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Nuevas formas de organización social en

los Montes de María.

Alejandra Medina Medrano

Departamento de Antropología
Universidad de los Andes

Bogotá, Diciembre de 2012.

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Tabla de Contenido

Introducción………………………………………………………………………….…….3

Montes de María y su posición geoestratégica………..…………………….……………6

Marco Teórico…………………..………………………………………….………………9

Contexto Histórico………………………………………………………………………..18

Breve recuento sobre el trabajo de campo en los Montes de María…………..………34

Introducción sobre la Mesa Campesina y las problemáticas del campesinado en los


Montes de María……………………………………………………………………….…40

Nuevas formas de organización………………………………………………………….49

Relación Mesa Campesina con el Estado y organizaciones de cooperación


internacional………………………………………………………………………………51

Conclusiones………………………………………………………………………………54

Bibliografía………………………………………………………………………………..57

2
Introducción

Los procesos sociales que se han dado a lo largo de la historia de los Montes de María no
solo son interesantes per se, sino que estos a vez pueden dilucidan parte de las
problemáticas que hay y han habido en el país. La tradición de organización del
campesinado, de pensamiento crítico y de exigencias al Estado le ha costado a sus
pobladores estigmatizaciones, amenazas y muertes, sucesos agudizados aun más por la
presencia de los distintos actores armados que existen en Colombia. Para ser más exactos,
los Montes de María se convirtieron en un epicentro de violencia y terror, hechos reflejados
no sólo por las 43 masacres que se ejecutaron entre 1996 y 2003, sino por el
desplazamiento de sus pobladores, cifra que asciende a más de 181 mil personas entre 1997
y 2010, y que corresponde a mas o menos el 35% de su población (Memoria Histórica,
2010).

Aunque la entrada de los grupos paramilitares a la zona causo la mayoría de las masacres,
estos grupos lograron su cometido de limpiar la zona de presencia guerrillera, que desde los
ochentas venía haciendo presencia en el territorio y asediando a la población civil. A pesar
de la desmovilización de los primeros en el 2005, en la región se viven las nuevas formas
de violencia que han brotado en Colombia recientemente, las Bandas Criminales
Emergentes, BACRIM. Estos rezagos de los grupos de Autodefensas no son grupos
paramilitares, sino más bien son grupos dedicados a actividades ilegales, como narcotráfico
y delincuencia. La presencia de estos en la región se da paralelamente con el sentimiento
de los pobladores del inminente regreso de las FARC a la zona.

A partir de los procesos de violencia que ha vivido la región, se han dado procesos de
resiliencia, que se manifiestan en el auge de organizaciones de parte de la población civil
de distinto tipo (Conte, 2010). Estos procesos se han dado transversalmente con el ascenso
de protagonismo que ha tenido la región, ya sea por la presencia y creación de múltiples
fundaciones de todo tipo (desde Fundaciones creadas por los locales hasta fundaciones de
empresas reconocidas a nivel nacional), o por la presencia de organismos multilaterales.
Además, las poblaciones como mujeres y jóvenes han sido foco de estas ayudas, y sus
experiencias han sido objeto de estudios tanto académicos como periodísticos. El Estado

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por su parte también ha hecho un esfuerzo de hacer mayor presencia en la zona, lo que no
equivale a que tenga una presencia fuerte, continua ni eficiente.

A partir de este breve recuento del contexto de la zona, que además se profundizará más
adelante, surge la curiosidad personal de poder conocer y vivir las zonas de conflicto en
Colombia, de ver los procesos que genera la violencia y sus dinámicas para sus pobladores,
sino también cómo ha afectado los procesos de organización del campesinado. Así, el
propósito de esta investigación no es sólo dilucidar cómo es la organización campesina en
la primera década del siglo XXI, sino que a partir de la experiencia de conocer la región y a
sus pobladores, también es posible plasmar las nuevas problemáticas a las que se enfrenta
la población civil.

La investigación consta de varias partes. La primera es una explicación de la posición


geoestratégica de los Montes de María, donde se explicará porque ha sido un territorio tan
codiciado en las últimas décadas por los grupos armados. Posteriormente, el marco teórico,
se constituye de dos elementos indispensables para entender el movimiento campesino hoy
en día. Primero, las teorías en torno a los nuevos movimientos sociales contemporáneos
que están surgiendo en Latinoamérica; estos se diferencias de los movimientos sociales
tradicionales de los sesentas y setentas, donde la sociedad era vista dentro de los estrictos
términos de clase, que definía tanto la idiosincrasia como la capacidad de acción de los
movimientos. Los nuevos movimientos sociales se dan entorno a otro tipo de
reivindicaciones, mucho más concretas, donde la ideología se vuelve menos necesaria para
hacer parte de estos y hay una visión distinta sobre cómo resolver las problemáticas que
tratan. Es importante resaltar que estos nuevos movimientos están replanteando los
términos de democracia como de participación. Segundo, el problema agrario en Colombia,
entendido históricamente como la carencia de tierras, pero que ha venido evolucionando y
ha visto como las dinámicas de la economía de mercado han generado otros problemas en
el sector rural de Colombia. El tercer capítulo es un recuento del contexto histórico de la
zona, indispensable para entender porque el movimiento toma la forma que tiene hoy en
día. En el caso de los Montes de María el poder que tuvo la ANUC y la violencia fueron
factores determinantes para el tipo de organización que se está dando. Se verá también
porque la figura de la hacienda ganadera ha sido determinante para la región.
Posteriormente se hará un breve recuento de la experiencia de campo, donde se expondrá la

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metodología, cómo se logró el contacto con el movimiento campesino y cómo fue el
acompañamiento que se hizo, las actividades realizadas y las limitaciones que hubo en
campo. El siguiente capítulo expondrá las formas que está tomando el movimiento
campesino y las problemáticas que busca abordar. La multiplicidad de organizaciones y la
atomización entre ellas, la entrada de las grandes empresas y la compra masiva de tierras
son problemáticas que se van de la mano con la presencia de bandas criminales, que no sólo
se dedican al negocio del narcotráfico, sino que cumplen el papel de amedrentar a la
población, por ejemplo con toques de queda o amenazas a los líderes. La relación y la
visión que se tiene con el Estado colombiano y qué tipo de presencia hace en la zona. El
papel y la visión sobre la reciente Ley de Victimas y Restitución de Tierras define también
la visión sobre el Estado. Falta explicación de conclusiones!

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Montes de María y su posición geoestratégica.

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Los Montes de María es un territorio que se compone de 15 municipios. De estos, siete
hacen parte del departamento de Bolívar y ocho del departamento de Sucre. Del primero los
municipios son el Carmen de Bolívar, Marialabaja, San Juan Nepomuceno, San Jacinto,
Córdoba, El Guamo y Zambrano; de Sucre Ovejas, Chalán, Colosó, Morroa, Los Palmitos,
San Onofre, San Antonio de Palmito y Tolúviejo. De un total en área de 6.466 Km2, el
58.59% es del departamento de Bolivar, y 41,401% en Sucre (PNUD, 2003). Se estima que
aproximadamente viven unas 438.119 personas para el 2011 (PNUD, 2011).

Las zonas planas corresponden a los municipios de El Guamo, Zambrano, Córdoba y


parcialmente de San Juan de Nepomuceno, San Jacinto y el Carmen. Esta zona se ha
dedicado históricamente a la ganadería, pero actualmente se dedica a cultivos
agroindustriales. Además, El Guamo, Zambrano, Córdoba y San Juan de Nepomuceno
limitan con el río magdalena. La zona montañosa, que está compuesta por inicialmente
por Chalan, Ovejas, Coloso y Morroa pero también parte de los municipios de Toluviejo,
San Antonio de Palmito, Los Palmitos, San Onofre, Carmen de Bolívar, San Jacinto y San
Juan Nepomuceno. Tradicionalmente estas zonas se han dedicado a la economía
campesina. Por último, está la zona del litoral Caribe, compuesta por el municipio San
Onofre. (PNUD, 2003).

La posición en la que se encuentra hace que sea un punto estratégico. La salida hacia el
Golfo de Morrosquillo permite que sea una de las salidas de los productos narcóticos hacia
el exterior, y a al mismo tiempo es un puerto donde se reciben armas que entran al país.
También es un corredor de tropas de estos grupos. Por estas razones, la zona ha sido un
punto codiciado y disputado por guerrillas como por distintos grupos dedicados al
narcotráfico (Memoria Histórica, 2010). Además, las vías de comunicación que atraviesan
a la región. La troncal del Caribe que es una de las principales vías nacionales, que permite
la conexión entre Turbo (Antioquia) con Riohacha (La Guajira) y por lo tanto todas las
ciudades y pueblos que esta carretera atraviesa y por lo tanto vincula, entre ellas Montería-
Sincelejo- Cartagena- Barranquilla. Por hacer parte de la depresión momposina permite la
comunicación entre los departamentos de Sucre, Córdoba y Antioquia con el Magdalena y

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el Cesar. Además, la zona plana permite la comunicación fluvial por el río Magdalena
(Sanchez, 2009).

Los recursos naturales, que van desde fuentes hídricas hasta minería. Esta última ha sido el
motor de municipios como Toluviejo, que posee piedra caliza y mármol. En materia de
hidrocarburos actualmente hay explotación de gas y petróleo (Memoria Histórica, 2010).
La fertilidad del suelo es también siempre mencionada en la región como una de sus
potencialidades, pues se dice que “cualquier cosa que se siembre se da en esta tierra.”
(Conversación líder Mesa Campesina de los Montes de María)

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Marco Teórico

Ernesto Laclau (1985) plantea que los nuevos movimientos sociales que se están dando
desde finales del siglo XX tienen un paradigma distinto a los movimientos sociales
tradicionales. Los últimos se han basado en el presupuesto de la existencia de una unidad y
homogeneidad dentro las clases sociales por el simple por el hecho de pertenecer y encajar
en alguna de estas. Laclau sugiere que las relaciones de producción no definen la totalidad
de las relaciones sociales ni las otras instancias de la vida de los sujetos, es por eso que dice
que la posición del sujeto es autónoma de su condición de clase: “categorías como “clase
obrera”, “pequeños burgueses”, etc., se vuelven menos y menos significativas como
conceptos para entender la identidad total de los agentes sociales” (Laclau, 1985: 4). Así, el
agente social no es una entidad homogénea, al igual que los individuos que lo componen,
pues son sujetos complejos y particulares, que no son irreductibles a una clase social. Estas
categorías ya no son suficientes para poder conocer la identidad y expectativas de las
personas, pues actualmente los sujetos cuentan con múltiples identidades e intereses, que no
necesariamente se pueden conocer ni racionalizar. Los nuevos movimientos sociales se
crean a partir de las condiciones particulares de los individuos y responden a esta visión
heterogénea sobre ellos: Estos movimientos se crean a partir de situaciones específicas de
la cotidianidad de cada sujeto, a partir de demandas concretas, que pueden surgir a raíz de
relaciones sociales particulares entre estos. Es por esto que Laclau dice que los nuevos
movimientos tienen visiones indeterminadas de la sociedad, donde las utopías, los modelos
concretos y teorizados sobre cómo debería ser la sociedad ya no guían el horizonte de
estos. No hay un paradigma completo que se contraponga a la realidad, que la dicotomise
y la critique en su totalidad. Sobre el caso específico de América Latina, Laclau plantea que
la realidad ya tampoco es vista desde estos movimientos como una dimensión totalizadora,
donde ésta se veía en términos de oposiciones básicas, como oligarquía/pueblo,
imperialismo /nacionalismo. Ahora los movimientos latinoamericanos no se organizan en
torno a un conflicto que divide la totalidad de las instancias de la vida, sino que estos se dan
entorno a reivindicaciones concretas, lo que ha hecho que haya demandas y
reivindicaciones de toda índole actualmente. Ante esta coyuntura, Laclau se pregunta: “¿La
radicalización de una variedad de luchas basadas en una pluralidad de posiciones subjetivas

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llevará a una proliferación de espacios, reduciendo la distancia entre representantes y
representados?” (Laclau, 1985: 6). Laclau dice que una causa de los nuevos movimientos
sociales sí es la creación de nuevos y más espacios políticos: “(en el presente) las
movilizaciones populares (…) descansan sobre una pluralidad de demandas concretas que
llevan a una proliferación de espacios políticos.” Sobre la cuestión de si la creación de más
espacios políticos genere mayor relación, diálogo y difusión entre las demandas de los
ciudadanos con los mandatarios, parece que estas acciones y movimientos buscan llegar a
una democracia más participativa. Igualmente los espacios políticos tradicionales tienen
que buscar poder manifestar estas nuevas reivindicaciones, esta diversidad, que ahora
parece más difícil de organizar mediante categorías totalizantes (Laclau, 1985: 11).
Por otro lado, Arturo Escobar plantea que a partir de la crisis de la idea de desarrollo estos
(nuevos) movimientos sociales están forjando visiones alternativas de democracia, sociedad
y del concepto de desarrollo;1 los movimientos, sobretodo del Tercer Mundo, han venido
siendo frecuente objeto de estudio de los científicos sociales a raíz de lo anterior.
Estos movimientos según Escobar (1992), han sido caracterizados por abarcar
colectividades de distinta índole, ya sea a nivel de una comunidad, de una región específica
o a una coordinación entre grupos. Evidencian también una expansión de lo político al
campo cotidiano, que ahora abarca las prácticas y relaciones sociales diarias. Es alrededor
de estas últimas que los movimientos se han venido consolidando: “For a model of
participatory democracy, the question is how and where systems of social and cultural
relations are articulated with mechanisms of power and what are the mechanisms of
intermediation. We believe that daily life and social movements are privileged spaces in
which to study these processes of mediation, since social movements are situated, at least in
theory, in the intermediate space between individualized, familiar, habitual, micro-climatic

1
“The development is about paving the way for the achievement of those conditions that characterize rich
societies: Industrialization, agricultural modernization, and urbanization” (Escobar, 1992:20).
2
Fals Borda define el campesinado como un conjunto de clases sociales, que tiene en común dedicar su
fuerza de trabajo a la producción de la tierra de forma directa. La racionalidad de este ha cambiado
dependiendo del momento histórico y del sistema económico imperante, Borda dice que en la época
precapitalista el campesinado tenía una mentalidad enfocada a la satisfacción de las necesidades básicas,
mientras que actualmente tiene una mentalidad de acumulación de excedente. (Borda, 1975: 51).
3
“ El movimiento campesino no está dentro de la visión occidental” ( Starn, 1992: 26)
4
Machado propone el término de sociedades rurales en vez del la tradicional economía campesina. Esta
última la ve como un término “definido tradicionalmente con un criterio más económico, como unidades de
producción y consumo caracterizadas por un equilibrio inestable y frágil que tiende a moverlas hacia la parte
mas baja de la estructura social y económica” (Machado, 1998: 190). Sociedades rurales se entiende como
10
daily life, on the one hand, and socio-political processed writ large, of the state (…)” (Jelin
en Escobar, 1992:29). Estos nuevos movimientos evidencian una concepción sobre las
relaciones de poder, que permean las distintas instancias tanto de la vida del individuo
como social. Además, muestran cómo están surgiendo nuevas formas de manifestación,
reivindicación y de relación con el Estado. Citando a Fals Borda, Escobar reconoce que los
movimientos en América Latina buscan mayor autonomía del Estado y se alejan de los
partidos tradicionales, buscando formas paralelas de poder. Machado plantea que este
alejamiento, específicamente entre los campesinos, se debe a que los primeros no han sido
incluyentes ni capaces de expresar las demandas del campesinado. A raíz de esto se han
venido dando formas distintas de organización, donde los movimientos sociales han
cobrado fuerza pero igual esto no implica que se tenga una representación política del
campesinado (Borda, 1998: 36). Es pertinente resaltar la afirmación de Machado de que “en
el sector rural hay muy poca democracia,” que no se debe sólo a la carencia de
representación de los partidos políticos, sino debido al conflicto armado y narcotráfico que
ha azotado a las zonas rurales de Colombia (Machado, 2012). Estas nuevas formas de
participación han modificado las relaciones sociales y la relación misma con el Estado,
relaciones que van definiendo tanto las identidades colectivas como particulares. Los
nuevos movimientos tienen una estructura más flexibles y cambiante, se crean a partir de
distintas dimensiones, ya sean a nivel familiar, veredal, regional, etc. No buscan, a
diferencia de la lógica del Estado (State Science) buscar constantes, certezas, jerarquías ni
teoremas sobre los sujetos, sino que estos se definen y articulan a partir de los cambios y las
coyunturas por las que acontece a un sujeto. Lo que se busca es que quepan dentro del
movimiento las distintas voces, corrientes, vivencias y contradicciones que puede haber
dentro de un grupo, una comunidad, etc. Otro rasgo de éstos, es que reconfiguran y
reinterpretan los términos de igualdad, democracia y participación, al igual que la idea de
necesidades básicas. Estas últimas han venido siendo problematizadas por los movimientos
y politizadas, pues no se ven como un problema meramente económico, social, cultural o
político; las problemáticas actualmente no se encierran, limitan ni reducen a una
determinada categoría, si no que están interconectadas y por lo tanto relacionadas unas con
otras. A pesar de esto, la cultura es un tema que ha sido central para estos movimientos,
tanto para su organización, como para explicar la idiosincrasia y entender las coyunturas,

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procesos y reivindicaciones particulares que suceden en determinado grupo social. Escobar
identifica tres tipos de discursos que se dan en Latinoamérica alrededor de los movimientos
sociales: 1. Discursos alrededor de los imaginarios democráticos occidentales (de
derechos humanos, satisfacción de necesidades básicas, etc.) 2. Discursos a partir de la
diferencia cultural, de la alteridad, del derecho a la autonomía y autodeterminación. 3.
Discursos antidesarrollistas, donde se le hace una crítica al sistema capitalista y se tiene
como norte alternativas al sistema económico y de sociedad actual (Escobar, 1992: 46)
Para Escobar la potencialidad que tienen estos nuevos movimientos es la posibilidad de
crear distintas estructuras de significado y su distancia de los paradigmas que giran entorno
a los países tercermundistas, esperando por lo tanto que re-imaginen el Tercer Mundo
dentro de sus propias lógicas.

A partir de esta concepción de los nuevos movimientos, se puede inferir que aunque
existieron movimientos sociales tradicionales que se forjaron alrededor de las condiciones
de clase, ya sea clase obrera o campesinado, estos no tuvieron que haber sido homogéneos
ni cohesionados en su interior. Sobre la cuestión del campesinado, Theodor Shanin (1979)
plantea que el campesinado es un grupo heterogéneo, con divisiones internas y en muchas
ocasiones con distintos intereses: “la segmentación vertical de los campesinos en
comunidades, clases y grupos locales, y la diferenciación de intereses dentro de estas
mismas comunidades, han proporcionado las dificultades de la cristalización de los
objetivos y símbolos nacionales y del desarrollo del liderazgo y la organización nacionales
que, a su vez, ha generado lo que hemos llamado escaso “carácter de clase”” (Shanin, 1979:
229) La cuestión de si el campesinado constituye o no una clase no es de relevancia en esta
investigación pero el escaso carácter de clase nos dice que dentro de esa población que se
denomina campesina2, no existe una reivindicación única inherente, una bandera que todo
ese campesinado comparta, por lo que no necesariamente existen objetivos compartidos
dentro de ese campesinado ni dentro de los movimientos sociales que muchas veces lo
abarcan. Un ejemplo de lo anterior es el movimiento campesino en Colombia, la
2
Fals Borda define el campesinado como un conjunto de clases sociales, que tiene en común dedicar su
fuerza de trabajo a la producción de la tierra de forma directa. La racionalidad de este ha cambiado
dependiendo del momento histórico y del sistema económico imperante, Borda dice que en la época
precapitalista el campesinado tenía una mentalidad enfocada a la satisfacción de las necesidades básicas,
mientras que actualmente tiene una mentalidad de acumulación de excedente. (Borda, 1975: 51).

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Asociación Nacional de Usuarios Campesinos ANUC. León Zamosc plantea que la ANUC
estaba compuesta por “diferentes tipos de campesinos independientes, arrendatarios,
aparceros, colonos y jornaleros agrícolas” (Zamosc, 1987: 98). Sobre la ANUC se
profundizará más adelante, pero el ejemplo ilustrativo muestra esa diversidad que abarca el
término campesino. Asimismo hay que recordar que el denominar a cierto grupo o
población como campesina está cargado de relaciones de poder. Además, siguiendo la línea
de pensamiento del académico Orin Starn, lo que se considera campesino o no depende
también del momento histórico y del lugar desde donde se está hablando (Starn, 1992:33).
En el caso de los países tercermundistas, Laclau plantea que nunca se ha podido analizar
estas sociedades en términos estrictos de clase (Laclau, 1985: 11). La justificación de lo
anterior se debe a que la visión de la sociedad en clases sociales responde a una realidad y
un proceso europeo, por lo que analizar a otros países dentro de esos términos corresponde
a una visión etnocentrica del resto del mundo.

En el caso de America Latina, Orin Starn (1992) comenta que lo más frecuente en (los
nuevos) movimientos rurales es que se desarrollan a pequeña escala y que tienen como eje
reivindicaciones inmediatas de supervivencia. Los movimientos campesinos también
muestran procesos de organización alternativa, al mismo tiempo que una identidad política
particular, que tiene su propia simbología, pero debe verse como una posición particular
inmersa dentro de un mundo globalizado. Se sostiene que tanto los campesinos como sus
formas de organización no son formas aisladas e incomunicadas con el centro, sino que
son igualmente tocados e influenciados por las dinámicas y discursos que se crean en las
urbes, en la academia y en las instituciones3. Así, estos movimientos tienen micro-
procesos de creación de significado que confluye con macroprocesos de dominación
(Escobar, 1992). Muchos de los discursos que manejan estos movimientos evidencian la
influencia de distintas corrientes e ideologías externas (desde movimientos ecologistas
hasta marxistas), que muchas veces se mezclan y modifican según la necesidad. Otro rasgo
de los movimientos rurales en Latinoamérica es que dentro de sus discursos mezclan tanto
la aceptación como el desdén hacia la autoridad. Así, pueden promover la oposición hacia
el Estado pero al mismo tiempo aceptan y reproducen las pautas de representación y de
legalidad impuesta por el primero, es por esto que se dice que el movimiento campesino

3
“ El movimiento campesino no está dentro de la visión occidental” ( Starn, 1992: 26)

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“mezcla y es un matiz entre adaptación y resistencia” (Starn, 1992: 31). Enmarcado dentro
de los nuevos movimientos sociales, la organización rural debe ser entendida también como
la elaboración de nuevos modos de identidad y cultura política, pues la organización crea
formas de auto-identificación, de imaginación colectiva y sus propias dinámicas de
funcionamiento (Starn, 1992: 44). Hay que tener en cuenta que estos movimientos surgen
de un conjunto de circunstancias singulares y contextos específicos, a lo que Starn indaga,
“¿Cuál es la condición específica que hace que esa forma de organización surja en ese
determinado momento?” (Starn, 1992: 22).

En el caso Colombiano el campesinado es heterogéneo, contiene distintas labores y


necesidades y por lo tanto reivindicaciones.

Como plantea Serje (2004), Colombia es un país fragmentado y de contrastes, donde en


ciertas zonas ocurren los procesos de desarrollo, de progreso, donde se va creando
metrópolis y hay una inserción en el mercado mundial. Por otro lado está la Colombia sub
desarrollada, donde no existe presencia estatal y que se aleja de los procesos de ciudadanía
que hay en las grandes urbes. Sobre estas últimas zonas se forjan imaginarios negativos de
bandidismo, insurgencia y barbarie, y como forma de “civilizarlos” se ha implementado la
integración de estas dentro del mercado nacional como internacional. En el caso de la
explotación petrolífera, Serje plantea que trae consigo un discurso de integración al país,
acompañado de la promesa de prosperidad para la región. Así, los intereses de las
petroleras son representados como intereses nacionales. En la realidad, las experiencias
petroleras han dejado corrupción, pobreza y desolación en las zonas de explotación, por lo
que Serje plantea que el discurso manejado por el gobierno como por estas empresas
difiere de la realidad, cuando la empresa privada llega a las regiones apartadas de Colombia
(Serje, 2004 ).

El planteamiento de Serje concuerda con los ideales que rodearon a la urbe (en contra
posición con lo rural), como la plantea el informe del PNDU del 2011: “por acción u
omisión, el mensaje que la sociedad colombiana ha enviado a los pobladores rurales ha sido
que su progreso o el de sus familias dependen de abandonar el campo.” (PNUD, 2011: 26).
La urbe se asocia con ojos de prosperidad, progreso y bienestar, idea que se contrapone a la
vida en las zonas rurales, vista como lugar de atraso y de pocas oportunidades. Esta visión

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ha hecho que la atención se centre en las urbes, mientras que la realidad del campo se vaya
marginando cada vez más. El problema es que estudios actuales muestran que todavía una
parte importante de los colombianos viven en zonas rurales. El informe del PNUD 2011:
“Colombia Rural” plantea que 32% de los colombianos son pobladores rurales, cifra que
difiere de la tradicional idea de que sólo el 25% de colombianos lo hacia. Así, “Colombia
es mas rural de lo que pensamos” (PNUD, 2011: 9). Hay que recordar que dentro de esa
ruralidad colombiana existe también una diversidad. Como dice Zamosc, existen
estructuras agrarias regionales, lo que implica que cada región tiene su propio desarrollo,
sus determinadas actividades productivas y sus propios procesos históricos (Zamosc, 1987:
62). A pesar de esta diversidad, se concuerda con la tesis de Machado de que el modelo de
desarrollo en Colombia es excluyente, pues no se considera al sector rural como estratégico
para el país (Machado, 1998). No obstante, el problema agrario en Colombia ha sido
importante y a lo largo del siglo XX tuvo protagonismo. Absalón Machado plantea que
actualmente el problema agrario se da entorno a la pobre respuesta de la agricultura
colombiana a las exigencias del mercado nacional como internacional (Machado, 1998:
15). La estructura agraria, concepto tomado de Antonio García, se basa en el sistema de
tenencia de la tierra y medios de producción, y es a partir de ésta que se forjan las
relaciones sociales; igualmente ésta evoluciona con el desarrollo de la sociedad y de las
relaciones de mercado, la estructura cambia según el contexto histórico (Machado, 2002:
26). La estructura agraria tiene elementos dinámicos, como la tenencia agraria, es decir las
relaciones jurídico-políticas de dominio de la tierra, la estructura de explotación agrícola,
donde entran las relaciones laborales, la tecnología y la comunicación con el mercado y la
estructura del poder (Machado, 2002: 30). Según Machado, García no alcanzó a ver el
papel que la tecnología, la información y el conocimiento jugarían como elementos
dinámicos también. Actualmente, la estructura agraria evoluciona hacia un sistema Agro
industrial, a causa del desarrollo del capitalismo e implica la modernización de las
relaciones de producción en la agricultura, pero el centro de poder de la economía es lo
urbano-industrial (Machado, 2002: 61). Las empresas transnacionales juegan un papel
protagónico dentro de este naciente contexto, pues poseen el control sobre la tecnologías
moderna. El mercado internacional también es determinante, como los organismos
multilaterales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional o la ONU, pues

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tienen un papel pedagógico e ideológico dentro del mundo globalizado (Machado, 2002:
84). Lo anterior es de suma importancia para Colombia, que es un país donde sus políticas
están condicionadas por las políticas de los países industrializados, por las normas del
comercio internacional y por el desarrollo de la democracia En los países en desarrollo,
coexiste el modelo tradicional agrario con el sistema capitalista moderno. En el primero los
terratenientes, colonos, campesinos sin tierra y minifundistas son las figuras del agro. En el
sistema capitalista moderno desaparecen y se crean nuevos agentes, los propietarios de la
tierra, empresarios- propietarios, arrendatario capitalista, el asalariado y el conglomerado
agroindustrial Colombia tiene un sistema donde coexisten las figuras de terratenientes,
capitalistas (tanto arrendatarios como propietarios), asalariados, latifundios, minifundistas,
campesinos sin tierra, colonos y empresas agroindustriales (Machado, 2002). Además,
dentro de lo rural entraron otros age La tendencia en Colombia además es el crecimiento
tanto del latifundio como del minifundio, pero la mediana propiedad tiende a fragmentarse.
En la propiedad minifundista muchas veces la cantidad de tierra que se posee es ineficiente
para la manutención (pues según Machado en los noventas el 87.7% de los minifundios son
microfundios, (Machado, 2003) y sus propietarios son asalariados o semi- proletarios),
además de la incapacidad de los propietarios para acceder a créditos o tecnología para el
trabajo de la tierra (Machado, 2002: 39). Las sociedades rurales4 aunque son productoras de
los alimentos básicos a nivel nacional, pero estas tienden a disminuir o desaparecer, y se
vuelven abastecedoras de mano de obra agrícola que requiere la agro industria. Empieza
entonces una dinámica donde “la tierra y la mano de obra empiezan a hacer parte de la
economía de mercado” (Machado, 1998: 65) que terminan generando nuevas formas de
concentración de la tierra y de poder. La visión neoliberal se torna hacia el agro, por lo que
se busca la eficiencia de este para poder competir en los mercados y se de el crecimiento
agrícola (donde prima el aumento de la producción, el desarrollo de marcados y la
competencia, las ganancias y rentas). Así el problema agrario se ha venido reformulando, y
se define como cuando la agricultura no responde a las exigencias de los mercados:

4
Machado propone el término de sociedades rurales en vez del la tradicional economía campesina. Esta
última la ve como un término “definido tradicionalmente con un criterio más económico, como unidades de
producción y consumo caracterizadas por un equilibrio inestable y frágil que tiende a moverlas hacia la parte
mas baja de la estructura social y económica” (Machado, 1998: 190). Sociedades rurales se entiende como
un término mas extenso, donde la actividad agropecuaria tiene un peso determinante en todas las
instancias de una vida rural, de pocos habitantes y donde la industrialización no ha modificado la cultura.

16
“cuando la oferta es estructuralmente ineficiente, en altos precios de los alimentos y
materias primas, en una expansión poco dinámica de las exportaciones y en aumentos
continuos de las importaciones del sector” (Machado, 1998: 15). Igualmente es necesario
recordar que el modelo de tenencia bimodal sigue vigente, es decir, donde la mayoría de la
tierra está repartida entre pocos propietarios, mientras que una porción pequeña de tierra
está a manos de muchos propietarios. Además, hay que recordar que la cuestión agraria
como el problema agrario en Colombia es un tema extenso, que abarca la relación de lo
rural con lo político, con la institucionalidad, con la tecnología, con la ilegalidad, el
conflicto y la violencia y con las nuevas visiones de sostenibilidad y medio ambiente
(Machado, 1998). Machado propone que se debe buscar un modelo de desarrollo no
excluyente, que abarque los distintos agentes presentes en el agro hoy en día, de los
empresarios hasta el pequeño y mediano campesino (Machado, 2012).

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Contexto Histórico

La hacienda en las sabanas de Sucre surge a partir de la decadencia de la Encomienda a


comienzos del siglo XVII. Desde su fundación, el proceso de consolidación de ésta se ha
encontrado con un obstáculo significativo: la carencia de mano de obra. Así, el método
usado desde esos comienzos ha sido la monopolización de la tierra para conseguirla.
(Reyes, 1978) La apropiación de tierras pudo haber sido por medio de enajenación de
baldíos, modificación de los límites de la propiedad establecidos en las escrituras, que eran
imprecisos y que se aumentaba con el uso del alambre de púas o la apropiación de las
tierras comunales, que según Reyes erano usadas tanto por campesinos como hacendados.
Además se utilizaron títulos fraudulentos y la entrega de tierras como forma de pago de
bonos de deuda pública. Para mantener la mano de obra se usó el concierto, que consiste
en el pago de una deuda mediante trabajo; el arriendo por pastos, que consta según Reyes
de ir abriendo bosque y civilizarlo, es decir mediante la tala y quema5 donde el suelo se
tiene que dejar sembrado en pastos para el terrateniente y así este puede poner a pastar al
ganado en ese territorio. En algunos casos también se dio el arriendo conjunto con pago en
dinero o especie. Aunque anteriormente había haciendas dedicadas a cultivo de algodón,
tabaco, café y maderables Reyes dice que la ganadería fue reemplazando la producción
agrícola en las sabanas de Sucre.

Desde comienzos del siglo XX en Colombia se han creado ciertas leyes que han buscado
que el campesino sea propietario de la tierra. Las reacciones que se han dado en esta región
van desde la ignorancia de estas hasta la expulsión de los campesinos de las tierras. Hay
que recordar que la presencia estatal en esta zona del país es considerablemente débil y que
son las élites regionales las que históricamente han ejercido el poder político. “El desarrollo

5
La tala y quema es un método de cultivo, donde se tala la vegetación y se quema lo que queda en el terreno.
Generalmente se hace en máximo dos hectáreas según Reyes. La quema permite la utilización del suelo por
aproximadamente 2 años, lo que hace necesario que los agricultores se muden de predio en ese tiempo. Estos
predios se dedican generalmente a cultivos de pan coger. (Reyes, 1978).

18
de la hacienda ganadera en Sucre no hubiera sido posible si los hacendados no hubieran
tenido el control del poder político real, que a su vez surge de la concentración del poder
económico que resulta de todo el proceso de desarrollo de la hacienda” (Reyes, 1973: 113).
Este poder que han ganado los hacendados, no sólo en Sucre sino en toda la Costa Caribe
corresponde a lo que Bernal llama poder fundacional del régimen de hacienda, que
comienza desde la Colonia con una clase terrateniente que busca consolidarse como poder
político, y que lo logra mediante la Independencia y el proyecto liberal en Colombia. Es
pertinente resaltar que esta clase hacendada logra posicionarse por medio de la violencia en
el poder político, primero contra indígenas y después contra campesinos en torno a la
propiedad de la tierra, pero posteriormente con el Proyecto Liberal, donde la participación
en el sistema democrático estaba supeditado a la propiedad. Así, Bernal plantea que el
proyecto independista y basado en los valores liberales, como el respeto y reconocimiento
por la propiedad privada y las libertades individuales, conjunto con la idea de creación y
consolidación de un Estado y sus instituciones pertinentes, no chocaba con las relaciones de
poder que venían desde la colonia: “ (…) bajo el supuesto establecimiento de la democracia
liberal y sus instituciones, estas sociedades mantuvieron el orden social colonial, la
estructura de privilegios, la hegemonía de la clase terrateniente, el ejercicio del poder y la
representación política, la protección a sus privilegios” (Bernal, 2012: 4). Es por esto que
al proyecto liberal en Colombia se le denomina liberalismo colonial. Bernal expone que la
sociedad rural no estuvo dentro de las prioridades de este proyecto, por lo que el reformar
su estructura, la tenencia de la tierra, y sus jerarquías no estuvo dentro de la reforma liberal.
Es más, la independencia ayudó a que se consolidara aún más la clase hacendada en la
Costa Atlántica como clase dominante en lo político y social. Otro aspecto es que el
sufragio, al igual que los cargos públicos, y por lo tanto el derecho a ejercer la ciudadanía,
se limitaba según la renta o posesiones (Bernal, 2012). Posteriormente con la
democratización del sufragio, Reyes plantea que el clientelismo ha sido la forma en la que
el poder político ha sido mantenido por los latifundistas de la región (Reyes, 1973). Por
último, el aislamiento geográfico no solo fue otro aspecto para que no se consolidara el
Estado y sus instituciones, si no también para que no hubiera un acatamiento de las leyes,
situación que se dio desde la colonia. (Reyes, 1973; Bernal, 2012).

19
En la segunda mitad del siglo XX se promulga la Ley 135 de 1961 de Reforma Agraria,
que tuvo como consecuencias la división del latifundio entre familiares y amigos y la
eliminación de contratos de arrendamiento, dándose nuevas formas de contratación como al
destajo o trabajo asalariado. En 1966 sube a la presidencia Carlos Lleras Restrepo por el
Partido Liberal bajo el Frente Nacional. Es bien sabida la coyuntura de Latinoamérica, la
reciente Revolución Cubana y la política exterior de los Estados Unidos para mitigar la
influencia de ésta mediante el programa Alianza para el Progreso6. Bajo este marco es que
se dan las políticas del presidente liberal Carlos Lleras Restrepo, enfocadas a la realización
de la reforma agraria en Colombia. Lleras creía que para la realización de ésta era necesario
un marco legislativo que hiciera posible un movimiento campesino para que la presionara y
contrarrestara la oposición que iba a tener por parte de la clase política y terrateniente
regional y nacional (Zamosc, 1987). Se impulsó el movimiento campesino a nivel
nacional mediante el decreto presidencial 755 del 2 de mayo de 1967, creando el registro de
Usuarios de Servicios Agropecuarios del Estado, que conformarían la Asociación Nacional
de Usuarios Campesinos (ANUC). El Ministerio de Agricultura fue el encargado de
capacitar a promotores, encargados de impulsar los comités verdales, que serían las bases
de la estructura del movimiento. Zamosc resalta que la ANUC logró articular los distintos
intereses del campesinado y agrupar la heterogeneidad de este. Las principales
reivindicaciones que tuvo el movimiento campesino en Colombia fueron la lucha por la
tierra, la defensa de los colonos y la protección a los minifundistas. La estructura que esta
adoptó fue pre meditada por el gobierno, y consistía en la creación de comités veredales
que hicieran parte de la asociación municipal. Esta última tendría cinco miembros que
harían parte de la asociación departamental, donde se escogerían cinco miembros que
harían parte de la Asamblea Nacional; de esta última se escogería a un representante de
cada asociación departamental para hacer parte de la Junta Directiva Nacional. De estos se
escogían cinco que hicieran parte del Comité Ejecutivo Nacional, es decir los
representantes de la ANUC a nivel nacional. Estos líderes, según Zamosc, contaban con
salarios y viáticos a cargo del Ministerio de Agricultura (Zamosc, 1987).

6
Alianza para el progreso fue un proyecto Estadounidense para los países latinoamericanos que se creó en
el mandato de J. F. Kennedy. Su intención fue la inversión social y la acentuación de los valores democráticos
para contra restar la influencia y popularidad que estaba teniendo el éxito de la revolución cubana.

20
La creación de la ANUC precedió a la Ley primera de 1968, que causó la expulsión de
arrendatarios masivamente en el campo. Con ésta se buscaba que el INCORA expropiara
las tierras que eran arrendadas a los campesinos, para volver a estos últimos propietarios. 7
Las primeras tierras que entraron a este proceso fueron las baldías, es decir, donde el
propietario de las tierras que trabajaban los campesinos era el Estado, pues estas eran vistas
como “incultas de propiedad privada, “inadecuadamente explotadas, ocupadas por
arrendatarios o parceleros y tierras adecuadamente explotadas” (Reyes, 1973: 144). En
Sucre particularmente, las disputas con latifundistas se venían dando desde los años
cincuentas, cuando estos últimos empezaron a apropiarse de las ciénagas y playones para el
ganado, terrenos que históricamente eran de uso del campesino libremente para realizar
cultivos de subsistencia (Reyes, 1973). Conjunto con este antecedente y por razones que
se expondrán a continuación, se puede decir que la ANUC fue un movimiento que tuvo una
exitosa acogida en el departamento de Sucre, y en general en la Costa Atlántica, por parte
del campesinado, y por lo tanto que fue un movimiento fuerte en la región :

1. La concentración de la tierra, que estaba sobretodo bajo las manos de ganaderos. Reyes
expone que del total de extensión del departamento de Sucre, 1‟052,300 hectáreas, 844.865
eran propiedad privada en el año de 1970. De estas últimas, 623.500 hectáreas, es decir, el
73.8% estaban sembradas en pasto. De las fincas con mas de 500 hectáreas eran
propietarias 303 personas, que concentraban en total 361.679 hectáreas, es decir el 41.6%
de la superficie aprovechada. Los propietarios de fincas entre 200 y 500 hectáreas eran 599,
los cuales tenían 173.762 hectáreas, es decir el 20.6% de las tierras, por lo que Reyes indica
que los propietarios de fincas mayores a 200 hectáreas poseían el 62.2% de la tierra,
concentradas en 902 propietarios, es decir bajo el 4.2%. Estas últimas propiedades se
dedicaban mayoritariamente a la ganadería. Los propietarios de fincas entre 10 y 100
hectáreas eran 5.030 y en total tenían 166.627 hectáreas, que correspondía al 19.7%. Los
propietarios de 1 a 10 hectáreas sumaban 8.091 (es decir, 42.7% del total de propietarios)
y en total reunían 29.366 hectáreas, es decir, el 3.4% de la superficie total. (Reyes, 1973).
De las fincas menores de una hectárea eran dueñas 5.399 personas, que en total
concentraban 2.931 hectáreas.

7
Tanto Zamosc, como Reyes, Borda y Bernal reconocen las distintas formas que había de arrendamiento en
el campo, entre algunos estaba el arrendamiento, la aparcería y la cuadrilla.

21
2. La carencia de bosques que ya se evidenciaba a finales de los cincuentas, lo que hacía
menos necesario la siembra de pastos y por lo tanto el arrendamiento, lo que causó
desplazamiento de la población e improductividad. Conjunto con lo anterior, se dió el cierre
de la frontera con Venezuela, lo que impidió que mucha gente de la Costa Caribe inmigrara
en búsqueda de trabajo, movimiento frecuente en la región (Zamosc, 1987).

3. El determinante papel de los cuadros estudiantiles sobretodo de Antioquia y Córdoba


como estimulo a adherirse a la ANUC y a los distintos partidos de izquierda. La influencia
a comienzos de los setentas sobre el campesinado de las distintas corrientes de izquierda,
especialmente el Partido Comunista Marxista Leninista y la Liga Marxista Leninista y de
grupos Maoistas, que en general se centraron en los departamentos del Caribe, sobretodo
en Córdoba, Sucre y Bolívar (Zamosc, 1987 y Borda, 1986). Dependiendo de la corriente,
el campesinado podía ser visto como sujeto revolucionario, o como aliados del proletariado.
No obstante, el campesino era un elemento clave para poder realizarla. Además de esto, hay
que recordar la política de “pies descalzos”, desarrollada por el MOIR, que buscaba que los
militantes del partido vivieran y conocieran las condiciones en las que se encontraban las
clases menos favorecidas, en las que tenia cabida el campesinado8. La influencia de la
izquierda dentro del movimiento campesino fue determinante, al darles un matiz ideológico
pero también como factor de división y radicalismo frente a las políticas estatales. Con el
tiempo la lucha ideológica también se dio al interior del movimiento, pues no existía una
izquierda cohesionada, lo que causó fragmentación y sectarismo dentro del movimiento
(Pérez, 2010).

Es importante plantear que la ANUC hizo una fuerte presencia no sólo en lugares donde
imperaba el latifundio, si no también donde había minifundio campesino, zonas de
colonización y en las que predominaba el capitalismo agrario. No obstante, la consigna
principal de la ANUC desde que se constituyó oficialmente, a partir del primer Congreso
en Julio de 1970 fue la lucha por el acceso a la tierra por parte del campesinado. Aunque la
creación de este movimiento fue una iniciativa estatal, en la segunda reunión de la Junta
Nacional en Bogotá en 1971 la ANUC tomó un viraje más radical a partir de la idea de una

8
http://tribunaroja.moir.org.co/HECTOR-VALENCIA-INFATIGABLE.html Consultado el 18 de septiembre de
2012.

22
ruptura con el Estado y se proclamo como un movimiento autónomo e independiente de
éste y de los partidos tradicionales. Zamosc plantea que este enfoque se dio aunque dentro
de la organización había una vertiente menos radical, que sostenía que se debía evitar la
ruptura con el gobierno. Fue así como se decidió la realización de recuperación de tierras
secretamente para el 21 de febrero de ese año, bajo la concepción de que el campesinado
debía realizar la reforma agraria, y se creó la consigna “tierra sin patronos”. No era la
primera vez que se realizaban acciones de este tipo, pues Zamosc plantea que se empezaron
a dar desde 1970, pero de forma desorganizada y poco masiva. Es así como en el setenta y
uno se da un total de 645 invasiones, a diferencia de las 47 que se habían dado el año
pasado, acciones que habían posicionado al departamento de Sucre como el tercero con
mayor toma de tierras a nivel nacional. En el 71 en Sucre se habían realizado 60 tomas y en
Bolívar 54, el primero ocupando el cuarto lugar de mayores tomas a nivel nacional y
Bolívar el quinto respectivamente. Zamosc caracteriza las tomas en Sucre como con
desenlaces exitosos y al movimiento como coordinado, sincronizado, integrado, solidario y
sólido, hasta el punto en que se volvió un factor de poder en el departamento, reconocido
por las autoridades y hacendados. A raíz de lo anterior y por consecuencia la transacción
de predios ocupados en ese año, Zamosc dice que hubo un triunfo regional de la ANUC.
Las consignas de la ANUC, que fueron cambiando a lo largo del desarrollo del
movimiento, pueden reflejar la mentalidad y los debates internos que había dentro del
campesinado como el grado de radicalización. Al comienzo del movimiento se hablaba de
“A desalambrar,” que se cambió a “tierra sin patronos” y que evolucionaria a “tierra pa‟l
que la trabaja.” Como lo relata Pérez, las consignas reflejan las visiones ideológicas que
imperaban dentro del movimiento (Pérez, 2010). La primera consigna muestra una visión
de abolición de la propiedad privada, mientras que la próxima sugiere una sociedad
horizontal, sin jerarquías, aunque puede mantener la idea de eliminación de la propiedad.
La última tácitamente sugiere el reconocimiento y la prevalencia de la propiedad privada,
dentro de la idea de una sociedad que reconozca y gratifique el trabajo rural. Las consignas
reflejan no solo posturas alrededor de la propiedad, la igualdad, si no que muestran cómo
dentro del movimiento campesino había una visión de cambio estructural de la sociedad, de
una crítica elaborada y completa sobre el sistema neoliberal que se venía forjando y las

23
opciones distintas a éste. Estos lemas además demuestran la influencia del pensamiento
marxista y sus distintas corrientes dentro del movimiento.

En los comienzos de los setentas se dio el auge de las famosas recuperación de tierras.
Estas consistían en la organización del campesinado para invadir predios de terratenientes
para que el INCORA se los adjudicara. La literatura sobre la ANUC varía entre términos
para referirse éstas, entre los que está recuperación, invasión y tomas. Las tomas de tierra
siempre han sido vistas como ilegales, pero en su comienzo gozaron con la mediación del
INCORA, además de que el movimiento campesino era visto como legitimo y respaldado
por el gobierno. Esta situación empezó a cambiar desde mediados de 1970 cuando Misael
Pastrana, candidato conservador pasa a ser presidente de Colombia. Aunque en su campaña
prometió mantener el apoyo al INCORA como al movimiento campesino, en su mandato
empezó la contrarreforma agraria. En el setenta y dos se dio el Pacto de Chicoral, reunión
entre el gobierno, sectores políticos, hacendados y empresarios a nivel nacional, donde se
pacto que a cambio del pago de impuestos los terratenientes tenían la garantía del freno a la
política de redistribución de tierras y se apoyaría la producción agrícola a gran escala
(Zamosc, 1987). Las consecuencias fueron la reducción del presupuesto como el marco de
acción del INCORA, además de elevar las exigencias para la adjudicación de tierra y la
abstención a iniciar tramites de predios invadidos. Contra el movimiento se inició la
estrategia de represión y divisionismo. Es dentro de este contexto donde se da la división
del movimiento campesino, entre la línea radical o línea Sincelejo y la línea Armenia, la
línea moderada, oficialista y aliada con el gobierno. Sobre esta última se dice: “La línea
Armenia surgió como un simple instrumento de división que no cumplía con ninguna
función real de representación de las demandas campesinas” (Zamosc, 1987: 175). La línea
Sincelejo, que fue mayoría, quedo en una situación de ilegalidad y con el tiempo dejó de ser
reconocida por el gobierno. Esta estrategia vino acompañada de la represión a las zonas
invadidas, conjunto con el posicionamiento de alcaldes militares en las zonas más
conflictivas, la militarización de regiones enteras, detenciones masivas, persecución a los
líderes, libre acción a pájaros o bandas armadas de los terratenientes y mano dura en los
desalojos. Así ya para finales del setenta y dos, la toma de tierras disminuyó por los
factores mencionados anteriormente pero también por el éxito que habían tenido las tomas

24
en 1971; en Sucre de las 5.500 familias inscritas en la ANUC, cuatro mil habían logrado
obtener parcelar a partir de los predios invadidos. Así surgían también nuevos problemas y
reivindicaciones del campesinado, como la legalización de los predios o ayudas para la
explotación de estos, pero la línea Sincelejo se enfoco en contra restar a la línea Armenia y
en buscar financiamiento, por lo que se acercó más a intelectuales de izquierda y grupos
religiosos, fundaciones de caridad y asociaciones agrarias. En Sucre a comienzos del
setenta y tres las tomas se habían vuelto mas violentas igual que la resistencia a estas, por lo
que se decidió el Plan de Emergencia para Sucre, donde participo el INCORA y
FEDEGAN para entregar 12 mil hectáreas más al campesinado. Al final del año y
comienzos del setenta y cuatro se dieron tomas de tierras como respuesta a la demora en el
plan de emergencia, que lograron ser apaciguadas por el gobernador del momento y que
logró que las principales haciendas invadidas fueran afectadas por el INCORA. Zamosc
caracteriza a la ANUC en Sincelejo del momento como con una fuerte combinación en
presión de vías de hecho y negociaciones centralizadas a alto nivel, con mayor nivel
político y apoyo orgánico (Zamosc, 1987: 193).

Posteriormente la ANUC línea Sincelejo rompe con las distintas vertientes de izquierda que
la influenciaban y componían, hecho que fragmentó aun mas el movimiento. Así, después
del tercer congreso de la ANUC en Bogotá se intenta forjar un ala política del movimiento
y del campesinado, creando la Organización Revolucionaria del Pueblo (ORP). El
problema que surgió a raíz de las disputas internas dentro de la línea Sincelejo, es que se
afectaron los comités regionales, ósea las bases. Además muchas veces el movimiento
perdiera el norte, acompañado de acusaciones de maniqueísmo y corrupción entre los
líderes (Zamosc, 1987). En el setenta y cuatro Alfonso López llega a la presidencia de
Colombia con la política de Desarrollo Rural Integrado (DRI), tampoco apoyada por la
ANUC línea Sincelejo. Creó la Ley 6 de 1975 de aparecía, que buscaba regular los
contratos de aparecía y resolver el problema de la mano de obra en el campo. Como forma
de mostrar el descontento, se hizo un llamado a la invasión de predios, haciendo énfasis en
las zonas donde había apoyo masivo y en predios donde los campesinos habían sido
desalojados. La reacción fue más violenta por parte del Estado: otra vez la militarización de
regiones enteras, detenciones masivas a campesinos (así estos no hayan participado en
tomas), persecución sistemática a los líderes locales y regionales de la ANUC y asesinato

25
de éstos a manos de bandas pagadas por terratenientes (Zamosc, 1987: 227). En Sucre lo
anterior vino acompañado del allanamiento de la casa campesina y la muerte de dos
campesinos en un desalojo en Ovejas. Además, el DRI empezó a tener una acogida por
parte de campesinos ricos y medianos, lo que fue causando más la ruptura y fragmentación
en la ANUC (Zamosc, 1987).

Según Zamosc, 66 mil familias tuvieron acceso a la tierra mediante la lucha por ésta y en
total se distribuyó un millón doscientos mil hectáreas. Estas familias representan el 11.8%
de beneficiarios de los 558 mil usuarios como beneficiarios a potencia. Asimismo, sólo el
9.5% de las tierras repartidas se dio de propiedades con más de 500 hectáreas, por lo que
Zamosc indica como una conquista parcial las tomas de la ANUC, además de paliativa y
apaciguadora. Además hay que tener en cuenta que los predios deben tener entre 37 y 104
hectáreas para poder absorber la fuerza de trabajo familiar, pero Zamosc indica que las
familias accedían en promedio menos de 30 hectáreas, lo que no les permitía tener una
economía independiente y autosuficiente. Así se forjaron relaciones de producción a base
de la mano de obra libre para complementar las fuentes de ingreso, donde se daba el trabajo
asalariado dentro del contexto de en un modelo de capitalismo agrario. Así se muestra
como el acceso a la tierra no era garantía para el mantenimiento del campesinado y su
economía. Además, el campesinado se encontraba (y encuentra) con limitaciones de
créditos, infraestructura, falta de servicios básicos y de asistencia técnica. Las empresas
comunitarias se vinieron degradando, no alcanzando ni siquiera los niveles del salario rural.
También los campesinos beneficiarios empezaron a depender de migración, jornales y otras
fuentes complementarias de ingreso. Estas problemáticas no fueron vistas ni tenidas en
cuenta por la línea Sincelejo, lo que los alejó mucho más del campesinado y las nuevas
necesidades que venían surgiendo en una parte de éste. (Zamosc, 1987)

Con la idea del campesinado como clase, dentro de la línea Sincelejo la ORP lanza su
partido político, Movimiento Democrático Popular (MNDP). En 1977 se une con Frente
por la Unidad del Pueblo y se lanzan a las elecciones al año siguiente. Lograron 23
concejales municipales en todo el país, cuatro en Sucre y dos de Bolívar. Zamosc lo plantea
como un fracaso electoral por la poca acogida que tuvo la MNDP dentro de las bases y el
mantenimiento del clientelismo y el apoyo a líderes políticos tradicionales que muchas
veces no eran vistos ligados a terratenientes. Lo anterior fue otro de los factores que

26
hicieron que el movimiento se fragmentara más, pues tanto los líderes como las bases
buscaron la forma de desasociarse de la línea Sincelejo. Zamosc dice que para 1978 la
ANUC línea Sincelejo estaba liquidada, mientras que otro tipo de organizaciones venían
creándose, algunas de tipo local, otras adscritas a sindicatos o movimientos de izquierda.
También surgieron organizaciones promovidas por el Estado, como las Juntas de Acción
Comunal (que vinieron siendo muy exitosas sobretodo en las regiones donde la línea
Sincelejo era fuerte), los grupos entorno al DRI y la línea Armenia de la ANUC. Todos
estos movimientos fueron receptores de muchos líderes que hacían parte de la línea
Sincelejo. Todas estas organizaciones auspiciaban reivindicaciones más inmediatas y
menos radicales, sin el componente ideológico marcado. En cuanto a la línea Armenia,
Zamosc plantea que había dejado su colaboracionismo pasivo y que en 1977 había venido
recuperándose y re estableciendo bases. Aunque gozaba del apoyo del gobierno, había
tornado un tono crítico frente a este, actitud que se reflejan bajo su consigna “sin ser
corderos, los armenios somos oídos por el gobierno”. Las reivindicaciones eran concretas,
como por ejemplo la inoperancia del INCORA, la falta de créditos, becas para campesinos
y seguros para las cosechas, entre otras. Se afirma que ya en los ochentas la línea Armenia
alcanzó a representar el grueso de los usuarios campesinos.

Respecto a la línea Sincelejo, Zamosc dice que al final de este periodo sólo tenía apoyo en
algunas zonas de Sucre y focos aislados en otros departamentos, que se basaba muchas
veces en clientelas personales de los líderes. Además había empezado una lucha contra su
desintegración, buscando la conciliación con el gobierno. Zamosc define a esta línea
Sincelejo en ese momento como una organización ficticia, compuesta por un puñado de
líderes que no representaban a ningún sector del campesinado y donde primaba los
intereses personales e individuales de los pocos campesinos que la componían (Zamsc,
1987: 342).

En 1981 se dio el Congreso de Reunificación, donde sucedió realizó la re- unión entre las
dos líneas de la ANUC. Esto se dio en mayor parte por la presión y maniobras del ministro
de agricultura del momento y contra la negativa de líderes de la línea Armenia. Una gran
mayoría de la línea Sincelejo veía esta con bueno ojos, al ser la opción de que prevaleciera
la ANUC, que no se extinguiera la línea Sincelejo, y que las cabecillas de ésta línea
siguieran en posiciones de mando (Zamosc, 1987). Ese mismo año se dio el Encuentro

27
Nacional de Dirigentes, compuesto por opositores de la reunificación de la ANUC, donde
ciertos s sectores radicales de la línea Sincelejo buscaron reunificarse como la línea
opositora otra vez. Zamosc indica que se volvió a forjar una posición radical y con
reivindicaciones abstractas, y que se oponía otra vez a cualquier política del gobierno. No
hubo una reunificación de esta oposición, pues el grupo de investigación de Memoria
Histórica9 cuenta que a lo largo de los ochentas las distintas organizaciones que brotaron de
las dos líneas de la ANUC empezaron a tener importancia, atomizadamente, aunque
algunos sectores lograron éxito electoral a nivel local. En los Montes de María imperaban
entonces las Organizaciones Civico-populares, el sindicato Fanal y en menor medida la
Anuc línea Armenia. Hay que recordar que igualmente la represión del movimiento
campesino se iba agravando, con asesinatos selectivos, quema de ranchos, destrucción de
cosechas y detenciones. Cuando más se evidenció fue en el periodo del estatuto de
seguridad de Turbay Ayala, pues además de los asesinatos a campesinos se marca la
entrada de bandas criminales, auspiciados por terratenientes y apoyados por el Estado
(Reyes, 2009, Memoria Histórica, 2010). Conjuntamente se dio la entrada de la guerrilla a
la región, que como relata Pérez, al principio respetaron a la organización campesina, pero
esto les causó que la organización y cualquier líder campesino fuera señalado como
guerrillero (Pérez, 2010.) Además hay que recordar que en los ochentas hubo otros sucesos
de suma importancia, como la compra de tierras por parte de narcotraficantes sobretodo en
los municipios costeros10; el alejamiento de la guerrilla de las FARC sobre cuestiones
agrarias y sociales y enfocados en buscar una autonomía económica y una expansión

9
El grupo de Memoria Histórica hace parte de la Comisión Nacional de Reparación (CNRR), creada a partir
de la Ley de Justicia y Paz en el 2004. Esta se da dentro del contexto de la desmovilización de las
Autodefensas Unidas de Colombia en el gobierno de Uribe Vélez (2001-2008). Conjunto con la entrega de las
armas, los grupos paramilitares adquirían el compromiso de verdad, justicia, reparación a sus víctimas y la no
repetición. Dentro de este marco nace Memoria Histórica, con el fin de esclarecer los sucesos de violencia que
han azotado las diferentes regiones de Colombia, teniendo presente el testimonio de las víctimas y los
distintos tipos de violencia y duelo que han tenido las personas. Además, los testimonios de paramilitares
reinsertados y una revisión histórico- académica sobre la zona y el conflicto hacen parte también de sus
análisis.

10
Tanto Reyes como Machado plantean que la compra de tierras por parte de los narcotraficantes causó la
denominada contrareforma agraria. Es decir, que la compra de tierras por parte de éstos desde mediados de
los ochentas fue tan extensa, que contrarrestó los esfuerzos por la democratización de la tierra. La mayoría de
compras se dieron en zonas apartadas de Colombia, donde había poca o nula presencia estatal, en lugares
donde la guerrilla hacia presencia y además zonas estratégicas para el narcotráfico. (Reyes, 2010; Machado,
2012).

28
territorial (Reyes, 2009). Además, hacían presencia en ciertas partes de los Montes de
María las guerrillas, PRT, ELN, Patria Libre y el EPL.

Las reivindicaciones dieron un giro, pasando a ser en torno al respeto y defensa de la vida,
pero también la Anuc se enfocó en crear un movimiento político campesino, como el
Movimiento Social Agrario y Campo (Sánchez, 2010: 260). Este último proclamaba
principalmente la democratización y modernización del campo y el derecho a la
neutralidad. No lograron la meta de poner senadores, pero si lograron cuatro alcaldías de
los Montes de María, de los cuales dos de los ganadores fueron asesinados. Igualmente
dentro de este decenio, las organizaciones veredales fue el tipo de organización que se dio
en algunas zonas de Montes de María. Se puede decir entonces que la organización pasó de
ser centralista y con miras de ser unitaria, a ser descentralizada y con reivindicaciones más
puntuales (Memoria Histórica, 2011: 268). Las demandas giraban en torno no sólo a la
tierra, sino al acceso a servicios básicos para el campesinado y a visibilizar la violación de
los derechos humanos y el respeto por estos. Para comienzos de los noventas, Pérez relata
que el movimiento campesino estaba muy debilitado, pues sólo había expresiones locales
que no podían actuar por fuera de la vereda (Pérez, 20120: 169) Además, el fenómeno del
paramilitarismo venía cada vez mas en auge, desde comienzos de los noventa con las
convivir y ya en 1997 la creación e integración de éstos grupos en las Autodefensas Unidas
de Colombia (AUC), auspiciadas por ganaderos y políticos de la región al igual que por
narcos, traídas desde Córdoba y que trabajan en complicidad tanto con la policía como el
ejército. Aunque estas se encargaron de contrarrestar el poder que las FARC habían ganado
en la región, sobretodo al colmar el espacio dejado por la desmovilización del EPL
mediante el boleto, la extorsión y el secuestro tanto a grandes como medianos y pequeños
propietarios, productores y comerciantes, también se dedicaron al negocio del narcotráfico
(Reyes, 2009). La entrada de los paramilitares se marca por una política que consideraba
que afectando a la población civil se debilitaría a la guerrilla. Hay que recordar que la
persecución a los líderes siguió. Un caso emblemático es el de Guillermo Montero,
presidente de la Anuc Sucre y asesinado en 1997. Su muerte es atribuida a un ex
paramilitar hoy vinculado con la banda emergente “Los Rastrojos” (El Meridiano, Sucre,
26 de Junio de 2012).

29
Entre 1996 y el 2003 los paramilitares realizaron 43 masacres en la región, caracterizadas
por la destrucción de los bienes, tortura, violación, asesinato y desapariciones, dejando
aproximadamente un saldo de 620 muertos (Sánchez, 2009). El caso emblemático de estas
masacres ha sido la de El Salado. Aunque han sucedido dos masacres en el pueblo, la
última, sucedida en el 2000 es la más recordada y paradigmática. El pueblo de El Salado
había sido victima del cambio de política de la guerrilla de las FARC a mediados de los
ochentas a raíz del fallido proceso de paz con Belisario Betancourt. La guerrilla se centro
en ganar el control territorial, que primaba sobre la relación con la sociedad civil y los
ideales de izquierda. En el caso de El Salado, se forjó un vínculo funcional con la
población, donde se busco el control y la disciplina de los habitantes, la regulación de la
movilidad de estos, se impusieron reuniones y la violencia selectiva. Además, no había
posibilidad de denuncio de estas atrocidades, pues no había presencia de un bando
contrario. A raíz de esto último, El Salado evidenciaba el paso de secuestrados y carros y
ganado robado por la guerrilla, además de la constante extorsión a sus ciudadanos por parte
de la guerrilla. Por las razones anteriores, El Salado y sus pobladores fueron objeto de
estigma como guerrilleros o como sus colaboradores, estigma que según Memoria Histórica
(2010) legitimó la masacre, pues esta se realizó con el fin de torturar, castigar y aleccionar
a sus los habitantes por parte de paramilitares. Se estima que la masacre empezó el 18 de
febrero, en horas de la noche se reunió a todos los habitantes en la plaza del pueblo y se
realizaron asesinatos al azar, es decir, se escogía indiscrimadamente a los que serían
asesinados, condenando al resto de pobladores a ser espectadores de la tortura, de terror e
impotencia, al ver a sus vecinos o familiares siendo asesinados con elementos
rudimentarios, sin posibilidad de defenderlos. A comienzos de la investigación se hablaba
de que la masacre duró 2 días, pero recientemente se habla de que duró aproximadamente
dos semanas, donde los pobladores fueron abusados de todas las formas posibles,
sirviéndole a sus verdugos, viéndolos emborracharse y sin ni siquiera poder recoger los
cadáveres de sus vecinos y familiares (El Tiempo, 22 de Junio de 2008). El objetivo de la
masacre no era ni sacar información ni confirmar la presencia de la guerrilla, sino
escarmentar a la población sobre cualquier eventual colaboración con la insurgencia y a
provocar su conmoción y evacuación masiva (Memoria Histórica, 14) También, se dio la
destrucción de los espacios físicos y sociales creados colectivamente, donde las identidades

30
sociales y políticas, al igual que sociales, comunitarios y familiares también. El tejido social
se aniquiló, pues se sembró la desconfianza entre los habitantes, al igual que frente al
Estado, pues la masacre se dio en complicidad y negligencia de la fuerza pública, que
reacciono cuando ya la masacre había finalizado, siendo los habitantes de El Salado
consientes de ellos. Aunque en el 2010 Memoria Histórica planteó que fueron 60 personas
asesinadas, pero actualmente la cifra llega a 100 personas. A raíz del desplazamiento de
más de cuatro mil personas, muchos de los campesinos vendieron sus tierras debido al
miedo a volver (Sánchez, 2010).

Además de las masacres dirigidas a toda la población civil, los miembros de las distintas
organizaciones campesinas, no sólo de la Anuc, fueron asesinados, amenazados y
desplazados, por lo que los que sobreviven “ya están fichados, y si se vuelven a pronunciar,
enseguida los matan” (Pérez, 2012: 173). A raíz de esto se dio un desplazamiento hacia las
ciudades aledañas, Sincelejo, Cartagena y Barranquilla. De los Montes de María se
desplazaron 126,107 personas entre 1997 y principios del 2010 según Memoria Histórica
(Memoria Histórica, 2010); Alejandro Reyes plantea que en Sucre 14,254 hectáreas fueron
abandonas y 71,862 en Bolívar. Esto ha venido acompañado de las compras masivas que se
han dado en la última década en la región. Entre 2008-2009 se han registrado compras de
15 mil hectáreas, aunque se presume que estas podrían llegar a ser 100 mil. El epicentro de
las compras se da en El Carmen de Bolívar, municipio que registra el mayor número de
muertes violentas en la región y también de donde más ha sido expulsada la población
desplazada (Memoria Histórica, 2010: 167). Se han identificado tres circunstancias que
han posibilitado la compra de tierras, la imposibilidad de retornar por cuestiones de
seguridad, el endeudamiento y el ser parcelero del Incora. Hay que recordar que muchos
campesinos tienen y tenían deudas o con el Incora o con la Caja Agraria, ya sea porque
desde los setentas el Incora pagaba por la adjudicación pero el campesino debía pagarle, o
por la Ley 160 del 94 en la cual el Estado daba un subsidio del 70% para la compra de
tierras a los campesinos, lo cual implicaba la deuda del restante 30%. El Estado le vendió
estas deudas a empresas oficiales y privadas, sin tener en cuenta que las personas con
deudas eran desplazadas del conflicto. Las empresas identificadas por Memoria Histórica
que adquirieron estas deudas son COVINOC y CISA; estas han enviado cartas a los
morosos con amenazas de embargo, acompañadas de prestar asesoría jurídica para la venta

31
de la parcela. Muchas de las deudas ya habían prescrito, pero por desconocimiento del
campesino caen en el engaño. Los compradores se comprometen a saldar la deuda con el
campesino y pagan precios irrisorios por la tierra, entre 500 mil y un millón, mientras que
actualmente la hectárea se vende a mas de 3 millones (Porras). Otra forma ha sido la
caducidad administrativa de tierras entregadas por el Incora y por lo tanto de beneficiarios
del intento de reforma agraria, donde se revoca la tierra si hay incumpliendo de las
obligaciones. Estas son no abandonar la tierra por mas de 30 días, no explotar el predio
mediante el trabajo personal y familiar, negarse a suscribirse a seguros y garantías para
cosecha (Memoria Histórica, 2010: 283). Es pertinente hacer notar que la mayoría de la
región montemariana está protegida por el proyecto de protección de tierras de Acción
Social, que restringe la venta de tierras en zona de conflicto y con gran nivel de
desplazamiento de la población, es sólo por medio de una tutela que se levanta la
restricción. Lo anterior demuestra la tesis de Reyes sobre el despojo disfrazado de ventas
legales, pero que en realidad vienen acompañadas de ventas forzadas o a menor precio,
donde juega un papel importante la complicidad tanto de registradores como de notarios.
(Reyes, 2009: 135).

Memoria Histórica (2010) señala que estas prácticas del despojo se han enmarcado dentro
de las políticas de modernización y desarrollo de la región y del agro a nivel nacional. Estas
compras masivas vienen acompañadas de la visión de la explotación del subsuelo y cultivos
agroindustriales, muchos fomentados por el gobierno, como es el caso del monocultivo de
la palma aceitera. En el 2002 hasta comienzos del 2003 Montes de María es declarada zona
de Rehabilitación y Consolidación, donde se buscaba proteger a la población civil y
establecer el orden constitucional, pero lo que generó fue la militarización de la región y
represión a la población civil (detenciones arbitrarias, desplazamiento, restricciones de
circulación, fumigaciones y acciones paramilitares (Beltrán y Tenthoff en Comte, 2010) y
también se persiguió cualquier expresión de organización de la población civil. En el 2004
Montes de María entra a ser parte de del proyecto Centro de Coordinación y Acción
Integral (CCAI), el cual tenia como propósito complementar en zonas donde hay
operaciones militares el apoyo de las distintas instituciones del gobierno, fomentando la
inversión social y la generación de ingresos. Coincidencialmente las zonas focales de este
proyecto son donde hay una marcada resistencia civil o proyecciones de monocultivos: “La

32
estrategia permite que los intereses económicos y geoestratégicos de empresas y gobiernos
nacionales e internacional, se puedan implementar y extraer beneficios (Beltran y Tenthoff
en Comte, 2010).

Desde el 2003 bajo el marco de la Ley de Justicia y Paz se da la desmovilización de las


principales estructuras de las AUC en Colombia. El Bloque Héroes Montes de María se
desmoviliza en el 2005, pero esto no ha implicado que el narcotráfico ni el hostigamiento a
la población civil haya acabado, pues como plantea Reyes “(…) aunque han cesado o
disminuido drásticamente las hostilidades, han consolidado dominaciones locales
silenciosamente durante el transcurso de las negociaciones y durante la desmovilización, y
han continuado expulsando a la población” (Reyes, 2009: 137). Es más, la desmovilización
ha generado nuevas dinámicas de prolongación del conflicto, sobretodo en la continuidad
del manejo del negocio del narcotráfico y el crimen organizado. Igualmente, estas nuevas
bandas que emergieron de las autodefensas, denominadas Bacrim (Bandas criminales
emergentes al servicio del narcotráfico), también realizan un control del territorio, lo que va
de la mano del despojo y apropiación de tierras (Vargas, 2009).

Para el 2000 en la región abundan distintas formas de organización, desde asociaciones


comunales hasta movimientos ambientalistas, todas con reivindicaciones muy puntales pero
sin mayor contacto entre ellas. Hay una sobre- organización, una saturación de
organizaciones, pero la movilización y organización no desaparece. Es por esto que se dice
que la Anuc no se extinguió, si no que ha cambiado y ahora es plural y descentralizada
(Memoria Histórica, 2010).

33
Breve recuento sobre el trabajo de campo en los Montes de María

Escogí los Montes de María no solo por los procesos mencionados anteriormente, sino
también por la facilidad de acceso que tenía a la zona. Al principio de la investigación
contaba con un contacto que consideraba iba a ser determinante, las mujeres de un
colectivo de comunicaciones de Carmen de Bolívar con las que una allegada había
trabajado. A mediados de Junio fui a Sincelejo para tener el primer acercamiento, pero la
reunión con el colectivo nunca se dio. Fue a partir del contacto de un familiar con la
naciente oficina de Restitución de Tierras en Sincelejo que pude empezar el empalme tanto
con el movimiento campesino como con organizaciones y fundaciones de todo tipo. Éste
fue determinante para el cause de la investigación, pues fue la puerta de entrada a esa
diversidad de organizaciones y movimientos que hay en la región, además de que hubo un
apoyo y orientación a mi investigación valiosísimo. Que hubiera un acercamiento con otras
organizaciones además del movimiento campesino permitió tener una perspectiva más
amplia de las formas de organización que se están dando actualmente. Encontré distintas
fundaciones que tienen como eje central el fomento de los derechos humanos y la paz en la
región, auspiciadas por grupos religiosos y que acompañaban también procesos de retorno
en la zona. A su vez se hizo contacto con la Mesa Departamental de Desplazados de Sucre,
que como su nombre lo dice es un intento de articulación para abarcar las distintas
organizaciones de desplazados en el departamento. Por último, el contacto que se hizo con
organizaciones campesinas fue con la Mesa Campesina de los Montes de María y con la de
los campesinos del predio La Europa en Ovejas. Cuando regresé a Bogotá me encontré con
el dilema de ¿con qué organización trabajar? El caso de La Europa era bastante interesante:
Este predio situado en el municipio de Ovejas fue adjudicado en los setentas a un grupo de
campesinos que lo abandonó y éste fue nuevamente ocupado por otros. En los noventas

34
estos últimos tuvieron que abandonar el predio debido al enfrentamiento que se daba dentro
de este entre grupos armados (nunca se denominaron cuáles); los predios no fueron dejados
totalmente sino que eran trabajados durante el día. Hace un par de años un paisa llegó a la
región buscando comprarle la parcela a los beneficiarios por el Incora, a pesar de que el
dominio está bajo la figura de común y proindiviso. Los que vendieron su predio eran
personas que, en palabras de los campesinos con los que me entrevisté, “ya no vivían ni en
Ovejas”. Cuentan que venía gente desde Barranquilla a vender su parte a una persona
identificada como el dueño de Arepas don Juancho. Actualmente son 84 familias las que
reclaman el predio como propiedad, a pesar de no ser adjudicados por el Incora, pero se
atribuyen estar en esa tierra por más de diez años. Parcialmente Arepas don Juancho ha
ocupado una porción importante de La Europa, pero ha venido intentando contener más
tierra, alegando la compra a los dueños legales de ésta. Dentro del predio se han dado
episodios de enfrentamientos entre los campesinos y los representantes de Arepas, por
ejemplo, este último ha intentado correr las cercas. Además, se ha visto gente de civil
armada y hubo dos casas quemadas recientemente, aunque los campesinos dicen no saber
quien ha sido el autor de los hechos. Otro factor interesante es que esta organización ha
sido acompañada en su proceso de denuncia por el Movice, el grupo de Victimas de
Crímenes de Estado. El conducto regular para tener contacto con las personas de La Europa
era siempre primero el contacto con el Movice y después, con la mediación de éste, el
contacto con la organización. Fue más bien por una falla en el orden establecido que pude
contactar a los campesinos de primera mano. A pesar de poder entrevistarme directamente
con algunos miembros de La Europa, y de haber conocido el predio; teniendo en cuenta las
nociones de seguridad, pues ir a las veredas todavía se considera como riesgoso, hubo
consideraciones para que el caso de La Europa no fuera trabajado en la investigación: Tanto
el grupo Movice como los campesinos que trabajan con este son estigmatizados como
complicados y radicales según varias fuentes de la región consultadas, señalamientos no
adecuados dentro de la coyuntura en la que se realizó el trabajo de campo. Cuando regresé
a Bogotá, al día siguiente en el periódico El Tiempo se publicó un artículo donde se
mencionaba el caso de La Europa como uno de los cuatro lugares donde operan los

35
ejércitos anti- Restitución11. A partir de los factores mencionados anteriormente decidí que
el caso y la organización de La Europa no sería el trabajado para mi investigación.

Por otro lado, la Mesa Campesina tenía varios aspectos interesantes para mí: Primero, se
presentaba como la Mesa Campesina de los Montes de María, es decir, de toda la región en
general. Esto me permitiría acercarme y conocer los distintos movimientos campesinos, y
pensé que me permitiría una visión más general y menos particular del movimiento.
Segundo: La líder de la mesa con la que me entreviste se presentó como miembro de la
ANUC, y a sus colegas de la mesa también: “Los de la ANUC somos los de la mesa.”
Como los procesos de la ANUC de los años sesentas, setentas, ochentas y hasta los
noventas están documentados, es posible entender mejor las dinámicas que actualmente se
están dando dentro de la organización del campesinado. Tercero: La líder me invito a las
rondas municipales que realizarían en el mes de julio. Estas rondas tenían como fin el
presentar y promover la Mesa Campesina a los campesinos, buscando que sus
organizaciones se adscribieran a esta. Estas rondas me permitirían conocer el discurso que
maneja la Mesa, cómo se presenta, cuáles son los intereses y fines que tiene y me permitiría
conocer la región de los Montes de María, pues se esperaba hacer las rondas en los 15
municipios.

Decidí trabajar con la Mesa Campesina y a mediados de julio volví a Sincelejo para
acompañarlos en las rondas. Tuve la oportunidad de conocer el Carmen de Bolívar, Colosó,
los Palmitos y Corozal, y pude asistir al Foro Regional Campesino en María la Baja. Sobre
la dinámica de las rondas se profundizará mas adelante, pero por el momento es pertinente

11 Periódico El Tiempo. Sección Justicia, 10 de junio de 2012.


http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-11933320 de
Los ejércitos Anti- restitución han sido un fenómeno reciente, que se da a partir de la Ley 1148 de
2011, Ley de Victimas y Restitución de tierras. Estos grupos armados atomizados, tienen como
objetivo impedir la restitución de tierras a sus dueños iniciales, por lo que se valen de amenazas y
asesinatos a los líderes que la están promoviendo, como también intimidación a la población civil
mediante panfletos donde se condena la restitución. Se ha encontrado correlación entre ex
paramilitares y los miembros de el ejercito anti- restitución, que operan en zonas como Urabá, el
Cesar, Cauca Y Nariño, entre otras. Estos ejércitos son mas bien mercenarios, que actúan bajo el
pago e interés de terceros.
Para mas información sobre los ejércitos, se sugiere ver: “¿Existe un grupo armado ilegal contra la
restitución de tierras?” Semana, 9 de julio de 2012. “Caen miembros del ejercito „anti-
restitución‟” Confidencialcolombia.com, 30 de julio de 2012.

36
mencionar que aparte del acompañamiento a las rondas, donde se reunían los lideres de la
Mesa con los campesinos de los municipios y con algunos líderes de la región y de las
organizaciones, también estuve presente en reuniones y conversaciones informales entre los
líderes tanto de la mesa como de las distintas organizaciones. Además de implementar el
método etnográfico, se hicieron entrevistas a líderes de la zona, no únicamente a los que
hacen parte de la Mesa, sino a líderes de jóvenes, de desplazados y ex miembros de la
Anuc. Con funcionarios estatales, como de la Unidad de Restitución de Tierras y del
Incoder, o con fundaciones y organizaciones multilaterales, como el PNUD o Fundación
Desarrollo y Paz de los Montes de María. Las entrevistas a los funcionarios permitieron
tomar distancia de las opiniones y procesos de la Mesa, pues al trabajar con los líderes de
ésta no existía una crítica de la organización interna de la Mesa como al poder de
convocatoria y de adscritos que esta tiene.
Para cuando concluyeron las rondas municipales, había conseguido la posibilidad de
ir a la comunidad de Macayepo12 y poder quedarme en la comunidad por unos días. El
mismo caso sucedió con Mampujan,13 caso paradigmático y muy mencionado por los
medios. La primera opción era ir por medio de una fundación, que recibe fondos de
comunidades religiosas, aunque ésta es dirigida por algunos miembros de la comunidad. La
segunda opción se consiguió por medio de Gabriel, reconocido líder de Mampujan. El
problema que surgió en los dos casos fue la negativa a pasar la noche en las veredas. Así,
después de consultar con la oficina de Restitución de Tierras, mis padres y la familia que
me proporcionaba estadía, el consenso fue no dormir afuera de los cascos urbanos, pues
aparte de la presencia de las bandas criminales y los rumores de guerrilla, la delincuencia

12
Macayepo es un corregimiento del Carmen de Bolívar. En el 2000 sucedió la masacre de Macayepo,
realizada por paramilitares, causando la muerte de 12 personas y el desplazamiento del total del pueblo.
Actualmente han retornado aproximadamente algunas familias, pero este ha sido un retorno sin ningún apoyo
ni garantía del gobierno.
13
Mampujan era un pueblo que hacia parte del corregimiento de María la Baja – Bolívar. El jefe paramilitar
Diego Vecino fue secuestrado por la guerrilla del ELN y éste creía que lo habían mantenido cautivo cerca a
este pueblo. En el 2000 llega un ejército paramilitar para buscar el supuesto campamento y a los
colaboradores de la guerrilla. Los pobladores fueron reunidos en la cancha del pueblo, y según sus relatos,
gracias a la presencia de un ángel los paramilitares no efectuaron la masacre, sino que amenazaron con
realizarla para los que no abandonaran al pueblo al día siguiente. Se produjo entonces el desplazamiento total
de los pobladores. Gracias a la ayuda de un sacerdote, un lote sobre la variante María La Baja – Cartagena se
destinó a que los desplazados se reasentaran allí. Actualmente viven en este casi todos los pobladores de
Mampujan. Ellos aspiran a retornar a su viejo pueblo, pero solo cuando “el Estado asuma sus
responsabilidades y de mejores condiciones que en las que estábamos cuando nos fuimos” (Entrevista a un
desplazado de Mampujan). El caso de Mampujan ha sido bastante notorio, al ser el caso piloto de la
reparación a víctimas por parta del Estado.

37
común ha experimentado un crecimiento en los últimos años. No había posibilidad de ir por
el día y volver por la noche, pues la invitación a Macayepo era para días determinados y las
veredas que se visitarían son alejadas de las principales carreteras. En el caso de
Mampujan, el recorrido ida y vuelta era en total 6 horas, que además implicaría llegar a la
comunidad a las 9 am, lo que no sería tan provechoso, pues la vida rural empieza antes del
amanecer. Estas opciones quedaron descartadas, pero igual en el caso de Mampujan tuve la
oportunidad de conocer a algunos pobladores, al igual que el Nuevo Mampujan, lugar de
asentamiento de los desplazados. En el caso de Macayepo, no fue posible conocerlo.

Considero importante resaltar brevemente cómo el trabajo de campo se tuvo que modificar
debido a estar en una zona donde el conflicto sigue latente.

Además del contacto con la Mesa, la oficina de Restitución de Tierras y fundaciones,


también se trabajo y compartió con ex miembros de la ANUC que no hacen parte de la
Mesa. Poder entablar relación con estos miembros fue muy importante, pues se pudo
conocer la historia de la Anuc desde la visión de sus integrantes, se conoció sucesos desde
una fuente primaria y también el punto de vista que estos tienen sobre la organización del
campesinado actualmente, pues aunque muchos ya no están involucrados directamente con
las organizaciones, saben en que consta su trabajo y tienen una opinión al respecto. Además
se pudo conocer las razones por las cuales no hay intención de volverse a involucrar en
estos movimientos.

El tiempo que se estuvo en Sincelejo y los Montes de María fue de un mes y medio en total.
Primero se estuvo solo una semana, donde se dio el primer acercamiento. Posteriormente se
estuvo un mes donde se acompaño a las rondas municipales y se tuvo contacto con el resto
de agentes mencionados anteriormente. Por último, se volvió a la zona en el mes de octubre
por una semana para hacer un último acompañamiento a la Mesa, con la socialización del
proyecto de Zona de Reserva Campesina (se explicará en el siguiente capítulo), para poder
resolver dudas puntuales y despedirse de las personas con las que trabajé.

Las mayores limitaciones que encontré fueron en torno a los temas de seguridad y en temas
relacionados con los grupos al margen de la ley que hacen o hicieron presencia en la región.
Las restricciones de movilidad, pues se recomienda no ir a las veredas (ni de noche ni de
día), no dormir en estas y no viajar de noche. Sucedió un par de veces la posibilidad de

38
poder conocer comunidades retornadas gracias al contacto con líderes campesinos mediante
las reuniones de la Mesa, pero ante la negativa de ir a estas, aunque fuera sólo de día por
parte de mis conocidos de la región impidió que asistiera a conocerlas. También las
personas son a reacias a hablar de los temas de seguridad y violencia, ya sea de situaciones
de actualidad como de los sucesos pasados de la última década, por lo que en muchas
conversaciones estos sucesos con omitidos, o los consejos de no ir a algún lugar se limitan
a “es mejor no ir y ya”.

39
Introducción sobre la Mesa Campesina y las problemáticas del campesinado en los
Montes de María

En el 2007 el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) tiene el


propósito fortalecer el tejido social en los Montes de María, desquebrantado después de los
procesos de violencia mencionados anteriormente. Mediante la Fundación de Desarrollo y
Paz de los Montes de María se implementa el programa de Desarrollo y Paz de los Montes
de María (DPD), donde se busca incluir y hacer participes a los ciudadanos en los procesos
democráticos y cívicos, y en fortalecer la implementación de los derechos humanos en la
zona. En palabras de una líder de la región “se contactaron a los líderes que han tenido una
trayectoria en la región” con la intención de fortalecer el movimiento campesino, que fue
uno de los mas afectados por la violencia. La coyuntura no era propicia para que la Anuc
re -apareciera, por lo que se llegó a la idea de crear la Mesa Campesina, organización que
aunque tiene dentro de sus principales líderes a los de la Anuc, no se limita a que sus
integrantes sean sólo pertenecientes a esta. Un documento inédito escrito por el comité de
impulso de la Mesa relata como se busca mantener el proceso de organización de la
sociedad civil: “La mesa es la continuación de un proceso social que logra subsistir a pesar
de la guerra, a pesar de la ruptura del tejido social, es una iniciativa que busca la
movilización hacia la interlocución e incidencia en política pública. La Mesa Campesina
como escenario democrático de articulación y concertación, se ha venido preparando
mediante la organización, movilización y generación de espacios de encuentro, diálogo e
interlocución con otros actores estratégicos de la región (institucionales, públicos y
privados, organismos de cooperación, etc.)” (Mesa Campesina: 5). Inicialmente las
problemáticas centrales de la Mesa era la concentración de tierra y la carencia de políticas
públicas enfocadas al desarrollo del agro y la equidad de la tierra, donde se busca que el
principal beneficiario sea el campesino: “El problema central que impulsó a la Mesa
Campesina de los Montes de María es la alta concentración y el conflicto por el uso de la

40
tierra en la región. La alta concentración por ser factor generador de inequidad, pobreza y
por ende de exclusión social y de violencia. El conflicto por el uso de la tierra constituye un
hecho que afecta y limita alternativas al modelo de desarrollo actual, ya que la tierra está a
la base de la cohesión social, la economía campesina y el cuidado del medio ambiente en la
región.

A la concentración de tierras se agrega la falta de una política pública que se evidencie en


una reforma agraria integral, durante la época comprendida entre el 1936 y el 1962 y que se
prolongó hasta nuestros días. Este fenómeno está asociado al parecer, con la hegemonía
conservadora en el poder para la época, cuyo enfoque contrariaba los postulados de
inclusión social que favorecieran a las clases campesinas” (Mesa Campesina: 5).

A pesar de que el problema de la equidad de tierra sigue estando latente en la región, los
objetivos de la Mesa se han modificado, pues las Rondas Municipales que acompañé se
presentaban otros objetivos principales. La Mesa se presenta con el intento de “reunir al
campesinado nuevamente, en una sola organización, o mejor dicho, de abarcara todas las
organizaciones que ahora tienen los campesinos.” (Ronda Campesina en el Carmen de
Boliuvar, 8 de agosto de 2012). La Mesa es sólo de carácter montemariano y aunque
principalmente se presenta como con la intención de abarcar organizaciones campesinas,
también se intenta que organizaciones indígenas y afros que existen en los Montes de María
se vinculen. “La única limitación para vincularse a la Mesa es apoyar acciones ilegales.”
(Conversación con miembro del Comité de Impulso de la Mesa Campesina). Conjunto con
la promoción a la adscripción a esta se da también las llamadas Zonas de Reserva
Campesina. Aunque no todos los municipios hacen parte de este último proyecto, se busco
que todo el suelo montemariano tuviera conocimiento y estuviera informado de este
proyecto. Los municipios que harían parte de la Zona de Reserva de los Montes de María
son: Morroa, Ovejas, Los Palmitos, Chalán, Toluviejo, Colosó y San Onofre del
departamento de Sucre y de Bolívar el Carmen de Bolívar, María la baja, San Juan de
Nepomuceno y San Jacinto.

Aunque el acompañamiento no fue completo a las rondas, se considera que fue posible
conocer la dinámica de éstas, además de que también permitió conocer las formas de
organización local, las necesidades y problemáticas a las que se enfrentan los pobladores de

41
estos municipios. Un ex presidente de la Anuc que hace parte de la Mesa dijo: “Poder
acompañar a las rondas municipales permite conocer la diversidad que hay en los Montes
de María.”

La dinámica de las rondas era la siguiente: Los miembros de la Mesa Campesina se


contactaban con los conocidos que tuvieran en el municipio que iban a visitar, le avisaban
la fecha, hora y lugar donde se realizaría la reunión y se le pedía que “corriera la voz” con
el resto de de la comunidad. Se pedía que tanto individuales como las distintas
organizaciones locales asistieran. En la mayoría de casos, los asistentes no tenían claro
sobre que trataba la reunión. Al comienzo de estas algunos preguntaban si era sobre la Ley
de Restitución de Tierras, de la Anuc, del INCODER u otras instancias gubernamentales.
Sin embargo, el nivel de asistentes fue alto (en general, entre 20 y 50 personas por reunión),
y cumplió con las expectativas de los miembros de la Mesa.

Las reuniones eran llevadas a cabo por el Comité de Impulso de la Mesa. Fue con estos
miembros con los que se tuvo mayor contacto y relación a todo lo largo del
acompañamiento a la Mesa. Siempre eran los mismos tres que asistían y realizaban las
reuniones, aunque en algunas ocasiones alguno faltó por tener que atender otros asuntos de
la Mesa.

Las reuniones empezaban con la presentación de los integrantes da la Mesa como de los
asistentes, algunos se presentaban como miembros o directivos de alguna organización
local o algunos sólo decían su lugar de residencia. La Mesa Campesina se presentó como
una organización que quiere abarcar a todas las organizaciones que tienen los campesinos
actualmente. “La idea es promover espacios de participación del campesinado, donde se
busque defender los derechos humanos y básicos del campesinado (…) el enfoque que tiene
es fortalecer las distintas organizaciones y promover un dialogo entre estas, promover la
información entre ellas” (Ronda Municipal en el Carmen de Bolívar, 8 de agosto de 2012).
La idea es crear un contacto entre las organizaciones existentes, para “juntos buscarle
salidas a los problemas de cada comunidad” (Entrevista Miembro Comité de Impulso Mesa
Campesina). Se invita a que participen organizaciones de toda índole, juveniles, femeninas,
etc. Se habla de que el empoderamiento del campesinado es necesario para producir los
cambios que se necesitan, pues “si el campesino no se organiza no va a lograr solucionar

42
nada, si nos quedamos esperando a que las cosas se solucionen, esto nunca va a pasar, si no
que tenemos que ser nosotros lo que busquemos las soluciones” (Líder Mesa en Ronda
Municipal en Colosó, 7 de agosto de 2012). Los campesinos no solo deben participar en la
Mesa y en los espacios de participación ciudadana, sino que deben proponer. La Mesa se
presenta como democrática, con intenciones de reconstruir el tejido social que se debilitó o
desapareció debido al conflicto. Para que las demandas del campesinado se cumplan “hay
que usar las herramientas que nos da el Estado” (Ronda Municipal en el Carmen de
Bolívar, 8 de agosto de 2012). Las herramientas del Estado van desde el conocimiento y
uso de las leyes, hasta saber a que instancias dirigirse dependiendo del tipo de denuncia,
transmite o solicitud que se tenga.

Después de esta breve presentación, que aunque no era un discurso mecánico siempre
tocaba los temas mencionados anteriormente, se introducía el tema de la Zona de Reserva
Campesina, eje central de la Mesa Campesina actualmente. Esta se le presentaba a los
campesinos como la solución para frenar la entrada de las empresas con megaproyectos,
donde se limita la propiedad a máximo 1000 hectáreas y se prefiere la compra de tierra a
campesinos. Las Zonas de Reserva campesina impulsan la economía campesina, donde se
prioriza la seguridad alimentaria y se busca un desarrollo sostenible, tanto en términos
humanos como de recursos naturales. Estas zonas tienen como característica y objetivo
preservar el medio ambiente. También se busca que se mantengan los cultivos de pancoger,
que se han venido dejando al lado últimamente por cultivar un solo producto. Después de la
explicación sobre los beneficios de las Zonas de Reversa, empieza una introducción hacia
las leyes que la crearon y que las cobijan, hablando de procedimientos, criterios y selección
para la realización de las zonas.

El TLC también siempre fue nombrado como una problemática a potencia del
campesinado: “es un monstruo que se avecina y hay que estar preparados.” (Rondas
Campesinas, el Carmen de Bolívar). Uno de los mayores inconvenientes que se plantean es
que la agricultura de los Estados Unidos es subsidiada, por lo que sus productos son más
baratos, mientras que el Estado colombiano no ayuda a los agricultores. Ante este tema se
llama otra vez a la unidad, para poder exigirle al Estado la ayuda para afrontar el TLC y
que no se empobrezca al pequeño campesino.

43
Otro tema recurrente es cómo la agricultura campesina ha cambiado gracias a la entrada de
semillas genéticamente modificadas. El método tradicional de guardar semillas se ha
relegado gracias a la introducción de estas nuevas semillas, que empezaron a ser usadas
porque venían gratis con los pesticidas que normalmente usan los campesinos. Esta nueva
semilla no se puede guardar, es decir que no sirven para las próximas cosechas, lo que
obliga a los campesinos a estar comprando semillas constantemente. Además, estas solo
responden a los pesticidas de la misma compañía, que en conversaciones con un miembro
del Comité de Impulso se atribuye a la marca estadounidense Monsanto. En las Rondas se
buscó incentivar a los campesinos a seguir usando la semilla criolla, la tradicional y a
guardar estas semillas para las próximas cosechas. Se habló reiteradamente del maíz, que
dicen, es de mejor sabor el tradicional que el de semilla modificada.

Después de esta presentación que hacen los representantes de la Mesa, surge una dinámica
en la cual los asistentes plantean los problemas a los que se ven expuestos. Curiosamente
coinciden bastantes temáticas, que claramente dentro de cada municipio tiene sus propios
matices. El mal estado de las carreteras segundarias y terciarias, la corrupción de los
funcionarios públicos, la poca asistencia técnica para el campesino y la carencia de créditos
pensados para el campesinado son temas tocados en todas las reuniones, que también
muchas veces fueron mencionados por los miembros de la Mesa, pero son resaltados y
bastante reiterados por los asistentes. Se dice que las convocatorias que hace el INCODER
para proyectos productivos constan de un papeleo infinito, que no existe personal
capacitado para ayudar al campesino para orientarlo sobre los requisitos y para el papeleo,
y que por lo tanto nunca ha sido posible que reciban esta ayuda (intervención campesino en
Foro Regional Campesino de los Montes de María y mismas observaciones por parte de
Campesino en Colosó). Otra convocatoria del INCODER es para la darle tierra al
campesino que no tiene, que también se afirma que ha sido imposible ganársela, y que
“nadie en los Montes de María se la ha ganado, pues es solo una convocatoria a nivel
nacional” (Entrevista con campesino miembro de Mesa Departamental de Desplazados).

La compra de tierra masiva, dedicada a determinados monocultivos reconocidos, la palma


africana y árboles de teca, son las problemáticas que identifican los campesinos como
amenaza para su permanencia en sus territorios y de su economía. Los asistentes siempre
que mencionan los cultivos de teca hablan de la empresa Argos. El negocio actual es el de

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la reforestación, que como dice en el informe de sostenibilidad de Argos para el 2011, “los
bosques reforestados son una de las formas más eficientes y de mayor impacto para reducir
los gases del efecto invernadero.” (Argos: 2011). Lo que no se dice explícitamente es que
Argos busca una inclusión en el mercado internacional de los bonos de carbono (La Silla
Vacía, 2011). Además, la madera de los árboles es bastante codiciada, por lo que el
negocio de la teca es bastante rentable. Un campesino de Chinulito contó que hace un
tiempo llegaron a su región unos antropólogos de la Universidad de Antioquia con títulos
de propiedad de hace 60 años a nombre de Cementos Argos, pero que al ver la negativa de
la población de hablar con ellos se fueron. Otro caso mencionado es el de la vereda
Emperatriz en el Carmen de Bolívar, donde llegaron representantes de la Reforestadora de
Caribe (también de Argos), preguntando qué necesitaba la población (carreteras, acueducto,
etc.) Un caso que causó controversia fue el de una ex integrante de la ANUC bastante
conocida en El Carmen de Bolívar. Ella contó que era imposible sacar los productos de su
vereda por el mal estado de las vías, por lo que la comunidad decidió aliarse con
PRODESARROLLO (que en la región se dice es financiado por ARGOS) para que a
cambio de que se construyera la carretera, los pobladores sembraran teca, miel, ajonjolí y
mangos para Postobon. Por el lado de la palma africana, esta se asocia con el modelo del
agro-empresario y un ex ministro de agricultura en particular, dedicado al negocio de la
palma no sólo en los montes de María. En una entrevista con un funcionario del PNUD se
dijo que este ex ministro se dedicaba a comprarle tierra a los desplazados, lo que implica
adquirirla por precios paupérrimos. Mientras que actualmente la hectárea de tierra se cotiza
entre 2 a 5 millones de pesos, hace unos años se podía comprar por 200 mil pesos (la Silla
Vacía, 2011), la compra de tierra a bajos precios es mencionada también dentro de las
Rondas, como en el Foro Campesino, como en conversaciones informales. Debajo de María
la Baja, hay 13 mil hectáreas sembradas de palma, que usan el sistema de riego que en total
abarcaba 19,500 hectáreas (entrevista con líder campesino de María la Baja), los efectos
que tiene la palma para el suelo son devastadores, pues consume mucha agua y deja
estériles los suelos (entrevista con funcionario de Fundación Aportapaz). En una reunión en
Colosó se comentó y advirtió que los métodos que usan para que la gente termine cediendo
a cultivar palma era regalarle a los campesinos ron y carne, y ya cuando estaban bajo los
efectos del primero, los cogían uno por uno a ponerlos a firmar compromisos. Otro caso

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que se advirtió fue que corrompían a un líder de la comunidad para que fuera persuadiendo
uno a uno de los pobladores para que permitiera la entrada de la empresa y empezara a
trabajar para esta. Los campesinos plantean su punto de vista sobre estos monocultivos:
“Vuelven al campesino en jornalero, concentran la propiedad, el uso del suelo y la
producción, es decir que el campesino pierde su autonomía. Los monocultivos generan un
desarrollo económico en vez de un desarrollo integral (…) El desarrollo es el de la
agroindustria no el de la economía campesina.” (Intervención de campesino en Foro
Campesino Regional, agosto de 2012). La economía campesina la plantean como amigable
con el medio ambiente, no contamina tanto los suelos, las relaciones sociales que se
generan dentro de esta economía son más democráticas, de solidaridad y compadrazgo
(intervención campesino Foro Regional). El riesgo que identifican también es la pérdida de
cultivos de pancoger y por lo tanto de la soberanía alimentaria del campesinado. Los
señalamientos que hacen los campesinos es que estos monocultivos masivos si reciben
prebendas por parte del Estado y el apoyo de las agencias de cooperación estadounidenses,
refiriéndose al caso específico de USAID.

Las petroleras también han venido haciendo presencia en la región, al igual que la minería
legal. Sobre las primeras, se menciona a Ecopetro y Pacific Rubiales reiteradamente. En un
caso de una vereda de Colosó se comentó que para que llegó Pacific preguntando que
mejoras necesitaba el pueblo. Los señores dijeron que ellos, al ser retornantes que no
reciben ningún apoyo del Estado, no estaban en condiciones de arreglar la escuela, por lo
que aceptaron la oferta. En conversaciones con un funcionario de HOCOL se dijo que los
impactos que se ven, hablando específicamente de un corregimiento de Ovejas, son el
deterioro de las casas, carreteras, contaminación auditiva y visual, al igual que
enfermedades respiratorias. En el caso de la minería se mencionó el caso de Toluviejo,
donde los mineros que tradicionalmente extraen piedra caliza y están siendo desplazados de
sus trabajos por las concesiones hechas por el gobierno a particulares.

“Las nuevas generaciones” es un tema siempre tocado y que causa preocupación dentro de
los asistentes a las reuniones. Muchos campesinos padres de familia manifiestan su
influencia en que las nuevas generaciones ya no se quieran dedicar a labrar la tierra: “uno
les dice que no se dediquen al machete porque siempre dicen que el campesino es bruto,
pobre y analfabeto” (Ronda Municipal en Colosó). Se piensa que el hijo del campesino va a

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la ciudad a volverse mototaxista o al ejército, porque “se les ha metido en la cabeza que el
campo no sirve para nada” (Ronda Municipal en Colosó). En un caso de retorno en una
vereda de Chinulito, se dijo que sólo había retornado el 20% de la población, la mayoría
sólo hombres, pues las mujeres y jóvenes se habían quedado en la ciudad. Sobre el caso de
los jóvenes, es interesante ver cómo aunque los campesinos se quejan de la poca vocación
al agro, en las oportunidades de hablar tanto con ex miembros de la Anuc línea Sincelejo y
con los líderes de la Mesa Campesina, todos los hijos viven en las ciudades y están o ya son
profesionales. Entre las profesiones que se nombran, se habla de ingeniería de petróleos,
ingeniería industrial, economía y física. No se nombró ningún primogénito dedicado a la
profesión del agro. Todos estos hijos profesionales viven la urbe, ya sea Sincelejo,
Barranquilla o Bogotá. En dos casos de reconocidos líderes de la Anuc se mencionó que
sus hijas trabajan para petroleras, pero ninguna trabaja en la región Caribe. Aunque los
mismos padres reconocen que es paradójico que en el discurso que se maneje se busca la no
intromisión de las petroleras en la región, reconocen que sus hijas ganan bien en su trabajo.

El problema de la carencia de tierra es mencionado con menos frecuencia y depende del


sujeto. De los campesinos con los que se tuvo contacto que pertenecen o pertenecieron a la
Anuc tienen una opinión, al parecer homogénea, donde el problema de la tierra no es
central en el campesinado actualmente, y reconocen que, por lo menos en Sucre, si se
entrego mucha tierra a los campesinos, pues se dice que se entregó más de 63 mil hectáreas
a los campesinos (Pérez, 2010: 40). Por otro lado, a partir del contacto con campesinos que
no pertenecen ni pertenecieron a la Anuc, estos manifiestan que hay mucho campesino sin
tierra todavía. Algunos esperan recibir su parcela de las tierras incautadas a estupefacientes,
baldías o del Fondo Nacional Agrario. Este campesino que no tiene tierra también es
desplazado, pero igual se piensa que debe poder retornar al campo: “El conflicto es que la
mayoría de campesinos no tienen tierra propia, no son propietarios, pero igual, el
campesino viene del campo y debe retornar, pues ser campesino es su profesión”
(Entrevista campesino miembro de Mesa Departamental de Desplazados). Este punto es
visto como central dentro de algunos miembros de fundaciones como por campesinos en
general en temas de desplazamiento: el tenedor, es decir, el que no tiene ni tenía un pedazo
de tierra propio, si no que lo arrienda o le prestan un terreno para que la trabaje, no tiene
cabida dentro de la nueva de Restitución de Tierras. Este punto ha sido reiterativo también

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en organizaciones campesinas locales, y es por esto que muchas manifiestan no estar a
favor de la ley de Restitución. Otro aspecto generalizado que se piensa que “la ley de
Restitución de tierras llegó tarde.” Hay que tener en cuenta que las familias desplazadas de
los Montes de María llevan aproximadamente 10 años asentadas ya en la urbe. Así, como
lo plantea Memoria Histórica (2010), las mujeres empiezan a trabajar y a volverse una
fuente determinante del sustento familiar y más independientes. Los jóvenes desplazados
con los que me entrevisté manifiestan que ellos no tienen sentido de pertenencia con sus
lugares de origen, que se sienten es de Sincelejo y que no quieren retornar al campo,
además de que muy pocos manifestaron conocer o recordar el oficio de la tierra.
Funcionarios de la oficina de Restitución de Tierras en Sincelejo afirman que es bastante
común que los aspirantes a la restitución manifiesten que no quieren retornar a sus tierras.
Ante esta situación surge la inquietud ¿Qué harán con las tierras retornadas? Muchos
coinciden con que la restitución conjunto con la formalización de predios si llegó a tiempo
para la entrada de las empresas dedicadas a los monocultivos, que si necesitan la
formalización de los predios para poder comprarlos. Muchos de los campesinos de
profesión ya están viejos, muchos tienen todavía temor de retornar, en general ni los
jóvenes ni las mujeres quieren volver a estar tierras, pues además en la ciudad consiguen
condiciones más favorables que en el campo, como servicios de todo tipo y mayor
seguridad.

Hay que tener en cuenta que tanto la palma como la teca son cultivos de largo ciclo, es
decir, que requieren de más de 10 años para su culminación. Para tierras que ya están
sembradas con estos cultivos, que además requiere de una gran inversión y que reciben
incentivos del gobierno colombiano, la Ley de Restitución creó también el derecho de
superficie, que permite que el propietario de la tierra “arriende” su predio, para que otro
“uso, goce y disposición jurídica de la superficie del inmueble, para emplearla por un
tiempo determinado en actividades agrícolas, ganaderas, forestales, piscícolas,
agroindustriales, turísticas o de prestación de servicios ambientales certificados por la
autoridad ambiental competente.” (El Espectador, 18 de Diciembre de 2011). Así, puede
que muchos campesinos sean restituidos, mas no necesariamente estos puedan volver a su
predio (por condiciones de seguridad) ni que lo puedan volver a trabajar.

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Las reuniones finalizaban con la búsqueda de que algún participante se volviera el
representante de la Mesa a nivel departamental y con este se buscaría que fuera el empalme
siempre con esa comunidad. En todas las Rondas que participé siempre hubo voluntarios
para cumplir con ese cargo.

Nuevas Formas de Organización

La posibilidad de acompañar a la Mesa Campesina en las Rondas Municipales por los


Montes de María me permitió conocer más a fondo las nuevas formas de organización del
campesinado que han surgido en los últimos años. La organización que se ha venido dando
es más atomizada y corresponde a coyunturas u oficios diversos y particulares, es decir que
no hay una organización campesina como tal, que abarque la heterogeneidad del
campesinado. Estas nuevas formas de organización difieren de la organización campesina
que hubo en los años sesentas y setentas en los Montes de María y en Sucre, donde no es
que no se reconociera la heterogeneidad del campesinado, pero éste logro ponerse y
organizarse bajo la misma bandera, la de la Asociación de Usuarios Campesinos, Anuc: “A
pesar de esta gran diversidad, la ANUC emergió como una fuerza unificadora durante la
primera mitad de la década del setenta, coordinando las demandas de esos sectores y
dándoles expresión directa a través de su acción en tres frentes de batalla principales: La
lucha por la tierra, la defensa de los colonos y la protección de los minifundistas” (Zamosc,
1987: 3).

Ahora los campesinos no se organizan ni unen sólo por serlo, ni se limitan a ser sólo
campesinos, sino que buscan otros tipos de organización y de reconocimiento, donde se
condense más y se resalten las condiciones que los caracterizan o afligen. Actualmente en
los Montes de María hay una proliferación de organizaciones de toda índole. Existen
algunas muy atomizadas, de sólo carácter local, donde para vincularse se exige ser parte de
un pueblo, municipio o hasta vereda, mientras que otras tienen en común el oficio al que se
dedican ciertos residentes. Como un ejemplo de lo anterior, en la región se encuentran
organizaciones como muy particulares, como la Asociación de Mujeres Tejedoras de Paz
de Mampujan, Asociación de Retornantes de la Vereda Emperatriz (ASODEBE) y

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Asociación de Pescadores de Zambrano. Hay múltiples, depronto incluso miles de estas
pequeñas asociaciones, muy particulares y donde la vinculación y la creación de estas están
sujetas a condiciones muy particulares, ya sea oficios, geografía o haber pasado por una
situación particular, por ejemplo el desplazamiento. Estas pequeñas organizaciones parecen
depender sólo de la organización local y no de algún sujeto u agente externo para su
existencia, aunque no se puede afirmar que la iniciativa e idea de organizarse haya sido
endémica, sino que puede haber provenido del contacto con algún agente externo.

Por otro lado se pueden encontrar organizaciones más amplias, que son más incluyentes
porque abarcan condiciones, coyunturas o situaciones más generales, lo que permite la
vinculación de más personas sin tantos requerimientos específicos. Algunas de estas
organizaciones si pueden limitarse a ser montemarianas, aunque otras pueden ser a nivel
nacional al abarcar situaciones, catastrofes o coyunturas que no solo han sucedido en los
Montes de María. Algunos ejemplos de este tipo de organizaciones que existen
actualmente son: la Organización Campesina de Población Desplazada (OPDS), la
Asociación de Usuarios Campesinos ANUC o la Mesa Campesina. Una característica de
estar organizaciones es que dentro de esta organización se cobijan pequeñas y atomizadas
organizaciones.

Otros agentes que se encuentran en la región son las Fundaciones. Se encontraron muchos
casos en los que estas son de corte religioso no implicito, es decir que en el nombre y
misión de estas no se presentan como con algún componente religioso, pero sus directores,
funcionarios y financiación si lo son. Además muchas fundaciones reciben apoyo
económico de Iglesias, por ejemplo los menonitas, luteranas o evangélicas. Algunas de las
fundaciones encontradas según estas características son: Fundación Red de Desarrollo y
Paz de los Montes de María, donde el director es un padre católico; Asociación Sembrando
Semillas de Paz SEMBRANDOPAZ, el director es supremamente creyente y
APORTAPAZ, que recibe financiación, al igual que SEMBRANDOPAZ de comunidades
menonitas y evangélicas. Estas fundaciones tienen un contacto y peso directo con
poblaciones, muchas hacen presencia en lugares aislados y hasta donde hay carencia de
presencia estatal. Otro tipo de fundaciones son las de carácter privado, como por ejemplo
la Fundación Alpina y la Fundación Semana, enfocadas en el trabajo para la reconstrucción
del pueblo El Salado, fundaciones con mayor presupuesto y que hacen aportes en el

50
territorio en términos mas de infraestructura, mientras que estas otras fundaciones, de
carácter más menos protagónicas y mas local. Estas fundaciones se enfocan en un
acompañamiento a las comunidades, a sus procesos por ejemplo de retorno, haciendo
presencia en estas y por lo tanto, haciendo un acompañamiento más de tipo espiritual.

Relación Mesa Campesina con el Estado y organismos de cooperación internacional.

Un componente importante de la Mesa es su relación tanto con el Estado como con el


organismo multilateral PNUD. La Mesa recibe financiación de este último para realizar las
rondas municipales, pues tiene una intención directa de ayudar a que el movimiento
campesino se articule nuevamente. Pero esta ayuda le exige unos requisitos a la Mesa
Campesina. Por ejemplo, para la socialización del plan de desarrollo que exige la creación
de las Zonas de Reserva Campesina, el PNUD pide que se fomente los Consejos
Municipales de Desarrollo Rural (CMRD), aunque algunos miembros de la Mesa dicen que
son focos de corrupción. También se les ha pedido a los del Comité de Impulso que
suministren información sobre los miembros de la Mesa.

El INCODER es la institución estatal que está en contacto directo con la Mesa Campesina.
Esta institución está fomentando la Zona de Reserva campesina en los Montes de María por
medio de la Mesa. Este le asignó a la Mesa un presupuesto de 100 millones de pesos para
la realización de los requisitos para la implementar la Zona de Reserva. Las problemáticas
que han surgido han sido entorno a la contratación y a una fundación en particular, que es la
ejecutadora de los proyectos, pues la Mesa el no ser sujeto legal no recibe el dinero
directamente. Para la realización del Plan de Desarrollo el INCODER dio más del 60% de
los costos para la consultoría y la Fundación Desarrollo y Paz de los Montes de María había
puesto el excedente. Pero esta última se encargo de administrar los recursos y tomó la
decisión de contratar a unos consultores externos para la realización del plan, a pesar de la
negativa de los miembros de la Mesa, pues consideraron que una consultora externa podría
no percibir las problemáticas más urgentes que hay en la región. El plan de Desarrollo que
se entregó es visto por los miembros de la Mesa como “con errores de redacción,
coherencia y no plasma lo que nosotros queremos” (Conversación líder Mesa Campesina).

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Cuando se abandono campo la segunda vez, el INCODER daría otra financiación para
realizar un nuevo plan de desarrollo, pero sería bajo la condición de que la Corporación de
Desarrollo Solidario (CDS) fuera el que administre y guie la realización de este nuevo plan
de Desarrollo. El problema que surgió es que esta corporación tenía su propia visión de lo
que debería ser la Zona de Reserva y plantea que en vez de los 11 municipios iniciales, sólo
fueran 4. Los líderes de la Mesa eran consientes de que con cada intermediario impone una
visión sobre las problemáticas de la región y que no siempre tienen en cuenta las
prioridades que tanto los miembros de la Mesa como el campesinado en general identifican
como prioritarias.

Cuando volví en octubre el INCODER había decidido no dar el dinero para realizar otro
Plan, sino que entrego un menor presupuesto para reformularlo. La reformulación consistió
en la socialización del plan de desarrollo en los once municipios donde se realizará. La
dinámica para las socializaciones era la siguiente forma: Primero se explicaba qué es una
Zona de Reserva Campesina y qué beneficios traería a los campesinos. Posteriormente los
asistentes se organizaban en grupos de aproximadamente seis personas y se les entrega una
copia del documento donde se exponen diversas problemáticas que están presentes en la
región como carencia de vías, falta de tierra para campesinos, insuficiencia de servicios
públicos o de transporte público inter veredal. Los participantes debían discutir y escribir si
estaban de acuerdo o no con las problemáticas planteadas y cuales eran prioritarias.

Por otro lado la afirmación “es que el Estado no cumple” es recurrente, frecuente y hasta se
podría decir que consensual en la región. Las personas identifican dos factores que hacen
que esto suceda: “no hay voluntad política de los dirigentes” (Conversación Miembro Mesa
Campesina) y la corrupción. Además, la presencia del Estado, que en esta región viene
incrementando pero que a veces se limita solo a la presencia del Ejercito, se ve como
parcial, y esto es un factor de no retorno también: “El ejercito puede que haga presencia
unas cuantas horas al día, pero por la noche se van y ahí cambia la cuestión” (Entrevista
Joven Desplazado del norte de Antioquia, miembro de AJUSPAZ). En Montes de María las
personas hacen la diferencia entre desplazados retornados con ayuda del Estado y
retornantes sin apoyo estatal. Sobre la primera situación, no se mencionó ningún caso, pero

52
en conversaciones con un líder de la Mesa y ex presidente la Anuc, este dijo que inclusive
en el caso de Mampujan, que ha sido el más público, conocido y el plan piloto de la
reparación, el Estado no les ha cumplido. Así, se refiere al retorno como “un fiasco,” y las
personas que han retornado es por iniciativa propia y bajo su propio riesgo. Se nombraron
algunos casos, como Caño Berrugitas en San Onofre, donde después del retorno si entró el
Estado por medio de Acción Social. Hay casos, como el de Loma Central, Macayepo y
algunas veredas dentro Chinulito donde llevan procesos de más de 3 años retornando y no
ha habido ningún acompañamiento del Estado. Hay que tener en cuenta que el proceso de
volver a “enraizarse” es dispendioso. Primero, porque es necesario tiempo para poder quitar
el monte y además los cultivos se demoran en volver a dar fruto, por lo que no cualquiera
tiene el capital para sobrevivir este proceso que mínimo puede durar seis meses. Es por
esto que en los retornos se pide la ayuda del Estado, mientras los campesinos vuelven a
desarrollar sus cultivos.

53
Conclusiones

“¿Cuál es la condición específica que hace que esa forma de organización surja en ese
determinado momento?” es la pregunta que plantea Orin Starn para los movimientos rurales
en Latinoamérica. Creo que esta pregunta puede ayudar a responder otra, ¿cómo está la
organización campesina hoy en día? Considero que la Mesa Campesina de los Montes de
María es hija de su contexto completamente. Las problemáticas a las que se enfrenta la
población civil, sobretodo rural, creo que determinan las formas de organización actuales.
La violencia conjunto con la estigmatización que sufre la organización del campesinado ha
condenado a esta a casi su desaparición. Las nuevas que van surgiendo son extremadamente
tímidas, y se podría decir que son de bajo perfil al ser también de un carácter tan local. Se
debe tener en cuenta además que la iniciativa de la Mesa actualmente es demasiado débil en
el sentido de las bases sociales que tiene. Claramente hay organizaciones que componen la
Mesa, y que son sus cimientos, pero todavía les falta mucho apoyo, como se pudo
evidenciar en las Rondas Municipales, pues todavía no hay delegados municipales
realmente comprometidos con ésta, aunque sea un proceso que lleva aproximadamente
cinco años.

Todos los líderes que hacen parte de la Mesa han sido amenazados por los distintos actores
armados ilegales que hacen o hicieron presencia en la zona, y creo que este factor conjunto
con la violencia generalizada, produjo que el discurso y las acciones que propone la Mesa
estén totalmente enmarcadas dentro de la legalidad, me explico: Todas las exigencias que
tiene la Mesa giran entorno a los deberes que el Estado no ha cumplido en la región:
servicios básicos de todo tipo, seguridad, carreteras, etc. Las demandas han cambiado, pero
no se puede decir que por eso las necesidades de muchos campesinos de Montes de María
también, como se pudo conocer en el caso de campesinos sin tierra. Creo más bien que la

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organización actual es pragmática, pues un discurso apegado a la legalidad no solo le
permite blindarse de señalamientos de distinto tipo, sino que también es más probable que
estas sean escuchadas y cumplidas por el Estado. Así, que la Mesa Campesina carezca de
una ideología permite además la inclusión de muchas más organizaciones a ésta. En
conversaciones con el ex director de la CNRR en Sucre, este plantea que la Mesa surge en
un momento donde nadie es capaz de asumir el liderazgo social. Pero creo que además de
lo anterior la Mesa surge dentro de un contexto donde hay muchísimas organizaciones y es
necesario que se articulen entre ellas; a modo de estrategia, puede tener mas fuerza y
generar un mayor impacto como organización de la sociedad civil. Así, la Mesa es la forma
de adaptarse a una determinada coyuntura. Los nuevos movimientos sociales si existen en
Montes de María, si hay una proliferación de las organizaciones, si son más atomizadas y
carecen de ideología, pero creo pertinente resaltar como la violencia ha sido un factor
determinante para que surja este tipo de organización. Un ejemplo de lo anterior puede ser
el caso de un campesino en Macayepo, que se refiere a los pobladores de esta comunidad:
“Nosotros si estamos aplicando la restitución (de tierras), pero no en grupo, pues por los
casos de Rogelio en La Alemania, los casos de San Onofre y el caso Escuderos, no
reclamamos en grupo. Pero eso no significa que no estemos organizados.” La organización
existe, aunque sea en menor escala y no necesariamente es visible ni pública. La Mesa
demuestra cómo hoy en día no se puede hablar de movimiento campesino como tal en los
Montes de María, pues cada vez es mas evidente las diferencia de condiciones, necesidades
y hasta ideologías que hay en el campesinado.

Como plantea Escobar, estos movimientos sociales se enmarcan dentro de discursos


alrededor de imaginarios democráticos occidentales. Históricamente ha habido poca
presencia Estatal, y como plantea Machado, ha habido poco desarrollo de la democracia en
las regiones rurales de Colombia; esta situación siempre ha sido problemática, pero ahora
ha causado que la empresa privada busque entrar a la región supliendo los deberes del
Estado. Se presentan petroleras, reforestadores, empresas en búsqueda de productores de
alimentos con la voluntad de suplir las necesidades básicas de los pobladores
montemarianos. El incumplimiento del deber estatal permite que no haya una autonomía
para decidir la entrada o no de estas empresas, pues como relato un campesino de una
vereda de Chinulito “nosotros no estamos en condiciones de arreglar la escuela ni de

55
dotarla,” justificando la decisión de aceptar que Pacific Rubiales reconstruyera la escuela
de la vereda. Se ofrecen escuelas, carreteras y hasta financiación a los grupos deportivos del
pueblo a cambio de que se permita la exploración, siembre teca o palma.

Lo anterior evidencia cómo, aunque Montes de María sea una región con precaria presencia
Estatal, no significa que esté aislada de los procesos globales. Se encuentra más bien
inmersa dentro de una economía de mercado, donde actualmente hay un mercado de tierras
dinámico y presencia de empresas nacionales y multinacionales. Estas relaciones también
determinan al campesinado, pues existen los que se alían con estas empresas y que hacen
parte de las llamadas cadenas productivas, y por otro lado están los que mantienen un
discurso de anti inversionista, o los que no tienen cabida dentro de estos procesos porque
no tienen tierra.

La tesis de Starn de que estos movimientos tienen como característica un desdén como
aceptación por el Estado también se encuentra en este casi. Estas organizaciones se basan
en la crítica a la ineficiencia del Estado, pero lo reconocen como autoridad y abogan es por
que haga presencia en la región. Pero al contrario de lo que plantea Escobar, la Mesa
Campesina no busca mayor autonomía del Estado, sino que busca mayor inclusión y
comunicación con este. Además en el caso de la Mesa, sus lideres demuestran un
conocimiento de leyes y de procesos legales, que creo es un fenómeno que va a ir
aumentando en los pobladores rurales, al ser las herramientas que encuentran para
legitimizar sus exigencias.

Creo que la proliferación de organizaciones de todo tipo no conlleva a que haya mayores
espacios políticos y de participación. Quiero decir que en este caso, mayores
organizaciones no es igual a mayor participación real en los procesos y decisiones
democráticas. Puede que si haya un mayor conocimiento de los procesos y proyectos que
estén dedicados a la región, pero esto no implica que haya un poder de incidencia en estos.

Por último, creo que la Mesa Campesina puede ser un ejemplo del tipo de organización que
surja de los nuevos movimientos sociales, debido a la proliferación de estos. Es decir,
puede que nazcan organizaciones transversales a estos nuevos movimientos, buscando lo
mismo que la Mesa: la coordinación y dialogo entre las organizaciones, sin quitarles la
autonomía a estas ni el protagonismo.

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