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Andrés Murray
Este hombre precioso y su esposa Susana son los héroes poco conocidos de los Murray.
Las palabras del Señor Jesús llegan a mi mente donde dijo: <<...nada hay encubierto,
que no haya de ser manifestado;>>. (MT 10:26) Pues a Andrés IV le fue dada por Dios
una posición prominente entre el pueblo de Dios, hemos perdido la influencia escondida
de Andrés III y Susana. Al día del juicio, la justicia de esta pareja <<resplandecerá como
el sol en el reino de su padre>>. Queremos minar oro de este hogar piadoso.
Andrés III sufrió la muerte de su piadoso papá cuando tenía dos años. Su papá se fue a
la eternidad clamando fervientemente a Dios por el bienestar espiritual de sus hijos. Los
cuatro niños y su mamá, Isabel se llamaba, estaban en la pobreza, confiando en el Dios
vivo por sus necesidades. Pero Dios escuchó el corazón rugiente del moribundo, y
bendijo a su familia después. Los dos hijos, Juan y Andrés III, llegaron a ser predicadores
del evangelio, y una de sus hijas se casó a un ministro. Animémonos y esperemos en
Dios por nuestras situaciones en el presente. Otra vez, vemos una madre dejada a solas
para criar a una familia sin el soporte de un hombre. Los parientes les ayudaban, y el
hijo mayor, Juan, ayudaba a guiar al menor, Andrés III, y por supuesto, el Dios vivo del
cielo vino a su lado y edificó un hogar de hijos piadosos. Si nos sentamos en desánimo e
incredulidad porque todo nos parece sin esperanza, ¿Cómo puede Dios venir para
ayudarnos?
El joven Andrés III tenía un deseo en su corazón, predicar el evangelio a los perdidos en
tierras lejanas. Tenía 26 años, cuando se extendió una invitación para ir a Sudáfrica; y su
corazón se levantó al desafío. Pastoreaba una <<Iglesia Reformada de Holanda>> y
evangelizaba a los irreligiosos en las regiones de rededor. Así, este joven misionero y
colonizador se fue de Escocia, lleno de ganas y visiones de servir al Dios de sus padres
en una tierra lejana. Se fue en el año de 1822 y de hecho, Sudáfrica era como territorio
poco desarrollado. El viaje fue duro, y se hizo diez días a caballos y en carruaje para llegar
al pueblo donde viviría hasta su muerte. Después de dos años encontró a Susana
Stegmann, con quien se casó, y juntos empezaron a criar una familia, para la gloria de
Dios.
Queremos dar unos vistazos santos a este hogar, porque su influencia levantó a muchos
siervos en el reino de Dios. Estos resultados no se hacen no más por accidente, ni
solamente por la providencia de Dios. Principios específicos se usaron en el temor de
Dios, y Dios dio prosperidad espiritual abundantemente. De los once hijos de Andrés III
con Susana, nueve entraron en el ministerio. Cinco hijos fueron predicadores
ordenados, y cuatro hijas se casaron con predicadores. Ahora miremos a los nietos,
porque ellos son la prueba del hogar de un hombre. De los nietos, 32 trabajaron en el
ministerio. 17 de los nietos fueron ministros, 12 de las nietas se casaron con ministros,
y tres más fueron misioneros en nuevos lugares. La genealogía piadosa sigue y tiene más
de esto. En esta familia hubo muchos siervos de Cristo en las siguientes generaciones y
hoy en día sus descendientes son unos cuantos miles en sólo ocho generaciones.
Acuérdese también de las dos generaciones antes de Andrés III. Todos suman diez
generaciones. ¿Estás prestando atención? Miremos ahora algunos de sus áreas de
influencia poderosa.
Andrés III fue un hombre piadoso. Muy fácil de entenderse al ver su hogar. También fue
un predicador, un siervo celoso de Dios. <<Cual el cuervo, tal su huevo>> es un principio
se manifestó en cuanto a los Murray. Su padre fue lleno del celo y amor por su Dios, y
un hombre lleno de energía del Espíritu de Dios. Predicaba varias veces en una sola
semana, muy seguido. Ardientemente se puso a sí mismo en la fundación de iglesias, y
en su labor durante cuarenta años, fundó ocho iglesias. Fue un hombre sin descanso en
los rebaños que reunió. Los hijos miraban a su celo para el Señor, y todos dijeron, <<Soy
del Señor. >> Vieron a su papá sirviendo al Señor con gozo, y sin dudas que esto les guio
en las decisiones de entrar en la obra. Cuando el padre y la madre aman el amor al Señor,
y aman el amor al pueblo del Señor, se hace un imán poderoso y continuo para cautivar
a los hijos al servicio de Dios.
La Reverencia
Si solo hubiera una palabrita que describiera el espíritu prevaleciente en el hogar de los
Murray, la palabrita fuera <<reverencia>>. Esta reverencia fue del tipo antiguo, no la de
hoy. Un diccionario de esa época dice así: <<Temor mezclado con respeto, estima, y
afecciones bondadosas. >> Una de las hijas mayores de Andrés III escribió
cariñosamente en un librito titulado <<Unto Children's Children>> (A los Niños de los
Niños)-
<<Reverencia por el nombre de Dios, reverencia por el día de Dios, y reverencia por la
Palabra de Dios se sintieron en el hogar. La esposa reverenciaba a su marido, los niños
a sus padres, y todos reverenciaban a su Dios. >> ¡Qué ambiente tan bello creó esta
reverencia en el hogar! <<Los niños fueron enseñados a obedecer de tal manera que fue
natural y normal hacerlo. La palabra del papá fue la ley: de su decisión pía no había
apelación. Su sabiduría nunca fue dudada. >> Este ambiente bello fue obtenido a través
de tres maneras.
Misioneros
Aquí está un secreto escondido del hogar de los Murray que fácilmente se puede pasar
por alto. El hogar de ellos estaba a 800 kilómetros en el interior de África. Estaba ubicado
a la par del camino que entraba más allá del monte y selva de África. Muchos misioneros
pasaron por la casa, y fueron invitados por Andrés III a pasar la noche. Pasaron ingleses,
franceses, escoceses, y alemanes, todos dieron muchas interesantes oportunidades
para aprender otros idiomas. Estos viajeros vinieron en sus carros halados por caballos
y otros animales, traían además varios ayudantes; lo cual costaba mucho a Andrés III.
Pero este sacrificio de su parte no le importaba mucho, porque amaba a los misioneros,
y amaba las misiones a tierras lejanas. Toda la familia mostraba hospitalaria para
muchos misioneros cansados. La casa era grande con patios, y había huertos con
frutales. Había campo para relajarse, y las frutas les encantaban a muchos niños de los
misioneros, quienes las comieron como dulces.
¿Dónde está la bendición en todo esto, aún más allá de los oportunidades que tuvieron
los niños en servir a otros? La bendición está en la influencia que los misioneros tuvieron
sobre todos en el hogar. Los misioneros son gente dedicada, su amor a Dios es un
ejemplo extraordinario. Las historias que narran de su fe en Dios son muy inspirantes.
Los Murray crecían escuchando a los soldados de Cristo contar de las batallas que
lucharon. El señor Moffat y el doctor Livingstone se cuentan entre los que visitaban el
hogar de Andrés III. Muchas veces se reunieron los niños para escuchar una carta
recibida de uno de estos hombres. La mayoría de nosotros no vivimos en el camino
donde viajan misioneros, pero tenemos biografías y otras opciones. La parte importante
es poner el ejemplo de las vidas de los santos, vivos y muertos, ante nuestras familias.
Hagamos lo que tenemos que hacer para que se pase esto.
Avivamiento
En el año 1860, una visitación del Espíritu Santo empezó en la iglesia de Andrés IV. Hubo
un sonido del cielo como viento recio, que prevaleció sobre un grupo de jóvenes que
estaban reunidos en tiempo para oración. Dios visitó esta iglesia y muchas otras
mientras el fuego del avivamiento se esparcía. Esto es una cosa muy hermosa que
aconteciera a un ministro joven, de 32 años, quien oraba por tal visitación por muchos
años. En este punto de su vida, Andrés IV fue guiado a la hermosa vida llena del Espíritu,
por la cual es tan conocido y amado hasta hoy en día. Pero, ¿Dónde empezó esto?
Andrés III tenía un ejercicio santo que a sí mismo se sometió cada viernes por la noche
por casi 40 años. Todas las noches de los viernes, entró en su cuarto de estudio e invirtió
horas leyendo historias de avivamientos pasados, y luego oró por avivamiento en su
propia área. Recordaban muchas veces sus hijos de su papá llorando y gimiendo en
oración por avivamiento en la iglesia. Aquí se sembraron las semillas en los corazones
de los hijos. Aquí sus apetitos se estimulaban con el deseo que Dios viniera y obrara
entre su pueblo otra vez. Muchas veces salió el padre de su cuarto, bien gozoso a leer a
la familia una historia de una visitación de Dios por medio del Espíritu en alguna parte
del mundo o en otra. Esta carga se pasó a los hijos, y ellos empezaron a orar mientras
crecían estando en su hogar. Andrés III vio la respuesta a sus oraciones en sus últimos
años, pues el Espíritu Santo se derramó en Sudáfrica al fin de su vida. Sus hijos y otros
hombres llevaron su manto, y el fuego del avivamiento brillaba lejos. ¿Entendemos que
pasó en esto? Hudson Taylor escuchaba a su papá orar con fervor por China, y Hudson
plantó allí muchas iglesias. Juan Patton escuchaba a su padre gimiendo en su aposento
por las gentes más allá, y Juan las ganó en multitudes. Y, escuchaba Andrés IV los
gemidos de su padre por avivamiento, y Dios le levantó para que continúe esta carga
por el avivamiento en todas partes del mundo por 150 años. ¿Qué anhelamos nosotros?
¿Qué ven y sienten los hijos de parte de nosotros? Lo tomarán y llevarán más allá de lo
que podemos imaginar.
La Mamá de Andrés IV
Simplemente fue llamada <<mamá>>. Fue un nombre de amor para los niños. Aunque
había un padre muy activo, es claro que esta mujer amada se ocupaba mucho en
moldear a la familia. Su marido fue un ministro muy ocupado, y había tiempos cuando
él no estaba en casa por unos días. ¿Se detuvo todo en el hogar cuando no estaba el
papá? Sabemos que no era así. Mamá tomó en el hogar la parte de su marido ausente
durante estos tiempos. Los domingos por la tarde cuando no estaba él, siempre enseñó
a los hijos el Catecismo Corto. El día del Señor fue guardado estrictamente, y sólo se
permitió un paseo en la huerta con la familia. No había juegos, ni carreras, ni subir a
árboles en ese día; todos tuvieron que ir a la iglesia a escuchar la predicación de la
palabra de Dios. Una de las hijas escribió, <<Ella nos enseñó a leer antes de estar al edad
entrar la escuela, y los himnos y versos de la Biblia que aprendimos a sus rodillas han
quedado en la mente por el resto de nuestra vida. >> En los primeros años cuando hallar
una escuela era difícil, enseñó a los hijos en el hogar. ¡Oh!, La hermosura de un hogar
bien balanceado por los dos padres trabajando unidos en criar una simiente piadosa
sobre la tierra. ¿Cómo se puede medir su influencia? Parece que Susana era una ayuda
idónea a su esposo, y que él era la cabeza y guía en el hogar. Señor, ¡Dale a la iglesia
muchos más de este tipo de padres en los días venideros!
El Altar Familiar
En el hogar de los Murray tenían como práctica hacer un culto familiar. Parece que lo
hicieron al igual que los puritanos primitivos. Eso era, mañana y tarde, mañana y tarde,
mañana y tarde- cada día, habían tiempos de culto familiar dos veces por día . He dicho
antes el cómo Susana sostenía esto en los tiempos de ausencia de su marido. Había, en
los cultos familiares, largos tiempos de alabanza donde cantaba la familia con himnarios
en idioma holandés e inglés. El padre fue un hombre de la Palabra, e invertía mucho
tiempo enseñando y amonestando a la familia con la Biblia. Esto se hizo al amanecer,
mientras estaban sentados en casa, mientras iban en el camino, y también al acostarse
por la noche. Los hijos bien podían recordar a su papá andando de aquí para allá en el
comedor después de cenar, explicando y diciendo un verso de las escrituras con unción
y aplicación. Por esta práctica, muchos versos fueron puestos en los corazones de los
niños. Decía los versos vez tras vez con fervor e intensidad, su cara expresaba emociones
muy profundas. Al imaginarnos de esto, un hombre santo tan embebido en la Biblia que
no puede quedarse sentado, nuestro corazón rebosa de gozo. ¡Qué Dios levante en
nosotros padres llenos de celo y convicción, que no podamos quedarnos sentados,
mientras exponemos la palabra a nuestras familias!
Memorias Preciosas
Al estudiar más de las familias cristianas del pasado, se aclara que tuvieron tiempos de
diversiones familiares entre sí. El dibujo de un hogar que siempre es muy serio y nunca
hay sonrisas no es un dibujo pío. El gozo del Señor es una potencia al hogar (Neh. 8:10),
y un corazón alegre constituye buen remedio (Pro. 17:22). El hogar de Andrés Murray
era así. La familia tuvo muchos buenos tiempos como una familia unida. Sí, vivieron lejos
de la civilización, pero no se necesitan las mejores cosas materiales para tener un hogar
alegre y feliz. Los niños tuvieron memorias de paseos con en el carruaje cuando su padre
les hablaba y compartía algo interesante de la naturaleza o la geografía. Hay mucha
sabiduría en el tener estos tiempos complacientes entre la familia, cuando fluye la charla
bien. Jugaron el escondite los niños en el parte más bajo de la casa, y se escuchaba entre
sus paredes los gritos de placer de los niños.
Cada cinco años toda la familia Murray hacía en carruaje el viaje de diez días a la Ciudad
de El Cabo. Se le pueden llamar <<las vacaciones familiares>>. Este viaje se esperaba
desde muchas semanas antes, y el gozo entre los niños casi no podía contenerse.
¿Parece igual a hoy, no? La excitación de los niños antes del viaje era casi igual a la del
viaje mismo. Mucha preparación se necesitaba antes de salir. Por fin el gran día llegaba,
todos se sentaban, sonaba el azote, se movieron las ruedas, y gritaron los niños de gozo
al caminar los carruajes. Los encantaba a los niños, y tuvieron muchas memorias
preciosas de estos viajes por el resto de sus vidas. Cantaban y charlaban entre la familia
durante estos viajes, y nunca se perdieron los tiempos del culto familiar en los viajes.
¡Oh, el sencillo gozo de estar juntos como una familia! ¿Por qué son tan preciosos estos
tiempos? No existían los parques de recreo, ni las motos, ni los televisores, ni las radios.
Yo creo que hemos perdido lo más importante, y nos hemos conformado a algo inferior
en cuanto a nuestras diversiones familiares. Los tiempos andando juntos, charlando,
compartiendo nuestros corazones, y recordando lo pasado; estos son los tiempos en los
que se hacen buenas memorias. No es el mirar el televisor, ni ir a los parques de recreo,
ni el gastar mucho dinero en cosas lujosas. Tenemos que escoger con sabiduría nuestros
tiempos familiares. Y, luego preguntémonos, ¿Esto me dará una oportunidad para
acercarme a los corazones de mis hijos? Redimamos el tiempo, y ocupémoslo con
sabiduría, porque malos son los días.
Conclusión
Este es el tipo de hogar que ha producido a muchos siervos del Señor Jesucristo. Andrés
III y Susana pusieron el cimiento de muchas generaciones piadosas. No sabemos quién
está en nuestros hogares. ¿Hay otro Andrés Murray, o Hudson Taylor, o Juan Wesley en
nuestros hogares actualmente? No es para nosotros saber. Nuestra responsabilidad es
estar fieles y poner en práctica los principios bíblicos como los que hemos estudiado, y
otros más. Dios no tiene acepción de personas. Sí, lo sabemos en nuestras mentes, pero
no en nuestros corazones. ¿Qué pasaría si una generación entera de padres y madres se
levantaran en fe y confianza, obedeciendo al Señor y siguiendo sus caminos? Quizás te
parece un sueño a ti, o como el idealismo. Pero, no puedo pensar más que eso pase es
el anhelo de Dios.
Por- D. Kenaston (traducido)
A.T. Pierson
Su Herencia
Mirando la herencia de este hombre piadoso, otra vez me maravillé de cuán largo es su
linaje pío. Nosotros casi no podemos comprender una herencia que durara por 200 años.
Sí, es correcto, la herencia de Arturo se traza durante todo este tiempo. Probablemente
es más prolongada, pero vamos a empezar desde cuando los Pierson se mudaron a
Norteamérica, en al año 1639. Ocho generaciones antes de Arturo Pierson, Abraham
Pierson y dos de sus hermanos arribaron a Plymouth, Massachussets.
Parece que Abraham fue el cimiento de muchas generaciones puras y piadosas, en los
primeros días de América del Norte [por supuesto, los días de los europeos]. Era un
poderoso predicador del Colegio de la Trinidad en Cambridge, Inglaterra, en el tiempo
que él y sus hermanos partieron para el Nuevo Mundo. Era un independiente no-
conformista que buscaba la libertad para poner en práctica sus firmes convicciones, sin
la intervención de la Iglesia Anglicana. Estableció tres diferentes pueblos durante su
vida. Creo que su firme punto de vista acerca de la iglesia gobernando al Estado fue la
razón por la que fundó tres pueblos; los demás no estaban de acuerdo con sus puntos
de vista autocráticos. Era un pionero de grandes fuerzas físicas y un genuino patriarca
para cada pueblo que fundó. Su carga por las almas de los indígenas, también le hizo
distinto a los otros colonizadores, quienes estaban listos para matar a los indígenas y
arreglar cuentas.
No hay espacio en este capítulo para estudiar completamente a las siguientes
generaciones, pero voy a hacer notar que hubo hombres piadosos entre los Pierson
durante 200 años después de Abraham. Señor, ¡danos una visión de los largos efectos
al preservar una piadosa simiente en la tierra!
Sus Padres
Su Entrenamiento en el Hogar
Su Entrenamiento en la Escuela
Sé que la mayoría de los que van a leer este libro creen en el enseñar a sus hijos en el
hogar [Así es en la Norteamérica actual; los cristianos conservadores ya enseñan a sus
hijos en el hogar, no en las escuelas públicas]. Por esto, algunos pueden preguntar por
qué recalco este punto. La sabiduría que veo en analizar las escuelas y a los maestros
que influyeron en la vida de Arturo, se resume en: Padres que se preocupaban acerca
de una educación cristiana y seleccionaban escuelas que hacían hincapié en Cristo y en
el carácter cristiano. Los profesores de esas escuelas eran buenos. Esos maestros
buscaban el potencial y los talentos de cada alumno y, en el proceso de enseñanza
fomentaban esos puntos sobresalientes de los estudiantes. Todos nosotros somos
profesores y queremos ser buenos en esto. Podemos aprender algo de los dedicados
maestros que moldearon la vida y ministerio de A.T. Pierson. Fíjate en los métodos que
usaban:
Estos maestros hicieron que sus alumnos leyeran el griego a la edad de doce años.
Sabemos que esto no sucede sin mucha diligencia por parte del estudiante y del
maestro. Arturo estudiaba este idioma y leía el texto bíblico en griego todos los días de
su vida estudiantil, y después.
En aquellos días, la autoridad era en la vida de las personas un honrado principio. Los
maestros guiaban a los muchachos hacia una vida feliz y próspera, bajo la autoridad.
Para esto se hizo necesario el uso de la vara, a veces; pero, en aquella época tal disciplina
se aconsejaba para forjar un buen orden. Arturo pronto encontró la bendición en esto y
agradecía a otros, a fin de bendecir y someterse a sus profesores y al director de la
escuela. Posteriormente, durante muchos años, esto les trajo grandes bendiciones a
Arturo y a sus congregaciones. Él era una autoridad mansa y benigna, guiando a través
del ejemplo en vez del dominar.
Los maestros ocupaban la técnica de memorizar y recitar para entrenar a los estudiantes
en la pronunciación de un discurso. A cada estudiante se le dio una porción de las
Escrituras o un poema para memorizar. Luego, tenían que recitarlo con claridad. Se
corregía al estudiante mientras recitaba, hasta que lo pronunciaba bien, con palabras
claras y firmes. El joven estudiante también se ejercitó a través de oportunidades de
hablar públicamente. Sabemos cuáles fueron los resultados de todo esto, ¿no? Se
desarrollaron así a los alumnos en estas áreas. Arturo era un apto maestro a la temprana
edad de trece años. Pongamos a nuestros jóvenes oportunidades para hablar
públicamente y en el futuro no tendrán temor hacerlo.
A los alumnos se les enseñaba a expresarse, escribiendo. Leyendo la historia de las
diferentes escuelas a las que asistía Arturo, se nota que cada una hizo hincapié en esto.
Arturo escribía poemas, escritos para el diario de la escuela y breves sermones a sus 9 o
10 años. Claro, les faltaba profundidad, pero lo importante es que se desarrollaban sus
dones. Muchas escuelas en el hogar faltan en desarrollar tales dones. A razón de nuestra
propia inseguridad, hacemos poco por desarrollar los dones de nuestros hijos.
Su Carácter
La sencilla definición de carácter es ‘la fuerza moral o ética’. Tal definición describe bien
a Arturo, porque tenía un firme cimiento de principios morales en su vida. Sé que mucho
de esto provino del cuidado que recibió en el hogar. No hay escrito mucho acerca de
este buen cuidado hogareño, pero es clara que se dio, evidenciado por los frutos de su
juventud. Arturo mostraba muchas señales morales fijadas a sus 8 o 9 años. Los
Proverbios correctamente dicen, <<Aun el muchacho es conocido por sus hechos, si su
conducta fuere limpia y recta. >> (Pro. 20:11) ¿Qué podemos aprender de su carácter?
Como un niñito, uno de sus favoritos pasatiempos era predicar en un cuarto con sillas
vacías o a sus hermanas.
A la edad de siete años, se hizo miembro de la Asamblea Misionera de Menores. Él era
muy activo en buscar fondos y en el hablar en las reuniones.
Desarrolló buenos hábitos de estudio, los cuales se quedaron con él todos los días de su
ministerio. Es claro este punto, al saber del hecho que podía leer griego a sus doce años.
A la edad de trece años, se fue de su hogar para continuar su educación. ¿Puedo confiar
en mi propio hijo, tanto que pueda salir del hogar para estar con otros jóvenes, a la edad
de trece años? En esa escuela se convirtió a Cristo y así tuvo muchas oportunidades para
mantenerse firme para el Señor. Sabemos cómo son los jóvenes en tales situaciones.
Fue tentado a veces, pero nunca regresó al mal.
Después de convertirse, pronto se hizo miembro de una Sociedad Metodista para crecer
y tener responsabilidad. Esto proveyó ocasiones para compartir y ministrar.
Regularmente tenía tiempos de quietud cada mañana en la escuela. Él esforzaba su fe,
leyendo la Biblia y orando. Y pronto aprendió cómo mantener una conciencia limpia.
Escogió buenos y sólidos libros para leer, de los que tenían buena alimentación basados
en la Palabra. Imagínate a tu hijo leyendo Persuasiones a la Temprana Piedad por Pike,
o El Descanso de los Santos por Baxter, a la edad de catorce años.
Estos son unos pocos ejemplos del carácter de su juventud, el cual creció y maduró, y
luego bendijo a la iglesia durante su ministerio. Llegó a ser conocido por su alta
moralidad, su habilidad para escribir y su sinceridad en sus propósitos. ¿De dónde
provinieron estas cualidades? Como autor, él fue un ejemplo para muchos de nosotros,
en la búsqueda y en el tener material original honesto. ¿Dónde empezó esto? Como
predicador, fue elocuente y descriptivo en sus palabras. ¿De dónde provino esto? ¿Llegó
todo a él sólo del Espíritu Santo? Se ve que fue preparado y desarrollado en su juventud.
Dios, a través del Espíritu Santo, obró por muchos instrumentos humanos para formar
esta vasija. Luego, tomó Dios la vasija, la llenó con su prevaleciente poder y la usó como
una vasija de honra.
Necesitamos renovar nuestra visión continuamente. Es fácil hundirse en los quehaceres
diarios, olvidando entrenar a nuestros hijos, perdiendo de vista el gran propósito.
Animémonos con el ejemplo dado por A.T. Pierson en el rumbo hacia la meta.
Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros
hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos
soñarán sueños;
(Hechos 2:17)
Hay tiempos cuando llega una gran tragedia, y tenemos que decir, "Dios es soberano."
Todos nosotros conocemos estos tiempos, cuando no se entiende el porqué de las cosas
que Dios permite pasar. También incluye esto los eventos milagrosos que igualmente no
pueden entenderse. Dios es soberano y puede obrar cómo quiera. La vida de Carlos
Spurgeon es un ejemplo de estos milagros. Predicó su primer mensaje a la edad de 16
años, con unción y celo. Al llegar a sus 19 años, predicaba a grupos de 5000 mil,
dirigiéndolos al Señor. Quizá te estás preguntando, "¿Cómo puede ser esto?" Yo no sé;
Dios es soberano. Parece que el versículo inicial permite que los de 16 años prediquen.
Tengo que confesar, quiero que tengamos más hombres jóvenes que estén tan llenos
del Espíritu Santo que no podrían "dejar de decir lo que han visto y oído". (Hechos 4:20)
Cuando Carlos era todavía joven, vivió con sus abuelos durante casi seis años, quienes
fueron dedicados al Señor. Su abuelo fue predicador del evangelio y pastor de una
misma iglesia durante 54 años. Mientras vivía con sus abuelos, casi a sus diez años de
edad, un evento muy extraño impresionó a su corazón profundamente. Un evangelista
piadoso se alojaba en la casa por algunos días y se interesó en el hambriento niño Este
predicador Knill, conmovido por los intensos deseos de Carlos por conocer la Biblia,
brotó en una intercesora oración por el niño. Terminó la oración en una profecía,
diciendo que el niño amaría a Jesús y predicaría el evangelio en la capilla más grande del
mundo. Estas palabras proféticas trazaron el rumbo de la vida de Carlos H. Spurgeon.
Empezó a soñar sueños y ver visiones desde entonces. Su corazón se unió a las palabras
de Pablo, quien escribió de ser apartado "desde el vientre de mi madre... para que yo le
predicase entre los gentiles..." (Gálatas 1:15-16)
ANTEPASADOS PÍOS
Dios puede hacer cualquier buena cosa para quién él quiera usar. Pero es digno de notar
cuantas veces saca Dios a un siervo especial de la descendencia de un linaje piadoso.
Spurgeon (como es llamado y conocido en el inglés) es un ejemplo de eso. Había una
historia de 200 años de piadoso linaje antes de su vida. En Holanda, 200 años antes, sus
antepasados por la fe fueron encarcelados. Aquellos días fueron tiempos en los que se
criaron varias generaciones pías, una tras otra, quienes seguían al Señor de todo
corazón. Por fin, sus antepasados partieron de Holanda con deseos de encontrar un
lugar donde vivir y adorar a Dios, según sus conciencias y se fueron a Inglaterra, donde
sí había libertad. En esta libertad, estuvieron manifiestas las sólidas convicciones
cristianas y la dedicación a Dios; que embellecían el testimonio de la familia hasta los
días de su famoso hijo, Carlos.
Mientras es fácil ver la aprobación divina de esta escogida vasija desde los días de su
niñez, a la vez es cierto que había influencias humanas en su formación y moldeo. Carlos
fue uno de los 16 hijos, nacido en un hogar pobre y humilde, igual que nuestro Señor
Jesús. Quizá la pobreza fue la razón de su crianza en el hogar de sus abuelos durante los
seis años. Sus padres eran pobres y no podían satisfacer sus necesidades de él.
Cualesquiera que fueran las razones humanas, Dios tuvo su propia razón para poner a
Carlos bajo el cuidado de este anciano predicador sabio. Aprendió la Biblia del abuelo,
quien le enseñó a Carlos fielmente a cada mañana y a cada tarde. Aprendió a orar de su
abuela, quien se sentaba al lado del fuego, en su silla mecedora, orando varias horas
diariamente. Además, aprendió las lecciones escolares de "Tía Anita", quien fielmente
le enseñó en el hogar durante los seis años de su estancia con sus abuelos. El Señor le
ordenó una mezcla hermosa de piedad a Carlos: la firmeza y el carácter de un defensor
de la fe; el gracioso amor y el tierno cuidado de una abuela del tipo de la mencionada
en Proverbios 31; y la ordenada disciplina de una tía inteligente. Esto se sumó a una
escuela especial, para el niño que tenía un llamado santo en su vida. Miremos unos
puntos señalados en su educación.
La Sala de Estudio del Abuelo. El Padre Celestial tenía buenos planes para esta sala.
Carlos invertía muchas horas allí, leyendo varios comentarios y libros teológicos. Esto
trajo muchas preguntas a su mente inquisitiva, a las cuales el abuelo estaba listo para
dar respuestas. Imagínate de la instrucción espontánea que aconteció durante estos
años de desarrollo del niño.
La Finca. Los quehaceres diarios del niñito, le formaron el carácter, el cual duró todos
los días de su ministerio público. Tenía que ordeñar mañana y tarde, diariamente;
además, había otras responsabilidades que demandaban que él cesara a su propia
voluntad continuamente. Esto fue una escuela muy apreciada, que no se puede comprar
con dinero.
Los Visitantes. Con los visitantes vinieron visiones al corazón del niño, mientras estaba
sentado escuchándoles charlar. Predicadores, misioneros y jóvenes estudiantes del
ministerio, le dieron mucho en qué meditar. Como padres sabios, debemos proveer de
tales oportunidades inspiradoras de intercambio espiritual a nuestros hijos. Si
prodigamos la honra debida a los piadosos hermanos, nuestros hijos van a escucharles
con reverencia.
Leyendo La Biblia Con El Abuelo. Carlos fue muy privilegiado al tener la responsabilidad
de leer diariamente la Biblia en voz alta. Cada mañana y cada tarde, durante seis
preciosos años, fue el responsable de esta tarea. Esto le enseñó a leer las sagradas
páginas con vitalidad y reverencia. También, tuvo la libertad de preguntar al abuelo
sobre cualquier asunto del versículo del día. Al terminar, el abuelo expuso los versos
leídos.
El Refinado Carácter de los Ancianos. ¿Cuántos de nosotros, los padres de hoy,
anhelamos dar a nuestros hijos un ejemplo más refinado y maduro? Spurgeon tuvo el
amoroso cuidado, como el de un padre, junto con una piedad que vino del andar con
Dios por largos años. Y, el ejemplo de la abuela fue igualmente claro y recto. Esto me
desafía en gran manera, al reflexionar sobre mis propios hijos. Tengo que dejarles un
ejemplo maduro para seguir. "Cuál el cuervo, tal su huevo"; así es en toda la creación de
Dios. De la misma manera, la piedad pasa de una generación a otra a través de las
palabras y ejemplos.
La Chimenea. Una sana imaginación es una parte importante en el desarrollo y
enseñanza de un niño. Dios ocupa varios canales y vías para estimular el pensar
imaginativo y libre. De su estancia con sus abuelos, tres lugares especiales se plasmaron
en la memoria de Spurgeon. La quebradita murmurante, el jardín de oración del abuelo
y sobre todo, la chimenea, con todos reunidos a su alrededor en las noches frías. Parece
que las lenguas bailantes de las llamas, provocaron la imaginación de Spurgeon noche
tras noche. Se refirió con frecuencia a ese fuego durante los largos años de su ministerio.
La Vida Organizada de la tía Ana. Mucho de ella está escrito en las biografías acerca de
la influencia del abuelo de Spurgeon sobre su nieto, y esto es justo. Indudablemente él
fue un instrumento en las manos de Dios para moldear al "Príncipe de los Predicadores",
cómo se le llama a Carlos. Sin embargo, la tía Ana, según lo que parece, contribuyó lo
equivalente, o aún más, de la influencia positiva a Carlos, pues ella fue su guía en los
pequeños diarios asuntos de su niñez. Una mente apta y una vida ordenada fueron sus
características prominentes. El joven Carlos aprovechó todo esto. Entremezclado con los
tiempos de paseo en los campos y las meditaciones sobre la creación, tuvo una vida
estructurada, puesta por la querida tía. La seguridad y la estabilidad de la vida
estructurada resultan en una cosecha tan abundante en nuestros hijos, que es difícil
medirse.
Un Dibujo Santo. Había un dibujo especial colgado en la chimenea de la casa de los
abuelos. Y, este tocó a Carlos profundamente todos los días de su vida. "Un dibujo vale
mil palabras" se dice, y así este dibujo de David y Goliat influyó a Spurgeon,
abundantemente. En sus meditaciones cada tarde, Carlos a cuántos gigantes mató; y
después, en su vida ministerial, muchos más de los gigantes espirituales cayeron a sus
pies, vencidos por la fe. Ten cuidado de los dibujos y cuadros que pongas a la vista de
tus hijos. Ellos se alimentan de su mensaje. Spurgeon se refirió a ese dibujo
frecuentemente en sus sermones, durante cuarenta años. ¿Es un dibujo, un dibujo nada
más? ¡No! Porque un dibujo pregona un mensaje y nuestros hijos lo escuchan a menudo.
La Soledad Sagrada. ¿Has estado en la presencia de un hombre pío mientras tal medita
intensivamente? Hay un sagrado silencio allí que es poderoso. La plena presencia de
Dios se siente mientras el hombre piadoso medita u ora. Carlos se gozó de esto muchas
veces. Al principio, fue un chico bullicioso que no se daba cuenta de lo que pasaba. Con
todo, al pasar el tiempo, se rindió al silencio y llegó a ser un recipiente de sus glorias. Así
pasó muchas veces, cuando el abuelo tuvo que cuidar a su nieto, mientras las mujeres
habían salido de la casa. ¡Dios nos ayude a los padres para proveer de tal silencio
venerable en nuestros hijitos!
Aunque fue impresionante la enseñanza en la casa del abuelo, Carlos luego cambió a
otra enseñanza igualmente influencial. Se mudó de un hogar quieto y meditabundo a
uno muy activo, lleno de hermanos y hermanas. ¡Oh, la multiforme sabiduría de Dios!
(Gálatas 3:10) ¡Cuán bellamente dirige la vida de sus hijos! En la casa de los padres,
Spurgeon encontró la pobreza otra vez y la realidad de la vida diaria. Y, también, buenas
oportunidades para compartir, porque entre los necesitados es menester compartir. La
mezcla de los dos hogares fue perfecta en prepararle para su futuro ministerio. Dos
cosas hicieron que Spurgeon fuera uno de los más influénciales hombres de su época.
Primero, amaba a Dios con todo su corazón (aprendido en la vida quieta y meditativa
del abuelo), y segundo, vivía para el bien de otros con toda su capacidad (aprendido en
la vida activa y dadivosa del hogar de sus padres). Los días de su provechoso ministerio
fueron una mezcla hermosa de los dos primeros mandamientos- Ama a Dios y ama a tu
prójimo. Podemos ver a Dios adiestrando a su siervo en los dos, muy diferentes, hogares
piadosos. Como padres, podemos cosechar de los dos ejemplos. A veces, podemos
pensar que el tener muchos hijos es una molestia en el entrenamiento de ellos.
Debemos resistir la tentación del pensar así, y contar las experiencias diarias como
oportunidades para enseñarles. Si nuestros hijos llegan a ser poderosos en la tierra,
como es prometido en Salmo 112:2, es por la razón de que han aprendido a vivir para el
bien de otros.
Al estudiar los hogares de los hombres píos, siempre veo la influencia de los libros. El
leer no es una cosa insignificante en el entrenamiento de la siguiente generación. "Los
que leen guían" se dice, pero ¿Qué clase de lectores y guías tendremos? Si permitimos
a nuestros hijos leer cualquier clase de libros vanidosos, ¿Qué tipo de líderes vamos a
producir? No faltan libros hoy. Sin embargo, sí, faltan libros sanos y edificantes que guíen
bien las mentes de nuestros jóvenes. El padre de Carlos proveyó los mejores libros a sus
hijos. A pesar de que fue un hombre pobre, puso mucha prioridad a los buenos libros
para sus hijos. El Progreso del Peregrino, por Juan Bunyan, fue un constante compañero
de Carlos por toda su vida, y cada año lo leyó completamente. Su padre compró libros
acerca de los mártires y publicaciones sencillas sobre evangelismo. Está escrito de
Carlos, que se sentó con los ancianos, discutiendo sobre teología, a la edad de 12 años,
igual que Jesús, quien sorprendió a los maestros de su era con su conocimiento sobre
las cosas espirituales. Los padres de los dos, los de Jesús y los de Carlos, guardaron del
mal a las preciosas mentes puras de sus hijos. Debemos notar que hay una grave
necesidad de purificar las libreras en muchos hogares cristianos de hoy día.
EL PADRE Y LA MADRE
Fácilmente se nota cómo Dios usó el ideal hogar del abuelo para entrenar y moldear a
su siervo Carlos. Pero, también Dios usa los hogares un poco menos ideales. Estoy
agradecido por esto, ya que la mayoría de nuestros hogares no son tan ideales. El papá
de Carlos trabajaba todo el día y servía como ministro por las noches y los fines de
semana. Algunos de nosotros estamos en la misma situación y sabemos que esto no es
fácil cumplir. No tenía suficiente tiempo para la familia. (¡Gloria a Dios por su fiel esposa,
que lo comprendía bien!) A pesar de que Juan Spurgeon estaba muy ocupado
proveyendo para su gran familia, siempre realizaba los cultos familiares, mañana y tarde,
cada día. Fue amado y reverenciado por todos sus hijos. Siempre anhelaban su regreso
del trabajo, reuniéndose con anticipación para escuchar los sucesos del día y de su
ministerio.
La madre fue un modelo santo en el hogar de los Spurgeon. Llevaba en oración a sus
hijos ante el Señor, continuamente. A razón de la vida muy ocupada que tenía su marido,
ella tuvo que llevar la carga de la crianza de los hijos más de lo normal. Estoy seguro que
hubo tentaciones de responder con amargura y pensar que su esposo debiera estar más
en la casa. Pero las venció, sabiendo que rendirse a tales tentaciones traería el desastre
al hogar. En lugar de esto, se puso a sí misma esa tarea y en recompensa recibió la
alabanza y el respeto de todos sus hijos. El ejemplo de la vida de esta mujer pía guió a la
familia hacia el camino de la santidad. Se sentaron a sus pies, miraron su ejemplo, y
luego, se levantaron para seguir en pos de ella.
Este último punto es un golpe para muchos de los predicadores de hoy en día, quienes
estudiaron en un seminario para ejercer el ministerio. Spurgeon no asistió a un Colegio
Bíblico para prepararse para la obra de predicar el evangelio. Pero, mirando el pasado
de su vida, es obvio que se preparó bien para esto. No obstante, su preparación no fue
la común. Fue aderezado en el hogar. Su padre, su abuelo y el Padre Celestial
colaboraron en esto. ¿Es una buena mezcla, verdad? Dios, en su providencia, no
permitió que Carlos Spurgeon asistiera a un seminario. Al reconocer el llamado de Dios
en su vida, había algunos que le aconsejaron que buscara entrenamiento formal. Pero,
al orar sobre esto, Carlos no se sentía en paz y empezó a dudar que fuera realmente el
llamado de Dios, que él entrara al ministerio. Luego, buscó a Dios más intensamente y
una vez que iba orando y meditando mientras caminaba, él le reveló claramente algo.
Spurgeon dijo después, "Fue como que si Dios me hubiera hablado en voz alta "No
entres en el Colegio Bíblico, confía en mí."" Esto era lo que necesitaba. Lo recibió y nunca
miró hacia atrás. Comenzó, entonces, uno de los ministerios de más envergadura de esa
época: sin preparación en un seminario. Spurgeon tenía al Espíritu Santo y a la Santa
Palabra en su corazón. Parece que no necesitaba más.
Vivimos en una época cuando puede ser peligroso entrar a algunos seminarios. Hay
muchas cosas bonitas en muchos de ellos, pero también hay algunos que tienen
influencias para "desaprender" después. Me gusta más el tipo de enseñanza que
Spurgeon recibió. Hay que recordar que la iglesia primitiva no tenía seminarios
teológicos. Ellos tuvieron a Cristo adentro de sí y no necesitaban más que esto. No
hemos alcanzado a la eficacia de ellos en 2000 años. ¡Señor, guíanos a "las sendas
antiguas, cuál sea el buen camino". (Jeremías 6:16)
Amy Carmichael
Guillermo y Catalina se casaron cerca del año 1865. Los dos tenían el privilegio de ser
hijos de hogares piadosos. Se casaron en la Iglesia Presbiteriana de Irlanda. El fuego del
avivamiento en 1859 trajo alientos nuevos del Espíritu Santo a las vidas de ellos. Uno
nunca puede ser el mismo después de estar en medio de una visitación del Espíritu
Santo. Cuando Dios se manifiesta y se escucha su voz claramente, son como los días en
los cielos, estando en la tierra. Miles de almas entraron en el reino de Dios, y los padres
de Amy estaban en medio de todo esto. El fuego del avivamiento también trajo vida
nueva y libertad a las reuniones formales de la Iglesia Presbiteriana de Irlanda.
Igualmente, el nuevo predicador estaba en medio del avivamiento. Todas estas
circunstancias fueron ordenadas por Dios, obrando juntos para proveer muchas
corrientes de aguas, para que la joven Amy creciera bien en medio de ellos.
El papá de Amy fue un hombre de La Palabra. Cada día toda la familia era llamada a un
tiempo de adoración a través del repique de una campana. Guillermo se sentó con una
Biblia abierta en sus manos, leyéndola y explicándola. Estos ejercicios son los que
moldean la mente y el corazón de un niño. Cuando están pequeños, sus mentes están
claras y abiertas; y el memorizar ocurre casi inconsciente para ellos. El Catecismo Corto
se usó con consistencia en el hogar, pues Guillermo procuraba que la familia estuviera
sana en cuanto a las doctrinas de su iglesia. Al estudiar estos santos del pasado, me toca
una y otra vez cómo el papá entendió bien su responsabilidad de guiar a su familia con
la Palabra. Hoy en día, temo que hayamos dado este trabajo al predicador; y esto se da
solamente una o dos veces a la semana. Al padre de Amy también le gustaban los
sermones escritos de Carlos Spurgeon. En aquel tiempo, se publicaron cada semana.
Guillermo llevaba a su familia de paseo los domingos por las tardes, los sentó bajo un
árbol sombroso, y les leyó el nuevo sermón a ellos.
Nadie tuvo que interpretar lo que quiso el papá, ni dónde estuvieron las líneas en el
hogar de los Carmichael. Blanco fue blanco; negro fue negro. Había pocos tiempos
cuando hubo áreas grises. Muchos de los de hoy sienten que esto es demasiado estricto
y se probará contraproducente. En cambio, vemos que esto trajo una sensación de amor
y seguridad en la vida de este hogar. Lo que dijo el padre o la madre siempre fue
respaldado con castigo si se desobedeció. Se usaron cinco formas de correcciones,
dependientes a la profundidad de la falta.
En todas estas correcciones, se enseñó al niño a recibir el castigo con respeto, y dar
gracias por el después. Al estudiar esta área de la enseñanza a los niños, parece que
Catalina se puso en el trabajo de corregir a los niños también. El papá se iba al molino
cada mañana y regresaba hasta la noche.
Siempre nos trae gozo el ver un hogar bien balanceado, en el cual el padre y la madre se
ocupan en criar a los hijos. El hogar de los Carmichael fue así. Esta madre irlandesa tuvo
un corazón ocupado en criar una simiente piadosa para el Señor. Llena de un amor tierno
y de una firmeza es cómo describirla. No dejó de hacer lo correcto en sus hijos. Si
necesitaban castigos con la vara, se los dio inmediatamente. Si necesitaban beber la
bebida de sabor feo, les hizo tomarlo. Me gusta esta firmeza. Se necesitan madres así
hoy. Está bien que para estar firme se tenga una cara cejijunta a veces. Establecerá su
autoridad.
Por otra parte, esta madre irlandesa fue una madre tierna y amante. Se sentó con los
niñitos y les explicó cosas difíciles cuando ellos estaban pequeños. Les cantaba todo el
día, poniéndoles memorias que quedaron en ellos toda la vida. Catalina inspiró a Amy a
orar con fe a sus tres años de edad, que Dios cambiara el color de sus ojos cafés. Fue
esta mamá amada quien sentaba muchas veces a sus niños en su rodilla, diciéndoles y
mostrándoles que Jesús les amaba. ¡Oh, las impresiones de la niñez, puestas por el amor
de la mamá! Es difícil medir este tipo de influencia.
La historia no nos dice el porqué de enseñar a los niños en el hogar. Parece que fue muy
común en aquellos días. Aunque no vemos el porqué, muy claros brillan los buenos
resultados de esto en la vida de Amy. Fue enseñada por su madre y una colaboradora;
una joven que se quedaba en el hogar para enseñar a los niños. Una de estas profesoras
impresionó profundamente a los niños. Se llamaba Elenora Milne. Fue como una
hermana mayor en el hogar, y todos le amaron. Era una joven muy espiritual, llenó a los
niños con muchas historias de misioneros y mártires. Los niños prestaron mucha
atención mientras ella contaba de la India y las muchas necesidades en aquel país. La
poesía, la historia, y la geografía se vivificaron en los niños mientras escuchaban a esta
profesora, andando con ellos a la orilla del mar, contándoles historias.
Al estudiar las historias de cómo Dios moldea a Sus siervos, aun antes de ser convertidos,
estoy maravillado de Sus providencias. Fijémonos en unas de ellas.
--Fue destinada Amy a cumplir un llamamiento de servir a los pobres en la India. Su
mamá no sabía nada de esto. Sin embargo, Dios moldeaba a Amy por medio de las
manos de su madre; sin saberlo ella. Amy tuvo memorias, de cuando era una joven, de
costumbre regular sobre el hecho de regalar comida a los pobres. Su mamá cocinó una
sopa para los ancianos y los pobres. Amy y su hermano tuvieron la oportunidad de llevar
esta sopa al pueblecito y regalarla a los necesitados. ¿Sería coincidencia que en el futuro
Amy serviría así en la India? ¡No creo!
--Amy fue la mayor de siete hijos. Por esto, tuvo que cuidar a sus hermanos menores
cuando se enfermaran. Se desarrollaron habilidades en ella de cuidar y consolar con
mansedumbre. Tan buena era ella que los enfermos muchas veces quisieron que ella les
cuidara en sus enfermedades. A sus 17 años, su querido papá falleció inesperadamente
después de unas pérdidas financieras. La familia estuvo en la pobreza, y Amy llegó a ser
como una segunda madre a los menores. ¿Otra coincidencia? No creo. Dios moldeaba
una vasija. Hay que ayudar a nuestros hijos a ver como Dios ve.
--A sus 12 años, su papá se mudó a Belfast, Irlanda para negociar. Él fue un hombre muy
piadoso e influyente. Muchos predicadores y líderes de iglesias visitaban su hogar.
¿Quién se sentó y escuchó a estos hombres charlar de doctrinas, de almas, de los hechos
de los misioneros, y del edificar el reino de Dios?
--A sus 17 años, empezó Amy a juntar a los niños de la ciudad los domingos por las tardes
para enseñarles de la Biblia. Su corazón se alargó a los pobres. Empezó a formar una
asociación que se llamó "La Vela de la Mañana". Todos los que quisieron ser parte de
ésta tuvieron que estar dispuestos a levantarse temprano cada día para estudiar la Biblia
y orar. Luego, los sábados se reunían y compartían lo que habían aprendido, o
confesaban sus fallas de la semana. También empezó una clase semanal para las niñas
trabajadoras de la ciudad. Éstas eran trabajadoras jóvenes de las fábricas. El alma de
Amy estuvo cargada en cuanto a la pureza y de las almas de estas jóvenes, y trabajaba
ella a salvarles de la ruina y la destrucción. Creció la clase hasta incluir 500 niñas.
¿Qué quiere decir todo esto a nosotros? Dios usó todo esto para hacerle de Amy una
sierva especial. Amy no lo sabía en el principio. Tampoco sus padres lo entendieron. Lo
que quiero notar es sencillo. Todavía Dios está moldeando a sus siervos de la misma
manera. Ahora tenemos unos de estos siervos en nuestros hogares, bajo nuestra
custodia.
Estemos atentos, y no demasiado preocupados cuando vengan las oportunidades para
enseñar a nuestros hijos sobre las experiencias de la vida. Algunos preocupan
demasiado por los jóvenes que obran en las ciudades donde viven los pecadores. Estas
escenas lamentables y miserables fueron las cosas que pusieron carga en el corazón de
Amy por las almas perdidas. ¿Qué habría pasado si nunca hubiera visto estas escenas
feas?
¿Cuál fue el resultado de estos refrescantes ríos de avivamiento que fluyeron en medio
del hogar donde se crecía Amy durante su niñez? ¿Qué tipo de sauce creció en el hogar
de los Carmichael? ¡Un hermoso! De hecho fue un <<árbol plantado junto a corrientes
de aguas que da su fruto en tiempo, y su hoja no cae, y todo lo que hace prosperará>>
(Sal. 1:3) Amy sirvió a su amado Jesús en Irlanda hasta sus 27 años. Luego fue a Japón
durante 4 años, sirviendo como misionera y aprendiendo en la escuela de Cristo. A sus
31 años fue a la India, donde empezó la obra más conocida de su vida. Nunca volvió a
Irlanda. Murió en la India a sus 84 años.
¿Cómo podemos medir sus frutos? Una casa de huérfanos para las niñas prostituidas en
los templos paganos. También iglesias, predicadores jóvenes, una vida escondida de
oración durante los últimos 20 años de su vida (por último padeció una enfermedad sin
poder hacer en ese tiempo mucho trabajo material), y los libros escritos por ella (hay
varios). Muchos siguen bebiendo de los ríos de agua viva que fluyeron de su vida. Padres
amados, ahora nos toca criar vasijas para el Señor. Estemos sedientos de esta agua de
vida, y que estemos igualmente llenos hasta rebosar. Paguemos el precio que deja fluir
estas aguas en medio de nuestros hogares. Confiemos a Dios por los árboles plantados
juntos a las corrientes de agua.
Ésta es una mirada a la niñez de Catalina Booth, y cómo influyó su mamá en Catalina. El
esposo de Catalina, se llamaba Guillermo, fue el que empezó las iglesias que se llaman
"El Ejército de la Salvación" a fines del siglo XVIII. Es muy interesante estudiar este
movimiento, pero por ahora vamos estudiar sobre el hogar y la niñez de Catalina nada
más. Sin duda, nuestros padres influyen en gran manera; para lo mejor, o para peor.
La Mamá de Catalina
Estoy agradecido que no es perfecta la herencia de cada hogar, porque esto permite que
Usted y yo podamos alcanzar la meta. Aun con todos nuestros fracasos, Dios puede
levantar una cosecha piadosa de nuestros deseos sinceros y obediencia firme. Así fue la
vida de Catalina. No todo era bueno en su hogar. Su madre, la Señorita Milward, antes
de casarse fue una miembro fiel de la Iglesia Anglicana. Aunque tuvo buena moralidad,
era religiosamente perdida. Como la mayoría de gente en esta condición, no daba
cuenta de su condición peligrosa. En medio de su ciega vida, Dios, Quien es rico en
misericordia, le tocó para que abriera sus ojos espirituales.
Había un joven en su vida quien pidió su mano en matrimonio. Todo parecía bien en su
noviazgo, y el día de la boda fue planificado. Pero un día antes de aquel día tan especial,
un informe le llegó, acerca de su novio, el cual reveló con certeza que era infiel y
mentiroso. Como era una joven de principios, paró los planes de la boda. Esto a él le
trajo desesperanza, lo mismo le trajo a ella; pero la mamá de Catalina no quiso
comprometerse. Todo esto colocó a Catalina en una cama de aflicción durante seis
semanas. Esto es un buen ejemplo de cómo trabajan juntos el espíritu, el alma y el
cuerpo de una persona.
Por medio de esta tragedia emocional y física, se cayó ella bajo la convicción del pecado.
Antes era moral y espiritualmente ciega, pero ahora se vio a sí misma pobre y vil. Había
en el pueblecito donde vivía una de esas iglesias nuevas y "fanáticas" (como muchos de
esa época las llamaban): los metodistas. Las noticias llegaron a la Señorita Milward que
muchos recibieron el perdón de sus pecados, y su corazón anhelaba tanto para asistir a
las reuniones de ellos. No podía levantarse de su cama, y pidió a su papá permitir al
ministro de los metodistas que viniera a visitarla. Dios había preparado el camino
anteriormente, y después de su visita ella creyó a Dios por el perdón de sus pecados,
por medio de la sangre de Jesucristo. Mientras Dios sanaba su alma enferma, su cuerpo
se sanó a la vez, casi inmediatamente. Se levantó de su cama, se vistió y entró otra vez
en la vida de su hogar.
Desde aquel momento, la mamá de Catalina cambió totalmente, y nunca volvió a sus
hábitos mundanos y religiosos. La salvación la penetró hasta cada pedacito de su ser.
Produjo un cambio en cada parte de su vida. Dejó atrás todas las diversiones mundanas.
No más naipe, no más los bailes y no más los teatros: para el resto de su vida. Cambió la
manera de vestirse inmediatamente. Su velo (casi todas las mujeres cristianas de todas
las denominaciones usaban velos en aquellos días, en acuerdo de 1 Corintio 11) se
despojó de los adornos e hizo como las hermanas metodistas de aquellos días. Sus
cabellos rizados fueron arreglados de una manera que no atrajera la atención, y rompió
con tijeras sus vestidos indecentes. Igualmente cortó el encaje y los otros adornos de su
demás ropa (en acuerdo con 1 Pedro 3.3 y 1 Timoteo 2.9). Se puso a trabajar para
agradecer a Dios en todo, y con gozo se juntó con los metodistas de aquellos días. (Los
metodistas de aquellos días fueron muy diferentes de los de hoy. Vivían vidas más
separadas del mundo y fueron despreciados por muchos por esto). Así era la madre de
Catalina, y por esto no es sorpresa que un dedicado predicador de los metodistas vino
no mucho tiempo después al padre de la Señorita Milward para pedir su mano en
matrimonio.
El Papá de Catalina
Juan Mumford fue un predicador ambulante muy conocido en aquellos días. Ganó
muchas almas para el reino de Dios y trabajaba duro para él. Al principio, uno de los
padres (un miembro de la Iglesia Anglicana) no quiso dar su bendición al matrimonio de
Juan y su novia, pero al fin la recibieron. Cinco hijos les nacieron después, de los cuales
Catalina fue la única mujer. Tres de los hombres se murieron cuando eran bebés; esto
era común aun en la Inglaterra de aquella época.
Después de esto no hay mucho escrito acerca de Juan. Desapareció de los registros. En
los primeros días de su matrimonio sintió la llamada de Dios para predicar y servir. Con
todo, él resistió esta llamada por seguir los deseos de ganar el dinero. Poco a poco su
celo se enfrió, y por fin puso completamente a un lado el predicar y, después, su
testimonio de tener la salvación. Juan antes promovía fuertemente la causa de la
templanza en cuanto del alcohol, oponiéndose a cualquier tipo de bebidas alcohólicas.
Con el enfriarse de su vida espiritual, a su mente le pareció lícito el tomar un poquito de
vino para calmarse los nervios después de un duro día de trabajo en su negocio.
Después, algo más fuerte se necesitaba; y la mamá y la hija miraban con pena a Juan
perdiéndose todo poder contra el demonio del tomar.
Al leer y estudiar esta historia para escribirla causa mucha pena a mi alma. Se alejó Juan
de una vida y ministerio poderoso para ganar un poco de dinero y lo que éste pudiera
comprar. Aunque esto es una tragedia sin duda, miremos otra vez a estas circunstancias.
Al parecer este padre nunca abandonó su hogar (esto es, no abandonó a su familia), sino
que seguía más o menos como un papá poco funcional. Pienso que podemos ganar
ánimo en esto. La mamá de Catalina crió a los hijos por su propia (esto es, sin la ayuda
de su marido), en condiciones más peores de las que podemos imaginarnos. ¡Qué
podemos obtener! Juan no peleaba contra lo que hizo la mamá; pero es claro que no
hizo su parte. ¡Qué podemos obtener en situaciones difíciles! No te desmayes si tu hogar
no es lo que debe ser. Levántate en el espíritu de Caleb diciendo, << ¡Quiero ese
monte!>> (Josué 14:12- Aquel monte era el monte donde estaban las ciudades
fortificadas de los gigantes)
Ver la flor mientras que todavía un retoño es el secreto del visionario. Ver un árbol alto
y grande cuando se tiene solamente un arbolito de un metro de altura es lo que mueve
al hacer, en el cuidar y en las horas de enseñar. La mamá de Catalina vio la semilla de
una sierva dedicada de Dios en su pequeña hija, y empezó temprano a fertilizarla con
cuidado. Las dos, mamá e hija, llegaron a ser muy amigas mientras que la dedicación de
la madre se pasó a la hija. La madre de Catalina fue muy estricta, pero a la vez llena de
ternura y compasión. Al compararse las historias de los hogares de este estudio, se ha
aclarado que esta combinación de estructura mezclada con ternura y compasión tiene
los mejores resultados en los niños. Había reglas a obedecer, y lo bueno y lo malo fueron
definidos a una edad temprana. Este método, guiado por un corazón tierno, produjo una
conciencia sensitiva, la cual es un regalo precioso a cualquier niño. Había muchas
confesiones con lágrimas y oraciones antes de acostarse en la cama por la noche; la hija
estaba derramando su corazón a su mamá.
En este hogar, la Biblia fue el Libro Supremo de sabiduría y enseñanza. Fue leído y
explicado a los niños en sus respectivos niveles desde el principio de su entendimiento.
Fue el libro de texto principal para aprender a leer, y también la razón principal para
aprender a leer. Catalina tenía cientos de recuerdos de estar en pie al lado de su mamá
escuchando, leyendo o recitando de este Libro. Antes de llegar a sus 12 años, había leído
por completo la Biblia entera ocho veces. No nos admira entonces que en los años
posteriores Catalina sorprendió a muchos con su entendimiento sobre La Palabra de
Dios. No se necesitaba una escuela bíblica porque su vida entera como niña, su hogar,
fue un seminario lleno de revelaciones santas.
Catalina fue un "árbol plantado junto de corrientes de aguas". (Sal. 1.3) Su mamá nunca
perdió el celo de su entrada al reino de Dios. De hecho, parece que el más que su marido
Juan enfriaba y buscaba otras cosas, igualmente crecía el celo de ella. Esto pasó para
suplir la falta que tenía el hogar al perder al papá en el alcohol. Este amor y fervor, con
la Biblia en el primer lugar, creó un ambiente para el Espíritu en el hogar. Como dice la
Biblia en 1 Corintios 7.14, la madre creyente santifica a los hijos, aunque el padre no es
creyente. Catalina dio este testimonio en su años postreros, <<No puedo recordarme de
un solo tiempo en mi vida cuando no tenía yo deseos intensos para Dios. >>
Eran los años de la década de 1830 en Inglaterra y la gente migraba a las ciudades en
gran número. Los niños jugaban en las calles, y no fue buena la influencia de ellos a los
otros niños, los cuales tuvieron padres con metas altas. La mamá de Catalina fue una de
las pocas que dijo en su tiempo, "el que se junta con necios será quebrantado." (Pro.
13.20) El mundo y sus pecados no se permitieron. Catalina no tuvo muchas amigas. No
había acompañantes aceptables, y por esto madre e hija eran muy amigas. Tuvieron que
ser, porque no había otra opción. Guillermo Booth dijo muchas veces de su suegra,
<<Ella fue la mujer con los principios más firmes que yo conocí. >> Fue como los
puritanos: justo es justo, no importa el costo de vivirlo o decirlo. Estas opiniones de la
separación del mundo afectaban cada parte de sus vidas. A mí me parece como la
separación bíblica. ¡Debe ser así! ¿Piensas que esto tuvo algo que ver con el testimonio
claro de la no-conformidad que tenía "El Ejercito de la Salvación" durante muchos años?
Por la razón sobre las convicciones acerca del peligro en asociarse con amigos
negligentes, enseñar en el hogar fue la única opción. Estos principios pasaron a Catalina,
y siguió el ejemplo de su mamá, enseñando a todos sus ocho hijos en el hogar. <<Una
escuela es un mundo pequeño, >> dijo ella muchas veces. Catalina empezó a aprender
antes de los tres años, y según su madre, ella supo sus letras y pudo leer palabritas
sencillas poco después de sus tres años. Imagina en tu mente este dibujo, la pequeña
Catalina, ni siquiera a sus cinco años, al lado de su mamá leyendo en voz alta para su
querida mamá. Esto es la escuela del hogar a lo mejor. La madre de Catalina era su
profesora a los doce años, seguido por dos más en una escuela de niñas con una
profesora muy piadosa. Después de esto, la mala salud forzó a Catalina regresar a su
hogar otra vez; pero el aprendiz le siguió. Esta parte última de su educación fue más
teológica que académica.
El programa de estudios fue muy importante; porque la verdad vence y hace un niño
santo, pero el error trae una vida descuidada y sin restricciones. La madre de Catalina
fue muy selectiva en el escoger cuáles libros pudieran leer sus hijos. Fue tan cuidadosa
que no quiso que sus hijos aprendieran el idioma francés, porque muchos de los
escritores franceses fueron infieles. Y por la razón que su mamá amaba tanto la verdad,
no se permitía leer la fantasía o las novelas. Solamente las formas puras de la verdad se
permitieron. ¡Las novelas de romance de hoy claramente no se permitieran! La historia
del mundo y la geografía fueron estudiados junto con muchas charlas acerca de Su
Historia; cómo se aplicó a aquel día. Las biografías también se usaron para inspirar y
guiar las mentes de los estudiantes hacia lo bueno y recto. Algunas de las vidas fueron
buenas, y otras malas. Pero todo estaba bien, porque la mamá estaba cerca para charlar
sobre todo.
Las Tragedias, Influencias Poderosas
Había tres grandes experiencias negativas que Dios usó para formar esta jovencita
soldada en sus años formativos. ¡Oh, tanto queremos proteger a nuestros queridos hijos
de las cosas duras y las penas que muchas veces tratan de venirles en esta vida! Pero
Dios las usará en maneras profundas y poderosas si damos buen consejo por medio de
ellas. Así pasó con Catalina. Tres de sus hermanos se murieron cuando eran pequeños.
La niñita nunca olvidó los sentimientos solemnes que trae la muerte al que mira con
asombro. Tres veces miró a un bebé muerto en las manos de su mamá. Tres veces miró
la cara de su mamá con lágrimas fluyendo hacia el suelo. Dios usó estos tiempos para
ponerle un sentido profundo de la seguridad de la muerte, lo cual quedó en ella toda su
vida.
El dolor más grave en la niñez de Catalina sin duda fue el ver a su propio papá enfriarse
espiritualmente, poner a lado su ministerio de la prédica, y empezar a tomar bebidas
alcohólicas. Sentía mucho más cerca de él y gastó más tiempo con él que su mamá en
los primeros años. Catalina era más afín a su padre que a su madre. ¡Qué dolor en el
corazón al ver a su querido papá perderse en el mundo, a plena vista personal. Su padre
se había puesto fuerte en la causa de la templanza, haciendo reuniones para esto en su
propio hogar. ¿Tragedia? Sin duda, sí, ¿pero cuál fue el resultado de esta experiencia
continúa de dolor? La madre puso esfuerzos dobles a enseñar a los niños correctamente.
Se puso más ferviente en el orar, y llegó a conocer a Dios en una manera dulce y íntima.
Madre e hija se acercaron una a otra, y el vínculo espiritual fue irrompible. Catalina
odiaba el alcohol todos los días de su vida, y peleaba contra el diablo por las almas
perdidas y atados por él.
La tercera situación que afectará la vida de la jovencita llegó a ella a sus catorce años.
Después de dos años hermosos en la escuela normal, se enfermó con una fea
enfermedad espinal. Tuvo que regresar a su casa, y acostarse en cama
permanentemente. Catalina era una joven activa y esto le causó muchas dificultades. A
la dirección de su madre, y por su deseo inapagable por aprender, empezó a estudiar en
su hogar otra vez. Pero, esta vez el programa de estudio consistió mayormente de
asuntos cerca de las cosas espirituales. Muchas horas invirtió en estudios bíblicos,
teología y la historia de la iglesia. Leyó de los escritos de Juan Wesley, Juan Fletcher y
Carlos Finney. También le agradó meditar en el libro de la profecía de Newton y del El
Progreso del Peregrino por Juan Bunyan. Estos escritos y muchos otros fueron
devorados y digeridos a la edad de catorce años. El escribir siguió, lo cual le ayudó a
formar lo que creía. La Escuela Bíblica de Dios siempre es perfecta. La escuela de Cristo
es la escuela más efectiva que hay, y esto lo descubrió Catalina.
Misterios son las obras que Dios hace sin cesar;
Así Él muestra su poder, pues Él es Dios sin par.
Tened valor hermanos, sí, las nubes que teméis
Contienen bendiciones mil y las recibiréis.
No hay porqué pensar que Dios es débil, sin poder.
Vendrá el tiempo cuando vos su fuerza vas a ver.
Lo que proponga el Señor no tarda en pasar.
Si obraréis con el Señor después podréis gozar.
Oh, no podéis saber sin fe la obra del Señor.
Cuidado tiene de su grey, la trata con amor.
Carácter, o sea las cualidades morales y éticas, fue una meta alta en la lista de las
prioridades de la madre de Catalina para su hija. Y las buscó desde una edad temprana
en sus hijos. Puso en sus hijos desde temprano el regalo precioso de una conciencia
sensitiva y alumbrada. Siempre les enseñó a decir la verdad; que cada cristiano debe
vivir honradamente en cada asunto. El sonido bello de una niña llorando por sus fracasos
diarios fue como música a los oídos de la madre. Con persistencia empezó a moldear el
barro fresco y nuevo, el cual se rindió fácilmente a la voluntad de la mamá. La madre
creyó que esto era el llamamiento para una madre. No hay otra persona que recibiría
esta responsabilidad tan grande; no puede ser un <<asalariado>> un trabajo igual al de
una mamá, nunca. Puso a un lado muchas actividades poco importantes para dedicarse
a moldear un alma eterna.
La madre de Catalina le inculcó muchas de las cualidades morales, moldeando un alma
para que sea una herramienta que pueda usar Dios. Catalina odiaba cualquier cosa vil, a
veces temblaba por las escenas de la mala sociedad que tenía por vecinos. Desde sus
primeros años, la compasión fue una parte dominante de su personalidad. Esto sucedió
de dos maneras. Primero, por la ayuda de su mamá a que fuera consciente de las
grandes necesidades de sus vecinos. Y segundo, por la enseñanza de cuidado cariñoso
hacia los animales. Estos quehaceres fueron usados para enseñarle sobre la diligencia,
lo que le bendijo en toda su vida. Catalina fue conocida como una vida de trabajo
diligente y constante. Se notó la humildad en su vida cuando inició la escuela formal a
sus doce años. Ella consideraba a la competición un peligro, y muchas veces la vieron
ayudando a otras niñas tener mejores notas que a sí misma. <<Haz lo correcto>> dijo su
madre, <<no importa el costo. >>; Y esta cualidad se encontraba muchas veces mientras
que asociaba con otros niños de la misma edad. No disminuía la meta. Hay muchas más
cualidades que podríamos notar, pero el asunto es claro: prosigamos celosamente las
ideales maneras de desarrollar el carácter en nuestros hijos para el reino de Dios.
Charlas a la Mesa
Estas charlas en la mesa familiar se usaron con el propósito de educar y fortalecer a los
hijos. Los asuntos eran profundos y a veces difíciles de entender. Los hijos menores eran
animados por la mamá a entrar en las charlas. Catalina muchos domingos por la tarde
se encontraba, sentada con los adultos, hablando de los asuntos apremiantes de
aquellos días. Debemos animar a nuestros hijos a ser así. Si esto va a pasar con nuestros
hijos, primero tenemos que atraerlos a las charlas, y luego prestarles nuestra atención
cuando hablen.
Algunos piensan que esto no tiene importancia, pero el mundo y el diablo no dicen así.
Fíjate y nota las muchas maneras que usa el diablo en moldear las mentes de esta
generación en homicidios, rameras y malgastones del tiempo. En el juego de muñecas,
Catalina consumió mucho del tiempo de su niñez. Tuvo que alimentarlas, vestirlas, orar
con ellas y acostarlas en la cama. Tuvo que darlas castigos con la vara, así también coser
ropas para ellas. Esto pasó día tras día con orden y resolución. No hay duda; Dios usó
esto para preparar a Catalina a una vida muy ocupada como futura madre de ocho hijos.
Cartas al Redactor
Los niños quieren ser parte de todas las cosas. Van a buscar una manera de ser
<<hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores. >> (Stg. 1.22) Catalina fue
secretaria de este pequeño grupo de jóvenes a la edad de doce años. Su tiempo se llenó
planeando reuniones, vendiendo las revistas de la causa de la templanza y pidiendo
dinero para la causa. Como dice la canción, <<Otros, Dios, sí, otros>>; parece que esto
fuera la meta de sus años formativos. El pobre borracho en la calle, los desempleados y
aun los perdidos de lugares lejanos atrajeron la atención de su corazón.
La Pequeña Misionera
Catalina muchas veces se había sentado a escuchar con interés los relatos de la miseria
de los perdidos de lugares lejanos. << ¿Cómo puedo obtener más dinero para esta
causa?>> pensaba. Se negó a sí misma de muchas cosas poco necesarias, y luego dio
esos ahorros a las misiones. Se negó a comer dulces, y lo dio a la causa. Se fue a otros,
buscando ayuda para los perdidos y se sorprendió a veces de cuanto podía alcanzar.
¿Cómo podían negarse a una niña con tanto celo y compasión?
Conclusión
Al mirar otra vez los puntos de este escrito acerca del enseñar a los niños, estoy
maravillado. Todo esto pasó en un hogar sin un papá que sirviera de soporte. Este
hombre no peleaba contra la esposa, sino simplemente no hizo la parte suya y vivió una
vida carnal, relajada en los vicios y placeres. Pero, fíjate en lo que pasó en este hogar.
Muchas veces el padre o la madre que se siente a solas en sus deseos por tener un hogar
bendecido se desanima y no trata de hacer nada. Otros siempre molestan, pelean o
<<predican>> al esposo negligente. Esto lo hace aún peor, e infecta el hogar con la
amargura; y los niños se corrompen. Animémonos y crezcamos en fe, diciendo como
Caleb, <<Dame, pues, ahora ese monte>>. Llena nuestros hogares con amor, no
permitas la amargura.
Por fin, para los que no saben toda la historia del Guillermo Booth y su esposa Catalina,
debemos fijarnos en lo bueno que han hecho ellos. Miles de personas se convirtieron
por su ministerio. Hoy en día en los Estados Unidos y otros países (después de más de
cien años), aunque se ha perdido mucho del énfasis de la salvación, sigue trabajando
<<El Ejército de la Salvación>> en buenas obras. Sin duda la enseñanza y el ejemplo de
la mamá de Catalina afectaron en mucho todo esto. Sin esto, ¿Qué hubiera pasado?
Hermanos, en su hogar, ¿Hay un niño o niña que Dios podrá usar? ¡El futuro de la iglesia
está en su hogar! ¡Adelante, preparándolos para la gloria de Dios!
Algunos de nosotros sabemos cómo es el estar solo durante las consecuencias que trae
el seguir en pos de Jesús. En Norteamérica a veces es fácil seguirle, porque el costo es
realmente poco. Pero cuando todos los ahorros de tu vida están en peligro, no es tan
fácil. Se necesitan hombres y mujeres de firmes convicciones, cómo Daniel y sus tres
amigos, quienes no actuaban en contra de sus creencias. Esta fue la herencia de la
familia ten Boom. El padre, el abuelo, y aun el bisabuelo eran hombres de principios
inmovibles, desde los días cuando Napoleón gobernaba Holanda. Ellos escogieron servir
a Dios, en lugar de los <<poderes que hay>>. Cuando el padre de Betsie y Corrie fue
avisado del peligro de refugiar a judíos, él respondió, — Me sería un honor a mí, dar mi
vida por la gente escogida de Dios desde los tiempos antiguos, los judíos.
Y en el fin, lo hizo (murió en la cárcel), así también, otros tres miembros de su familia.
Estas sólidas convicciones y las internas fuerzas para cumplirlo, se pasaron a la siguiente
generación. El padre y la madre inculcaron a los hijos una pasión por lo correcto desde
una edad temprana. Y, durante los meses de cruel maltrato en la prisión, esta cualidad
llenaba a las dos en medio de sufrimientos inimaginables.
El Ambiente de un Padre Piadoso
Cuando un hombre ama a Dios con todo su corazón y anda con él, hay un ambiente
santo alrededor de él. El padre de Betsie y Corrie era tal hombre, su influencia en los
hijos no se mide fácilmente. La eternidad revelará la totalidad de las impresiones diarias
en su familia. Andaba con Dios mientras trabajaba en su relojería y guiaba a la familia.
Y, a razón de su piedad interior, su carácter tocaba cada porción de su hogar. Amados,
todos nosotros estamos peleando para alcanzar esta meta. Peleamos para que los
efectos de nuestras vidas vayan más allá de los meros hechos realizados. Anhelamos
que nuestros hechos broten de nuestra relación con el Dios Eterno. Estudiaremos unos
puntos y facetas de la vida de Casper ten Boom.
Casper ten Boom era un cristiano que glorificaba a Dios por cada una de sus diarias
vivencias. Todo el día enlazaba los eventos acaecidos con la Palabra de Dios. Conoció la
Biblia, porque siempre la leía y meditaba sobre sus contenidos. Fue un teólogo
autodidacto, predicador laico, maestro y apologista muy conocido por sus habilidades
de debatir sobre las Escrituras.
Abrió su relojería cada día con la lectura de la Biblia y un tiempo de oración. Iba a la
<<segunda milla>> por sus clientes y rehusó actuar como amante del dinero. Principios
cristianos le guiaban en su negocio y el evangelio lo predicó cuando la oportunidad se le
presentara. Este negocio, con hijos colaborando, proveía de muchas horas para se
relacionara el padre y los hijos, trabajando lado a lado.
Corrie dijo, <<Nosotros, los hijos, teníamos que obedecer a papá, su voluntad era la ley,
y lo entendíamos bien. >> La realidad de esto es un poco sorprendente. Su padre no fue
un dictador. Nunca hablaba sobre las <<líneas de autoridad>>. Simplemente era una
realidad entendida por toda la familia. El padre tenía una autoridad espiritual en sí, la
que se difundía en todos los aspectos de la vida hogareña de los ten Boom.
Hay dos niveles de autoridad en el hogar. Son la autoridad de posición y la espiritual. Si
se hallan obrando juntas en un hogar, es una combinación efectiva. Muchos padres
tienen la autoridad de posición, pero les falta la espiritual. Y, por ello su autoridad no
funciona bien. Cuando el padre anda con Dios y ejecuta la autoridad dada a él por Dios,
se realizan cosas bonitas. Cuando nosotros, los padres, tenemos las dos clases de
autoridad en nuestra propia vida, no tenemos que forzar la sujeción, ni demandar la
obediencia. Caspar ten Boom tenía la autoridad espiritual y los de su familia reconocían
su posición en el hogar. Y, cosas hermosas se realizaron, cosas que tuvieron resultados
eternos.
Quizás esto te sorprende, que he notado en especial este punto <<no-bíblico>>, pero
fíjate bien en lo que voy a decir. Tengo razón. He notado este punto para los que piensan
que el castigar con la vara es la llave para tener orden en el hogar. La vara es solamente
uno de los medios usados para criar a los niños <<en disciplina y amonestación del
Señor>>. Creo que muchos padres ponen demasiado énfasis en la vara y ponen a un lado
otros métodos, los cuales requieren más tiempo y carácter de nuestra parte. Esto es un
error grave. El señor ten Boom era un maestro para edificar las relaciones. Era lleno de
amor, sabiduría y del Espíritu Santo. Esto hizo que pudiera poner a un lado la vara en su
hogar; a pesar de que no es lo que nos enseña la Biblia. No quiero decir que nosotros
debemos seguir su ejemplo (porque si no tenemos tal don de edificar las relaciones,
vamos a fracasar), simplemente quiero que se sepa que la vara no es el secreto para
tener un hogar ordenado.
Una relación amorosa y tierna, respaldada a veces con castigo a través de la vara es más
correcta. A despecho de su error, Caspar ten Boom logró buenos resultados.
Desarrollemos otras áreas de la crianza de niños, edificando relaciones con nuestros
hijos, sin poner a un lado la vara cuando se necesite.
He dicho anteriormente que Caspar andaba con Dios. Varios puntos de su vida lo
prueban, pero su vida de oración es sobresaliente. Tenía tiempos de oración personal,
los cuales abrieron el camino para tener un espíritu de oración sobre sí todo el tiempo.
No había formalidad en sus oraciones. Dios estaba con él todo el día y charlaba con él a
menudo. Empezaba a orar a media charla con otra persona, si se sentía la necesidad de
hablar con Dios. Igual que un niño, oraba a Dios mientras hablaba sobre asuntos
importantes con otros.
El amor de un padre.
Estamos de acuerdo que el hombre que ama a Dios, igualmente amará a su familia. Y,
así era Caspar. Hay tantos diferentes puntos de vista sobre el amor de este padre para
sus hijos, que no hay espacio para listarlos todos aquí. Tienes que leer el libro que yo
usé para preparar este estudio, In My Father’s House (En la Casa de Mi Padre) por Corrie
ten Boom. Este hombre manso, pero firme, capturó los corazones de todos los que
vivían en su hogar. Su amor por ellos los afirmó y bendijo diariamente. Palabras amables
y un corazón simpático fluyeron a sus hijos. Al acostarse por la noche, todos esperaban
la llegada del papá para la bendición final del día. Oró con ellos, cariñosamente los ayudó
a acomodarse en la cama y puso su mano tierna en sus cabezas. Estas memorias
sostenían a sus hijos mientras estaban encarcelados posteriormente. La seguridad de su
padre abrió el camino para que las hijas desamparadas confiaran en el Padre Celestial,
en medio de sus aflicciones en la prisión.
El poder e influencia de un piadoso padre establecerá al niño para toda su vida, aunque
la madre no cumpla a cabalidad su parte. Y esto es veraz, también, con una madre
virtuosa, que trabaje solita en la crianza de sus niños. Pero, cuando una familia tiene
ambos, un padre piadoso y una madre igualmente así, el hogar llega a ser una roca firme
y sólida, sobre la cual una vida larga y estable se edificará. La madre de Betsie y Corrie
siempre estaba al lado de su pío marido y los dos proveyeron el cimiento necesario para
una vida de servicio y pruebas en el reino de Dios. Esta pareja se encontró mientras
enseñaban a los niños en una clase de la escuela dominical. Oh, ¡Cuán gozoso es ver la
fundación de un hogar piadoso! ¡Qué alegría ver un joven y una joven, quienes aman a
Dios, unirse en santo matrimonio!
Puesto que está claro que el padre tuvo la influencia dominante en el hogar de los ten
Boom, hay que notar que la madre era una potencia escondida, obrando en las vidas de
sus hijos. La luz amable que brillaba de sus ojos bendijo a todos los que se acercaron a
ella. La madre, cuyo nombre era también Corrie, sufría de mala salud durante los años
de infancia de Betsie y Corrie y, falleció cuando su hija Corrie era ya una joven. Los largos
años de sufrimientos trajeron una gracia tierna a su vida y a su hogar. Cuando tenía la
suficiente fuerza física, guiaba a los niños y su hogar (bajo la autoridad de su marido). Su
compasión para otros dejó una gran impresión en sus hijos, la cual duró por toda la vida
en cada uno de los cuatro hijos. A pesar de que vivían en la mayor pobreza, siempre
hacía espacio en la mesa para uno más, si se necesitaba. Su entusiasmo por la hospedaje
infectó a los demás y el hogar se hizo un hogar para quien quiera lo necesitase.
Adictos al Servicio a los Santos
Esto describe a los ten Boom perfectamente. El amor del padre hacia los judíos, el amor
de la madre a los necesitados y las actividades de las tías solteras, quienes vivían en el
hogar, sumó un ambiente de continuo servicio para todos. El hogar rebosaba del vivir
para el bien de otros y los hijos crecieron en tal tierra fértil. Y ¿sabemos lo que pasó, no?
Cada hijo siguió este ejemplo de servicio, hasta que en el tiempo de la juventud de Corrie
y Betsie, la casa se hizo una colmena de cariñosa actividad. <<Otros, Señor, sí, otros. Qué
esto sea mi lema. >> El cristianismo sin amar, sin dar y sin cuidar a otros es solamente
una religión muerta, nada más. No hay nada de valor en esto para heredar a la siguiente
generación. El cristianismo genuino es una religión del corazón. Si no hay compasión
para los otros, realmente no hay nada que dar a los descendientes. El papá y la mamá
se hicieron adictos (como dice la versión King James en inglés en 1º Cor. 16:15) al
servicio, aunque no fueron ministros ordenados. Por consecuencia, los hijos escogieron
lo mismo al llegar a ser adultos. En esto se esconde uno de los secretos para capturar a
la otra generación. Hay que tener una motivación, una razón, una meta para unirse a las
huestes del Señor. El cielo es tan hermoso y el infierno un lugar no deseado, pero la
estimulación mayor para venir a Dios es el servirle a Él. Este motivo movió a Pablo en el
camino a Damasco, clamando al Señor, << ¿Qué quieres que yo haga? >>
Conclusión
Miremos otra vez hacia la prisión y la persecución que sufrió toda la familia ten Boom.
Las lluvias, sí, descendieron; y el viento, sí, sopló, pero esta familia fue guardada por un
poder invisible y por principios profundamente arraigados. El señor y la señora ten Boom
cavaron profundo, hasta encontrar la roca y pusieron un cimiento para la familia; <<y la
casa sobre la roca permaneció. >> Es menester que hagamos lo mismo, no porque venga
la persecución, sino, porque amamos a Dios con todo corazón y queremos que nuestros
hijos lo amen también. No obstante, si viene la persecución, la familia estará bien
preparada como consecuencia de un hogar lleno del Espíritu Santo. Para concluir,
notemos como ese hogar piadoso sostenía a Betsie y Corrie.
Defendieron lo correcto.
Había una causa, una razón, que valía la pena sufrir. Por la razón que fueron enseñadas
a tener convicciones más valerosas que la muerte, pudieron padecer el odio y el
maltratamiento.
Conocieron bien la Biblia.
La Biblia llegó a ser una fuente de fuerza para ellas. Fue preciosa para ellas y vieron la
mano de Dios al permitirles conservar un Nuevo Testamento en la prisión (No se
permitían las Biblias allí). Además, la Palabra fue guardada en sus corazones, sacaban
sabiduría y dirección de ella todo el día cuando no tenían una Biblia.
Por esto, pudieron descansar en los brazos del Padre Celestial. Él se hizo su
<<Escondrijo>>. Las acusaciones del enemigo no penetraron en sus corazones. El amor
del padre abrió la puerta de la verdad del amor del Padre Celestial, y nada pudo dañarles
en lo interior. Aquí se gana la batalla, en el corazón.
En realidad, vieron y escucharon la miseria por todos lados. Pero, en la noche pudieron
cerrar los ojos y recordarse de las escenas del hogar: la sonrisa de mamá, el cariño de
papá, la mesa familiar y más. Estas escenas repetidamente llegaron a sus mentes, y se
animaron una y otra vez.
La abnegación.
Los tiempos difíciles y una familia grande, hicieron en muchas oportunidades posible el
vivir sencillamente y estar contentas en esto. Solamente necesitaban a Dios para poder
alcanzar la felicidad en el hogar y esto les ayudaban a mirar más allá que las
depravaciones presentes y hallar a Dios.
¡Qué hermosa manera para olvidar tu propio sufrimiento y dolor! Había muchas mujeres
necesitadas en el campamiento de la prisión, quienes no conocían al Señor. Betsie guió
en el evangelizar, y Corrie siguió. Esto les dio una motivación que les sostenía. Tenían
una razón para vivir y para no desanimarse. Esta misma causa les guiaba en su juventud
y en la prisión les guardó de la desesperanza en los días que pasaban tan lentamente.
Como padres, no sabemos lo que les pasará a nuestros hijos en el futuro. Dios no nos lo
revela. Él quiere que vivamos por fe y Le amemos a Él. Nos ha revelado Su plan; criar a
hijos piadosos y obedecerle a Él. Bendecidos son los que tengan un cimiento firme
forjado en el hogar por los padres. Esto les apoyará en las pruebas resultantes en los
últimos días.
Los mártires
LA VERDADERA FE
Oh, ¡Cómo poder trasladar a los hijos una fe viva y vibrante, real, y con frutos en la
actualidad! Este es el sincero anhelo de cada padre y madre. He notado que se necesita
tal fe en los padres, para que los hijos tengan la misma. Una buena iglesia no es
suficiente para esto. La buena predicación tampoco lo alcanzará. La antorcha tiene que
arder en el corazón y en la mano de una generación para que se pase a la siguiente. Esos
mártires morían por su fe; no era por la teología, nada más. La fe, para ellos, era en
verdad una fe interior, pero a la vez, práctica. Por esto, muchos sufrieron el martirio.
‘Cual el cuervo, tal su huevo’ se dice, y es muy veraz en cuanto al hogar. ¿Cómo es
nuestra fe? ¿Están nuestros hijos listos a morir por ella? O, ¿es nuestra fe igual a la de
millones que se dicen son cristianos, pero cuya fe no trae nada de persecución? Fíjate
en el corazón de este padre piadoso, en sus finales palabras a su hija:
Mi queridísima hija, busca con diligencia las Santas Escrituras. Hallarás en ellas que
tenemos que seguir a Cristo Jesús y obedecerle hasta el fin. También, hallarás al rebañito
que Le sigue. Esta es la señal: viven una vida penitente [en el sentido de dolor por los
pecados, con deseos por la santidad]. No son conformes a este mundo. Evitan todo lo
malo y se encantan en hacer lo bueno. Tienen hambre y sed de justicia. Crucifican su
carne pecaminosa más y más cada día; hacen morir al pecado que hace guerra en sus
miembros. Buscan y pelean por conseguir lo honesto y lo de buena reputación. No
resisten a sus enemigos y su palabra es fiel. Sienten tristeza por no vivir más
santificadamente, por la que frecuentemente lloran y suspiran.
LA PALABRA DE DIOS
No creo que nosotros, los cristianos americanos, entendamos el potente efecto que la
Biblia puede tener en nuestros hijos. Algunos hasta piensan que leyendo demasiado la
Biblia, se volverán locos. Así dijo un maestro al apóstol Pablo (Hechos 26:24). Algunos
dicen que eso es el lavado de cerebro. Bueno, yo creo que sería bueno, si nuestros
cerebros fueran lavados de la sucia sociedad en que vivimos. Si llenamos la mente de un
niño con la Palabra de Dios, pensará en ella durante todos los años en formación. Y, ¿qué
pasará? "Todo lo que hace, prosperará." (Sal. 1:3)
Esos anabaptistas estuvieron enamorados de la Biblia. Tenían un Nuevo Testamento a
su lado, siempre. Lo abrían y leían en cualquier momento que pudieran, sea en su
trabajo o en la casa. Es sus cartas, los padres animaban a sus hijos a leerlo en cada
oportunidad. En el hogar, se leía y se enseñaba. Se alimentaban de la Biblia en la
mañana, al desayuno y al almuerzo. Reverenciaban la Palabra de Dios de tal manera. Los
niños fueron enseñados a leer y a escribir en el hogar. ¿Para qué? Solo por una razón—
leer y escribir con la Palabra de Dios.
Leyendo las muchas cartas y discusiones que son registradas en The Martyr’s Mirror,
notarás algo inmediatamente: ésas se leen como la Biblia misma. Muchas de las
oraciones que se escribieron en las cartas son citas directas de la Biblia. Las cartas fluyen
como una carta normal, sin embargo, contienen uno y otros versos de las Escrituras.
Unas mil páginas así, bastan para convencer a cualquier persona que aquella gente
conoció la Biblia. Tenían que haber memorizado cientos de versos. Estoy seguro que no
se permitían Biblias en la prisión, mientras escribían las cartas. Por esto, tenían que
escribir de memoria tantos versos. ¿Cómo pasó esto? "…Que desde la niñez has sabido
las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación." (2º Tim. 3:15)
Los padres tenían que sembrar la preciosa semilla en los corazones de sus hijos. Tenían
que llenar los tiempos vacíos con el agua de la Palabra, no con el diario ni la televisión.
¡Despiértense, cristianos americanos, despiértense! Preparémonos y preparemos a
nuestros hijos.
EL AMOR PREVALECIENTE
La ley del Reino de Dios es el amar— el amor poderoso y vencedor. Creo que a veces
pasamos por alto esta palabra como si fuera un ‘el’, ‘a’, ‘de’ u otra palabra pequeña. No
es. Es la palabra de más influencia en la Biblia. Yo sé que hoy se ha rebajado hasta una
mera experiencia emocionante nada más. Sin embargo, busquemos en las vidas de los
mártires anabaptistas para saber cómo realmente debe ser. Se entiende hoy que la
unción recibida durante la persecución los llenó de la naturaleza divina. El amor es el
atributo sobresaliente de ésta. Esa querida gente tenía una doble porción del amor
‘ágape’ en sus hogares. Encontré este fuerte pegamento saliendo de todas sus cartas.
¿Cómo es que los despreciados y odiados son los que son bautizados en el amor? Esta
es una de las paradojas que solamente realizan los sufridos.
A mí, es claro que el amor reinaba en sus hogares: el amor entre todos los miembros de
la familia. Sabes qué, puede pasar uno cualquier prueba, si es amado y vive en un
ambiente amoroso. En las cartas, este amor rebosaba en los destinatarios de las cartas.
Rebosaba desde el esposo a la esposa y viceversa. Fluía de los padres a los hijos y de los
hijos a los padres y, aun de un hijo al otro. Esta clase de amor se siente profundamente,
pero a la vez es un amor que hace lo correcto y habla la verdad, en buen consejo. Esto
es lo que necesitamos en nuestros actuales hogares, un amor profundo y sincero que no
necesita la pretensión. Un amor que puede mirar al otro a los ojos y al corazón y decir:
‘Te amo’ y se entiende que es veraz por la sinceridad del corazón y los hechos de su vida.
Escucha el corazón de un hijo que escribió a su madre, un poco antes de sufrir la muerte:
Mí querida mamá: Deseo que el eterno y misericordioso Padre de gracia esté contigo,
así como el amor de Dios y el consuelo del Espíritu Santo. Mi muy querida mamá, a quien
amo con ahínco, quién me llevó en su propio cuerpo y me trajo a este mundo con
dolores. Sí, tus pechos me alimentaban, me diste de comer y me instruiste en toda
verdad. Tú, querida madre, me has guardado de todas las pecaminosas compañías, sí,
me has guardado de la ramera de Babilonia. Me has llevado a la iglesia del Dios Viviente.
Me has guardado del pecado, según tu mejor capacidad.
LA POBREZA BENDITA
La última ayuda santa que quiero hacer notar es el efecto que la pobreza tuvo en la
siguiente generación de los anabaptistas. Fueron perseguidos y cazados de un
pueblecito a otro. Nunca sabían cuando tendrían que sufrir la pérdida de sus bienes otra
vez. Nunca sabían cuando tendrían que levantarse en la noche, para huir con las pocas
cosas que pudieran llevar en la mano. Muchos de los padres de ese entonces escribieron
con tristeza a sus hijos, <> Esto dejó a la madre con toda la carga de mantener a la
familia. A menudo un hijo muy joven tenía que madurarse urgentemente, para poder
ayudar en suplir las necesidades. Esto trajo bendiciones a los hijos. Aprendieron a
trabajar duro desde su niñez y trabajando fue su manera de vivir. No tomaron a mal
esto. Era por la causa de Cristo. No tenían mucho tiempo para jugar.
Aprendieron también vivir sin muchas cosas materiales. Esto los enseñó en los ejercicios
de la abnegación. No hicieron tesoros en la tierra. ¿Por qué? Los ladrones vendrían y se
los robarían. Su pobreza material obró en ellos una pobreza espiritual en lo interior. Esto
les provocó confiar en Dios de continuo.
Hay mucho más que pudiéramos aprender de esa querida gente. Sólo he tocado la
superficie. Acuérdate, ¡ese libro tiene más de mil páginas! Te animo a que consigas una
de las porciones traducidas al español y leerla, fijándote en lo que está entre líneas.
El reto que quiero poner delante de nosotros es este: ¿Qué tal de nuestras familias?
¿Estamos listos para soportar la persecución? ¿Hemos preparado a nuestros hijos para
tales pruebas? Los anabaptistas entendieron que sus hijos probablemente enfrentarían
el martirio, quemándose en el poste. Entrenaron a sus hijos para tales cosas. Hay una
teología del martirio: era un honor para la iglesia primitiva sufrirlo. ¿Cómo lo miramos
nosotros? No pasará sin dejarnos libres. Nosotros, la iglesia actual, no escaparemos el
martirio. No te engañes. Si el arrebatamiento nos protegiera de todo, ¿por qué sufren
muchas personas el martirio, hoy en día? Hay más mártires en el siglo pasado que en
todos los 19 siglos anteriores.
Oh, querido Padre Celestial, ¡despiértanos! Antes que sea tarde, ¡despiértanos! Danos
la fuerza y la gracia para criar generaciones de hijos que se gocen en la oportunidad de
morir para el Señor Jesucristo. Amen.
Dwight L. Moody
LA ESCUELA DE LA POBREZA
Cuando Moody tenía cuatro años, falleció su papá inesperadamente. Hasta entonces, la
familia vivía en plenitud, pero todo cambió. Este cambio de sucesos dejó a la señora de
Edwin Moody como una viuda pobre, con siete hijos, y embarazada de gemelos. La
familia tenía una deuda grande, sin provisiones por la inesperada muerte - por último
solamente quedó la casa después de pagar a los acreedores. A la primera mirada, esto
parece como una grave tragedia, difícil de comprenderse; pero la providencia muchas
veces parece ser así. Yo puedo imaginarme al negociante eficiente y dedicado que
Moody pudo volverse. Tenía todas las capacidades para hacerse un hombre prominente
en su comunidad, con bastantes bienes materiales para gozarse. Pero Dios tenía otros
planes para él, su familia y para su madre, la cual ya estaba en medio de una gran lucha.
Un millón de almas estaban en peligro y, para Dios, no pena fue demasiado grande para
ganarlos.
La señora de Edwin Moody pudo ver el resultado de ese gran empeño: miles vinieron a
escuchar a su hijo predicar el evangelio eficaz de Cristo. Me ha impresionado lo tocante
a cuantos siervos de Dios fueron criados en la pobreza. Dios, sí, mandó a Su Hijo a un
hogar humilde y pobre para su crianza y preparación. Podemos aprender mucho de esto.
Muchas bendiciones salieron de la crianza de Moody en la pobreza. Quiero destacar
unas de las más prominentes para instrucción nuestra.
·Desde el primer día fueron dependientes de Dios en todo. Cuando los acreedores se
llevaron hasta la leña, a los Moody les quedó solamente una opción: orar y confiar en
Dios, quien sabe de las necesidades de los huérfanos y las viudas. Los niños se quedaron
en la cama hasta la hora de salir para ir a la escuela (¡para no enfriarse, hacía mucho frío
en ese lugar en esa época!), y la mamá oró. Un tío, Cyrus Holton, llegó con leña para
calentar la casa y los corazones de toda la familia. Podemos imaginarnos cuantas veces
Dios les proveyó en tal manera. El hijo mayor tenía sólo doce años al fallecer el padre.
La mayoría de los norteamericanos no conocemos cómo es confiar en Dios para las
necesidades diarias. Nuestros hijos van a sufrir por esta falta de confianza- ¡es seguro!
·Vivían en la escasez durante los años siguientes a la muerte del padre. Todas las
semanas, repetidamente, tenían que decir "no" a los deseos de la carne; y esto fue un
buen entrenamiento para su siguiente fructuosa vida cristiana. La ropa se usó y se
remendó hasta gastarse. A los zapatos se les consideró como una cosa de lujo; las cosas
sencillas les encantaban a los niños de pocos recursos. Sin dudas, esto hizo que Moody
siempre fuera compasivo ante los necesitados. Su corazón simpático es lo que atrajo a
tantas almas al Maestro. Debemos buscar el cómo enseñar a nuestros hijos a vivir
sencilla y humildemente, aunque tengamos que construir tales condiciones de escasez.
·Las comidas fueron sencillas y básicas. Por la necesidad comían las mismas comidas a
menudo. Esto será difícil para nosotros que comemos una gran variedad a cada rato.
Cuando Moody volvió a la casa de su madre quejándose por las comidas de su patrón,
Elisabet le regresó para que cumpliera el tiempo comprometido. Su queja tuvo razón-
19 comidas repetidas de panes de maíz con leche, sin algo más. Yo creo que debemos
hacer sencillas las comidas de nuestros hijos y enseñarlos estar contentos con comidas
sencillas y básicas.
Moody tuvo que llevar el yugo de la virilidad desde su juventud. Los niños tuvieron que
buscar trabajo años antes que sus amigos. La pobreza los forzó a salir de su hogar a los
diez años, para trabajar toda la semana en las fincas cercanas. Luego, volvieron a su casa
durante los fines de la semana para asistir a la iglesia. Yo sé que hoy día muchos de
nosotros sentiríamos lástima al ver tal jovencito trabajando afuera del hogar, pero fíjate
en lo que se produjo. La sociedad moderna nos ha señalado más que de lo que nos
damos cuenta. Yo estoy convencido que hacemos gran favor en darles a nuestros hijos
responsabilidades abnegantes.
¿Tienen Ustedes riquezas? ¿Tienen todas las comodidades a su alcance? Muchos de
nosotros somos ricos, pero no lo damos conocer. Las riquezas son muy peligrosas
porque hay muchas trampas en ellas. Si tienen riquezas, los amonesto a que vivan a un
nivel muy abajo de su sueldo y regalen lo demás a otras personas. Sus hijos los
bendecirán en el futuro por esta decisión. Es posible tener un sueldo de un millón de
dólares, sin que otros lo sepan.
UNA MADRE PÍA Y RESUELTA
La querida Elisabet Moody es un precioso ejemplo de perseverancia para cada madre
que lee este escrito. Ella es un ejemplo para cada madre desamparada, que anhela criar
a sus hijos para Dios; sin un padre en el hogar. "Confía en Dios" fue su credo sencillo.
Esto también es el mensaje sencillo y básico de la Biblia. No podía darles a sus hijos una
educación teológica como a otros mencionados en este libro, pero ella tenía en su
corazón la realidad de esta teología. Esto es mucho más importante. No sé cómo estaba
el nivel de espiritualidad en el hogar de los Moody antes de la muerte del padre.
Extrañamente la historia del matrimonio Moody se queda silenciosa durante los
primeros trece años. Posiblemente la tragedia de la pérdida del esposo y la
desesperación de su situación le trajeron una realidad bendita en su relación personal
con Dios. Ella vivió hasta el momento que pudo ver la grandeza del ministerio de su hijo
Dwight, y, murió sólo tres años antes de él- a sus 91 años. ¡Imagínate cómo se sentía en
su vejez, pensando en los días de escasez ya pasados! Quizás se recordó de los tiempos
en que estuvo casi al punto de dejarlo todo y Dios la ayudó a seguir adelante. Ya estaba
clara en este asunto, pero antes todo era oscuro y nublado. Conservaba las prácticas y
convicciones de sus antepasados puritanos en cuanto a la crianza de los hijos.
Analicemos algunos de los métodos prácticos que usaba para moldear a "un siervo del
Señor".
LA DISCIPLINA ESTRICTA
Elisabet adoptó el antiguo método de criar niños. Un benévolo y amable corazón para
guiar y la vara para respaldar cuando su guía no produjera el resultado apropiado. Es
una bendición saber que ella fue paciente, atenta y celosa en su disciplina,
instruyéndolos a la vez en los tiempos de castigos. Moody podía recordar la vez que
recibió un castigo con la vara, de la cual dijo a su mamá, —No me hizo nada—. Años
después añadió, —Pero fue la última vez que su castigo no me hizo nada—. Elisabet
guardó a los niños lejos de las influencias malas y a los niños no se les permitió jugar
afuera del hogar. Siempre los invitaba a los vecinitos a su propio hogar para los juegos y
pasatiempos, para guardar a sus hijos del mal.
A pesar que Moody siempre reflexionaba tiernamente en cuanto a la disciplina dada por
su mamá, nunca ocupó la vara con sus propios hijos. Creo que podemos cosechar algo
de este error para nuestros propios hogares. En la escuela, Moody tuvo dos profesores
muy distintos, los cuales le impresionaron profundamente. El uno fue austero y
demandante, y ocupaba la vara con frecuencia; el otro fue benévolo y amable, pero no
la ocupaba. Parece que Moody lo evaluó y decidió que el amor y la gracia sirven mejor
que la ley y la justicia. Esta decisión trajo efectos negativos a la generación siguiente.
¡Qué tristeza! Lo que podemos cosechar para nuestros hogares en esto es estar
balanceado. El método bíblico se balancea con el amor y la justicia, y con la gracia y la
ley. Nuestros corazones deben rebosarse con amor, y, a veces ocuparse la vara. Si
nosotros no estamos balanceados, nuestros hijos pueden reaccionar ante esto y caer en
la otra zanja.
JUSTICIA PRÁCTICA
Ésta es el área en que más se distinguió la sencilla fe de Elisabet. La justicia diaria, común
y práctica fue su virtud prominente. Y, esto es lo que más falta hoy en día. Carecemos
mucho de la sabiduría común sobre el vivir en justicia, diariamente. Nosotros, los
cristianos de las Américas, estamos llenos de teología, pero vacíos de lo pragmático.
¡Señor, ayúdanos a aprender de esta pobre viuda! ¿Qué les enseñó a sus hijos durante
los veinte años que estuvieron bajo su techo?
·Les enseñó con su ejemplo y por precepto, dar aun cuando no hay suficiente para sí
mismos. Cuando llegó un transeúnte o apareció algún necesitado en la comunidad, ella
les dio. Imagínate el efecto de esto en los hijos. Sabían que había poco pan en la casa.
Luego Dios, Quien es Padre a los huérfanos, añadió a la lección proveyendo suficiente
pan para todos. ¡Confiemos en el Señor y demos a otros para instruir a los hijos! Ellos
siempre están atentos de lo que pasa en el hogar.
·Les enseñó a buscar primero el reino de Dios en medio de la escasez. Los versos que
nos enseñan eso fácilmente se creen en medio de la plenitud; pero, ¿Cómo se puede
buscar a Dios en medio de las necesidades? Los niños aprendieron de primera mano que
Dios es su Padre y que cuida a sus propios hijos.
·Les enseñó por precepto y ejemplo que no se permitía el quejarse en el hogar de los
Moody. Fíjate en la profundidad de esta lección y el impacto que tuvo en los hijos. Vivían
en la pobreza. Había un montón de razones para quejarse. "El lobo estaba a la puerta"
siempre. Sin embargo, no se permitía el quejarse. Entendía la mamá que el quejarse trae
la amargura y la amargura guía hacia más pobreza, así como a las acciones malos. "En
todo da gracias" fue la regla del hogar.
·Les enseñó del peligro de juzgar al vecino. A veces esto fue una tarea difícil, porque
frecuentemente recibieron injusticias de las manos de los vecinos incompasivos. La
viuda y los huérfanos son la responsabilidad de la comunidad cristiana, pero muchas
veces son los más desatendidos y despreciados. Así pasó con los Moody, mayormente
en los primeros años después de la muerte del papá. La mamá guió con cuidado vigilante
a sus niños en medio de estas insensibilidades de los vecinos. Con frecuencia los niños
escucharon el aviso al manifestarse la negligencia, "No vamos a juzgar al vecino."
·Les enseñó a ser independientes, que se adelantaran por sí mismos. No estaban en el
espíritu de "Dame, déme, déme" en este hogar. Los vecinos no les debían nada, porque
Dios controla todo. Tal vez has reaccionado a la palabra 'independientes' que usé arriba.
En medio de la pobreza es una de las altas cualidades de carácter. Elisabet la enseñó a
la familia a levantarse en fe sobre las obras y enfrentar las necesidades con resolución.
Este fue el punto más firme del carácter de Moody durante los días de su ministerio. Un
Dios sabio y una madre sabia colaboraron para establecerlo en él.
·Les enseñó de lo sagrado que es cumplir una promesa. "Sea vuestro hablar: Sí, sí; no,
no." (Mt. 5:37) Esto puso cuidado en la forma de hablar de los niños. Moody, al
encontrarse en medio de cientos de solicitudes, fue lento en decir "sí" por razón del
entrenamiento de la madre. Muchas veces ella hizo volver a sus hijos para cumplir una
promesa hecha en un momento de debilidad. Podemos aprender de este cuidado y
compromiso hoy en día.
·Les enseñó del día de descanso. En aquellos días se llamaba el sábado (De acuerdo al
término bíblico, aunque fue realmente el domingo. El día sábado no se llama "Sábado"
en inglés.) y se guardaba casi igual como los judíos guardaban su sábado. El día de
descanso comenzaba al anochecer del día sábado y terminaba al anochecer el día
domingo. Todo se cambió en este "día del Señor". Todo era más calmado y lento, los
corazones de los hijos se dedicaban a las cosas espirituales todo el día. Esto era muy
diferente a lo que es el día domingo de hoy; todos juegan, compran, venden o trabajan.
¿Hemos perdido algo? ¡Creo que sí!
·Les proveyó un hogar amoroso, tierno y cariñoso. Moody, cincuenta años después
todavía reflexionaba con gozo al pensar sobre el hogar de sus padres. Fue como un imán
que atraía sus pensamientos continuamente. Aunque su madre vivía en la pobreza, ella
llenó su hogar con lo que vale más, aunque económicamente cuesta menos: el amor.
Esta mamá tierna se dio a sí misma por sus hijos en el amor. Lo visualizaron y así se
lograron formar el respeto y la adoración en sus hijos.
CONCLUSIÓN
¿No admiras a esta santa? Yo, sí, la admiro. El respeto de mi corazón se levanta y la
bendigo al concluir este escrito. Ella es un ejemplo a cada madre desamparada que
anhela la piedad en sus hijos. Pasó a recibir su galardón a sus 91 años. Las palabras de
su nieto deben citarse aquí. Describió a su abuela, en el servicio funeral, con palabras
que coronan el recuerdo que dejó ella. Dijo él, "Sus hijos, los hijos de sus hijos y la entera
comunidad se levantaron para llamarla bendita." Yo, también, soy una voz más que con
gozo me levanto para llamarla mujer bendita, y madre en Israel.
(Este estudio fue sacado del libro "The Life of D.L. Moody" (La Vida de D.L. Moody)
escrito por su hijo, Guillermo R. Moody.)
Juan Paton
Samuel Chadwick
Antes de empezar esta historia, será beneficioso declarar el propósito de los estudios
sobre los hogares cristianos. Nuestro deseo es indagar y estudiar los ejemplos de la
piedad en el hogar. No estamos de acuerdo con algunas de las doctrinas y prácticas de
las personas que estamos estudiando. Lo mismo es con respecto a algunas
denominaciones acá mencionadas. Mucho de lo bueno en éstas, tanto de las personas
como de las denominaciones, se ha perdido al pasar los años, a pesar de que algunas
fueron usadas de antaño por Dios. Pero, podemos aprender algo de cualquier persona
piadosa.
Samuel Chadwick nació en el año 1860, y pasó a recibir su galardón eterno en 1932.
Muchos no le conocen y por esto voy a compartir algo de su historia. Era un predicador
y maestro metodista, poderosamente usado por Dios durante su vida. Durante su vida,
Dios lo usó para revivir el espíritu del metodismo primitivo. Analizando su vida,
fácilmente se comprende que Juan Wesley era para él un personaje ejemplar. Samuel,
igual que Wesley, madrugó siempre, ocupó el día sirviendo a los demás, y era ferviente
en el evangelismo. El nombre de Samuel Chadwick era muy conocido entre todos los
metodistas de su mundo, durante su época. Él invirtió muchos años como predicador
ambulante al modo de los primitivos metodistas. Mientras maduraba espiritualmente,
se ocupó en varios papeles administrativos, hasta que llegó a ser el presidente de la
denominación metodista. Fue redactor en una revista semanal y autor de varios libros.
Su libro sobre la oración se considera un clásico, y merece esta valoración a razón de
que Samuel vivía en oración desde mucho tiempo antes de escribir sobre el tema. Sobre
todas sus cargos, se reconoce más el de Director del Colegio de Cliff (Las universidades
llevan el nombre Colegio en inglés). Allí, centenares de estudiantes fueron influenciados
por él. Inició varias campañas evangelísticas. En ese puesto (Director), servía como
predicador, maestro, administrador y guerrero de oración. Al leer su biografía, escrita
por Norman Dunning en 1933, estuve continuamente influenciado por la virtud de este
siervo de Dios. Sé que la virtud de un hombre proviene de su andar con Dios; pero,
también sé que esa virtud es producto de su piadoso entrenamiento, recibido en su
hogar. Por esto, vamos a estudiar acerca de la vida hogareña de Samuel.
El padre y abuelo de Samuel eran hombres piadosos y celosos de su Dios. Su abuelo se
convirtió al Señor, a través de la predicación de un predicador de Wesley, y se hizo un
sincero y dedicado cristiano, desde aquel momento. Después, fue conocido siempre por
su amor a la oración y su constancia en asistir a las reuniones. Muchas veces viajaba
durante muchas horas para poder estar en tres diferentes reuniones en el mismo día—
¡sabiendo que escucharía el mismo sermón en cada una! Así, el abuelo sentó un firme
cimiento en el padre de Samuel. El padre de Samuel era un sincero y piadoso hombre
de igual forma, con una mansa integridad. A menudo se sentó y le contó historias a su
hijo Samuel de los grandes predicadores de la época de su niñez. Quizás él no entendía
el cómo le inspiraban tales historias a su hijo, a amar a Dios como aquellos hombres le
amaban. Hay mucha sabiduría al reflexionar sobre las vidas de los santos hombres. Esto
es una hermosa herramienta en las manos de Dios, para iluminar a la siguiente
generación. Samuel dijo tocante a su padre, “Él era el hombre más benévolo y amable
que conocía yo.” Ese padre tuvo excelentes ojos espirituales y su juzgar siempre fue
justo. Fue un hombre tierno, con un espíritu bueno.
La madre de Samuel sufrió mucho en su juventud. Su familia la rechazó y tuvo que vivir
en la pobreza. Fue criada por una estricta pareja bautista, quienes vivían en un pequeño
sótano. Eran pobres, pero amaban a Dios y la criaron “en disciplina y amonestación del
Señor” (Ef. 6:4). Los padres de Samuel se encontraron la primera vez en la Escuela
Dominical. Su mamá fue una mujer comprensiva, y Samuel no recordaba de alguna
discusión entre sus padres, en todos los años que él vivió con ellos. ¡ALELUYA! Samuel
describió a su madre así:
Ella era inteligente sin educación,
Una reina sin vanidad,
Santa sin ritual,
Capaz sin inquietud,
Ingeniosa sin veneno,
Festiva sin frivolidad.
La habla de ella estaba llena de proverbios (o sea, pequeños refranes que había
aprendido) y sus palabras siempre eran “sazonadas con sal” (Col. 4:6). Nunca mandó a
los pobres que llegaron a su casa, vacíos, sino que mostraba compasión, dándoles algo
si podía. El padre de Samuel siempre fue pobre y durante sus últimos años, enfermo. Sin
embargo, la madre vivió toda su vida contenta con él. La madre fue muy estricta en su
disciplina, pero nadie fuera de la familia lo supo, porque el hogar estaba lleno de risa y
bondad. Cada tarde, antes de la hora de llegada de su marido del trabajo, ella se vistió
con un delantal limpio y puso especial atención a los sonidos de los pasos de él, llegando
a la casa. Al escucharlos, salía de la casa para saludarle. La madre de Samuel se situó a
sí misma, en el hogar, como una ayuda idónea (Gén. 2:20), y Samuel nunca escuchó un
argumento en el hogar. No sabemos exactamente cuántos hijos tuvieron, sólo que había
muchos que comían de la escasa comida.
El Cimiento de la Madre
Los eruditos en la crianza de niños están de acuerdo que los primeros años de la
vida de un niño son los más cruciales e influenciables. Durante esos años iniciales, las
piedras fundamentales se colocan en la vida del niño. La Palabra de Dios nos enseña de
esto en varios lugares. Estudiando el escaso material que tengo acerca de la vida de Rut,
se aclareció que la madre de eso tropa de futuros misioneros estuvo muy ocupada,
asentando las piedras fundamentales en las vidas de sus hijos, antes de retirarse a su
eterno galardón.
Esta madre también tenía derechos de llevar el título de misionera. Sus padres fueron
misioneros en comunidades de los indígenas americanos del estado de Montana,
EE.UU.; y luego de terminar su entrenamiento en el Instituto Bíblico Moody, les ayudaba
en los campos misioneros como maestra. Esto ocurrió en el año 1910, para ese entonces
Montana era un verdadero campo misionero, con pocas cosas modernas. Siete años
más tarde, ella se fue a África a trabajar con la misión de C.T. Studd. Allí, en el Congo,
encontró a Heriberto y se casó con él.
Al llegar los hijos a su matrimonio, Rut, de buena voluntad, hizo mucho hincapié a
sus nuevas responsabilidades de madre. Pero, como he dicho, siempre fue una
misionera en su corazón. Su carga por los perdidos hizo que ella buscara oportunidades
especiales para evangelizarlos, cuidando a la vez a sus hijos. Durante el tiempo que
Heriberto iba de viajes misioneros, varias veces Rut se ató a su bebé a la espalda, de la
manera que lo hacen los lugareños, y montando una bicicleta, se iba con él en un viaje
de dos semanas.
Al comienzo de la obra misionera en África, enseñar a sus hijos en el hogar era la
única opción. Rut se había preparado bien para esto, pues anteriormente enseñaba en
los EE.UU., antes de partir para África. La Biblia era el primer libro usado en su
enseñanza. Al llegar a los cinco años de edad, los hijos habían memorizado todos los
versos del abecedario bíblico y podían recitarlos en cualquier momento. Recibieron una
educación básica en la lectura, escritura y cálculo. Y aún más, el programa de estudios
consistía en el estudio de las vidas piadosas de sus padres.
El ejemplo y la buena voluntad de la madre para soportar muchas aflicciones
marcaron los corazones de cada uno de sus hijos. Vivían en la selva, lejísimos de la
civilización y de la ayuda de otros. El doctor más cercano estaba a diez días de viaje.
Parece ser que por esto falleció ella de la fiebre. Vivían demasiado lejos del doctor para
ir en búsqueda de ayuda médica. Utilizando las cosas sencillas, Rut hizo de su casa de
adobe un hogar y lo adornó con un amable espíritu de buen ánimo. Así son las madres
misioneras. El corazón materno las mueve a proveer un hogar bendecido, de maneras
que las madres que viven en Norteamérica no lo pensarían. La familia Grings siempre
tenía charque y frutos, secados con el aire solano que corre en la región. Hicieron su
propia mantequilla de maní, con mermelada de plátanos para poder gozarse de la
comida americana: <<mantequilla de maní con dulce>>.
En un sentido muy real, la madre no murió de fiebre negra en el año 1936. Murió
mucho antes, a sus propios deseos. Dio su vida diariamente en sacrificio vivo por la
familia y los perdidos que vivían a su alrededor. Los hijos vieron esto, y se les pasó el
fuego misionero. Mamá Grings tenía una oración (es una canción, también) escrita y
colgada en la pared de su hogar en África. Esa oración describe exactamente su
sacrificado corazón. Voy a terminar esta parte de nuestro estudio con las sagradas
palabras que eran su oración, mientras trabajaba para su familia y los paganos.
No Yo, Sino Cristo
No yo, sino Cristo, sea honrado, amado, exaltado:
No yo, sino Cristo, sea visto, conocido, escuchado;
No yo, sino Cristo, en cada mirada y acción,
No yo, sino Cristo, en cada pensamiento y palabra.
No soy yo, sino Cristo, quien alivia las tristezas;
No soy yo, sino Cristo, quien enjuga la solemne lágrima;
No soy yo, sino Cristo, quien levanta la pesada carga;
No soy yo, sino Cristo, quien calma cada furor.
No yo, sino Cristo, en el humillante y quieto trabajo;
No yo, sino Cristo, en la ardua labor servil:
Cristo, sólo Cristo, no exhibición ni ostentación;
Cristo, ningún otro, el colector del botín.
Cristo, solamente Cristo, pronto cumplirá mi visión;
La excelente gloria pronto, pero muy pronto, la veré—
Cristo, solamente Cristo, que me da mis anhelos,
Cristo, solamente Cristo, mi todo en todos será.
Papá Grings
Brevemente hemos conocido las vidas de estos dos misioneros y hemos visto algo
muy inspirador. Hay mucho más que se puede decir de ellos y de sus labores por los
perdidos; pero este no es el enfoque del estudio. Quiero que nos fijemos en su hogar,
y en los principios que aplicaron, los cuales produjeron muchos misioneros en las
generaciones siguientes. Una parte de la historia que vamos estudiar pasó por
casualidad, y otra parte fue resultado de un propósito. Sin importar el porqué,
estudiaremos todo, porque hay mucho por aprender.
En el año 1936, murió Rut de fiebre negra. Yo considero mártires a los misioneros
que mueren en el campo de labor. Ella dio su vida por la causa de Cristo. Esto dejó a
Heriberto con cinco hijos en El Congo. No se necesita mucha imaginación para entender
lo estrecho de esta circunstancia. Pasaron seis meses para que las cartas de informe y
consejo cruzaran el Atlántico. Fue aconsejado: <<Recoge a tus hijos y regresa a los
Estados Unidos. >> ¿Qué haría Usted en tal circunstancia? Había un cruce en el camino
y se necesitaba de una importante decisión. Una mala decisión podría afectar a muchas
generaciones.
Papá Grings reunió a la familia y tuvo una ‘asamblea familiar’. Puso las cartas ante
sus hijos y las consideraron juntos. Después de orar, hicieron la decisión: ¿quedarse o
regresar? Con unanimidad dijeron: —Somos misioneros, nos quedaremos—. Toda la
familia sabía que la muerte de su madre había abierto los corazones de los nativos y
muchos estaban salvándose en rededor. Dijeron los hijos —El yugo se ha quebrantado
y el enemigo huye, ¿Por qué volver a nuestro país ahora?—
Esta decisión abrió el camino para entrar en la tremenda escuela misionera que se
llama <<Experiencia de Primera Mano>>, la cual duró diez años. El padre y sus hijos
caminaban de un pueblecito a otro, viviendo unos dos meses en cada uno. Predicaron,
oraron y fundaron iglesias. ¡Qué tremenda escuela! ¿Cuántos de ustedes quieren
invertir diez años aprendiendo a los pies de un perito misionero?
Al decir estas cosas, yo podría terminar este estudio aquí, porque sabemos que tal
escuela, sin otro entrenamiento, produciría misioneros capacitados. Sin embargo,
quiero hacer notar unos puntos de este período de diez años, para poder aplicarlos a
nuestros propios hogares actuales.
Principios que producen hijos misioneros
LA PALABRA DE DIOS
Durante mi entrevista con Luisa (Hija de Heriberto y Rut), noté que la Biblia tenía
una prominente trascendencia en el hogar. Las vidas de los hijos se llenaron de la Biblia.
Aprendieron a leer usando la Biblia como texto. Memorizaban cinco versos bíblicos cada
semana. Calculando, vemos que esto suma 125 capítulos memorizados durante los años
vividos en el hogar, si ponemos 30 versos como promedio para cada capítulo. (5 versos
X 52 semanas X 15 años.) Cada año los niños leyeron toda la Biblia en su tiempo personal
de devoción. El padre y la madre también les enseñaron la Biblia durante los cultos
familiares; además, los mismos niños empezaron a enseñar a otros la Biblia, mientras
eran jóvenes. Todos eran misioneros. ¡Fíjate cuánto se infundió la Biblia en los hijos!
En verdad fueron <<plantados junto a corrientes de agua>> (Salmo 1) desde la temprano
edad. <<…desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras…>> (1º Tim. 3:15)
EL PODER DE LA ORACIÓN
La oración era una importante parte en la formación de los hijos. Fueron animados
por los padres orar durante el tiempo personal de devoción, que tenían a diario. Ellos
tenían muchos tiempos de oración en otros momentos, rogando por las tantas
necesidades de los demás; además, Heriberto dedicaba un día de cada mes al ayuno y
oración por todos. Durante ese día, las labores del mes se evaluaban, y luego, todos
imploraban a Dios por Su supervisión durante el mes entrante. Este tipo de actividades
afectan a la siguiente generación de misioneros. Encima de toda esta oración, Heriberto
oró diariamente por todos sus hijos, nietos y bisnietos. Así oró durante muchos años.
Estoy seguro que sus oraciones siguen a sus descendientes hasta el día de hoy.
APRENDIMOS A OBEDECER
Estas son las palabras de Luisa, cuando le pregunté acerca de la disciplina y la
autoridad en el hogar de su padre. La vara se ocupaba como nos enseña la Biblia, pero
no se necesitaba mucho porque los hijos aprendieron desde cuando recibieron la
instrucción, <<Tenemos que obedecer las palabras de nuestros padres. >>
EL AMOR PREVALECIÓ
Esta familia vivió en docenas de casas durante los diez años de su obra itinerante.
Nunca sintieron la seguridad de tener una misma casa por largo tiempo. No sabían
dónde dormirían la próxima noche. A pesar de todo esto, fluía un espíritu de amor entre
ellos. De aquí mana la verdadera seguridad. Es tentación el pensar que la seguridad
proviene del ambiente exterior, pero no es así.
EL SUFRIMIENTO Y LA ENFERMEDAD
Muchas veces he dicho que la obra misionera es lo que más semejanza tiene a la
persecución, por razón de los muchos sufrimientos de esta. El rigor de tal trabajo en el
campo es difícil aguantar. Las enfermedades no sanan rápido, uno suda día y noche, y
en la noche no se puede dormir a razón del fuerte calor. Estar enfermo es lo común y
corriente de cada día. Le pregunté a la hija de Heriberto acerca de esto, y me replicó
que siempre hubo alguien enfermo en el hogar. Esta familia vivió antes que existieran
los presentes medicamentos contra la malaria. También sufrieron disentería, parásitos
y otras enfermedades; además de las picaduras de tantas variedades de bichos. Los
niños de los Grings sufrieron todas estas cosas por la causa de Cristo, y los moldearon
para ser soldados de Jesús.
LA COMPASIÓN
Los hijos de los Grings se criaron en medio de una dolida y olvidada gente. Vieron
el sufrimiento por todos lados, pero esto les trajo un hermoso, pero silente, efecto. Los
padres guiaron sus pensamientos hacia la compasión, la cual queda con ellos hasta el
día de hoy.
LA ABNEGACIÓN
Dios ocupa las abnegadas experiencias para enseñarles a los niños a rendir sus
voluntades. Es muy importante que los padres entiendan esto, para poder colaborar
con Dios, para el bienestar de los hijos. La vida misionera provee tales experiencias de
abnegación. Por ejemplo, las comidas son muy sencillas, sin mucha variedad, y, la gente
para quién están laborando viven en la pobreza; por esto, los misioneros deben vivir de
igual modo. Y, todo esto afecta tremendamente a los hijos de los misioneros. He notado
en otros estudios de este libro que la pobreza moldeó a otros positivamente. A los
misioneros, la pobreza es más como una preferencia que una mala suerte, pero los
resultados en la siguiente generación son iguales. Si los padres guían los corazones de
los hijos en medio de tales situaciones, los hijos se forjarán a ser soldados adiestrados
para la guerra.
Conclusión
Hay mucho más que uno pudiera referir acerca de todo esto. La crianza de niños
en medio de la obra misionera es un tema lleno de riqueza. Pues yo conozco cómo viven
los misioneros, pudiera señalar varias áreas más. Con todo, voy a detenerme con los
puntos que Luisa me dio. La experiencia misionera, si se le entra con una actitud positiva
y abierta, puede ser una potente base para la crianza de los niños. Pero, quiero ser
realista a la vez. Es mucho más difícil establecer las prioridades del hogar mientras se
trabaja en la obra de Dios. Hay muchas dificultades para vencer y muchos han perdidos
a sus hijos, tratando de ganar a los perdidos. A mí, me parece que la actitud del corazón
es el punto más importante para los padres. Solamente Dios sabe cuántos más de los
descendientes de Heriberto y Rut servirán en los campos misioneros en el futuro. Los
nietos de los nietos se levantarán, diciendo —Escuchamos una voz diciendo, ‘¿A quién
enviaré y quién irá por nosotros?’
Solamente la eternidad revelará la influencia que él dejó sobre los millones de personas
que, antes de la llegada de su misión, no habían sido alcanzadas por el evangelio. En la
época de Hudson, las misiones eran una idea nueva y se necesitaba una profunda
dedicación a Cristo y un espíritu pionero para empezar tal santa iniciativa. Solamente un
hombre bien fundamentado en Cristo pudo llevar a cabo la misma. ¡Qué hermoso
contemplar la obra de Dios, quien es un Dios misionero, sentando un cimiento firme
durante varias generaciones en la vida de Hudson, a través de sus antepasados, quienes
abundaron en amor ferviente y consagración! ¡Oh! ¡Qué gozo saber de la historia de
Hudson y ver al Padre obrando todo, según el consejo de su propia voluntad y
propósito— mucho antes que él naciera!
Antes de Hudson, hubo tres generaciones seguidas de metodistas fogosos. De veras, su
bisabuelo, Santiago Taylor, puso un cimiento firme en su hogar, el cual duró durante
varias generaciones. El día de su boda, Santiago Taylor estuvo orando en su granja,
sintiendo una gran convicción: Dios le impresionaba una y otra vez, en cuanto al verso
Josué 24:15: “Pero yo y mi casa…” “Pero yo y mi casa…” “Pero yo y mi casa…”. ¡Qué
maravilloso verso para determinarlo en su vida, en el día de la boda! Con todo, Santiago
llegó tarde a su boda, pero llegó con su corazón preparado ante Dios. Hay mucho sobre
la vida hogareña de este hombre, pero vamos a enfocar el estudio sobre la influencia
del padre y la madre de Hudson. Es un hogar singular, con respecto a todas las biografías
que hemos estudiado.
Santiago Taylor, padre de Hudson, llevó el mismo nombre del bisabuelo. Junto con
Amelia, la madre, llegaron al matrimonio con sus vidas y corazones totalmente
entregados a Dios y en los propósitos de Él, consagrándose así desde su juventud. Los
dos fueron criados por sus padres en el ambiente del candente metodismo primitivo.
Santiago fue ordenado en el ministerio a la edad de 19 años y encargado para predicar
en un circuito local. Pasaron cinco años para establecer un negocio y luego casarse con
Amelia. Parece ser que tuvieron un noviazgo correcto, al estilo antiguo y se casaron con
la plena bendición de sus padres, familiares e iglesia. ¡Alabado sea Dios! Pasado el
tiempo, Amelia quedó embarazada. Los dos, Santiago y Amelia, se regocijaban en la idea
de tener un hijo. Reflexionando sobre esto, Santiago fue guiado a considerar el precepto
del Antiguo Testamento de dedicar a su primogénito al Señor: “Conságrame todo
primogénito”. (Éx. 13:2)
Compartiendo a Amelia sus reflexiones, se arrodillaron y lo consagraron al Señor, quien
les había dado el niño. Estoy seguro que no entendieron en su totalidad lo que esto
significaría para ellos, ni para el niño, el que todavía estaba en la matriz de la madre.
En este ambiente santo y consagrado nació (Santiago) Hudson Taylor, el 21 de mayo de
1832. (A Santiago Hudson Taylor, el misionero, se le conoce más como Hudson Taylor o
J. Hudson Taylor, pues no ocupaba mucho su primer nombre, James (Santiago en
castellano). En este estudio siempre se le llama por su segundo nombre, Hudson, pues
es el más conocido.) Qué ejemplo inspirador para todos nosotros, los que anhelamos
criar hijos piadosos para la gloria de Dios. Las misericordias de Dios eran rociadas sobre
la vida de Hudson desde su niñez, pues sus padres tenían sed de Dios y de Su voluntad.
Así, las memorias más antiguas que tuvo Hudson fueron las de reunirse cada semana
con los santos, en la Capilla de la Colina Pinfold.
Indagando la historia de la vida hogareña de Hudson, se halla una gran cantidad de
ejemplos dignos de imitarse, tanto que no se pueden enseñar todos en un solo estudio.
Es alegre encontrar todo este material, el cual se ha escrito y guardado para transmitirlo
a las generaciones futuras. Dios no hace acepción de personas, y así las promesas y los
principios de Dios pueden ser aprovechados por todos. Vamos a estudiar algunos de
estos principios, divididos entre cuatro categorías.
* Desde su niñez Amelia fue reconocida por su ingeniosa naturaleza. A los quince años
tuvo que dejar la escuela y ayudar a sostener de la familia. Esto fue una providencia de
Dios, pues se empleó como maestra, durante tres años, en la escuela hogareña para tres
niños. Lo que la entrenó para su futuro hogar.
* Tuvo dos virtudes que la hicieron ser amada por muchos, las que practicó desde su
juventud: pensar en el bienestar de otros y la sinceridad (una vida sin pretensión).
* Era de lindo parecer, tenía varios talentos y era inteligente. Sin embargo, su vida
caritativa le ayudó a no desear la propia prominencia; más bien prefirió que otros
fueran admirados. Las mismas cualidades se demostraban ampliamente en su propio
hogar, bendiciendo a sus hijos y a su marido. De igual manera, la sumisión y la reverencia
hacia su esposo adornaron su matrimonio y bendijeron a sus hijos durante sus años
formativos.
* Su disciplina benévola les trajo estabilidad y felicidad a sus hijos. Siempre fue sensata
y constante en toda dirección y corrección que les dio. Decir “sensata” no quiere decir
que era inconsistente: lo que ella dijo fue lo que realmente procuraba poner en práctica.
* A razón de las circunstancias de pobreza que sufrió a veces, no pudieron los Taylor
contratar empleadas. Amelia tenía una sola ayudante para los quehaceres de la casa,
así los padres requirieron cuidar por si mismos a sus hijos. Parece ser que realmente no
lo querían así, pero se volvió una gran bendición para Hudson: sus padres fueron sus
amigos y acompañantes, y así él estuvo bajo su amante supervisión. La madre trabajaba
con él y le enseñó y cuidó, llegando a ser el sol y centro durante su vida infantil.
* Ella tuvo la capacidad de enseñarle acerca de la obediencia en forma completa: una
sola vez le fue dado cada mandamiento, de tal manera que entendió que se debería
cumplir en absoluto. Por ejemplo: si ella decía “Alístate para cenar.”, quiso decir que
incluía lavarse las manos, cambiarse la camisa, peinarse y sentarse a la mesa antes que
el papá se sentase. Y, no necesitó decirlo varias veces; fue cumplido inmediatamente.
* Fue conocida por tener una casa ordenada, como dice el refrán: “Un lugar para todo
y todo en su lugar.” Hudson se crió en tal santa armonía. Los juguetes siempre se
devolvieron a su lugar antes de empezar otra actividad. El dormitorio siempre lo limpió
y ordenó antes de salir a desayunar. Estos quehaceres se hicieron fáciles para los hijos,
pues vieron el constante ejemplo de su madre. Solamente con la práctica de la diligencia
pudo mantener tal orden en su hogar. Tenía que trabajar todo el día para poder
cumplirla. De veras, ella fue una madre y esposa del “tipo de Proverbios 31”, y el joven
soldado misionero que entrenaba se benefició grandemente de todos sus virtuosos
caracteres.
* Como una señal de sumisión hacia su marido, usó velo todo el tiempo. Estudiando su
vida y la historia del metodismo primitivo, se sabe que todas las cristianas de su tiempo
hicieron lo mismo desde el día de bodas. ¡Tan pronto se pierden los principios bíblicos
en solamente dos generaciones! ¡Qué Dios nos mantenga vigilantes en nuestra propia
época!
* Durante las tardes de los domingos, a los hijos de los Taylor se les permitió hacer su
propia “reunión” en un cuartito. La silla de papá se convirtió en el púlpito, y los hijos
hicieron turnos para predicar la Palabra. ¿Jugando? En parte, pero el jugar de los niños
les entrena para el futuro.
* Santiago fue conocido por todos por su fealdad y honestidad en cuanto a las
‘riquezas injustas’. Estas mismas cualidades se les pasaron a sus hijos. Un centavo tenía
que ganarse honestamente, y cuando fueron ganados once, el papá añadió otro para
sumar a doce. El ahorrar, el dar y el cuidadoso gastar fueron infundidos en los niños
desde temprana edad. Es maravilloso ver cómo Dios le enseñaba a su siervo, quien en
el futuro manejaría cuantiosas sumas de dinero, y también las verdaderas riquezas—
¡las del reino de Dios!
* Mientras los hijos eran todavía pequeños, la mamá inventó el juego de “quieto”. Si
el niño se quedaba sentado y quieto durante diez minutos, se ganaba un centavo. ¡Claro,
la madre tuvo motivos especiales, más que el solo jugar! Pero con tal juego pudo
enseñarles sobre el buen carácter.
* El padre les inculcó acerca de la importancia de ser puntual, con su ejemplo y con su
enseñanza. A nadie se le permitió llegar tarde a las comidas, ni a otras citas. La madre
despertaba a los hijos a las siete de la mañana, y todos tuvieron que estar a la mesa,
para desayunar, a las ocho- sin otro aviso. El padre les dijo a menudo: —Si tú haces
esperar a cinco personas un minuto, ¿no te das cuenta cómo se han perdido cinco
minutos?
* Estudiando la vida hogareña de los Hudson, nos damos cuenta que los hábitos de
comer fueron regulados en cada hijo. Las comidas sencillas fueron lo normal, y
solamente en ciertas ocasiones se comieron comidas especiales. Los dulces y las
mermeladas fueron permitidos con moderación. La meta fue el de asegurarse que el
niño obtuviese templanza.
* Las palabras “da la prueba que puedes negarte” se escucharon frecuentemente a la
mesa, cuando hubo postre. Nadie fue obligado a obedecerlas, pero había recompensas
para los que dijeran, —Gracias, pero no quiero nada del postre hoy.
* Santiago Taylor, pues fue un hombre espiritual, nunca cesó de animarles a sus hijos
a mantener fogosa la vida interior a través del orar y estudiar la Biblia. Arregló las cosas
para que todos tuviesen la oportunidad de tener media hora, diariamente, a solas con
Dios. Aun los pequeños se involucraron en esto. Antes de desayunar y después de cenar,
cada hijo fue a su cuarto para leer y orar.
CONCLUSIÓN
Son inspiradores y desafiantes todos estos puntos. Toda la información de este estudio
provino del libro Hudson Taylor, The Growth of a Soul (Hudson Taylor, el crecimiento de
una alma). El mismo es una pequeña obra, con cincuenta páginas, nada más, pero
contienen una gran cantidad de instrucción e inspiración. He invertido muchas horas,
meditando sobre todo el contenido de él. De veras, Hudson Taylor se crió en un hogar
piadoso, con padres que con propósito definido se pusieron al trabajo, para la honra y
gloria de Dios. Mirando ese hogar, en cuanto a la responsabilidad del hombre, los Taylor
obedecieron las Escrituras acerca del enseñar a los hijos; y así, recibieron el fruto de sus
fieles labores: una piadosa y poderosa simiente en la tierra.
Nunca he leído algo igual ese libro, que consolida tan claramente las verdades de los
principios referentes a un hogar piadoso. No sé cuál sea tú pensar, pero es convincente
que Dios no hace diferencia entre personas. Cualquier padre o madre que se proponga,
por la gracia de Dios, a entrenar a sus hijos de tal manera, recibirá los mismos preciosos
frutos antes mencionados. ¡Qué Dios nos ayude a reenfocar nuestras prioridades,
mientras criamos a nuestros hijos para el servicio de nuestro gran Rey y Salvador, El
Señor Jesucristo!
Hay muchas biografías acerca del hogar de los Wesley. Estos, en su mayoría, pintan la
vida hogareña de Samuel y Susana como casi perfecta. Pero, las biografías pueden ser
incompletas, especialmente si se refieren a una persona tan conocido como Juan
Wesley. Aunque el respeto humano tiene tendencias hacia esto, "la sabiduría es
justificada por sus hijos."(Mt. 11:19)
La prueba del hogar Wesley son los beneficios que el mundo recibió por medio de Juan
y Carlos. Resulta patente que hubo algo en su niñez que les ayudó. Todos los registros
demuestran que Susana era la figura prominente en la crianza de los hijos en el hogar
de los Wesley. Su educación, dones de organizar y firme personalidad, junto con el
hecho que Samuel era un hombre muy ocupado en otras cosas, pusieron a Susana al
frente de las cosas hogareñas. Vemos una mujer que derramó su vida en la crianza de
sus hijos, con un firme propósito. Estudiemos cómo este propósito se manifestó en
métodos prácticos sobre la crianza de niños.
* UNA VIDA ORDENADA Y PROGRAMADA.
Susana razonó sobre el provecho que tiene una vida disciplinada. Por esto, poco tiempo
después de nacer, cada hijo empezó un bien sistematizado programa de crianza. Había
un tiempo para dormir, un tiempo para comer, un tiempo para despertar, etc. Se
esforzaba para desarrollar tales hábitos en la vida y memoria de cada hijo. Se aplicó esto
aún hasta para los tiempos de descanso de un bebecito. Ella dedicó tal esfuerzo en esto
que el bebé se dormía a la hora deseada: sin llorar o pelear. Igualmente, se aplicó este
principio al tiempo para alimentar al bebé.
Tales disciplinas fueron empleadas para poder tener más orden hasta en el tiempo
ocupado en los quehaceres del hogar. Ella pensaba que era necesario que cada hijo
estuviera en su lugar. Todo fue puntual: las oraciones, el desayuno, la escuela, tiempos
de quietud, el descansar, el culto familiar, etc.; todo según el reloj. Claro, había tiempos
cuando las providencias trastornaban todo, pero siempre volvió a su familia al orden. La
estabilidad y seguridad que este principio produce en la vida y desarrollo de un niño son
tremendas. Susana prosiguió estas metas sin desviarse, porque vio la sabiduría
escondida y los efectos que aprovecharían de esto sus hijos.
Edificar el carácter (la fuerza moral y ética), fue una de las razones de la enseñanza en
el hogar. Cada hijo necesita fe que produzca obras prácticas. Observando este hogar, se
hace patente que Susana planeaba y llevaba a cabo muchas actividades que edificarían
tal virtud en la vida de sus hijos. ¿Cuáles fueron las herramientas que ocupaba para
realizar esto? Bueno, la respuesta es fácil. Pues vivían en un pueblecito con cultivos
alrededor, había muchos quehaceres. Cuidar los animales, ordeñar las vacas, sembrar
las huertas y otros trabajos semejantes proveían buenas oportunidades para enseñar a
los hijos sobre el carácter. La constante pobreza del hogar igualmente proveyó muchas
ocasiones para entrenarles. En cuanto a la moralidad, a los niños se les enseñó que la
mentira es un vicio, y debemos cuidar nuestros compromisos. Susana enseñó a sus hijos
que no recibirían castigo con la vara si confesaban sus errores a tiempo.
Se ha estudiado la vida ordenada del hogar anteriormente. Sin embargo, vale la pena
mirarla otra vez en cuanto al carácter. La repetición de buenas acciones crea buenos
hábitos. Así, tener tales acciones programadas en buen orden, diariamente, es de
tremenda ayuda. Según el libro de Eclesiastés (capítulo 3), todo tiene su tiempo. En una
vida hogareña bien ordenada, hay tiempo para que cada hijo lea la Biblia, limpie su
cuarto, ordeñe la vaca, etc. Así, un niño crecerá cumpliendo tales quehaceres, sin pensar
que lo mismo es anormal. ¿Ves el valor de esto?
Todo lo escrito anteriormente puede parecer como algo grave y difícil, si lo miramos
como un solo evento. Pero hay que considerar al lubricante que hace que toda esta
maquinaría corra bien: el amor. Este amor es el amor "ágape", el amor sacrificado, y en
el hogar de los Wesley el mismo prevaleció como el primer espíritu. Susana fue una
madre muy afectuosa. No era como un sargento del ejército, que demanda la obediencia
sin amor. Muchas personas de su tiempo testificaron que su hogar era el más cariñoso
de todos. De hecho, los niños de Susana, al ver los sacrificios de ella, casi la hacían un
ídolo. La disciplina mezclada con el amor, creó un vínculo entre la madre y los hijos que
fue muy hermoso ver. El carácter benévolo y amable, mezclado con las muchas horas
que les invirtió, hizo que los corazones de los hijos estuvieran llenos de honor y respeto
para ella.
Susana permitió tiempos para que los hijos pudieran jugar, sonreír y hacer bulla, como
es normal para los niños. Y esto es de igual importancia en los demás puntos de un
hogar, porque no se puede tener sólo la estricta disciplina, sin el amor. Tienen que fluir
del uno al otro, y volverse otra vez. Esto se llama "balance". De igual modo, no se puede
tener sólo amor, sin la disciplina. Los resultados de esto son bien graves también.
EL FRUTO DE SUSANA WESLEY
Cuando el fuego del avivamiento está ardiendo en las vidas de los santos, la
siguiente generación se ve afectada en gran manera. Esto se nota claramente en dos de
los ejemplos neo-testamentarios. Como dice la Escritura, la casa de Estéfanas, “que se
han dedicado al servicio de los santos” (1 Co. 16:15), y la casa de Felipe el evangelista,
quien “tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban.” (Hch. 21:8,9) El fruto del continuo
avivamiento es un cimiento duradero por muchas generaciones. El hogar de Guillermo
Booth es el ejemplo de una pareja dedicada, la cual nos desafía. Otros estudios de este
libro enfocan en hogares que han producido siervos escogidos para Cristo. Hemos
recalcado en eso para poder hacer notar los principios usados para preparar a tales
siervos. Con todo, ahora se va a enfocar el estudio del hogar de unos cristianos piadosos,
no en la niñez de ellos. Su hogar fue verdaderamente de esos que arden con el amor y
el celo para Dios.
Estudiando los diferentes hogares, se encuentra que muchas veces sólo uno de los
dos padres se mantiene meticulosamente dedicado en la crianza de los hijos. Esto nos
puede animar, puesto que muchos de nosotros estamos en la misma situación— sin
mucho aporte del otro cónyuge. Pero hay esperanza para los hijos de tales hogares, a
pesar de que el único cónyuge dedicado se sienta muy solo en la crianza. Dios bendecirá
sus esfuerzos, santificará a los hijos y usará en su obra al cónyuge que trabaje sin el
soporte del otro. Pero, mirando el hogar de los Booth, vemos a un matrimonio unido,
con un celo en criar a sus hijos para Dios. He dicho muchas veces: —Si pudiéramos unir
a los padres, para que anden de tal manera unidos en la crianza de sus hijos, ¿quién sabe
qué tan grandes cosas pasarían en el futuro?— El hogar de los Booth es uno de esos
raros ejemplos acerca de un marido y una esposa, trabajando unidos con la misma meta:
criar hijos piadosos. Según los libros históricos del “Ejército de Salvación”, un hogar
piadoso, unido y santificado era una de las piedras fundamentales de esa organización.
O sea, esta organización tuvo la visión de la responsabilidad y los resultados que saldrían
de tales hogares. Y, los Booth buscaron cumplir la visión de todo corazón. ¡Qué Dios
nos bendiga con más padres unidos en nuestras iglesias actuales!
La fundación de un ejército
Estas palabras salieron de la boca del Señor Jesús en Mt. 11:19, en referencia al
ministerio de Juan el bautista y de Su propio ministerio también. Habían los que
hablaban mal de Él y de Juan, y Jesús dijo: —La sabiduría es justificada por sus hijos—.
Tenemos un refrán que dice: “La prueba está en el postre”, o sea, el resultado manifiesta
los ingredientes. Este principio se mostró evidentemente en el hogar de los Booth. Dios
les dio ocho hijos, y todos ellos se entregaron al servicio del Señor. Amaron a Dios y
consagraron sus vidas al sacrificado servicio en el Ejército de Salvación y en otras
organizaciones similares, en Francia, India, Suiza, EE.UU. y en otros lugares. Trabajaban
como autores, organizadores, administradores, maestros, predicadores y padres
piadosos, todos los días. De los ocho hijos, les nacieron 45 nietos. Todos estos también
escogieron servir al Dios de sus abuelos. Muchos de los nietos también entraron en el
Ejército de Salvación, consagrando sus vidas para alcanzar a los abatidos y despreciados
a través del evangelio. Luego, sin sorpresa, se nota que muchos de los bisnietos se
rindieron a Dios, y siguen hasta hoy en día sirviéndole. En el año 1960, “El Ejército”
había crecido hasta el punto de tener cuatro millones de miembros, trabajando en 86
países, en más de cien lenguas.
Propósito divino
Guillermo creyó que cada hijo que nos es dado le pertenece a Dios; y por eso, cada
uno de los suyos recibió un gran aprecio de parte de él. Con tanta valoración,
consecuentemente vinieron altas responsabilidades. Los padres consagraron a los hijos,
a cada uno individualmente, en términos bien definidos. Hicieron votos a Dios— votos
de criar, guardar, disciplinar y amar a cada hijo, hasta que éste escogiera personalmente
rendirse al Salvador. Me gusta tal dedicación, y mi esposa y yo hemos dedicados a
nuestros hijos al Señor, a cada uno desde su nacimiento, con similares votos. El Ejército
de Salvación hacía un servicio de dedicación por cada hijo nacido a una pareja
salvacionista. No practicaban el bautismo infantil, sino que de este modo se les encargó
a los padres a criar bien al hijo. Yo creo que los padres actuales deben dedicar así a cada
uno de sus hijos, pero, tristemente, pocos tienen tal visión. ¡Cuántos padres están faltos
de una consagración para llevar a cabo una fiel crianza en sus hijos! A continuación se
listan los votos de compromiso leídos en un servicio dedicatorio del Ejército.
Hago voto de consagrar a mi hijo a Dios durante todos los días de mi vida.
Hago voto de entrenar, criar y fortalecer a mi hijo en los caminos de Cristo.
Hago voto de guiar a mi hijo siempre en el luchar en la guerra de la salvación.
Hago voto de criar a mi hijo para ser un siervo del Dios Viviente.
Hago voto de guardar a mi hijo de bebidas alcohólicas, tabaco, comodidades y
vestidos lujosos, riquezas, material de lectura dañina, amigos peligrosos y
cualquier otra cosa que impida a mi hijo ser un soldado de Cristo.
Hago voto de permitir a Dios enviar a mi hijo a cualquier lugar que se le necesite,
y estoy de acuerdo que mi hijo sea despreciado, odiado, maldecido, golpeado,
encarcelado o matado por amor a Cristo.
Y, todos los hijos mayores, de igual modo que los padres, hacían voto de cumplir con su
parte para ayudar al bebé, recién nacido, a alcanzar estas metas.
¿Puedes ver la meta presentada en estas promesas? Quizás has reaccionado
negativamente en contra de esta clase de dedicación, pero no debemos criticarla
cuando estamos realmente muy lejos de tales metas en nuestros propios hogares.
Traigamos a nuestros hijos a Jesús, rindiéndoselos. Luego criémoslos para Su eterno
propósito.
La obediencia y la disciplina
Catalina explicó muy claramente el balance entre estos dos aspectos, diciendo:
“Tenemos que hacer guerra contra la voluntad egoísta del niño, y vencerla.” Parece que
ella había leído las palabras de Susana Wesley (madre de Juan y Carlos), quien dijo
palabras semejantes en cuanto a la voluntad de un niño. Guillermo escribió un libro
acerca de la crianza de niños en el año 1884. El título es: Cómo criar hijos para ser santos
y soldados de Jesucristo. Al escribirlo, tenía 52 años. Todos sus hijos estaban bien
fundados en la fe, ocupándose en la viña del Señor. Por esto, tenía el merecido derecho
de escribir sobre el tema. Vale la pena leer minuciosamente todo el libro. La sección
sobre la obediencia y la disciplina se lee como el libro de Proverbios. “Castigar a tus
hijos,” dice Guillermo, “no de venganza, sino para el provecho de ellos.”
La escuela en el hogar
La obra de Dios
Uno de los secretos que aseguró a los Booth ganar a sus hijos para Cristo, fue en el
ayudarlos a entrar en la obra del Señor. La salvación de almas y la edificación del Reino
de Dios fueron el centro de la vida y las actividades hogareñas de los Booth. ¿Puedes
imaginarte cómo fuera vivir en un hogar dónde algo divino aconteciera siempre? Los
hijos crecían muy fascinados, escuchando siempre noticias de los avances de la obra de
Dios. Esto incentivó a cada uno, desde su niñez, a tener un gran deseo por entrar en la
obra del Señor. Pero, para los niños Booth, no bastaba escuchar las historias; tan pronto
podían, iban con sus padres a las campañas, viendo las proezas del Ejército. Fueron
guiados a entrar a la obra, con el cuidado de los padres, en niveles que podían manejar
bien. Y, sabemos los resultados de esto. Los niños se encendieron, y nada menos que
el entrar a la guerra de la salvación podía darles tal satisfacción. Para ser honesto, los
Booth estuvieron demasiado ocupados en sus trabajos ministeriales, y debieron invertir
más tiempo junto con sus hijos, en el hogar. Sin embargo, por haber entrado en la obra
juntamente con los hijos, pudieron vencer esa falta.
La bendita pobreza
Leyendo los archivos del Ejército de Salvación, se hace patente que las riquezas se
vieron como una peligrosísima amenaza. Y, durante sus primeros años, esa organización
y la familia Booth vivían en la pobreza. Los hijos Booth crecieron así, conociendo bien la
escasez. Guillermo y Catalina vivían “por fe”, confiando que el Señor supliría las
necesidades de la familia y de la organización. Durante esos primeros años, muchos
miraron a los bulliciosos y valientes soldados del Ejército con ojos fariseos. Por el hecho
que recibieron pocas donaciones, toda la familia tuvo que disciplinarse y practicar la
abnegación diariamente. Asimismo, la ropa la necesitaron conservar por más tiempo,
las hijas tuvieron que aprender a coser sus propios vestidos y los hijos tuvieron que
aprender a cultivar huertos y cuidar animales. Las comidas eran saludables, pero
sencillas. El pudín de arroz fue algo especial en ese hogar; no había dinero para cosas
como chocolates y sodas.
Pero todo esto no se vio como una carga, más bien fue contado como una
oportunidad de practicar la abnegación. Estudiando acerca de los diferentes hogares de
este libro, he notado que muchos han aprovechado de la experiencia de la pobreza,
formando un buen carácter en esas experiencias. Los cristianos actuales, viviendo en
una época de prosperidad, tenemos un gran peligro alrededor— las riquezas. Es muy
fácil arruinar toda una generación de soldados de Cristo, por acostumbrarnos a los
hábitos y necesidades de nuestra sociedad.
El ambiente prevaleciente
¿Qué pasa en el ambiente silente de un hogar, donde los padres aman a Dios de
todo corazón, con toda su alma y toda su mente? ¿Cuáles son los misteriosos resultados
de una pareja que camina con Dios, viviendo bajo la unción del Espíritu en cada
momento? Sabemos las respuestas de estas preguntas. Se dijo acerca de Guillermo que
su entusiasmo era contagioso, y de Catalina que su personalidad era como un imán,
atrayendo a los niños a su corazón. El hogar rebosaba de gozo. Guillermo cantaba todo
el día mientras cumplía sus quehaceres. Un ambiente de amor prevaleció en el hogar
Booth, haciendo de esta manera cumplir las partes más difíciles del entrenamiento de
los niños, más tranquilamente.
Lo mismo de necesario es una santa fragancia tan importante en el hogar cristiano.
Hay muchos “haz esto” y “no hagas esto” en el entrenamiento de niños piadosos. Si el
dulce espíritu de amor se pierde, las reglas pueden traer resultados negativos. El amor
de un padre para Dios y para los hijos, son como gotitas de misericordia que caen todo
el día sobre el hogar. No conozco otro camino que permita a Dios construir activamente
un hogar bendecido. Amados padres y madres, estemos llenos continuamente del
Espíritu Santo en nuestros hogares.
Diversiones familiares
Al primer vistazo, el hogar Booth puede parecer como un hogar demasiado estricto
y cargado de pesadas demandas para los hijos. Pero no era el caso. La vida hogareña
era bonita, llena de gozo y a cada diferente aspecto se le llenaba de encanto lo más
posible. Guillermo y Catalina gozaron de un saludable y feliz punto de vista con respecto
a la vida. Admiraban la creación, al ver los animales. En cada diferente casa donde
vivieron (fueron muchas, puesto que Guillermo trabajó como ministro en varios
lugares), había un cuarto de juegos para los niños. Allí pudieron los niños retozar y
juguetear hasta que se quedaran contentos y exhaustos. Los padres se sacrificaban para
poder comprar juguetes, usándolos como herramientas de enseñanzas. Los niños
imitaban a su padre en el cuarto de juegos, como cuando él hacía cultos al aire libre. A
veces se celebraba una “fiesta familiar” (únicamente la familia, nadie más), los viernes
por las noches, con jugos, frutas, juegos… ¡y sonrisas! De igual modo, había “días
familiares”, en los cuales toda la familia se iba en el carruaje, con una Biblia, himnario,
juguetes y comida campestre, compartiendo felizmente todo un día en el campo. Se
dijo de Guillermo, que ese día se comportó como un niño- sonriendo y cantando
alegremente, mientras salía de la ciudad rumbo al bosque, junto con su familia. Para
mí, esto es hermoso. “El General” (Guillermo) del Ejército de Salvación era muy serio
cuando estaba en su trabajo, pero al llegar a su hogar era como un amigo y compañero
a sus hijos. Hay que notar que esas diversiones familiares no tenían nada de mundanal
o de carnalidad.
Este es uno de los más importante aspectos del hogar de los Booth, y dio más
influencia de lo que la mayoría de personas pueda imaginarse. Esta pareja se amaba el
uno al otro profunda, perdida, y a veces, fanáticamente. Ese amor empezó con el buen
cimiento de un noviazgo piadoso. El mismo duró largo tiempo, a razón de la pobreza
del novio, causándole muchas luchas interiores. Se sentía indigno de casarse. Durante
su noviazgo, no pudieron visitarse mucho, pues Guillermo tenía muchos compromisos
de predicar en un lugar u otro. Pero estas separaciones hicieron que su amor se
profundizara más. Con tal cimiento, el amor siguió madurándose después de la boda.
Era muy patente a todos que Guillermo y Catalina se amaban y respetaban. Los
resultados de esta maravillosa unidad sobre las siguientes generaciones solamente se
pueden medir en la eternidad. Lo opuesto es verdad también: nada es más dañino a la
siguiente generación, que un matrimonio enfermo.
Cuando hay amor en el hogar, brota la seguridad y la confianza en los niños.
Cuando hay amor en el hogar, la obediencia se hace más fácil para el hijo. Malaquías
capítulo 2, verso 15 dice, “Y ¿porque [los hizo Dios] uno? Porque buscaba una
descendencia para Dios.” Si nuestros matrimonios están enfermos, sanémoslos, no
importa el costo.
Hay mucho más que escribir en cuanto al hogar de los Booth, ya se escribió lo
suficiente como para estudiar y meditar. Guillermo escribió un libro acerca de la vida
hogareña; los biógrafos de Catalina incluyeron mucho en sus libros acerca de cómo ella
guió el hogar, y la hija, también llamada Catalina, escribió otro libro acerca del hogar
cristiano. Todos son excelentes. (No creo que estén disponibles en el castellano)
El hogar de los Booth era muy especial, oro a Dios para que Él levante otros como
estos hoy mismo, hasta que se considere normal y no especial el tener tal vida hogareña.
Guillermo y Catalina llevaron una gran carga, anhelando que se levantasen muchos
hogares cristianos. Todo su ministerio y vida estuvo motivada por la misma carga. Era
algo fundamental en sus corazones y lo enseñaron a sus hijos, quienes, luego se
levantaron y lo enseñaron a los suyos; para que la otra generación pudiese conocer las
grandes obras de Dios. Hermanos, hagamos así también. Que Dios nos dé “una casa
encendida”.
(Nótese que en los matrimonios ingleses, la mujer usa únicamente el apellido del esposo.
Por eso, a Catalina se le llama Catalina Booth, no Catalina Mumford de Booth.)