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The Xavier Zubiri Review, Vol. 8, 2006, pp.

103-110

Paul Tillich y Xavier Zubiri:


Planteamiento del problema de Dios

Germán Marquínez Argote


Universidad Santo Tomás de Bogotá, Colombia
Bogotá, Colombia

Abstract
Why is man religious? To this fundamental question Paul Tillich and Xavier Zubiri re-
spond similarly. However, they did not know each other personally and apparently neither
read the works of the other. The coincidence in their positions is without a doubt owing to
the influence that Martin Heidegger exercised on their thought. First, both defend the
method of correlation, according to which it is not possible to give answers to questions
that nobody asks. Second, every question is born of a previous human experience that
makes it possible and that gives it meaning. Granting this, in the case of the question
about God, what is that previous experience? For Tillich it is nothing other than that “the
dimension of depth” in which we are confronted with “that which concerns us uncondition-
ally,” whether we call it “God” or not. For Zubiri, this fundamental experience stems from
the fact of “religation to a power of the real which is ultimate, possibilitating, and impel-
ling.” From this fundamental experience is born the concern for the ultimate ground of our
existence and the possible answers, which are none other that the diverse religions that
there have been throughout history, including other apparently irreligious forms of life such
as atheism, agnosticism and the present-day indifference to religion.

Resumen
¿Por qué es religioso el hombre? A esta pregunta fundamental responden de manera
parecida Paul Tillich y Xavier Zubiri. Sin embargo, no se conocieron personalmente y al
parecer ninguno leyó las obras del otro. La coincidencia en sus planteamientos se deben
sin duda a la influencia que M. Heidegger ejerció sobre el pensamiento de ambos. En pri-
mer lugar, los dos defienden el método de la correlación, según el cual no se pueden ofrecer
respuestas a preguntas que nadie se hace. Y, en segundo lugar, toda pregunta nace de
una previa experiencia humana que la hace posible y le da sentido. Esto supuesto, en el
caso de la pregunta por Dios, ¿cuál es esa previa experiencia? Para Paul Tillich no es otra
que “la dimensión profunda” en la que nos encontramos enfrentados a “aquello que nos
concierne incondicionalmente,” lo llamémoslo o no Dios. Para Zubiri dicha experiencia fun-
damental tiene lugar en el hecho de la “religación al poder último, posibilitante e impelente
de lo real”. De esta experiencia fundamental nace la preocupación por el fundamento últi-
mo de nuestra existencia y las posibles respuestas, que no son otras que la diversas reli-
giones que en la historia han sido e incuso otras formas de vida al parecer irreligiosas como
el ateísmo, el agnosticismo y la indiferencia actual.

I. Introducción un ministro luterano, nació en Alemania


en 1886. Estudió teología en Berlín, Tu-
Para empezar, no estará de más ade- binga y Hale. Fue ordenado ministro de la
lantar una breve nota biográfica sobre propia Iglesia en 1912. Poco después par-
ambos pensadores. Paul Tillich, hijo de ticipó como capellán en la primera guerra

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mundial. De 1919 a 1933 enseñó teología filosofía; Zubiri, en cambio, fue formal-
en varias universidades alemanas: Berlín, mente un filósofo, abierto a la teología. No
Dresden y Frankfurt. Destituido de su se conocieron personalmente. En la bi-
cátedra por oponerse al nazismo, emigró a blioteca de Zubiri no figuran libros de
Estados Unidos en 1933, haciéndose ciu- Tillich, lo cual hace suponer que no leyó
dadano norteamericano en 1940. Fue sus obras. Sin embargo, llama la atención
docente del Union Theological Seminary de hasta qué punto coinciden ambos pensa-
Nueva York entre 1933-1955 y en las Uni- dores en el planteamiento de algunas
versidades de Harvard y Chicago hasta su cuestiones, hecho explicable en parte por
muerte en 1965. Ejerció una gran in- la relación discipular que ambos mantu-
fluencia en los Estados Unidos como pre- vieron con Martín Heidegger a finales de
dicador, profesor y autor de importantes los años veinte y primeros de los treinta.
obras filosóficas y teológicas, entre las En este breve ensayo voy a exponer dos de
cuales sobresale Systematic Theology, tres estas coincidencias: primera, en cuanto al
volúmenes publicados entre 1951-1953, método teológico de la correlación entre
que contienen la última síntesis de su respuestas y preguntas; segunda, en el
pensamiento.1 modo de plantear el problema de Dios a
Doce años más joven que Tillich, Zu- partir del “análisis ontológico” de las es-
biri nació en 1898. Realizó estudios de tructuras del ser del hombre (Tillich) o del
filosofía en las Universidades de Lovaina y “análisis metafísico” de la realidad huma-
de Madrid, de la que fue profesor de His- na (Zubiri).
toria de la filosofía desde 1926. En 1928
viajó a Friburgo de Brisgovia, en donde II. El método teológico de la correlación
asistió a las últimas lecciones de Husserl y La teología liberal protestante de fina-
primeros seminarios de Heidegger. A me- les del siglo XIX y principios del XX, cuyo
diados de 1930 se trasladó a Berlín, donde máximo exponente fue Adolf von Harnark,
conoció a los creadores de la nueva física: había intentado una síntesis teológica in-
Heisenberg, Schrödinger, Einstein, etc. manentista, que amenazaba con borrar las
Retornó a su cátedra madrileña en 1931. fronteras entre el mundo y Dios. Con lo
A finales de 1935 viajó a Roma donde con- cual, como escribe Zubiri, la revelación
siguió la secularización y contrajo matri- venía a ser “una especie de impulso espiri-
monio con Carmen Castro. Durante los tual de contenido indefinido, una magna
difíciles años de guerra civil española resi- ‘x’ que va plasmándose históricamente en
dió en París. En la posguerra fue profesor contenidos y sentidos radicalmente hete-
en la Universidad de Barcelona, renun- rogéneos [...] Fue la tesis del protestantis-
ciando definitivamente a la cátedra uni- mo liberal y del modernismo”3. Ya en el
versitaria en 1943. Su primer libro Natu- siglo XX, Karl Barth y Rudolf Bultmann se
raleza, historia, Dios, en el que se recogía enfrentaron al anterior evolucionismo in-
parte de su producción anterior, apareció manentista, tratando de restablecer las
en 1944. A finales de 1962 publicó el con- fronteras entre lo humano y lo divino.
trovertido tratado Sobre la esencia y entre Pero, pendulando al extremo contrario, los
1980-1983 Inteligencia sentiente, su últi- nuevos teólogos terminaron creando un
ma y definitiva obra. El resto de sus escri- abismo entre fe y razón, religión y revela-
tos son en su mayoría publicaciones pós- ción, hombre y Dios. Esta escisión es pal-
tumas de los cursos extra-universitarios, maria ante todo en la obra de Barth, cuya
tres de los cuales constituyen su trilogía tesis central defendía la oposición radical
teologal: El hombre y Dios, El problema entre religión y revelación, hasta el punto
filosófico de la historia de las religiones y El de negar que el cristianismo fuera una
problema teologal del hombre: Cristianismo. religión: “Las tentativas humanas por al-
Murió en Madrid en 1983.2 canzar a Dios constituyen la religión, a la
Tillich fue un teólogo que, impulsado que se opone la revelación divina [...] Nada
por su propio método teológico, cultivó la hay en el hombre, tomado como hombre,

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que le dé la posibilidad de reconocer a de ser otro que el de “la correlación entre


Dios como Dios”4. Bultmann, por su par- preguntas y respuestas, situación y men-
te, se propuso purificar la fe cristiana de saje, existencia humana y autorevelación
las múltiples adherencias mitológicas, divina”7.
provenientes de circunstancias histórico- ¿Qué pensaba Zubiri a cerca de los
culturales, mediante el método de la des- anteriores planteamientos? Basta echar
mitologización del mensaje cristiano. “La un vistazo a los escritos de su época ma-
Desmitologización es no sólo una exigencia dura para ver que rechazaba tanto el na-
del hombre moderno (que ya no puede turalismo de la teología liberal como el
creer en el universo milagroso del Nuevo sobrenaturalismo de Barth y Bultmann, al
Testamento), es ante todo una exigencia tiempo que expresaba su conformidad con
de la misma fe. Creer en Dios a partir de el método teológico de la correlación de
fenómenos intramundanos, aunque mila- Tillich. Hay un texto zubiriano de 1971,
grosos, sería sólo creer en el hombre. Una que confirma nuestra tesis: “Los grandes
tal fe sería una fe humana demasiado teólogos del protestantismo actual (Bult-
humana”5. En esta forma la fe cristiana mann, Tillich, Barth) han roto excesiva-
quedaba en buena medida desconectada mente el hilo que une la fe a la realidad.
de la realidad histórica de Cristo. Al res- Lo ha visto el propio Paul Tillich, que a
pecto, critica Zubiri que “Bultmann ha última hora ha tenido que salir otra vez
querido minimizar esta realidad histórica por los fueros de la ontología, diciendo que
[...] Ciertamente, él cree que es derogable de alguna manera hay que contestar a la
casi todo en el sentido “histórico” del vo- pregunta qué es Dios en sí mismo y qué es
cablo: la presencia en la eucaristía, la re- el hombre en sí mismo. Evidentemente.
surrección de Cristo, etc. Pero ha tenido ¿Cómo se va a mover la teología simple-
por lo menos el valor de hacer ver que to- mente en el reino de la pura fe?”8.
das estas realidades tienen una dimensión Zubiri tenía asumida como propia la
teologal. Lo que pasa es que una dimen- tesis de la correlación entre hombre y
sión teologal que esté desconectada de Dios, razón y fe, religión y revelación, rea-
una realidad histórica se pierde en el va- lidades ciertamente distintas, pero co-
cio”6. nexas y correlativas: “La revelación, escri-
¿Es posible una fe cristiana sin sopor- bía Zubiri, sería formalmente inoperante,
te racional alguno, tal como lo postulaba por muy transcendente que sea, si en una
Barth, o desasida, al modo de Bultmann, o en otra forma no estuviera dirigida a y
del contexto cultural en el que aparece la acogida en alguna dimensión del hombre,
figura del Cristo histórico? Paul Tillich, el que despierta precisamente en la revela-
tercer gran teólogo protestante del siglo ción y en la que la revelación se aloja”; y
XX, daba respuesta a esta doble pregunta añadía a continuación que la revelación en
buscando una tercera vía que integrara tanto que manifestación de Dios al hombre
ambos extremos sin confundirlos: “La es en alguna forma palabra, “pero como
teología oscila entre dos polos: la verdad palabra es justamente un correlato de la
eterna de su fundamento y la situación voz radical de la conciencia, de la que he
temporal en la que esta verdad eterna de- tratado en otro lugar. La revelación dice
be ser recibida”. De aquí la importancia siempre algo a lo que el hombre es antes
que Tillich otorgaba tanto a la filosofía de recibirla”9.
como a las ciencias sociales y de la cultu- Concluyendo, para ambos pensadores
ra, por considerarlas herramientas nece- toda respuesta teológica debe estar siem-
sarias para interpretar las estructuras pre en correlación con una previa expe-
fundamentales del ser humano. Ofrecer a riencia de Dios, que se manifiesta en sus
priori al hombre respuestas teológicas propias estructuras ontológicas o metafísi-
desconectadas de sus preocupaciones cas del hombre. Por lo mismo, filosófica-
existenciales, sería predicar super tecta. mente hablando, es necesario preguntarse
Por tanto, el método de la teología no pue- por esa dimensión humana de la cual nace

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la pregunta teologal o la cuestión de Dios. un elemento incondicional en el acto mis-


Como vamos a ver, ambos pensadores mo de plantear la pregunta”12.
coinciden de nuevo, aunque con matices También el joven Zubiri afirmaba, ba-
distintos, en sus análisis sobre este pro- jo clara influencia heideggeriana, en su
blema fundamental. famoso ensayo “En torno al problema de
Dios” de 1935, que “la cuestión de Dios se
III. Estructura formal de la pregunta por retrotrae así a una cuestión acerca del
Dios hombre. Y la posibilidad filosófica del pro-
En Sein und Zeit, libro que ambos blema de Dios consistirá en descubrir la
pensadores leyeron apenas aparecido en dimensión humana dentro de la cual esta
1927, abordaba Martín Heidegger la pre- cuestión ha de plantearse, mejor dicho,
gunta por el sentido del ser, no sin antes está ya planteada”13. Para ambos pensa-
hacerse cuestión sobre la pregunta en dores la cuestión acerca de Dios nace de
general. “Todo preguntar, escribía Heideg- una previa experiencia humana que la
ger en Ser y Tiempo, es una búsqueda. hace posible. ¿En qué consiste dicha
Todo buscar está guiado previamente por experiencia teologal?
aquello que se busca [...] Todo preguntar Según Tillich, todo hombre, por el
implica, en cuanto preguntar por..., algo hecho de serlo, está “sujeto al poder de
puesto en cuestión. Todo preguntar por... una preocupación última, sea o no sea
es en alguna manera un interrogar a...”10.. consciente de tal poder, lo admita o no lo
Dos años más tarde pronunciaba en la admita para sí y para los demás”. Y añade
Universidad de Friburgo la famosa lección que, de manera especial, sienten dicha
inaugural del curso 1929, Was ist Metap- preocupación los grandes filósofos: “Sin
hysik?, a la que Zubiri asistió y tradujo en una preocupación última su filosofía care-
1933. Pues bien, en ¿Qué es metafísica? cería de pasión, seriedad y creatividad.
añadía Heidegger que “ninguna pregunta Donde quiera que miremos en la historia
metafísica puede ser preguntada sin que de la filosofía, encontramos ideas y siste-
el interrogador, en cuanto tal, se encuen- mas que pretenden tener una significa-
tre dentro de ella, es decir, sin que vaya el ción última para la existencia humana.
mismo envuelto en ella” [...], concluyendo Ocasionalmente, la filosofía de la religión
que “el preguntar metafísico tiene que ser expresa abiertamente la preocupación
totalitario y debe plantearse siempre desde última que se oculta detrás de un siste-
la situación esencial en que se halla colo- ma”14. Esta preocupación, que se apodera
cada la existencia interrogante. Nos pre- de nuestras vidas, tiene que ver con una
guntamos aquí y ahora, para nosotros”11. dimensión de nuestro propio ser personal,
En efecto, si analizamos una pregunta que Tillich califica de “dimensión de pro-
cualquiera, llegamos a una conclusión fundidad”. ¿Qué significa esta palabra?
paradójica: Cuando preguntamos sabemos “Cuando la empleamos en sentido es-
lo que preguntamos, pero al mismo tiempo piritual, escribe Tillich, la palabra ‘profun-
ignoramos lo preguntado. Toda pregunta do’ posee dos significados. Significa lo con-
encierra un momento de no-saber que trario de ‘superficial’ o lo contrario de ‘al-
desencadena la pregunta y un momento to’. La verdad no es superficial, es pro-
de pre-saber que la orienta y le da sentido, funda. El sufrimiento es profundidad, no
porque todo preguntar tiene una dirección altura. La luz de la verdad y la oscuridad
que le viene de lo preguntado. Lo pregun- del sufrimiento, son, las dos, profundas...
tado en alguna forma se adelanta a la pre- ¿Por qué la verdad es profunda? ¿Y por
gunta como algo presabido y al mismo qué el mismo símbolo espacial se emplea
tiempo ignorado, algo que deseamos y a para ambas experiencias? En torno a es-
veces necesitamos saber. Aceptando como tas preguntas giran nuestras reflexio-
válidos estos análisis heideggerianos, nes”15. Cuando, buscando la verdad o
concluye Tillich que solamente “se puede aguantando el dolor, tocamos la profundi-
plantear la cuestión de Dios, porque se da dad de nuestro ser, es entonces cuando

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tenemos el primer encuentro real con Esto supuesto, Zubiri afirma que el
Dios, aunque no lo reconozcamos en for- hombre en su apertura a la realidad, lejos
ma expresa. de experimentarse como un ser “arrojado”
“Esa profundidad, prosigue Tillich, es a la existencia, se siente un ser “religado”
la que pensamos con la palabra Dios. Y si al poder último de lo real bajo tres aspec-
la palabra no tiene para vosotros mucho tos: a) como fundamento último de su ser
significado, traducirla entonces, y hablad personal; b) como inagotable cantera de
de la profundidad de vuestras vidas, del posibilidades para su propia realización; c)
origen de vuestro ser, de aquello que os como instancia que le impone la obligación
atañe incondicionalmente, de aquello que de realizarse y le impele a ello. En esta
tomáis en serio sin reserva alguna. Cuan- triple forma el hombre se siente “apode-
do hagáis esto, tenéis quizá que olvidar rado” por el poder último de lo real para
algunas cosas que aprendisteis sobre realizarse como realidad formalmente
Dios; quizás, incluso, la palabra misma. “propia” o personal. A este poder último,
Porque cuando hayáis conocido que Dios posibilitante e impelente, al que nos sen-
significa profundidad, sabréis mucho de timos religados, es a lo que llama Zubiri
él”16. “deidad”. Pero deidad, aclara Zubiri, no es
Sin competir en belleza literaria con el todavía Dios, sino la vía que nos puede
gran escritor que fue Tillich, Zubiri descri- conducirnos a Él.
be con mayor rigor filosófico dicha “expe- La religación, en cuanto vía de acceso
riencia teologal”, a la que le dio el nombre del hombre a Dios, es “la actualización de
de “religación” desde su primer ensayo de lo que fundamental y religadamente me
1935 titulado “En torno al problema de hace ser: es la actualización de la podero-
Dios”. A propósito, escribe Andrés Torres sidad de lo real, esto es de la deidad. Y
Queiruga: “El tema de la religaciónes sin como esta actitud ante la realidad como
duda el más ligado con el nombre y con la tal subyace en todo acto personal, quiere
obra de Javier Zubiri [...] La precoz y bri- decirse que en todo acto personal, aún en
llante entrada de la religación en la publi- el más modesto, subyace precisamente
cidad filosófica hizo de ella un punto de esta vivencia oscura, larvada, incógnita
referencia inexcusable [...] Zubiri le consa- generalmente, muerta en el anonimato,
gró una atención sostenida, enriquecién- pero real, que es justamente la experiencia
dola siempre con nuevos matices y pers- de la deidad”18. En todo acto personal
pectivas. De hecho, todo su tratamiento tiene el hombre “la experiencia de ser libre
del problema de Dios está en gran medida ‘en’ la realidad. Ser libre es la manera
determinado por ella”17. finita, concreta, de ser Dios: ser libre ani-
En sus primeros análisis sobre la reli- malmente. La experiencia de esta libertad
gación el joven Zubiri depende de dos tesis animalmente experienciada es justamente
fundamentales de la ontología de Heideg- la experiencia de Dios”19. Solamente un
ger: que hombre es un ente abierto al ser ser que es libre “en” la realidad, puede
de las cosas y de sí mismo y que en dicha asumir la tarea difícil y riesgosa, pero ante
apertura lo ve todo bajo la luz del ser. todo gozosa, de hacerse persona. De aquí
Mientras Tillich aceptó de por vida este que en su etapa madura pudiera escribir
planteamiento ontológico, Zubiri en sus Zubiri este bello texto en el que describe la
escritos de madurez describirá el aconte- forma primordial del encuentro con Dios
cimiento metafísico como apertura del en la plenitud de la vida:
hombre a la realidad de las cosas y de sí
El hombre no se encuentra a Dios
mismo, de manera que todo lo que conoce
primariamente en la dialéctica de las
el hombre, lo conoce bajo la formalidad
necesidades y de las indigencias. El
trascendental de realidad. El ser en ade-
hombre encuentra a Dios precisamen-
lante será una actualidad segunda, que
te en la plenitud de su ser y de su vi-
supone la realidad.
da. Lo demás es tener un triste con-

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cepto de Dios. Es cierto [...] que ape- positiva (teísta) o negativa (ateísta) o ag-
lamos a Dios cuando truena. Pero no nóstica, sino que se caracteriza por una
es la forma primaria como el hombre actitud más radical: por negar que exista
va a Dios, y ‘está’ efectivamente en un verdadero problema de Dios”23. ¿Cómo
Dios. No va por la vía de la indigencia es ello posible? En este punto coinciden
sino de la plenitud, de la plenitud de de nuevo los análisis de ambos pensado-
su ser, en la plenitud de su vida y de res. La despreocupación y la indiferencia
su muerte. El hombre no va a Dios en actual frente al problema de Dios no se
la experiencia individual, social y his- debe tanto a una supuesta imposibilidad
tórica de su indigencia; esto interviene de “descubrir” a Dios en el fondo de nues-
secundariamente. Va a Dios y debe ir tro propio ser, cuanto a la posibilidad que
sobre todo en lo que es más plenario, tiene el hombre de “encubrir” en alguna
en la plenitud misma de la vida, a sa- forma la presencia de Dios en la profundi-
ber, en el hacerse persona. En el ser dad de la religación.
personal, en el ser relativamente ab- Tal encubrimiento es posible, según
soluto de la persona, es donde en- Tillich, debido a la tentación, que hoy más
cuentra a Dios, dándose al hombre en que nunca sufre el hombre, de deslizarse
la experiencia suya20. en la superficie de los hechos, perdiendo
de este modo el contacto con la vida pro-
Según Tillich “la conciencia de la fini- funda: “La corriente de noticias de cada
tud entraña una conciencia del infinito. El día, las oleadas de propaganda diaria y la
hombre sabe que es finito, que está ex- marea de las convenciones y sensaciones,
cluido de una infinitud que sin embargo le tienen a nuestro espíritu apresado. El
pertenece. Es consciente de su potencial ruido de esta agua de bajo fondo nos im-
infinitud al tiempo de ser consciente de su pide escuchar el tono de la profundidad”.
real finitud. Si fuese en la realidad lo que En estas circunstancias, el ateísmo es
es esencialmente, si su potencialidad fuese posible por andar perdido el hombre y
idéntica a su realidad, no surgiría la cues- alienado en la superficialidad de la vida,
tión del infinito”21. Zubiri, por su parte, hasta el punto de poder decir o pensar:
afirma con no menos fuerza que Tillich, “La vida no tiene profundidad, la vida es
que “el hombre es una manera finita, entre superficial, el ser mismo es sólo superficie.
otros muchas posibles, de ser Dios real y Sólo cuando podáis decir esto en toda su
efectivamente. Y lo que llamamos natura- seriedad, seréis ateos; si no, no lo seréis.
leza humana no es otra cosa que ese mo- El que sabe de la profundidad, sabe de
mento de finitud, que puede ser múltiple y Dios”24.
vario, pero que en el caso del hombre es También Zubiri piensa que la forma
una estructura determinada. El animal de suprema de desligación, que es la despre-
realidades es el momento de finitud, con el ocupación, se origina en la posibilidad
cual el hombre es Dios. El hombre es una que tiene el hombre de instalarse en la
manera finita de ser Dios”22. En otras “facticidad” de su propia vida. Pero señala
palabras dirá Zubiri que en tanto que per- Zubiri que la despreocupación puede
sona el hombre es un ser “relativamente adoptar en unos casos la forma impropia
absoluto”, que tiene que realizarse apoya- de una vida frívola, personal, disuelta en
do, posibilitado e impulsado por una reali- la mera superficialidad de las cosas y, por
dad “absolutamente absoluta”. tanto, alienada; y en otros casos la des-
Si los anteriores análisis sobre la ex- preocupación presenta una forma seria,
periencia teologal son válidos, entonces honesta y responsable de vivir, pero sin
hay que preguntarse cómo es posible la buscar nada más allá de la vida misma.
despreocupación e indiferencia actual Piensa Zubiri que no se puede subestimar
frente al supuesto problema de Dios. “El esta segunda actitud, sino todo lo contra-
hombre actual, escribe Zubiri, se caracte- rio: “Desentenderse del problema del fun-
riza no tanto por tener una idea de Dios damento de la vida, no es sinónimo de

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frivolidad. Puede ser, y es en muchos ca- unas raíces patológicas de origen bien
sos, frivolidad. Pero la frivolidad nada tie- social o sicoanalítico. En consecuencia, el
ne que ver con lo que de suyo es la actitud porvenir de la religión no podía ser otro
del hombre que se desentiende del pro- que el de su desaparición el día en que la
blema de su fundamento. Tanto menos humanidad supere dichas patologías: la
cuanto la frivolidad puede afectar a todo, explotación del hombre por el hombre y el
inclusive a la admisión de la realidad de complejo de Edipo27. En cambio, como
Dios. Aquí se trata, pues, de una actitud, hemos visto, tanto Tillich como Zubiri
absolutamente seria”25. ¿En qué consiste piensan que, aunque el hombre pueda
el desentenderse, cuando no es una acti- vivir patológicamente la religión, ésta en sí
tud frívola, sino seria? misma no es una patología que haya que
En Hombre y Dios ha escrito Zubiri erradicar de la vida humana, sino algo
profundas reflexiones sobre el agnosticis- radicado en su dimensión más profunda o
mo, ateísmo clásico y la indiferencia ac- última, la religación. Desde esta perspec-
tual. Junto con el teísmo, estas tres acti- tiva, las diversas religiones históricas, in-
tudes posibles tienen que ver con la religa- cluida la cristiana, son siempre respuestas
ción, siendo por lo mismo en algún modo a un problema previo que tiene el hombre
fenómenos religiosos. Sobre la naturaleza por el hecho de serlo. De aquí que conclu-
de la indiferencia o desentendimiento de yan ambos autores, que mientras el hom-
tantos hombres actuales sostiene Zubiri bre sea hombre en una u otra forma será
que “en su aparente negatividad, esta acti- siempre religioso. El agnosticismo, el ate-
tud nos descubre algo esencial de la vo- ísmo y la despreocupación son respuestas
luntad de fundamentalidad. Porque el a un problema de raíces antropometafísi-
hombre no se desentiende de Dios como se cas. La historia de las religiones es la
desentiende de un problema científico o plasmación de la experiencia humana de
especulativo, o de realizar algo práctico, la religación en múltiples formas históri-
como un viaje, esto es, por falta de curio- cas.
sidad o de capacidad. La versión “hacia” De los anteriores análisis podemos
la fundamentalidad es, en efecto, algo concluir con Erich Fromm que “no hay
inexorable” [...] El despreocupado, sigue cultura en el pasado, y parece que no va a
diciendo Zubiri, no es que viva la vida frí- ver cultura en el futuro que no tenga reli-
volamente sin responsabilidad, sino “lo gión. El estudio del hombre nos permite
que hace es afirmar enérgicamente que
reconocer que la necesidad de un sistema
vive y quiere vivir. Su desentenderse del
común de orientación y de un objeto de
problema de Dios es una actitud tomada
devoción está profundamente arraigado
en aras de la vida. Opta por des-
en las condiciones de la existencia huma-
preocuparse de un Dios que intelige como
na. La cuestión no es de religión o no reli-
in-diferente, precisamente por su voluntad
gión, sino de qué clase de religión, si una
de vivir”26.
que contribuye al desarrollo del hombre de
IV. En conclusión sus potencias específicamente humanas o
Tanto Karl Marx como Sigmund Freud una que las paraliza”28.
pensaron que el fenómeno religioso tiene

Notas

1 TILLICH, Paul. Teología sistemática, 3 vols. trabajo: La dimensión perdida: Indigencia y


Tradución de Damián Sánchez Bustamante. esperanza de nuestro tiempo. Bilbao, Des-
Salamanca, Ed. Sígueme, 1982. Otras obras clée, 1970; Filosofía de la religión. Buenos Ai-
suyas traducidas al español, citadas en este res, Ed. Megápolis, 1973.

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2 Citamos con sus siglas convencionales, las 14 TILLICH, Teología sistemática, t. I, p. 42.
siguientes obras de Zubiri: Naturaleza, Histo- 15 TILLICH, La dimensión perdida, pp. 107-
ria, Dios (NHD). 10 ed., Madrid, Ed. Alianza, 122.
1994 El hombre y Dios (HD). Madrid, Ed. 16 Ibidem, pp. 107-122.
Alianza, 1984; El problema filosófico de la
historia de las religiones (PFHR). Madrid, Ed. 17 TORRES QUERUGA, Andrés. Filosofía de la
Alianza, 1993; El problema teologal del hom- religión en Xavier Zubiri. Valencia, Tirant lo
bre: Cristianismo (PTC) Madrid, Ed. Alianza, Blancb 2005, p. 49.
1997. Ver la estupenda biografía de Zubiri, 18 PFHR, p. 53.
escrita por Jordi COROMINAS y Albert VI- 19 HD, p. 330.
CENS. Xavier Zubiri. Soledad sonora. Madrid,
Taurus, 2005.
20 HD, p. 344.
3 PTHC, pp. 575-576.
21 TILLICH, Teología sistemática, t. I, pp. 266-
267.
4 VILANOVA, Evangelista. Historia de la teología
cristiana, 3 vols. Barcelona, Herder, 1981-
22 HD, p. 327.
1992, t. III, p. 733. 23 HD, pp. 11-12.
5 Ibidem, t. III, pp. 744-745.. 24 TILLICH, La dimensión perdida, p. 58.
6 PTHC, pp. 59 y 89. 25 HD, p. 275.
7 VILANOVA, Historia de la teología cristiana, t. 26 HD, pp. 279-280..
III, pp. 749-752. 27 Ver repuestas de K. Marx y de S. Freud a la
8 PTHC, p. 74. pregunta ¿por qué el hombre es religioso?,
9 PTHC, p. 69. en MARQUÍNEZ ARGOTE, Germán. Filosofía
de la religión. 2ª. Ed. Bogotá, El Búho, 2005,
10 HEIDEGGER, Martín. Ser y tiempo. Trad. por c. II, pp. 27-38.
Jorge Eduardo Rivera. Santiago de Chile, Ed.
Universitaria, 1997, p. 28.
28 FROMM, Erich. Psicoanálisis y religión. Bue-
nos Aires, Ed. Psiqué, 1967.
11 HEIDEGGER, Martín. ¿Qué es metafísica?.
Trad. por Xavier Zubiri, en Cruz y Raya, 6
(1933) pp. 83-115.
12 TILLICH, Teología sistemática, t. I, p. 269. [Editor’s note: Professor Marquínez is now re-
13 NHD, p. 423; HD, p. 12. tired.]

XAVIER ZUBIRI REVIEW 2006

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