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El trabajo del cuidado 1

¿queé se entiende por el tema del cuidado?


Autor: Dra. Elizabeth Jenny Hernaé ndez Ramíérez
Dr. Giovanni Miguel Algarra Garzoé n

1. Conceptualización del Cuidado visión multidisciplinar

a. El cuidado desde la psicología y el psicoanálisis


El concepto de cuidado como tal, dendro de la psicología se trata de un nuevo campo de
conocimiento, y tiene carácter multidisciplinario en el que tienen especial presencia la
enfermería, el trabajo social, la sociología, la historia, la antropología y más
recientemente, la economía. Es, sin embargo, la teoría feminista la que a partir de los
años setenta del pasado siglo XX ha articulado distintas aportaciones de las ciencias
sociales en un nuevo enfoque que explica y da sentido a la tarea de cuidar1.
El cuidado es un concepto que se ha ido abriendo a partir del modelo maternal a otras
necesidades de cuidado, como los mayores o los enfermos, y a otras cuidadoras
familiares o asalariadas, así como a los hombres. Se abre también a la responsabilidad
social, más allá de la familia, a través de la participación del Estado mediante políticas
sociales cada vez más amplias para satisfacer las necesidades básicas de mantenimiento
de las personas esta enfocado específicamente en tres sentidos, el cuidado del niño en
las primeras etapas de desarrollo (primera, segunda infancia y adolescencia), respecto al
‘cuidado de sí’ y finalmente al cuidado del adulto mayor.
Los psicólogos que se encuentran dentro de la línea de desarrollo afirman que
dependiendo de los cuidados que se le proporcionen al bebé desde su nacimiento y la
procuración del crecimiento en las esferas, física, emocional y psicológica será la forma
en la que el individuo en la vida adulta podrá cuidar de sí y de los otros.
Desde diferentes perspectivas para que un individuo alcance de manera óptima su
crecimiento en los tres ámbitos, la familia es la que funge con un papel determinante en el
desarrollo del niño. “Infancia es destino… desde la infancia se imprime el sello a los
modelos de comportamiento posteriores” (S. Ramírez, 1962). En su obra hace alución no
solo a la importancia del papel de los padres como formadores, sino también de la
herencia cultural que tienen a cuestas, el mexicano desempeña su papel como progenitor
llevándo por un lado al hombre a cumplir con un papel de proveedor, que en términos de
‘cuidado’, es el encargado de cuidar del bienestar físico del niño y en ocasiones de la
familia completa y la mujer como madre, en cambio, cumple con una doble función, por

1
Tobío, C. (2010). El cuidado de las personas. Un reto para el siglo XXI. Barcelona: Obra social. Fundación la Caixa.
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un lado es la ‘encargada de las labores del hogar’ y por otro, del cuidado de los hijos.
Hasta aquí con el pensamiento de Ramírez, que muestra de manera muy general que la
concepción de ‘cuidado’ desde esta perspectiva, forma parte del ciclo vital en la
participación activa de los padres hacia sus hijos. Entiende el cuidado como una actividad
que debe ser llevada a cabo por un adulto que pueda actuar con responsabilidad ante
cualquier contingencia. Los niños deben ser controlados en sus juegos y actividades
cotidianas para evitar que se lastimen y que pongan sus propias vidas en riesgo.

Ahora bien, dentro de una postura psicoanalítica el papel de la mujer en el cuidado cobra
una relevancia importante, ya que el psicoanálisis plantea las funciones que debe de
cumplir como cuidadora. Una “madre suficientemente buena” termino que plantea R. D.
Winnicott, (1989) y en el entendido que “no hay un bebé sin una madre” [es decir que en
los comienzos el bebé es totalmente dependiente de su madre aunque no lo sepa]. La
madre suficientemente buena es necesaria para el desarrollo óptimo de todo bebé.

Pero ¿qué implica ser una madre suficientemente buena? Es aquella que se adapta
activamente a las necesidades del bebé y que va disminuyendo poco a poco esta
adaptación a medida que este niño va creciendo y va siendo capaz de tolerar los
resultados de la frustración2.

2
¿Qué es frustración para un bebé? Frustración se llama a la sensación que surge cuando una necesidad no es satisfecha.
Tener que llorar mucho tiempo porque tiene hambre y darse cuenta de que depende de un otro para alimentarse conlleva a
que el bebé se sienta frustrado. Ahora, no es lo mismo que un bebé de 1 mes llore 5 minutos sin recibir asistencia, que lo
haga un bebé de 7 meses. Y no es lo mismo llorar 5 minutos a llorar 20 minutos. Esto hace que muchas veces las madres
se encuentren confusas. ¿Cuánto se puede dejar llorar a un niño? ¿Es necesario dejarlo llorar un ratito antes de acudir? ¿Si
acudimos muy rápido lo estamos malcriando? Justamente a la persona que es capaz de una adaptación adecuada en
tiempo y forma es a lo que Winnicott llamaba una madre suficientemente buena. Al comienzo (desde el nacimiento hasta los
primeros 3 meses por lo menos) la madre deberá adaptarse casi totalmente a las necesidades de un bebé. El bebé se crea
así la ilusión de que el pecho es parte de él y que sólo con emitir un leve llanto, el alimento aparece como por arte de
magia, y que es él quien lo controla. La madre le da el pecho justo en el momento y en la forma que el bebé lo necesita.
Claro que si esto sigue siendo así por mucho tiempo, no es bueno. Si el bebé a los 7 meses sigue recibiendo el pecho ni
bien abre su boca para llorar, no puede comenzar a formarse la idea de que el pecho es algo externo a él, y que él es un ser
separado, una persona diferente a su madre, lo cuál no nos lleva por un buen camino, ya que impide el proceso de
diferenciación e individuación que debe generarse a los 2 años y medio. A los 7 meses el bebé ya comienza a percibir a su
madre como una persona a la que reconoce como distinta a él, no busca el pecho en cualquier adulto, en cualquier cuerpo,
la busca a su madre. Su madre, en esta etapa, puede escuchar a su bebé llorar y calmarlo diciéndole "bueno, bueno, ya
tienes hambre..." y el bebé puede calmarse un poco sabiendo que su madre está cerca y el pecho está por venir
prontamente.
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En esta misma línea relacionada con la madre como “objeto de cuidado”, se encuentra en
la “teoría del apego” (J. Bowlby,1969) que explica que el apego es una conducta instintiva
que aparece de una forma semejante ante la presencia de un determinado estímulo o
señal, que en el caso del bebé ese estímulo es el contacto con “la mirada de la madre”.
Este apego se desarrolla de acuerdo a las características propias de la madre. Los
diferentes tipos de apego3 son:

 Apego seguro, se observa en niños que son capaces de usar a sus cuidadores
como una base de seguridad cuando están angustiados. Ellos tienen cuidadores
que son sensibles a sus necesidades, por eso, tienen confianza que sus figuras de
apego estarán disponibles, que responderán y les ayudarán en la adversidad. En
el dominio interpersonal, las personas con apego seguro tienden a ser más
cálidas, estables y con relaciones íntimas satisfactorias, y en el dominio
intrapersonal, tienden a ser más positivas, integradas y con perspectivas
coherentes de sí mismo.
 Apego evasivo, se percibe en niños que exhiben un aparente desinterés y
desapego a la presencia de sus cuidadores durante períodos de angustia. Estos
niños tienen poca confianza en que serán ayudados, poseen inseguridad hacia los
demás, miedo a la intimidad y prefieren mantenerse distanciados de los otros.
 Apego ansioso-ambivalente, responden a la separación con angustia intensa y
mezclan comportamientos de apego con expresiones de protesta, enojo y
resistencia. Debido a la inconsistencia en las habilidades emocionales de sus
cuidadores, estos niños no tienen expectativas de confianza respecto al acceso y
respuesta de sus cuidadores.
 Apego inseguro-desorganizado-desorientado4, muestran la mayor inseguridad.
Cuando se reúnen con su madre tras la separación, estos niños muestran una

3
Los tipos de Apego fueron definidos en primer lugar por Ainsworth en 1970 y el término fue acuñado por John Bowlby
posteriormente para explicar su internal working model en 1980.

4
Este tipo de apego se define hasta 1986, como resultado del trabajo de Bowlby y cols.
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variedad de conductas confusas y contradictorias. Por ejemplo, pueden mirar


hacia otro lado mientras son sostenidos por la madre, o se aproximan a ella con
una expresión monótona y triste. La mayoría de ellos comunican su desorientación
con una expresión de ofuscación. Algunos lloran de forma inesperada tras
mostrarse tranquilos o adoptan posturas rígidas y extrañas o movimientos
estereotipados.

Para Bowlby este modelo de apego, es una representación mental de sí mismo y de las
relaciones con los otros. Este modelo se va a construir a partir de las relaciones con las
figuras de apego (en específico con la madre) y va a servir al sujeto para percibir e
interpretar las acciones e intenciones de los demás y para dirigir su conducta. Un aspecto
clave de estos modelos, que incluyen componentes afectivos y cognitivos, es la noción de
quiénes son las figuras de apego, dónde han de encontrarse y qué se espera de ellas.
También incluyen información sobre uno mismo; por ejemplo, si se es una persona
valorada y capaz de ser querida por las figuras de apego. En este sentido constituyen la
base de la propia identidad, de la autoestima y del vínculo con los otros.
En términos de cuidado, una persona que haya establecido un apego seguro [por los
cuidados de una madre o cuidadora suficientemente buena], podrá cuidar del otro de
manera empática, ya que esto le permite hacer un reconocimiento del otro como un par.
El papel de la empatía en el cuidado del otro (M. Hojat, 2007)5 es esa poderosa fuerza que
une a los seres humanos en todos los contextos, que los conecta y en el caso del
cuidado, hace que se tome la travesía del otro, formando vínculos y de esta manera
ayuda al bienestar de la persona a la que se cuida. Siempre y cuando la empatía se haya
desarrollado en los mejores términos. Cuando se cuida a través de la empatía el cuidador
logra:
 Cuidar por vocación
 Modular las emociones para poner atención a las demandas o necesidades del
otro.

5
Hojat, M. (2007). Empatía en el cuidado del paciente: antecedentes, desarrollo, medición y resultados. México: Manual
Moderno.
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 Desarrolla la capacidad de escucha, comprensión y tolerancia.


 Brinda al otro lo que necesita, sin dejar de ‘ser’ o hacer a un lado las propias
necesidades que se pueden postergar, más no negar.
Así, desde la teoría psicoanalítica el cuidado depende de los siguientes factores:
 Desarrollar un apego seguro
 Capacidad de empatía
 Desarrollo del cuidado de sí y el conocimiento de sí
 Vocación de cuidado
 Reconocimiento del otro; a través de su gesto, su mirada, su llamado, su
búsqueda de humanidad, su fragilidad y vulnerabilidad.

Hasta aquí la tenemos como el psicoanálisis ha desarrollado teorías a cerca del papel de
la mujer como madre y cuidadora de los niños y el impacto que su desempeño genera en
la capacidad de cuidado.
Sin embargo; a partir de ese conocimiento surgen diferentes cuestionamientos: ¿qué pasa
cuando la mujer por imposición tiene que convertirse en cuidadora? ¿en qué momento se
pasa del deseo innato o instintivo por el cuidado a la obligación del cuidado? ¿qué pasa
con las mujeres y hombres que no tuvieron acceso a un apego seguro, pueden cuidar del
otro? y finalmente ¿en dónde queda la figura del hombre en el cuidado? Son preguntas a
las que se dará respuesta en los apartados posteriores.

b. El cuidado desde la enfermería

Se podría decir que la enfermería como profesión es el ‘paradigma del cuidado’, como
definición; abarca los cuidados autónomos y en colaboración, que se prestan a las
personas de todas las edades, familias, grupos y comunidades, enfermos o sanos en
todos los contextos, e incluyen la promoción de la salud, la prevención de la enfermedad,
y los cuidados de los enfermos, discapacitados y personas moribundas6.

Una de las más importantes teóricas del cuidado desde la enfermería es Dorothea Orem
(1914-2007), analiza el cuidado desde diferentes teorías: a) la teoría del autocuidado, b)
la teoría del déficit del cuidado y c) la teoría de sistemas de enfermería.

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International counsil of Nurses
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Orem plantea que el objetivo primordial de la enfermería es “ayudar a las personas a


cubrir con las demandas de autocuidado terapeutico”. Así la naturaleza del autocuidado
podría considerarse como; la capacidad de un individuo para realizar todas las actividades
necesarias para vivir y sobrevivir; contempla el concepto auto como la totalidad de un
individuo (incluyendo necesidades físicas, psicológicas y espirituales), y el concepto
cuidado como la totalidad de actividades que un individuo inicia para mantener la vida y
desarrollarse de una forma que sea normal para él.

El autocuidado para esta autora, es la práctica de actividades que los individuos inician y
realizan en su propio beneficio para el mantenimiento de la vida, la salud y el bienestar.
Puede considerarse que un individuo cuida de sí mismo si realiza efectivamente las
siguientes actividades:
 Apoyo de los procesos vitales y del funcionamiento normal.
 Mantenimiento del crecimiento, maduración y desarrollo normales.
 Prevención o control de los procesos de enfermedad o lesiones.
 Prevención de la incapacidad o su compensación.
 Promoción del bienestar.

Desde esta teoría, existen tres categorías de requisitos de cuidados de enfermería y que
de alguna manera tienen convergencia con lo que plantea la psicología del cuidado:
1) Cuidados universales, los que precisan todos los individuos para preservar su
funcionamiento integral como persona humana. Podría decirse que consisten en los
cuidados que todo ser humano necesita para el crecimiento y la independencia.
2) Cuidados personales del Desarrollo, surgen como resultado de los procesos del
desarrollo; el embarazo y la menopausia, o de estados que afectan el desarrollo humano;
como por ejemplo la pérdida de un ser querido o del trabajo.
3) Cuidados personales de los trastornos de salud; los que se derivan de
traumatismos, incapacidad, diagnóstico y tratamiento médico e implican la necesidad de
introducir cambios en el estilo de vida, hábitos.
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Sin embargo, por su parte, Jean Watson (1940),7 reconoce el riesgo de deshumanización
en el cuidado del paciente, a causa de la gran reestructuración administrativa de la
mayoría de los sistemas de cuidado de salud en el mundo, por ello se hace necesario el
rescate del aspecto humano, espiritual y transpersonal, en la práctica clínica,
administrativa, educativa y de investigación por parte de los profesionales en el campo de
la enfermería. Jean Watson considera que el estudio de las humanidades expande la
mente e incrementa la capacidad de pensar y el desarrollo personal, por lo tanto, es
pionera de la integración de las humanidades, las artes y las ciencias.

En resumen en su teoría rescata “el cuidado humano” por parte de los profesionales de
enfermería basándose en siete supuestos básicos:

1. El cuidado sólo se puede manifestar de manera eficaz y sólo se puede practicar de


manera interpersonal.

2. El cuidado comprende factores de cuidados que resultan de satisfacer ciertas


necesidades humanas.

3. El cuidado eficaz promueve la salud y el crecimiento personal o familiar.


4. Las respuestas derivadas del cuidado aceptan a la persona no sólo como es, sino
como la persona puede llegar a ser.

5. Un entorno de cuidado ofrece el desarrollo del potencial, a la vez que permite elegir
para la persona la mejor acción en un momento determinado.

6. El cuidado es más “salud-genético” que la curación. La práctica del cuidado integra el


conocimiento biofísico al conocimiento de la conducta humana para generar o promover la
salud y ofrecer cuidados a los enfermos. Así pues, una ciencia del cuidado complementa
perfectamente una ciencia de curación.

7. La práctica del cuidado es fundamental para la enfermería.

En general Watson afirma, que la práctica cotidiana de la enfermería debe sostenerse


sobre un solidó sistema de valores humanísticos que la enfermería tiene que cultivar a lo

7
Tomey, A. M. - Alligood, M. R. (2002).
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largo de la vida profesional y además integrar los conocimientos científicos para guiar la
actividad. Esta asociación humanística-científica constituye a la esencia de la disciplina
enfermera a partir de los factores curativos relacionados con la ciencia de cuidar. Esta
centrada en las relaciones de cuidado transpersonal. Dice que la enfermería es un arte
cuando la enfermera/o comprende los sentimientos del otro es capas de detectar y sentir
estos sentimientos y expresarlos como la experiencia de la otra persona.

c. El cuidado desde el trabajo social

A la par de la enfermería, otra de las profesiones nobles en el trabajo del cuidado es el de


trabajo social. El Trabajador Social es el profesional que asume dentro del equipo, el
tratamiento de los problemas socio-emocionales que aparecen en relación con la
enfermedad, bien como aspectos que tienen que ver con el desencadenamiento de la
misma o como consecuencia de ella. Por ello, para comenzar a operar en esta área, el
profesional debe tener una formación especial en el cuidado.8

De alguna manera se puede afirmar, que el trabajador social funge como el encargado de
que el cuidado hacia el otro se realice de manera óptima. De esta manera su participación
en el tema del cuidado está involucrada con los siguientes aspectos9:

- Promover el bienestar y la dignidad de la persona, así como la autonomía de los


pacientes y sus familiares.
- Conocer las dimensiones de la realidad social, sanitaria, personal y familiar,
estableciendo prioridades para poder plantear una estrategia de intervención.
- Conseguir la máxima calidad de vida al enfermo, familia y cuidador principal a través de
dar respuesta a las necesidades biológicas, psicológicas, sociales y espirituales que
conlleva la situación de enfermedad terminal.
- Prevenir los miedos y angustias tanto del paciente como de la familia mediante la
información y comunicación adecuada.

8
E. Agrofo y B. Manrique. (1996). “Asistentes Sociales”, en cuidados paliativos en oncología. Barcelona: Jims

9
Moro, Y.M. [274] documentos de trabajo social · nº49 · issn 1133-6552 / issn electrónico 2173-8246 funciones del
trabajador social.
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Todas estas funciones se realizarán tomando en cuenta un modelo multidisciplinar,


adecuado a cada caso, con la planificación de cuidados individuales necesarios. Teniendo
en cuenta este cambio de perspectiva de la intervención social, ésta, iría orientada a la
mejora de la calidad de vida del enfermo, familia y cuidador principal en el medio en que
estos se encuentran y en consonancia con las necesidades y demandas expresadas,
siempre que no vayan en contra de los intereses del paciente, abordando el proceso de la
muerte dentro del respeto a los valores y creencias de cada persona.
Finalmente se podría decir que estas disciplinas en la teoría del cuidado no pueden
separarse, considerando que desde un punto de vista inter y multidisciplinario, lleva a no
dejar cabos sueltos en el trabajo del cuidado del otro. La reunión de diferentes individuos
formados en un área específica del saber y desde sus profesiones y oficios aportan sus
acciones coordinadas enfocadas hacia un mismo fin, ya sea para el cuidado a nivel del
desarrollo, de enfermos o de cuidados paliativos. Dentro de un equipo interdisciplinario de
manera ideal, sería indispensable que participaran no solamente las disciplinas aquí
comentadas, sino que se extendiera un equipo de médicos, arquitectos, políticos,
sociólogos, etc. que participen en el análisis y medidas a tomar a cerca del cuidado del
otro, a nivel de estructuras físicas, creación de políticas públicas y la creación de
observatorios sobre el cuidado que mejoren y supervisen el buen desempeño del cuidado
hacia el otro.
El trabajo del cuidado 10
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2. Análisis sobre la economía del cuidado

Los acuerdos internacionales a nivel mundial y regional relativos a los derechos humanos,
la situación de la mujer y la igualdad de género proporcionan marcos normativos y
avances jurídicos significativos para el diseño, implementación y evaluación de políticas
de género por parte de los Estados. Colaboran en colocar en el escenario internacional la
promoción de la igualdad de oportunidades y derechos para hombres y mujeres en
múltiples dimensiones sociales, políticas, económicas y culturales10.
La economía del cuidado se refiere a un espacio bastante indefinido de vienes, servicios,
actividades, relaciones y valores relativos a las necesidades más básicas relevantes para
la existencia a la reproducción de las personas en las sociedades en las que viven.
Asociarle al término cuidado el concepto de economía implica concentrarse en aquellos
aspectos de este espacio que generan, o contribuyen a generar, valor económico. Es
decir, lo que particularmente interesa a la economía del cuidado es la relación que existe
entre la manera en que las sociedades organizan el cuidado de sus miembros y el
funcionamiento del sistema económico11.
La interrogante que se pretende resolver en este apartado, es ¿cuáles son los beneficios
físicos y simbólicos que se le otorga a las mujeres cuidadoras? Si se realiza un analisis
desde la teoría feminista, siendo este movimiento el pionero en el reconocimiento del
trabajo en el hogar como parte de la economía, encontramos que el trabajo dela mujer

10
Aguirre, R. (2014). Las encuestas sobre el uso del tiempo y el trabajo no remunerado en América Latina y el Caribe.
Santiago de Chile: ONU

11
Rodríguez, E. C. (2007) Economía del cuidado, equidad de género y nuevo orden económico internacional. En
publicación: Del Sur hacia el Norte: Economía política del orden económico internacional emergente. Giron, Alicia; Correa,
Eugenia. CLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, Buenos Aires. Octubre. 2007. ISBN 978-987-1183-78-4
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dentro del hogar aún dista mucho de ser remunerado.


Una evaluación global de la legislación y de las prácticas relativas al trabajo doméstico en
el mundo indica que este tipo de trabajo se encuentra “infravalorado, mal remunerado,
desprotegido y mal reglamentado” a pesar de las contribuciones que realizan los
trabajadores y trabajadoras domésticas al cuidado y bienestar de millones de hogares
(OIT, 2009)12 .
En un estudio realizado en South Africa realizado por Debbie Budlender y Ann Lizbet
Brathaug13 se aprecia que el ingresar el trabajo doméstico y de cuidado como parte de la
economía, depende de la valoración de funciones específicas en el PIB (producto interno
bruto) de una sociedad. A pesar de que en la investigación que realizaron aplicando
diferentes modelos económicos para valorar el costo del trabajo en el hogar por
actividades determinadas, mostraban que gran parte de los trabajos no remunerados en
el hogar se podrían incluir al PIB, no se logró establecer de manera consistente dicho
proyecto en ese país.
En México el recorrido en este sentido ha sido muy pobre, lo único que se ha alcanzado
es que en 2013 entró en vigor el “convenio sobre el trabajo decente para las
trabajadoras y los trabajadores domésticos”. En donde se reconoce el trabajo de
hombres y mujeres que trabajan en el hogar como empleados de otros más no
dentro de sus propios hogares. Sin reconocer el trabajo de “cuidador(a)”
específicamente. Ante este panorama, se infiere que esos elementos físicos
imprescindibles necesarios para sobrevivir en la sociedad de los cuales las mujeres
que trabajan como cuidadoras dentro de un hogar, quedan aún bastante vedados
por la economía. Esto no quiere decir que no se pueda hacer nada al respecto,
existen distintos modelos como los que muestra D. Budlender en su investigación,
que podrían permitir realizar una propuesta relevante y lo más justa posible para
cubrir con las necesidades económicas de una persona que realiza trabajos en el
hogar. ¿Por qué lo más justa posible? Porque como se describe en la investigación
de Bedlender, de acuerdo al modelo económico especialista; no podría darse el

12
Organización Internacional del Trabajo

13
Organización Panamericana de la Salud. La economía invisible y las desigualdades de género. La importancia de medir y
valorar el trabajo no remunerado. Washington, D.C.2008.
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mismo pago de una persona que cocina y que tiene una carrera profesional al pago
que se consideraría a una persona sin una carrera realizando la misma actividad.
Parece por esto que hasta el momento, no existe un modelo económico que logre
alcanzar ni justificar el pago al trabajo del hogar. Además de que ese modelo
debería de considerar una igualdad en el salario de hombres y mujeres sin
distinción de género. Debido a que el enfoque de derechos aplicado al trabajo no
remunerado, especialmente a los cuidados, parte de considerar que actualmente las
necesidades de cuidado no están enraizadas en un derecho específico sino que
dependen de la disponibilidad privada de otra persona, familiar o no, de la red
informal y de su capacidad de pago. El pensamiento feminista ha instalado el
enfoque del derecho humano a los cuidados fundamentado en el hecho de que a lo
largo del ciclo vital todas las personas pueden necesitar cuidados.
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3. Situación y condición de las mujeres en el tema de cuidado


A lo largo de la historia en la cultura mexicana, se ha tenido a la figura de la mujer como
representante máxima del cuidado y no solamente a nivel social, sino también en el plano
psicológico como se describió al inicio, cumple con un papel crucial en el desarrollo
humano, siendo actora y partícipe del ciclo vital. Marcela Lagarde14 considera a la mujer
como cuidadora del desarrollo, progreso y bienestar del otro; cuidado por el que reciben
una gratificación simbólica que las lleva a realizar sus funciones de cuidado sin que la
remuneración sea económica.
Ahora bien, no podemos hablar de la historia de la mujer cuidadora de manera universal,
ya que se podria caer en errores de generalización. Dentro del propio país de México,
existen diferencias interculturales que nos llevan a poner en tela de jucio ese concepto.15
De esta forma se planteará entonces el concepto de la mujer cuidadora, dentro de un
sistema capitalista.

a. Cuidadora histórica vs cuidadora por elección


Dentro de la historicidad de esa imagen femenina de cuidado, existe de fondo una
tendencia al descuido de sí misma, en donde se priorizan las necesidades del otro sobre

14
Lagarde, M. (2003). Mujeres cuidadoras entra la obligación y la satisfacción. México

15
A manera de caso; no es desconocido para antropólogos, sociologos, etc. que en la delegación del Istmo en Juchitan y
Tehuantepec, del estado de Oaxaca, la mujer es considerada como una fortaleza, como una imagen no solo de cuidado, o
como la encargada de las labores del hogar; se considera a la mujer como la cabeza de la familia, es la representación del
poder en la toma de decisiones y parte de la economía familiar.
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las necesidades propias, donde se acallan las propias emociones para dar reconocimiento
a la voz del otro, ya sean los hijos, la pareja, el padre, la misma madre, etc. convirtiendose
así en un circulo vicioso, en donde la madre que cuida a la hija deberá recibir el mismo
cuidado cuando el paso del tiempo haya marcado la pauta.
Sin embargo ante el papel impuesto por la familia, de cuidar a los hermanos, del padre, de
la madre, de los hijos, etc. no queda claro en qué momento la satisfacción por el cuidado
surge per se.
Al inicio de este documento, se plantearon algunas preguntas:
1) ¿qué pasa cuando la mujer por imposición tiene que convertirse en cuidadora?
2) ¿en qué momento se pasa del deseo innato o instintivo por el cuidado a la
obligación del cuidado?
3) ¿qué pasa con las mujeres y hombres que no tuvieron acceso a un apego seguro,
pueden cuidar del otro?
4) ¿en dónde queda la figura del hombre en el cuidado?

La respuesta a las primeras tres preguntas, de alguna manera relacionadas, llevan a


realizar un analisis que va más allá de lo histórico, de lo escrito, del imaginario social, de
lo políticamente esperado.
El planteamiento que aquí se hace es tratar de resolver lo que pasa con las mujeres hijas
que fueron rechazadas por sus madres, de mujeres hijas a las que se les obligó cumplir
con el papel del cuidado del otro en tempranas edades, de mujeres que desde
adolescentes se embarazaron por accidente y que por no concebir otras opciones deciden
ser madres, podemos tener una idea romántica y pensar que todas ellas luchan y logran
cuidar al otro a pesar de las dificultades, logrando el “empoderamiento” deseado y
perseguido; y no es que se niegue que algunas tengan la capacidad de resiliencia16 para
hacerlo, no obstante, se tienen que considerar los casos de quienes no lo logran. En el
imaginario social se piensa que la mujer per se es cuidadora, por lo tanto, no es que ‘elija’
serlo, porque se considera algo innato, hasta en la literatura cuando se habla del

16
La resiliencia es la capacidad de los seres vivos para sobreponerse a períodos de dolor emocional y situaciones
adversas. Cuando un sujeto o grupo es capaz de hacerlo, se dice que tiene una resiliencia adecuada, y puede
sobreponerse a contratiempos o incluso resultar fortalecido por estos.
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“maternalismo17” por lo regular se refiere al cuidar o la preocupación por el otro en


términos no de vínculo familiar.
Ahora bien, en el apartado de el cuidado desde la perspectiva del psicoanálisis, se
describíó de manera sintética las características de una “madre suficientemente buena” y
de las características que favorecen un apego seguro y que por ende podrían generar la
empatía respecto al cuidado de los otros. Lo que no quedó claro en ese momento es que
si se plantea el tema de “madre suficientemente buena” y se ha estudiado desde el origen
del psicoanálisis el papel de la mujer como madre en el desarrollo psicológico humano, es
porque parece que queda implícito, que “la madre suficientemente buena” es un ideal
teórico que surge como una necesidad, a partir de la enfermedad mental y sus origenes.

En este sentito de acuerdo a la teoría psicoanalítica es precisamente la mujer en el


cuidado, la que se percibe como responsable de los trastornos mentales o afectivos. El
psiquiatra M. Campuzano en su artículo “madres que odian a sus hijas”, plantea que entre
80 y 90 % de las mujeres de edad media (de 25 a 45 años de edad) que acuden a
consulta en busca de ayuda para resolver problemas de depresión, baja autoestima e
inseguridad enfrentan el problema de no ser queridas por su madre, o por lo menos la
percepción de “no ser querida” está presente.

Es decir, no se puede negar tener una amplia visión sobre el papel de la mujer en el
cuidado del otro, ya que la frustración de una adolescente que “decide” ser madre, la
designación del cuidado de los hermanos, del padre, de los hijos, etc. impuesto por otro,
tiene consecuencias que llevan a un mal cuidado. En donde apremian los mensajes de
doble vínculo18 (amor y odio), pero sobre todo el mensaje implícito de lo que no se dice a
través de la palabra, pero sí con gestos o comentarios como: “te quiero, pero el ser madre
arruinó mi vida19”; en donde le mensaje que llega directamente es: “como tengo que
17
El concepto de maternalismo reconoce una gran cantidad de acepciones, pero todas ellas identifican una serie de
discursos y prácticas que ensalzan el rol materno femenino (Aguirre, 1997:116) y que se han constituido en argumentos
ideológicos y discursos feministas latinoamericanos sobre el trabajo de cuidados: un tejido en tensión y simultáneamente
políticos para diferentes fines en América Latina.

18
El doble vínculo hace referencia a la confusión que le acarrea a una persona tener que vérselas con la dificultad de
discriminar entre dos mensajes contradictorios entre sí y la imposibilidad de comunicar acerca de tal contradicción. De lo
que se deriva que los dobles vínculos no son tan sólo instrucciones contradictorias, sino verdaderas paradojas.

19
Frase en el relato de un paciente en proceso de psicoanálisis.
El trabajo del cuidado 16
¿queé se entiende por el tema del cuidado?
Autor: Dra. Elizabeth Jenny Hernaé ndez Ramíérez
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cuidarte, yo me descuido; por lo tanto eres el culpable de mi infelicidad”. Este constructo,


parece una afirmación bastante enredada, sin embargo para el lenguaje psicoanalítico es
reconocida dentro de los orígenes de la neurosis, en donde la culpa, la baja autoestima,
la ansiedad, el desarrollo de apego inseguro y el sentimiento de desprotección y desamor
apremian.

De esta manera y de forma concreta, el papel de la mujer que no ha sido querida, a la que
se le impone el cuidado y no tiene la opción de decidir si es lo que desea o no, puede
llevar a generar grandes contradicciones en el cuidado.

Lo anteriormente planteado deja en entredicho muchas de las ideas acerca de la


naturaleza o del instinto innato de las mujeres cuidadoras; pero también la teoría
psicoanalítica desde este punto de vista ha sido punto de ataque de otras disciplinas, por
no reconocer el papel activo del hombre en el cuidado. Sin embargo, autores de la misma
línea, han tratado de rescatar la figura del padre dentro del desarrollo, tales como H.
Kohut, M. Recalti, etc. que en sus teorías plantean la idea de un padre ideal, presente,
afectuoso que brinda seguridad y cuidado versus la imagen de un padre ausente,
proveedor económico y autoritario. Sino provisor de una autoridad racional, accesible y
gentil.

Finalmente, tal vez la problemática que tendría que resolverse es si efectivamente “el
cuidado” como tal, es una cuestión de género, o algo que concierne y que incluye a
hombres y mujeres por igual.

b. La mujer y el cuidado la postura de Carol Guilligan


Siguiendo con el relato sonre la participación de la mujer en el proceso de cuidado, en
este apartado se planteará una postura trabajada a cerca de la mujer y el cuidado según
una feminista, filosofa y psicóloga estadounidense Carol Guilligan (1936), quien ha sido
pionera de la ética de la preocupación por los demás, en su libro In a different voice,
ofrece un relato moral de las mujeres como una forma alternativa de razonamiento20.
En ese texto Guilligan argumenta que la teoría de la ética tiende a reflejar solo el enfoque
tradicional de la deliberación moral. Para esta autora la ética de la justicia fomenta la
aplicación de reglas y principios abstractos y universales a los problemas morales,
atrayendo nociones de imparcialidad, independencia y equidad. Después de entrevistar a
20
Kyle, R. 2009:139
El trabajo del cuidado 17
¿queé se entiende por el tema del cuidado?
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varias mujeres respecto a los tipos de valores que las guían cuando toman una decisión,
descubrió que era más probable que la ética de la justicia fuera adoptada mayormente por
los hombres que por las mujeres y argumentó que este tipo de razonamiento estaba
dirigido a un lenguaje y experiencia “masculinos”. Por ello se vio en la necesidad de
desarrollar una ética de preocupación por los demás para levantar las voces de las
mujeres en la teoría de la moral. Su consideración principal en este sentido, a la hora de
tomar decisiones morales es mantener y cultivar los lazos afectivos con los demás.
Reconociendo las responsabilidades para con los otros y la relevancia moral de las
emociones que acpmpañan al cuidado. Además de rescatar que la identidad personal se
construye gracias a las relaciones de los unos con los otros21.

Carol Gilligan considera que los sistemas de valores de las mujeres (ellas ven los asuntos
morales en términos de relaciones interpersonales y responsabilidades hacia los otros,
puede que les sea difícil, si no imposible, poner su propias necesidades por delante de las
necesidades de aquellas personas por las que se preocupan) son diferentes a los de los
hombres, sin embargo, reconoce tres etapas del desarrollo moral por las que atraviesan
ambos: la orientación hacia sí mismo. La referencia es hacia el auto-interés y la
sobrevivencia individual (egoísmo), el cuidado de los demás y la no violencia en ambos
sentidos.

De alguna manera, Guilligan no se aparta mucho del pensamiento psicoanalítico en la


elaboración de su teoría, a pesar de que es crítica del modelo Freudiano por el papel en el
que pone a las mujeres, se acerca a pensamientos neofreudianos, que como Nancy
Chodorow quien en The Reproduction of Mothering comparó la socialización de niños y
niñas y descubrió que los niños son criados por alguien diferente a su género, por lo que
el proceso de construcción de su identidad implica una diferenciación o separación, y
asociando el cuidado a la madre-mujer, ven las tareas de cuidado como una amenaza a
su identidad masculina22. De aquí lo que Guilligan rescata es que los varones tienden a
conceptualizar a las personas como más independientes, autónomas y con un yo con
fronteras muy bien demarcadas. Sin embargo las niñas no necesitan diferenciarse de
21
Gilligan, C. (1982) “In a Different Voice”; Psychological Theory and Women’s Development. USA: Harvard University
Press.

22
Fascioli, A. (2010) Ética del cuidado y Ética de la justicia en la teoría de Carol Guilligan. Revista Actio. Num. 12.
El trabajo del cuidado 18
¿queé se entiende por el tema del cuidado?
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quien las cuida para construir su identidad y desarrollan un nivel más alto de empatía y un
yo con límites más flexibles. De esta manera rescata tanto el papel del desarrollo tanto
parentales como de las relaciones sociales en el desarrollo de la moral.

c. La mujer y el cuidado en México


Como ya se había dícho en un apartado anterior, la mujer en México en especial, es la
figura que representa el papel de “cuidado”. En un estudio sobre la psicología del
mexicano23, Juan D. Pérez (2012) afirma que a pesar de los cambios del papel de la mujer
en la sociedad, en donde ya está inmersa en el campo laboral y cada vez se reconocen
más sus derechos, afirma que sigue siendo la encargada del cuidado de los mienbros de
la familia en el hogar. Además menciona que aún se vive en una sociedad de hombres en
donde la decisión de la mujer queda aplacada por la voz masculina.
Rste tipo de afirmaciones parecen muy radicales, es por ello que en este caso, es
importante señalar que lo que se vive en la ciudad de México propiamente, no es lo
mismo que sucede en diferentes estados de la república, en el estado de Guanajuato, aún
la legislación castiga con la carcel24, cuando las mujeres en el Distrito Federal ya pueden
decidir por su propio cuerpo, comunidades que se encuentran lejanas a las ciudades, en
donde se tiene que pedir autorización a los hombres para hablar con las mujeres, dista
mucho de la realidad citadina.
Así que para poder hablar sobre la mujer y el cuidado en México, se tendría que remitir al
análisis de las políticas de cada uno de los estados que conforman el país y sus
comunidades. Aún, acotando que, dentro de la misma ciudad se podrían encontrar

23
Pérez, J. D. (2012). Psicología del mexicano. Estado de México: Tercer Milenio.

24
Código para el estado de guanajuato. Art 158. Aborto es la muerte provocada del producto de la concepción en
cualquier momento de la preñez.
Art 159.A la mujer que provoque o consienta su aborto, se le impondrá de seis meses a tres años de prisión y de diez a
treinta días multa.
Art 160. A quien cause el aborto con el consentimiento de la mujer, se le impondrá de uno a tres años de prisión y de diez a
treinta días multa.
Art 161. A quien provoque el aborto sin el consentimiento de la mujer, se le impondrá de cuatro a ocho años de prisión y de
veinte a sesenta días multa
Art 162. Si en el aborto a que se refieren los dos artículos anteriores, participare un médico, partero o enfermero, se le
suspenderá además en el ejercicio de su profesión por un tiempo igual al de la sanción privativa de la libertad impuesta.
Art 163. No es punible el aborto cuando sea causado por culpa de la mujer embarazada ni el procurado o consentido por
ella cuando el embarazo sea el resultado de una violación.
El trabajo del cuidado 19
¿queé se entiende por el tema del cuidado?
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diferencias en el desempeño del cuidado o de las características de las formas de cuidado


que las mujeres llevan a cabo.
d. La formación de cuidadores (as) sin visión de cuidado, sin vocación
De acuerdo con lo ya revisado, uno de los aspectos que se deben de tomar en cuenta en
la formación de los cuidadores, tiene que ver con el perfil psicológico 25 de la cuidadora o
el cuidador. Pues como ya se dijo, no es lo mismo una persona con vocación empática del
cuidado, que otra que le toca serlo por imposición. Por ello se plantea en este apartado la
necesidad de la evaluación psicológica para las cuidadoras o cuidadores, que lleven a
detectar las necesidades y carencias afectivas que les impidan desempeñar la función de
cuidado de una manera empática. En donde esté presente tanto el cuidado de sí, como la
atención sensible a las necesidades del otro.
El objetivo no tendría que ver con la exclusión de los y las interesadas en el cuidado, sino
de alguna forma a través de una intervención pedagógica, logren descubrir el desarrollo
de sus habilidades, además de generar conciencia de la importancia que tiene el cumplir
con el papel de cuidador o cuidadora.

Es poco el trabajo de investigación que se ha realizado al respecto. En una investigación


realizada en 2008, sobre el perfil de cuidador en el primer nivel de atención 26 se encontró
que: el perfil del cuidador primario no difiere con los resultados de otros reportes. En la
población de este estudio, el perfil del cuidador primario tiene las siguientes
características importantes: las mayoría son mujeres, personas casadas, amas de casa, e
hijas del paciente o enfermo. Generalmente los cuidadores primarios cursan con
afectaciones físicas, crónico-degenerativas o síntomas psicosomáticos que pueden
exacerbarse al desempeñar la función de cuidador, porque no se prevé oportunamente la
sobrecarga. El médico familiar debe identificar y orientar al cuidador primario al reconocer
los posibles síntomas para prevenir o disminuir la sobrecarga. También debe invitarlos a la
25
Un perfil psicológico es el conjunto de características que reúne un ser humano y que determinan su personalidad
(temperamento y carácter) sus actitudes, aptitudes y determinados comportamientos frente a una situación particular o ante
la sociedad como tal. El identificar el perfil de una persona, facilita la orientación laboral y vocacional, con el objetivo de que
la persona reconozca lo que desea de manera genuina y las herramientas psicológicas y ambientales con las que cuenta
para lograr sus metas.

26
Lara Palomino, Gabriela; González Pedraza Avilés, Alberto; Blanco Loyola, Luis Alberto Perfil del cuidador: sobrecarga y
apoyo familiar e institucional del cuidador primario en el primer nivel de atención Revista de Especialidades Médico-
Quirúrgicas, vol. 13, núm. 4, octubre-diciembre, 2008, pp. 159-166 Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los
Trabajadores del Estado México.
El trabajo del cuidado 20
¿queé se entiende por el tema del cuidado?
Autor: Dra. Elizabeth Jenny Hernaé ndez Ramíérez
Dr. Giovanni Miguel Algarra Garzoé n

búsqueda de apoyo por parte de otros cuidadores informales o formales, y la


incorporación a grupos de apoyo con la finalidad de mejorar su calidad de vida.

De lo encontrado en esa investigación, parece que no toman en cuenta las características


de personalidad, que de acuerdo a lo que se ha relatado en este texto podrían ser las
siguientes:

 Preocupación genuina por el otro


 Actitud de servicio27
 Pensamiento organizado
 Responsabilidad
 Capacidad de Empatía
 Capacidad para resolver problemas
 Tolerancia
 Control en el trabajo bajo presión
 Sociabilidad
 Y sobre todo y muy importante amor por su trabajo.
Todo esto con la finalidad de darle un carácter profesional a la función de cuidador o
cuidadora en diferentes niveles, tomando en cuenta por supuesto, las modificaciones
precisas dependiendo del campo de desempeño. Se debe tomar en cuenta que no es lo
mismo cuidar a una persona en casa que tener el cuidado de varias personas en un
hospital.

27
Cabe mencionar aquí la diferencia entre el servicio y el servilismo; que se define como tendencia exagerada a servir o
satisfacer ciegamente a una autoridad.
El trabajo del cuidado 21
¿queé se entiende por el tema del cuidado?
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4. Desafíos y obstáculos que presenta la ocupación del cuidado ante el


desarrollo personal de las mujeres

a) Dicotomía entre la exigencia social del cuidado a las mujeres y los desafíos a la
mujer moderna.

Desde comienzos del siglo XX no se puede negar que la historia mundial femenina ha ido
mutando vertiginosamente desde los roles de participación dentro de un estado, pasando por
la expansión de ideas de igualdad hasta la formación de un pensamiento feminista. Además
de ello la mentalidad de la ciudadanía ha ido en un constante crecimiento en cuanto a la
inclusión de la mujer en materias sociales, y políticas, siendo esta última una de las más
importantes. Sin embargo, hay que considerar que a pesar de los avances la mujer moderna
tiene muchos retos por resolver en términos de cuidado.

De acuerdo con un estudio publicado en marzo de 2014 28, el 71% de las mujeres
trabajadoras son madres, por su parte El Instituto Nacional de Estadística y Geografía
(INEGI) calculó que el 96.3% de las mujeres económicamente activas participaban en la
producción de bienes y servicios, mientras el 3.7% se dijeron “desocupadas”, aunque se
detectó que no era así, sino que el trabajo que realizaban no era remunerado o carecía de
base salarial.

Estos datos resultan favorecedores desde el punto de vista de la economía y de la


participación de la mujer en el mundo laboral. No obstante, si se considera que además de
trabajadoras tienen la función de cuidado de los hijos en este caso, y tal vez de la pareja o de
los padres, se vislumbra un panorama mucho más abrumador, en donde la exigencia que
tiene la mujer del siglo XXI, no es solamente la impuesta por las normas sociales que
determinan su papel dentro de la familia, sino ahora está la exigencia como parte de la planta
trabajadora del país y por lo tanto; debe de cubrir con ciertas funciones que le permitan el
bienestar propio y en muchas ocasiones en el caso de madres solteras, cuidar el bienestar
económico no solo de sus hijos sino de sus familias. En diferentes niveles; a veces pareciera
que no es posible ser exitosa y tener una familia, porque “no se puede servir a dos amos”
dice el dicho mexicano, que puede ayudar un poco a entender que ahí está el problema, de
28
http://www.diarioavanzada.com.mx/index.php/locales-movil/5336-en-mexico-71-por-ciento-de-las-mujeres-trabajadoras-
son-madres-unam
El trabajo del cuidado 22
¿queé se entiende por el tema del cuidado?
Autor: Dra. Elizabeth Jenny Hernaé ndez Ramíérez
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la imposibilidad de acceder a un mundo de trabajo profesional exitoso en conjunto con una


vida personal plena. Para gran parte de la población femenina “el servir” a los hijos, a la
pareja o familia va implícito en sus funciones. De alguna manera le genera la idea de ser
buenas trabajadoras, buenas esposas, buenas hijas, etc. y esto las lleve a un desgaste
emocional y olvido por el cuidado de sí, lo cual conduce a entender que no es casual que en
México casi el doble del número de enfermos por depresión sean mujeres 29 o que lleguen a
padecer el síndrome del quemado [Burnout].

b) Desgaste emocional, acoso, burnout como consecuencia del exceso del cuidado por
los otros y el olvido del cuidado de sí.

El desgaste emocional, síndrome del quemado o Burnout es definido como: un síndrome


psicológico de agotamiento emocional, despersonalización y reducida realización personal
que puede ocurrir en individuos normales que trabajan con personas de alguna manera30.

Específicamente para las personas que se dedican a cuidar a otras, se conoce el término
del síndrome del estrés asistencial, que puede llegar a ser crónico en personas que se
dedican al cuidado de otros que necesitan dependencia absoluta y que además no
cuentan con la ayuda de nadie. Este síndrome se caracteriza por 31 1) cansancio
emocional, 2) despersonalización y 3) abandono de la realización personal.

Existen factores asociados a la aparición del Síndrome de Burnout de diferente índole.


Aquí vamos a clasificarlos atendiendo a criterios individuales, organizacionales y extra-
laborales o sociales. En el caso de la mujer cuidadora, se pueden considerar los factores
familiares, el cuidado de los hijos, problemas de pareja, en ocasiones la vivencia de
círculos de violencia o maltrato emocional, etc.

29
según el estudio ‘Costo Social de los Trastornos Mentales’ de Pro Voz Salud Mental, -un grupo de asociaciones no
gubernamentales- realizado a 4,048 trabajadores del sector salud durante dos años, arroja que las mujeres sufren casi el
doble de depresión (14.4%), en comparación con los hombres (8.9%).

30
Maslach, C. (1993). Burnout. A multidimensional perspective, profesional burnout. Washington, DC: Taylor and Francis

31
Novoa G. M.; Nieto, D. C.; Forero, A. C.; Caycedo, C. E.; Palma, R. M.; Montealegre M.P.; Bayona, M. M.; Sánchez, D. C.
Relación entre perfil psicológico, calidad de vida y estrés asistencial en personal de enfermería Universitas Psychologica,
vol. 4, núm. 1, enero-junio, 2005, pp. 63-75 Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, Colombia.
El trabajo del cuidado 23
¿queé se entiende por el tema del cuidado?
Autor: Dra. Elizabeth Jenny Hernaé ndez Ramíérez
Dr. Giovanni Miguel Algarra Garzoé n

A partir de esta situación, vale plantearse la pregunta ¿quién cuida al cuidador?32 Esta
pregunta trata de resolverla el Dr. Fernando Tomasina (2011), en el artículo que lleva el
nombre de la pregunta, reconociendo el trabajo del cuidador no solamente como un
prestador o prestadora de un servicio, sino como un individuo que también tiene
necesidades y que necesitan ser atendidas. Lo paradigmático aquí es cómo puede cubrir
con esas necesidades o quien puede satisfacerlas, si (en los casos de cuidadores de
tiempo completo) no cuentan con el tiempo ni el apoyo para que eso suceda.

Es importante recalcar de este modo, la necesidad del “cuidado de las y los cuidadores”,
pues también se pueden encontrar en situación de vulnerabilidad y de igual forma pueden
ser violentadas, humilladas, abusadas en el sentido laboral o sexual. Ante esta
preocupación, encontramos en el mismo artículo cierto interés por organismos
internacionales que están tomando cuenta de ello, como el caso de la Organización
Panamericana de la Salud, que en 2006 puso especial énfasis en el tema. Sin embargo
hasta el momento en México, no se cuenta con organismos que supervisen las
condiciones a las que se enfrentan las cuidadoras y cuidadores, sobre todo en quienes
ejercen el cuidado en ámbitos no institucionales y que se encuentran fuera de la mira de
la economía laboral.

En conclusión la propuesta sería, es estimular a que el cuidador o cuidadora se capaciten,


se evalúen, pero también como portadores de derechos, que se les brinden las
condiciones más favorables posibles en el desempeño de su trabajo. Fomentar y
promover la creación de organismos encargados de ello en términos, también
asistenciales; es decir, que tengan la posibilidad de acceder a espacios terapéuticos que
fomenten el crecimiento personal y la descarga emocional propia del trabajo y por su
parte que se busque por medio de esos mismos organismos el pago justo de sus
actividades laborales.

32
Carrasco, A.; Delfino, R.; Gonzalez, P. Margel, G.; Pi, M.V. (2011). El cuidado Humano. Visiones interdisciplinarias.
Montevideo: Universidad de la República de Uruguay.
El trabajo del cuidado 24
¿queé se entiende por el tema del cuidado?
Autor: Dra. Elizabeth Jenny Hernaé ndez Ramíérez
Dr. Giovanni Miguel Algarra Garzoé n

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El trabajo del cuidado 25
¿queé se entiende por el tema del cuidado?
Autor: Dra. Elizabeth Jenny Hernaé ndez Ramíérez
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