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cortestan 142 sobre una relacién parte-todo. Para C. Chastain (1975, pags. 205 y sig) y F. Corblin (1995, pags. 151 y sig), en cambio, la correferen- Gia concierne a la propiedad de dos (o mas) secuencias de remitir al mismo referente sin que la interpretacién de una dependa de la interpretacién de la otra. Por ejemplo, las secuencias «Plat6n. . . El autor del Cratilor, aunque refieran al mismio personaje, se interpre tan de modo independiente Ia una de la otra. La correferencia, que se funda exclusivamente en bases pragméticas, expulsa al exterior de su campo toda relacién anaforica stricto sensu por el simple he cho de que esta se apoya sobre propiedades lingdisticas (la inter~ pretacién del anaférico requiere tomar en cuenta su antecedente).. En la terminologia de F, Corblin (1995). una cadena de correferen- tes no puede ser considerada ni coo caciena® de referencia ni co- ‘mo cadena anaférica. Ya en G. Kleiber (1993a, pag. 22) se eriticaba tuna posicién tan radical por cuanto existe para este autor. en el nt- vel textual, un puente seméntico entre las secuencias puestas en juego (especialmente, en el ejemplo anterior, «Platone viene a pro- ;porcionar su interpretacion de re a +EI autor del Cratiloy. Dosexpresiones correferenciales no son necesariamente sindat- ‘mas, La cuestidn tlene una importancia singular en el Ambito de los paradigmas* designacionales (Mortureux, 1993). Las secuencias que los constituyen son todas correferenciales y anaforicas, st no entre ellas, al menos de un antecedente comin. Con todo, si reall- zacion en forma de grupos nominales plenos (y no de. pronombres) se asienta en nombres que mantienen en lengua relaciones muy variadas (et perro. ... ese animal. .., ese peligro piiblico), con exclu sion de la sinontmia, Por esta raain, es erroneo ¥ lamentable con- fundir los dos tipos de propiedades: una es de orden seméintico y toca al lexema®; la otra, referenciat y concierne al vooabio*, En andlisis de discurso, la biisqueda de correferencias permi- te circunseribir el campo de la reformulacion*, pero tambien deter- minar las facetas bajo las cuales tun mismo dato resulta esquema- tizado, construido por el discurso, AI igual que la andfora y la cata- fora", la correferencia permite umn acceso privilegiado a la constitu ci6n del objeto" de discurso. + Anafora, Cadena de referencia, Catéfora Cortesia Una de las caracteristicas mas notables de los desarrollos re~ cientes en pragmalica Ungiistica es el interés que ha puesto en el va cortesia funcionamlento de la cortesia en las interacciones verbales, inte~ 1rés que se corresponde con el reconocimiento del importante nivel de la relacién* interpersonal. De esta toma de eonciencia nacié, hhaeta fines de la década de 1970, un nuevo ambito de estudios que suscité en las de 1980 y 1990 una auténtica explosion de las investigaciones. Mientras que, antes, la rellexién sobre Ia cortesia se limitaba a Jos tratados de indole normativa —los «manuales» y otras obras dela diteratura del savoir-vivres (Lacroix, 1990; Picard, 1995; Montandon ed., 1995), recientemente dio lugar a una olea- da de estudios tanto teéricos como descriptivos: se trata de com- probar qué lugar ocupa y qué papel cumple la cortesia en las in: teracciones cotidianas, y de describir el conjunto de procedimientos implementados para preservar la armania en la relacién interper- sonal; procedimientos sumamente numerosos y dispares que, lejos Ge confinarse en las famosas «formulass, movilizan en realidad una parte imporiante del material productdo en la interaccién. ‘TERRITORIO E IMAGEN [FACE] Entre las principales proposiciones teéricas que contribuye ron a formar este campo, mencionemos a R, Lakoff (1973), quien propone afiadir a las maximas* conversacionales de H. P. Grice un principio del tipo Sea cortés», y que desarrolla en tres reglas: For- ‘malidad (No se imponga, manténgase a distancia), Vacilacién (Deje clegir a su interlocutor) y Camaraderia (Actie como si usted y su compaitero fueran iguales: péngalo comodo): 0 a G. N. Leech (1983), cuyo enfoque es mas sistematico que el de R, Lakoff: tam- bbién Leech considera que junto a los CP (sCooperation Principle» de Grice, conjunto de las maximas conversacionales) conviene adrallir «un PP (Politeness Principle}, pero su sistema de reglas de cortesia se articula de manera coherente con las nociones de «castor y sbe- neficios incluye cierta cantidad de maximas (Tacto, Generosidad, Aprobacién, Modestia, Acuerdo, Simpatia) y de submaximas, Pero el marco teérico mas elaborado se debe a P. Brown y S. Levinson (1978, 1987), célebre y muy aprovechado pero sin duda también el mas eriticado, Fl modelo «B-L+ de la cortesia se inspira directamente en E. Goffman: se funda en las nociones de territo- rio* y de imagen*, respectivamente rebautizadas por cstos autores ‘como «imagen negativar e «imagen positivay. Al mismo Uempo, Browny Levinson «eciclany la nocién de acto* de Lenguaje al intere- sarse por los efectos que estos pueden tener sobre las dmagenes* de los participantes: en efecto, se demuestra que los actos que 208 vyemnos llevados a producir en ta interaeeion son en su mayoria. contest 14a algin aspecto, samenazadores* para una y/u otra imagen de los participantes presentes; se trata de los Face Threatening Acts 0 FTAs. Ahora bien, todos los participantes tienen un «deseo de ima- gene (face-want). Asi pues, las imagenes son, contradictoramente, blancos de amenazas permanentes y objetos de un deseo de pre- servacién. {Como logran los interaciantes resolver esta contradic~ clon? Para F, Goflman: realizando un etrabajo de figuracsons (face- work, término que designa todo cuanto emprende una persona ara que sus acciones no hagan perder la imagen a nadie (incluida ella misma); para P, Brown y S. Levinson: pontendo en practic: diversas estrategias de cortesia, la mayoria de las cuales se rest: men en procedimientos de atenuacion de los FTAS, perspectiva des- de Ia cual la cortesia aparece como un medio para corviliar et deseo mutuo de preservacién de las imdgenes con el hecho de que la ma- yoria de los actos de lenguaje son potencialmente amenazadores pa- ra unas 1 otras dle estas mismas imagenes. A partir de aqui, 1o esencial del trabajo de Brown y Levinson consiste en hacer el in- ventario de esas diferentes estrategias, de los atemuadores* entre los cunles e} locutor elige en funcién de tres factores: el nivel de gra: vedad del FTA, la «distancia social que existe entre los participan- tes (factor D), y su relactén de spoders (factor P), ello sobre la idea de que la cortesia de un enunciado debe crecer, en principio, al mismo Uempo que P, D y el peso del FTA. ‘Se acusé a este modelo de apoyarse en una concepeion excest- vamente negativa y hasta eparanoide: de la cortesia, y de entender el campo de la interaccién como un terreno minado por toda clase de FTAs que los interactantes estn todo el tiempo intentando desactivar, Ahora bien, la cortesia puede consistir no sélo en una atenuacidn de amenazas sino también, mas positivamente, en una produceién de eanti-amenazass: ciertos actos, camo el cumplido, el agradecimtento 0 el buen augurio, tienen un cardcter no tanto ame- nazador como valorizador para las imagenes. Asi pues, es necesario otorgar un espacio en e] sistema a estos actos que consiituyen en cierto modo el correlato positivo de los FTAs y que C, Kerbrat- Oreechioni (1996) bautiza como Face Flattering Acts (actos ala- gadlores») o FFAs (en el mismo sentido, otros hablan de Face nhan- cing Acts, Face Giving Acts, o Face Supporting Acts}. Aparte de ello, Ja distinci6n FTA versus FFA (sin hablar de los actos smixtoss) iene el mérito de clarifiear correlativamente la distincion entre cortesia negativa (que consiste basicamente en atenuar los FTAs) y corte- sia positiva (que consiste en producir FFAS, de preferencla refor~ zados). 145 contesia A partir de estas nociones de base: imagen negativa versus positiva, FTA versus FPA, cortesia negattua versus cortesia positiva, ‘asi como cortesia versus no cortesia versus descortesia, es posible despejar un sistema coherente de reglas y observar de qué modo funcionan en diferentes situaciones comunicativas y en diferentes culturas (porque si los prineipios generales de la cortesia parecen universales, y si incluso cierto niimero de procedimientos reapare- cen en lenguasy culturas muy diferentes entre sf, se observan tam- bién en este dominio variaciones importantes que san hoy objeto de vivos debates en el campo de la pragmatica contrastiva). CODIFICACION Y DECODIFICACION Sea como fuere, el emodelo B-L modificados posee un poder deseriptivo y explicativo considerable (para otras ilustraciones, vease Kerbrat-Orecchioni, 1992, 2* parte): En lo que ataie a las operaciones de codificacién, la corte- sia cumple un papel decisivo a la hora de elegir las formulaciones, El caso mas espectacular es, a todas luces, el de los actos de len- guaje indirectos: zpor qué complicarse con formulas tales como sePodrias cerrar la ventana, mientras que »Cierra la ventana dice la misma cosa de manera mas simple y més clara? Es que, presen- tando matices menos coereitivos, a formutlacién indirecta brutaliza ‘menos la imagen del destinatario: el costa cognitive extra (tanto para el codificador como para el decodificador) es ampliamente comperisado por el beneficio psicologico que obtienen uno y otro, Otro ejemplo de actos indirectes eonvencionales: en un éafé, ef camarero puede, de la manera mas normal, preguntar al cliente lo que desea sirviéndose de la formula «gToma usted algo?,, mientras que dificiimente el eliente puede preguntar al camarero cuanto le debe sirviéndose ce la formula «Le debo algo? Pues es corres para el camarero no parecer obligar al cliente a consumir, mientras que no seria cortés para el cliente parecer no estar-obligado a pagar su consumicién, Pero el PP permite también explicar muchos otros fe- némenos, como el hecho cle que los FTAs sean por lo general ate- nuados (0 ditottzados»), mientras que los FFAs son de buena gana reforzados (0 shiperbolizados»: «muchas gracias / mil veces / infint- tamentes, pero spocas graciase es pragmaticamente ageamatical):* © incluso lo que se ha conventdo en llamar eorgenizacién preferen: cial de los intereambiosts: si los encadenamientos positivos son «preferidoss en general « los encadenamientos negativos, es porque en general son mas corieses: cuando tal no es ¢l easo. el encaclena cortesia 146 — 147 credibilidad (estrategia de -) 'miento negativo deja de ser no preferido, por ejemplo después de un cumplido (aplicacién de la eley de modestias). En lo que ataiie a las operaciones de decodificacién, cl «PP presta servicios comparables a los del «CPs: explica por ejemplo que, en situacién de visita, un ofrecimiento como «Siéntese usted cinco minutos: sera regularmente interpretado como «cinco minu- tos por lo menos (mientras que la maxima de eantidad, o dey de cexhaustividadh, impondria mas bien una implicatura’ del tipo «cin- co minutos @ lo sumo) Las teorias de la cortesia son, pues, muy tildes para el lingdista: muestran que se encuentran inseriptos en élsistema de la lengua gran canttdad de hechos cuya existencia no ‘se justifica —y que no son interpretables— sino en relaelén con las exigencias de la cortesia, es decir, seqtin la ctimologia de la palabra francesa polilesse, con la necesidad de pulirsus comportamlentos a {in de que resulten menos hirientes para las imagenes del otro; he- chos en apariencia muy heterogéneos y que hasta aqui la lingdis- luca habia tratado en orden disperso, en el marco de la retérica de Jas figuras (eufemismo*, ltotes*, hipérbole*, etc) o de la pragmatica contempordnea (actos* de lenguaje indirecto). pero que se ponen a hacer ststemta no bien se los reftere a los principios de la cortesta. Paralelamente, estas teorias demuestran la tmportancta social de la cortesia, Aun cuando no todo se reduzca a cuestiones de ima- gen, aun cuando la cortesia no se encuentre en juego en todas las situaciones, aun cuando sea nada mas que wirtud de las aparien- clas», ella no se reduce a una simple coleceién de reglas formales mas o menos arbitrarias: cumple un papel fundamental en. 1a regulacion de la vida en sociedad, permaitiendo conciliar los intere- ses generalmente desparejos del Ego y del Alter, y mantener un es- tado de equilibrio relativo, y siempre precario, entre la proteccién de si y la preservacién del otro, Ahora bien, sobre este equilibrio descansa el buen funcionamiento de la interaccién. Sean cuales fueren las variaciones ce forma (sin duuda considerables) que puede presentar, la cortesia es universal pues no es posible concebir un mundo sin rmodaless: sin civilidad, solo puede haber guerra civil. Ni siquiera el Ciberespacio escapa a las reglas del tacto: se trata de la Netiquette,® que hace posible la cohabitacién entre internautas y que, como podria demostrarse, se resume en los prineipios «brown levinsonianos» de respeto por el territocio y por la imagen de! otro. La cortesia no es otra cosa que una maquina para mantener 0 restaurar el equittbrio ritual entre los interactantes, y por lo tanto para fabricar contentamiento mutuo (mientras que Su no respeto desencadena reacciones de violento disgusto: #Al menos podia ha- berse disculpadol, Ni siquiera me agradecis!.), de acuerdo eon la definicién de La Bruyére (Les caraciéres, cap. Vj: +Me parece que el espiritu de cortesia consiste en clerta atencidn por lograr que me- diante nuestras palabras y nuestros modales los demas queden contentos de nosotros y de ellos mismoss. > Atenuador, Doble vinculo, Imagen, Relacién interperso- nal, Ritual GK-0, Cotexto Véase Contexto Credibilidad (estrategia de -) La eredibilidad es una nocién que define el eardcter de veracl- dad de las manifestaciones de una persona (slo que ¢! dice es cret- ble) o de una situacion (esta situacién no es ereibles), Resulta, pues, de un jutefo pronunciado por alguien sobre lo que ve u aye y, ‘como consecuencia, sobre la persona que habla y que es juzgada sereibles, Este juicio, que consiste en. cvaluar la aptitud del sujeto hablante para decir ta verdad a través de su acto de enunciacién, hhave que todo sujeto hablante deseoso de ser creida intente poner en escena su discurso de tal modo que pueda recibir esa etiqueta de credibilidad. Con ese fin, entra en un proceso de construccién de credibilidad. Asi pues, la credibilidad puede ser considerada como tun estado 0 como un proceso (en este caso habria que hablar de ecredibilizacién)), Para P. Charaudeau, la eredibilidad es un hecho de estrategia de discurso que, a semejanza de las estrategias de legitimactén® y de captacién®, consiste para el sujeto hablante en rdleterminar una posicién de verdad, de modo que pueda (...) ser tornado en serios (1998b, pag. 14). Con ese fin, el sujeto puede recumr a tres tipos de posicionamiento: 1) colocarse en una posicién enunclativa de neu tralicact en euanto a la opinion por él expresada, «posicion que lo condueiré a borrar toda huella de julclo y de evaluacién personal en su modo de argumentacién, sea para explictar las causas de un hecho o para demostrar una tests» (bid: 2) colocarse en una po- sicién de compromiso, slo que, contrariamente al caso anterior, con- ucird al sujeto a optar (de manera mas 0 menos conseiente} por tuna toma de posician en la eleccién de los argumentos 0 eleccién de Jas palabras, 0 por una modalizacion evaluaiiva aportaca a su dis

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