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Frankenstein de Mary W.

Shelley
Para hablar de Frankenstein es preciso mencionar a Mary W. Shelley: La creadora de este libro que
inauguró la ciencia ficción y que aún hoy se erige como uno de los grandes relatos de horror de todos los
tiempos; esta obra, un logro más que notable para una autora de sólo 20 años, se convirtió de inmediato en
un éxito de crítica y público. Es de hacer notar que Frankenstein es una novela epistolar, es decir, que está
conformada por cartas. La historia comienza con un marinero que le está escribiendo cartas a su hermana
en donde le explica que encuentran a un hombre que está completamente demacrado, que nunca han visto
a un hombre que este tan mal, y obviamente no lo dejan a la deriva, sino que lo recogen y lo cuidan. Pues
este hombre resulta ser Victor Frankenstein, el cual le cuenta su historia al marinero.

Victor desde siempre ha sido un niño muy curioso y en algún momento se empieza a obsesionar con la
delgada línea que existe entre la vida y la muerte: ¿Qué pasaría si el ser humano no tuviese que pasar por
la muerte? A todo esto un día cae un rayo en un árbol y Victor se queda muy sorprendido y le pregunta a
su padre qué ha pasado y este le dice que es la electricidad; en necesario recordar que en el tiempo en que
se escribió el libro era el principio de la revolución industrial y por lo tanto la electricidad era algo muy
sorprendente para ese tiempo. Bueno, Victor Frankenstein crece pero sigue estando obsesionado con la
idea de traspasar la muerte y entonces una noche va al cementerio a observar la putrefacción; que tal y
como lo escribe Mary W. Shelley es algo genial, o sea la escritora describe la putrefacción (que en
realidad es una cosa asquerosa) de una manera que resulta hasta hermosa: “Vi cómo se marchitaba y
acababa por perderse la belleza; cómo la corrupción de la muerte reemplazaba la mejilla encendida;
cómo los prodigios del ojo y del cerebro eran la herencia del gusano”.

Y es precisamente esa noche, en el cementerio, cuando descubre el secreto, cuando descubre como
conferir vida a una materia inanimada; acá hay que resaltar que la escritora, siendo muy astuta e
inteligente, nunca explica cómo se hace esto, como se confiere vida. El Marinero que es el personaje por
el cual estamos conociendo la historia de Victor, le pide a este que le cuente el secreto; sin embargo Victor
solo deja caer que tiene que ver con la electricidad, pero más nada. Lo que si deja claro Victor Fankenstein
es que conocer el secreto solo le ha traído problemas y desgracias así que es mejor que nadie lo sepa
nunca.

Luego de que Victor sale del cementerio se dedica a empezar su obra, es decir que comienza a agarrar
partes de cadáveres, juntarlas y darles vida. En este punto Victor se obsesiona totalmente con que el
experimento salga bien, y por supuesto no sale bien a la primera, por lo que lo sigue intentando e
intentando hasta que finalmente lo consigue, y es precisamente luego de conseguirlo que se da cuenta de
lo que ha creado: Un monstruo; cuando Victor se da cuenta de lo que ha hecho simplemente se va y
abandona al monstro. Hay que señalar que Victor Frankenstein dice en el libro que intento hacer al
monstruo lo más hermoso posible, pero la verdad es que un cadáver putrefacto es muy difícil hacerlo
bonito.

Es a partir de allí donde aparece el monstruo, que desde el principio deja al descubierto la profunda
tristeza que le invade al saberse solo, abandonado y sin nombre: “El dolor invadió todo mi cuerpo, me
senté y me eché a llorar” “Tenía frío y estaba bastante asustado ya que, instintivamente, sentía que me
encontraba en la más absoluta desolación”. ¿Qué decir del Monstruo? La verdad es que da muchísima
pena, porque Victor Frankenstein (que es su creador) lo deja completamente solo y este Monstruo llega
al mundo desolado, desnudo y con frío. Es acá donde entra una de las muchas interpretaciones que se le
pueden dar al libro; es decir, que fácilmente se puede interpretar que existe una comparación entre el
Monstruo y los seres humanos y entre Victor Frankenstein con Dios, el destino o con lo que sea en lo
creamos. Esta es una de las interpretaciones más interesantes, y con la que cualquiera se puede identificar,
porque venimos al mundo tal y como vino el monstruo: Solos. Y de hecho, en algún punto del libro el
Monstruo dice algo así como: Que crueldad traerme a este mundo solo para pasar dolor y sufrimiento.

Sin duda alguna, Frankenstein es un libro que se puede interpretar de mil y un maneras distintas,
dependiendo desde que perspectiva se analice. Pero lo que queda claro es que el Monstruo es un personaje
que está muy bien caracterizado, con el que es posible sentir empatía, ya que se puede sentir la tristeza, la
desolación, la rabia e impotencia que siente este Monstruo que ni siquiera tiene nombre, sino que es
simplemente el Monstruo creado por Frankenstein. Al respecto y para finalizar Rosa Montero describe de
manera magistral a este personaje tan cautivador: “El monstruo es un héroe inolvidable porque es un
emblema del dolor humano, de la necesidad de amor, de la suprema injusticia del mundo y de la brutal
estupidez de un Dios creador que pare seres imperfectos y es incapaz de cuidar de ellos. La providencia
divina no existe –Grita Mary Shelley– a través del desesperado lamento de su monstruo la vida es
arbitraria, ciega y cruel”.

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