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(*) Artículo publicado en la revista rusa Matematika v shkole (Matemática en la Escuela Nº1,2003. Traducción del ruso del artículo
por Antonio Aparicio Cortés, Profesor de Enseñanza Secundaria del Instituto de Enseñanza Secundaria de Cruces- Baracaldo
(Vizcaya).
Nota del equipo redactor de la revista Matematika v shkole (Matemática en la escuela): El autor de este artículo Gueorguiy
Evguéniyevich Shílov (1917–1975), Doctor de Estado en Ciencias Físico-Matemáticas, es autor de muchos artículos de teoría de
funciones, análisis funcional, ecuaciones diferenciales, álgebra y otros apartados de las matemáticas. A su pluma pertenecen
aríticulos interesantes de la historia y de la metodología de las matemáticas. Reeditamos uno de estos artículos, que fue publicado
en el primer número de nuestra revista del año 1964. Se le puede llamar, con derecho, una perla de la cultura matemática.
Fig. 1
El problema consiste en lo siguiente: A una cuerda elástica, fijada en dos puntos del eje de
las abscisas x = 0 y x = l, le dan una forma inicial determinada (fig.1) y después la sueltan sin
velocidad inicial. La cuerda empieza a vibrar y se necesita determinar su forma en cualquier
instante de un tiempo posterior.
Como saben los estudiantes universitarios de los cursos 3º y 4º, esta cuestión se reduce a la
búsqueda de una función u(t,x), que satisface la ecuación
2 u (t,x) = 2 u (t,x)
t2 x2
con las condiciones iniciales
u (0,x) = u0 (x),
u (0,x) = 0
t
Tanto D’Alembert como Euler (un año más tarde) señalaron la siguiente regla para la reso-
lución de este problema: la función u0(x), que determina la forma inicial de la cuerda, hay
que prolongarla del segmento 0 ≤ x ≤ l al segmento -l ≤ x ≤ 0 como una función impar. A
continuación, la función obtenida, definida ya en el segmento -l ≤ x ≤ -l, hay que prolongarla
a todo el eje x como una función periódica de período 2l. Si la función periódica obtenida
se designa por el mismo símbolo u0(x), entonces la solución buscada u (t,x) se puede obtener
por la fórmula
u0 (x + t) + u0 (x - t)
u (t,x) = (0 ≤ x ≤ l, t ≥ 0) (1)
2
Aunque ambos matemáticos obtuvieron la solución en la misma forma, cada uno de ellos con-
sideraba que su propia solución tiene un carácter más general que la de su colega. Precisamente
la resolución se expresa mediante u0(x), que determina la forma inicial de la cuerda y es una
función arbitraria. Sin embargo cada uno entendía a su manera qué es una función arbitraria.
Para D’Alembert, que era seguidor de la escuela de J. Bernoulli, “una función arbitraria” sig-
nificaba “una expresión analítica arbitraria”, además desde el mismo comienzo impar y que
posee el período 2l. Para Euler “una función arbitraria” significaba “una curva trazada arbitra-
riamente”. ¿Qué concepto es más amplio, cuál es más estrecho? La discusión entre D’Alembert
y Euler (que duró varios años) puede ser expresada por el siguiente diálogo:
Euler. Claro está que una curva trazada arbitrariamente, es un concepto más general que una
expresión analítica arbitraria. En efecto, cualquier expresión analítica se representa mediante
cierta curva; sin embargo, no cualquier curva puede ser representada por una expresión ana-
lítica. Por ejemplo, una curva arbitraria se puede tomar con picos, sin embargo la curva que
corresponde a una expresión analítica, nunca tiene picos.
D’Alembert. Esto es sólo la apariencia de la generalidad. No se trata de curvas arbitrarias, sino
de las soluciones de las ecuaciones en las que figuran segundas derivadas. Antes de compro-
bar si su curva es solución, hay que escribir su expresión analítica, de lo contrario ¿cómo la
va a derivar? Pero una curva con picos, en general, no puede ser solución de una ecuación
en derivadas parciales. Además desde el punto de vista físico, la fuerza de elasticidad en los
picos tendría que ser infinita, lo que es absurdo.
Euler. Mi curva puede estar compuesta por varios arcos, que corresponden a distintas expre-
siones analíticas.
D’Alembert. Los arcos de las curvas que corresponden a distintas expresiones analíticas de
las que supuestamente puede estar compuesta la solución, no pueden ser unidos nunca de
una forma lisa.
En la discusión tomó parte un joven matemático, Daniel Bernoulli (hijo de Johann Bernoulli). Él
inventó un argumento que, en su opinión, podría apaciguar a los polemizantes. Precisamente,
de la misma manera que las oscilaciones compuestas se componen de las oscilaciones sinu-
soidales simples, ¿es posible expresar cualquier curva de Euler en forma de la serie
tiempo, puesto que en ella no se habla nada sobre la naturaleza permisible de la dependencia
de las primeras cantidades de las segundas, la definición sigue siendo bastante difusa, así que
cada uno de los posteriores matemáticos del siglo XVIII tenía libertad para interpretarla a su
manera. En el gran curso de cálculo diferencial e integral, escrito por La Croix para la Escuela
Politécnica de París (1797), está aceptada de hecho esta misma definición. Adicionalmente
está introducida una indicación para decir que la naturaleza de la dependencia puede no ser
conocida de antemano. Pero el sentido de esta indicación no consiste en la ampliación del
concepto de función, sino simplemente en dar los derechos de ciudadanía a los problemas
donde la incógnita es una función.
¿Qué concepto es más amplio y cuál es el más estrecho: el que utiliza la expresión analítica
o el que utiliza la curva? Esta cuestión seguía sin resolverse hasta el trabajo de Jean Fourier
(1807).
Para asombro de todo el mundo, Fourier señaló la regla de cálculo de los coeficientes en la
serie de Bernoulli; ésta es conocida ahora para cualquier estudiante:
Pero a finales del siglo, los matemáticos constataron con sorpresa que la definición de Dirichlet,
que parecía indiscutiblemente clara y precisa, contiene en sí inesperadas dificultades de prin-
cipio, serias hasta tal punto, que muchos empezaron a negarse a admitir en ella algún sen-
tido. Para aclarar esta cuestión, comparemos la definición de Lobachevski y la definición de
Dirichlet aplicándolas al objeto siguiente. Supongamos que a cada número natural N = 1,2,...
le corresponde el número (N) que es igual a 1, si en el desarrollo decimal del número hay N
nueves seguidos; y es igual a cero en el caso contrario. ¿Se trata de una función de N o no?
Dirichlet diría: “Está claro que esto es una función. Para cada N, o existen N nueves seguidos
en el desarrollo del número , o no existen; la tercera posibilidad se excluye. Puesto que no
impongo condiciones a la naturaleza de la dependencia, ante mí hay efectivamente una fun-
ción definida con exactitud”.
Lobachevski diría: “No conozco la regla que da para cada N la posibilidad de saber si en el
desarrollo del número hay N nueves seguidos. Puede ser que esta regla no exista (3). Por
consiguiente aquí no hay función”.
DEFINICIÓN DE FUNCIÓN
Una función de una magnitud variable es una expresión analítica, compuesta por esta mag-
nitud y por constantes.
J. Bernoulli, 1718.
Una función es una curva, dibujada por un movimiento libre de la mano.
L. Euler, 1748.
Cuando unas cantidades dependen de otras de tal forma que al variar las últimas también
varían las primeras, entonces las primeras se llaman funciones de las segundas.
L. Euler, 1755.
Cualquier cantidad, cuyo valor depende de una o de otras varias cantidades, se llama función
de estas últimas, independientemente de si se conocen o no las operaciones que hay que
realizar para pasar de éstas a la primera.
S. La Croix, 1797.
Una función de x es un número que se da a cada x y que varía constantemente con la x. El
valor de la función puede estar dado o por una expresión analítica o por una condición que
da el procedimiento para probar todos los números. La dependencia puede existir y quedarse
desconocida.
L.I. Lobachevski, 1934.
y es función de x, si a cada valor de x le corresponde un valor completamente determinado de
la y; además no es importante el método con el que ha sido establecida la correspondencia
señalada.
P. Dirichlet, 1837
Precisamente este punto –es importante o no es importante el modo por el que se define
la correspondencia entre la x y la y– de nuevo suscitó las pasiones en torno a la defini-
ción de función ya a principios del siglo XX. Efectivamente, según el sentido literal de la
definición de Dirichlet, para definir una función hay que definir sus valores para cada x;
además los valores de la función para distintos valores de x no están relacionados entre
sí de ninguna manera. ¿Pero de qué forma se puede definir una función? Los valores del
(x) dx = 1.
-
(x) (x) dx. (4)
-
Teniendo en cuenta la continuidad, se puede considerar que (x) mantiene su valor (0) en
un entorno pequeño del punto x=0. Fuera de este entorno (x) vale cero, así que se puede
considerar que la integral se extiende solo a este entorno. Sacando (0) fuera del signo de
integral, obtenemos la integral de la propia (x) que según la condición vale 1. De esta forma
la integral (4) vale (0).
Lebesgue. Tanto la definición de la función delta, como el razonamiento expuesto no tienen
ningún sentido. Una función que es igual a cero en todos los puntos salvo en uno, tiene que
tener la integral igual a cero. Esto es la piedra angular de cualquier teoría de la integral.
Dirac. La función delta se puede construir como límite de una sucesión de funciones. Por
ejemplo: Tomemos la sucesión de funciones h1(x), h2(x), ..., que se representan por los trián-
gulos isósceles, cuyas bases están situadas en el eje x y se concentran hacia el punto x = 0 y
cuyas alturas aumentan indefinidamente de tal forma que las áreas siguen siendo iguales a 1
(fig. 2).
Está claro que... lim hn (x) = 0 para x> 0 y para x < 0; y también
n-
lim hn (x)d(x) = lim hn (x) = lim1 =1
- -
Fig. 2
vamos a llamar funciones de prueba. Teniendo una función clásica f(x), se puede definir para
cada función de prueba (x) el número
(x) f(x)dx (5)
-
que vamos a denotar mediante (,f) y vamos a llamarlo resutado de la influencia de la función
f(x) sobre la función prueba (x).
Resulta que la función f(x) puede ser restaurada de una forma unívoca, si conocemos sola-
mente los resultados de su influencia sobre cualquier función prueba. En otras palabras, en un
principio una función clásica se puede definir tanto mediante sus valores en algunos puntos
del eje x, como por los resultados de su influencia sobre las funciones prueba.
Ahora se puede dar la definición de la función generalizada. Se dice que está definida una fun-
ción generalizada f, si a cada función prueba (x) se le pone en correspondencia un número,
denotado por el signo (,f) y llamado resultado de influencia de la función f sobre la función
prueba (x).
No cualquier función generalizada está relacionada con la función clásica mediante una
expresión del tipo (5). Supongamos, por ejemplo, que a cada función prueba (x) se le ha
puesto en corespondencia un número igual a (0), o sea, igual al valor de la función (x)
en el punto x = 0. Se puede demostrar que ninguna función clásica f(x) puede satisfacer la
igualdad
(x) f(x) dx = (0)
-
(x) (x) dx = (0)
-
En otras palabras, la función delta (x), influyendo sobre cualquier función prueba (x), con-
duce precisamente al resultado (0). El razonamiento de Dirac, claro está, no es una demos-
tración; sin embargo, hace natural la siguiente definición: la función delta es una función
generalizada que aplicada a cualquier función prueba (x) da como resultado (0). De esta
forma la función delta, no siendo una función clásica (en esto Lebesgue tiene razón), perte-
nece al conjunto de las funciones generalizadas.
Ahora consideremos la cuestión de la derivabilidad de las funciones generalizadas. Si f(x) es
una función ordinaria con una derivada ordinaria f’(x), entonces, integrando por partes, se
puede obtener fácilmente la fórmula:
(,f´) = f´(x) (x) dx = f(x) (x) | - f(x) ´(x)dx = – (´,f) (6)
- - -
además el término que está fuera de la integral se anula debido a que la función prueba (x)
es finita.
La igualdad (6) demostrada para la función ordinaria f(x) con una derivada ordinaria f’(x)
puede servir de definición de la derivada para cualquier función generalizada. Precisamente
la función generalizada f’(x) se llama derivada de la función generalizada f, si para cualquier
función prueba (x) el valor de la función generalizada f’ está dado por la igualdad
(,f’) = -(’, f)
De esta forma, cualquier función generalizada tiene derivada que a su vez también es una
función generalizada. Puesto que la operación de derivación se puede repetir, vemos que las
funciones generalizadas tienen derivadas de cualquier orden.
Por ejemplo: si una función ordinaria f(x) no tiene una derivada ordinaria, entonces desde el
punto de vista de las funciones generalizadas esto significa que la derivada de la función f(x)
ya no es una función ordinaria, sino generalizada.
Demostremos ahora que la serie convergente de las funciones generalizadas se puede derivar
término a término. Según la definición, la serie de las funciones generalizadas f1 + f2 + ... es
convergente y tiene como suma la función generalizada f, si para cualquier función prueba
(x) la serie numérica (, f1) + (, f2) + ... converge y tiene lugar la igualdad
(, f1) + (, f2) + ... = (, f)
De acuerdo con la definición de la derivada de la función generalizada f tenemos
(, f’) = -(’, f) = -(’, f1) - (’, f2) - ... = (,f1’) + (,f2’) + ...,
o sea,
f’ = f1’ + f2’ + ...,
lo que se pedía demostrar.
De esta forma en el campo de las funciones generalizadas se cumplen las cuatro condiciones
que se exigían a la nueva definición de la función que satisface tanto a los matemáticos como
a los físicos.
Desde los tiempos en los que S.L. Sóbolev introdujo las funciones generalizadas (1934-1936),
han pasado muchos años. En todo este tiempo, la teoría de las funciones generalizadas se ha
desarrollado ampliamente y se ha hecho necesaria en muchas cuestiones del análisis matemá-
tico y en otras ramas de las matemáticas, y así mismo en una serie de problemas físicos.
Hemos visto cómo se iba perfeccionando la definición de la función a lo largo de los más de
doscientos años. Su última forma no significa el final de su historia. Sin duda en el futuro bajo
la influencia de nuevas exigencias tanto de la propia Matemática como de otras ciencias (de
la Física, posiblemante de la Biología, pede ser de la Sociología), la definición de la función
va a variar, y cada siguiente variación, como antes, va a abrir nuevos horizontes de la ciencia
y va a conducir a nuevos e importantes descubrimientos.
NOTAS
(1) Véase Gnedenko B.V. Los primeros pasos en el desarrollo del cálculo. Matematika v shkole.1963. Nº4.
(3) Teniendo en cuenta los resultados de los últimos años sobre la existencia de algoritmos para la resolución de ciertos problemas
(A.A. Markov y otros), podemos añadir que la consideración de Lobachevski puede ser que no esté exenta de razón.
(4) Hablando en lenguaje de la teoría de los conjuntos, las funciones definidas por las reglas, compuestas por un número finito de
palabras, forman solamente un conjunto numerable; sin embargo las funciones sin regla, incluso solo las continuas (e incluso
¡sólo las constantes!), forman un conjunto cuya potencia es la del continuo. De esta forma hay muchísimas más funciones sin
regla que funciones con regla. Los teoremas fundamentales del análisis, tales como los teoremas de la existencia del supremo
de un conjunto acotado, nos conducen enseguida a la necesidad de utilización de funciones sin regla.
(5) Está claro que en los tiempos de Lobachevski y de Dirichlet la cuestión "exigir la regla o no exigirla" todavía no podía haber sur-
gido; por consiguiente, solo se puede hablar condicionalmente de que las dos corrientes mencionadas arrancan de Lobachevski
y de Dirichlet.
(6) La escuela intuicionista es recordada en la matemática como una especie de curiosidad histórica (Bourbaki N. Elementos de la
historia de las matemáticas.1963).