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Poesia peruana del siglo XX ; Lectura “interesada” de Cuatro Libros de Poemas por Juan Felipe Villar Dégano Universidad Complutense Desde sus comienzos la Literatura de todos los paises de Hispenoamérica ha sido prédiga en poetas, pero en esta iitima ceva su ntimero se ha extendido notable: mente y su impronta cultural y social se ha dejado sentir con mayor trascendencia Perit, como pais de larga andadura histérica, no iba a ser en esto una excepcion, Poetas en espaol y en lenguas prebispanicas, muchos é# ellos de gran calidad, han ido aparecierdo en sucesivas generaciones, represeniando a tcdlas las corentes estéticas, La variedad de registros, la belleza formal y la asimilacién intdigente de tradiciones y comentes, son rasgos que hacen de esta poesia una de las més, sino la ms honda y sensible del continente, Pero esta floracién de poetas, de amplia gama expresiva y riqueza de contenidos, que se puede comprobar plenamente repasando bibliografias, como las de desis Cabel (1), no esté en consonancia con la poca difusién y conoct mento que se tiene de los poetas peruanos, sobre todo fuera del pas, silos compara mos con los poetas de Argentina, México o Brasil, referentes obligados, o atin con los de Cuba y Nicaragua, estos titimos quiza también por razones extraliterarias. Muchos poetas penwanos de gran altura pasan y han pasado desapercibidos para lectores évi- dos, por la falta de ediciones y por la poca proyeccién-que tiene la cultura del pais salvo en circulos universtarios y afines, sin duda condicionada por los vaivenes politicos y econdmicos que ha sufrdo el Peréi en nuestro siglo. Sin embargo, es posible que tengamos qué afadir algo mas a la explicacion. ‘parte del conocimiento que se pueda tener de Eguren (1874-1942) o Vallejo (1892- 1938), por su indiscutible proveccién cultural y su aureola de glorias nacionales, ha habido también en muchos poetas peruanos contemporéneos una cierta voluntad de ccultamiento, un cuidadoso pudor ante la notoriedad, muy en consonancia, por otra parte, con ciertos aspectos de retraimiento ¢ independencia, propios de la idiosincrasia del pats. Estos poetas, algunos con una obra breve, como César Moro; otros de mayor produecin, como Carlos German Bell, han contribuido con su acttud recatada a limi- tar Su actividad a un circulo de iniciados y de profesionales de las letras, que, bien mira- do, parece ser el destino de una gran parte de los poetas que en el mundo han sido, Por fortuna, y aunque se quede uno con frecuencia con la miel en los labios, las antolo sias, algunas excelentes, han ido cubriendo muchas veces los vacios y han servido de acicate para una aproximacién més intima e intensa a ciertos poetas. Asi las tradiciona les como La Poesia contemporénea del Peri, seleccionada por Jorge Eduatdo Eielson, Sebastian Salazar Bondy y Javier Sologuren (2), y la Antologia general de la poesia peruana, compilada por Alejandro Romuaklo y Sebastian Salazar Bondy (3) y las mas recientes de Jestis Cabe!, Nueva poesia peruana, 1970-1980 (4), o la que lleva por titulo De Vallejo nuestros fas, prologo, seleccion y notas de Ricardo Gonzalez Viail (5) 140 Distrbuir alos poetas por generacto- nes 0 comtientes es un método comodo y en aran parte efectivo para ordenar la produccion literaria de un pais o de un grupo de escritores. Los clos existencia- les van normando la creatividad y las obras, unas veces proximas, otras mas alejadas, se suceden por periodos. Pero la labor podtica se hace tambin de silen- cios, y poetas de amplia trayectoria siguen eseribiendo y publicando, en oca siones ficles a su lirica inicial y en ocasio- nes transforméndola y enriqueciéndola, ‘Aunque la propuesta global de este rniimero de Zurgai esta mas orientada hacia los novisimos de la poesia Hispanoamericana, mi intencién en estas, breves notas no es tante dar cuenta de lun grupo © corriente de ells, sino espi gando en obras de autores ya consagra dos, publicadas en los aos 70, 80 y 90, recrearme en la lectura personal de unos textos que han constituido para mi una fuente de reflexion y de placer. Los auto res y as obras son: Alejandro Romuakdo, En la extension de la palabra, 1974. Jorge Eduardo Eielson, Habitacion en Roma, 1951-54 (En Poesia escrita 1976). Javier Sologuren, Foiios de el enamorado y la muerte, 1980, v Anionio Cilloniz, Simetrias, 1986 (En {La Constancia de? tiempo. 1992), En esta seleccién no pretendo tan poco trazar un panorama exhaust de ia obra escogida. relacionandola con otras del mismo autor 0 de autores aft nes. Mi inlento, clertamente linitado, Je una aproximacion afectva e “inte: resada" al mundo de estos textos y de sus ereadores. E “interesada” aqui quiere decir de conocimiento. Aproximarme Por medio de una glosa a la sabiduria secreta de estos poemarios, que a lo mejor pueden ser también fuente de conocimiento y sabiduria secreta pare otros, Hacer unas calas en el espesor ded libro para poner de reve To que a mi me parecen sus rasgos mas interesantes Jorge Eduardo Eielson, Lima, 1921 Hasta los afios cincuenta Jorge Eduardo Eielson deslumbné 2 sus admira dores por la riqueza imaginative de su Jenguaje, en a! que se combinaban sabia mente las influencias de Holden y Rike on las de los simbolistas y post simbols- tas franceses: Rimbaud, Baudelaire Saint-Paul Roux, etc... Obras como Cancion y muerte de Rolando, 1943, y Reinos, 1944, marcan un hito por su dominio linguistico y su precocidad. Eielson fue Premio Nacional de Poesia en 1045. Después de fos afios cincuenta, ¢ Inmerso ya en las artes plasticas, que han ‘ido sustituyendo a la lirica, Eielson fue publicando sus creaciones anteriores y en parte inéditas, como la novela El cuerpo de Giuliano, 1971, y Poesia escrita, 1976, en la que se encuentra el texto que comentamos. Si en la obra de Javier Sologuren vamos a asstir a un Constante proceso de reconstruccién hacia el per feccionismo, en la de Eielson el sentido es el inverso, un progresivo intento deconstruccionista-nihilista, lo que le aproximaré parcialmente a Romualdo. ‘que pasando por la acidez de Tema y variaciones, 1950, Mutatis mutandis, 1954. y Eroyiones, 1958, desembacara en el experimentalismo radical de 4 Estaciones. 1960, Canto visible, 1960 y Papel, 2960, poemarios en los que lo visual ha ganado terreno a la palabra, aungue sin llegar a sustitula por com pleto, y con un resultado sitimo tela de cierto ingenuismo y simplicidad imagi rativa. Habitacion en Roma es un libro concebido entre 1951 y 1954 a rair de tina estancia dl autor er fa ciudad de los papas Reinos y los poemas en versiculos representaban el apice de su primera ‘gran etapa: Culturalista, con resonancias Cristianas y hasta cierto punto decadente y cerrada, a pesar de sus rasgos de nodernidad expresiva, A su ver, Habi tacién en Roma representa indiscutible- mente la cumbre de la segunda, Se trata de una obra con una fuerte impronta existencia y ciudadana, lena de ambighe- dad y de inteligente desmesura Habitaci6n en Roma (1951- 1954) Hay libros de poemas en que lo mejor es el titulo, Los titlos suelen ser con frecuencia premonitorios del conte- nido temitico, y a veces también forran parte de lz criptica del poeta, sin que se sepa muy bien a que se refieren. No ocur rre asi con Habitacién en Roma, obra en la que el titulo nos remite de leno @ tuna poesia urbana, donde la ciudad, en este caso Roma, espacio sagrado para creadores, ¢s el objeto de poetizacion ¥ convivencia de Eielson, Nombres sono: 141 tos como Testaccio, Transteuere, Foro romano, Via Appia antica, se conver ten en emblematicos reductos para que el autor vaya desgranando versos test moniales de su situacion animica, en un ‘widngulo formado por el “yo” del poeta, la ciudad y un romano, Paolo, con el que le unen lazos de afectvidad, y que es e! pretexto humano para desencadenar la ‘eta social, la reflexion sobre estadios de la existencia en todas las ciudades y en todos los continentes: Pobreza, margina- cién, sentimientos encontrados...y... la constancia del tiempo, que subterranea- mente le condiciona y limita, en una ci dad que lleva el apelativo de “Eterna” Los lectores tenemos tentaciones que con frecuencia nos pueden, una de ellas es la asociacion con lecturas prece- dentes y asi el poeta de Nueva York es ahora el poeta de Roma, menos surrea- lista y trascendente, més cologuial y a su manera desgarrado y makiito. También, epor qué no?, més humano, menos lite- Taro y brilante de misterios, Iigeramente vulgar ~apegado al vulgo- lo que no deja de ser admirable en un escritor ihumina~ do, lleno en su etapa anterior de mistica, ppenachos, armaduras y letanias. El esteti- cismo de Eieson, su dominio del lengua- Je y del ritmo no han cambiado, simple- mente se ha aggiomnato, se ha puesto al dia por imperativos del coraz6n y del tiempo. (Seria ésta uria poesia impura frente alas exquisiteces de Reinos? Nada de eso, Sigue.siendo tan pura en sus registros como la de sus obras inicales. El narrador no ha cambiado, s6lo el pun- to de vista, ¥ la apreciacién no es gratui- ta. El poemario es el documento de una parcela de la existencia de un yo cansa- do, que pugna por modifica sus artificos expresivos sin conseguirlo, y hasta se deja llevar un poco por la retorica y por las formulas biterarias que le han consa grado en el pasado. Habitacién en Roma es un buen libro desarraigado. Es decir, apenas sin tics de origen. (Alguno hay como evasién y recuerdo), Muchos poeta de los afios 50 lo podrian haber suscrito en esencia. El desarraigo marca distancias, objtvidad y un cierto déja vw aleccionador en cuanto instala al poeta fn una nueva realidad, en una nueva ét ca. Probablemente el mundo esté bien hecho, pero qué mundo? Es posible que slo el de algunos poetas. Lo cierto es 142 que el mundo y la ciudad como micro~ cosmos que lo abarca todo tienen tam- bin otro rostro, una dimension profane, ahora patente en Eielson, que deja al margen lo sagrado y se sumerge en el espesor de las noches y los dias, de los colores y los desperticios. Seleccionando, claro, enmascaréndolo en parte, pero no por ello pretendiendo hurtarlo. Eielson 1g ha caido sistematicamente. (Sélo en contados poemas), en la trampa de las estatuas degolladas, los frontones part dos y habilmente dispersos y las puestas de sol en la Villa Borghese. Su viaje, su narracién no termina en una Itaca sof da, con mmoles ilustres en el malecén Es el viale de los sentimientos, un descu bir la otra cara de Jano, que ademas para el poeta sera, aleccionadora y dolo- rosamente sensible: “heme aqui juntando / palabras ‘otra vez / palabras ain / versos dispues- tos en fila que anuncien brillantemen- te/con exquisita fluorescencia /el nau- seabundo deceso / del amor / millares y millares / de palabros escritas / en un water-close / mientras del cielo en tla ‘mas / de roma / cuelgan medias y cal: zoncillos / amarillos / cémo puedo yo escribir y escribir tranguilomente / ya a sombra / de una ciipula impasible / de una estatua / que sonrie / y no salir agritando / por los barrios horrendos / de roma / y lamer las !Iagas de un borracho / desfigurarme la cara / con botellas rotas / y dormir luego en la cera sobre los excrementos tibios /de una puta o un pordiosero...” (En Poesia escrta, pp. 204-205) (6) En la primera parte del libro el ritmo 5 compulsivo, el tipico ritmo de la sole- dad exultante, que se desborda sin leger 2 ser nunca atropellado, cabtico, y que luego al poeta le cuesta mutilar. La maestria fluye por los versos y no se aquieta hasta que se detiene la pulsion. Un ritmo del sentimiento que deja al lec tor las pausas y los encabalgamientos. Nada importan puntos y mayésculas!, Pures invenciones de normadores orto- agriticos. Segin avanza la confesién-relle- xi6n los poemas se cierran mas y més. Son como instanténeas incandescentes de pasién, tan ingenua como tan sentida, y la referencias personales se vuelven més acuciantes, y la historia del desarra- go se desgarra: Transiit gloria mundi. Entre la realidad y el deseo hay siempre tuna distancia que Eielson se esfuerza en acortar, aunque sin conseguirlo, como ccurre tantas veces, ;por desgracial, en este tipo de carreras. El poeta no const ‘gue librarse de la tupida red de sus tribu- laciones; pero nos deja su testimonio, que ya es mucho” “Dime... / gen dénde est tu cuerpo / cuando comes / hacia donde wuela todo / cuando duermes / dejando en una silla / tan slo una camisa / un pantalén encendido / y un callején de ceniza / de la cocina a fa nacia? (p. 182). Los poemas experimen talistas del final de la obra son, a mi modo de ver, una concesién al oficio, pertenecen a otra actitud, @ otra hicha, Alejandro Romualdo, Trujillo, 1926 La trayectoria poética de Alejandro Romuakdo ha sido rica y con variedad de libros, aunque muchos de ellos no sean muy extensos, como es habitual en buen rnimero de poetas peruanos. Su obra bisica, recogida bajo el titulo de Poesia integra, 1986, agrupa una docena de titulo, representativos de las diferentes tapas de su creacion iterara, Romualdo fue un destacado repre sentante de la “Generacién de los 50°, Premio Nacional de Poesia de 1949 y ‘componente del grupo de poetas “socia les” con Juan Rios, Gustavo Valeércel y Arturo Corcuera entre otros, y que se ‘opondia convencionalmente al grupo de Jos “puros": Eielon, Sologuren, Blanca Varela, con los que tiene afinidades e bras de su primera etapa, La Torre de Jos Alucinados, 1945-49, de influencia simbolista y proxima a la poética de Reinos. Interesado siempre en el lengue- je, exuberante en sus comienzos hasta Cémara lenta, 1950, y el nerudiano El cuerpo que tu iluminas, 1950, su pala- bra se vuelve més sobria y cefida en Mar de Jondo, 1951, donde recala en el empleo del soneto, y en Esparia elemen: tal, 1952, libros que abren la etapa de poesia social, desnuda y directa, de impronta valleana y quevedesca. Poesia concreta, 1952, con su conceptismo de fondo, y sobre todo Edici6n extraordt- rnaria, 1958, con sus formas prosaicas, cierran este ciclo y dan paso, tras un lar- go silencio, a una etapa de serenidad y perleccion de la que es cumplido ejemplo Como Dios manda, 1967. Este period desemboca en una recta final que se ini cia con Cuarto mundo, 1945-70 y El ‘movimiento y el suefo, 1971, y culms na En Ia extension de la palabra, 1974, libro que comentamos y en el que el poeta se sumerge y sumerge a los lecto~ res en el “espacio libre abierto” de ta cexperimentacion y la desmitificacién del lenguaje, que a pesar de su grado de manipulacion nunca llega a desaparecer En la extension de la palabra (1974) En la extensiin de la palabra es un poemario de naturaleza experimental que. por una parte aprovecha elementos de la tradicion vanguatdista: Cambios tipogré ficos, ausencia de puntuacién o construc cin espacial de las composiciones.... por otra, ensaya un uso personal de los lenguajes, que a pesar de su rigor y hon- radez creativa no consigue sus mejores frutos, aunque si ogre inquietar al lector, sobre todo al que ha ido siquiendo fa tra- vyectoria del poeta, ciertamente interesan- ie por su progresiva evolucion, Los poe mas son composiciones en el sentido esticto del término, montajes en ios que los versos se desparraman por el papel, sabiamente dispuestos en columnes, en escalones, en series paralelas, generando tuna iconicidad que si bien le permite al lector juegos combinatorios personales. relacionando él mismo palabras, versos y {grupos estroficos, tambien le obliga a tna fiacion insistente en ef poema, para ir captando sus ritmos y contenidos. tras weees, los poemas, construidos con frases 0 palabras inventadas, neologis: mos poéticos en los que el autor juega con los fonemas, se organizan en este tras cerradas, densas, como en algunos caligramas, que no lleqan 2 serfo total mente, mostranco asi su impronta ruptu- rista, Nimeros, letras y sigas, salpicadas por el texto, intervienen formalmente para recordarmos que pertenecen a otros codigos, pero que estan all para ser re tileados y generar, Zcomo no, un cierto tipo de estétca, 0 al menos de communi cacién alejada de los cauces convencio: nales, porque en este libro Romualdo, ademas de ofrecemos lenguaie, tambien ‘quiere decimos cosas, como hace siem- pre en su poesia, sinteizindolas ahora de una forma peculiar, aunque se hayan ido gestando en obras anteriores. En el texto resuenan voces de EI movimiento y el sueno, libro de 1971. de Como Dios manda, 1967, y atin de Edicién extraordinaria, 1958, con referencias incaicas y espatiolas. La poesia en su version menos cenunciatva, es decir, mis genuinamente lirica, “lenguaje de la cancién’”, en frase 4e los teéricos alemanes, es basicamente monologica: ¥ un aspecto ciertamente interesante de En la extensién de la palabra es su capacidad de dialogia, aho- ra empleando la terminologia baitiniana para la novela. Este efecto dialagico lo consigue Romualdo por el constante empleo del pluriingtismo, de palabras, versos y expresiones sacadas del italiano, del inglés, det iatn, del quechua o de las fenguas maories, que se interconectan centre si y van tejlendo una trama de rela- ciones significativas y hasta ritmicas de gran efecto. También la mezcla de lo popular con lo culto, de lo irénico con fo trascendente, y hasta de lo trdgio con lo cémico 0 al menes jocoso, con una pola- rizacién facia la critica social, van dando lugar a una cosmovisién mas amplia y rica de la existencia, con miltiples voces que se entrecruzan hasta generar un rmosaico de hechos y sensaciones como cl de la misma vida, y més la de nuestro tiempo, que es a la que ei poeta se rele re y la que pretende reflejr. Esta acttud genera igualmente un plviestilsmo, que se pone formalmente de relieve en la rmezcla de prosaisinos, con brillantes imé- genes de tradicién simbolista 0 clasic, textos trabajados a buril con otros sit plemente reaprovechados, resonancias castizas y ecas vanguardistas, terrenal- ded netudiana y humanismo valleiano, Obra, en summa, rica en sugerencias y en tanteos que condicionan al lector y le lle van a detenerse en ellos: “CORAL DEL SUENO DE LA RAZON Que descansada vida ladel que huve vel mundanal ruido sigue bombardean, Ta escondida senda por donde han ido los guerrilleros (Ba Bug avanzan Van Tro! incendian La base de Long Bihn — Jos pocos sabios ‘queen el mundo han sido Camilo Emesto ‘acompéienos) En 1966 y mientras miserable vietnamara ‘miente; un bonzo se estan los otros abrasando con sed insaciable de sangre (del no durable mundo} da la orden: Hanoi arde ‘matarlo todo quemarlo todo arrasarlo todo tendido yo a la sombra esté cantando ("Porque a lo que hemos wenido es aviv: « porticipar en comunién con Dios vy con e! mun do- del olegre banquete de la vida’)’. (En Poesia inteara, p. 229) (7) Hay, por otra parte, En la exten: si6n de la palabra, un juego de planos, sefialado ya por la critica, en fos que se confrontan y se complementan el cielo y Js terra, en una simetria simbélica que se clerta como un circulo. Esta manera siméttica de concebir el mundo, variante distinta a la que mas adelante comentare- mos en Antonio Cillniz, aparece tam= bien en una de sus obras anteriores El ‘movimiento y el suelo, y es un ee fre cuente en ef que se apoya la poesia de Romaldo, que se vuelve en ocasiones lun poco maniquea y hasta simplista sobre todo en alguna de sus primeras cobras y en aspectos de su dptica social Esta polarizacién va con frecuencia entreverada de mitologia. de guifios tan- to a la tradicién indigena como a la occ: dental Y por iltimo, et contenido, ya que ciertamente Romualdo no quiere conten- tarse con puros ejercicios verbales. ‘Ademas del lenguaje, que el escritor sub- \ierte y manipula, en toda la obra subya- 143 ce una fuerte voluntad de pensamiento. El poeta quiere dejar constancia de su continuada labor de reflexion; y la temé- tica, variada, es igualmente reflexiva. Cade poema se presenta como una tota: lidad que a la vez va conformando la totalidad del conjunto, el cual funciona ‘como una sintesis de lo que han sido las preacupaciones habituales del autor. Este lenguaje nuevo tradicional a la vez, uni do a la riqueza de contenidos y a la tras- cendencia de algunos temas, hacen del libro un texto altamente aleccionador, aunque por su experimentalismo no todos los lectores puedan acceder a él. La comunicacion poetica no se mueve ‘en, este poemario en un terreno abona- do, es posible que violentando antiquos planteamintos del propio esertor Javier Sologuren, Lima, 1921 Javier Sologuren también fue Premio Nacional de Poesia en 1960: pero su actividad en la vida cultural de Peri ha sido siempre variada y constan te, por lo que sobresale como traductor. impresor-editor, antélogo, director de revistas como Creacion & Critica y Cielo Abierto, Si a todos estos titulos Uunimos un intento de generar un mundo para la belleza, en un ceitido proyecto que se va gestando en una serie de libros ‘que cuajan ent Vida continuo, tendremos una visién mas amplia de su trayectoria, un proceso que va de la estética a la éti «a, aleanzando cotas muy altas como en estos Folios de el enamorado y la muerte, 1980, y que son una clara apuesta hacia ese equilioro, De entre les obras de Sologuren des- tacan El morador, 1944, con rasgos gongorinos, décimas y verso libre, Dédalo dormido, 1949, con elementos simbélicos y surrealistas, mientras que Bajo los ojos del amor, 1950, marca tuna etapa de transicion, de gran conden- sacién y luminosidad, para desembocar en Vida continua (La 2° edicién es de 1971), que condensa un notable cimulo de influencias, desde la tradicional de poetas espaiioles clésicos y contemporé- nneos, Guillén, Cernuda, de europeos ‘como Mallarmé y Apolinaite, hasta la de hispanoamericanos como Octavio Paz, 0 144 de poetas orientales y herméticos italia ‘nos... Todo un mundo de referencias cul turales que cuajaran en Recinto, 1967, lleno de simbolismos y de ideas profun- das, pata desembocar en la cotidianidad, honda y sensible, aunque siempre esili- zada, de Surcando el aire oscuro, 1970, Corola parva, 1977, y la obra estudiada, Folios de el enamorado y la muerte (1980) Para definir esta obra de Sologuren, editada en 1980, se pueden emplear ‘muchos términos, pero hay uno que me parece que pueda dar una vision amplia Yy precisa a la vez; y es el de rigor. Todo al poemario se mueve en un cerrado cit: culo de armonia, de unidad de forma y Contenido, que es en ocasiones un drama para muchos poetas que pugnan por conseguila. Folios de e! enamorado la muerte es una obra breve, treinta y cuatro poemas, algunos muy cortos pero llenos de una serenidad y equlibrio que no impiden ocultar una fuerte ten sién lirica. Bajo la aparente capa de pureza late un apasionamiento que se concentra en la seleccién de los recursos ‘expresivos, en et empleo de la imagen rita y sagazmente combinada. En toda Ja obra hay un firme intento de construir tun mundo, de estructurar el poema con luna arquitectura cerrada en la cual la tra

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