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Bourdieu, Chamboredon y Passeron: El oficio de sociólogo, pág.52
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Guber, Capítulo 14: A modo de ejercitación, párrafo 1: “Un esquema práctico para construir el objeto de
conocimiento” en El salvaje metropolitano. Reconstrucción del conocimiento social en el trabajo de campo.
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Bourdieu, Chamboredon y Passeron: El oficio de sociólogo, pág. 28
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que sus mensajes ejercen un gran efecto en los sujetos. Esto se evidencia cuando Lazarsfeld
expresa en la página 398 que “El entorno social tamiza la propaganda, y los indecisos no son
fácilmente alcanzados por la propaganda del partido al que su grupo se muestra generalmente
hostil” o cuando en la página 399 explicita que “…no podemos esperar que los medios de
comunicación ejerzan un gran efecto” y cuando en la página 402 explica que “La más
vigorosa influencia descubierta fue el contacto cara a cara”. Es decir, el autor resalta que no
hay una relación directa y mecánica entre los mensajes del medio y los receptores. A estos
últimos no les da un rol pasivo. Esto se ve en la página 404 cuando indica que al leer o
escuchar un discurso en los medios “…solemos hacerlo deliberadamente y con ello
adoptamos una actitud mental definida que matiza nuestra receptividad”. En este mismo
sentido también rompe con la creencia según la cual los mensajes de los medios de
comunicación llegan a todos por igual. Así, Lazarsfeld introduce el concepto de líder de
opinión y el de propaganda de doble vía. En la página 405 afirma que “… los media formales
llegan principalmente a los líderes de opinión, los cuales transmiten, a su vez, al resto de la
población, por vía oral”. Al mismo tiempo, al estudiar aquello que influye en los electores a
la hora de elegir a quién votar se está yendo más allá del sentido común, ya que se está
mostrando cómo la campaña no es tan importante para determinar el resultado de las
elecciones.
En coherencia con estas rupturas, Lazarsfeld utiliza las siguientes nociones teóricas: la
propaganda ha de reforzar y sostener las intenciones de voto, lo que la campaña parece hacer
es activar las predisposiciones políticas de la gente, el efecto total de la campaña, actitud
mental. Los conceptos efecto, activación, refuerzo y actitud forman parte del cuerpo teórico
del conductismo. Por lo tanto, podría decirse que, si bien el autor no lo explicita, tiene como
uno de sus supuestos una teoría de los efectos conductista. Para dicha teoría las conductas son
adaptaciones a cambios en el ambiente. Ahora bien, como ya se dijo, Lazarsfeld rompe con la
teoría de la aguja hipodérmica y, en este sentido, rompe también con la idea de que cierto
estímulo provoca cierta respuesta ya que propone que una serie de factores así como el grupo
social de pertenencia son de suma importancia a la hora de elegir qué partido votar. Las
campañas no se encuentran con destinatarios que son todos iguales del otro lado. Los medios
de comunicación, entonces, suelen contribuir a reforzar lo existente más que a ocasionar
cambios. No hay, de esta manera, un vínculo directo y mecánico entre el estímulo (mensaje, la
campaña) y respuesta (lo que el receptor lleva a cabo, el voto). Esto se evidencia en conceptos
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Hovland, Lumsdaine y Sheffield, “Efectos a corto y a largo plazo en el caso de los films de orientación o
propaganda”, en MORAGAS, Sociología de la comunicación de masas.
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No se transcribe por una cuestión de espacio y para no abusar de las citas.
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implícito una concepción de lo social como mera suma de individuos. Este supuesto es el que
habilita a generalizar los resultados obtenidos a toda la sociedad. En el caso de Lazarsfeld,
además de las encuestas, también se utilizó como técnica el análisis de contenido para dar
cuenta de cómo se construía el mensaje respecto a las elecciones en el medio y poder así
establecer una relación entre estos y el público.
Tanto Hovland como Lazarsfeld tienen como supuesto que los mensajes de los medios
ejercen algún tipo de efecto. De lo contrario, no investigarían qué sucede en relación a los
medios (influencia de films propagandísticos en soldados en el caso de Hovland y campañas
presidenciales en el caso de Lazarsfeld). Ahora bien, aunque ambos rompen con la teoría de la
aguja hipodérmica, Lazarsfeld va más allá y, a diferencia de Hovland, considera como
factores relevantes el grupo de pertenencia de los sujetos. No se puede pasar por alto que el
autor se refiere al carácter social de la conducta política y que al confeccionar el índice de
predisposición política tiene en cuenta factores que considera sociales. Es en este punto que
podemos encontrar similitudes pero también grandes diferencias con Morley6. Como ya se ha
señalado, Lazarsfeld destaca la influencia de los líderes de opinión y del grupo social de
pertenencia. Morley entiende que las comunicaciones mediáticas deben insertarse en los
campos de comunicaciones personales e institucionales, es decir, sostiene que los mensajes
que se reciben de los medios no encuentran a los individuos aislados. Si bien aquí puede
encontrarse cierta similitud entre los autores es de vital importancia destacar que para Morley
lo social debe pensarse no como la suma de individuos separados de su contexto sino como un
todo estructurado. Esta idea de lo social que en Lazarsfeld por lo ya explicado aparece como
contradictorio, aparece de manera clara en Morley, ya que explicita su concepción de lo
social, da cuenta de la construcción del objeto de estudio y utiliza una técnica que guarda
coherencia con sus concepciones y supuestos: el focus group. En ella los datos se construyen
como resultado de la interacción entre los sujetos, ya que argumenta que es así como surgen
los significados que se ponen en juego en la sociedad. Más allá de estas diferencias, otro
punto en común entre ambos autores es que realizan elecciones que traen consecuencias no
pensadas o tenidas en cuenta durante el proceso de investigación. Como Morley explicita en
Nationwide Audience: epílogo crítico, la noción del modelo de Parkin llevaba una noción
implícitamente weberiana de clase que se diferenciaba así de los supuestos del autor. En el
caso de Lazarsfeld, se utilizó una técnica como la encuesta que llevaba implícito una
6
Morley, MORLEY, David: “Interpretar televisión: la audiencia de Nationwide” en Televisión, audiencia y
estudios culturales
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concepción de los individuos como átomos sociales divorciados de su contexto social y que se
contrapone a nociones que el mismo autor considera importantes: líder de opinión, grupo
social. Es decir, no tuvo en cuenta las estructuras que determinan y sobredeterminan a los
sujetos.
Como se afirmó en el primer párrafo y se quiso demostrar a lo largo de este ensayo, el
objeto de investigación siempre se construye. Así y sin pretensión de ser exhaustivo, este
trabajo buscó dar cuenta de cómo fue construido el objeto de investigación por Lazarsfeld.
Más allá de algunas críticas que se han esbozado y de las contradicciones que se han
encontrado, a modo de conclusión y a riesgo de cometer un error, considero que Lazarsfeld
abrió un nuevo campo de estudio. Siguiendo a Bourdieu podría decirse que se conoce
mediante rupturas. En este sentido y como ya se ha señalado, el trabajo de Lazarsfeld ha
realizado una serie de rupturas. Dado que esta investigación fue publicada en 1953, para
comprobar si realmente fue así, habría que ver cuál era “el estado del arte” antes de esta
investigación y qué pasó después.
Tomando las posturas que Kuhn y Popper tienen sobre la ciencia este ensayo tiene
como objetivo comparar a ambos autores para así poder señalar sus principales discrepancias
respecto a si hay progreso en la ciencia y cómo es concebido.
Más allá de sus diferencias, es pertinente explicitar uno de los pocos puntos en común
entre Kuhn y Popper. Como indica Lakatos7, ambos rechazan la idea según la cual la ciencia
crece mediante la acumulación de verdades eternas. Ahora bien, si la ciencia no progresa de
esta manera, ¿cómo lo hace? La respuesta que de cada autor será diferente. Para una mayor
claridad en la exposición se dará cuenta de la postura de cada uno para luego compararlas.
En el caso de Kuhn, la ciencia avanza a partir de las revoluciones. Para poder entender
esta postura se hace necesario comprender de qué habla el autor cuando habla de revolución
científica. Para Kuhn una revolución es la transición a un nuevo paradigma frente a la crisis
del paradigma en vigencia. Los paradigmas son las prácticas científicas universalmente
reconocidas que, durante cierto tiempo, proporcionan creencias, valores, modelos de
7
Lakatos, La metodología de los programas de investigación científica, pág. 18
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problemas y soluciones a una comunidad científica. Así, “los hombres cuya investigación se
basa en paradigmas compartidos están sujetos a las mismas reglas y normas para la práctica
científica.”8 La crisis empieza cuando algo más que una simple anomalía (para el autor
siempre hay dificultades pero no todas provocan una crisis) genera el aflojamiento de las
reglas y normas que hasta ese momento se compartían. Para que la crisis concluya y que,
entonces, haya progreso en la ciencia, es necesario que aparezca un nuevo candidato a
paradigma que sea aceptado por la comunidad científica. Esta transición es un proceso que no
se da de golpe. Para Kuhn si se rechaza un paradigma, pero no se lo reemplaza por otro, se
está rechazando a la ciencia misma. El paso de un paradigma a otro poco tiene que ver con un
proceso de acumulación. Aunque el nuevo paradigma “deberá prometer preservar una parte
relativamente grande de la habilidad concreta para la solución de problemas que la ciencia ha
adquirido a través de sus paradigmas anteriores”9, no se llega por medio de la articulación o la
ampliación del paradigma anterior sino que se reconstruye el campo.
Si bien para Popper el progreso en la ciencia tampoco se da mediante la acumulación,
su postura es diferente a la de Kuhn. Para dicho autor la ciencia avanza por descarte,
eliminando mundos posibles. Así, lo que permite el progreso es la superación de teorías, se
eliminan algunas y se reemplazan por otras más satisfactorias. Claro que para ello, Popper da
cuenta de la importancia de la capacidad de la crítica de la comunidad científica y propone un
nuevo principio: el de falsabilidad. El mismo surge a partir de las críticas que Popper realiza
al método denominado inductivo. Para él cualquier conclusión que se obtenga mediante la
inducción (pasar de enunciados singulares como los resultados de observaciones a enunciados
universales como las teorías) corre siempre el riesgo de resultar falsa, ya que no hay ningún
argumento lógico válido que permita asegurar que aquellos sobre lo que no se ha
experimentado sean igual a aquello sobre lo que sí se ha experimentado. Además, cualquier
intento por justificar este método conduce a una regresión infinita. En cambio, el principio de
falsabilidad exige que un sistema científico sea “susceptible de selección en un sentido
negativo por medio de contrastes o pruebas empíricas”10. Así, un sistema científico debe
poder ser refutado por medio de la experiencia. De esta manera, Popper distingue una teoría
científica de la que no lo es (criterio de demarcación) si es susceptible de ser falsada. Ante
una hipótesis científica, no se pueden comprobar todos los casos. De lo único que el
8
Kuhn, La estructura de las revoluciones científicas, pág. 34
9
Kuhn, La estructura de las revoluciones científicas, pág. 261
10
Popper, La lógica de la investigación pág. 40
8
investigador puede tener certeza es de las hipótesis falsadas. La ciencia para Popper funciona
a partir de conjeturas (teorías) que son llevadas a experimentación. Luego, se deducen las
consecuencias observacionales de la teoría y si el experimento demuestra que estas
consecuencias son falsas, la teoría queda refutada. De lo contrario, la teoría puede ser
aceptada provisionalmente, pero nunca verificada. Popper, entonces, parte de un principio
deductivo en el que las teorías, en lugar de ser sometidas a verificación, son sometidas a
contraste. De este modo, si el criterio para establecer el status científico de una teoría es su
refutabilidad o su testabilidad, la falsabilidad es fundamental para el progreso de la ciencia,
dado que las teorías científicas permanecen siempre como hipótesis y conjeturas en caso de
no ser falsadas. En otras palabras, no hay enunciados científicos últimos.
Teniendo en cuenta lo expuesto por Lakatos y lo señalado anteriormente, se podría
decir ambos autores consideran que la ciencia progresa. Sin embargo, lo que entienden por
progreso es distinto, ya que no coinciden en cómo se avanza en las actividades científicas.
Para Popper la ciencia progresa cuando gracias al principio de falsabilidad y la crítica se
superan las teorías, es decir, se eliminan algunas y se reemplazan por otras más satisfactorias.
Para Kuhn, en cambio, el progreso se da a través de las revoluciones. Así, mientras para Kuhn
las revoluciones son excepcionales; para Popper, si bien no habla en esos términos, son
permanentes, el progreso es continuo. ¿Por qué? Para Kuhn se pasa de un paradigma a otro
cuando el nuevo logra dar respuesta a las anomalías que generaron la “caída” del viejo y esto
no ocurre todo el tiempo. En el caso de Popper aquello que permite superar una teoría es el
principio de falsabilidad. Por otro lado, para este autor el cambio científico es racional
mientras que para Kuhn el paso de un paradigma a otro no está signado por reglas racionales,
ya que las anomalías no aparecen por una causa racional particular. Además, no se pueden
comparar los paradigmas entre sí dado que cada uno tiene sus propios criterios. Otra
discrepancia es que mientras para Popper la crítica debe ser algo continuo y una de las
características principales de la ciencia, para Kuhn la crítica a la teoría dominante y la
propuesta de nuevas teorías sólo es posible en tiempos de crisis. Más allá de estas claras
diferencias, es posible decir que tanto Popper como Kuhn consideran no sólo que hay
progreso en la ciencia sino que algún tipo de avance debe caracterizar a las actividades
científicas.
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BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
POPPER, Karl, Conjeturas y refutaciones, Paidós, Buenos Aires, 1983 (ed. or.: 1963)
(capítulos “La ciencia: conjeturas y refutaciones” y “Sobre las fuentes del
conocimiento y la ignorancia”)
POPPER, Karl, La lógica de la investigación, REI, Buenos Aires, 1989 (ed. or.:
1934). (capítulos 1 y 2)