la superficie y se
afirma indefinidamente. De tal modo representa la afirmación interna más
permanente y más escueta, que surge con brevedad, firmeza y rapidez. Por
consiguiente, tanto en sentido externo como interno, el punto es el elemento
primario de la pintura y en especial de la obra «gráfica».»
Pintura
La creación de Adán, por Miguel Ángel. Detalle de uno de los frescos de la Capilla Sixtina
en El Vaticano.
El arquitecto y teórico del clasicismo André Félibien, en el siglo XVII, en un prólogo de las
Conferencias de la Academia francesa hizo una jerarquía de géneros de la pintura clásica:
«la historia, el retrato , el paisaje, los mares, las flores y los frutos».
La pintura es una de las expresiones artísticas humanas más antiguas y una de las seis
Bellas Artes. En la estética o teoría del arte modernas la pintura está considerada como una
categoría universal que comprende todas las creaciones artísticas hechas sobre superficies.
Una categoría aplicable a cualquier técnica o tipo de soporte físico o material, incluyendo
los soportes o las técnicas efímeras así como los soportes o las técnicas digitales.
Contenido
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1 Definición
2 Historia de la pintura
3 Géneros pictóricos
o 3.1 Pintura histórica
o 3.2 Retrato
o 3.3 Pintura de género
o 3.4 Paisaje
o 3.5 Naturaleza muerta
o 3.6 Desnudo
4 Técnicas
o 4.1 Óleo
o 4.2 Cera
o 4.3 Acuarela
o 4.4 Témpera
o 4.5 Acrílico
o 4.6 Pastel
o 4.7 Temple
o 4.8 Tinta
o 4.9 Fresco
o 4.10 Grisalla
o 4.11 Puntillismo
o 4.12 Dripping
o 4.13 Graffiti
o 4.14 Técnicas mixtas
5 Materiales
o 5.1 Soportes
5.1.1 Tabla de madera
5.1.2 Lienzo
5.1.3 Cobre
5.1.4 Vidrio
5.1.5 Papel
o 5.2 Pinceles
o 5.3 Fondos
o 5.4 Pigmentos
6 Véase también
7 Referencias
8 Bibliografía
9 Enlaces externos
Definición
Una pintura es el soporte pintado, sea un muro, un cuadro, o una lámina. La palabra
pintura se aplica también al color preparado para pintar, asociado o no a una técnica de
pintura, en este sentido es empleado en la clasificación de la pintura atendiendo a las
técnicas de pintar, por ejemplo: «pintura al fresco» o «pintura al óleo».
Las pinturas son obras de arte, atendiendo a su sentido estético Ernst Gombrich dice que:[1]
No hay nada de malo en que nos deleitemos con la pintura de un paisaje porque nos
recuerda nuestra casa o en un retrato porque nos recuerda un amigo, ya que como hombres
que somos, cuando miramos una obra de arte estamos sometidos al recuerdo de una
multitud de cosas que para bien o para mal influyen sobre nuestros gustos.
Gombrich, Historia del arte (2002)
Las interpretamos (las pinturas) de acuerdo con nuestras propias finalidades y aspiraciones,
les trasladamos un sentido, cuyo origen está en nuestras formas de vida y hábitos mentales.
Erwin Panofsky y otros historiadores del arte, analizan el contenido de las pinturas
mediante la iconografía (forma) y la iconología (su contenido), primero se trata de
comprender lo que representa, luego su significado para el espectador y, a continuación,
analizan su significado cultural, religioso y social más ampliamente.
Historia de la pintura
El llamado arte parietal de pintura mural en cuevas, se concentra sobre todo, en ciertas
regiones pirenaicas pertenecientes a Francia y España y en la costa mediterránea en el arte
levantino, en muestras inferiores se han encontrado en Portugal, Norte de África, Italia y
Europa oriental. Las pinturas rupestres más antiguas conocidas se encuentran en la Cueva
de Chauvet en Francia, fechada por algunos historiadores de unos 32.000 años, de los
períodos entre el Auriñaciense y el Gravetiense, fueron realizadas con ocre de arcilla, rojo
de óxido de hierro y negro de dióxido de manganeso . También cabe destacar las cuevas de
Lascaux y Altamira. Se encuentran dibujados rinocerontes, leones, búfalos, mamuts,
caballos o seres humanos a menudo en aptitud de caza.[3]
Las imágenes que se observan en las paredes de las tumbas egipcias de hace unos 5.000
años son escenas de la vida cotidiana y mitológicas con los rasgos característicos de
esquemas de perfil y utilizando el tamaño de las figuras como rango social. En la Antigua
Roma era normal decorar los muros de las casas y palacios principales y entre las mejores
conservadas se encuentran las de Pompeya y Herculano. En la época paleocristiana se
decoraron las catacumbas con escenas del Nuevo Testamento y con la representación de
Jesús como el «Buen Pastor», eran figuras estáticas con grandes ojos que parecían mirar al
espectador, este estilo continuó en la escuela bizantina de Constantinopla. La pintura
románica se desarrolla entre los siglos XII y XIII, siendo las zonas más interesantes las del
Sur de Francia y las de Cataluña, la mayoría de las veces eran temas religiosos realizados
para los ábsides y muros de las iglesias con representaciones del Pantocrátor, la Virgen
María y la vida de santos. En pintura gótica además de los temas religiosos se representan
temas laicos principalmente en Francia e Italia, donde destacó la figura el pintor Giotto.[4]
La Gioconda pintura del renacimiento por Leonardo da Vinci.
Hipnotizador (1912), de Bohumil Kubišta (Ostrava). Pintura del expresionismo con mezcla
del cubismo.
Entierro del conde de Orgaz (1586-1588), de El Greco.Se puede considerar dentro del
género de pintura histórica: describe una leyenda local según la cual elconde fue enterrado
por sant Esteban y san Agustín. En la parte inferior, se describe un enterramiento con la
pompa del siglo XVI; en la parte superior, está representada la Gloria y la llegada del alma
del conde.
Paisaje tipo vedutismo de la Iglesia de Santa Lucía des del Gran Canal (siglo XVIII) por
Francesco Guardi.
Los géneros artísticos, además de clasificar las obras por temas, han sido la presentación
artística a través de la historia de la pintura, que ha afectado también la técnica, las
dimensiones, al estilo y a la expresión de las obras de arte. Los autores como Platón (427-
347 a. C.), Aristóteles (384-322 aC) y Horacio (65-8 aC) afirmaron que el arte es siempre
una mímesis y que su mérito está en el valor didáctico de lo que representa y su buena
representación, sin establecer diferencias entre el retrato imaginado o real. Vitruvio en la
segunda parte del siglo I, describió la decoración de comedores donde se veían imágenes
con comida y de otras salas con paisajes o escenas mitológicas.[6]
En el renacimiento, Leon Battista Alberti quiso elevar el grado de «artesano de la pintura»
al de «artista liberal» afirmando: «El trabajo más importante del pintor es la istoria», con la
palabra historia se refería a la pintura narrativa, con escenas religiosas o épicas « ... la que
retrata los grandes hechos de los grandes hombres dignos de recordarse difiere de la que
describe las costumbres de los ciudadanos particulares, de la que pinta la vida de los
campesinos. La primera tiene carácter majestuoso, debe reservarse para edificios públicos y
residencias de los grandes, mientras que la otra será adecuada para jardines ...»[7]
Pintura histórica
La pintura histórica era considerada grande genre e incluía las pinturas con temas
religiosos, mitológicos, históricos, literarios o alegóricos, era prácticamente una
interpretación de la vida y mostraba un mensaje intelectual o moral. Sir Joshua Reynolds,
en sus Discursos sobre arte expuestos en la Royal Academy of Arts entre 1769 y 1790
comentaba: «El gran fin del arte es despertar la imaginación ... De acuerdo en
correspondencia con la costumbre, yo llamo esta parte del arte Pintura Histórica, pero
debería decirse Poética .(...) Debe algunas veces desviarse de lo vulgar y de la estricta
verdad histórica a la búsqueda de grandeza para su obra ». Aunque Nicolas Poussin fue el
primer pintor que realizó este género en formato más reducido, esta innovación tuvo poco
éxito, Diego Velázquez en 1656 realizó Las Meninas con un tamaño que demuestra
simbólicamente que este retrato de la familia real entra dentro del género de la pintura
histórica, mucho más tarde Pablo Picasso en su obra Guernica de 1937, también emplea
una gran dimensión para esta pintura histórica.[9]
Retrato
Dentro de la jerarquía de géneros, el retrato tiene una ubicación ambigua e intermedia, por
un lado, representa a una persona hecha a semejanza de Dios, pero por otro lado, al fin y al
cabo, se trata de glorificar la vanidad de una persona. Históricamente, se ha representado
los ricos y poderosos. Pero con el tiempo, se difundió, entre la clase media, el encargo de
retratos de sus familias. Aún hoy, persiste la pintura de retrato como encargo de gobiernos,
corporaciones, asociaciones o particulares. Cuando el artista se retrata a sí mismo se trata
de un autorretrato. Rembrant exploró en este sentido con sus más de sesenta autorretratos.
El artista en general intenta un retrato representativo, como afirmó Edward Burne-Jones:
«La única expresión que se puede permitir en la gran retratística es la expresión del carácter
y la calidad moral, nada temporal, efímero o accidental.»[10] En la técnica del óleo fue Jan
van Eyck uno de los primeros que lo impuso en los retratos, su Matrimonio Arnolfini fue un
ejemplo de retrato de pareja en cuerpo completo. Durante el renacimiento, representaron el
estatus y éxito personal del retratado, sobresalieron Leonardo da Vinci, Rafael Sanzio y
Durero.[11] En España descollaron Zurbarán, Velázquez y Francisco de Goya. Los
impresionistas franceses también practicaron este género, Degas, Monet, Renoir, Vincent
van Gogh, Cézanne etc. En el siglo XX, Matisse, Gustav Klimt, Picasso, Modigliani, Max
Beckmann, Umberto Boccioni, Lucian Freud, Francis Bacon o Andy Warhol.[12]
Pintura de género
Paisaje
En China y Japón son los países donde, desde el siglo V, se encuentran pinturas con el tema
del paisaje. En Europa, aunque aparecen elementos de paisaje como fondo de escenas
narrativas, o tratados de botánica y farmacia, se inicia verdaderamente en el siglo XVI,
cuando con la aparición del coleccionismo se empezó a pedir temas de cuadros campestres
y a designar como especialistas a los pintores del norte de Europa. Así de una manera
específica se impuso el tema del «paisaje holandés», que se caracteriza por su horizonte
bajo y los cielos cargados de nubes y con motivos típicos holandeses como los molinos de
viento, ganados y barcas de pesca. Los paisajes venecianos de Giorgione y sus discípulos
son con una apariencia lírica y un bello tratamiento cromático, este tipo de pintura se
desarrolló sobre todo a lo largo de todo el siglo XVIII, en un estilo llamado vedutismo, que
son vistas generalmente urbanas, en perspectiva, llegando a veces a un estilo cartográfico,
donde se reproducen imágenes panorámicas de la ciudad, describiendo con minuciosidad
los canales, monumentos y lugares más típicos de Venecia, solos o con la presencia de la
figura humana, generalmente de pequeño tamaño y en grandes grupos de gente. Sus
mayores exponentes fueron Canaletto, Bernardo Bellotto, Luca Carlevarijs y Francesco
Guardi. En la escuela de Barbizon fueron los primeros en pintar al aire libre y hacer un
estudio sobre el paisaje a base de la luz y sus variantes que influyeron especialmente en la
pintura impresionista.[14]
Naturaleza muerta
Desnudo
Técnicas
Las técnicas de pintura se dividen de acuerdo a cómo se diluyen y fijan los pigmentos en el
soporte a pintar. En general, y en las técnicas a continuación expuestas, si los pigmentos no
son solubles al aglutinante permanecen dispersos en él.[17]
Óleo
Cera
El vehículo son ceras que normalmente se usan calientes. La encáustica, que deriva del
griego enkaustikos ('grabar a fuego'), es una técnica de pintura que se caracteriza por el uso
de la cera como aglutinante de los pigmentos. La mezcla tiene efectos muy cubrientes y es
densa y cremosa. La pintura se aplica con un pincel o con una espátula caliente. La
terminación es un pulido que se hace con trapos de lino sobre una capa de cera caliente
previamente extendida (que en este caso ya no actúa como aglutinante sino como
protección). Esta operación se llama «encaustización» y está perfectamente descrita por
Vitruvio (c. 70-25 aC), que dice así: «Hay que extender una capa de cera caliente sobre la
pintura y a continuación hay que pulir con unos trapos de lino bien secos.»[19]
Caja de acuarelas.
El Temerario remolcado a dique seco, J.M.W. Turner, acuarela.
Acuarela
La acuarela es una pintura sobre papel o cartulina con colores diluidos en agua. Los colores
utilizados son transparentes (según la cantidad de agua en la mezcla) y a veces dejan ver el
fondo del papel (blanco), que actúa como otro verdadero tono. Se compone de pigmentos
aglutinados con goma arábiga o miel. En sus procedimientos se emplea la pintura por capas
transparentes, a fin de lograr mayor brillantez y soltura en la composición que se está
realizando. Requiere del artista la seguridad en los trazos y espontaneidad en la ejecución,
ya que su mayor mérito consiste en el frescor y la transparencia de los colores. Sin embargo
existe la acuarela hiper realista que va en contra de este postulado y que utiliza barnices
para no remover las primeras capas y dar sucesivas veladuras con lo que se consigue un
claroscuro muy detallado pero carente de la translucidez de la acuarela clásica.[20]
Témpera
La témpera o gouache es un medio similar a la acuarela, pero tiene una «carga» de talco
industrial o blanco de zinc. Este añadido adicional al pigmento le aporta a la témpera el
carácter opaco y no translúcido que lo diferencia de la acuarela, permitiéndole aplicar
tonalidades claras sobre una oscura, procedimiento que en la acuarela «clásica» se
considera incorrecto. Es a su vez un medio muy eficaz para complementar dibujos y hacer
efectos de trazo seco o de empaste. Igual que la acuarela su aglutinante es la goma arábiga,
aunque muchas témperas modernas contienen plástico. Con esta técnica François Boucher
logró grandes obras maestras, los artistas del siglo XVIII emplearon la acuarela y el
gouache juntos para dar distinción a una zona concreta de la pintura hecha con acuarela .
Según el pintor Paul Signac: «... determinados rosas violáceos de los cielos de Turner,
ciertos verdes de las acuarelas de Johan Jongkind no se habrían podido conseguir sin un
poco de gouache.»[21]
Acrílico
La pintura acrílica es una clase de pintura de secado rápido, en la que los pigmentos están
contenidos en una emulsión de un polímero acrílico (cola vinílica, generalmente). Aunque
son solubles en agua, una vez secas son resistentes a la misma. Se destaca especialmente
por la rapidez del secado. Asimismo, al secar se modifica ligeramente el tono, más que en
el óleo. La pintura acrílica data de la primera mitad del siglo XX, y fue desarrollada
paralelamente en Alemania y Estados Unidos. El pintor Jackson Pollock utilizó las pinturas
acrílicas tal como salen de los tubos para conseguir texturas nuevas y espesas mientras que
Morris Louis las diluía con gran cantidad de agua para pintar grandes telas que quedaban
con un efecto de teñido más que de pintura.[22]
Pastel
Temple
La pintura al temple tiene como aglutinante una emulsión de agua, clara y yema de huevo y
aceite. Conviene primero hacer la mezcla del huevo con el aceite hasta lograr una mezcla
homogénea, después gradualmente agregar el agua hasta crear la emulsión o médium de la
técnica al temple. La proporción es de un huevo entero, más una parte igual de aceite, más
una, dos o tres partes de agua, dependiendo de la fluidez que se quiera alcanzar. También se
puede agregar un poco de barniz «dammar» que reemplaza la parte de aceite de linaza, con
este procedimiento se logra mayor firmeza o agarre y un secado más rápido, sin embargo el
acabado es más impermeable a las nuevas veladuras. En lugar del agua se puede emplear
leche desnatada, látex de higuera o cera siempre con agua. Vasari también empleó en su
descripción la palabra temple para la composición de aceite con barniz. Grandes obras
maestras como por ejemplo El nacimiento de Venus de Sandro Botticelli están realizadas
con esta técnica.[24] Según explica D.V. Thompson:
Una pintura al huevo bien hecha está entre las formas de pintura más duraderas que ha
inventado el hombre. Bajo la suciedad y los barnices, muchas obras medievales al temple
de huevo están tan frescas y brillantes como cuando se pintaron. Normalmente las pinturas
al temple han cambiado menos en quinientos años que cuadros al óleo en treinta.
D.V. Thompson, The Materials and Tecniques of Medieval Painting (1956) Nova York.
Tinta
Fresco
Grisalla
Es una técnica pictórica basada en una pintura monocroma en claroscuro: «luz y sombra»
como la llamó Vasari, el color está hecho de una mezcla de óxidos de hierro y de cobre y de
un fundente, que produce la sensación de ser un relieve escultórico. En el siglo XIV se
utilizó para esbozos prepatorios de los escultores para conseguir el efecto de relieve
mediante diversas gradaciones de un solo color. Bajo el reinado de Carlos V de Francia, el
uso de la grisalla fue sobre todo en la miniatura, en los vitrales y en la pintura. Su
utilización será una de las características de la pintura flamenca: en el dorso de los retablos
se solía representar una Anunciación en grisalla (Políptico de Gante, Jan Van Eyck, para la
catedral de San Bavón en Gante). Josep Maria Sert enfatiza aún más por su evolución
cromática, que termina apoyándose en un predominio de la monocromía dorada. Empleaba
una gama cromática limitada: oros, ocres, tierras tostadas, con toques de carmín, utilizando
como fondo una rica preparación en metal, plata y pan de oro.[26]
Puntillismo
Dripping
El dripping es una pintura automática, que según los surrealistas se consigue con ella una
pintura casual, hecha con gotas y salpicaduras de pintura, es la técnica pictórica
característica de la «action painting» estadounidense (pintura de acción). La pintura se
realiza por el artista caminando sobre la superficie a pintar con grandes brochas o con el
mismo bote de pintura, dejando caer el goteo del color, normalmente esmalte, que es el que
forma las manchas sobre el soporte.
Graffiti
Se realiza con una pintura envasada en aerosoles que se utiliza pulsando el botón superior
por lo que sale en una aspersión muy fina y permite pintar grandes superficies,
normalmente los muros de las calles, a la pintura conseguida de esta manera se le denomina
graffiti. A finales de los años 1970 se empezaron a ver muchas de estas obras urbanas
firmadas y cada vez más elaboradas, incluso se fabrican pintura en aerosol exclusivamente
para estos artistas, a veces se utilizan plantillas para recortar la superficie que se quiere
pintar, así como también hay otras plantillas para letras en el mercado, aunque lo más
corriente es que los propios artistas se hagan las suyas.
Técnicas mixtas
A veces se emplean diversas técnicas en un mismo soporte. El collage por ejemplo, que es
una técnica artística ( no pictórica por no ser pintada) se convierte en una técnica mixta
cuando tiene alguna intervención con guache, óleo , tinta o cualquier otra pintura.[28]
Materiales
Existe información sobre los materiales empleados por los artistas en documentos escritos,
notas dirigidas a otros artistas y otra fuente es el examen técnico y científico de las obras de
arte. Estos exámenes sirven también para reforzar las pruebas documentales. Como es
natural los materiales empleados a partir del siglo XX son mucho más numerosos y
exhaustivos.[30]
Soportes
El soporte cumple la función de ser el portador del fondo y de las capas de pintura. Los
soportes son muy variados, los más tradicionales son el papel, el cartón, la madera, el
lienzo y los muros, a los que se puede añadir el metal, el vidrio, el plástico o el cuero entre
otros. Todos necesitan de una imprimación especial según el procedimiento pictórico que
se quiera seguir.[31]
Tabla de madera
La tabla de madera ha sido de los soportes más utilizados desde siempre, los artistas
egipcios ya pintaban sobre la madera de los sarcófagos y especialmente en la Edad Media,
los retablos o los frontales de altar. Su imprimación es suficiente con una capa de cola o en
caso de tener que dorar con pan de oro, hay que hacer otra preparación de colas, yeso y
arcilla previas, y también fue el principal soporte para la pintura de caballete europea hasta
el siglo XV.[32] La madera maciza empleada antiguamente se había de cubrir con tiras de
tela de lino encoladas para disimular las juntas, también a veces se cubría completamente
con la tela, así se evitaban posibles grietas posteriores. Así lo explica Cennino en su obra Il
Libro dell'Arte del año 1390.[33] Se utilizan también el contrachapado y el conglomerado,
tableros prefabricados que ofrecen la característica de tener las superficies lisas y sin
uniones, se encuentra el llamado táblex que además de ligero, tiene dos caras una lisa y otra
rugosa, se suele utilizar por la parte rugosa ya que la lisa necesita una preparación para que
la pintura se adhiera a ella correctamente.[34]
Lienzo
traducción del catalán al español Plinio el Viejo narró que el emperador Nerón encargó un
retrato suyo sobre una tela de 36,5 metros de largo. Heraclio en su manuscrito De
Coloribus te Artibus Romanorum del siglo X, describía cómo se preparaba un lienzo de lino
para poder pintarlo y dorarlo, tensando la tela y preparándola con cola de pergamino. La
pintura sobre tela fue utilizada sobre todo en el norte de Europa y después en Italia por su
gran ligereza, a partir del siglo XVIII se hizo corriente su utilización en bastidor fijo y
desde el siglo XIX se comercializó en serie.[32]
Los lienzos más usados son los provenientes de fibras vegetales como el cáñamo, el lino, el
yute con tramado fino o el algodón, todos se presentan con grano fino o grueso según el
resultado que quiera el artista de su trabajo, también hay soportes realizados con tejido de
poliéster. Estos lienzos se pueden adquirir a metros y montarlos sobre marco el propio
pintor o utilizar los que hay en el mercado de diferentes tipos y formatos. Existe una
numeración internacional para las medidas de largo y ancho de cada bastidor, además tres
formatos diferentes para cada número que corresponde a: «figura», «paisaje» y «marina», el
tamaño de un lado es siempre el mismo y el otro va disminuyendo, por ejemplo el «40
figura» mide 100 x 81 cm, el «40 paisaje» mide 100 x 73 cm y el «40 marina» mide 100 x
64 cm. Naturalmente no hay que seguir esta regla, cada autor puede realizar su obra
libremente en la medida que más desee.[35] La mayoría de lienzos del mercado están
preparados con aceite de linaza y tapaporos y también existen preparaciones a base de
emulsiones aptos para el óleo o el acrílico, así se simplifica la preparación de
imprimaciones para diferentes tipos de pintura y se obtiene siempre el mismo resultado.[36]
Cobre
No es un soporte muy común, pero fue usado principalmente durante el siglo XVI en
láminas muy delgadas y por pintores del norte de Europa, como el artista alemán Adam
Elsheimer. El tamaño normalmente pequeño de estas planchas hace pensar que los artistas
que las emplearon, las habían reciclado de antiguos grabados.[32]
Vidrio
Otro soporte para pintar es el vidrio, realizado en objetos (jarras, vasos) con esmalte que
una vez decorados en frío, debe ser sometido, para su fijación al soporte, al calor del horno
con una temperatura inferior a la fusión del vidrio.[37] Fue el soporte para vidrieras de
catedrales desde el siglo XII, donde se colocaban cristales de colores y la pintura sobre el
mismo vidrio por medio de la grisalla, así se conseguía por un lado, cambiar el color del
cristal de fondo y por otro, hacer los trazos de las figuras representadas, especialmente los
rostros.[38]
Papel
Dibujo sobre papel de arroz chino (1729).
traducción del catalán al español Se han datado hallazgos de papel procedentes de China
cerca del 200 a. C.. Se da como inventor del papel al chino Cai Lun (50 a. C.-121), eunuco
imperial, que mejoró la fórmula del papel, convirtiéndolo en una alternativa al papiro y al
pergamino, los soportes tradicionales para la escritura, gracias al añadido de almidón que
protegía las fibras vegetales. El soporte del papel es utilizado en diversas técnicas
pictóricas, las más corrientes son la acuarela, el gouache, el pastel y la tinta china negra o
en colores. Hay gran variedad de texturas, pesos y colores, y su elección depende del estilo
del artista. Existen tres tipos estándares:
Papel prensado en caliente: tiene una superficie dura y lisa, muchos artistas
consideran una superficie demasiado resbaladiza para la acuarela.
Papel prensado en frío: es texturado, semiáspero, adecuado para lavados amplios y
lisos.
Papel áspero: con una superficie granulada, cuando se aplica un lavado se obtiene
un efecto moteado por las cavidades del papel.
El peso del papel es la segunda consideración para su elección, ya que un papel más pesado
tiene menos tendencia a ondularse. Para evitar que el papel se ondula hay tensarlo. El
gramaje apropiado para la acuarela es entre 120 g/m² subasta 850 g/m².
Pinceles
Los pinceles, son un instrumento clásico y efectivo que el pintor emplea en su trabajo. Los
pinceles pueden variar en tamaño, anchura, y calidad. Los materiales de los componentes
de los pinceles y brochas pueden ser orgánicos o sintéticos.
Pinceles diversos.
El pincel consta de tres partes: el pelo, la férula o virola y el mango. Se distinguen por el
pelo y su forma, los planos y los de «lengua de gato» suelen ser de pelo duro y los redondos
de pelo fino. Los pinceles los escogen los artistas según el trabajo a realizar y su forma de
tratar la pintura. Para preparar grandes superficies utilizan las brochas grandes, el interior
de las cuales está vacío para recoger una mayor cantidad de pintura, otras brochas más
pequeñas ya no tienen el vacío central. Las cerdas de los pinceles suelen ser naturales
provenientes de diferentes animales (caballo, marta, cerdo etc.) o de crines artificiales. Los
pinceles, requieren ser tratadas con cuidado para así prolongar su vida útil; esto incluye su
limpieza continua. Una forma eficaz de mantener las cerdas de los pinceles en buen estado,
es quitar el excedente de pintura, limpiarlos con disolvente y lavarlos con jabón, secar la
humedad con una franela y guardarlos horizontalmente o con las cerdas hacia arriba. Se
utiliza también como medio para imprimir la pintura rodillos de diferentes tamaños y
materiales, como los de lana, goma-espuma o fibras, esponjas naturales o artificiales y los
cuchillos paleta y las espátulas metálicas de hoja flexible en formas diversas sirven para
unir diferentes colores y también para pintar con ellas.[39]
Fondos
Interior con una mujer bebiendo en compañía de dos hombres por Pieter de Hooch. A
través de la transparencia de la falda de la mujer de la derecha y de la capa del hombre, a
medida que pason los años se aprecia las baldosas pintadas anterioremente como fondo de
la pintura.
Según Vasari explica en su tratado Sobre la técnica en el prólogo técnico de Las Vidas
(1550), los fondos oleosos tienen la ventaja de conservar su flexibilidad en los lienzos de
grandes dimensiones y que se puedan enrollar para trasladarlos, aunque necesitan de un
tiempo mayor para su secado. Durante los siglos XVII y XVIII se utilizaron mucho los
fondos pintados con tonos de tierra rojizas, lo que permitía dejar algunos espacios sin poner
pintura y el cuadro ganaba en uniformidad tonal. Desde el siglo XIX los fondos
comerciales han sido preparados industrialmente con blanco de plomo y secante.[41]
Pigmentos
Los pigmentos se dividen en inorgánicos como los derivados de minerales, las tierras, sales
u óxidos con los que se consiguen los colores de tierras ocres y sienas, y los orgánicos
derivados de vegetales o animales como los conseguidos por cocción de semillas o
calcinación y los obtenidos por vía sintética como anilinas también de compuesto orgánico.
Los orgánicos suelen ser menos estables que los inorgánicos. El pigmento junto con el
aglutinante forma la pintura. El aglutinante es el que permite alcanzar la fluidez en el
pigmento y conseguir la adhesión de la pintura en la superficie, puede ser acuoso o graso.
El disolvente tiene la misión de diluir o disolver y su tipo depende de la clase del
aglutinante empleado. Así el aguarrás diluye el aceite y disuelve la resina, y el agua
disuelve la goma y una vez disuelta, también puede diluirla más.[42]
Según el índice de opacidad de la pintura utilizada, a medida que pasan los años, puede
captar mejor el fondo de una pintura y los «arrepentimientos» del artista durante su
ejecución. En pinturas realizadas anteriormente al siglo XVIII se pueden observar las
partículas del pigmento mediante un microscopio, cuanto más grueso era el grano del
pigmento más baja calidad tenía la pintura. Durante el siglo XIX se sintetizaron materias
colorantes que se usaban como pigmentos, el azul cobalto, el amarillo zinc y el óxido de
cromo entre otros. El número de pigmentos ha ido creciendo hasta la actualidad en que
existe una gran variedad y todos de excelente calidad.[43
Arte antiguo
Torso del Belvedere, obra de Apolonio de Atenas del siglo I a. C. Miguel Ángel lo
admiraba extraordinariamente (esta es la obra de alguien que ha sabido más que la
Naturaleza) a pesar de, o quizá gracias a, su aspecto semidestruido, que produce una
fascinación común a todo el arte antiguo que se mitifica. Es famosa su definición de una
buena escultura: la que permanecía bella tras haber rodado por una pendiente.[1]
Arte antiguo o Arte de la Antigüedad es el arte de la Edad Antigua. La historia del arte
antiguo es la división de la historia del arte que se centra en su estudio e interpretación
formal, técnica, estructural, e ideológica (iconográfica, iconológica) y en su explicación
histórica; aunque la arqueología es la ciencia histórica cuyo objeto es la cultura material de
la que las obras de arte son la manifestación más valiosa, y es la encargada de su
descubrimiento y análisis contextual.
También existe un concepto comercial y coleccionista del Arte antiguo, entendido como
antigüedades; es decir, como el término usado para englobar todo tipo de objetos artísticos
que no se consideran Arte moderno, pertenezcan a la Edad Antigua o a periodos posteriores
(arte medieval, arte de la Edad Moderna e incluso buena parte del arte contemporáneo si
este no se entiende sólo como el más actual sino como todo el arte de la Edad
Contemporánea -desde mediados del siglo XVIII-).
Contenido
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Venus Anadiómena (su nacimiento saliendo del mar, lo que exige su desnudez), fresco
pompeyano que reproduce la composición atribuida a Apeles (finales del siglo IV a. C.),
apreciadísima en la Antigüedad (Augusto pagó la extraordinaria cantidad de cien talentos a
la ciudad de Cos para llevársela a Roma)[2] y que seguirá imitándose con distintas versiones
y contextos en el renacimiento (Nacimiento de Venus de Botticelli, distintas Venus de
Tiziano), el barroco (Velázquez) y posteriormente.
Columnas y puerta
Templo egipcio de Templo griego de Atenea
flanqueada por guardianes
File. (antes conocido como de Cúpula del
alados en el Palacio de
Persépolis. Ceres) en Paestum. Panteón de
Roma.
La función del arte y la valoración de los objetos que hoy consideramos una obra de arte,
no tenían la misma consideración en las civilizaciones de la Edad Antigua: los pequeños
objetos cotidianos que hoy se exhiben en los museos (desde pesos de husos para hilar hasta
joyas) serían apreciados por su función o por el valor intrínseco de su material tanto o más
que por cuestiones formales;[3] por el contrario, las grandes estatuas egipcias o las estelas
sumerias tenían funciones religiosas –vida eterna– y de presencia política –ejercicio del
poder y memoria histórica–, identificadas con el dios o el rey –que podía ser objeto incluso
de una damnatio memoriae, borrando su nombre y sustituyendo sus rasgos por los del rey
rival–.
Tumbas de los
emperadores persas
Estela de Ramsés II en la Damnatio memoriae, en que aqueménidas, en
Hammurabi, con entrada al templo se ha borrado la cara de Naqsh-e Rostam.
el texto del de Abu Simbel. Publius Septimius Geta en un
famoso Código en retrato de la familia imperial
escritura romana de los Severos.
cuneiforme.
Pirámides de Guiza.
Stonehenge. Mecanismo de
Mono de las líneas de
Disco de Nebra. Anticitera.
Nazca.
Copia romana en mármol del Copia algo más similar al original, al menos en su
Discóbolo de Mirón. Necesita un material: de bronce, con lo que es más ligera y no
apoyo para que no se desequilibre o necesita el apoyo. Su color oxidado es verde oscuro,
se le quiebren las piernas por el pero bruñido es de un tono similar al de la piel
peso. mediterránea bronceada en verano.
En otras ocasiones, la imagen que nos hacemos de lo sublime del arte antiguo tiene poco
que ver con lo que veían sus contemporáneos: la blancura del mármol de templos y
esculturas griegas que tanto admiramos estaba siempre cubierto de pintura en vivos colores,
puesto que sin ella los hubieran considerado inexpresivos e inacabados. También hay que
considerar que la mayor parte de esas esculturas griegas las conocemos por copias
industrializadas hechas en época romana con criterios arqueológicos, culturales o turísticos
entonces sí algo más cercanos a los nuestros.[4]
Marsias despellejado por Apolo en castigo por haberle desafiado (o quizá en venganza por
haberle en verdad vencido) en una competición musical; un tema muy adecuado a las
reflexiones griegas sobre la capacidad humana de equipararse a los dioses mediante la
habilidad o el arte, que fácilmente desemboca en el exceso pecaminoso de la hybris u
orgullo desmesurado. Es copia romana de una escultura helenística que se recrea en el dolor
de la tortura de un hombre viejo y feo, en un estiramiento anatómico muy estudiado por el
arte académico, y que se considera precedente de las representaciones del Cristo
crucificado tan habituales en el arte occidental a partir de la Edad Media.
Acicateado por Benedetto Croce, quien pregonaba, como si estuviese en 1800, que el
barroco era sólo una de las variedades de lo feo, d'Ors conjuró esa anticuada injuria
neoclasicista. Fue más lejos y, contra eruditos como Wölfflin, negó el escritor barcelonés
que el barroco fuese tan sólo una excentricidad jesuita visible en la iglesia romana del Gesù
o un reflejo de la decadencia del imperio español, controlado en calidad de epidemia en el
tránsito del siglo XVII al XVIII. El barroco, argumentó d'Ors, era un estado del alma que,
atemporal y ahistórico, aparecía en diversas estaciones de la civilización. Lo barroco era un
eón que imitaba los procedimientos de la naturaleza, mientras que el eón clásico hace lo
propio con los mecanismos del espíritu. Barroco era lo mismo Proust que la novela rusa,
Goya que Picasso, Copérnico como la teoría de la relatividad. "Así", dice d'Ors en Lo
barroco, "en las épocas de clasicismo, la música se vuelve poética; la poesía, gráfica; la
pintura, plástica; y la escultura, arquitectónica. Recíprocamente, en las épocas de tendencia
barroca, la gravitación se produce en sentido inverso: el arquitecto es quien se hace
escultor; la escultura pinta; la pintura y la poesía revisten las formas dinámicas propias de
la música." Las tesis de d'Ors, aunque escandalizaron en Pontigny, nunca alcanzaron a
imponerse. Repitiendo al Stendhal de 1823 cuando eternizó al romanticismo de
Shakespeare contra el clasicismo de Racine, d'Ors profundizó en esa dicotomía binaria a
través de la oposición nietzscheana entre lo apolíneo y lo dionisiaco, aplicándola al barroco
y al clasicismo.[6]
Las estatuillas sumerias encontradas en la zona de Diyala son exvotos que tanto la gente
corriente como la acomodada depositaban al pie del altar en sus templos. Son de yeso,
alabastro, o mármol rosa y con sus manos juntas y la mirada perdida en la contemplación
representaban la plegaria permanente de aquellos que las depositaban a los pies de la
divinidad. Algunas estatuillas son obras de buenos artistas empleados por reyes y altos
funcionarios, otras eran realizadas en serie al alcance de todos los bolsillos. Seguramente
los talleres donde los artesanos trabajaban la piedra estarían en las proximidades del templo
y allí los fieles irían a comprarlas. Los descubrimientos arqueológicos de Henri Frankfort
muestran que la evolución que se produjo en tres o cuatro siglos pasó desde unas formas
geométricas hasta reflejar la realidad en todos sus detalles. Los orantes con el rostro
bondadoso y sonriente del periodo más reciente serían la indicación de que el terror y las
angustias ante los dioses habían desaparecido.[11]
[[Babilonia (ciudad)|]] en la
Schedelsche Weltchronik o
Crónica de Núremberg
Tumba micénica (1493), imaginada como una Excavaciones en el Howard Carter y
denominada ciudad europea amurallada templo de Isis en su equipo
imaginativamente del siglo XV, con sus casas Pompeya (gouache abriendo la tumba
de Pietro Fabris,
Tesoro de Atreo por de tejados nórdicos, aunque mediados del siglo de Tutankamón
Heinrich Schliemann con varias cúpulas similares XVIII). (KV62 -número
en 1879. a la de Brunelleschi en 62 del King Valley
Florencia y una columna al o Valle de los
estilo de la Columna Reyes-) en 1922.
Trajana.
El siglo XIX contempló el desarrollo de los saqueos a gran escala mientras se desarrollaba
la egiptología científica (expedición napoleónica a Egipto y posteriores investigaciones de
Champollion, incluyendo la utilización de la Piedra de Rosetta, para el desciframiento de
los jeroglíficos). De forma similar se procedió en Palestina con la denominada arqueología
bíblica (1865 Palestine Exploration Fund -Charles Warren-, 1870 American Palestine
Exploration Society, 1889 École Biblique et Archéologique Française), en Troya y Micenas
con Heinrich Schliemann (desde 1870), y en Mesopotamia con la excavación de Babilonia
por la Deutsche Orientgesellchaft (1898, Robert Koldewey).[16]
El siglo XX desarrollará una arqueología más sistemática y racional, que no obstante jamás
se ha desprendido de su aureola romántica (Arthur Evans en Cnosos -el mítico laberinto del
minotauro en Creta- y Howard Carter en la tumba de Tuntankamón). La arqueología
precolombina (que se extiende sin solución de continuidad cronológica desde la Prehistoria
hasta lo que en Europa sería Edad Media -mayas, aztecas e incas-) se ha desarrollado como
resultado del interés de los estadounidenses por encontrar un pasado autóctono americano
que proponer como memoria continental alternativa a la del Viejo Mundo (John Lloyd
Stephens, Hiram Bingham). La arqueología en China y Asia central es una disciplina aún
más reciente, y en pleno desarrollo. Lo mismo ocurre con civilizaciones europeas que han
tenido la buena o mala fortuna de presentar poco apoyo de las fuentes escritas y hallarse en
zonas de Europa Oriental menos accesibles a los arqueólogos occidentales por cuestiones
políticas (tracios -Tumba tracia de Kazanlak, Bulgaria- o escitas -descubrimiento en 1947
del enterramiento de Pazyryk por Sergei Rudenko en los Montes Altai-).
Otras artes
Musa tocando la lira en un lecito ático del llamado pintor de Aquiles (440 a. C.).
Otras artes también son objeto de estudio para la Edad Antigua, pero por su naturaleza (por
ejemplo, por no ser artes visuales) o por otras razones), lo son por otras disciplinas y no por
la Historia del Arte, a pesar de que en la Antigüedad eran ellas, y no pintura, escultura o
arquitectura, el objeto de la protección de las divinas e inspiradoras musas:
Otras artes, que hasta hace poco eran artesanías, artes menores, artes aplicadas, oficios
artísticos o artes y oficios; y que a partir de mediados del siglo XX dignificamos con
nombre de diseño (a veces pervertido en un cliché pretencioso), tampoco fueron objeto de
protección de las musas:
La consideración de preclásico para estos estilos es una visión en perspectiva, dado que la
experimentación de tantas y tan variadas formas artísticas terminaron influenciando lo que
mucho más tarde se definió como arte clásico.
Arte mesopotámico
- A partir del IV milenio a. C. aparecen las primeras ciudades
(Ur, Uruk, Eridú, Lagash) en la actual zona de confluencia del
río Tigris con el río Éufrates (antigua línea de costa del Golfo
Pérsico): la Baja Mesopotamia, también llamada Sumeria o
Caldea.
- Palacios, templos (zigurats), cámaras funerarias.
- Uso del adobe, la madera, y el ladrillo (determinado por la
inexistencia de canteras en un territorio aluvial), lo que
Arte
implica la utilización de la bóveda y el arco. Ladrillo
sumerio
coloreado para decoración.
- Figuras religiosas de alabastro (jerarquía por altura y tamaño
de los ojos). Formas geométricas (geometrización) y
esquemáticas (esquematismo) basadas en el cono y el cilindro.
-Estelas para glorificar victorias militares (Estela de los
buitres, Estela de Naram-Sim)
-Taracea (Estandarte de Ur).
- Influencia en el arte asirio y arte babilónico.
- Inicialmente en la zona norte del río Tigris (la Alta
Mesopotamia), con centro en Assur y luego en Nínive;
posteriormente se extiende en un imperio de grandes
dimensiones (Imperio Asirio).
- Auge en la primera mitad del I milenio a. C. (entre c. 1000 y
Arte asirio 612 a. C.).
- Influencia del arte sumerio. Templos y zigurats
monumentales. Ladrillo, y también piedra en las entradas de
las ciudades y salas.
- Escultura monumental (demonios guardianes), bajorrelieve
narrativo a gran escala.
- Ciudad de Babilonia y los dos periodos en que se extendió un
imperio con centro en ella: primero con Hammurabi (Imperio
babilónico, II milenio a. C.), y más tarde con Nabucodonosor
(Imperio neobabilónico, mediados del I milenio a. C., entre
Arte 612-539 a. C.).
babilónico -Construcciones mitificadas en las narraciones bíblicas: Torre
de Babel, Jardines Colgantes de Babilonia).
- Ladrillo vidriado coloreado para la decoración de superficies
arquitectónicas.
- Representación de figuras animales.
Arte del valle del Nilo
- Desde el IV milenio a. C. hasta la conquista de Alejandro
Magno en el siglo IV a. C..
- Civilización creada en torno al poder político y religioso
(faraón y templos) que controlan la agricultura regada por las
inundaciones del Nilo, y en una estructura burocrática
(escribas y escritura jeroglífica). Se desarrolló una religión
basada en el concepto de vida eterna después de la muerte
(Libro de los Muertos), lo que implicó un gran desarrollo del
arte funerario.
- Arquitectura monumental en piedra: templo egipcio (Luxor,
Karnak, Abu Simbel, File) y tumba egipcia (mastabas y
pirámides en el Imperio Antiguo, e hipogeos en el Imperio
Nuevo -Valle de los Reyes-).
- Imhotep (Pirámide escalonada de Saqqara) fue el primer
arquitecto de nombre conocido (siglo XXVII a. C.,
inmediatamente anterior a la Pirámide de Keops (arquitecto
Hemiunu).
Arte
- Relieves y pinturas murales asociados a la arquitectura,
egipcio
estatuaria colosal de bulto redondo (tríada de Micerino,
Colosos de Memnón, El escriba sentado, Cheik-El-Beled,
busto de Nefertiti) artes decorativas y mobiliares.
- Carácter solemne con base en cánones rígidos de
representación y simbolismo.
- Las características del arte egipcio son notablemente estables
en un periodo de tres milenios: monumentalidad,
estereotipación de la figura humana, frontalismo, jerarquía,
ausencia de perspectiva en pintura y explotación de la
perspectiva en arquitectura, donde predomina de forma
absoluta la línea recta (el sillar, la columna, el dintel); con la
excepción (en las artes visuales y en los conceptos religiosos)
del periodo de Tell-el-Amarna, y (en arquitectura) del Templo
Solar egipcio.
- Los pigmentos son minerales y el aglutinante es a la cola,
aplicado sobre una capa de yeso blanco que cubre la pared, lo
que dota a la pintura de una extraordinaria luminosidad.
- Nubia, al sur del Alto Egipto, más allá de Asuán, habitada
por pueblos nilóticos (negros) desarrolló una civilización que
llegó a emular a la egipcia, con la que estuvo en contacto
(intervenciones alternativas de una en la otra).
Arte nubio - Reino de Kush, Reino de Aksum, rey Arikamaninote.
- Escultura, orfebrería y arte funerario de marcada influencia
egipcia.
Una característica común al arte no occidental, sobre todo del de las civilizaciones asiáticas
(India, China y Japón), al menos visto desde la perspectiva de los historiadores del arte
occidentales, es la de mantenerse fiel a su estética y a sus formas aun dentro de una
evolución estilística entre la sencillez y el recargamiento. Según esa óptica, carecería de la
desconcertante variedad que presenta el arte occidental, a pesar de ser extraordinariamente
fecundo. Otro rasgo es el de su significación esencialmente religiosa (incluso en los temas
que en occidente serían profanos y obscenos), frente al precoz surgimiento del arte civil en
Occidente.[18] Tampoco presentarían ninguna discontinuidad como la que el arte occidental
experimentó entre el arte antiguo y el arte medieval; con lo que éste último concepto no
suele aplicarse a estas civilizaciones.
Las civilizaciones precolombinas tienen un especial valor para la Historia del Arte, dado
que se desarrollaron en América sin conexión alguna con las civilizaciones del Viejo
Mundo, y aun así encontraron soluciones formales paralelas, como la pirámide o la cantería
ciclópea, y vehículos similares para la expresión artística, no sólo en las tres grandes artes
visuales (pintura, escultura y arquitectura), sino en las artes menores como la cerámica y la
orfebrería. Esta en especial alcanzó unas cotas extraordinarias. Otras artes, en cambio,
fueron exclusivas americanas, como el arte plumario, así como algunas técnicas, como la
obtención del pigmento azul maya, que aún hoy siguen siendo un misterio (ambas
cuestiones exceden temporalmente de la Edad Antigua).
El arte africano antiguo (concepto que también se aplica sin solución de continuidad al de
siglos posteriores a la Edad Antigua, y es muchas veces identificado con el arte étnico de
época colonial y postcolonial) fue especialmente valorado por las vanguardias artísticas del
siglo XX (cubismo, expresionismo).[19]
Referencias
Bibliografía
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- La prehistoria y el mundo antiguo - Los universos bizantino e islámico Madrid:
Ediciones del Prado - Carrogio ISBN 84-7838-588-6
BARNECHEA, Emilio, FERNÁNDEZ, Antonio y HARO, Juan (1992) Historia del
Arte, Barcelona: Vicens Vives ISBN 84-316-2554-6
BUSSAGLI, Marco, Comprender la arquitectura Madrid: Susaeta, ISBN 84-305-
4483-6
CALADO, Margarida, PAIS DA SILVA (2005) Jorge Henrique, Dicionário de
Termos da Arte e Arquitectura, Lisboa: Presença, ISBN 20130007
CHARBONNEAUX, Jean (1970) Grecia clásica (El Universo de las Formas)
Madrid: Editorial Aguilar
CHILVERS, Ian y otros (1992) Diccionario de Arte, Madrid: Alianza ISBN 84-
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ECO, Umberto (2004) Historia de la Belleza, Barcelona: Lumen ISBN 84-264-
1468-0
Arte
El arte griego de la Época clásica alcanzó, sobre todo en escultura, cotas de perfección que
lograron que fuera tomado como modelo por el arte europeo durante muchos siglos.
La cerámica fue otra de los artes que alcanzó su apogeo en esta época.
La historia de la pintura ha tenido un desarrollo cronológico y estilístico paralelo en gran
medida al resto de las artes plásticas, si bien con diversas particularidades en el tiempo y el
espacio debidas a numerosos factores, desde los derivados de las diversas técnicas y
materiales empleados en su confección hasta factores socio-culturales y estéticos, ya que
cada pueblo y cada cultura ha desarrollado a lo largo del tiempo distintos conceptos de
plasmar la imagen que recibe del mundo circundante.
Contenido
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1 Prehistoria
o 1.1 Paleolítico
o 1.2 Neolítico
2 Arte antiguo
o 2.1 Egipto
o 2.2 Grecia
o 2.3 Roma
3 Arte medieval
o 3.1 Arte paleocristiano
o 3.2 Arte prerrománico
o 3.3 Arte bizantino
o 3.4 Arte románico
o 3.5 Arte gótico
4 Arte de la Edad Moderna
o 4.1 Renacimiento
o 4.2 Manierismo
o 4.3 Barroco
o 4.4 Rococó
o 4.5 Neoclasicismo
5 Arte contemporáneo
o 5.1 Siglo XIX
5.1.1 Romanticismo
5.1.2 Realismo
5.1.3 Impresionismo
5.1.4 Simbolismo
5.1.5 Modernismo
o 5.2 Siglo XX
5.2.1 Vanguardismo
5.2.2 Últimas tendencias
6 Arte no occidental
o 6.1 Arte islámico
o 6.2 India
o 6.3 China
o 6.4 Japón
o 6.5 América
o 6.6 África
7 Véase también
8 Referencias
o 8.1 Bibliografía
9 Enlaces externos
Prehistoria
Paleolítico
El paleolítico tuvo sus primeras manifestaciones artísticas alrededor del 25.000 a.C.,
teniendo su apogeo en el periodo magdaleniense (±15.000-8.000 a.C.). Las primeras
manifestaciones pictóricas aparecen en cuevas —la llamada pintura rupestre—, como
medio de expresar la interrelación entre el ser humano primitivo y la naturaleza. Como
material pictórico utilizaban principalmente rojo de óxido de hierro, negro de óxido de
manganeso y ocre de arcilla. La pintura rupestre se desarrolló principalmente en la región
franco-cantábrica: son pinturas de carácter mágico-religioso, de sentido naturalista, con
representación de animales, destacando las cuevas de Altamira, Tito Bustillo, Trois Frères,
Chauvet y Lascaux.[7]
Neolítico
Este periodo —iniciado alrededor del 8.000 a.C. en el Próximo Oriente— supuso una
profunda transformación para el antiguo ser humano, que se volvió sedentario y se dedicó a
la agricultura y la ganadería, surgiendo nuevas formas de convivencia social y
desarrollándose la religión. En la pintura levantina —datada entre el mesolítico y el
neolítico— se dio la figura humana, muy esquematizada, con notables ejemplos en El
Cogul, Valltorta, Alpera y Minateda. También se dio este tipo de pintura en el norte de
África (Atlas, Sáhara) y en la zona del actual Zimbabue. La pintura neolítica solía ser
esquemática, reducida a trazos básicos (el hombre en forma de cruz, la mujer en forma
triangular). Son de destacar igualmente las pinturas rupestres del Río Pinturas en Argentina,
especialmente la Cueva de las manos.[8]
Arte antiguo
Pintura mural de la cámara funeraria de Amenemhet, Imperio Nuevo, dinastía XVIII (s. XV
a. C.).
Egipto
En Egipto surgió una de las primeras grandes civilizaciones, con obras de arte elaboradas y
complejas que suponen ya una especialización profesional por parte del artista/artesano. Su
arte era intensamente religioso y simbólico, con un poder político fuertemente centralizado
y jerarquizado, otorgando una gran relevancia al concepto religioso de inmortalidad.
Iniciado alrededor del 3.000 a.C., el arte egipcio perduró hasta la conquista de Alejandro
Magno, si bien su influencia persistió en el arte copto y bizantino.
Grecia
Roma
Con un claro precedente en el arte etrusco, el arte romano recibió una gran influencia del
arte griego. Gracias a la expansión del Imperio Romano, el arte clásico grecorromano llegó
a casi todos los rincones de Europa, norte de África y Próximo Oriente, sentando la base
evolutiva del futuro arte desarrollado en estas zonas.
La pintura romana es conocida sobre todo por los restos hallados en Pompeya, donde se
perciben cuatro estilos: el de incrustación, que imita el revestimiento en mármol; el
arquitectónico, llamado así por simular arquitecturas; el ornamental, con arquitecturas
fantásticas, guirnaldas y amorcillos; y el fantástico, mezcla de los dos anteriores, con
paisajes imaginarios, variadas formas arquitectónicas y escenas mitológicas.[11]
Arte medieval
Pantocrátor de Sant Climent de Taüll, MNAC.
La caída del Imperio Romano de Occidente marcó el inicio en Europa de la Edad Media,
etapa de cierta decadencia política y social, pues la fragmentación del imperio en pequeños
estados y la dominación social de la nueva aristocracia militar supuso la feudalización de
todos los territorios anteriormente administrados por la burocracia imperial. El arte clásico
será reinterpretado por las nuevas culturas dominantes, de origen germánico, mientras que
la nueva religión, el cristianismo, impregnará la mayor parte de la producción artística
medieval.
Arte paleocristiano
Se denomina arte paleocristiano al efectuado por los primeros seguidores de esta nueva
religión, primero de forma oculta, mientras aún eran perseguidos por el poder imperial, para
pasar posteriormente, tras la conversión al cristianismo del emperador Constantino, a ser el
estilo oficial del Imperio. Las formas clásicas fueron reinterpretadas para servir como
vehículo de expresión de la nueva religión oficial, y se produjo una atomización de estilos
por zonas geográficas.
La pintura se dio sobre todo en las catacumbas, con escenas religiosas y alegóricas, y surgió
la miniatura, iluminación de manuscritos, con dos principales escuelas: la helenística-
alejandrina y la siria.[12]
Arte prerrománico
Ilustración del Beato de San Millán, Monasterio de San Millán.
Arte otoniano: se denomina así por coincidir con los reinados de Otón I, Otón II y
Otón III. En la pintura otoniana se percibe la influencia bizantina, debido al
matrimonio de Otón II con Teófano de Constantinopla, destacando los frescos de
San Jorge de Oberzell.
Arte celta: en las Islas Británicas, recientemente evangelizadas, tuvo una época de
esplendor el arte celta, destacando la miniatura, de influencia carolingia, siendo de
relevancia la escuela de Winchester, a la que perteneció el Pontifical de San
Aethelwold (British Museum).
Pese a la caída del Imperio Romano de Occidente, en Oriente perduró —conocido como
Imperio Bizantino— hasta la conquista de Constantinopla en 1453 por los turcos otomanos.
Heredero del arte helenístico, el arte bizantino recogió las principales tradiciones artísticas
orientales, de las que fue puerta de entrada en Europa, donde el arte bizantino influyó en el
arte prerrománico y románico. Se distinguen en el arte bizantino tres «edades de oro»: una
primera en el siglo VI, coincidiendo con el reinado de Justiniano; una segunda desde el
siglo IX hasta la toma de Constantinopla por los cruzados el 1204; y una tercera en el siglo
XIV, con la dinastía Paleólogo.
Arte románico
Códice de Santa Hildegarda (1165), Abadía de Santa Hildegarda, Eibingen (Alemania).
Arte gótico
El arte gótico se desarrolló entre los siglos XII y XVI, época de gran desarrollo económico
y cultural. El fin de la época feudal supuso el afianzamiento de los estados centralizados,
con mayor predominio de las ciudades sobre el campo, al tiempo que un sector cada vez
mayor de la sociedad tenía acceso a la cultura, que dejó de ser patrimonio exclusivo de la
Iglesia. El auge de las universidades comportó un aumento de los estudios científicos,
filosóficos y literarios, sentando las bases de la cultura moderna.
La pintura gótica dejó de ser mural para pasar a retablos situados en los altares de las
iglesias, y empezó a desarrollarse la pintura en lienzo, al temple o al óleo. Se sucedieron
cuatro estilos pictóricos:
Gótico lineal o franco-gótico: se desarrolló desde el siglo XIII hasta principios del
XIV, caracterizado por el dibujo lineal, el fuerte cromatismo, un naturalismo de
líneas sencillas y el idealismo de los temas representados. Este estilo se desarrolló
sobre todo en vidrieras y miniaturas.
Gótico internacional: corresponde a finales del siglo XIV y primera mitad del XV,
suponiendo una fusión de los estilos anteriores. Se caracteriza por la estilización de
la figura y el predominio de la línea curva, el detallismo técnico y el naturalismo
simbólico de la narración. Destacan los pintores Paul de Limbourg, Stefan Lochner,
Conrad Soest, Bernat Martorell y Lluís Borrassà.
Renacimiento
La pintura renacentista sufrió una notable evolución desde las formas medievales, con
formas naturalistas y temáticas profanas o mitológicas junto a las religiosas. Los estudios
de perspectiva permitieron hacer obras de gran efecto realista, basadas en proporciones
matemáticas, con especial utilización de la «sección áurea» tras el estudio publicado por
Luca Pacioli (De Divina Proportione, 1509). Se utilizó el fresco y el temple, mientras que
se introdujo el óleo a mediados del siglo XV por influencia flamenca. Uno de sus
principales exponentes fue Leonardo Da Vinci, genio polifacético que introdujo el sfumato
o «perspectiva aérea», con obras como La Virgen de las Rocas (1483), La Última Cena
(1495-1497), La Gioconda (1503), etc. Otro nombre de relevancia fue Rafael, maestro del
clasicismo sereno y equilibrado, con una perfecta ejecución pictórica, como se demuestra
en sus frescos de las Estancias del Vaticano. Otros artistas destacados fueron: Masaccio,
Fra Angelico, Paolo Ucello, Andrea del Castagno, Perugino, Piero della Francesca,
Benozzo Gozzoli, Domenico Ghirlandaio, Botticelli, Andrea del Verrocchio, Luca
Signorelli, Andrea Mantegna, Giovanni Bellini, Antonello da Messina, etc. En el resto de
Europa: Matthias Grünewald, Alberto Durero, Hans Holbein el Joven y Lucas Cranach el
Viejo en Alemania; Quentin Metsys y Pieter Brueghel en Holanda; y Pedro Berruguete,
Alejo Fernández, Vicente Masip, Juan de Juanes, Pedro Machuca y Luis de Morales en
España.[17]
Manierismo
Surgido igualmente en Italia a mediados del siglo XVI como evolución de las formas
renacentistas, el manierismo abandonó la naturaleza como fuente de inspiración para buscar
un tono más emotivo y expresivo, cobrando importancia la interpretación subjetiva que el
artista hace de la obra de arte.
La pintura manierista tuvo un sello más caprichoso, extravagante, con gusto por la forma
sinuosa y estilizada, deformando la realidad, con perspectivas distorsionadas y atmósferas
efectistas. Destacó en primer lugar Miguel Ángel —autor de la decoración de la Capilla
Sixtina—, seguido de Bronzino, Andrea del Sarto, Pontormo, Correggio, Parmigianino,
Giorgione, Tiziano, Veronese, Tintoretto, Jacopo Bassano, Giuseppe Arcimboldo, etc. Cabe
mencionar a Maarten van Heemskerck y Abraham Bloemaert en los Países Bajos, y
Bartholomeus Spranger en Alemania. En España destacaron Juan Fernández de Navarrete,
Alonso Sánchez Coello, Juan Pantoja de la Cruz y, especialmente, El Greco, artista
excepcional creador de un estilo personal y único, de fuerte sentido expresionista.[18]
Barroco
Las Meninas (1656), de Diego Velázquez (Museo del Prado).
El barroco se desarrolló entre el siglo XVII y principios del XVIII. Fue una época de
grandes disputas en el terreno político y religioso, surgiendo una división entre los países
católicos contrarreformistas, donde se afianzó el estado absolutista, y los países
protestantes, de signo más parlamentario. El arte se volvió más refinado y ornamentado,
con pervivencia de un cierto racionalismo clasicista pero con formas más dinámicas y
efectistas, con gusto por lo sorprendente y anecdótico, por las ilusiones ópticas y los golpes
de efecto.
Rococó
El columpio (1767), de Jean-Honoré Fragonard, Colección Wallace, Londres.
Neoclasicismo
Juramento de los Horacios (1784), de Jacques-Louis David, Museo del Louvre.
Arte contemporáneo
Viajero frente al mar de niebla (1818), de Caspar David Friedrich, Kunsthalle de
Hamburgo.
Siglo XIX
Entre finales del siglo XVIII y principios del XIX se sentaron las bases de la sociedad
contemporánea, marcada en el terreno político por el fin del absolutismo y la instauración
de gobiernos democráticos —impulso iniciado con la Revolución Francesa—; y, en lo
económico, por la Revolución Industrial y el afianzamiento del capitalismo, que tendrá
respuesta en el marxismo y la lucha de clases. En el terreno del arte, comienza una
dinámica evolutiva de estilos que se suceden cronológicamente cada vez con mayor
celeridad, que culminará en el siglo XX con una atomización de estilos y corrientes que
conviven y se contraponen, se influyen y se enfrentan. Surge el arte moderno como
contraposición al arte académico, situándose el artista a la vanguardia de la evolución
cultural de la humanidad.
Romanticismo
La Libertad guiando al pueblo (1830), de Eugène Delacroix, Museo del Louvre, París.
En pintura, después de una fase prerromántica donde podríamos citar a William Blake y
Johann Heinrich Füssli, destacaron Hubert Robert, Eugène Delacroix, Théodore Géricault,
Francesco Hayez, John Constable, Joseph Mallord William Turner, Caspar David Friedrich,
Karl Friedrich Schinkel, Philipp Otto Runge, etc. Una derivación del romanticismo fue el
movimiento alemán de los Nazarenos, inspirados en el Quattrocento italiano y en el
Renacimiento alemán, principalmente Durero (Friedrich Overbeck, Peter Cornelius, Franz
Pforr). En España destacaron Genaro Pérez Villaamil, Valeriano Domínguez Bécquer,
Leonardo Alenza y Eugenio Lucas.[23]
Realismo
Desde mediados de siglo surgió una tendencia que puso énfasis en la realidad, la
descripción del mundo circundante, especialmente de obreros y campesinos en el nuevo
marco de la era industrial, con un cierto componente de denuncia social, ligado a
movimientos políticos como el socialismo utópico. En pintura destacaron Camille Corot,
Gustave Courbet, Jean-François Millet, Honoré Daumier, Adolph von Menzel, Hans
Thoma, Ilya Repin y Marià Fortuny. Ligado al realismo estuvieron dos escuelas
paisajísticas: la francesa de Barbizon (Théodore Rousseau, Charles-François Daubigny,
Narcisse-Virgile Díaz de la Peña), marcada por un sentimiento panteísta de la naturaleza; y
la italiana de los Macchiaioli (Silvestro Lega, Giovanni Fattori, Telemaco Signorini), de
corte antiacadémico, caracterizada por el uso de manchas (macchia en italiano, de ahí el
nombre del grupo) de color y formas inacabadas, esbozadas. En Gran Bretaña surgió la
escuela de los prerrafaelitas, que se inspiraban —como su nombre indica— en los pintores
italianos anteriores a Rafael, así como en la recién surgida fotografía, destacando Dante
Gabriel Rossetti, Edward Burne-Jones, John Everett Millais y Ford Madox Brown.[24]
Impresionismo
Impresión: sol naciente (1872–1873), de Claude Monet, Museo Marmottan Monet, París.
Cuadro al que debe su nombre el movimiento.
Simbolismo
Modernismo
El valle de los naranjos, Biniaraix (Mallorca) (1901), de Santiago Rusiñol.
Siglo XX
Fränzi ante una silla tallada (1910), de Ernst Ludwig Kirchner, Museo Thyssen-
Bornemisza, Madrid.
El arte del siglo XX padeció una profunda transformación: en una sociedad más
materialista, más consumista, el arte se dirige a los sentidos, no al intelecto. Surgieron así
los movimientos de vanguardia, que pretendían integrar el arte en la sociedad, buscando
una mayor interrelación artista-espectador, ya que es este último el que interpreta la obra,
pudiendo descubrir significados que el artista ni conocía.[27]
Vanguardismo
En los primeros años del siglo XX se forjaron las bases del llamado arte de vanguardia: el
concepto de realidad fue cuestionado por las nuevas teorías científicas (la subjetividad del
tiempo de Bergson, la relatividad de Einstein, la mecánica cuántica); también influyó la
teoría del psicoanálisis de Freud. Por otra parte, las nuevas tecnologías provocaron que el
arte cambiase de función, ya que la fotografía y el cine ya se encargaban de plasmar la
realidad. Gracias a las colecciones etnográficas fomentadas por el colonialismo europeo los
artistas tuvieron contacto con el arte de otras civilizaciones (africano, asiático, oceánico),
que aportó una visión más subjetiva y emotiva del arte. Todos estos factores comportaron
un cambio de sensibilidad que se tradujo en la búsqueda de nuevas formas de expresión por
parte del artista.
Futurismo (1909-1930): movimiento italiano que exaltó los valores del progreso
técnico e industrial del siglo XX, destacando aspectos de la realidad como el
movimiento, la velocidad y la simultaneidad de la acción. El futurismo aspiraba a
transformar el mundo, a cambiar la vida, mostrando un concepto idealista y algo
utópico del arte como motor de la sociedad. Destacan Giacomo Balla, Gino Severini
y Umberto Boccioni.[28]
Últimas tendencias
Arte cinético (desde 1950): también llamado op-art (arte óptico), es un estilo que
pone énfasis en el aspecto visual del arte, especialmente en los efectos ópticos, que
son producidos bien por ilusiones ópticas (figuras ambiguas, imágenes persistentes,
efecto de moiré), bien mediante el movimiento o los juegos de luces. Es un arte
abstracto pero racional, compositivo, al contrario que el informalismo. Destacan
Victor Vasarely, Jesús Rafael Soto, Yaacov Agam, Julio Le Parc, Eusebio Sempere,
etc.[32]
Arte no occidental
Arte islámico
Con la Hégira de Mahoma en 622 surgió una nueva religión, el islamismo, que tuvo una
rápida difusión desde el Próximo Oriente por el norte de África, llegando a Europa con la
conquista de la Península Ibérica y con la zona de los Balcanes tras la caída del Imperio
Bizantino. Su principal medio de expresión fue la arquitectura, pues la prohibición religiosa
de representar imágenes figurativas supuso una seria traba para la pintura y escultura, que
era únicamente de tipo ornamental, con motivos abstractos o geométricos.
Así, la pintura islámica se ha utilizado sobre todo como elemento decorativo en las
edificaciones, normalmente a través de la escritura (decoración caligráfica mediante
versículos del Corán), dibujos geométricos o vegetales y, más raramente, mediante la
representación figurativa de personas y animales. La actividad pictórica se vio así reducida
a los arabescos, principalmente abstractos, con configuraciones geométricas o pautas
florales o vegetales, generalmente en azulejos en las mezquitas. También se desarrolló la
iluminación en libros sagrados y profanos, destacando la escuela de Bagdad y la miniatura
persa.
Dentro de la pintura mural destacan, en un primer momento, las pinturas de los palacios
sirios, como el de Qusair Amra, en el que se narra la historia del rey visigodo don Rodrigo,
y contiene escenas íntimas del baño de las mujeres. En el Egipto fatimí (909-1171) se
constata la existencia de una rica iconografía, con representaciones animales y humanas,
siendo palpable la influencia técnica y estilística de las culturas de la cuenca mediterránea,
sobre todo Bizancio. En España, hay pinturas genuinamente islámicas en la Alhambra de
Granada, aunque las que pueden verse en la Sala de los Reyes son realizadas por artistas
cristianos, siendo más propias del arte occidental que del islámico.
India
China
El arte chino ha tenido una evolución más uniforme que el occidental, con un trasfondo
cultural y estético común a las sucesivas etapas artísticas, marcadas por sus dinastías
reinantes. Como la mayoría del arte oriental tiene una importante carga religiosa
(principalmente taoísmo, confucianismo y budismo) y de comunión con la naturaleza.
Dinastía Tang (618-907): este fue uno de los periodos más florecientes del arte
chino. En pintura apareció el paisaje, género inicialmente de signo elitista, destinado
a reducidos círculos culturales. Desafortunadamente, los paisajes Tang no han
llegado hasta nuestros días, y sólo se conocen por copias, como Templo budista en
las colinas después de la lluvia, de Li Cheng (siglo X).
Dinastía Yuan (1280-1368): dinastía de origen mongol (su primer emperador fue
Kublai, nieto de Gengis Khan), China se abrió más hacia Occidente, como queda
patente en el famoso viaje de Marco Polo. En pintura proliferaron los temas
religiosos, especialmente los taoístas y budistas, destacando las pinturas murales del
templo de Yonglegong (Shanxi), y artistas como Huang Gongwang, Wang Meng y
Ni Zan.[43]
Japón
El puente Ōhashi en Atake bajo una lluvia repentina (1857), de Utagawa Hiroshige,
Brooklyn Museum of Art, Nueva York.
El arte japonés ha estado marcado por su insularidad, aunque a intervalos ha ido recibiendo
la influencia de las civilizaciones continentales, sobre todo de China y Corea. Gran parte
del arte producido en Japón ha sido de tipo religioso: a la religión sintoísta, la más
típicamente japonesa, formada alrededor del siglo I, se añadió el budismo en torno al siglo
V, forjando un sincretismo religioso que aún hoy perdura.
Período Asuka (552-646): la llegada del budismo produjo en Japón un gran impacto
a nivel artístico y estético, con fuerte influencia del arte chino. La pintura seguía los
patrones chinos, en tinta o pigmentos minerales sobre seda o papel, en rollos de
pergamino o colgando de la pared. Denota un gran sentido del dibujo, con obras de
gran originalidad, como el relicario de Tamamushi (Hōryū-ji).
Período Nara (646-794): en esta época tuvo su apogeo el arte budista, continuando
con gran intensidad la influencia china. La pintura está representada por la
decoración mural de Hōryū-ji (finales del siglo VII) y por kakemonos y makimonos,
historias pintadas en un largo rollo de papel o seda, con textos relatando las diversas
escenas o sūtras. A mediados del período se puso de moda el estilo pictórico de la
dinastía Tang, como se vislumbra en los murales de la tumba Takamatsuzuka, de
alrededor del año 700.
América
También hay que remarcar la extraordinaria habilidad mostrada por numerosos pueblos
(mayas, mixtecas y aztecas) en la escritura pictográfica, especialmente en códices
ilustrados, que solían contar con figuras y símbolos de esmerado dibujo e intensidad
cromática, narrando hechos históricos o mitológicos, como el Códice Nuttall de los
mixtecas (British Museum, Londres). Otras muestras de pintura precolombina se hallan en
la decoración cerámica, especialmente las vasijas mayas, las moches y de la cultura peruana
de Nazca.[47]
Francisco Tito Yupanqui (Copacabana, 1550[cita requerida] - Cusco, 1616) fue un aimara
católico, evangelizado por los dominicos, que esculpió la imagen de la Virgen de
Copacabana, la devoción mariana más importante de Bolivia. Sus seguidores buscan que
sea el primer santo boliviano.
Contenido
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1 Inicios
2 El tallado de la imagen
3 Otras imágenes
4 Proceso de beatificación
5 Referencias a Tito Yupanqui
6 Véase también
7 Enlaces externos
Inicios
Nacido en lo que se llamaba Khota Kawana (Mirador del Lago), fue hijo de Tola y
Francisco Tito Yupanqui y provenía de una familia ya conversa al catolicismo que sin
embargo conservaba muchas de las creencias aymaras. La región era considerada el lugar
central de la vida religiosa andina, en el eje que iba desde el lago hasta el Cusco, por ello
las congregaciones de misioneros se empeñaron en evangelizar a sus habitantes como
prioridad. Primero fue la Orden de Santo Domingo de 1539 a 1574, luego continuaron los
del clero secular, en 1589 la de San Agustín, más tarde la de San Francisco (1894) y los
jesuitas en 1576 erigieron su centro de doctrinas en el poblado ribereño de Juli.
Cuenta la leyenda que una noche, una bella mujer que cargaba entre sus brazos a un niño de
meses apareció en el cuarto del indígena y que así el supo que era el destinado a hacer la
imagen.
El rostro de la Virgen aparecida se clavó en la mente del hombre, quien a partir de entonces
comenzó con sus ensayos hasta crear una figura en arcilla de una vara de alto, bastante
tosca. Antonio de Almeida, párroco de la capilla local, la hizo colocar en el altar junto a las
magníficas figuras llegadas desde Europa. Al poco tiempo el padre Antonio Montoro se
hizo cargo de la congregación y ordenó que se retirara la tosca figura y que se la guardara
en un rincón de la sacristía. Yupanqui, avergonzado, se la llevó pero prometió seguir
intentando hasta lograr una figura que fuera digna no sólo de acompañar a las otras, sino de
ser la principal en el altar mayor. Decidió partir a Potosí para aprender las técnicas
necesarias, ya que la población prefería que fuera un originario del lugar quien hiciera la
imagen en lugar de traerla desde fuera.
El tallado de la imagen
El escultor hizo el camino a pie y halló cobijo en el estudio del artista Diego Ortiz, quien le
enseñó algunas técnicas para mejorar su obra. En su autobiografía, en un castellano
aymarizado, dice que fue a Potosí para aprender y luego "lo impizaria un hechora del
Vergen".
Francisco Tito Yupanqui tenía 40 años cuando empezó esa labor que le llevaría varios
intentos y muchas frustraciones:
“La unión de lo indígena y lo europeo fue lograda con angustia y sacrificio. No surgió
como un brote espontáneo del espíritu. El indio llegó a la creación extraordinaria como si la
arrancase de la entraña de su vida, con dolor y sufrimiento
“Tito Yupanqui, escultor indio”, de Guillermo Francovich.
“Sus primeros ensayos fueron para los cuerdos materia de irrisión y para los indevotos
materia de burla. El indio sufría los baldones y lloraba por no saber pintar”.
Historiador P. Antonio de la Calancha
Yupanqui se hizo artista gracias a su fe. Encargó varias misas rogando a la Virgen que le
proporcionara el talento necesario para crear su imagen. En Potosí visitó el templo de Santo
Domingo, de los padres dominicos y allí encontró como modelo la imagen de la Virgen del
Rosario, que se acercaba al suyo: la Virgen de la Candelaria.
Titu Yupanki llega con la imagen de la Virgen a la Iglesia de San Francisco (La Paz)
Ya con una imagen más cierta, Yupanqui comenzó el trabajo. El tallado en maguey era
mucho más complicado que el de la madera que hacían los españoles, además tenía
revestimiento de tela y estuco. Fueron muchos días de intentos y el hombre apenas dormía
empecinado en acabar su trabajo. Cuando creyó haber terminado, le mostró la obra a su
maestro. Ortiz la encontró hermosa, y le aconsejó llegar hasta el Arzobispado de La Plata
(Sucre)para pedir autorización del obispo y entronizar la imagen.
Yupanqui llegó caminando hasta Charcas, con su “bulto”. Cuando le presentó su obra
cuenta Yupanqui en su Autobiografía que el obispo junto a su séquito calificaron a su
Virgen como "una mona con su mico" y le prohibieron "hagais hechoras del Vergen ni
boltos... que los naturales no puede hacer el imágenes del Vergen". Dicen los historiadores
que estas frases prácticamente desmayaron a Yupanqui, pero luego de unos momentos,
agradeció a las autoridades de la Iglesia, recogió su obra y se dirigió directamente al taller
para seguir trabajando.
Varios intentos después, la imagen fue aprobada por el obispo y con ella en hombros
Yupanqui llegó hasta La Paz, porque todavía quería seguir mejorándola. En la ciudad se
empleó como ayudante de un pintor español de apellido Vargas, que estaba realizando
revestimientos con pan de oro en el altar de la Iglesia de San Francisco. Yupanqui trabajó
con él por unos meses con la condición de que Vargas policromara también su imagen, lo
que el artista hizo con mucha dedicación, siendo quizá uno de los primeros devotos de esa
Virgen morena.
Años más tarde en 1616, luego de una intensa labor evangelizadora y de crear otras figuras
similares, Francisco Tito Yupanqui falleció en el retiro de los Oblatos de la Orden de San
Agustín en Cusco.
La Virgen creada por él fue solemnemente coronada como Reina de Bolivia el 1 de agosto
de 1925, año del centenario de la República, con la participación del presidente de la
República Bautista Saavedra, oficiando el acto religioso monseñor Augusto Sieffert,
Obispo de La Paz, y monseñor Gaetano Cicognani, Nuncio Apostólico en Bolivia del Papa
Pío XI.
La fama de la singular Patrona del Lago, hizo que varias réplicas fueran creadas por
Yupanqui y enviadas a distintos lugares. Se sabe que el escultor entregó al indígena
Sebastián Quimichi una imagen similar que actualmente reposa en Cocharcas en Perú.
También hubo otra imagen para el pueblo de Pucarani, actualmente desaparecida, así como
otra que fue enviada a Tucumán, en el norte de Argentina.
Sin embargo, luego de la imagen que custodia el lago Titicaca, la más famosa es la Virgen
de Copacabana de Brasil que fue trasladada hasta territorio carioca por un negociante
español muy devoto, quien había decidido regresar a su patria navegando por las costas de
Argentina y pasando por Brasil. El barco naufragó cerca de costas brasileñas y él prometió
a la Virgen que llevaba en un cajón de madera, construirle una capilla si lo salvaba, cosa
que sucedió como se cuenta habitualmente en las leyendas de vírgenes.
Proceso de beatificación
Francisco Tito Yupanqui podría convertirse en el primer santo boliviano si los trámites
seguidos por la Conferencia Episcopal de Bolivia llegan a buen término. Este hombre
aunque poco conocido, llevó para según sus seguidores católicos una vida de santidad
dedicada al prójimo y es el artista que con un talento nacido de la fe y soportando burlas y
humillaciones, logró crear la imagen de la milagrosa Virgen de Copacabana, Reina
coronada de Bolivia.
La Virgen de Copacabana, es visitada todos los años en su santuario a orillas del lago
Titicaca por miles de creyentes, pero aunque es una de las imágenes más veneradas y su
fama ha trascendido las fronteras, pocos conocen la historia de Tito Yupanqui.
Los trámites para la beatificación y canonización de Francisco Tito Yupanqui han sido
iniciados hace varios años. Monseñor Jesús Suárez fue autorizado en 2007 a continuar con
el trámite en la Congregación para las Causas de los Santos, y ha constituido una Comisión
Histórica, compuesta entre otras personalidades por Marcelo Arduz Ruiz, Hans van den
Berg, Jaime Calderón Manrique, Geraldine Gutiérrez, Armando Loayza, Miguel
Manzanera, Jorge Siles Salinas y René Vargas, para precisar la biografía y la fama de
santidad de Tito Yupanqui. Al respecto, el padre Miguel Manzanera afirma:
"Francisco Tito debe ser considerado como el precursor de la inculturación a través del arte,
elemento clave en la catequesis indígena. La santidad de Yupanqui se muestra en su
empeño en hacer una imagen digna de nuestra Señora, superando no sólo su falta de
instrucción artística, sino también los desprecios de propios y extraños". “Estamos
queriendo desempolvar su historia para comprobar que en los tiempos primeros de la
conquista, pues ya había verdaderos santos, además que eran originarios.”
Revista Extra, 24 de diciembre de 2006
Entrada del Virrey Arzobispo Morcillo en Potosí (1718). Museo de América, Madrid.
Nacido en Cochabamba, pasó la mayor parte de su vida y desarrolló su arte en Potosí (Alto
Perú, actual Bolivia).
Se desconoce quién pudo ser su maestro, aunque se especula que pudo ser Bartolomé
Esteban Murillo que sin duda pertenecía a la escuela española del barroco. Su producción
principal se centró en los encargos realizados para órdenes religiosas católicas, como la
franciscana y la dominicana.
Entre sus principales obras destacan: El Juicio Final (1706), Triunfo de la Iglesia (1708,
parroquia de San Lorenzo, en Potosí), Entrada del Virrey Arzobispo Morcillo en Potosí
(1718) San Mateo (1724), perteneciente a la serie de los Evangelistas de la moneda, Virgen
de la Merced, La peregrina, San Francisco de Asís (1693, Museo de la Moneda, Potosí) y
San Pedro de Alcántara en éxtasis (1701, Museo Nacional de Arte).
Su obra se inscribe en una Potosí crédula y milagrosa, donde el arte barroco se fundía con
el carácter religioso español. La fe de Pérez de Holguín y sus conocimientos de religión,
combinados con ciertas creencias sobrenaturales (paganismos), le mantuvieron en
numerosas ocasiones al borde de la herejía.
Tras una de sus puertas secundarias, se suceden hasta la lejanía los edificios del inmenso
complejo de la Ciudad Prohibida de Pekín, sede del gobierno imperial chino durante las
dinastías Ming y Qing, que la convirtieron en un espacio palaciego que aventaja en
dimensiones y lujo al Palacio de Versalles, al Monasterio de El Escorial o al Hofburg de
Viena. Además de vehículo de expresión artística, similares funciones socio-políticas
cumplieron el Kremlin de Moscú, el Palacio de Topkapi de Estambul, el Palacio de
Golestán de Teherán o el Castillo Edo de Tokio. Las civilizaciones no occidentales, con
excepción de las americanas, continuaron durante la Edad Moderna su dinámica propia, que
incluyó el desarrollo autónomo de su arte. En el caso de las de Extremo Oriente, sin apenas
influencia europea, a excepción de Filipinas.
Arte de la Edad Moderna es el período o subdivisión temporal de la historia del arte que
corresponde a la Edad Moderna. No se ha de confundir con el concepto de arte moderno,
que no es cronológico sino estético, y que corresponde a determinadas manifestaciones del
arte contemporáneo.
El período cronológico de la Edad Moderna corresponde con los siglos XV al XVIII (con
distintos hitos iniciales y finales, como la imprenta o el descubrimiento de América, y las
revoluciones francesa o industrial), y significó históricamente en Europa la conformación y
posterior crisis del Antiguo Régimen (concepto que incluye la transición del feudalismo al
capitalismo, una sociedad estamental y preindustrial y una monarquía autoritaria o absoluta
desafiada por las primeras revoluciones burguesas). Desde la era de los descubrimientos los
cambios históricos se aceleraron, con el surgimiento del estado moderno, la economía-
mundo y la revolución científica; en el marco del inicio de una decisiva expansión europea
a través de la economía, la sociedad, la política, la técnica, la guerra, la religión y la cultura.
Durante ese periodo, los europeos se extendieron fundamentalmente por América y los
espacios oceánicos. Con el tiempo, ya al final del periodo, estos procesos terminaron por
hacer dominante la civilización occidental sobre el resto de las civilizaciones del mundo, y
con ello determinaron la imposición de los modelos propios del arte occidental,
concretamente del arte europeo occidental, que desde el Renacimiento italiano se identificó
con un ideal estético formado a partir de la reelaboración de los elementos recuperados del
arte clásico greco-romano, aunque sometidos a una sucesión pendular de estilos
(renacimiento, manierismo, barroco, rococó, neoclasicismo, prerromanticismo) que, bien
optaban por una mayor libertad artística o bien por un mayor sometimiento a las reglas del
arte institucionalizadas en el denominado arte académico. La función social del artista
comenzó a superar la del mero artesano para convertirse en una personalidad individualista,
que destacaba en la corte, o en una figura de éxito en el mercado libre de arte. Al igual que
en los demás ámbitos de la cultura, la modernidad aplicada al arte significó una progresiva
secularización o emancipación de lo religioso que llegó a su punto culminante con la
Ilustración; aunque el arte religioso continuó siendo uno de los más encargados, si no el que
más, ya no dispuso de la abrumadora presencia que había tenido en el arte medieval.
No obstante, durante todo el periodo de la Edad Moderna las principales civilizaciones del
mundo se mantuvieron poco influidas, o incluso casi del todo ajenas a los cambios
experimentados por las sociedades y el arte europeos, manteniendo esencialmente los
rasgos culturales y artísticos propios (arte de la India, arte de China, arte de Japón, arte
africano).
Para el caso del arte americano, la colonización europea supuso, especialmente para zonas
como México y Perú, la formación de un arte colonial con algunas características
sincréticas.
En Europa oriental el arte bizantino continuó perviviendo con el arte ruso o con algunas
manifestaciones del arte otomano.
Además de las artes plásticas, otras bellas artes como la música, las artes escénicas y la
literatura tuvieron desarrollos paralelos, analogías formales y una mayor o menor
coincidencia estética y, sobre todo, intelectual, ideológica y social; lo que ha permitido a la
historiografía etiquetar su periodización con denominaciones similares (música del
renacimiento, música barroca, música del clasicismo; literatura del renacimiento, literatura
del barroco, literatura ilustrada o neoclásica, etc.) Lo mismo puede decirse de las
denominadas artes menores, decorativas o industriales, que fueron un fiel reflejo del gusto
artístico de determinadas épocas (como los denominados estilos Enrique II, Luis XIII, Luis
XIV, Regencia, Luis XV, Luis XVI, Directorio e Imperio, convencionalmente denominados
a partir de la historia del mobiliario francés[1] ).[2]
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El siglo XV significó una continuidad del arte gótico en la mayor parte de los países
europeos. El denominado gótico internacional representaba la imposición, en el
denominado otoño de la Edad Media,[3] de un gusto refinado y cortesano, de origen francés,
provenzal y borgoñón, que se extendía entre todas las artes plásticas, especialmente la
pintura en soportes muebles (polípticos cada vez más complejos[4] e iluminación de
manuscritos) y la orfebrería (El corcel dorado, 1404). El gótico flamígero se aplicó a la
arquitectura civil (ayuntamientos y palacios urbanos) además de la religiosa, de lo que son
muestra los conjuntos urbanos de ricas ciudades burguesas como Brujas y Gante en Flandes
y otros núcleos en las rutas comerciales que se extendían por todo el continente con gran
vitalidad tras la crisis del siglo XIV: ferias de Champaña y de Medina, cañadas de la Mesta
que cruzaban Castilla de sur a norte (Toledo, Segovia, Burgos), ciudades del Rin (Colonia,
Maguncia, Colmar, Friburgo, Estrasburgo, Basilea), del sur de Alemania (Augsburgo,
Núremberg), de Borgoña (Dijon, Hôtel-Dieu de Beaune, 1443) o los puertos septentrionales
de la Hansa (Tallin, Danzig, Lübeck, Hamburgo o el propio Londres).
En pintura y escultura, el gusto nórdico predominó frente al italiano hasta comienzos del
siglo XVI en la mayor parte de Europa Occidental, lo que explica el éxito de artistas como
los Colonia, los Egas, Gil de Siloé, Felipe Bigarny, Rodrigo Alemán o Michel Sittow
(proveniente de un lugar tan lejano como el Báltico Hanseático); aunque el influjo de Italia
también se dejó sentir, como demuestra el periplo europeo de escultores italianos como
Domenico Fancelli y Pietro Torrigiano (menos significativa fue la emigración de pintores
italianos, puesto que es fácil importar pintura, pero es más fácil importar al escultor que a
las esculturas) y los aprendizajes en Italia de pintores franceses y españoles como Jean
Fouquet, Pedro Berruguete o Yáñez de la Almedina. Pero ni siquiera en esas primeras
décadas del siglo XVI puede decirse que se produjera una identificación del italianismo
renacentista a comprar o imitar con el canon florentino-romano o paradigma vasariano
(que es el que terminó fijando en el gusto clasicista perpetuado en los siglos posteriores).[6]
La mayor parte de la producción local, en todos los artes, tuvo una paulatina transición
entre las formas góticas y las renacentistas. En la escultura castellana, esta transición corrió
a cargo del denominado grupo Torrijos formado en torno a los Egas (Juan Guas, Alonso de
Covarrubias y Sebastián de Almonacid),[7] mientras que en la corona de Aragón cumplió un
papel similar Damián Forment y en Francia Michel Colombe.
Incluso en la propia Italia de finales del XV había posiblemente mayor interés por la
pintura flamenca que el que pudiera haber por la pintura italiana en Flandes, como
demuestra el impacto del Tríptico Portinari (1476), que no tuvo equivalente en obras
italianas exportadas a los Países Bajos.[8] En cuanto al gusto privado de un monarca de la
segunda mitad del XVI, calificado de Príncipe del Renacimiento,[9] como Felipe II de
España, las fantasías oníricas y moralistas de El Bosco o las obras de pintores tan
arcaizantes como Marinus y Pieter Coecke aventajaban a los maestros italianos o a otros
más innovadores, como El Greco. No obstante, la generación de los monarcas de la primera
mitad del siglo se había dejado seducir por los genios italianos de Leonardo da Vinci
(Francisco I de Francia) o Tiziano (Carlos I de España -emperador Carlos V-).
La genial figura de Leonardo da Vinci, que mantuvo una vida errante por las cortes
italianas y francesa, enmarca el tránsito hacia el Cinquecento (años mil quinientos en
italiano). Se abre el denominado Alto Renacimiento o Renacimiento clásico:[23] Florencia
(que había sufrido el furor iconoclasta de Savonarola) fue sustituida como centro artístico
por Roma, bajo el mecenazgo papal, que atrajo a Bramante, Miguel Ángel y Rafael Sanzio,
desarrollando el ambiciosísimo programa artístico del Vaticano (cuyo enorme coste fue una
de las razones del descontento que generó la Reforma protestante), con lo que puede
hablarse de una escuela florentino-romana (los citados y Fra Bartolommeo, Andrea del
Sarto, Giulio Romano, Benvenuto Cellini, Baldassarre Peruzzi, Giovanni Antonio Bazzi "il
Sodoma" y otros, cuya condición de émulos eclipsados por el genio de sus maestros, a
pesar de sus valores propios, les hace ser clasificados muy habitualmente como
"manieristas").[24] Mientras tanto, en Venecia se desarrolló con características propias una
escuela veneciana de pintura caracterizada por el dominio del color (los Bellini, Giorgione,
Tiziano).
Edad de Piedra
La Edad de Piedra[1] es el período de la Prehistoria durante el cual, los seres humanos
crearon herramientas de piedra debido a la carencia de una tecnología más avanzada. La
madera, los huesos y otros materiales también fueron utilizados (cuernas, cestos, cuerdas,
cuero...), pero la piedra (y, en particular, diversas rocas de rotura concoidea, como el sílex,
el cuarzo, la cuarcita, la obsidiana...) fue utilizada para fabricar herramientas y armas, de
corte o percusión. Sin embargo, ésta es una circunstancia necesaria, pero insuficiente para
la definición de este período, ya que en él tuvieron lugar fenómenos fundamentales para lo
que sería nuestro futuro: la evolución humana, las grandes adquisiciones tecnológicas
(fuego, herramientas, vivienda, ropa...), la evolución social, los cambios climáticos, la
diáspora del ser humano por todo el mundo habitable (ecúmene), desde su cuna africana, y
la revolución económica desde un sistema recolector-cazador, hasta un sistema
parcialmente productor (entre otras cosas). El rango de tiempo que abarca este período es
ambiguo, disputado y variable según la región en cuestión. Aunque es posible hablar de
este período en concreto, para el conjunto de la humanidad: no hay que olvidar que algunos
grupos humanos nunca desarrollaron la tecnología del metal fundido y por tanto quedaron
sumidos en una edad de piedra hasta que se encontraron con culturas tecnológicamente
más desarrolladas. Sin embargo, en general, se cree que este período comenzó en África
hace 2,5 millones de años, con la aparición de la primera herramienta humana (o pre-
humana). A este período le siguió el Calcolítico o Edad del Cobre y, sobre todo, la Edad de
Bronce, durante la cual, las herramientas de esta aleación llegaron a ser comunes; esta
transición ocurrió entre 6000 a. C. y 2500 a. C.
Típica herramienta de piedra tallada
Proviene del griego νέος, néos: ‘nuevo’; λίθος, líthos: ‘piedra’. Inicialmente se le dio este
nombre en razón de los hallazgos de herramientas de piedra pulimentada que parecían
acompañar al desarrollo y expansión de la agricultura. Hoy en día se define el Neolítico
precisamente en razón del conocimiento y uso de la agricultura o de la ganadería.
Normalmente, pero no necesariamente, va acompañado por el trabajo de la alfarería.
Periodización
Se conoce como periodización al campo de las ciencias sociales que trata de dividir la
historia u otro campo del conocimiento (la ciencia, la literatura, el arte) en distintos
periodos que posean unos rasgos comunes entre sí, lo suficientemente importantes como
para hacerlos cualitativamente distintos a otros periodos.
En historia, la periodización más amplia da periodos denominados edades, mientras que los
denominados época designan divisiones más breves o locales. En el campo de la historia
natural o geología se utiliza la expresión eras (eras geológicas), aunque también se habla de
era como periodo histórico en el campo de la cronología. Cada una de ellas da origen a
distintos calendarios; término que se aplica también a periodos dominados por un personaje
histórico, un hecho o un proceso que se considera fundamental. Época geológica es una
subdivisión de la era geológica. La escala del tiempo geológico se divide en orden
descendente de jerarquía de la siguiente manera: Eón, era, sistemas o períodos, series o
épocas y pisos.
Contenido
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1 La periodización en la Historia
o 1.1 Las primeras periodizaciones
o 1.2 La periodización marxista
o 1.3 Las revoluciones tecnológicas
o 1.4 Periodizar el presente
2 Referencias
La periodización en la Historia
No hay un acuerdo universal sobre la periodización en Historia, aunque sí un consenso
académico sobre los periodos de la Historia de la Civilización Occidental, basado en los
términos acuñados por Cristóbal Celarius (Edades Antigua, Media y Moderna), que pone al
mundo clásico y su renacimiento como los hechos determinantes para la división. La
acusación de eurocentrismo que se hace a tal periodización no debe impedir conocerla, por
ser la más utilizada.
La Biblia diseña una narración de la historia desde la Creación hasta el fin de los tiempos.
Un esquema común de la periodización bíblica, utilizado en la Edad Media, era la división
teológica de San Pablo en tres edades: la primera, anterior a Moisés: bajo la naturaleza; la
segunda bajo la ley mosaica: bajo la ley; la tercera, la era cristiana: bajo la gracia. Pero
quizás la más ampliamente difundida en el medioevo fue las Seis Edades del Mundo, en la
que cada edad contaba mil años desde Adán y Eva hasta el milenio que consideraran su
presente como sexta y final edad (antes del año 1000, el primer milenio después del
nacimiento de Cristo, antes del 1033, el primer milenio después de la crucifixión). Ante la
continuación de los tiempos, se buscaron sucesivamente distintos hechos o interpretaciones
numerológicas o cabalísticas: el año 1666,[2] el 2000...
La periodización marxista
Karl Marx fue el primero que intentó clasificar los periodos históricos basándose en sus
características económicas y sociales (que denomina estructura) en vez de sus
características políticas o ideológicas (que denomina superestructura), siguiendo su propia
metodología (que denomina materialismo histórico). Para ello utilizó su concepto de modo
de producción, definido por el tipo de relaciones sociales y técnicas de producción que se
establecen entre las distintas clases sociales definidas por sus intereses económicos. Así
propuso periodizar la historia en:
comunismo primitivo
sociedad esclavista
Sociedad feudal
sociedad capitalista
sociedad comunista
Aunque este modelo esta hecho para explicar la evolución de la sociedad europea, tiene
menos problemas para ser exportado, ya que no necesita referirse a fenómenos tan
intrínsecamente propios de la Civilización Occidental como el Imperio romano, el
Renacimiento o la Ilustración. No obstante, también los historiadores materialistas han
necesitado adaptar el modelo a las circunstancias específicas de cada lugar, lo que en
ocasiones ha dado pie a la incorporación de nuevos modos de producción (modo de
producción asiático o Despotismo hidráulico). El intento de evitar el excesivo
determinismo del modelo marxista empujó a la creación de una categoría más flexible: la
formación económico social o formación social histórica.
En la imagen, un trigal convive con un generador eólico, cada uno muestra de sucesivas
revoluciones tecnológicas.
Vere Gordon Childe acuñó el término Revolución neolítica, para indicar que la
transformación en las condiciones vitales de la humanidad que se produjo como
consecuencia de la ganadería y la agricultura fueron semejantes a las que estaba
produciendo la Revolución industrial en nuestra propia época. La historia de la Humanidad
quedaría periodizada en Paleolítico, Revolución Neolítica (desde el VI milenio a. C. hasta
el siglo XVIII) y Revolución industrial.
Marshall Mac Luhan propuso la incorporación de la Edad de la Electricidad posterior a la
Edad de la Mecanización.
Otros autores han propuesto otros periodos basados en la importancia de algún material,
como la Edad del Plástico, de algún producto, como la Edad del automóvil, o de conceptos,
como la Era de la información.