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1.1.8 Las sustentabilidad: fuerte y débil.

La sustentabilidad ambiental, o sostenibilidad, es un concepto bastante general. Los


ambientalistas y teóricos han hecho dos importantes distinciones; así tenemos la sostenibilidad
débil y la sostenibilidad fuerte. El requisito que establece la regla de sustentabilidad débil es que
se transfiera de una generación a otra un stock de capital total no menor al que existe en el
presente (Solow, 1974; Sudhir & Sen, 1994). Lo anterior significa que se puede traspasar un
ambiente degradado si también se entrega más infraestructura. La sustentabilidad débil asume,
por tanto, que las distintas formas de capital son completamente intercambiables (Costanza &
Daly, 1992). Existe otro supuesto importante en la sustentabilidad débil: el medio ambiente,
considerado como otra forma de capital, es perfectamente sustituible por otro tipo de capital o
activos. Así, la desaparición progresiva de aquellos recursos naturales de los que existe una
cantidad fija, los llamados recursos no renovables, debiera ir acompañada por inversión en otro
tipo de capital (Hartwick, 1977; Solow, 1986).

Sin embargo, desde otro enfoque se plantea que no existe perfecta equivalencia entre el capital
ecológico y el construido por el hombre. Se argumenta, que ciertos recursos naturales parecen
ser esenciales para el bienestar y/o la supervivencia de la humanidad. Se designa a dicho capital
como crítico. También se argumenta el principio de precaución, que dice que si no se conoce los
umbrales ecológicos, sobre los cuales los daños al sistema natural son irreversibles se debería
dejar de explorar. Se puede citar como ejemplos de capital crítico la capa de ozono o ecosistemas
complejos como los bosques tropicales de la Amazonía o Galápagos. Si las distintas formas de
capital no son fácilmente sustituibles unas por otras, entonces la regla de sustentabilidad fuerte
establece que, al menos se proteja el capital natural crítico (Costanza & Daly, 1992).

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