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ANTROPOLOGÍA
MÉDICA
1. DEFINICIÓN
Durante buena parte del s. XX, médicos y antropólogos han compartido la noción de
medicina popular, tradicional o folclórica. Con este concepto coincidían en describir los
recursos que el campesinado europeo o latinoamericano empleaba para resolver sus
problemas de salud al margen de los profesionales de la salud, o las prácticas de salud
de los aborígenes en distintas partes del mundo con un especial énfasis en sus
conocimientos etnobotánicos. Estos últimos, son fundamentales para aislar alcaloides y
principios activos farmacológicos. Además, el estudio de las dimensiones rituales de las
terapéuticas populares que servían para discutir, en Occidente, tanto las relaciones
entre ciencia y religión, como las categorías psicopatológicas. Los médicos no
pretendían con el concepto de medicina popular construir un concepto antropológico,
sino un concepto médico que les fuese útil para establecer, con bases científicas, los
límites culturales de la biomedicina.
Principales pioneros.
La antropología médica consolida sus bases en los años setenta en EEUU, Canadá,
México y Brasil.
Eduardo Menéndez, quien desde los ochenta ha desarrollado innumerables textos que
abordan, con riqueza teórica e incidencia empírica, temas sobre salud y enfermedad
que incluso cuestionan la ausencia de aproximaciones de estudio a las dimensiones de
salud que otras subdisciplinas antropológicas han dejado de lado y son centrales para
comprender las representaciones y prácticas de algunos grupos sociales. Además ha
impulsado la antropología médica crítica, orientación de la subdisciplina que integra
elementos del contexto histórico, implicaciones políticas y económicas, pero
especialmente evalúa cómo está constituida la ciencia biomédica, la cual, en términos
generales, privilegia la biología, la individualidad, los elementos técnicos, pragmáticos y
de mercado. Para él, el modelo médico hegemónico es una propuesta conceptual
pertinente para evaluar cómo la biomedicina, (sin demeritar sus amplios logros en la
mejora de las condiciones de salud de las poblaciones), secundariza o anula otros
saberes populares en el campo medicinal, del mismo modo que excluye de un diálogo
más dinámico o menos jerárquico a los pacientes de la relación médico-paciente.
En EEUU:
Arthur Kleinman, con su obra Patients and Healers in the Context of Culture, propone
el concepto de modelos explicativos para establecer las nociones a través de las cuales
se inscribe un episodio de enfermedad en todos los actores involucrados dentro de un
proceso clínico.
Byron Good, en Culture, Medicine and Psychiatry, plantea la necesidad de romper con
el lenguaje biomédico para establecer una comprensión de las enfermedades en una
dimensión interpretativista y simbólica, es decir, más enraizada en la cultura a la que
pertenecen los sujetos.
Logros:
5) Los efectos de la diversidad cultural -entre otras la del género y la etnia- sobre
aquellas prácticas del cuerpo que tienen efectos directos sobre los procesos salud /
enfermedad /atención, como pueden ser las prácticas sexuales, las prácticas
alimentarias, las técnicas del cuerpo o la influencia de las variables de género o la
diversidad cultural.
Agenda pendiente
Podríamos afirmar en este sentido que la AMC es parte de una reflexión sobre los
fenómenos sociales que sobrepasa el ámbito de la antropología médica, ya que, como
muchos otros autores, considera que los patrones ideológicos y sociales presentes en
la atención medica están íntimamente ligados a las ideologías dominantes y a patrones
culturales externos, más allá del ámbito específico de la medicina.
5. CONCLUSIÓN
La antropología medica nace porque existe un vacío crítico considerable en los aspectos
referentes a la forma en que, por mencionar algunos aspectos, se establecen las
sintomatologías, los diagnósticos y tratamientos como si la población fuese homogénea
y no existiera mínima variación en lo que los individuos creen que padecen. Es decir,
existe una distancia considerable entre la ciencia biomédica y lo que los usuarios de los
servicios podemos conocer de nuestros propios cuerpos y padecimientos.
BIBLIOGRAFIA