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Consideraciones y la labor del psicopedagogo

La esencia de la estimulación temprana es tener en cuenta que el niño no es el síndrome o la


enfermedad sino que es un niño que presenta o padece dicho síndrome o enfermedad.

Esta disciplina se nutre de otras como la psicología, medicina, psicopedagogía, fonoaudiología,


psicomotricidad; pero realizando un recorte especifico de ellas para trabajar con bebes y niños
con trastornos en el desarrollo.

El tiempo que dura la estimulación temprana es el tiempo de la estructuración, del armado


subjetivo de la construcción de las bases de la inteligencia. No esta en relación con ejercitar al
bebe, ni de entregar un listado de actividades a los padres para que su bebe repita como un
“robotito” sino que se trata de estimularlo propiciando que juegue para que aparezca su deseo.

La estimulación temprana, así entendida según Winnicott, funciona como medio facilitador (de
los procesos de armado y estructuración de la personalidad, comprendiendo todos sus
aspectos: físico, emocional, intelectual, vincular y psíquico) y como sostén de las funciones
parentales. El ejercicio de la función materna tiene que ver con los cuidados de la madre hacia
el bebe. Esta relación será rectora de la génesis del sujeto al mismo tiempo que le ira
otorgando un lugar simbólico, un lugar en la cadena de filiación, el lugar del hijo.

Cuando nace un niño, siempre se produce una diferencia entre el hijo que elija y el que se
imagino. Por tal motivo, la estimulación temprana, es un dispositivo para elaborar el efecto
traumático que causa el nacimiento de un hijo portador de una patología. Es un abordaje
clínico, donde los especialistas acompañan a los padres en su saber sobre el recorrido del
armado subjetivo del niño y brindando información acerca de la realidad de su hijo, su
discapacidad y las metas por alcanzar.

El objetivo de la intervención psicopedagógica se centra en el intento de transformar una


situación de obstáculo en frente del aprendizaje, activando en el niño su deseo y su capacidad
de aprender. Se busca lograr que la “diferencia” causada por su patología no lo anule como
sujeto.

En el caso particular de los niños con ceguera, gracias a la estimulación temprana, se consigue
que en los primeros años de vida el desarrollo transcurra en forma paralela al de aquellos niños
sin problemas visuales.
Para que la tarea sea exitosa algunos de los elementos básicos a tener en cuenta son:

• Ya que los niños con ceguera necesitan de una referencia táctil y auditiva para
mantener contacto con el medio. Desde los primeros días y durante mas tiempo que
los bebes sin problemas de visión necesitaran del contacto físico con la madre y el
padre, así se sentirán signos; tendrá una especie de “mediador” con el exterior, una
figura de referencia (figura de “apego”)

• Como las capacidades auditivas y táctiles no son innatas, sino que se desarrollan
mediante el aprendizaje. En las personas con alteraciones graves de la visión se
establece una relación estrecha entre lo que tocan y lo que escuchan, por lo que es
muy importante la combinación de ambos tipos de estimular a la hora de presentarles
objetos y situaciones.

• La recogida de información a través del tacto es analítica, por lo que necesitan mas
tiempo para acceder a la estimulación del entorno.

• Necesitan de oportunidades para explorar activa y espontáneamente espacios y


objetos con el fin de que puedan acceder al mundo que esta forma en su cuerpo.

• El lenguaje es un instrumento fundamental de información.


En cuanto a los beneficios de la estimulación temprana en niños con Síndrome de Down,
notamos que hay un en el que sin importar la patología, la estimulación temprana apunta
siempre a lo mismo: apoyar y contener al núcleo cercano del niño, padre, madre, hermanos,
tíos, abuelos, etc.

Alrededor de los dos meses, será el momento de comenzar con una estimulación seguida por
profesionales. Los niños con Síndrome de Down, durante los primeros meses de vida, no se
diferencian en nada con otros bebes. Gracias a la estimulación temprana, al apoyo y al cariño,
podrán alcanzar con el tiempo diferentes logros, estudiar, trabajar, relacionarse.
Aunque el retraso mental es una condición infaltable, el grado dependerá de la estimulación
que se lleve a cabo. Aprendizajes como el sentarse, por ejemplo; puede lograrlo alrededor de
los ocho o nueve meses. Lo mismo con la posibilidad de caminar, que puede darse alrededor
del año y medio o a los dos años.

En todos los casos, la familia es la que interviene desde el primer momento. Son los auténticos
protagonistas del proceso educativo, son los que interactúan día a día para proporcionar al niño
con la patología que fuere. Una estimulación integral adecuada y junto a los profesionales de la
educación (y la salud), tiene que buscar estrategias adecuadas que ayuden a desarrollar sus
potencialidades.

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