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BIOPOLÍTICA

UN MAPA CONCEPTUAL

Laura Bazzicalupo
La palabra «biopolítica» circula cada vez más a
menudo, a propósito de fenómenos diversos que giran
en torno a la pareja de términos bios (vida) y política
cuando en la política deviene central el cuerpo de
aquellos que detentan el poder y aquellos que lo
sufren. Este libro investiga los diversos ángulos que la
biopolítica asume, a partir de la recuperación realizada
por Foucault, desde la conexión con el saber biológico
a la lógica económica que la regula en las sociedades
neoliberales. Laura Bazzicalupo reconstruye la lectura
tanatológica de Giorgio Agamben de un poder
soberano que captura la nuda vida, el paradigma
inmurtitario de Roberto Esposito, y recorre críticamente
la biopolitica afirmativa y vitalista de Michael Hardt y
Antonio Negri.

Laura Bazzicalupo es profesora de filosofía política en


la Universidad de Salerno y presidenta de la Sociedad
italiana de filosofía política. Sus áreas de interés son la
biopolítica, las formas de subjetividad psíquica y las
relaciones entre la sociedad y el poder.

•I BICHPS
ISBN D78-54-15373-29-2

788415 373292

www.melusina.com
I melusina
LAURA BAZZICALUPO

BIOPOLÍTICA
Un mapa conceptual

Prólogo y traducción
de Daniel J. García López

melusina
1 CONTENIDO

Título original: Biopolitica. Una mappa concettuale


Prologo. Estado de derecho, capitalismo y biopolitica
.
it
Daniel J. García López
Copyright © 2010 by Carocci editore S.p.A., Roma.
BIOPOLfTICA: UN MAPA CONCEPTUAL
© De la traducción del italiano y del prólogo: Daniel J. García López
Abreviaturas 39
© Editorial Melusina, S.L. Introducción 41
www.melusina.com
1. ES LA BIOPOLÍTICA? 47
Diseño de cubierta: Belén Espejo
Fotocomposición: Carolina Hernández Terrazas Fenómenos biopolíticos 47
Revisión: Aibert Fuentes El fin de la separación entre privado y público 49
La historia del uso del término: biología y saberes sociales,
Reservados todos los derechos de esta edición entre tecnocracia y humanismo 53
Primera edición: septiembre de 2016
II. LA PERSPECTIVA DE FOUCAULT 65
ISBN: 978-84-15373-29-2
Depósito legal: TF-569-2016 Una cuestión de poder 65
Método 66
Impresión: Estugraf S.L. Las primeras huellas del discurso biopolítico 71

Impreso en España
III. GENEALOGíA DEL GOBIERNO
BIOPOLÍTICO DE LAS VIDAS 8i
1 VII. EL PARADIGMA INMUNITARIO
Y LA IMPERSONALIDAD DE LA VIDA 159

Gobernar 8i El paradigma inmunitario. Roberto Esposito 159


Ser gobernados 85 El enigma de la biopolítica. Inmunidad y comunidad i6i
Norma del viviente, normalidad, institucionalismo 88 Cuerpo y fuerzas vitales. A partir de Nietzsche 164
Genealogía de las formas de gobierno 92 Política de la vida i66
Ambivalencias en la biopolítica de Foucault ioo Persona e impersonal 167
Reflexiones: Neonaturalismo, vitalismo y des-subjetivaciones
IV. EN UNA PERSPECTIVA BIOPOLÍTICA. impolíticas 171
LOS ESTUDIOS SOBRE EL GOBIERNO 103 El contrapunto de Rancire: política y biopolítica 175
Asegurar la vida: New Deal y Estado social 103
Riesgo 107 Bibliografla 179
Gubernamentalidad bioeconómica: el dispositivo
del trabajo/capital humano io8
Guerras globales, migrantes y políticas de exclusión 112
Governmentality Studies 114

V. LA NUDA VIDA 121

Biopoder y soberanía. Giorgio Agamben 121


Excepción 123
Totalitarismo y democracia iz6
El campo 128
Neomorts 129
Potencia expresiva y perplejidad 130
Resquicios de una biopolítica menor 131

VI. BIOPODER Y BIOPOLÍTICA AFIRMATIVA 133

Ambivalencias 133
Antonio Negri y Michael Hardt 135
Feminismo y naturaleza 145
De la sacralidad a la impersonalidad de la vida ii
Entre humanismo y domesticación: Sloterdijk y la disputa
con Habermas 152
Prólogo: Estado de derecho
capitalismo y biopolítica
Danielj García López’

VIDAS QUE NO MERECEN VWIR

El 24 de abril de 2012, el Boletín Oficial del Estado español publica,


por orden de la Jefatura del Estado —vestigio del poder soberano no
sometido a la democracia parlamentaria—, el Real Decreto-ley
16/ 2012, de 20 de abril, de medidas urgentes para garantizar la sos
tenibilidad del Sistema Nacional de Salud y mejorar la calidad y
seguridad de sus prestaciones. Los eufemismos que se recogen en el
título de la disposición, obviamente, no se corresponden con la reali
dad de su articulado. A partir del 1 de septiembre de ese mismo año,
la sanidad dejará de ser pública, gratuita y universal para aquellas
personas que se encuentren en una situación de irregularidad admi
nistrativa.
La normativa se promulga con vocación de salvaguardar el siste
ma público de salud, puesto que, aun siendo un logro del Estado del
Bienestar, mantiene un déficit económico que lo sitúa en la cuerda

1. Departamento de Filosofía del Derecho de la Universidad de Granada. Email:


danieljgl@gmail.com. Este texto ha sido realizado en el marco de los proyectos
-R. Este trabajo se realizó durante una estan
DER2OI4-56291-C3-3-P y Fr12o14-53o
47
en
cia el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales de Madrid. Quisiera agra
decer a su subdirectora, la profesora Isabel Wences, así como a todos los trabajadores
del CEPC, su disposición para construir un espacio excelente de estudio.

II
1
BIOPOLÍTICA PRÓLOGO

floja. Esta función directa o manifiesta, acorde con la cláusula de vivir y el hacer vivir-dejar morir. En nuestras ciudades hay vidas de
estabilidad presupuestaria establecida en la reforma constitucional
un valor inferior a otras. La persona migrante que se encuentra en
de 2011 (García López, 20,
b: pp. 77-91), supedita el sistema públi
3 una situación de ilegalidad administrativa padecerá esta vitae necis
co de salud a una eficiencia medida en términos de gestión econó que potestas: en caso de enfermar deberá morir (o se prolongará su
mica. Lo que ha de plantearse es si, oculta en esa función expresa, muerte a través del encierro en un campo de concentración, tam
encontramos otra latente: una medida destinada a gestionar la vida bién llamado Centro de Internamiento para Extranjeros [dE]). Esta
de ciertos sectores de la población. reforma no solo es contraria a la Constitución de 1978 o a la Decla
En la Ley de las xii Tablas,2 uno de los textos jurídicos más im ración Universal de Derechos Humanos, sino a la propia condición
portantes de la antigüedad romana, se regulaba la figura del pater humana. La misma forma de la norma (un Real-Decreto que nece
familias. Entre sus atribuciones se encontraba aquella conocida sita el requisito de la urgencia y no puede modificar Derechos Fun
como vitae necisquepotestas, esto es, el poder sobre la vida y la muer darnentales) nos hace intuir que el estado de excepción como diría
te de sus hijos, esposa y esclavos. Poseía una ilimitada autorización Walter Benjamin, ha devenido regla.
para matar, pues si él daba la vida también podía quitarla. En este sentido, el Estado otorga (produce) la condición de sujeto.
Esta prerrogativa se ha trasladado del ámbito doméstico a la es En una paradoja ontológica, el feto (que no es persona jurídicamen
fera del Estado. El soberano también goza del poder sobre la vida y te: recuérdese el art. 29 del Código Civil) posee más derechos (es
la muerte de sus súbditos. Decide cuándo han de morir y cómo han decir, posee más valor jurídico) que la persona migrante. Esta es una
de vivir. Para ello debe tomar una decisión: qué vidas deben ser vida que no merece vivir o indigna de ser vivida. Podrá ser sacrifica
dignas de ser vividas y cuales merecen la muerte. La vida viene in da en aras de la conservación del cuerpo político nacional. Aquí se
terferida por un valor económico (déficit). Aquellas vidas (en un halla la lógica del racismo genocida: la relación entre el nacional y el
sentido puramente biológico) que no lleguen al umbral requerido extranjero será en términos biológicos (raza superior, raza inferior).
para ser consideradas dignas de ser vividas (en un sentido político) De esta forma, la política deviene la lucha por la definición de la
habrán de ser suprimidas (tanto política como biológicamente). Un naturaleza (biológica) del ser humano, asumiendo una función nor
ejemplo paradigmático se halla en los campos de concentración de mativa (selectiva): incluir y excluir aquello que es más o menos dig
los totalitarismos del siglo xx. no de vida. Remontándonos a tiempos de dictadura, la muerte del
Con la reciente reforma del sistema sanitario realizada por el
otro hará más sana y pura la vida del nacional. En definitiva, la re
gobierno del Partido Popular se entrecruzan el hacer morir-dejar forma del sistema sanitario que padecemos se encuentra imbricada
por el racismo de Estado.
a. Se ha llegado a discutir acerca de la existencia de este pilar del derecho roma De igual modo, a finales de julio de 2013, en el Consejo Interte
no (Fógen, 2013: pp. 43 y ss.). rritorial de Sanidad, la ministra de Salud del Gobierno español
.
Aristóteles también era de esta opinión: «No hay injusticia para con lo anunció la intención de su ministerio de excluir a personas solteras
propio en general, y la posesión y el hijo, hasta que alcanza una cierta edad y se
independiza, es como una parte, y nadie elige dañarse a sí mismo. Por ello no se
o lesbianas de las prestaciones sanitarias con respecto a la fecunda
da la injusticia para con éstos; luego tampoco la injusticia ni la justicia política: ción asistida. La razón que emplea el ministerio mantiene de nuevo
éstas se daban en virtud de la ley y entre quienes había ley por naturaleza [.1 No una función expresa y otra latente. Expresamente se aduce una ar
es posible obrar injustamente con uno mismo en el mismo sentido en que es sola gumentación basada en la eficiencia (económica): ((el Sistema Nacio
mente injusto, y no por completo vicioso, el que comete injusticia» (Aristóteles, nal de Salud, financiado por los impuestos de todos los españoles, está
2008: pp. i68 y 179).

12
‘3
BIOPOLÍTICA PRÓLOGO

para prestar atención sanitaria a personas enfermas». Afortunada Todas estas vidas son vidas que no merecen vivir, vidas que no
mente, la función latente no nos es muy difícil de encontrar. De merecen ser lloradas (Butler, 2006: pp. 45-78). ¿Qué vidas pueden
hecho, la propia ministra nos la proporciona a la hora de definir la serlo? El duelo público no solo consiste en la necesidad de llorar a
locución mujer estéril: «no creo que la falta de varón sea un proble los muertos —o a aquellos cuyas vidas se encuentran en ese umbral
ma médico».> indiscernible—, sino en otorgar un valor a la vida. ¿Qué clase de
El trasfondo de las palabras de la ministra nos induce a pensar de sujeto merece un duelo y cuál no? ¿Cuál es la vida vivible y la muer
nuevo en aquel racismo de Estado al que antes hacíamos alusión. Se te lamentable? El duelo construye una conciencia de la precariedad
busca una sociedad pura. Todo aquello que pueda perturbar el orden de la vida, de la vulnerabilidad y finitud de la condición humana.
natural debe quedar relegado al margen. Por eso se opusieron al «,Dónde están los desaparecidos?», gritaban y siguen gritando las
matrimonio entre personas del mismo sexo. Por eso entendieron la madres y abuelas de la plaza de Mayo. «En las cunetas están nuestros
homosexualidad como una enfermedad mental. ¿Cómo alguien en muertos», se escucha a este lado del Atlántico. ¿Dónde están esas
su sano juicio podría mantener relaciones no reproductivas? Por eso vidas precarias para llorarlas, para decir que merecieron la pena?
también bebés intersexuales son mutilados en los hospitales del lla
mado Occidente democrático y defensor de los Derechos Humanos
(García López, 2015a) y se patologiza a personas transexuales (Gar ENTRESIJOS BIOPOLíTICOS: NOTAS SOBRE UN CONCEPTO
cía López, 201
b).
5
Paradójicamente —aunque en esto de la política lo paradójico Hasta aquí solo hemos planteado algunos ejemplos recientes sobre
ocupa un lugar cotidiano—, estas declaraciones fueron realizadas la forma en la que se gestiona la vida de los individuos. Se podrían
pocos días después de conocerse la sentencia del Tribunal Superior citar un sinfín de fenómenos caracterizados, por ejemplo, por la ges
de Justicia de Asturias por la que se condena al Principado a costear tión policial de la población y los flujos humanos con la consiguien
la reproducción asistida denegada en 2011 a Silvia García. En la sen te reducción de las garantías jurídicas en nombre de la seguridad y
tencia se afirma que la constitución garantiza el principio de igual la supervivencia, convirtiendo a estos individuos en meras vidas
dad en su artículo 9, por lo que la denegación de la reproducción biológicas (Bazzicalupo, 2010: pp. 19-20); 0 aquella práctica que en
asistida constituye trato discriminatorio por razón de sexo. De lo la década de 1980 se realizó con las personas drogodependientes: el
contrario se estaría imponiendo la heterosexualidad como único descenso de población heroinómana en el Estado español no se pro
mecanismo para la consecución de la maternidad.
6 duce por una política activa de prevención, sino por la muerte de la
mayor parte de esta población. Aunque se pretenda eliminar del imagi
.
Declaraciones del Secretario nacional de Sanidad del Partido Popular, José nario colectivo, aún persisten aquellas imágenes de personas arras
Ignacio Echániz, y refrendadas por la Ministra de Sanidad. http://www.publico. trándose por las calles en una situación cercana a la muerte, antes de
es/45933o/solteras-y-lesbianas-debcran-pagar-la-reproduccion-asistida-porque-no- ser deportadas al extrarradio de las ciudades para que su muerte
estan-enfermas (visto el 23 de diciembre de 2015). —agudizada en muchos casos por el VIH— se produjera fuera de la
5. http://wwwpublico. es/459346/mato-no-creo-que-la-faltade-varon-sea-un- mirada de aquellos considerados normales (Ugarte, 2005: pp. 59-60);
problema-medico (visto el 23 de diciembre de 2055).
6. http://www.publico.es/459zoo/condenan-a-asturias-por-no-facilitar-la-repro-
duccion-asistida-a-una-lesbiana (consultado el 23 de diciembre de 2055). Casos como lesbianas. Finalmente el juez fue condenado a diez años de inhabilitación. http://elpais.
este se producen día tras día. Precisamente hace unos años también surgió la polémica 4
com/di
/
9
/ sociedad/126
Iz 1609212_850
ario/20/2 215.html 0 (consultado el 23 de di
cuando un juez de familia retrasó la adopción de una menor por parte de una pareja de ciembre de zox).

‘4 ‘5
BIOPOLÍTICA PRÓLOGO

o, por poner un último ejemplo reciente, las políticas del Gobierno por ejemplo en sus estudios sobre la clínica y la psiquiatría: un sa
italiano contra la población de etnia gitana (Vitale, 2008: pp. 121-132). ber médico anclado en unas instituciones que traza la línea divisoria
Hay que detenerse en cómo se ha configurado esta forma de gober (clasificando y objetivando) entre la persona enferma y la persona
nar y cómo se ha venido a llamar este cambio de paradigma acaeci sana. A través de la configuración de una norma, la población queda
do en la Modernidad. organizada y controlada de acuerdo con aquellos saberes médicos
En 1920, Rudolf Kjellén introdujo el concepto biopolítica en sus que establecerán los mecanismos de diagnóstico y las prácticas tera
reflexiones sobre el Estado. Anteriormente se había ocupado de recu péuticas adecuadas a la normalización.
perar la vieja metáfora orgánica (Kjellén, 1916), aquella por la que se Roberto Esposito, por su parte, ha diferenciado tres grandes blo
entiende el Estado como un ser vivo que, como tal, nace, se desarrolla, ques o etapas previas a la formulación foucaultiana triunfante, que
se reproduce y puede enfermar y morir. Pero será, como decíamos, en desarrollan respectivamente un enfoque de tipo organicista, antro
su texto Grundriss zu einem System der Politik, desde planteamientos pológico y naturalista (Esposito, zoo6: pp. 6-i6).9 En la primera de
anti-contractualistas y organicistas, donde Kjellén llama biopolítica a las etapas sitúa al sueco Kjellén, a la concepción vitalista del Estado
la disciplina que, por analogía con la ciencia de la vida, estudia al Es de Karl Binding, Eberhard Dennert, Eduard Hahn, Jacob von
tado como forma de vida (Kjellén, 1920). Por tanto, nos encontramos Uexküll y Morley Roberts. Esta primera oleada vendría caracteriza
con un sustrato natural capaz de resistir a toda abstracción o construc da por la concepción organicista e inmunológica del Estado en cuan
ción institucional. De esta forma, Kjellén supera la antigua concepción to cuerpo político. Pero después de la segunda guerra mundial se
del Estado como un simple organismo.
8 volvió difícil justificar esta postura. De ahí que la segunda etapa esté
Algunas décadas más tarde, Michel Foucault, sin referirse a este definida, desde la década de 1960 y especialmente en Francia, por
texto de Kjellén, utiliza el término biopolítica para definir las líneas un cierto intento de humanizar (neohumanismo) los estudios sobre
fundamentales de la política moderna, a saber: el soberano gestiona, el bios (Starobinski, Morin, Cahiers de la Biopolitique). Finalmente,
administra y gobierna la vida biológica de la población. Desde 1974 Esposito sitúa una tercera etapa desarrollada en el ámbito anglosajón
y especialmente en el período 1977-79, Foucault dedicó sus esfuer en la década de 1970 marcada por un carácter naturalista (Caldwell,
zos a desentrañar las prácticas biopolíticas que subyacen a la Moder Davies, Thorson).
nidad y a través de las cuales se controlan las condiciones de la vida Pero no nos interesa el debate sobre las posibles etapas o la ge
humana. Es cierto que no dedicó una obra en exclusiva a este tema, nealogía de los estudios biopolíticos. Sobre lo que debemos centrar
pero sus investigaciones giraban en torno a ello, especialmente el nuestra atención sería precisamente en la genealogía de los procesos
último capítulo de La voluntad de saber. Su objetivo circulaba hacia y las prácticas biopolíticas —así como las formas jurídicas que las
el desvelamiento de una racionalidad política occidental en la que la amparan— por las cuales la vida queda directamente implicada en
vida queda directamente imbricada con el gobierno. el poder.’° Pues la biopolítica —término que aún no ha sido
Anteriormente, sin utilizar el término, ya había estudiado aque aceptado por la RAE, a diferencia de bioética, la cara amable de la
llas prácticas y formas de poder vinculadas a lo viviente. Pensemos,
9. Aunque no menciona expresamente una serie de etapas, Laura Bazzicalupo
establece cinco jalones a la hora de desarrollar la historia del uso del término biopo
.
A él también se debe el concepto geopolítica, desarrollado en clave racial por lítica: positivismo y evolucionismo; biotecnocracia; fitness y neodarwinismo; revi
Friedrich Ratzel y Karl Haushofer. sión del saber biológico; y humanismo tecnocrático (Bazzicalupo, 2010: pp. 23-31).
8. A la metáfora orgánica he dedicado una monografía procedente de mi tesis io. He trazado una genealogía de los dispositivos (médicos, jurídicos, sociales)
doctoral (García López, 2013a). sobre la intersexualidad en Sobre el derecho de los hermafroditas (Melusina, 2055).

i6 17
BIOPOLÍTICA PRÓLOGO

biopolftica—” consiste precisamente en aquel conjunto de saberes, francés realizó un recorrido por tres grandes formas de racionalidad.
técnicas y tecnologías a partir de las cuales el Estado alcanza sus Lo que se traduce en el paso de un:
objetivos a través de la capacidad biológica del ser humano.’ No es
que con anterioridad la vida no estuviera presente en el poder.’ Es que Estado de justicia, nacido en una territorialidad de tipo feudal y que co
con lo que se ha venido a llamar biopolítica la vida en un sentido rrespondería a grandes rasgos a una sociedad de la ley —leyes consuetudi
biológico, la vida de la especie humana, entra en el orden del saber narias y leyes escritas—, con todo un juego de compromisos y litigios [...a
y del poder (Foucault, 2005: p. io). un] Estado administrativo, nacido en una territorialidad de tipo fronterizo
Se pueden observar dos acepciones del término: una de carácter y ya no feudal, en los siglos xv y xvi, un Estado administrativo que corres
ponde a una sociedad de reglamentos y disciplinas [...para llegar por últi
general, identificada con la co-implicación entre poder y vida (dis mo a] un Estado de gobierno que ya no se define en esencia por su territo
ciplinas y regulaciones, biopoder), y otra mis restringida, aquella rialidad, por la superficie ocupada, sino por una masa: la masa de la
que designa los mecanismos reguladores y los dispositivos de seguri población, con su volumen, su densidad y, por supuesto, el territorio sobre
dad (Vázquez García, zoo9: p. u). Para ello, como Foucault explici el cual se extiende, pero que en cierto modo sólo es uno de sus componen
tó en su cuarta clase del curso titulado Seguridad, territorio, pobla tes. (Foucault, 2008: p. 117)
cio’n, debe desentrañarse una tríada fundamental para entender la
Modernidad: soberanía, disciplina y gubernamentalidad.’ El autor Si entendemos la Modernidad, siguiendo a Giddens, como «los mo
dos de vida u organización social que surgieron en Europa desde
u. Sobre la diferencia entre ambos conceptos puede verse a modo de resumen alrededor del siglo xvii en adelante y cuya influencia, posteriormente,
Nancy, 2003: p. 115; Ugarte, aooó: pp. 85-82.
12. Se han usado como sinónimos biopolítica y biopoder. Este segundo consiste
los ha convertido en más o menos mundiales» (Giddens, 1999: p. 15),
en el impacto que sobre la vida (en un sentido biológico) posee el poder político. debemos retrotraemos a este espacio para situar el Estado moderno
Con un ejemplo puede entenderse mejor la diferencia entre ambos conceptos. Pen dentro de sus fronteras.’ Son tres al menos los elementos paralelos a
semos en el viH: las instituciones públicas realizan una serie de inversiones para la tríada antes citada que componen lo que podríamos llamar el
investigar sobre su origen, causas, estructura, mutaciones, efectos, etc. Esto vendría medio ambiente o, en palabras de Juan-Ramón Capella, los elementos
a encuadrarse dentro del biopoder. En cambio, lo que las instituciones —o quien
del relato político moderno (Capella, zoo6: pp. io6 y ss.) en el que se
financie la investigación— hagan con esos resultados entraría dentro de las prácti
cas biopolíticas (Ugarte, 2006: p. 8i). desarrolla la forma-Estado que hoy en día conocemos: Estado de
53. Esta es una de las críticas que realiza Jean-Luc Nancy. Según el autor fran derecho, capitalismo y sujeto jurídico.
cés, el término biopolítica no designa una situación nueva: la política siempre se ha El primero de los elementos, el Estado de derecho, emerge pre
hecho cargo de la vida. «Sobre esta tesis histórica [se refiere a la tesis de Foucault cisamente de la sustitución paulatina de Dios por el Estado, en un
por la que se entiende que la biopolítica se desarrolla a partir del siglo xviii], de un primer momento en la forma de la razón de Estado y, posteriormente,
interés evidente, no tengo nada que añadir, salvo que exigiría en la misma medida,
me parece, un examen más preciso de lo que han sido antes de los tiempos moder
nos las preocupaciones “biopolíticas” (había una política del trigo en Roma y una Estado a diferencia de los intelectuales marxistas coetáneos. Quizás esto supusiera un
política de los nacimientos en Atenas, por ejemplo)» (Nancy, zoo3: p. 116). punto manifiesto de distanciamiento.
14. «De modo que es preciso comprender las cosas no como el reemplazo de 15. Francisco Vázquez, por ejemplo, ha identificado seis fases en el desarrollo de
una sociedad de soberanía por una sociedad de disciplina y luego de una sociedad la biopolítica en España: i) biopolítica absolutista (i6oo-i8zo); 2) biopolítica libe
de disciplina por una sociedad, digamos, de gobierno. De hecho, estamos ante un ral (1820-1870); 3) biopolítica interventora (1879-1939); ) biopolítica totalitaria
triángulo: soberanía, disciplina y gestión gubernamental, una gestión cuyo blanco (1939-1975); ) biopolítica social (1975-1985); y 6) biopolítica liberal avanzada o
principal es la población y cuyos mecanismos esenciales son los dispositivos de segu neoliberal (1985- en adelante) (Vázquez García, 2009: pp. 16-17). A lo largo de la
ridad» (Foucault, zoo8: p. 115). Es curioso que Foucault no desarrollara una teoría del obra desarrolla las seis fases.

i8
‘9
BIOPOLÍTICA
1 PRÓLOGO

gracias a la doctrina del contrato, en la del Estado de derecho. Esta sortear la discontinuidad del poder político. Por decirlo con otras
sustitución viene marcada por la combinación en la figura del sobe palabras se pasa a una racionalidad de gobierno más eficaz y eficien
rano de las acciones de reinar y gobernar. Esta última se ocuparía de te, en la que la verdad, y no la justicia, se alza como el mecanismo
las acciones cotidianas, como las llevadas a cabo por Dios con los de legitimación; una verdad construida a través de una relación je
hombres, el padre con sus hijos y el pastor con su rebaño.’
6 rárquica vinculada no a la soberanía sino al saber, a partir del cual se
El gobierno pastoral, basado en elementos religiosos premo producen normas que poseen como objetivo la subjetivación.
7 se caracteriza
demos,’ por, al menos, cuatro rasgos (Foucault, zoo8: En la Modernidad, tras las revoluciones burguesas de finales del
pp. 131-136): i) es un poder que no se ejerce sobre un territorio, sino siglo xvnI, la legitimación del poder ya no se articula en torno al fac
sobre una multiplicidad (rebaño) en movimiento; 2) es un poder tor religioso sino a la tríada contrato-poder constituyente-constitu
benévolo, pues su fin consiste en la salvación física y espiritual del ción (Grimm, zoo6: pp. 28-29). De la crítica ilustrada devendrá la
rebaño, de los gobernados, así como su curación y su cuidado; 3) se crisis del Estado absolutista (Koselleck, 2007). Es el primer eslabón de
manifiesta en un deber de sustento: celo, dedicación y aplicación este tridente el que aporta una zona de penumbra que condiciona al
indefinida. Por eso se dice que el pastor es el que vela, pues está al resto: la democracia acogerá la idea de contrato social y las cláusulas
servicio del rebaño; 4) se realiza de forma individualizadora: al pas mercantiles, haciendo de la democracia una constante negociación.’
8
tor no se le escapa ni una sola de sus ovejas (omnes etsingulatim). Es A ello habrá que añadir el desarrollo que tiene el Estado nación
por todo ello que existe una jerarquía vinculada al saber: el pastor es en el romanticismo. A grandes rasgos, se entiende que donde hay un
el que conoce la verdad y por eso mismo es el soberano, es decir, el pueblo (una lengua común, una historia común, etc.) debe haber
único con el poder para interpretar la verdad de la providencia. un Estado que garantice su supervivencia, pues de lo contrario este
Sin embargo, el giro epistemológico y los avances científicos se vería amenazado.
(Copérnico, Kepler, Galileo, John Ray, Port Royal...) producidos en Junto a este primer elemento en el plano jurídico-político, surge
los siglos xvi y xvii rompen con esa relación Dios-Rey que Tomás el capitalismo como forma de articulación de las relaciones inter
de Aquino utilizó para justificar el gobierno de los hombres por el subjetivas a nivel económico y su obsesión por la eficacia. La Revo
monarca. Las nuevas prácticas discursivas mostraron que el sobera lución Industrial del siglo xviii conllevó una nueva forma de orga
no, ya sea este Dios o el Rey, no gobierna desde la cotidianeidad del nización económica. El liberalismo económico mantuvo una fe en
pastoreo, sino desde leyes generales, abstractas, universales, inmuta el progreso a costa de la disolución de los viejos vínculos comunita
bles, simples e inteligibles (Foucault, 2008: p. 227). De esta forma, nos. La sociedad se convierte así en mero instrumento para el mer
ninguno de los modelos o analogías antes señalados cubre el espec cado autorregulador (Polanyi, 1997: p. 65). El Estado debe garanti
tro necesario para gobernar; gobernar precisamente es más que la zar el cumplimiento de una serie de objetivos impuestos por el
simple soberanía: se trata de un complemento, de un arte (Foucault, capitalismo industrial: ampliación de mercados, formación de mano
2008: p. 229). Se requiere ahora de un poder más específico capaz de de obra, inversión privada, etc. (Ugarte, zoo5: p. si).
Este nuevo modelo de producción exige la abstracción jurídica
i6, Así sintetiza Foucault los modelos que acoge Tomás de Aquino para expli como elemento sustentador (Schiavone, 1982: pp. 107-108). Final
car las funciones del monarca. Estos tres modelos o analogías —en la terminología
foucaultiana— son: el gobierno de Dios sobre la Tierra, el gobierno sobre el orga
nismo y el gobierno del padre sobre su familia o el pastor sobre su rebaño (Fo i8. Sobre la idea de contrato como uno de los elementos del relato político
cuault, 2008: pp. 225-226). moderno: el contratante no piensa en el beneficio de todos, sino en maximizar el
17. Procedentes del Oriente precristiano (Foucault, 2008: pp. 129-130). suyo propio. He aquí la lógica del mercado (Capella, 2006: pp. ii6-n8).

20 21
BIOPOLÍTJCA

mente, en este ambiente de la Modernidad, como ha puesto de ma


j PRÓLOGO

Con esta noción Foucault instala una cisura en la forma de ejer


nifiesto Pietro Barcellona, nace el individuo moderno. En el siglo cicio del poder. Si anteriormente el soberano poseía el derecho ab
xvin surge el sujeto jurídico, la persona portadora de derechos, ya no soluto sobre la vida y la muerte de sus súbditos, las nuevas formas de
privilegios. Esto supone el abandono de los viejos vínculos político gobierno biopolíticas se centrarán en la vida de los sujetos. La pro
social-comunitarios. El individuo entrega su libertad a la autonomía tagonista por tanto, es la vida: será sobre la que se ejerce el poder,
del sistema económico (Barcellona, 1996). Un individuo que debe pero también será la que imponga los límites del mismo. Esta cisura
estar sano, ser normal y cumplidor de la higiene (social y jurídica). no se produce de forma abrupta. Por el contrario, se trata de un
Sintetizando de forma somera el surgimiento del Estado mo tránsito acumulativo,’ distinguiéndose dos fases de desarrollo. En la
derno, cabe destacar que en este contexto el soberano sustituirá su primera es el cuerpo como máquina el objeto sobre el que se cen
viejo poder de muerte por el nuevo poder de vida. A finales del si trará el poder: <‘su adiestramiento, el aumento de sus aptitudes, la
glo xviii y principios del xix, el ejercicio del poder punitivo por extorsión de sus fuerzas, el crecimiento paralelo de su utilidad y su
parte del Estado mutará su forma. Antes de la aparición de los docilidad, su integración en sistemas de control eficaces y económi
modernos códigos penales, el cadalso, la tortura, los suplicios y cos» (Foucault, 2005: p. 147). Ello se consiguió a través de un con
ejecuciones suponían el ejercicio directo del poder soberano sobre junto de técnicas disciplinarias centradas en el individuo y en su
el cuerpo del condenado. Recuerden a Damiens, condenado a «pú cuerpo: anatomopolítica del cuerpo humano. La segunda fase (media
blica retractación ante la puerta principal de la iglesia de París» dos del siglo xwii), pivota en torno al cuerpo como especie y conti
(Foucault, aoo9a: pp. 11-13). Pero en este lapso de tiempo se produ nente de los procesos biológicos: «la proliferación, los nacimientos y
ce una transformación. El teatro de la ejecución queda reducido a la mortalidad, el nivel de salud, la duración de la vida y la longevi
su más privada oscuridad. Al soberano ya no le interesa exclusiva dad» (Foucault, 2005: p. 148). He aquí que las disciplinas, propias
mente el cuerpo. Ahora es el alma (mente, subjetividad, identi del cuerpo-máquina, dan pie a los controles reguladores sobre los
dad), como la de los jóvenes delincuentes de París (Foucault, fenómenos colectivos: biopolítica de la población.
2oo9a: pp. 13-15), la que debe ser condenada: ha de ser moldeada, Se trata de insertar (adaptar, moldear) los cuerpos individuales
reeducada, controlada y disciplinada con el objetivo de la normali en el aparato de producción capitalista a través de la disciplina y
zación del sujeto conflictivo, del sujeto anómalo, del sujeto que hacer los fenómenos poblacionales funcionales a la economía. De
transgrede la ley, ya sea esta jurídica, moral o biológica. esta forma, se produce un crecimiento de las fuerzas y, al mismo
La nueva forma del poder y la violencia soberana, ahora a un tiempo, aumenta su docilidad. En esta era del biopoder, la vieja
nivel microfísico, ya no se ejerce sobre la muerte, sino sobre la vida. potencia de muerte que poseía el Soberano (Dios-Rey) pasa ahora a
Se produce un tránsito, lento y multiforme, desde un poder escatoló
gico a la administración de la vida, desde el suplicio a la regulación,
19. «Me parece que durante la segunda mitad del siglo xvm vemos aparecer
desde la destrucción de los cuerpos a la producción normalizada de algo nuevo, que es otra tecnología de poder, esta vez no disciplinaria. Una tecno
sujetos, desde el modelo jurídico negativo (represivo) al modelo téc logía de poder que no excluye la primera, que no excluye la técnica disciplinaria
nico de producción del poder (disciplina), desde la cárcel a la escue sino que la engloba, la integra, la modifica parcialmente y, sobre todo, que la
la, al hospital, al psiquiátrico o a la familia. En definitiva, desde el utilizará implantándose en cierto modo en ella, incrustándose, efectivamente, gra
hacer morir y dejar vivir al hacer vivir y dejar morir. He aquí lo que cias a esta técnica disciplinaria previa. Esta nueva técnica no suprime la técnica
disciplinaria, simplemente porque es de otro nivel, de otra escala, tiene otra super
Foucault definió como biopolítica de la población (Foucault, zoo5:
ficie de sustentación y se vale de instrumentos completamente distintos» (Fou
pp. 143-169; Foucault, 2003: pp. 205-225). cault, 2003: pp. 207-208).

22 23
BIOPOLÍTICA PRÓLOGO

desarrollarse en la forma de la administración de los cuerpos y la que debe excluirse (Bazzicalupo, 2010: p. 43). Lo biológico se estata
gestión de la vida: liza pero también se economiza: es la optimización costes-beneficios
la que determinará el devenir de lo humano.
desarrollo rápido durante la edad clásica de diversas disciplinas —escuelas, Para lo que nos interesa, la alianza que se produce entre el siste
colegios, cuarteles, talleres; aparición también, en el campo de las prácticas
políticas y las observaciones económicas, de los problemas de natalidad, ma jurídico y la biopolítica viene remarcada por aquellos tres ele
longevidad, salud pública, vivienda, migración; explosión, pues, de técni mentos modernos que antes señalamos: Estado de derecho, capita
cas diversas y numerosas para obtener la sujeción de los cuerpos y el con lismo y sujeto jurídico. Foucault, en su Historia de la sexualidad, ya
trol de las poblaciones. (Foucault, 2005: p. 148) bosquejó la relación inmanente entre biopolítica y capitalismo. Los
cuerpos debían ser insertados de forma controlada en el aparato de
En el siglo xix pasamos del viejo derecho de soberanía a hacer morir producción y los fenómenos poblacionales ajustados a los procesos
y dejar vivir a un nuevo derecho que, modificando el primero, hace económicos. Productividad y competitividad forman un cuerpo y
vivir y deja morir (Foucault, 2003: p. zo6). Su objetivo consistía en un tipo de subjetividad (Foucault, 2005: p. 149; Bazzicalupo, 2006).
sortear los peligros internos y externos a la población.20 Es esta la Por eso, aquellos cuerpos que no encajan en el marco de la concep
gran diferencia entre el absolutismo y la democracia: el primero ción burguesa de la economía son desplazados al ámbito de lo pato
hace morir en el cadalso como un espectáculo público; la segunda lógico) de lo improductivo.
deja morir desentendiéndose de quienes no se ajustan a los criterios Sobre esta alianza a tres bandos —derecho, biopolítica y capita
de normalidad: la vida de unos exige la muerte de otros. En medio lismo—, Foucault reflexiona en el curso que dedicó al liberalismo,
se situaría el totalitarismo: hace morir y hace vivir. tras haberse ocupado de la pastoral cristiana, las técnicas diplomáti
La vida biológica queda asumida como factor político. En el si co-militares y las técnicas de policía desde el punto de vista de una
glo XIX, la idea racial cobra fuerza. El dispositivo racista define quién historia de la gubernamentalidad. En El nacimiento de la biopolítica
ha de morir y quién debe vivir, pues «la muerte de los otros significa estudia la transición de la razón de Estado al liberalismo. La guber
el fortalecimiento biológico de uno mismo en tanto miembro de namentalidad propia de la primera instancia tenía como función
una raza o una población, en tanto elemento de una pluralidad uni asegurar la permanencia y solidez del Estado a través del mercanti
taria y viviente» (Foucault, 2003: p. 221). No hay que pasar por alto lismo, la policía, el ejército y la diplomacia permanentes (Fou
que la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 b: pp. 17-20; Foucault, 2008: pp. 219-341). Es aquí
cault, 200
9
sobrepone la especie biológica a la identidad jurídico-política. La cuando entran en juego la razón jurídica y la teoría del derecho.
política deviene la lucha por la definición de la naturaleza del ser Operan como oposición a la razón de Estado en los siglos xvii y
humano (del viviente en términos biológicos) desde una posición xviii (Foucault, 2009: p. 20).
normativa y selectiva de aquello que debe incluirse y aquello otro Es marcadamente curiosa la metamorfosis que sufre el derecho
desde el plano funcional. Si en la Edad Media servía principalmente
para el crecimiento y la expansión del poder real (Foucault, zoo9b:
20. Un texto coetáneo al que se ha prestado poca atención pero que refleja bien
p. 20), con la modernidad trata de minorar, limitar o sustraer el
la tarea del gobernante, una especie de IlPrincre de Maquiavelo para el siglo xix, lo
encontramos en los cursos impartidos en Dresden en el invierno de 1808-1809 por
poder indefinido de la razón de Estado. Aquí es cuando toman im
Adam Müller bajo el título Die Elemente der Staatskunst. Sus reflexiones sobre la portancia las teorías contractualistas y el reconocimiento de los de
guerra fueron recuperadas durante el III Reich. Hay traducción como Elementos de rechos imprescriptibles del individuo (derecho natural), una vez que
política, Revista de Occidente, Madrid, 5935. surge el sujeto jurídico (Foucault, zoo9b: pp. 20-22).
24 25
BIOPOLÍTICA
1• PRÓLOGO

De la pugna entre la razón de Estado y sus limitaciones jurídicas la biopolítica encuentra su protagonismo. Las tecnologías de disci
surge un nuevo paradigma de gobierno a través de un nuevo princi plina y de regulación, esto es, los mecanismos disciplinarios y los
pio limitador en la forma de la economía política. Esta, a diferencia dispositivos de seguridad producirán la población idónea para esta
de los límites jurídicos,2t emerge desde el propio interior de la razón de nueva racionalidad de gobierno. La ecuación es sencilla: libertad
Estado: ya no se trata de un límite de derecho, sino de un límite económica más técnicas disciplinarias y de control (Foucault,
de hecho (leyes naturales de la producción y la circulación de rique zoo9b: p. ‘s). El control se instituye como condición de la libertad.
zas). De ahí que la máxima de esta razón liberal de gobierno se Aquí es cuando la gramática de los derechos adquiere su fuerza legi
pueda sintetizar en no gobernar mds de lo estrictamente 22
necesario. Si timadora. Los derechos, a partir de las grandes declaraciones libera
la razón de Estado encuentra su base cual
en una racionalidad por la les, muestran una doble cara: por un lado, aparecen como límites al
se entiende al Estado como una individualidad soberana, para la poder ejercido por el Estado, pero, por otro lado, se encuadran den
razón liberal el centro se encuentra en los sujetos de intereses (So tro de una lógica de dominación. Es este segundo aspecto, la cara
rrentino, 2012: 44). p. oculta de los derechos, el que produce, en el marco del liberalismo,
La razón liberal de gobierno opera como marco general de la las condiciones jurídicas de la sujeción.
biopolítica (Foucault, 200
b: p. 35): Estado mínimo, interés y utili
9 Esta forma de gubernamentalidad subsistirá hasta bien entrado el
dad, el mercado como espacio de veridicción (determina la verdad o siglo xx, cuando, tras la segunda guerra mundial, se produce el trán
falsedad de las prácticas gubernamentales), surgimiento del homo sito del liberalismo, marcadamente naturalista, al neoliberalismo, in
ceconomicus. Este nuevo sujeto es el que marcará el devenir de la ra fluido por la Escuela de Friburgo, en el que el sujeto ya no es un horno
cionalidad de gobierno. Gobernar supone determinar el entorno, el a’conornicus sino un sujeto fabricado y empresario de sí mismo (Váz
medio ambiente, en el que este nuevo sujeto puede satisfacer sus quez García, 2oo5: pp. 91-92). El individuo es así un efecto del poder.
intereses gracias a la creación de ámbitos de libertad para el ejercicio El hito más importante de este incipiente neoliberalismo, repro
de la iniciativa privada. Se produce incesantemente la libertad que duciendo las palabras del propio Foucault a partir de las tesis de
ha de consumir (y consumar) a cada instante: libertad de mercado, Ludwig Erhard, se ubica en la «fundación legítima del Estado sobre
libertad de mercado de trabajo, libertad de comercio, libertad de con el ejercicio garantizado de una libertad económica» (Foucault,
sumo, libertad en la propiedad privada, etc. (Foucault, zoo9b: p. 72). 20o9b: p. 91). Ya no se plantea, como hacía el liberalismo, de qué
El liberalismo fabrica la libertad porque la necesita para funcio modo limitar el Estado para garantizar la libertad económica. Ahora
nar. Y al tiempo que la fabrica, la gestiona a través de medidas de la economía produce al Estado (Foucault, zoo9b: pp. 92-93). La
control, la limita y la distribuye.23 Es en este preciso espacio donde estrategia seguida fue bien clara: la lectura que hizo el neoliberalis
mo alemán del totalitarismo nazi. Para los neoliberales alemanes la
21.Estos se entendían como límites externos: «la razón de Estado sólo sufrirá causa —que extrapolaron al New Deal, al laborismo inglés, etc.—
objeciones de derecho cuando haya franqueado esos límites, yen esos momentos el del horror nazi fue precisamente el exceso de Estado.’ El rendi
derecho podrá definir el gobierno como ilegítimo, podrá objetarle sus usurpaciones
y en última instancia liberar a los súbditos de su deber de obediencia» (Foucault, viene a señalar que el Estado crea el derecho pero a la vez se somete a su propia
200pb: p. za). obra. El Estado se autolimita voluntariamente para conservarse (García López,
22. Foucault retorna una frase del marqués de Argenson: «cómo no gobernar 2053: pp. r8o-i86).
demasiado» (Foucault, 200
b: pp. 25-26).
9 24. »Qué es el nazismo? Se preguntaron. En esencia, y ante todo, es el creci
23. En el campo jurídico se puede encontrar una tesis similar: la autolimita b: p. 122). Foucault muestra
miento indefinido de un poder estatal» (Foucault, zoo
9
ción. Desarrollada por Jellinek, desde una postura antitética a la de Humboldt, que se trata de una relectura interesada: realmente el nazismo supuso «la tentativa

i6 27

1
BIOPOLÍTICA PRÓLOGO

miento que la razón neoliberal obtiene está claro: si el mal es el Es suerte de facciones sitas el espacio se hace metafórico)
(aunque aquí
tado, el bien es ci Mercado (Foucault, zoo9b: p. 128). en el mundo anglosajón, los analíticos, y en la Europa continental.
Desde esta nueva legitimidad, de carácter marcadamente teoló Esta topografía, o t(r)opografía, mantiene un epicentro común: el
gico, se sustituye el intercambio liberal por la competencia neolibe lenguaje. Tanto en la tradición analítica como en las grandes corrien
ral. Si en el siglo xviii la función del poder estatal era asegurar las tes continentales, la fenomenología y la hermenéutica alemanas y la
condiciones propicias para el correcto desarrollo del intercambio, deconstrucción y el estructuralismo franceses, este aparece como la
en el siglo xx el gobierno neoliberal entiende que la función del casa del ser (Heidegger), la acción (Habermas, Apel, Austin, Searle),
Estado queda reducida (aunque no deja de ser un intervencionismo la subjetividad (Gadamer, Ricoeur) o el inconsciente (Lacan) (Espo
tan activo como el de otros sistemas pero asumiendo diferentes sitO, 2010: p. 8).
puntos de aplicación) a la defensa de la competencia (medidas regu No obstante este conflicto, en los últimos años ha irrumpido
ladoras en pro de la estabilidad de los precios y el control de la infla con fuerza en este campo de batalla la posición del pensamiento
ción, pero sin llegar a ser una planificación económica), la limitación italiano. La lidian Theory o Dffrrenza italiana ha sido marcada por
de los monopolios y una política social privatizada basada no en la diversas antologías: RecodingMetaphysis. The New lidian Philosophy
distribución equitativa, sino en el crecimiento económico. La po (Borradori, 1988), Radical Thought in Italy. A Potential Polii-ics
blación deviene un sujeto de necesidades y objeto de intervención (Hardt, Virno, 1996), The Italian Dffirence: Between Nihilism and
gubernamental, « [parece] consciente, frente al gobierno, de lo que Biopolitics (Chiesa, Toscano, 2009).
quiere, pero inconsciente de lo que se le hace hacer» (Foucault, Mas, sin duda, hay dos obras que marcan este posicionamiento
2008: p. 113). La sociedad queda así convertida en una disciplinada italiano en el panorama filosófico actual. La primera, más reciente,
empresa (Foucault, 200b: pp. 157-158).
9 lleva por título Differenze italiane. Politica efilosofia: mappe e sconfi
namenti (Gentili, Stimii, 2015). Aquí se plantea la Italian Theory no
desde un conjunto de autores más o menos afines geográficamente,
ITALIAN THEORY? sino desde el común de las prácticas, metodologías y argumentos
(Revel, 2015: p. 48). Y ese común es precisamente la vida en su rela
Hasta aquí hemos realizado un breve repaso a la configuración de la ción con la política y la historia (Esposito, 2015: p. 13). De ahí que
biopolítica a partir de Foucault. El estudio de la biopolítica será la Italian Theory no se constituya con una pretensión de hegemonía
fundamental para entender la emergencia de una nueva facción en en el pensamiento, tal como aspiran las otras corrientes, sino que en
los debates filosóficos contemporáneos. Suele ser un lugar común su propia constitución reside su sentido. Se trata, en fin, de una
situar dos tradiciones occidentales en conflicto, a saber, la filosofía corriente propiamente performativa: la cuestión no radica en lo que
analítica y la filosofía continental (Sáez Rueda, 2002). Dos formas sea sino en lo que pueda hacer (Esposito, 2015: pp. 11-12).
de entender el mundo, dos escuelas, dos estilos que conforman una La segunda de las obras nos parece más sugestiva al estar escrita
por uno de sus protagonistas con la intención misma de situar esta
> En el año 2010, tras una larga carrera en la que
posición en escena.
2
más sistemática de decadencia del Estado», especialmente por la pérdida de perso
nalidad jurídica del Estado a favor del Volk (en un sentido marcadamente organi
cista: Gemeinschafi), eliminación de las jerarquías administrativas a través del prin 25. Otra obra importante, de unos de ios editores de la antología Dfferenze
cipio del Führertum, el protagonismo del partido y la consideración del Estado italiane, Dario Gentili, publicada en 2052, es Italian Theory. Dall’operaismo alla
como mero instrumento (Foucault, 200 b: pp. 122-123).
9 biopolitica (11 Mulino). En la obra se sitúan cuatro puntos cardinales: el operaismo de

28 29
BIOPOLÍTICA
1’ PRÓLOGO

los diversos libros publicados han sido traducidos a numerosas len sentamos marca una especie de itinerario por las obras de Giorgio
guas, el filósofo napolitano Roberto Esposito publica Pensiero viven Agamben Roberto Esposito o Toni Negri, pero también de Deleu
te. Orzgine e attualitj della filosofia italiana. Se trata de un libro, o ze, Rancire, Haraway, Braidotti, Sloterdijk, sin olvidar a Foucault,
un breviario, que posee dos sentidos: un sentido para la propia tra tanto en sus análisis de la biopolítica (con sus distancias de la obra
yectoria de Esposito, cerrando así un ciclo que se retrotrae a su pri de Foucault) como en las posibles vías de resistencia (biopolítica
mer libro, y otro sentido para esta corriente filosófica que irrumpe. menor, biopolítica afirmativa). Este texto puede servirnos al modo
Sin abandonar la idea de una comunidad sin presupuestos, ex de un manual de uso, con todas las cautelas que este término tiene en
puesta en Communitas, Esposito analiza el pensamiento italiano la vida académica, a partir del cual poder comprender el presente.
desde una posición geofilosófica. No como un espacio geográfica
mente determinado, sino más bien «un conjunto de características
ambientales, lingüísticas, tonales, que reenvían a una modalidad
específica e inconfundible respecto a otros estilos de pensamiento»
(Esposito, 2010: p. 14). Por eso su tesis se aleja de contornos identi
tarios vinculados a la nación. De hecho, señala Esposito: «no solo la
filosofía italiana no se reduce a su rol nacional, sino que encuentra
su razón más auténtica precisamente en la distancia de aquel» (Es
pOsitO, 2010: p. 20). Así, a diferencia de otras corrientes geofilosófi
cas, el pensamiento italiano no ha quedado conectado con un Esta
do. Sitúa el conflicto en el epicentro, a diferencia de, por ejemplo,
Hobbes y Hegel que tratan de disolverlo a favor del Estado. Esposi
to rastrea así los autores que han problematizado la relación vida,
política e historia (genealogía) desde Dante hasta la actualidad, con
sus continuidades y discontinuidades.
Rastrear las huellas de una Italian Theory no pretende quedarse
en el mero juego genealógico, sino que aspira a construir una filoso
fía futura capaz de «pensar un sujeto libre del dispositivo —antiguo
pero continuamente reproducido— que lo separa de su propia sus
tancia corpórea y, al mismo tiempo, reanudar su nexo constitutivo
con la comunidad» (Esposito, 2010: pp. 32-33).
Si podemos hablar de una Italian Theory (pensemos en
l’impolitico), sin duda el trabajo de Laura Bazzicapulo que aquí pre

Tronti y Negri, el pensamiento negativo de Cacciari, ios años ochenta (pensa


miento débil, diferencia sexual) y el paradigma biopolítico (Agamben, Esposito,
Negri). La revista Pleyade también ha dedicado un monográfico al tema en su
número iz de 2013.

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34 35
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BIOPOLÍTICA
Un mapa conceptual
Abreviaturas

HS Agamben (i)
MsF Agamben (1996)
Ausch Agamben (1998)
SdE Agamben (zoo3b)
MP Deleuze, Guattari (zoo6)
Com Esposito (1998)
Im Esposito (2002)
B Esposito (2004)
TP Esposito (2007)
pc Foucault (1967)
sp Foucault (1976)
MdP Foucault (1977a)
DE u Foucault (i
b)
977
BDS Foucault (1998)
vs Foucault (i)
DE, u Foucault (200la)
STP Foucault (2005c)
NB Foucault (200
b)
5
Hardt, Negri (2002)
FP Negri (2008)
Nietzsche, y Nietzsche (19 64a)
Nietzsche, W, 2 Nietzsche (i
b)
4
6
9
Dis Ranci&e (2007)

39
Introducción

Ei término «biopolítica» resulta cada vez más habitual. En contex


tos muy diversos que parecen iluminar una vaga constelación que
gira en torno a la pareja de conceptos que se encuentra dentro de la
palabra misma: bios, la vida, y política. Evocada por esta pareja con
ceptual, vemos implicada la biopolitica cuando, cada vez con mayor
frecuencia, la política se ocupa de problemas relacionados con la
vida, cuando en la política deviene central el cuerpo de aquellos que
tienen poder y de aquellos otros que lo padecen. Lo que en una so
ciedad altamente espectacular como la nuestra, dominada por la
visibilidad, por la corporeidad —aunque, paradójicamente, virtual
y mediática— más que por el momento de reflexión crítica y abs
tracta, sucede cada vez más. El hecho de que el término sea difuso,
por ejemplo en el lenguaje periodístico o en los comentarios de los
contertulios de televisión, implica, sin lugar a dudas, no solo una
creciente vaguedad (aunque esta es propia de cualquier tropo retóri
co), una creciente lejanía con respecto a su significado originario,
utilizado por los especialistas del pensamiento político, sino mm
bién una particular movilidad semántica, una inestabilidad que de
muestra la vitalidad del término y la necesidad que se sentía de encon
trar un nombre/concepto que permitiese enfocar comportamientos y
relaciones que el léxico tradicional no podía sostener más y que
orientase una serie de fenómenos nuevos.

4’
BIOPOLfTICA

La historia de las palabras, su fortuna, queda también ligada a su


degeneración, a su contaminación, peregrinando desde un aconteci
E INTRODUCCIÓN

Tenemos, por tanto, la tarea de seguir una doble vía: aquella del
USO irreflexivo, común, que se revela opaco, no tan transparente
miento a otro, capturando la necesidad de centrar eventos ya conoci como parecería sugerir la palabra —política de la vida— y que se
dos en una perspectiva diferente, subrayando la implicación vital que entrelaza con la contingente emergencia de temas diversos, desde
el viejo léxico ocultaba. Y esta implicación vital es precisamente aquel la biotecnología a la guerra, desde el terrorismo al racismo, desde el
bíos —la vida— que la nueva palabra comprende. La vida es un tér populismo a la privacy; y la vía de la construcción conceptual que
mino/concepto huidizo, genérico, indeterminable. La presencia, sen pondrá de relieve un tiempo de emergencia, una estructura interna,
tido, flexión, que se da a este término condiciona las fortísimas osci una lógica, contradicciones y ambivalencias, asumiendo diversos
laciones de significado observables en la noción de biopolítica, donde significados dependiendo de los filósofos que utilicen este concep
el bios queda relacionado con su gestión, con el poder. No es extraño, to. Aunque hay que decir de antemano que habrá entrelazamientos
por tanto, que se preste a usos diversos. Estos poseen en común un y superposiciones entre estas dos vías en absoluto paralelas, dado
elemento negativo: las formas y las mediaciones jurídicas tradiciona que el contexto filosófico en donde el concepto de biopolítica viene
les son insuficientes; y uno positivo, que está en el doble significado propuesto es aquel del análisis del presente, de la ontología de la
de la norma relativa a la vida: normalidad, regularidad, ley natural de actualidad.
la vida que deviene normalización, normatividad sobre las vidas. Por lo tanto, nuestro ensayo inicialmente aclarará cuál es el sen
Tenemos una historia del concepto en el siglo xx, aunque prece tido común del término «biopolítica» y la forma en que ha sido
dida de términos análogos y similares en el siglo XIX: es la historia de usado recientemente. Esto nos llevará a recordar los múltiples fenó
su uso pragmático, como concepto que ilustra proyectos y nuevas menos del mundo contemporáneo en donde la vida está directa
prácticas. Una historia que pone de relieve el originario y exclusivo mente implicada en el poder. De este modo, será evidente la insufi
contenido semántico, el vínculo entre biología, ciencias de la vida y ciencia del léxico político y jurídico de la modernidad para dar voz
poder político ejercido mediante aquellos saberes: el nexo represen a estos fenómenos y comprender su significado. Será patente la crisis
tado por la definición de lo que esta’ vivo y especialmente lo que es de la separación entre privado y público que había sido el corazón de
humano, que asume una dimensión normativa legitimada cuya de la cultura jurídica liberal. Cuerpo, populismo, governance resultan
finición deviene, pues, objeto de lucha política. Falta la dimensión irreductibles a las categorías modernas.
conceptual y crítica del término, así como la de las prácticas a las Seguidamente, trataremos de rastrear la emergencia del término
que se refiere, que se encuadran sin problematizar en los discursos y su uso, no crítico sino pragmático, a través de una historia del
progresistas tecnocráticos. concepto en el siglo xx: lo veremos oscilar entre contextos socioló
La importancia de los fenómenos en cuestión (la política que gicos y políticas médico-sociales, entrelazándose con las teorías del
incide directamente sobre la vida) exige, sin embargo, que la biopo organicismo social y con el tema del gobierno. Se evidenciará su
lítica sea discutida. Se convierte en un concepto filosófico-político, nexo fuerte con el neodarwinismo y con una impostación tecnocrá
un concepto pensado de modo crítico, reflexivo, para analizar una tica y/o humanística del discurso sobre la vida en el interior de pa
forma nueva de poder o una perspectiva sobre el poder que muestra radigmas sociobiológicos. Cada una de las etapas de esta historia
aspectos y dimensiones también precedentes que habían escapado a nos servirá para mostrar un carácter sintomático de este «discurso».
la conceptualización y al léxico. Según la lección de Deleuze, esta es En nuestro recorrido, una distinción constituye la relectura históri
la tarea del filósofo: construir conceptos para problematizar una rea co-crítica realizada por Foucault, que inaugura la vía crítica y la con
lidad que lo desafía, que lo «golpea». ceptualización del término. Foucault reconstruye una genealogía de
42 43
BIOPOLÍTICA

esta forma de poder político, fijándola tanto al pastorado cristiano


1 INTRODUCCIÓN

noción de biopoder releída, con la soberanía, en clave tanatológica,


como a la Razón de Estado, a la cameralística, al Welfare, con el fin productiva de nuda vida —Agamben— y ejemplificada en el para
de analizar, por último, la perspectiva y el cambio de la guberna digma del campo (a esta versión hacen referencia las lecturas biopo
mentalidad liberal contemporánea. La genealogía renueva profun líticas de los fenómenos migratorios, de las políticas de emergencia
damente la comprensión del concepto, pero más radicalmente revo y de un estado de excepción que deviene regla), y la noción reinter
luciona las mismas categorías de poder y de norma. Modalidad de pretada en modo afirmativo y vitalista de la biopolítica. Se trata en
ejercicio, lógica y prácticas del poder biopolíticas se unen estrecha este caso de un cambio profundo de la acepción prevalentemente
mente tanto a las ciencias médicas como al saber económico para el gubernamental del término, que parece condenar cualquier resis
gobierno de las poblaciones. La mirada analítica se vuelve hacia los tencia al biopoder a un eterno retorno a los poderes que la forman:
efectos de poder que los saberes —la verdad científica sobre la natu la asunción activa, afirmativa, de los procesos de la modernidad ca
raleza de la vida y de la vida humana en especie (biología) y las pitalista es vista como incubadora de una nueva naturaleza de los
teorías económicas— inducen en los procesos de subjetivación, ha sujetos que ejercen su potencia vital en formas inéditas de subjetiva
ciendo pensables y decibles algunas cosas y no otras. Nos encontra ción y de antagonismo. Formas, al contrario de la nuda vida, hiper
mos ante una elaboración filosófica del concepto en la modalidad cualificadas, hipertecnológicas.
de Foucault: empírica e histórica, dirigida exactamente a cuantificar Este vuelco del biopoder en un bios afirmativo, que hace política y
los efectos del poder más que la coherencia conceptual. De esta forma no la padece, subyace en la ciberpolítica de los cuerpos en Haraway y en
surge el arquitrabe de la construcción biopolítica: la productividad la metamorfosis de lo humano en Braidotti, en la antropogenética de
del poder frente a su tradicional versión represiva y jurídica. Sloterdijk que surge de una biopolítica de la domesticación, y, ante
A partir de Foucault, en el cuadro conceptual de su interpreta todo, en la corriente spinoziano-deleuziana que encuentra voz filosófi
ción, el concepto se emplea para iluminar formas de gobierno de las co-política en la potencia de las multitudes en Negri y Hardt. En rela
vidas en el ámbito económico-político: se multiplican los estudios ción con esta efervescencia y esta problemática afirmatividad que remi
sobre la disciplina biopolítica productiva del Estado social y sobre te al concepto naturaleza/vida como fundamento de una práctica
su transformación en las sociedades securitarias y de control tardo- política, se dará oportunamente cuenta de la más compleja y ambiva
liberales. El concepto es repensado en el nuevo contexto del capita lente lectura de la biopolítica a cargo de Roberto Esposito. Moviéndo
lismo cognitivo donde produce ambiguas subjetivaciones, entre se en el paradigma inmunitario, piedra angular de la política moderna
persistencias heterónomas y espacios de autonomía. Otros estudios y de su vínculo protectivo-represivo sobre la vida, Esposito, sin perder
sobre la gubernamentalidad van en la dirección del saber biomédico y la dimensión oscura del biopoder, trata de aproximarse a una versión
de las políticas sanitarias, evidenciando la transformación de la dimen naturalista y deleuziana de la vida, en clave de des-individualización y
sión normativa de la noción de naturaleza humana y su entrelazamien des-personalización, muy distinta del vitalismo del sujeto-multitud
to con la técnica en el giro postgenómico, con recaídas significativas y que se sustrae al destino de voluntad de poder que parece contener.
sobre la identidad del sujeto/persona y con la recuperación de la pro Se concluirá con unas breves reflexiones sobre la problematici
blemática eugenésica. Los instrumentos conceptuales foucaultianos dad «política» de los resultados neonaturalistas y des-subjetivantes
permiten entones un enfoque incisivo de fenómenos globales de gran de la biopolítica afirmativa y con la posición crítica de Rancire sobre
actualidad como los flujos migratorios y las guerras globales. lapolice como administración de las vidas, que relanza, en contras
Se examinarán después las versiones filosóficas del concepto que te, la posibilidad de una subjetivación antagonista orgullosamente
se bifurcan de manera notable, aunque con cruces y giros, entre la política.

44 45
i. ¿Qué es la biopolítica?

E la primera parte de este capítulo se reflexiona sobre el término y


su uso común en contextos muy diversos. Los fenómenos del mun
do contemporáneo, en donde la vida queda directamente implicada
en el poder, se manifiestan en toda su urgencia y parecen cubrir un
espectro de acontecimientos amplísimo e incoherente. Será patente
la irreductibilidad de estos fenómenos a las categorías jurídicas y
políticas de la tradición moderna que separa privado y público, su
jetos jurídicos y personas. A continuación, recorreremos la emergen
cia del término y su historia en el siglo xx, oscilante entre contextos
sociológicos y disciplinas médico-sociales, que evidencia el nexo
profundo con la biología darwiniana y el papel crucial de la catego
ría de lafitness.

FENÓMENOS BIOPOLíTICOS

¿Qué tienen en común fenómenos tan diversos como la violenta


radicalización de los conflictos internacionales y el recurso a la gue
rra como solución/simplificación de los problemas? ¿El terrorismo
que hace política con y sobre la vida: bombas humanas y víctimas
humanas, no usadas como precio de un enfrentamiento político
sino como muda exhibición de un diálogo imposible? ¿Una gestión

47
r
BIOPOLÍTICA ¿QUé ES LA BIOPOLÍTICA?

policial de las poblaciones en permanente estado de excepción y, por Lo que tienen en común es lo siguiente: son fenómenos políticos
tanto, un debilitamiento de las garantías jurídicas en nombre de la dirigidos a la vida biológica de los hombres, del hombre en cuanto
seguridad y la supervivencia? ¿La deriva identitaria-racista que pivo ser vivo. Se trata de fenómenos muy diversos: algunos en la sombra
ta sobre la absolutización de caracteres biológicos para hacer frente de la muerte y de la violencia, otros parecen referirse al cuidado
a los flujos migratorios que involucran a millones de vidas, las cuales fascinante de la terapia y del culto a la vida. Sin embargo, estos fe
se mueven de un punto a otro del planeta solo para sobrevivir? ¿El nómenos tienen en común la deriva de la política en dirección a la
recurso a dispositivos excepcionales de urgencia para gestionar estos vida biológica: como si la política se hubiese hecho cargo de la ges
flujos humanos, dispositivos que ponen en contacto directo las nu tión de la vida biológica insertándola en un programa de protección
das vidas de estas personas, privadas de tutela jurídica, con medidas y de incremento que culmina en la producción de lo humano y en
policiales y con el estado de excepción vigente en los campos de la domesticación del ser, como reza el título de una reciente obra de
acogida, en cierto modo extrajurídicos? ¿Las emergencias que esta Peter Sloterdijk, seleccionando y rechazando a lo inhumano y lo
llan en los puntos más dispares del planeta y arrojan en nuestras subhumano aquellas vidas patógenas que representan una amenaza
casas —mediáticamente— los cuerpos de las víctimas y el gigantes o que simplemente son inadecuadas.
co movimiento sentimental-económico de la ayuda humanitaria?
¿Pobreza y necesidades gestionadas cada vez más fuera del marco de
los derechos? EL FIN DE LA SEPARACIÓN ENTRE PRIVADO Y PI’JBLICO
¿Qué tienen en común estos fenómenos geopolíticos con la ex
plosión mediática de casos privados como aquel de Eluana Englaro El elemento común de estos fenómenos heterogéneos viene dado,
que escapan de la originaria dimensión privada, de vida-muerte, y desde lo negativo, por la inadecuación de las formas jurídicas mo
son evaluados, clasificados por decisiones políticas públicas? ¿Qué dernas para dar voz y gestionar todo esto. La seguridad choca con
tienen que ver fenómenos geopolíticos con la elección sexual de los los derechos civiles, laprivacy contra la importancia, en los mecanis
individuos, que acceden al debate público y político cuando ios mos democráticos, de la vida de las personas. El desvanecimiento
homosexuales exigen el reconocimiento jurídico de la convivencia o del cuerpo choca con el requerimiento jurídico de permanecer co
aspiran a adoptar a un niño? ¿Qué raíz une a estas «demandas» con nectados a las máquinas. El dolor de un aborto o por el vacío de un
aquel extraño sintagma que sirve de indiscutida legitimación a cada niño que no se logra traer al mundo choca con la legislación que
política: los derechos humanos, cuya estructura es contradictoria impone las condiciones de la elección.
como el derecho y la vida a las que se refieren? Especialmente estas últimas temáticas —centradas sobre la rela
¿Qué tienen en común con la importancia prepotente, invasiva, ción entre ciencia biológica-médica y esfera de la conducta relativa
inusual, que adquieren en el juego político la fisicidad, lo biológi a la vida, a la reproducción, al cuidado—, surgidas con interrogantes
co, las costumbres sexuales y la vida en el sentido más banal de un cada vez más complicados a medida que se desarrollaban las bio
líder? ¿Y, finalmente, qué tiene en común todo este ya de por sí ciencias y las biotecnologías, han sido objeto de aquella área de es
heterogéneo complejo de fenómenos con la implacable orientación tudio mucho más conocida que la biopolítica, la bioética, dirigida a
hacia la medicalización del cuerpo a través de las biotecnologías y una reflexión decididamente normativa sobre los problemas biomé
las grandes políticas sanitarias, las campañas de profilaxis, el dicos planteados por cuestiones prácticas como el aborto, la fecun
ning de la población en riesgo, el reglamento de las conductas ali dación artificial, los trasplantes de órganos, la eutanasia, la experi
menticias? mentación humana y animal, «a la luz de los valores y principios

48 49
BIOPOLÍTICA ¿QU ES LA BIOPOLÍTICA?

morales» (Greblo, 2000, PP. 69-70). Una perspectiva normativa que de la implicación directa de los cuerpos, de la confluencia comuni
aspira a guiar las decisiones usando el criterio moral, polarizado en tana; omitiendo las mediaciones que habían defendido el propium,
su mayor parte en ética secular y católica. La bioética como el bio señalando los confines de la separación, especialmente la separa
derecho, que consiste en «el complejo de reglas destinadas a comple ción, crucial para la modernidad, de público y privado, nacida pre
tar sobre el perfil normativo a la bioética» (Castiglione, 2001, p. 19), cisamente para sustraer a lo político la vasta área del cuerpo y de la
apunta. por tanto, a una autoridad normativa: el uso del término vida —entendida como producción y reproducción, vida biológica
«biopolítica» es definible per dff’rentiam. y vida económica— respecto a la cual limitar la intrusión del go
El análisis biopolítico ilumina críticamente el ejercicio de poder bierno. Negando cada vez más y conservando aquella zona vital
presente en aquellos dispositivos morales y jurídicos que legitiman como fantasma secreto que rige la construcción política.
y organizan la acción normativa sobre la vida, discursos bioj urídicos y Sin mediación jurídica, es decir: haber tomado la vida, de forma
bioéticos que pivotan sobre la naturaleza del viviente para estructu inmediata, como objeto ha modificado —y significativamente—
rar la intervención política. Cuando se analizan estos dispositivos, aquella práctica a la que tradicionalmente atribuíamos el nombre de
irrumpe la dificultad de una definición coherente en términos jurí «política». Se modifican la forma, el lenguaje y la lógica de su ejerci
dicos y políticos. Definir como sujeto jurídico a un embrión que no cio; se vacían las estructuras jurídicas y político-institucionales pro
piensa ni quiere, o a un cuerpo en estado vegetativo, implica no solo pias de la modernidad; se apela al consenso popular; la constitución
una decisión política apoyada y estructurada por valores morales, material se muestra más significativa que la abstracta y jurídica; las
sino también una serie de contradicciones e incoherencias internas. motivaciones de las sentencias judiciales se dirigen directamente al
Y así emergen contradicciones e incoherencias de la definición sentido común ético, a la sensibilidad estética, al ethos compartido;
del estado de excepción a propósito de los márgenes de tolerancia de el ejercicio del poder —político en un sentido amplio— se disloca
la ilegalidad en zonas francas y permeables del territorio. Y así sur de los espacios canónicos a lo social, lo económico, lo religioso, al
gen contradicciones e incoherencias, con respecto a su definición asociacionismo privado, en aquel cruce de fuentes normativas que
clásica, sobre los términos soberanía, libertad e incluso igualdad ju se hace llamar governance.
rídica, una vez que hemos clasificado, por motivos de seguridad o El modelo jurídico-represivo —fundado sobre un sujeto abstrac
de seguridad social, a potenciales criminales y enfermos. Además, to que hace hincapié sobre los criterios de autonomía, igualdad, si
una infinidad de disputas emergen de la colisión entre formas de metría y responsabilidad, y sobre las categorías de soberanía, ley y
gobierno eficientista y personalizado que inducen a decisiones extra ciudadanía, centrales en el léxico jurídico-político moderno, junto a
legem y la persistencia de controles de legalidad. Violentísimos en los principios liberales de separación entre privado y público, de
frentamientos surgen entre la apelación a la guerra, que hace hinca control recíproco de los poderes institucionales, de formas de delega
pié sobre el horror de las masacres terroristas y sobre la emoción, y ción verticales y coherentes en el ordenamiento jurídico— se muestra
las tradicionales formas que regulan los conflictos en el derecho in inadecuado para afrontar este giro que definimos biopolítico. Casos
ternacional. Sin mediación. de irresolubles conflictos bioéticos, violaciones continuas de la pri
Esta parece ser la característica dominante que comparten, en lo vacy, apelaciones al sentimiento o a la emoción reactiva frente a si
negativo, todos estos fenómenos. Omiten las mediaciones institu tuaciones que ponen en juego la vida, nos hacen entender que no
cionales y jurídicas que laboriosamente habían construido la forma nos encontramos ante la excepción marginal y administrable con
de nuestra convivencia, inmunizándola (también este término ha viejos medios, sino ante un cambio decisivo, cuyas huellas merece la
cambiado por el campo biológico) de la violencia de la inmediatez, pena recorrer para entender su naturaleza y modalidad. Estado, ley,

50 5’
BIOPOLÍTICA

ciudadanía, derechos: el léxico, afortunadamente aún en uso, se su


pera continuamente por apelaciones dirigidas al pueblo, a la ley de
la supervivencia, bajo la amenaza de crisis económicas y de empo
brecimiento. Léxico suspendido, puesto en moratoria por transgre
siones toleradas en nombre de la más eficiente respuesta a la deman
da de vida.
r ¿QU ES LA BIOPOLÍTICA?

LA HISTORIA DEL USO DEL TÉRMINO: BIOLOGíA Y SABERES SOCIALES,


ENTRE TECNOCRACIA Y HUMANISMO

Positivismo y evolucionismo

Encontramos por primera vez el término «biopolítica» a principios


Respecto a estas categorías, el paradigma biopolítico acentúa de del siglo XX. En realidad, la referencia teórica nos remite al siglo
forma ambivalente la deriva igualitaria, pero también singularizada, precedente a la filosofía del progreso positivista como proyecto de
de lo corporal y por eso, el inmanentismo radicalizado, recuperando aplicación de la ciencia a todos los campos del saber y de la vida.
al mismo tiempo la dependencia, el cuidado, la desigualdad jerár Esta impronta tecnocrática, en nombre de la ciencia evolutiva por
quica en las formas de la competencia o de la conveniencia de la excelencia, la biología, encuentra en el darwinismo su ariete, pero
gestión técnica, la asimetría vista como productiva, eficaz, positiva. tiene ya precedentes en el programa de una Humanidad científica y
La articulación conceptual que sostiene esta mutación es la vida positiva de Comte. Este utiliza el término biocratie para indicar la
—topos de legitimación a ultranza—. Opciones y decisiones políti etapa de autodisciplina natural de los animales, capaces de adherirse
cas son justificadas cada vez menos en el marco del derecho; más espontáneamente a la norma y a los fines de la vida, momento pre
bien a través de apelaciones dirigidas al sentir público que es coloca paratorio de la sociocracia específicamente humana.
do frente a alternativas apasionadas que entrañan la vida o la muer El término «biocracia» se encuentra en los escritos del higienista
te, el bienestar o la pobreza. A pesar de que nunca antes habíamos Édouard Toulouse para definir el objetivo de la higiene pública, en
estado en una etapa política en la que se hubieran multiplicado las la que psiquiatría e higiene mental juegan un papel, que Foucault
cartas, las constituciones, las declaraciones de derechos, lo que mo analizará críticamente, de clasificación y normalización de los com
viliza la opinión pública siempre es un discurso directo, simple y portamientos desviados (Curro, 2005, p. 9). Se trata de un auténtico
reduccionista, y, no obstante (como es típico de la gestión biopolíti proyecto de reorganización social y política basado en saberes biológi
ca), apoyado sobre discursos expertos, con fuerte pretensión de ver cos, que proporcionan normas y principios para comportamientos
dad. Contribuyen a esta simplificación tanto la desrealización me racionales y socialmente adecuados.
diática de la experiencia —que implica la compensación con Entre las diversas ciencias de la vida, la neuropsiquiatría muestra
imágenes fuertes, sanguíneas y alternativas similares a un eslogan— una vocación disciplinar clave, colocándose en el cruce entre cuerpo
como la paradójica y ambivalente centralidad del cuerpo, último y comportamiento social, ofreciendo una base orgánica a la disfun
estadio del proceso moderno de individualización, pero también ción y a la discapacidad individual y social, y a su manipulación
umbral de aquello que todavía compartimos. farmacológica y mecánica. Este positivismo programáticamente pe
¿Tiene sentido lamentar, como hace Arendt, esta despolitiza dagógico, empeñado en el mejoramiento de la vida humana siempre
ción? ¿Pueden ser excluidos de la agenda política temas biológicos, que se sigan las normas de la naturaleza y de la vida misma, revela
económicos, privados, sobre los que la pregunta es advertida hoy, —en su planteamiento acrítico— aquello que será identificado por
precisamente, como vital? Foucault como el nudo central de la biopolítica: la productividad
del poder en la normalización de los comportamientos desviados
cuando sigue aquellas que son reconocidas como leyes naturales, las
normas biológicas. Se comprende que el estrecho vínculo que se
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BIOPOLfTICA QU ES LA BIOPOLÍTICA?

instaura entre saberes, disciplinas, prácticas, normas de conducta material de la comunidad más profundamente que los abstractos
lleva —bajo el signo del realismo progresista— hacia distintas for procedimientos jurídicos.
mas de reduccionismo según lo que se entienda por norma natural,
naturaleza humana y vida.
Es constante, sin embargo, en las diversas versiones, la dimen Biotecnocracia
sión normativa que adquiere el saber científico <(aplicado» a la vida.
No es casual que se trate de biopolítica —también cuando no se usa Los estudios que diseñan un mejoramiento de la vida siguiendo las
la palabra misma pero sí términos similares (forma de vida, política normas biológicas se distribuyen, a partir de los años sesenta, en dos
de la vida, política de la especie)— cuando se utiliza la ciencia bio áreas: la anglosajona, donde la pieza clave de la acción biopolítica es
lógica evolutiva para los programas eugenésicos y raciales de inicios definitivamente científico-tecnológica, y la continental (francesa),
del siglo xx, cuyo objetivo es producir el cuerpo sano, puro, de la donde prevalece la clave humanístico-pedagógica, inspirada en la
nación, actuando sobre la reproducción y sobre la selección, aniqui interpretación de la «verdadera» naturaleza humana, cuya norma
lando los virus, las razas inferiores, que la agreden y la debilitan (cfr. inmanente incluye una espiritualidad no conflictiva con la animali
Kevles, 1985; Pichot, 2000). dad, un continuum entre cuerpo y espíritu de progresiva, natural,
Esta importante biologización de lo humano desde el resultado complejidad.
racial, que mantiene el estigma secreto y la amenaza de fondo de En ambos trayectos se conserva el significado productivo del tér
cada fenómeno biopolítico —desde las políticas migratorias a la mino: la naturaleza humana, definida científicamente de un modo
guerra preventiva o a las legislaciones más o menos implícitamente más o menos reduccionista o complejo, actúa como criterio norma
eugenésicas—, ha hecho hablar de pliegue tanatopolítico de la bio tivo. Se admite así el reverso selectivo en las confrontaciones ante
política. El paradigma ilustrativo es, en este caso, el racismo nazi, quienes no se ajustan a una humanidad en armonía con la naturale
sus políticas de total normativización de la vida, de naturalización del za y la ciencia. Ambas interpretaciones, humanista y tecnológica,
cuerpo privado de trascendencia y sometido a la supresión anticipada pivotan en torno a la regla o norma implícita en la definición de la
y selectiva de los nacimientos (B, pp. 149-150; trad. esp. 222-230). vida humana, exaltando de forma acrítica la «producción de lo hu
Los años veinte, ante todo en el área continental y alemana (pero mano».
no solo), ven renacer las teorías del organicismo social, que reacti Encontramos un precedente directo del paradigma tenocrático
van las tesis romántico-idealistas y positivistas, que se mantenían en anglosajón en el texto del inglés Morley Roberts, donde por prime
un nivel metafórico, de analogía entre el cuerpo del Estado y el ra vez se hace uso explícito del término: Biopolitics. An Essay on the
cuerpo del ser vivo. En aquellos años, sin embargo, la versión socio- Physiology, Pathology and Politics of Social and Somatic Organisms
biológica vulgarizada del evolucionismo y de la lucha por la vida (1938). La tarea biopolítica progresista tecnocrática es una tarea de
que favorece al más adaptado promueve un cuadro reduccionista, gobierno, de «economía de la ciudad». La ciencia biológica es con
naturalizado, que interpreta toda la geopolítica en clave de lucha de siderada capaz de ofrecer los instrumentos para el diagnóstico de los
Estados: formas de vida (Lebensformen) que rivalizan por el espacio desórdenes sociales, haciendo así posible la intervención quirúrgica
vital. Las teorías organicistas de lo político —desde el espacio vital, para la extirpación de las eventuales infecciones.
Lebensraum, de RudolfKjellen (1916), a la Staatsbiologie de Uexküll Mientras que la sociobiología darwiniana, al modo de Spencer,
(1920)— retoman la antigua metáfora del cuerpo del Estado hasta se movía desde la fisiología de lo humano, esta biopolítica —como a
encontrar el sustrato biológico racial que sustancia la institución menudo sucede en esta área anglosajona— se basa en lo patológico

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r

BIOPOLfT1CA ¿QUé ES LA BI0P0LÍTIcA?

de la sociedad para obtener, a partir de ello, una normalidad de otra encontramos frente a una nueva versión del conductismo americano,
forma inasible. Este movimiento desde lo patológico a lo normal del behaviourismo de los años cincuenta? A pesar de la afinidad de
nos remite a la tesis de Canguilhem, más adelante recuperada por fondo en cuanto ciencias del comportamiento «objetivo», la nueva
Foucault, sobre la imposibilidad de asumir como punto de partida etología y sociobiología se desvían del viejo esquema simplista estí
una definición de lo normal, que no es otra cosa que un equilibrio mulo-respuesta y de la preponderancia de los factores ambientales,
inestable del organismo. Moverse desde la patología, entendiéndola típico del behaviourismo, cuyo radical reduccionismo a modelos de
como desequilibrio inscrito en la normalidad del viviente, implica la física clásica no podía más que fallar.
que la intervención normalizante se dirige solo a restaurar el equili Se es consciente de que el objeto —los seres vivos— implica no
brio homeostático, actuando sobre los estímulos ambientales. La un orden sino una «organización» en la que interactúan condiciona
perspectiva es, por tanto, funcionalista. Se renuncia a la norma ideal mientos externos, mecanismos motivacionales y patterns filogenéti
para incidir en la patología y se localiza el objetivo de gobierno en el camente innatos (una infraestructura biológica), orientados en última
equilibrio de las variables que concurran en una situación dada. El instancia —tanto en la evolución biológica como en su «natural»
funcionalismo, con su programa de gobernabilidad más que de un continuación cultural— por el criterio de la fitness, de la adapta
proyecto normativo, es una modalidad típica del poder biopolítico ción, de la idoneidad para la supervivencia. Estamos a un paso de
cuya alma técnica se dirige hacia un mejoramiento «no político», los estudios de los años noventa sobre la gubernamentalidad (so
políticamente neutralizado. bre los que volveremos): estos últimos, los Governmentality Studies,
En los años setenta se consolida en Estados Unidos una impor que asumen consciente y críticamente la biopolítica foucaultiana,
tante vía de estudio sobre las bases biológicas del comportamiento defenderán, no menos que esta etología, en nombre de la etopolítica,
humano que pueden servir para su mejor control político, vía esta las opciones para el mejoramiento de la vida, para una redefinición
que desarrolla —en un congreso internacional de enero de 1975— que incluya estructuralmente la técnica, en nombre, por tanto, de
métodos y objetivos de una perspectiva explícitamente biopolítica una naturaleza no contrapuesta a lo artificial (Wilder, 2000).
sobre problemas políticos. Es importante la época en la que surge,
porque los años setenta son un período en el que se delinean com
portamientos políticos que escapan a las definiciones tradicionales Fitness y neodarwinismo
y a menudo exceden las previsiones y sanciones de los dispositivos
jurídicos modernos, irreductibles a la motivación de la elección ra Puesto que este concepto/criterio defitness es, ya desde el siglo xix,
cional, y no completamente condicionados por la cultura domi el perno de la relación entre biología evolucionista y ciencias prácti
nante. cas como la sociología, la economía, la psicología social y la antro
Se abre un espacio, entre racionalidad y condicionamiento cul pología cultural (saberes con efectos de poder políticamente signifi
tural, que es el espacio de la naturalización de lo humano, de la de cativos), y puesto que será ampliamente recuperado merced al eco
finición de instintos y pulsiones biológicas que etología, psicología suscitado por el programa de investigación sobre las bases evolutivas
del comportamiento o biología molecular se proponen iluminar. La del comportamiento humano que en los años setenta es propuesto
perspectiva ya no es analógico-simbólica o bio-organicista (son estu por los sociobiólogos, merece la pena detenerse en él brevemente.
dios polémicos hacia la sociobiología positivista) sino empírica, y Con diversas variaciones, estas ciencias sociales han asociado al
los dispositivos de condicionamiento son prevalentemente farma concepto fitness (o, mejor, al modelo complejo de inclusive fitness)
cológicos sobre el plano de la estricta inmanencia orgánica. ¿Nos las ideas de progreso, de organización social satisfactoria (aquella
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r
BIOPOLfTICA ¿QU ES LA BI0P0LÍTICA?

que Tarde, en sus Écrits depsychologie sociale, llama la relación armo vencia al Lebensraum, el espacio vital. Más bien confirma la produc
niosa), de adaptación forzada o voluntaria-interiorizada al contexto, tividad de la genética evolucionista neodarwiniana y de la neurobio
de equilibrio económico entre sistemas. Subordinada a la supervi logía para estudiar, explicar, prever e influir (a veces prescribir) el
vencia (del individuo o de la población, o de la forma de vida, por comportamiento político (Peterson, Somit, 2001, p. 77). De estas
ejemplo, en el capitalismo de Sombart, en 1978), lafitness deviene nuevas ciencias extrae la inclinación común a todos los primates
objetivo de la ingeniería social, pero también criterio-guía de la hacia algunas formas estructurales (por ejemplo, la inclinación a
tual bioeconomía. producir estructuras sociales jerarquizadas o comportamientos solida
Es interesante resaltar que este concepto implica la lectura fun rios infraespecies y comportamientos agresivos intraespecies: ibid. p. 79)
cionalista de comportamientos y órganos, por lo que introduce, y no duda en implantar, en el programa evolutivo de la especie
precisamente a través de la preeminencia del concepto de organiza humana, la desviación de las inclinaciones innatas causada por sis
ción sobre el de orden, una concepción sistémica más que evoluti temas de creencias.
vo-teleológica de la vida. Esta perspectiva debe tenerse en cuenta en Emerge, respecto a la antropología filosófica, una instancia téc
nuestro recorrido reconstructivo porque la apertura de este camino nico-política de previsión y condicionamiento del comportamien
de naturalización de lo humano resurge hoy abrumadoramente en to: los representantes o socios son caracterizados cada vez menos
la crisis de las filosofías normativas y testimonia la vitalidad de este como sujetos jurídicos y más como vivientes predecibles y discipli
enfoque. nados. Utilitarismo y neodarwinismo son los presupuestos teóricos
Podemos considerar la International Political Science Associa del criterio principal de la evolución: lafitness. En este sentido, tam
tion (IPsA), y su criatura, el Research Committee on Biology and bién podemos considerar afin a los estudios biopolíticos la exten
Politics, como un proyecto significativamente eficaz y exitoso para sión de las teorías neodarwinianas de Dawkins sobre el gen egoísta
hacer científica la teoría política, frente al irrealismo de las filosofías (1995), o de la neurobiología de Dennett.
políticas centradas en la justificación ética de las opciones de coope Dawkins ofrece a la economía y/o a la moral fundamentos biológi
ración welfarista, impotentes frente a problemas concretos de de cos para orientar el comportamiento, para «resolver» las anomalías pre
manda de gobierno, de competencia y eficiencia. sentes entre tesis individualistas de la teoría darwiniana, survival ofthe
El volumen Biology and Politics (1976) recoge estudios sobre las fiztest (el término, no por casualidad, es de origen comtiano, marcada
bases biológicas del comportamiento evaluadas como capacidades mente biológico y carente de connotaciones morales, epistémicamente
para producir un giro en el análisis y el control del comportamiento incierto) y comportamientos altruistas más ventajosos para alter que
político. Albert Somit, David Easton y John C. Wahlke, responsa para ego. Dawkins desciende de la unidad darwiniana del organismo a
bles de este proyecto, pero también de la ciencia política americana, la del gen, incluyendo también en el fenotipo los comportamientos
cuestionan la naturaleza y la conducta humana desde la perspectiva desde la perspectiva de la reproducción de la especie. El planteamiento
abierta por los nuevos progresos de la biología molecular, la neuro neodarwiniano, en tanto implica también, al igual que el concepto de
logía, la farmacología y la etología, con el objetivo declarado de re fitness, la adopción de modelos óptimos de maximización de la propia
escribir los caracteres distintivos del animal humano, destinados a ventaja que pueden pasar por la cooperación, parece orientar la convi
ser el criterio para evaluar procedimientos culturales y políticos. vencia según una lógica económica y, por tanto, hacer innecesarias a
Somit, quien edita con Peterson la obra, se distancia del biolo un nivel sociopolítico las medidas coercitivas del Leviatán. El modelo
gismo pseudodarwiniano que, en los años treinta, había extendido sociobiológico, a partir del mismo Dawkins, deviene cada vez mís
a la política las metáforas biológicas, desde la lucha por la supervi complejo, en tanto toma en consideración la coevolución de genes y

58 59
Y

BIOPOLÍTICA ¿QUá ES LA BIOPOLÍTICA?

cultura —las unidades replicadas de carácter cultural llamadas memes Entre tanto, en el ámbito de la genética, progresa la hipótesis de
(de mírnesis, imitación, para enfatizar la propiedad autorreiterativa que tipo neutralista segun la cual las mutaciones genéticas serían en su
las ideas elementales compartirían con los genes)— y valoriza el papel mayor parte intrascendentes para el mejoramiento adaptativo. Ste
crucial de las competencias biopsíquicas. phen Gould desliga el control del genotipo sobre el fenotipo de una
Por lo general, en estos estudios no se utiliza el término «biopo causación determinista para encuadrarlo en una potencialidad gené
lítica», pero la perspectiva es la de la naturalización de lo humano ticamente no predecible (1980).
manteniendo el papel que los indicadores fisiológicos y biológicos Inicia una revisión de la idea misma de programa genético, acusada
desempeñan en el comportamiento social, en su tratamiento, en la de ser una idea especulativa, una reactivación analógica de la ciberné
valoración y potenciamiento de las actitudes políticas. Esta área de tica y de un cierto teleologismo (Atlan, 1987) que anula la diferencia
estudios presenta matices muy diversos y manifiesta una significati entre los modelos cuantitativos adaptados a la cibernética y las va
va eficacia persuasiva en un cuadro de sentido común en el que la riables que se pueden recoger por medio de narraciones histórico-
tecnociencia ofrece una indiscutible veridicción y supone un imagi evolutivas y diseños interactivos adecuados a la genética y a las cien
nario colectivo comprometido con un incesante incremento de la cias evolucionistas, desde la etología a la paleontología y a la ecología.
vida y del bienestar. Se someten a revisión —en la teoría de los sistemas autopoiéticos,
esto es, dotados, como los organismos vivos, de propiedades morfoló
gicas de automantenimiento, autorregeneración y autorrepetición—
Dudas y revisiones del saber biológico las unidades atomísticas y los principios causales-lineales (gen-com
portamiento; meme-comportamiento) y son sustituidos por unidades
Si esta es la impronta imperante de la sociobiología anglosajona, sistémicas y principios cíclico-recursivos. Esta problematización se
tampoco hay dudas, desde su aparición, acerca de la arrogancia del beneficia de la contribución de epistemologías que reflexionan so
proyecto y sobre el reduccionismo más o menos encubiertamente bre la historicidad de la racionalidad científica moderna, epistemo
metafisico que proyecta, sobre todo en las versiones más marcadas logías que son conscientes de la dimensión político-social de las
por la adaptabilidad y el biodeterminismo. Detrás se encuentra la ciencias y de las técnicas.
sombra inquietante de la posible deriva selectiva y racista del darwi
nismo pretextado por las leyes sobre la esterilización que comparten
nazismo y políticas migratorias de Estados Unidos entre 1910 y 1930. Humanismo tecnocrático
El uso biopolítico de la genética es el fantasma siempre presente.
Los años setenta fueron años de conflictos biológicos muy vio Los estudios biopolíticos en el ámbito continental y específicamente
lentos que, por una parte, presentan en Estados Unidos una orien francés mantienen un tono más humanista que tecnocrático. De
tación social-darwinista que atribuye las desviaciones sociales a dife hecho, surgen con el objetivo de hacer frente, en nombre de una
rencias naturales-biológicas y somete a test de aptitudes y estimaciones definición más compleja y menos reduccionista de la naturaleza hu
del cociente intelectual (que, obviamente, confirman siempre las mana, a la deriva tecnocrática que parece ir de la mano del horno
expectativas) a ciudadanos socialmente desiguales y, por otra parte, faber. Tradicionalmente, por otra parte, la cultura francesa percibe
son testigos de un rechazo decidido de estas prácticas y de su funda con recelo a una ciencia que se abstrae de la dimensión sociopolítica:
mento naturalista, acusado de legitimar la presunta superioridad para Comte, pensar las etapas de la política significaba pensar las de
masculina y racial (Rose, Lewontin, Kamin, 1983). la ciencia. La epistemología de esta biopolítica realza la dimensión

6o 6i
BIOPOLÍTICA ¿QU ES LA BIOPOLíTICA?

espiritual respecto a la material, pero mantiene la normatividad ponder tanto al fracaso de la calidad de vida en el socialismo histó
transfiriéndola a un registro humanista. Por lo tanto, no es casual si rico, como a la deshumanización inducida por el capitalismo. Hacer
las instituciones culturales a las que da lugar no pueden diferenciar- buen uso del proyecto: la vida material es, explícitamente, el criterio
se verdaderamente, a pesar de las apariencias, de los proyectos bio de la acción política. ¿Quién se negaría a más salud, más vida, más
tecnocráticos. bienestar? ¿Tal vez a cualquier precio o con cualquier gobierno?
Ya en los años sesenta Aroon Starobinski escribió La biopolitique.
Essai d’interprétation de l’historie de l’humanité et des civilisations: las
leyes elementales del bíos, dominio de las «fuerzas ciegas y de la vo Política de la ciencia y epistemología
luntad de poder» (Starobinski, 1960, p. 9), autodestructivas, se ven
«contrastadas y dirigidas» por la justicia, la caridad y la verdad espi En modo crítico respecto a este entrelazamiento institucional entre
ritual. Sin duda una simplificación banal, pero que ilustra suficiente ciencias de la vida y políticas sociales, se mueve la reflexión de cientí
mente el clima humanista de los estudios biopolíticos franceses. Por ficos y epistemólogos que refutan la maldición lanzada por Heidegger
otra parte, un intelectual poliédrico, democrático y progresista como sobre la tecnociencia, pero aspiran también a evitar el reduccionis
Edgar Morin (1965, 2001), que se mueve con desenvoltura entre mo de cierto neodarwinismo anglosajón. Su objetivo es afirmar, en
tropología, paleontología, sociología y pedagogía, en los años sesen línea con la tradición comtiana, la dimensión política de la ciencia.
ta llama biopolítica a una política afirmativa de promoción de la La epistemóloga Isabelle Stengers (1998) reconoce el efecto perfor
vida, atenta a la complejidad del viviente; una política que se preo mativo de la verdad científica a nivel político e invita a los científicos
cupe de resolver los problemas del hambre, de la natalidad, de un a una autorreflexidad responsable sobre los nexos sociedad-ciencia: a
medio ambiente saludable, de la asistencia social; una política de las este propósito de naturaleza ética y política se da el nombre de cos
necesidades, esto es, que —en polémica con las decisiones indivi mopolitique.
dualistas del mercado insensible a la extendida demanda de más Sobre esta misma línea, Bruno Latour (1998) reivindica, contra
vida, de más bienestar— se ocupe de reconstruir la unión de la po una filosofia política académica que empobrece el concepto de vida,
lítica con la naturaleza humana para fines sociales. su complejidad, su ligamen ineludible con la política alentado por
Y es de hecho sobre este signo social terapéutico apoyado por cuestiones biotecnológicas: se hace necesaria una conciencia demo
saberes expertos que aumentan en los años sesenta las temáticas de crática, compartida con la ciencia misma, que permita alternativas
la vida —calidad, protección, promoción— en aquel gran disposi conscientes.
tivo biopolítico que es el Estado social (cfr. infa). Se trata de una Estas teorías, entonces, o bien replican en clave humanista el
recuperación del tema biológico, si bien prudente, dudosa, en cuan papel performativo de la ciencia de la vida, o bien asumen posicio
to está reciente el terrible resultado totalitario de la eugenesia nazi y nes críticas para evidenciar las implicaciones políticas de las teorías
del socialismo de Estado. En L’organisation au service de la vie (equi biológicas. Sin embargo, es más relevante para nuestro recorrido
valente institucional del citado IPSA y de los «Cahiers de la biopoli aquella epistemología y filosofía francesa, crítica o genealógica, que
tique»), las temáticas, rubricadas dentro de la categoría general de cuestiona radicalmente la polaridad entre los términos bIos y política.
biopolítica, son aquellas del biodesarrollo: la promoción y potencia- Nos centraremos más detenidamente en Canguilhem, que sub
miento de instituciones dirigidas a la edificación de un «humano» yace a la crítica biopolítica de Foucault. Su concepto de vida excede
mejor, teniendo en cuenta el ambiente natural y los datos onto el plano del reduccionismo materialista evolucionista: junto a la
biológicos (Birre, 1968, p. 4) que la ciencia proporciona para res- gran escuela biológica y fisiológica de Bernard y Bichat, y epistemo

62 63
BIOPOLíTICA

lógica (Canguilhem, pero también Koyr, Bachelard y Simondon),


se retorna el materialismo espiritualista de Schopenhauer, el anti
kantisrno y el espiritualismo positivista de Ravaisson y de Bergson que
hace saltar la distinción entre ciencias naturales y ciencias humanas y
la consiguiente división entre teoría y técnica, en la elaboración de un
concepto de vida irreductible al sujeto empírico-trascendental de la
filosofía moderna. Este recorrido es importante porque conduce, u. La perspectiva de Foucault
con Deleuze, a la elaboración de una filosofía neospinoziana y anti
cartesiana: un inmanentismo nuevo, un materialismo denso de im
plícita normatividad y potencia, elementos de referencia de las ac
tuales formas de biopolítica afirmativa.

UNA CUESTIÓN DE PODER

En nuestra reconstrucción, Foucault representa un punto crucial. Su


reflexión y el uso que hace del término biopolítica imprimen un cam
bio de perspectiva. No solo se trata de la dimensión crítica respecto de
la forma de gobierno de la vida lo que se atribuye a este nombre. Re
construyendo la genealogía (a propósito de Foucault, no es lineal el uso
del término «crítica», apropiado solo hasta un cierto punto y en los lí
mites de un pensamiento de la inmanencia) de forma más radical,
Foucault reinventa el término y lo problematiza, identificando una
modalidad de relación de poder que la autorrepresentación moderna
—jurídica y política— había eclipsado, modalidad en la que el objeto
«vida» no es una simple extensión o variación de la que se hace cargo
el poder, sino que condiciona y está condicionada por el saber destina
do a gobernarla. La vida misma —por tanto, la inmanencia, la factici
dad del vivir— es el criterio y el fin sobre el que se ejerce el poder. Ello
implica que la vida es objeto de un juicio político de valor tanto para
seleccionarla como para mejorarla. Con este giro conceptual, que abre
a la mirada analítica una dimensión opaca y persistente de las relacio
nes de poder, Foucault aporta a la reflexión filosófica, social y política
un instrumento conceptual que se revela particularmente esclarecedor
para interpretar las nuevas formas de vida y de poder.
64 65
BIOPOLÍTICA LA PERSPECTIVA DE FOUCAULT

Tras una breve, pero indispensable, introducción sobre el méto este juego no se encuentra bajo el discurso (no hay nada debajo,
do genealógico y sobre el nodo verdad-poder, en este capítulo y en como había, sin embargo, en la crítica de la ideología: estructura-
el siguiente reconstruiremos la aparición de la categoría de biopolí superestructura), sino en su interior.
tica en las obras foucaultianas, identificando una oscilación entre el En esta versión del estructuralismo, el discurso posee materiali
pliegue racista y tanatológico y el momento gubernamental econó dad, positividad: es posible un análisis concreto de las formaciones
mico. Dentro de este último, entre los dispositivos de seguridad y práctico-discursivas <(dentro» de las cuales se hallan sistemas de ver
control del biopoder y una biopolítica como potencial afirmativi dad en competencia o colusión; dentro de estos últimos, el poder
dad de la relación vida-poder, señalaremos oscilaciones que marca funciona regulando, normalizando, vigilando, pero también reali
ron el análisis de la biopolítica postfoucaultiana. zando diferencias y resistencias.
Los dos cursos en el Collge de France de 1977-1978 y 1978-1979, El discurso —material, positivo— se articula en dispositivos,
explícitamente dedicados a la biopolítica, suponen la aportación término que mantiene hoy, en una época biopolítica, una especial
más original y fecunda del discurso foucaultiano sobre la biopolíti difusión y eficacia semántica: «un conjunto decididamente hetero
ca: el modus de la gubernamentalidad, la forma económica y estra géneo, que comprende discursos, instituciones, instalaciones arqui
tégica de gestión del viviente. A partir de esta forma de poder guber tectónicas, decisiones reglamentarias, leyes, medidas administrati
namental, Foucault reconstruye la genealogía a través del pastorado, vas, enunciados científicos, proposiciones filosóficas, morales,
la Razón de Estado y la Polizei hasta su radical transformación en el filantrópicas; en resumen: los elementos del dispositivo pertenecen
neoliberalismo económico tardocapitalista. Todo el recorrido está tanto a lo dicho como a lo no dicho» (Foucault, 1994, p. 25; trad.
marcado por un replanteamiento radical del poder sobre el signo de esp. 127). La positividad de los dispositivos, el hecho de que «dis
la productividad, inherente a su marca vitalista, y del parentesco, pongan» cosas, discursos, personas, hace visible la distribución no
respecto a la tradicional concepción represiva y vertical. Paralela neutral de las cosas y de los cuerpos (quadrillage) en el espacio, or
mente, se replantea el concepto de norma, releído, en contraste con ganizando (la dimensión organizativa de la norma asume una inédi
la tradición político-jurídica moderna, en la especificidad de las ta importancia) roles y jerarquías de personas y funciones.
ciencias de la vida. El corte positivo del dispositivo subraya la concreción, la mate
rialidad de las técnicas y del objetivo, el cuerpo, donde se aplican:
«el cuerpo está también directamente inmerso en un campo políti
MÉTODO co; las relaciones de poder operan sobre él una presa inmediata; lo
cercan, lo marcan, lo doman, lo someten a suplicio, lo fuerzan a
Genealogía: discurso, dispositivo unos trabajos, lo obligan a unas ceremonias, exigen de él unos sig
nos» (sp, p. 29; trad. esp. 32).
Se hace necesaria una premisa sobre el estatuto metodológico de las Desde un punto de vista metodológico, el análisis foucaultiano
categorías foucaultianas. El método adoptado es la genealogía: las ver es inseparable de una atención convulsiva a algunos detalles —la
dades son indagadas en la persistencia y discontinuidad de las prác genealogía opera sobre detalles «de superficie»—: solo los detalles,
ticas históricas y en sus efectos. Foucault identifica cada vez el eje su acumulación y su discrasia, sus diferencias, evidencian la relación
histórico y contingente en cuyo ámbito un discurso evidencia sabe- significativa, más allá de las fórmulas generales o de filosofía de la
res y prácticas que tienen pretensión de verdad y efectos de poder, historia sobre el sentido último de la época. Este es un punto muy
de ahí el juego complejo y múltiple de una cierta voluntad de saber: importante: las fórmulas generales (del tipo: en la Modernidad el
66 67
w

BIOPOLíTICA LA PERSPECTWA DE FOUCAULT

poder se hace biopolítica) están vacías. Concretas son la presencia, ca de indagación, de ascendencia nietzscheana (sin la indagación
la diseminación, la complejidad, la contingencia, las dinámicas de nietzscheana del moralista) que apunta a descifrar el modo en el
inversión de las prácticas sociales. Y esta diseminación es perceptible que verdad-objetividad científica y subjetividad se coimplican en
soio en el corte empírico e inmanentista-materialista del análisis el espacio social. El primer efecto de este cambio de perspectiva es
mismo. Foucault habla de déchffiemeni no significa tanto desmis la caída de la ilusoria independencia del saber con respecto al poder.
tificación, descubrimiento —en clave ilustrada, pero también mo «Hay que admitir E...] que poder y saber se implican directamente el
ralista—, cuanto que las prácticas sociales se pueden interpretar de uno al otro; que no existe relación de poder sin constitución corre
forma radicalmente diversa a como son interpretadas por sus mis lativa de un campo de saber, ni saber que no suponga y no constitu
mos actores. ya al mismo tiempo unas relaciones de poder [...] sino que hay que
considerar, por el contrario, que el sujeto que conoce, los objetos
que conocer y las modalidades de conocimiento son otros tantos
Genealogía: verdad y poder efectos de esas implicaciones» (sp, p. 31; trad. esp. 34).
El análisis, por ejemplo, de la práctica de la confesión que el
El interrogatorio genealógico examina el uso del dispositivo: esto pastorado cristiano había introducido muestra cómo la verdad es
significa capturarlo en su poder de afirmación, en su eficacia. Efi un componente fundamental del poder moderno, componente que
cacia diversa de la efectividad de la ley que ordena heterónoma- con la creciente socialización de la política, no puede más que acre
mente los comportamientos. Afirmatividad y eficacia significan centar su importancia. No está clara la distinción entre consenso
que el discurso —sobre todo el discurso verídico, con pretensión y fuerza, no solo porque por medio de la verdad se constituyan
de verdad— posee un poder generativo. No actúa negando, sino sujetos «formados» por esta, sino porque la eventual resistencia
afirmando, produciendo, constituyendo los campos de objetos so está coimplicada con el poder al que se contrapone y lo refuerza.
bre los que se disponen afirmaciones verdaderas y falsas. Constitu La inmanencia de poder y resistencia en el interior de los dispo
ye universos morales y veraces que informan (dan forma) a las sub sitivos estructura relaciones desiguales en nombre de la verdad obje
jetivaciones, a cómo los sujetos se ven, se valoran, desean devenir. tiva, pero no unitarias: es «una serie de segmentos discontinuos cuya
«La verdad no está fuera del poder, ni carece de poder [...] La ver función táctica no es uniforme ni estable. Más precisamente, no hay
dad es de este mundo [...] Cada sociedad posee su régimen de verdad, que imaginar un universo del discurso dividido entre el discurso
su “política general de la verdad” [...] Existe un combate “por la aceptado y el discurso excluido o entre el discurso dominante y el
verdad”, o al menos “en torno a la verdad” —una vez más entién dominado, sino como una multiplicidad de elementos discursivos
dase bien que por verdad no quiero decir “el conjunto de cosas que pueden actuar en estrategias diferentes» (vs, p. 89; trad. esp.
verdaderas que hay que descubrir o hacer aceptar”, sino “el conjun io6). El nexo saber-poder introduce el carácter «persuasivo», no re
to de reglas según las cuales se discrimina lo verdadero de lo falso y presivo, de la influencia del poder. Mas esto no significa que el po
se ligan a lo verdadero efectos políticos de poder”» (MdP, pp. 25-z7; der sea solo palabras y saberes. La relación saber-poder se juega so
trad. esp. 389-390). bre los cuerpos, sobre el cuerpo del cual el poder es depositario y
A la tradicional y moderna antítesis entre verdad (crítica) y po sobre el cuerpo que está modelado por el poder. Esta es la biopoliti
der —bisagra del liberalismo moderno—, Foucault contrapone la cidad del poder moderno.
recíproca implicación de la verdad y del poder. La verdad con efectos
de poder es afirmativa, positiva, productiva: la genealogía es la prácti
68 69
BIOPOLÍTICA LA PERSPECTIVA DE FOUCAULT

Vida delpoder. producir sujetos ciudadano frente a Estado, hijo frente a padre, discípulo frente a
maestro. Esta concepción jurídico/penalista del poder omite su efi
El nodo que une la verdad al poder revoluciona el papel subsidiario cacia productiva, su complejidad estratégica. No comprende la po
y legitimante, o crítico y deslegitimante, que tradicionalmente y en sitividad intrínseca de sus mecanismos, generadores de acción y, por
la percepción común posee el primer término sobre el segundo. tanto, de poder. No toma «los nuevos procedimientos de poder que
El replanteamiento del concepto de poder, estrechamente conec funcionan no ya por el derecho sino por la técnica, no por la ley sino
tado con el análisis biopolítico (no por casualidad viene formulado por la normalización, no por el castigo sino por el control, y que se
con relativa sistematicidad en las páginas de Voluntad de saber, don ejercen en niveles y formas que rebasan el Estado y sus aparatos» (vs,
de se define también la biopolítica), no se detiene en el umbral de p. 80; trad. eSp. 93-94; BDS p. 37; trad. esp. 41). Procedimientos
una visión «realista» que ponga al descubierto pasiones concretas, adecuados para un biopoder que quiere proteger e incrementar la
vitales, por debajo de las argumentaciones racionales. Más bien se vida de los gobernados. Entonces? Primero es necesario examinar
dirige a capturar una productividad intrínseca de «vida»: la capaci no tanto las instituciones que someten como ((la multiplicidad de
dad de los discursos de verdad de producir vidas concretas, subjeti las relaciones de fuerza inmanentes y propias del campo en el que se
vaciones. ejercen y que son constitutivas de su organización; el juego que por
No es casual que una filósofa postfoucaultiana como Judith Butler medio de luchas y enfrentamientos incesantes las transforma, las
—atenta a la dimensión corpórea, física, de las vidas «vulnerables» refuerza, las invierte» (vs, p. 80; trad. esp. 97). Es una gran trama de
implicadas en relaciones biopolíticas de sujeción y comprometida poderes que se pliegan, se convierten, se alían o se aíslan: una diná
en esfuerzos de transcripción identitaria analice la dinámica de la

mica viva, transversal, que no puede ingresarse en el formalismo y
vida psíquica del poder trabajando sobre el circuito de sujeción cuya lógica no es deductiva-sistemática, sino inmanente, precisa
subjetivación que revela (Butler, 2005). De hecho, Foucault se inte mente viva: una red microfísica donde las periferias no cuentan me
resa por el poder como dynamis, por las potencias dinámicas (habla nos que el centro, donde las relaciones de fuerza son desigualmente
a menudo de fuerzas) que se ejercen —y solo en el ejercicio se ma concretas, situaciones de poder, localizadas e inestables, de disime
nifiestan— en el momento mismo en que se enfrentan y enlazan, tría. Este rasgo generativo, dinámico del poder: poder de vida y so
colaboran y divergen respecto de otros poderes o fuerzas que las bre la vida.
invisten. Estas relaciones ambientales y contextuales ejercen un po
der de modificación, de «forma», son ejercicios de una fuerza (obvia
mente no solo física) que diferencia, hace diferencia sobre el poder, LAS PRIMERAS HUELLAS DEL DISCURSO BIOPOLíTICO
sobre la fuerza que es investida y que se somete.
He aquí la crisis del modelo moderno centrado en la soberanía, Clínica y sexualidad
sobre el sujeto y su representación, construida en el interior del logos
«jurídico-discursivo» del derecho y de la filosofía, obsesionado por El término «biopolítica» deviene objeto explícito de la investigación
el monismo y la verticalidad, y, por tanto, capaz de pensar el poder foucaultiana en los cursos en el Collége de France 1977-78 y 1978-79.
solo en términos de ley, orden y obediencia, en un código binario, Pero el tema de una forma de poder ligada al viviente, condicionada
lícito-ilícito, permitido-prohibido: el discurso del no. por y condicionante de su especificidad, emerge en los estudios so
Cuando se describe el poder de forma jurídica, el orden está bre la clínica y la psiquiatría. Como hemos visto en la breve historia
siempre ya definido y el sujeto está sujeto: súbdito frente a soberano, de la biopolítica del capítulo i, estas formas de diagnóstico y cuidado
70 7’
BIOPOLÍTICA LA PERSPECTWA DE FOUCAULT

que se practican en una dimensión institucional yson dependientes soberano fue el derecho de vida y muerte» (vs, p. 119; trad. esp. 143)
de un saber médico que actúa a través de la clasificación y la objeti derivado de la antigua patria potestas romana de disponer sobre los
vación del enfermo, físico y psíquico, son las manifestaciones más hijos: se trataba del derecho soberano de «exponer» la vida de los súb
precoces del poder de gestión de los vivientes. ditos, «derecho de hacer morir y dejar vivir» (vs, p. 120; trad. esp.
Es en este ámbito donde surge —entre cuidado, erogación, ges 144). El poder soberano se ejercía como «instancia de deducción,
tión heterónoma, clasificación selectiva— la base normativa/nor mecanismo de sustracción, derecho de apropiarse de una parte de las
malizante de la relación de poder. En este campo, literalmente «in riquezas, extorsión de productos, de bienes, de servicios, de trabajo
ventado» por los saberes médicos, es donde Foucault comienza a y de sangre...». La transformación de este poder en la Modernidad
sondear tanto la potencia productiva, positivizante, del poder sobre es profunda. Al poder de deducción se acercan, deviniendo pre
la vida como aquella enigmática ambivalencia entre norma interna ponderantes, «funciones de incitación, de reforzamiento, de con
natural y normalización que está en el corazón de la biopolítica. trol, de vigilancia, de aumento y organización de las fuerzas que
Medicina, clínica, psiquiatría desarrollan una función de organiza somete: un poder destinado a producir fuerzas, a hacerlas crecer y
ción social decisiva no solo proporcionando técnicas de control de la ordenarlas más que a obstaculizarlas, doblegarlas o destruirlas [...]
población frente a emergencias epidemiológicas o plagas sociales poder que administra la vida» (vs, p. 120; trad. esp. 144-145).
como el alcoholismo, sino también suministrando instrumentos de Se explicita la función «biopolítica» de un saber —el saber sobre
clasificación no individualizantes tales como estadísticas de grupos y la sexualidad— que en las instituciones religiosas, en las formas pe
poblaciones —término crucial al mismo tiempo biológico y socioló dagógicas, en las prácticas médicas y en las estructuras familiares
gico— en riesgo, para marginar o para corregir de modo funcional produce efectos de subjetivación tanto en los individuos —induci
la salud pública. dos a descubrir en sí mismos la fuerza secreta de la sexualidad—
La naturaleza indiscutible —técnica, competente y autoritaria— como en las poblaciones, donde el sexo y su gestión en la reproduc
de los saberes médicos sobre la vida permite a estos discursos «verí ción hacen de enlace entre individuo, especie y macropolítica
dicos» inculcar las conductas cotidianas, modificar los hábitos de demográfica. «Concretamente, ese poder sobre la vida se desarrolló
riesgo, haciendo aceptable la intrusión en ambientes —para el dis desde el siglo xvii en dos formas principales; no son antitéticas; más
curso liberal— privados, como el cuerpo, las costumbres sexuales, la bien constituyen dos polos de desarrollo enlazados por todo un haz
vida reproductiva. Estas prácticas ciertamente terapéuticas son intermedio de relaciones. Uno de los polos, al parecer el primero en
ejemplificantes de un área de poder que no dice no, sino sí a la vida. formarse, fue centrado en el cuerpo como máquina: su adiestramiento,
Encontramos así, el ámbito de las microfísicas de poder, el nodo el aumento de sus aptitudes, la extorsión de sus fuerzas, el crecimiento
de la sexualidad —dispositivo artificial mediante el cual, en la his paralelo de su utilidad y su docilidad, su integración en sistemas de
toria de Occidente, los cuerpos se hacen prisioneros del alma (al control eficaces y económicos, todo ello quedó asegurado por pro
revés de la autorrepresentación corriente)— que hace perceptible la cedimientos de poder característicos de las disciplinas: anatomopo
dimensión política, difusa, social, más allá de las instituciones polí lítica del cuerpo humano. El segundo, formado algo más tarde, ha
ticas propiamente dichas, del viviente como espacio de poder sufri cia mediados del siglo xviii, se centró en el cuerpo-especie, en el
do y ejercitado. cuerpo transido por la mecánica de lo viviente y que sirve de sopor
En el último capítulo de la Voluntad de saber, titulado Derecho de te a los procesos biológicos: la proliferación, los nacimientos y la
muerteypoder sobre la vida, se define el nuevo paradigma: «Duran mortalidad, el nivel de salud, la duración de la vida y la longevidad,
te mucho tiempo, uno de los privilegios característicos del poder con todas las condiciones que pueden hacerlos variar; todos esos
72 73
BIOPOLÍTICA LA PERSPECTIVA DE FOUCAULT

problemas los toma a su cargo una serie de intervenciones y de con ser, este derecho tan incomprensible para el sistema jurídico clásico,
troles reguladores: una biopolítica de la población» (vs, p. 123; trad. fue la réplica política a todos los nuevos procedimientos de poder»
esp. 147-148). La sexualidad —dispositivo construido para gobernar (VS, pp. 128-129; trad. esp. 154). Emerge, de repente, la ambivalencia
las fuerzas del viviente»— es el punto de unión entre ci individuo y constitutiva de la biopolítica atribuible tanto a los mecanismos de
la especie, entre el cuerpo con su anatomía y la población con sus normalización de las conductas, como a las «resistencias» o a las
procesos biológicos de especie. «contraconductas», pero también a la aún más radical ambivalencia
El poder, que se apropia de las fuerzas (o poderes, o potenciali que, en la biopolítica, une la vida a la muerte.
dades) de la vida, hace así «ingreso en la historia» (vs, p. 125; trad.
esp. io). Esto no significa que las necesidades biológicas, tales como
el hambre, las epidemias, no hicieran presión desde siempre sobre El poder de vida y la vida misma
las vicisitudes humanas. El sentido es distinto: solo cuando cede esta
presión y entre la vida y su incremento se abre la tenaza, puede pro El poder no trasciende respecto a los contextos y a las prácticas por
yectarse a través de saberes y disciplinas el aumento, la valorización desplegar, mas emerge como dinámica inestable de condiciona
y el mejoramiento de la población, y la biopolítica triunfa. Es, por mientos y de subjetivaciones, en los puntos de convergencia de los
tanto, estructural el nexo de este biopoder con el desarrollo del ca dispositivos materiales con sus enunciados veraces. Los discursos
pitalismo (vs, p. 124; trad. esp. 149), el sistema económico que sobre la vida (tanto las disciplinas científicas como la biología, la
emerge desde la superación de la línea de la pura supervivencia y se biología molecular, la genética, hoy la genómica, como los saberes
orienta al crecimiento indefinido, al incremento incesante de rique técnicos de gobierno relativos a la vida, como la ciencia de la admi
za y de bienestar. nistración, la estadística, el derecho penal, todas las sociologías, la
Al mismo tiempo, el hecho de vivir no «es un basamento inacce medicina y la psiquiatría, y en definitiva sus cimas metafísicas
sible que sólo emerge de tiempo en tiempo, en el azar de la muerte como el evolucionismo, el funcionalismo) no son en sí mismos ni
y su fatalidad; pasa en parte al campo de control del saber y de in verdaderos ni falsos. Son funcionales con respecto a las fuerzas de
tervención del poder» (vs, p. 126; trad. esp. iii). Como había subra las que se apropian para luchar, para metabolizar, para justificar.
yado Hannah Arendt en su reconstrucción de la moderna «condi Son los efectos de estos discursos los que cuentan, que son positi
ción humana» en Vida activa, las luchas políticas del siglo xix se vos y «visibles» y dan forma a los objetos clasificándolos (enferme
anudan en torno a la cuestión social sobre el signo de la vida: «lo que dades, desviaciones, riesgos), a los sujetos (poblaciones, enfermos,
se reivindica y sirve de objetivo es la vida, entendida como necesida usuarios, delincuentes, consumidores, pero también funcionarios,
des fundamentales, esencia concreta del hombre» (vs, p. 127; trad. médicos, juristas, ingenieros, ejecutivos) y a las estructuras. «Los
esp. 153-154): la referencia no puede ser más que la concrete Gattung discursos, al igual que los silencios, no están de una vez por todas
de Marx. sometidos al poder o levantados contra él. Hay que admitir un jue
Se trastorna el formalismo jurídico: «La vida, pues, mucho más go complejo e inestable donde el discurso puede, a la vez, ser instru
que el derecho, se volvió entonces la apuesta de las luchas políticas, mento y efecto del poder, pero también obstáculo, tope, punto de
incluso si éstas se formularon a través de afirmaciones de derecho. El resistencia y de partida para una estrategia opuesta. El discurso
derecho a la vida, al cuerpo, a la salud, a la felicidad, a la satisfacción transporta y produce poder; lo refuerza pero también lo mina, lo
de las necesidades; el derecho, más allá de todas las opresiones o expone, lo torna frágil y permite detenerlo. Del mismo modo, el si
“alienaciones”, a encontrar lo que uno es y todo lo que uno puede lencio y el secreto abrigan el poder, anclan sus prohibiciones; pero

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BIOPOLÍTICA LA PERSPECTIVA DE FOUCAULT

también aflojan sus apresamientos y negocian tolerancias más o «en torno a grupos de coherencia perfectamente distintos unos de
menos oscuras» (vs, p. 90; trad. esp. 106-107). otros y que son como otros tantos planos diferentes para mantener
La «situación estratégica compleja» (vs, pp. 82-83; trad. esp. 98) la vida» (pc, p. 295; trad. esp. 267). «La vida [en definitiva, no es
que llamamos poder, es «omnipresente», no porque unifique la exis representable,] se retira en el enigma de una fuerza inaccesible en su
tencia bajo un control totalizante, sino porque este poder «se produ esencia, sólo apresable en los esfuerzos que hace por aquí y por allá
ce en cada instante, en cada punto», «los individuos no sólo circu a fin de manifestarse y mantenerse» (pc, p. 29 5-296; trad. esp. 267).
lan, sino que están siempre en situación de sufrirlo y también de Por tanto, en Foucault la vida se sustrae a la representación, no
ejercerlo. Nunca son el blanco inerte o consistente del poder, siem llega ni siquiera a un estatuto ontológico. Es un efecto que emerge
pre son sus relevos. [...] transita por los individuos [...] [No se trata cuando la ciencia debe objetivarla para describirla. Potencia que se
de concebir el poder como algo] que somete a los individuos o los percibe en sus efectos, exactamente, en una bipolaridad estructural:
quiebra. En realidad, uno de los efectos primeros del poder es pre (<que donde hay poder hay resistencia, y no obstante (precisamente
cisamente hacer que un cuerpo, unos gestos, unos discursos, unos por esto), ésta nunca está en posición de exterioridad respecto del
deseos, se identifiquen y constituyan como individuos. Vale decir poder. ¿Hay que decir que se está necesariamente “en” el poder, que
que el individuo no es quien está enfrente del poder; es, creo, uno no es posible “escapar” de él, que no hay, en relación con él, exterior
de sus efectos primeros. El individuo es un efecto del poder y, al absoluto, puesto que se estaría inevitablemente sometido a la ley
mismo tiempo, en la medida misma en que lo es, es su relevo» (BDS [...] Esto sería desconocer el carácter estrictamente relacional de las
p. 33; trad. esp. 34). Una relación, por tanto, disimétrica, que no se relaciones de poder. No pueden existir más que en función de una
instala en la invariancia de un sistema cerrado sino que es inestable, multiplicidad de puntos de resistencia: éstos desempeñan, en las
irradiante, crescit in eundo, crece caminando, se modifica y aumenta relaciones de poder, el papel de adversario, de blanco, de apoyo, de
tanto en quien lo ejerce como en quien lo sufre y lo transmite dife saliente en el que sujetarse» (Vs, p. 84-85; trad. esp. ioo-ioi). Esta
renciando, ampliando la red de las conexiones atravesadas por fuer observación (expresada en un contexto de investigación sobre el dis
zas. Y aquí fuerza no es tanto un espacio físico —también si los positivo biopolítico de la sexualidad) resulta indispensable para en
cuerpos entran potentemente en el discurso—, cuanto diferenciali tender la ambivalencia biopolítica del poder de la vida y del poder
dad, exceso. sobre la vida, que exige replantear la idea de norma. La vida, su in
Desde un punto de vista filosófico, su rasgo más significativo es manencia, reclama un análisis que descubra las energías, el poder en
la inmanencia: se trata propiamente de la fuerza inmanente de la el interior del dominado y muestre cómo estas energías pueden ser
vida, su potencia ontológica, su normatividad que el saber sobre la vida plegadas, orientadas, pero también muestre cómo el poder del do
—la biología— introduce en el cuadro epistémico iluminando una minado no es extraño a la fuerza de verdad positiva, dispositiva, que
nueva condición humana, el hecho de ser viviente. En las páginas lo orienta.
dedicadas a la biología en Las palabras y las cosas, la Vida es definida
como un «semitrascendental». La cultura europea —dice Foucault—
se inventa a partir «de las grandes fuerzas ocultas» (nc, p. 272; trad. Estatizacio’n de lo biológico y racismo
esp. 246): «la Vida, como forma fundamental del saber, ha hecho
aparecer nuevos objetos [...] y nuevos métodos» (pc, p. 273; trad. esp. En el siglo xix, la identidad del grupo se define por medio del saber
246); «la vida en lo que tiene de no perceptible, de puramente funcio biológico y es la vida del cuerpo social la que detenta poder y dere
nal» (pc, p. 290; trad. esp. 262), reagrupa a los vivientes, «por vivir», chos. El genos se biologiza, y en la vida de la raza se define «quién
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BIOPOLÍTICA LA PERSPECTWA DE FOUCAULT

debe vivir y quién debe morir». La nación —protagonista de los diferencian: las primeras son individualizantes, las segundas masifi
grandes acontecimientos revolucionarios de 1789 y de aquella ambi cantes, sin solución de continuidad. Natalidad, mortalidad, longe
gua mezcla de vida y forma que es la Declaración de derechos del vidad —a través de la demografía y la estadística— devienen piezas
hombre y del ciudadano, que sobrepone la especie biológica a la iden de una política centrada en el incremento de la población, índice de
tificación política y jurídica— asume enel siglo xx un decisivo con la potencia política del Estado in primis, pero también de una polí
torno naturalizado que testimonia la plena asunción de la vida bio tica de protección de la población misma, protegida para que pro
lógica directamente como factor político. duzca más. Las nuevas tecnologías del biopoder maximizan y ex
Es lo que se afirmó ya de manera incisiva en la Voluntad de saber traen las fuerzas vitales. El nuevo cuerpo al que la biopolítica se
«Durante milenios, el hombre siguió siendo lo que era para Aristóte refiere es la población, sobre la cual es posible ejercer estimaciones
les: un animal viviente y además capaz de una existencia política; el estadísticas, medidas globales, «mecanismos reguladores» (BDS, p. 212
hombre moderno es un animal en cuya política está puesta en entre e mfra; trad. esp. 211), los cuales —en el marco de la verdad del nue
dicho su vida de ser viviente» (vs, p. 127; trad. esp. 152). El nodo vo saber biológico— resitúan los cuerpos en la generalidad de la
teórico está aquí. Y aquí está la dimensión epocal de este giro en el especie y específicamente en aquel grupo de vivientes que los biólo
paradigma del poder: Foucault hace explícita la transformación del gos llaman población dada su exposición a un único ambiente, res
criterio que define, normativamente, la politicidad del ser humano. La pecto al cual no cuentan los extremos y las excepciones, sino la me
política deviene la lucha por la definición de la naturaleza —biológica, dia, lo «normal».
viviente— del ser humano, que asume una fhnción normativa, selecti Si la finalidad es «realzar la vida, prolongar su duración, multi
va para incluir y excluir aquello que es más o menos digno de vida. plicar sus oportunidades, apartar de ella los accidentes o bien
Esto puede advenir solo después de que el saber sobre la vida, la pensar sus déficits, en esas condiciones, ¿cómo es posible que un
biología, haya reconducido la vida a «su más secreta esencia», «al poder político mate, reclame la muerte, la demande, haga matar, dé
animal: la vida borra el espacio del orden y vuelve a ser salvaje. Se la orden de hacerlo, exponga a la muerte no sólo a sus enemigos sino
revela como mortífera en el movimiento mismo que la consagra a la aun a sus propios ciudadanos?» (BDS, p. 220; trad. esp. 218). El racis
muerte. Mata porque vive» (pc, pp. 300-301; trad. esp. 272). Esta mo es el nexo que modifica los dispositivos biopolíticos de seguri
apuesta por una definición de lo humano centrada en lo biológico dad y de incremento en la cesura que excluye: «si quieres vivir es
presenta un resultado tanatológico en el nazismo: «se mata legítima preciso que el otro muera». Foucault identifica la lógica única que
mente a quienes significan para los demás una especie de peligro subyace en la técnica de potenciamiento de la vida como el racismo
biológico» (vs, p. 122; trad. esp. 146). genocida: «el racismo permitirá establecer, entre mi vida y la muerte
En las páginas dedicadas al nacimiento del biopoder, en el curso del otro, una relación que no es militar y guerrera de enfrentamien
de 1976, Hay que defrnder la sociedad (BDS, p. 206; trad. esp. 205), to sino de tipo biológico» (BDS, p. 221; trad. esp. 219): «La muerte
Foucault recorre la historia del siglo xix desde la óptica de la «esta del otro, la muerte de la mala raza, de la raza inferior (o del degene
tización de lo biológico» que radicaliza la transformación del dere rado o el anormal), es lo que va a hacer que la vida en general sea
cho y la política soberana —hacer morir y dejar vivir— en el «poder más sana; más sana y más pura)> (ibid); «la muerte, el imperativo de
de hacer vivir y dejar morir» (BDS, p. 207; trad. esp. 206), del cual muerte, sólo es admisible en el sistema de biopoder si no tiende a la
había hablado en el curso sobre la sexualidad. victoria sobre los adversarios políticos sino a la eliminación del peli
El paradigma soberano no desaparece. Las técnicas disciplinarias gro biológico y al fortalecimiento, directamente ligado a esa elimi
(sobre el cuerpo individual) y biopolíticas (sobre la población) se nación, de la especie misma o la raza» (ibid.).

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BIOP0LÍTICA

El dispositivo racista se entiende entonces como dar muerte inme


diata, efectiva, exposición a la muerte: la regulación de emergencia y
de excepción multiplica el riesgo mortal para determinados grupos de
población, o impone la muerte política por medio de la exclusión, el
rechazo. La biopolítica recurre al racismo para hacer morir o repeler
en la muerte. Los saberes biológicos, especialmente el darwinismo (la
vulgata de nociones como jerarquía de las especies en la evolución, iii. Genealogía del gobierno biopolftico
lucha por la vida, selección de los más aptos), acreditan científicamen
te la transcripción del discurso político en términos biológicos. de las vidas
La toma en consideración de la vida por parte del poder parece
arrastrada por el cerco tanatopolítico: por el acto de discriminación
biológica y racial basado en un saber acerca de la naturaleza —animal,
naturalizada— del ser humano mismo. Es preciso notar que, aunque
Foucault subraya con fuerza la anatomía del cuadro verídico de la
biología, nos encontramos frente a un cálculo paradójicamente eco GOBERNAR
nómico: «la muerte de los otros significa el fortalecimiento biológico
de uno mismo» (BDS p. 223; trad. esp. 221) fundado sobre una lógica En los cursos dedicados explícitamente a la biopolítica en los
estratégica de optimización de costes y beneficios. Por lo tanto, podría años 1977-78 y 1978-79, Foucault se enfrenta al nodo de una ra
ser la economía la lógica de la biopolítica candidata a hacer de trait cionalidad política occidental implicada en el gobierno del vivien
d’union entre el aspecto tanatológico y aquel protector de sus técnicas te y que desde el viviente debe dibujar su especificidad. Recons
de poder. «En la sociedad nazi tenemos, por lo tanto, algo que, de to truye la genealogía de aquellas prácticas: aquella mezcla de
das maneras, es extraordinario: es una sociedad que generalizó de ma incremento, potenciación de la productividad de los individuos y
nera absoluta el biopoder, pero que, al mismo tiempo, generalizó el de las poblaciones, y de garantía de la seguridad, normalización de
derecho soberano de matar. Los dos mecanismos, el clásico y arcaico los excedentes, gestión del riesgo que aquello mismo potencial
que daba al Estado derecho de vida y muerte sobre sus ciudadanos, y mente genera.
el nuevo mecanismo organizado alrededor de la disciplina y la regula
ción, en síntesis, el nuevo mecanismo de biopoder, coincidieron exac
tamente. De modo que podemos decir lo siguiente: el Estado nazi Biopolítica como gobierno
hizo absolutamente coextensos el campo de una vida que ordenaba,
protegía, garantizaba, cultivaba biológicamente y, al mismo tiempo, el Hemos subrayado que en la misma tanatopolítica racista nos halla
derecho soberano de matar a cualquiera» (BDS p. 225; trad. esp. 223). mos frente a un cálculo paradójicamente económico —«la muerte
Foucault parece yuxtaponer bajo el signo de la paradoja los dos de los otros significa el fortalecimiento biológico de uno mismo»
regímenes de vida y muerte, pero en realidad la eugenesia racial para (BDS p. 223; trad. esp. 221)— centrado sobre una estrategia de opti
la protección de la raza aria, y su potenciamiento en el espacio «vi mización de costes-beneficios. Por tanto, podría ser la lógica econó
tal», contiene en su lógica económica la solapa homicida, funcional mica/estratégica la que anude los aspectos tanatopolítico y protector
a la misma raza. de la biopolítica.

8o 8i
BIOPOLÍTICA GENEALOGÍA DEL GOBIERNO POLÍTICO DE LAS VIDAS

Es cierto que, teniendo el objetivo de trazar la genealogía del estático, rígido, de dominio, porque expresa la temporalidad de la
<(poder sobre la vida», Foucault orienta el curso de 1978, Seguridad, influencia, la reversibilidad, una cierta potencia e independencia
territorio y población, hacia un horizonte más amplio que, desde su del otro polo —el gobernado— que, en la relación de poder, es
punto de vista, implica la biopolítica: una historia de la guberna objeto de cuidado, de tutela por su bien y que viene reconocido
mentalidad. En el curso sucesivo con el explícito título Nacimiento como sujeto de acción, «libre». Así que el gobernado mantiene y
de la biopolítica, se hace un análisis de la gubernamentalidad liberal. cultiva un tipo de poder si no antagonista, deuteragonista, un po
El concepto de biopolítica se desliza y se enlaza con aquel antiguo der inclinado, orientado, incentivado hacia una cierta modalidad y,
de gobierno, entendido como modus de gestión del poder, en la por lo tanto, desincentivado hacia otras opciones. Las páginas de
tradición histórico-política premoderna, contra el de imperium y el Voluntad de saber habían anunciado esta relación del poder que ve
de la moderna soberanía. (<El poder es menos una confrontación desaparecer la dicotomía dominante-dominado, introduciendo
entre dos adversarios o la vinculación de uno con otro, que una ambos términos en una tensión ciertamente disimétrica —de otra
cuestión de gobierno [...] Gobernar [...] es estructurar el posible manera no habría flujo de influencia—, pero sutilmente colabora
campo de acción de los otros. El modo de relación propio del poder tiva/resistente y productiva de subjetivaciones. Podemos definir
no debería buscarse entonces del lado de la violencia o de la lucha ni sinópticamente los caracteres del gobierno a partir de la práctica
del lado del contrato o de la vinculación voluntaria (los cuales pueden que Foucault reconstruye genealógicamente: lo que implica no un
ser, a lo más, instrumentos del poder), sino más bien del lado del continuum, sino la emergencia de un nodo temático en contextos y
modo de acción singular, ni belicoso ni jurídico, que es el gobierno» enlaces diversos:
(Foucault, 1989, p. 259; trad. esp. ii). Gobierno es «la recta disposi
ción de las cosas, de las cuales es menester hacerse cargo para con a) Elfin externo al poder y en relación con ello, la eficacia más
ducirlas hasta el fin oportuno» (sTP, p. 99; trad. esp. 103). que la legitimación.
Gobierno es un modus: la superposición, realizada por Foucault b) La verdad, no la justicia, como saber adecuado al fin.
en estos dos cruciales cursos, entre biopolítica y gubenamentalidad c) La relación jerárquica remitida no a la soberanía, sino al saber,
no es casual ni desencaminada. Al contrario, es propiamente en la a la competencia y vinculada a la responsabilidad, al servicio.
investigación del modus gubernamental donde encontramos la rela d) La norma individualizante omnes et singulatim, típica del po
ción adecuada entre poder y bios, entre vida dirigida y vida que di der pastoral y que asume una forma sociobiológica en relación
rige, vida gobernada y vida que gobierna. Y el modus se revela de con la población.
tipo estratégico, sujeto a una lógica económica: gobierno es «el arte e) La dinámica de sujecíón-subjetivación como relación móvil en
de ejercer el poder en la forma de la economía» (STP, p. 98; trad. esp. tre los polos potentes-resistentes.
103). Gouvernement ¿conomique deviene una expresión tautológica.
Esta modalidad informa el poder cuando se hace cargo de un objeto
dúctil y singularizado como la vida o las vidas. Ya su vez, este poder Economía de go biernoygobierno de la economía
modifica su objeto gobernándolo, esto es, objetivándolo con vistas a
una subjetivación, en un tiempo de crecimiento que cumple y mejora El paisaje ensombrece el momento dramático del racismo, deter
las posibilidades vitales. minante en el curso Hay que defender la sociedad, pero no el saber
El gobierno no es aquí una formación histórica, sino un para sobre la vida, la biología, que, junto al saber económico, permane
digma de relaciones de poder. En principio, excluye un status ce como la referencia clave para las categorías fundamentales de
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BIOPOLÍTICA
r GENEALOGÍA DEL GOBIERNO POLÍTICO DE LAS VIDAS

norma y de población. Foucault acentúa la economía tanto como SER GOBERNADOS


estrategia de gestión destinada al crecimiento como campo electivo
de acción de gobierno. El gobierno o, mejor, la gubernamentali Población
dad, es «el conjunto constituido por las instituciones, los procedi
mientos, los análisis y reflexiones, los cálculos y las tácticas que Antes de la genealogía de las formas de gobierno biopolíticas, es
permiten ejercer esa forma bien específica, aunque muy compleja, necesario aclarar dos nodos conceptuales de primera importancia
de poder que tiene por blanco principal la población, por forma que emergen en las tecnologías de gobierno: el de la población, ob
mayor de saber la economía política y por instrumento técnico jeto y sujeto viviente de las tecnologías de seguridad, y el de la nor
esencial los dispositivos de seguridad» (sTP, p. 88; trad. esp. 115). ma, concepto central para la biopolítica, que muta en el pasaje del
El ingreso de la «vida en la historia» coincide con el surgimiento léxico de la historia natural (y disciplinario) al nuevo saber biológico.
de la economía política, esto es, cuando la oikonomia, gobierno de Hasta Vigilar y castigar, Foucault había atendido las tecnologías
la casa, y la política, gobierno de la polis, se integran. Por qué devie disciplinarias. En los dos cursos sobre la biopolítica, estas últimas
ne la economía política el nodo de la gestión del viviente? La biopo protegen los dispositivos de seguridad, en parte transformándose en
lítica, entendida como dinámica de fuerzas entre gobierno, pobla estos. De forma diversa al sistema disciplinario, el dispositivo de
ción y economía, se dirige a extraer un plus de fuerzas productivas, seguridad toma sus categorías de la epistemología biológica y médi
extiende el campo económico a todo campo material y complejo ca de la segunda mitad del siglo XIX. La disciplina es portadora de
donde entran en juego los recursos naturales, los productos del tra categorías «naturalistas» como territorio, formación/instrucción, in
bajo, su circulación, la amplitud de los comercios, pero también la dividuo/pueblo. La seguridad articula estas viejas categorías con las
gestión de las ciudades, las condiciones de vida (hábitat, alimenta del nuevo léxico: ambiente, normalización/regulación, población.
ción, etc.), el número de habitantes, su longevidad, su vigor y su La orientación biopolítica implementa un juego entre categorías
actitud ante el trabajo (sTP, pp. 84-86; trad. eSp. 111-113). La econo biológico-darwinianas y estructuras de disciplina de ascendencia
mía de gobieno como paradigma de la biopolítica se refiere, en fin, pastoral, dando cuenta de la nueva dimensión propiamente biológi
a los dispositivos que unen el cuerpo social y su ambiente —siendo ca del objeto político por medio de la relación, biológicamente sig
cuerpos y ambiente, en la biología, los polos de la relación significa nificativa, entre cuerpos y ambiente, como en la sociobiología.
tiva— orientados a la maximización, aun más, al incremento capi Debe reiterarse que, a pesar de que Foucault subraya la determina
talista extendido a toda la vida. ción biológica de la Vida (STP, p. 13), no piensa en un fundamento
Gubernamentalidad y economía modernas son concebibles de la política sobre la antropología naturalista (cfr. Pandolfi, 2003).
solo cuando el precinto de la necesidad y de la supervivencia se El saber biológico proporciona modelos de adaptación ambien
afloja: la amenaza permanece, pero no invade las prácticas. Es en tal a la lógica de gobierno y sugiere que se pueda alterar el am
este aplazamiento entre escasez y riqueza que se insertan los regí biente para modificar los cuerpos y hacerlos más productivos. El
menes de saber —biología y ciencia económica— que vehiculan análisis de la biopolítica como gobierno está, por lo tanto, alejado
las nuevas estructuras de poder sobre la vida y su producción y del racismo y de la eugenesia que pivotaban sobre los rasgos biológi
reproducción. cos de la especie y sobre su directa manipulación. Usando el método
genealógico, entonces, no se dirige a las definiciones biológicas de lo
humano, sino a los dispositivos de sécuríté que gestionan la pobla
ción viviente, actuando sobre el espacio circundante —ambiente— y
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BIOPOLÍTICA GENEALOGÍA DEL GOBIERNO POLÍTICO DE LAS VIDAS

regulando los riesgos y el azar por medio de la norma obtenida de Todavía Darwin pero...
normalidades diferenciales (ibid.).
La población es «el operador de transformación que posibilitó el Darwin fue el primero en tratar a los seres vivos no sobre el plano
paso de la historia natural a la biología, del análisis de las riquezas a de la individualidad sino sobre el de las poblaciones, «elemento a
la economía política»; «la naturalidad que se advierte en el hecho de través del cual el medio producía sus efectos sobre el organismo»
que la población sea permanentemente accesible a agentes y técnicas (STP, p. 67-68; trad. esp. 91), indicando, con este término, no solo
de transformación, siempre que esos agentes y esas técnicas sean a la un conjunto de individuos pertenecientes a la misma especie, sino
vez ilustrados, meditados, analíticos, calculados y calculadores» precisamente «el intermediario entre el ambiente y el organismo»
(STP, p. 62; trad. esp. 91 y 8i-8z). Población es un término, a un (STP, p. 68; trad. esp. i; Darwin, 1985). Y Foucault añade: «la po
tiempo biológico y estadístico-económico, que cerca un grupo «na blación, en consecuencia, es todo lo que va a extenderse desde el
tural» cuya naturalidad, dice Foucault, es «penetrable», es decir, no arraigo biológico expresado en la especie hasta la superficie de agarre
significativa en sí misma en una definición antropológica y norma presentada por el público», es decir, «desde el punto de vista de sus
tiva, sino en los efectos de poder que se ejercen sobre ella: histórica opiniones, sus maneras de hacer, sus comportamientos, sus hábi
y transformable. La población es un «efecto global» de «fenómenos tos, sus temores, sus prejuicios, sus exigencias: el conjunto suscep
de coagulación, de apoyo, de refuerzo mutuo, de puesta en cohe tible de sufrir la influencia de la educación, las campañas, las con
sión, de integración)> (STP, p. 175; trad. esp. 231) en relación al milieu vicciones» (sTP, p. 66, cursiva mía; trad. esp. 87). Entonces, la
sobre el que actúa. Hay, entonces, un cambio significativo desde la población no es solo un bios. Se constuye entre el polo de la deter
antro-biología esencialista a la economía, esto es, al contexto am minación propiamente biológica (la especie) y el de una emergente
biental de producción y consumo que realiza y modifica el viviente. dimensión psicopolítica (el público): «de la especie al público tene
La transformación del ambiente ejerce de condición natural —he mos todo un campo de nuevas realidades, nuevas en el sentido de
aquí el efecto estructurante del saber biológico— en la atención de que, para los mecanismos de poder, son los elementos pertinentes,
una población que, en tanto construida por una red de relaciones el espacio pertinente dentro del cual y con respecto al cual se debe
sociales económicas y políticas, funciona a su vez como especie. actuar» (ibid.).
Precisamente porque está dirigida a los efectos de modificación, Gobernar significa, entonces, orientar la población hacia deter
la naturalidad, la vida natural, es capturada a través de su motor de minaciones geográficas, estadísticas, psicológicas, manteniendo un
acción: el deseo. ((Vieja noción que había hecho su entrada y se uti anclaje constante a nivel biológico, pero articulándolo, según los
lizaba en la dirección de conciencia [...], reaparece ahora en las téc dictados del evolucionismo biológico, como espacio de regulación y
nicas de poder y gobierno. El deseo es el elemento que va a impulsar de intercambio con el ambiente. El ambiente, el milieu de los datos
la acción de todos los individuos» (sTP, p. 63; trad. esp. 8z). La ges materiales que junto a los acontecimientos aleatorios influyen sobre
tión biopolítica de las poblaciones ((sobre la base de la naturalidad el bíos de las poblaciones, es el espacio de acción indirecta de su go
de su deseo», fundada sobre un «saber cómo decir sí a este deseo» bierno (Panolfi, 2003).
(STP, p. 64; trad. esp. 83), se sitúa en continuidad con la técnica Desde un punto de vista teórico, esta «acción indirecta» evita
pastoral de gobierno del deseo, mas prefigura también la apertura de la tentación eugenésica de definir la natualeza y de establecer así
la biopolítica sobre el escenario de la sociedad de los consumos neo- una norma para «modificar la especie humana» (sTP, p. 31; trad.
liberales. esp. 37).

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BIOPOLÍTICA GENEALOGÍA DEL GOBIERNO POLÍTICO DE LAS VIDAS

NORMA DEL VIVIENTE, NORMALIDAD, INSTITUCIONALISMO El mecanismo disciplinario se invierte evidenciando formas de
autonormatividad de lo social. Foucault hace suya la tesis de la con
En los dispositivos de seguridad falta la premisa normativa, el mo tinuidad entre normal y anormal de Canguilhem en la primera parte
delo, que es típico de una sociobiología. El gobierno biopolítico, de Lo normal y lo patológico, para quien «los fenómenos patológicos
para Foucault, no se dirige a la conformidad de un modelo, sino a solo son en los organismos vivos variaciones cuantitativas, según el
la fitness: adaptar los comportamientos de un número estadística- mis y el menos, de los respectivos fenómenos fisiológicos» (Canguil
mente significativo a nuevas normas. ¿Qué sentido tiene, para la hem, 1998, p. 18; trad. esp. 20). Así, el dispositivo de seguridad para
biopolítica, la norma? ¿Con qué procedimientos la impone? el tratamiento de la viruela elimina la división entre lo normal y lo
En el cuadro biopolítico, la norma emerge del comportamiento anormal y asume el conjunto de la población, enfermos y no enfer
global de una población. Se controlan los comportamientos, señala mos, sin discontinuidad, en cuanto expuestos al riesgo y por ello a la
Foucault, inoculando —literalmente con las vacunas y metafórica profilaxis. El perfil significativo no es el individual, sino el de los
mente con la medicina social— procedimientos y normas de vida grupos en riesgo, desviados de la media general, que el dispositivo
dietológicas, urbanísticas, territoriales. debe hacer entrar en los márgenes de una normalidad estadística.
La gestión de la norma social se revela así diversa dependiendo Por lo tanto, es importante subrayar que la reconducción de la
del contexto de disciplina o de seguridad. En el primero, normal es biopolítica a la gubernamentalidad conlleva un replanteamiento ra
aquello capaz de ajustarse a una norma colocada como medio para dical del concepto de norma. No la exterioridad, la trascendencia de
ciertos fines donde lo anormal no lo es. «La disciplina concentra, la forma y del criterio que se deslizan sobre el fenómeno para medirlo
centra, encierra [...] regula todo. No deja escapar nada [...] Determi y juzgarlo: la norma es inmanente a la vida misma. La forma de la
na con exactitud qué es lo prohibido y qué es lo permitido o, mejor, investigación foucaultiana no puede llevar más que a esto, aunque,
lo obligatorio [...] Establece las secuencias o las coordinaciones óp a veces, en modo aporético.
timas E...] Fija los procedimientos de adiestramiento progresivo» La referencia es el epistemólogo e historiador de la ciencia de la
(sTP, pp. 45-50; trad. esp. 57-58, 6). Resulta evidente la prescripción vida, Canguilhem: «Por normativo se entiende en filosofía todo jui
de un «modelo óptimo»: la norma precede a lo normal. Se trata cio que aprecia o califica un hecho con relación a una norma, pero
entonces más de una «formación que de una normalización» (sTP, esta modalidad de juicio se encuentra subordinada en el fondo a
p. 51; trad. esp. 65). aquella que instituye normas. En el pleno sentido de la palabra, nor
El dispositivo de seguridad es, sin embargo, indefinido, y tiende mativo es aquello que instituye normas. Yen este sentido nos propone
a integrar siempre nuevos elementos heterogéneos (psicológicos, mos precisamente hablar de una normatividad biológica» (Canguil
morales, económicos, comerciales y productivos) que tienen origen hem, 1998, p. 96, cursiva mía; trad. esp. 92). El viviente —la vida se
externo respecto a la acción biopolítica de gobierno, la cual más da siempre como individualizada— es, por tanto, autonormativo.
bien los coordina, los dirige, recupera su efectividad, sin juzgar, ope Deviene así posible trasladar la normatividad trascendental que asu
rando bajo el signo del realismo. La norma «es un juego dentro de me las verdades de la biología para aplicarlas al campo social. Norma
las normalidades diferenciales», que pone en relación diferentes dis es el modus en el que se organiza y deviene el viviente: modus de
tribuciones de normalidad. Aquello que es normal precede a la nor autogobierno de las fuerzas vivas sociales y modus al cual un eficaz
ma misma: «la norma se deduce de él, o se fija y cumple su papel gobierno de los vivientes atiende.
operativo a partir del estudio de las normalidades» (STP, pp. -6; Se ofrece así una perspectiva teórica diferente, solo parcialmente
trad. esp. 72). empleada por Foucault, sobre las ambivalencias de la biopolítica, y
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BIOPOLÍTICA GENEALOGÍA DEL GOBIERNO POLÍTICO DE LAS VIDAS

recuperada, en cambio, por algunos sectores de la biopolítica post crítico de la biopolítica. Ante todo, la apertura desde una lógica in
foucaultiana. El viviente como tal, en su inmanencia, es irrepresen manente y, sin embargo, normativa: la vida produce normas en su
table, pero se preserva esta condición de límite de la representación, adaptación incesante. Es interesante observar cómo Foucault iden
puesto que la representación biológica lo objetiva, traicionando ine tifica el área de la transformación en una zona gris, no transparente,
vitablemente la inmanencia. intermedia entre los dispositivos biopolíticos que estructuran la
Temática espinosa: si por una parte la especificidad de la norma subjetividad: un campo más confuso en el que «una cultura, librán
vital es la clave de acceso al gobierno de las vidas, al círculo recursivo dose insensiblemente de los órdenes empíricos que le prescriben sus
de un poder que forma la subjetividad, por otra parte revela quizás, códigos primarios, instaura una primera distancia con relación a
pero no representa nunca, una potencia creativa no determinada de ellos, les hace prever su transparencia inicial, cesa de dejarse atrave
las normas en el viviente mismo. Foucault, sin embargo, mantiene sar pasivamente por ellos, se desprende de sus poderes inmediatos e
el límite de su pensamiento sobre la vida de modo que sea irreduc invisibles, se libera lo suficiente para darse cuenta de que estos órde
tible a la idea de un modelo de naturaleza humana (Foucault, nes no son los únicos posibles ni los mejores [...J Hay cosas que en
2005a) para aplicar y desarrollar (que es el sentido de la socio- sí mismas son ordenables, que pertenecen a cierto orden mudo [...]
biología que hemos conocido en el anterior capítulo): piensa la El ser en bruto del orden. En nombre de este orden se critican y se
vida como devenir que expresa la propia normatividad adaptándo invalidan parcialmente los códigos del lenguaje, de la percepción, de
se —a través de errores, desviaciones, creaciones— al contexto en la práctica» (pc, pp. Jo-II; trad. esp. 6). La realidad, para transfor
el que está instalada. marse, entra en contacto con su orden/norma mudo: como en el
La vida siempre está normada —en este sentido, la vida es siem institucionalismo, el orden es un hecho constante de la realidad que
pre un discurso sobre la vida con efectos de poder—, pero es también se modifica incesantemente en un espacio que no es aquel del mo
poder autonormante. Un movimiento recursivo sometido por la in delo normativo, sino el opaco de las praxis, formalizadas, pero con
teracción ambiental. El postulado biológico de la historicidad del márgenes de opacidad entre los cuales se transforman.
viviente hace que la vida no actúe, para Foucault, de fundamento, Esto significa que la crítica y la resistencia son siempre internas
sino de límite ontológico que disuelve incesantemente las formas y determinan un potenciamiento del poder mismo, ya que no existe
organizadas, instituidas. No hay ninguna antropología, mucho me un afuera sino más bien un pliegue que en suma refuerza la relación
nos vitalista, sino más bien una continua problematización de lo de poder. Surge así la cuestión principal de la interpretación de la
trascendental normativo que «determina» la subjetivación. En algu biopolítica foucaultiana, desde el momento en que la subjetividad
nas interpretaciones postfoucaultianas, esta «determinación» deven es, con respecto a la existencia, «exceso», condicionada por las con
drá el biopoder, contrapuesto a la potencia biopolítica. Foucault se diciones de posibilidad (concretas, situadas, no universales como en
detiene sobre el umbral de esta hipotética potencia creadora de nor Kant, mas cuasi-trascendentales) del proceso de subjetivación. Hay
mas, optando más bien, por la variación infinita de las diferencias un pliegue del poder o de la influencia normalizante que, sometien
que el poder de los individuos imprime a la forma recibida y a la do, suscita la receptividad activa del gobernado: este movimiento
norma transmitida: la afirmatividad de la vida, productora de nor produce la subjetivación, el descarte de la subjetividad respecto a lo
mas, será desarrollada después de Foucault por Deleuze y por la factual. Prácticas no subjetivas gobiernan las instituciones en una
biopolítica neospinozista. forma de gobierno «acéfala» de las vidas que normaliza y somete
Por tanto, Foucault extrae de la epistemología biológica algunas subjetivando en una forma que es irreductible al sujeto de derecho,
correcciones de rumbo muy importantes para el replanteamiento autónomo y voluntario. Es el espacio mudo del institucionalismo,

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BIOPOLÍTICA GENEALOGÍA DEL GOBIERNO POLÍTICO DE LAS VIDAS

intermedio entre formas y legitimaciones, que gobierna, controla y Del go bierno pastoral a la Polizei y al liberalismo
sostiene orientando las vidas, las necesidades, las pasiones.
Esta es la red biopolítica sobre la que es dificil situar las clásicas y La genealogía de esta economía de gobierno se halla en el pastorado
liberales «cuestiones de justicia». Rige esta red la ratio utilitarista, eco cristiano premoderno, en la conexión de potestas et benevolentia del
nómica, dominada también implícitamente por el concepto de valor. derecho canónico. En el pastorado —disciplina de los cuerpos y go
Valor que —y volvemos a la especificidad del saber biológico— está bierno de las almas— emerge una familia de instrumentos conceptuales
sometido a lafitness, a la continua adaptación de la vida misma, que de la bipolítica que atraviesa las diversas formas de gobierno y persiste
presupone el valor de la supervivencia, del incremento de la potencia aún hoy en el léxico económico-empresarial y médico. Ya hemos se
vital. El sentido de la norma y de la institución biopolítica no es aquel ñalado el esquema sinóptico (cfr. supra).
tanatológico de la exclusión, sino aquel inclusivo: el vínculo que asi
mila individuos desordenados y desviados reconduciéndolos al proce i. Elfin. En el pastorado, el fin es la salvación física y espiritual de
so productivo, formativo. los gobernados. El poder pastoral es por definición benéfico ha
cia los menores a salvar y cuidar, proteger y promover: pouvoir
bienfaisant cuyo objetivo es la salut dv troupeau (STP, p. 130; trad.
GENEALOGÍA DE LAS FORMAS DE GOBIERNO esp. 132). En consecuencia, cuidado, diligencia, poder oblativo.
Cuando el pastorado se seculariza, la soberanía, que remitía al
Para Foucault, la específica racionalidad biopolítica emerge en las solo ejercicio de sí misma (STP, p. io6), en cuanto biopolítica,
actuales sociedades neoliberales cuando se disuelve la marcada hete adquiere una finalidad convenable. Este fin es externo al gobier
ronomía de los procesos disciplinarios. Solo hoy —en la socializa no: está en la naturaleza del objeto gobernado, «debe buscárselo
ción de la política y en la economía capitalista liberal— la dinámica en la perfección o la maximización o la intensificación de los
de las subjetividades, que pliegan activamente el poder que las so procesos que dirige» (sTP, 103; trad. esp. 107). El carácter finali
mete, asume plenamente significado. La libertad y la autonomía del zado y, por tanto, técnico del gobierno lleva consigo el debilita
individuo devienen condiciones maestras de los dispositivos de go miento de los problemas de origen, fundamento y legitimidad,
bierno. correlativos al modelo soberanía/derechos, a favor de la eficacia;
La reconstrucción genealógica delinea un recorrido diferente de al binomio legítimo/ilegítimo lo sustituye la pareja éxito/fracaso.
la autorrepresentación moderna de una teología política seculariza A este aspecto técnico está conectada la disolución nominalista
da: persiste, a partir de las fuentes orientales y bíblicas, un paradig del Estado en las técnicas y procedimientos estratégicos, regidos
ma teológico-oikonomico de gobierno de las vidas y de las almas en el por una lógica eficientista y económica.
que gobernar no es una política sino una economía. Economía (para
los teólogos pronoi, providencia) es un paradigma pragmático en el u. La relación con la verdad. Cada gestión gubernamental se refiere
interior de un plano providencial, original del pastorado y que, a a discursos con pretensión de verdad (se podría invertir el lema
través del Estado administrativo de los siglos xvi y xVII, gradual hobbesiano: ventas non auctoritas facit legem, donde la verdad es
mente se ha gubernamentalizado (STP, pp. 88-92; trad. esp. 115-117) la regla natural, íusta propia princzpia, que hace eficaz la inter
en la economía contemporánea. vención). ¿Quién sabe la verdad? Esta es la clásica pregunta
nietzscheana para identificar la racionalidad estratégica de los
dispositivos de poder: la respuesta es una.
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BIOPOLÍTICA GENEALOGÍA DEL GOBIERNO POLÍTICO DE LAS VIDAS

iii.Jerarquía estructurada sobre la competencia, sobre la expertise: del impone» (STP, p. 141; trad. esp. 184). De forma diversa al proceso de
pastor, del médico, del asesor económico, detentadores de sabe- subjetivación griego centrado en el autogobierno y matriz de la ra
res/poderes, que hablan no en su propio nombre como el sobe cionalidad política occidental, tenemos aquí la pista —a través de la
rano, sino en nombre de un saber verdadero acerca de la vida sujeción completa y la dependencia absoluta de la obediencia como
buena, la salud, el bienestar o el beneficio. fin en sí mismo, propia de la tecnología pastoral— de una subje
tivación inédita, que se construye por destitución del sujeto. Natu
w. Sujeción/subjetivación: no hay una subjetividad donante de senti ralmente, para Foucault no se trata de contraponer a este proceso de
do. Si los sujetos se encuentran en el punto de intersección entre vaciado un núcleo positivo, una libertad del sujeto (Karsenti, 2006,
prácticas sociales y regímenes de verdad, es fundamental recono p. 87), sino de señalar la aporía del afuera, el pliegue de la subjetivación.
cer los modos en que los individuos se vinculan a las verdades o
a las formas que reconocen como verdaderas: la forma en la que
se dejan persuadir, la relación de confianza que los constituye. Polizeiy disczlina

Foucault ubica la crisis del pastorado en las contra-conductas o in


Pastorado surrecciones del siglo xvi. Respecto al pastorado, la Razón de Esta
do parece una innovación, «un escándalo» (STP, p. 177; trad. esp.
En el régimen pastoral, la verdad se halla en la pronoia/providencia 235). La salvación se seculariza y se afirma en el signo de la deroga
que diseña una economía de salvación. La jerarquía confiere al obis ción, de la excepción, de la necesidad, de la violencia y de la teatra
po-pastor, que conoce e interpreta la verdad providencial, la tarea de lidad.
gobernar, no para su beneficio, sino —este es el principio de la in El fin es el Estado mismo, su salvación, su bienestar. Y es la Poli
versión sacrificial— en nombre y para el bien del gobernado, para la zei, el aparato administrativo del soberano, quien sabe la verdad y
salvación de quien el pastor puede sacrificar la vida. actúa en su nombre bajo el signo de la necesidad, del cálculo econó
El poder/gobierno es servicio. Gobernar es servir, poner en mar mico, de la urgencia que es inherente a las cosas. Se producen verda
cha el plan de salvación, obedeciendo no menos que el gobernado. des: las ciencias estadísticas definen el número de los afiliados, sus
(Se ha de prestar atención al léxico de los deberes, de servicios, que necesidades vitales, la alimentación, la salud, el umbral de tolerancia
del pastorado pasa al gobierno democrático e, incluso, a las prácticas del número de pobres y de desviados, los riesgos, las profesiones.
económicas actuales fuertemente connotadas por la idea de propor Gestionar todo esto implica conocimientos y decisiones en cual
cionar servicios, aunque con beneficio). A través de las prácticas de quier modo sustraídas a cada contratación: primarias, vitales.
la confesión y de la dirección espiritual, el pastor, para Foucault, se Los dispositivos de disciplina tienden a optimizar la producti
dirige a la neutralización de la voluntad, a una obediencia en sí, a una vidad de los cuerpos haciéndolos dóciles, subordinados al fin co
confianza obligatoria que replica la obediencia del pastor mismo en mún de la salvación del Estado: la norma/verdad está en el modelo
los cuidados de la verdad. que informa los cuerpos sometidos (anatomopolftica), los regula de
La sujeción que transmite la obligación de obediencia en sí da modo concentrado, rígido, evitando dispersiones. El modelo de nor
lugar a un tipo de subjetivación que pivota sobre una refinada tec ma disciplinar es aplicable también a la producción industrial for
nología de producción de la verdad secreta sobre uno mismo, inte dista. Corresponde al estado de necesidad suspender la ley, el estado
rior: (<un sujeto subjetivado por la extracción de verdad que se le de excepción y de emergencia. La economía deviene, en el mercanti

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BIOPOLÍTICA GENEALOGÍA DEL GOBIERNO POLÍTICO DE LAS VIDAS

lismo y en las formas de intervencionismo estatal, objeto de gobier Paradójicamente, de hecho, habrá necesidad de más gobierno
no aparte de la lógica económica del gobierno de las vidas. para gestionar el aumento de libertad de actuar con seguridad, res
taurando los equilibrios que las dinámicas sociales alteran incesan
temente. <(La nueva razón gubernamental tiene necesidad de libertad,
Liberalismo el nuevo arte gubernamental consume libertad. Consume libertad: es
decir que está obligado a producirla. Está obligado a producirla y
Foucault abre el curso Nacimiento de la biopolítica con el umbral de está obligado a organizarla E...] Entre la producción de libertad y aque
lafasefisiocra’tica y, después, liberal: se trata de una transformación llo que, al producirla, amenaza limitarla y destruirla» (NB, pp. 65-66;
que da lugar a la gubernamentalidad biopolítica en sí misma. trad. e5p. 72). Esta tensión es la «economía de poder propia del libe
La veridicción no pertenece a un soberano que determina la re ralismo E...] Seguridad/libertad que debe garantizar que los indivi
gulación; la verdad —como el saber biológico y el económico afir duos o la colectividad estén expuestos lo menos posible a los peli
man— está en la naturaleza, en la autonormatividad espontánea del gros» (NB, p. 68; trad. esp. 74). También aquí ((el éxito o el fracaso
cuerpo social, esto es, de todos y cada uno, en su autorregulación reemplazarán entonces la división legitimidad/ilegitimidad» (NB,
inmanente: verdad y norma se encuentran en los mecanismos es p. 28; trad. esp. 29).
pontáneos del mercado. El soberano —Foucault lo subraya con Foucault no está interesado en cuánta verdad halla en el natura
energía, haciéndolo la condición de la libertad liberal— no la cono lismo económico del mercado liberal, sino en cuántos nuevos equi
ce: ontologiza su impotencia y ceguera respecto a la verdad. librios de fuerzas estructura este régimen de enunciados. Es cierto
Esta revolución del saber es una revolución del poder, es la socia que, en Foucault, el liberalismo asume su rol de contrapoder, que
lización de la política. Entonces, la biopolítica asume plenamente la juzga y sopesa en términos de demasiado o menos el gobierno estatal
economía política como lógica de gobierno (NB, p. 25; trad. esp. z6), con un criterio externo que limita la invasividad: en línea, por
pero también como campo de acción. En tensión antagonista con el tanto, con su autorrepresentación, que desplaza sobre el mercado el
dirigismo mercantilista de la Polizei, mas también del Welfare —en espacio de veridicción (NB, p. 39; trad. esp. 42), donde se verifican
los que la politización de la economía promueve el potenciamiento ajustes espontáneos, pacíficos y eficaces.
de las poblaciones segin necesidades que el Estado conoce y armo- El juego del liberalismo está en la demanda de menos gobierno,
niza mejor que los individuos y que es, por tanto, técnica de gobier de limitación de la política bienfaisant, protectora y dirigista del
no estatal—, la fisiocracia y después el liberalismo presentan dispo Estado: juego arriesgado, que hace necesarios dispositivos de seguri
sitivos en los que el saber económico estructura sujetos activos, dad crecientes para compatibilizar los intereses individuales y el or
contrapoderes respecto al poder del soberano, poderes antagonistas den sumario del mercado. Las crisis de gobernabilidad son conti
que piden menos gobierno exógeno y más autorregulación. Si la nuas y las respuesta también muy diversas.
gubernamentalidad biopolítica mantiene «el objetivo del crecimien
to simultáneo, correlativo y convenientemente ajustado a la pobla i. El análisis del liberalismo de la escuela de Friburgo —que reaccio
ción» (ibid.), la economía política le proporciona la verdad/saber na a la catástrofe del Estado nazi y su modelo de invasión dirigista
paralela a la ciencia biológica: emerge un cuadro ambivalente de con un decidido giro neoliberal— hace emerger la nueva función
autogobierno o de minimización del gobierno, mas también de he legitimante de la economía de mercado que, más eficazmente que
teronomía necesaria para protegerse contra el desorden que el auto las declaraciones jurídicas y los procesos democráticos, cumple la
gobierno genera. función de principio concreto (NE, p. 86; trad. esp. 99) para limitar
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BIOPOLÍTICA
r GENEALOGÍA DEL GOBIERNO POLÍTICO DE LAS VIDA5

la intervención del Estado en la esfera individual, testimoniando u. Culturalmente penetrante y de gran capacidad de estructuración
cómo el nacimiento de la biopolítica genera un neto redimensio de las subjetivaciones, el neoliberalismo de la escuela de Chicago
namiento de la política respecto a la economía. Por otra parte, no es tanto un régimen de verdad, una forma de saber, como un
se trata de la clásica «verdad» del laissezfaire, sino de una vigilancia modo de pensar, un tipo de relación entre individuos, un estilo
activa destinada a restaurar la concurrencia —forma, esta sí, «ver de vida. Su centro está en la idea de capital humano, que permite
dadera», racional de la relación económica— que en la historia interpretar en términos económicos lo no-económico, esto es,
empírica deriva hacia formas monopolísticas. Las intervenciones extender el dispositivo de mercado a todas las relaciones sociales
para el mercado mismo no son sobre el mercado, sino sobre las (cfr. Friedman, t962; Hayek, 1960).
condiciones sociales que lo favorecen. Esto nos reenvía a la norma
entendida no como modelo, sino como modificable a través del El valor trabajo —reducido, en la teoría clásica, sobre el factor
gobierno de las condiciones ambientales (cfr. supra). tiempo y empobrecido de su variable cualitativa, humana, de
acción— se replantea. El análisis económico desplaza su aten
La única verdadera política social es la búsqueda delfin, el creci ción de los mecanismos de producción, intercambio y consumo,
miento económico, favorecida por la intervención del Estado, al estudio de las «decisiones sustituibles», esto es, a la ratio, a la
pero con puntos de aplicación netamente distintos de los Esta lógica decisional con la que están asignados recursos escasos so
dos socialistas o asistenciales: no se interviene sobre los mecanis bre fines entre sus concurrentes (NB, p. 183; trad. esp. 224).
mos del mercado, sino sobre las condiciones sociales para que los Quien trabaja, quien produce es cualquiera que actúa, elige, cal
mecanismos competitivos puedan desarrollar su rol regulador. cula, decide invertir sus propios recursos, también en términos
La reconstrucción foucaultiana subraya la revalorización del pa de labor, fatiga: análisis de una agency, esto es, de un poder. El
pel activo, emprendedor, de los individuos, de las pequeñas co trabajador es un sujeto activo. Capital humano es el conjunto de
munidades, de los poderes múltiples y sociales desde abajo: «des elementos físicos, psicológicos, culturales —la vida— puestos en
plazar el centro de gravedad de la acción gubernamental hacia buen uso, invertidos para ganar, para valorizar la propia vida. El
abajo» (NB, p. 153; trad. esp. i6o) es la auténtica socialización y capital es el viviente productivo que se da en los términos de
democratización de la Vitalpolitik, política de la vida (ibid; cfr. energía, actitud, competencia: un poder-hacer inseparable de quien
Rustow, 1951), término que Foucault emplea en lugar de biopo lo vive. Capital es poder y saber hacer cualquier cosa, y la actividad
lítica, hasta ahora identificado negativamente como biopoder, viene pensada como empresa, unidad-empresa. No interesa el
gestión de las vidas de los otros. mercado como espacio de intercambio, sino el horno wconomicus
como emprendedor de sí mismo, de la propia vida, dotado de
Es evidente, por tanto, la duplicidad que el pensamiento biopo diferencias innatas, biológicas y de diferencias adquiridas, edu
lítico postfoucaultiano utilizará ampliamente entre biopoder cación, salud, sobre las que se puede invertir para valorizar, para
(poder sobre la vida) y bio política! Vitalpolitik (política de la generar ernpowerment. Se podría, quizás, avanzar que la escena
vida), en sentido activo: naturalmente esta apertura liberal de descrita por Foucault eclipsa una persistencia de los caracteres
Foucault omite los aspectos de gobierno de las vidas que el mer pastorales y heterónomos, de desigualdad fiduciaria-experta en
cado tardocapitalista implementa directamente. En este lugar, el interior de la misma actividad económica que la autorrepre
Foucault subraya la potencia creativa. sentación pone bajo el signo del libertarismo. La gubernamentali
dad pastoral presenta, hoy, una nueva actualidad. No en el exceso

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BIOPOLÍTICA GENEALOGÍA DEL GOBIERNO POLÍTICO DE LAS VIDAS

del gobierno intervencionista estatal, sino en la gestión flexible y la política. Nota, no obstante, que este dispositivo naturalista —el
personalizada, capaz de estructurar cuerpos y deseos que los placer, la libido— ha dado un gran impulso a las luchas antidiscipli
múltiples polos del poder social, económico y comercial ejercen nares de los años sesenta y setenta. La naturalización —que identi
ante todo por medio de agencias de asesoramiento, de expertise y fica un sustrato «bueno», «rico», «por debajo del interdicto sexual, la
de rating, indispensables en la elección. frescura del deseo» (DE II, pp. 264-265)— ofrece a la resistencia un
terreno, bios, que, estando en verdad construido por el biopoder
para gobernar las subjetivaciones, se libera de las constricciones e
AMBIVALENCIAS EN LA BIOPOLÍTICA DE FOUCAULT identificaciones para imaginar un sí creativo. Esto es lo que sucede
con las luchas feministas y en la naturalización identitaria de las lu
Si recorremos el discurso asistemático, genealógico, desarrollado chas sociales, típica de nuestro último período. «Y contra este poder
por Foucault, la biopolítica emerge sobre una cresta de ambivalen aún nuevo en el siglo xix, las fuerzas que resisten se apoyaron en lo
cias que el filósofo no ha querido dirimir y que muestran un nodo mismo que aquél invadía —es decir, la vida del hombre en tanto
de intrínseca complejidad. que ser viviente—. Desde el siglo pasado, las grandes luchas que
Los autores que, después de Foucault, han seguido sus investiga ponen en tela de juicio el sistema general de poder ya no se hacen en
ciones, han conservado esta ambigüedad o, incluso, han intentado nombre de un retorno a los antiguos derechos ni en función del
disolverla. Para centrarnos en su naturaleza, podemos intentar sin sueño milenario de un ciclo de los tiempos y una edad de oro. Ya no
tetizarla en la tensión —no explícitamente foucaultiana— entre se espera más al emperador de los pobres, ni el reino de los últimos
biopoder y biopolítica, entre una biopolítica del carácter selectivo y días, ni siquiera el restablecimiento de justicias imaginadas como
una última instancia tanatológica: la gestión sobre la vida por parte ancestrales; lo que se reivindica y sirve de objetivo es la vida, enten
del poder, y una versión biopolítica afirmativa, la potencia de la vida, dida como necesidades fundamentales, esencia concreta del hom
la política de la vida. Debemos confrontarnos con estas lecturas. bre, realización de sus virtualidades, plenitud de lo posible. Poco
Basta ahora con evidenciar cómo se presentan en los escritos y en importa si se trata o no de utopía; tenemos ahí un proceso de lucha
las lecciones foucaultianas las líneas que justifican una lectura afir muy real; la vida como objeto político fue en cierto modo tomada
mativa de la biopolítica: tanto el carácter productivo del poder, so al pie de la letra y vuelta contra el sistema que pretendía controlarla.
bre el que Foucault insiste mucho, como la definición de una auto La vida, pues, mucho más que el derecho, se volvió entonces la
normación activa en relación al milieu sobre el cual actúa el biopoder, apuesta de las luchas políticas, incluso si éstas se formularon a través
comportan una afirmatividad de la vida. de afirmaciones de derecho. El “derecho” a la vida, al cuerpo, a la
Si retrocedemos al texto de partida Voluntad de saber, el análisis salud, a la felicidad, a la satisfacción de las necesidades; el “derecho”,
de la sexualidad, dispositivo clave del poder biopolítico que enlaza más allá de todas las opresiones o “alienaciones”, a encontrar lo que
la disciplina y la regulación en el doble nivel individual y de la po uno es y todo lo que uno puede ser, este “derecho” tan incompren
blación, nos damos cuenta de que se revela una refinada construc sible para el sistema jurídico clásico, fue la réplica política a todos
ción de la subjetividad, en la que el cuerpo sexuado deviene la «cifra los nuevos procedimientos de poder que, por su parte, tampoco
de la individualidad» y la vía de acceso a su gobierno. dependen del derecho tradicional de la soberanía» (vs, pp. 128-129;
No obstante, Foucault niega la hipótesis represiva del poder en trad. esp. 153-154).
la forma de Reich o Marcuse, en cuanto —y este es el eje teórico— Pero todos estos «derechos» que pivotan sobre la potencia (la
se funda sobre una naturalización que lo sustrae a la contingencia y palabra «poder» queda para designar la sujeción) del cuerpo no nos
loo ‘o’
r
BIOPOLÍTICA

reconducen exactamente a las páginas dedicadas al capital humano


en el tardoliberalismo, que delinean una subjetivación en términos
de emprendimiento, de riesgo, de autorrealización? ¿No es este el
sentido de una potencia siempre «interna» a los dispositivos que la
provocan, la gestionan, la incitan, pero también la orientan, la suje
tan a sus códigos? La potencia, «el dominio, la conciencia de su
cuerpo no han podido ser adquiridos más que por el efecto de la iv. En una perspectiva biopoli’tica.
ocupación del cuerpo por el poder [...] en la línea que conduce al
deseo del propio cuerpo mediante un trabajo insistente, obstinado, Los estudios sobre el gobierno
meticuloso que el poder ha ejercido sobre el cuerpo de los niños, de
los soldados, sobre el cuerpo sano. Pero desde el momento en que el
poder ha producido este efecto, en la línea misma de sus conquistas,
emerge inevitablemente la reivindicación del cuerpo contra el cuer
po E...]. Aquello que hacía al poder fuerte se convierte en aquello
por lo que es atacado [...] El poder se ha introducido en el cuerpo, Los estudios de Foucault han irrumpido en relación con el concep
se encuentra expuesto en el cuerpo mismo [...] ¿Cómo responde el to de biopolítica y han abierto perspectivas muy fecundas. Algunas de
cuerpo? Por medio de una explotación económica (y quizás ideoló estas, como veremos, pueden considerarse nuevos recorridos con
gica) de la erotización, desde los productos de bronceado hasta las ceptuales; otras extienden el paradigma foucaultiano de la biopolíti
películas pomo [...] En respuesta también a la sublevación del cuer ca a estudios históricos o a áreas conceptuales que, con Foucault en
po, encontraréis una nueva inversión que no se presenta ya bajo la vida, estaban comenzando a delinearse y que, hoy en día, se han
forma de control-represión, sino bajo la de control-estimulación» posicionado de forma preeminente en el centro de atención, reve
(Foucault, 2001b, pp. 150-151; trad. esp. 104-105). Es así que se puede lando la extraordinaria capacidad heurística de aquel concepto, pero
leer la capacidad del poder de estimular e incluir en sí mismo una acentuando su ambigüedad. En este capítulo trataremos este segun
resistencia que fortalece la lógica, la vitalidad naturalista, una ener do grupo de intervenciones.
gía precedente al biopoder que, reactivada en el interior del código
de gobierno, escapa a la colonización para <(fabricar otras formas de
placer, de relaciones, de convivencias, de vínculos, de amores y de in ASEGURAR LA VIDA: NEW DEAL Y ESTADO SOCIAL
tensidad» (DE II, p. 261). Los ganglios de la biopolítica, en la mezcla
de corporeidad y economización, aparecen como saberes sujetados El Welfare, dispositivo biopolítico que ha implementado una ges
que se hacen resquebrajables, permeables. tión y economización de las vidas en el interior de los regímenes li
Foucault sostiene la ineficacia teórica del dualismo biopoder berales y socialdemócratas, no ha estado en el centro de los estudios
biopolítica. La potencia es coextensiva al poder, no es lo otro salvaje, foucaultianos. Aunque este modus de gobierno entre pastorado y
quizá no es tampoco el residuo de naturalidad, la excedencia: es in estatalización, entre disciplina y aparatos de seguridad y de previ
trínseca al poder y colusiva al dispositivo que la gobierna por medio sión, lo hace ejemplar. Foucault subrayó su recuperación simultánea
del proceso de subjetivación. a los años de la segunda guerra mundial con la adopción, en 1942,
del plan Beveridge, que supuso la puesta en marcha de un programa
I0 103
BIOPOLÍTJCA

político orgánico de protección de la vida y de la salud de los ciuda


danos que pivotaba sobre la noción de riesgo (N8, pp. 66 y SS.; trad.
T EN UNA PERSPECTWA BIOPOLfTICA

(cfr. Revelli, 2006, pp. 72 y Ss.; Bazzicalupo, 2008, pp. 6i y ss.). La


organización taylorista del trabajo mide el tiempo en las vidas de los
esp. 72-73). sujetos. Los forja como potenciales consumidores de productos y de
Los estudios de François Ewald (1986), Jacques Danzelot (1984) tiempo libre en las vacaciones, «el trabajo financia el acceso a la
y Robert Castel (2007 [1995]), conceptualmente internos al pensa cualidad hombre en cuanto tal [...] [las vacaciones pagadas son] una
miento foucaultiano, adoptan la biopolítica para interpretar y pro revolución cultural que va más allá de su carácter de conquista so
blematizar las dinámicas del Estado social. También Pierre Rosanva cial, se trataba de poder cambiar de vida y las razones para vivir
llon (1981) asume la perspectiva biopolítica para rastrear la nueva aunque solo durante algunos días» (Castel, 2007, pp. 341-342, cursi
norma sobre la vida en el pliegue de seguridad y de previsión de la va mía). Imaginario social, roles, identificaciones, deseos y necesida
política. El nodo conceptual asumido y desarrollado en estos estu des son producidos de forma acentuadamente heterónoma y homo
dios es el de la productividad del biopoder, dirigida a extraer cada génea para hacer predecible los gastos a gran escala. Foucault, por
vez más fuerza del viviente. Todos estos estudios valoran la modali otra parte, en L’asile iiimité, había mostrado los efectos perversos
dad gubernamental, la ascendencia pastoral de este poder, su natu del Estado asistencial-asegurador en la producción de subjetivida
raleza oblativa y, al mismo tiempo, productiva de subjetivación, que des dependientes y des-responsabilizadas: «se ha constituido un
vienen traducidas después, no sin cierta ambigüedad, en términos sistema de no-derecho con efectos des-responsabilizantes, de su
de derechos sociales. misión de los individuos a una tutela y del mantenimiento de un
Cuando la gubernamentalidad liberal, en una socialización acti estado de minoría; y cuanto más se acepta, más justificado queda,
va cada vez más amplia, determina estados de desequilibrio social, de un lado, por toda una serie de funciones protectoras y de seguri
disfunciones, costes y riesgos, la biopolítica desarrolla técnicas de dad, y de otro, por un estatuto científico y técnico» (DE II, p. 275).
seguridad y regulación compensatorias. Los estudios sobre el Estado A su vez, Richard Titmuss —después de haber subrayado el alcan
social, desde Bismarck hasta Napoleón iii, muestran un incremento ce biopolítico del programa Social Insurance and Aiied Services de
paralelo de las técnicas de seguridad social y de las prácticas de me Beveridge, significativamente contemporáneo a las medidas eugenési
dicalización: se quiere inducir a los sujetos, por medio de la provi cas del nazismo y su «demoestrategia» para suscitar consenso— seña
dencia y el ahorro, a precaverse de los infortunios y de las enfer la el efecto de mutación antropológica y de producción de nuevas
medades y a frenar sus consecuencias, previendo las enfermedades subjetividades en el Welfare: con la creciente supervivencia a situa
hereditarias, familiares, ambientales, a través de normas higiénicas y ciones de dificultad y dependencia, tales como el desempleo, la en
eugenésicas. fermedad, «un número cada vez mayor de personas experimenta en
En este cuadro protector, social, el New Deal representa el máxi uno de los momentos de su vida el proceso de selección y de ser
mo despliegue de dispositivos de gobierno y de intervención econó descartado en el colegio, en el trabajo, en la instrucción profesional,
mica en el interior de un sistema liberal. Robert Castel (2007) su en la adquisición de un estatus profesional, en el ascenso en la carre
braya la gran capacidad del Welfare de estructurar las subjetivaciones ra, en el intento por acceder a un fondo de pensiones» (Titmuss, 1986,
insertándolas orgánicamente en un modelo normativo-disciplinar: p. 52). El aspecto que perdura en los efectos biopolíticos sobre las
el trabajo, su disciplina productiva fordista/taylorista (cfr. Fraser, vidas de las personas comprende, junto a la consolidación de las clases
2003), es el dispositivo que identifica a los sujetos y da acceso a de pudientes, una creciente zona de depresión social en las periferias
rechos y garantías sociales, con efectos de integración pero también urbanas: aumentan los enfermos crónicos y los parados o subem
de exclusión y marginalización en el mismo ejercicio de ciudadanía picados, que son categorías no amparadas por los sindicatos.
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BIOPOLÍTICA EN UNA PERSPECTWA BIOPOLfTICA

Pierre Rosanvallon (1981) reconstruye genealógicamente la rela nes del inédito derecho a la vida, aparecen como dispositivos de
ción entre el Estado moderno protector y el Welfare, delineando la gobierno del viviente: la línea de separación ya no está entre libre y
parábola de la regulación social, biopolftica y administrativa, hasta no libre, sino entre la vida y aquello que la amenaza. «Con los dere
la crisis del Estado asistencial. chos sociales el problema de la liberación [de aquello que amenaza
François Ewald hace del Etatprouidence (1986) el vértice de la la vida] ocupa el lugar de la libertad» (Ewald, 1986, p. 55).
gestión biopolítica institucionalizada: la economización progresiva
del paradigma asegurador social, esto es, ni público ni privado, de
termina clasificaciones, nuevas identificaciones, controles adminis RIESGO
trativos, verificaciones intrusivas que no dejan zonas de sombra, de
privacy. Para Ewald, esta gestión invasiva de la vida entera no tiene En el nexo entre libertad producida y consumada, en la biopolítica
una matriz totalitaria: de acuerdo con lo que sostendrá el sociólogo liberal, los aparatos de seguridad son ((el principio de cálculo de ese
Nikolas Rose a propósito de las políticas de la salud, estas prácticas costo de producción de la libertad» (NB, p. 67; trad. esp. 73).
no se inscriben en un cuadro totalitario; sin embargo, no carece de ¿Es la cuestión de la seguridad el elemento de continuidad entre
importancia que el desarrollo paroxístico del vínculo biopolítico el intervencionismo del Welfare y la des-regulación neoliberal? Sí, si se
asegurador del liberalismo muestre una ambigua afinidad con aque observa la centralidad, en todos estos estudios, del aparato asegura
lla trágica experiencia histórica y arroje una sombra sobre la demo dor, para cuya comprensión resulta fundamental la noción de riesgo.
cracia. En la fase del liberalismo avanzado, el riesgo, producido e incen
Para Ewald, en la sociedad biopolítica el vínculo social se reduce al tivado como factor de emprendimiento y signo de libertad, se mdi
hecho de la desconfianza y el peligro (ibid., p. 217). Y es por medio del vidualiza y la seguridad cumple su papel. Predecirlo y regularlo
criterio del riesgo potencial que se forman estadísticamente los gru compete a los individuos: autogestión de las enfermedades, de los
pos, en cuyo interior cada uno es monitorizado antes de nacer y des accidentes, de la inadaptación vivida en autoaislamiento incluso an
pués educado en la higiene, instruido, controlado en la dieta, en los tes de que ocurran procedimientos de exclusión. La responsabilidad
consumos, en los excesos. El derecho —dice Ewald— se disuelve en es personal, no social: ((el conjunto de dispositivos de protección
una plétora de procesos, negociaciones, convenciones, conciliacio social parece hoy atravesado por la tendencia a la individualización
nes, arbitrajes, mediaciones, orientándose hacia sistemas de gover- o a la personalización desde el momento en que tiene como objetivo
nance de incierta contratación, en una continua revisión de reglas, vincular el otorgamiento de una prestación a la consideración de la
con actores públicos y privados variables, mientras las decisiones situación específica y de la conducta personal de los beneficiarios.
políticas son confiadas a técnicos y comunicadas al público sin que Un modelo contractual de intercambios recíprocos entre quienes
se pueda discutirlas. El principio jurídico liberal de la responsabili piden recursos y quienes los procuran sustituiría así, en última ins
dad se sustrae a los criterios de justicia y se dirige hacia una especie tancia, el estatuto incondicional del derechohabiente» (Castel,
de «culpa sin responsabilidad»: la responsabilidad del daño, de he 2004, p. 84). Los ciudadanos están invitados a co-producir su bien
cho, ya no imputada subjetivamente, se resuelve en el resarcimiento estar y su seguridad, y esto, si por una parte atenúa la sujeción al
asegurador, ya sea desde un punto de vista simbólico como material. conformismo burocrático, por otra disuelve las identidades y hace
El Estado social es una forma nueva de contrato social en el que el al individuo maleable frente a la influencia de poderes estructurados
público asume la responsabilidad, de-responsabilizando a los ciuda como la industria farmacéutica. Explota, en esta fase, la ambivalen
danos. Desde esta óptica, los derechos sociales, que son articulacio cia que Foucault había delineado y a la que miraba con cierto opti
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BIOPOLÍTICA EN UNA PERSPECTWA BIOPOLfTICA

mismo como una fuente de resistencia: en el cuadro veraz del mdxi más autogobernable y autorrealizativo que jamás se haya dado
mo de libertad, de agency, se verifica una pasivación, una des- (Sennett, 1999). Esta gobernabilidad se extiende a la entera vida en
politización del viviente, un vaciado de sus opciones cognitivas, de la fase actual —acaecida en los años noventa— del capitalismo cog
sus deseos y preferencias psico-afectivas, investidos todos por un nitivo o inmaterial que exige la creatividad del sujeto-en-el-trabajo.
poder persuasivo que los suscita para después gestionarlos, coloni Por lo tanto, son numerosos los estudios que han investigado la
zarlos. Prolifera, sin duda también, la voluntad de saber, para cono acentuación de las ambigüedades, así como los efectos de continua
cer y neutralizar los riesgos. Percibir el peligro en el campo higiéni gubernamentalidad de las vidas.
co, en la desviación social, y mantener, juntos, la demanda de ser En este capitalismo inmaterial, aquello que es «puesto en valor»
menos gobernados son los vectores que circunscriben el nuevo or es un conjunto de comunicación, información, imaginación creati
den biopolítico. va, organización y relacionalidad social: Christian Marazzi (2002)
habla de «giro lingüístico de la economía». Producir y comunicar,
relacionar, servir también, se superponen. La unidad psicofísica del
GUBERNAMENTALIDAD BIOECONÓMICA: EL DISPOSITIVO DEL viviente —ideas, emociones, comunicatividad, recuerdos persona
TRABAJO/CAPITAL HUMANO les, cultura de grupo— está implicada directamente en actividades
largo tiempo pertenecientes a la esfera vital privada o a la política
En el ocaso del Welfare, la biopolítica asume un giro que se puede activa —por las que esta se subordinaba al trabajo— y ahora comer
calificar de bioeconómico en el sentido de una inoculación estruc cializadas, valorizadas en el dispositivo del mercado. Paolo Virno
tural y dirigida de lo económico sobre las dinámicas del viviente. La subraya en este nuevo modelo de producción, que también es un
matriz económica —devenida, según lo dispuesto por la escuela de modelo social, el papel decisivo del general intellect, expresión mar
Chicago, principio de inteligibilidad general de la sociedad— se xista para designar la productividad difusa del saber común, del
aplica también a fenómenos no económicos. Se puede, entonces, conjunto de conocimientos y lenguajes no atribuibles a sujetos par
hablar de un radical gobierno económico del viviente (Bazzica ticulares, forzada en la comercialización. Virno (2003, pp. iii y ss.)
lupo, 2006). ve en esta creatividad «general» no propia de nadie, que siempre ex
Como comenta Deleuze (2000), nos encontramos fuera del kan cede el sometimiento al proceso de valorización capitalista, el punto
tismo legislativo, en una sociedad en la que serán optimizadas las de resistencia al nuevo biopoder económico o, por lo menos, el lugar
diferencias: el campo se dejará libre a los procesos osciladores, serán del conflicto y de la contradicción que atraviesa la sociedad postfor
tolerados individuos y prácticas minoritarias en un sistema de geo dista y sus subjetivaciones.
metría variable. La economía, teóricamente afín a la biología, se Es reduccionista calificar como ideológica esta inversión de la pa
define como ciencia de la sistematicidad de las respuestas a las varia sividad del trabajo taylorista en el papel de jugador activo de los pro
bles del milieu: se incluyen todas las técnicas y los mecanismos de pios recursos: se trata de un dispositivo que moviliza un conjunto de
refuerzo objeto de investigación de los estudios de biopolítica social prácticas (que suplen aquellas que estructuraban al trabajador «aliena
y tecnocrática, sobre los que nos hemos detenido en el capítulo i. do» en el capital ajeno), créditos bancarios personalizados, formas
Aceptar la realidad, adaptarse a las modificaciones del ambiente contractuales adpersonarn, técnicas societarias y fondos aseguradores
—carácter propio del nuevo horno ceconornicus— significa ser per flexibles y, no menos importante, las retóricas de la autorrealización,
meable a las modificaciones de las condiciones, flexible, y, en con que cooperan para «disponer» los nuevos sujetos-trabajadores en pla
secuencia, paradójicamente gobernable, en el seno del imaginario nos de vida diversos de aquellos estandarizados de sus padres.

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BIOPOLÍTICA

Virno subraya que lo que se «organiza» en el nuevo dispositivo


del trabajo es la entera subjetividad humana, física y psicológica,
T EN UNA PERSPECTIVA BIOPOLíTICA

que organiza, identifica, a los idóneos que serán integrados y recha


za a cuantos no consigan encuadrarse en aquel modelo (Luhmann,
cultural y relacional, de cada individuo, que pone en juego la vida, 1983, p. 148; Castells, 1989). En los márgenes de la escena se agolpa,
entrando con el propio «capital humano» en el combate estratégico de hecho, la multitud de cuantos no tienen acceso, para los que
del mercado. Capital que coincide con quien lo detenta y o usa, no
1 deviene grotesco usar el término clave del trabajo-capital, «elegir», y
separable de su bios, puesto en práctica y arriesgado sin reserva. Má son expulsados a la pobreza o a la marginalidad, esto es, al círculo
quina productiva que pliega al capitalismo su energía deseante, di infernal dentro/fuera donde se aguarda a ser readmitido.
cen Deleuze y Guattari (zooz, pp. 344 y ss.): siendo el deseo, como La hipótesis es que la forma de control económico del viviente se
había intuido Foucault, el motor secreto de las vidas, de los cuerpos manifiesta expost operando sobre los accesos al sistema, y no discipli
vivos puestos en juego. El nuevo doble vector de la comunicación nando ex ante la formación de los sujetos: el modelo, predispuesto
(información, creatividad, innovación dependiente de fuertes inver por el dispositivo —trabajo autónomo y cognitivo (Bologna, Fuma
siones en recursos humanos) y de la terciarización (servicios, media galli, 1997)—, pero también emergente por la vida social, es interio
ciones, producción de relacionalidad) sitúa en el centro mismo los rizado, condicionando la autodisciplina y la onerosa adquisición de
procesos de subjetivación: son propiamente los procesos de gestión competencias para adaptarse al mercado (Miller, Rose, 1990).
del cuerpo y de la mente, de hecho, los que hacen a los sujetos pro El biopolítico hacer vivir está aquí señalado por la posibilidad de
ductores creativos y, en conjunto, usuarios y consumidores de las autorrealización subordinada a la adopción del código del intercam
mismas tecnologías que potencian la expresividad, la actividad. bio económico; el dejar morir por la progresiva marginalización y
Cuanto más cognitiva e inmaterial deviene la economía, dirigida depauperación de las facultades expresivas, de palabra y de escucha,
a un mercado de servicios, tanto más el capital humano puesto en que se desprende de las experiencias personales de cuantos caen fue
juego abarca la entera unidad psicofísica del emprendedor-trabaja ra del mercado, excluidos o nunca incluidos. En el trabajo inmate
dor y tiene influencia, bioeconómica, sobre la articulación de sus rial, el círculo subjetivación-sujeción produce interacciones que se
relaciones sociales, desestructurándolas y reproponiéndolas en la retrotraen sobre los individuos para coproducirlos como sujetos hu
forma de relaciones sociales adecuadas al mercado (Gorz, 1998, manos. Lo que es producido y lo que se produce devienen nociones
pp. 92-94; 2003). complejas y se reclaman mutuamente, poniendo en crisis la unidi
Biocontrol gestionado en primera persona sin que nadie sea res reccionalidad del flujo de dominio y evocando la dependencia recí
ponsable del proyecto general. Los individuos son colocados en un proca y complementaria de ambiente y singularidad, de aprendizaje
campo de inmanencia indefinido, móvil, que los une en virtud de y creatividad. Algunos de los estudios sobre este mecanismo se refie
su dependencia a eventos y mutaciones contingentes, y que produce ren a Simondon y a la circularidad de la relación sistema/individuo
a su vez efectos no deseados (Beck, 2000; Beck, Giddens, Lash, 1999; (Simondon, 2006, intro. de Virno). Otros subrayan la persistencia
Giddens, 1994). Este nuevo dispositivo —el trabajo como capital de caracteres de la pastoral gubernamental en las figuras jerárquica
humano— dibuja un paradójico enlace entre la exaltación del mo mente «autorizadas» de la expertise (asesoramiento financiero, médi
mento activo y voluntario de la acción y de la eleción, y la opacidad co, comercial, agencias de ratíng) que vacía la presunta autonomía
del sistema no totalizable; por tanto, no gobernable en cuanto tal. de los sujetos. Se evidencia así la continuidad de un gobierno pasto
Y esto no es todo. Como todos los dispositivos biopolíticos y, de ral de la bioeconomía (Bazzicalupo, 2006) más allá del problema de
modo acentuado, cuando producen y consumen información, este la valorización capitalista que tanto el vetero como el neomarxismo
dispositivo selecciona las vidas por medio de un modelo de sujeto (Lazzarato, 1997) impugnan.
110 III
BIOPOLÍTICA EN UNA PERSPECTIVA BIOPOLÍTICA

GUERRAS GLOBALES, MIGRANTES Y POLÍTICAS DE EXCLUSIÓN Caen las fronteras para el incesante flujo de las mercancías globa
lizadas y el movimiento de las migraciones, en cuanto mercancía-
El léxico de la biopolítica encuentra aplicación en el ocaso de los trabajo, atraviesa a su vez las fronteras, viéndolas alzarse impene
instrumentos jurídicos tradicionales, inadecuados para regular una trables o hacerse permeables según las exigencias contingentes del
situación internacional nueva. No se trata de la simple superación mercado.
de las tradicionales unidades políticas territorializadas y organiza Naturalmente desde el punto de vista de quien vive las migracio
das jurídicamente, en un escenario global, sino del diseño norma nes —los migrantes—, la experiencia subjetiva está unida a las gue
tivo de la idea moderna de Estado —la schmittiana identidad terri rras, al hambre, a las crisis internacionales y, una vez llegados a las
torial soberana— en espacios políticos móviles (Galli, 2001). Los nuevas tierras, se vive la exclusión, la clandestinidad, la explotación,
tradicionales entes territoriales están flanqueados, rozados, atrave la precariedad absoluta e insistente, la amenaza continua e indeter
sados tanto por la incontenible desterritorialización impresa por el minable, el racismo. Se activa un lenguaje médico, profiláctico,
flujo de las mercancías y de las finanzas como por los potentes como si los migrantes fuesen asimilados a agentes patógenos o peli
flujos migratorios, con sus impactos culturales, que se prestan fá grosos para las comunidades de acogida.
cilmente a definiciones en clave biológica y naturalizada. La esta La de los migrantes puede ser considerada «nuda vida» (cfr. in
bilidad del sistema/mundo se atestigua en una serie de conflictos de la ciudadanía y se
fra, cap. 5), que escapa de las tutelas jurídicas emergencia,
de naturaleza nueva que, a su vez, encuentran en el léxico biopolí presta al tratamiento de policía, en estado de expuesta
tico las categorías adecuadas a la radicalización vida/muerte, catás a la concentración en campos de refugiados, de primera acogida, de
trofe/salvación de lo que hay en juego: seguridad, miedo, terrorismo estancia temporal, donde de hecho está suspendido el derecho na
(Brossat, 2003). cional: espacios que trazan, en un territorio nacional, áreas de ex
La guerra ya había adquirido en el segundo conflicto un perfil cepción. Nudas vidas que desaparecen en el mar sin que puedan ser
nuevo, «total» (Jünger, 2004), con la disolución de las categorías «contadas», nominadas; nudas vidas que se someten al tráfico y al
formales que la habían organizado (Galli, 2002), y había traído una mercado: tráfico de no-personas, como dice Dal Lago (1999), tráfico
movilización del cuerpo social de tipo biopolítico, en la inmanencia de no-hombres y no-mujeres conocido por todos, ignorado por el
de las pulsiones de potencia y destrucción. La ruptura del espacio derecho, utilizado o reprimido solo a la vista de nuevos flujos aún
político entre los Estados acentúa el ocaso del soberano derecho de menos tutelados.
guerra y su atenuación a crimen «interno» en un indistinto, biológi El léxico biopolítico es particularmente eficaz en mostrar estos
co espacio de la especie humana: y para el crimen la respuesta ade espacios enormes extrajurídicos, estos dispositivos de emergencia que
cuada es la policía. Hoy, la guerra global se sustrae a los límites jurí coexisten, sin escándalo, con la ordinaria vida jurídica (Wacquant,
dicos y entra plenamente en la indistinción biopolítica entre interno 2000). No se trata de una emergencia que golpea a la nación enfren
y externo, entre público y privado, entre paz y guerra, orientándose tada a una amenaza —por mucho que esta sea continuamente evo
hacia una normalización, imposible de alcanzar, siendo exigida por cada, creando un clima de miedo físico que facilita la introducción
continuas emergencias, estados de excepción, intervenciones de sal de los dispositivos mismos—, sino del oxímoron de un estado de
vación (Gasparotti, 2003). emergencia normal que autoriza una gestión extra legem, relativa
Los procesos migratorios están ligados a la movilidad del traba solo a específicas poblaciones vivientes.
jo y encuentran oficialmente en esta, en la gestión de la circula
ción de la fuerza-trabajo, su «gobierno» (Moulier Boutang, 1998).
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BIOPOLíTICA EN UNA PERSPECTIVA BIOPOLÍTICA

GOVERNMENTALITY STUDIES decisiones de las diversas instancias médicas, religiosas, sociales y


económicas que entran en juego en la gestión de la vida cotidiana
Política sociaL Otra vez el riesgo de las personas— muestren la complejidad no unívoca de las cosas,
la ausencia de una gestión e, incluso, de un proyecto unitario y
Procediendo del cauce de la gubernamentalidad biopolítica de Fou prefijado.
cault, en la sociología anglosajona de los años noventa se desarrollan Bruno Latour (1998, pp. 219 y ss.) subraya la práctica de trasla
importantes estudios sobre las estrategias de gobierno postliberales ción, por la que gobernar significa, más que regular directamente,
con respecto a las políticas sociales, estudios que asumen un filo coordinar proyectos individuales y autoridades expertas.
crítico foucaultiano. Los trabajos más significativos relativos a las Prevención y profilaxis son más importantes que la terapia: el
sociedades neoliberales son aquellos de Andrew Barry, Thomas Os objetivo de la racionalidad gubernamental parece ser la autoasegu
borne y Nikolas Rose, Foucault and Political Reason. Liberalism, ración en el interior de una red plural, red de sujetos libres de gober
Neoliberalism and Nationalities of Government (1996); los editados narse y de acceder a los saberes que los gobiernan, que aquella racio
por Graham Burchell, Colin Gordon y Peter Miller, The Foucault nalidad se limita a regular (Donzelot, 1991, pp. 251-80). Respecto a
Effect: Studies in Governmentality (1991); el trabajo crítico de Nikolas los estudios foucaultianos, estos análisis, que se refieren a la sociedad
Rose principalmente sobre las políticas sanitarias; el análisis de la ra posterior a los años noventa, muestran el desarrollo de técnicas de
zón política gubernamental de Thomas Lemke (1997); ylos estudios vigilancia y de regulación que se sustentan sobre la voluntaria cola
de Pat O’Maliey sobre el riesgo y la incertidumbre como matriz del boración de los sujetos.
gobierno liberal (2oo4b). Estos análisis son empíricos, mas no posi
tivizan la realidad, ya que mantienen la posibilidad de una distancia
crítica. Esta distancia crítica está conscientemente en tensión (típi Política sanitaria. La vía secundaria a la eugenesia
camente foucaulciana) con el riesgo de una posible función de racio
nalización. Los estudios sobre la gubernamentalidad neoliberal específicamente
La característica común de estos estudios estriba en el hecho de dedicados a la política sanitaria son los más significativos, tanto para
que se mueven desde un sujeto que, en las sociedades liberales, no comprender el nexo cada vez más estrecho entre saber biológico y
puede más que ser autónomo y libre pero, para serlo, debe estar política de la vida como para evidenciar la transformación de la
«sometido» a saberes y prácticas expertas, hoy sustraídas al Estado biopolítica desde la segunda mitad del siglo xx hasta hoy.
(en nombre de una instancia de menos gobierno) y confiadas a nue Nikolas Rose, en La política de la vida (2008), refuta la lectura
vas autoridades sociales: médicos, científicos, asesores económicos, tanatopolítica que Agamben realiza de la biopolítica y que, genéri
managers, heterogéneos en cuanto a los actores y las estrategias y, a camente, encuentra en el nexo entre genética, biotecnologías y políti
menudo, conflictivos en los resultados. ca una inevitable deriva manipulativa y totalitaria (cfr. mfra, cap. 5).
El objetivo no es describir los nuevos modelos de organización Su análisis muestra, por el contrario, el surgimiento de subjetividades
sino seguir el desarrollo de proyectos con ideas nuevas, programas activas —similares a aquellas que hemos visto actuar en el campo
que dirigen voluntades diferentes. Los Governmentality Studies reco económico— respecto de las cuales no se puede hablar de gestión
gen el desafío foucaultiano de repensar bajo el signo de la biopolíti heterónoma, enfocada a prácticas de manipulación genética selectiva.
ca la nueva modalidad de gobierno en Occidente dejando, según Las nuevas subjetivaciones desean su propia salud, el mejora
el estilo de Foucault, que los detalles concretos —el análisis de las miento del propio cuerpo: la obligación hitleriana de estar sanos
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BIOPOLÍTICA EN UNA PERSPECTWA BIOPOLfTICA

«viene traducida en un deseo personal: en las formas de la razón de autoridades económicas. Si, por tanto, se prefigura, en relación
gubernamental que se define liberal, la salud del cuerpo político con la revolución epistemológica de la genómica, un creciente poder
debe estar asegurada cada vez más no por medio de estrategias diri bioeconómico sobre las vidas (Rajan, 2006) que orienta la farmaco
gidas y financiadas por el Estado, sino infundiendo e instrumenta genómica a investigar la variabilidad genética en vista de los men
lizando el deseo de estar sanos que se sitúa como elemento determi cionados test predictivos y de eventuales modificaciones genéticas,
nante para la realización de cada uno, puesto en marcha a través de no obstante, el papel de las personas es «informado», puesto en forma,
los mecanismos y las obligaciones de una elección. Por consiguien por este nuevo conocimiento y el individuo —de modo subordinado
te, la amplia acción del aparato político para la salud en los progra a las capacidades de saber y de comprar— deviene actor decisivo en
mas liberal-democráticos en los siglos xix y xx habría sido inconce las elecciones, tanto a nivel individual como por medio de asocia
bible si no hubiera podido representarse como algo surgido de la ciones y grupos de presión.
demanda “de los pueblos” mismos y, especialmente, de las clases Identidad y derechos asumen una nueva forma biológica (Rabi
más pobres, desfavorables, trabajadoras. La biopolítica, en otras pa now, 1999; P.abinow, Rose, 2006a y 2006b): «El nuevo genoma está
labras, ha sido democratizada» (Rose, 2000, pp. 51-52). ligado a una mutación de la particular imagen que tenemos de la vida.
Es verdad que el concepto de riesgo sigue siendo central: valo Nosotros ya no imaginamos el cuerpo como aparece en el atlas anató
rado según categorías, zonas territoriales, conductas, historias fami mico, como un sistema viviente y vital, o como un sistema de sistemas
liares, es después gestionado por medio de controles y medidas pre [...]. La superficie corporal contiene un volumen “natural”, una orga
ventivas, con la vigilancia, la monitorización de las patologías del nización de órganos, de tejidos, de funciones, de flujos [...] era colo
comportamiento. Y es verdad también que Hacking (1998) puede cada en el interior de un campo de sistemas extra-corporales del am
incluso delinear una tipología humana nueva: la persona genética biente y de la cultura [...]. Cuando, no obstante, el cuerpo viene
mente en riesgo, cuyo riesgo se inscribe, en la actualidad, a nivel visualizado sobre una escala diferente, las cosas cambian. Progresiva
molecular; persona a la que la industria farmacogenética destina mente, a partir de los años treinta, la biología ha alcanzado a visualizar
ingentes inversiones en test predictivos, orientándose a la genetiza los fenómenos de la vida al nivel de la región submicroscópica [...].
ción a gran escala de la política sanitaria. Pero, no obstante estos tí Esto no fue solamente un acontecimiento epistemológico, sino tam
picos elementos de gestión biopolítica, es importante poner de relie bién un evento tecnológico y político» (Rose, 2000, pp. 46-47).
ve que la vida no está considerada desde el imaginario común como La heteronomía persiste. La vida es observable solo para quienes
algo estático, un destino, sino algo sobre lo que hacer valer la propia controlan los recursos necesarios para la investigación: consejos de
elección: «hoy, la vocación política de las ciencias de la vida está ligada investigación, fundaciones privadas, organizaciones farmacéuticas.
a la convicción según la cual el riesgo genético, una vez identificado y Mas se difunde un cuadro veritativo nuevo relativo a la «naturale
evaluado, pueda ser gestionado» (Rose, 2000, p. 45). za»: en la edad postgenómica, la vida es una propiedad que emerge
La vida es técnica y la identidad molecular de cada individuo de interacciones complejas, contingentes de conexiones, de ener
comienza a dejar los dominios del azar para entrar «en la región de gías, de hibridaciones. Las representaciones de la vida aparecen cons
la elección». Se delinea una relación nueva con una naturaleza ya titutivamente vinculadas a su transformabilidad, a su gobierno, a las
siempre artificial, nunca estática. Naturalmente, es evidente que intervenciones sobre sí (cfr. mfra, Haraway, 2000). El ser humano es
esta relación está orientada e interferida indiscutiblemente por je técnica, para tratar técnicamente (Rabinow, 1999, p. 152).
rarquías expertas —biólogos, fisiólogos, genetistas—, dependientes, La biología misma, por otra parte, conoce solo para transformar.
a su vez, para sus investigaciones cada vez más complejas y costosas, El tema emergente de la identidad del Sí, muy querido por la cultura
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BIOPOLÍTICA EN UNA PERSPECTWA BIOPOLÍTICA

humanista, se disuelve y deviene problemático: ¿es «natural» si el que el valor de la vida no implica una referencia a lo natural, sino
excluye los cuidados médicos? ¿Si incluye órganos y prótesis tras a la artificialidad abierta al crecimiento y a la proyección.
plantadas? La vida «está abierta a su modelado y a la manipulación El ser humano no es pensable con las categorías del viejo huma
molecular», tanto para evitar que ocurra cualquier cosa, como para nismo, que dependía de la imagen del cuerpo vivo individualizado,
alterar el modo en que algo acaece, o para hacerlo acaecer. Vida que en su forma visible y de una naturaleza entendida como dato extra-
ya no es mística o vital, sino técnica y protésica: el cuerpo del diabé social: hoy, «la normalidad es a la vez un estatus natural y un estatus
tico con la insulina inyectada, el cuerpo femenino hecho fértil o que puede ser determinado por medio de la intervención técnica y
infértil. Vida siempre sofisticada. La traslación de Latour, el ((gobier farmacológica» (Rose, 2000, p. 6). «Se trata de una política radical
no a distancia», organiza —en este campo—, a nivel administrativo, mente ética —preocupada por los valores que pueden ser otorgados
la relación entre sujetos activos, participativos, que deciden las prio a los diferentes modos del ser humano, a las diferentes modalidades
ridades en términos de riesgo y de costes. ¡
de la vida misma. Opera en un espacio conflictual. Por un lado, cada
Rose subraya la pluralización de las normas «de» la vida y su vida posee un valor igual. Por otro, nuestras prácticas y técnica de la vi
apertura a la disputa, los procesos heterogéneos que producen: «las da muestran que esta hoy es el objeto potencial de un juicio de valor»
práctica médicas y biomédicas de la identidad y de la identificación (Rose, 2000, p. 6).
se cruzan transversalmente con aquellas categorías más familiares
de género, etnia, clase, estatus, procedencia, produciendo nuevas
comunidades de identificaciones, cada una con su propia política Bioeconomía farmacéutica
de la subjetividad e identidad. Este es el campo en el que la biopo
lítica hoy se ensambla y desensambla, es puesta a prueba y contes Rajan (zoo6) emplea el término «bioeconomía» para indicar el po
tada» (Rose, 2000, p. 53). Surgen el ethos, los sentimientos de los der económico que toma como objeto lo biológico en las biotecno
grupos que orientan las elecciones. Para Rose, a la fase de disciplina logías y que, en el giro hacia la genómica, adquiere una forma radi
individualizante y a la fase del biopoder socializante, sigue la actual cal de omnipresencia y de des-individualización. Pero —como se ha
etopolítica o técnica del sí en la que los seres humanos se valoran y visto— la toma del poder, aún siendo penetrante, se hace incierta;
actúan sobre sí para mejorarse. Hay un presupuesto en estas prác se interconectan en cada decisión múltiples y contradictorios vecto
ticas. Se concede valor a la vida en sí; el derecho a la vida se entien res de competencia, desde los comités éticos a las opciones de los
de como derecho de elección sobre la vida por parte de actores políti pacientes, pasando por las directivas jurídicas o las instancias de
cos nuevos que manifiestan y ejercen poderes: son los individuos, grupos de presión: las disputas de multiplican. La bioeconomía da
los grupos, las asociaciones que reivindican la propia demanda y forma económica a la amplísima cosecha de saberes y de informa
consideran el espacio corpóreo vital un espacio privilegiado de la ciones personales, vinculando comercialmente las vidas —desperso
subjetividad. nalizadas, biologizadas, representadas a nivel absolutamente a-sub
Contra la melancolía de la tradicional interpretación cultural jetivo de la genética, mas, no obstante, repletas de expectativas y de
drásticamente antitecnológica, en la forma de la escuela de Frankfurt, esperanzas inducidas por una comunicación divulgativa y de marke
que en la actitud de «evaluación» de la vida ve una forma de cripto ting— y la economía: los valores de bolsa, las reglas del beneficio, las
fascismo y un debilitamiento de la idea de creatividad del dolor opciones de management.
(que, por otra parte, era, para Mann, la otra cara de la higiene ra También aquí, como en todo el capitalismo postfordista, resulta
cial), Rose diagnostica un nuevo estilo, conciliado con la técnica, en inquietante la ambivalencia del potenciamiento, empowerment, de

ii8 “9
BIOPOLÍTICA

los sujetos y su sujeción a un sistema invasivo no controlable de


autoridad. Nadie obliga a nadie: el consentimiento informado es
T
necesario para garantizar la forma de la libertad de elección para
cada relación de los individuos con el mercado bioeconómico. Na
die está obligado y todos cooperan, se adhieren a la experimentación
sobre su propio cuerpo, sobre su propia vida, prestándola a los me
canismos bioquímicos que puedan potenciarla. El biopoder de la y. La nuda vida
industria farmacéutica de operar sobre los mecanismos de la vida no
es controlable y está, de hecho, legitimado por un deseo universal de
salud. Es más: es de sentido común pensar que se manifiesta una
actitud responsable cuando se adoptan voluntariamente prácticas
que salvaguardan el bio-valor, el valor vida. El ingreso de la vida,
más que en la política, en el mercado, implica de hecho —hemos
dicho— su transformación en «valor». Y cada valor tiene un precio,
un coste de producción, un eventual acuerdo de intercambio. La BIOPODER Y SOBERANíA. GIORGIO AGAMBEN
posición de Rose, crítica con la de la gubernamentalidad liberal y
tendente a iluminar los mecanismos de poder que subyacen en las Corno sabemos, la hipótesis foucaultiana sobre el biopoder se dis
elecciones que se presumen libres, es todo menos insensible a la pre tancia de la teoría de la soberanía: el circuito hobbesiano de sujeto,
tensión «democrática», socializada, de más salud, de más vida, y tam unidad soberana y ley no logra dar cuenta de la racionalidad del
bién de atención al bienestar y a la salud de los hijos. Habla sin temor poder en Occidente. La teoría de la soberanía presupone un sujeto
de una forma de eugenesia positiva, que testimonia la difusión del dotado de derechos que se somete a la ley del poder soberano, cuyo
cuadro veraz incluso en el dispositivo de la política sanitaria. Es «la verdadero proyecto político es la unidad.
puerta secundaria hacia la eugenesia», que opera por medio de aque Foucault invierte el esquema: política es la producción de los
lla demanda extendida a los propios hijos. sujetos que solo puede dar cuenta de la complejidad de la relación
de gobierno. Las tecnologías disciplinarias y normalizantes son mo
dos de ejercicio de una nueva forma de poder/gobierno de las vidas
que el poder soberano no puede ejercer plenamente. Las dos formas
se contraponen, después se yuxtaponen, articulándose recíproca
mente —principalmente en relación con el elemento norma— mas,
en el ocaso de la soberanía, explota la biopolítica.
Giorgio Agamben, en cambio, se mueve desde el modelo jurídi
co-político de la soberanía, poder de sujeción y presa mortal, buscan
do ahí el punto de unión con el poder. La presa mortal, la implica
ción de la vida en el poder soberano es, para Agamben, el verdadero
significado de la biopolítica. Como se observa, hay una decidida
corrección de ruta y no tanto, como el propio filósofo afirma, una
120 121
BIOPOLfTICA

extensión del análisis foucaultiano: <(La presente investigación se re


fiere precisamente a ese punto oculto en que confluyen el modelo
T LA NUDA VIDA

mente, bbs. Si Foucault, respecto a la definición aristotélica, evi


denciaba la mutación moderna, para la que solo hoy el ser humano
jurídico-institucional y el modelo biopolítico del poder. Uno de los es «un animal en la política del cual está en cuestión su vida de ser
posibles resultados que arroja es, precisamente, que esos dos análisis vivo», Agamben no atisba sustanciales mutaciones de ejercicio del
no pueden separarse y que las implicaciones de la nuda vida en la poder. El simple vivir, objeto del biopoder, es el fundamento de la
esfera política constituyen el núcleo originario —aunque oculto— política desde su origen, y lo es en cuanto vida nuda, capturada por
del poder soberano. Se puede decir, incluso, que la producción de un el poder político en la modalidad específica de la excepción. La es
cuerpo biopolítico es la aportación original del poder soberano» (Hs, fera política se constituye, de hecho, excluyendo la vida natural o
p. 9; trad. esp. 15-16). Aquí está la intuición —fuerte, significativa— transformándola en vida política, politizándola.
de la ambivalencia demoniaca del biopoder: la muerte es la otra cara
implícita de cualquier programa de protección y producción de la
vida. También hay, en contraste con la analítica histórica de Fou EXCEPCIÓN
cault, hecha de saltos y de discontinuidades, una mirada «metafísica»
que atraviesa la entera historia occidental para reconocer un secreto, Este pasaje de la zoé al bIos es el tema agambeniano: la exclusión de
un fantasma oculto, que mantiene el significado constitutivo. Aam la vida natural que hace posible la vida política es redefinida por
ben se mueve desde el residuo asimétrico entre la vida del ser vivien medio del concepto de «excepción», en el sentido etimológico de
te, zoé, y el modo de vida político, bíos. «sacada fuera». «La política se presenta entonces como la estructura
El ingreso en la esfera política sucede, para Aristóteles, excluyen propiamente fundamental de la metafísica occidental, ya que ocupa
do la simple vida natural, zoé, confinada en el oikos doméstico y el umbral en que se cumple la articulación entre el viviente y el lo
privado: es el paradigma de la política que Arendt recupera, distan gos. La “politización” de la nuda vida es la tarea metafísica por exce
ciando lugares y caracteres de la vida privada y de la vida pública lencia en la cual se decide acerca de la humanidad del ser vivo hom
griega, para después mostrar cómo el surgimiento moderno de lo bre [...] La pareja categorial fundamental de la política occidental
social —la toma en consideración de la vida en la política— disuel no es la de amigo-enemigo, sino la de nuda vida-existencia política,
ve la distinción entre privado y público. Debería recordarse que los zoé-bíos, exclusión-inclusión. Hay política porque el hombre es el
estudios de Hannah Arendt, no por casualidad profunda analista ser vivo que, en el lenguaje, separa la propia nuda vida y la opone a
del fenómeno totalitario, son de gran utilidad para aprehender de sí mismo, y, al mismo tiempo, se mantiene en relación con ella en
modo sistemático, más que histórico, el coste del predominio de la una exclusión inclusiva» (Hs, p. II; trad. esp. 17-18). El acto funda
vida en la política. Aunque sin adoptar el término «biopolítica», cional de la política no es una simple transformación de la vida na
Arendt advirtió plenamente la profundidad del giro moderno hacia tural, sino la constitución de una vida desnuda, esto es, una vida que
el cuidado del bios y los efectos de despolitización y de extensión del no es solo natural sino que está sacada frera en una relación con el
dominio económico (1964). poder y mantenida bajo este.
Agamben recupera explícitamente la definición arendtiana del ser Poder soberano y nuda vida emergen en esta relación de excep
humano como animal laborans y la conecta a la politización de lo ción: la nuda vida fija el poder y hace posible su ejercicio. La vida se
que llama «nuda vida». Para Aristóteles, como después en Arendt, el revela, entonces, como originariamente interna al poder y, por con
cumplimiento del destino humano no es el simple, nudo, «hecho» siguiente, expuesta, gestionable por las tecnologías analizadas por
del vivir, sino la vida en la comunidad, la vida cualificada política- foucault. La excepción no es una simple exclusión, sino una captura:

Iii 123

j
I3IopoLf’rIcA LA NUDA VIDA

«Llamamos re/ación de excepción a esta forma extrema de la relación en Schmitt (1988), la política no se identifica con el Estado, sino con
que sólo incluye algo a través de su exclusión» (Hs, p. II; trad. esp. el gesto que discrimina al amigo del enemigo. También en Schmitt,
31). Se podría pensar en algo así como la forclusión lacaniana que de hecho, se evidencia la aporía de una soberanía que se constituye
excluye lo interno. situándose más allá del derecho e instituyendo, por esta posición
La toma del poder soberano, a través del acto de exclusión, evi paradójicamente externa, el orden jurídico; estableciendo, por otra
dencia, en realidad, un vínculo indirecto sobre la vida en cuanto es parte, con este acto, que no hay un afuera.
poder sobre la muerte, sobre la mortalidad de la vida. Esta es la ló En la tensión irresoluble entre vida efectiva y derecho, la vida se
gica soberana del bando: la nuda vida es aquello que es abandonado, inscribe en el derecho. La decisión soberana sobre el estado de ex
en el doble sentido de aquello que es excluido de la comunidad, pues cepción es, para Agamben, el acto que captura la vida, transformán
to en bando, pero que también es, en este modo, politizado, puesto dola en objeto del derecho y de la política. En este recorrido se sitúa
bajo el signo del soberano. «Sagrada, es decir, expuesta a que se le dé la relectura del estado de naturaleza hobbesiano: en este todos so
muerte e insacrificable a la vez, es originariamente la vida incluida en mos, los unos por los otros, vidas desnudas, hornines sacri. Un estado
el bando soberano, y la producción de la nuda vida es, en este sen de naturaleza que no es, entonces, una condición prejurídica, sino
tido, la contribución originaria de la soberanía. La sacralidad de la el secreto que persiste en el interior del derecho de la comunidad y
vida, que hoy se pretende hacer valer frente al poder soberano la condiciona, la forma. El Leviatán no es más que la exposición
como un derecho humano fundamental en todos ios sentidos, ex de la vida a la muerte, entonces nuda vida, estado de naturaleza,
presa, por el contrario, en su propio origen la sujeción de la vida a que continúa funcionando en el interior del estado político-jurídi
un poder de muerte, su irreparable exposición en la relación de co, revelando el fundamento en el estado de excepción (Hs, p. 42;
abandono» (Hs, p. 93; trad. esp. 109). Se invierte el esquema de la trad. esp. 52).
«vida sacra» y lo sagrado viene redefinido, volviendo hacia la enig Por lo tanto, en Agamben el biopoder radica en la soberanía, a
mática figura del horno sacer en el derecho romano arcaico. Horno su vez estructurada sobre la excepción de la vida desnuda. Este triple
sacer es aquel que, puesto en bando, puede ser asesinado sin come- nexo guía toda la historia del poder en su despliegue histórico. «La
terse homicidio, mas no es sacrificable en las formas rituales: vida biopolítica es, en este sentido, tan antigua al menos como la excep
destinada a la muerte en total impunidad, objeto de la relación de ción soberana» (Hs, p. 9; trad. esp. r6). Y el Estado moderno, situan
excepción. Frente al soberano no hay sujetos de derecho, como do la vida biológica en el centro de sus cálculos, ilumina el nexo
pretende la cultura jurídica moderna, sino la vida desnuda o sagra secreto de poder y vida, lo hace salir de la sombra configurándo el
da, asesinable. espacio político mismo: «en paralelo al proceso en virtud del cual la
Es evidente que la excepción —como inclusión de la vida por excepción se convierte en regla, el espacio de la nuda vida que estaba
medio de su exclusión— es el acto específico que revela la estructu situada originariamente al margen del poder jurídico, va coincidien
ra de la soberanía (SdE). do de manera progresiva con el espacio político de forma que ex
Esta última no es ni un concepto exclusivamente político ni me cepción e inclusión, externo e interno, bíos y zo, derecho y hecho,
ramente jurídico: es la forma, desde el origen aporética, a través de entran en una zona de irreductible indiferenciación» (Hs, p. 12; trad.
la cual el derecho se refiere a la vida y la incluye autosuspendiéndo esp. 19).
se, por medio de su propia suspensión. La forma de la relación de
recho-vida es siempre soberana y biopolítica, y funciona, como ya
había visto Schrnitt, a través de la paradoja de la excepción. Como

124 125
BIOPOLÍTICA LA NUDA VIDA

TOTALITARISMO Y DEMOCR4C la imagen significativa: «el ser humano como tal», definido por ios
derechos humanos, no siendo más que pura vida, es entregado a ser
El biopoder es la clave para comprender el nazismo, pero también la asesinado: «el mundo no halló nada sagrado en la abstracta desnu
política que hoy gravita, a su vez, por el umbral de aquel secreto. dez del ser humano» (Arendt, 1967, p. 415; trad. esp. 424). El refugiado
Hay una inquietante afinidad, bajo este modelo, entre democracia y es el testimonio de la ineficacia práctica de la presunta potenciación
totalitarismo, surgidos ambos por la crisis del orden político, cuan de la vida a través de los derechos del hombre genéricamente viviente.
do la estructura biopolítica oculta del poder ha devenido espacio En Agamben, el totalitarismo deviene el terreno privilegiado de
político. Esta estructura secreta, la nuda vida, su naturalidad politi análisis de la biopolítica. En el nazismo, la nuda vida está inmedia
zada, sobreviene, de hecho, «forma de vida dominante» y, en un tamente politizada en tanto es vida destinada a la muerte (también
proceso incontenible, el poder la engancha directamente: «el estado aquí se reenvía a la arendtiana definición del nazismo como régimen
de excepción deviene regla», según el diagnóstico que Agamben que ocupa integralmente todas las esferas de la vida, naturalizándo
toma de Benjamin, desde el momento en que el poder trabaja para la). Respuesta paroxísticamente biopolítica a la crisis del espacio
producir el estado de excepción, no habiendo otra forma de legiti político y a la disolución de la regulación sistémica. Los judíos son
mación que su emergencia y su lógica de necesidad (MsF, p. 34; desclasados progresivamente a ciudadanos de segunda categoría,
trad. esp. 35). después «producidos» como nuda vida y, finalmente, exterminados.
La democracia moderna y el totalitarismo aferran ambos la vida, Exterminio que no es holocausto o sacrificio, sino que está implícito
en el doble movimiento de inscripción creciente de la vida en el en el orden jurídico soberano que los mata «como pulgas», habién
orden político y de radical exposición al poder. Es un recorrido que dolos producido como nuda vida: «el judío bajo el nazismo es el
se mueve desde la Declaración de derechos de/hombre: «el nacimiento referente negativo privilegiado de la nueva soberanía biopolítica y,
—es decir la nuda vida natural como tal— se convierte por primera como tal, un caso flagrante de homo sacer, en el sentido de una vida
vez (mediante una transformación cuyas consecuencias biopolíticas a la que se puede dar muerte pero que es insacrificable» (Hs, p. 126;
podemos empezar a calibrar sólo hoy) en el portador inmediato de trad. esp. 147). El poder decide sin mediaciones sobre el valor o
la soberanía» (Hs, p. 141; trad. esp. 163). desvalor de la vida, tal y como confirman las prácticas eugenésicas,
Inscripción ambigua: la democracia moderna se presenta «desde la eutanasia y la experimentación sobre las vidas calificadas como
el principio como una reivindicación y una liberación de la zo [...] «sin valor».
De aquí también su aporía específica, que consiste en aventurar la El continuum biopolítico de democracia y totalitarismo viene ava
libertad y la felicidad de los hombres en el lugar mismo —la nuda lado por experimentaciones similares realizadas también en países de
vida— que sellaba su servidumbre. Detrás del largo proceso de anta mocráticos sobre vidas «sin valor», como aquellas de los condenados
gonismo que conduce al reconocimieento de los derechos y de las a muerte. Agamben aquí acoge el análisis foucaultiano sobre el ra
libertades formales, se encuentra, una vez más, el cuerpo del hombre cismo, enfatizando la movilidad de las cesuras biológicas que discri
sagrado con su doble soberano, su vida insacrificable y, sin embargo, minan y excluyen una vida para reforzar otra e insistiendo sobre la
expuesta a que cualquiera se la quite» (Hs, p. 13; trad. esp. 19-20). simultaneidad de los dos procesos, de exclusión y de refuerzo: la pro
La crisis del vínculo entre nacimiento y nación, en la desterrito ducción de vida desnuda los abraza y los hace comprensibles. El
rialización global, muestra el advenimiento de una modernidad pa pueblo emerge de la exclusión racista de una específica población
roxísticamerite biopolítica. Hoy el fundamento oscuro de la soberanía entendida como amenaza biológica. En Lo que queda de Auschwitz,
encuentra sufi,zra en el refugiado. Otra vez es Arendt quien sugiere se confirma que el poder es biopoder, decisión sobre la calificación
126 127
BIOPOLÍTICA LA NUDA VIDA

de la vida, sobre su valor o no valor: es, por lo tanto, asignación de en biopolítica y el horno sacer se confunde virtualmente con el ciu
umbrales que discriminan en el interior de la vida biológica misma dadano» (MsF, p. 38; trad. esp. 40).
«formas secularizadas de la nuda vida»; «el carácter más específico La tesis es clara, dura, apocalíptica y, para las recientes experien
de la biopolítica del siglo veinte: no ya hacer morir ni hacer vivir, cias relativas a los migrantes, terriblemente actual. El campo es un
sino hacer sobrevivir. No la vida ni la muerte, sino la producción nuevo lugar, un nuevo regulador de la comunidad: el signo según el
de una supervivencia modulable y virtualmente infinita es lo que cual el sistema no puede funcionar sin transformarse en máquina
constituye la aportación decisiva del biopoder de nuestro tiempo» letal; es el signo de la crisis de la política y la matriz y «solución» de
(Ausch, p. 204; trad. esp. 162-163). Esta es la facies tanatológica de la crisis misma.
la biopolítica.

NEOMORTS
EL CAMPO

Hay situaciones diversas cuyo común denominador es la indistin


Si la biopolítica es el fondo común de totalitarismo y democracia, el ción entre norma y vida, la disolución de la vida natural que desa
paradigma del espacio político moderno solo puede ser el campo. parece en la indeterminación absoluta entre hecho y derecho, natural
Un espacio que confirma, para Agamben, la analogía biopolítica de y político: los campos de concentración principalmente, pero tam
los dos regímenes, ya que va más allá de las diversas experiencias bién la palabra del Führer que posee inmediatamente fuerza de ley.
históricas para devenir la matriz del espacio político. En la democracia actual, donde la biopolítica parece presentarse
Históricamente, el campo está relacionado con el estado de ex como poder bienfaisant que incrementa la vida biológica, Agamben
cepción y mantiene una estructura aporética: una medida policial, trata estas situaciones en el área, fuertemente discutida por la bioé
no instituida jurídicamente, un dispositivo de detenión preventiva tica, del límite de la vida, mirando a los trasplantes: aquí están los
que se funda sobre la proclamación del estado de excepción, el cual neomorts para testimoniar la implicación de nuda vida y poder. Los
suspende provisionalmente el ordenamiento jurídico, dispositivo neomorts son cuerpos que «tendrían el estatuto legal de cadáveres,
que, sin embargo, continúa en vigor en la situación normal. Es pura pero que podrían mantener, a la vista de eventuales trasplantes, al-
facticidad, es un hecho, una excepción que se prolonga en la norma • gunas características de la vida: estarían calientes, tendrían pulso y
lidad: «es una porción de territorio que se sitúa fuera del orden ju • orinarían [...] el cuerpo que yace en la cámara de reanimación ha
rídico normal, pero que no por eso es simplemente un espacio sido definido, por un partidario de la muerte cerebral, como un
exterior. Lo que en él se excluye es, según el significado etimológi faux vivant, sobre el que es lícito intervenir sin reservas» (Hs, p. 183;
co del término excepción (ex capere), sacado fuera, incluido por trad. esp. 208-209). Este estatus hace evidente que «vida y muerte
medio de su propia exclusión» (MsF, p. 37; trad. esp. 39). «Al haber no son propiamente conceptos científicos, sino conceptos políticos
sido despojados sus moradores de cualquier condición política y que, en cuanto tales, sólo adquieren un significado preciso por me
reducidos íntegramente a nuda vida, el campo es también el más dio de una decisión» (Hs, p. 183; trad. esp. 208).
absoluto espacio biopolítico que se haya realizado nunca, en el que Las fronteras angustiosas que separan, en la experiencia común,
el poder no tiene frente a él más que la pura vida biológica sin la vida de la muerte «son fronteras móviles, porque son fronteras
mediación alguna. Por todo esto el campo es el paradigma mismo biopolíticas, y el hecho de que hoy esté en curso un vasto proceso en
del espacio político en el momento en que la política se convierte el que lo que está en juego es, precisamente su definición, indica
128 129
BIOPOLÍTICA LA NUDA VIDA

que el ejercicio del poder soberano pasa más que nunca a través de complejidad relacional y generativa que estaba implícita en su pro
aquéllas y se ha situado nuevamente en la encrucijada de las ciencias ductividad.
médicas y biológicas» (Hs, p. 183; trad. esp. 208). También estos En definitiva, la biopolítica, para Agamben, revela el secreto de
ejemplos, sugeridos por la actualidad, de poder legal sobre la zona cada poder: la indistinción de vida y política. La historia deviene un
gris del viviente-muriente testimonian, para Agamben, la matriz del continuum negativo y confirmativo de aquel núcleo de sentido don
campo: es imposible distinguir entre el vivir del ser viviente y su de la genealogía foucaultiana era discontinua y «positiva».
existencia de sujeto político, y esta indistinción es típica del estado
de excepción.
RESQUICIOS DE UNA BIOPOLÍTICA MENOR

POTENCIA EXPRESWA Y PERPLEJIDAD ¿Existe para Agamben resistencia al poder soberano? En las últimas
palabras de Horno sacer, pero también en la entrevista sobre la biopo
La trilogía de Agamben sobre la biopolítica ha tenido gran repercu lítica menor (Agamben, 2003a), se menciona, de forma cifrada, una
sión: ha sido de gran eficacia el trabajo de deconstrucción del poder vida que se opone a los mecanismos del poder: «si llamamos forma-
que revela la fundación tanatológica; las figuras llamadas a mostrar de-vida a este ser que es sólo su nuda existencia, esta vida que es su
este enlace resultan, a pesar de su radicalidad, significativamente forma y se mantiene inseparable de ella, veremos abrirse un campo
«realistas» en la coyuntura del nuevo milenio, dotadas, para la tajan de investigación que se sitúa más allá del definido por la intersec
te retórica que las contiene, de gran eficacia expresiva. Mas la clave ción de política y filosofía, ciencias médico-biológicas y jurispru
interpretativa que pivota sobre el biopoder, el paradójico uso del dencia» (Hs, p. 211; trad. esp. 239). Otros, como veremos, han hecho
paradigma del campo para democracia y totalitarismo, dificultan jugar la vida como potencia contra el poder: una potencia vital que
pensar la pluralidad y la especificidad de los modos del poder mo hace de cada vida una forma-de-vida. Agamben parece más bien
derno. Realidades dispares, de los campos de concentración, de ex buscar una línea de sustracción al poder, de deprise, en nombre de
terminio, de internamiento, a las zonas de espera de los aeropuertos, cualquier singularidad que se aleje de la pertenencia codificada, del
a los campos de refugiados, revelan, efectivamente, inquietantes Estado. Las singularidades cualesquiera no forman sociedad, sino
analogías, pero también diferencias que se ocultan en la perspectiva «una comunidad sin presupuestos ni objeto» (2001), porque no ha
de la decisión soberana sobre el valor de la vida, en el estado de ex cen valer identidad alguna, ni piden reconocimiento y tampoco rei
cepción devenido regla. vindican nada salvo una irremediable distinción entre Humanidad
En cualquier caso, hay que subrayar que Agamben modifica ra y Estado. Bartleby de Melville, con su «preferiría no hacerlo», con
dicalmente el concepto foucaultiano de poder, que no solo mantie trapuesto a cada demanda de obrar, es el icono: potencia que solo
ne con la soberanía vínculos mucho más problemáticos, de coinci hace resistencia, reverso positivo de la negatividad del horno sacer.
dencia sobre un fondo de oposición, no pensados para describir el una forma de vida que se identifica con el puro vivir, ((un bíos que
Estado totalitario, sino que, ante todo, añade a la productividad sea sólo su zo> (Hs, p. 2010; trad. esp. 239).
(que Agamben reconoce ampliamente) el carácter de la relacionali Ambivalencias también aquí: el horno sacer no es más que una vi
dad. En Agamben, el biopoder recalca la unicidad monológica de da reducida, calificada en términos púramente biológicos por una
la soberanía: no hay poder alguno en los sujetos dominados y el bio/tanatopolítica; Bartleby, imagen de un poder resistente que se
poder se define en una linealidad unidireccional, perdiendo la sustrae, se niega, tiene, en cambio, rasgos extáticos, heideggerianos:

130 131
BIOP0LÍTICA

es aquel que «en cada uno de sus actos pone siempre en cuestión la
propia vida» con una «decisión irrevocable», se propone como «uni
dad inseparable del ser y de sus modos, de sujeto y cualidad, de vida
y mundo» (Hs, p. 170; trad. esp. 194). Cohesión indisoluble, inma
nencia, que emerge de una vida que se sustrae a todas las calificacio
nes biopolíticas.
Si la potencia es pensable fuera del bando y de todas las relacio
nes de poder, entonces la nuda vida no está constituida como tal por
vi. Biopoder y biopolítica afirmativa
el poder soberano, sino que se invierte en singularidad cualquiera.
Sustracción absoluta a la captura del poder y a las aporías de la so
beranía, la potencia no se acomoda al poder: como en el nihilismo
mesiánico de Benjamin. La nuda vida que la excepción excluye y
abandona es, desde una perspectiva heideggeriana, aquello que
orienta la historia, la cual tiende hacia lo originario: el destino de
Occidente es reapropiarse del origen, de la nuda vida. En Lo abierto, AME WALENCIAS
«la asunción de la misma vida biológica como tarea política (o más
bien impolítica) suprema» (Agamben, z002, p. 113; trad. esp. 141) se En los dos capítulos anteriores hemos esbozado tanto la recepción
dirige a la asunción de la simple existencia, de hecho, de los pueblos, de la categoría de biopolítica en línea con la lectura gubernamental
fuera de la política y del Estado. Aquella que Agamben llama «bio —que es predominante, con alguna oscilación, en Foucault— como
política menor» no trata la apropiación y la obra, sino el retorno a la el primer desarrollo de interpretaciones originales del concepto de
nuda vida, no como fundamento del poder sino como forma de biopolítica. Siempre ha estado presente esta ambivalencia, ya en
vida. Foucault, entre biopoder que sujeta la vida para subjetivarla y go
bernarla, y biopolítica entendida en sentido afirmativo como produc
tividad de la vida misma, potencia de la vida para resistir o sustrarse o,
como evidencian los Gouernmentality Studies sobre la sociedad neoli
beral (cfr. supra), para afirmar los propios deseos y las propias capa
cidades.
De este modo queda revelado el nodo teórico del discurso bio
político. >Qué puede significar, cómo puede ser interpretada aquella
afirmación foucaultiana según la cual la vida y el viviente, la especie
y sus condiciones de producción y reproducción, han devenido lo
que está en juego en las luchas políticas? Más allá de las intuiciones
de Foucault —que, como hemos visto, refutan la interrogación on
tológica sobre vida y naturaleza y analizan, más bien, los efectos de
poder de las verdades acerca del ser humano y la naturaleza—, una
serie de fenómenos, como la patente del genoma, el desarrollo de
132 33
BIOPOLÍTICA

máquinas inteligentes, las biotecnologías y la puesta en funciona


miento de las fuerzas vitales, delinean la cartografia de un biopoder
radicalmente estructural, desde el momento en que las formas mis
1 BIOPODER Y BIOPOLÍTICA AFIRMATIVA

afirmativo y creativo del biopoder. El background filosófico difiere


del foucaultiano, con una decidida asunción del pensamiento onto
lógico de la inmanencia, desde Spinoza a Bergson y Deleuze. En
mas de vida son rediseñadas. este sentido, Rancire (2000), en una entrevista en Multitudes, revis
Los análisis foucaultianos no se miden con esta transformación ta cercana a esta interpretación de la biopolítica y a los llamados
radical y estructural, no solo y no tanto porque no está aún plena movimientos, habla de la noción de biopoder como «reafirmación
mente realizada, sino porque sitúan los acontecimientos a la altura de un arraigo vitalista de la política».
de la dimensión relacional del poder sobre la vida, que suscita fuer
zas, poderes que lo resisten y, al mismo tiempo, lo refuerzan. En
Foucault, biopoder y biopolítica no son diferentes, en tanto subraya ANTONIO NEGRI Y MICHAEL HARDT
con el primer término la omnipresencia gubernamental sobre las
vidas, y con el segundo, principalmente en los estudios sobre el libe La fase heoliberal de hoy presenta, para los dos autores, una radica
ralismo, el peso antigubernamental de la vida y de la sociedad. En lización y globalización del sistema de biopoder: el cuerpo social es
Foucault, no se alcanza (contra Lazzarato, 2005) una nueva ontolo cercado totalmente por el biopoder que se apropia de su movimien
gía que parta del cuerpo y de las potencias vitales para pensar un to vital. La recuperación de la clásica metáfora orgánica testimonia
sujeto político radicalmente nuevo. El sujeto ético, sus prácticas, su aquí la incorporación literal de cualquier forma de vida.
libertad y capacidad de transformación en el interior de los juegos Una resistencia que pueda no ser reabsorbida o «racionalizada»
de poder, que se traza en los últimos escritos foucaultianos sobre el debe, por lo tanto, tener su raíz fuera del biopoder, debe tener con
gobierno de sí y de los otros, no hace mella en la ambivalencia es tacto con el corazón palpitante de la vida que el biopoder asedia,
tructural del sujeto biopolítico que se mantiene como tal. intensifica, actualiza.
El paso hacia una nueva ontología como presupuesto afirmativo Virtualidad y actualización: las categorías de la tradición del vi
del ingreso de la vida en la historia se expresa en una perspectiva talismo son utilizadas para sustraer el proceso de subjetivación al
sobre la biopolítica que reivindica la emergencia de una potencia círculo vicioso estructuralista y explican cómo, actualizando las vir
mu’ltzple y heterogénea de resistencia y de creación. Se pone radical tualidades de la vida (sus recursos potenciales), el biopoder reaviva
mente en cuestión toda perspectiva trascendentalista que ordene des fuerzas que tal vez puedan enfrentarse a él. La vida, sin embargo,
de el exterior y que no sea inmanente a su constitución. El vínculo debe pasar a través de la sujeción al biopoder, a su mecanismo pro
—identificado por Foucault— entre biopoder y economía capitalis ductivo, si quiere acceder a una condición de plena subjetividad que
ta es interpretado como una relación ontológica, centrado en ex libere las fuerzas vitales inmanentes. Atención: hasta este punto la
traer «más fuerzas» del cuerpo social, más allá de la relación marxis dialéctica del sometimiento impuesta al viviente para su subjetiva
ta entre capital y trabajo. El nodo ontológico pasa de la resistencia ción estaba ciertamente implícita en el discurso foucaultiano pero,
(conceptualizada negativamente) a la creatividad (afirmatividad del mientras que en Foucault procede hacia una liberación/subjetiva
crear, recrear, transformar las situaciones, participar activamente en ción de aquello que el biopoder ha producido, aquí el juego virtual!
el proceso): vida y viviente devienen materia que resiste y crea nue actual evidencia un quid precedente a la desviación del poder sobre
vas formas de vida. Negri, Lazzarato y otros pensadores de la tradi la vida, que puede liberarse en su originaria, plena, potencia de vida.
ción postoperaísta han utilizado el salto entre las nociones de biopo Si, en resumen, el poder «cerca» la vida, entonces la vida existía
der y biopolítica para dar consistencia ontológica al reverso en sí, en su potencialidad de intensificación que el biopoder mismo

‘34 ‘35
r
BIOPOLfTICA BIOPODER Y BIOPOLíTICA AFIRMATWA

hace evidente. La crítica política de Negri y Hardt no solo rechaza La sociedad de control, en cambio, debería entenderse como aquella so
la hipótesis represiva sobre el poder, sino que reconoce completa ciedad (que se desarrolla en el borde último de la modernidad y se extien
mente la productividad, concepto clave del biopoder foucaultiano. de a la era posmoderna) en la cual los mecanismos de dominio se vuelven
En cambio, pone el acento sobre aquel quid ontológico virtual que aún más «democráticos», aún más inmanentes al campo social, y se dis
el poder suscita e intensifica: la vida, pensada aquí como fuerza, más tribuyen completamente por los cerebros y los cuerpos de los ciudadanos,
que como forma. Y esto significa ir más lejos que la deconstrucción de modo tal que los sujetos mismos interiorizan cada vez más las conduc
histórico-genealógica. Utilizar la biopolítica contra el biopoder —es tas de integración y exclusión social adecuadas para este dominio. El po
el aviso de Negri (2000, p. 12)—, movilizar la potencia de la multi der se ejerce ahora a través de maquinarias que organizan directamente
los cerebros (en los sistemas de comunicación, las redes de información,
tud contra el biopoder imperial que la ha hecho crecer solo para
etcétera) y los cuerpos (en los sistemas de asistencia social, las actividades
utilizarla. controladas, etcétera) con el propósito de llevarlos hacia un estado autó
Esta potencia de vida (junto a la recuperación del concepto mar nomo de alienación, de enajenación del sentido de la vida y del deseo de
xista de trabajo vivo) se delinea como fuerza, impulso: similar a la creatividad. En este sentido la sociedad de control podría caracterizarse
libido, tan apreciada por la lucha sesentaiochista, que en los escritos por una intensificación y una generalización de los aparatos normalizado-
freudo-marxistas debía ser liberada y liberar. res del poder disciplinario que animan internamente nuestras prácticas
comunes y cotidianas, pero, a diferencia de la disciplina, este control se
extiende mucho más allá de los lugares estructurados de las instituciones
Imperio, el biopoder de la sociedad de control sociales, a través de redes flexibles y fluctuantes. En segundo lugar, la
obra de Foucault nos permite reconocer la naturaleza biopolitica del nue
vo paradigma de poder. (, p. 39; trad. esp. 38)
La nueva configuración del poder global no se ubica en la desapari
ción de la soberanía, sino en una nueva modalidad de ejercicio de
La eficacia del control encuentra fundamento en la nueva ontología,
poder —el Imperio— productor de vida. «El imperio no sólo go
en el hecho de que el poder es una función vital, incorporada en
bierna un territorio y a una población, también crea el mundo mis cada individuo y «reactivada» por los dispositivos: el conjunto del
mo que habita. No sóio regula las interacciones humanas, además cuerpo social «se desarrolla en su virtualidad» (i, p. 40; trad. esp. 39).
procura gobernar directamente toda la naturaleza humana. El objeto de
Se puede hablar de producción material de vida en referencia a la
su dominio es la vida social en su totalidad; por consiguiente, el imperio dimensión ontológica de la producción social y cultural capitalista:
presenta la forma paradigmática del biopoder» (i, p. i6, cursiva mía;
es esta materialidad la que puede ser invertida en procesos de libera
trad. esp. i6).
ción del nuevo sujeto político que, en términos spinoziano y deleu
Definido en negativo a través de la disolución de confines tem ziano, es llamado multitud, sujeto de autoproducción.
porales y espaciales, este biopoder imperial asume su positividad en
la omnipresencia activa que, por medio de la transformación del
capitalismo, produce vidas y formas de vida. La positividad y mate Paréntesis deleuziano. La vida y elplano de la inmanencia
rialidad, que Foucault ya reconocía a los dispositivos de disciplina y
a los aparatos de seguridad, asume una radicalidad inédita en el es El diagnóstico negriano del orden imperial del biopoder se dirige
tadio actual del capitalismo, el cual, con una expresión deleuziana,
a perturbar la imagen «lineal y totalitaria del desarrollo capitalista»
es definido como sociedad de control, en la cual el biopoder pone en
(i, p. 40; trad. esp. 39) compartida tanto por la ideología liberal
forma cuerpos y mentes. predominante como por el veteromarxismo, condenado así al cinis
136
‘37
BIOPOLfTICA 1 BIOPODER Y BIOPOLfTICA AFIRMATWA

mo y a la impotencia. Pero hoy asistimos más bien a una «explo Es, para nosotros, el nodo teórico decisivo. Solo una absoluta
sión de los elementos que anteriormente coordinaba y mediaba la inmanencia de vida y nomos puede ofrecer «solución» al problema
sociedad civil. Las resistencias ya no son marginales, sino que pa de la biopolítica. La multiplicidad del viviente no remite a princi
san a constituir fuerzas activas que operan en el centro de la socie pios que la trascienden y la unifican; permanece como es: es poten
dad»; «los rasgos individuales se singularizan en mil mesetas» (i, p. 40; tia, dynamis, movimiento, acto. El conatus sese servandi, spinoziano
trad. esp. 39-40). Esta última expresión, que recoge el título del deseo vital de durar, incluye una idea de fuerza, de poder, de deseo
famoso libro de Deleuze y Guattari (2006), resulta reveladora. Su (liberado, sin embargo, de la hegeliana privación). Aproximando a
pensamiento es llamado a explicar lo que en Foucault aún estaba Spinoza, Nietzsche y la afirmatividad, el decir sí del eterno retorno,
implícito: «la paradoja de un poder que, mientras unifica e incor reactivando la fuerza formativa de la vida del evolucionismo de
pora en sí mismo todos los elementos de la vida social [...] revela Bergson, potencia autonormativa que incesantemente deviene, De
al mismo tiempo un nuevo contexto, un nuevo ámbito de máxima leuze accede a un «plano de inmanencia» (o de consistencia) (MP,
pluralidad e incontenible singularización: el ámbito del aconteci p. 743), que es natural no en un sentido ontológio y sustancial,
miento» (i, p. 41; trad. esp. 40). sino más bien como virtual modalidad de vida. «Ya no es la afirma
Deleuze es el pensador de la diferencia, de lo múltiple, de la in ción de una sustancia única, es el despliegue de un plano común de
manencia afirmativa que da una respuesta a la pregunta sobre el inmanencia donde están todos los cuerpos, todas las almas, todos los
bíos, eludida conscientemente por Foucault: una respuesta «postes individuos. Este plano de inmanencia o de consistencia no es un
tructuralista» —en el sentido de que abre una brecha en el circuito plano en el sentido de un esquema mental, proyecto o programa, es
de eterno retorno del concepto— que <(renueva el pensamiento ma un plano en el sentido geométrico, sección, intersección, diagrama.
terialista y se asienta sólidamente en la cuestión de la producción del Estar en el medio de Spinoza significa estar sobre este plano modal,
ser social» (i, p. 43; trad. esp. 42): sus máquinas deseantes producen o, mejor, instalarse sobre este plano. Ello implica un modo de vivir,
el mundo, sus sujetos y objetos. Por otra parte, para Negri y Hardt una conducta de vida» (Deleuze, 1998, pp. 151-152).
la ontología inmanentista deleuziana, a pesar de introducir el plano La sustancia-naturaleza es, por lo tanto, antisustancialista; no es
ontológico de la vida, no «construye», fascinada como está por el más que un modo de vivir, modus de la singularidad viviente de estar
incesante movimiento, por los «flujos absolutos»; delinca una crea afectada o quedar afectadas las otras singularidades. Incluye en la
tividad impotente, «insustancial» (r, p. 43; trad. esp. 42), producien naturaleza todo lo artificial, desde la técnica a la política: todo está
do resultados efímeros y caóticos. y deviene en el plano de la inmanencia, hecho móvil, inestable por
Deleuze, a pesar de estas limitaciones que Negri y Hardt subra el conatus, privado de identificaciones fijas, anónimo e impersonal:
yan, es el filósofo que, ofreciendo a la nueva biopolítica afirmativa «aquí ya no hay en modo alguno formas o desarrollos de formas; ni
la conceptualización adecuada de un pensamiento de la inmanencia sujetos y formación de sujetos [...] Tan sólo hay relaciones de movi
y de la vida como inmanencia, es referencia indispensable para toda miento y de reposo, de velocidad y de lentitud entre elementos [...]
esta corriente. Intérprete genial e innovador de Spinoza, Deleuze Tan sólo hay haecceidades, afectos, individuaciones sin sujeto, que
halla una Sustancia que vive en todos sus «modos», una Sustancia constituyen agenciamientos colectivos [...] Nada se subjetiva, pero
viva en la que el efecto es inmanente a la causa, a la norma, la cual se forman haecceidades según las composiciones de potencias o de
no es hostil, ni amenazante, sino que se manifiesta como absoluta afectos no subjetivados [...] Lo denominamos plan de Naturaleza,
afirmatividad de un nomos inmanente, más que ontológico, prag aunque la naturaleza no tenga nada que ver ahí, puesto que ese plan
mático. no establece ninguna diferencia entre lo natural y lo artificial» (MP,
138 ‘39
p.
I3IOPOLfTICA

375; trad. esp. 269). Esta coexistencia «caósmica» es la condición


inmanente en la que las vidas experimentan y desarrollan el quid
viviente, ni organizado ni normado desde el exterior, antirrepresen
1 La nueva fase
todos los
BIOPODER Y BIOP0LfTICA AFIRMATIVA

elementos
del capitalismo cognitivo «incluye al trabajo en
relacionales que definen lo social, pero al mis
mo tiempo activa los elementos críticos que desarrollan elpotencial de
tativo, que tiene la potencia de transformarse y recrearse. La vida es insubordinación y sublevación en todo el conjunto de las prácticas
producción de diferencias, pero indeterminadas, fluidas: como en laborales» (i, p. 44, cursiva mía; trad. esp. 43). Es evidente el opti
las metafísicas genético-evolutivas del neodarwinismo. mismo de Negri respecto a la ambivalencia de la puesta en funcio
En el último texto deleuziano, La inmanencia: una vida... (1996), namiento de las subjetividades en la producción cognitiva y relacio
este plano de inmanencia de la vida se inclina hacia la des-subjetiva nal: emergen nuevas subjetividades políticas —denotadas por
ción, lo impersonal, la disolución de lo propio: huellas de una forma imaginación y creatividad— allí donde puede leerse la más comple
de sustracción a la captura del biopoder que, en modo decidida ta subsunción del humano en el mercado, cuando precisamente
mente diferente de la eufórica afirmatividad ontológica de Negri, imaginación y creatividad —que son los rasgos propios de la liber
conduce en dirección a una respuesta al biopoder en términos de tad, de la distancia, de la desordenación del sujeto— se someten a la
nomadismo, de vida menor, de fuga. Lo retomaremos en breve. valorización y al beneficio.
Ciertamente, la ambivalencia es real, y su subsunción totalizante
(propia de la interpretación veteromarxista) cierra todo margen de
Horno horno fuga con respecto al sometimiento al código del mercado. Negri,
por medio del concepto marxista de trabajo vivo, abre, en cambio,
En comparación con la articulación efímera de la producción de la dimensión de agency del trabajo, irreductible a la alienación del
seante en Deleuze, Negri y Hardt intentan —para un proyecto trabajo asalariado y ejecutivo, paradójicamente en línea con la exal
decididamente político— aún más sólidamente «la producción bio tación liberal del trabajo autónomo. Creatividad, afectos y virtuali
política)) en la producción ontológica del sujeto multitud. dad revelan una «naturaleza humana» originaria y original, entonces
«Es necesario formular además una nueva teoría política de la subordinada al mercado.
subjetividad que opere principalmente a través del conocimiento, Sin embargo, parece arriesgada la exaltación del potencial de in
la comunicación y el lenguaje» (i, p. ; trad. esp. 43). El anclaje se subordinación, de conversión del biopoder en biopolítica afirmati
ofrece por medio de la materialidad de la producción social deter va. Por otro lado, Negri es consciente de que, en el mercado, la
minada por la nueva forma del trabajo productivo, el trabajo inte «máquina es autovalidante, autoformadora, es decir, sistémica.
lectual y comunicativo y el crecimiento del peso del general intellect Construye tejidos sociales que excluyen o quitan efectividad a toda
en la valorización capitalista. La investigación sobre la transforma contradicción» (i, p. 48; trad. esp. 47).
ción del trabajo productivo en algo cada vez más «inmaterial» con Pero hay siempre un nivel ontológico del que servirse: el Spinoza
verge con la atención foucaultiana sobre la biopolítica del tardoca de Negri conecta ontológicamente verdad y potencia corpórea, cons
pitalismo y el papel del capital humano (cfr. supra), que implicaba tituyendo a la vez las singularidades y la multitud. Una ontología que
en el sistema de valorización a la vida humana entera, en su dimen tiene «el sello de la creatividad humana», esto es, subjetivada en un
sión afectiva, imaginativa y relacional; lo que no significa pensarla humanismo vitalista revolucionario que se dirige a «construirse
«atendiendo solamente a sus aspectos intelectuales e incorpóreos un nuevo cuerpo y una nueva vida» (i, p. 205; trad. esp. 203), capaz
en este contexto, la productividad de los cuerpos y el valor del de una «barbarie positiva», de una «violencia afirmativa» (i, p. 205;
afecto son absolutamente esenciales» (i, p. 44; trad. esp. 43). trad. esp. 203). Si bien Negri abraza el naturalismo deleuziano, que
140 ‘4’
BI0P0LÍTICA BIOPODER Y BIOPOLÍTICA AFIRMATIVA

disuelve los límites «entre los seres humanos y los animales, entre biopoder que coloniza y ocupa todo el tejido político de la historia
los seres humanos y las máquinas, entre el varón y la mujer», cons y de la sociedad o, entre otros términos, por un conjunto de efec
ciente de «que la naturaleza misma es un terreno artificial abierto a tos y de derivas tecnológicas absolutamente insuperables» (sp, p. 72;
mutaciones, mezclas e hibridaciones»; si bien comparte la violación trad. esp. ioo), Negri —también Lazzarato, Moulier Boutang y
de los tradicionales confines, «las homologías naturalistas de la mo otros que comparten el análisis del capitalismo inmaterial como
dernidad» para «un éxodo antropológico» (i, p. 206; trad. esp. 204) forma actual de biopoder— afirma enérgicamente la posibilidad
en términos de modificación del cuerpo, de transformación ciber de liberar la vida. En términos marxistas, ello significa reencontrar
punk, capaces de expresar la intolerancia a los roles, la renuncia al lo perdido, mítico valor de uso más allá o debajo del valor de cam
mando; no por ello la aproximación de Negri es deleuziana. bio: «el valor de uso reaparece continuamente en su articulación
«Debemos avanzar mucho más en la tarea de definir ese nuevo con el deseo de emancipación, con la afirmación de subjetivida
lugar del no lugar, mucho más allá de las meras experiencias de mez des, con la potencia productiva» y «a las transformaciones fetichis
cla e hibridación [...] Tenemos que llegar a constituir un artificio tas del capital se oponen, pues, las metamorfosis biopolíticas (técni
político coherente, un devenir artficial en el sentido en que habla cas, políticas, ontologías) de la fuerza de trabajo» (FP, p. 77; trad.
ban los humanistas del horno horno, producido en virtud del arte y esp. 107).
el conocimiento, y en el sentido en que hablaba Spinoza de un cuer La potencia, la biopolítica, la dynamis, el trabajo vivo, el valor de
po potente producido por la más elevada conciencia que infunde el uso: Negri conecta en el análisis de la biopolítica —para compensar
amor» (i, p. 206; trad. esp. 204-205). Negri explota la pasión políti y alentar el asedio inmanente del biopoder— categorías, frerzas,
ca constructiva, utópica, de este vitalismo no carente de excesos es que reenvían al ser mismo. En la «hegemonía tendencial del trabajo
tetizantes. Pero es evidente, sobre todo, la propuesta —ciertamente inmaterial (intelectual, científico, cognitivo, relacional, comunicati
no deleuziana ni mucho menos foucaultiana— de un horno horno, vo, afectivo, etc.) que caracteriza cada vez más el modo de produc
que hace de norma, de modelo para un nuevo modo de vida: otra ción y los procesos de valorización», se revelan vitalidad, desmesura,
vez una definición de lo humano más verdadera, más auténtica hace excedencia: «sus productos son productos de libertad y de imagina
de criterio de juicio, función normativa/selectiva de las nuevas tec ción. El excedente que los caracteriza es precisamente esa creativi
nologías de poder que Foucault había querido analizar. La apelación dad» (FP, p. 18; trad. esp. 26). La resistencia condicionada de Fou
de Negri une el potenciamiento de las vidas, promovidas por el bio cault, la potencia marginal y sustractiva de Deleuze, quedan situadas
poder postfordista, a efectos constitutivos y con consecuencias en el centro del biopoder y devienen «fuerza ontológica» (FP, p. 23;
tropo-ontológicas. Más allá de la deconstrucción. En la euforia de la trad. esp. 33). Si el poder ha investido la vida, ¿entonces también la
autotransformación biopolítica, pero sin la ironía que encontrare vida es un poder y «se puede localizar en la vida misma —es decir,
mos en Donna Haraway. por supuesto en el trabajo y en el lenguaje, pero también en los
cuerpos, en los afectos, en los deseos y en la sexualidad— el lugar de
emergencia de un contrapoder, el lugar de una producción de sub
¿Liberar la vida? La rnultitud jetividad que se daría como momento de sometimiento» (FP, p. 27;
trad. esp. 40).
A diferencia de los postmodernos —como Lyotard, Baudrillard, ¿Se trata, como hemos dicho, de vitalismo? Negri afirma querer
Virilo— que consideran que el horizonte epocal se define sin restos tomar distancia manteniéndolo peligrosamente cerca de la tanato
«por una investidura capitalista total de la vida, es decir, por un política. Reafirma el carácter reaccionario, el giro en el signo de la

142 ‘43
BIOPOLÍTJCA BIOPODER Y BIOPOLfTICA AFIRMATIVA

muerte, la opacidad indiscernible. En Fábricas de porcelana —donde análisis se sitúa firmemente en el mundo biopolítico, donde coinci
ya en el título reconoce la fragilidad de las esperanzas y de ios es den la producción y la reproducción social, económica y política, la
fuerzos— es consciente de que, si se naturaliza la vida y se impulsa perspectiva ontológica y la perspectiva antropológica tienden a su
hacia una comprensión biológica, esta se sustrae a la modificabilidad perponerse [...] En realidad, nosotros somos los amos del mundo
política. En esta serie de lecciones, en la estela de Deleuze y Foucault, porque nuestro deseo y nuestro trabajo lo regeneran continuamen
<(la biopolítica no es un retorno a los orígenes, una manera de volver a te. El mundo biopolítico es un entrelazamiento inagotable de accio
enraizar el pensamiento en la naturaleza; es en cambio el intento de nes generadoras, cuyo motor es lo colectivo (entendido como punto
construir pensamiento a partir de los modos de vida —tanto indivi de reunión de singularidades)» (i, p. 358; trad. esp. 351-352). El indi
duales como colectivos—, de que el pensamiento salga (y la reflexión vidualismo y el miedo hobbesiano, que bloqueaban a las multitudes
sobre el mundo) de la artificialidad —entendida como rechazo de en el aislamiento y en la impotencia, decaen. Decae toda antropolo
todo fundamento natural— y de la potencia de la subjetivación» gía patológica que defina la humanidad negativamente. Lo político
(FP, p. 30; trad. esp. 43). debe ceder al deseo, al amor (pero, ¿no escuchamos utilizar hoy esta
La producción de subjetividad se da evidentemente, a pesar del palabra para sostener políticas populistas?), a la potencia de la bio
biopoder, como posibilidad (o potencia) de expresión de la exceden política. «La organización de la multitud como sujeto político, como
cia: la anomalía salvaje spinoziana. Excedencia que crea espacios de posse, comienza pues a aparecer en el escenario mundial» (i, p. 379;
autovalorización, potencia contra el poder. Es dudoso que el simple trad. esp. 372). Su «naturaleza revolucionaria» (i, p. 365; trad. esp.
cambio de términos restaure la dicotomía y la consecuente posibili 358) no es puesta en duda. Su capacidad de producir y reproducir
dad de liberación: se sale del cerco encantado de la sujeción subjeti autónomamente el mundo de la vida es también indiscutible. Se
vante. ((El concepto de multitud deriva de la relación entre una forma mueve de forma impredecible, desafiando el control imperial, en
constitutiva (la de la singularidad, de la invención, del riesgo, a la que modos y lugares inesperados, sorpresivamente. Se reapropiará de
nos lleva cualquier transformación del trabajo y de la nueva medida los medios de producción, esto es, en el capitalismo inmaterial, de sí
del tiempo) y una práctica del poder (la tendencia destructiva del va misma, de su autónoma autoproducción. Su nombre político es
lor-trabajo que el capital hoy en día está obligado a poner en prácti Posse: potencia activa, música rap, obrero social, cooperación que
ca)». Ya que el capital no es capaz de construir algo orgánico y unita crea riqueza. La multitud es autoorganización biopolítica (i, p. 379;
rio: «la multitud debe ser pensada entonces, necesariamente, como una trad. esp. 372).
multiplicidad no orgánica, dfrenciada y potente» (FP, p. 40; trad. esp.
57), capaz de ser el nuevo sujeto político de una democracia radical.
Sobre este proyecto de «multitud» se centran las críticas de Ma FEMINISMO Y NATURALEZA
cherey (no consigue la unidad de perspectiva y de decisión), Balibar
(no es verdaderamente una fuerza antisistémica), Laclau y Rznci&e (no Si se interpreta la biopolítica como un poder productivo de subjeti
es una clave «política», sino solo material y no alcanza a la hegemo vación, no puede extrañar que esté en el centro de muchos análisis
nía de lo social). Pero Negri relanza el proyecto de hacer-multitud, feministas. Las teorías feministas reivindican exactamente la centra
pensando que solo es posible producir una subjetividad política si se lidad del cuerpo y del género en los dispositivos de gobierno de las
accede a la virtualidad biopolítica. vidas, centralidad ocultada, apartada, forclusa por la teoría liberal
El deseo posee en sí «la determinación generadora y, por lo tan del sujeto jurídico desencarnado. El sujeto autónomo, titular de de
to, su productividad» (i, p. 358; trad. esp. 351). «Cuando nuestro rechos y de razones legitimantes, es acusado de presentarse como
144 145
BIOPOLÍTICA BIOPODER Y BIOPOLÍTICA AFIRMATIVA

una categoría neutral ante las diferencias, pero, de hecho, portador —el nivel de la identidad de género, contingente, histórica y, por
del régimen de verdad/poder paternalista y machista de Occidente. ende, modificable— para acceder directamente al nivel «naturale
No es posible afrontar aquí el nexo profundo entre teorías de la za». Esta última no entendida en la tradicional bifurcación sexual,
diferencia —que orientan en sentido singularizante el impulso indivi sino como indistinta, no diferenciada potencia del deseo.
dualista de la modernidad— y feminismo. La diferencia es diferencia
de cuerpos, de vidas: ci análisis de la modalidad biopolítica que go
bierna las vidas, omnes etsingulatim, mis allá de una abstracta autorre Ciber-biopolítica y post-human. Donna Haraway
presentación jurídica, tiene una deuda con el feminismo que, a su vez,
recibe impulso del clima biopolítico de atención cada vez más viva a En el caso de Donna Haraway, el discurso se mueve, como siempre,
las temáticas del cuerpo, de la reproducción, de la vida. Obviamente, desde la crítica al biopoder, discurso dominante que gobierna sexua
en la mayoría de casos, la atención crítica al gobierno biopolítico por lizando. El primer paso de Haraway es, por tanto, deconstructivo e
parte del feminismo subraya el carácter pastoral, la inducción de sub impone al discurso falologocéntrico un desplazamiento fuera de las
jetivaciones funcionales a los roles de género, la gestión de los cuerpos dicotomías, in primis sexuales, a través de las cuales gobierna. Los
de las mujeres que pretende la docilidad, la predominante función discursos son, en cambio, múltiples, descentrados, esquivos, no se
reproductiva y su medicalización a ultranza (Duden, 1994, p. 107). La prestan a una captura frontal. Aquí, como también en Butier, emer
mayoría de las veces se subraya, a partir de Foucault, las prácticas de ge el uso de una actitud irónica, también paródica, en la conciencia
sujeción de los cuerpos, la formación de un imaginario femenino, la de que el lenguaje de la resistencia no puede más que ser, foucaultia
automarginación de los espacios de poder público. namente, capturado por el biopoder y, por tanto, es necesario ente
Sin embargo, en las teorías feministas hay importantes lecturas darlo, ironizarlo, hacerlo desplazarse. Como, por otra parte, es posible
de la biopolítica como revelación de la potencia afirmativa de la vida —y oportuno, desde un punto de vista vital— el desplazamiento de
misma, donde es evidente, mejor que en otro lado, la torsión epis los roles de género en las figuras paródicas de los transgenders. Voces
temológica que imprime a la crítica de la gubernamentalidad biopo actuales, diferentes y contingentes agitan el gran discurso central, el
lítica. De hecho, el punto de partida de esta crítica posmoderna es megarrelato. Y, para Haraway, estos discursos parciales y situados
taba ciertamente en la deconstrucción de la «naturaleza» del sexo, la están hoy fuertemente plasmados por la invasiva potencia de la tec
deconstrucción de la naturalidad en la que se inscriben los géneros nología biónica.
y los roles: desmontar el dispositivo de subjetivación jerárquica y la Por lo tanto, existe el pleno reconocimiento de la eficacia de la
dicotomía heterosexual que son naturalizados también por el psi biopolítica que nos gobierna, de su influencia sobre procesos de
coanálisis edípico es, por ejemplo, un punto irrenunciable del análisis subjetivación que son radicalmente modificados por los saberes bio
de Butier (2004). La lucha contra la naturalización de la hetero lógicos y por las biotecnologías: nueva es, en cambio, la plena acep
sexualidad —heterosexualidad que, para Levi-Strauss, es concomi tación de este proceso que anula las fronteras entre naturaleza y ar
tante a la emergencia de la interdicción del incesto y, por tanto, a la tificio. Los injertos biotecnológicos no son solo instrumentos al
emergencia del orden edípico-simbólico— es un punto de equili servicio del «cuerpo», sino elementos, componentes constitutivos de
brio entre esta gran pensadora feminista y el deconstruccionismo de aquel mismo cuerpo. El ciberfeminismo de Haraway exalta, no sin
Foucault. ironía, la productividad del biopoder.
Asistimos, por tanto, a un verdadero cambio de perspectiva episté En la actual fase hipertecnológica, la biopolítica no se limita a
mica cuando algunas feministas abandonan este nivel deconstructivo gobernar y orientar: crea sujetos nuevos, produce literalmente el
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Á
BIOPOLÍTICA BIOPODER Y BIOPOLíTICA AFIRMATIVA

cíborg (Haraway, 1995). Se evoca el icono del cíborg, el mito del ante la posibilidad de nuevas figuras, nuevas individuaciones. El
viviente artificial —que opera en una época postfordista, donde in código de la vida —ofrecido en su transcripción genética y genómi
teligencia y comunicación son facultades vitales puestas a produ ca por el ((saber experto» de la biología molecular—, en su devenir
cir— y heraldo de una humanidad posthumana. sentido común, moviliza un nuevo imaginario que disuelve la tradi
Como ya en Negri, o en Lazzarato, como en Kirkhove o Levy, cional, humanista, clausura de los cuerpos.
como en Caronia o Virilio, nos encontramos frente a una asunción La biopolítica, con el código genético adquiere una base lingüís
positiva, incluso ante una radicalización del nuevo aspecto produc tico-discursiva. El sistema inmunitario —que, como veremos, de
tivo, en el que un cuerpo-mente activo, creativo, no solo ejecutivo, viene, con Esposito, la clave interpretativa del dispositivo biopolíti
produce, obteniendo de la inteligencia común y del saber que circu co— se presenta en Haraway como el sistema de identificación de
la en la red, nuevas formas de vida que contaminan lo humano (cfr. las señales, informativas y biológicas a un tiempo, «en el reconoci
Marchesini, 2002). miento y en la confusión del yo y del otro» (Haraway, 1995, p. 137;
Híbridos: estos son los cíborgs. Híbridos que, mientras vacían la trad. esp. 350), código que funciona y que orienta desde el interior de
soberbia del humanismo occidental, delinean una nueva continui las biotecnologías, biopolíticamente: (<una relación del cuerpo bio
dad tanto con lo animal como con el mundo inorgánico de las pró médico y tecnológico debe comenzar por las múltiples interco
tesis, de las máquinas biónicas llamadas a potenciar, pero también a nexiones moleculares [...] La biología trata del reconocimiento y del
cambiar al viviente. La gran separación ontológica y metafísica entre falso reconocimiento, de los errores en la codificación, de las prácti
orgánico e inorgánico se despliega en una simbiosis que se «abre» a cas de lectura del cuerpo [...] El cuerpo biomédico y biotécnico es
la cadena del viviente, a la animalidad. Se enciende un imaginario un sistema semiótico, un terreno complejo productor de significa
novísimo de cuerpos tecnológicos, resplandecientes de potencia dos, para el que el discurso de la inmunología [...] se ha convertido,
post-humana, que —como subraya Haraway— podría ofrecer a las en muchos sentidos, en una práctica de alto riesgo» (Haraway, 1995,
mujeres potencia y vida inéditas.
p. ‘47; trad. esp. 362).
Y se trata de vida más que de cuerpo: la biopolítica afirmativa del El desafio de Haraway, su esfuerzo por construir en el cíborg
Manifiesto cyborg va más allá de la corporalidad sexual del viejo fe —híbrido de máquina y de organismo— un nuevo mito feminista
minismo, en dirección a un código de la vida que el poder activo es
y materialista, radicaliza la gestión biotecnológica y expropiante de
capaz de manipular, de combinar de forma creativa. Este poder ma los cuerpos. Una radicalización mítica —a veces usa el término
nipulador, biopolítico por excelencia, no debe ser demonizado, por constructivista defiction— de naturaleza política, ya que las muje
que desarrolla una potencialidad, una chance de vida, que los dispo res, la parte «agraviada» perdedora en la larga lucha de género, una
sitivos biotecnológicos ofrecen y que cada cual puede «interpretar» vez que disuelven las dicotomías por medio de las cuales las vidas
como le sea más favorable. están siendo gobernadas —dicotomías jerárquicas entre hombre y
mujer, hombre y máquina, hombre y animal—, pueden acceder a
una nueva potencia, o, al menos, a una desobediente anulación de
Códigos los confines identitarios. La ontología de los híbridos, de los cí
borgs, supone una política post-gender una biopolítica afirmativa,
Si lo orgánico se disuelve en el código disponible para la recombina aunque parcial, irónica, perversa: una biopolítica que ignora las
ción biónica, estamos otra vez en territorio deleuziano, con un plus polaridades, naturaleza y cultura, naturaleza y artificio, que fagoci
de exaltación eufórica —pero también conscientemente irónica— tan la vida.
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BIOPOLÍTICA BIOPODER Y BIOPOLÍTICA AFIRMATIVA

IVletamorfosisy nomadismo. Rosi Braidotti La diferencia es el fundamento ontológico que marca la distan
cia de todos los cuerpos con respecto a la normalidad, que es definida
En una clave más explícitamente deleuziana, menos ficcional, tam como «el grado cero de la monstruosidad» (Braidotti, 2005, p. u),
bién Rosi Braidotri responde a la gubernamentalidad biopolítica de siendo la encarnación de la diferencia de la norma de lo humano-
los cuerpos «afirmando» metamorfosis posibles, vitales, que entien base (ibid., p. 8i). El nomadismo es un proceso de des-identifica
den los viejos límites humanistas como umbrales a franquear. Una ción, de deslealtad, que se orienta hacia nuevos imaginarios. «La
propuesta de inversión del biopoder en una biopolítica que asume marcha de los nuevos sujetos monstruosos es inevitable» (ibid., «In
plenamente el riesgo y la vulnerabilidad, pero mantiene el deseo troducción»). El humanismo, dispositivo antropocéntrico de con
productivo, que busca el cambio, lo inventa, y buscándolo encuen trol y de exclusión, está destinado a desaparecer definitivamente. La
tra intensificaciones de las afectividades: dolor, pero también, y deconstrucción ha quedado atrás: la temporalidad del nuevo sujeto
principalmente, alegría. es resistencia, bergsonianamente «duradera», en un inmanentismo
La potencia productiva de las biotecnologías es evidentemente antiesencialista, deviniente, pragmático. Al tiempo molar, produc
una realidad que obliga a medirse con la «naturaleza humana». La tor de las políticas de emancipación, se contrapone la no fácil bús
posición de la mujer, su pertenencia al género humano, para Braidot queda del tiempo molecular, donde el impulso a la vida es potentia
ti, es precaria y parcial, es zoé, material biológico que produce el vi no potestas.
viente, y sobre esta función productiva-reproductiva se concreta la Y la gubernamentalidad biopolítica? Hay «un entre, un intersti
actividad biopolítica de gobierno. Frente a esta heteronomía, Braidot cio abierto por un lado a las influencias externas y desplegado, por
t (2003, p. 8i) delinea una subjetividad spinoziana, «materia viviente
otro, hacia la interioridad de los afectos» (ibid., p. 88). El sujeto de
que tiende a la autoconservación, esto es, a la duración, conatus, afec Braidotti posee, sin embargo, en la estela de Deleuze sobre la que
tividad pensante, viva, dinámica», «potentia, deseo afirmativo que se insiste muchísimo, el sentido de los límites: «Pensar a través del
mueve en un estado de tensión, de encuentro y de desencuentro pe cuerpo y no en fuga de aquel, significa enfrentarse a los confines y
renne con fuerzas externas que tienden, en cambio, a sedentarizarlo, las limitaciones» (ibid., p. 90). Es un sujeto consciente de la amena
esto es, fijarlo para hacerlo durar» (Braidotti, 2003, p. 8z). za del caos autodestructivo y desconfía del entusiasmo liberador del
Foucault no es suficiente: la lucha política exige otra vez una cíborg. Braidotti busca, más bien, un materialismo radical, que sea
definición de naturaleza, de vida, y exige la potencia vital de la zoé. adecuado a la era tecnológica, capaz de no temerla.
Para sustraer esta potencia vital al nihilismo subjetivador de la vo
luntad de poder, Braidotti se refiere, con Deleuze, a Spinoza. Por lo
tanto, una potencia vital aunque no opresiva: nómada. DE LA SACRALIDAD A LA IMPERSONALIDAD DE LA VIDA
La crítica de la gubernamentalidad biopolítica tiene la tarea de
invertir la vida oprimida, gobernada, y restituir a la máquina desean Cabe destacar que todas estas biopolíticas afirmativas, aun sirvién
te su creatividad, afirmando las diferencias, absolutamente positivas, dose de la potencia de la vida, no la sacralizan, pues son conscientes
no dialécticas y antirrepresentativas. Estas diferencias concretas, ma de que toda sacralización humanista —ya sea religiosa o «liberal»—
teriales, y la misma asimetría biológica entre los sexos, se asumen pertenece al gobierno biopolítico, normativo y selectivo. No hay
como un dato de diferencia ontológica, pero también quedan abier ningún «valor inherente, autoevidente e intrínseco de la vida. La
tas a un proceso incesante de transformaciones, de metamorfosis vida es un motor frío, reactivado cotidianamente», «en cuanto pro
imprevistas. yecto que aspira a afirmar la intensidad y la positividad del deseo, la
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BIOPOLíTICA BIOPODER Y BIOPOLíTICA AFIRMATIVA

vida reposa sobre el fundamento materialista del sujeto encarnado» confluyen una aceptación «afirmativa» de las biotecnologías manipu
(Braidotti, zoO3, p. io8). lativas y aquel paradigma inmunitario que veremos desarrollarse en
Y todos encuentran, otra vez, a Deleuze que marca con su lectu Esposito: cuadro que refuta la animalidad y la impersonalidad.
ra des-personalizante y des-individualizante de la vida, la salida de la Los títulos de los dos ensayos más importantes de Sloterdijk so
sacralidad de la vida: «la vida en mí no lleva mi nombre. El yo no bre la biopolítica-biopoder, que penetran en el corazón del mecanis
la posee. El yo es solo un pasar a través. En una cultura saturada de mo antropogenético, son bastante inquietantes: La domesticación
egotismo, el yo es muy a menudo un obstáculo al proyecto de afir del sery Reglas para elparque humano, incluidos en la colección Sin
mar y reforzar el retorno imparable y triunfal de la impersonalidad salvación (2004).
—o, más bien de la apersonalidad— del devenir» (ibid.). Resumiendo e interpretando importantes investigaciones paleo-
Del mismo modo que AnseIl Pearson en Viroid Lfr (ii), Brai antropológicas (Miller, Gehlen, Alsberg, Bolk, Portmann), Sloter
dotti asume la perspectiva deleuziana sobre la impersonalidad de la dijk dibuja el proceso de des-animalización del animal que ha teni
muerte, para liberar al fantasma en la mutación incesante que disuel do como consecuencia la aparición del ser humano. Mientras que el
ve el yo, su narcisismo, su paranoia, su negatividad. «Una concep animal se mueve y vive en su ambiente, lo específico del ser humano
ción de la muerte positiva, dinámica y procesal, concepción que la es «la evasión del mundo circundante para salir a la ausencia de
liberaría del deseo antropomórfico de la muerte (de la estasis, del jaula ontológica» (Sloterdijk, zoO4a, p. 128; trad. esp. 105), el
ser), y se podría hablar así de una muerte que desea (de una muerte do». Para Sloterdijk, el ser humano es un producto, naturalmente
que es deseo, donde el deseo se construye por medio de las líneas abierto a ulteriores modificaciones, de mecanismos antropogenéti
de una máquina o de un ensamblaje mecánico), puede solo ser con cos pre-humanos y no-humanos (ibid, p. 132; trad. esp. ,o8). Con la
seguida liberando el devenir de la muerte tanto del mecanismo como palabra «antropotécnica», Sloterdijk designa un mecanismo, que no
del finalismo [...] Esto conlieva proponer el mundo como un “mons se puede no calificar como biopolítico, para el que el ser humano
truo de energía” sin inicio y sin final, un mundo dionisíaco de auto- mismo es fundamentalmente el resultado de una producción (ibid,
creación eterna yde autodestrucción “eterna”, moviéndose de lo sim p. 122; trad. esp. ioo). Este dispositivo traduce en clave de domesti
ple a lo complejo y, después, volviendo al simple afuera de la cación, de producción del ser humano por parte del ser humano, el
abundancia: calor/frío, “más allá” de la saciedad, el disgusto, la fati tradicional paradigma humanista.
ga, un mundo del devenir que nunca consigue ser, que nunca alcan La domesticación del ser humano es para Sloterdijk el gran im
za la muerte final» (Braidotti, 2003, pp. 62-63). pensado de nuestra cultura. Nos encontramos, obviamente, en la
El umbral más propio de la biopolítica afirmativa es lo imper perspectiva de Nietzsche. Sloterdijk deconstruye el dispositivo del hu
sonal. manismo como dispositivo inmunitario de rigurosa separación del ser
humano de su naturaleza. De aquí el debate con Habermas. Si, para
Sloterdijk, se pensase la génesis de la cultura, a la inversa, a partir de
ENTRE HUMANISMO Y DOMESTICACIÓN: SLOTERDIJK Y LA DISPUTA la técnica, el concepto humanismo de naturaleza humana se disolve
CON HABERMAS ría. Se disolvería aquel concepto reiterado y difuso, recientemente
propuesto por Habermas en su libro de bioética Elfiituro de la nat’u
Antes de confirmar esta respuesta impersonal, por medio de las re raleza humana (2002), en el que se afirma la necesidad ética de some
flexiones de Roberto Esposito, debemos ocuparnos de la posición de ter las biotecnologías al juicio de la autonomía de la razón humana,
Sloterdijk, filosóficamente distante de lo propuesto hasta aquí, en la que contra el cual Sloterdijk realiza un ataque radical.
152 ‘53
BIOPOLfTICA BIOPODER Y BIOPOLÍTICA AFIRMATIVA

En el interior del dispositivo humanístico y habermasiano, la una nueva, distinta, concepción de la resistencia y de la moviliza
bioética no puede más que ser un conjunto de prescripciones e in ción total del viviente, pensada en términos estáticos, heideggeria
terdicciones destinadas a salvaguardar la diferencia cualitativa del nos. La estaticidad irreductible de lo humano se encuadra en un
sujeto, humano por definición. Esta contraposición tradicional de constructivismo inmanentista radical que rechaza toda referencia a
lo humano y la técnica —que lleva a la espalda la noble concepción lo divino o al mito como donante de sentido. Esto no significa ceder
de la «dignidad» del ser humano, cualidad originaria, inalienable, al reduccionismo del evolucionismo biológico incapaz de pensar la
innata y definitiva de la persona— oscurece la complejidad y los distinción, de matriz heideggeriana, entre mundo y ambiente. Una
enemigos que se revelan en la perspectiva antropogenética de pro explicación científica nunca será capaz de dar cuenta del devenir hu
ducción de lo humano, de un ser humano que viene producido téc mano. Sloterdijk, más bien, retoma la ontología de la existencia de
nicamente. Hace falta aceptar la radicalidad de este cambio de pers Heidegger llevándola hacia una suerte de «autenticidad fantástica»
pectiva. Es preciso acudir al acontecimiento que estamos viviendo, que es la única que puede narrar en forma literaria la fuga del am
esto es, la desaparición de la «casa del ser». Se trata de la heidegge biente hacia el éxtasis del mundo y es la única capaz de «dar testimo
nana ausencia de patria que señala la conclusión de la metafisica. nio retroactivo de este resultado con ayuda del reconstructivismo
«Cuando Dolly da balidos, no está el espíritu consigo en su patria» fantástico» (Sloterdijk, 2.004a, p. 134; trad. esp. iio).
(Sloterdijk, 2004a, p. 169; trad. esp. 140). Viene a menos la distin La apuesta de Heidegger por naturalizar la diferencia ontológica
ción metafísica entre naturaleza y cultura. Para pensar a la altura de es evitada por Sloterdijk operando sobre una «realidad», naturaliza
este estadio, según Sloterdijk sobre la estela de Gehlen, es necesario da por medio de la narración fantástica. El ser humano no tiene
reconocer que la cultura no es pensable sin su origen tecnógeno, acceso directo a las condiciones de su producción, ya sea en el bio
«sigue siendo la plasticidad una realidad fundamental y una tarea poder (aquí entendido como poder plástico de lo humano), ya en la
ineludible» (Sloterdijk, zoo4a, p. 177; trad. esp. ,). biopolítica (entendida en sentido selectivo), mas debe estar a la al
Pero aquí está también el punto de inversión: en la técnica está la tura de la explicación científica y genómica de sus condiciones de
salvación. Una «horneo-técnica» —ecológica y ligada a la teoría de existencia. ¿Cómo? La metáfora doméstica, el habitar humano,
la complejidad— capaz de utilizar las cosas sin violencia como la tra de Heidegger viene naturalizada en una teoría de las esferas que son
dicional alo-técnica. «lugares de resonancia interanimal e interpersonal en los que la ma
La bioética, en este caso habermasiana, que en nuestro recorrido nera en que los seres vivientes conviven adquiere una fuerza plásti
ha sido evocada solo marginalmente y per dijrentiam, manifiesta, ca» (Sloterdijk, 2004a, p. 137; trad. esp. 112).
desde el punto de vista de la gestión biopolítica de las vidas, su ca En la «esfera» de este poder plástico, la situación humana parece
rácter de dispositivo verídico y moral —hecho de enunciados, axio guiada por una «evolución autoplástica exuberante», definida en es
mas, argumentaciones, pero también de presiones, comités de evalua tos términos en cuanto no ha premiado darwinianamente las capaci
ción, autoridades e institutos— para orientar el juicio y las decisiones dades de adaptación a un ambiente hostil, sino el desarrollo de las
de los sujetos, que se confrontan con una serie de dilemas radicados capacidades de des-adaptación al ambiente. Los seres humanos han
en saberes expertos. Y es de este dispositivo bioético formal de lo producido los procedimientos de autoformación, las antropotécnicas
que Sloterdijk se distancia. que compensan (inmunizan por) esta arriesgada, exuberante, plasti
Evidenciando las dificultades que encuentra el positivismo hu cidad del ser humano, generada en las esferas antropogénicas.
manista y científico de la bioética formal para pensar consecuente Estas cruciales antropotécnicas, técnicas de educación, de entre
mente la <(naturaleza humana», el filósofo alemán se orienta hacia namiento, de disciplina, presuponen evidentemente y confirman la

‘54 ‘55
BIOPOLíTICA BIOPODER Y BIOPOLÍTICAAFIRMATIVA

maleabilidad del ser humano educable, manipulable: «la convicción genéticos; o que la humanidad pueda llevar a cabo, haciéndolo ex
de que los hombres son animales sometidos a influencia, y que por tensivo a toda la especie, un cambio desde el fatalismo natal al naci
ello es imprescindible administrarles el tipo correcto de influencias» miento opcional y a la selección prenatal, eso son cuestiones en las
(Sloterdijk, 200
b, p. 245; trad. esp. 202).
4 que el horizonte evolutivo, si bien de forma confusa y no fiable,
En Reglas para elparque humano, la producción estática, exube b, p. 260; trad.
empieza a despejarse ante nosotros» (Sloterdijk, 200
4
rante y autoplástica de lo humano queda en la sombra: en cambio, esp. 216).
sobresale crudamente el sometimiento del hombre por parte del
hombre, que constituye la verdad obscena del dispositivo humanista
y de sus prácticas.
Con evidente referencia nietzscheana, el objetivo principal del
filósofo alemán consiste en el desenmascaramiento de la hipocresía
del humanismo, que no es más que un programa de selección y de
domesticación. La relación de domesticación de la humanidad ha
cia sí misma ha sido constante en Occidente y es una relación esen
cialmente política. La potencia autoplástica inscrita en lo humano
tiene la función de recuperar y reafirmar, si bien en clave distinta, su
dimensión antropogenética selectiva: «la signatura de la era técnica
y antropotécnica es que los hombres van cada vez más a parar al lado
activo o subjetivo de la selección, sin haber tenido que esforzarse a
propósito por acceder al papel de selector. Se comprueba además un
malestar en el poder de elegir, y pronto constituirá una opción de
inocencia el que los hombres se nieguen explícitamente a ejercer el
poder de selección que han conquistado fácticamente. Pero tan
pronto como en un campo hay un desarrollo positivo de poderes
del saber, los hombres quedan mal cuando —como en tiempos de
su antigua incapacidad— quieren dejar actuar en su lugar a un
poder superior, ya sea el dios, el azar o los otros» (Sloterdijk,
b, pp. 259-260; trad. esp. 215).
4
200
¿Se delinca un futuro de la naturaleza humana, como teme Ha-
bermas, planificado por una élite tecnocrática? Sloterdijk oscila en
tre un provocativo desenmascaramiento del fondo tecnocrático del
ideal de humanitas, y una más optimista insistencia sobre el carácter
de «autoeducación» de las mismas antropotécnicas. «Pero que el de
sarrollo a largo plazo conduzca también a una reforma genética de
las propiedades de la especie; que una antropotecnología futura se
imponga hasta lograr una planificación explícita de los caracteres

156 ‘57
vn. El paradigma inmunitario
y la impersonalidad de la vida

Con este capítulo, que expone la teoría de Esposito y su giro en


sentido impersonal, llegamos al término de nuestro recorrido. Mu
chos de los motivos que hemos tocado se presentan de nuevo en el
trabajo del filósofo italiano: tanto los elementos tanatológicos como
la constitutiva ambigüedad del concepto, su oscilación irresoluble
entre vida y muerte, entre hecho y norma, o las inversiones que
implica. Está presente en Esposito también la biopolítica afirmativa
en su versión impersonal, que transporta el concepto de vida fuera
de los cauces del biopoder. Así es posible intentar, después de haber
expuesto la trayectoria de Esposito y su resultado declaradamente
impolítico, una breve reflexión sobre la categoría objeto de nuestra
investigación, relanzando brevemente, con Rancire, un pensa
miento que afirma orgullosamente la posibilidad de hacer política
en tiempos de biopolítica.

EL PARADIGMA INMUNITARIO. ROBERTO ESPOSITO

En el ámbito de una conceptualización filosófica del término «bio


política», en diálogo crítico con las versiones de Agamben y Negri,
que podemos considerar postfoucaultianas, ya que —moviéndose
desde la apertura de Foucault sobre la biopolítica como modalidad

‘59
BIOPOLfTICA

nueva para comprender la racionalidad política occidental— pre


sentan recorridos originales, uno en la senda de una lectura negativa
r EL PARADIGMA INMUNITARIO Y LA IMPERSONALIDAD DE LA VIDA

ciando a una división trascendental de ser y deber ser, asumen el


plano de la inmanencia antirrepresentativa como el único ámbito en
del biopoder (la tanatopolítica de Agamben) y otro en una dirección
cuyo interior —en sus pliegues?— ha de darse la posibilidad de la
decididamente afirmativa de la biopolítica (Negri), Roberto Esposi
fuga, de lo nuevo. Se hace necesario, entonces, un análisis decons
to elabora una interpretación radical del tema. La desarrolla en una
tructivo de la vida subyugada, para comprender si la respuesta debe
doble vía: el mecanismo, poco estudiado, que conduce la política
venir del acceso ontológico a la vida misma o del movimiento inter
moderna (para Esposito la biopolítica asume una configuración es
no a los dispositivos que la definen.
pecífica en la modernidad) a implicar la vida humana en cuanto tal,
y el análisis del bíos, en la convicción de que para comprender el
actual uso de la vida humana como medio para adquirir poder o
EL ENIGMA DE LA BIOPOLÍTICA. INMUNIDAD Y COMUNIDAD
como instrumento de expresión, es preciso pensar filosóficamente el
concepto, deconstuir el constructo ideológico y funcional para ha
Son numerosas las reflexiones contemporáneas que han identificado
cer aflorar, si es posible, la facticidad inmanente.
en la inmunidad, o mejor, en las dinámicas de autoinmunización,
A la primera pregunta, Esposito responde evidenciando el víncu
una clave para comprender la sociedad moderna. Se subraya que el
lo entre comunidad e inmunidad que, en su opinión, da razón de la
uso difuso, en estas teorías pero también en el lenguaje común, de
persistencia ambivalente —la protección de la vida que se invierte
una metáfora procedente del lenguaje médico y ligada a las prácticas
en dispositivos mortales y tanatopolíticos, como reza el subtítulo de
de la medicina social —vacunas, rechazo, reacción inmunitaria,
Immunitas. Protección y negación de kz vida— que hemos constatado
contagio, virología, anticuerpos, esterilización—, es uno de los tes
en numerosas ocasiones en nuestro recorrido. No es suficiente po
timonios más significativos de la transformación biopolítica. Des
ner el acento sobre la diferencia entre un biopoder mortífero que
pués del atentado del u de septiembre Derrida (2003), por ejemplo,
selecciona las vidas, que manipula y destruye, y la creatividad el
y aplica este término a la dinámica del trauma que desencadena el
deseo biopolíticos. Ni siquiera la euforia del acceso a la vida produc
acceso auto inmunitario y el sucesivo desencadenamiento de la coac
tiva y creativa por parte de una multitud de singularidades prolife
ción a repetir.
rantes parece protegernos frente a la inversión de cualquier nuevo
Esposito hace de la perspectiva inmunitaria un genuino paradig
sujeto biopolítico en las dinámicas ordinales, depresivas del biopo
ma que permite comprender la lógica política de la modernidad. Su
der. Los procesos de formación de la subjetividad —singular o co
comprensión implica una dependencia recíproca respecto del con
lectiva— están, como había indicado Foucault, implicados en la
cepto de comunidad. La comunidad, aquí, es exactamente el reverso
relacionalidad del poder y, por tanto, están generados por el poder
de aquella invocada por los comunitaristas (comunidad de lo propio, de
que suscitan y refuerzan. Parece que la única forma posible de rom
la pertenencia y de la identidad común): aquello que está en común,
per este circuito cerrado, que tiene un efecto de dolorosa parálisis
en la comunidad, es exactamente la <(nada en común» (Com, pp. Ix
sobre las luchas políticas de emancipación, sea a través de una salida,
xxxiv; trad. esp. 21-49), el munus, la deuda recíproca, el vaciamiento
una ruptura en dirección de la vida, entendida como viviente, que
a favor del otro. Por tanto, Mauss y el don envenenado, que obliga a
ofrezca un punto de apoyo firme del que servirse para la excedencia,
la contraprestación. Una amenaza de pérdida de sí circula en la co
la espontaneidad, la creatividad.
munidad, una no pertenencia que niega a todos y cada uno, haciendo
La segunda cuestión con la que el análisis de Esposito se mide es
inestable la colectividad que gira en torno a lo que falta (munus, la
aquella que apremia con urgencia a todas las reflexiones que,
deuda, el peso, el don), y que los miembros no pueden conservar.
i6o i6x
BIOPOLÍTICA

La identidad de los miembros de la comunidad parece amenazada


por la deuda, por la falta originaria que socava la solidez de lo pro
pio, hace depender la identidad de quienes forman parte de una
comunidad de aquello que no tienen y que, por tanto, trastorna,
desestabiliza la vida.
La inmunización interviene en defensa de la vida, para esterili
1 EL PARADIGMA INMUNITARIO Y LA IMPERSONALIDAD DE LA VIDA

su presunta pureza «natural»; la doble clausura del cuerpo y la supre


sión anticipada del nacimiento son los dispositivos biopolíticos, y
mortíferos, de la experiencia nazi. Dispositivos que Esposito encuen
tra también, en clave distinta, en el gobierno liberal de la vida.
Por lo tanto, el enigma es el siguiente: «Por qué la biopolftica
amenaza continuamente con volverse tanatopolítica» (B, p. 34; trad.
zar, en la modernidad, esta amenaza de la comunidad a la consisten esp. 65). Para Esposito, es preciso dirigirse «dentro» del nexo proble
cia y a la vida de cada uno. Inmunitarios son los dispositivos de la mático, en Foucault irresuelto, de soberanía y biopolítica, que no es
representación, de la construcción política, de la subjetivización tán simplemente «copresentes», sino que parecen revelar un vínculo
jurídica. La inmunidad es la exoneración, la dispensa por la ley des secreto que hace ((de cada uno, a la vez, el fondo y el saliente, la
estabilizante de la donación recíproca: el sujeto moderno es autóno verdad y el exceso, del otro» (B, p. 35; trad. esp. 67). La soberanía
mo, su identidad de individuo le permite tener unproprium (IM, pp. custodia en sí la modalidad pastoral y gubernamental mientras que
25 y ss.; trad. esp. 35
y ss.) que viene así defendido de la «expropia la forma biopolítica de la protección y del incremento posee en su
ción» comunitaria, y que lo separa y lo protege del riesgo de conta interior la secreta violencia de la decisión soberana. Esposito trata de
gio. El polo inmunitario del vínculo comunitario, que en la moder penetrar en el nivel más profundo donde bios y política, originaria e
nidad biopolítica asume una valencia estratégica, es aquello que intrínsecamente, se complementan. Este nivel lo induce a interro
defiende la vida, la autoasegura. Aquello que implementa los dispo garse por la vida.
sitivos para su protección: el estado natural de mutua asesinabilidad En el paradigma inmunitario, nomos y bíos se vinculan revelando
y de apropiación recíproca de bienes y vidas es, para Esposito, el una originaria articulación recíproca de positivo y negativo, de pro
contagio comunitario, disolutivo de la vida, aquello por lo que el tección y exclusión, de incremento y de violencia: la política retiene
pacto hobbesiano que instituye el poder soberano trata de defender- «en vida la vida», pero lo hace negándola. ((Esto significa que la ne
se e inmunizarse (IM, pp. 102 y ss.; trad. esp. 115 y ss.). gación no es la forma de sujeción violenta que el poder impone a la vida
Mas una aporía anida en este mecanismo reactivo e inmunitario, desde fuera, sino el modo esencialmente antinómico en que la vida se
una aporía presente en cualquier sujeto político, y, por tanto, mm conserva a través del poder» (B, p. 42; trad. esp. El proyecto de
bién en la utópica vida en común, no inmunizada, de la multitud proteger y salvar, de conservar y asegurar, opera a través de una mo
negriana: su exceso destruye a su vez la vida, disuelve la comunidad, dalidad que restringe y niega la potencia vital que quiere incremen
la interacción de sus miembros, que quería defender. Superando las tar. El dispositivo de la inmunización médica, de hecho, introduce
oscilaciones de Foucault entre soberanía y gubernamentalidad, Es en el interior del organismo a proteger un agente patógeno despo
posito subraya los elementos inmunitarios crecientes de la soberanía tenciado que activa la reacción inmunitaria y salvaguarda la seguri
moderna y las crisis inmunitarias que desencadenan, considerando dad del inmunizado, pero al precio de desnaturalizar la respuesta
el nazismo, de forma distinta a Agamben, el epítome de esta deriva directa, vital.
paroxística inscrita en la biopolítica inmunitaria y de su inversión en A partir de Nietzsche, la interpretación de la historia de Occi
el proyecto de muerte (E, pp. 115 y ss.; trad. esp. 175). El nazismo con dente en términos de inmunización autoconservadora respecto al
tiene el paradigma del dispositivo biopolítico como fue anunciado violento y destructivo poder de la vida es asumida por toda la antro
por Foucault en el curso Hay que defender la sociedad. El impulso a la pología negativa, de Scheler a Plessner y Gehien (pero se podría
protección y al incremento de la vida del pueblo alemán normativiza añadir a Freud, y su civilización como proceso de represión-subli
162 163
BIOPOLÍTICA
EL PARADIGMA INMUNITARIO Y LA IMPERSONALIDAD DE LA VIDA

mación): la falta es incluida en el proceso de construcción de la vida,


y las fuerzas inmunitarias. El mismo impulso autoconservador (y,
bajo el signo de la potencia destructiva. Si, como hemos visto, com por tanto, matriz de los dispositivos inmunitarios) parece subordi
munitas significa vínculo que pone en riesgo, en la deuda y en el nado a la expansión depotencia del instinto básico de la vida (Nietzs
don, la identidad individual, la inmunización es el mecanismo de che, Y, p. 252). Nietzsche analiza las fuerzas excedentes, su inquie
autoconservación represiva que deviene consciente y estratégico en tante capacidad de destruir y autodestruirse en el ímpetu de la
la modernidad. Modernidad que, para Esposito, puede ser incluso creatividad, de la potencia. Los dispositivos de gobierno democráti
considerada como un aparato conceptual, una representación diri
co ejercen de freno: son «la cadena de aquellas enormes disposicio
gida a resolver este problema por medio de procedimientos artificia nes profilácticas que constituyen el pensamiento moderno» (Nietzs
les que protegen la vida contra riesgos «naturales», organizando el che, IV, 2, p. 241).
orden a través de categorías y mediaciones, como la soberanía, la El proceso de inmunización cierra, circunscribe y calcula para
propiedad, la libertad, cuya clave es siempre autoconservadora, ne prevenir la disolución de las fuerzas del flujo vital, pero haciendo así
gativa y, por tanto, inmunitaria. Categorías, «envolturas inmunita mortífera la vida. La lectura de Nietzsche propuesta por Esposito
rias» que, en fin, se retuercen contra sí mismas porque en nombre fundamenta la perspectiva biopolítica en clave vitalista. Cuando
de la seguridad buscan «la protección de la vida en las mismas po esta instancia se vincula con el discurso de la ciencia biológica
tencias que impiden su desarrollo» (B, p. 54; trad. esp. 91). Todo el —que Esposito indaga escrupulosamente evidenciando su peso en
aparato conceptual de la modernidad política y jurídica queda ab
las prácticas médicas nazis—, el paradigma de la biopolítica no pue
sorbido por la instancia biopolítica. de ser más que el nazismo. La tesis propuesta por Esposito, a través de
la centralidad del paradigma inmunitario en la biopolítica, consiste
en que la actitud terapéutica del régimen hacia la salud del pueblo
CUERPO Y FUERZAS VITALES. A PARTIR DE NIETZSCHE
alemán había inducido, por medio de una medicina profundamen
te encarnada en el dispositivo biopolítico la decisión mortífera con
El cuerpo, su «gran razón», asume, con Nietzsche, un puesto central tra aquellos que eran considerados agentes patógenos en el organis
en el léxico biopolítico. La reconstrucción que nos ofrece Esposito mo de la nación. El carácter biomédico del régimen nazi exigía la
recoge las «voces» diversas que subrayan la transformación de la mo operación «quirúrgica» de eliminación de la infección judía, «mi
dernidad en clave biopolítica, deconstruyendo las categorías metafí crobios, bacilos, virus, parásitos que exponían al contagio a los ale
sicas. No se trata de volver a proponer analogías y metáforas corpó manes sanos» (B, p. izi; trad. esp. 183). El caso nazi, en su paroxis
reas, sino de dejar hablar al cuerpo en su «realidad efectiva: solo hay mo, expone el nexo «entre la protección de la vida y su potencial
política de los cuerpos, sobre los cuerpos, a través de los cuerpos» negación» (B, p. 122; trad. esp. 185).
(B, pp. 85-86; trad. esp. 134). Mas el cuerpo mismo es pensado, más
Este mismo corte inmunitario identificado por Esposito en la
allá del determinismo biológico, como efecto inestable del conflicto biopolítica permite reconstruir las relaciones con las prácticas euge
de las fuerzas que lo constituyen. Conocemos la influencia que este nésicas positivas (cruces zoológicos, reproducción asistida) o negati
análisis nietzscheano ha tenido sobre Foucault. El nodo —que será vas (esterilización, eutanasia) difundidas en el mundo occidental,
dejado en herencia a toda la reflexión sucesiva sobre la biopolítica— sobre las que nos detuvimos al principio de nuestro recorrido: se
está en aquellas fuerzas constitutivas y represivas: para Nietzsche, enlaza el anhelo entre formas de intervención sobre la vida legitima
como Esposito revela, tienen prioridad y mayor «valor» aquellas ori das, sin excesiva dificultad, en áreas liberales, y su terrorífica ampli
ginarias, aquellas de la voluntad de poder, respecto a los mecanismos tud en el totalitarismo nazi.
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POLíTICA DE LA VIDA
BIOPOLÍTICA
T EL PARADIGMA INMUNITARIO Y LA IMPERSONALIDAD DE LA VIDA

Finalmente, la normativación extrema de la vida durante el nazismo


podría revelar, a la inversa, una «norma de vida» en la vida misma.
Para no quedar prisioneros de esta biopolítica, cuyo fondo inmuni
tario amenaza —y las crisis de nuestro presente reciente parecen Spinoza parece ofrecer una posibilidad de bioderecho, del todo
confirmarlo (pensemos en el terrorismo y en la reacción inmunita opuesto al derecho de la tradición occidental, que está completa
ria de «defensa» que desencadena)— cada vez más con un resultado mente inscrito en el paradigma inmunitario de la negación protec
tanatológico, el desafío de Esposito consiste en invertir «desde el in tora: Spinoza piensa la inmanencia recíproca de vida y norma.
terior» (u, p. 171; trad. esp. 252) las prácticas sobre la vida, para indagar Como hemos visto a propósito de la influencia de Canguilhem so
si estas mismas esconden una posible potencia vital de autorregenera bre el concepto foucaultiano de norma, para llegar a una biopolítica
ción sin que la vida quede prisionera del movimiento reactivo. Se afirmativa parece necesario abandonar el trascendentalismo de la
trata, en fin, de recorrer hasta el final la lógica inmunitaria de cate norma externa y acceder a la «regla inmanente que la vida se da a sí
gorías como vida, cuerpo y nacimiento para reactivar la apertura misma» (B, p. 204; trad. esp. 298), orientándola a perseverar en
comunitaria, bloqueando la autonegación, el uso que hace el biopo sí misma y en su expansión. Esposito, por tanto, bosqueja en Bíos
der. Esta torsión debería evitar el riesgo de «superponer a la vida las una salida de los paradigmas deconstructivos que habían acompaña
categorías ya constituidas, y, a estas alturas, destituidas, de la políti do su análisis de los dispositivos biopolíticos. Se traza un recorrido
ca moderna», dando espacio a una biopolítica afirmativa, que, de que se abre sobre la vida: deleuzianamente, la chispa de vida imper
forma distinta a aquella negriana, no sea capturable en el dispositivo sonal, virtual, pre-individual en la cual una impersonal singularidad
inmunitario del sujeto político, pero permita ((inscribir en la políti vive su potencia afirmativa.
ca misma el poder innovador de una vida repensada sin descuidar su
complejidad y articulación» (u, p. 172; trad. esp. 253).
PERSONA E IMPERSONAL
Vitalizar la política significa acceder a la riqueza autonormativa
de la vida misma. La doble clausura del cuerpo —que en el nazismo
sellaba la identidad entre nuestro cuerpo y nosotros mismos, para el ¿Qué papel juega el régimen de veridicción en un dispositivo biopo
cual el cuerpo biológico, su raza, era la ausencia carente de trascen 1ítico Sabemos —es premisa del discurso conceptual de la biopolí
dencia del ser humano y del pueblo (y este repliegue, que inmuniza tica— que las definiciones de la vida y de la naturaleza humana son
ba frente a cualquier excedencia, proporcionaba un sentido espiritual el eje de los dispositivos de protección y gobierno de la biopolítica,
de lo biológico mismo)— es pensable en una clave de ((transmuta en tanto todos los discursos filosóficos, jurídicos y políticos se dis
ción, ontológica y tecnológica, del cuerpo humano» (B, p. 184; trad. ponen por la defensa del valor de la vida humana, asumiendo su
esp. 270): experiencias, hoy difundidas, como aquellas que contami definición. Piénsese en la polémica antihumanista de Sloterdijk con
nan el cuerpo con prótesis, implantes, trasplantes, permitiendo la Habermas (cfr. supra cap. 6). Se entiende que el punto innovador de
vida o mejorando su calidad, abren una zona de indiscernibilidad la biopolítica contemporánea es exactamente la valorización, la den
entre ser humano y animal, identifican un hecho común entre huma sidad de valores y por tanto, de valoración que se concede a la vida.
no y animal. La supresión anticipada del nacimiento, inscrita por el Esposito parte de esto, en sus estudios más recientes, para com
nazismo en las prácticas eugenésicas, evidencia una específica poten pletar una vez más el recorrido de deconstrucción de aquella catego
cia del nacimiento mismo, no destinada a incorporar, a anular al otro, ría que, desde la biopolítica, ha revestido una dimensión específica
sino a desincorporarlo, exponerlo al acontecimiento de la existencia. y fundamental, la de persona, persona humana, que resulta un dis
positivo crucial en las cuestiones bioéticas. Cuestiones bioéticas y,
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Y
BIOPOLíTICA EL PARADIGMA INMUNITARIO Y LA IMPERSONALIDAD DE LA VIDA

por tanto, dilemas morales cuya gestión y solución —en el centro, las conductas: apremiado por las implicaciones del derecho y de la
desde hace tiempo, de los más significativos debates políticos— es política sobre el tema de la vida, Esposito 0pta por deconstruir la cate
francamente biopolítica. Deconstruir el dispositivo de la persona goría de persona ya que identifica en ella el eje donde derecho y
permite a Esposito profundizar en una lógica que corta transversal técnicas biopolíticas encuentran su correspondencia. Mas el análisis
mente el campo de la bioética, donde se enfrentan el uno contra el de la persona significa la analítica de lo humano, del humanismo, y,
otro, católicos contra laicos. por tanto, de las ciencias humanas, antropología, sociología, lingüís
La perspectiva biopolítica permite, de hecho, una mirada sobre tica, que lo han construido. La relevancia del concepto sobre el que
el mecanismo interno de las dos lógicas, aparentemente enfrentadas: Esposito realiza su trabajo deconstructivo está fuera de discusión y es
principalmente, la categoría de persona desarrolla la función de significativo que para él la reanudación actual de la noción de perso
bral, de pasaje del material biológico sin valor a su valorización, al na sea una respuesta a la biologización radical de lo humano.
plus de valor que es asignado por ambas partes. Naturalmente, este Entonces, esta respuesta enérgica y retórica, como retórico es el
status de persona poseerá valencias diversas —sagrado en el dogma énfasis sobre los derechos humanos de la persona, depende «por
católico, <(apreciable cualitativamente» en el mundo laico—, pero la inversión» de la misma lógica biopolítica: revela jerarquías del vi
categoría hace de vertiente para acceder a derechos, protecciones y viente y reificaciones de la corporeidad. En Tercera persona, se revela
ayudas en el pasaje aporético de la modernidad de los derechos del el lado biológico animal persistentemente ocultado por el concepto
ciudadano a aquellos del ser humano. Tanto la ontología de los ana jurídico humanístico. Sujeto y persona, que pertenecen a un len
líticos anglosajones, que construye sobre la persona la subjetividad guaje para Foucault extraño a la biopolítica, son considerados, en
autónoma, como la fenomenología personalista o la hermenéutica cambio, dispositivos normativos de enorme potencia excluyente y
insisten sobre este concepto: según Esposito, es precisamente el pa selectiva. En la persona, el cuerpo queda atraído por su excedencia
roxismo biopolítico y racista del nazismo el que produce estas re espiritual, capaz de dominarlo.
flexiones reactivas que pretenden distanciarse de la reducción nazi Esposito fuerza el lenguaje, que en la persona se mueve entre el
de lo humano a lo biológico. yo y el tú, y halla en la tercera persona un modo de pensar la no-
La deconstrucción genealógica, en cambio, evidencia, en el persona: un pasaje, una abertura hacia la des-subjetivación. El diá
ce de la tradición romana con la cristiana, una duplicación, un des logo con la biopolítica productiva de subjetividades ocupa el polo
carte interno que rige la performatividad del concepto. El ser decla crítico de la investigación: solo negando, evitando el sujeto, la indi
rado persona produce un efecto negativo de despersonalización sobre vidualidad, es posible escapar a la captura biopolítica del poder. En
cuantos (en el mundo romano las mujeres, esclavos, hijos abandona esta clave, Esposito dirige su recorrido hacia una biopolítica afirma
dos) no son personas. El derecho moderno recepciona esta función tiva, pivotando exactamente sobre una Tercera persona en la estela
selectiva y excluyente en el momento en que, protegiendo la perso del pensamiento deconstructivo, de la identidad personal, que va
na, excluye al horno propiamente dicho, la pura naturalidad de lo desde Simone Weil a Deleuze.
humano, fundida con la biología propiamente animal sobre la cual Weil, tomando la raíz inmunitaria y particularista del derecho
la persona es llamada a gobernar. Personalizar significa poder de subjetivo y su lógica económica, excluyente y selectiva, es la pensa
despersonalizar, dividir hombres humanos de hombres animales. dora que da la vuelta al tablero, afirmando una justicia (no un dere
También la eugenesia laica de Singer se conecta con este dispositivo. cho) universal, de todos y para todos, una justicia de lo impersonal
Por tanto, la investigación de Esposito se orienta más allá del que es, por tanto, la única cosa sagrada. «Así como el derecho es pro
trabajo deconstructivo de los dispositivos biopolíticos que conducen pio de la persona, la justicia concierne a lo impersonal. Es aquello que
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BIOPOLÍTICA
¶ EL PARADIGMA INMUNITARIO Y LA IMPERSONALIDAD DE LA VIDA

invierte lo propio en lo impropio, lo inmune en lo común» (TP, p. 124; la supresión de la vida misma, mas abre una fuerza, una densidad
trad. esp. 147). Esposito también convoca, en la investigación de dinámica, sobre el deseo que está dentro del concepto de vida, te
este nivel sacro de lo impersonal, la escritura áfona, descentrada, niendo cuidado, no obstante, para que no resurja un sujeto de do
fuera de sí, de Kafka y de Blanchot. El concepto de lo impersonal, minio, un sujeto que someta. Bíos, la vida, es un cruce de caminos
declinado incluso en negativo, encuentra en el horizonte de sentido de no solo del paradigma biopolítico en el que el poder insiste sobre las
la vida una nueva afirmatividad. vidas, sino también, mesiánicamente, de la filosofía por venir. La
Estamos otra vez, como se atisba, en el momento crucial del vida como vida que renuncia a la codicia que quiere que aquel efec
paradigma biopolítico, y en un intento de aproximación, esta vez to, aquella mirada, aquel pasaje sean propios. Esposito escoge entre
cauto, prudente, extraño a la efervescencia de la versión negriana o los muchos textos deleuzianos, a menudo inducidos por la intensi
a la ironía de Haraway. Pero una vez más afirmatividad significa ficación vitalista y por el énfasis sobre la productividad deseante,
bordear el continente ontológico de la vida. Deleuze (y en la lectu aquellos que se orientan hacia un plano de inmanencia sin juicios,
ra de Deleuze también Foucault) accede al «se» impersonal de los ni redenciones, donde acontecimientos pre-individuales e imperso
acontecimientos que suceden, del flujo de las singularidades y de nales se entrecruzan, indiferentes a barreras artificiales, con relacio
los afectos anónimos y difusos, devinientes y múltiples, que son la nes inéditas e insensibles a controles, victorias y derrotas.
vida. «Este murmullo anónimo, pero también simple, impersonal
pero singular, tiene en Deleuze, la forma de la vida —o, mejor di
cho, de “una” vida, tal como se titula el último de sus textos—, REFLEXIONES: NEONATURALISMO, VITALISMO
desde el momento en que la vida, aún siendo común a todos aque Y DES-SUBJETWACIONES IMPOLÍTICAS
llos que viven, no es nunca genérica, sino siempre de alguien. Una
vida que, sin embargo, no tiene la forma exclusiva y excluyente de Debemos preguntarnos en qué sentido esta filosofía de lo imperso
la persona, porque al contrario del corte que efectúa este dispositi nal, que se aborda con tonalidades diversas en muchos autores que
vo separante, es una consigo misma» (Esposito, zoo8, p. 192; trad. hemos tratado, representa la consecuencia de un recorrido que está
esp. 203). Se accede al plano de inmanencia en el que el ser humano dentro de la biopolítica. ¿En qué sentido el paradigma biopolítico
coincide con su modo de ser, con la forma de vida y la vida es asu de la racionalidad política occidental —tecnología que se dirige a la
mida en toda su potencia, en aquella dimensión que Deleuze llama producción de subjetivaciones— si radicaliza la deconstruccción de
ci «devenir animal», fuera del ser humano mismo, fascinado por la estas técnicas, tiende a invertirse en una investigación, a veces eufó
disolución del nodo metafísico que une el ser humano a la persona, rica y dionisíaca, otras, como en el caso de Esposito, excitante, vigi
para restituirlo, en cambio, al sí mismo viviente. lada, de una biopolítica afirmativa’ Ciertamente, la asunción radical
Deleuze, se ha dicho, es la referencia principal, junto a las teorías de la anudación del poder con las verdades sobre la vida conduce a
de otros autores en las que se indaga el rastro de una vida impersonal. interrogarse sobre la vida misma, con los riesgos que solo algunas de
Des-subjetivación, destitución del sujeto: lo opuesto de la voluntad estas aberturas filosóficas pueden evitar.
de poder que se vislumbraba debajo de los códigos de sometimien Sin duda, esta correcta «afirmatividad» de la biopolítica está lejos
to. Definitivamente fuera del pensamiento de la diferencia ontoló del análisis original sobre los dispositivos históricos y positivos; más
gica. La des-subjetivación, lo impersonal es la vida. bien se mueve, en el caso de Negri o de Haraway, desde la percepción
Así, la obra deconstructiva y crítica sobre la biopolítica, que de una trampa, de un todo cerrado que la deconstrucción de los
ahonda en el dispositivo del sujeto, no tiene entre sus consecuencias dispositivos y el círculo de sujeción_subjetivación sugiere. Y, siem
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BIOPOLíTICA T EL PARADIGMA INMUNITARIO Y LA IMPERSONALIDAD DE LA VIDA

pre en clave de salida de la claustrofobia de los dispositivos, hoy se de la atención a la corporeidad a lo físico, pieza clave, manipulable
percibe, después de muchos años de culturalismo, un relanzamiento
y mejorable, del éxito y del poder.
del concepto de naturaleza, entendida como naturaleza viviente, Esta vida inmanente, en su poder autonormativO, está expuesta
vida, sostenida por el triunfante saber biológico y neurobiológico, a lecturas arriesgadas. Principalmente su posible refluir a nivel pre
que en las definiciones de lo humano ofrece un inesperado punto de rracional, preconsciente y, por tanto, la posibilidad de ser absorbi
apoyo del que servirse para reorientar lo normativo: tanto en el dos en el aura del vitalismo romántico, con su fundacionismo de
campo tradicionalista como en aquel científico y cognitivo. De he autenticidad implícito. El término «vitalismo» —hemos visto—
cho, detonan, en una realidad marcada por el gobierno biopolítico, avanza con cautela: la vida, tanto para Deleuze como para Spinoza,
las posiciones neonaturalistas del neocognitivismo, de la antropolo no es un principio o una sustancia, no es leída en sentido biológico.
gía, por no hablar de la dogmática religiosa. Una naturaleza definida Diremos, por tanto, como explícitamente hace Foucault, que la vida
por la norma científica es la respuesta cognitivista y neurobiológica (como el poder) no es una causa, sino un «efecto»: ¿campo de efec
a la crisis de las argumentaciones racionales, al fraccionamiento de tos, ámbito en el que se delinean relaciones y se producen encuen
las diferencias irreconciliables en el derecho. Una naturaleza dogmá tros entre singularidades?
ticamente establecida por el iusnaturalismo divino permite, a su vez, En el caso de Deleuze (y de Esposito), la vida no se refiere al
sustraer a la potencia biotecnológica fragmentos de nuda vida en sujeto individual (por tanto, adscribible a la
nietzscheana voluntad
nombre de su sacralidad. lo impersonal< viviente de mu
de poder), sino a la inmanencia de
El acceso a una naturaleza autonormativa —adscrita, hoy, preva chas voces y pensable solo en la dimensión de singularidad que ex
lentemente a un Spinoza sin metafísica y devenido plural y singu cluye la generalidad del principio vitalista aún más normativo-se lec
lar— resuelve, sobre la línea movimentista de la biopolítica afirma tivo. Esta vida impersonal marca distancias tanto con respecto a la
tiva, tanto la redención del existente, el fin del juicio selectivo y perspectiva de los dispositivos biopolfticos —del bios como un im
represivo, como la posibilidad libertaria contra las concreciones de personal abstracto que produce jerarquías internas
entre vida humana
la realidad estratificada y molar. a cualquier reproducción del humanismo.
y mera existencia— como
El antinaturalismo de Foucault parece encontrar hoy, por tanto, Tomando prestado del bergsonismo el movimiento de individua
un revés. El sostenía que la subjetividad moderna es producto del ción como pasaje de lo virtual a lo actual, y de la embriología la
biopoder: no se da experiencia de la naturaleza humana sino en el transferencia siempre nueva y diferente de la generalidad de la vida
interior de una interpretación epistémica históricamente situada. La que «va hacia el individuo y las singularidades preindividuales no
naturaleza humana no era más que el correlato hipotético de cien hacia lo impersonal abstracto» (Deleuze, 1997, pp. 320 y ss.), Deleu
cias humanas interpretables como «efectos» del poder biopolítico llega a un pensamiento de la vida neutro, impersonal mas no por
y disciplinar, esto es, nada más que un dispositivo conceptual para esto abstracto y normativo. Neutra e impersonal la vida y neutra e
el control y la selección. Valorando este tema e intentando forzar el impersonal la singularidad: «la singularidad es esencialmente prein
impasse, la biopolítica «afirmativa» es relevante para la política, ya
dividual, no personal, aconceptual. Es completamente diferente a lo
que afronta el lugar de excepción o resistencia al biopoder. Sería fá individual y a lo colectivo, a lo personal y a lo impersonal a lo par
cil objetar que nos encontramos frente a discursos de veridicción ticular y a lo general; y a sus oposiciones. Es neutra» (Deleuze, 1975,
foucaultianamente comprometidos con el poder, vectores de fuerza
en el encuentro de las ideas, verdades nunca inocentes. La tentación p. 67; trad. esp. 72).
Queda el riesgo de énfasis afirmativo: deconstruidos los esque
de la naturalización sigue siendo grande, es mis, crece con el aumento mas simbólicos como efecto del biopoder, se afirma como última
172 173
BIOPOLÍTICA
1 EL PARADIGMA INMUNITARIO Y LA IMPERSONALIDAD DE LA VIDA

palabra la afirmatividad, la positividad de lo real mismo o de la vida EL CONTRAPUNTO DE RANCLRE: POLÍTICA Y BIOPOLÍTICA
en su pura pulsión. Esta podría ser la lectura de Spinoza y de Deleu
ze propuesta por Negri y Hardt, con la positivización de singulari Entre quienes piensan la biopolítica en la clave original de crítica de
dades múltiples y moleculares: la multitud como sujeto político. la gubernamentalidad que produce las subjetivaciones y penetra las
Este es un peligro advertido por el mismo Deleuze, atrapado entre vidas, la desconfianza hacia la biopolítica afirmativa, vitalista o im
la tentación vitalista y la lectura prudente de textos solo aparente personal, es grande. Son aquellos que permanecen fieles al impera
mente alegres como el de Spinoza o huidizos a la captura metafísica tivo de la historización, de la mirada sobre el condicionamiento y
como Hume. ¡Cuántas veces Deleuze, paradójicamente, invita a la sobre la contingencia de los contextos. Son aquellos que recogen la
prudencia cuando se libera la fuerza de la desubjetivación (MP, pp. exigencia postestructuralista de un posible sujeto político que abra
251, 340)! Deleuze habla de afirmatividad como de un «aligerar»: perspectivas de lucha y de posicionamiento en un espacio político a
«afirmar no es hacerse cargo, asumir aquello que es, sino liberar, des aquellas vidas que el gobierno biopolítico sujeta marginando, exclu
cargar lo que vive. Afirmar es aligerar», un <(devenir-menor»: «la pala yendo, despolitizando la escena. Aquellos que quieren rediseíiar
bra orden, devenir imperceptible, hacer rizoma, y no echar raíces» fronteras de antagonismo, conscientes de que el ocaso de lo político
(Deleuze, 1997, p. 95). Todo salvo el ejercicio afirmativo de poder. y la naturalización del sistema económico son el producto más sig
Este deterioro del sí apropiativo, que se produce con la afirmati nificativo del gobierno biopolítico. En nombre de todos ellos cierra
vidad, parece ser el camino. Así el sentido «afirmativo», que podría críticamente nuestro recorrido Ranci&e.
ser identificado como una forma apologética de la existencia, en un Jacques Rancire recupera la perspectiva foucaultiana según la
último análisis nihilista, muestra, al contrario, ser fiel con respecto cual la biopolítica es una modalidad de ejercicio del poder y de pre
al deseo vital que los cánones biopolíticos selectivos revelan (Deleu sa productiva sobre sus objetos. Está el gobierno, la police, que es
ze, 1998, p. 34): una vida singular, impersonal, pura corriente de precisamente «un orden de los cuerpos que define las divisiones en
acontecimientos, franqueada por subjetividad y objetividad, pura tre los modos del hacer, los modos del ser yios modos del decir, que
virtualidad, horno tantum. hace que tales cuerpos sean asignados por su nombre a tal lugar y a
Solo accediendo al plano del bios impersonal es posible no ser tal tarea; es un orden de lo visible y lo decible que hace que tal acti
capturado por el dispositivo biopolítico de la subjetivación: así se vidad sea visible y que tal otra no lo sea, que tal palabra sea entendi
está obligado a buscar un punto de afirmatividad que no esté vincu da como perteneciente al discurso y tal otra al ruido» (DIS, p. 52;
lado al destino humano de lo simbólico, de la representación, del trad. esp. ): una biopolítica, por tanto, en el sentido foucaultiano
interdicto y, por tanto, del poder mortífero. A la investigación de del término, que, empero, Ranci&re rehúsa, debido a su lectura cada
una vida que no se ofrezca a la captura gubernamental. Una formi vez más afirmativa-vitalista, prefiriendo la forma police, una de las
dable posibilidad filosófica. Formidable, pero políticamente arries formas de gobierno de «todo lo que concierne al hombre y su felici-
gada. Si es verdad que, sobre esta vía, se evita la reproducción del dad» (DIs, p. trad. esp. 43). Una técnica y una lógica del ser juntos,
sujeto de poder, hay también un riesgo de afasia, especialmente po en las que policía, médico, consejero asistencial se confunden.
lítica: riesgo, no pequeño, que anula, inhabilita la organización so Y hay una política, que es «una actividad bien determinada y
cial que se querría abrir a la vida, a las concretas no-personas que el antagónica de la primera: la que rompe la configuración sensible
derecho oscurece. donde se definen las partes y sus partes o su ausencia por un supues
to que por definición no tiene lugar en ella: la de una parte de los
que no tienen parte [...] La actividad política es la que desplaza a un

‘74 ‘75
Y
IMPERS0NAlIDAD DE LA VIDA
BIOPOLfTICA EL PARADIGMA INMUNITARIO Y LA

cuerpo del lugar que le estaba asignado o cambia el destino de un negriana, ante la pregunta de si su política activa, antagonista, re
lugar; hace ver lo que no tenía razón para ser visto, hace escuchar conducida a la vida de los sujetos pudiera ser pensada bajo la rúbri
rechaza también
un discurso allí donde sólo el ruido tenía lugar, hace escuchar como ca de la biopolítica Rancire opone una negativa, y
discurso lo que no era escuchado más que como ruido» (DIs, pp. 48- como «lo impensado constitutivo
considerar la biopolítica misma
49; trad. esp. 45). ninguna subjetividad viviente ori
de la política misma». No existe
Acceder a esta actividad política no requiere fundamentos natu desviada. No es necesario
ginaria, contrapuesta a una alienada y
rales. Rancire contesta duramente el aristotelismo y cualquier na aceptar el desafío sobre el terreno
antropológico y dejarse llevar a la
distinción
turalización del sujeto político: se trata de acciones, de hacer políti disputa sobre el concepto de vida y de naturaleza. La
es estraté
ca. Como en Arendt: con una conciencia más desarrollada de la entre las fuerzas vitales, entre los bipoderes en un campo,
a Arendt y
ordenación sistémico-policíaca o biopolítica contra los que se cons gica y táctica. Hay en Rancire (en un modo que remite
política sobre una
truyen artificialmente la línea antagonista, para dar «voz» al rumor, al mismo Foucault) un firme rechazo de fundar la
al desacuerdo, para dar «parte» a los sin parte. esencia antropológica vital. Cada fundación antropológic a es captu
Desde nuestro punto de vista —excepto la repetición del cuadro de humanidad, la capacidad
rada en un círculo vicioso: «la prueba
gubernamental despolitizado y consensualista—, es importante una de fundar la politicidad
comunitaria de ser dotados de logos, lejos
la política de
subjetivación política que, de forma distinta a las subjetivaciones es de hecho lo que se dirime en la disputa que separa
rasgo de la bio
biopolíticas «afirmativas», no esté fundada sobre la naturaleza, sobre lapolice» (Ranci&e, 2000). La política posee algún
imperso
el deseo, sino sobre la injusticia, que es la imposibilidad misma del política «buena», afirmativa, pero no va en dirección de lo
arkhé, el fracaso estructural de lo común, que no puede ser nunca más bien la pro
nal o del nomadismo. De la biopolítica conserva
común. La antipolítica gubernamental afirma siempre, en cada mo ductividad: «produce» subj etivaciones artificiales, políticas que
mento, que «no hay parte de los que no tienen parte» (Dis, p. 35; posicionamie flto en el espacio públi
tienen pretensiones nuevas de
trad. esp. 28), pues solo existen partes del sistema social, «mayorías co que queda pues reconfigurado.
que posee una
y minorías sociales, categorías socioprofesionales, grupos de interés, La police parece tener los rasgos del biopoder, ya
comunidades», divisiones, de naturaleza evidentemente guberna dimensión topológica: ordena espacios coloca funciones y jerar
insiste: no se
mental, administrativa y biopolítica, «el orden del más y del menos» quías y su objeto es propiamente la vida. Pero Rancire
marcar el espacio
(DIS, p. 36; trad. esp. 29): la política es un «desacuerdo», desde el
trata de dos formas de vida, sino de «dos formas de
no escu
momento en que la política no es otra cosa que romper los esque sensorial, de ver o no ver objetos comunes, de escuchar y
mas, manifestar un disenso que trata de visibilizar la parte de aque sus argumentos» (ibid.). Este
char a los sujetos que lo designan y
llos que, en lapolice, no tienen lugar, mostrando «la revelación bru lugares, funciones, actitudes.
espacio está repartido en términos de
conjunto de
tal de la anarquía última sobre la que descansa toda jerarquía» (DIs, «La política consiste —y solo consiste en esto— en el
p. 37; trad. esp. 30). actos que efectúan una propiedad suplementaria
biológica y antro
hablantes»
De nuevo una forma de inmanencia, pero la facticidad no es la pológicamente ilocalizable, la igualdad de los seres
ontología de la vida, sino la percepción de la injusticia, de la injus (ibid.).
vida, sino, al
tificada jerarquía del poder, «la mentira que inventa una naturaleza La política no remite a la autonormatividad de la
social para dar una arkhé a la comunidad» (DIs, p. 37; trad. esp. 31). introduce un suplemento en el bíos,
contrario, es artificialidad que
En una entrevista en la revista Multitudes, uno de los puntos de reconocen «el bíos (desde la
y se contrapone tanto a aquellos que no población)
referencia más activos de la biopolítica «afirmativa» de inspiración transmisión de sangre hasta la regulación de los flujos de

176 177
BIOPOLÍTICA

como a los que conocen los artificios de la igualdad» (ibid.). Rancié


re subraya enérgicamente lo paradójico de querer volver a Foucault
y su biopoder, para «afirmar el enraizamiento vitalista de la política»
(ibid.), y reivindica la extrañeza tanto del biopoder como ejercicio
de la soberanía, al modo de Agamben, como de la positividad de
una biopolítica ((fundamentada sobre una ontología de la vida,
identificada con cierta autoafirmación radical» (ibid.). Bibliografía
¿Cuando esta ontología se propone liberar las potencias vitales,
no queda ella misma presa en la red de una norma de vitalidad his
tóricamente construida? ¿El horizonte ontológico de la biopolítica
no está históricamente construido por el biopoder? Los discursos
vitalistas de la emancipación revelan, bajo ciertos puntos de vista,
aquella misma racionalización optimizante que pretenden decons
truir, la utopía de una socialización inmanente y óptima de la pobla
ción a través de la intensificación de su bienestar, sin mostrar siquiera AGAMBEN, G. (1995), Horno sacer. Ilpotere sovrano e la nuda vita, Ei
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