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110 años de arqueología Mochica: cambios paradigmáticos y nuevas perspectivas

110 años de arqueología Mochica:


cambios paradigmáticos y nuevas
perspectivas

Luis Jaime Castillo Butters

Como cualquier área regional o cultural en el estudio de las sociedades antiguas


de nuestro país, la arqueología Mochica es una disciplina reciente que se debe es fruto de
a la contribución intelectual de numerosos estudiosos e investigadores, tanto (?)
nacionales como extranjeros. Nuestras reconstrucciones e interpretaciones
de las sociedades antiguas no son conocimientos revelados, sino que son
la suma de nociones y datos adquiridos en el campo y laboratorio, en los
estudios de colecciones en museos y depósitos arqueológicos, que se han dado
gracias a las contribuciones de arqueólogos y especialistas de áreas tan diversas
como la arqueología, la arquitectura, la conservación, la bioarqueología,
la paleoetnobotánica, o la paleometalurgia y muchas otras formas de
aproximarnos a los restos del pasado. Estos especialistas e investigadores,
y los arqueólogos que han dirigido las investigaciones y excavaciones en
particular, han trabajado a lo largo de los años bajo la influencia e inspiración,
consciente o inconsciente, de un conjunto de ideas y teorías en relación a
las cuales han comparado sus hallazgos y elaborado sus interpretaciones. Por
ejemplo, dos nociones que han estado presentes a lo largo del desarrollo de
1
la arqueología Mochica han sido la idea que las sociedades antiguas eran
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centralizadas y que tenían lideres altamente eficientes y poderosos, o la noción de especialización cronológicas, existen dentro de la arqueología andina
que todo cambio social devino del uso de la fuerza, y que por lo tanto la especialistas y áreas temáticas que enfatizan el Periodo Formativo, el Imperio
guerra y la conquista militar fueron las principales fuentes de transformación Wari y el Horizonte Medio, los Nazca y, por supuesto, el Imperio de los
social y cultural. Concepciones ideales y referentes como estas son las bases Incas; estos últimos pueden ser tanto arqueólogos como etnohistoriadores
ontológicas de nuestro conocimiento y se constituyen en verdaderos referentes especializados en los periodos prehispánicos tardíos y coloniales. A fin de
paradigmáticos, creando modelos ideales de lo que las sociedades fueron, o comprender la evolución de nuestra área temática, en este breve ensayo se
debieron ser, en el pasado. Nuestras interpretaciones hacen referencia a estas postula que, en los poco más de 110 años que han transcurrido desde sus
concepciones ideales, y en realidad tenemos poca capacidad de cambiarlas inicios, la arqueología enfocada en el estudio de los mochicas y de otras
hasta que no se acumule suficiente información empírica como para alterar sociedades complejas de la costa norte del Perú ha pasado por tres fases
los paradigmas (Kuhn, 1962). de desarrollo. Una primera fase, que llamaremos aquí de los Pioneros,
Como se tratará de explicar aquí, la arqueología Mochica no solo ha cambiado comprende desde el arribo de Uhle a las Huacas de Moche, hasta el final
por los grandes descubrimientos de templos y tumbas o por los cambios del Proyecto Arqueológico Virú, en 1946. La segunda fase, de Expansión,
naturales de una generación de investigadores a otra, sino que las bases va desde 1946 hasta el hallazgo de la tumba del Señor de Sipán, en 1987. La
paradigmáticas mismas de nuestro conocimiento se han ido trasformando tercera fase, la Actual, comprende desde 1987 hasta el presente. Esta división
a lo largo de los 110 años de arqueología Mochica, influidos por cambios es evidentemente arbitraria, pero se basa en hitos fácilmente definibles en la
en muchos aspectos de nuestro entorno social y cultual que nos han hecho historia de la arqueología Mochica. A través de estas tres fases quisiera dar a
reconocer factores en los procesos sociales que quizá antes ignorábamos entender que ha existido una evolución en los criterios y bases teóricas en el
o desconocíamos. Este proceso, la natural evolución de la ciencia y el desarrollo de una de las más fecundas áreas de investigación en la arqueología
conocimiento, no debe sorprender a nadie. Estas transformaciones, además, peruana. También, al plantear la existencia de fases, quisiera dar a entender
han devenido de cambios en la forma como se realizaron las investigaciones, que la arqueología Mochica ha tenido momentos distintos en la forma cómo
en la escala y duración de los programas de investigación, en la introducción se ha realizado, en las bases teóricas de las investigaciones, en los resultados
de modelos y teorías que han aportado arqueólogos y antropólogos y otros obtenidos, y en última instancia en sus postulados paradigmáticos. Narrar
científicos sociales y naturales. Es decir que en este tiempo no solo hemos estos 110 años como una línea continua en el tiempo, sin divisiones, y solo
aprendido más cosas, hemos generado más datos, y hemos hecho más hallazgos, como una sucesión de eventos y descubrimientos, hubiera hecho más difícil
sino que nuestro conocimiento también ha crecido cualitativamente. argüir una naturaleza evolutiva y cambiante de la arqueología Mochica.

La arqueología Mochica es, en realidad, un área de investigación relativamente


reciente, puesto que no se inició propiamente sino hasta 1899 (Castillo & 1. Fase de los Pioneros, 1899 a 1946 (fig. 1)
Quilter, 2010). En realidad sería más apropiado llamarla la arqueología acerca
Si bien el interés por las sociedades antiguas de la costa norte del Perú se puede
de los mochicas, y quizá debería incluir otras sociedades contemporáneas,
remontar a los inicios de la Colonia, no es sino hasta 1899, con la llegada
puesto que como sujeto de estudio se plantea el desarrollo de las sociedades
de Max Uhle a las Huacas del Sol y de la Luna, en las afueras de Trujillo,
complejas y estatales en la costa norte del Perú entre el final del Periodo
que verdaderamente se inició la arqueología en esta región (Uhle, 1915). Las
Formativo y el final del Horizonte Medio (100 a. C. a 1200 d. C.). Para
antigüedades de la costa norte, sus impresionantes huacas y ciudades de barro,
los investigadores esta subdivisión tiene sentido puesto que no solo hay
habían llamado la atención a una gran cantidad de viajeros y exploradores,
una comunidad académica investigando estos temas y existe una enorme
desde los primeros tiempos de la Colonia, y quizá deberíamos decir que
bibliografía sobre los mochicas. Además, parece conveniente subdividir la
fueron ellos, los cronistas, los primeros interesados en averiguar acerca de
prehistoria andina en particiones temporales y espaciales para poder enfatizar
las civilizaciones que habían habitado estas regiones. Por supuesto, el interés
2 el estudio de ciertos fenómenos. Así, para citar las más conspicuas áreas 3
y la curiosidad no siempre se dieron por las mismas razones y no siempre
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con buenas intenciones, como lo demuestran los documentos de cómo se


huaquearon sin misericordia ni tregua las grandes huacas del norte desde el
primer día que los conquistadores castellanos pusieron pie en esta rica región
del Perú (Zevallos Quiñones, 1994; Delibes, 2010). Miguel Cabello de Balboa
(1586), Pedro Cieza de León (1518-1554), Antonio de la Calancha (1639),
entre otros, recogieron informaciones valiosísimas acerca de los usos y las
costumbres de los pobladores de las Yungas, de sus sistemas de organización,
de sus estructuras de poder, de sus increíbles canales y sistemas hidráulicos.
Destaca entre los cronistas tempranos el padre Fernando de la Carrera, quien
en 1939 [1644] compuso el Arte de la Lengua Yunga, o la gramática de la
lengua Muchik, recogida en Reque cuando esta lengua estaba perfectamente
en uso por las poblaciones oriundas de estas regiones (Cerrón Palomino,
1995). Poco sabemos, en comparación, de la otra lengua imperante en la costa
norte, el Quingnam, del que no se ha conservado una gramática con el nivel
de detalle que se tiene para la lengua Muchik. A fines del siglo XVIII, casi
al final del periodo colonial, el obispo Baltazar Martínez Compañón (1735-
1797), hombre culto e ilustrado, recopiló una suerte de enciclopedia de las
tradiciones, usos y costumbres del Obispado de Trujillo en base a acuarelas
de increíble valor documental, que es para la arqueología y antropología de
la costa norte lo que la crónica de Felipe Guamán Poma de Ayala (1613) es
para las sociedades andinas del sur. En las acuarelas encargadas por Martínez
Compañón encontramos los primeros planos de restos arqueológicos como
las Huaca del Sol y de las ciudadelas de Chan Chan, los primeros dibujos de
tumbas antiguas con todas sus asociaciones minuciosamente detalladas, las
primeras ilustraciones de los multicolores textiles que se encontraban entonces
Figura 1 – Fase de los Pioneros, 1899 a 1946

en las tumbas, y numerosos artefactos metálicos y cerámicos prehispánicos.


Numerosos estudiosos del siglo XIX y principios del siglo XX contribuyeron
al conocimiento de estas sociedades, sea a través de la recolección de datos
lingüísticos o del registro del estado de los monumentos en esas épocas.
Nombres como Ernst Middendorf (1892), Heinrich Brüning (2004), George
E. Squier (1877), Federico Villareal (1921), y el propio Rafael Larco en sus
anotaciones tempranas (1938; 1939), recogieron información que hoy es
imprescindible para entender el proceso cultural de la costa norte del Perú.
Pero la arqueología Mochica, propiamente dicha y generando sus
interpretaciones en base a documentos originales obtenidos a través de
procedimientos de campo, no se inició hasta 1899. Max Uhle, investigador
4 alemán que años antes había realizado importantes trabajos arqueológicos 5
en Pachacamac (1903), fue quien inició la primera fase de la arqueología
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Mochica. Uhle llegó a la costa norte del Perú contratado por la Universidad de Paralelamente a la excavación de tumbas, Uhle realizó un minucioso
California, bajo el patrocinio de la Sra. Phoebe A. Hearst, aparentemente para levantamiento topográfico de todo el complejo, incluyendo el Cerro Blanco,
constituir una serie de colecciones comparativas para el recientemente creado en la cima del cual también realizó excavaciones. Sus trabajos iban más
museo de esta universidad. El lugar que escogió para realizar sus primeros allá del objetivo contratado, puesto que reflejan el interés de lograr una
trabajos fue las grandes huacas del Sol y de la Luna, en la campiña de Moche comprensión de todo el complejo, enfatizando sus aspectos cronológicos.
al sur de la ciudad de Trujillo (Uhle, 1915). A juzgar por las fotografías que Un corte en la cara oeste de la Huaca de la Luna le permitió comprender la
Heinrich Brüning tomó de la Huaca de la Luna pocos años antes de la llegada compleja estratigrafía del monumento, así como la densidad, y por lo tanto
de Uhle, el huaqueo no se había ensañado aún con estos monumentos, o al la extensión de su ocupación. Uhle realizó otro hallazgo importante en la
menos no en la escala que se desencadenó después de que Uhle realizó sus plataforma sur de la Huaca del Sol. Este estaba conformado por un conjunto
trabajos (fig. 2). Tal cual había acordado con sus patrocinadores, Uhle realizó de vasos decorados con diseños polícromos de estilo semejante al que, años
excavaciones en diversos sectores de las Huacas, particularmente al pie de la antes, había encontrado en Pachacamac. Las figuras polícromas en estos vasos
Huaca de la Luna, a fin de encontrar tumbas ricas en artefactos que despachó presentaban a una divinidad en posición frontal, con elementos radiantes
a San Francisco. Las tumbas del Sector F, como llamó a esta concentración, emanando de su rostro, lo que le recordó al dios de los báculos de la Puerta
aparentemente se encontraban en lo que actualmente se denomina la del Sol de Tiahuanaco. Sellando toda la ocupación del sitio se encontraban
Plataforma Uhle, al pie del ángulo suroeste de la Huaca de la Luna (Uceda & restos de la cerámica negra pulida que caracterizaba al sitio de Chan Chan,
Morales, 2010). Uhle muy posiblemente contrató huaqueros para ubicar y
capital del Imperio Chimú.
excavar estas tumbas, de cuyo contenido tenemos esencialmente la lista de los
artefactos y algunos croquis inexactos de las cámaras funerarias. Los escasos Con estos elementos de juicio, superposiciones, estratigrafías y conjuntos
datos acerca de los contextos funerarios, de sus asociaciones y disposición de tumbas con artefactos que compartían los mismos estilos, Uhle tenía
en las cámaras mortuorias y la carencia de dibujos o fotos, contrastan con la todos los ingredientes que le permitían tener una comprensión cabal de la
prolijidad con la que Uhle realizó sus otras excavaciones en el sitio. secuencia ocupacional del complejo. Recuérdese que antes de los trabajos
de Uhle la cerámica precolombina de la costa norte, en general, era llamada
Yunga, y no se distinguía en ella más que características regionales (véase
Urteaga, 1923; 1924 y otros en la Revista de Arqueología, órgano del Museo
Víctor Larco Herrera, 1923-1924). Las excavaciones que Uhle condujo y, en
particular, su énfasis en el estudio estratigráfico, le permitieron identificar que
los constructores y habitantes del complejo habían usado una cerámica de
pasta predominantemente roja, que habían antecedido a los chimú, por lo
que la llamó Proto-Chimú. Estos habían sido sucedidos por una intrusión
de sociedades serranas emparentadas con el fenómeno Tiahuanaco, por lo
que llamó a este segundo momento el periodo Tiahuanacoide. Sobre estos
se habría establecido la ocupación Chimú, fácilmente reconocible por su
típica cerámica negra pulida que abundaba en sus grandes monumentos en la
margen opuesta del río Moche. Finalmente, a través de fuentes documentales,
se sabía que los incas habían controlado esta región luego de la conquista de
Tupac Inka Yupanqui, lo que explicaría el hallazgo de cerámica Chimú Inca
Figura 2 – Fotografía de Heinrich Brüning de la Huaca de la Luna antes de 1899 o Inca en las últimas capas de ocupación de los sitios (Kroeber, 1925). Si
6 Nótese que entonces no existían perforaciones en la cara oeste de la huaca, ni se puede ver 7
huecos de huaqueros en la ladera del Cerro Blanco
bien, Uhle aisló y distinguió el fenómeno Mochica del Chimú, no pudo darse
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cuenta de su carácter singular. Uhle no estudió las colecciones que obtuvo en con grandes colmillos y garras, representados interactuando en toda suerte
sus excavaciones, las que, como se dijo, fueron embarcadas sumariamente a de actividades. Pero el efecto de estos primeros estudios del arte Mochica,
San Francisco, y salvo un breve artículo publicado en 1915 en el Boletín de la y de su peculiarmente acrítica aproximación a las representaciones, fue la
Sociedad de Americanistas, en realidad parece no haberse interesado mucho más creación de la imagen de una sociedad donde las élites habían gozado de un
por el tema. Del estudio de las colecciones de Uhle se encargarían, años después inusitado poder y riqueza, de sacerdotes a cargo de un complejo culto que
Alfred Kroeber (1925) y sus alumnos y luego John Rowe y los suyos (ver, por incluía sacrificios humanos, de un sistema social ordenado y basado en rígidas
ejemplo Burger, 1976; Donnan, 1965); sin embargo, sus trabajos en Moche adscripciones funcionales. Nacía con esta corriente una concepción idealista,
le permitieron reconstruir con gran certeza una larga secuencia cultural para o idealizada de las sociedades pasadas, muy consecuente con las ideas del
los Andes Centrales, además de demostrar que algunos fenómenos culturales indigenismo que imperaba en esas épocas, y que preconizaba una visión de
como su Tiahuanacoide o el periodo Inca, tenían un gran impacto en regiones las sociedades antiguas como ideales y ordenadas, centralizadas y basadas en
tan disímiles como el altiplano puneño y la costa norte (Rowe, 1998). No está en principios morales de orden y bien común, pero rígidamente administradas
biblio. Ponerlo por clases gobernantes con un alto grado de legitimidad (Kristal, 1991). Estas
El trabajo pionero de Uhle no fue seguido por otros intentos sistemáticos o sacar del
de entender la prehistoria del norte, esencialmente por que no existía una sociedades idealizadas del pasado contrastaban con las corruptas y degradadas
texto.
comunidad de arqueólogos en esta región o en el Perú, y por que los pioneros sociedades del presente, desordenadas, anárquicas y contrarias al legítimo
hicieron poco o nada para formarla. Aparentemente, y no necesariamente derecho de las élites de gobernarlas. El idealismo se oponía al anarquismo y
ocasionado por los trabajos de Uhle, se desató en todo el norte, pero en al sindicalismo incipiente de principios del siglo XX, y la Arqueología servía
especial en el Valle de Moche, un renovado interés en las antigüedades, que para demostrar cómo todo lo pasado fue mejor.
ocasionó una multiplicación del huaqueo. Esa vez los huaqueros no solo La Arqueología a principios del siglo XX, en el Perú y el mundo, atravesaba
estaban interesados en el oro y la plata, sino en la alfarería fina que tenía por su fase Histórica Cultural, siendo su objetivo la reconstrucción de
gran demanda entre las incipientes colecciones que se estaban formando. secuencias cronológicas y establecimiento de seriaciones y topologías. Para
Colecciones importantes se constituyeron en esta época, como la que Víctor explicar fenómenos de desarrollo cultural se recurría frecuentemente a
Larco Herrera, filántropo trujillano, constituyó en Lima a principios de los nociones difusionistas, por lo que determinar el origen, el centro de difusión
años 1920, en el museo que llevaba su nombre y que tuvo como director a eran tareas imperativas. Tiwanaku, el Cusco Imperial y, posteriormente,
Horacio Urteaga (1923; 1924). El Museo de Arqueología, a sugerencia de Chavín de Huantar recibieron esta denominación de origen de todos los
Tello, fue adquirido en 1924 por el estado peruano, y constituyó la base sobre adelantos y las tendencias estilísticas desarrolladas posteriormente por otra
la que se creó el Museo Nacional de Arqueología y Antropología. sociedades menores en los Andes. La búsqueda del origen de las cosas, fuera
Las colecciones de cerámica «yunga» de estos museos fueron estudiadas por de la sociedad y no como respuesta a necesidades sino a simples procesos de
Seler (1912; 1915) y Tello (1923; 1924), quien las llamó cerámica Muchik, préstamos y copias, por supuesto, estaba basada en el principio de que las
en alusión a la lengua Yunga o Muchik que imperaba en el norte al momento sociedades locales habían sido incapaces de generar por sí solas las respuestas
de la Conquista. Estos investigadores inauguraron a principios del siglo adaptativas a sus necesidades. Sea a través de «Círculos Culturales» o de
XX la segunda rama de la arqueología Mochica, que se abocaba al estudio grandes «Focos Civilizatorios», este paradigma explicativo tuvo un impacto
de los artefactos y su decoración, prescindiendo casi completamente de su del que aún no se libera la arqueología que se practica en los Andes centrales.
información contextual. Había nacido el ámbito de los estudios estéticos, Esta noción era consecuente con la práctica arqueológica imperante a
la historia del arte y la iconografía Mochica. Su principal postulado era principios del siglo XX, entendida por las elites intelectuales de la época, no
que las imágenes del arte Mochica eran una suerte de fuente ilustrada de como una tarea de campo, sino como la especulación a partir de documentos
la vida y la religión de esta sociedad, del mundo natural de animales y y hallazgos fortuitos. De ahí que la experiencia de Uhle, basada en un trabajo
8 plantas que los mochicas habrían explotado, de sus formas de organización de campo de primera mano, fuese tan rara y hasta cierto punto por debajo de 9
e instituciones políticas. Un capítulo aparte eran las ilustraciones de dioses los estándares académicos.
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Los años que siguieron a los trabajos de Uhle en la costa norte son un tanto (como Enrique Jacobs o Max Díaz de Trujillo) y, mayoritariamente, de las
misteriosos. Si bien de vez en cuando se anunciaban algunos hallazgos que colecciones que adquirió a lo largo de su vida, concentrando las medianas
capturaban la imaginación de los lectores de periódicos (ver edición del y pequeñas colecciones dispersas que seguramente existían entonces en las
4 de diciembre de 1909 en The London Illustrated News), ningún intento casas de las familias pudientes de Trujillo y Chicama. Su colección, que llegó
sistemático de continuar con los estudios iniciados por Uhle se llevó a cabo a ser la más grande que existe en el mundo de artefactos de esta región, fue
en el norte. Esto contrastaba con las diversas misiones de investigadores un invalorable recurso para el tipo de investigaciones que Larco emprendió,
extranjeros, que en la misma época realizaban increíbles hallazgos en otras tanto las que enfatizaron lo cronológico como las que intentaron interpretar
regiones del Perú, con el nacimiento de la arqueología en el Cusco, con los el modo de vida y las creencias de los mochicas, sus formas de organización y
trabajos pioneros de Tello, etc. Para Uhle los descubrimientos de las Huacas estructura social, sus tecnologías y formas de comportamiento.
de Moche fueron sucedidos por otras excavaciones en la costa y por cargos El aporte más importante que Larco hizo a la Arqueología fue su estudio
en la administración pública, por lo que el estudio de sus colecciones recayó minucioso de la secuencia cultural de las sociedades que se desarrollaron
en otros investigadores, particularmente Alfred Kroeber de la Universidad de en la costa norte. Quizá sin proponérselo, Larco inauguró el estudio de la
California, quien se hizo cargo del Museo de Antropología de esta institución arqueología regional en el Perú, que se concentra en el desarrollo cultural
(1925). Kroeber estudió las colecciones de Uhle desde la perspectiva de las de un área restringida, en su caso la Costa Norte. Este tipo de aproximación
«Áreas Culturales», núcleos territoriales donde se había desarrollado una difería de otras, sobre todo del paradigma difusionista, puesto que veía el
sociedad y en los cuales debíamos encontrar una dispersión de los artefactos desarrollo de las sociedades como un proceso interno que, a su vez, generaba
típicos, así como de otros rasgos culturales. Esta noción, que equipara a la una identidad regional distinta a las que se daban paralelamente en otras
distribución de la cultura material, por ejemplo los estilos cerámicos con regiones. Desde esta perspectiva no era tan importante definir de dónde
la extensión de una sociedad, esta aún en uso en la arqueología peruana, venían las cosas, sino cuál había sido su función en el desarrollo de las
por encima de cualquier otro mecanismo que genere la distribución espacial sociedades. Este trabajo llevó a Larco a dos caminos complementarios y que,
de un estilo o tipo de artefacto. El comercio, condenado por las fuentes seguramente, se dieron de manera simultánea. Primero, tuvo que reconocer
coloniales, los tributos, el movimiento de poblaciones, o el botín, nunca las diferentes tradiciones que existían en la costa norte, caracterizar cada una
fueron considerados como suficientemente importantes como para alterar de ellas, en base a sus aspectos formales y estilísticos, sus tecnologías y materias
patrones de distribución de artefactos. primas y sus esquemas cromáticos, particularmente las que se reflejaban en la
Rafael Larco Hoyle, hijo de Rafael Larco Herrera y sobrino de Víctor Larco cerámica contenida en su enorme colección (Larco, 1941; 1944; 1945; 1946;
Herrera, inició sus actividades de investigación en la costa norte a fines de la 1948; 1963; 1965; 1967; Larco et al., 1945). Es así que Larco «descubre»
década de 1920. Antes que él tanto su padre como su tío habían sido ávidos las culturas Mochica, Salinar, Virú, Cupisnique, Huari Norteño y Vicús,
coleccionistas de artefactos precolombinos, el primero cediendo su colección así como contribuye al estudio de las culturas del Callejón de Huaylas con
al Museo de América de Madrid y el segundo fundando el Museo con su su cultura Santa y al estudio de la cultura Lambayeque. Cada una de estas
nombre en Lima. Sobre Rafael Larco se han escrito numerosos ensayos, tradiciones tuvo que ser caracterizada individualmente y las relaciones entre
muchos de los cuales están reunidos en un volumen especial de la revista ellas tuvieron que determinarse de manera que se estableciera una sucesión
Arqueológicas del MNAAHP (ver por ejemplo Castillo, 2001; Evans, 1968). o secuencia. Para explicar este desarrollo Larco no echó mano de influencias
Larco vivió sus primeros años entre el Valle de Chicama, Lima y el extranjero. externas, sino que trató de explicar el derrotero cultural mediante un proceso
Si bien Larco realizó excavaciones en diversos sitios de los valles de Chicama, evolutivo, muy acorde con el desarrollo de la arqueología norteamericana
Moche y Santa, y seguramente otros, su centro de operaciones fue la hacienda de la época. El segundo esfuerzo consistió en tratar de establecer una
Chiclín, en la parte sur del valle de Chicama, donde en 1926 fundó el Museo secuencia interna en cada una de estas tradiciones, dividiendo su colección
Rafael Larco Herrera. Larco reunió en su propiedad una de las más grandes en fases estilísticas que, a su vez, reflejaran diferentes periodos cronológicos
10 colecciones de artefactos de las diversas sociedades que habitaron la costa en el desarrollo de las culturas (Larco, 1948). Si bien las cinco fases de la 11
norte, producto de sus propias excavaciones, de las que encargó a otros cerámica Mochica son las más conocidas, Larco subdividió cada uno de los
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fenómenos estilísticos que estudió, es decir que desarrolló una percepción de casi 700 años, imaginarse una línea cronológica ininterrumpida es un tanto
cada una de estas tradiciones como un complejo proceso que en el tiempo utópico, así como asumir que en esta sociedad existió un poder con absoluta
había pasado por cambios y transformaciones. Por estas razones el aporte de legitimidad y sin resistencia alguna. Larco resumió en el siguiente párrafo su
Larco a la arqueología peruana puede ser tipificado como una de las primeras visión de la organización política de la sociedad Mochica:
incursiones de la teoría evolucionista.
Gobierno: --- Los vestigios de construcciones urbanas y rústicas,
Paralelamente a su trabajo cronológico, Larco condujo reconocimientos la expansión agrícola, los grandes trabajos de irrigación, las
de sitios y de sistemas de irrigación, pero su interés principal fueron obras arquitectónicas monumentales y las redes viales, hablan
los cementerios y las tumbas que excavó en ellos (1945; 2001). En sus elocuentemente de una vida organizada mediante métodos de gobierno
publicaciones consignó detallados mapas con la ubicación de todos los sitios ya experimentados y en plena maduración. Además, la presencia de
Mochicas reconocidos en los valles de Chicama a Nepeña. Sin embargo, todas las maravillosas producciones artísticas, nos comprueban que los
las excavaciones que Larco condujo personalmente, o que otros hicieron para gobernantes no solamente se dedicaron a la realización de grandes
él, fueron, aparentemente, de carácter funerario. Larco desarrolló un método obras materiales, sino que influyeron poderosamente en la difusión de
de excavación y registro que, quizá, no es equiparable con los registros la cultura. En los documentos dejados encontramos bien definidas las
modernos, pero que se basaba en la elaboración de una ficha por tumba, en organizaciones militares y las organizaciones culturales.
la que consignaba información sobre profundidades y tamaños, estratigrafía, Estimulando a su pueblo por un lado y castigando con severidad todas las faltas,
restos humanos, artefactos contenidos, y otras asociaciones (2001). Hasta el gobierno mochica, dinástico y omnipotente, forjó, al calor de una fe robusta
donde sabemos, Larco nunca pudo excavar una tumba verdaderamente y bien orientada, esta civilización que es hoy orgullo de nuestro pasado pre-
importante, como las que se excavaron en varios sitios de la costa norte a histórico (Larco, 1944: 22-23).
partir del 1987, pero fue la cantidad de contextos que pudo excavar lo que
le dio una particular capacidad de deducir aspectos fundamentales para Para cerrar el capítulo de los Pioneros solo resta mencionar la importantísima
comprender a la sociedad Mochica. contribución del Proyecto Arqueológico Virú a la arqueología peruana y
mundial, que reunió en la costa norte a un grupo notable de investigadores
Larco estudió la sociedad Mochica en base al análisis de las representaciones norteamericanos, con el propósito de estudiar una región en toda su extensión
que aparecían en su cerámica y otros materiales. En base a ellos, Larco y a través de todos sus monumentos. No solo esto, bajo la influencia de
pudo escribir entre 1938 y 1939, una suerte de enciclopedia Mochica, que Julian Stewart, el proyecto Virú asumió el paradigma de la ecología cultural,
detalladamente trataba numerosos aspectos de esta sociedad, su modo de vida, donde las relaciones entre las sociedades y sus recursos, el balance entre los
sus características físicas, sus numerosas manifestaciones artísticas, su religión ecosistemas y el desarrollo social son fundamentales. Este tipo de aproximación
y sus divinidades, etc. Como hemos planteado en otros artículos (Castillo & requería, sin embargo, una forma de conducir la investigación arqueológica
[a o b?] Donnan, 1994), la reconstrucción que Larco hizo de la sociedad Mochica
que difería completamente de lo que se había hecho hasta entonces. No se
pasó por una serie de concepciones elementales, que eran particularmente trataba de investigar un solo sitio, como lo había hecho Uhle, ni de investigar
coherentes con la naturaleza de la información con la que contó. Es decir que, artefactos en museos, sino de definir en el campo la ubicación de todos los
en base a las colecciones que Larco logró reunir en su museo, en su inmensa sitios que correspondieran a un periodo en particular, estudiar su dispersión
mayoría de la tradición Mochica Sur, la imagen de la sociedad Mochica que y las relaciones jerárquicas entre ellos a fin de poder establecer un «Patrón
se desprendía era de un estado o monarquía, centralizada y unitaria, con una de Asentamiento». Esta tarea recayó en Gordon Willey, joven investigador
capital y un solo régimen de administración y, evidentemente, evolucionando y luego profesor de la Universidad de Harvard, que usando extensamente
en el tiempo a través de una sola secuencia o línea cronológica. Esta secuencia las fotografías aéreas tomadas por la misión Shippee Johnson de 1931, pudo
única se reflejaba en la cronología de cinco fases que había planteado para la ubicar todos los sitos arqueológicos en el valle y, luego de asignarles un
12 cerámica Mochica. Tratándose de una sociedad que se desarrolló a través de 13
periodo de ocupación, pudo trazar un derrotero de la historia adaptativa de
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las diferentes sociedades que ocuparon Virú (Willey, 1953). Para entender la • En última instancia se formó la noción del Estado Teocrático Mochica,
relación entre los asentamientos y los recursos, Webster McBride, geógrafo de caracterizado por el centralismo político y administrativo, la existencia de
la misión, estudió la ecología del valle de Virú, a la vez que Duncan Strong y una religión común y compartida que es indistinguible de su estructura
Clifford Evans hacían las inspecciones de campo y conducían excavaciones en política y social, con un rígido sistema de prácticas rituales, y de un sistema
sitios selectos (1952). James Ford (1949) y Donald Collier (1955) analizaron social jerárquico y estamental.
las colecciones cerámicas, usando el método que el primero había establecido • A nivel del desarrollo de la arqueología Mochica se puede ver una débil
para aprovechar la gran cantidad de materiales en superficie y sus relaciones institucionalidad nacional e internacional, la carencia de un cuerpo de
porcentuales. Mientras esto ocurría en el valle de Virú, Junius Bird realizaba conocimiento y de una comunidad científica dedicada a la prehistoria de la
excavaciones en la Huaca Prieta, en el valle de Chicama, a fin de complementar costa norte del Perú y la inexistencia de escuelas de formación nacional y de
el estudio con los periodos más tempranos (1985) y John Gillin realizaba un programas de estudio sostenidos.
estudio etnográfico del pueblo de Moche (1947).
La comunicación entre los miembros del Proyecto Virú y la familia Larco fue
muy fluida y culminaron con la realización, en 1946, de la Mesa Redonda 2. Fase de Expansión, 1946 a 1987 (fig. 3)
de Chiclín donde ambos grupos plantearon sus ideas y coincidieron en que La segunda fase de la arqueología Mochica se inició con el fin del Proyecto
tenían la misma visión de las cosas (Willey, 1946). Para Larco, la coincidencia Virú, en 1946. Aproximadamente en la misma época, Rafael Larco dejó de
de ideas con los miembros del Proyecto Virú fue muy importante, puesto que publicar sus monografías dedicadas a las sociedades prehistóricas del Norte
sus nociones cronológicas, en particular se veían refrendadas ahora en mérito del Perú, publicaciones que no retomó hasta 1963. Al inicio de esta fase se
a excavaciones estratigráficas y estudios de secuencias cerámicas. Más aún, publicaron los informes de los diversos trabajos realizados por los miembros
tanto para Larco como para los miembros del Proyecto Virú, el gran motor de del Proyecto Virú, que no solo marcaron una nueva pauta y definieron
cambio en la historia de las sociedades de la costa norte había sido la guerra, nuevos estándares en la metodología arqueológica, sino que además hicieron
pues a través de conquistas militares los mochicas habían anexado el valle de a la arqueología de la costa norte del Perú asequible al público académico
Virú, y una guerra había permitido que los huari penetraran en la costa norte, internacional. La influencia de estos trabajos, particularmente el estudio de
derrotando y expulsando a los mochicas. El imperio Chimú se había forjado a los patrones de los asentamientos en el valle de Virú, publicado por Willey,
sangre y fuego, y en última instancia, todo este territorio había sido presa de influyó en la práctica arqueológica en todo el mundo y contribuyó a la
la expansión militar del Imperio de los incas. transformación de la disciplina que, años más tarde, llevó a la creación de la
escuela de la Nueva Arqueología en Norteamérica.
El primer periodo de la arqueología Mochica se puede resumir en los
siguientes cuatro puntos. Lamentablemente, ninguno de los arqueólogos que trabajó en la primera fase
de la arqueológica Mochica se propuso formar una escuela arqueológica que
• Durante esta fase se dio el reconocimiento del fenómeno Mochica,
tuviera un efecto sobre el desarrollo de las investigaciones en esta región. Si bien
caracterizado como distinto de Chimú e inserto en una secuencia cultural
ya se había fundado en Lima el programa de antropología de la Universidad
compleja. La caracterización del fenómeno Mochica se logró básicamente de San Marcos, en Trujillo este no aparecería sino hasta finales de la segunda
en base a colecciones y muy pocas excavaciones. fase. Las décadas de los años 1950 y 1960 fueron un tanto silenciosas, y si
• Establecimiento de la cronología Mochica que permitió determinar el origen bien se dieron algunos programas de investigación en la región, estos fueron
y la difusión del fenómeno. La cronología Mochica fue concebida como una más bien de pequeña escala y poco impacto. Algunos arqueólogos trujillanos,
secuencia única y universal en base al estudio de colecciones. La noción de como Máximo Díaz, condujeron algunas investigaciones restringidas. Pero,
una secuencia universal permitía hacer extrapolaciones de las características en realidad, el paradigma imperante fue el de la escuela Histórico Cultural
14 planteado por Larco y de alguna manera confirmado por el Proyecto Virú. 15
del fenómeno sin que se requirieran confirmaciones de campo.
Luis Jaime Castillo Butters 110 años de arqueología Mochica: cambios paradigmáticos y nuevas perspectivas

Hacia mediados de esta fase, a fines de la década de 1960 y en la de 1970


se produjo un renacer de la arqueología Mochica, esta vez de la mano de
una serie de investigadores extranjeros, particularmente formados en las
universidades de California, Berkeley, y en Harvard, y con otro grupo que
participó activamente en el Proyecto Chan Chan Valle de Moche, bajo
la dirección de Michael Moseley y Carol Mackey. Por el origen de estos
investigadores, que en su mayoría se formaron en departamentos académicos
de Antropología, y por las transformaciones que sufría la Arqueología en todo
el mundo, las investigaciones de esta fase se distinguen profundamente de las
que se dieron durante la primera fase. El interés por entender los procesos
culturales propios de esta región, es decir de la secuencia de eventos y de
sus relaciones, entendidos dentro de un paradigma sistémico, donde cada
parte es una suerte de engranaje entrelazado con otros, cambió radicalmente
la aproximación al trabajo arqueológico. Los arqueólogos ya no estaban tan
interesados en estudiar las tumbas o los grandes templos, sino en entender las
complejas relaciones entre, por ejemplo, los recursos, la subsistencia y el grado
de complejidad de la sociedad, las relaciones entre la ecología y el desarrollo
cultural, las tecnologías de producción más que los objetos producidos, las
instituciones que habían permitido el funcionamiento de las sociedades,
más que a los lideres mismos. Investigadores con sólidas formaciones en
arquitectura, botánica, antropología física, hidráulica o zoología comenzaron
a desarrollar nuevas investigaciones, más sistemáticas, con objetivos más
explícitos y en el marco de procesos más rigurosos de establecimiento de
inferencias. Esta nueva forma de ver la Arqueología, y por ende las sociedades
Figura 3 – Fase de Expansión, 1946 a 1987

del pasado, eliminó una buena parte del idealismo que había caracterizado a la
primera época de la arqueología, la hizo más pragmática y más científica. Por
otro lado, los investigadores ya no tomaban partido por las sociedades sino
que se limitaban a plantear reconstrucciones en base a los datos obtenidos
como resultado de sus trabajos. Las sociedades no tenían que haber sido de
una manera u otra, sino que el arqueólogo tenia la tarea de entender, a través
de métodos y procesos de investigación explícitos, cómo habían sido en
realidad, o al menos tratar de acercarse a una reconstrucción. No se partía de
supuestos axiomáticos o normativos, como la grandeza y el poder de las elites,
se trataba de medir cuán efectivas habían sido estas, por ejemplo al proveer
a sus sociedades con los recursos que necesitaba. Esta nueva generación de
arqueólogos, compuesta por investigadores como Michael Moseley, Carol
Mackey, Christoher Donnan, Teresa y John Topic, Sheila y Tom Pozorski,
16 Garth Bawden, Donald Proulx, Kent Day e Izumi Shimada, replanteó 17
Luis Jaime Castillo Butters 110 años de arqueología Mochica: cambios paradigmáticos y nuevas perspectivas

completamente las bases de la arqueología de la costa norte. De todos los llamó el Badminton Ceremonial (1950, 1958). En 1972 Elizabeth Benson,
mencionados, sin embargo, el único investigador que dedicó su carrera al siguiendo la tradición de Rafael Larco, publicó un libro pionero sobre la
estudio de los mochicas fue Christopher Donnan. sociedad Mochica combinando la información arqueológica disponible
Los más de 20 años de hiato que mediaron entre 1946, cuando terminaron con la información que ofrecían las imágenes representadas en cerámica
las actividades de campo del proyecto Virú, y fines de los años 1960, cuando para intentar una de las primeras síntesis de esta sociedad en su tiempo.
Christopher Donnan realizó su estudio de los patrones de asentamiento La mayoría de edad de la iconografía Mochica, sin embargo, llegó con las
Mochicas en el valle de Santa, fue un periodo donde prácticamente no investigaciones de Christopher Donnan, quien a partir de la década de los años
hubieron investigaciones de campo enfocadas en esta sociedad. Como Donnan 1970, desarrolló en la Universidad de California, Los Ángeles, el archivo de
mismo lo ha afirmado, se pensaba entonces que ya se sabía básicamente todo fotografías de artefactos Mochica más extenso que existe. El Archivo Moche,
lo que se iba a saber sobre los mochicas; que sumando los trabajos de Uhle, que actualmente se encuentra en Dumbarton Oaks, le sirvió para avanzar el
Larco y el Proyecto Virú, virtualmente ya se podía cerrar el capítulo de las estudio de la iconografía Mochica con la noción de que estaba compuesta
investigaciones Mochicas. Más aún, entonces existía la sospecha que los por las representaciones de un número limitado de temas, que los artistas
huaqueros habían acabado con toda posibilidad de estudiar sistemáticamente Mochicas representaron en versiones más o menos complejas y detalladas.
los sitios arqueológicos Mochicas. Sin embargo, muchos museos en el mundo Larco había organizado su extensa colección en base a un criterio análogo al
guardaban colecciones inmensas de cerámica y otros artefactos Mochicas, de los temas, pero sin derivar de él una propuesta metodológica para estudiar
no solo el Museo Larco. Por ejemplo, el museo de antropología de la el arte Mochica. Para Donnan, cada tema era en realidad un conjunto de
Universidad de California en Berkeley, donde John Rowe ocupaba la cátedra imágenes que representaban un ritual o, incluso, un acontecimiento histórico
en arqueología andina, y donde Donnan, Mackey, Burger, y otros realizaron (Donnan & McClelland, 1979). El ritual podía ser estudiado a partir de
sus estudios doctorales, contenía la colección de Uhle excavada en 1899 en la suma de las representaciones. Donnan ejemplificó su idea a partir de
las Huacas de Moche. un minucioso estudio de lo que llamó el Tema de la Presentación (1975;
1978), en el que se ilustraba el sacrificio de prisioneros y la presentación de
En contraste con la falta de investigaciones de campo, floreció en esta fase su sangre ante una divinidad suprema en unas copas peculiares. Sus estudios,
una aproximación alternativa al pasado de la sociedad Mochica, basada al intentar clasificar las representaciones en diferentes temas, forzosamente
en el estudio de la rica iconografía contenida en todo tipo de artefactos, creó una taxonomía de personajes y divinidades, como su «Wrinkle Face», o
pero particularmente en la cerámica pictórica Mochica. El estudio de la Cara Arrugada, que sería análogo al personaje que Larco llamó Aia Paec, o
iconografía Mochica había sido iniciado por investigadores como Julio C. el personaje C, que ha devenido en ser llamado la Sacerdotisa. En los años
Tello, con su famoso artículo en la revista Inca (1923), y Horacio Urteaga, sucesivos, y con la ayuda de su colaboradora Donna McClelland (Donnan &
con su estudio de la expresión en los Huacos retratos (1923) y había sido la No está en McClelland, 1999; McClelland el al., 2007), quien elaboró una gran cantidad
base de buena parte de las interpretaciones y reconstrucciones hechas por biblio. Ponerlo
o sacar del
de dibujos extraídos de la cerámica Mochica, Donnan emprendió el estudio
Larco (1938-1939). Sin embargo, este tipo de estudios tuvo un desarrollo de otros temas como el del Entierro (1979), la Danza (1982b), la Cacería
texto.
inusitado a partir de una sucesión de propuestas teóricas y metodológicas (1982a), etc. Todos estos estudios influyeron en las investigaciones de campo
singulares e innovadoras que elevaron el estudio del arte Mochica por encima que Donnan realizó paralelamente, en sitios como Chotuna-Chornancap,
de aproximaciones a otros corpus artísticos prehispánicos. En la segunda fase buscando el origen de la cultura Lambayeque y su posible correlación con el
de la historia de la arqueología Mochica se puede trazar una línea de desarrollo fenómeno Mochica, y excavaciones en sitios como Pacatnamú, San José de
en las investigaciones iconográficas que se inició con los trabajos de Gert Moro, Dos Cabezas y Mazanca.
Kutscher, que publicó compilaciones de imágenes extraídas de los huacos
pictóricos (1954; 1983) y estudió una serie de imágenes interpretándolas Una vertiente paralela, pero muy diferente en sus postulados básicos se
18 como representaciones de rituales religiosos, particularmente el ritual que desarrolló con Anne Marie Hocquenghem, investigadora francesa del CNRS, 19
quien llevó el concepto de los temas a su siguiente nivel de inferencia,
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planteando que estos se ordenaban de acuerdo a un calendario ritual, y a la carencia de oportunidades de formación y de financiamiento para los
estructuralmente semejante a los calendarios ceremoniales registrados por los investigadores peruanos y a una burocratización incipiente de la arqueología
cronistas para las prácticas religiosas Incas (1987). Para esta investigadora, peruana a manos del recientemente fundado Instituto Nacional de Cultura
todas las sociedades andinas, de la sierra o de la costa, del presente o el (INC). En él, los jóvenes arqueólogos peruanos asumieron las funciones
pasado, habían compartido un mismo sistema cosmológico, y los mismos de supervisores de los trabajos de los extranjeros y, a lo sumo, ejecutores de
criterios esenciales de organización dual y tripartito, lo que hacía que sus trabajos de rescate o conservaciones, o usando la frase que se acuño entonces,
sistemas ceremoniales fueran coherentes y compatibles. De allí la posibilidad programas de «puesta en valor». La corta duración de la mayoría de proyectos
de interpretar la iconografía Mochica en base a fuentes etnohistóricas y de investigación tiene muchas explicaciones, y, como todo, tienen que ser
etnológicas que se recogieron siglos después que los mochicas se hubieron interpretado en el contexto de su tiempo. Por un lado, los recursos con los que
extinguido. En esta misma vertiente estructuralista se enmarcan los trabajos contaban los proyectos extranjeros, a cargo de jóvenes investigadores, no eran
de Krzysztof Makowski (ver por ejemplo 2000; 2003) y de Yuri Berezkin muy grandes. En segundo lugar, los investigadores extranjeros tenían solo
(1980), cuyo principal aporte ha sido al estudio de la estructura del panteón los meses de verano para realizar excavaciones en el Perú, y más importante
de divinidades Mochicas. Finalmente, una serie de aproximaciones recientes aún, la arqueología de los años 1970 y 1980 explícitamente planteaba la
(Castillo, 1989, 1991; Quilter, 1997), recogiendo la supuesta naturaleza conveniencia de realizar excavaciones de bajo impacto en muchos sitios a fin
narrativa del arte Mochica, plantean la existencia de una lógica narrativa en las de trazar cuadros de carácter regional al estudiar cualquier tipo de fenómeno.
representaciones, lógica que se puede aplicar a las imágenes para reconstruir Las prospecciones y reconocimiento de superficie llegaron a encumbrarse
las narraciones que les dieron origen. Es decir que las imágenes de un mismo por encima de las tradicionales, y costosas excavaciones arqueológicas. Los
tema, no solo corresponden a una unidad de representación, se ordenan de sitios no se debían excavar intensivamente, sino que debían ser sujetos de
acuerdo a una estructura cosmológica y estructurada, sino que además se muestreos muy bien definidos que rentabilizaran el tiempo y los recursos
refieren a una estructura narrativa que se puede reconstruir paso a paso en disponibles. En realidad no se veía la conveniencia de mantener un proyecto
base a las pequeñas diferencias entre una imagen y otra, permitiéndonos de larga duración en el mismo sitio, pensando que rápidamente se caía en un
adentrarnos en el mundo mítico y ritual Mochica. Lamentablemente los redundancia de información que no hacia provechoso el trabajo.
estudios sobre la iconografía Mochica se realizaron bajo el supuesto de que
Dos proyectos destacados que se realizaron a fines de los años 1960 a
la cultura y sociedad mochica fueron una, indistinta y continua, y que por
y principios de la década de 1970 fueron los estudios de patrones de
lo tanto la extrapolación era posible. Es decir que lo que sabemos para una
asentamiento que Christopher B. Donnan condujo en el valle del Santa,
región y periodo se aplicaría a todos los mochicas en todas sus regiones
enfocados específicamente en los sitios de filiación Mochica (1968; 1973),
y en todos sus periodos y fases. Este supuesto fundamental ignoraba una
y el que Donald Proulx realizó en el valle de Nepeña (1968; 1973). Ambos
fuente fundamental de distorsión: la enorme variabilidad que deviene de los
estudios exploraron la frontera sur del fenómeno Mochica y su peculiar
casi setecientos años de existencia de esta sociedad, y de las variaciones que
implantación en una zona donde fue claramente foráneo. Los resultados de
devienen de una organización en entidades regionales independientes. Es
estos dos trabajos documentaron cómo la expansión Mochica en estas regiones
decir que algunas imágenes pudieron ser solo privativas del mundo mítico y
los había llevado al encuentro de las sociedades del Callejón de Huaylas y con
ritual de un grupo de mochicas en una región determinada y en un periodo
poblaciones locales de filiación Virú. Dadas estas condiciones tan distintas
temporal definido. Como veremos, en la última fase este punto se ha vuelto
a las que habían enfrentado en los valles de Moche, Virú o Chicama, los
central para nuestra comprensión de los mochicas.
mochicas desarrollaron en estas regiones estrategias muy diferentes de
Durante la segunda fase, los proyectos de investigación arqueológica se relaciones con la poblaciones locales y de implantación en el territorio. En el
multiplicaron, pero con dos denominadores comunes: mayormente estuvieron valle del río Santa la ocupación parece haberse concentrado en la parte sur, en
20 a cargo exclusivo de investigadores extranjeros y fueron de corta duración. Lo la región de Lacramarca, lo que habría implicado que los mochicas tendrían 21
primero, lamentablemente se debió a la falta de interés en que fuera diferente que haber desarrollado una compleja infraestructura de irrigación para poner
Luis Jaime Castillo Butters 110 años de arqueología Mochica: cambios paradigmáticos y nuevas perspectivas

a esta zona en producción. Mientras tanto en Nepeña la ocupación Mochica Andes centrales aún hoy día y uno de los libros que marcó un estándar en la
fue muy reducida y se concentró alrededor de un enorme centro ceremonial No está en publicación de información funeraria. Los estudios de hidráulica emprendidos
levantado rápidamente en Pañamarca. biblio. Ponerlo por Ortloff fueron también muy reveladores (Ortloff et al., 1982).
o sacar del
El proyecto de investigaciones de campo más ambicioso realizado durante la texto. Ahora bien, en conjunto, es decir como proyecto de investigación ejecutado
segunda fase de la arqueología Mochica fue, sin duda, el proyecto Chan Chan bajo un único permiso otorgado por las autoridades peruanas, los resultados
Valle de Moche (CCVM), dirigido por Michael Moseley, entonces profesor de del Proyecto CCVM no pueden ser juzgados con la misma benevolencia.
la Universidad de Harvard y Carol Mackey, joven doctora de la Universidad de Algunos de los métodos empleados, particularmente las excavaciones de la
California, Berkeley. El Proyecto CCVM se propuso replicar lo que veinticinco planicie que existe entre las Huacas del Sol y de la Luna usando maquinaria
años antes había realizado el Proyecto Virú, y para este fin se escogió el Valle pesada son, francamente imperdonables en el presente y también lo fueron
de Moche, aledaño al valle de Virú. El valle fue cuidadosamente prospectado en el pasado, sobre todo a la luz de los recientes hallazgos hechos por el
y se hicieron excavaciones en diversos sitios, aunque la mayor atención del Proyecto Huaca de la Luna (Uceda & Morales, 2010). Es evidente que estas
proyecto se concentró en dos sitios excepcionalmente monumentales: Chan excavaciones, de las que no hay ninguna documentación, destruyeron una
Chan, la capital del Imperio Chimú localizada en la parte norte del valle, y las densa superposición estratigráfica que increíblemente los investigadores
Huacas de Moche, en la parte sur del valle. El proyecto CCVM también trató no vieron. Asimismo, las inferencias que se hicieron sobre estas huacas,
de dar una aproximación multidisciplinaria a su investigación, abordando por ejemplo la idea de que una fue un centro ceremonial y la otra un
el estudio de esta región desde diversas áreas y perspectivas de análisis, para centro administrativo, son a la luz de la información con la que contamos
lo cual incorporó a un nutrido número de jóvenes investigadores, entre los actualmente, un tanto estrechas. A nivel general, quizá la mayor limitación de
que destacaron Moseley y Mackey, Donnan, los esposos Pozorski y Topic, este mega proyecto, considerando el nivel académico de cuantos estuvieron
Bawden, Day, Conrad, Kolata, Brennan, Mujica, Chauchat, entre otros. involucrados, fue la incapacidad de producir un informe final, o siquiera
Como puede verse, prácticamente una generación entera de investigadores un compendio de la investigación. La única publicación conjunta, el libro
norteamericanos pasó por este proyecto, formándose y conduciendo trabajos Chan Chan, Andean Desert City, editado por Michael Moseley & Kent Day
muy novedosos, como el estudio de los adobes y la organización del trabajo (1982) al final del proyecto es un resultado muy limitado considerando todo
de las Huacas de Moche (Moseley, 1975), la pintura mural en la Huaca de la el trabajo realizado, y ciertamente no es comparable con los resultados y
Luna (Mackey & Hastings, 1982), o las prácticas funerarias a lo largo de los el impacto que tuvo el Proyecto Virú, veinticinco años antes, con muchos
periodos de ocupación del valle (Donnan & Mackey, 1978). menos medios y personal. Un éxito que si debe reconocer a este proyecto y
Si el proyecto Virú había sido en su tiempo el primer paso a una arqueología una valiosísima contribución a la arqueología andina es que en él se formó
científica y profesional en la costa norte, el proyecto CCVM fue el inicio una generación joven de investigadores que generosamente dedicaron, en
de los grandes proyectos multidisciplinarios en esta región. Los resultados adelante, su vida académica al estudio del pasado prehispánico.
individuales de este proyecto son muy relevantes aún hoy, particularmente las Al final de esta segunda fase y como consecuencia de las investigaciones
tesis doctorales, lamentablemente de casi imposible acceso para generaciones emprendidas por el Proyecto CCVM, dos de sus integrantes, Kent Day y Garth
de investigadores y estudiantes peruanos que quisieron poner al día sus Bawden, continuaron con investigaciones en dos sitios claves para explorar
conocimientos. Los estudios de Theresa Topic sobre las excavaciones en el misterioso fin de los mochicas. Garth Bawden, realizó sus investigaciones
Moche (1977) y Sheila Pozorski, sobre la dieta y subsistencia en el valle de doctorales en el sitio Mochica V de Galindo, ubicado en el cuello del valle de
Moche (1976) fueron muy innovadores en su tiempo y todavía son referencias Moche (1977; 1982a; 1982b). Bawden realizó en este sitio una excavación
obligadas. La recopilación de los contextos funerarios excavados en todos los selectiva pero sorprendentemente reveladora para la historia de los últimos
sitios explorados por el proyecto, que publicaron Donnan & Mackey (1978) días de los mochicas en el valle de Moche. Lo que su estudio demostró fue que
22 es uno de los mejores ejemplos de estudio de prácticas funerarias para los Galindo había sido ocupado por un periodo de tiempo relativamente breve al 23
Luis Jaime Castillo Butters 110 años de arqueología Mochica: cambios paradigmáticos y nuevas perspectivas

final de la historia Mochica, posiblemente luego de que las Huacas de Moche juicio, una de las más importantes contribuciones al estudio de la hidráulica
fueron abandonadas. En las formas de las viviendas y en los pequeños restos Mochica, aún cuando no se enfoca necesariamente en este periodo (1987).
de cerámica, madera y metales que contenían, Bawden detectó las claves para Su trabajo ha sido la base sobre la que, entre otros, el Proyecto Arqueológico
definir una compleja estratificación social, de hasta cuatro niveles. El sitio, en San José de Moro ha podido desarrollar una estrategia regional para explorar
general, permitía ver una gestión muy controlada de los accesos y tránsitos en el periodo Mochica tardío en este valle (Castillo, 2010). Las excavaciones
el sitio, donde los ricos y poderosos controlaban los alimentos y recursos, así de David Chodoff en San José de Moro, aún cuando básicamente inéditas,
como las posibilidades de acceso que los diferentes segmentos sociales tenían iniciaron el estudio de este sitio (1979). Las prospecciones sistemáticas de
a lugares estratégicos, como templos o grandes espacios públicos, a los que David Wilson en el valle del Santa, y su monumental publicación son un
llamo «cercaduras». El trabajo de Bawden demostró que las condiciones de aporte, solitario pero sustantivo a la arqueología Mochica (1988). El proyecto
vida al final del periodo Mochica se habían impregnado de una gran tensión Alto Piura a cargo de Peter Kaulicke (1994) y Krzysztof Makowski (1994), de la
social (también ver Vega-Centeno en este volumen). Universidad Católica, intentó develar el misterio de la relación entre mochicas
El segundo proyecto que vale la pena destacar es el que dirigió Kent Day en el y vicús, en los albores de esta tradición y en su frontera norte. Numerosos sitios
sitio de Pampa Grande, en el cuello del valle de Chancay, en el departamento arqueológicos fueron catalogados y prospectados por diferentes proyectos,
de Lambayeque. El interés en este sitio se debía a que uno de los postulados algunos en el ámbito del desarrollo regional, como el Proyecto Chavimochic,
del Proyecto CCVM, fue que Pampa Grande había sido el lugar donde las ejecutado por el Instituto Nacional de Cultura (ver, por ejemplo Uceda,
élites de las Huacas de Moche habrían buscado refugio luego de que tuvieron 1988; Carcelén & Ángulo, 1999). En el marco de este tipo de proyectos se
que abandonar su valle (Shimada, 1994). A fin de confirmar o rechazar esta estudiaron algunos sitios que estaban condenados a desaparecer por las obras
hipótesis, el proyecto de Day se propuso realizar el mapa de todo el sitio de infraestructura de riego, como el sitio de Cerro Oreja.
y conducir excavaciones restringidas de algunos sectores dada la magnitud, La segunda fase de la arqueología Mochica culmina en octubre de 1987,
más de cuatro kilómetros cuadrados, del sitio. Para este fin contó con la cuando Walter y Susana Alva descubren la tumba del Señor de Sipán, en el
colaboración de algunos destacados jóvenes investigadores como Martha valle de Lambayeque. Este descubrimiento significó no solo un hito en la
Anders (1981), Izumi Shimada (1976; 1978) y Jonathan Haas (1985), historia de la arqueología peruana, sino que inició una era de descubrimientos
quienes estudiaron los sistemas de almacenamiento, las zonas de producción e investigaciones sostenidas en la costa norte del Perú que serán motivo de la
y las áreas residenciales y ceremoniales de las grandes pirámides. Para su siguiente sección.
sorpresa, en el sitio se combinaban dos tradiciones cerámicas aparentemente El segundo periodo de la arqueología Mochica, mucho más complejo que
irreconciliables, la cerámica Mochica V, con sus típicas botellas con decoración el primero y poblado de muchas más contribuciones y eventos, es difícil de
geométrica y asas triangulares, y la cerámica Virú, del más típico estilo Castillo resumir, pero los siguientes cinco puntos parecen corresponder con lo que
inciso. El sitio, por otro lado, había sido construido muy rápidamente y sucedió en esta época.
habitado por un periodo de tiempo muy corto. Lamentablemente, Kent
Day nunca publicó los resultados de sus investigaciones, las que estuvieron El Proyecto Virú tuvo un enorme impacto teórico y metodológico en la práctica
a punto de quedar inéditas. Afortunadamente Izumi Shimada (1976; 1994) arqueológica, particularmente en el estudio de los materiales arqueológicos,
publicó parcialmente los resultados de este proyecto. Sin embargo, mucha la dimensión regional de la investigación, los estudios multidisciplinarios
información valiosísima, por ejemplo de un recinto decorado con astas de de campo, el estudio de patrones de asentamiento y las excavaciones
venados, se perdió de esta manera. estratigráficas. El Proyecto Virú ratificó muchos de los postulados de Rafael
Larco y enfatizó la enorme importancia de lo coercitivo en la transformación
Muchos otros proyectos de menor envergadura se realizaron en la segunda de las sociedades.
mitad de esta fase de la arqueología Mochica. La prospección de los sistemas
24 de irrigación del valle de Jequetepeque, a cargo de Herbert Eling es, a mi En esta fase hubo un gran avance en los estudios iconográficos, que 25
consideraron a las imágenes como documentos de sociedades del pasado. Se
Luis Jaime Castillo Butters 110 años de arqueología Mochica: cambios paradigmáticos y nuevas perspectivas

desarrollaron diferentes perspectivas, la aproximación temática, calendaría y


narrativa, y la función cosmológica de los sistemas de imágenes. Se afianzó la
idea del arte al servicio del Estado (los estilos de estado), con una producción
artesanal controlada y difundida desde «un» centro.
Se emprendieron numerosos estudios de patrones de asentamientos regionales,
sistemas de irrigación, patrones funerarios y múltiples sitios pequeños y
medianos.
El Proyecto CCVM fue una gran oportunidad para la arqueología del norte
del Perú y en él se formó a una nueva generación de investigadores, cuyos
resultados individuales son excepcionales; sin embargo como conjunto fue
una oportunidad perdida.
A nivel de la arqueología peruana, fue el inicio de la institucionalización
(INC), y las primeras bases de la formación profesional de arqueólogos
especializados en el norte. Sin embargo, aún persistió una débil comunidad
científica basada en la región.

3. La Fase Actual, a partir de 1987 (fig. 4)


La tercera fase de la arqueología Mochica se inició con el descubrimiento de
las tumbas de Sipán, y con el enorme impacto que estos descubrimientos
tuvieron en el posterior desarrollo de la arqueología de la costa norte. Para
asombro de todos, a este hallazgo siguieron otros de espectacular magnitud.

Figura 4 – La Fase Actual, a partir de 1987


Tumbas reales Mochicas se excavaron en Sipán (Alva, 2004), La Mina
No está (Narváez, 1994), San José de Moro (Castillo et al., 2008), Dos Cabezas
en biblio. (Donnan, 2008), el Brujo (Franco, 2008) y en Úcupe (Bourget, 2008).
Ponerlo o Templos de enormes proporciones, ciudades, sistemas de irrigación, pueblos
sacar del
texto.
de campesinos, talleres de artesanos, depósitos, artefactos de todo tipo y
clase, textiles bordados y decorados, artefactos de metal de increíble belleza
y complejidad técnica se han excavado en varios sitios, particularmente en
las Huacas de la Luna (Uceda & Morales, 2010) y en El Brujo (Mujica,
2007). Pero estos hallazgos son solo lo más visible de la arqueología reciente
en la costa norte. Resulta muy difícil resumir la tercera fase de la arqueología
Mochica, particularmente porque es aún un proceso en marcha y por la
cercanía temporal a los hechos que habría que narrar. Adicionalmente, los
arqueólogos que participan en esta tercera fase aún están activos y muchas de
26 las conclusiones que podríamos sacar, evidentemente están sujetas a cambios 27
en los programas de investigación que se pueden dar en los próximos años.
Luis Jaime Castillo Butters 110 años de arqueología Mochica: cambios paradigmáticos y nuevas perspectivas

En esta tercera fase la cantidad, duración y complejidad de los proyectos de de Christopher Donnan (UCLA) durante sus dos primeros años (Castillo,
investigación se han multiplicado, por lo que tratar de dar cuenta, incluso 1993; 2001; 2011; Castillo et al., 2008; Castillo & Donnan, 1994a).
de manera parcial de ellos extendería este capítulo mucho más allá de lo Estos proyectos, que a la fecha tienen al menos veinte años continuos de
razonable. Sería lamentable, sin embargo, tener que sacrificar algunas de las investigaciones, han marcado un cierto ritmo a las investigaciones que se
contribuciones por falta de espacio. Creo, por lo tanto, que a diferencia de realizan en la costa norte, por su continuidad y estabilidad, por sus enormes
los periodos anteriores no vale la pena hacer un recuento detallado y crítico colecciones de artefactos y su documentación de los contextos excavados, por
de lo que ha sucedido desde que en octubre de 1987 se descubriera la tumba ser espacios para la formación de largo plazo de jóvenes investigadores, etc.
del Señor de Sipán. Me parece importante, empero, tratar de explorar una Evidentemente, a lo largo de los años estos proyectos han ido evolucionando
serie de derroteros para ir definiendo algunas de las líneas que ha seguido en sus objetivos y métodos, a medida las oportunidades (???) y los retos
la arqueología en esta tercera fase, lo que será de utilidad en la evaluación que se fueron presentando y que los hallazgos mismos determinaron cursos
que podamos hacer en el futuro. La tercera fase de este capítulo, entonces, inesperados en sus desarrollos.
quedará incompleta y pendiente para una reescritura en el futuro. Remito Pero estos proyectos de investigación no han sido los únicos operando en
los lectores a algunas recientes publicaciones especializadas que tratan el la costa norte en los últimos 25 años. Paralelamente a estos programas de
desarrollo de la arqueología Mochica en los últimos años (Castillo & Uceda, investigación se han dado otros ligeramente menores en su complejidad y
2008; Chapdelaine, 2011; Quilter, 2002). cuya duración quizá no ha sido tan larga. Entre estos programas destacan
las investigaciones conducidas por Christopher Donnan en la Huaca Dos
Cabezas (Donnan, 2008); las excavaciones de Claude Chapdelaine en la zona
3. 1. La era de los grandes proyectos de investigación urbana de la Huaca de la Luna (1997; 2001) y posteriormente en el Proyecto
La tercera fase de la arqueología Mochica está marcada por una serie de Santa de la Universidad de Montreal (Chapdelaine, 2008); las excavaciones
grandes proyectos de investigación, de larga duración y gran complejidad, en de Brian Bilman en diferentes sitios del Valle de Moche (Billman, 1999; [en todo
No está
los que se han involucrado muchísimo investigadores peruanos y extranjeros, en biblio. Billman et al., 1999); las investigaciones de Steve Bourget en Huancaco (2003; caso, sería
en los que se han formado numerosos alumnos e investigadores y que, Ponerlo o 2010) y Huaca del Pueblo, Úcupe (2004), y las investigaciones del Proyecto 2008 para
paradójicamente, tienen en común el hecho de que estuvieron dirigidos sacar del Jatanca Huaca Colorada a cargo de Edward Swenson, Jorge Chihuala y John la exca-
por arqueólogos peruanos y se financiaron casi exclusivamente con fondos texto. Warner (2010). Centenares de otros sitios más se han prospectado, mapeado vación en
nacionales. Me refiero en particular al Proyecto Sipán, que se inició en 1987 y excavado en los últimos 25 años, muchos en el marco de los grandes Úcupe,
bajo la dirección de Walter Alva, con la colaboración de Susana Meneses y Luis proyectos de investigación, como las investigaciones de Jeffrey Quilter de los me
Chero (Alva, 1988; 1990; 2004; Alva & Donnan, 1993), y con el respaldo pozos Mochicas de el Brujo (Quilter et al., ms) o del asentamiento colonial parece]
institucional del Museo Nacional Brüning de Lambayeque y, posteriormente, adyacente a la Huaca Cao (Quilter, 2011), o como programas doctorales de
del Museo de las Tumbas Reales de Sipán; al Proyecto Complejo El Brujo, que investigación afiliados a estos.
se inició en 1990 bajo la codirección de Regulo Franco (Fundación Wiese) En el mapa adjunto (fig. 5) se pueden ver los sitos que fueron investigados
y Cesar Gálvez (INC La Libertad), y con la participación como codirector en las tres fases de la arqueología Mochica. En la tercera fase la cantidad
de Segundo Vásquez (UNT) en su primera fase (Franco, 2008; Franco et al., de sitios es sustantivamente mayor a los que se investigaron en los 85 años
1994; 2001; 2003; Mujica, 2007); al Proyecto Huaca de la Luna, iniciado previos. Pero no solo se han multiplicado los sitios estudiados; prácticamente
en 1991 bajo la codirección de Santiago Uceda y Ricardo Morales, ambos todos los valles de la costa norte han sido sujetos de prospecciones regionales,
profesores de la Universidad Nacional de Trujillo (Uceda, 2000; 2001; 2008; siguiendo el ejemplo de Willey en el valle de Virú y Donnan en el Santa,
Uceda & Morales, 2010; Uceda et al., 1994) y al Programa Arqueológico por lo que contamos a la fecha con información muy valiosa para ubicar
San José de Moro, también iniciado en 1991 bajo la dirección de Luis Jaime los diferentes asentamientos y poder abordar el desarrollo de las sociedades
28 29
Castillo, de la Pontificia Universidad Católica del Perú y con la codirección antiguas de manera regional.
Luis Jaime Castillo Butters 110 años de arqueología Mochica: cambios paradigmáticos y nuevas perspectivas

Un denominador común de estos proyectos, pero en general de casi todos


los esquemas de investigación que se realizan en la costa norte es su aspecto
multidisciplinario. Algunos proyectos se diseñaron como proyectos que
involucraban múltiples disciplinas, como el proyecto Huaca de la Luna que
desde sus inicios se concibió como un programa de investigación arqueológica
y conservación de los monumentos y artefactos. En otros casos los proyectos
han contado con la participación de equipos de investigadores en áreas afines.
Debemos reconocer la particular participación de John Verano y sus estudiantes,
quienes han aportado el análisis bioarqueológico a varios de los proyectos.
Elsa Tomasto, de la PUCP, y Richard Sutter, de la Universidad de Purdue-
Fort Wayne y otros bioarqueólogos han sido parte de estos esfuerzos. Carole
Fraresso y Véronique Wright, investigadoras francesas en arqueo materiales

Figura 5 – Sitios arqueológicos excavados durante las tres fases del desarrollo de la arqueología Mochica
han conducido investigaciones en paleometalurgia y pinturas murales usando
materiales de diversos proyectos. En el ámbito de la paleoetnobotánica y
zoología han participado muchos investigadores, destacando el esfuerzo llevado
a cabo por Teresa Rosales y Víctor Vásquez para implementar el laboratorio
de «Arqueobios» en la UNT. Entre los arquitectos que han contribuido a las
investigaciones de monumentos y asentamientos ha destacado José Canziani.
Y son muchos más los expertos que han aportado su área específica de
conocimiento en la comprensión global del fenómeno Mochica.
Otro aspecto que ha caracterizado a los programas de investigación que se han
realizado en la costa norte en esta tercera fase ha sido el carácter formativo que
han tenido para una nueva generación de arqueólogos peruanos y extranjeros.
De diferentes maneras y en proporciones variadas, los grandes proyectos, por
su estabilidad y la complejidad de sus esquemas de investigación han acogido
grandes números de jóvenes estudiantes de arqueología de universidades del
Perú, Norteamérica y Europa. Esto, evidentemente, ha sido más posible en
los proyectos directamente vinculados con las instituciones de educación
superior, que en muchos casos se han constituido como escuelas de formación
de campo. Es interesante anotar cómo en el pasado este tipo de formación
solo se daba en el contexto de los proyectos extranjeros, y a ellos acudían
los estudiantes peruanos para lograr una experiencia práctica de campo.
No solo se ha revertido esta situación, sino que ahora los grandes proyectos
nacionales acogen a grandes números de jóvenes estudiantes e investigadores
extranjeros, tanto de pregrado como estudiantes que conducen programas
de investigación doctoral. A través de su participación en los proyectos de
30 investigación los estudiantes están encontrando las oportunidades que 31
requieren para el desarrollo de sus carreras de investigación, familiarizándose
Luis Jaime Castillo Butters 110 años de arqueología Mochica: cambios paradigmáticos y nuevas perspectivas

con métodos y técnicas de campo, estableciendo redes con jóvenes de otras acceso a los resultados de las investigaciones. Estos números no nos deben
nacionalidades e iniciándose en una carrera profesional como investigadores sorprender considerando que el número de proyectos y sitios investigados se
asociados a estos proyectos. Muchos de los que fueron estudiantes en este ha incrementado progresivamente.
contexto han iniciado o culminado estudios de maestría y doctorado en
Muchas de las publicaciones derivaron de grandes conferencias especializadas
universidades de todo el mundo.
en el tema de la arqueología Mochica, luego de pacientes procesos de
organización de los eventos y edición de las contribuciones. La primera de
3. 2. Conferencias y publicaciones estas conferencias fue precisamente la Mesa Redonda de Chiclín, al final de
la primera fase de la arqueología Mochica. Esta mesa redonda, sin embargo
Es imposible que un campo de investigación avance si los resultados de los quedó prácticamente inédita y de ella solo sabemos lo que Willey recogió
programas de trabajo no son publicados a tiempo y de manera sustantiva, en una breve nota publicada en 1946. La siguiente conferencia sobre
si no existen espacios para que los diferentes investigadores puedan exponer arqueología Mochica fue, 47 años después, el Primer Coloquio sobre la
sus ideas y recibir críticas, recomendaciones o simplemente el apoyo de sus Cultura Moche organizada en Trujillo por Santiago Uceda, Ricardo Morales
pares. Las investigaciones que se hacen en la soledad de la biblioteca, para el y Elías Mujica en 1993, que culminó con la publicación del libro Moche
beneplácito exclusivo de quien las realiza, o las excavaciones que no producen Propuestas y Perspectiva (Uceda & Mujica, 1994). En 1999 Joanne Pillsbury
resultados públicos, en realidad no contribuyen al avance de la ciencia y organizó la siguiente gran conferencia Mochica en la Galería Nacional de
el conocimiento. Lamentablemente, en el Perú ha existido una tradición Arte, en Washington DC, que culminó con la publicación Moche Art and
muy nociva por la que los resultados de las investigaciones nunca se hacían
Archaeology in Anciant Peru (Pillsbury, 2001); a esta siguió, el mismo año, el
públicos, y muchos investigadores nunca compartían los resultados de sus
Segundo Coloquio sobre la Cultura Moche, que culminó con la publicación
trabajos. Celo, temor a que sus ideas fueron plagiadas o tergiversadas, falta
Moche, Hacia el Final del Milenio (Uceda & Mujica, 2003). En 2003 Steve
de formación o disciplina, o simple holgazanería están entre las razones de
Bourget organizó en la Universidad de Texas la conferencia que culminó con
esta agrafia tan común entre los arqueólogos peruanos. Este no es el caso de
la publicación The Art and Archaeology of the Moche (Bourget & Jones, 2008).
la arqueología Mochica, afortunadamente. En años recientes no solo hemos
En 2004 se llevaron a cabo dos conferencias sucesivas sobre la arqueología
visto cómo se multiplicaban las publicaciones, sino que se ha comenzado
Mochica. La primera, a cargo de Jeffrey Quilter (Dumbarton Oaks), Andrés
a utilizar nuevos medios, como las publicaciones electrónicas para difundir
Álvarez Calderón (Museo Larco) y Luis Jaime Castillo (PUCP) se centró en la
los resultados de las investigaciones de manera eficiente y rápida (ver por No está
indagación de la organización política Mochica y culminó con la publicación
ejemplo: http://www.huacadelaluna.org.pe, http://sanjosedemoro.pucp. en biblio.
Ponerlo o New Perspectives on Moche Political Organization. Pocos días antes de este
edu.pe). Asimismo, se ha vuelto una práctica común que los proyectos de
sacar del evento Luis Jaime Castillo, Hélène Bernier, Greg Lockard y Julio Rucabado
investigación compartan sus informes de campo, haciéndolos asequibles no
texto. organizaron la Primera Conferencia Internacional de Jóvenes Investigadores
solo a los funcionarios públicos del Ministerio de Cultura, sino a los colegas y
a los estudiantes que verdaderamente los pueden aprovechar (ver por ejemplo: de la Cultura Mochica, que culminó con la publicación Arqueología Mochica,
http://www.mapageweb.umontreal.ca/chapdelc,http://individual.utoronto. Nuevas Perspectivas (Castillo et al., 2008). Es importante mencionar que este
No está
ca/eswenson/Ed-Webpage-pubs-and-courses.html, http://sanjosedemoro. tipo de conferencia que culminó con una publicación sustantiva ha tenido en biblio.
pucp.edu.pe/04i_informes.html). impacto en ámbitos cercanos como la conferencia y publicación sobre la Ponerlo o
cultura Gallinazo, organizada por Jean-François Millaire (Millaire & Morlion sacar del
Un conteo rápido de las publicaciones, tanto en libros como artículos, en (?), 2009). La tradición y buena práctica de reunir a investigadores en áreas texto.
la primera fase nos da 157 títulos. Durante la segunda fase se publicaron afines y de permitirles presentar sus ideas más recientes ante un auditorio
478 títulos y en la tercera fase se han publicado ya más de 1700 libros o especializado ha sido muy conveniente y ha creado un sentido de comunidad
artículos. Esto quiere decir que no solo nuestro conocimiento respecto académica. Quizá el más reciente esfuerzo de este tipo fue la organización de
32 a estas sociedades se ha incrementado, sino que también ha aumentado el
33
Luis Jaime Castillo Butters 110 años de arqueología Mochica: cambios paradigmáticos y nuevas perspectivas

una mesa redonda específicamente sobre el tema de la cronología Mochica, museo de sitio y complejo de investigación de las Huacas de Moche se ha
bajo el titulo «Times of Change, Changes of Time, An Inquiry of Absolute erigido en el más moderno de los museos de arqueología de la costa norte.
and Relative Chronologies of the Moche from Northern Peru». Esta tuvo Este museo, diseñado por José Canziani y con el desarrollo museográfico
lugar en Dumbarton Oaks, en noviembre del 2011 y fue organizada por de Ulla Holmquist, ofrece un panorama integral de las investigaciones del
Joanne Pillsbury, Claude Chapdelaine y Luis Jaime Castillo. Proyecto Huaca de la Luna desde 1991, a través de una muestra que es
enteramente producto de las excavaciones arqueológicas. Últimamente la
arqueología de la costa norte está atrayendo la atención, incluso de museos
3. 3. Museos y exhibiciones que previamente no mostraron ningún interés, y hasta un cierto desagrado,
En los últimos 10 años, y como consecuencia de un renovado interés del por las culturas precolombinas. El Museo de Arte de Lima ha organizado
público a raíz, entre otras cosas, de los hallazgos realizados por los grandes de manera prácticamente sucesiva dos exhibiciones cuyos temas han sido la
proyectos que se han mencionado anteriormente, así como de un cambio arqueología de la costa norte: en 2009-2010 la exhibición «De Cupisnique a
de mentalidad de los arqueólogos ahora interesados en acercarse más a la los Incas. El Arte del Valle de Jequetepeque», curado por Cecilia Pardo y Luis
comunidad, se ha producido una verdadera transformación en los museos que Jaime Castillo, en base a la Colección Rodríguez Razetto (Castillo & Pardo,
presentan materiales de la costa norte y en las exhibiciones que se organizan 2009), y en 2011-2012 la muestra «Modelando el Mundo. Imágenes de la
alrededor de estos temas. El Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera, el Arquitectura Precolombina», curado por Pardo, Castillo y los arquitectos
más antiguo de los museos Mochicas, ha sido recientemente renovado y José Canziani y Paulo Dam (Pardo, 2011). Incluso, desde hace varios años
modernizado, y es hoy uno de los mejores museos de Lima, particularmente existe en el Cusco una sede del Museo Larco dedicado exclusivamente al arte
en materia de la arqueología de la costa norte. Afortunadamente su director precolombino.
ejecutivo, Andrés Álvarez Calderón y la curadora de colecciones y museóloga,
Ulla Holmquist han sabido mantener las peculiaridades de esta muestra, que
como se dijo fue la base de estudio de Rafael Larco. Aún es posible visitar Conclusiones
los depósitos donde se puede ver la inmensa colección de ceramios que le En este capítulo he tratado de brindar un recuento resumido del desarrollo de
permitieron a Larco aproximarse a esta sociedad. El Museo de las Tumbas la arqueología Mochica en sus tres fases. Muchos detalles de esta historia, sin
Reales de Sipán, en Lambayeque alberga los tesoros excavados en las tumbas embargo, requerirían del lector una revisión de las fuentes que se citan para
de Sipán y presenta los descubrimientos del equipo liderado por Walter Alva, lograr una comprensión cabal de cómo fueron evolucionando nuestras ideas
y se complementa con un nuevo Museo de Sitio en Sipán mismo, a cargo con respecto a esta sociedad precolombina. Como se dijo en la introducción
de Luis Chero. En la misma región el Museo Nacional Brüning, a cargo de la evolución de la arqueología Mochica no solo ha significado un avance
Carlos Wester La Torre, El Museo de Sitio de Túcume, dirigido por Bernarda cuantitativo de nuestro conocimiento, que en los últimos años ha sido de
Delgado, y el Museo Nacional de Sicán, liderado por Carlos Elera ofrecen la carácter exponencial, sino se ha transformado cualitativamente nuestra
posibilidad de apreciar el desarrollo de la cultura Lambayeque que sucedió comprensión de esta sociedad y las bases paradigmáticas a partir de las cuales
a los mochicas. Estos museos se han concebido como grandes centros de creamos nuestras imágenes sobre esta sociedad. Creo que, en este momento,
investigación y no solo como depósitos de artefactos. En y desde ellos se está el principal aporte de la Arqueología al estudio de la sociedad Mochica, o
produciendo una verdadera revolución en la arqueología de Lambayeque. para este efecto de cualquier otra sociedad antigua, es el que nos hayamos
Adicionalmente, estos museos son la principal atracción de Chiclayo, y han percatado que se trata de fenómenos mucho más complejos, menos unitarios
permitido que el turismo se convierta en esta región en uno de lo motores del y centralizados de lo que antes habíamos asumido. Así, nuestra percepción
desarrollo sostenible. En el sitio de El Brujo se ha construido un museo de esencial de los mochicas ha cambiado, puesto que donde veíamos un origen
sitio modernísimo, que presenta los hallazgos de 20 años de investigaciones único desde un centro de irradiación cultural hoy vemos múltiples procesos
34 35
y en particular los restos y tesoros de la Señora de Cao. Finalmente, el de desarrollo y convergencia que afirman las relaciones de los mochicas con
Luis Jaime Castillo Butters 110 años de arqueología Mochica: cambios paradigmáticos y nuevas perspectivas

sus ancestros cupisniques, salinar y virú; donde veíamos una sola sociedad, tiempo para cambiar y reinventarse, para emerger de sus ancestros Virú y
hoy vemos a muchas; donde antes pensábamos que existía una única línea de Cupisnique, para crecer en base a grandes programas de irrigación y desarrollo
evolución, hoy vemos una multitud de diferentes caminos que se entrecruzan de la tierra agrícola, para confederarse en unidades más grandes, para hacer
y complementan; donde veíamos a una sociedad aislada de los fenómenos alianzas entre ellos o con sociedades foráneas, para desbandarse o desaparecer.
que ocurrían a la vez en otras regiones de los Andes, ahora vemos a una Por lo tanto, el mapa de los mochicas fue rehecho muchas veces así como
sociedad que se integró de manera selectiva. nuestras interpretaciones acerca de esta sociedad.
Hoy asumimos, por ejemplo, que los mochicas nunca fueron un estado
centralizado, con una capital o una administración central, y ciertamente no
Agradecimientos
fueron un imperio. Más bien, recientes investigaciones revelan cómo entre los
años 200 y 850 d. C. muchas entidades políticas Mochicas coexistieron en la A César Astuhuamán y Henry Tantaleán va mi agradecimiento por su
costa norte, de una manera análoga a decenas de ciudades estados (???) Mayas iniciativa que nos obligó a reflexionar sobre aspectos de nuestro quehacer
que se desarrollaron en Mesoamérica en la misma época. Las sociedades que muchas veces pasamos por alto, y a Dumbarton Oaks, el agradecimiento
Mochicas parecen haberse organizado en dos grandes grupos regionales, uno por crear las condiciones para poder escribir en paz. Este capítulo se basa en
al norte y el otro al sur, y tuvieron diferentes tamaños y configuraciones. No está el curso sobre arqueología de la costa norte que dicto desde hace años en la
Mientras que en la región Mochica norte (Castillo & Donnan, 1994b ?) en biblio. Universidad Católica. Mis estudiantes, particularmente Gabriel Prieto, Carlos
Ponerlo o Rengifo, Ana Cecilia Mauricio, Luis Muro, Solsiré Cusicanqui, Francesca
parecen haber sido pequeños estados locales, en la región Mochica sur parece
sacar del
ser que estos estados locales tempranos se congregaron para formar un estado Fernandini, con sus preguntas y contribuciones han permitido que el curso
texto.
regional con sede en las Huacas de Moche. Desde este centro, alrededor de los se vaya enriqueciendo y que tome el camino hacia una reflexión ontológica.
años 450 y 650 d. C. se expandieron, conquistando territorios al sur y norte. Pero en esta reflexión en realidad ha sido un diálogo continuo con mis
Por un tiempo, cuando abandonamos la noción de un solo estado Mochica colegas, quienes han sido fuente inagotable de buenas experiencia y vivencias
centralizado, asumimos que cada valle contuvo una unidad política, pero compartidas, particularmente Christopher B. Donnan, Donnan McClelland,
ahora parece más plausible que más de una entidad política se desarrolló en los Santiago Uceda y Ricardo Morales, Jeffrey Quilter, Claude Chapdelaine,
grandes valles de la costa norte. Económicamente algunos estados Mochicas Joanne Pillsbury, Krszysztof Makowski, Edward Swenson, Michelle Koons,
se especializaron en la explotación de recursos costeros, otros estaban más Greg Lockard, y nuestro nuevo doctor, Henry Gayoso. Mónica, mi esposa,
dedicados a la agricultura, otros parecen haber controlado rutas estratégicas fue, en el asilamiento de Georgetown, casi la única lectora de este texto y
de comercio, y mientras que unos estuvieron aislados de las sociedades y su correctora más escrupulosa. Va a ella dedicado con mi agradecimiento y
acontecimientos de su tiempo, otros desarrollaron el comercio de larga cariño.
distancia e intensas relaciones internacionales con sociedades de la sierra. En
las artes algunas de las sociedades Mochicas se destacaron en la producción
de cerámica, mientras que otras produjeron artefactos de metal con formas y
tecnologías nunca antes vistas. La mayoría de sociedades Mochicas parecen Referencias citadas
haber sido gobernadas por elites que manipularon símbolos religiosos
comunes, sobre todo relacionados con la ceremonia del Sacrificio, para ALVA ALVA, W., 1988 – Discovering the New World’s richest unlooted
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al., 1996). Para complicar las cosas aún mas, es evidente que durante los ALVA ALVA, W., 1990 – New tomb of royal splendor. The Moche of ancient
36 550 años de su existencia los estados y sociedades Mochicas tuvieron mucho Peru. National Geographic Magazine, 177 (6): 2-15; Washington, 37
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