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MILAGRO MEXICANO

El comúnmente llamado “milagro mexicano” se refiere a lo que en economía se


llama “el desarrollo estabilizador”, mismo que abarcó de 1946 a 1970. Durante esos
24 años México vivió un gran crecimiento social y económico. Se trató de un modelo
económico que buscaba un constante desarrollo, con una economía libre de
inflación, déficits y devaluaciones, todo ello para lograr estabilidad
macroeconómica. Hasta hoy en día, esa ha sido la época de mayor crecimiento
económico en nuestro país, por ello se le conoce mejor como “milagro mexicano”.

La guerra le ayudó al milagro mexicano


La Segunda Guerra Mundial sucedió entre 1939 y 1945 y durante ese periodo, hubo
gran demanda de diversas materias primas y de petróleo en el mercado
internacional. Ante ello, las exportaciones de México a Estados Unidos se
incrementaron, además ambos países llegaron a Importantes acuerdos
comerciales, esto impactó de forma positiva el periodo posterior al conflicto armado,
que fue precisamente la época del Milagro Mexicano: 1946-1970.

Durante este periodo de prosperidad, los sectores campesino y obrero vieron


mejorar sus condiciones de vida, además las clases medias que estaban formadas
por profesionales y funcionarios también vieron que mejoraba su economía, es por
ello que estas clases se unieron fuertemente al Partido Revolucionario Institucional
(PRI), pues con él vivieron una bonanza económica.

Los errores del milagro económico mexicano


Todo lo que empieza termina y la manera en la cual nació El Milagro mexicano, así
como sus métodos y prácticas para realizarlo fueron las mismas que propiciaron su
caída. Aquí mencionamos las más importantes:

 El milagro mexicano buscó a toda costa tener una economía libre de inflación,
libre de déficits y de devaluaciones, para lograrlo se convirtió en un modelo
económico de puertas cerradas y muy proteccionista, lo cual hizo que las
empresas crecieran sin capacidad de competir fuera de México, pues las
empresas de esos años no pudieron competir en el exterior, lo cual les impidió
exportar productos con la calidad que exigían los mercados extranjeros de la
época.
 Ante ello, México importaba más de lo que exportaba, lo cual le trajo un déficit
de más de 400 millones de dólares.
 El alto grado de proteccionismo que las empresas tuvieron en México, hizo que
no pudieran industrializarse ni modernizarse a la par con otras empresas del
mundo.
 La clase media creció de manera importante durante el Milagro Mexicano, ya
que en 1940 la clase media era el 12.6% de la población, para 1960 ya era el
30%, es decir creció en poco más de 100%.
 Cuando el desarrollo estabilizador terminó (1970) los siguientes tres años (hasta
1973) el crecimiento económico fue constante, pero menor a los años anteriores.
 Luego se vino una crisis económica de 1973 y a partir de ese año todo cambió,
pues se elevaron los precios, hubo escasez de dinero, creció el desempleo y
bajó la inversión privada; bajaron las exportaciones y subieron de empresas
mexicanas que compraban afuera las máquinas y equipos que necesitaban para
seguir trabajando.
 Ante este panorama fue cuando se aceleró el endeudamiento externo, pues se
requería dinero para modernizar a las industrias mexicanas.
CRISIS DEL CAMPO

Con el propósito de facilitar el análisis, dividiremos este periodo en dos: de 1940 a


1955, cuando se dio un crecimiento con inflación, y de 1955 a 1970, cuando se
registró el desarrollo estabilizador.

Durante la Segunda Guerra Mundial, la producción de alimentos para abastecer a


los soldados en lucha era considerada como actividad de alta prioridad, lo cual
mantuvo altos precios en los productos del campo y, en consecuancia, impulsó el
crecimiento de la producción.

Al finalizar la guerra, el gobierno mexicano decidió adoptar el modelo de sustitución


de importaciones industriales, con la pretensión de transformar la economía del país
de rural a urbana y acelerar el proceso de desarrollo nacional. Dado que la mayoría
de los recursos internacionales estaban siendo canalizados a la reconstrucción de
Europa y Japón, la fuente principal de financiamiento para este modelo fue el
campo. De modo que, bajo estas circunstancias, la agricultura se vio forzada a
generar recursos, tanto para su propio desarrollo como para el industrial y el
comercial.

La Inversión Pública Federal pasó de 4% del Producto Interno Bruto (PIB) en 1940
a 5% en 1955; de la misma manera, su composición fue también radicalmente
alterada, con un crecimiento importante en la inversión destinada a la construcción
de infraestructura ferroviaria, caminos y puentes, mientras que la inversión
canalizada a la construcción de infraestructura hidráulica para el desarrollo agrícola
se redujo proporcionalmente.

Otro instrumento relevante fue el tipo de cambio. Dado que el peso se encontraba
sobrevaluado a finales de la Segunda Guerra Mundial, la importación de bienes
intermedios y de capital fue abundante. Por otro lado, se contuvo la importación de
bienes de consumo a través de tarifas y permisos. Para 1955, nuestra moneda aún
presentaba una sobrevaluación de 33%, tomando como base el tipo de cambio de
equilibrio de 1950.

En este contexto, el comienzo del periodo de expansión de la economía mexicana


estuvo acompañado por el crecimiento paralelo de los precios y la inestabilidad
cambiaria. El PIB aumentó a una tasa anual de 6% en términos reales,
principalmente guiado por el crecimiento de los sectores manufacturero y agrícola,
los cuales representaron 70% de este indicador durante el periodo. La política
económica, sobre todo en cuanto a la agricultura, fue un éxito: el empleo se
incrementó, así como el ingreso, y la nación comenzó a mejorar su estado
económico y social.

La reforma agraria amplió considerablemente las fronteras agrícolas. El área


cultivada creció a una tasa anual de 2.9%. Además, 1.6 millones de hectáreas
fueron incorporadas al sistema de riego, las cuales representaban 18% de la
superficie dedicada a granos en 1955.

De este modo, la balanza comercial del sector fue positiva. De 1950 a 1955, el
campo aportó 54% de las exportaciones, mientras que en el renglón de las
importaciones representó 7.6%. Vale la pena mencionar que en este periodo creció
la demanda internacional de productos agrícolas.

Por otro lado, las políticas internas, como la tasa de cambio internacional y los
sistemas de protección, tuvieron un efecto negativo de 2% y 6% sobre la balanza
comercial.

Bajo estas circunstancias, se estima que la transferencia de recursos del sector


agrícola hacia el resto de la economía llegó a una tasa anual promedio de 1% del
PIB del sector durante el periodo de 1945 a 1970.

Cabe resaltar que al inicio de esta época los precios relativos en el mercado interno
se mostraron favorables para el campo; sin embargo, la situación se deterioró con
el tiempo. La relación entre los precios agrícolas y el índice general cayó de 1.23 en
1940 a 0.93 en 1970. Esta tendencia fue similar entre los precios agrícolas y los
industriales, pasando de 1.18 a 0.89 durante el mismo periodo. Esto representa una
caída real de 25% en un lapso de 30 años.

Como consecuencia del crecimiento económico y la recuperación del comercio


internacional, el nivel de importaciones de bienes industriales sobrepasó al de
exportaciones del campo a principios de los años cincuenta. El déficit de la balanza
comercial ascendió a un promedio de 3.5% del PIB sobre una base de cinco años.
Además, a pesar de la entrada de flujos de capital a largo plazo, las reservas
internacionales del Banco de México disminuyeron a una tasa promedio anual de
8% entre 1950 y 1954.

Debido a estas dificultades en la balanza de pagos y a una inflación anual de 10%,


el gobierno federal decidió cambiar su estrategia de desarrollo. La nueva estrategia
generó el llamado desarrollo estabilizador, cuyo fundamento fue la expansión
industrial-urbana. El crecimiento industrial fue promovido mediante un sistema de
sustitución de importaciones, el cual consistió en la imposición de tarifas
proteccionistas y de controles cuantitativos sobre las manufacturas, principalmente
bienes de consumo duraderos.

La industria manufacturera creció en términos reales a una tasa de 8.4% anual. La


industria de productos de consumo no duraderos dejó de ser la más dinámica; a
pesar de crecer 6.4% anual en términos reales, fue reemplazada por la industria de
productos de consumo duradero, que presentaba un impresionante crecimiento real
de 13% anual.

La tasa de cambio fue congelada y las conversiones de moneda no tenían costo. La


tasa de cambio peso-dólar se contuvo en un nivel de 12.50 durante 22 años, de
1954 a 1976, lo cual implicó una estrategia de enorme sobrevaluación del peso,
cuyo objetivo fue facilitar las importaciones de capital requeridas por el sector
industrial.

La política económica tenía ahora, como fin, apoyar el desarrollo urbano e industrial.
Esto tuvo un impacto positivo en la economía agregada; sin embargo, su influencia
en el campo fue negativa y empeoró con el tiempo.

Las actividades agrícolas crecieron únicamente 3% anual durante los 15 años


comprendidos entre 1955 y 1970. Además, para 1965 el valor de la producción entró
a una tendencia decreciente. Si dividiéramos el periodo de desarrollo estabilizador
en tres etapas, 1955-1960, 1960-1965 y 1965-1972, entonces el crecimiento anual
promedio habría sido 3.1%, 5.8% y 1.0%. Para el final del desarrollo estabilizador,
las actividades agrícolas mostraban un completo estancamiento.

A partir de 1965, el campo mexicano dejó de cumplir con ciertos objetivos que hasta
entonces le habían sido "confiados". La caída en la tasa de crecimiento en la
producción de alimentos y materias primas provocó que ciertas cantidades de
granos básicos tuvieran que ser importadas; así, en 1965, por primera vez, se
importaron 40,000 toneladas de maíz, cuando sólo unos cuantos años antes,
México era un magnífico exportador de estos productos.

Intentaremos explicar, si bien parcialmente, porqué el desempeño del sector se


comportó de esta manera.

A pesar de que la inversión bruta en la agricultura durante el ciclo 1960-1972 creció


a una tasa promedio de 4%, alrededor de 32% de esta inversión fue dedicada al
mantenimiento y al reemplazo de infraestructura de riego desarrollada durante las
décadas anteriores.

Por otro lado, la política de precios adoptada tuvo resultados negativos; de 1955 a
1972, los precios de los productos agrícolas se rezagaron 19% con respecto al
deflactor implícito. La caída en precios reales, el incremento en el costo de
importaciones de insumos agropecuarios (debido al cierre de fronteras) y la
sobrevaluación del peso alrededor de 22% entre 1954 y 1972 (tomando 1954 como
año base de equilibrio), eliminaron incentivos para la inversión privada en el sector
rural, por lo que se canalizaron recursos públicos a este ámbito. Entre 1960 y 1972,
la inversión pública creció de 2.6% del PIB agrícola a 8.6%, mientras que la
inversión privada declinó de 20.9% a 17.7%.

Todos los diferentes tipos de intervenciones en el mercado tuvieron un efecto


negativo en el sector. Las tasas netas de protección nominal y efectiva para 1970
fueron de menos de 10.3% y menos de 13.1%. Lo anterior indica que los precios
recibidos por la producción doméstica fueron alrededor de 10% menores a los
precios internacionales y, por ende, que el sector generó 13% menos valor
agregado con respecto a lo que podría haber obtenido si el mercado no hubiera sido
intervenido.
Existe un fuerte contraste entre las tasas de protección al sector agrícola y aquellas
asignadas a los bienes de consumo durables y los bienes de capital, las cuales
registraron niveles de 12.7% y 34.6%. Los fertilizantes e insecticidas registraron
tasas proteccionistas de 15.5% y 197.1%.

Por lo tanto, puede decirse que durante la primera década del desarrollo
estabilizador, el sector agrícola cumplió con su papel como proveedor de alimentos
y materias primas. Subsecuentemente, es decir entre 1965 y 1972, la oferta
alimentaria se restringió, dando pie al inicio de masivas importaciones de cereales.

Durante este periodo la capacidad del campo para realizar transferencias netas en
moneda extranjera hacia el resto de la economía se deterioró gradualmente. El
superávit de la balanza comercial cayó 1.1% anualmente; las exportaciones
agrícolas mantuvieron una participación de 52% en las exportaciones totales, mas
las importaciones de este rubro incrementaron su participación respecto a las
importaciones totales. Para 1972, llegaron a abarcar 10.1%; la mayor parte de ellas
consistía en compras de maíz y trigo en el extranjero.

En esta época, la población pasó de casi 20 millones de habitantes a 48 millones,


lo que significó un crecimiento de 145%. Además, la composición de la población
también siguió cambiando, ya que para 1970 la población rural pasó de 65% a 42%
del total.

Un factor importante del cambio acelerado en la composición de la población fue la


migración del campo hacia los centros urbanos, lo que constituye otro mecanismo
de salida de capital del sector, ya que la mayoría de la gente que emigra del campo
es la que tiene más educación e iniciativa y, si así lo queremos ver, mayor capacidad
de asumir un riesgo ante lo desconocido.

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