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Las calles vacías en la ciudad.

Las manecillas del reloj indicaban que restaban quince


minutos para llegar a la medianoche. Las luces blancas alumbraban tenuemente los
senderos urbanos y las encrucijadas, mientras que un suave viento mecía las hojas de los
oscurecidos árboles que de forma siniestra se elevaban por encima de las viviendas.

Un gato corría a toda velocidad por una barda de cemento saliendo de un callejón, y tras él
una figura enmascarada vestida de blanco caminaba tranquilamente. Sus pasos eran
suaves, su porte erguido completamente, con las manos por delante, debajo de las largas
mangas de su atuendo. Al parecer no llevaba prisa y sólo deambulaba sin un rumbo ni
propósito a través de las solitarias calles.

—En esta zona hay alta concentración de reiatsu, lo que significa mucho poder para
devorar—. Una profunda y escabrosa voz sonó por debajo de la máscara cuando el ente se
detuvo en una esquina oscura, alejado de la luz del foco.

Pero tras medio minuto de quedar inerte, volteó al cuerpo a la derecha en un solo paso.

—…Pero son tiempos de paz, y por ahora debo mantener mi perfil bajo—. Secundó una voz
más aguda, proveniente aparentemente de la misma entidad.

—Qué molestia estar apegado a estas reglas…

—…aunque seguiré devorando almas clandestinamente para seguir evolucionando.

Murmuró. Una voz complementaba a la otra. De repente, sintió la presencia de alguien que
se aproximaba, un poder bastante elevado, y su olor era diferente al de un shinigami.
Dedujo que por poseer aquel poder espiritual sería capaz de verle, no así prefirió quedar
inerte hasta estar seguro.

Fue así que apareció un joven de gafas y gesto serio deambulando por allí. Él era el poseedor
del reiatsu que había sentido momentos antes. Quizá no iba a decir nada, pero recordó algo
de un momento a otro, pues ese aroma era uno que ya había percibido antes…un Quincy.

—¿Quién eres?— Cuestionó con la voz macabra.

Finalmente sus caminos se habían cruzado.


……………………………………………….

Por las noches el joven Uryuu tenía la costumbre de salir a las calles de su ciudad portando
su uniforme Quincy confeccionado por sí mismo, aunque unas que otras veces solía
cambiarlo y hacerle modificaciones. El motivo de sus salidas era siempre el mismo, patrullar
las calles de la ciudad para proteger a las personas que allí residen, normalmente era para
eliminar toda amenaza que se acercara, usualmente Hollows.

Esa noche había estado bastante tranquila, no habían aparecido más que un par de Hollows
de bajo poder por lo que terminó bastante temprano su rutina, y precisamente por eso
sentía que algo estaba mal, ya que eso no era normal para nada. Se detuvo en una zona
cercana a un parque para descansar, y claro, para pensar también.

— Que raro, normalmente habrían aparecido cerca de unos 100 Hollows, no creo que tenga
algo que ver con el cese al fuego con los Arrancar, los Hollows son criaturas salvajes que ni
siquiera ellos deberían poder controlar completamente. — Pensó en voz alta, mantenía su
diestra en su mentón haciendo de esa forma una pose pensativa.

Seguidamente cerró sus parpados para concentrarse en sentir las fuentes de energía
espiritual de los alrededores, todas aquellas similares a las de un Hollow, las de las personas
y Shinigamis ya las conocía demasiado bien.

— Un poder inusualmente bajo, definitivamente algo está sucediendo. —

Inmediatamente abrió sus parpados nuevamente, ya sabía de donde provenía con


exactitud, suerte que siempre se le había dado muy bien sentir energía espiritual a grandes
distancias inclusive. Posteriormente se dirigió al lugar en el que había sentido eso, haciendo
uso de su Hirenyaku pudo llegar en cosa de un par de segundos.

Entonces lo vio, una extraña figura con ropas idénticas a las de los Arrancar, además de eso,
la descripción física de esa figura encajaba a la perfección con la de el Espada que la
Shinigami Kuchiki Rukia una vez enfrentó, Uryuu sabía eso gracias a que ella se lo comentó.

— Eso debería de decir yo, Espada. — Mantuvo una fija y desafiante mirada con el ceño
fruncido directo al Espada. — Ishida Uryuu, un Quincy, eso es todo lo que necesitarás saber.
¿Qué estás haciendo en el mundo humano? —

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—¿Un Quincy…?— Cuestionó con el tono agudo debajo de la larga careta expresando
sorpresa. Luego de eso, quedó en silencio un par de segundos sin siquiera moverse.

—Así que no estaban extintos. Sí, ese olor se parece mucho al otro—. Asintió con la mera
voz cavernosa, más pesada que la primera.

—Después de todo no estaba equivocado— Su tono, nuevamente chillón, se mostraba


bastante burlesco, o más bien complacido para sí mismo.

Entendió entonces que quizá ese hombre había sentido también el reiatsu propio. No quería
enfrentarse a un duelo con un Quincy, al menos no en ese momento, pues su cuerpo seguía
presentando una falta de energía después de su inexplicable resurrección. Seguía bastante
debilitado, por lo que se concentraba en devorar Hollows para recuperar su fuerza. No es
que los más de 30 000 seres devorados con anterioridad hubiesen desaparecido de su
interior, no obstante su cuerpo actual parecía no soportar tanta presión espiritual propia
liberada simultáneamente; por ende se estaba volviendo a adaptar, y, aunque tenía el
poder suficiente para someter a los Hollows, sabía que una confrontación con un Quincy en
ese instante era poco más que desventajosa.
Ahora necesitaba una excusa para ocultar, por supuesto, sus verdaderas intenciones.
Entrecruzó sus dedos de ambas manos y las bajó a la altura de su estómago, presionándolas
contra éste.

—Me gusta la oscuridad nocturna de este mundo, y todo lo que aquí se siente— Una vez
más, quien respondía era la voz más siniestra. —Los Arrancar estamos en tregua, por lo que
no debe haber ningún problema, Quincy…

—…Así que deberías dejar de preocuparte por mí y regresar a tus actividades usuales,
cuatro-ojos— Continuó la otra cabeza. A pesar de ser un mismo ser, cada testa tenía una
personalidad distinta, y la de voz chillona parecía ser más impetuosa, por ello no pudo evitar
soltar el insulto.

—Como sea— añadió con su otra voz —éste lugar parece estar libre de Hollows ¿No es eso
benéfico para ustedes?

Se oía más ladino, como diciendo entre líneas que en vez de irlo a encarar de manera hostil
tendría que estarle agradeciendo.

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— No estás del todo equivocado, yo soy el último Quincy que queda. —

Ishida siempre se había auto proclamado como el último Quincy con vida, pero en la
actualidad era consciente de que no era así, no solo estaba su padre Ryuuken sino también
un par más que sobrevivieron tras la batalla final con el Rey Quincy.

Debido a que ya era algo tarde y había terminado su ronda de eliminar hollows sería algo
desventajoso tener un enfrentamiento con un espada también, ya que al día siguiente tiene
obligaciones que atender en la escuela y para ello es mejor que esté en su máximo. Sin
embargo, no iba a dejar de dudar de un espada en el mundo humano sin aviso previo, era
simplemente muy sospechoso que apareciera tan repentinamente.
— En ese caso deberías quedarte en Hueco Mundo, allá siempre está oscuro. — Respondió
en un tono severo y algo rudo por supuesto. — Soy totalmente consciente de la tregua que
existe entre los Shinigamis Y Arrancars, no vine con intenciones de pelear, sin embargo, no
me agrada la idea de un Espada rondando libremente por mi mundo. —

— ¿C-Cuatro ojos? Qué atrevido. — Rechinó un poco los dientes tras escuchar ese apodo
tan irrespetuoso por el que lo habían llamado, incluso lo sintió como una provocación
directa. Pero Ishida no era alguien que caería en ese tipo de tontas provocaciones,
simplemente apartó la mirada ajustando sus gafas manteniendo los parpados cerrados.

— Está libre de hollows porque todos los días nos encargamos de ellos. — Eso si le había
molestado un poco más, no es como que estuviera libre de hollows gracias a ellos, los
hollows seguían viniendo como siempre.

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—Mph, debieron ser grandes guerreros como para que ahora sólo quede uno.

Comentó de nuevo la voz engrosada. Claramente era con una intención despectiva, y es
que, a pesar de todos los acontecimientos ocurridos que habían llevado a una tregua entre
Arrancar y Shinigamis, él no podía renegar a su naturaleza hostil. Tanto así que para el
Noveno Espada era una tontería el haber llegado a tal acuerdo y hacer pactos con el
enemigo. O quizá simplemente eso le daba igual, pues tampoco había sido precisamente
unido al resto de sus antiguos compañeros, y sólo veía por él mismo, por satisfacer esa
hambre constante que sentía y volverse más poderoso. No así, aprovecharía el pacto a su
favor, escudándose en él para evitar alguna confrontación.

Acto seguido, la voz más chillona y femenina sería la siguiente en contestar, a la par que
hacía un ademán con la mano derecha.
—Me gusta la oscuridad de Hueco Mundo, pero siempre sentí curiosidad por el mundo
humano. Nunca tuve oportunidad de salir del Bosque Menos cuando no era más que un
simple Gillian. Y sólo subí a la superficie cuando adquirí más poder al llegar las partículas de
Metastasia. Después Aizen-sama llegó a Hueco Mundo y el resto de la historia supongo que
ya la sabes, Cuatro-Ojos. Por eso ahora aprovecho que puedo usar Garganta para llegar a
este mundo.

La manera burlesca en la que entonaba las palabras remarcaba el desprecio, al menos por
esa osada cabeza de voz aguda. Pero luego, tras el último comentario por parte del Quincy,
nuevamente la voz macabra tomó el mando de la entidad.

—No eres más que un simple humano. No deberías de ser tan arrogante— Contestó.
Después, usando Sonido, se puso detrás del joven de gafas, de espaldas a él —. Ahora
continuaré con mi caminata. Aunque… quizá sepas que algo de verdad está alterando el
flujo de Hollows…

Reveló de repente ese pensamiento, pues ya se había percatado de que las almas de huecos
estaban escasas, y no se trataba sólo de él, de un shinigami o de un Quincy regulándolos.
Había algo extraño.

……………………………………………………….

— Lo mismo podemos decir de los Arrancar, que en primer lugar nunca debieron existir. —

Como todo Arrancar le fascinaba subestimar a los demás, eso fue lo primero que pudo
observar el Quincy con solo conversar unos segundos con el espada. Aunque una batalla se
llegara a desencadenar en ese momento y lugar estaría más que preparado para salir
victorioso de una forma u otra. Después de todo su poder había aumentado mucho desde
que fue a Hueco Mundo, aparte de eso, ya había enfrentado a varios Espada's, por lo que
conocía sus habilidades, al menos las generales, está claro que tienen habilidades distintas.
Si quería investigar el mundo humano no había problema, pero como tuviera malas
intenciones hasta ahí llegaría su visita.
— Ya veo, así que ahora aprovechas de tu libertad ya que Aizen ha sido derrotado y no los
controla a su gusto como antes, tiene sentido. Aún así más te vale que tengas cuidado con
lo que haces, te estaré vigilando, no me interesa si sigues devorando Hollows para hacerte
más fuerte, pero si le haces algo a las personas, ya sean shinigamis o humanos corrientes,
haré que lamentes de por vida haber venido. —

Advirtió en un tono algo fuerte, su voz por naturaleza era así de todas formas. Acompañado
de eso le dio una desafiante y perforadora mirada con la cual podía fácilmente transmitirle
todo el odio que alguna vez llegó a sentir por los Hollows y sus semejantes.

— Si subestimas a los Quincies te aseguro que te arrepentirás. Además, este "Humano" es


más que suficiente para acabar con los de tu clase, tal como lo hice con varios Arrancar en
el viaje a tu mundo hace unos años. — Para finalizar esbozó una sonrisa burlona, no
esperaba que eso fuera suficiente para hacerlo enojar de todas formas. — ¿De qué hablas?

Aquello si que lo dejó fuera de si, si algo estaba alterando el flujo de Hollows la única posible
razón sería la presencia del espada allí.

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Tras escuchar la advertencia, o más bien amenaza, por parte del Quincy, el ser de blanco
hakama simplemente soltó un ligero resoplo a manera de risa liviana. Aquellas palabras
enunciadas por el muchacho de anteojos le habían parecido ciertamente divertidas, y hasta
irónicas.

—Los humanos también hacen lo mismo que yo, o que los Hollows. Se alimentan de otros
seres vivos sin importarles más que saciar su propia hambre…
—…Entonces no sé qué problema tengas con que yo me alimente de otras criaturas.
Además servirían para ayudar en mi evolución.

Concluyó con la voz chillona, la cual se notaba más maliciosa al respecto, como si quisiera
hacer enojar al prójimo, a pesar de que aquello podría iniciar una pelea, lo que
paradójicamente quería evitar.

No obstante, al voltear su cuerpo para mirarlo nuevamente y percatarse de aquella forma


tan hostil con la que el Quincy le miraba, el Arrancar simplemente agachó ligeramente
la…¿Cabeza? , mientras volvía a meter sus manos entre las mangas de su traje.

—De todas formas no tengo planeado atacar a ninguna criatura débil que no me sirva para
nada…— Confesó, y en parte aquello era cierto. No estaba interesado en almas humanas.

—…Y tampoco busco pelea alguna. No perdería mi tiempo contigo, y no me importa lo que
hayas hecho con otros Arrancar…

Se detuvo luego de avanzar algunos pasos cortos hacia la derecha, aprovechando una
sombra aún más oscura para meterse allí, entre un par de árboles de copa frondosa.

—Ahh…Pensé que lo sabrías…— Respondió la voz grave a manera de mofa —Lo que
escuchaste. Los Hollows están desapareciendo. Ni siquiera hay rastro de sus partículas
espirituales. Según oí decir a Szayelaporro una vez, los Quincy destruían a los Hollows
completamente…

— ¿Estás seguro que tú no sabes nada…?

Cuestionó la voz de timbre agudo. La forma en que entonaba las palabras era de una manera
incriminadora, como si quisiese culpar a aquel Quincy con el que se había topado por
casualidad, o sugiriendo que alguien de su raza estaba provocando todo aquello.

……………………………………………………….

No pudo argumentar nada ante la respuesta del Espada, y es que, tenía completa razón en
lo que dijo, los humanos se alimentaban de otras criaturas desde hace mucho, visto desde
ese punto de vista no era muy diferente a lo que los Hollows hacían con los humanos. Como
era de esperarse de un Espada, sabía elegir muy bien sus palabras.

— Tsk. Odio admitirlo pero tienes razón en eso. — Rechinó sus dientes con frustración
mientras que fruncía el ceño y sus parpados se cerraron un poco más de lo normal.

— Hay un gran problema, y es que estás en mi territorio y en mi mundo, y ese


comportamiento no lo puedo tolerar mientras esté de guardia, no te niego que vengas a
este mundo mientras no busques causar daño. — Fue algo confuso la forma en que habló,
parecía que en ese cuerpo hubieran dos personas por alguna razón desconocida.

Seguidamente llevó su diestra hasta su cintura mientras comenzaba a girarse para observar
sus alrededores, trataba de encontrar algo extraño, algo fuera de lugar, tal como le había
advertido el Espada. Pero honestamente, ¿Valía la pena tomarse en serio información dada
por un enemigo? Los Arrancar eran conocidos por ser muy traicioneros después de todo,
todo era muy incierto.

— Espero que lo digas en serio, no deseo enfrentarme a ti luego de que se ha formado una
alianza, de ser posible intentaré que nos llevemos bien, hasta donde se pueda. —

— Es bueno saberlo, yo tampoco deseo perder mi tiempo en ti, tengo cosas más
importantes que hacer. —
En todo momento le siguió con la mirada, aunque intentara llevarse bien con ese Espada no
confiaría en él, sabía perfectamente que en cualquier momento se aprovecharía para hacer
de las suyas.

Lo ignoró en su mayoría con aquello que dijo, simplemente se centró en mantener la calma
mientras escuchaba y analizaba sus palabras, algunas carecían de sentido, otras se
conectaban con lo que Ishida ya sabía, estaba al tanto de algunas cosas.

— Los Quincies, destruimos el alma de los Hollows con nuestras flechas, a diferencia de los
Shinigamis, ellos en cambio purifican su alma y las mandan directamente a la Sociedad de
Almas. —

Para finalizar llevó su diestra a su rostro para ajustar sus gafas de esa manera, un gesto
recurrente que con el pasar de los años no había dejado, y seguramente jamás lo haría.

………………………………………………………………..

—Uahhh

Su voz gruesa hizo un extraño sonido de complacencia, sintiendo satisfacción de la


respuesta del Quincy al tema de la alimentación.

—Es satisfactorio que reconozcas la superioridad de mi razón respecto a la de los humanos…

—De todas maneras ya te dije que no debes preocuparte. No tengo interés en comer almas
débiles que no aporten nada a mi ser. Las almas de los humanos comunes son tan aburridas
y no me fortalecen…
Contestó la otra cabeza por debajo de la máscara, con un claro disgusto. Le era molesto
tener que darle razones a aquel tipo, a quien consideraba inferior. Pero su situación actual
le obligaba a evitar confrontaciones.

Luego de eso, se quedó escuchando todo lo que el joven guerrero le respondía. Su postura
no cambiaba, se encontraba firme, inerte, con las manos juntadas bajo las mangas del traje.
Parecía una estatua de blanco mármol escondida en las sombras más oscuras de la noche.
Y finalmente se dignó a responder, con ese orden característico: primero la voz macabra y
luego la voz burlesca.

—No me importa si me crees o no. Ya te dije que me da igual lo que hagas, simplemente
comento la información que sé…

—Y lo hago para averiguar si los Quincies no tienen algo que ver con eso ¿No hubo hace
poco tempo una rebelión de los tuyos que peligraba los tres mundos…?

Bajó los brazos a los costados. Su voz sonaba maliciosa, como si tratase de confundir al
muchacho, hacerlo pensar si los de su raza estaban nuevamente involucrados en asuntos
que pusieran el peligro a los mundos. Dio pasos suaves para salir de las sombras bajo el
árbol.

—De cualquier forma quiero encontrar la causa de que me estén robando mi comida.
Pienso matar a aquél que está interfiriendo con mi desarrollo.

Declaró. Claramente estaba irritado por eso.


El Bosque Gillian, la parte profunda de Hueco Mundo en donde se encontraban esos
Hollows denominados como Menos Grande vagando en un mundo aún más oscuro que el
que se hallaba en la arenosa superficie. Allí es donde se forman todos esos Gillians sin
consciencia, viviendo únicamente por instinto, y en donde muchos otros Hollows se
concentran para formar a nuevos Menos una vez se fusionan y pierden todo rastro de
individualidad.

Cuerpos de Gillians tirados por doquier en el suelo, sin vida, mutilados. Esa es la escena que
se encuentra a continuación. Deben de ser alrededor de cien, quizá un poco más. Una sola
figura se alza entre los árboles de cristal desprovistos de hojas, cuyas ramas se asemejan a
los dedos siniestros de una parca. Ese ser es de mayor tamaño que un Menos común, y su
cuerpo luce diferente, de otro color ligeramente más claro, con una boca en el pecho, algo
que los otros no tienen. Pero la mayor particularidad de esta criatura es que cuenta con no
una, sino dos cabezas.

—Todavía tengo hambre. Debo buscar más comida…No es suficiente, quiero más Gillians.

Una voz aguda se quejaba con cierta melancolía, mientras divisaba todos los cuerpos a sus
pies.
—Hambre…Busquemos más. Hay millares de tontos sin cerebro…Su mayor logro será que
formen parte de nuestro desarrollo.

La voz de la segunda cabeza tenía un tono mucho más grueso, escabroso. Y se notaba más
calmado. Era increíble, pero aquél Gillian tenía personalidad, y no una, sino que cada testa
tenía su propio carácter, e inclusive su propia voz, a pesar de que les costaba trabajo
enunciar las palabras. Comenzaron a moverse entre la oscuridad, en búsqueda de más
víctimas. Es lo que se denomina como “evolución”. Era el nacimiento de un ser con un
potencial inmenso, lo cual en el futuro habría de desarrollarse, al adquirir la habilidad de
cierto Hollow.

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