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Alabanza de victoria

Gloria Copeland
“Y habiendo consultado con el pueblo, nombró a algunos cantores para que
adoraran y alabaran a Jehová, vestidos de ornamentos [sacerdotales]
sagrados, mientras salía la gente armada, y que dijeran: Glorifiquen a Jehová,
¡porque Su misericordia y bondad es para siempre!”
(2 Crónicas 20:21; AMP)

¡La alabanza precede a la victoria!

La Biblia nos cita un claro ejemplo de esta verdad en 2 Crónicas 20. Allí, la Biblia nos relata que una

gran multitud de ejércitos marchaba en contra de Israel. El ejército de Israel era tan inferior en

número que no sabía qué hacer. Entonces, todos ayunaron y oraron hasta que recibieron una

palabra de Dios: “No tengan miedo ni se acobarden cuando vean a esa gran multitud, porque la

batalla no es de ustedes, sino mía” (2 Crónicas 20:15; AMP).

¿Sabes qué hicieron ellos en respuesta a esa palabra? Organizaron un coro de alabanza. Sí, eso

fue lo que hicieron. Pusieron a algunos a cantar y alabar a Jehová, y los enviaron ¡al frente del

ejército! Y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, en la Palabra vemos que: “El Señor

hizo que aquellos hombres cayeran en sus propias emboscadas y se mataran entre ellos mismos”.

Cuando todo terminó, ningún israelita había caído—y ninguno de sus enemigos había escapado. Es

más; cuando fueron a tomar el botín, encontraron tanto ganado, tantas mercancías, tantos vestidos

y otras cosas de gran valor, que les tomó tres días para recogerlo todo.

¡Eso es obtener una gran victoria! Y todo comenzó con la alabanza.

¿Deseas disfrutar de ese tipo de victoria? Entonces, levántate y di: “¡Gloria!”. Después de todo, te

encuentras en la misma situación en que estaban los israelitas. Tienes un ejército que marcha en tu

contra, pero Jesús ya derrotó a tus enemigos. Ya ganó la batalla por ti el día que resucitó.

Sólo debes confiar en Él y comenzar a alabarle. Empieza hoy a proclamar esas alabanzas.

Decláralas, cántalas y proclámalas en la cara de tu enemigo. Una vez que las oiga, él sabrá que no

tiene ninguna oportunidad de derrotarte.

Lectura bíblica: 2 Crónicas 20:1-22

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