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Capítulo 1

N eoconcretismo y «nueva abstracción»

1. SUPERACIÓN DEL INFORMALISMO pertorio semántica de las imágenes icó-


nicas, ha instaurado estados más o me-
El telón histórico de fondo de la no- nos determinados de orden sobre su re-
representación desde 1960 es sin duda al- pertorio material.
guna el apogeo informalista de 1947 a
1956 y sus estribaciones hasta 1960. Este
hecho aconseja iniciar la escalada neo- 1. lnformalismo y orden caógeno
concreta desde la perspectiva de la supe-
ración informalista. En los diversos informalismos, de Po-
Toda obra no-representativa remite en llock a Mathieu, de Tobey a Hartung, de
un nivel puramente sin táctico-formal a la De Kooning a Wols, de Burri a Tápies,
instauración de un orden entre su reper- se advierte una debilitación de la deter-
torio material y formal. Atiende especí- minación del estado estético. Y aunque
ficamente a las relaciones que unen los en una obra artística no se puede hablar
elementos simples -relaciones sintag- de desorden en un sentido absoluto, la
máticas-, descuidando la referencia a informalista, en especial en sus modelos
los objetos designados en su sentido tra- más extremos, se acerca al estado más dé-
dicional -relaciones asociativas-. Cada bil de determinación, al modelo caógeno
elemento material -materia, colores, en la terminología de estética de la infor-
pigmentos, propiedades físicas, etc.- mación. Los elementos simples se en-
pertenece a un repertorio material en el cuentran en estado de máxima mezcla.
que se instaura un determinado estado o La obra está definida por el número de
modelo de orden 1. Los diferentes esta- elementos simples -complejidad- y
dos de orden están ligados a una noción por su estado de determinación existen-
de determinación que presenta a su vez te entre ellos -orden-o En los ejemplos
diversos grados de intensidad. La no-re- más extremos -por ejemplo, en las
presentación o lo que se ha denominado obras de Pollock, Wols, Mathieu, De
«arte abstracto», al desentenderse del re- Kooning, Saura, Viola, etc.- constata-
mos una máxima complejidad en un or-
den mínimo. En la crítica informalista se
1 Cfr. BENSE: Einführung in die informationst- las definía como caos o «aún-no-forma».
heoretische Aesthetik, págs. 30-33.7 Los elementos en su distribución den un-

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cian una elevada entropía o medida de in- estetica romántico-idealista. Esta nega-
determinación. La constitución sintácti- ción discurrió paralela con la intuición
ea condiciona la ausencia de códigos pre- cósmica, suprahistórica, donde se diluye
cisos. en. la dimensión semántica y co- toda dialéctica histórica. De este modo,
murucatrva. el informalismo se afianzó como micro-
Importa esbozar a grandes rasgos la cosmos cultural retrógrado respecto a
fenomenología de la concepción y reali- fuerzas y técnicas productivas de socie-
zación, en especial en el tachismo y pin- dades industriales. Este hecho ha sido in-
tura de acción. En su estética de la velo- terpretado a veces como una rebelión
cidad Mathieu exponía las siguientes fa- contra el arte constructivista, anterior a
ses de clara filiación irracionalista 2: la guerra, y el diseño, asociados a la in-
- ausencia de preexistencia de for- dustria capitalista 4. En realidad, faltaron
mas; premisas ideológicas y es difícil una in-
- ausencia de premeditación de for- terpretación exclusiva de este tipo. En
mas y gestos; cambio, sí fue más claro el culto de la in-
- necesidad de un estado segundo de determinación histórica, aliada al intui-
concentración psíquica; cionismo, así como que su ataque a las
- primacía concedida a la velocidad y técnicas industriales se apoyaba en el re-
rapidez de ejecución. proche a la destrucción de la espontanei-
La obra, condensación de la acción- dad individual. En el informalismo pare-
gesto, deviene inseparable de la biogra- cía subyacer la tendencia de que el hom-
fía del autor, su autoexpresión más radi- bre está determinado por una esponta-
cal. En la «estética de la velocidad» de neidad ontológica y vitalista que predica
Mathieu o en el «dripping» de Pollock el poder indiscriminado de lo individual.
interesaba más el éxito de la acción-ges- En otras ocasiones se ha considerado
to que la obra. Se ha pretendido inter- el informalismo como protesta social.
pretar este fenómeno como intuición Aquí asomaría la «teoría de la anticipa-
mística irracional. Pero sería preciso re- ción social». En cualquier caso, la preten-
mitir a la libre asociación en su sentido dida protesta no atendía a condiciones
psicológico, como proceso preconscien- históricas, sociopolíticas en su formula-
te con participación predominante de ción, sino a situaciones universales, in-
elementos inconscientes. Así, pues, la ex- determinadas históricamente. La antici-
periencia y el acto del pintar importaba pación, sospechada en el informalismo,
más que la obra. Y exacerbando la velo- concebida como realidad transformada
cidad, la obra no tendría tiempo de exis- en el futuro, pero bajo los presupuestos
tir, se disolvería en la acción-gesto. Mat- de la invariabilidad de la realidad concre-
hieu apuntaba: «En la extremidad del es- ta, es utopía. La protesta informalista sí
tado de éxtasis o de vacuidad la pintura pudiera relacionarse con esta utopía in-
ya no tendrá razón de existir» 3. La con- serta en la dialéctica realidad-ilusión en
secuencia final hubiera desembocado en el marco del individualismo idealista
resultados similares a los actuales plan- p.ropi~ de cierto romanticismo revolu-
teamientos «conceptuales». cionano.
Esta estética de la velocidad implicaba La protesta contra la revolución in-
un abandono y una negación de la téc- dustrial enlazó con la tradición expresio-
nica artística, siguiendo las 'huellas de la nista y en su médula reincorpora una

2 Cfr. G. MATHIEU: Aa-dele du Tachisme, Pa- • Cfr. G. C. ARGAN: Salvación y caída del arte
ris, René Julliard, 1953, págs. 194-95. moderno, Buenos Aires, Nueva Visión, 1966,
3 Ibid., pág. 136. págs. 51 y sigs.

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formulación explícita del irracionalismo en todas ellas se tropieza con que la obra
burgués. En algunos momentos se le informal no satisface funciones de signi-
consideró incluso como el estilo político ficados, exigidas como algo relativamen-
del «mundo libre». Enfrentado al realis- te constante. No cristalizó en códigos
mo doctrinario de los países socialistas, admitidos por el ernitente y el receptor.
ostentaba la marca de la libertad demo- Esto produjo un grado acentuado de in-
crática. Pero bajo estos disfraces ideoló- determinación frente al espectador. La
gicos latía un estilo restaurativo, reaccio- obra informal se vanagloriaba de una
nario en el marco de la mitología román- gran universalidad teórica y fracasaba en
tico-burguesa de la creación y sus tintes la comunicación concreta por su indeter-
irracionales, intuitivos, inefables y demás minación abstracta. Se convertía así en
jerga al uso. Su indeterminación refleja un documento válido, abstractarnente
la mixtificación de relaciones sociales generalizado, que no lograba explicitar
abstractas, presente desde la apropiación sus determinaciones.
burguesa de la teoría del «arte por el
arte». Con razón se le ha relacionado,
pues, con el movimiento romántico, 2. Sistematización del informal
como una de sus últimas manifestacio-
nes. Este espíritu se denuncia desde los Con anterioridad a 1960 se acusaban
primeros brotes en Kandinsky hacia posiciones heterodoxas que, en el marco
1910 y la primera época abstracta expre- del propio informalismo, abogaban por
sionista. F. Schlegel apuntaba ya que el una sistematización o metodología del
caos y el eros son la mejor explicación mismo: J. Serpan, A. Jorn, K. O. Gotz,
romántica y que el orden más elevado es Pero aparte de estos síntomas tardíos,
el del caos 5. durante la década de los años cincuenta
Desde un ángulo semántico y pragmá- se venían incubando ciertos movimien-
tico, el orden caógeno origina una eleva- tos antiinformales.
da imprevisibilidad que dificulta la re- Pintura contemplativa. Mientras Po-
ducción a códigos. En estas obras pre- llock y sus epígonos abogaban por el
domina la innovación desde un puntode- gesto y la acción, M. Rothko, B. New-
vista informativo. La improbabilidad, la man, Ad Reinhardt, Still y otros en los
ausencia de predeterminación es máxima EE. UU. instauraban cierto orden en el
en función de su complejidad y de la de':' caos. Seleccionaban del repertorio mate-
bilidad sin táctica de su orden. Por eso, a, rial el color como protagonista y conti-
nivel comunicativo, es costoso conjugar nuaban tratando la superficie como un
la originalidad, la innovación, con la co- campo unitivo, al modo de las compo-
municación. Aumenta su originalidad, siciones «over-all» de Pollock, aunque
pero disminuye su inteligibilidad. En es- se advertían ciertas anomalías: apare-
tas condiciones se ha pretendido articu- cen las grandes áreas de color puro, se
lar sus. polisentidos, acudiendo a las for- interesan por una especie de composi-
mas simbólicas de procedencia neokan- ción en una fluidez de contornos, el co-
tiana, a reducciones formalistas-inma- lor es uniforme y se acerca a la mono-
nentistas del propio signo, a interpreta- cromía -Newman- con ligeras transi-
ciones perceptivas o psicoanalíticas. Pero ciones internas de campo cromático. Las
nuevas áreas cromáticas uniformes son
paralelas a un aumento considerable de
las dimensiones del cuadro que envuel-
5 Cfr. H. STEFEN (editor): Die deutsche Roman-
tik-Poetik, Formen und Motive, Góttingen, Wan- ven al espectador. Still ya se refería a la
denhoeck & Ruprecht, 1967. «pintura ambiental» -environmental
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painting-, adelantándose a los «ambien- ticamente sofocados, aunque destacaron
tes» posteriores. AlIado del valor expre- algunas individualidades -Magnelli, J.
sivo del color -diversos expresionis- Gorin, M. Bill, R. Mortensen, J. Dewas-
mos- o el constructivo -Delaunay, W. ne, P. Lohse, etc.-. Como grupo sobre-
Nay, Poliakoff- se explora la experien- salía el MAC -Movimiento de arte con-
cia espacial frente al espectador. creta-, fundado en 1948 en Milán. En
Espacialismo. Ligado a la pintura con- los primeros años de la nueva década ini-
rernplativa aparece en Europa la obra de cian el aglutinamiento los residuos dis-
L. Fontana -1898-1969- y el espacia- persos de constructivismos y sospechas
lismo italiano que se remonta al Mani- geometrizantes. G. Rickey señala que
fiesto Blanco -1946-. Anuncian con ti- «hacia 1960 se empieza a notar una fuer-
midez la crisis de la pintura de caballete, te subtendencia constructivista entre la
la introducción de la tercera dimensión generación de la posguerra» 6. Algunos
a través de los agujeros y los cortes, la de sus instigadores conocían la tradición
producción de efectos lumínicos, etc. En de la Bauhaus; otros mostraban respeto
cierto modo, abren el camino a las es- por los constructivismos holandés o
tructuras de repetición, que veremos más ruso. Para otros implicaba una antítesis
abajo, y serán la semilla del arte cinevi- contra el informalismo. Dos exposicio-
sual italiano. nes encauzan este amanecer constructi-
Pintura monocroma. En 1960, U. Kul- vista. En Nueva York tiene lugar la
termann organiza en Leverkusen la muestra «Construction and geometry
muestra bajo este epígrafe con obras de painting» -Galería Chalette-, dedica-
Y. Klein, P. Manzoni, A. Mavignier, L. da a pioneros: Malewitsch, Mondrian,
Quinte, G. Uecker, Castellani, etc. En la Van Doesburg, El Lissitzky, Moholy-
línea de la pintura conternplativa se inte- Nagy, etc. y otros nombres posteriores:
resa por cada partícula cromática, por Albers, Gorin, Domela, M. Bill, Vas a-
sus vibraciones y gradaciones, pero no rely, Lohse, etc. En Europa su equiva-
por los matices y contrastes. Conciben lente es la famosa exposición Konkrete
el cuadro como «continuum- de color Kunst -Arte concreto--, organizada en
puro. Zurich por Max Bense y M. Bill.
Aunque estas tendencias se mueven en La muestra de Zurich pretende justi-
un estricto esteticismo y virtuosismo, ficar el arte como instauración y visuali-
instauran ciertos modelos de orden a ni- zación de una organización estructurada
vel sintáctico, Es un orden irregular, y apoyada en principios ordenadores
donde la organización de elementos del conscientes de la psicología gestáltica.
repertorio material es arbitraria, obede- Desde 1960 se evoluciona progresiva-
ce a decisiones singulares. Mantenían un mente hacia modelos de orden regular, a
equilibrio entre la complejidad y el or- determinaciones más fuertes de los esta-
den. La entropía o indeterminación de dos estéticos de estas obras. Las relacio-
elementos era también media y asoma-
ban ciertas posibilidades de articular có-
digos perceptivos que posteriormente se
nes formales o sintagmáticas se someten
paulatinamente a la sintaxis, a leyes
cisas de ordenación, en oposición a in-
rre-
irían explicitando. Remitían a niveles formalismo de la década anterior. Si en
muy elementales de codificación, pero la obra informal predominaba la comple-
históricamente suponían una negación jidad de elementos sobre su orden, a par-
de las premisas extremas del informa-
lismo.
Durante la década informalista los es- • G. R!CKEY: Constructiuism. Origins and evo-
casos brotes constructivistas fueron prác- lution, pág. 90. Cfr. pág. 68.

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tir de ahora se observan dos posibilida- mos la atencion sobre sus limitaciones.
des: o bien en la mínima complejidad de En general, no han superado el informa-
elementos se instauran grados máximos tivismo, más propio del mundo de las se-
de orden -algunas versiones de «arte es- ñales que de la comunicación humana.
tructuralista», «nueva abstracción», «mi- Esta será una de las cuestiones más crí-
nimal art»-, o en un segundo momen- ticas.
to, el aumento de complejidad implica un Desde una perspectiva generativa, la
aumento de orden, hasta abocar a los sis- concepción y la realización denuncian un
temas estructurales estrictos -arte ópti- carácter racional y previsorio, opuesto al
co, cinético-lumínico y cibernético. automatismo e irracionalismo anterior,
La instauración de modelos de orden sobre todo desde 1965. Con las tenden-
regular o estructurales repercute a nivel cias cibernéticas se logrará el mayor gra-
de códigos estilísticos en un renacimiento do de previsibilidad, sintetizado en la
de los estilos lineales sobre los crornáti- noción de programa. Este explicita una
cos de la década informalista. Asimismo, teoría exacta de la composición, repre-
en la proporción en que aumenta la com- sentable en series numéricas. De esto se
plejidad, se esconde aparentemente el or- desprenderá tanto el carácter impersonal
den, como sucede desde el óptico y aún como el analítico-científico.
más en movimientos posteriores. Se de- La poética y práctica de las nuevas ten-
nuncia una escisión entre el principio de dencias se insertan en el desarrollo del
orden latente en la obra, por una parte, arte bajo las actuales condiciones de pro-
y los efectos perceptivos de la misma ducción. Vuelven a plantear las relacio-
frente al espectador. Resumiendo las nes entre el arte y la técnica. Desde esta
transformaciones sintácticas, que vere- perspectiva remiten a cuestiones del es-
mos aflorar a partir de ahora, podemos tructuralismo, de la teoría informativa,
decir que los elementos singulares del re- del pensamiento científico y lógico-ma-
pertorio material en las obras construc- temático en general. Es decir, esclarecen
tivas poseen: su fundamentación en realidades sociales
- una mínima entropía o indetermi- concretas. Frente a las posturas román-
nación, o máxima determinación en la tico-idealistas del informalismo se afir-
organización total; ma la relación arte-técnica. Y esta última
- máxima probabilidad y certeza de pasa a ser un momento decisivo de la ar-
su selección o no selección; tisticidad y no un simple instrumento.
-diferente frecuencia de aparición, ya Por consiguiente, no pueden explicarse
que ésta depende de las leyes sin tácticas como fenómenos meramente estéticos,
a las que subordine la obra. sino que devienen un reflejo parcial de
Estas notas sin tácticas inciden sobre la ciertas condiciones materiales de produc-
dimensión informativa y comunicativa. ción de sociedades tecnológicamente
La determinación y probabilidad de un avanzadas. Esto puede explicar las difi-
elemento genera técnicas informativas de cultades para emerger bajo condiciones
redundancia, momentos de previsión de subdesarrollo. Las condiciones mate-
que pueden dar origen a ciertos códigos riales de éste dificultan el desarrollo de
articulados, aunque sólo sea a·niveles de las técnicas artísticas o éstas serán un re-
reconocimiento y de percepción. De he- flejo artificial, de importación, como ha
cho, la propia ordenación sintáctica obe- ocurrido en muchos países. Es preciso
dece a códigos perceptivos fácilmente no descuidar que los medios lingüísticos
detectables o a otros de inspiración o de las artes poseen un carácter histórico,
procedencia física y lógico-matemática. subordinado a los medios productivos de
Sin embargo, en cada momento llamare- cada sociedad. Y que, por tanto, el re-
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curso del arte a medios productivos tec- económicos, la apanClOn de estas ten-
nológicos o seudotecnológicos denuncia dencias será considerada por el futuro
la dependencia de la técnica artística res- historiador como manifestación superes-
pecto a la totalidad social. La relación ar- tructural, inserta en el fortalecimiento
te-sociedad se convierte, como ha apun- del «status quo» socioeconómico y po-
tado Della Volpe, «en el problema de la lítico de la era de la coexistencia pacífi-
relación entre varios lenguajes artísticos ca, de los cohetes y satélites artificiales,
y la sociedad» 7, tanto a nivel producti- etc.
vo como receptivo. En países con escaso
despliegue de los medios productivos,
subyacentes a técnicas artísticas, los di- 11. EL ARTE «NEOCONCRETO» EN
versos intentos serán difíciles y arduos, EUROPA
e incluso contradictorios y sin una base
objetiva. Con ello insinúo que las difi- Tras la exposición de Zurich la escena
cultades de estas tendencias en España europea conoce la irrupción de movi-
no deben sorprender a nadie, al igual que mientos neoconcretos, herederos de la
ocurría con el «pop». tradición anterior a la segunda guerra
El progresivo desplazamiento hacia mundial, que cristalizarán en formula-
posiciones tecnológicas no siempre ha ciones más explícitas. Tal vez el grupo
sido asumido con todas sus irnplicacio- «Nueva Tendencia» -Zagreb, 1961- es
nes. Incluso en muchos casos se alimen- el primer aglutinante de la evolución
ta una falsa apropiación de la técnica a constructivista ulterior en el continente.
niveles casi irrisorios. También daremos
un toque de atención sobre la función
ideológica engañosa con que pueden cu- Ch. Biedermann, N.- 45, 1953-68. Relieve pin-
brirse estas tendencias. La ideología se tado.
acusará sobre todo en el intento de se-
parar la sociedad del sistema de relacio-
nes de la acción comunicativa y de la in-
teracción social mediada simbólicamente
por la obra, sustituyéndola por un mo-
delo científico que hipostasía la realidad
social en un todo indiferenciado.
Así, pues, a medida que avanzamos en
estas tendencias, veremos aumentar la
euforia subyacente a los modos produc-
tivos de las nuevas sociedades «superde-
sarrolladas». AlIado de una inserción en
las nuevas fuerzas productivas, la posi-
ble función ideológica remite a plantea-
mientos políticos. Olvidado a finales de
los años cincuenta el fantasma apocalíp-
tico de la destrucción por la técnica,
afianzada la situación del mundo «neo-
capitalista» con los diferentes «milagros»

7 DELLA VOLPE: Crítica del gusto, pág. 233, cfr.


págs. 201-16.

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