You are on page 1of 96

Pbro.

José Jil Portilla

SUPRIMIENDO

EL PARAÍSO TERRENAL

DE LOS “TESTIGOS DE JEHOVÁ”


Y SU GOBIERNO DE “LOS 144,000”
Nihil Obstat

Pbro Dr. Rogelio Alcántara M.


Censor

I M P R I M A T U R

Mons. Guillermo Moreno Bravo


Vicario General
Arquidiócesis de México
10 de Diciembre de 2009

Derechos de autor reservados.

Se prohíbe la reproducción total o parcial


sin autorización del autor.

México, D. F., 2010.


SUPRIMIENDO

EL PARAÍSO TERRENAL

DE LOS “TESTIGOS DE JEHOVÁ”


Y SU GOBIERNO DE “LOS 144,000”

P. José Jil Portilla

MEXICO, D. F.

2010
INTRODUCCIÓN------------------------------------------------------------------------------
La finalidad de este trabajo es fortalecer la fe, para que todas las personas mantengan viva
su esperanza de entrar en el cielo.
La agrupación religiosa denominada ―Testigos de Jehová‖ que tuvo como fundador a
Charles Tase Russel, nacido en Pensylvania, U.S.A. en el año 1852, ha logrado reclutar
gran cantidad de seguidores, a los cuales se les ha hecho la siguiente promesa «Usted
puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra».
De manera que muchos hermanos ―Testigos de Jehová‖ no esperan tener vida celestial,
pues se les ha enseñado: que no todos los buenos irán al cielo, sino únicamente 144,000
muy elegidos, los cuales irán allá para formar un gobierno celestial junto con Jesucristo;
que todos los demás justos recibirán vida eterna en un paraíso en la Tierra.
Así, pues, nuestros hermanos antes mencionados se presentan de casa en casa, difundiendo
las enseñanzas que recibieron, y de esta manera, van incrementando el número de personas
que pierden la esperanza de heredar vida eterna en el cielo.
Hoy en día, mucha gente se encuentra repentinamente con la sorpresa de que, algún
conocido o algún familiar ya se hizo o se está haciendo ―Testigo de Jehová‖, y angustiada,
no sabe cómo ayudarle.
Para usted que se hizo ―Testigo de Jehová‖ y perdió la esperanza de ir al cielo; para usted
que desea ayudar a algún conocido o familiar que se está haciendo ―Testigo de Jehová‖;
para toda persona que desea mantener viva la esperanza de entrar al cielo, se ha escrito:
SUPRIMIENDO EL PARAISO TERRENAL DE LOS “TESTIGOS DE JEHOVA”.
Utilizando las exposiciones contenidas en este libro, las cuales están basadas en la Biblia,
y dialogando con serenidad, usted podrá demostrar a cualquier persona: que no habrá un
gobierno celestial formado por ―ciento cuarenta y cuatro mil” justos muy elegidos, ni
tampoco un paraíso en la Tierra para la ―inmensa muchedumbre” de justos que no forme
parte del grupo anterior, sino que el cielo es el único destino de todos los justos.
Sí, todos podemos heredar el cielo, nuestra patria eterna, y nadie debe conformarse con
menos.

-2-
REFERENCIAS
Los textos y abreviaturas de los libros bíblicos se han tomado de la ―Biblia de
Jerusalén‖.

Para facilitar más la lectura y comprensión de este libro, los textos bíblicos los
presentamos en color azul y encerrados entre comillas inglesas ― ‖.

Cuando citamos textualmente alguna enseñanza de ―Testigos de Jehová‖, la


presentamos en color rojo oscuro y encerrada entre comillas francesas « ».

Cuando utilizamos: negritas (letra bold), subrayado, cursiva (letra itálica), lo


hacemos con la finalidad de resaltar parte de algún texto, que sirve de base, para
señalar detalles importantes, y apreciar mejor la solidez de las conclusiones.

Cuando escribimos palabras o frases completas con puras mayúsculas, lo hacemos


con la finalidad de comparar dos o más textos, que contienen un mensaje similar o
igual, y que sirven de base para captar mejor la veracidad de las conclusiones.

Cuando únicamente citamos el número de página, se sobreentiende que se trata de


alguna página de nuestro trabajo.

*Es muy importante leer los pies de página (señalados con un asterisco), ya que
ayudan a comprender mejor las respuestas que damos a las enseñanzas de nuestros
hermanos ―Testigos de Jehová‖.

-3-
PRINCIPALES
ENSEÑANZAS DE LOS “TESTIGOS DE JEHOVÁ”
ACERCA DEL PARAÍSO TERRENAL

Entre otras cosas, nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖, enseñan:

Que Dios proyectó que el hombre viviera para siempre en el paraíso en la Tierra.

Comentando Gn 1, 26 explican: que Dios le dio el mandato al hombre de cuidar de la tierra


y de los animales, y de no comer del árbol prohibido, pero que no dijo nada acerca de que
Adán iría al cielo (pág. 72 de su libro ―Razonamiento a partir de las Escrituras‖).
Que desde un principio Dios proyectó tener un paraíso por toda la Tierra, poblado de gente
feliz y de completa salud; que después que Adán y Eva pecaron, el propósito de Dios no
cambió «para la Tierra ni para la humanidad» (su libro ―Usted puede vivir para siempre en
el paraíso en la Tierra‖, pag. 126).

Que habrá un gobierno celestial constituido por Jesucristo y 144, 000 personas.

Dicen que, habiendo pecado Adán y Eva, Dios se propuso establecer un nuevo gobierno
sobre la humanidad (su libro ―Usted puede vivir para siempre el paraíso en la Tierra‖, pág.
116), el cual estará constituido por Jesucristo y 144,000 personas (su libro ―Apocalipsis‖,
páginas 11.12).

Que únicamente las 144,000 personas que gobernarán con Jesucristo, entrarán al
cielo.

En las paginas 123.124 de su libro ―Usted puede vivir para siempre el paraíso en la
Tierra‖, escriben:
«En la última noche que Jesús pasó con sus 11 apóstoles fieles, él mostró que ellos serían
gobernantes con él en el reino de Dios… (Lucas 22: 28, 29)».
«Así que los que van al cielo van allí para servir como gobernantes junto con Cristo en el
gobierno celestial de Dios».
«En Revelación 14:1, 3 la Biblia Dice: ―Y vi, y ¡miren! El Cordero de pie sobre el monte
Sión, y con él ciento cuarenta y cuatro mil…‖ Note que solo se ve a 144.000 personas con
el Cordero, Jesucristo, sobre el monte Sión celestial. (Hebreos 12:22) Por eso, en vez de
decir que todos los buenos van al cielo, la Biblia revela que solamente 144.000 personas
fieles y probadas serán llevadas allá para gobernar con Cristo».

-4-
Que todos los justos, que no formen parte de „los 144,000‟, recibirán vida eterna en
un paraíso en la Tierra.

Afirman que de todos los justos del Antiguo Testamento, ninguno entrará al cielo.

Que el profeta David no fue al cielo (Hch 2, 29.34); que Job sabía que no iría al cielo
después de morir (Jb 14, 13-15); que Juan el Bautista, con todo y que fue bueno, no fue al
cielo, ya que el Señor Jesús dijo: “el que sea de los menores en el reino de los cielos,
mayor es que él” (Mt 11, 11) y que eso significa que no iría al cielo.
Apoyándose en Jn 3, 13 que dice: “Ningún hombre ha ascendido al cielo sino el que
descendió del cielo, el Hijo del hombre”, sostienen que, cuando el Señor Jesús hizo esta
declaración, habían pasado unos 4000 años a partir de la desobediencia de Adán y Eva;
que por lo tanto, el Señor estaba manifestando, que durante esos 4000 años que habían
transcurrido hasta ese momento, ningún hombre había ido al cielo. Y de ahí concluyen:
«David, Job y Juan el Bautizante recibirán una resurrección a la vida en la Tierra. De
hecho, todos los hombres y mujeres fieles que murieron antes de la muerte de Jesús tenían
la esperanza de vivir de nuevo en la Tierra, no en el cielo. Serán resucitados para que estén
entre los súbditos terrestres del reino de Dios. –Salmo 72:7, 8; Hechos 17, 31» (ver su libro
―Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra‖, pág. 120-122).

Afirman que, del Nuevo Testamento, únicamente un número literal de 144,000 justos
entrarán al cielo:

Respecto a los justos del N. T., nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖ implícitamente
los clasifican en dos grupos: el primero integrado por 144,000, y que según ellos, serán los
únicos que irán al cielo; el segundo integrado por una gran muchedumbre, y que según
ellos, vivirá el paraíso en la Tierra.
Sí, en su libro ―Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra‖ (pág. 163.164),
enseñan:
«Por más de 1900 años hubo un recogimiento del ―rebaño pequeño‖ de 144,000 cristianos
que gobernarían con Cristo. Sólo unos cuantos de éstos quedan en la Tierra; la mayoría ya
está gobernando con Cristo en el cielo. (Lucas 12:32; Revelación 20:6) Pero, refiriéndose a
otros cristianos, Jesús dijo: ―Tengo otras ovejas, que no son de este redil (del ―rebaño
pequeño‖); a ésas también tengo que traer, y escucharán mi voz, y llegarán a ser un solo
rebaño, un solo pastor.‖ (Juan 10:16) Ahora se está recogiendo a una ―grande
muchedumbre‖ de estas ―otras ovejas‖. Estas personas serán las primeras de la ―nueva
tierra.‖ Jehová las protegerá a través de ―la grande tribulación‖ al fin de este sistema inicuo
para que sigan viviendo y entren en el paraíso terrestre.-Revelación 7:9, 10, 13-15».
En la página 310 de su libro ―Apocalipsis‖ escriben: «sólo los que están escritos en el
rollo de la vida del Cordero, los 144,000, entrarán finalmente en la Nueva Jerusalén».

-5-
En el pie de página, implícitamente declaran que todos los demás justos del Nuevo
Testamento, no entrarán al cielo; sino que resucitarán para vivir un paraíso en la Tierra,
como los justos del A. T.

Que la muchedumbre inmensa de los que se salvan, no fue vista por Juan, en el cielo.

Refiriéndose a ‗los 144,000‘, afirman: «Sólo los cristianos ungidos que de veras ―lavan sus
ropas largas‖ para estar limpios ante los ojos de Jehová tienen el privilegio de ―ir a los
árboles de la vida‖. Es decir, reciben el derecho y título a la vida inmortal en su puesto en
los cielos».
Y refiriéndose a la incontable multitud de justos que San Juan vio en el cielo (Ap 7, 9-17),
afirman: «Los de la gran muchedumbre en la Tierra también han ―lavado sus ropas largas y
las han emblanquecido en la sangre del Cordero‖, y tienen que mantenerse en su condición
limpia delante de Dios» (su libro ―Apocalipsis‖, pág. 317).
Explican con varios argumentos que, el hecho de que la muchedumbre esté ―de pie delante
del trono‖, no significa que esté en el cielo (su libro ―Apocalipsis‖ pág. 123).
Así, niegan que Juan haya visto a esos justos en el cielo; argumentan que el santo vidente
los vio, que estaban dando gloria a Dios desde la Tierra.
También afirman: que la gran muchedumbre en el cielo y descrita en Ap 19, 1.6 se refiere
a una multitud de ángeles, y no a seres humanos; que no es la misma muchedumbre que se
describe en Ap 7, 9, la cual sí se refiere a una multitud de seres humanos (pág. 78 de su
libro ―Razonamiento a partir de las Escrituras‖).

-6-
NO HABRÁ
NINGÚN
PARAÍSO
TERRENAL
LA PATRIA ETERNA DE TODOS LOS JUSTOS SERÁ EL CIELO.

-7-
Capítulo I
NO HABRÁ DOS DESTINOS EN LA ETERNIDAD
EL CIELO ES EL ÚNICO DESTINO PARA TODOS LOS JUSTOS

Nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖ implícitamente declaran:


-Que entrar en “el Reino de los cielos” o en “La Nueva Jerusalén” equivale a entrar
al cielo.
En su libro ―Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra‖, pág. 121, escriben:
«Juan, quien bautizó a Jesús, también fue un hombre bueno. No obstante, Jesús dijo: ―El
que sea de los menores en el reino de los cielos mayor es que él.‖ (Mateo 11:11). Esto se
debe a que Juan el Bautizante no irá al cielo».
En su libro ―Apocalipsis‖, pág. 310 afirman:
«Solo ‗los que están escritos en el rollo de la vida del Cordero‘, los 144.000, entrarán
finalmente en la Nueva Jerusalén. (Revelación 13:8; Daniel 12:3.)».
En su libro ―Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra‖, pag. 124 dicen:
«Por eso, en vez de decir que todos los buenos van al cielo, la Biblia revela que solamente
144.000 personas fieles y probadas serán llevadas allá para gobernar con Cristo».

-Que habrá dos destinos en la eternidad para los justos:


1 El cielo para los ―ciento cuarenta y cuatro mil‖ (ver las dos últimas declaraciones
anteriores).

2 Un paraíso en la tierra para todos los justos que murieron antes Jesús, y para la ―gran
muchedumbre‖ de cristianos que no forman parte de los ―ciento cuarenta y cuatro mil‖.
En su libro ―Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra‖, pág. 122, escriben:
«David, Job y Juan el Bautizante recibirán una resurrección a la vida en la Tierra. De
hecho, todos los hombres y mujeres fieles que murieron antes de la muerte de Jesús tenían
la esperanza de vivir de nuevo en la Tierra, no en el cielo. Serán resucitados para que estén
entre los súbditos terrestres del reino de Dios. –Salmo 72:7, 8; Hechos 17, 31».
En su libro ―Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra‖ (pág. 163.164),
enseñan: «Por más de 1900 años hubo un recogimiento del ―rebaño pequeño‖ de 144,000
cristianos que gobernarían con Cristo. Sólo unos cuantos de éstos quedan en la Tierra; la
mayoría ya está gobernando con Cristo en el cielo. (Lucas 12:32; Revelación 20:6) Pero,
refiriéndose a otros cristianos, Jesús dijo: ―Tengo otras ovejas, que no son de este redil (del
―rebaño pequeño‖); a ésas también tengo que traer, y escucharán mi voz, y llegarán a ser
un solo rebaño, un solo pastor.‖ (Juan 10:16) Ahora se está recogiendo a una ―grande
muchedumbre‖ de estas ―otras ovejas‖. Estas personas serán las primeras de la ―nueva
tierra‖. Jehová las protegerá a través de ―la grande tribulación‖ al fin de este sistema inicuo
para que sigan viviendo y entren en el paraíso terrestre.-Revelación 7:9, 10, 13-15».

-8-
Para comprender nuestras respuestas a las afirmaciones anteriores, es necesario tener en
cuenta lo siguiente:

El lenguaje simbólico en la Biblia.


En todos los idiomas se utilizan un lenguaje simbólico para expresar con mayor
profundidad un mensaje. Ejemplos: ‗el niño estaba hecho un mar de lágrimas‘; nadie se
atrevería a creer que en verdad exista un mar formado de lágrimas; se utiliza la imagen del
mar para decir que el niño lloró muchísimo. ‗Yo era una pulga en medio de aquellas
grandes personalidades‘; a nadie se le ocurriría pensar que hay pulgas que hablan; se
utiliza la imagen de la pulga para señalar que alguien se sintió muy pequeño; etc.
Ahora bien, en su lenguaje simbólico, la Biblia utiliza varias imágenes que representan
grandeza, perfección y felicidad, para referirse al cielo.
En el plano humano, las imágenes utilizadas en el lenguaje simbólico superan a la realidad.
En cambio, las imágenes utilizadas en la Biblia para referirse al cielo, son superadas por la
realidad, pues el cielo siempre será superior a las imágenes con que se le describe.

El cielo no es un lugar:
Con lenguaje simbólico decimos que el cielo, la gloriosa morada de Dios, está en lo alto.
Pero en realidad, el cielo no es ningún lugar físico, que se pueda situar arriba o abajo.
En forma burlona uno de los cosmonautas dijo: «me he paseado por el cielo y no he visto a
Dios por ningún lado». Su declaración puso de manifiesto su gran soberbia e ignorancia
respecto a los misterios divinos. Porque llegar a la luna no es haber recorrido las
inimaginables alturas del espacio físico. Pero aunque el hombre fuera capaz de situarse en
la máxima altura del universo, no por eso podría llegar a contemplar a Dios, o poseer el
cielo; pues, allí mismo, en lo más alto, podría estar privado de la gloria de Dios y sumido
en la más terrible desgracia.
El cielo no es un lugar, sino un estado de vida eterna, en el que no existe ningún vestigio
de tristeza ni de muerte. Porque ahora ―gemimos en este estado, deseando ardientemente
ser revestidos de nuestra habitación celeste. ¡Sí!, los que estamos en esta tienda gemimos
abrumados‖ (Rm 5, 2-3).
Ese nuevo estado de vida, el hombre no lo alcanzará por sus fuerzas, sino que es un regalo
del amor de Dios. ―Porque sabemos que si esta tienda, que es nuestra morada terrestre se
desmorona, tenemos un edificio que es de Dios: una morada eterna, no hecha por mano
humana, que está en los cielos‖ (Rm 5, 1).
El cielo es el estado glorioso de vida eterna que recibiremos. ―Pues somos ciudadanos del
cielo, de donde esperamos como Salvador al Señor Jesucristo, el cual transfigurará nuestro
pobre cuerpo a imagen de su cuerpo glorioso‖ (Flp 3, 20, 21).

-9-
El cielo es el estado de vida eterna, de inefable gozo y plena felicidad. Pues, ―El Reino de
Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo en el Espíritu Santo‖ (Rm 14, 17).

El cielo es la gloria de Dios.


La vida de Dios es la única vida perfecta, eterna, y plenamente feliz.
Por eso, es necesario comprender, que entrar al cielo no consiste en irse a las alturas, sino
en la perfecta comunión de vida con Dios; en participar de su gloriosa vida divina.
Todas las cosas se benefician de la bondad de Dios, pero los hombres están llamados a
convertirse en la familia de su Creador, a vivir totalmente unidos a él, y a disfrutar de la su
misma felicidad; para eso Dios mismo los va transformando en su Santuario vivo, en su
morada: ―Ya no sois extraños ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y familiares
de Dios, edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, siendo la piedra angular
Cristo mismo, en quien toda edificación bien trabada se eleva hasta formar un templo santo
en el Señor, en quien también vosotros estáis siendo juntamente edificados, hasta ser
morada de Dios en el Espíritu‖ (Ef 2, 19-22).
«Se llama cielo a la vida perfecta con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo; con la Santísima
Virgen María, los ángeles y todos los bienaventurados.
El cielo es el fin último y la realización de las aspiraciones más profundas del hombre, el
estado supremo y definitivo de dicha» (CCE, 1024).
«Por su muerte y Resurrección Jesucristo nos ha ―abierto‖ el cielo. La vida de los
bienaventurados consiste en la plena posesión de los frutos de la redención realizada por
Cristo, quien asocia a su glorificación celestial a aquellos que han creído en Él y que han
permanecido fieles a su voluntad. El cielo es la comunidad bienaventurada de todos los
que están perfectamente incorporados a Él» (CCE 1026).

¿Cómo es el cielo?
«Este misterio de comunión bienaventurada con Dios y con todos los que están en Cristo
sobrepasa toda comprensión y toda representación. La Escritura nos habla de ella en
imágenes: vida, luz, paz, banquete de bodas, vino del reino, casa del Padre, Jerusalén
celeste, paraíso: ―Lo que ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni al corazón del hombre llegó, lo
que Dios preparó para los que le aman‖ (1 Co 2, 9)» (CCE 1027).
La Jerusalén celestial es imagen del cielo.
Pero no sólo serán transformados los hombres, sino toda la creación.

Los “cielos y tierra” actuales no son eternos:


En la Biblia, las palabras ―cielos y tierra‖ forman una sola expresión, con la cual se hace
referencia a toda la creación; es decir, a la humanidad y al universo entero.

- 10 -
―En el principio creó Dios los cielos y la tierra‖ (Gn 1, 1).
Existen textos de la Escritura que aparentemente afirman que los cielos y la tierra actuales
son eternos:
―Construyó como las alturas del cielo su santuario, como la tierra que fundó
para siempre‖ (Sal 78, 69).
―Tú despliegas los cielos lo mismo que una tienda, levantas sobre las aguas tus
altas moradas… Sobre sus bases asentaste la tierra, inconmovible para siempre
jamás‖ (Sal 104, 2.5).
También existen textos que nos indican claramente que los cielos y la tierra actuales no
son eternos:
―Desde antiguo, fundaste tú la tierra, y los cielos son la obra de tus manos; ellos
perecen, más tú quedas, todos ellos como la ropa se desgastan, como un vestido
los mudas tú, y se mudan. Pero tú siempre el mismo, no tienen fin tus años‖ (Sal
102, 26-28).
―Alzad a los cielos vuestros ojos y contemplad la tierra abajo, pues los cielos como
humareda se disiparán, la tierra como un vestido se gastará y sus moradores
como el mosquito morirán. Pero mi salvación por siempre será, y mi justicia se
mantendrá intacta. Prestadme oído, sabedores de lo justo, pueblo consciente de mi
ley. No temáis las injurias de los hombres, y de sus ultrajes no os asustéis; pues
como un vestido se los comerá la polilla, y como la lana los comerá la tiña. Pero
mi justicia por siempre será, y mi salvación por generaciones de generaciones‖ (Is
51, 6-8).
―Y también: Tú al comienzo, ¡oh Señor!, pusiste los cimientos de la tierra, y obras
de tu mano son los cielos. Ellos perecerán, más tú permaneces; todos como un
vestido envejecerán, como un manto los enrollarás, como un vestido, y serán
cambiados. Pero tú eres el mismo y tus años no tendrán fin‖ (Hb 1, 10-12).
Los “cielos y tierra” actuales están destinados a desaparecer:

―Sabed ante todo que en los últimos días vendrán hombres llenos de sarcasmo,
guiados por sus propias pasiones, que dirán en son de burla: ‗¿Dónde queda la
promesa de su Venida? Pues desde que murieron los Padres, todo sigue como al
principio de la creación‘.
Porque ignoran intencionadamente que hace tiempo existieron unos cielos y
también una tierra surgida del agua y establecida entre las aguas por la Palabra

- 11 -
de Dios, y que, por esto, el mundo de entonces pereció inundado por las aguas del
diluvio, y que los cielos y la tierra presentes, por esa misma Palabra, están
reservados para el fuego y guardados hasta el día del Juicio y de la destrucción de
los impíos‖ (2 P 3, 3-7).

―El Día del Señor llegará como un ladrón; en aquel día, los cielos, con ruido
ensordecedor, se desharán; los elementos abrasados, se disolverán, y la tierra y
cuanto ella encierra se consumirá.
Puesto que todas estas cosas han de disolverse así, ¿cómo conviene que seáis en
vuestra santa conducta y en la piedad, esperando y acelerando la venida del Día de
Dios, en el que los cielos, en llamas, se disolverán, y los elementos, abrasados, se
fundirán?‖ (2 P 3, 10-12).

Nuestro mundo actual está lleno de injusticias, de sufrimientos y de acontecimientos de


muerte, pero Dios ha prometido una patria eterna en la que ya no habrá ningún
sufrimiento.
―Porque estimo que los sufrimientos del tiempo presente no son comparables con
la gloria que se ha de manifestar en nosotros. Pues la ansiosa espera de la creación
desea vivamente la revelación de los hijos de Dios. La creación, en efecto, fue
sometida a la vanidad, no espontáneamente, sino por aquel que la sometió, en la
esperanza de ser liberada de la servidumbre de la corrupción para participar de la
gloriosa libertad de los hijos de Dios. Pues sabemos que la creación entera
sufre hasta el presente y sufre dolores de parto‖ (Rm 8, 18-22).
―Pero esperamos, según nos lo tiene prometido, nuevos cielos y nueva tierra, en
los que habite la justicia‖ (2 Pe 3, 13).

Desaparecerán los “cielos y tierra” actuales, al llegar el juicio final:

―Luego vi un gran trono blanco, y al que estaba sentado sobre él. El cielo y la
tierra huyeron de su presencia sin dejar rastro. Y vi a los muertos, grandes y
pequeños, de pie delante del trono; fueron abiertos unos libros, y luego se abrió
otro libro, que es el de la vida; y los muertos fueron juzgados según lo escrito en
los libros, conforme a sus obras.
Y el mar devolvió los muertos que guardaba, la Muerte y el Hades devolvieron los
muertos que guardaban, y cada uno fue juzgado según sus obras. La Muerte y el
Hades fueron arrojados al lago de fuego –este lago de fuego es la muerte segunda-
y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego‖
(Ap 20, 11-15).

- 12 -
Aparecerán “nuevos cielos y nueva tierra” que permanecerán eternamente, ellos son la
Jerusalén celestial:
―Luego vi un cielo nuevo y una tierra nueva – porque el primer cielo y la
primera tierra desaparecieron, y el mar no existe ya. Y vi la Ciudad Santa, la
nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de junto a Dios, engalanada como una
novia ataviada para su esposo. Y oí una fuerte voz, que decía desde el trono: ‗Esta
es la morada de Dios con los hombres. Pondrá su morada entre ellos y ellos serán
su pueblo y él Dios-con-ellos, será su Dios Y enjugará toda lagrima de sus ojos, y
no habrá ya muerte ni habrá llanto, ni gritos ni fatiga, porque el mundo viejo ha
pasado‟.
Entonces dijo el que está sentado en el trono: ‗Mira que hago un mundo
nuevo‟.... Me dijo también: ‗Hecho está; yo soy el Alfa y la Omega, el Principio y
el Fin; al que tenga sed, yo le daré del manantial del agua de la vida gratis. Esta
será la herencia el vencedor: Yo seré Dios para él, y él será hijo para mí‘ ‖ (Ap 21,
1-7).

Sí, «la Sagrada Escritura llama ―cielos nuevos y tierra nueva‖ a la renovación misteriosa
que transformará la humanidad y el mundo (2 P e 13, 13; Ap 21, 1), dando paso al
―universo nuevo‖ (Ap 21, 5), a la Jerusalén celestial, donde Dios tendrá su morada entre
los hombres. ―Y enjugará toda lágrima de sus ojos, y no habrá ya muerte ni habrá llanto, ni
gritos ni fatigas, porque el mundo viejo ha pasado‖» (CCE 1043.1044).

La Jerusalén celestial no sube ni baja literalmente del cielo:

En los capítulos 21 y 22 del Apocalipsis, se describe la comunidad de los que en la


eternidad participan de la plena comunión con Dios, como una ciudad celestial, como ―la
Nueva Jerusalén que baja del cielo, de junto a Dios‖ (Ap 21, 2).
Alguien se preguntará: si el cielo no es un lugar situado en las alturas, entonces, ¿por qué
la Escritura dice que: ―la Nueva Jerusalén bajaba del cielo‖? Respuesta: es una forma de
manifestar que la salvación para todos los que forman la Jerusalén celestial, es un regalo,
una obra de Dios, y que no se debe a los méritos humanos. Por eso dice San Pablo que
somos ―edificación de Dios‖ (1 Co 3, 9; Rm 5, 1).
En realidad, Dios no necesita subir o bajar, ni desplazarse a los lados, porque Dios lo llena
todo: ―Si hasta los cielos subo, allí estás tú, si en el sheol me acuesto, allí te encuentras. Si
tomo las alas de la aurora, si voy a parar a lo último del mar, también allí tu mano me
conduce, tu diestra me aprehende‖ (Sal 139, 8-10). Por lo tanto, la Nueva Jerusalén
tampoco necesita subir literalmente para estar en la presencia de Dios, ni bajar
literalmente, porque Dios no está lejos de nosotros, ―pues en él vivimos, nos movemos y
existimos‖ (Hch 17, 27.28).

- 13 -
Así que, cuando en la Escritura habla de los que entrarán en la Ciudad celestial o ―Nueva
Jerusalén‖ (Ap 21, 27) no se refiere a personas que literalmente subirán a un lugar
glorioso, sino a personas que serán transformadas: revestidos de gloria, revestidos de su
condición celeste, que se manifestarán como hijos de Dios (Rm 8, 19), con un cuerpo
glorioso como el cuerpo glorioso del Hijo de Dios. Y para manifestar que todo esto
proviene de Dios, como un regalo de su amor, la Escritura dice que ―la Nueva Jerusalén
baja del cielo, de junto a Dios‖, pero nadie piense que la Ciudad celeste baja literalmente.

Sí, la Escritura nos describe el cielo en imágenes, pero ninguna descripción debemos
considerarla en forma literal. Por ejemplo, dice el Señor Jesús: ―En la casa de mi Padre hay
muchas mansiones‖ (Jn 14, 2). A nadie en su sano juicio se le ocurriría afirmar que el cielo
es una casa gigante con muchas habitaciones bonitas.
Así que, aunque la Biblia nos describa muchas veces el cielo como un lugar situado en las
alturas, no olvidemos que se trata de una forma alegórica de presentarlo.
Ahora bien, si ya hemos visto que el cielo no consiste en un lugar físico, sino en la
transformación gloriosa, que a semejanza del Hijo de Dios recibirán los hombres justos; en
la plenitud de felicidad que vivirán eternamente en comunión con Dios. Entonces, ya
podemos tener la certeza que en la eternidad no habrá dos destinos: ‗un cielo en las alturas‘
para ciento cuarenta y cuatro mil justos muy elegidos y, ‗un paraíso abajo en la tierra‘ para
la muchedumbre inmensa de los justos que no formen parte del grupo anterior, sino que
será un solo destino para todos los justos.
El cielo será el destino de todos los justos, puesto que todos serán transformados a la vida
celestial.

Queda claro que no habrá dos destinos en la eternidad, el cielo es el único destino para
todos los justos.

Para muchas personas será suficiente lo ya explicado en este capítulo, acerca del destino de
los justos, sin embargo, abundaremos mucho más sobre este tema en los capítulos que
siguen.
En la pagina 8 hemos visto que, para nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖ entrar al
―Reinos de los cielos‖ o a la ―Nueva Jerusalén‖, equivale a entrar al cielo. Pues,
aprovecharemos esta circunstancia, para probar, que en la eternidad no habrá dos destinos
para los justos, como enseñan nuestros hermanos antes mencionados, sino que el único
destino de todos será el cielo.
Sí, nuestra tarea será demostrar que todos los justos entrarán al ―Reino de los
cielos‖, a la ―Nueva Jerusalén‖, patria celestial de todos los que se salvan.

- 14 -
Capítulo II
TODOS LOS JUSTOS ENTRARÁN AL CIELO
SU PATRIA ETERNA ES LA JERUSALÉN CELESTIAL.

Nuestros hermanos “Testigos de Jehová”, entre otras cosas, enseñan:

Que Dios determinó, que Adán cuidara de la tierra y de los animales que la habitan (Gn 1,
26; 2, 16-17). Pero que no dijo nada acerca de que Adán iría al cielo; que le mandó no
comer del árbol del bien y del mal, de lo contrario moriría. Dicen que, «la muerte habría de
ser el castigo por la desobediencia, no una puerta a una vida mejor en el cielo. La
obediencia sería recompensada con vida continua, vida eterna, en el Paraíso que Dios
había dado al hombre» (su libro ―Razonamiento a partir de las Escrituras‖, págs. 72.73).

«Por eso, en vez de decir que todos los buenos van al cielo, la Biblia revela que solamente
144.000 personas fieles y probadas serán llevadas allá para gobernar con Cristo» (su libro
―Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra‖, pag. 124).

«El Dios Todopoderoso, preparó la Tierra con todo lo necesario para satisfacer nuestros
deseos. ¡Hizo la Tierra a perfección para nosotros! Y creó al hombre y a la mujer del modo
que mejor les permitiría disfrutar a plenitud de la vida en este hogar terrestre… para
siempre.-Salmo 115:16».
«Aunque la primera pareja humana desobedeció a Dios, y así probó que no era digna de
vivir para siempre, el propósito original de Dios no cambió. ¡Tiene que cumplirse! (Isaías
55:11) La Biblia promete: ―Los justos mismos poseerán la tierra, y residirán para siempre
sobre ella.‖ (Salmo 37:29)» (su libro ―Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la
Tierra‖, págs.7 y 9).

Respuestas a las enseñanzas anteriores:

Es cierto, que el libro del Génesis nada dice acerca de que Adán iría al cielo, mas no por
eso se puede negar, que los hombres irán al cielo (Jn 14, 2-3).
Injusto es, querer encontrar en Génesis, algo que está revelado en otros libros. Por
ejemplo, en Génesis no se habla de que Adán resucitaría, mas no por eso se puede
negar, que los muertos resucitarán (1 Co 15, 21-22).

Tienen razón nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖ cuando dicen, que la muerte habría
de ser el castigo de Adán por su desobediencia y no una puerta a una vida mejor en el
cielo. Claro, porque la muerte de cualquier hombre no es lo que le abre el camino al cielo.
Así, la muerte del ―buen ladrón‖ no fue lo que le abrió el camino al Paraíso (Lc 23, 42-43),
sino la gran misericordia de Dios (Rm 11, 32), por su arrepentimiento y su fe (Lc 23, 39-
41); no es la muerte de los hombres, sino la sangre de Cristo la que abrió el camino para ir

- 15 -
al Santuario celestial (Rm 5, 12-21; Hb 9, 24-26; 10, 19-20). De manera que donde abundó
el delito, sobreabundó la gracia.

No tienen razón nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖, cuando enseñan, que sólo un
grupito de 144, 000 personas recibirán vida eterna en el cielo.

Con respecto a la cifra ―144,000‖ hablaremos más específicamente a partir de la pág. 52;
en este capítulo sólo nos abocaremos a demostrar, que todos los justos recibirán vida
eterna en el cielo.
Entre otras, en la Biblia encontramos cinco realidades que constatan, que el destino eterno
de todos los justos es el cielo:

1.- Es verdad que la Escritura dice, que los justos heredarán la tierra para siempre:

―Un poco más, y no hay impío, buscas su lugar y ya no está; mas poseerán la
tierra los humildes y gozarán de inmensa paz‖ (Sal 37, 10-11).

―Yahveh conoce los días de los íntegros, su herencia será eterna… Los malvados
serán por siempre exterminados, la estirpe de los impíos cercenada; los justos
poseerán la tierra, y habitarán en ella para siempre‖ (Sal 37, 18.28.29).

―Pero aquel que se ampare en mi poseerá la tierra y heredará mi monte santo‖ (Is
57, 13).

―Todos los de tu pueblo serán justos, para siempre heredarán la tierra; retoño
de mis plantaciones, obra de mis manos para manifestar mi gloria‖ (Is 60, 21).

En los textos anteriores podemos ver claramente que: ser humildes, o ser justos,
equivale a lo mismo; y que se promete a todos los justos heredar la tierra para
siempre.
Ahora bien, todos los mandatos y promesas de Dios fueron recibidos por alguien.
¿Quién recibió la promesa de heredar la tierra para siempre?

2.- Abraham y su descendencia son los justos que recibieron la Promesa de


heredar la tierra para siempre.

Sí, Dios hizo a Abraham dos promesas casi simultáneas:


a) Darle una gran descendencia.
b) Darle a él y a su descendencia la tierra de Canaán en posesión perpetua.

- 16 -
La gran descendencia de Abraham según la Promesa:
―Yahveh dijo a Abram: ‗Vete de tu tierra, y de tu patria, y de la casa de tu padre, a la tierra
que yo te mostraré. De ti haré una nación grande‟ ‖ (Gn 12, 1-2).
―Y sacándole afuera, le dijo: «Mira al cielo, y cuenta las estrellas, si puedes contarlas». Y
le dijo: ‗Así será tu descendencia‟ ‖ (Gn 15, 5).
―Así se convertía en padre de todos los creyentes incircuncisos, a fin de que la justicia
les fuera igualmente imputada; y en padre también de los circuncisos que no se
conforman con la circuncisión, sino que siguen además las huellas de la fe que tuvo
nuestro padre Abraham antes de la circuncisión‖ (Rm 4, 11-12).

―Pues no todos los descendientes de Israel son Israel. Ni por ser descendientes de
Abraham, son todos hijos. Sino que por Isaac llevará tu nombre una descendencia; es
decir: no son hijos de Dios los hijos según la carne, sino que LOS HIJOS DE LA
PROMESA se cuentan como descendencia. Porque éstas son las palabras de la promesa:
‗Por este tiempo volveré; y Sara tendrá un hijo‘ ‖ (Rm 9, 6-9).

―Así Abraham creyó en Dios y le fue reputado como justicia. Tened, pues, entendido que
los que viven de la fe, ésos son los hijos de Abraham. La Escritura, previendo que Dios
justificaría a los gentiles por la fe, anunció con antelación a Abraham esta buena nueva: En
ti serán bendecidas todas las naciones. Así pues, los que viven de la fe son bendecidos
con Abraham el creyente Porque todos los que viven de las obras de la ley incurren en
maldición...‖ (Ga 3, 6-10).

―Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. En efecto, todos los bautizados en
Cristo os habéis revestido de Cristo: ya no hay judío, ni griego, ni esclavo ni libre; ni
hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si sois de Cristo, ya
sois descendencia de Abraham, herederos según la Promesa” (Ga 3, 26-29).

―En efecto, no por la ley, sino por la justicia de la fe fue hecha a Abraham y su posteridad
la promesa de ser heredero del mundo. Por eso depende de la fe, para ser favor gratuito, a
fin de que la Promesa quede asegurada para toda la posteridad, no tan sólo para los de la
ley, sino también para los de la fe de Abraham, padre de todos nosotros, como dice la
Escritura: Te he constituido padre de muchas naciones; padre nuestro delante de Aquél a
quien creyó‖ (Rm 4, 13. 16-17).
En los textos anteriores comprobamos, que Dios le prometió a Abraham una descendencia
inmensa, pero no una descendencia según la carne, sino una descendencia en la fe,
constituida por muchas naciones; constituida por todos los que viven la fe en Cristo (judíos
o gentiles).

- 17 -
La promesa de poseer la tierra para siempre, fue hecha a Abraham y su descendencia:

―Yahveh dijo a Abram: ‗Vete de tu tierra, y de tu patria, y de la casa de tu


padre, a la tierra que yo te mostraré‟. Tomó Abram a Saray, su mujer, y a
Lot, hijo de su hermano... y salieron para dirigirse a Canaán. Y llegaron a
Canaán‖ (Gn 12, 1.5).

―Yahveh se apareció a Abram y le dijo: ‗A tu descendencia he de dar esta


tierra‟ ‖ (Gn 12, 7).

―Pues bien, toda la tierra que ves te la daré a ti y a tu descendencia por


siempre‖ (Gn 13, 15).

―Aquel día firmó Yahveh una alianza con Abraham, diciendo: ‗A tu


descendencia he dado esta tierra desde el río de Egipto hasta el Río
Grande, el río Eúfrates‘ ‖ (Gn 15, 18).

―Yo te daré a ti y a tu posteridad la tierra en que andas como peregrino,


todo el país de Canaán, en posesión perpetua, y yo seré el Dios de los
tuyos‖ (Gn 17, 8).

―Reside en esta tierra, y yo te asistiré y bendeciré; porque a ti y a tu


descendencia he de dar todas estas tierras, y mantendré el juramento que
hice a tu padre Abraham‖ (Gn 26, 3).

―Dijo Jacob a José: ‗El Sadday se me apareció... y me dijo: Mira, yo haré que
seas fecundo... y daré esta tierra a tu posteridad en propiedad eterna‟ ‖
(Gn 48, 3-4).

―Mirad: Yo he puesto esa tierra ante vosotros; id a tomar posesión de la


tierra que Yahveh juró dar a vuestros padres Abraham, Isaac y Jacob, y
a su descendencia después de ellos‖ (Dt 1, 8).

Los textos anteriores, muestran claramente, que la promesa de poseer la tierra para
siempre, fue hecha a Abraham y su descendencia. Así que, queda constatado que
Abraham y su descendencia son los justos que recibieron la promesa de heredar la
tierra para siempre.

- 18 -
3.- Pero Abraham y su descendencia se declaran forasteros sobre la tierra, y con la
esperanza de heredar una patria celestial.
―Escucha mi súplica, Yahveh, presta oído a mi grito, no te hagas sordo a mis
lágrimas. Pues soy un forastero junto a ti, un huésped como todos mis padres‖ (Sal
39, 13).
―Un forastero soy sobre la tierra, tus mandamientos no me ocultes‖ (Sal 119, 19).
―Por la fe, Abraham, al ser llamado por Dios, obedeció y salió para el lugar que había
de recibir en herencia, y salió sin saber a dónde iba. Por la fe peregrinó por la Tierra
Prometida como en tierra extraña, habitando en tiendas, lo mismo que Isaac y Jacob,
coherederos de las mismas promesas. Pues esperaba la ciudad asentada sobre
cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. En la fe murieron todos ellos, sin
haber conseguido el objeto de las promesas; viéndolas y saludándolas desde lejos y
confesándose extraños y forasteros sobre la tierra. Los que tal dicen, claramente dan
a entender que van en busca de una patria; pues si hubieran pensado en la tierra de la
que habían salido, habrían tenido ocasión de retornar a ella. Más bien aspiran a una
mejor, a l a c e l e s t i a l‖ (Hb 11, 8-10.13-16).
―Así pues, salgamos donde él fuera del campamento, cargando con su oprobio; que no
tenemos aquí ciudad permanente, sino que andamos buscando la del futuro‖ (Hb
13, 13-14).
―Hermanos, sed imitadores míos… Porque muchos viven según os dije tantas veces, y
ahora os lo repito con lagrimas, como enemigos de la cruz de Cristo, cuyo final es la
perdición… que no piensan más que en las cosas de la tierra. Pero nosotros somos
ciudadanos del cielo, de donde esperamos como Salvador al Señor Jesucristo‖ (Flp 3,
17-20).
―Así pues, si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está
Cristo sentado a la diestra de Dios. Aspirad a las cosas de arriba, no a las de la tierra‖
(Col 3, 1-2).
―Pero Dios, rico en misericordia, por el grande amor con que nos amó, estando
muertos a causa de nuestros delitos, nos vivificó juntamente con Cristo –por gracia
habéis sido salvados – y con él nos resucitó y nos hizo sentar en los cielos en Cristo
Jesús‖ (Ef 2, 4-6).
Sí, en los textos anteriores vemos que, tanto Abraham como su descendencia, quienes
recibieron la promesa de heredar la tierra para siempre, confiesan que son “extraños y
forasteros sobre la tierra”; pues, aspiran a una patria mejor, a la celestial.

- 19 -
Hasta aquí hemos constatado tres realidades: que todos los justos heredarán la
tierra para siempre (página 16); que Abraham y su descendencia son los justos que
recibieron la promesa de heredar la tierra para siempre (página 18); pero, que ellos
aspiraban a una patria celestial (página 19).
Ahora veremos una cuarta realidad: que Dios colmó las aspiraciones de los
patriarcas, pues:

4.- Dios preparó como herencia eterna para Abraham y su descendencia, una
ciudad celestial:

―Por la fe, Abraham, al ser llamado por Dios, obedeció y salió para el lugar
que había de recibir en herencia, y salió sin saber a dónde iba. Por la fe
peregrinó por la Tierra Prometida como en tierra extraña, habitando en
tiendas, lo mismo que Isaac y Jacob, coherederos de las mismas promesas.
Pues esperaba la ciudad asentada sobre cimientos, cuyo arquitecto y
constructor es Dios. En la fe murieron todos ellos, sin haber conseguido el
objeto de las promesas; viéndolas y saludándolas desde lejos y
confesándose extraños y forasteros sobre la tierra. Los que tal dicen,
claramente dan a entender que van en busca de una patria; pues si
hubieran pensado en la tierra de la que habían salido, habrían tenido ocasión
de retornar a ella. Más bien aspiran a una mejor, a la celestial. Por eso Dios
no se avergüenza de ellos, de ser llamado Dios suyo, pues
l e s t i e n e p r e p a r a d a u n a c i u d a d” (Hb 11, 1.8-16).

Sí, el texto de esta página nos muestra, que Abraham y su descendencia recibieron
como herencia eterna, la ciudad deseada: Pues esperaba la ciudad asentada sobre
cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios; vivían como extraños y
forasteros sobre la tierra; y aspiraban a una patria mejor, a l a c e l e s t i a l.
De manera que, lo que Abraham y su descendencia realmente recibieron como
herencia eterna, no fue la tierra literal, sino una ciudad celestial.
Ahora bien, no existe más que una ciudad celestial, la que describe Ap 21, 2: la
Jerusalén celestial.
Esto significa, que la ―tierra‖ prometida a todos los justos en herencia para
siempre, es símbolo de la Jerusalén celestial.
Así que, ningún justo recibirá como herencia la tierra literal, su patria eterna es la
Jerusalén del cielo.

- 20 -
5.- Todos los justos heredarán para siempre la Jerusalén celestial:
―En efecto, así como por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron
constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo todos serán
constituidos justos‖ (Rm 5, 19).
―Entonces despidió a la multitud y se fue a casa. Y se le acercaron sus discípulos
diciendo: ‗Explícanos la parábola de la cizaña del campo‘ Él respondió: ‗El que
siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena
semilla son los hijos del Reino; la cizaña son los hijos del Maligno.
El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, que recogerán de su Reino todos los
escándalos y a los obradores de iniquidad, y los arrojarán en el horno de fuego; allí
será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en
el Reino de su Padre‟ ‖ (Mt 13, 36-38.41- 43).
―Entonces dirá el Rey a los de su derecha: ‗Venid, benditos de mi Padre, recibid la
herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo…‘
Entonces los justos le responderán: ‗Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te
dimos de comer, o sediento, ¿y te dimos de beber?‘ Entonces dirá también a los de
su izquierda: ‗Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y
sus ángeles‘. E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna” (Mt
25, 34.37.41.46).
―No os habéis acercado a una realidad sensible: fuego ardiente, oscuridad,
tinieblas, huracán, sonido de trompeta y a un ruido de palabras tal, que suplicaron
los que lo oyeron no se les hablara más. Vosotros, en cambio, os habéis acercado
al Monte Sión, a la ciudad de Dios vivo, la Jerusalén celestial, a miríadas de
ángeles, reunión solemne y asamblea de los primogénitos inscritos en los cielos, y
a Dios, juez universal, y a los espíritus de los justos llegados ya a su
consumación, y a Jesús, mediador de una nueva Alianza y a la aspersión
purificadora de una sangre que habla mejor que la de Abel‖ (Hb 12, 18-19.22-24).
Pongamos atención a los textos anteriores:
-En Rm 5, 19 vemos que por la obediencia de Cristo, no sólo 144,000, sino todos los
hombres salvados por Cristo, ―todos serán constituidos justos‖.
-En Mt 13, 36-38.41- 43 vemos que ―los justos brillarán como el sol en el Reino de
su Padre‖, eso significa que todos los justos son hijos de Dios y que entrarán al cielo.
-En Mt 25, 34.37.41.46 Jesús premia a los justos: ―recibid la herencia del Reino‖; les
da el Reino del Padre, puesto que ese es el premio de los justos (ver texto anterior).
-En Hb 12, 18-19.22-24 vemos en ―la Jerusalén celestial‖ a ―los espíritus de los justos
llegados ya a su consumación‖.

- 21 -
Sí, los textos de la página anterior nos muestran con toda claridad: que todos los justos son
hijos del Padre; que recibirán como herencia el Reino del Padre; que su destino final es la
Jerusalén celestial, la vida eterna en el cielo.
Así que, ―la tierra‖ que realmente heredarán para siempre todos los justos es la Jerusalén
celestial.
Por lo tanto, cuando nuestro Señor declara: ―Bienaventurados los mansos, porque ellos
poseerán en herencia la tierra‖ (Mt 5, 4), no se refiere literalmente a la tierra, sino a la
Jerusalén del cielo, puesto que esa será la herencia de todos los mansos, de los cuales Jesús
mismo es el modelo: ―Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón‖ (Mt 11, 29);
de no ser así, tendríamos que decir, que la herencia de Jesús es la tierra literal, puesto que
él es el más manso y humilde de corazón de todos los hombres, lo cual sería una completa
locura.
Con base a estas cinco realidades (ya expuestas en este capítulo) que nos presenta la Santa
Escritura, acerca de los justos, podemos tener la plena certeza, que en la eternidad, no
habrá: un gobierno celestial constituido por “ciento cuarenta y cuatro mil” justos, y un
paraíso en la tierra para la ―inmensa muchedumbre” de justos que no forman parte del
grupo anterior, sino que todos los justos entrarán al cielo; pues, ése será el único destino
para todos ellos.
De manera que, no tienen razón nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖, cuando enseñan
que no todos los justos recibirán vida eterna en el cielo.

Nadie dude. Todos los justos entrarán al cielo, su patria eterna es la Jerusalén celestial.

- 22 -
Capítulo III
NI JUAN EL BAUTISTA, NI NINGÚN JUSTO SERÁ EXCLUIDO DEL CIELO
NI ANTERIOR NI POSTERIOR A LA MUERTE DE JESÚS

Respecto a los que murieron antes que Jesús, nuestros hermanos “Testigos de Jehová”
afirman:
«David, Job y Juan el Bautizante recibirán una resurrección a la vida en la Tierra. De
hecho, todos los hombres y mujeres fieles que murieron antes de la muerte de Jesús tenían
la esperanza de vivir de nuevo en la Tierra, no en el cielo. Serán resucitados para que estén
entre los súbditos terrestres del reino de Dios. –Salmo 72:7, 8; Hechos 17, 31» (su libro
―Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra‖, pág. 122).
Además, refiriéndose a Juan el Bautista, dicen: «Mateo 11:11 aclara que él no participaría
de la gloria del Reino celestial» ("Razonamiento a partir de las Escrituras", pág. 75).
Respuestas:
A continuación veremos que Abraham y Juan el Bautista son dos gigantes de la fe, que
murieron antes de la muerte de Jesús; dos justos que de ningún modo podrían quedar
excluidos de entrar al cielo:

Abraham entrará al cielo, porque es el padre y modelo de la fe para los creyentes de


todos los tiempos, y porque Dios le preparó la ciudad celestial:
―Decimos, en efecto, que la fe de Abraham le fue reputada como justicia... y
recibió la señal de la circuncisión como sello de la justicia de la fe que poseía
siendo incircunciso.
Así se convertía en padre de todos los creyentes incircuncisos, a fin de que la
justicia les fuera igualmente imputada; y en padre también de los circuncisos
que no se conforman con la circuncisión, sino que siguen además las huellas de
la fe que tuvo nuestro padre Abraham antes de la circuncisión‖ (Rm 4, 9-12).
―Así Abraham creyó en Dios y le fue reputado como justicia. Tened, pues,
entendido que los que viven de la fe, ésos son los hijos de Abraham. La Escritura,
previendo que Dios justificaría a los gentiles por la fe, anunció con antelación a
Abraham esta buena nueva: En ti serán bendecidas todas las naciones. Así pues,
los que viven de la fe son bendecidos con Abraham el creyente‖ (Ga 3, 6-9).
―Por el contrario, ante la promesa divina, no cedió a la duda con la incredulidad;
mas bien, fortalecido en su fe dio gloria a Dios, con el pleno convencimiento de
que poderoso es Dios para cumplir lo prometido. Por eso le fue reputado como
justicia. Y la Escritura no dice solamente por él que le fue reputado, sino
también por nosotros, a quienes ha de ser imputada la fe, a nosotros que

- 23 -
creemos en Aquel que resucitó de entre los muertos a Jesús Señor nuestro, quien
fue entregado por nuestros pecados, y fue resucitado para nuestra justificación‖
(Rm 4, 20-25).
Los textos anteriores nos muestran a Abraham, como padre y modelo de la fe, incluso de
los apóstoles. ¿Cómo podría descartarse de ir al cielo, al mismo modelo de la fe? Además,
en el segundo y tercer textos, leemos: ―los que viven de la fe son bendecidos con
Abraham‖ ―y la Escritura no dice solamente por él que le fue reputado, sino también
por nosotros a quienes ha de ser imputada la fe‖; estas expresiones ponen de manifiesto
que, los privilegios espirituales y celestiales que Dios derrama sobre los apóstoles y
muchos otros justos, los derrama en primer lugar sobre Abraham.
Nadie se engañe, las Escrituras claramente muestran que Abraham, heredará el cielo:
―Por la fe, Abraham, al ser llamado por Dios, obedeció... Por la fe, peregrinó por
la Tierra Prometida como en tierra extraña,... lo mismo que Isaac y Jacob,
coherederos de las mismas promesas. Pues esperaba la ciudad asentada sobre
cimientos, CUYO ARQUITECTO Y CONSTRUCTOR ES DIOS.
Por lo cual también de uno solo y ya gastado nacieron hijos, numerosos como las
estrellas del cielo, incontables como las arenas de las orillas del mar. En la fe
murieron todos ellos, sin haber conseguido el objeto de las promesas: viéndolas y
saludándolas desde lejos y confesándose extraños y forasteros sobre la tierra. Los
que tal dicen, claramente dan a entender que van en busca de una patria; pues si
hubiesen pensando en la tierra de la que habían salido, habrían tenido ocasión de
retornar a ella. Más bien aspiran a una mejor, A LA CELESTIAL. Por eso Dios
no se avergüenza de ellos, de ser llamado Dios suyo, pues les tiene preparada
una ciudad” (Hb 11, 8-10.12-16).

Este último texto, nos manifiesta claramente: que Abraham y su descendencia aspiraban a
vivir en la ciudad celestial, y que vivirán en ella.
Así que, no es verdad la enseñanza de nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖, según la
cual, todos los justos que murieron antes de Jesús tenían la esperanza de vivir nuevamente
en la Tierra (ver pág. anterior).

Juan el Bautista entrará al cielo, así lo manifiesta implícitamente Jesús, al exaltarlo


como el más grande de los profetas:

Lo escrito en Mt 11, 11 no significa, que Juan el Bautista está descartado de ser hijo de
Dios y de ir al cielo, como interpretan nuestros ―Testigos de Jehová‖.

- 24 -
Es cierto que el Señor Jesús dijo:
―En verdad os digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que
Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño EN EL REINO DE LOS
CIELOS es mayor que él‖ (Mt 11, 11).
Pero, con la declaración anterior, Jesús no quiso decir, que Juan el Bautista no iría al Cielo.
Lo que el Señor quiso decir es que, el que entre al Reino de los Cielos, ya es mucho más
grande que cualquiera que todavía no haya entrado; es una invitación a esforzarse por
entrar al Reino de los cielos. Por eso también declaró:
―No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir,
sino a dar cumplimiento. Sí, os lo aseguro: el cielo y la tierra pasarán antes que
pase una i o una tilde de la Ley, sin que todo suceda. Por lo tanto, el que traspase
uno de estos mandamientos más pequeños y así los enseñe a los hombres, será el
más pequeño EN EL REINO DE LOS CIELOS; en cambio, el que los observe
y los enseñe, ese será grande EN EL REINO DE LOS CIELOS” (Mt 5, 17-19).
De acuerdo a lo declarado en Mt 5, 17-19:
- Juan el bautista no será el más pequeño en el reino de los cielos, porque él no traspasó
alguno de los mandamientos más pequeños y así lo enseñó a los hombres.
- Juan el Bautista será grande en el Reino de los Cielos, porque él observó y enseñó a
observar todos los mandamientos de la Ley y los Profetas (ver Mt 14, 3-12); así que,
entrará al cielo. ¿O no?
Además, en los siguientes textos podemos ver, que el Señor Jesús declara implícitamente
que Juan el Bautista entrará al Reino de los cielos:
―Entonces ¿a qué salisteis?, ¿A ver a un profeta? Sí, os digo, y más que un profeta‖
(Mt 11, 9).
―Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abraham, Isaac y
Jacob, y a todos los profetas EN EL REINO DE DIOS, mientras a vosotros os
echan fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se pondrán a
la mesa en el Reino de Dios‖ (Lc 13, 28-29; Mt 8, 11-12).
Si Jesús declara, que entre todos los nacidos de mujer, no ha surgido ninguno mayor que
Juan (Mt 11, 11), entonces Juan es mayor que el mismo Abraham y que todos los profetas.
Y si Abraham, junto con todos los profetas, van a estar en el Reino de Dios, con mayor
razón estará ahí Juan el Bautista, puesto que él es un profeta, y más que un profeta. ¿O no?
Queda claro que, lo escrito en Mt 11, 11 no significa que Jesús haya descartado a Juan el
Bautista, de ser hijo de Dios y de ir al cielo, como interpretan nuestros hermanos ―Testigos
de Jehová‖.

- 25 -
Así que, no es verdad que David, Job, Juan el Bautista, y todos los justos que murieron
antes que Jesús tenían la esperanza de vivir de nuevo en la Tierra, y no en el cielo, como
afirman nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖.

Respecto a los justos posteriores a la muerte de Jesús, nuestros hermanos “Testigos de


Jehová” afirman:

«Por más de 1900 años hubo un recogimiento del ―rebaño pequeño‖ de 144,000 cristianos
que gobernarían con Cristo. Solo unos cuantos de éstos quedan en la Tierra; la mayoría ya
está gobernando con Cristo en el cielo. (Lucas 12:32; Revelación 20:6) Pero, refiriéndose a
otros cristianos, Jesús dijo: ―Tengo otras ovejas, que no son de este redil (del ―rebaño
pequeño‖); a ésas también tengo que traer, y escucharán mi voz, y llegarán a ser un solo
rebaño, un solo pastor.‖ (Juan 10:16) Ahora se está recogiendo a una ―grande
muchedumbre‖ de estas ―otras ovejas‖. Estas personas serán las primeras de la ―nueva
tierra.‖ Jehová las protegerá a través de ―la grande tribulación‖ al fin de este sistema inicuo
para que sigan viviendo y entren en el paraíso terrestre.-Revelación 7:9, 10, 13-15».
(―Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra‖ pág. 163 y 164).

Según lo anterior, Jesús tiene un rebaño pequeño de 144,000 cristianos justos, y aparte una
―grande muchedumbre‖ de cristianos justos, a los que llama ―otras ovejas‖, las cuales no
entrarán al cielo, sino que vivirán un paraíso en la Tierra.
A continuación mostraremos, que las ―otras ovejas‖ de Jesús también serán llevadas al
cielo.

Las “otras ovejas” de Jesús también entrarán al cielo.

La interpretación de nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖ acerca de Jn 10, 16 es


totalmente contraria al mensaje de Cristo, pues, nunca pasó por su mente el deseo de tener
un ―rebaño pequeño‖ de 144,000 ovejas, y una ―grande muchedumbre‖ de ―otras ovejas‖;
al contrario, quiso que sus ―otras ovejas‖ dejaran de ser ―otras ovejas‖; para que en unión
con los Apóstoles y demás cristianos judíos, formaran un solo rebaño con un solo pastor.
Escuchemos:

―También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a ésas las tengo que
conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño y un solo pastor‖ (Jn 10,
16).

―Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se pondrán a la mesa en el


Reino de Dios‖ (Lc 13, 29).

- 26 -
―En otro tiempo vosotros, los gentiles estabais lejos de Cristo, excluidos de la
ciudadanía de Israel y extraños a las alianzas de la Promesa... Mas ahora, en Cristo
Jesús, habéis llegado a estar cerca por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz:
el que de los dos pueblos hizo uno, derribando el muro que los separaba, la
enemistad. Así pues, ya no sois extraños ni forasteros, sino conciudadanos de los
santos y familiares de Dios‖ (Ef 2, 11- 14.19).

Al declarar: “Tengo otras ovejas, que no son de este redil”, Jesús se refiere a las ovejas
que no son del redil judío; a los discípulos que vendrán de la gentilidad, los cuales, junto
con los Apóstoles y demás cristianos judíos ―se pondrán a la mesa en el Reino de Dios‖, y
habrá ―un solo rebaño y un solo pastor‖.
En Ef 2, 11-14.19 constatamos, que Jesús nunca se propuso tener un ―rebaño pequeño‖ de
144,000 ovejas, y una ―grande muchedumbre‖ de ―otras ovejas‖; todo lo contrario, con su
muerte, derribó las diferencias entre discípulos judíos y gentiles, y formó un solo pueblo;
es decir un solo rebaño.
De manera que, ya no existen ―otras ovejas‖, ahora, todos los cristianos no judíos, son
―conciudadanos de los santos y familiares de Dios‖, y al igual que los apóstoles y demás
cristianos judíos, también serán llevados al cielo (Jn 14, 1-3).
Ampliamente hemos visto, que todos los justos anteriores y posteriores a la muerte de
Jesús entrarán al cielo.

Está claro que, ni Juan el Bautista, ni ningún justo será excluido del cielo.

- 27 -
Capítulo IV
TODOS LOS JUSTOS LLENAN EL REQUISITO PARA ENTRAR AL CIELO
TANTO LOS DEL ANTIGUO, COMO LOS DEL NUEVO TESTAMENTO

El cielo es la morada de Dios.

Entre otras cosas, nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖, dicen que el cielo es «la
morada de Jehová y de sus criaturas espirituales» (su libro ―Razonamiento a partir de las
Escrituras, pág. 71).
Es verdad que el cielo es la morada de Dios.
Ahora bien, en la pág. 8 de este trabajo, hemos explicado que nuestros hermanos antes
mencionados aceptan, que entrar a la Nueva Jerusalén equivale a entrar al cielo. Y tienen
razón, porque la Ciudad Santa, la Nueva Jerusalén o Jerusalén celestial es la morada de
Dios (Ap 21, 2.3.10).
También vimos en la misma pág. 8, que nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖ afirman,
que solamente 144,000 personas tendrán el privilegio de entrar al cielo.
En este capítulo ampliamente demostraremos que, no es verdad que únicamente 144,000
personas entrarán a la ciudad celestial, sino que todos los justos, tanto del Antiguo como
del Nuevo Testamento llenan el requisito para entrar al cielo.

Requisito para entrar al cielo.


Los textos siguientes señalan claramente que, para entrar al cielo, a la Jerusalén celestial,
es requisito: estar inscrito en el libro de la vida del Cordero o disponer del Árbol de la
vida.
―Me trasladó en espíritu a un monte grande y alto y me mostró la Ciudad santa
de Jerusalén, que bajaba del cielo, de junto a Dios, y tenía la gloria de Dios.
Nada profano entrará en ella, ni los que cometen abominación y mentira, sino
SOLAMENTE LOS INSCRITOS EN EL LIBRO DE LA VIDA DEL
CORDERO‖ (Ap 21, 10-11.27).

―Dichosos los que laven sus vestiduras, así podrán disponer DEL ÁRBOL DE LA
VIDA Y ENTRARÁN POR LAS PUERTAS EN LA CIUDAD‖ (Ap 22, 14).

Libro de la vida del Cordero y Árbol de la vida, es lo mismo.

Mirando los dos textos anteriores, cualquiera puede comprender que: estar inscrito en el
Libro de la vida del Cordero o disponer del Árbol de la vida, es lo mismo, es el requisito
para entrar al cielo. Por lo que se deduce que: Libro de la vida del Cordero o Árbol de la
vida, es lo mismo.

- 28 -
¿Cuántos llenan el requisito para entrar al cielo?

En su libro ―Apocalipsis‖, pág. 310 y pie de pág., nuestros hermanos ―Testigos de


Jehová‖, afirman:
«Solo ‗los que están escritos en el rollo de la vida del Cordero‘, los 144.000, entrarán
finalmente en la Nueva Jerusalén. (Revelación 13:8; Daniel 12:3.)».
«Nótese que ―el rollo de la vida del Cordero‖ contiene solo los nombres de los 144.000
miembros del Israel espiritual. Por eso difiere del ―rollo de la vida‖, que incluye a los que
reciben vida en la Tierra. (Revelación 20:12.)».
En la pag. 58 del mismo libro aseguran nuestros hermanos ya mencionados, que del ―libro
de la vida‖ se pueden borrar los nombres. Implícitamente afirman que del ―libro de la vida
del Cordero‖ no se pueden borrar los nombres.

Si las afirmaciones anteriores fueran correctas, entonces, únicamente 144,000 personas


llenarían el requisito para entrar al cielo.
Pero basados en las Escrituras, constataremos que, los justos de toda la humanidad llenan
el requisito para entrar a la Jerusalén del cielo. Para iniciar, mostraremos con claridad tres
cosas:
- Que en el Libro de la vida del Cordero están inscritos todos los que van a recibir vida
eterna.
- Que en el Libro de la vida del Cordero, los nombres pueden ser agregado o borrados.
- Que Libro de la vida y Libro de la vida del Cordero, es un mismo libro.

En el Libro de la vida del Cordero están inscritos todos los que van a recibir
vida eterna.

Escuchemos con atención lo que dice la Escritura:

―Y se postraron ante el Dragón, porque había dado el poderío a la Bestia


diciendo: ¿Quién como la Bestia? ¿Y quién puede luchar contra ella?
Y LA ADORARÁN TODOS LOS HABITANTES DE LA TIERRA CUYO
NOMBRE NO ESTÁ INSCRITO, DESDE LA CREACIÓN DEL MUNDO,
EN EL LIBRO DE LA VIDA DEL CORDERO DEGOLLADO‖ (Ap 13, 4.
8).

El texto anterior señala que, con respecto a la salvación, no hay gente intermedia,
sino que, para toda la humanidad sólo existen dos grupos de personas a los que se
puede pertenecer:

- 29 -
1. Los que no están inscritos en el libro de la vida del Cordero. Todos ellos adorarán a la
Bestia, y, por lo tanto, sufrirán la segunda muerte o condenación eterna. Escuchemos:
―Si alguno adora a la Bestia y a su imagen, y acepta la marca en su frente o en su
mano, tendrá que beber también del vino del furor de Dios, que está preparado,
puro en la copa de su cólera. Será atormentado CON FUEGO Y AZUFRE, delante
de los santos Ángeles y delante del Cordero. Y la humareda de su tormento se
eleva por los siglos de los siglos; no hay reposo, ni de día, ni de noche, para los
que adoran a la Bestia y a su imagen, ni para el que acepta la marca de su nombre‖
(Ap 14, 9-11).
―Pero los cobardes, los incrédulos, los abominables, los asesinos, los impuros, los
hechiceros, los idólatras y todos los embusteros tendrán su parte en el lago que
arde con FUEGO Y AZUFRE: QUE ES LA MUERTE SEGUNDA‖ (Ap 21, 8).

2. Los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero. Todos ellos recibirán vida
eterna, y llenan el requisito para entrar al cielo (ver Ap 21, 10-11.27, en pág. 28).
De manera que, en el Libro de la vida del Cordero forzosamente tienen que estar inscritos
los nombres de todos los justos que van a recibir vida eterna, y no sólo los de un grupito de
144,000 personas, pues, de no ser así, sólo ese grupito se salvaría, ya que todos los que no
estén inscritos en ese libro, sufrirán la condenación eterna.
En el Libro de la vida del Cordero se pueden inscribir o borrar los nombres.
En la pág. 28 hemos visto que: Libro de la vida del Cordero o, Árbol de la vida, es lo
mismo.
Por lo tanto, advertir que se puede conceder o quitar a alguien, el privilegio de participar
en el Árbol de la vida, equivale a advertir, que se puede inscribir o borrar el nombre de
alguien, del Libro de la vida del Cordero. Observemos los textos siguientes:
―Tienes paciencia: y has sufrido por mi nombre sin desfallecer... El que tenga
oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias: al vencedor LE DARÉ A
COMER DEL ÁRBOL DE LA VIDA que está en el Paraíso de Dios‖ (Ap 2, 3-7).
―Y si alguno quita algo a las palabras de este libro profético, Dios le quitará SU
PARTE EN EL ÁRBOL DE LA VIDA y EN LA CIUDAD SANTA, que se
describen en este libro‖ (Ap 22, 19).
Sí, en el Libro de la vida del Cordero se pueden inscribir los nombres de todos los que
salgan vencedores en las pruebas; y también se pueden borrar los nombres de los que
abandonen el bien y se dejen vencer por el mal.

- 30 -
“Libro de la vida del Cordero” y “Libro de la vida”, es un mismo libro.
Su nombre común es ―libro de la vida‖, pero también se le llama ―libro de la vida del
Cordero‖; a continuación vamos a explicar por qué recibe estos dos nombres:
Todos sabemos que Jesucristo es la vida (Jn 1,4; 1Jn 1,2); que él es el autor de la vida (Hch
3, 15); y que dispone de la vida y la da a quien quiere (Jn 5, 21).
Cualquiera puede comprender: que siendo Jesús el dueño de la vida, sea también el dueño
del ―Libro de la vida‖; y que por eso, a ese libro también se le llama ―libro de la vida del
Cordero degollado‖, ya que Jesús es el Cordero degollado (Ap 5, 6).
Además, al hacer la promesa: ―El vencedor será así revestido de blancas vestiduras Y NO
BORRARÉ SU NOMBRE DEL LIBRO DE LA VIDA‖ (Ap 3, 5), implícitamente Jesús está
declarando que, el ―libro de la vida‖ está en sus manos, bajo su pleno dominio; por eso
puede borrar, el nombre de quien no salga vencedor en las pruebas.
Sí, Jesús es el que dispone del ―libro de la vida‖; por esta razón, a este mismo libro, en Ap
13, 8; 21, 27, se le menciona como ―libro de la vida del Cordero‖.
Así que, es fácil comprender que ―libro de la vida‖ y ―libro de la vida del Cordero", es un
mismo libro.
Pero vamos a constatar esta realidad, de una manera más clara, al comparar los siguientes
textos:
―Y vi surgir del mar una Bestia que tenía diez cuernos y siete cabezas, y en sus
cuernos diez diademas, y en sus cabezas títulos blasfemos. Una de sus cabezas
parecía herida de muerte, pero su llaga mortal se le curó; entonces la tierra entera
siguió maravillada A LA BESTIA... y se postraron ante la Bestia diciendo ¿Quién
como la Bestia?
Y la adorarán TODOS LOS HABITANTES DE LA TIERRA, CUYO NOMBRE
NO ESTÁ INSCRITO, DESDE LA CREACIÓN DEL MUNDO, EN EL LIBRO
DE LA VIDA DEL CORDERO DEGOLLADO” (Ap 13, 1.3-4.8).
―La Bestia que has visto, era y ya no es; y va a subir del Abismo, pero camina
hacia su destrucción. LOS HABITANTES DE LA TIERRA, CUYO NOMBRE
NO FUE INSCRITO DESDE LA CREACIÓN DEL MUNDO EN EL LIBRO DE
LA VIDA, se maravillarán al ver QUE LA BESTIA era y ya no es, pero que
reaparecerá‖ (Ap 17, 8).
Pongamos atención a lo resaltado en los dos textos anteriores: observemos que, lo que se
dice de ―Libro de la vida del Cordero‖ y, lo que se dice de ―Libro de la vida‖, es
exactamente lo mismo; constatemos que, con las mismísimas palabras en ambos textos, se
dicta la misma sentencia: ―todos los habitantes de la tierra, cuyo nombre no fue inscrito,
desde la creación del mundo, en el libro de la vida del Cordero‖ o ―en el libro de la vida‖,
todos ellos se maravillarán ante la Bestia y la adorarán.

- 31 -
Lo anterior nos bastaría para darnos cuenta que: ‗Libro de la vida del Cordero‘ y ‗Libro de
la vida‘ es exactamente lo mismo. Pero vamos a abundar:

LIBRO DE LA VIDA DEL CORDERO. En Ap 13, 1.8 vemos:


Que todos los que estén inscritos en este libro, no adorarán a la Bestia.
Que todos los que no estén inscritos en este libro, adorarán a la Bestia y, por lo tanto,
sufrirán la muerte segunda o condenación eterna.
Así que, forzosamente todos los que van a recibir vida eterna deben estar registrados en
este libro.

LIBRO DE LA VIDA. En Ap 17, 8 vemos:


Que todos los que estén inscritos en este libro, no adorarán a la Bestia.
Que todos los que no estén inscritos en este libro, adorarán a la Bestia y, por lo tanto,
sufrirán la muerte segunda o condenación eterna.
Así que, forzosamente todos los que van a recibir vida eterna deben estar registrados en
este libro.

Los dos textos anteriores muestran: que todo el que no este inscrito en el ―Libro de la vida
del Cordero‖, adorará a la Bestia y, por lo tanto, se condenará; que todo el que no esté
inscrito en el ―Libro de la vida‖, adorará a la Bestia y, por lo tanto, se condenará.
Entonces, podemos comprender que, no es verdad que ―Libro de la vida‖ y ―Libro de la
vida del Cordero‖, sean dos libros diferentes.
No pueden ser dos libros diferentes, puesto que, lo que se dice en el ―Libro de la vida del
Cordero‖ y lo que se dice en el ―Libro de la vida‖, es exactamente lo mismo.
Pero, tampoco pueden ser dos libros idénticos, pues sería absurdo que existieran dos libros
repetidos, con la misma función, de registrar a todos los que no adoran a la Bestia, y que
van a recibir vida eterna.
No queda más que con humildad confesar, que cuando las Escrituras mencionan ―Libro de
la vida‖ o ―Libro de la vida del Cordero‖, se refieren al mismo libro.

Todos los que estén inscritos en el Libro de la vida, llenan el requisito para entrar al
cielo.
Si en las páginas 28 y 31 ya hemos visto:
-Que, Libro de la vida del Cordero y Árbol de la vida, es lo mismo.
-Que, Libro de la vida del Cordero y Libro de la vida, es lo mismo.
Entonces se concluye que: Árbol de la vida, Libro de la vida del Cordero y Libro de la
vida, es lo mismo.
Por lo tanto, todos los que tengan acceso al ―Árbol de la vida‖ o estén inscritos en el
―Libro de la vida del Cordero‖ o ―Libro de la vida‖, llenan el requisito para entrar al
cielo.

- 32 -
Todos los justos del Antiguo Testamento están inscritos en el Libro de la vida:
―Al día siguiente dijo Moisés al pueblo: Yo voy a subir ahora donde Yahveh;
acaso pueda obtener la expiación de vuestro pecado. Volvió Moisés donde Yahveh
y dijo: ¡Ay! Este pueblo ha cometido un gran pecado al hacerse un dios de oro.
Con todo, si te dignas perdonar su pecado... y si no, bórrame del libro que has
escrito. Yahveh respondió a Moisés: Al que peque contra mi, LE BORRARÉ YO
DE MI LIBRO‖ (Ex 32, 30-33).
―Porque acosan al que tú has herido, y aumentan la herida de tu víctima. Culpa
añada a su culpa, no tengan más acceso a tu justicia; DEL LIBRO DE LA VIDA
SEAN BORRADOS, no sean inscritos con los justos‖ (Sal 69, 27-29).
―En aquel tiempo se salvará tu pueblo: TODOS LOS QUE SE ENCUENTREN
INSCRITOS EN EL LIBRO. Muchos que duermen en el polvo de la tierra se
despertarán, unos para la vida eterna, otros para el oprobio, para el horror eterno‖
(Dn 12, 1-2).
Los pasajes bíblicos anteriores hablan de los justos y de los pecadores del A. T.; los justos
están inscritos en el Libro de la vida y, los malvados no.
En Ex 32, 30-33, miremos cómo Moisés intercede por el pueblo que ha pecado, pidiendo
ser borrado del Libro de la vida, en caso de no ser escuchado. Pero Dios le manifiesta que
sólo serán borrados los malvados que pecan contra él; eso significa que no borró a Moisés,
por lo tanto, Moisés y todos los que no pecaron con el ídolo de oro, están inscritos en el
Libro de la vida.
En Sal 69, 27-29, se pone de manifiesto que todos los justos son inscritos en el Libro de la
vida, mientras que todos los malvados son borrados.
En Dn 12, 1-2 se declara, que todos los justos que murieron están inscritos en el Libro de
la vida y se levantarán para vida eterna, mientras los malvados irán al horror eterno.
Queda claro que: todos los justos del Antiguo Testamento están inscritos en el Libro de la
vida.
Todos los justos del Nuevo Testamento están inscritos en el Libro de la vida:
―Ruego a Evodia, lo mismo que a Síntique, tengan un mismo sentir en el Señor.
También te ruego a ti, Sícigo, verdadero compañero, que las ayudes, ya que
lucharon por el Evangelio a mi lado, lo mismo que Clemente y demás
colaboradores míos, cuyos nombres están EN EL LIBRO DE LA VIDA‖ (Flp.
4, 2-3).
―Al Ángel de la Iglesia de Éfeso, escribe: Esto dice el que tiene las siete estrellas
en su mano derecha, el que camina entre los siete candeleros de oro. Conozco tu
conducta: tus fatigas y tu paciencia; y que no puedes soportar a los malvados y que
pusiste a prueba a los que se llaman apóstoles sin serlo y descubriste su

- 33 -
engaño. Tienes paciencia: y has sufrido por mi nombre sin desfallecer... El que
tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias: al vencedor le daré a comer
DEL ÁRBOL DE LA VIDA que está en el Paraíso de Dios‖ (Ap 2, 1-7).
―Al Ángel de la Iglesia de Sardes escribe: Esto dice el que tiene los siete Espíritus
de Dios y las siete estrellas... El vencedor será así revestido de blancas vestiduras
Y NO BORRARÉ SU NOMBRE DEL LIBRO DE LA VIDA... El que tenga
oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias‖ (Ap 3, 1-6).
―Que el injusto siga cometiendo injusticias y el manchado siga manchándose; que
el justo siga practicando la justicia y el santo siga santificándose... Dichosos los
que laven sus vestiduras, así podrán disponer DEL ÁRBOL DE LA VIDA Y
ENTRARÁN POR LAS PUERTAS EN LA CIUDAD‖ (Ap 22, 11-14).
―Yo advierto a todo el que escuche las palabras proféticas de este libro: ‗si alguno
añade algo sobre esto, Dios echará sobre él las plagas que se describen en este
libro. Y si alguno quita algo a las palabras de este libro profético, Dios le quitará
su parte EN EL ÁRBOL DE LA VIDA y EN LA CIUDAD SANTA, que se
describen en este libro‘ ‖ (Ap 22, 18-19).
Los pasajes bíblicos anteriores implícita o explícitamente muestran, que todos los justos
del N. T. tienen acceso al Árbol de la vida, que es lo mismo que estar inscritos en el Libro
de la vida.
Queda claro que todos los justos del N. T. están inscritos en el Libro de la vida.
Ahora bien, si el requisito para entrar al cielo, es estar inscrito en el Libro de la vida,
entonces, todos los hombres buenos de toda la humanidad podrán entrar al cielo. Pues, ya
hemos visto que todos los justos, tanto del Antiguo, como del Nuevo Testamento, están
inscritos en el Libro de la vida.

Jesús abrió el camino al cielo tanto a los justos del A. T., como a los del N. T.
Si todos los justos del Antiguo Testamento, por estar inscritos en el libro de la vida, llenan
el requisito para entrar al cielo, entonces, ¿por qué el Señor Jesús declaró que ningún
hombre había ascendido al cielo? (Jn 3, 13).
Respuesta: Aunque esos justos llenaban el requisito para ir al cielo, el camino para entrar
en ése Santuario de Dios, no estaba abierto todavía. Fue inaugurado para los justos de toda
la humanidad, con la muerte y resurrección del Señor Jesucristo. Así lo testifica la
Escritura:
―Pero Jesús, dando de nuevo un fuerte grito, exhaló el espíritu. En esto, el velo del
Santuario se rasgó en dos, de arriba abajo; tembló la tierra y las rocas se hendieron.

- 34 -
Se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos difuntos resucitaron. Y,
saliendo de los sepulcros después de la resurrección de él, entraron en la Ciudad
Santa y se aparecieron a muchos‖ (Mt 27, 50-53).

―Pues no penetró Cristo EN UN SANTUARIO hecho por mano del hombre, en


una reproducción del verdadero, SINO EN EL MISMO CIELO,... y no para
ofrecerse a sí mismo repetidas veces al modo como el Sumo Sacerdote entra cada
año en el santuario con sangre ajena. Para ello habría tenido que sufrir muchas
veces DESDE LA CREACION DEL MUNDO‖ (Hb 9,24-26).

―Teniendo, pues, hermanos, plena seguridad para entrar EN EL SANTUARIO


en virtud de la sangre de Jesús, POR ESTE CAMINO NUEVO Y VIVO,
INAUGURADO POR ÉL para nosotros,... acerquémonos con sincero corazón‖
(Hb 10, 19-20.22).

Con respecto a la eternidad, sólo existen dos sentencias para el hombre: ¡entrar al
cielo, o condenación eterna!
Hemos mostrado que ―Libro de la vida del Cordero‖ y ―Libro de la vida‖, es un mismo
libro; que estar inscrito en ese libro es el requisito para entrar al cielo. Y todo el que no
esté inscrito en él sufrirá la condenación eterna. Recordemos los siguientes textos:
―Entonces la tierra entera siguió maravillada A LA BESTIA... y se postraron ante
la Bestia diciendo ¿Quién como la Bestia? y la adorarán TODOS LOS
HABITANTES DE LA TIERRA CUYO NOMBRE NO ESTÁ INSCRITO,
DESDE LA CREACIÓN DEL MUNDO, EN EL LIBRO DE LA VIDA DEL
CORDERO DEGOLLADO‖ (Ap 13, 3-4.8).

―La Bestia que has visto, era y ya no es; y va a subir del Abismo, pero camina
hacia su destrucción. LOS HABITANTES DE LA TIERRA, CUYO NOMBRE
NO FUE INSCRITO DESDE LA CREACIÓN DEL MUNDO EN EL LIBRO DE
LA VIDA, se maravillarán al ver QUE LA BESTIA era y ya no es, pero que
reaparecerá‖ (Ap 17, 8).

―Y el mar devolvió los muertos que guardaba, la Muerte y el Hades devolvieron


los muertos que guardaban, y cada uno fue juzgado según sus obras. La Muerte y
el Hades fueron arrojados al lago de fuego –ESTE LAGO DE FUEGO ES LA
MUERTE SEGUNDA- Y EL QUE NO SE HALLÓ INSCRITO EN EL LIBRO
DE LA VIDA fue arrojado al lago de fuego‖ (Ap 20, 13-15).

¡Así que, nadie se engañe!


Porque con respecto a la eternidad, para todos los hombres, tanto para los que vivieron

- 35 -
antes de la venida de Jesucristo al mundo, como para los que han vivido y vivirán después,
sólo existen dos sentencias:
-ENTRAR AL CIELO.- Todos los que están inscritos en el ―Libro de la vida‖, que no adoran
a la Bestia, que son vencedores del mal, tienen como destino entrar al cielo.
-CONDENACIÓN ETERNA.- Todos los que no están inscritos en el ―Libro de la vida‖, que
adoran a la Bestia, que son vencidos por el mal, tienen como destino la muerte segunda o
condenación eterna.

No queda ningún tipo de gente intermedia, que tenga como destino habitar un paraíso
terrenal.

Resumen:
Hemos visto que, el cielo es la morada de Dios.
Hemos visto que, para entrar al cielo es requisito estar inscrito en el ―Libro de la vida del
Cordero‖ o disponer del ―Árbol de la vida‖.
Hemos visto que, ―Libro de la vida del Cordero‖ y ―Árbol de la vida‖, es lo mismo.
Hemos visto, ¿cuántos llenan el requisito para entrar al cielo?
Hemos visto que, en el ―Libro de la vida del Cordero‖, están registrados todos los hombres
que recibirán vida eterna.
Hemos visto que, del ―Libro de la vida del Cordero‖ se pueden agregar o borrar los
nombres.
Hemos visto que, ―Libro de la vida del Cordero‖ y ―Libro de la vida‖, es el mismo libro.
Hemos visto que, todos los que estén inscritos en el ―Libro de la vida‖, llenan el requisito
para entrar al cielo.
Hemos visto que, todos los justos del A. T., por estar inscritos en el ―Libro de la vida‖,
entran al cielo.
Hemos visto que, todos los justos del N. T., por estar inscritos en el ―libro de la vida‖,
entran al cielo.
Hemos visto que, Jesús abrió el camino al cielo para todos los justos, tanto del A. T. como
del N. T.
Hemos visto que, sólo existen dos sentencias para el hombre: entrar al cielo, o ir a la
condenación eterna.
Hemos concluido: que no queda gente intermedia que esté destinada a vivir un paraíso en
la Tierra.

Es suficiente lo expuesto hasta aquí, para afirmar que todas las enseñanzas de nuestros
hermanos ―Testigos de Jehová‖, que hemos presentado al principiar este trabajo, son
totalmente invalidas. Sin embargo, abundaremos con nuestras explicaciones un poco más,
en los siguientes capítulos.

- 36 -
Capítulo V
LA “GRAN MUCHEDUMBRE” ENTRARÁ AL CIELO
PORQUE NADIE MEJOR QUE ELLA LLENA LOS REQUISITOS
Afirmaciones de nuestros hermanos “Testigos de Jehová”:
Refiriéndose a ―los 144,000‖, dicen: «Sólo los cristianos ungidos que de veras ―lavan sus
ropas largas‖ para estar limpios ante los ojos de Jehová tienen el privilegio de ―ir a los
árboles de la vida‖. Es decir, reciben el derecho y título a la vida inmortal en su puesto en
los cielos» (pág. 317 de su libro ―Apocalipsis‖).

Refiriéndose a la incontable multitud de justos descrita en Ap 7, 9-17, dicen: «Los de la


gran muchedumbre en la Tierra también han ―lavado sus ropas largas y las han
emblanquecido en la sangre del Cordero‖, y tienen que mantenerse en su condición limpia
delante de Dios» (pág. 317 de su libro ―Apocalipsis‖).

Así que, afirman que ―los 144,000‖ irán al cielo porque de veras han lavado sus vestiduras.
En cambio, los justos de la ―gran muchedumbre‖, aunque también hayan lavado sus
vestiduras, no irán al cielo, sino que recibirán vida eterna en la Tierra.

Pongamos atención a lo que San Juan vio en su revelación:

―Después miré y había una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de
toda nación, razas, pueblos y lenguas, de pie delante de trono y del Cordero,
VESTIDOS CON VESTIDURAS BLANCAS y con palmas en sus manos. Y
gritan con fuerte voz: ‗La salvación es de nuestro Dios, que está sentado en el
trono, y del Cordero‘. Y todos los Ángeles que estaban en pie alrededor del trono
de los Ancianos y de los cuatro Vivientes, se postraron delante del trono, rostro en
tierra, y adoraron a Dios diciendo: ‗Amén. Alabanza, gloria, sabiduría, acción de
gracias, honor, poder y fuerza, a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén‘.
Uno de los Ancianos tomó la palabra y me dijo: ‗Esos que están VESTIDOS CON
VESTIDURAS BLANCAS ¿quiénes son y de dónde han venido?‘ Yo le respondí:
‗Señor mío, tú lo sabrás‘. Me respondió: ‗Esos son los que vienen de la gran
tribulación; han lavado sus vestiduras y las han blanqueado con la sangre del
Cordero. Por eso están delante del trono de Dios, dándole culto día y noche en su
Santuario; y el que está sentado en el trono extenderá su tienda sobre ellos. Ya no
tendrán hambre ni sed; ya no les molestará el sol ni bochorno alguno. Porque el
Cordero que está en medio del trono los apacentará y los guiará a los manantiales
de las aguas de la vida. Y Dios enjugará toda lagrima de sus ojos‘ ‖ (Ap 7, 9-17).

- 37 -
En el texto de la página anterior podemos ver que, la gran muchedumbre llena dos de las
condiciones para entrar al cielo:
1. Ha pasado por la gran tribulación.
2. Ha lavado sus vestiduras en la sangre del Cordero.

Sí, la Escritura dice que para entrar al Reino de Dios, es necesario pasar por la tribulación
y mantenerse fiel. Escuchemos:
―Es necesario que pasemos por muchas tribulaciones para entrar en el REINO
DE DIOS‖ (Hch 14, 22).
―Yo, Juan, vuestro hermano y compañero de la tribulación, DEL REINO y de la
paciencia, en Jesús‖ (Ap 1, 9).
―Conozco tu tribulación... No temas por lo que vas a sufrir; el Diablo va a meter
a algunos de vosotros en la cárcel para que seáis tentados, y sufriréis una
tribulación de diez días. Mantente fiel hasta la muerte y TE DARÉ LA CORONA
DE LA VIDA. El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias: EL
VENCEDOR NO SUFRIRÁ DAÑO DE LA MUERTE SEGUNDA‖ (Ap 2, 9-11).
―El vencedor SERÁ ASÍ REVESTIDO DE BLANCAS VESTIDURAS y no
borraré su nombre del libro de la vida... El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu
dice a las Iglesias‖ (Ap 3, 5-6).
Observemos los textos anteriores, y comparémoslos con Ap 7, 9-17 (pág. anterior) que se
refiere a la gran muchedumbre: ¿Quién no se da cuenta que la muchedumbre cumple las
condiciones para entrar en el cielo, por haberse mantenido fiel en la tribulación?
Podemos estar seguros que: todos los de la gran muchedumbre son como San Pablo y San
Juan, gente muy fiel a Jesús, probada en el sufrimiento, hasta sufrir la muerte; son
vencedores del mal; “vienen de la gran tribulación; han lavado sus vestiduras y las han
blanqueado con la sangre del Cordero‖; son merecedores de la Corona de la vida; no
sufrirán daño de la Muerte segunda‖; andarán con Cristo, revestidos de blancas vestiduras
y no serán borrados sus nombres del libro de la vida.
Así que por haber pasado por la gran tribulación, la gran muchedumbre puede entrar al
cielo.
La Escritura también dice, que los que laven sus vestiduras tendrán el derecho a entrar al
cielo, a la Ciudad santa, a la Jerusalén celestial. Escuchemos:
―Dichosos los que laven sus vestiduras, así podrán disponer DEL ÁRBOL DE
LA VIDA Y ENTRARÁN POR LAS PUERTAS EN LA CIUDAD‖ (Ap 22, 14).

- 38 -
A nadie se le puede aplicar mejor, lo que dice el texto anterior, que a la muchedumbre de
Ap 7, 9-17 (ver página 37).
Ella, por haber lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero, puede
disponer del Árbol de la vida y entrar por las puertas de la Ciudad. ¿En qué Ciudad?
Naturalmente que en la Jerusalén celestial.
Sin embargo, nuestros hermanos ya mencionados dicen: «sólo los ungidos que de veras
laven sus vestiduras pueden entrar al cielo» (su libro ―Apocalipsis, pág. 317). Pero con
estas palabras no pueden contradecir nada, pues, ¿acaso lavar y blanquear las vestiduras en
la sangre del Cordero no es lavarlas de verdad? ¿O, de qué manera se tienen que lavar,
para que de veras estén lavadas? No existe otra forma de lavar las vestiduras, para entrar al
cielo, sino por la sangre de Jesucristo.

Objeción:
En la pag. 77 de su libro ―Razonamiento a partir de las Escrituras‖, nuestros hermanos
―Testigos de Jehová‖, refiriéndose a esa gran muchedumbre incontable que vio San Juan
en Ap 7, 9-17, explican: «De ellos Revelación no dice –como lo hace en el caso de los
144,000- que hayan sido ―comprados de la tierra‖ para estar con Cristo en el monte Sión
celestial. (Rev. 14:1-3)».
Contestamos: Lavar o comprar con la sangre del Cordero, es lo mismo.
Observemos lo resaltado en los siguientes textos: con bold, con cursivas, o subrayado:
―Al que nos ama y nos ha lavado con su sangre de nuestros pecados y ha hecho
de nosotros un Reino de Sacerdotes para su Dios y Padre, a él la gloria y el poder
por los siglos de los siglos. Amén‖ (Ap 1, 5.6).
―Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos porque fuiste degollado y
compraste para Dios con tu sangre hombres de toda raza, lengua, pueblo y
nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un Reino de Sacerdotes, y reinan
sobre la tierra‖ (Ap 5, 9-10).
―Miré y había una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación,
razas, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y del cordero, vestidos con
vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Esos son los que vienen de la gran
tribulación; han lavado sus vestiduras y las han blanqueado con la sangre del
Cordero‖ (Ap. 7, 9.14).
Sí, en los primeros dos textos anteriores, podemos ver que, lavar o comprar con la sangre
del Cordero es lo mismo. Por lo tanto, al afirmar que los de la gran muchedumbre han sido
lavados con la sangre del Cordero, se está afirmando que han sido comprados con esa
sangre preciosa.

- 39 -
Ahora observemos lo subrayado en Ap 5, 9.10 y en Ap 7, 9.14 (pág. anterior). ¿Quién
podría cerrar los ojos del corazón, para no ver que los dos textos hablan de la misma
muchedumbre? Que nos quede claro, que en verdad todos los justos que forman la gran
muchedumbre: de toda nación, razas, pueblos, y lenguas, han lavado sus vestiduras con la
sangre del Cordero, han sido comprados o rescatados de la tierra para Dios.
Pero, ¿han sido comprados de la tierra los de la muchedumbre, para estar con Cristo en el
monte Sión celestial?
¡Claro que sí!
Por haber lavado sus vestiduras, pueden entrar en la Jerusalén celestial; y por haber sido
lavados o comprados con la sangre del Cordero, son ―para nuestro Dios un Reino de
Sacerdotes‖ y reinarán mil años* con Cristo (Ap 20, 6).

Queda claro que la ―gran muchedumbre‖ entrará al cielo; nadie mejor que ella llena las
condiciones.

*Naturalmente que ―mil años‖ es un número simbólico como la mayoría de los que encontramos en el libro del Apocalipsis,
y que significa un tiempo completo, la totalidad de éste.

- 40 -
Capítulo VI
LA “INMENSA MUCHEDUMBRE” ES VISTA EN EL CIELO
ASÍ LO ATESTIGUA LA ESCRITURA

Declaración implícita:

A continuación presentamos un texto, en el que el apóstol Juan implícitamente declara, que


vio a la ―muchedumbre inmensa‖ en el cielo:

―Después miré y había una MUCHEDUMBRE INMENSA, que nadie podría


contar, de toda nación, razas, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y del
Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Y gritan con
fuerte voz: ‗La salvación es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del
Cordero‘. Y todos los Ángeles que estaban en pie alrededor del trono, de los
Ancianos y de los cuatro Vivientes, se postraron delante del trono, rostro en tierra,
y adoraron a Dios diciendo: ‗Amén. Alabanza, gloria, sabiduría, acción de gracias,
honor, poder y fuerza, a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén‘.
Uno de los Ancianos tomó la palabra y me dijo: ‗Esos que están vestidos con
vestiduras blancas ¿quiénes son y de dónde han venido?‟
Yo le respondí: ‗Señor mío, tú lo sabrás‘. Me respondió: ‗Esos son los que vienen
de la gran tribulación; han lavado sus vestiduras y las han blanqueado con la
sangre del Cordero. Por eso están delante del trono de Dios, dándole culto día y
noche en su Santuario; y el que está sentado en el trono extenderá su tienda sobre
ellos. Ya no tendrán hambre ni sed; ya no les molestará el sol ni bochorno alguno.
Porque el Cordero que está en medio del trono los apacentará y los guiará a los
manantiales de las aguas de la vida. Y Dios enjugará toda lagrima de sus ojos‘ ‖
(Ap 7, 9-17).

En el texto anterior encontramos detalles, por los que certificamos que ―la muchedumbre
inmensa‖ fue vista en el cielo:

-Por la forma de preguntar de uno de los Ancianos:

―Uno de los Ancianos tomó la palabra y me dijo: ‗Esos que están vestidos con
vestiduras blancas ¿quiénes son y de dónde han venido?‘ ‖ (Ap 7, 13).

La forma de preguntar manifiesta que la muchedumbre está en el cielo. Sería


incorrecto que estando el Anciano en el cielo y la muchedumbre en la Tierra,
dijera ―¿de dónde han venido?‖.

- 41 -
-Porque el Santuario de Dios está en el cielo. Escuchemos:

―Y se abrió el Santuario de Dios en el cielo, y apareció el arca de su alianza en el


Santuario‖ (Ap 11, 19).

―Otro Ángel salió entonces del Santuario que hay en el cielo; tenía también una
hoz afilada‖ Ap (14, 17).
―Después vi que se abría en el cielo el Santuario de la Tienda del Testimonio, y
salieron del Santuario los siete Ángeles que llevaban las siete plagas‖ (Ap 15, 5-6).
Si el Santuario de Dios está en el cielo, y la muchedumbre está ―dándole culto día
y noche en su Santuario‖, entonces, dicha muchedumbre está en el cielo.

-Porque estar delante del trono de Dios, es estar en el cielo:


―Delante del trono arden siete antorchas de fuego, que son los siete Espíritus de
Dios‖ (Ap 4, 5).
―Delante del trono como un mar transparente semejante al cristal‖ (Ap 4, 6).

―Los veinticuatro Ancianos se postran ante el que está sentado en el trono y adoran
al que vive por los siglos de los siglos, y arrojan sus coronas delante del trono...‖
(Ap 4, 10).
―Después miré y había una muchedumbre inmensa que nadie podría contar, de
toda nación, razas, pueblos y lengua, de pie delante del trono y el Cordero‖ (Ap
7, 9).
―Y todos los Ángeles que estaban en pie, alrededor del trono de los Ancianos y de
los cuatro Vivientes, se postraron delante del trono, rostro en tierra, y adoraron a
Dios‖ (Ap 7, 11).

―Otro Ángel vino... Se le dieron muchos perfumes para que, con las oraciones de
todos los santos, los ofreciera sobre el altar de oro colocado delante del trono‖
(Ap 8, 3).

―Y oí un ruido que venía del cielo... Cantan un cántico nuevo delante del trono y
delante de los cuatro Vivientes y de los Ancianos. Y nadie podía aprender el
cántico, fuera de los ciento cuarenta y cuatro mil‖ (Ap 14, 2.3).

- 42 -
Los textos anteriores nos muestran con claridad que ‗estar delante del trono‘, es estar en el
cielo, y si la inmensa muchedumbre estaba ―de pie delante del trono y el Cordero‖,
entonces, estaba en el cielo.

Objeción:
Nuestros ―Testigos de Jehová‖ dicen, que el hecho de que la gran muchedumbre esté ―de
pie delante del trono de Dios” no significa que está en el cielo. En la pág. 123 de su libro
―Apocalipsis‖, escriben:
«La palabra griega (e.nó.pi.on) significa literalmente ―a (la) vista (de)‖ y se usa varias
veces respecto a humanos en la Tierra que están ―delante de‖ o ―a la vista de‖ Jehová (1
Timoteo 5:21; 2 Timoteo 2:14; Romanos 14:22; Gálatas 1:20)».
Respondemos:
Es verdad que, en griego e.nó.pi.on significa "delante de" o "a la vista de". Pero ese
término se puede usar para referirse, tanto a seres que están en el cielo, como a seres que
están en la tierra.
Ahora bien, en la página anterior vemos que, siempre que la Biblia utiliza la expresión
―delante del trono‖, se refiere a seres que se encuentran en el cielo, cerca de Dios.
Así que, podemos estar seguros que cuando la Escritura dice: que la ―muchedumbre
inmensa‖ estaba de pie delante del trono, está declarando que estaba en el cielo, del
mismo modo que están en el cielo, delante del trono: ―los siete Espíritus de Dios‖, ―todos
los ángeles‖, ―los veinticuatro Ancianos‖, ―los cuatro Vivientes‖, y los ―ciento cuarenta y
cuatro mil‖ que se describen en los textos de la página anterior. ¿O acaso la excepción
tendría que ser, sólo cuando se trata de la ―inmensa muchedumbre‖?
Así que no hay ninguna razón para negar que la ―muchedumbre inmensa‖, descrita en Ap
7, 9-17, fue vista en el cielo.
Declaración explícita:
A continuación encontramos a Juan, el vidente de Patmos, declarando explícitamente, que
vio a la ―muchedumbre inmensa‖ en el cielo:
“DESPUÉS OÍ EN EL CIELO como un gran ruido de muchedumbre inmensa.
Y oí el ruido de muchedumbre inmensa y como el ruido de grandes aguas y como
el fragor de fuertes truenos‖ (Ap 19, 1. 6).
Objeción:
Para negar, que la inmensa muchedumbre de hombres justos fue vista en el cielo, nuestros
hermanos ―Testigos de Jehová‖ ingeniosamente dicen:

- 43 -
«La ―gran muchedumbre en el cielo‖ a que se hace referencia en Revelación 19:1, 6 no es
la misma ―grande muchedumbre‖ de Revelación 7:9. De estos que están en el cielo la
descripción no dice que salen ―de todas las naciones‖ ni que están atribuyendo su
salvación al Cordero; son ángeles». (pág. 78 ―Razonamiento a partir de las Escrituras‖).
Primero respondemos a la objeción:
El hecho de que no se repita la descripción de un sujeto, no es argumento válido para
negar, que se trata del mismo sujeto. Por ejemplo, en Ap 14, 1-4 (2° texto de esta pág.) no
se dice que los ―ciento cuarenta y cuatro mil‖ fueron sellados y que provienen de las tribus
de Israel; sin embargo, nadie negaría, que se trata de los mismos ―ciento cuarenta y cuatro
mil‖, que describe Ap 7, 1-8 (ver pág. 52). Pues del mismo modo, el hecho de que no se
diga, que la ―muchedumbre inmensa‖ de Ap 19, 1.6, esté integrada por justos de todas las
naciones, ni que se esté atribuyendo su salvación al Cordero, no es argumento válido, para
negar, que se trata de la misma muchedumbre descrita en Ap 7, 9.
Ahora vamos a seguir las huellas de la ―muchedumbre inmensa‖, escuchada en el cielo.
Veremos con mucha claridad, que no se trata de ángeles.
Observemos con atención lo que se resalta en Ap 19, 1-6: con subrayado, con itálica, en
negrita, o con mayúsculas, y comparémoslo con los textos que le siguen:
―Después oí en el cielo como un gran ruido de muchedumbre inmensa que decía:
¡Aleluya! La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios, porque SUS
JUICIOS SON VERDADEROS Y JUSTOS; porque ha juzgado a la Gran
Ramera que corrompía la tierra con su prostitución, y ha vengado en ella la sangre
de sus siervos. Y por segunda vez dijeron: ¡Aleluya! La humareda de la Ramera se
eleva por los siglos de los siglos. Entonces los veinticuatro Ancianos y los cuatro
Vivientes se postraron y adoraron a Dios, que está sentado en el trono, diciendo:
¡Amén! ¡Aleluya!
Y salió una voz del trono, que decía: Alabad a nuestro Dios, todos sus siervos y los
que le teméis, pequeños y grandes. Y oí el ruido de muchedumbre inmensa y
COMO EL RUIDO DE GRANDES AGUAS Y COMO EL FRAGOR DE
FUERTES TRUENOS. Y decían: ¡Aleluya! Porque ha establecido su reinado el
Señor, nuestro Dios Todopoderoso. Alegrémonos y regocijémonos y démosle
gloria, porque han llegado las bodas del Cordero, y su Esposa se ha engalanado y
se le ha concedido vestirse de lino deslumbrante de blancura‖ (Ap 19, 1-6).
―Seguí mirando, y había un Cordero, que estaba en pie sobre el monte Sión, y con
él ciento cuarenta y cuatro mil, que llevaban escrito en la frente el nombre del
Cordero y el nombre de su Padre. Y oí un ruido que venía del cielo, COMO EL
RUIDO DE GRANDES AGUAS O EL FRAGOR DE UN TRUENO; y el ruido
que oía era como de citaristas que tocaran sus cítaras. Cantan un cántico nuevo
delante del trono y delante de los cuatro Vivientes y de los Ancianos. Y nadie
podía aprender el cántico fuera de los ciento cuarenta y cuatro mil rescatados de la

- 44 -
tierra. Estos son los que no se mancharon con mujeres, pues son vírgenes. Éstos
siguen al Cordero a dondequiera que vaya, y han sido rescatados de entre los
hombres como primicias para Dios y para el Cordero‖ (Ap 14, 1-4).
―Luego vi en el cielo otra señal grande y maravillosa: siete Ángeles, que llevaban
siete plagas, las últimas, porque con ellas se consuma el furor de Dios. Y vi
también como un mar de cristal mezclado con fuego, y a los que habían triunfado
de la Bestia y de su imagen y de la cifra de su nombre, de pie junto al mar de
cristal, llevando las cítaras de Dios. Y cantan el cántico de Moisés, siervo de
Dios, y el cántico del Cordero diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios Todopoderoso; JUSTOS Y VERDADEROS TUS CAMINOS, ¡oh
Rey de las naciones!‖ (Ap 15, 1-3).
―Y oí al altar que decía: Sí, Señor, Dios Todopoderoso, TUS JUICIOS SON
VERDADEROS Y JUSTOS” (Ap 16, 7).
Algunos detalles que hacen ver, que la muchedumbre inmensa descrita en Ap 19, 1.6, no se
refiere a ángeles:

1° Cuando la Escritura se refiere a multitud de ángeles, siempre especifica que se trata


de ángeles, o que su número es de "miríadas de miríadas y millares de millares"
(Lc 2, 13-15; Ap 5, 11; Hb 12, 22; Judas 14; Dn 7, 10).
Cuando la Escritura utiliza la expresión ―muchedumbre inmensa‖, siempre se refiere
a multitud de criaturas humanas (Ap 7, 9; 19, 1.6; Mc 5, 24; 6, 34; 12, 37).
Por lo tanto, si en Ap 19, 1.6 el vidente Juan afirma, que oyó en el cielo un gran ruido de
―muchedumbre inmensa‖, no se está refiriendo a multitud de ángeles, sino a multitud de
criaturas humanas.
2° En Ap 18, 20-21 se invita: a ―los santos, los apóstoles y los profetas‖, que están en el cielo,
a alegrarse por el juicio que se hace a ―Babilonia, la Gran Ciudad‖. Y son ellos los que
responden a la invitación, con el primero y segundo ―¡aleluya!‖ (Ap 19, 1-3); ¡sí!, ellos son
esa ―muchedumbre inmensa‖.
En Ap 19, 5 hay una segunda invitación: ―Alabad a nuestro Dios todos sus siervos, y los que
le teméis, pequeños y grandes* ‖. Y ellos son esa ―muchedumbre inmensa‖ que responde
a la invitación con el estruendoso cuarto ―¡aleluya!‖ (Ap 19, 6).
Está claro que, la ―muchedumbre inmensa‖ que responde a las invitaciones, con alegres
¡aleluyas! no se compone de ángeles, sino de criaturas humanas.

3° Además, la ―muchedumbre inmensa‖ descrita en Ap 19, 1.6 no puede estar integrada


por ángeles, porque la exclamación ¡aleuya!, que significa: ‗alabad a Yahveh‘ o
‗alabad a Dios‘ (observemos la segunda invitación anterior), es utilizada por el culto
Israelita, o por los cristianos, pero no por ángeles (Sal 111,1; 113,1 y otros).

*La expresión ―pequeños y grandes se refiere a seres humanos, no a ángeles (Ap 11, 18; 20, 12).

- 45 -
4° Otro dato que nos constata que la ―muchedumbre inmensa” de Ap 19, 1.6 se refiere a
multitud de criaturas humanas, y no a ángeles, es el tipo de ruido que producen:
El ruido de la muchedumbre inmensa es como de ―grandes aguas”.
¿Qué significa ―grandes aguas‖?
Escuchemos:
―Entonces vino uno de los siete Ángeles que llevaban las siete copas y me habló:
‗Ven, que te voy a mostrar el juicio de la célebre Ramera, que se sienta sobre
grandes aguas‟ ‖ (Ap 17, 1).
―Me dijo además: ‗Las aguas que has visto donde está sentada la Ramera, son
pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas‘ ‖ (Ap 17, 15).
De acuerdo a los textos anteriores, el impresionante sonido, como ruido de ―GRANDES
AGUAS‖, es un ruido producido por "pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas". Es un
ruido parecido al que producen con sus alas los cuatro seres que sirven a la gloria de
Yahveh (Ez 1, 24), parecido a la voz gloriosa de Yahveh (Ez 43, 2), parecido a la voz
gloriosa del Hijo de Dios (Ap 1, 15). Pero no puede prestarse a confusión, ya que en Ap
19, 1.6, se nos indica claramente que ese ruido lo produce una inmensa muchedumbre,
compuesta por los siervos de Dios, los que le temen, pequeños y grandes.
Por lo tanto, podemos estar seguros que cuando en Ap 19, 1.6, Juan menciona a la
―inmensa muchedumbre‖ que escuchó en el cielo, COMO EL RUIDO DE GRANDES
AGUAS y como el fragor de fuertes truenos, se refiere a incontables criaturas humanas; a
la ―muchedumbre inmensa‖ formada por pueblos, naciones y lenguas, tal como la describe
en Ap 7, 9; y que no se refiere a ángeles, como afirman nuestros hermanos "Testigos de
Jehová".
Otro detalle acerca del ruido:
Observemos con cuidado los textos Ap 19, 1-6 y Ap 14, 1-4 (en las páginas 44-45):
¿Cómo se oye cuando ―los 144,000‖ tocan sus cítaras y cantan a Dios un cántico nuevo?
Se oye: COMO EL RUIDO DE GRANDES AGUAS Y COMO EL FRAGOR DE UN TRUENO.
¿Y cómo se oye cuando ―la muchedumbre inmensa‖ alaba a Dios?
Se oye: COMO EL RUIDO DE GRANDES AGUAS Y COMO EL FRAGOR DE FUERTES TRUENOS.
Pues bien, si la alabanza de ―los 144,000‖ al tocar sus cítaras, y la alabanza de ―la inmensa
muchedumbre‖ del cielo producen el mismísimo ruido, entonces, no queda duda, que esa
―muchedumbre inmensa‖ está integrada por seres humanos, lo mismo que ―los 144,000‖.
Pero, ¿no podría una multitud de ángeles tocar sus cítaras y, producir el mismo ruido que
producen ―los 144,000‖?

- 46 -
No, en Ap 15, 1-3 (pág. 45), se nos dice claramente, que los que llevan las cítaras de Dios,
son criaturas humanas, son los que triunfaron de la Bestia.

¿Entonces, en el cielo están los ―ciento cuarenta y cuatro mil‖ y la ―muchedumbre


inmensa‖?
Eso es lo que alguna persona podría pensar, sin embargo, al leer el capítulo VIII de este
trabajo, caeremos en la cuenta de que, los ―ciento cuarenta y cuatro mil‖ y la
―muchedumbre inmensa‖ son lo mismo.

Ahora observemos atentamente los cuatro textos de las páginas 44 y 45; en ellos se nos
describen a los mismos justos que componen ―muchedumbre inmensa‖.
¡Sí!, la ―muchedumbre inmensa‖ que oyó Juan en el cielo, está formada por todos los que
han triunfado de la Bestia y llevan las cítaras de Dios:
Son ellos los que al ver el juicio que Dios ha hecho a la celebre Ramera, dicen: ―SUS
JUICIOS SON VERDADEROS Y JUSTOS‖; ―JUSTOS Y VERDADEROS TUS CAMINOS‖; ―TUS
JUICIOS SON VERDADEROS Y JUSTOS‖; son todos los justos que han sufrido por ser fieles a
la Palabra de Dios, y exclaman: ¡Aleluya!, gozosos de que se les haga justicia (ver Ap 18,
20; 18, 24); son ellos a quienes se les dijo que esperaran un poco hasta que se completara
el número de los que iban a morir como ellos, y se les dio una vestidura blanca (Ap 6, 9-
11); ellos son la Esposa del Cordero que se ha engalanado y se le ha concedido vestirse de
lino deslumbrante de blancura (Ap 19,7-8); son la ―muchedumbre inmensa, que nadie
podría contar, de toda nación, razas, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y el
Cordero, vestidos con vestiduras blancas‖ (Ap 7, 9).
Está claro que, en su revelación, el apóstol Juan escuchó en el cielo a una multitud
inmensa o incontable de criaturas humanas.

No existe ninguna razón para negar, que la ―muchedumbre inmensa‖ de Ap 19, 1-6 se
compone de seres humanos, lo mismo que la ―muchedumbre inmensa― de Ap 7, 9-17; y
que, en ambos casos fue vista en el cielo.

- 47 -
Capítulo VII
LA “MUCHEDUMBRE INMENSA” ES LA JERUSALÉN CELESTIAL
ELLA ES LA MORADA DE DIOS CON LOS HOMBRES

Descripción implícita Descripción explícita


―Después miré y había una muchedumbre ―Y vi la Ciudad Santa, la nueva Jerusalén,
inmensa, que nadie podría contar, de toda que bajaba del cielo engalanada como
nación, razas, pueblos y lenguas, de pie una novia ataviada para su esposo. Y oí
delante de trono y el Cordero, vestidos con una fuerte voz que decía desde el trono:
vestiduras blancas y con palmas en sus „Esta es la morada de Dios con los
manos. Y gritan con fuerte voz: ‗La hombres. PONDRÁ SU MORADA ENTRE
salvación es de nuestro Dios, que está ELLOS y ellos serán su pueblo y él Dios-
sentado en el trono, y del Cordero‘. Y con- ellos, será su Dios.
todos los Ángeles que estaban en pie Y enjugará toda lágrima de sus ojos, y
alrededor del trono de los Ancianos y de no habrá ya muerte ni habrá llanto, ni
los cuatro Vivientes, se postraron delante gritos, ni fatigas, porque el mundo viejo
del trono, rostro en tierra, y adoraron a ha pasado‘.
Dios diciendo: ‗Amén. Alabanza, gloria, Entonces dijo el que está sentado en el
sabiduría, acción de gracias, honor, poder trono: ‗Mira que hago un mundo nuevo‘.
y fuerza, a nuestro Dios por los siglos de Y añadió: ... ‗al que tenga sed, yo le daré
los siglos. Amén‘. del manantial del agua de la vida
Uno de los Ancianos tomó la palabra y me gratis. Esta será la herencia del
dijo: ‗Esos que están vestidos con
vencedor: yo seré Dios para él, y él será
vestiduras blancas ¿quiénes son y de dónde
han venido?‘ Yo le respondí: ‗Señor mío, hijo para mí. Pero los cobardes, los
tú lo sabrás‘. incrédulos, los abominables, los asesinos,
Me respondió: ‗Esos son los que vienen de los hechiceros, los idólatras y todos los
la gran tribulación; han lavado sus embusteros tendrán su parte en el lago
vestiduras y las han blanqueado con la que arde con fuego y azufre: que es la
sangre del Cordero. Por eso están delante muerte segunda‘.
del trono de Dios, dándole culto día y La ciudad no necesita de sol, ni de luna
noche en su Santuario; y el que está que la alumbren, porque la ilumina la
sentado en el trono EXTENDERÁ SU gloria de Dios, y su lámpara es el
TIENDA SOBRE ELLOS. Ya no tendrán Cordero.
hambre ni sed; ya no les molestará el sol Luego me mostró el río de agua de Vida,
ni bochorno alguno. Porque el Cordero brillante como el cristal, que brotaba del
que está en medio del trono los apacentará trono de Dios y del Cordero.
y los guiará a los manantiales de las Y no habrá ya maldición alguna; el trono
aguas de la vida. Y Dios enjugará toda de Dios y del Cordero estará en la ciudad
y los siervos de Dios le darán culto‖
lagrima de sus ojos‘ ‖ (Ap 7, 9-17).
(Ap 21, 2-6.23; 22, 3).

- 48 -
Hemos colocado los textos de la página anterior en forma comparativa, para apreciar
fácilmente, que la descripción que se hace en el primero, corresponde a la misma
descripción que se hace en el segundo. Por lo cual podemos afirmar que la ―inmensa
muchedumbre‖ y, la Jerusalén celestial, es lo mismo.
El texto de la derecha nos describe a la Jerusalén del cielo como a una novia engalanada.
Las novias que se van a casar, se engalanan con vestiduras resplandecientes; esa novia no
es otra cosa que una multitud de gente que se ha salvado, y que se le ha concedido las
vestiduras blancas prometidas a los vencedores del mal (Ap 3, 5).
En el texto de la izquierda podemos ver a la ―muchedumbre inmensa‖, ataviada como una
novia, pues, la constituye una multitud de gente que se ha salvado, y que se le ha
concedido las vestiduras blancas, prometidas a los vencedores del mal; implícitamente se
le describe como la Jerusalén celestial.
El texto de la derecha, refiriéndose a la Jerusalén celeste dice: ―Esta es la morada de Dios
con los hombres‖, esta expresión abarca a toda la humanidad salvada: de todas las razas,
naciones y lenguas.
En el texto de la izquierda podemos ver que la ―muchedumbre inmensa‖ engloba a toda la
humanidad salvada: de todas las razas, naciones y lenguas; implícitamente se le describe
como la Jerusalén celestial.

En el texto de la derecha se dice que Dios pondrá su morada entre los hombres: “Pondrá
su morada entre ellos”.
En el texto de la izquierda se dice que Dios pondrá su morada entre los hombres de la
―muchedumbre inmensa‖: “extenderá su tienda sobre ellos”; implícitamente se le describe
como la Jerusalén celestial.

En el texto de la derecha se dice: que Dios “enjugará toda lágrima de sus ojos, y no habrá
ya muerte ni habrá llanto, ni gritos, ni fatigas”, porque al que tenga sed, Dios le dará “del
manantial del agua de la vida”.
En el texto de la izquierda, refiriéndose a la ―muchedumbre inmensa‖, se dice: que “ya no
tendrán hambre ni sed; ya no les molestará el sol ni bochorno alguno”, porque el Cordero
“los apacentará y los guiará a los manantiales de las aguas de la vida”. “Y Dios
enjugará toda lágrima de sus ojos”; implícitamente se le describe como la Jerusalén
celestial.
Refiriéndose a la Jerusalén celestial, el texto de la derecha dice: ―Esta será la herencia del
vencedor: yo seré Dios para él, y él será hijo para mi”.
En el texto de la izquierda se dice que: los de la ―muchedumbre inmensa‖ vienen de la
gran tribulación y han blanqueado sus vestidos con la sangre del Cordero. Así que son
vencedores y su herencia es ser hijos de Dios y vivir en el cielo; implícitamente se les
describe como la Jerusalén celestial.

- 49 -
En el texto de la derecha se dice que: ―el trono de Dios y del Cordero estará en la ciudad y
los siervos de Dios le darán culto‖.
En el texto de la izquierda se dice que: los de la ―muchedumbre inmensa‖ ―están delante
del trono de Dios, dándole culto día y noche en su Santuario‖; implícitamente se les
describe como la Jerusalén celestial.

Queda claro que, la ―muchedumbre inmensa‖ es la Jerusalén celestial.

- 50 -
N O H A B R Á
EN EL CIELO
NINGÚN GOBIERNO
CONSTITUIDO POR JESUCRISTO
Y UN POR NÚMERO LITERAL
DE 144,000 ELEGIDOS

EL NÚMERO BÍBLICO 144,000 ES UNA CIFRA SIMBÓLICA.

- 51 -
Capítulo VIII
“CIENTO CUARENTA Y CUATRO MIL”, ES UNA CIFRA SIMBÓLICA
NO UNA CIFRA LITERAL

Escuchemos lo que declaró el vidente Juan con respecto a ―los ciento cuarenta y cuatro
mil‖ y ―la muchedumbre inmensa‖:

―Después de esto, vi a cuatro Ángeles DE PIE EN LOS CUATRO EXTREMOS


DE LA TIERRA, que sujetaban los cuatro vientos de la tierra, para que no soplara
el viento ni sobre la tierra ni sobre el mar ni sobre ningún árbol. Luego vi a otro
Ángel que subía del Oriente y tenía el sello de Dios vivo; y gritó con fuerte voz a
los cuatro Ángeles a quienes se había encomendado causar daño a la tierra y al
mar. No causéis daño ni a la tierra ni al mar ni a los árboles, hasta que marquemos
con el sello la frente de los siervos de nuestro Dios. Y oí el número de los
marcados con el sello: ciento cuarenta y cuatro mil sellados; de todas las tribus
de los hijos de Israel.
De la tribu de Judá doce mil sellados; de la tribu de Rubén doce mil; de la tribu de
Gad doce mil; de la tribu de Aser doce mil; de la tribu de Neptalí doce mil; de la
tribu de Manasés doce mil; de la tribu de Simeón doce mil; de la tribu Leví doce
mil; de la tribu de Isacar doce mil; de la tribu de Zabulón doce mil; de la tribu de
José doce mil; de la tribu de Benjamín doce mil sellados‖ (Ap 7, 1-8).

―Después miré y había una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de
toda nación, razas, pueblos y lenguas, DE PIE DELANTE DEL TRONO Y DEL
CORDERO, vestidos con vestiduras blancas‖ (Ap 7, 9).
Refiriéndose al primer texto anterior, en la pág. 117 de su libro ―Apocalipsis‖, nuestros
hermanos ―Testigos de Jehová‖, escriben:
«¿No pudiera ser esto una referencia al Israel literal, carnal? No, pues Revelación 7:4-8 se
aparta de la lista común de las tribus. (Números 1:17, 47.) Es obvio que la lista que se da
aquí no tiene el propósito de identificar a judíos carnales por sus tribus, sino mostrar una
semejanza estructural de organización para el Israel espiritual. Este está equilibrado. Habrá
exactamente 144.000 miembros de esta nueva nación: 12.000 de cada una de las 12
tribus».

¿Qué respuesta damos a lo anterior?


Que, del mismo modo que Ap 7, 4-8 no se refiere al Israel literal, del mismo modo no se
refiere a una cifra literal cuando menciona a los 144,000 sellados. Esto lo demostraremos
ampliamente en este capítulo.
También, refiriéndose a los dos textos arriba presentados, en su libro ―Razonamiento a
partir de las Escrituras‖, pág, 77, nuestros hermanos antes mencionados escriben:

- 52 -
«¿Es el número 144,000 sencillamente una cifra simbólica?
El hecho de que, después de mencionar el número específico de 144,000, Revelación 7:9
hace referencia a una ―grande muchedumbre, que ningún hombre podía contar‖, señala la
respuesta a esa pregunta. Si la cifra 144,000 no fuera literal, carecería de significado como
contraste con la ―grande muchedumbre‖.
El que consideremos que la cifra es literal concuerda con la declaración de Jesús en Mateo
22:14 con relación al Reino de los cielos: ―Hay muchos invitados, pero pocos
escogidos”».
¿Son correctas las observaciones anteriores?
¡Claro que no!
Primero responderemos, a los argumentos que presentan para afirmar que el número
bíblico 144,000 es una cifra literal.
1er argumento:
Si la cifra no es literal, ¿no carece de sentido el hecho de que primero nos hable San Juan
de 144,000 y luego de una muchedumbre incontable?
Respuesta: ¡Claro que no carece de sentido! Porque en Ap. 7, 1-8 se dice: que Juan vio en
la Tierra a los 144,000 que fueron sellados; ahí estaban los cuatro ángeles encargados de
sellar, ―DE PIE EN LOS CUATRO EXTREMOS DE LA TIERRA‖.
En cambio la muchedumbre incontable compuesta de todas las naciones, que describe Ap.
7, 9, estaba en el cielo, ―DE PIE DELANTE DEL TRONO Y DEL CORDERO‖
En la página 42 de este trabajo hemos demostrado que estar delante del trono de Dios, es
estar en el cielo.
Sí, la muchedumbre estaba delante del trono de Dios, ―dándole culto día y noche en su
Santuario‖. ¿En qué Santuario? No en uno fabricado por mano humana, sino en el
Santuario en que penetró Cristo, es decir en el cielo (Hb 9, 11; Ap 14, 17 y Ap 15, 5-8).
Así que, ‗no carece de sentido‘ que Juan hable primero de los ―144, 000‖ y luego de la
―muchedumbre inmensa‖.
2º argumento:
También declaran nuestros hermanos "Testigos de Jehová", que la cifra 144,000 debe
considerarse literal, ya que concuerda con la declaración de Jesús en Mateo 22:14 con
relación al Reino de los cielos: "Hay muchos invitados, pero pocos escogidos"
Respuesta: Parece como si el segundo argumento fuera válido, sin embargo, la Escritura
nos muestra que es inválido, puesto que en un texto anterior, el Señor Jesús hizo una
declaración contraria a lo declarado en Mt 22:14: ―Y os digo que vendrán muchos de
oriente y occidente y se pondrán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los
Cielos, mientras que los hijos del reino serán echados a las tinieblas de fuera; allí será el
llanto y el rechinar de dientes‖ (Mateo 8, 11-12).
Hemos demostrado que los argumentos anteriores no tienen validez.

- 53 -
Ahora contestaremos a la pregunta de nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖:
«¿Es el número 144,000 sencillamente una cifra simbólica?».
¡Claro que sí!
En la Biblia, el número 144,000 significa máxima perfección, o especial elección de Dios.
¿Cómo se llega a la cifra simbólica 144, 000?
A continuación explicaremos un poco, cómo se llega a esta cifra:
―Me trasladó en espíritu a un monte grande y alto y me mostró la Ciudad Santa de
Jerusalén, que bajaba del cielo, de junto a Dios... Tenía una muralla grande y alta
con doce puertas; y sobre las puertas, doce ángeles y nombres grabados que son
los de las doce tribus de los hijos de Israel... La muralla de la Ciudad se asienta
sobre doce piedras, que llevan los nombres de los doce Apóstoles del Cordero‖
(Ap 21, 10-14).
En la pasaje bíblico anterior podemos descubrir, que el número 12 hace referencia al
pueblo elegido por Dios en el Antiguo Testamento: doce tribus de los hijos de Israel;
también hace referencia al pueblo elegido por Dios en el Nuevo Testamento: doce
Apóstoles del Cordero.
El número 12 simboliza lo perfecto, o bien, la elección sagrada de Dios, y los números
múltiplos de 12 expresan la misma idea. De ahí obtenemos: 12 x 12 = 144.
(En su libro ―Apocalipsis‖, pag. 19 y 77, nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖ explican
el significado del número 12, de manera parecida).
Ahora bien, en la Biblia el número 1000 es símbolo de lo incontable:
―Saúl mató sus mil y David sus diez mil‖ (1 S 18, 7).
―Un hombre entre mil, sí que lo hallo; pero mujer entre todas ellas, no la
encuentro‖ (Ec 7, 28).
―Tú al polvo reduces a los hombres, diciendo: ¡Tornad, hijos de Adán! Porque mil
años a tus ojos son como el ayer, que ya pasó, como una vigilia de la noche‖ (Sal
90, 3-4.)
―No temerás el terror de la noche... Aunque a tu lado caigan mil y diez mil a tu
diestra, a ti no ha de alcanzarte‖ (Sal 91, 5.7).
―Él se acuerda por siempre de su alianza, palabra que impuso a mil generaciones‖
(Sal 105, 8).
―Mas una cosa no podéis ignorar, queridos: que ante el Señor un día es como mil
años y, mil años como un día‖ (2 P 3, 8).

- 54 -
De manera que:
12 = elección sagrada del pueblo de Dios.
12 tribus de Israel.
1000 = multitud incontable.
12 x 1000 = 12000
12000 sellados de cada tribu de Israel (Ap 7, 5-8).
12000 x 12 = 144000
144000 = al Israel incontable, compuesto por hombres
elegidos por Dios, de todas las naciones
Hasta aquí, hemos explicado un poco cómo se llega al número simbólico 144,000.

A continuación presentamos tres razones, por las cuales podemos estar seguros que, en la
Biblia, el número 144,000 es una cifra simbólica:

1. Porque con respecto a la salvación, no hay gente intermedia, sólo existen


los sellados con el sello de Dios y los sellados con el sello de la Bestia.

Todos los vencedores del mal llevan el sello de Dios:

―No causéis daño ni a la tierra ni al mar ni a los árboles, hasta que


MARQUEMOS CON EL SELLO LA FRENTE DE LOS SIERVOS DE
NUESTRO DIOS. Y oí el número de los marcados con el sello: ciento
cuarenta y cuatro mil sellados‖ (Ap 7, 3.4).

―Seguí mirando, y había un Cordero, que estaba en pie sobre el monte Sión,
y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que LLEVABAN ESCRITO EN
LA FRENTE EL NOMBRE DEL CORDERO Y EL NOMBRE DE SU
PADRE. Han sido rescatados de entre los hombres como primicias para
Dios y para el Cordero‖ (Ap 14, 1.4).
―Y no habrá ya maldición alguna; el trono de Dios y del Cordero estará en
la ciudad y LOS SIERVOS DE DIOS le darán culto. Verán su rostro y
LLEVARÁN SU NOMBRE EN LA FRENTE‖ (Ap 22, 3).
Al observar los textos anteriores, podemos descubrir que a los 144,000 sellados se les
llama ‗siervos de Dios‘. Y con toda claridad podemos ver que, el nombre del Padre y el
nombre del Cordero es lo que llevan en la frente, como marca o sello de Dios.

- 55 -
Ahora bien, cuando en su Revelación, se le ordena a Juan, escribir a las siete iglesias, una
de las máximas promesas que se hace a todos los vencedores del mal, es llevar grabado el
nombre del Cordero y el de su Padre:

―Vengo pronto; mantén con firmeza lo que tienes, para que nadie te arrebate tu
corona. Al vencedor le pondré de columna en el Santuario de mi Dios, y no saldrá
fuera ya más; y grabaré en él EL NOMBRE DE MI DIOS, y el nombre de la
Ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, que baja del cielo enviada por mi Dios, Y
MI NOMBRE NUEVO‖ (Ap 3, 11-12).

De modo que, llevar como sello en la frente, el nombre del Padre y el nombre del Cordero,
les corresponde a todos los vencedores del mal.
Pero, en cuanto a la salvación, sólo existen los vencedores del mal y los vencidos por el
mal, no existe una clase intermedia de hombres, porque los tibios son vomitados (Ap 3,
16).
De manera que, los144,000 sellados simbolizan a todos los justos que se salvarán, de todas
las naciones, razas, pueblos y lenguas, es decir, a todos los incontables vencedores del
mal. Porque todos los que sean vencidos por el mal, sufrirán la condenación eterna:

―ESTA SERÁ LA HERENCIA DEL VENCEDOR: YO SERÉ DIOS PARA ÉL, Y ÉL


SERÁ HIJO PARA MÍ. Pero los cobardes, los incrédulos, los abominables, los
asesinos, los impuros, los hechiceros, los idólatras y todos los embusteros
TENDRÁN SU PARTE EN EL LAGO QUE ARDE CON FUEGO Y AZUFRE:
QUE ES LA MUERTE SEGUNDA‖ (Ap 21, 7-8).

Queda claro que, todos los vencedores del mal llevan el sello de Dios.

Todos los vencidos por el mal llevan el sello de la Bestia:


―Y vi surgir del mar una Bestia que tenía diez cuernos y siete cabezas, y en sus
cuernos diez diademas y en sus cabezas títulos blasfemos. La Bestia que vi se
parecía a un leopardo, con las patas como de oso, y las fauces como fauces de
león; y el Dragón le dio su poder y su trono y gran poderío. Una de sus cabezas
parecía herida de muerte; pero su llaga mortal se le curó; entonces la tierra entera
siguió maravillada a la Bestia. Y se postraron ante el Dragón, porque había dado el
poderío a la Bestia diciendo: ¿Quién como la Bestia? ¿Y quién puede luchar contra
ella? Y LA ADORARÁN TODOS LOS HABITANTES DE LA TIERRA CUYO
NOMBRE NO ESTÁ INSCRITO, DESDE LA CREACIÓN DEL MUNDO, EN
EL LIBRO DE LA VIDA DEL CORDERO DEGOLLADO‖ (Ap 13, 1-4. 8).

- 56 -
Vi luego otra Bestia que surgía de la tierra y tenía dos cuernos como de cordero,
pero hablaba como serpiente. Ejerce todo el poder de la primera Bestia en servicio
de ésta, HACIENDO QUE LA TIERRA Y SUS HABITANTES ADOREN A LA
PRIMERA BESTIA, cuya herida mortal había sido curada. Realiza grandes
señales, hasta hacer bajar ante la gente fuego del cielo a la tierra; y seduce a los
habitantes de la tierra con las señales que le ha sido concedido obrar al servicio
de la Bestia, diciendo a los habitantes de la tierra que hagan una imagen en honor
de la bestia que, teniendo la herida de la espada revivió... Y hace que todos,
pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, SE HAGAN UNA
MARCA EN LA MANO DERECHA O EN LA FRENTE, y que nadie pueda
comprar nada ni vender, SINO EL QUE LLEVE LA MARCA CON EL
NOMBRE DE LA BESTIA O CON LA CIFRA DE SU NOMBRE‖ (Ap 13, 11-
17).
Al leer los dos textos anteriores, podemos ver que, absolutamente todos los habitantes de
la Tierra, que desde la creación del mundo, no estén inscritos en el libro de la vida del
Cordero, adorarán a la Bestia y llevarán su sello en la mano derecha o en su frente.
Está muy claro que, todos los vencidos por el mal, llevan el sello de la Bestia.
Hemos mostrado claramente que, con respecto a la salvación, no hay gente intermedia,
sólo existen: los que llevan el sello de Dios y los que llevan el sello de la Bestia.
Ahora bien:
Todos los que llevan el sello de Dios, entrarán al cielo.
―Seguí mirando, y había un Cordero, que estaba en pie sobre el monte Sión, y con
él ciento cuarenta y cuatro mil, que llevaban escrito en la frente el nombre del
Cordero y el nombre de su Padre. Cantan un cántico nuevo delante del trono y
delante de los cuatro Vivientes y de los Ancianos‖ (Ap 14, 1.3).
Y todos los que llevan el sello de la Bestia sufrirán la muerte segunda o
condenación eterna.
―Si alguno adora a la Bestia y a su imagen, y acepta la marca en su frente o en su
mano, tendrá que beber también del vino del furor de Dios, que está preparado,
puro en la copa de su cólera. Será atormentado CON FUEGO Y AZUFRE, delante
de los santos Ángeles y delante del Cordero. Y la humareda de su tormento se
eleva por los siglos de los siglos; no hay reposo, ni de día, ni de noche, para los
que adoran a la Bestia y a su imagen, ni para el que acepta la marca de su nombre‖
(Ap 14, 9-11).
―El lago que arde con fuego y azufre: que es la muerte segunda‖ (21, 8).

- 57 -
Por lo tanto, el número de los sellados con el sello de Dios, forzosamente debe coincidir
con el número de los que se salvan, el cual no puede ser un número literal de 144, 000;
pues de ser así, el número de los salvados se reduciría a 144,000 personas, lo cual es
inadmisible, ya que la Escritura señala, que será una multitud inmensa (Ap 7, 9-17).

Así que, ―los 144,000 sellados‖ tiene que ser una cifra simbólica, que representa a la
―muchedumbre inmensa‖ de todos los salvados.

3. Porque el Israel espiritual está constituido por la descendencia de Abraham


según la Promesa.

Israel espiritual = descendencia de Abraham según la Promesa.

La Escritura implícitamente nos enseña que existen dos clases de Israel:


El Israel carnal. Es el pueblo constituido por todos los que pertenecen a la nación judía,
constituido por la descendencia de Abraham según la carne.
El Israel espiritual. Es el pueblo de Dios, constituido por todos los hijos de Dios ya sean
judíos o gentiles, los cuales son descendencia de Abraham según la Promesa. Escuchemos:

―Pues NO TODOS LOS DESCENDIENTES DE ISRAEL SON ISRAEL. Ni


por ser descendientes de Abraham, son todos hijos. Sino que por Isaac llevará tu
nombre una descendencia; es decir: no son hijos de Dios los hijos según la carne,
sino que LOS HIJOS DE LA PROMESA SE CUENTAN COMO
DESCENDENCIA. Porque éstas son las palabras de la promesa: Por este tiempo
volveré; y Sara tendrá un hijo‖ (Rm 9, 6-9).

―Dice la Escritura que Abraham tuvo dos hijos: uno de la esclava y otro de la libre.
Pero el de la esclava nació según la naturaleza; el de la libre, EN VIRTUD DE LA
PROMESA. Hay en ello una alegoría: estas mujeres representan dos alianzas; la
primera, la del monte Sinaí, madre de los esclavos, es Agar, (pues el monte Sinaí
está en Arabia) y corresponde a la Jerusalén actual, que es esclava, y lo mismo sus
hijos. Pero la Jerusalén de arriba es libre; ésa es nuestra madre, pues dice la
Escritura regocíjate estéril, la que no das hijos; rompe en gritos de júbilo, la que
no conoces los dolores de parto, que más son los hijos de la abandonada que los
de la casada. Y vosotros, hermanos, a la manera de Isaac, SOIS HIJOS DE LA
PROMESA‖ (Ga 4, 22-28).

Todo buen entendedor puede descubrir lo que implícitamente dicen los textos anteriores:
-Que no todos los descendientes de Abraham pertenecen al Israel espiritual o pueblo de
Dios.

- 58 -
-Que Abraham tuvo dos clases de hijos: los nacidos según la carne y los nacidos según la
Promesa.
-Que los hijos de Abraham según la carne, constituyen el Israel carnal o literal.
-Que los hijos de Abraham nacidos según la Promesa, son hijos de Dios; que todos ellos
constituyen el Israel Espiritual o pueblo de Dios.
-Que los hijos de Abraham según la Promesa, pueden ser judíos o gentiles (como los
romanos y gálatas, destinatarios de las cartas aludidas en los textos anteriores).
De modo que:
+ Israel espiritual = descendencia de Abraham según la Promesa.
La descendencia de Abraham según la Promesa, es “numerosa como las estrellas del
cielo, incontable como las arenas de las orillas del mar”.

―Dijo Abram: ‗Mi Señor, Yahveh, ¿qué me vas a dar, si me voy sin hijos...?‘ Y
sacándole fuera, le dijo: ‗Mira al cielo, y CUENTA LAS ESTRELLAS, SI
PUEDES CONTARLAS‘. Y le dijo: ‗Así será tu descendencia‘ ‖ (Gn 15, 2.5).

―Yo te colmaré de bendiciones y acrecentaré muchísimo tu descendencia COMO


LAS ESTRELLAS DEL CIELO Y COMO LAS ARENAS DE LA PLAYA‖ (Gn
22, 17).

―Como dice la Escritura: TE HE CONSTITUIDO PADRE DE MUCHAS


NACIONES: padre nuestro delante de Aquel a quien creyó... El cual, esperando
contra toda esperanza, creyó, y fue hecho padre de muchas naciones‖ (Rm 4, 17).
―La Escritura, previendo que Dios justificaría a los gentiles por la fe, anunció con
antelación a Abraham esta buena nueva: EN TI SERÁN BENDECIDAS TODAS
LAS NACIONES. Así pues, los que viven de la fe son bendecidos con Abraham
el creyente‖ (Ga 3, 8-9).

―Por lo cual también de uno solo y ya gastado nacieron hijos, NUMEROSOS


COMO LAS ESTRELLAS DEL CIELO, INCONTABLES COMO LAS ARENAS DE
LAS ORILLAS DEL MAR.‖ (Hb 11, 12).

―Simeón ha referido cómo Dios ya al principio intervino para procurarse entre los
gentiles un pueblo para su Nombre. Con esto concuerdan los oráculos de los
Profetas, según está escrito: Y reconstruiré la tienda de David que está en ruinas,
y la volveré a levantar. Para que el resto de los hombres busque al Señor, y
TODAS LAS NACIONES que han sido consagradas a mi nombre” (Hech 15, 14-
17).

- 59 -
―Convenía, en verdad, que Aquél por quien es todo y para quien es todo, llevara
MUCHOS HIJOS A LA GLORIA... Pues tanto el santificador como los santificados
tienen todos el mismo origen. Por eso no se avergüenza de llamarles hermanos...
Por tanto, así como los hijos participan de la sangre y de la carne, así también
participó él de las mismas, para aniquilar mediante la muerte al señor de la
muerte, es decir, al Diablo, y libertar a cuantos por temor a la muerte, estaban de
por vida sometidos a esclavitud. Porque ciertamente, no se ocupa de los ángeles,
sino de LA DESCENDENCIA DE ABRAHAM” (Hb 2, 10-11.14-16).
Sí, en los textos anteriores muy claro vemos:
-Que Dios prometió a Abraham que sería padre en la fe, de la nación judía y de muchas
naciones.
-Que Dios prometió a Abraham una descendencia ―numerosa como las estrellas del cielo,
incontable como las arenas de las orillas del mar‖.
-Que son muchos los hermanos de Jesús, y todos pertenecen a la descendencia de Abraham
Ha quedado claro que:
+ Descendencia de Abraham según la Promesa = ―numerosa como las estrellas del
cielo, incontable como las arenas de las orillas del mar‖.
Son descendencia de Abraham según la Promesa, todos los que viven la fe en Jesucristo:
―Por tu descendencia se bendecirán todas las naciones de la tierra, en pago de
haber obedecido tú mi voz‖ (Gn 22, 18).
―Las promesas fueron dirigidas a Abraham y a su descendencia. No dice: y a los
descendientes, como si fueran muchos, sino a uno solo, a tu descendencia, es decir
a Cristo. Y digo yo: Un testamento ya hecho por Dios en forma debida, no puede
ser anulado por la ley, que llega cuatrocientos treinta años más tarde, de tal modo
que la promesa quede anulada. Pues si la herencia dependiera de la ley, ya no
procedería de la promesa, y sin embargo, Dios otorgó a Abraham su favor en
forma de promesa... ¿la ley se opone a las promesas de Dios? ¡De ningún modo! Si
de hecho se nos hubiera otorgado una ley capaz de vivificar, en ese caso la justicia
vendría realmente de la ley. Pero, de hecho, la Escritura encerró todo bajo el
pecado, a fin de que la Promesa fuera otorgada a los creyentes mediante la fe en
Jesucristo‖ (Ga 3, 15-22).
―Así Abraham creyó en Dios y le fue reputado como justicia. Tened, pues,
entendido que los que viven de la fe, ésos son los hijos de Abraham. La
Escritura, previendo que Dios justificaría a los gentiles por la fe, anunció con
antelación a Abraham esta buena nueva: En ti serán bendecidas todas las
naciones. Así pues, los que viven de la fe son bendecidos con Abraham el
creyente. Porque todos los que viven de las obras de la ley incurren en
maldición...‖ (Ga 3, 6-10).

- 60 -
―Decimos, en efecto, que la fe de Abraham le fue reputada como justicia... y
recibió la señal de la circuncisión como sello de la justicia de la fe que poseía
siendo incircunciso. Así se convertía en padre de todos los creyentes
incircuncisos, a fin de que la justicia les fuera igualmente imputada; y en padre
también de los circuncisos que no se conforman con la circuncisión, sino que
siguen además las huellas de la fe que tuvo nuestro padre Abraham antes de la
circuncisión‖ (Rm 4, 9-12).
―Y que la ley no justifica a nadie ante Dios es cosa evidente, pues el justo vivirá
por la fe... Cristo nos rescató de la maldición de la ley, haciéndose él maldición
por nosotros, pues dice la Escritura: maldito todo el que está colgado de un
madero, a fin de que llegara a los gentiles, en Cristo Jesús, la bendición de
Abraham, y por la fe recibiéramos el Espíritu de la Promesa‖ (Ga 3, 11-14).
―Isaías también clama a favor de Israel: Aunque los hijos de Israel fueran
numerosos como las arenas del mar, sólo el resto será salvo...
¿Qué diremos, pues? Que los gentiles que no buscaban la justicia, han hallado la
justicia –la justicia de la fe- mientras Israel, buscando una ley de justicia, no llegó
a cumplir la ley. ¿Por qué? Porque la buscaba no en la fe sino en las obras.
Tropezaron contra la piedra de tropiezo, como dice la Escritura: He aquí que
pongo en Sión piedra de tropiezo y roca de escándalo; mas el que crea en él, no
será confundido‖ (Rm 9, 27- 33).
―Pero, al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer,
nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y para que
recibiéramos la filiación adoptiva. La prueba de que sois hijos es que Dios ha
enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá, Padre! De
modo que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero por voluntad de
Dios‖ (Ga 4, 4-7).
―Y así, antes de que llegara la fe, estábamos encerrados bajo la vigilancia de la ley,
en espera de la fe que debía manifestarse. De manera que la ley ha sido nuestro
pedagogo hasta Cristo, para ser justificados por la fe. Mas, una vez llegada la fe,
ya no estamos bajo el pedagogo. Pues todos sois hijos de Dios POR LA FE EN
CRISTO JESÚS. En efecto, todos los bautizados en Cristo os habéis revestido de
Cristo: ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que
todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. y si sois de Cristo, YA SOIS
DESCENDENCIA DE ABRAHAM, herederos SEGÚN LA PROMESA‖ (Ga 3, 23-
29).
Cualquiera puede comprender, lo que con claridad se dice en los textos anteriores:
-Que Cristo Jesús es la descendencia de Abraham, por la cual se le prometió que serían
bendecidas todas las naciones.

- 61 -
-Que por la fe en Jesucristo, a los creyentes de todas las naciones, se les otorgará la
Promesa.
-Que lo que justifica es la fe.
-Que Dios quiso justificar a todos los gentiles, de todas las naciones mediante la fe.
-Que todos los hombres, ya sean judíos o gentiles, son justificados por su fe en Jesucristo.
-Que todos los que viven de la fe en Jesucristo: son hijos de Dios, son de Cristo, son
descendencia de Abraham según la Promesa; son el Israel espiritual.
Queda claro que:
+ Descendencia de Abraham según la Promesa = todos los que viven la fe en Jesucristo.
Los 144, 000 sellados constituyen las doce tribus del Israel espiritual.
―Pues no todos los descendientes de Israel son Israel. Ni por ser descendientes de
Abraham, son todos hijos. Sino que por Isaac llevará tu nombre una descendencia;
es decir: no son hijos de Dios los hijos según la carne, sino que los hijos de la
promesa se cuentan como descendencia. Porque éstas son las palabras de la
promesa: Por este tiempo volveré; y Sara tendrá un hijo‖ (Rm 9, 6-9).
―No causéis daño ni a la tierra ni al mar ni a los árboles, hasta que marquemos con
el sello la frente de los siervos de nuestro Dios. Y oí el número de los marcados
con el sello: ciento cuarenta y cuatro mil sellados; de todas las tribus de los
hijos de Israel” (Ap. 7, 3-4).
Al mirar el primer texto anterior recordemos que existen dos clases de Israel:
-El Israel literal, constituido por todos los descendientes de Abraham según la carne, los
cuales pertenecen a la nación judía.
-El Israel espiritual, constituido por todos los descendientes de Abraham según la Promesa,
los cuales pertenecen tanto a la nación judía, como a las naciones de los gentiles (y viven
la fe en Jesucristo).
Ahora bien, los 144,000 sellados que se describen en el segundo texto anterior, deben
constituir el Israel espiritual, puesto que de acuerdo al primer texto anterior, el Israel
puramente carnal no cuenta como pueblo de Dios; aunque sea descendencia de Abraham.
Así que:
+ ―Los 144,000 sellados‖ = las doce tribus del Israel espiritual.
Ampliamente hemos visto que:
+ Israel espiritual = descendencia de Abraham según la Promesa.
+ Descendencia de Abraham según la Promesa = numerosa como las estrellas del cielo,
incontable como las arenas de las orillas del mar.
+ La incontable descendencia de Abraham según la Promesa = todos los que viven la fe en
Jesucristo.
+ ―Los 144,000 sellados‖ = Israel espiritual.

- 62 -
Por lo tanto podemos formular la ecuación:
Israel espiritual = descendencia de Abraham según la Promesa = numerosa como las
estrellas del cielo, incontable como las arenas de las orillas del mar = todos los viven la fe
en Jesucristo = ―Los 144,000 sellados‖.
Así que, ―los 144,000 sellados‖ es una cifra simbólica que representa al nuevo Israel de
Dios; al Israel espiritual, constituido por la descendencia de Abraham según la Promesa, la
cual es numerosa como las estrellas del cielo, incontable como las arenas de las orillas del
mar; y engloba a la ―muchedumbre inmensa‖ de creyentes, judíos y gentiles de todas las
naciones (ver los textos de las págs. 59-61) que viven de la fe en Jesucristo.

3. PORQUE TODOS LOS SIERVOS DE DIOS SERÁN SELLADOS


―No causéis daño ni a la tierra ni al mar ni a los árboles, hasta que MARQUEMOS
CON EL SELLO LA FRENTE DE LOS SIERVOS DE NUESTRO DIOS. Y oí el
número de los marcados con el sello: ciento cuarenta y cuatro mil sellados‖ (Ap
7, 3.4).
―Seguí mirando, y había un Cordero, que estaba en pie sobre el monte Sión, y con
él ciento cuarenta y cuatro mil, que LLEVABAN ESCRITO EN LA FRENTE
EL NOMBRE DEL CORDERO Y EL NOMBRE DE SU PADRE. Han sido
rescatados de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero‖ (Ap
14, 1.4).
―Y no habrá ya maldición alguna; el trono de Dios y del Cordero estará en la
ciudad y LOS SIERVOS DE DIOS le darán culto. Verán su rostro y LLEVARÁN
SU NOMBRE EN LA FRENTE‖ (Ap 22, 3).
En los textos anteriores vemos: que se sella a todos los ―siervos de Dios‖; que la marca o
sello de Dios consiste en llevar escritos en la frente, el nombre del Padre y el nombre del
Cordero; que su número es de 144,000; que todos estarán en la Ciudad celestial ante el
trono de Dios, dándole culto.
Pero, los ―siervos de Dios‖ ¿se reducirán a un número literal de 144,000?
¡Naturalmente que no!
En Ap 1, 1 podemos ver que la ―Revelación de Jesucristo‖ está dirigida a todos los
―siervos de Dios‖, los cuales no pueden reducirse a una cifra literal de 144,000; de ser así,
leer o escuchar esta profecía, sólo aprovecharía a ese número de personas.
Pero Juan asegura, que conocer esta Revelación, es provechoso para todos: ―Dichoso el
que lea y los que escuchen las palabras de esta profecía, y guarden lo escrito en ella‖ (Ap
1, 3). ¿Qué provecho sacarán? Serán sellados con el sello de Dios.
Sí, todos los que lean, escuchen y guarden lo escrito en el ―Apocalipsis‖ de Juan, se
convertirán en ―siervos de Dios‖, llevarán el sello de Dios en la frente y, estarán en la

- 63 -
Ciudad celestial ante el trono de Dios, dándole culto.
¿Quién nos asegura que ese es el provecho que se saca por leer, escuchar y guardar lo
escrito en el libro ―Apocalipsis‖ de la Biblia?
El ángel que condujo la revelación.
Sí, las dos veces que Juan quiso adorar al ángel que le guió en la revelación, éste se lo
impidió diciéndole:
―No, cuidado; yo soy un siervo como tú y como tus hermanos que mantienen el
testimonio de Jesús‖ (Ap 19, 10).
―No, cuidado; yo soy un siervo como tú y como tus hermanos los profetas y los
que guardan las palabras de este libro‖ (Ap 22, 9).
Está muy claro: que todos los lean, escuchen y guarden lo escrito en el libro de la
Revelación de Juan, se convertirán en ―siervos de Dios‖, como lo son el ángel antes
mencionado y Juan; que todos ellos llevarán el sello de Dios en la frente, y estarán en la
Ciudad celestial, dándole culto por siempre.
Ahora bien, los ―siervos de Dios‖ que serán marcados en la frente con el sello de Dios, no
pueden reducirse a un número literal de 144,000, sino que éstos son incontables, puesto
que muchos millones de personas ya han leído y escuchado, y muchos otros millones y
millones de personas leerán, escucharán y guardarán lo contenido en la profecía o
revelación de Juan.
Otro camino por donde podemos constatar, que es cierto lo que ya hemos dicho con
respecto a la cantidad de los ―siervos de Dios‖, son las advertencias que se hacen al final
del libro Apocalipsis:
―Yo advierto a todo el que escuche las palabras proféticas de este libro: ‗Si alguno
añade algo sobre esto, Dios echará sobre él las plagas que se describen en este
libro. Y si alguno quita algo a las palabras de este libro profético, Dios le quitará
su parte en el árbol de la Vida y en la Ciudad Santa, que se describen en este
libro‘ ‖ (Ap 22, 18-19).
Si el número de los ―siervos de Dios‖ sellados, que estarán en la Ciudad Santa, se redujera
literalmente a una cantidad de 144,000, las advertencias anteriores, no podrían afectar a
nadie más fuera de esa cantidad de personas. Y ni siquiera tendría caso escribirlas, pues,
¿cómo se les puede quitar su derecho al árbol de la Vida y a entrar en la Ciudad Santa, a
quienes no tienen ese derecho?
Por lo tanto, los ―ciento cuarenta y cuatro mil sellados‖ tiene que ser una cifra simbólica,
que engloba a una muchedumbre inmensa de ―siervos de Dios‖ constituida por todos los
que lean, escuchen y guarden lo contenido en el libro bíblico Apocalipsis.

Así que, ―los144, 000 sellados‖ es una cifra simbólica, porque todos los ―siervos de Dios‖
serán sellados.

- 64 -
Los “ciento cuarenta y cuatro mil” son “como primicias para Dios y para el Cordero”.

―Seguí mirando, y había un Cordero, que estaba en pie sobre el monte Sión, y con
él ciento cuarenta y cuatro mil, que llevaban escrito en la frente el nombre del
Cordero y el nombre de su Padre. Han sido rescatados de entre los hombres como
primicias para Dios y para el Cordero‖ (Ap 14, 1.4).

Alguien preguntará: si los ―ciento cuarenta y cuatro mil‖ son una cifra simbólica, entonces,
¿por qué la Escritura dice que son ―como primicias para Dios y para el Cordero‖?
La respuesta la encontramos en la misma Escritura:

―Ve y grita a los oídos de Jerusalén:


Así dice Yahveh: de ti recuerdo tu cariño juvenil, el amor de tu noviazgo; aquel
seguirme tú por el desierto, por la tierra no sembrada.
Consagrado a Yahveh estaba Israel, primicias de su cosecha. „Quienquiera que
lo coma, será reo; mal le sucederá‘ -oráculo de Yahveh-‖ (Jer 2, 2-3).

En Jer 2, 2-3 vemos cómo al Israel histórico, primer pueblo elegido como propiedad muy
especial de Dios, se le comparaba con las ―primicias‖ de la cosecha, las cuales le
correspondían sólo a Yahveh (Lv 23, 10-11.17.20), por lo cual eran cosa muy santa, y
quien se atrevía a comerlas cometía un grave delito contra Dios (Lv 22, 10.16). De manera
semejante, quien se atrevía a atacar a su pueblo, se hacía reo de castigo.
Entonces, cuando Ap 14, 1.4 declara que los ―ciento cuarenta y cuatro mil‖ ―Han sido
rescatados de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero‖, no quiere
decir que además de los ―ciento cuarenta y cuatro mil‖, haya otros más que no estén
comprendidos en esa cifra simbólica, sino que se refiere a todos los hombres que van
haciéndose seguidores del Cordero, y que no se perderán; es una visión anticipada que
abarca a todos los que se salvarán. Ellos desde ahora forman el nuevo Israel, el nuevo
pueblo de Dios; y son propiedad muy santa de Dios, ―como primicias para Dios y para el
Cordero‖ Por lo tanto, el que se atreva a atacarlos, es como si se atreviera a comer las
primicias de Yahveh (Jer 2, 2-3); se hará reo de terrible castigo.

Así que, los ―ciento cuarenta y cuatro mil‖ rescatados de entre los hombres como primicias
para Dios y para el Cordero son una cifra simbólica, que representa a la inmensa totalidad
de creyentes del nuevo Israel de Dios.

- 65 -
Capítulo IX
NO HABRÁ NINGÚN NUEVO GOBIERNO DE DIOS
CONSTITUIDO POR JESÚS Y “LOS 144, 000”, DESCENDIENTES DE UNA MUJER FIGURATIVA

Nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖ enseñan:

1. Que la sentencia de Gn 3, 15 se refirió a un nuevo gobierno de Dios.


«Cuando Satanás hizo que Adán y Eva se le unieran en su rebelión, Jehová vio que se
necesitaba un nuevo gobierno sobre la humanidad. Por eso inmediatamente Dios anunció
su propósito de establecer tal gobierno. Se refirió a este gobierno cuando pronunció
sentencia sobre la serpiente, y de hecho dijo a Satanás el Diablo: ―Pondré enemistad entre
ti y la mujer y entre tu descendencia y la descendencia de ella.‖ Génesis 3: 14, 15» (―Usted
puede vivir para siempre el paraíso en la Tierra‖, pág. 116).
2. Que la sentencia de Gn 3, 15 no se refirió a la mujer Eva y a su descendencia.
Afirman que: puesto que la serpiente que engañó a Eva, no era una serpiente literal, sino
Satanás, la sentencia de Gn 3,15 no pudo haberse referido a la mujer Eva y a su
descendencia, sino a una mujer simbólica; presentan tres argumentos: «―La mujer‖. ¿Era
Eva? Puede que ella haya pensado así. A) Pero se hizo imposible una enemistad duradera
entre Eva y Satanás cuando Eva murió hace más de 5000 años. B) Además, puesto que la
Serpiente a quien habló Jehová es un espíritu, deberíamos esperar que la mujer también
perteneciera a la región de los espíritus. C) Revelación 12:1, 2 confirma esto al indicar que
esta mujer figurativa es la organización celestial de Jehová compuesta de criaturas que son
espíritus» (su libro ―Apocalipsis‖, pág. 10).

3. Que la “mujer figurativa” a que se refirió sentencia de Gn 3, 15 es como esposa de


Yahveh: «La Jerusalén de arriba es la organización universal de Jehová, compuesta de
criaturas celestiales, que obra como su esposa, tanto en servirle como en darle prole» (su
libro ―Apocalipsis‖ pág 178).

4. Que „la Jerusalén de arriba‟ (Ga 4, 26) y la „Nueva Jerusalén‟ (Ap 21, 2) no es la
misma: «Pero ¿qué es, exactamente, la Jerusalén de arriba? Puesto que Pablo dijo que
estaba ―arriba‖, y Juan la ve en el cielo, es obvio que no es una ciudad terrestre; tampoco
es lo mismo que la ―Nueva Jerusalén‖, puesto que esta última organización es la novia de
Cristo, no la esposa de Jehová (Revelación 21:2)» (su libro ―Apocalipsis‖ pág. 178).

5. Que Jesús y 144,000 hermanos son la descendencia de la mujer figurativa o “esposa


de Yahveh”, que constituirán el nuevo gobierno de Dios. «La Biblia llama hermanos de
Jesús a los cristianos ungidos, y como hermanos de él, ellos tienen el mismo Padre y la
misma madre. (Hebreos 2, 11.) Su Padre es Jehová Dios. Por eso, su madre tiene que ser
―la mujer‖, la organización celestial de Dios que es como una esposa para él. Ellos llegan a

- 66 -
ser una parte secundaria de la descendencia, y Cristo Jesús es la parte principal». Además
dicen, que la descendencia secundaria de la mujer figurativa, son ―los 144,000‖ que van a ir al
cielo a gobernar junto con Cristo (Sus libros ―Apocalipsis‖ págs. 12 . 11; y ―Usted puede vivir
para siempre el paraíso en la Tierra‖, págs. 123.124).
A continuación explicamos por qué no habrá ningún gobierno constituido por Jesucristo y
144,000 descendientes de una mujer figurativa:
Porque la sentencia de Gn 3, 15 sí se refiere a Eva y a su descendencia.
Primero responderemos a los argumentos A, B y C que se presentan (en el párrafo 2 de la
página anterior) para negar, que la sentencia de Gn 3, 15 se refiere a la mujer Eva y a su
descendencia:
A) «Imposible una enemistad duradera entre Eva y Satanás cuando Eva murió hace más
de 5000 años».
Respuesta.- Es verdad que, si a Eva la consideráramos como una mujer concreta, no podría
durar por siempre, pero al morir ella, sería su descendencia quien continuaría la enemistad
contra Satanás y su linaje. La muerte de Eva no sería impedimento, para que Dios cumpla lo
que prometió en Gn 3, 15. Las Escrituras muestran, que Dios siempre da cumplimiento a sus
promesas, a pesar de que hayan muerto quienes las recibieron (Lc 1, 67-75).
¿Acaso no cumplió Dios su promesa hecha a Abraham (Gn 12, 7; 15, 5; 17, 3-5), a pesar de
que Abraham haya muerto?; ¡claro que sí, lo cumplió en su descendencia (Sal 105, 8; Ga 3, 15-
22; Hb 11, 12).
Dios prometió a David consolidar su trono para siempre (2 Sam 7,12-13; Is 9,6; Lc 1,32-33),
¿y acaso no cumplió Dios lo prometido, a pesar de que David haya muerto?; por supuesto que
sí, lo cumplió en su descendencia.
Así que, podemos tener la certeza, de que, aunque la mujer Eva haya muerto, en su
descendencia continuará la guerra contra la Serpiente, dictada por Dios en Gn 3, 15.
La descendencia de la mujer Eva, que pisará la cabeza de la Serpiente, es Cristo Jesús (1 Jn 3,
8); para eso él se hizo del linaje de Adán y Eva:
―Libro de la generación de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: Abraham
engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob, Jacob engendró a Judá y a sus
hermanos... Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús,
llamado Cristo‖ (Mt 1,1-16).
―Tenía Jesús, al comenzar, unos treinta años, y era según se creía hijo de José, hijo
de Helí..., hijo de Natán, hijo de David, hijo de Jesé..., hijo de Jacob, hijo de Isaac,
hijo de Abraham... hijo de Enós, hijo de Set, hijo de Adán, hijo de Dios” (Lc 3,
23-38).
En los textos anteriores vemos con toda claridad que Jesús siendo Hijo de Dios, se hizo
hijo de Adán; se hizo hermano de los descendientes de Adán y Eva.

- 67 -
Cualquiera que lea con honradez los textos anteriores, puede ver que, Jesús y ―sus
hermanos‖ (de ningún modo nos referimos a hermanos carnales, sino a los cristianos
mencionados en Hb 2, 11) son la descendencia de la mujer Eva, en la cual continúa la
enemistad contra la Serpiente y su linaje.
Sí, Cristo y los que son de Cristo alcanzan la victoria señalada en Gn 3, 15; pues, vencen al
Dragón, la antigua Serpiente: “Ellos lo vencieron gracias a la sangre del Cordero y a la
palabra de testimonio que dieron, porque despreciaron su vida ante la muerte” (Ap 12, 11).
Queda claro que sentencia de Gn 3, 15 sí se refiere a la mujer Eva y a su descendencia.
B) «Puesto que la Serpiente a quien habló Jehová es un espíritu, deberíamos esperar que
la mujer también perteneciera a la región de los espíritus».
Respuesta.- Las reglas de razonamiento de nuestros ―Testigos de Jehová‖, aplicadas a Gn
3, 15, llevan a conclusiones falsas. Lo vamos a comprobar, aplicando esas reglas a otros
pasajes bíblicos:
Razonamiento aplicado a Gn 3, 15: Conclusión:
Yahveh Dios dijo a la serpiente: «Puesto que la Serpiente a quien habló
―Enemistad pondré entre ti y la mujer, y Jehová es un espíritu invisible, deberíamos
entre tu linaje y su linaje: él te pisará la esperar que la mujer también perteneciera
cabeza mientras acechas tú su calcañar‖ (Gn a la región de los espíritus».
3, 14.15).
Razonamiento aplicado a otros textos: Conclusión:

―Dijo, pues, Yahveh Dios a la mujer: Puesto que la mujer a quien habló Yahveh
¿Por qué lo has hecho? Y contestó la mujer: Dios es un ser humano visible, deberíamos
la serpiente me sedujo, y comí‖ (Gn 3, 13). esperar que la serpiente también
perteneciera a la región de los seres
humanos.
―Y Yahveh dijo al Satán: Puesto que Satán a quien habló Yahveh es
¿No te has fijado en mi siervo Job? un espíritu invisible, deberíamos esperar
¡No hay nadie como él en la tierra; es un que el hombre Job también perteneciera a
hombre cabal, recto, que teme a Dios y se la región de los espíritus.
aparta del mal!‖ (Job 1, 8).
―He visto a Yahveh sentado en un trono y Puesto que el ejército de los cielos, a
todo el ejército de los cielos estaba a su lado, quienes habló Yahveh son espíritus
a derecha e izquierda. Preguntó Yahveh: invisibles, deberíamos esperar que Ajab
¿Quién engañará a Ajab para que suba y caiga también perteneciera a la región de los
en Ramot de Galaad?‖ (2 Cro 18, 19). espíritus.

- 68 -
Las conclusiones anteriores demuestran que las reglas de razonamiento aplicadas a Gn 3,
15, por nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖, conducen a sacar falsas conclusiones.
Por lo tanto, la conclusión: «“Puesto que la Serpiente a quien habló Jehová es un
espíritu invisible, deberíamos esperar que la mujer también perteneciera a la región de
los espíritus”», formulada por nuestros hermanos antes mencionados, es inválida.
Es cierto, que la serpiente engañadora no es una culebra literal, sino un espíritu, es
Satanás; pero eso no significa, que la sentencia de Gn 3,15, no se refiera a la mujer Eva,
sino a una mujer simbólica constituida por espíritus; si esto fuera así, entonces, tendríamos
que admitir, que todo el capítulo 3 del Génesis, se refiere a esa mujer simbólica, y no a
Eva, pues en todo el relato se trata de la misma serpiente. Pero podemos estar seguros, que
la sentencia de Gn 3,15 se refiere a Eva y a su descendencia, puesto que a los
descendientes de Eva se les dio el poder, para pisotear el poder de Satanás y de sus
demonios. Escuchemos:
―Regresaron los setenta y dos alegres, diciendo: ‘Señor, hasta los demonios se nos
someten en tu nombre‘. Él les dijo: ‘Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.
Mirad, os he dado el poder de pisar sobre serpientes y escorpiones, y sobre todo
poder del enemigo, y nada os podrá hacer daño; pero no os alegréis de que los
espíritus se os sometan; alegraos de que vuestros nombres estén escritos en los
cielos‘ ‖ (Lc 10, 17-20).
Y el hecho de que las ―serpientes y escorpiones‖ mencionados en Lc 10, 17-20, no sean
culebras y escorpiones literales, no significa, que ―los setenta y dos‖ enviados sean
hombres simbólicos.
No hay ninguna razón para negar, que la sentencia de Gn 3, 15 se refiere a la mujer Eva y
su descendencia.
Es verdad, que la serpiente, a quien habló Yahveh Dios, es un espíritu invisible. Pero eso
no cambia nada; porque es la mujer Eva la que pecó, y la serpiente fue quien la engañó; y
es con ellos con quien Yahveh trató el asunto. Escuchemos con atención:
―Yahveh Dios llamó al hombre y le dijo: ¿Dónde estás? Este contestó: Te oí andar
por el jardín y tuve miedo, porque estoy desnudo; por eso me escondí. Él replicó:
... ¿Has comido acaso del árbol del que te prohibí comer? Dijo el hombre: ‗LA
MUJER‟ que me diste por compañera me dio del árbol y comí. Dijo, pues,
Yahveh Dios a ‗LA MUJER‟: ¿Por qué lo has hecho? Y contestó 'LA MUJER':
La serpiente me sedujo y comí. Entonces Yahveh Dios dijo a la serpiente: Por
haber hecho esto, maldita seas entre todas las bestias y entre todos los animales del
campo. Sobre tu vientre caminarás, y polvo comerás todos los días de tu vida.
Enemistad pondré entre ti y ‗LA MUJER‟, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará
la cabeza mientras acechas tú su calcañar*.
*―Acechas tú su calcañar‖.- Utilizando esta imagen se describe la reacción sin descanso de la serpiente, que no logra más
que molestar un órgano sin importancia vital de la descendencia de la ―Mujer‖, mientras que esta última le pisa la cabeza
(órgano vital de la serpiente-diablo); esto manifiesta que la serpiente queda vencida bajo el pie victorioso, que la domina.

- 69 -
A „LA MUJER‟ le dijo: Tantas haré tus fatigas cuantos sean tus embarazos: con
dolor parirás los hijos. Hacia tu marido irá tu apetencia, y él te dominará‖ (Gn 3,1-
16).

¿Quién será capaz de cerrar sus ojos, para no ver que, en toda la narración de Gn 3, 1-24
(conviene leerla), cada vez que se menciona a ―LA MUJER‖, se refiere a la mujer Eva? A
ella se refiere: la desobediencia, la sentencia, y las consecuencias de su pecado:
De manera que, la sentencia de Gn 3, 15 sí se refiere a la mujer Eva y a su descendencia.
C) «Revelación 12:1, 2 confirma esto al indicar que esta mujer figurativa es la
organización celestial de Jehová compuesta de criaturas que son espíritus».
Respuesta.- La mujer que describe Ap 12, 1-2 no es una organización celestial de Jehová
compuesta de criaturas que son espíritus. Esa mujer simbólica es la Iglesia, nuevo pueblo
de Dios. Escuchemos lo que dice la Escritura:
―Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol, con la luna bajo
sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza; está en cinta, y grita
con los dolores del parto y con el tormento de dar a luz. Y apareció otra señal en
el cielo: Un gran Dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus
cabezas siete diademas. Su cola arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo y
las precipitó sobre la tierra. El Dragón se detuvo delante de la Mujer que iba a dar
a luz, para devorar a su Hijo en cuanto lo diera a luz. La mujer dio a luz un Hijo
varón, el cual ha de regir a las naciones con cetro de hierro; y su hijo fue
arrebatado hasta Dios y hasta su trono. Y la mujer huyó al desierto, donde tiene un
lugar preparado por Dios para ser allí alimentada mil doscientos sesenta días.
Entonces se entabló una batalla en el cielo. Miguel y sus Ángeles combatieron con
el Dragón. También el Dragón y sus Ángeles combatieron, pero no prevalecieron y
no hubo ya en el cielo lugar para ellos. Y fue arrojado el gran Dragón, la Serpiente
antigua, el llamado Diablo y Satanás, el seductor del mundo entero; fue arrojado a
la tierra y sus Ángeles fueron arrojados con él. Oí entonces una fuerte voz que
decía en el cielo: ‘Ahora ya ha llegado la salvación , el poder y el reinado de
nuestro Dios y la potestad de su Cristo, porque ha sido arrojado el acusador de
nuestros hermanos, el que los acusaba día y noche delante de nuestro Dios. Ellos
lo vencieron gracias a la sangre del Cordero y a la palabra del testimonio que
dieron, porque despreciaron su vida ante la muerte. Por eso, regocijaos, cielos
y los que en ellos habitáis. ¡Ay de la tierra y del mar! porque el Diablo ha bajado
donde vosotros con gran furor, sabiendo que le queda poco tiempo‘.
Cuando el Dragón vio que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la Mujer que
había dado a luz al Hijo varón. Pero se le dieron a la Mujer las dos alas del águila

- 70 -
grande para volar al desierto, a su lugar, lejos del Dragón, donde tiene que ser
alimentada un tiempo y tiempos y medio tiempo. Entonces el Dragón vomitó de sus
fauces como un río de agua, detrás de la Mujer, para arrastrarla con su corriente.
Pero la tierra vino en auxilio de la Mujer: abrió su boca y tragó el río vomitado de
las fauces del Dragón. Entonces despechado contra la Mujer, se fue a hacer la
guerra al resto de sus hijos, los que guardan los mandamientos de Dios y
mantienen el testimonio de Jesús‖ (Ap 12, 1-17).
Detalles que nos hacen ver que ―la mujer‖ que se describe en el texto anterior es la Iglesia de
Cristo:
1-Aparece ―vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas
sobre su cabeza‖.
La Escritura, describe el origen del pueblo de Israel con las imágenes: del sol, la luna y
doce estrellas, que significan a Jacob, su esposa, y los doce hijos, de los cuales se formarán
las doce tribus. Escuchemos: ―He tenido otro sueño: Resulta que el sol, la luna y once
estrellas se inclinaban ante mí... y su padre le reprendió y le dijo: ¿Qué sueño es ése que
has tenido? ¿Es que yo, tu madre y tus hermanos vamos a venir a inclinarnos ante ti hasta
el suelo?‖ (Gn 37, 9-11).
Con las imágenes del sol y la luna se describe la presencia de Yahveh en medio de Israel:
―¡Arriba, resplandece, que ha llegado tu luz, y la gloria de Yahveh sobre ti ha amanecido!
Pues mira cómo la oscuridad cubre la tierra, y espesa nube a los pueblos, mas sobre ti
amanece Yahveh y su gloria sobre ti aparece‖ (Is 60, 1-2).
―No será para ti ya nunca más el sol luz del día, ni el resplandor de la luna te alumbrará de
noche, sino que tendrás a Yahveh por luz eterna y a tu Dios por tu hermosura.
No se pondrá jamás tu sol, ni tu luna menguará, pues Yahveh será para ti luz eterna, y
se habrán acabado los días de tu luto‖ (Is 60, 19-20).
Es claro que, las 12 estrellas representan al pueblo de Israel, y, el sol y la luna representan
la gloria de Dios; pues, Yahveh prometió a su pueblo, que él mismo sería su luz eterna.
Ahora bien, en la visión de Juan, es la Iglesia, nuevo pueblo de Dios, el nuevo Israel que
aparece como una mujer, envuelta por la gloria de Yavheh, el cual se convierte en su luz
eterna, en su sol y luna que nunca menguarán. Las doce estrellas representan tanto a las
doce tribus de Israel, como a los doce apóstoles, con los cuales Jesús dio inicio a su Iglesia
(Mc 3, 13-19).
2-Está en cinta, y grita con los dolores del parto.
La Escritura utiliza la imagen de una mujer que grita con dolores del parto, para describir a
Sión (o Israel), el pueblo de Yahveh, que nace en medio de persecuciones:
―Escuchad la palabra de Yahveh, los que tembláis a su palabra.
Dijeron vuestros hermanos que os aborrecen, que os rechazan por causa de mi nombre:
‗Que Yahveh muestre su gloria y veamos vuestra alegría‘.

- 71 -
Pero ellos quedarán avergonzados. Voz estruendosa viene de la ciudad, voz del Templo: la
voz de Yahveh que paga el merecido a sus enemigos.
Antes de tener dolores dio a luz, antes de llegarle el parto dio a luz varón. ¿Quién oyó tal?
¿Quién vio cosa semejante? ¿Es dado a luz un país en un solo día? ¿O nace un pueblo todo
de una vez?
Pues bien: Tuvo dolores y dio a luz Sión a sus hijos.
Alegraos, Jerusalén, y regocijaos por ella todos los que la amáis‖ (Is 66, 5-10).
Está claro que el pueblo de Israel es dado a luz como con dolores de parto.
Ahora bien, en la visión del vidente Juan, la mujer es la Iglesia (la nueva Sión), la cual da a
luz a sus hijos en medio de fuertes persecuciones, que son como dolores de parto. Y Jesús
mismo utilizó la imagen de ―la mujer‖ para referirse a su muerte y resurrección, de donde
nacerá el nuevo pueblo de Dios: ―En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os
lamentaréis, y el mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en
gozo. La mujer, cuando va a dar a luz, está triste, porque le ha llegado su hora; pero
cuando ha dado a luz al niño, ya no se acuerda del aprieto por el gozo de que ha nacido un
hombre en el mundo‖ (Jn 26, 20-22).

3-Y “la mujer dio a luz un Hijo varón”.


El ―Hijo varón‖ es Jesucristo, pero naturalmente que no se trata de su nacimiento en Belén,
pues ahí no se dice que Satanás haya presentado alguna oposición (Lc 2, 6-7); se trata de
su nacimiento en la cruz, por su muerte y resurrección: ―constituido Hijo de Dios con
poder, según el Espíritu de santidad, por su resurrección de entre los muertos‖ (Rm 1, 4);
se trata del cumplimiento del salmo 2: ―la Promesa hecha a los padres Dios ha cumplido en
nosotros, los hijos, al resucitar a Jesús, como está escrito en los salmos: Hijo mío eres tú;
yo te he engendrado hoy” (Hch 13, 32-33). Este hijo varón de la mujer ―fue arrebatado
hasta Dios y hasta su trono‖; se refiere a la ascensión de Jesús al cielo, después de su
muerte y resurrección o ―nacimiento en la cruz‖.
Sí, Jesucristo, ―Cabeza de la Iglesia‖, se mantuvo fiel a la voluntad del Padre, hasta la
muerte. Por eso salió vencedor y, después de resucitar se sentó a la derecha del trono de la
Majestad (Hb 1, 3-4). Él es el Hijo varón, que fue arrebatado hasta Dios y hasta su trono,
él es quien por medio de la Iglesia ha de regir a todas las naciones con cetro de hierro (Ap
12, 5).

4-El Dragón, “despechado contra la Mujer, se fue a hacer la guerra al resto de sus
hijos, los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de Jesús‖.
Satanás no ha podido impedir el nuevo nacimiento del Hijo de Dios, ni el nacimiento del
nuevo pueblo de Dios, realizado en la cruz.; mas bien se ha visto derrotado, entonces,
persigue a la Iglesia, nuevo pueblo de Dios; se lanza contra los hermanos del ―Hijo varón‖,
contra ―los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de Jesús‖.

- 72 -
Sí, a la Iglesia, nuevo pueblo de Dios, se le llama ―mujer‖:
―Os saluda la que está en Babilonia, elegida como vosotros, así como mi hijo
Marcos‖ (1Pe 5,13).
―El Presbítero a la Señora elegida y a sus hijos, a quienes amo según la verdad...
Me alegré mucho al encontrar entre tus hijos quienes viven según la verdad,
conforme al mandamiento que recibimos del Padre. Y ahora te ruego, Señora – y
no es que te escriba un mandamiento nuevo...‖ (2 Jn 1.4.5).

¡Nadie dude!, ―la mujer perseguida‖ que se describe en Ap 12, 1-17, es la Iglesia de
Jesucristo. Por eso el apóstol Pedro, escribiendo a los cristianos que sufren persecución,
dice:
―El Diablo, ronda como león rugiente, buscando a quien devorar. Resistidle,
firmes en la fe, sabiendo que vuestros hermanos que están en el mundo soportan
los mismos sufrimientos‖ (1 P 5, 8-9).
En Ap 12, 1-17 (pág. 70) leemos que el Dragón quería devorar al Hijo de la Mujer, pero
como fracasó rotundamente, entonces ahora quiere devorar a los hijos de la Iglesia.
Así que, no es verdad que la mujer descrita en Revelación 12, 1-2, sea una organización
celestial de Jehová compuesta de criaturas que sean espíritus, como afirman nuestros
hermanos ―Testigos de Jehová‖.
Por lo tanto, la sentencia de Gn 3, 15 sí se refiere a la mujer Eva y su descendencia.
Porque no existe ninguna mujer figurativa u organización de criaturas celestiales que
sean como esposa de Yahveh.
Nunca prometió Yahveh desposarse con la familia angelical. ―Porque, ciertamente, no se
ocupa de los ángeles, sino de la descendencia de Abraham” (Hb 2, 16).
Únicamente a su pueblo hizo la promesa de amarle como a esposa. Por eso, siempre que en
el A. T. se menciona a la simbólica esposa de Yahveh, se refiere a Israel, su pueblo
(Véase Isaías 54:1,5.13; 62, 4.5; Jer 3,20; Ez 16, 4-8; Os 2, 4-5.16-18, etc.).
Ahora bien, las promesas hechas en el A.T., Dios las ha cumplido en su Hijo Jesucristo
(Hch 13, 32).
Por eso, en el N. T., propiamente ya no se hace mención de esposa de Yahveh, sino de la
esposa del Cordero, esposa de Cristo, y que se refiere a su Iglesia, nuevo pueblo de Dios,
formado por hombres de toda la humanidad.
En ninguna parte de la Biblia aparece alguna organización celestial compuesta de criaturas
que son espíritus, a la que se le llame esposa de Yahveh.
Así que, nadie se engañe. No existe ninguna esposa de Yahveh compuesta por criaturas
que sean espíritus.

- 73 -
Porque “la Jerusalén de arriba”, y “la Nueva Jerusalén”, es la misma.

Afirman nuestros ―Testigos de Jehová‖: que la mujer que se describe en Ap 12, 1-2 es la
―Jerusalén de arriba‖ mencionada por San Pablo en Ga 4, 26; y que no es lo mismo que
―la Nueva Jerusalén‖.
«Pero ¿qué es exactamente, la Jerusalén de arriba? Puesto que Pablo dijo que estaba
―arriba‖, y Juan la ve en el cielo, es obvio que no es una ciudad terrestre, tampoco es lo
mismo que la ―Nueva Jerusalén‖, puesto que esta última organización es la novia de
Cristo, no la esposa de Jehová. (Revelación 21:2)» (su libro ―Apocalipsis‖ pág. 178).
Respuesta: Es verdad que la ―Jerusalén de arriba‖ no es una ciudad terrestre; pero no es
correcto negar, que sea lo mismo que la ―Nueva Jerusalén.
Recordemos que Abraham aspiraba a la patria de arriba, la del cielo, por lo cual Dios le
tenía preparada no una ciudad terrestre, sino una ciudad celestial. Asimismo recordemos
que San Pablo exhorta, a poner como Abraham, la esperanza en la patria celestial, a la cual
le llama ―la Jerusalén de arriba‖. Escuchemos:
―Por la fe, Abraham, al ser llamado por Dios, obedeció y salió para el lugar que
había de recibir en herencia, y salió sin saber a dónde iba. Por la fe peregrinó por
la Tierra Prometida como en tierra extraña, habitando en tiendas, lo mismo que
Isaac y Jacob, coherederos de las mismas promesas. Pues esperaba la ciudad
asentada sobre cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. En la fe
murieron todos ellos, sin haber conseguido el objeto de las promesas; viéndolas y
saludándolas desde lejos y confesándose extraños y forasteros sobre la tierra. Los
que tal dicen, claramente dan a entender que van en busca de una patria; pues si
hubieran pensado en la tierra de la que habían salido, habrían tenido ocasión de
retornar a ella. Más bien aspiran a una mejor, a la celestial. Por eso Dios no se
avergüenza de ellos, de ser llamado Dios suyo, pues les tiene preparada una
ciudad...‖ (Hb 11, 1.8-16).
―Así pues, salgamos donde él fuera del campamento, cargando con su oprobio;
que no tenemos aquí ciudad permanente, sino que andamos buscando la del
futuro‖ (Hb 13, 13-14).
―Hermanos, sed imitadores míos... Porque muchos viven según os dije tantas
veces, y ahora os lo repito con lagrimas, como enemigos de la cruz de Cristo, cuyo
final es la perdición... que no piensan más que en las cosas de la tierra. Pero
nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde esperamos como Salvador al
Señor Jesucristo‖ (Flp 3, 17-20).
―Así pues, si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está
Cristo sentado a la diestra de Dios. Aspirad a las cosas de arriba, no a las de la
tierra‖ (Col 3, 1-2).

- 74 -
―Pero Dios, rico en misericordia, por el grande amor con que nos amó, estando
muertos a causa de nuestros delitos, nos vivificó juntamente con Cristo –por gracia
habéis sido salvados – y con él nos resucitó y nos hizo sentar en los cielos en
Cristo Jesús‖ (Ef 2, 4-6).

Sí, la ―Jerusalén de arriba‖, es la patria de todos aquellos que no ponen su esperanza en las
cosas de este mundo, sino que aspiran a la patria de arriba, la ―Nueva Jerusalén‖ o
―Jerusalén celestial‖.
Pero, según nuestros ―Testigos de Jehová‖, la ―Jerusalén de arriba‖ es la esposa de Jehová,
de la cual afirman (como ya hemos visto) que es una organización de criaturas que son
espíritus.
Respondemos: Cuando Pablo habla de ―la Jerusalén de arriba‖, no se está refiriendo a una
organización de ángeles, sino a la descendencia de Abraham según la Promesa,
simbolizada por la mujer libre; en contraposición está la descendencia puramente carnal,
simbolizada por la mujer esclava (Gal 4, 21-31). Así, da a entender que los que están
sometidos a la ley son hijos de la Jerusalén actual, que es esclava. En cambio todos los que
viven la fe en Cristo Jesús, son hijos de ―la Jerusalén de arriba‖, que es libre; son
descendencia de Abraham, según la Promesa (Ga 3, 26-29) cuya ciudadanía está ya en el
cielo (Flp 3, 17-20 pág. anterior).
Y para que no quede ninguna duda, escuchemos a San Pablo y al Señor Jesús decir
claramente, que ―la Jerusalén de arriba‖ (ciudad del Padre) y ―la Nueva Jerusalén‖, es la
misma ciudad:

―Vosotros, en cambio, os habéis acercado al monte Sión, a la Ciudad de Dios


vivo, la Jerusalén celestial, y a miríadas de ángeles, reunión solemne y asamblea
de los primogénitos inscritos en los cielos, y a Dios, Juez universal, y a los
espíritus de los justos llegados ya a su consumación, y a Jesús, mediador de una
nueva Alianza‖ (Hb 12, 22-24).

―Al vencedor le pondré de columna en el santuario de mi Dios... y grabaré en él el


nombre de mi Dios, y el nombre de la Ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén,
que baja del cielo enviada por mi Dios‖ (Ap 3, 12).

Los dos textos anteriores mencionan ―la Ciudad de Dios vivo‖; en el segundo texto
claramente se dice: que ―la Ciudad de Dios vivo‖ y la ―Nueva Jerusalén‖ es la misma.
Así que, ―la Jerusalén de arriba‖ y ―la Nueva Jerusalén‖ no son dos ciudades distintas,
como enseñan nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖ (ver pág. anterior).
Nadie se extrañe que a ―la Nueva Jerusalén‖ o ―Ciudad de Dios vivo‖ se le llame, ―la
Jerusalén de arriba‖; si San Juan vio que bajaba del cielo (Ap 21, 2), es que ―bajaba de
arriba”, así que, con toda razón se le llama ―la Jerusalén de arriba‖.

- 75 -
Además, no existe ningún inconveniente, para que la novia o esposa simbólica del Cordero
sea también la esposa simbólica de Yahveh, pues Jesús declaró: “Todo lo que tiene el
Padre es mío”; “todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío” (Jn 16, 15; 17,10).
Así que, a nadie le extrañe que la esposa del Padre y la esposa del Cordero sea la misma.
No existe ninguna razón para negar que: ―la Jerusalén de arriba‖ (que menciona San Pablo)
y ―la Nueva Jerusalén‖ (que menciona San Juan) es la misma; es la novia (o ciudad) de
Cristo y la esposa (o ciudad) del Padre.

Porque Jesús y sus hermanos no son descendencia de la supuesta mujer figurativa o


esposa de Yahveh, compuesta de espíritus celestiales.

Jesús no pertenece a la familia de los ángeles.

En la pag.11 de su libro ―Apocalipsis‖, nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖ afirman


que al ser bautizado Jesús, fue identificado «como el que había sido enviado desde la
organización espiritual de Dios en el cielo».
En la pág 21 de su libro ―Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra‖,
enseñan que, el ángel Miguel es Jesucristo resucitado.
En las páginas 180.181 de su libro ―Apocalipsis‖ afirman que Jesucristo es el arcángel
Miguel; señalan que el título de arcángel sólo se usa en los textos de la Biblia, para
referirse a Jesucristo (1 Tes. 4, 16). Que el hecho de que en los pasajes de la Biblia,
aparecen los ángeles sometidos a Jesús (2 Tes. 1, 7; Mt 24: 30.31; 25, 31), es prueba de
que él es el arcángel Miguel.
En la pág. 287 de su libro ―Apocalipsis‖, refiriéndose al ángel que encadenó al Dragón por
mil años (Ap 20, 1-2), preguntan: «¿Quién es este ángel?», y responden que es Miguel, que
no puede tratarse de un ángel inferior. Y recalcan que, el ángel Miguel es Jesucristo.

Pero, ¿será verdad que Jesucristo es el ángel Miguel?

¡Claro que no!


Escuchemos con atención el siguiente texto:

―En efecto, Dios no sometió a los ángeles el mundo venidero del cual estamos
hablando. Pues atestiguó alguien en algún lugar: ¿Qué es el hombre, que te
acuerdas de él? ¿O el hijo del hombre, que de él te preocupas? Le hiciste por un
poco inferior a los ángeles, de gloria y honor le coronaste. Todo lo sometiste
debajo de sus pies. Al someterle todo, nada dejó que no le estuviera sometido.
Mas al presente no vemos todavía que le este sometido todo. Y a aquel que fue
hecho inferior a los ángeles por un poco, a Jesús, le vemos coronado de gloria y
honor por haber padecido la muerte, pues por la gracia de Dios gustó la muerte a
favor de todos‖ (Hb 2, 5-9).

- 76 -
Si fuera cierto, que Jesucristo es el arcángel Miguel, príncipe de todos los ángeles
celestiales, entonces, no le estaría sometido el mundo venidero, puesto que según el texto
de la página anterior: “Dios no sometió a los ángeles el mundo venidero”, en cambio, lo
sometió a su Hijo, pues, ―nada dejó que no le estuviera sometido”.
Las afirmaciones anteriores (señaladas con cursivas azules) demuestran que Jesucristo no
es ningún ángel. Y el hecho de que los ángeles estén sometidos a Jesucristo, no es un
argumento válido para afirmar que él sea el arcángel Miguel; pues, no sólo los ángeles,
sino, toda la creación le está sometida: ―todo lo sometiste debajo de sus pies‖.

A continuación veremos cristalinamente, que Jesús no es ningún ángel:


El Padre declaró, que Jesús es su Hijo:
―Tú eres mi hijo; yo te he engendrado hoy” (Lc 3, 22).
El Padre no declaró hijo suyo a ningún ángel: ―En efecto, ¿a qué ángel dijo alguna vez:
Hijo mío eres tú; yo te he engendrado hoy; y también: Yo seré para él Padre, y él será para
mi Hijo?‖ (Hb 1, 5).

A Jesús, el Padre le dijo: “Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos por
escabel de tus pies” (Hech 2, 34–35).
A ningún ángel, el Padre le dijo que se sentara a su derecha: ―Y ¿a qué ángel dijo alguna
vez: Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos por escabel de tus pies?‖ (Hb
1, 13).

Y Jesucristo resucitado ―se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, con una
superioridad sobre los ángeles tanto mayor cuanto más les supera en el nombre que ha
heredado‖ (Hb 1, 3.4).
Si a ningún ángel le dijo el Padre: ―Tú eres mi hijo; yo te he engendrado hoy”, y a ningún
ángel le dijo: ―Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos por escabel de tus
pies”, en cambio a Jesús le dijo ambas cosas, entonces está muy claro que Jesucristo no es
ningún ángel.
Así que, no es verdad que cuando Jesús fue bautizado, se le haya identificado como
enviado desde la ‗organización espiritual‘ de Dios en el cielo, y podemos estar bien
seguros que el Hijo de Dios no es ni Miguel, ni ningún ángel, pues su gloria está
incalculablemente muy por encima de la naturaleza de los ángeles (Hb 1, 3.4).
Así que Jesucristo no pertenece a la familia de los ángeles.

Jesús no es descendencia de la supuesta esposa de Yahveh.

El Hijo de Dios tiene dos naturalezas: la divina, que ya tenía antes de venir al mundo, y la
humana, que tomó al venir al mundo:

- 77 -
―El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios,
sino que se despojó de sí mismo, tomando condición de siervo, haciéndose
semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre‖ (Flp 2, 6-7).
Ahora bien, a continuación vamos a mostrar que el Hijo de Dios no es descendencia de
una supuesta esposa de Yahveh, en cuanto a ninguna de sus dos naturalezas.

En cuanto a su naturaleza divina:


Jesucristo, en cuanto a su naturaleza divina, no puede ser descendencia de una
‗organización celestial de Dios', compuesta de criaturas que son espíritus. Escuchemos lo
que dice la santa Escritura:
―En el principio existía la Palabra... Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo
nada de cuanto existe‖ (Jn 1, 1.3).
―Él es Imagen de Dios invisible, Primogénito de toda la creación, porque en él
fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra...todo fue creado por él y
para él, él existe con anterioridad a todo‖ (Col 1, 15-17).
Según los textos anteriores, todas las criaturas del cielo y de la tierra fueron creadas por el
Hijo de Dios, entonces, él no puede ser descendencia de una organización celestial de
espíritus que fueron creados por él; él existe desde antes que existieran los espíritus
creados; ―él existe con anterioridad a todo‖, porque ―todo fue creado por él‖. ¿Cómo
podría Jesucristo ser descendencia de su propia creación?
Además, la Carta a los Hebreos nos ayuda a constatar que en cuanto a su naturaleza divina,
Jesús no tiene por madre a una supuesta esposa de Yahveh. Escuchemos:
―Jesús, hecho a semejanza de Melquisedec, Sumo Sacerdote para siempre. En
efecto, este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote de Dios Altísimo, que salió al
encuentro de Abraham cuando regresaba de la derrota de los reyes, y le bendijo, al
cual dio Abraham el diezmo de todo, y cuyo nombre significa, en primer lugar,
‗rey de justicia‘ y, además rey de Salem, es decir, ‗rey de paz‘, sin padre, ni
madre, ni genealogía, sin comienzo de días, ni fin de vida, asemejado al Hijo de
Dios, permanece sacerdote para siempre‖ (Hb 6, 20; 7, 1-3).
La Escritura señala que, Melquisedec, es sin padre, ni madre, sin comienzo de días ni
fin de vida, ni genealogía; y eso es justamente lo que hace que sea semejante al Hijo de
Dios. Esto quiere decir que, Jesucristo, en cuanto a su naturaleza divina es eterno y, no
tiene ni padre ni madre que sean criaturas, sino que únicamente es Hijo del Padre eterno.
Así que, en cuanto a su naturaleza divina, el Hijo de Dios no es descendencia de esa
supuesta ‗esposa de Yahveh‘, compuesta de criaturas celestiales que son espíritus.

- 78 -
En cuanto a su naturaleza humana:
Jesús en cuanto a su naturaleza humana, no puede ser descendiente de una supuesta
organización celestial compuesta de criaturas, que son espíritus; pues, para que él recibiera
la naturaleza humana, intervino el Espíritu Santo, que cubrió con su sombra a la virgen
María. Escuchemos:
―Vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre
Jesús. El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su
sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios‖ (Lc 1,
31.35).
Al ser bautizado, el Padre declaró: ―Tú eres mi hijo; yo hoy te he engendrado” (Lc 3,
21.22). Y en las genealogías que presentan Mt 1, 1-16 y Lc 3, 23-38 (ver pág. 67),
aparecen: María como verdadera madre, que engendró a Jesús; San José como padre
putativo (es decir, tenido por padre, sin serlo); y Dios como verdadero padre de Jesús. Pero
ni en las genealogías, ni en ninguna parte de la Escritura se menciona a una organización
de criaturas espirituales (o supuesta esposa de Yahveh), como madre de Jesús.
Así que, en cuanto a su condición humana, Jesús sólo tiene por verdadera madre a María; y
acepta como madre simbólica, a todos los seres humanos que cumplan la voluntad de su
Padre celestial (Mt 12, 50).
Queda aclarado que, ni en cuanto a su condición divina, ni en cuanto a su condición
humana, ni en ningún caso tiene Jesús por madre real o simbólica, a una organización
celestial, compuesta por criaturas espirituales.

Los hermanos de Jesús no son descendencia de la supuesta esposa de yahveh.


Los ―hermanos‖ de Jesús, tienen la naturaleza humana, que recibieron de sus padres al ser
engendrados.
Ahora bien, para ser hermanos de Jesús no necesitan ser descendencia de una supuesta
esposa de Yahveh, en ningún texto bíblico se señala este requisito.
A continuación presentamos algunos textos, que muestran, cómo se llega a ser hijos
adoptivos del Padre y por consiguiente, hermanos de Jesús:
Son hijos adoptivos de Dios por medio de Jesucristo:
―Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido
con toda clase de bendiciones espirituales, en los cielos, en Cristo; por cuanto nos
ha elegido en él antes de la creación del mundo, para ser santos e inmaculados
en su presencia, en el amor; eligiéndonos de antemano para ser sus hijos
adoptivos por medio de Jesucristo, según el beneplácito de su voluntad‖ (Ef 1, 3-
5).

- 79 -
―Cuando éramos menores de edad, vivíamos como esclavos bajo los elementos del
mundo. Pero, al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de
mujer, para que recibiéramos la filiación adoptiva. La prueba de que sois hijos
es que Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama:
¡Abbá, Padre! De modo que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también
heredero por voluntad de Dios‖ (Ga 4, 3-7).
Son hijos adoptivos de Dios por la fe en Cristo Jesús, todos los bautizados:
―En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu, no puede
entrar en el Reino de Dios‖ (Jn 3, 5).
―Mas, una vez llegada la fe, ya no estamos bajo el pedagogo. Pues todos sois hijos
de Dios por la fe en Cristo Jesús. En efecto, todos los bautizados en Cristo os
habéis revestido de Cristo: ya no hay judío, ni griego; ni esclavo ni libre; ni
hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si sois de
Cristo, ya sois descendencia de Abraham, herederos según la Promesa‖ (Gal 3,
25-29).
En el último texto de la página anterior podemos ver con toda claridad, que no fue después
del pecado de Adán y Eva (Gn 3, 15), cuando Yahveh tomó la decisión de tener hijos,
como lo dan a entender nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖: «Mientras Satanás
desarrollaba su descendencia, Jehová hacía las preparaciones para que su ―mujer‖, o su
organización celestial parecida a una esposa produjera descendencia» (pág. 11 de su libro
―Apocalipsis‖). Los hijos adoptivos de Dios, fueron elegidos desde antes de la creación del
mundo; antes de que Adán y Eva pecaran. Y en el primer texto de esta pág. vemos, que
recibieron la filiación adoptiva cuando Dios envió a su Hijo al mundo.
En el tercero y cuarto textos anteriores, podemos ver que: sólo por la fe en Jesucristo y por
el bautismo, todos los hombres pueden llegar a ser hijos de Dios y hermanos de Jesús. Y
que no se requiere nacer de una supuesta mujer de Yahveh, compuesta de criaturas que son
espíritus, como enseñan nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖.
Ahora fijémonos cómo la santa Escritura descarta por completo la posibilidad de que los
hermanos de Jesús sean descendencia de la supuesta esposa de Yahveh:

―Convenía, en verdad, que Aquél por quien es todo y para quien es todo, llevara
muchos hijos a la gloria... Pues tanto el santificador como los santificados tienen
todos el mismo origen. Por eso no se avergüenza de llamarles hermanos... Por
tanto, así como los hijos participan de la sangre y de la carne, así también participó
él de las mismas, para aniquilar mediante la muerte al señor de la muerte, es decir,
al Diablo, y libertar a cuantos por temor a la muerte, estaban de por vida sometidos
a esclavitud. Porque, ciertamente, no se ocupa de los ángeles, sino de la
descendencia de Abraham” (Hb 2, 10-11.14-16).

- 80 -
En el texto anterior podemos ver, que los hermanos de Jesús son aquéllos que han sido
santificados por él; los cuales por temor a la muerte, estaban sometidos a la muerte. Es a
ellos a quienes vino a auxiliar, a los descendientes de Abraham.
Al afirmar la Escritura que Jesucristo, ―ciertamente, no se ocupa de los ángeles, sino de la
descendencia de Abraham”, automáticamente está declarando, que los hermanos de Jesús
no son descendencia de espíritus celestiales (o ángeles), sino que únicamente son
descendencia de Abraham.
Así que, se descarta por completo que los hermanos de Jesús sean descendencia de la
supuesta ‗esposa de Jehová‘, como afirman nuestros ―Testigos de Jehová‖ (ver último
párrafo de la pág. 66).
Queda demostrado, que ni Jesús ni sus hermanos son descendencia de la supuesta ‗esposa
de Yahveh‘.
Porque los hermanos de Jesús no se reducen a un número literal de 144,000, sino que
todos los hombres pueden llegar a ser hijos de Dios.

Los textos siguientes señalan algunas de las condiciones, por las cuales todos los hombres
pueden llegar a ser hijos de Dios:
―Vino a su casa, y los suyos, no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron
les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre‖ (Jn 1, 11-
12).
―En efecto, todos los que son guiados por el espíritu de Dios son hijos de Dios.
El Espíritu mismo se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos
de Dios. Y, si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos de Cristo,
ya que sufrimos con él, para ser también con él glorificados‖ (Rm 8, 14.16-17).
―Esta será la herencia del vencedor: yo seré Dios para él, y él será hijo para mí.
Pero los cobardes, los incrédulos, los abominables, los asesinos, los impuros, los
hechiceros, los idólatras y todos los embusteros tendrán su parte en el lago que
arde con fuego y azufre: que es la muerte segunda‖ (Ap 21, 7-8).
Leyendo los textos anteriores, cualquiera persona con buen criterio puede comprender que:
-Todos los que reciben a Jesús, los que creen en su nombre, llenan la condición para ser
hijos de Dios.
-Todos los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios, llenan la condición para ser hijos
de Dios.
-Todos los seguidores de Jesús que salgan vencedores en las pruebas y persecuciones,
serán hijos de Dios.

- 81 -
Por lo tanto, todos los hombres que llenen las condiciones señaladas en los textos
anteriores, llegarán a ser hijos adoptivos de Dios, y no únicamente un número literal de
144, 000 personas.
Objeciones:
Nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖ afirman que el Nuevo Testamento no muestra
que la vida celestial sea para todo cristiano.
«Juan 1:12, 13 ―A cuantos sí lo recibieron (a Jesús), a ellos les dio autoridad de venir a ser
hijos de Dios, porque ejercieron fe en su nombre; y ellos nacieron, no de sangre, ni de
voluntad carnal, ni de voluntad de varón, sino de Dios.‖ (Nótese que el contexto, en el
versículo 11, se refiere a "los suyos", a los del pueblo de Jesús, los judíos. Todos los que sí
lo recibieron cuando él vino a ellos en el primer siglo, llegaron a ser hijos de Dios, con la
perspectiva de vida celestial. Los verbos en el texto se hallan en pretérito o tiempo pasado,
de modo que este pasaje no se refiere a todos los que han llegado a ser cristianos desde
entonces)» (su libro ―Razonamiento a partir de las Escrituras‖, pág. 74).
«Rom. 8:14, 16, 17: ―Todos los que son conducidos por el espíritu de Dios, estos son hijos
de Dios. El espíritu mismo da testimonio con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios.
Pues, si somos hijos, también herederos: herederos por cierto de Dios, mas coherederos
con Cristo, con tal que suframos juntamente para que también seamos glorificados
juntamente.‖ (Cuando se escribió esto, era cierto que todos los que eran conducidos por el
espíritu de Dios eran hijos de Dios que tenían la esperanza de ser glorificados con Cristo.
Pero no siempre ha sido así. Lucas 1:15 dice que a Juan el Bautizante se le llenaría de
espíritu santo, pero Mateo 11:11 aclara que él no participaría de la gloria del Reino
celestial. Del mismo modo, también, después del recogimiento de los herederos del Reino
celestial habría otras personas que servirían a Dios como seguidores de su Hijo y sin
embargo no participarían de la gloria celestial)» (su libro ―Razonamiento a partir de las
Escrituras‖, pág. 75).

Respuesta a la primera objeción:


Es verdad que, cuando la Escritura dice: vino a los suyos y los suyos no lo recibieron, se
refiere a los judíos que no recibieron a Jesús. En cambio cuando dice: ―Pero a todos los
que lo recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su
nombre‖, se refiere a todos los hombres, judíos o gentiles que sí recibieron a Jesús.
Pero dicen nuestros ―Testigos de Jehová‖, que esa condición señalada en Jn 1, 11-12
(página anterior), para ser hijos de Dios, fue válida sólo para los judíos del primer siglo,
para cuantos sí recibieron al Hijo de Dios, cuando vino al mundo. Pero que ese pasaje de la
Escritura no es aplicable a todos los hombres, que desde entonces se han hecho cristianos.
Respondemos: La condición que señala Jn 1, 11-12 para ser hijos de Dios, tiene validez
para todos los hombres, tanto judíos como no judíos, de todos los tiempos. Esto nos lo
constata el apóstol Pablo:

- 82 -
“Pues todos sois hijos de Dios POR LA FE EN CRISTO JESÚS. En efecto,
todos los bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo: ya no hay judío ni
griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en
Cristo Jesús. y si sois de Cristo, ya sois descendencia de Abraham, herederos
según la Promesa‖ (Ga 3, 26-29).
Sí, el apóstol afirma que, todos los bautizados en Cristo, se revisten de Cristo, y ya no
existe diferencia entre judío y no judío. Y por la fe en Cristo, son hijos de Dios.
Así que, de acuerdo a Ga 3, 26-29, no sólo los judíos, sino todos los cristianos de cualquier
nación, llegan a ser hijos de Dios.
Y naturalmente que, lo que dice Ga 3, 26-29 es válido para los cristianos de todos los
tiempos, y no sólo para los que recibieron a Jesús, cuando él estuvo en el mundo.
El mismo Pablo, autor de la carta a los Gálatas, es judío, pero no recibió a Jesús cuando
éste estuvo en el mundo, sin embargo, llegó a ser hijo de Dios.
Según nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖, la carta a los Gálatas fue escrita por el año
50-52 E. C. (―Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa‖, pag. 217), cuando Jesús
ya no estaba en el mundo, después de que él había ascendido al cielo.
Así que, los cristianos gálatas llegaron a ser hijos de Dios, a pesar de que no son judíos, y a
pesar de que no recibieron a Jesús, cuando él estuvo en el mundo. Esto significa, que la
condición señalada en Jn 1, 11-12: ―Pero a todos los que lo recibieron les dio poder de
hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre‖, es aplicable a los hombres de
todos los tiempos, ya sean judíos o gentiles.
Respuesta a la segunda objeción:
De acuerdo a su primera objeción (ver página anterior), nadie mejor que Juan el Bautista
llena las condiciones señaladas por los ―Testigos de Jehová‖, para ser hijo de Dios y entrar
al cielo: pues es judío, vivió en el primer siglo, creyó en Jesús, y lo recibió mejor que
nadie, cuando vino al mundo; le preparó el camino (Jn 1, 31), dio testimonio de él (Jn 1, 6-
7.31-34) y lo presentó como el Cordero de Dios (Jn 1, 29).
Ahora bien, en su libro ―Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa‖, pág. 205,
nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖ señalan que la Carta a los Romanos, fue escrita
por el año 56 E. C. Y en su libro ―Razonamiento a partir de las Escrituras‖, refiriéndose a
lo escrito en Rm 8, 14, dicen: «Cuando se escribió esto, era cierto que todos los que eran
conducidos por el espíritu de Dios eran hijos de Dios que tenían la esperanza de ser
glorificados con Cristo. Pero no siempre ha sido así» (ver, pág. anterior).
Así que, según nuestros hermanos antes mencionados, lo escrito en Rm 8, 14 sólo fue
cierto en el año 56 E. C.
Si lo anterior fuera correcto, entonces, nuestros hermanos antes mencionados, tendrían que
aceptar que: ni su fundador Charles Tase Russel (nacido en Pensylvania, U.S.A. en el año
1852), ni ninguno de los miembros de los ―Testigos de Jehová‖, ni de otros grupos
religiosos posteriores al año 56 E. C., son hijos de Dios, aunque sean guiados por el
Espíritu Santo.

- 83 -
Naturalmente que, lo que enseñan nuestros hermanos ya mencionados, es incorrecto.
Al declarar Rm 8, 14: que “todos los que son guiados por el espíritu de Dios son hijos
de Dios”, está dando una sentencia general.
¿Será Juan el Bautista la excepción?
¡Por supuesto que no!
No es verdad que en Mt 11, 11 se esté descartando al Bautista, de ser hijo de Dios, y de
entrar al cielo (esto lo hemos visto con toda claridad en el capítulo III de este trabajo).
Pero si fuera cierto que Juan el Bautista, a pesar de haber sido lleno del Espíritu Santo
desde el seno materno (Lc 1:15), por lo declarado en Mt 11, 11, estuviera descartado de ser
hijo de Dios y de ir al cielo, en ese caso, el Bautista sería una excepción, pero las
excepciones no invalidan a lo que es regla general.
Así que, la sentencia de Rm 8, 14 es válida para todos los hombres y para todos los
tiempos.

¡Nadie se confunda!
Las sentencias señaladas en Jn 1, 11-12, en Rm 8, 14.16-17 y en Ap 21, 7-8 (ver página
81) están vigentes.
De manera que, los hermanos de Jesús no se reducen a un número literal de 144,000, sino
que todos los hombres pueden llegar a ser hijos de Dios.

Ampliamente hemos visto:


-Que la sentencia de Gn 3, 15 sí se refiere a Eva y a su descendencia.
-Que no existe ninguna ‗mujer figurativa‘ u ―organización de Dios‖ compuesta de espíritus
celestiales, que sea como esposa de Yahveh.
-Que ―la Jerusalén de arriba‖ y ―la Nueva Jerusalén‖ es la misma.
-Que Jesús y sus hermanos no son descendencia de la supuesta mujer figurativa.
-Que el número de los hermanos de Jesús no puede reducirse a una cifra literal de
144,000.
Por lo tanto, podemos estar seguros que:

No habrá ningún nuevo gobierno de Dios, constituido por Jesús y ―los144,000‖,


descendientes de una mujer figurativa.

- 84 -
Capítulo X
“LOS 144,000” NO SE SENTARÁN EN 144,000 TRONOS
PARA JUZGAR EN EL CIELO JUNTO CON CRISTO

En el capítulo VIII de este trabajo vimos, que el número 144,000 en la Biblia, es una cifra
simbólica. Y en el capítulo IX hemos visto, que no habrá ningún nuevo gobierno de Dios,
constituido por Jesucristo y ―los 144,000‖.
En este capítulo, nos abocaremos a demostrar que ―los 144,000‖ no se sentarán en 144,000
tronos, para juzgar en el cielo, junto con Jesucristo. Escuchemos bien lo que vio el vidente
Juan:
―Luego vi a un Ángel que bajaba del cielo y tenía en su mano la llave del Abismo
y una gran cadena. Dominó al Dragón, la Serpiente antigua –que es el Diablo y
Satanás- y lo encadenó por mil años. Lo arrojó al Abismo, lo encerró y puso
encima los sellos para que no seduzca más a las naciones hasta que se cumplan los
mil años. Después tiene que ser soltado por poco tiempo.
Luego vi unos tronos, y se sentaron en ellos, y se les dio el poder de juzgar; vi
también las almas de los que fueron decapitados por el testimonio de Jesús y la
Palabra de Dios, y a todos los que no adoraron la bestia ni a su imagen, y no
aceptaron la marca en su frente o en su mano; revivieron y reinaron con Cristo mil
años. Los demás muertos no revivieron hasta que se acabaron los mil años. Es la
primera resurrección. Dichoso y santo el que participa en la primera resurrección;
la segunda muerte no tiene poder sobre éstos, sino que serán Sacerdotes de Dios y
de Cristo y reinarán con él mil años‖ (Ap 20, 1-6).
Ahora bien, comentando el texto anterior, en su libro ―Apocalipsis‖, pág. 289 y 288,
nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖ escriben:
«Tronos—144,000—se preparan para estos vencedores ungidos ―comprados de entre la
humanidad como primicias para Dios y para el Cordero‖. (Revelación 14:1, 4)».
«¿Quiénes son estos que se sientan en tronos y gobiernan en los cielos con el glorificado
Jesús?».
«Entre ellos están los 12 apóstoles, a quienes Jesús dio la promesa: ―En la re-creación,
cuando el Hijo del hombre se siente sobre su trono glorioso, ustedes los que me han
seguido también se sentarán sobre doce tronos y juzgarán a las doce tribus de Israel‖.
(Mateo 19:28)».
Al escribir lo anterior implícitamente afirman:
-Que el número de tronos que se colocaron es de 144,000; que en ellos se sentaron los
―144,000 sellados‖ descritos en Ap 14, 1.4, para gobernar en el cielo con Jesús.
-Que todo concuerda con la promesa que recibieron los 12 apóstoles (Mateo 19, 28).
¿Son correctas las afirmaciones anteriores?
¡Claro que no! A continuación presentamos algunas razones:

- 85 -
Porque las doce tribus del Israel espiritual están constituidas por “los 144,000”.

En el capítulo VIII de este trabajo, hemos visto que existen dos clases de Israel:
-El Israel literal o carnal, constituido por todos los de la nación judía.
-El Israel espiritual, constituido por la cifra simbólica 144,000 de todos los que viven la fe
en Jesucristo, ya sean judíos o gentiles.
Por su parte, nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖ también aceptan que existen dos
clases de Israel: el Israel literal o carnal y el Israel espiritual. En su libro ―Apocalipsis‖,
pág. 117 declaran:
«¿No pudiera ser esto una referencia al Israel literal, carnal? No, pues Revelación 7:4-8 se
aparta de la lista común de las tribus. (Números 1:17, 47.) Es obvio que la lista que se da
aquí no tiene el propósito de identificar a judíos carnales por sus tribus, sino mostrar una
semejanza estructural de organización para el Israel espiritual. Este está equilibrado. Habrá
exactamente 144.000 miembros de esta nueva nación: 12.000 de cada una de las 12
tribus».
De manera que, los144,000 constituyen las doce tribus del Israel espiritual.

Porque, a quien se tiene que juzgar es a las doce tribus del Israel espiritual.

Escuchemos bien lo que Jesús prometió:

―Yo os aseguro que vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el


Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, os sentaréis también vosotros en
doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel‖ (Mt 19, 28).

―Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas; yo, por mi
parte, dispongo un Reino para vosotros, como mi Padre lo dispuso para mí, para
que comáis y bebáis a mi mesa en mi Reino y os sentéis sobre tronos para juzgar
a las doce tribus de Israel‖ (Lc 22, 28-30).

De acuerdo a los textos anteriores, vemos tanto en Mt 19, 28 como en Lc 22, 28-30, que
Jesús prometió a los Apóstoles que se sentarían en tronos para juzgar a las doce tribus de
Israel. Pero, ¿se refirió al Israel literal o al Israel espiritual?
Naturalmente que la promesa no pudo haberse referido a las doce tribus del Israel literal,
porque en ese caso, los Apóstoles sólo tendrían autoridad para juzgar a la nación judía, y
no al mundo (1 Co 6, 2).
De modo que, la promesa hecha a los Apóstoles, de juzgar a las doce tribus de Israel, tuvo
que haberse referido a las doce tribus del Israel espiritual.
Está muy claro que, a quien se tiene que juzgar es a las doce tribus del Israel espiritual.

- 86 -
Porque “los 144,000” no van a juzgar a nadie, sino que ellos serán juzgados.

En la página anterior hemos visto, que los 144,000 constituyen las doce tribus del
Israel; por lo tanto, ―los 144,000‖ y las doce tribus del Israel espiritual son lo mismo.
También vimos, que a quien se tiene que juzgar es a las doce tribus del Israel espiritual;
por lo tanto, ―los 144,000‖ no van a juzgar a nadie, sino que ellos serán juzgados.

Porque si “los 144,000” se sentaran en 144,000 tronos, se tendrían que juzgar a sí


mismos.
Volvamos nuestra atención a Ap 20, 1-6 (pág. 85). El texto no señala la cifra de los tronos
que ahí se describen, pero, ciertamente no puede ser de 144,000.
Argumentos:
Ya hemos visto que, a quien se tiene que juzgar, es a las doce tribus del Israel espiritual.
También hemos visto que, ―los 144,000‖ constituyen las doce tribus del Israel espiritual.
Ahora bien, si ―los 144,000‖ se sentaran en 144,000 tronos, para juzgar a las doce tribus
del Israel espiritual, se tendrían que juzgar a sí mismos, lo cual sería absurdo.
Porque fuera de “los 144,000”, no queda nadie a quien juzgar.
Volvamos otra vez nuestra atención a Ap 20, 1-6 (pág. 85).
Fijémonos que los demás muertos no revivieron, porque adoraron a la Bestia. Y no
revivirán después de que se acaben los mil años*. Porque todo el que adore a la Bestia,
sufrirá el tormento con fuego y azufre, es decir, la muerte segunda (Ap 21, 8) o
condenación eterna:
―Si alguno adora a la Bestia y a su imagen, y acepta la marca en su frente o en su
mano, tendrá que beber también del vino del furor de Dios, que está preparado,
puro en la copa de su cólera. Será atormentado CON FUEGO Y AZUFRE, delante
de los santos Ángeles y delante del Cordero. Y la humareda de su tormento se
eleva por los siglos de los siglos; no hay reposo, ni de día, ni de noche, para los
que adoran a la Bestia y a su imagen, ni para el que acepta la marca de su nombre‖
(Ap 14, 9-11).
Así que, fuera de ―los 144,000‖, no queda nadie a quien juzgar.

Nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖ vislumbraron esta objeción: ¿a quiénes van a


juzgar los 144,000?, puesto que ―los demás muertos no revivieron hasta que se acabaron
los mil años‖. Por eso, en la página 290 de su libro ―Apocalipsis‖ responden, diciendo a
quiénes van a juzgar:
*Naturalmente que ―mil años‖ es un número simbólico como la mayoría de los que encontramos en el libro del Apocalipsis,
y que significa un tiempo completo, la totalidad de este.

- 87 -
«A los ―Testigos de Jehová‖ de antes del cristianismo se les declaró justos respecto a
amistad con Dios; y de Abraham, Isaac y Jacob se dijo que ‗vivían‘ aunque estaban
físicamente muertos. (Mateo 22, 31, 32; Santiago 2:21, 23.) Sin embargo ellos y todos los
demás que sean resucitados, así como la gran muchedumbre de otras ovejas fieles que
sobrevivan al Armagedón y cualesquier hijos que estos tengan en el nuevo mundo, todavía
tienen que ser elevados a la perfección humana. A esa perfección lo llevarán Cristo y sus
reyes y sacerdotes asociados durante el Día del juicio de mil años».
En resumen, nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖ declaran: que ―los 144,000‖ van a
juzgar a todos los justos que murieron antes del cristianismo (entre ellos, Abraham, Isaac y
Jacob) y a todos los justos del cristianismo, que no formen parte de ―los144,000‖, a los
cuales les han llamado ―la gran muchedumbre de otras ovejas fieles‖.

Pero, ¿con esta respuesta queda resuelta la objeción que ellos mismos vislumbraron?
¡Claro que no!, puesto que en los capítulos II, III y V de este trabajo hemos visto
claramente, que Abraham, Isaac, Jacob y ―la gran muchedumbre‖ entrarán al cielo.
Además, podemos preguntar: ¿los justos que vivieron antes del cristianismo y ―la gran
muchedumbre‖ de justos del cristianismo, forman parte del Israel espiritual? Porque si no
forman parte, no podrán ser juzgados, puesto que en la página 86 hemos visto claramente,
que es a las doce tribus del Israel espiritual, a quien se tiene que juzgar; y si forman parte,
ya están incluidos en ―los 144,000‖, puesto que en la misma página hemos visto
claramente, que el Israel espiritual está constituido por el número simbólico de los
―144,000‖.
De manera que, fuera de ―los 144,000‖, no queda nadie para ser juzgado.

¡Nadie se confunda más!


Ampliamente hemos visto:
-Que las doce tribus del Israel espiritual están constituidas por el número simbólico de
―los 144,000‖.
-Que a quien se tiene que juzgar es a las doce tribus del Israel espiritual.
-Que ―los 144,000‖ no van a juzgar a nadie, sino que ellos serán juzgados.
-Que si ―los 144,000‖ se sentaran en 144,000 tronos, para juzgar, se tendrían que juzgar
a sí mismos.
-Que fuera de ―los 144,000‖, no queda nadie a quien juzgar.

Queda plenamente demostrado, que ―los 144,000‖ no se sentarán en 144,000 tronos para
juzgar en el cielo junto con Cristo.

- 88 -
CONCLUSIÓN:
Basados en las interpretaciones incorrectas que hicieron de las Santas Escrituras, los
dirigentes de nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖ fueron estableciendo artificialmente,
un pequeño reino celestial para un número literal de 144,000 justos, y un paraíso terrenal
para la ―muchedumbre inmensa‖ de los demás justos de toda la humanidad.

Ahora bien, en los capítulos del II al VII de este trabajo, ampliamente hemos visto: que en
la eternidad, los justos de toda la humanidad no heredarán la tierra, sino que heredaran el
cielo. Por lo tanto, no habrá ningún Paraíso Terrenal para la ―muchedumbre inmensa‖ de
justos.

Asimismo, en los capítulos del VIII al X de este trabajo, ampliamente hemos visto: que el
número 144,000 es una cifra simbólica. Por lo tanto, no habrá ningún gobierno celestial
para un número literal de 144,000 justos.

De manera que como explicamos en el capítulo I de este trabajo, el único destino de todos
los justos será el cielo.

Así que, la promesa ―Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra‖ y todas las
enseñanzas de nuestros hermanos ―Testigos de Jehová‖, relacionadas con dicha promesa,
no tiene ninguna validez.

Por este motivo, estamos SUPRIMIENDO EL PARAÍSO TERRENAL DE LOS


―TESTIGOS DE JEHOVÁ‖ y su gobierno de “los 144,000”.

Nadie se entristezca o moleste, al conocer esta realidad. Por el contrario, debe ser motivo
de alegría, al saber que, no sólo un número reducido de 144,000 personas buenas
heredarán la patria celestial, sino que todos los justos tendrán esa inmensa dicha.

- 89 -
INDICE Pág

INTRODUCCIÓN…………………………………………………………………… 2

REFERENCIAS……………………………………………………………………… 3

PRINCIPALES ENSEÑANZAS DE LOS ―TESTIGOS DE JEHOVÁ‖.


Acerca del paraíso terrenal……………………………………………………….... 4
Que Dios proyectó que el hombre viviera para siempre en el paraíso en la Tierra…. 4
Que habrá un gobierno celestial constituido por Jesucristo y 144,000 personas…….. 4
Que únicamente las 144,000 personas que gobernarán con Jesucristo, entrarán al
cielo…………………………………………………………………………………... 4
Que todos los justos, que no formen parte de ―los 144,000‖, recibirán vida eterna en
un paraíso en la Tierra………………………………………………………………... 5
Que la muchedumbre inmensa de los que se salvan no fue vista por Juan, en el cielo 6

Cap. I NO HABRÁ DOS DESTINOS EN LA ETERNIDAD.


El cielo es el único destino para todos los justos....................................................... 8
Los ―Testigos de Jehová‖ implícitamente declaran: que entrar en ―el Reino de los
cielos‖ o en ―la Nueva Jerusalén‖ equivale a entrar en el cielo................................... 8
Los ―Testigos de Jehová‖ implícitamente declaran: que habrá dos destinos en la
eternidad para los justos................................................................................................ 8
El lenguaje simbólico en la Biblia................................................................................ 9
El cielo no es un lugar................................................................................................... 9
El cielo es la gloria de Dios........................................................................................... 10
¿Cómo es el cielo?........................................................................................................ 10
La Jerusalén celestial es imagen del cielo..................................................................... 10
La Jerusalén celestial no sube ni baja literalmente del cielo......................................... 13

Cap. II TODOS LOS JUSTOS ENTRARÁN AL CIELO.


Su patria eterna es la Jerusalén celestial................................................................... 15
Es verdad que la Escritura dice, que los justos heredarán la tierra para siempre…….. 16
Abraham y su descendencia son los justos que recibieron la Promesa de heredar la
tierra para siempre……………………………………………………………………. 16
Pero Abraham y su descendencia se declaran forasteros sobre la tierra, y con la
esperanza de heredar una patria celestial…………………………………………….. 19
Dios preparó como herencia eterna para Abraham y su descendencia, una ciudad
celestial……………………………………………………………………………….. 20
Todos los justos heredarán para siempre la Jerusalén celestial..................................... 21

- 90 -
INDICE Pág

Cap. III NI JUAN EL BAUTISTA, NI NINGÚN JUSTO SERÁ EXCLUIDO


DEL CIELO.
Ni anterior ni posterior a la muerte de Jesús……................................................... 23
Abraham entrará al cielo, porque es el padre y modelo de la fe para los creyentes de
todos los tiempos, y porque Dios le preparó la ciudad celestial……………………... 23
Juan el Bautista entrará al cielo, así lo manifiesta implícitamente Jesús, al exaltarlo
como el mas grande de los profetas………………………………………………….. 24
Las ―otras ovejas‖ de Jesús también entrarán al cielo………………………………... 26

Cap. IV TODOS LOS JUSTOS LLENAN EL REQUISITO PARA ENTRAR AL


CIELO.
Tanto los del Antiguo, como los del Nuevo Testamento………………….............. 28
El cielo es morada de Dios…………………………………………………………… 28
Requisito para entrar al cielo…………………………………………………………. 28
Libro de la vida del Cordero y Árbol de la vida, es lo mismo……………………….. 28
¿Cuántos llenan el requisito para entrar al cielo?.......................................................... 29
En el Libro de la vida del Cordero están inscritos todos los que van a recibir vida
eterna…………………………………………………………………………………. 29
En el Libro de la vida del Cordero se pueden inscribir o borrar los nombres………... 30
Libro de la vida del Cordero y Libro de la vida, es un mismo libro…………………. 31
Todos los que estén inscritos en el Libro de la vida, llenan el requisito para entrar al
cielo…………………………………………………………………………………... 32
Todos los justos del Antiguo Testamento están inscritos en el Libro de la vida…….. 33
Todos los justos del Nuevo Testamento están inscritos en el Libro de la vida……… 33
Jesús abrió el camino al cielo tanto a los justos del A. T., como a los del N. T……... 34
Con respecto a la eternidad, sólo existen dos sentencias para el hombre: ¡entrar al
cielo o condenación eterna!........................................................................................... 35

Cap. V LA ―GRAN MUCHEDUMBRE‖ ENTRARÁ AL CIELO.


Porque nadie mejor que ella llena los requisitos…………………………............. 37

Cap. VI LA INMENSA MUCHEDUMBRE ES VISTA EN EL CIELO.


Así lo atestigua la Escritura………………………………………………………... 41
Declaración implícita…………………………………………………………............ 41
Declaración explícita…………………………………………………………………. 43

- 91 -
INDICE Pág

Cap. VII LA ―MUCHEDUMBRE INMENSA‖ ES LA JERUSALÉN CELESTIAL


Ella es la morada de Dios con los hombres………………………………………... 48
Descripción implícita………………………………………………………………… 48
Descripción explícita……………………………………………………………......... 48

Cap. VIII ―CIENTO CUARENTA Y CUATRO MIL‖, UNA CIFRA SIMBÓLICA


No una cifra literal…………………………………………………………….......... 52
¿Cómo se llega a la cifra simbólica 144,000?............................................................... 54
Porque con respecto a la salvación, no hay gente intermedia, sólo existen los
sellados con el sello de Dios y los sellados con el sello de la Bestia………………… 55
Porque el Israel espiritual está constituido por la descendencia de Abraham según la
Promesa……………………………………………………………………………… 58
Porque todos los siervos de Dios serán sellados........................................................... 63
Los ―ciento cuarenta y cuatro mil‖ son ―como primicias para Dios y para el
Cordero.......................................................................................................................... 65

Cap. IX NO HABRÁ NINGÚN NUEVO GOBIERNO DE DIOS.


Constituido por Jesús y “los 144,000”, descendientes de una mujer figurativa… 66
Porque la sentencia de Gn 3, 15 sí se refiere a Eva y a su descendencia…………….. 67
Porque no existe ninguna mujer figurativa u organización de criaturas celestiales
que sean como esposa de Yahveh…………………………………………………… 73
Porque ―la Jerusalén de arriba‖ y ―la Nueva Jerusalén‖, es la misma……………….. 74
Porque Jesús y sus hermanos no son descendencia de la supuesta mujer figurativa o
esposa de Yahveh, compuesta de espíritus celestiales……………………………….. 76
Porque los hermanos de Jesús no se reducen a un número literal de 144 000, sino
que todos los hombres pueden llegar a ser hijos de Dios.............................................. 81

Cap. X ―LOS 144,000‖ NO SE SENTARÁN EN 144,000 TRONOS.


Para juzgar en el cielo junto con Cristo…………………………………………… 85
Porque las doce tribus del Israel espiritual están constituidas por ―los 144,000‖ 86
Porque a quien se tiene que juzgar es a las doce tribus del Israel espiritual…………. 86
Porque ―los 144,000‖ no va a juzgar a nadie, sino que ellos serán juzgados……........ 87
Porque si ―los 144,000‖ se sentaran en 144,000 tronos, se tendrían que juzgar a sí
mismos……………………………………………………………………………….. 87
Porque fuera de ―los 144,000‖, no queda nadie a quien juzgar……………………… 87

CONCLUSIÓN………………………………………………………………………. 89

- 92 -
OBRA DEL MISMO AUTOR:

“JEUCRISTO ES DIOS, EL TODOPODEROSO”


(LO MISMO QUE EL PADRE)

Pbro. José Jil Portilla


Arquidiócesis de México

Esta obra puede difundirse con fines no lucrativos.


Puede utilizarse para fortalecer trabajos de evangelización y catequesis.
Toda persona interesada en reproducirla puede comunicarse
con el autor a los siguientes correos:
gportilla2008@live.com.mx
fermoon@hotmail.com
____________________________________________________________________________________________________

¡NO SE DEJEN EXTRAVIAR!


TODOS HEREDAREMOS EL CIELO

PATRIA ETERNA DE TODOS LOS JUSTOS


NADIE SE CONFORME CON MENOS

You might also like