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EL SINDICALISMO.

Antecedentes históricos.
El sindicalismo, se origina con la revolución industrial en el último tercio del siglo XVIII, dando lugar
a que la máquina sustituya al trabajador manual, cuando la fábrica ocupa el lugar de taller, cuando
la gran industria suplanta a la economía del artesanado y la producción de mercado local, se
transforma en producción para el mercado mundial.

La introducción de la máquina, produce grandes ganancias a los industriales, obtenidas a costa del
sufrimiento del naciente proletariado de las fábricas, la fatiga excesiva, la insuficiencia en la
alimentación, la disciplina imperante, etc. Que debían de soportar los operarios. Tanto la
moralidad, la higiene, la seguridad, salud, no causaban ninguna preocupación al empresario,
incluso le regateaba el salario a obrero.

Además, las mujeres y niños eran explotados sin misericordia, se les destinaban los trabajos más
duros y humillantes, exponiendo con ello, sus vidas. En esta época, el trabajador era una
verdadera penuria, un sufrimiento para el trabajador. Es así como el operario se convierte en
esclavo de la máquina y el trabajo del hombre se hace menos valorizado.

Con la Revolución Industrial, se produjo una radical transformación que se operó en e campo de la
industria en Inglaterra, en el último tercio del siglo XVIII, porque fue la invención de la máquina y su
incidencia productora, lo que produjo la verdadera revolución industrial.

Para los trabajadores el Estado les era opositor, más importante y primordial que tiene el obrero
para transformarse en fuerza a la que le asiste un poder, es la unión, es la posibilidad de
asociarse, en densa de sus intereses laborales y esto era justamente a lo que se oponía el
gobierno al no permitir dichas asociaciones.

Así las cosas, el obrero estaba a su suerte, incluso si se enfermaba, situación muy común, al no
poder trabajar no cobraba y era rápidamente reemplazado por otro trabajador, que esperaba una
oportunidad en ese sentido.

La revolución industrial, se ubica por el año 1775 y unos años después, en 1789 se produce la
Revolución Francesa, la cual reivindicaría os derechos del hombre.
Pero se produce una situación paradójica, se cree que dado que el hombre es libre, no debe
agruparse, ni formar coaliciones de obreros. Pues ello atenta contra la libertad en general y en
contra de la libertad de trabajo en particular. Es así, como en la Declaración de los Derechos del
Hombre y la ley Chapalier de 1791, se imponen sanciones a todos aquellos que constituyen
asociaciones de artesanos, obreros o jornaleros.

Dada la situación planteada y la imposibilidad legal de que los trabajadores se agrupen en densa
de sus intereses, optan por iniciar el movimiento en la clandestinidad, recogiéndose el sentido
societario de los gremios.

Sin embargo, ya entrado el siglo XIX, las masas obreras con sus movimientos clandestinos y su
ideario sindicalista, comienzan a expresarse en diversas formas, que en un principio se manifestó
en forma de huelga con características de motín, posteriormente se da la simple coalición de
obreros de una misma fábrica, o diferentes.

La última etapa se concreta con la formación de sociedades de resistencia, con objetivos de


imponer por coacción moral o física al resto de los trabajadores, al paro colectivo de la
especialidad laboral, que culminan con la auténtica aparición del sindicalismo, que se presenta con
una estructura más evolucionada, con una rigurosa diversificación de oficios e industrias, frente a
la estructura social imperante y que busca un lugar legalmente en el conjunto económico-social de
su época.
El sindicalismo en este período, existía de hecho pero no de derecho y su aptitud estaba dirigida a
obtener esa conquista y es a la que se orientaba la masa trabajadora.

El Sindicato

19.2.1 Etimología
Del latin syndicus, y este del griego syndi- cos, vocablo compuesto de otros dos: “syn”
que significa ‘con’ y “dike” que significa “justicia”, que significaban “con justicia”.
Se designaba con tal palabra syndicus, que ha conservado su sentido primigenio, a la persona
encargada de representar los in- tereses de un grupo de individuos; la voz síndico retuvo, en
las lenguas romances, el concepto de procuración y representación. Por traslación del
representante a los re- presentados, surgió el sindicat francés, del cual es traducción aceptada
sindicato. En- tonces síndico, significa el que representa intereses de un grupo de personas que
tienen una misma profesión.

19.2.2 Concepto de sindicato


Sindicato. Unión libre de personas que ejerzan la misma profesión u oficio, o pro- fesión y
oficios conexos, que se constituya

Sindicalismo en México.
El 16 de Septiembre del año de 1872, se fundó la primera asociación de tipo profesional, círculo de
obreros. Esta organización llegó a contar en sus filas al mes de octubre de 1874, con 8000
trabajadores, en su gran mayoría eran artesanos y obreros de hilados y tejidos. El 5 de marzo de
1874 fue fundada la Confederación de Asociaciones de Trabajadores de los Estados Unidos
Mexicanos, la cual fortaleció la unidad de los trabajadores, constituyéndose en el año de 1890 en
la llamada “Orden Suprema de Empleados Ferrocarrileros Mexicanos, la Unión de Mecánicos
Mexicanos, La Sociedad de Hermanos Calderos Mexicanos, la Liga Mexicana de Empleados del
Ferrocarril y otras más.
En Cananea, Sonora se funda la Unión Liberal Humanidad, y en Orizaba, Veracruz, el Gran Círculo
de Obreros Libres, ambos organismo fueron los protagonistas de las huelgas de Cananea y Río
Blanco. En 1911 se constituyó la Confederación Tipográfica de México. En 1912 de funda el
Departamento del Trabajo y se establece la Casa del Obrero Mundial que en 1913, conmemora por
primera vez en México, el día 1° de mayo, exigiendo la jornada laboral de 8 horas y el descanso
dominical.
En el año de 1916 se lleva a cabo en Veracruz, un congreso obrero convocado por la Federación
de Sindicatos del Distrito Federal, al que se negó a concurrir el general Heriberto Jara, gobernador
del Estado. En este congreso se acordó conformar un organismo sindical denominado
“Confederación del Trabajo de la Región Mexicana. Su objetivo principal era la lucha de clases y
como finalidad suprema para el proletariado, la socialización de los medios de producción.

En el año de 1917 se reunió en Tampico, Tamaulipas, otro con congreso obrero, concurriendo a él
delegados de las organizaciones más importantes. Se acordaron resoluciones que reconocían el
derecho de libre asociación, recomendaban la organización sindicalista y la limitación de los
integrantes de la familia de los obreros. En este congreso se acordó la celebración de otro para el
siguiente año, así en 1918 en la ciudad de Saltillo, Coahuila, se funda la CROM o Confederación
Regional Obrera Mexicana, ello obedeció a que los anarquistas pensaron que sería una sección de
una central internacional. Otros integrantes no estuvieron de acuerdo y que deberían de agregar al
título la palabra “mexicana”, quedando como se ha dicho. El nacimiento de la CRIM representa el
triunfo del reformismo, en el movimiento obrero mexicano.

En el congreso de 1918 se exigió la reglamentación del artículo 123 de la Constitución. Durante la


década de los 20s del siglo pasado, la CROM es el organismo representante de las exigencias de
los trabajadores mexicanos.
En la VI Convención, la CROM declara al candidato presidencial, Plutarco Elías Calles, su
presidente honorario. El Partido Laborista Mexicano, prolongación de la CROM apoya a
candidatura en el 1° de diciembre de 1924 asume la presidencia de la república, y Luis N. Morones
es nombrado Secretario de Industria, Comercio y trabajo.

La crisis de la CROM del año de 1928, marca el fin del periodo formativo del sindicalismo
mexicano, pues durante este lapso se ensayan las modalidades de organizaciones cuyos rasgos
esenciales marcarían el desarrollo posterior de dicho sindicalismo, y es cuando se establecen los
primeros eslabones de la cadena que acabó por atar definitivamente los sindicatos al Estado. La
CROM se desfunda con la salida del grupo “lombardista” en el año de 1932. Se funda el Partido
Nacional Revolucionario (PNR) actualmente Partido Revolucionario Institucional.

En 1931 un año antes, se expide la Ley Federal del Trabajo.


La Confederación General de Trabajadores (CGT) es una expresión de la corriente
anarcosindicalista en México. Surge como respuesta del movimiento obrero en contra de la
legitimación de las organizaciones de trabajadores ante el Estado. Su evolución se admite en el
periodo en el que se admite oficialmente el sindicalismo. El anarcosindicalismo como variante del
anarquismo, plantea una estructura económica basada en el sindicato, el cual logrará la
organización de la sociedad, valiéndose de acciones directas y revolucionarias, cotidianas, que
lleven a la huelga general, con la que se consolida la revolución social. La nueva sociedad podrá
organizarse de manera federalista y se basará en una cooperación sistemática, según lineamiento
previamente determinados y el mantenimiento de los acuerdo contraídos.
El medio de difusión de esta organización fue el llamado “El verbo rojo”, que censuró violentamente
el contubernio de la CROM con el gobierno. Un grupo de integrantes de la CROM inconformes se
unen a la CGT y fundan la Federación Sindical de Trabajadores del Distrito Federal, entre ellos
Fernando Amilpa, Jesús Yurén, Fidel Velázquez, Alfonso Sánchez Madariaga y Luis Quintero (los
famosos cinco lobitos).
Otra fase del movimiento obrero mexicano es la etapa revolucionaria que se da precisamente con
la revolución de 1910, formándose sindicatos y agrupaciones de obreros inspirados en la doctrina
social de la iglesia católica. Al estallar la revolución ya estaba vigente la Unión Católica Obrera,
presidida por el Lic. Salvador Moreno Arriaga, surgiendo de una asamblea la llamada
“Confederación Católica Obrera, que agrupaba a cuanta y seis círculos de obreros con 12236
socios efectivos al año de 1911. En el año de 1913 de convoca a la llamada “Dieta de Zamora” con
el objetivo fue llevar a la realidad los postulados de la encíclica “Rerum Novarum”. Otro intento de
reunir trabajadores en una asociación religiosa fue la Confederación Cristiana de los Caballeros de
la Humanidad, cuyo lema era: “Pro Deu, Pro Humanitate”, que asegura admitir obreros de cualquier
corriente ideológica.
Otro antecedentes fue la Confederación General de Obreros y Campesinos de México (CGOCM)
que intento unificar el sector laboral, estuvo dirigida por Vicente Lombardo Toledano, no
representando un cambio en la conciencia del movimiento obrero. A pesar de su corta vida, esta
organización fue un intento más o menos exitoso de reorganizar a los trabajadores que se
encontraban dispersos. Se desconoce el número exacto de sus integrantes. Su disolución el 20 de
Febrero de 1936, da origen a la llamada Confederación de Trabajadores de México (CTM), la que
se constituyó un día después, el 21 de febrero de 1936, en cumplimiento con el pacto solidario
firmado en el Comité Nacional de Defensa Proletaria, para construir la Central Única Obrera y
Campesina de la República Mexicana.
En ese mismo año con el apoyo del sindicato de telegrafistas, camioneros, carteros y otros, se
funda la Federación Nacional de Trabajadores al Servicio del Estado (FNTSE), y el 30 de abril de
1939 este organismo convocó a todos los sindicatos a conformar una federación que se llamaría
Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE).
En el año de 1951 se funda la Federación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (FROC), y un
año más tarde nace la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC) producto
de la fusión de diversas organizaciones, entre ellas: la Confederación de Obreros y Campesinos de
México (COCM).
El Congreso del Trabajo (CT), ha sido el último intento para unificar el movimiento obrero
organizado en México. Su formación es resultado de la fusión de las confederaciones y los
sindicatos nacionales. El CT ha seguido, en general, la orientación marcada por la CTM de alianza
con el Estado, aunque hay alas radicales no están de acuerdo con ello. Estos sectores se han
separado formando actualmente la Unidad Obrera Independiente formada por el Sindicato de
Trabajadores de la Aviación; de Teléfonos; los de la Goodrich Euzkadi, etcétera.

El sindicalismo en nuestro país tiene básicamente su fundamento legal en el artículo 123 fracción
XVI de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que dice así:

“Artículo 123. Toda persona tiene derecho al trabajo digno y socialmente útil; al efecto, se
promoverán la creación de empleos y la organización social de trabajo, conforme a la ley.
(Q)
XVI. Tanto los obreros como los empresarios tendrán derecho para coaligarse en defensa de
sus respectivos intereses, formando sindicatos, asociaciones profesionales, etc.”
Así también sirve de fundamento legal para la existencia de los sindicatos el siguiente precepto
legal:

“Artículo 357. Los trabajadores y los patrones tienen el derecho de constituir sindicatos, sin
necesidad de autorización previa.”
Las características de la sindicalización van en relación a la doble función que desarrollan los
sindicatos, que son las siguientes:
 Una función normativa interna para sus agremiados mediante la cual establece sus
principios, que han de regular la vida interna de la persona moral que integran.
 Una función externa que realiza el sindicato, a fin de obtener la contratación colectiva y
posteriormente la salvaguarda de los derechos de grupos en las relaciones de trabajo.

Ambas funciones son de capital importancia, porque si a través de la primera de ellas, fijan lo que
podría llamarse la estructura propia del sindicato, no tan sólo en el aspecto colaboracionista sino
hasta ideológico; en las segunda de dichas funciones o sea la búsqueda de mejoras económicas y
sociales para sus agremiados, por medio de la contratación colectiva reflejan obligadamente la
personalidad y actitudes de dicha organización y así se convierten en parte de menor o mayor
importancia en la economía nacional.

Sindicato es la asociación de trabajadores o patrones, constituida para el estudio, mejoramiento y


defensa de sus respectivos intereses. Los trabajadores y los patrones tienen el derecho de
constituir sindicatos, sin necesidad de autorización previa. A nadie se puede obligar a formar parte
de un sindicado o a no formar parte de él. Cualquier estipulación que establezca multa
convencional en caso de separación del sindicato o que desvirtúe de algún modo la disposición
contenida en el párrafo anterior, se tendrá por no puesta.

No pueden ingresar en los sindicatos de los demás trabajadores, los trabajadores de confianza.
Los estatutos de los sindicatos podrán determinar la condición y los derechos de sus miembros,
que sean promovidos a un puesto de confianza.

Los sindicatos tienen derecho a redactar sus estatutos y reglamentos, elegir libremente a sus
representantes, organizar su administración y sus actividades y formular su programa de acción.

Los sindicatos pueden formar federaciones y confederaciones, las que se regirán por las
disposiciones de este capítulo, en lo que sean aplicables.
Los miembros de las federaciones o confederaciones podrán retirarse de ellas, en cualquier
tiempo, aunque exista pacto en contrario.
Los estatutos de las federaciones y confederaciones, independientemente de los requisitos
aplicables del artículo 371 de la Ley Federal del Trabajo, contendrán:
I. Denominación y domicilio y los de sus miembros constituyentes;
II. Condiciones de adhesión de nuevos miembros; y
III. Forma en que sus miembros estarán representados en la directiva y en las asambleas.

El artículo 371 de la Ley Federal del Trabajo prescribe que los estatutos de los sindicatos
contendrán:
I. Denominación que le distinga de los demás;
II. Domicilio;
III. Objeto;
IV. Duración. Faltando esta disposición se entenderá constituido el sindicato por tiempo
indeterminado;
V. Condiciones de admisión de miembros;
VI. Obligaciones y derechos de los asociados;
VII. Motivos y procedimientos de expulsión y correcciones disciplinarias. En los casos de expulsión
se observarán las normas siguientes:
a) La asamblea de trabajadores se reunirá para el solo efecto de conocer de la expulsión.
b) Cuando se trate de sindicatos integrados por secciones, el procedimiento de expulsión se llevará
a cabo ante la asamblea de la sección correspondiente, pero el acuerdo de expulsión deberá
someterse a la decisión de los trabajadores de cada una de las secciones que integren el sindicato.
c) El trabajador afectado será oído en defensa, de conformidad con las disposiciones contenidas
en los estatutos.
d) La asamblea conocerá de las pruebas que sirvan de base al procedimiento y de las que ofrezca
el afectado.
e) Los trabajadores no podrán hacerse representar ni emitir su voto por escrito.
f) La expulsión deberá ser aprobada por mayoría de las dos terceras partes del total de los
miembros del sindicato.
g) La expulsión sólo podrá decretarse por los casos expresamente consignados en los estatutos,
debidamente comprobados y exactamente aplicables al caso;
VIII. Forma de convocar a asamblea, época de celebración de las ordinarias y quórum requerido
para sesionar.
En el caso de que la directiva no convoque oportunamente a las asambleas previstas en los
estatutos, los trabajadores que representen el treinta y tres por ciento del total de los miembros del
sindicato o de la sección, por lo menos, podrán solicitar de la directiva que convoque a la
asamblea, y si no lo hace dentro de un término de diez días, podrán los solicitantes hacer la
convocatoria, en cuyo caso, para que la asamblea pueda sesionar y adoptar resoluciones, se
requiere que concurran las dos terceras partes del total de los miembros del sindicato o de la
sección.
Las resoluciones deberán adoptarse por el cincuenta y uno por ciento del total de los miembros del
sindicato o de la sección, por lo menos;
IX. Procedimiento para la elección de la directiva y número de sus miembros;
X. Período de duración de la directiva;
XI. Normas para la administración, adquisición y disposición de los bienes, patrimonio del sindicato;
XII. Forma de pago y monto de las cuotas sindicales;
XIII. Época de presentación de cuentas;
XIV. Normas para la liquidación del patrimonio sindical; y
XV. Las demás normas que apruebe la asamblea.23
Las federaciones y confederaciones deben registrarse ante la Secretaría del Trabajo y Previsión
Social.
Es aplicable a las federaciones y confederaciones lo dispuesto en el párrafo final del artículo 366
de la Ley Federal del Trabajo.
El precepto legal que se acaba de invocar prescribe que el registro podrá negarse únicamente:
I. Si el sindicato no se propone la finalidad prevista en el artículo 356 de la Ley Federal del Trabajo;
II. Si no se constituyó con el número de miembros fijado en el artículo 364 de la Ley Federal del
Trabajo; y
III. Si no se exhiben los documentos a que se refiere el artículo anterior.
Satisfechos los requisitos que se establecen para el registro de los sindicatos, ninguna de las
autoridades correspondientes podrá negarlo.
Si la autoridad ante la que se presentó la solicitud de registro, no resuelve dentro de un término de
sesenta días, los solicitantes podrán requerirla para que dicte resolución, y si no lo hace dentro de
los tres días siguientes a la presentación de la solicitud, se tendrá por hecho el registro para todos
los efectos legales, quedando obligada la autoridad, dentro de los tres días siguientes, a expedir la
constancia respectiva.
Para los efectos del artículo anterior, las federaciones y confederaciones remitirán por duplicado:
I. Copia autorizada del acta de la asamblea constitutiva;
II. Una lista con la denominación y domicilio de sus miembros;
III. Copia autorizada de los estatutos; y
IV. Copia autorizada del acta de la asamblea en que se haya elegido la directiva.
La documentación se autorizará de conformidad con lo dispuesto en el párrafo final del artículo 365
de la Ley Federal del Trabajo.
Los sindicatos deben registrarse en la Secretaría del Trabajo y Previsión Social en los casos de
competencia federal y en las Juntas de Conciliación y Arbitraje en los de competencia local, a cuyo
efecto remitirán por duplicado:
I. Copia autorizada del acta de la asamblea constitutiva;
II. Una lista con el número, nombres y domicilios de sus miembros y con el nombre y domicilio de
los patrones, empresas o establecimientos en los que se prestan los servicios;
III. Copia autorizada de los estatutos; y
IV. Copia autorizada del acta de la asamblea en que se hubiese elegido la directiva.
Los documentos a que se refieren las fracciones anteriores serán autorizados por el Secretario
General, el de Organización y el de Actas, salvo lo dispuesto en los estatutos.
Clases de sindicalismo

Sindicalismo Patronal
Doctrina política e ideológica que introduce bases fundamentales para la defensa de intereses
de los empleadores que se tradu- cen asociaciones de empresarios.

Sindicalismo Laboral
Ideología que introduce bases fundamenta- les para la defensa de intereses de los tra-
bajadores asalariados, subordinados y de- pendientes. Su desenvolvimiento se inicia hacia
finales del siglo XIX. Sus postulados van desde el sindicalismo moderado hasta el
revolucionario.

Sindicalismo Reformista
Persigue la humanización del trabajo pero sin desconocer la forma de Estado y gobierno, como
por ejemplo el sindicalismo revolucionario.

Sindicalismo Cristiano
Pide disminuir la jornada laboral, la atenuación de la explotación, la humanización del trabajo.
Tiene origen en la Encíclicas Re- rum Novarum de León XIII donde incorporan los Principios de
Caridad y de Igualdad en el trabajo, pide disminuir la jornada laboral, la atenuación de la
explotación y la humanización del trabajo.

Sindicalismo de Estado
Sindicalismo de Estado. Es el régimen de asociación profesional de trabajadores, sin
excepción, propugnada para evitar maniobras patronales contra los trabajadores, que consiste
en el forzoso ingreso de ellos a las filas de la asociación sindical.
Carácter. Este sindicalismo se caracteriza por que la sindicalización es obligatoria: todos los
trabajadores deben pertenecer a un solo sindicato, al del Estado y porque intenta, en apariencia,
desviarse de toda orientación política, para mantenerse en el campo puramente laboral.

Sindicato vertical o corporativo


Sindicato vertical o corporativo. Compulsión del Estado a que todo trabajador debe pertenecer
a un sindicato. Desvirtúa la libertad de asociación y trata de actuar militarmente sobre las
organizaciones de trabajadores, en las que la verticalidad aspira copiar en cierto modo la
jerarquía descendente que caracteriza a la ejército.

Se dio históricamente en la Italia y España fascista, en la Alemania nazi. En Bolivia se quiso


imponer durante el gobierno de David Toro a través del DS de 19 de agosto de 1936. Fue un
intento de implantación de un sistema corporativo, pero no tuvo eco y termino en un fracaso.

Sindicalismo Revolucionario
El Sindicalismo Revolucionario es la Doctrina que persigue la destrucción del Estado y de las
demás asociaciones de profesionales para que solo exista la de los trabajadores. “El Estado es
el Trabajador”. Influyen en su formación el anarquista Mija- íl Alexándrovich Bakunin y el
anarquista

Tipos de sindicatos.
Los sindicatos de trabajadores pueden ser:
 Gremiales, los formados por trabajadores de una misma profesión, oficio o especialidad;
 De empresa, los formados por trabajadores que presten sus servicios en una misma
empresa;
 Industriales, los formados por trabajadores que presten sus servicios en dos o más
empresas de la misma rama industrial;
 Nacionales de industria, los formados por trabajadores que presten sus servicios en una
o varias empresas de la misma rama industrial, instaladas en dos o más Entidades
Federativas; y
 De oficios varios, los formados por trabajadores de diversas profesiones. Estos sindicatos
sólo podrán constituirse cuando en el municipio de que se trate, el número de trabajadores
de una misma profesión sea menor de veinte.

Los sindicatos de patrones pueden ser:
I. Los formados por patrones de una o varias ramas de actividades; y
II. Nacionales, los formados por patrones de una o varias ramas de actividades de distintas
Entidades Federativas.
Pueden formar parte de los sindicatos los trabajadores mayores de catorce años.
No pueden ingresar en los sindicatos de los demás trabajadores, los trabajadores de confianza.
Los estatutos de los sindicatos podrán determinar la condición y los derechos de sus miembros,
que sean promovidos a un puesto de confianza.

Formación de sindicatos

Los sindicatos deberán constituirse con veinte trabajadores en servicio activo o con tres patrones,
por lo menos. Para la determinación del número mínimo de trabajadores, se tomarán en
consideración aquellos cuya relación de trabajo hubiese sido rescindida o dada por terminada
dentro del periodo comprendido entre los treinta días anteriores a la fecha de presentación de la
solicitud de registro del sindicato y la que se otorgue éste.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación ha dispuesto lo siguiente:


Los sindicatos deben registrarse en la Secretaría del Trabajo y Previsión Social en los casos de
competencia federal y en las Juntas de Conciliación y Arbitraje en los de competencia local, a cuyo
efecto remitirán por duplicado:
I. Copia autorizada del acta de la asamblea constitutiva;
II. Una lista con el número, nombres y domicilios de sus miembros y con el nombre y domicilio de
los patrones, empresas o establecimientos en los que se prestan los servicios;
III. Copia autorizada de los estatutos; y
IV. Copia autorizada del acta de la asamblea en que se hubiese elegido la directiva.
Los documentos a que se refieren las fracciones anteriores serán autorizados por el Secretario
General, el de Organización y el de Actas, salvo lo dispuesto en los estatutos.

El registro podrá negarse únicamente:


I. Si el sindicato no se propone la finalidad prevista en el artículo 356;
II. Si no se constituyó con el número de miembros fijado en el artículo 364; y
III. Si no se exhiben los documentos a que se refiere el artículo anterior.
Satisfechos los requisitos que se establecen para el registro de los sindicatos, ninguna de las
autoridades correspondientes podrá negarlo.

Si la autoridad ante la que se presentó la solicitud de registro, no resuelve dentro de un término de


sesenta días, los solicitantes podrán requerirla para que dicte resolución, y si no lo hace dentro de
los tres días siguientes a la presentación de la solicitud, se tendrá por hecho el registro para todos
los efectos legales, quedando obligada la autoridad, dentro de los tres días siguientes, a expedir la
constancia respectiva.
La Secretaría del Trabajo y Previsión Social, una vez que haya registrado un sindicato, enviará
copia de la resolución a la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje.
El registro del sindicato y de su directiva, otorgado por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social
o por las Juntas Locales de Conciliación y Arbitraje, produce efectos ante todas las autoridades.
El registro del sindicato podrá cancelarse únicamente:
I. En caso de disolución; y
II. Por dejar de tener los requisitos legales.
La Junta de Conciliación y Arbitraje resolverá acerca de la cancelación del registro.
Los sindicatos no están sujetos a disolución, suspensión o cancelación de su registro, por vía
administrativa.

Al respecto la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha sentado el siguiente criterio:


Los estatutos de los sindicatos contendrán:
I. Denominación que le distinga de los demás;
II. Domicilio;
III. Objeto;
IV. Duración. Faltando esta disposición se entenderá constituido el sindicato por tiempo
indeterminado;
V. Condiciones de admisión de miembros;
VI. Obligaciones y derechos de los asociados;
VII. Motivos y procedimientos de expulsión y correcciones disciplinarias. En los casos de expulsión
se observarán las normas siguientes:
a) La asamblea de trabajadores se reunirá para el solo efecto de conocer de la expulsión.
b) Cuando se trate de sindicatos integrados por secciones, el procedimiento de expulsión se llevará
a cabo ante la asamblea de la sección correspondiente, pero el acuerdo de expulsión deberá
someterse a la decisión de los trabajadores de cada una de las secciones que integren el sindicato.
c) El trabajador afectado será oído en defensa, de conformidad con las disposiciones contenidas
en los estatutos.
d) La asamblea conocerá de las pruebas que sirvan de base al procedimiento y de las que ofrezca
el afectado.
e) Los trabajadores no podrán hacerse representar ni emitir su voto por escrito.
f) La expulsión deberá ser aprobada por mayoría de las dos terceras partes del total de los
miembros del sindicato.
g) La expulsión sólo podrá decretarse por los casos expresamente consignados en los estatutos,
debidamente comprobados y exactamente aplicables al caso;
VIII. Forma de convocar a asamblea, época de celebración de las ordinarias y quórum requerido
para sesionar. En el caso de que la directiva no convoque oportunamente a las asambleas
previstas en los estatutos, los trabajadores que representen el treinta y tres por ciento del total de
los miembros del sindicato o de la sección, por lo menos, podrán solicitar de la directiva que
convoque a la asamblea, y si no lo hace dentro de un término de diez días, podrán los solicitantes
hacer la convocatoria, en cuyo caso, para que la asamblea pueda sesionar y adoptar resoluciones,
se requiere que concurran las dos terceras partes del total de los miembros del sindicato o de la
sección.
Las resoluciones deberán adoptarse por el cincuenta y uno por ciento del total de los miembros del
sindicato o de la sección, por lo menos;
IX. Procedimiento para la elección de la directiva y número de sus miembros;
X. Periodo de duración de la directiva;
XI. Normas para la administración, adquisición y disposición de los bienes, patrimonio del sindicato;
XII. Forma de pago y monto de las cuotas sindicales;
XIII. Época de presentación de cuentas;
XIV. Normas para la liquidación del patrimonio sindical; y
XV. Las demás normas que apruebe la asamblea.
No podrán formar parte de la directiva de los sindicatos:
I. Los trabajadores menores de dieciséis años; y
II. Los extranjeros.
Los sindicatos legalmente constituidos son personas morales y tienen capacidad para:
I. Adquirir bienes muebles;
II. Adquirir los bienes inmuebles destinados inmediata y directamente al objeto de su institución; y
III. Defender ante todas las autoridades sus derechos y ejercitar las acciones correspondientes.
La situación actual del sindicalismo en México es producto de un largo y complejo proceso histórico
con más de un siglo de desarrollo, a lo largo del cual se han configurado sus características y su
ubicación peculiar en el contexto internacional.
Al igual que en otros países, el sindicalismo en México no es un fenómeno aislado, sino que está
inserto dentro de un conjunto de interacciones y procesos económicos, sociales y políticos muy
amplios. El sindicalismo forma parte, en este sentido, del sistema laboral, que es el vértice en el
que se ejecutan las relaciones laborales, cuyos sujetos son los actores productivos, constituidos
fundamentalmente por el trabajo y el capital (trabajadores y sindicatos, empresas y patrones). El
(sub)sistema laboral forma a su vez parte del sistema político y económico, que está inscrito en el
ensamble de relaciones sociales que conforman al Estado.
En el universo complejo de sistemas y modelos laborales existen muy diversos tipos de
sindicalismo que se han desarrollado en el mundo. El sindicalismo mexicano posee características
sui géneris —en más de un sentido únicas— que comparativamente no se encuentran en otros
sistemas laborales ni tipos de sindicalismo. El sistema laboral mexicano constituye, sin duda, un
caso especial, un modelo en sí mismo en el plano internacional, aunque el ser un modelo no
significa necesariamente que lo sea en un sentido positivo.
Este trabajo busca poner énfasis especial en estos rasgos que explican, distinguen y caracterizan
al sistema laboral mexicano y, de manera particular, al sindicalismo mexicano en el plano
internacional. Subrayar estos rasgos hará sin duda más entendible su pasado y su presente, y
permitirá plantear con más claridad sus retos y opciones ante el futuro.

El sindicalismo en México se configuró dentro del sistema político revolucionario y


posrevolucionario. Si bien los primeros sindicatos en México datan del siglo XIX, su presencia
cobró especial relevancia para la política mexicana en el contexto de las pugnas entre los grupos
políticos beligerantes desde principios del siglo XX, poco antes, durante y después de la revolución
de 1910. Desde entonces, los grupos oligárquicos lograron ponerse de acuerdo en el diseño de
modelos de sindicalismo desde el poder, en los que pudieran intervenir y a los que pudieran
“tutelar”, en un sentido negativo y también someter mediante la fuerza, la represión y otros
mecanismos que se construyeron paulatinamente. Hacer copartícipes a algunos dirigentes
sindicales de dicho poder, en lo político y lo económico, fue desde entonces una pieza importante
en dichos modelos.
Desde entonces estuvo muy claro que los grupos de la oligarquía económica y política tenían
interés en intervenir, controlar y tutelar a las organizaciones sindicales. El control y el sometimiento
del sindicalismo garantizaban, por un lado, mayores márgenes de ganancia y acumulación para el
capital, en la medida en que los sindicatos quedaban restringidos en su fuerza para pugnar y
negociar por una mejor distribución de la renta y de la riqueza. Por otro lado, el control y el
sometimiento del sindicalismo permitían debilitar la autonomía sindical y hacer copartícipes a los
sindicatos de los proyectos de poder de los grupos de la oligarquía, con lo que se limitaba su
posibilidad de plantear proyectos alternativos de los trabajadores, por ejemplo, en materia de
salarios y distribución del ingreso, de seguridad social, de políticas de desarrollo y de relaciones
laborales, entre otros.

El desarrollo del sindicalismo mexicano ha estado muy influido por los proyectos de los grupos de
la oligarquía político-económica que desde principios del siglo XX han podido ponerse de acuerdo
en lo fundamental sobre el modelo laboral vigente en el país. Llama la atención cómo, no obstante
haber existido diferencias e incluso rupturas en el interior y entre los grupos que han integrado a la
oligarquía político-económica mexicana, sus acuerdos y sus visiones comunes en materia laboral
han prevalecido y, en más de un sentido, los han mantenido cohesionados incluso en los
momentos de mayores tensiones entre los propios grupos.

Un rasgo sobresaliente de los grupos de la oligarquía político-económica en México ha sido la


utilización y la vinculación del poder político para y con el poder económico, así como la figura de
los políticos-empresarios que han hecho negocios de diversa índole a costa precisamente del
poder político. El prototipo del político-empresario y la vinculación estructural de los grupos
empresariales con el poder político ha sido un factor clave que explica en mucho al modelo laboral
mexicano. La continuidad, el conservadurismo y la persistencia del sistema laboral predominante,
así como los tremendos obstáculos políticos, legales y estructurales que ha enfrentado el
desarrollo del sindicalismo autónomo y democrático en México no se entienden cabalmente sin la
existencia de los “proyectos de sindicalismo” ligados a los proyectos de poder económico y político
de dichos grupos de la oligarquía, en especial de los políticos-empresarios. La perversa vinculación
entre política y dinero en el subsistema laboral es sin duda la más antigua, la más autoritaria, la
más compleja y la más resistente dentro del sistema político mexicano.

La vocación de control y de intervención en el sindicalismo por parte del gobierno y de los patrones
es una de las piedras angulares del desarrollo, consolidación y permanencia del corporativismo
laboral mexicano. El sindicalismo mexicano se desarrolla dentro de un contexto general de
instituciones del trabajo diseñadas y controladas por los grupos de la oligarquía, lo que ha
minimizado y acotado la función regulatoria de los sindicatos en materia tanto de relaciones
laborales como de negociación colectiva, esencia de la acción sindical y de las propias funciones
regulatorias, La fuerza y la autenticidad de la negociación colectiva en México han resultado
particularmente deterioradas por este modelo autoritario.

A principios del siglo XX, los tipos ideales más representativos del sindicalismo diseñado
desde el poder fueron, de una parte, el laborismo (con la Confederación Regional Obrera
Mexicana, CROM, en 1918), y de otra, el sindicalismo blanco de Monterrey (la Unión de
Sindicatos Libres, creada en 1919 y convertida después, en 1936, en Federación Sindical
Independiente de Nuevo León).

Los modelos de sindicalismo diseñados desde el poder han gozado históricamente de todo tipo de
ventajas y de la protección tanto del gobierno como de los patrones para formar y operar sindicatos
e imponer dirigentes, que son legalizados e incluso legitimados por instituciones públicas del
trabajo, igualmente diseñadas por la oligarquía político-económica, que se han constituido a lo
largo del tiempo. Esto abarca el primer Departamento del Trabajo (1911); las Juntas de
Conciliación y Arbitraje, establecidas en 1927 con la intención coyuntural de favorecer a la CROM
en los conflictos sindicales; la primera Ley Federal del Trabajo (1931); la creación de la Secretaría
del Trabajo y Previsión Social (STPS) (1941); la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (1963),
entre y otras. Los mecanismos de funcionamiento de estas instituciones públicas favorecen muy
especialmente a las prácticas corporativas y al poder de gestión de los sindicatos controlados
desde el poder. De modo particular, en las últimas dos décadas la expansión inusitada del
sindicalismo de protección constituye el tipo ideal más destacado de estos modelos de
sindicalismo.

Adicionalmente al aparato de las instituciones públicas del trabajo, los grupos de la oligarquía
política y económica alentaron el establecimiento de otros mecanismos e instituciones que
reforzaron el control sindical y el debilitamiento de las funciones esenciales de todo sindicato, como
son regular la desigualdad social a través de la negociación colectiva, equilibrar las asimetrías
entre trabajadores y patrones derivadas de las relaciones individuales de trabajo, entre otras.
El más importante de estos mecanismos fue el modelo de vinculación subordinada entre sindicatos
y partidos políticos. El modelo mexicano de relaciones sindicatos-partidos se basa en y tiende a la
supeditación del sindicato al partido, en obvio detrimento de la autonomía sindical.
Si bien este modelo no puede tomarse como exclusivo del caso mexicano, pues ha sido bastante
frecuente en el mundo, su peculiaridad corresponde a la contraparte, es decir, a los partidos
políticos. En la medida en que el sistema de partidos en México tiene como rasgo acentuado la
figura predominante de un partido oficial,6 el modelo de la vinculación dependiente de los
sindicatos a este partido (o a estos partidos oficiales) vincula y compromete aún más a los
sindicatos con el poder y con los proyectos de los grupos oligárquicos.
Sindicalismo y política en México han estado estructuralmente vinculados dentro del sistema
político y, más allá, dentro del propio Estado. El sindicalismo en México ha sido un factor de poder
que los grupos dominantes constantemente han buscado moldear y utilizar conforme a sus
intereses.
El poder sindical en México se ha sustentado más en la vinculación con el poder gubernamental y
partidista, que en el poder que nace de la movilización, de la autonomía y de la democracia
sindical, y ayuda también a entender mejor los mecanismos de control que desde el poder se
ejercen directa o indirectamente sobre algunos dirigentes sindicales. Este rasgo es muy importante
para la tipología del sindicalismo en el México actual —que se propone más adelante—, así como
para entender en qué consisten las rupturas históricas y los nuevos proyectos de sindicalismo en
México.
El concepto de corporativismo es muy probablemente el que refleja con mayor precisión y
cobertura el carácter predominante del sistema laboral y del sindicalismo mexicano. Este concepto
es de los que se conocen como de rango medio de abstracción; es decir, no es un concepto
universalmente incluyente y por lo mismo acepta adaptaciones, particularidades y estiramientos.
Pese al debate que existe sobre los contenidos del concepto, lo cierto es que, en general, el
corporativismo se caracteriza por: a) controles sobre la ciudadanía; b) existencia de unidades
monopolistas de representación social y de negociación sujetas a múltiples mecanismos de
caución y condicionamiento (en el caso de México, la política de registros sindicales es un rasgo
indiscutible de corporativismo clásico); c) adhesión forzosa o forzada de los individuos a las
organizaciones reconocidas y filtradas por los mecanismos de control desde el poder; d) sanciones
coercitivas (represión y violencia, entre otras); e) estructuras jerárquicas y autoridad organizativa
(presencia de la autoridad en la organización social), y f) adoctrinamiento de interés.

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