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19 literatura latincamericana | Hayden White El texto histérico como artefacto literario Hayden White El texto hist6rico como artefacto litetatio y ottos esctitos Introduccién de VerSnica Tozzi LCE. de la Universidad Auténoma de Barcelona Barcelona Buenos dies México 2 Los ceptor del presente volumen shan duc de Tp of Disa _geal Ream eget peer en nls en 9789 19, especie, por The Jos Hoplins Unters Pree, Baltimore, EEUU. ‘Teaducién de Vernin Toa y Nica Lavgnino (El tet histico como afar Utes; eLa tame hide y el problems e a verdad en ln ep. Seotaci hte) Inoue de eee Tos Gobi de Maio seman test enn ii Scere Ruan scorer (© 1978 Crops of couse 1999 (Figural Realm) The Johns Hopkins University Pes (© 200) del troducin, Verdin Tors Enstue de Ciencas de Education Sela Universidad Aaténoms de Barsona 8913 Berelona ISBN: 4499: 1416.% Depési legal 8. 17-29.2003 Inpro en Novag Si ‘i> 08110 Montadaj Reasons) Iimpres en Espa - Fred a Spin ql 0 LITERARIOY disciplina aca: démics, porque si efhistoriador mismo es un practicante de sta, probablemente sea un devoro de una u otra tendencia, ys por lo tanto, serd parcial; y si no es un practicante, es im- probable que tenga la experiencia para distinguir entre los fcontecimientos sgaifieaives y los insignficantes en el + Bie ensayo es una version revisadl de una conferencisimpatida ‘nel cologuio de teratuea comparada de la Universidad de Yale el 24 de {nero de 1974 Ena isn e estado de da forma algunos de os tas que onginlmente disc en un aiculoanteriog «The Structure of| Historical Narratives, CLIO I, 1972 igs-5-20. También recut alos materiales demi libro Metabstory: The Historical Imagination n Nieto: fonth Century Europe, Balioze, 1973, especialmente lainzodcci. ti tulads «The Pots of History (ead. cast: Metastovs Laimeginecion ‘itr en le Europa de slo 1X, Maio, Fondo de Cultura Econémi ‘4, 1982), El presente ensayo se beneiis de converseconescon Michael “His y Goofrey Hartman, ambos docenes es la Universi e Ya leyexperoren tora de ls azeutiva Las cas de Claude Lvi Strauss proceden de Senge Mind Loades, 1966 (tad casts El pensamiento sl bat, Madiid, Fondo de Cultura Ecencmica 2002) «Overture to Le Cru 1 le enim, en Jacques Ehemana (comp), Stracturatism, Nueva York, 1566 (tad, casts sObetuten en Lo crud 9 lo cocido, México, Fondo ‘de Cultura Beondnics, 987), Los comentatios sobre a natuleza isa ‘adela metifraebasan en Pacl Henle, Lavguoge, Though nd Caltare, 108 EL TexTo mIsrORICO como anreHACTO LITERARIO desarrollo del campo. Se podtia pensar que estas dificultades no surgen en el campo de a historia misma, pero lo hacen no sdlo por las razones ya mencionadas. Cuando se trata de escribir la historia de cierta disciplina acaglémica, o incluso de una ciencia, se debe estar preparado pars hacer preguntas «cerca deésta, preguntas que no se plantean en la préctica do Tamisma. Se debe intentaralcanzar aquello que estd mis alla dos presupuestos que sosienen un tipo dado de investign- cin y formula ls preguntas que pueden ser ealizadas en su Pictic, con objeto de detetminar por qué este tipo de ind Bacién ha sido disefiado para resolver los problemas que pro Piamente trata de resolver: Estoes lo , 0 mythos, derivadas de laliceratura religiosaclisica yjudeo-crstiana. De acuerdo con esta teoria, comprendemos por qué un relato en particu lr «resulta ser» lo que es cuando hemos identificado el mito arquetipico o estructura pregenérica de trama de la cual el relato es una ejemplificacidn. Y vemos el «punto» de un rela to cuando hemos identificado su tema (Ia traducci¢n de Frye de dianova), que hace de aquel «una parabola o fabulailusra- ‘ivan. «Cada trabajo de literatura —insiste Frye— tiene tanto tun aspecto ficaional como und temitico», pero cuando nos movemos desde la «proyecci6n ficcionab» hacia la articula ‘ién evidente del tema, el eserito tiende a tomar el aspecto de «ana apelacién directa 0 escrito discursivo directo y deja dle serliteratura».¥, como hemos visio, desde el punto de vis- ta de Frye, la historia (0 al menos «la historia propiamente idicha») pertenece ala categoria de sci diction, de ‘manera tal que cuando el elemento fiecional —o estructura ‘ctruma miles — ei ilment pen cist deja deser historia y se convierteen un género bastardo, pro: dlucto de una unién no conbagrada, aunque no antinatural, centre historia y poesia : Sin embargo, yo argumentaria que las historias ganan parte de'su efecto explicatvo a través de su éxito en cons- truir relatos a partir de meras er6nicas; y los relatos, a su ‘ver, son construidos a parti de cr6nicas por medio de una 112 ex vexro mistomico como arrEracto uireaAKio ‘peracid que en otra parte he lamado «trarnado». Por tra ‘mado entiendo simplemente la codificacién de los hechos contenidos en las crénicas como componentes de tipos es: Pecificos de estructuras de trama, peecisamente en la forma {que Frye ha propuesto que sucede en el caso de ls afiecio. es» en general El difunto R. G. su forma no procesada, carecen por completo de sentido, Enel esfuetz0 por conferis sentido al registra histOrieo, que es siempre fragmentatio ¢ incompleto, los historia - nen que hacer uso de lo que Collingwood ieee ae (Gn constioctvan ecu levels crn ae letective competente—cudl videncia disponible y las propi stale muest guntas correctas. Esta ime lades formales que ‘capaz de formular las pre- » eraclas als cual, aun cusndo no somos capaces de percibit los dos Indos de una mesa simulténeamente, sin embargo, podemos afirmar que tiene dos lacs, aunque sdlo veamos uno, por. que el concepto mismo de wn lado implica al menos ofro la. do. Collingwood sugirié que los historiadores llegan a sus sespectivas evidencias dotados con un sentido de las posibles formas que los dstintos tipos de situaciones hurmanas reco. nocibles pueden tomar, A este sentido lo denomins ollato para el «relato» contenido en la evidencia o para el relato «verdadero» que estaba sotertado 0 escondido bajo el rela. ‘0 «aparente». Y concluyé que los histotiadores oftecen ex. plicaciones plausibles para los cuerpos de evidencia hist. ‘ce cuando logean descubrir el relato 0 complejo de relatos implfcitamente contenidos dentro de ellos. EL TEXTO MISTORICO COMO ARTEEACTO LITERARIO. 113 Lo que Collingwood no advirti6 sin embargo, es que nin- sin conjunto dado de acontecimientos histéricos casualmen- te registrados puede por si mismo constituir un celato; lo ‘maximo que podria ofrecer al historiador son elementos del relato, Los acontecimientos son incorporados en un relat me- dliaate a supresién y subordinacin de algunos de ellos y el én- fasis cn otros, la caracteizacién, la repeticién de motives, la variacién del tono yel punto de vst, las estrategias descripi- vas alterativas y similares; en suma, mediante todas las técni- as que normalmente esperariamos encontrar en el ttamado deuna novela o una obra. Por ejemplo, ningtin acontecimien to histérico es intrinsecamentetrégico; puede ser concebido ‘como tal élo desde un punto de vista particular 0 dentro del contexto de un conjunto estructurado de scontecimientos,en- trelos cuales goza de un lugar privilegiado. Porque, en la his tori; lo que es trigico desde una perspective resilta Brice desde otra al igual que lo que parece trigico en una sociedad desde el punto de vista de una clase puede ser, como Marx retendié mestrar en El diecocko brumaro de Luis Bonaparte, sélo una farsa desde la perspectiva de otra clase. Considerados como elementos potenciales de un relato, los acontecimientos histéricos tienen un valor neutral. Que encuentren st lugar Finalmente en ua relato que es tégico, cémico, romintieo 0 ingnico —para usa las categorias de Frye—depende dela de- ‘isin del historiador de configuralos de acuerdo con los im. petativos de determinada estructura de trama, 0 mythos, en lugar de otra El mismo conjunto de acontecimientos puede servir como componente de un telato que es trigico 0 cémica, segtin sea cl. ctso, dependiendo de laeleccién del historiador respecto a la estructura de trama que considera més apropiada para ordenar los acontecimientos de ese tipo, de forma que seiincluyan dentro de un relato comprensible. Esto sugiere que lo que et istoriador incorpora a su con- sideracion del registro histico es una nocién delos por de 114 EL TEXTOMIsTORICO COO ARTEFACTO LITERARIO contfiguraciones de acontecimientos que pueden ser econo. en nuestra cultura. Cualquiera que haya enseiiado o participado en uno de esos cursos antolgicos titulados «La civilizacién occi- ee ELTEXTO HISTORICO COMO ARTEFACTO LITERARIO. 115, dental» o «lntroduccién a los clisicos dela literatura occiden- tal» comgirenderd lo que Collingwood tenfa en mente. A ‘menos que se tenga una idea de los atributos genéricos de Jas situacionestrdgicas, cémicas, novelescasoirénicas, no se podra reconocerlas como tales cuando se las encuentre en un texto literario, Pero lassituaciones histdricas no han d rrollado dentzo de si mismas signficados inteinsecos de la ‘manera en que los textos literarios lo hacen. Las situaciones histéticas no son inherentemente trigicas, cOmicas o nove. lescas. Pueden ser todas ella inherentemente irénicas, pero ‘no necesitan ser tramadas de ese modo. Todo lo que dl his toriador necesita hacer para transformar una situacién tré- Bica en cémica es adoptat otro punto de vista 0 modificar el alcance de sus percepciones. De todos modos, solamente pensamos en las situaciones como tragicas 0 cémicas porque 808 conceptos son parte de nuestra herenci, cultural en ge neral y, en particular, literavia. Cémo debe ser configurada una situaci6n histérica dada depende de la sutileza del his- totiador para felacionar una estructura de trama especifica con un conjunto de acontecimientos histéricos alos que de- sea dotar de un tipo especial de significado. Esto es esen cialmente una aneracisn literaria, es decit, productora de ficcién. Y lamarla asien ninguna forma invalida el estatus de las narrativas hist6ricas como proveedoras de un tipo de conocimiento, Porque no sélo son limitadas en nimero las ‘estructutas pregenéricas de trama con las que los conjuntos de acontecimientos pueden ser constituidos como relatos de un tipo particular, como Frye y otros grandes crticos sugie ren, sino que la codificacin de los acontecimientos en tér- sminos de ales estructuras de trama es una de les formas que pose una cultura para dotar de sentido a los pasados tanto personales como piblicos. Podemos dat sentido a conjuntos de acontecimientos de diferentes maneras. Una de ellas consste en subsumir los 116- BL TEXTO HISTORECO COMO ARTEFACTO LITERARIO acontecimientos bajo leyes causales que pueden haber go- bernado su coneatenacién en pos de la produccién de una configuracién particular que esos acontecimientos parecen ssumir cuando son considerados como «efectos» de fuerzas mecénicas. Ast acta la explicacin cientifica. Otra forma con la que damos sentido @ un conjunto de acontecimientos ue parece extrafio, enigmitico 0 misterioso en sus mani {estaciones inmediatas se basa en codifica e conjunto en tér- -minos de categorias provistasculturalmente, tales como con- ‘eptos metafisicos, creencias religiosas 0 formas de telato, El cfecto de tales codificaciones se traduce en familarizamos on lo no familiar; por lo general, étaes la forma que adop- tala historiografia, cuyos «datos» son siempre en principio extrafios, por no decir exéticos, simplemente debido a la distancia que nos separa de ellos en e tiempo y aque se ori- ginan en una forme de vide diferente de la muestra, E historiador comparte con su audiencia nociones gene- rales de as formas que las stuaciones humans significaivas deben adquiti en virtud de su partcipacién en los procesos expecificos de dotacién de sentido que lo identifican como rmiembro den cierto egado cultural. Cuando se enfrenta al proceso de estudio de un conjunto dado de acontecimien- tos, comienza a percibir la posible forma narrativa que tales acontecimientos pueden adoptar En su relato acerca de c6: mo ese conjunto de acontecimientos sdquiti la forma que percibe como inherent, cl historiador trama su narracion ‘como un relato de un tipo particulat/El lector, inmerso en el proceso de seguir la narracién del fstoriador sobre tales acontecimientos, gadualmente se da cuenta de que el rlato «que et leyendo corresponde aun tipo determigado: nove- Ja, tragedia, comedia, sitica,épicao cualquier ot Y cuando ha percibido la clase o el tipo.al que pertenece ef relato que «sti leyendo, experimenta el éfecto de que los acontecimien- tos del relato le han sido explicados. En este punta el lector EL TEXTO HISTORICO COMO ARTEFACTO LITERARIO. 117 tetio, el exotismo: Se vuelven comprensibles al ser subsumidos bajo las categorias de Ia estructura de trama en la cual son codificados como un relato de un tipo particular. linsizados, pero no solamente porque elector tiene ahore nis nformacon sobre los acntecmentes, sino tambien ‘un proceso comprensible terminado, Esto no es distinto de lo que sucede, o se supone que su- ‘ede, en psicoterapia. El conjunto de acontecimientos pasados del paciente, que constituyen la presunta causa desu angus- tia, matifestada en el sindrome neurético, se ha vuelto no familia, extraio, misterioso y amenazante, yha asumido un significado que el paciente no puede ni aceptar i rechazar de modo eficaz, Noes que el paciente no sepa lo que e303 acon- tecimientos eran, que no conozca los hechos; porque si no ra en algin sentido los hechos, estaria incapacitado para reconocerlos y reprimirlos cuando surgieran en su con- cieacia. Por el contrario, los conoce demasiado bien, De hhecho, los conoce tan bien que vive con ellos constantemente y de tal forma que es imposible para él ver cualesquieta ‘otros hechos excepto a través dela coloracién que el con- junto de acontecimientos en cuestidn le da a su percepeic del undo Podamos dec que dencuerdocon tied ya sea de manera real o simplemente imaginada, | 118 EL TERTO MISTORICO como ARTEFACTO LITERARIO. al mundo mucho después del momento en que deberian ha bber devenido «historia pasads». El problema del terapeuta, entonces, no consiste en exponer los «hechos reales» del asunto ante el paciente, oponer la «verdad» a la «fantasia» que lo obsesions. Tampoco se trata de dar al paciente un ‘curso breve de teoria psicoanalitica para aclararle la verda dera naturaleza de su angusta, catalogéndola como una ma nifestacién de algin «complejo». Esto es lo que el anaista podria hacer cuando relata el caso del paciente aun tercer0, especialiente a otro analista. Pero la teoria psicoanali reconoce que el paciente resistiré ambas taticas del mismo ‘modo que resist la intrusion en la conciencia de las huellas de la memoria traurmatizade en la forma en que obsesiva- ‘mente las recuerda 6! problema se basa en hacer que el pa- ciente aqe-trame» toda su historia de vida de forma tal que cambie el significado que confiere a aquellos acontecimientos 1 sa signficacion para la economia de la serie total de aconte- cimientos que constituyen su vida, Visto asi el proceso tera péutico es uh ejercicio de refamiliarzicién con los aconteci rmientos.que han sido desfamiliarizados, que se han vuelto extrafis ala historia de vide del paciente en virtud de su so- bredeterminacién como fuerzas ceusales. Y podriamos decir «que os acontecimientos son destraumatizados al ser elimina- ddos de una estructura de trama donde ten‘an un lugar domi- nante¢ insertados en otra donde ocupan una funcién subor- finada o simplemente ordinaria, como elementos de una vida compartida con los demis. Ahora bien, no me interesa forzar la analogia entre psi- coterapia e historiografia, He usado el ejemplo s6lo para ilustrarel componente de fiecién en las natrativas hist6ricas, Los historiadores buscan refamiliasizarnos con los aconteci smientos que han sido olvidados, ya sea por accidente, desa tencién 0 represin, Mis ain, los grandes historiadores se han ocupado siempre de aquellos acontecimientos de las EL TEXTO HISTOMICO COMO ARTEFACTO LITERARIO. 119 historias de sus culturas por naturaleza mis «traumsticos»; el significado de tales acontecimientos es problemitico y es- ti sobredeterminado en a significatividad que todavia tienen para la vida cotidiana, acontecimientos tales como revolu: ciones, guerras cviles, procesos de gran escala como la in- dlustializacion y la urbanizaci6n,o instinuciones que han per dido su funcin original en una sociedad pero que continan desempefiando un importante papel en Ia escena social ac: tual, Observando los modos en que tales estructuras romaron - forma o evolucionaron oshistoriadores las refamiliarizan, no s6lo aportando més intormacion sobre ella, sino también mostrando cémo su desarrollo se ajust6 a alguno de los tipos de relato# los que convencionalmente apelamos para dat se tido a nuestras propias historias de vide Ahora bien, s algo de todo est es plausible como caree: terizacion del efecto explicativo dé la narrativa histérica, e& ue aporta importantes considerationes acerca del aspecto amimético de las narrativas historicas. Se suele aducit —co- ‘mo dijo Frye— que una historia es un modelo verbal de un Conjunto de acontecimientos externos a la mente del histo: riador. Pero es erréneo pensar en una historia como un mo- do similar @ una réplica aescala de un aeroplano o vn bar. co, un mapa o una fotografia. Porque podemos comprobar la adecuacién de este dltimo tipo de modelo observando el original y, através de la aplicacién de reglas necesatias de traduccién, viendo en qué aspecto el modelo ha tendo real mente éxito al reproducir el orignal Sin embargo, las estruc turas ylos procesoshistsricos no son com esos originales; no ppodemos observatlo con al fin de ver si el historiador los ha reptoducido adecuadamente en su narrativa. Tampoco debe ramos hacerlo, aunque pudiéramos; porque, despues de todo, fue el misino cardcter extraio del original tal como aparecia en los documentos el que inspiré los esfuerz0s del historiadora la hora de elaborar un modelo. Siel historiador 120 EL rexTo.srontco COMO ARTEFACTO LItERARIO sélo hiciera eso por nosotros, estamos én la sma sta. cidn que el paciente al que su analista sélo le dice, sobre a base de entrevistas con sus padres, hermanos y amigos de |a infaicia, emo fueron los «hechos verdadcros» de su tem prana infancia, No tendriamos motives para pensar que nos han explicada nade. Esto es lo que me leva a pensar que lashatfativas hist. #icas son no s6lo modelos de acontecimientos y procesos pa sados, sino también enunciados metaforicos que sugieren una relacién de similitud entre dichos acontecimientos y pptocesos y los tipos de relatos que convencionalmente usa, ‘mos para dotar a los acontecimientos de nuestras vidas de significados culturalmente reconocidos. Observada en un ‘modo puramente formal, una nateaiva hist6rica no es slo luna reproduccién de los acontecimientos registrados en ella, sing también un complejo de simbolos que nos sefala diree ciones para encontrar un fcona del estructura de esos acon tecimientos en nuestra tradicinlteraria. Por supuesto, asumo aqut las distinciones entre signo, simbolo cicona que . S, Peirce desarrlls en su flosofa del Jenguaje. Creo que esas distinciones nos ayudarén a com: render lo que es ficticio en tode representacidn supuesta ‘mente realista del mundo y lo que es realsta en todas las ma. nifiestamente ficticias. Nos ayudan, en surha, a responder a la pregunca: ade qué son representaciones las representacio. nes historias? Me parece que debemos decir de las historias lo que Frye parecié considerar que s6lo es cierto de la poe sia las filosofias de la historia, a saber, que, considetada co. ‘mo un sistema de signos, la narraiva histética apuntasinml téneamente en dos direcciones: hacia los acontecimientos descrtos en la narraiva y bacia el tipo de relato 0 mythos aque el historiador Ka elegide como icono de la estructura de losacontecimientosi La narrativa en si misma noes elicono; lo que hace es deschbir los acontecimientos del registro ELTEXTO MISTORICO COMO ARTEFACTO LITERARIO 121 histérico de modo tal que inform al lector acerca de gud de be considerar como icono de los acontecimientos para con. vertilos en «familiares». La narrativa historica metia as en tre los acontecimientos reportados en clla, por un lado, y la estructura de teama pregenérica convencionalmente usada en nuestra cultura para dotar de significados a los aconteci ‘ientos y situaciones no familiares, por otto} Laevasién de las implicaciones de la naturaleza ficcional cn a narrative histrica es, en parte, consecuencia de la ut- lidad del concepto de «historia» para la definicién de otros tipos de discurso. Se puede oponer historia» a wciencian en virtud de su aspiracién de rigor conceptual y su fraceso ‘cuando trata de generar las leyes universales que, de forma caractetistica, las ciencias busean produci. Igualmente, «his. ‘oria» puede ser opuesta 4 literatura» debido a su interés ‘por lo ateabs mas qué por [6 «posible», que es supuestamen- teel objeto de representacin de los trabajos eliterarios», De «ste modo, dentro de uns larga y distinguida tradicién exitica ‘que ha buscado determinar lo que es «tcal» y lo que es aime Binado» en la novel, la historia ha servido como una clase de arquetipo del polo stealistan de vepresentacién, Estoy Pensando en Frye, Auerbach, Booth, Scholes, Kellogg cttos, Sucede con frecuencia que los tedricos literarios, cuando estin hablando acerca del «contexto» de un trabajo lierario, asumen que ese contexto—el «medio histéricor — tiene una concrecién y una accesibilidad que el trabajo mis. ‘monunca puede tener, como si fuera mas ticil percibit a tea. lidadi del mundo pasado reunido a partic de miles de docu mentos histéricos que expiocan las profundidades de un trabajo literario que esté presente para el critica que lo est. dia, Pero lapresunta concrecién y accesibilidad del entorna histérico, esos contextos de los escritos que los eruditos lite farios estudian, son en st mismos producto de la capacided de ficeién de los historiadores que los han estudisclo, Les 122 EL TExro wistonico COMO ARTEFACTO LITERARIO. documentos histéricos no son menos oscuros que los textos estudiados por los crticosliterarios. Tampoco es més acce- sible el mundo que esos documentos suponen. El primero ‘80 es mas «dado» que el iltimo. De hecho, la opacidad del ‘mundo supuesto'en los documentos hist6ricos se ve incre- ‘mentada por la produccion de narrativa hstoricas. Cada nue- vo trabajo historico se agrega a los miltples textos posibles uc tienen que ser interpretados,sies que se quire tazarfel- ‘mente un cuadro completo y riguroso de determinado medio histrico. La relacién entre el pasado que se va a anaizar y los trabajos histGricos generados por-el examen de los documen: tos es paradajics; cuanto mds conoeemos sobreel pasado;mas dlifc resulta hacer generalizaciones acerca de No obstante, si elincremento de nuestro conocimiento sobre el pasado dificulta las generalizaciones sobre él, debe- tia en cambio facilitarnos la generalizacion acerca de las for mas en que ese conocimiento nos es transmitido. Nuestro conocimiento del pasado puede incrementarse, pero nues- tro entendimiento no, Nuestro entendimiento del pasado tampoco progresa gracias al tipo de avances revolucionatios «que asociamos con el desarrollo de las ciencias fisicas, Como Jaliteratura, a historia progresa através de la produccién de clisicos, cuya neturaleza impide que sean desautorizados o invalidados como lo son los principales esquemas concep. tuales de la ciencia. ¥ es su no disconfirmabilidad la que testifica sobre la naturaleza esencialmente literaria de los clisicos historicos. Hay algo en una obra maestra historica ‘queno puede serinvalidado, y este elemento no invalidable ‘su forma, a formaque es su fccisn. ‘A menudo se olvida —o cuando se reeuerda, se desesi ‘ma— que ningiin conjunto dado de acontecimientos ates tiguados por el registro hist6rico comprende tn relato ma- nifiestamente tetminado y completo. Esto estan verdadero para los acontecimientos que comprenden la vida de un in EL TEXTO MISTORICO COMO ARTEEACTO LITERARIO. 123 dividuo como para una institucidn, una nacién 0 todo un pueblo No vivimos relatos, ni siquiera cuando damos signi ficado a nuestras vidas retrospectivamente, disponiéndolas en forma de relatos. Igualmente sucede con las naciones y con las culturas. En un ensayo sobre la naturaleza «mitica» de la historiografia, Lévi-Strauss comenta el asombro que tun visitante de otro planeta sentirfa sile presentaran las mi- les de historias escritas acerca de la Revolucién francesa Porque en esos trabajos, los «autores no siempre hacen uso de los mismos incidentes; cuando lo hacen, los incidentes son revelados bajo una luz diferente. Y aun asi, éstas son va- rlaciones que tienen que ver con el mismo pafs, el mismo periodo y los mismos acontecimientos, acontecimientos cuya realidad es dispersada a través de varios niveles en tuna estructura de miltiples capas». Lévi-Strauss prosigue sugitiendo que el crterio de validez para evaluat los relatos histéricos no puede depender de sus «elementos», esto es, Sus contenidos fécticos putativs. Por el contratio, observa, saislado a propésito, cada elemento se muestra como més alla de la aprehensién. Peroalgunos de ellos obtienen lao: hrerencia del hecho de que pueden ser integrados en un sis. tema cuyos términos son mas 0 menos crefbles cuando son enfrentados con la coherencia total de las series». Pero su accoherencia de las series» no puede ser la coherencia de las * series cronol6gicas, esa secuencia de shechos» organizados en el orden temporal de su incidencia original. Porque la? «crénica» delos acontecimientos, fuera de la cual el historia- dor elabora su relato de «lo que realmente ocurris», viene ya precodificada, Existen cronologias «calientes» y «frias», cronologias en que se presentan mayor o menor niimero de datos que deberian incluirse en una crdnica completa de lo que ocurrid. Mas asin, los datos mismos nos llegan ya agra pados en clases de datos, clases que son constitutivas de domi: ‘ios putativos del campo histérico, dominios que aparecen 124 eu Texto msrontco como ARrEFAGz0 LiTeRARIO como problemas que debe resolver el historiador, si es que desea presentar un relato completo y culturalmente respon- sable del pasado. Todo esto sugiere a Lévi-Strauss que, éuando se trata'de dsarrollarun relato amplio delos diversos dominios del re gistro histérico adoptando la forma de une narracién, las «. En mi opinin, la historia es una disciplina en mal estado hoy en dia porque ha perdido de vista sus orfgenes en la ima: ginacién literaria. En aras de parecer cientifica y objetiva, se ha feprimido y se ha negado a s{ misma su propia y principal fuente de fuerza y renovacién. Al volver a poner en contac: to ala historiografia con sus fundamentosliterarios no de- berfamos estar poniéndonos en guardia contra distorsiones meramente ideol6gicas; deberiamos estar en el camino de a canzar esa «teoria> de la historia sin la que ésta no puede en absoluto pretender ser una adisciplina»

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