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Los smartphones o teléfonos inteligentes, que continúan su tendencia alcista.

Según un estudio de Analysis Mason, en 2014 habrá 1700 millones de teléfonos


inteligentes en el mundo. La posibilidad de conectarse a la red desde cualquier lugar
y en cualquier momento es lo que ha provocado su boom. Su generalización y su
uso están dejando atrás a otros soportes comoel ordenador de sobremesa e incluso
los portátiles.

Las aplicaciones móviles o apps, que se utilizan en todos los ámbitos: ocio, viajes,
juegos, gestión, salud, emergencias, educación, medio ambiente, o para actividades
tan concretas como aprender idiomas o hacer de “perro lazarillo” de personas
invidentes. Su éxito radica en que nos facilitan la vida y nos entretienen.

La prensa y los libros digitales, la música online, las películas en la red… Han
supuesto una auténtica revolución y también el cuestionamiento de muchos
modelos de negocio e incluso el fin de un modo de vida. Para muchos, la aparición
de estos soportes llevará a la aniquilación de la prensa en papel, y al declive de las
industrias discográfica y cinematográfica tal como se conciben en la actualidad.
La telemedicina. En el ámbito de la salud no solo se están investigando nuevos
fármacos y equipos para la prevención, diagnóstico y tratamiento de enfermedades,
sino que la tecnología se ha convertido en la gran aliada de los profesionales de la
salud, que la utilizan a diario para hacer el seguimiento de sus pacientes o para
compartir información en tiempo real con otros profesionales. En el otro lado del
“mostrador” se encuentran los pacientes, que usan la tecnología e Internet para
corroborar el diagnóstico de los médicos o simplemente para informarse sobre sus
posibles patologías.

La formación online (elearning) y los cursos en red (MOOC, massive open online
courses). La educación también está incorporando novedades, no solo en las aulas
-con la introducción de pizarras digitales, tablets en lugar de libros de texto,
ejercicios online, etc.-, sino también en el concepto mismo de formación. Ya no es
necesario acudir presencialmente a un centro o disponer de presupuesto para
ampliar nuestros conocimientos. En la red hay de todo, e incluso cursos gratuitos
de universidades, como la de Stanford, abiertos a todo el mundo. Solo es necesario
inscribirse.

Las ciudades inteligentes e Internet de las cosas. Cada vez son más las ciudades
que se hacen smart, “inteligentes“, con el fin de optimizar los recursos disponibles y
mejorar la vida de las personas. Estas ciudades deben cumplir tres características:
respeto al medio ambiente, desarrollo sostenible y utilización de las tecnologías de
la información y la comunicación (TIC). ¿Cómo funcionan? Con miles de dispositivos
(cámaras, sensores, móviles) que comunican en tiempo real lo que sucede a su
alrededor, proporcionando información sobre la temperatura, la llegada del próximo
autobús, avisos sobre el tráfico, niveles de ruido, presencia de CO2, etc. Santander,
Málaga, Barcelona y Madrid son algunos ejemplos de este tipo de urbes al servicio
del ciudadano.

La geolocalización o posibilidad de conocer la ubicación geográfica de algo o


alguien. En sus inicios se utilizó para controlar dónde se encontraban los vehículos
de una flota, una determinada mercancía o incluso la trazabilidad de los alimentos.
Hoy en día cada vez se aplica más a las personas. La moda de hacer check-in
(compartir y guardar los lugares que se visitan) a través de aplicaciones como
Foursquare ha hecho que todo el mundo pueda estar localizado (si quiere estarlo).
Google, Facebook y Twitter también se han adentrado en el mundo de la
geolocalización con sus respectivas aplicaciones. Toda esa información puede ser
muy útil no solo a los amigos para tenernos localizados o saber qué opinamos sobre
un lugar, sino también a las empresas, para promocionar sus negocios.

El comercio electrónico. Según el último informe de Fundación Telefónica sobre la


Sociedad de la Información en España, en nuestro país se han producido casi un
20 por ciento más de operaciones de comercio electrónico en 2012 que en 2011.
Hay ya 27 compradores online por cada 100 habitantes. Esto marca un cambio de
tendencia en los hábitos de compra de los consumidores y en los negocios.
Los medios de pago. Del tradicional pago con tarjeta de crédito o débito se está
evolucionando hacia el pago con el móvil, mediante tecnologías como NFC (Near
Field Communication), e incluso el pago con monedas virtuales como la famosa
Bitcoin. Del dinero en efectivo ya ni hablamos…

Los blogs, la mensajería instantánea y las redes sociales. Descolgar el teléfono y


quedar con alguien ha quedado desfasado. La mensajería instantánea, con
Whatsapp a la cabeza, y las redes sociales, con Facebook en primera línea con sus
1.000 millones de usuarios, han generado un nuevo modo de relación y
comunicación entre los individuos, y entre estos y las empresas. Cada año son más
los usuarios y los negocios que se incorporan a las filas de las redes sociales. Los
primeros como un medio de conocer gente, relacionarse y opinar. Los segundos,
para aproximarse al consumidor, captar nuevos clientes, fidelizar, vender…
La tecnología y el crecimiento eco

Uno de los hechos fundamentales del siglo XX fue el crecimiento


económico conjuntado, que experimento un grupo de países, conocidos
como países industrializados, crecimiento que les permitió dar mejoras en
condiciones de vida, mayor satisfacción, alimentos, vivienda, sanidad
educación, cultura, etc. El crecimiento económico sigue siendo un objetivo
político fundamental y es el elemento que a largo plazo determina el éxito
económico de un país.

El crecimiento es la expansión del producto nacional bruto potencial o


expansión del nivel máximo de producción que se puede alcanzar, dado
un nivel de tecnología y unos factores productivos sin acelerar la
inflación. Un concepto muy relacionado es la tasa de crecimiento de la
producción per cápita, que determina la tasa a la que se incrementa el
nivel de vida de un país.

Una cuestión que conviene resaltar es que los países hoy industrializados
no han tenido las mismas bases ni tienen ni tuvieron las mismas formas
de crecimiento, pero algunos comparten elementos que se consideran
factores fundamentales. Inglaterra fue lider en el siglo XIX por la
Revolución Industrial, que se produjo a mediados del siglo XVIII, por la
introducción de ferrocarriles y la máquina de vapor. Japón tuvo como
bases la imitación de tecnologías del exterior, la protección inicial de su
industria que le permitió posteriormente alcanzar unos importantes niveles
de productividad y de competitividad en la industria manufacturera y
electrónica.

Ahora bien, todos los países que han crecido y crecen rápidamente
comparten unos rasgos comunes. Los análisis de crecimiento económico
señalan que éste se basa en los mismos cuatro elementos, es decir, en
los recursos humanos, recursos naturales, formación de capital y en
la tecnología. Esta relación entre crecimiento y esos cuatro elementos, se
suele establecer a través de la función de producción agregada Q = AF (K,
L, R) siendo Q la producción, A el nivel de tecnología, K el capital, L los
recursos humanos y R los recursos naturales. Cuando aumentan las
cantidades de (K, L, R) se incrementa la producción a rendimientos
decrecientes.

El papel de la tecnología es mejorar la productividad de los factores


(cociente entre producción y media ponderada de factores) A medida que
mejora la tecnología mejora la productividad.

Recursos humanos: cantidad de trabajadores y cualificaciones. La


calidad del trabajo (conocimientos, disciplina y motivación) es el elemento
más importante. De él depende la adopción de nuevas tecnologías. La
eficacia y eficiencia del uso del capital puede ser alcanzada con la
formación y cualificación del trabajo.

Recursos naturales: tierras, recursos energéticos, del subsuelo,


forestales y biomasa marina. Ha servido de base del crecimiento de rentas
elevadas (Canadá, Noruega) pero no es condición necesaria ni suficiente
para éxito económico. Japón, por ejemplo, prácticamente carece de
recursos y fomenta su crecimiento en sectores que dependen más del
factor trabajo y capital.

Formación de capital: instalaciones de producción, los equipos de


transporte, las infraestructuras de carreteras y otras infraestructuras…
Establece las bases para el desarrollo de nuevas actividades o ampliación
de las ya existentes. Obliga a sacrificar consumo actual en medida que la
acumulación de capital depende de la inversión, que depende del ahorro
que se genera en una economía. Son importantes las infraestructuras
resultado de la inversión estatal que mejoran el entorno económico y
propician el desarrollo del sector privado. Esas infraestructuras configuran
el capital social fijo y exigen importantes volúmenes de recursos y son
bienes indivisibles, que es difícil excluir a los individuos de su uso. Suelen
tener rendimientos crecientes a escala y suelen tener efectos de difusión
o economías externas, lo que significa que las empresas privadas, de
realizar inversiones para este tipo de infraestructuras no pudieran recoger
para sí la totalidad de los servicios que proporcionan las mismas, por lo
que si se dejase en manos de la iniciativa privada de estas inversiones, se
realizarían en una cuantía inferior a la requerida por el conjunto de la
economía. De ahí que normalmente sea necesaria la intervención por
parte del Estado.

La tecnología: es un factor determinante del crecimiento y del nivel de


vida. Históricamente, el crecimiento, ha sido resultado de múltiples
innovaciones, tanto en materia de productos, como de cambios
tecnológicos, en materia de producción, que posibilitaron en un caso, el
desarrollo de nuevas actividades económicas, y en otro la mejora en los
niveles de productividad Como ejemplos de nuevos productos, que
posibilitó el desarrollo de nuevas actividades económicas, está la
informática, o como ejemplo de innovaciones en materia tecnológica que
incrementa la productividad, por ejemplo, la máquina de vapor y el trabajo
en cadena. Ahora bien, para una economía, tanto como las posibilidades
de obtención de nuevos productos, o de alcanzar, mejoras tecnológicas en
materia de producción, está la capacidad que tenga esa economía de
introducir esas innovaciones en la actividad económica, es decir, de la
capacidad que tenga de fomentar el desarrollo o la iniciativa empresarial
para la adopción de esas innovaciones y el logro de beneficios que puedan
resultar de su aplicación de la actividad económica.

Tras las teorías de Adam Smith, Malthus o Solow surgen nuevos estudios
que se centran en las bases del cambio tecnológico. Las nuevas teorías
del crecimiento tratan de descubrir los procesos a través de los cuales
las fuerzas de mercado, poderes públicos y otras instituciones llevan a
cabo cambios tecnológicos. El cambio es producto del sistema económico,
fruto de investigación organizada en niveles empresariales e instituciones
públicas. Una cuestión fundamental es que las tecnologías poseen
características de bienes públicos, no apropiables, que pueden ser usados
por muchas personas sin agotarse. esto significa que pueden producirse
fallos de mercado debido a que no asigna bien los recursos para la
investigación. Dadas las dificultades de acaparar beneficios por parte de
los agentes privados que invierten recursos en la investigación, el Estado
debe intervenir en la producción o estableciendo incentivos para que los
agentes privados dediquen esfuerzos y recursos a la investigación. Es por
este motivo por lo que cada día se presta más atención a los derechos de
la propiedad intelectual a través de mecanismos que protegen las
patentes, marcas, etc para que en la medida de lo posible el mercado
recompense las actividades creativas.

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