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SAN JOSE ARTESANO 1994 EXTREMENA DE ESMALTES Y BARNICES FABRICA DE: PINTURAS PLASTICAS ESMALTES PINTURAS INDUSTRIALES BARNICES PINTURAS INTUMESCENTES IMPRIMACIONES PINTURAS SEGUN NORMAS REVOCOS (INTA, ENCASO, MOPU, ETC.) POLIGONO INDUSTRIAL "LAS ARENAS", PARCELA 3 MALPARTIDA DE CACERES (Caceres) DELEGACION ANDALUCIA: FRANCISCO MORAN LOPEZ C/. Cesteros, 49 - Teléfono 51 48 49 - LUCENA (Cérdoba) EDITORIAL Este afio que por el Santo Padre ha sido declarado Afio de la Familia, es preciso que nos acerquemos a la gloriosa figura de nuestro titular, San José, desde la perspectiva de Padre y Esposo ejemplar en la que fue la primera fami- lia cristiana, la Sagrada Familia de Nazaret. Hace Su Santidad en los escritos de la proclamacién de este Afio un encendido elogio de la Familia, como institucion basica y estabilizadora de la Sociedad; advierte sobre los muchos peligros que acechan no solamente a su cohesi6n, sino a su propia esencia, y llama a la defensa de sus valores primor- diales ¢ insustituibles. Desde muchos frentes, pero en especial desde la ventana abierta al cir- culo familiar que es la televisi6n, se suceden impunes, virulentos y corrosivos ataques contra los mds elementales principios morales, socavandose, a veces de un modo inadvertido pero eficaz, la institucion familiar. Los principios bdsicos que hacen a una sociedad mds justa, mas solida- ria, mds pacffica, mds respetuosa... se hallan en la idea cristiana del Mundo; y el origen de esa idea plasmada en su Palabra, que emana de la propia natura- leza divina de Jesits, estd ademds, dada su naturaleza humana, en la base de la Familia que formaron durante décadas Jesits, Marla y José. Como cofrades y devotos del Santo Patriarca, a cuyo cargo, como ca- beza de familia estuvieron Maria y su Hijo, en este Ano de la Familia, sigamos con atencién especial su ejemplo cristiano, tratando de impregnar de su acti- tud de enirega, nuestra vida. Veamos en la bellisima imagen de nuestro Titular, este hombre bueno que fue San José, levando el Nifo Jesits en sus brazos, un ejemplo para todos. Tengamos siempre a Cristo con nosotros en el coraz6n. wees $8 Seen COORDINADOR.- D. José Jiménez Pino. COLABORADORES.- D. Luisfernando Palma Robles, D. Luis Beato Garcfa, D. Miguel Castillejo Gorraiz, D. Juan J. Ranchal Baltands, D. José Rodriguez Delgado, D. José Roda Pefia, D. Francisco Lopez Salamanca D. Antonio Rivas Lépez, D®, Mercedes Martinez y D. Miguel A. Lopez Burgos. FOTOS.- D*. Julia Hueso Egea, D. Miguel A. Lépez Burgos y Archivo Hermandad. Esta publicacién no se responsabiliza de las opiniones vertidas en los trabajos firmados. Publica: HERMANDAD DE S. JOSE ARTESANO DE LUCENA Ores Depésto Legal CO-646-1994 i300 ae A “é Kantian A Coche del Ajo’ orcas at sces dee gana on Se oecan time 7 WN / ‘ido mecianie el sistema CAO, que perfit realizar 0 80 para ressie un complog te tex con pi. 4000 prion de sida Se hon ncerporaco los mes cones eementas de isonoacen, yecotn de paurtano en cumsos J huscos, mecanismgs do fit da wbraciones¥ 7 reiyerro 0a estiuciyA slenciosé del capd. ‘iAromerte, antec, pura ye bar, an ttl | / 8 capas, con el fin de qua el tiempo se destice sobre 7 - Xanta sin dejar huella, / Z Gitroén Xantia, equrifad, progreso. / / / / / / / G / / / / : / ROCHE, 9, > Tobalo, S.A. Avda. José Solis, 10. Teléfonos: 50 24 04 y 50 23 06. Lucena. Ctra. Ctra. de Cérdoba-Malaga, km. 74 pu Cooperativa Industrial de Muebles y Tapizados SOCIEDAD COOPERATIVA ANDALUZA Carretera de las Fontanillas, s/n. LUCENA Apdo. 81 - Tfnos. 50 16 22 y 50 15 85 (Cérdoba) ASPIRACIONES LUCENTINAS MANUEL BURGOS RODRIGUEZ C/. Puente Vadillo, s/n. 14900 LUCENA (Cordoba) Tinos. (957) 51 46 17 - 50 15 20 (particular) TUBOS, SILOS, ADAPTACIONES Y MONTAJES MOBILIARIO DE COCINA Y BANO A MEDIDA Y POR ENCARGO ELECTRODOMESTICOS FABRICA: Ctra. Cordoba-Malaga, Km. 73'600 - Tino. 50 27 55 EXPOSICION: Rda. de San Francisco, B. 1 - Local 2° LUCENA Tino, 50 28 57 - Fax: 50 28 57 (Cérdoba) Qentrolu MUEBLES EXPOSICION Y VENTA Ctra. Malaga (Las Palomas) Teléfono 51 30 59 LUCENA (Cérdoba) REYES Y PEREZ, C.B. FABRICA DE MUEBLES Camino de Las Pefiuelas, s/n. - Teléfono 5134 20 LUCENA (Cordoba) INDUSTRIAL SILLERA LUCENTINA, S.L. Fabrica de Sillas Tras Plaza de Toros, s/n. Teléfono 50 28 44 LUCENA MUEBLES © COMERCIAL VW Polfgono Industrial, Vial 3 - Nave 45-46 14900 LUCENA Teléfono 50 13 90 (Cérdoba) JOFRAMA, s... FABRICA DE MUEBLES Ctra. de Rute, Km. 3'350 Teléfono 50 19 04 LUCENA RUIZ Y SANCHEZ & FABRICA DE SILLAS Vereda de Castro, s/n. Tino. 50 27 49 - Fax 51 48 38 LUCENA (Cordoba) (ts) hutiade y Garcia CORREDURIA DE SEGUROS Profesionales del Seguro a SU SerVICIO Juan Jiménez Cuenca, 29 Teléfono 50 28 64 LUCENA (Cérdoba) FABRICA DE MUEBLES Camino de la Torca, s/n. - Tel. 50 02 27 - LUCENA (Cordoba) FABRICACION DE CABINAS DE PINTRURA - PRESORIZADA ACONDICIONADORES EVAPORATIVOS Puente Vadillo, s/n. - Apdo. 108 - Teléfono 50 13 78 LUCENA Fabrica de Muebles GRVPO SEYSS=== POLIGONO INDUSTRIAL - VIAL 1, PARCELA 10 TELEFONO 50 26 97 - 14900 LUCENA (CORDOBA) FRANCISCO BURGUILLOS VAZQUEZ ALMACEN DE MADERAS Camino de la Estacion, s/n. Teléfono 50 02 61 LUCENA PINTURA INDUSTRIAL © cura Ne SINTAS| OQU | N RAFAEL MARMOL LOPEZ PARQUET C/ Acera Baja del Carmen, 4 Teléfono 59 04 37 LUCENA (Cérdoba) CHAPISTERIA Y PINTURA JISA, s.t. CABINA DE PINTURA Y BANCADA Ronda de S. Francisco, s/n. (Junto E. de S. Los Velones) - Tel. 50 15 76 LUCENA TRANSPORTES CARRETILLAS TRANSPORTES DE MERCANCIAS POR TODA ESPANA PEQUENO Y GRAN TONELAJE Ctra. de Cédoba, Km. 470 (Pol. Ind. de Lucena) Teléfono (957) 50 04 24 Industrias ELIZANA, «=. FABRICA DE MUEBLES Estilo Provenzal VW EXPOSICION Y VENTA: C/. Puente Cordoba, s/n. LUCENA Teléfonos 50 0263 y 500280 (Cordoba) DORMITORIOS ie COMEDORES “GZ TRESILLOS IMIMGISIBILISS OR TPIT Miguel Ortiz Jiménez EXPOSICION: Queipo de Llano, 22 y General Mola, 20 - Teléfono 50 02 97 LUCENA (Cordoba) mh INDUSTRIAS Hines. IORENO,S.L. Fabrica de APARATOS DE CALEFACCION FM Carretera de Rute, Km. 2900 Teléfono 50 11 01 LUCENA L. BRONCE Prolongacién San Francisco, s/n. LUCENA Teléfono 50 05 66 (Cérdoba) CONSTRUCCIONES-METALICAS SI | COOCELU CIERRES DE SEGURIDAD M7 PUERTAS BASCULANTES Castro del Rio, s/n - Teléfono 50 07 41 LUCENA (Cordoba) * ASESORIA JURIDICO - LABORAL * GABINETE FISCAL Y CONTABLE * SEGUROS General Sanjurjo, 4 (Pasaje Maristas) LUCENA Teléfono 50 07 02 (Cordoba) EL MUEBLE PROVENZAL | Pilar Viso Pérez Ctra.Cérdoba-Malaga, Km. 68 Teléfono 51 3115 LUCENA (Cdérdoba) TT ~~ MUEBLES Puente Vadillo, s/n. Teléfono 50 02 36 LUCENA (Cérdoba) José Gomez Estrada C/ Los Velones, s/n. Tfno. 50 24 08 LUCENA (Cérdoba) ALMACEN DE BEBIDAS Y DISTRIBUIDOR OFICIAL BRA AGUA MINERAL NATURAL TODO UN TIPO Gee Ma Me Mua) COMERCIAL CHACON, S.A. GRAN STOCK DE MAQUINARIA Ronda de San Francisco, 5 - Teléfono 50 16 41 - Apdo. 72 LUCENA (Cordoba) EXCAVACIONES Y DERRIBOS HERMANOS PITITOS, S.L. MATERIALES DE CONSTRUCION TRANSPORTES Camino de las Fontanillas, s/n. Teléfono 50 26 18 LUCENA FRANCISCO CABRERA PEREZ, S.L. TALLER MECANCO Y FUNDICION DE HIERRO Reparacién de Maquinaria: Aceitera, Agricola, de la Madera e Industrial en general. Fundicion: Bancos de jardin, veladores, fuentes y saltadores de agua, hitos guarda-aceras, barandas, balcones, tapas de alcantarillado, etc. San Francisco, 50 - Tel 50 04 03 - LUCENA (Cordoba) Luis Hernandez ) BARNIZADO Y LACADO DEL MUEBLE Puente Vadillo, s/n LUCENA Teléfono 50 0146 - Fax 5001 46 (Cordoba) los caminos JULIO R. DE TORRES, 8 ava TFNO. 50 09 04 JUVENIL LUCENA Canalejas, esq. Alcaide LUCENA los caminos MORALES Y LARA MUEBLES LACADOS NOS AVALAN 12 ANOS DE SERVICIO AL CLIENTE Puente Vadillo, s/n. - Teléfono 500222 - LUCENA (Cordoba) A. A. ARROYO Y ALGAR, S.L. FABRICA DE MUEBLES PROVENZAL Camino de Torremolinos, 29 — Apartado 327 Teléfono (957) 50 26 42 14900 LUCENA (Cordoba) We, PAPELERIA - LIBRERIA EL HOMBRE Y LA DIGNIDAD EN EL TRABAJO Al hablar de trabajo hay que distinguir inmediatamente entre dos concep- tos claramente diferenciados: el trabajo entendido en el campo de la fisica como ente abstracto objeto de un estudio disciplinar, y el trabajo en el que el hombre interviene como sujeto en el proceso de la produccién de bienes, tanto materia les como intelectuales. Ambos pretenden el mismo fin, pero se establece la distincién por la actuacién de la persona”. Esa la segunda de las acepciones indicadas a la que dirige logicamente su atencién la Doctrina Social de la Iglesia, precisamente como un indicador de su preocupacién por el hombre, que “es necesariamente fundamento, causa y fin de todas las instituciones sociales’ y al que considera “su camino primero y fundamental”, colocando en el centro la dignidad como un elemento diferenciador que distingue su actividad de la del resto de los seres de la Crea- ci6n, de acuerdo con el sentido del texto de Juan Pablo II cuando dice: “El trabajo es una de la caractertsticas que distingue al hombre del resto de Jas criaturas, cuya actividad, relacionada con el mantenimiento de la vida, no puede llamarse trabajo; solamente el hombre es capaz de trabajar, solamente él puede Ilevarlo a cabo, llenando a la vez con el trabajo su existencia sobre la tierra. De este modo el trabajo lleva en si un signo particular del hombre y de Ja humanidad, el signo de una persona activa en medio de una comunidad de personas; este signo determina su caractertstica interior y constituye en cierto sentido su misma naturaleza."®, Esta dignidad no debe jerarquizarse en funcién de una mal entendida mayor © menor importancia de la labor desarrollada, ni de la presuncién equivocada- (1) Para profundizar en la definicign de este concepto puede consultarse J. L. LLANES, Trabajo, productividad y primacia de la persona, en “Doctrina Social dea Iglesia y realidad socio-econémica en el Centenario de la Rerum novarum”, Pamplona, 1991, 911-916 (2) Mater et magistra, 219. G) Redemptor hominis, 14. Esta misma afirmacin se repite en Centesimus annus, 53. (4) Laborem exercens, presentacién. M. SCHOOYANS analiza este aspecto de la dignidad humana utilizando para ello las aportaciones de la flosofia y la teologia ala reflexin sobre la persona, La dignidad de la persona humana, principio bésico dela Doctrina Social del Iglesia, en “Doctrina Social de la Iglesia y realidad socio-econdémica en el Centenario de laz Rerum novarom, Pamplona, 1991, 495-511. mente estimada de la més alta o baja calidad del producto conseguido. En este sentido el pontifice es terminante al declarar que “trabajo significa todo tipo de accién realizada por el hombre independiente- mente de sus caracteristicas y circunstancias; significa toda actividad humana que se puede o se debe reconocer como trabajo entre las muiltiples actividades de las que el hombre es capaz y a las que estd predispuesto por la naturaleza misma en virtud de su humanidad.”® Nos encontramos, pues, con dos conceptos fundamentales, hombre y dig- nidad, que es preciso relacionar entre sf para encontrar una conjuncién que dé entidad a la doctrina en este terreno. En cuanto al primero, hemos de considerar un hombre global, un elemen- to integral en el que se resumen todas las dimensiones de la persona. No es valido el andlisis que supone como caracterfsticas a enjuiciar solamente aqué- Ilas que se identifican con la produccién, porque “el hombre es uno y toda parcializacién separadora debe rechazarse, ya que en cualquier accién verdade- ramente humana entran en juego todos los aspectos propios de su naturaleza; en este sentido hay que ser muy cuidadoso al emplear expresiones como homo faber, homo ludens, homo sapiens, etc., para que no parezca que se refieren a aspectos separados y divisibles del tinico hombre que, en realidad, es a la vez faber, ludens, sapiens, etc.”® En este mismo sentido se pronuncia Olegario Gonzalez Cardedal cuando dice que “la afirmacién o negacién por tanto del hombre en su complejidad e integridad es la simultdnea afirmacion o negacién de Dios”, Es este el hombre que la Iglesia busca, éste es el que es objeto de su preocupacién, porque todo él y no alguno de sus diferentes aspectos o dimen- siones fue hecho a imagen y semejanza de Dios®. Un hombre cuya vocacién hacia el trabajo procede del mismo Creador del que, en en el principio de su (5) Laborem exercens, presentacién. (©) E.COLOM COSTA, Trabajo humano y dimensiones de la persona, en “Estudios sobre la enc@clica Centesimus annus”, Madrid, 1992, 167. (7D) 0. GONZALEZ CARDEDAL, Contexto histérico y contenido teoldgico de la enciclica "Centesimus annus" de Juan Pablo II, en “Acerca de Centesimus annus", Madrid 1991, 170. (8) Gén 1, 27. La apoyatura que hace en el Génesis Ia Doctrina Social de la Iglesia para declarar la dignidad del hombre y la dignidad del rabajo ha sido estodiada por G. ARANDA mediante un andlisis dela Rerum novarum de Le6n XIII, la Quadragesimo anno de Pio XI, la Mater et magisira y la Pacem in teris de Juan XXTI, la constitu- ci6n apost6lica Gaudium et spes, 1a Populorum progressio y la Octogésima adveniens de Pablo VI, y 1a Laborer exercens y la Sollicitudo rei socialis de Juan Pablo I, Génesis 1, 26-28 en la Doctrina Social de la Iglesia, en “Doctrina Social de la Iglesia y realidad socio-econénica en el Centenario de la Rerum novarum, Pamplona, 1991, 293-305 andadura universal, recibié el mandato de someter la tierra®, tarea que, en ex- presion de Juan Pablo II contiene de forma indirecta la idea de trabajo porque supone sin duda alguna “una actividad a desarrollar en el mundo”, “ya que el domino del hombre sobre la tierra se realiza en el trabajo y mediante el trabajo” *». En consecuencia, si concluimos en que la dignidad del hombre procede del hecho concreto de haber sido creado por Dios a su imagen y semejanza, del que recibié el mandato de someter Ia tierra mediante su trabajo, podemos con- tinuar nuestro andlisis considerando que, entendiendo el trabajo “como una actividad “transitiva” , es decir, de tal naturaleza que, empezando en el sujeto humano estd dirigida hacia un objeto externo” ™, el hombre, en esa transicién, lo impregna de su dignidad. Juan Pablo I es taxativo en este sentido al afirmar que la dignidad del trabajo no procede de su dimensién objetiva, sino que se establece en funcién del sujeto que Jo realiza, o lo que es lo mismo, radica en su dimensién subjetiva. En sus propias palabras, “En esta concepcién desaparece casi el fundamento mismo de la antigua divi- sidn de los hombres en clases sociales, segtin el tipo de trabajo que realizasen. Esto no quiere decir que el trabajo humano, desde el punto de vista objetivo, no pueda o no deba ser de algtin modo valorizado y cualificado. Quiere decir solamente que el primer fundamento del valor del trabajo es el hombre mismo, su sujeto”™®, En la actualidad, a este aspecto de la Doctrina Social de la Iglesia se contrapone el concepto trabajo-mercancia, en el que se sitta en un lugar muy secundario la dimensién subjetiva del trabajo, perdiendo el hombre importan- cia como persona y pasando a adquirir mayor relevancia la cantidad y calidad del producto obtenido, magnitudes que, si bien es justo sean tenidas en cuenta, (©) Gén 1, 28. (10) Laborem exercens, 4 (11) Laborem exercens, 5. (12) Laborem exercens, 4 (13) Laborem exercens, 6. Este aspecto es resaltado también por I. CAMACHO, Doctrina Social de la Iglesia. una aproximacién histérica, Madrid, 1991, 470-471, 3 nunca deben colocarse en preeminencia respecto al hombre que las realiza, ya de que de esta forma se da “una inversion del orden establecido desde el comienzo con las palabras del libro del Génesis, el hombre es considerado como un instrumento de produc- cién, mientras él -él solo, independientemente del trabajo que realiza- deberia ser tratado como sujeto eficiente y su verdadero artifice y creador”, trastocdndose de esta forma la finalidad del proceso productivo, convirtiendo al hombre en instrumento de la produccién y desplazéndolo del lugar que, en virtud de su calidad de persona, le corresponde, que es el de receptor de la misma, con lo que se conseguirfa “hacer la vida humana mas humana”, Si el hombre, pues, dignifica el trabajo, siguiendo la linea inversa en el razonamiento anterior, podemos decir que, cuando éste se establece en condi- ciones de precariedad en cualquiera de sus dimensiones, la conclusi6n inme- diata a la que se llega es que se atenta contra la dignidad del hombre y, como consecuencia, contra el mismo Dios a cuya imagen y semejanza se hizo. Miguel Castillejo Gorraiz (14) Laborem exercens. (15) Laborem exercens. LA ALEGRIA Y OTRAS COSAS “Abrir la ventana al nuevo sol. Es primavera...” Estas estrofas corresponden a una vieja cancién italiana y tienen algo que ver con el Mediterraneo, que -sabido es- es el mar de la civilizacién. Si bien nadie puede asegurar que la risa sea algo exclusivo del hombre civilizado, resulta evidente que los animales no rien. Ni siquiera la hiena. Sin embargo, hoy parece que el mundo est a punto de perder la sonrisa y lo que es atin peor, estd a punto de perder el humor, ese “highly civilized product” (producto de civilizacién) como lo Ilamé Chesterton. Cualquiera lo puede verificar (y por supuesto padecer) sin mas que con- vertirse en usuario de un vehiculo de motor como somos hoy la mayoria de los mortales, mientras no se demuestre lo contrario. La anterior reflexion nos conduce necesariamente a afirmar que San José era un hombre alegre; precisamente era alegre porque era “justo”, que eso sig- nifica “Santo”. Ademés, “un Santo triste, es un triste Santo”, como decia un maestro del buen humor que ademis -claro estd- también es Santo. Pretendia convencernos Marck Twain, con su peculiar sentido del humor (‘No mientas nunca ...salvo para mantenerte en forma”), que “la fuente secreta del humor no es 1a alegria, sino la tristeza” y que “por eso no hay humor en el cielo”. Semejante afirmacién resulta a todas luces gratuita, y no s6lo porque cuan- do asf lo escribia atin permanecia en este mundo el escritor americano. Para convercerse de lo contrario, le hubiera bastado con acudir al Nuevo Testamen- to. Tal vez Marck Twain no supo leer entre lineas el Evangelio; de haberlo hecho se hubiera encontrado, ademds de con otras cosas, con una faceta inédita de Jestis; se hubiera encontrado, sin duda, con su humor y por supuesto con su sonrisa, que era algo asf como un destello de su sabiduria. Aquella sonrisa con la que invit6 a bajar de la higuera a Zaqueo, el recau- dador de impuestos que, por su poca estatura, se encaramé alli arriba para verle pasar. La misma sonrisa divertida con la que contemplarfa la sorpresa de Pedro 5 -pescador de profesién- cuando sacé de la boca del pez el “starter” para pagar el impuesto. Y cuando hizo ademan de pasar de largo, caminando sobre las aguas, ante la mirada aterrorizada de sus discipulos que creyeron ver un fantasma en medio de la tempestad. Y en su reproche, con una sobra de amargura, tras una de aquellas discu- siones con los “inteligentes” de entonces, que tal vez como algunos de los de hoy, no supieron 0 no quisieron comprenderle: “Muchas cosas buenas he hecho entre vosotros. ,Por cudl de ellas vais a apedrearme?”. Decididamente ¢l buen humor, y con él la alegria, es en el mundo de hoy una especie en trance de extincién a manos de las prisas, la histeria y el “decibelio”. Y sélo hay una férmula para recuperarlo, aquella que nos recomendaba San Mateo: “...y td cuando hagas oracién, entra en tu habitacién y cerrada la puerta, reza a tu Padre Dios y tu Padre que est en el secreto te escuchar.” Es la misma letra, pero por soleares, que recomienda Antonio Ranchal para alcanzar la paz, la serenidad y en suma la alegria: “Yo a nadie le pido na. Solo ante Dios me arrodillo y con la puerta cerrad le rezo como un chiquillo. jQué bien me sabe escuchar!” Luis Beato Garcia MI NINO DIOS (Del Pregén de Ntra. Sra. de Araceli celebrado en Cérdoba en 1993) ‘Yo tengo un Nifio Dios que es un hechizo, una pequefia imagen primorosa, cuyo inspirado autor, sin duda, hizo con brisas de sofiado paraiso, besos de madre, aromas de narciso, rayos de sol y pétalos de rosa. En su precioso rostro sonrosado yen su firme y gallardo cuerpecito hay candores de infante delicado, majestad de monarca consagrado, temnuras de divino enamorado. y raudales de luz del infinito. 1 Con una de sus manos de jazmines muestra el divino Corazén ardiente y un grupo de pequefios querubines juegan en torno de su pura frente. En el oscuro abismo misterioso de sus anchas pupilas refulgentes se oculta un pensamiento doloroso, que levanta en mi ser ecos dolientes. Y es, a veces, reflejo de mis penas, compasivo dolor de mis heridas, valiente impulso de mis obras buenas, mano alargada en todas mis cafdas, mudo reproche, queja dolorida, hondo pesar, por mi inocencia muerta... y clara voz de alerta, cuando se siente mi alma combatida. En su linda boquita, roja y breve, florece una sonrisa placentera, que permite entrever, bajo la hoguera, los dientecitos de apretada nieve. En la dulce sonrisa de mi Nifio ve mi alma promesas de perdén, de constante y divina proteccién, de paz, de luz, de dicha, de carifio. iNifio mio, Nifio mio! ya que tanto en Ti confio, no dejes a mi fe por embustera, y cuando pase, del invierno, el frio y los placeres del glorioso estio..., tras el temible anochecer sombrio, lévame al cielo, en que tu amor me espera. Miguel Angel Lopez Burgos 8 “LO EXTRAORDINARIO EN LO COTIDIANO” Cuando el pelo y la barba me empiezan a canear. Cuando a mi alrededor las voces infantiles de mis hijos llenan todo mi tiempo libre. Cuando el ardor de Ia sangre circula encauzado por la edad. Me vienen a la memoria otros aiios, otras vidas. Desde nifio of, lef y aprendi la historia de los hombres, sus avances y sus retrocesos; unas veces en nombre de la ciencia, otras en nombre del poder, otras en nombre de las ideas, otras de la religién. Siempre habfa un personaje a quien admirar porque destacaba. Se nos inducfa a intentar sobrevivir sobre lo que nos rodea, sobre los compaifieros, sobre la sociedad. Triunfar era sinénimo de destacar, de hacer las cosas de distinto modo que los demas. Nuestras vidas para valer tenfan que ser y realizar algo fuera de lo coti- diano. La misma Iglesia en sus ensefianzas nos ponfa y pone de ejemplo a los santos, en su entrega y acciones extraordinarias, como si fuera esto requisito indispensable para la salvacién. Hoy cuando, como decfa al principio, la sangre circula menos impetuosa por las venas; el pensamiento me Ileva hacia otra parte, hacia otras maneras de entender lo que sucede a mi alrededor. Me viene a la memoria mis padres, muchos otros padres que he conocido, profesores, religiosos, etc.; que me han hecho comprender que lo verdadero, que lo extraordinario estd en lo cotidiano, en lo de todos los dias. La verdadera legién de santos son los que hicieron y hacen de sus dias y de sus labores cotidianas una cancién de alabanza a Dios. San José, mejor que nadie, es el modelo a imitar. Fue hombre que desde Ja sencillez en que vivia supo realizar y llenar su vida de transcendentalidad, no dudé, una vez aceptado su camino, que la mejor manera de contribuir a la salvacién de la humanidad era hacer de Jestis un hom- bre; ensefiarle a ser respetuoso con los mayores, un buen profesional, honesto, Jimpio de alma, cuerpo y mente. A menudo decimos que de San José no sabemos nada, y creo que lo sabe- mos todo. Hoy la sociedad més que un Francisco de Asis, un Ignacio de Loyola o una Teresa de Avila, necesita muchos Josés que sepan hacer bien su trabajo, que en sus casas se vea y se palpe el amor; que no se planteen abortos en los matrimonios o parejas, o mujeres; que la entrega de un hombre a una mujer sea lo mas hermoso que se realice en la vida por amor; que los hijos sean més importantes que el triunfo en los negocios, en las relaciones ptiblicas; que los hogares sean de puertas abiertas; que ... En definitiva, hay que luchar porque el hombre vuelva a ser hombre, que lo més importante sea el ser y no el tener, que la mirada sea Dios. Hay que tener de modelo a San José, aunque ello nos eve a luchar por una vivienda pequefia, por el trabajo de las manos, porque el televisor sea una sencilla puesta de sol. Juan J. Ranchal Baltands JOSE, EL PADRE En los tiempos que corren la figura del padre tradicional se ha perdido. Poco a poco ha dejado de ser, casi sin darnos cuenta, lo que era: fuerza, patroci- nio, seguridad, capacidad de decisién... todas esas, digamos, virtudes se han ido transformando de tal modo que se ha llegado al padre actual, mas comprensivo, persuasivo, solidario, flexible que, a veces, m4s que padre parece el hermano mayor de sus hijos, circunstancia que no podfa darse en los tiempos en que yo me formaba como persona. Cuando observo el trato cordial y amable de padres ¢ hijos, me causa asombro, lo confieso, porque estas actitudes de ahora eran impensables en los afios de mi adolescencia, de mi juventud y atin en mi madurez. El paso del tiempo cura heridas, moldea conductas, rompe esquemas, esquemas pasados muy loables, muy dignos de tenerse en cuenta, pero imposibles de mantener en Ja sociedad que vivimos hoy, casi al final del siglo. 10 El cambio sufrido, a mi modo de ver, ha sido bueno, porque ha roto barre- ras muy firmes, que nos marcaron a los de mi época. Las relaciones entre pa- dres e hijos de entonces, mds que acercarlos los distanciaban, porque la figura del padre era tan especial que nadie se atrevia a discutirla; todo estaba bien, si el padre lo decia, sin raz6n algunas veces, pero su palabra, su decisién, su estilo, imperaban en el hogar. Asf era la vida y asf la vivimos. No habfa otro remedio, Las costumbres rigidas, la dificultad de relacionarse, todo contribufa a aquel alejamiento, nefasto para el desarrollo de la personalidad y para la preparacién del individuo que tanta importancia tiene cuando ha de enfrentarse, en solitario, con los problemas de la vida. Si soy honesta, y quiero serlo, diré que, pese a todo, cuando recuerdo a los padres de antes y observo a los de ahora, Ilego al convencimiento de que la dureza de aquellos y tal vez la debilidad de éstos, no altera lo que en sf es un padre. Los padres, en todas las épocas, llevan una fuente inagotable de ternura y de amor, los tiempos cambian, pero las actitudes son hijas de la época; las apariencias mandaban entonces y no podian demostrarlo porque se hubiera til- dado de debilidad; ahora, al dejar a un lado, gracias a Dios, la hipocresfa, se manifiestan tal cual son. Hay quien afirma que los hombres son més duros, que no suelen Ilorar; creo que esta afirmacién es errénea. Nada tiene que ver una cosa con la otra. Hay mujeres duras y frias y hay hombres todo coraz6n. Es algo que se suele decir sin fundamento, como tantas y tantas cosas que se hablan sin saber de qué se trata. La ignorancia es terrible y muy audaz. En esta tarde fria, en mi rincén, en silencio, medito sobre la figura entra- fable y atractiva del padre, que tan importante ha sido en mi vida, y esta re- flexién me prepara para hablar del modelo de Padres, de José, hombre cabal donde los haya, que tuvo la alta misién de educar a Jestis, de ensefiarle uno de los oficios mas hermosos, para hacerlo un gran carpintero. Cierro los ojos y en mi fantasia veo la escena tierna y entrafiable, de José ensefiando a Jestis el manejo de los utensilios, de las herramientas propias del oficio, y contemplan- do sus tiernas manos enrojecidas por su uso, y por los clavos, manos que serfan traspasadas alld en el Golgota, en una madrugada de un Viernes, el més triste y doloroso de la Humanidad. A la Hermandad de San José Artesano brindo esta reflexién, con mi de- seo ferviente de que siga adelante, con entusiasmo y con fe en su espléndida labor y Heven consigo la bendicién del Sefior. Mercedes Martinez uN LUZ EN SILENCIO Las columnas de la espaciosa nave parecian flotar en la penumbra. De puntillas, como no queriendo romper con sus pisadas el dramatico silencio que envolvian los muros, atravesé el templo hasta situarse bajo aquella tenue luz que prestaba un inusitado resplandor a la soberbia imagen. De pie junto a ella, perdida en un mar de pensamientos, qued6 largo rato, sin atreverse a musitar palabra. Distraidamente se encorv6, para dejar en el suelo, junto a sf, el cesto que pendia de su brazo izquierdo, al tiempo que con la mano diestra, palpaba la tabla del banco donde fue a sentarse, ajena por completo al tiempo. Hizo el ademén de la cruz sobre su pecho y cruzada de brazos, quedé embelesada, miran- do fijamente la escena en que San José ofrecia a Jesiis, su hijo. Absorta como estaba, apenas si podia percibir el fulgor del oro so- bre las tonalidades rojas y azules de la floreada tunica del Carpinte- ro. El haz de luz de la lampara si- tuada frente a su altar, agigantaba atin mas su hermosa figura. No sabia cémo empezar... Des- de la noche antes, habia recitado : una y mil veces, de memoria, la extensa lista des situaciones dificiles por las que atraviesa su familia y la forma en que los expondria de viva voz al Santo Patriarca, convencida en que de El le vendria el remedio. No era ésta la tinica vez que acudfa al esposo de Marfa, para confiarle esos momentos de la vida que te aprietan el alma hasta parecer que se te rompe 12 dentro; en otras ocasiones, circunstancias parecidas habian encontrado consue- Jo al punto de la confidencia. La visita al Templo y Ia oracién ante su Imagen era acci6n cotidiana en ella, pero nunca como hoy, tuvo la sensacién de encontrarse tan cerca de José; nunca antes habja reparado en ese gesto tan paternal y hermoso como el que ahora descubria en la figura del Santo Patriarca; hasta hoy, nunca advirtié que José, desde siempre, le estuvo mostrando cudl era la fuente desde la que mana Ja salud y la vida, el gozo y el consuelo. En esta escena y sobre este altar, el Nifio no sostiene en su mano el peque- fio cepillo de carpintero, ni su Padre se apoya sobre el banco de trabajo, ase- rrando las maderas con la vieja sierra, como aparece en esa afieja estampa, que, cual amuleto, guarda en su ajada cartera con tanto fervor. El Artesano de Nazaret toma el Hijo entre sus manos y Jo presenta al mundo como luz para los pueblos y camino de salvacién para el género humano. José aparece como escondido tras el Nifio; quiere ocultarse del primer plano, para decirnos que es Jestis el Sefior de la Vida, el duefio de todo cuanto existe y es por eso que hay que acudir a El en cuantas necesidades nos encontra- mos porque de El nos vendré el auxilio y la salvacién. Sumida en estos pensamientos, qued6 sentada, muda la boca. A su mente acudfan, golpeantes, las angustias de otras mujeres, esposas y madres, como ella, que también andan soportando la enfermedad de seres queridos, el paro de sus esposos y una vida cerrada a todo atisbo de esperanza. Dios, cudnto deben sufrir estas criaturas, que por no tener, no tienen ni a quién confiarle sus dolores... A medida que declina el dia, mds se adentra, por entre las rendijas de la puerta, el murmullo de las voces de la calle. La iglesia sigue desierta; sdlo ella permanece junto a José, en silenciosa adoraci Por un momento, la negrura de su angustia parece ausente del semblante. Sus ojos han recobrado el brillo de la dicha y por un momento, su corazén late con la fuerza de un mafiana esperanzado. Se levanté de su asiento y fue hasta situarse a los pies del Santo Patriarca y empindndose lo justo, besdndose los dedos de su mano, acaricié con ella los pies benditos de José en donde dejé aquel beso agradecido. Algo ocurri6, sin palabras, en esta frfa mafiana de Diciembre... José Rodriguez Delgado B SALIDA PROCESIONAL Majianas embriagadas de azahar trinar de pajarillos en concierto el Sol, temprano estd despierto y destella, con més fuerza su brillar. San José, con gozo un afio mas tu onomastica, festejamos como evento celebrando el primero de Mayo, y el momento de contemplar, tu salida procesional. Se respira expectacién en el Ilanete transformada en alegre murmullo al cruzar el cancel, el primer casquete. El bullicio, en silencio se convierte al envolvernos tu paz y tu arrullo contemplando tu imagen en el Ilanete. Antonio Rivas Lépez Salida procesional de San José, en el aio 1992. 15 NUEVOS DATOS SOBRE LA DEVOCION LUCENTINA A SAN JOSE Aunque apenas supera en antigiiedad las tres décadas, la actual Cofradia de San José Artesano, -nacida alld por los afios sesenta merced a la devocién y al entusiasmo de un nutrido grupo de artesanos e industriales de la madera-, no se puede decir que no tenga solera la especial veneracién que, desde tiempos muy antiguos, profesaron los lucentinos al Santo Patriarca, veneracién amplia y profusamente plasmada en documentos de la Cofradfa de Nuestra Sefiora de Ja O, que hoy se conservan en el archivo parroquial de Nuestra Sefiora del Car- men. La fundacién del convento carmelitano, cuya iglesia se advocé a San José, por la Sefiora Duquesa de Cardona y Aragén, dofia Ana Enriquez, parece fue el punto de arranque de la difusién devocional al Santo carpintero, cuya imagen, tanto pictérica como de escultura, podfa encontrarse no solamente en todos los templos locales sino en la mayoria de los domicilios. La vida, oscura y obediente del esposo de Maria, su proximidad inmedia- taa Jestis, proporcionaban un ejemplo de virtudes para los cristianos, al par que su profesién, declarada en los evangelios apécrifos, permitié relacionarlo con naturalidad al siempre numeroso gremio de la carpinterfa, que abarcaba desde aquellos “carpinteros de obra gruesa”, vinculados a la construccién y la albaiti- lerfa, asf como a la primera elaboracién de la madera, hasta los “carpinteros de lo fino”, cuya diversidad de actividades abarcaba tanto los artesanos como los artistas de la madera, incluidos retablistas, estuquistas, doradores y charolistas. No podfa faltar en Lucena, ciudad populosa, -siempre como hoy la se- gunda de la provincia tras la capital y tan destacada en todas las artes, especial- mente a partir de la segunda mitad del siglo XVII-, un gremio bien organizado de carpinteros que rendfan culto a “Nuestro Sefior San Josef”; en la ermita de Nuestra Sefiora de O, de la Calzada, -casi lindante, una casa en medio, con el Hospital de San Juan de Dios-. La antigéedad de la devocién a la Virgen de la O se remonta al primer cuarto del siglo XVI. Los viejos apuntes cofrades sittian la erecci6n de una 16 ermita por Juan Sénchez de Villarreal, “en un olivar que posefa a la parte de la Calgada”, Este personaje parece intervino en la batalla en la que muri6 Barba- rroja, el mayor de una serie de célebres corsarios berberiscos, cerca de la ciu- dad norteafricana de Ordn, de la que fueron Capitanes Generales nuestros Mar- queses de Comares, don Diego y su hijo don Luis Fernandez de Cérdova. Este bélico acontecimiento se supone fue el origen de una promesa de Juan Sdnchez cuyo fruto fue la referida ermita. La vinculacién devocional de San José y la Virgen de la O debié ser mas tardia, sin duda, debis ser decisiva la influencia que pudieron tener los frailes carmelitas en ello, acaso a través de sus panegiricos en las funciones religiosas de la celebracion de la Expectacién de Nuestra Sefiora. Conocemos a través de un libro de cuentas, que comprende los afios fina- les del Seiscientos, que en 1682, siendo hermano mayor don Andrés de Cuenca Avendaiio, el pintor local don Leonardo Antonio de Castro pinto “la demanda de plata de esta Cofradfa de Nuestra Sefiora de la O y Sefior San Joseph”, ano- téndose también la hechura de un estandarte en el que aparecia la pintura del Santo Esposo de Maria. Con el nombramiento el 18 de abril de 1718 de don Francisco Garefa de Vida, se inicia la que parece ser la época més rica en realizaciones por parte de la Cofradia, contdndose entre sus muchos logros el haber adquirido “un San Joseph de talla”, lo que revela la existencia de una notable devocién, que dio lugar a la aparicién de una Congregacién de carpinteros que rendfan culto a su Titular de una manera bastante auténoma respecto a la Cofradfa mariana. EI 9 de mayo de 1723 renunciaba a su cargo el citado don Francisco Garcia por lo cual, previa propuesta, fue elegido en cabildo general don Pedro de Huertas, familiar del Santo Oficio de la Inquisicién. Muy poco después, el 13 de junio del mismo aiffo celebré el citado hermano mayor cabildo con un grupo de cofrades, “todos hermanos del exercicio de carpinterfa”, en el que €stos reivindicaron como sus derechos los siguientes: participar en la eleccién de Hermano Mayor; organizar la celebracién de la fiesta a su Titular San José, cuyo esplendor querfan comparable con la fiesta de la Expectacién de la Vir- gen; y administrar la mitad de las limosnas recogidas por la Cofradia. En conse- cuencia se acordé que los propios carpinteros designasen sus comisarios de fiestas, y dividir la Ciudad, a efectos de postulacién de limosnas, entre la her- manos devotos de San José y los demés cofrades. Sujetos formal, aunque no devocionalmente, a la cofradia de la O, las relaciones de ésta con los hermanos carpinteros sufrieron frecuentes tensiones a que en algtin caso estuvieron a punto de provocar una escisién; de ello puede dar fe lo anotado en cabildo de 23 de noviembre de 1755 en el que consta la informacién dada por el hermano mayor de que “muchos de los carpinteros de obra prima vezinos desta Ziudad, (que algunos se hallavan presentes), de como el fervor de sus corazones a Sefior San Joseph les estimulaba para subcitar la fiesta que en su dfa anttiguamente zelebravan en dicha hermitta por raz6n no solo de ofizio sino es también por la fraternidad inseparable que deben observar como cofrades de dicha soberana Ymagen y Sefior San Joseph y que a este fin se les permita por dicha Cofradfa hazer dicha fiesta con las limosnas que entre sf juntaran...”, Este planteamiento, con la presién adecuada a la Junta de Go- bierno, hizo que se les concedieran dos meses de colectas con la “taza” pero advirtiendo no poder celebrar cabildos independientes ni llevar libros de cuen- tas distintos a los de la Cofradia. Algo més tarde, el 22 de mayo de 1757, siendo atin Hermano Mayor, don Antonio Rafael de Mora y Saavedra, supo la Junta, - acaso reticente ante el esplendor de las tltimas fiestas celebradas en honor de San José-, que los carpinteros deseaban hacer un retablo mds digno del Santo Patriarca “por el motivo de estar el Glorioso Santo en el nicho mds infimo que tiene el retablo del altar mayor donde se halla colocado que es sumamente es- trecho por cuia razon no se puede extender su fervor a hacerle los adornos que sus corazones desean...”. Comunicaba el hermano mayor que por esta causa le habian solicitado licencia para colocar en la iglesia un retablo més grande y digno, que ya estaban fabricando, advirtiendo que los carpinteros indicaban que los enseres del mismo no podian ser utilizados mas que para dicho altar. Se acordé acceder a lo solicitado, pero con la salvedad de no adquirir propiedad alguna sobre la imagen, altar y enseres, prohibiéndoseles categéricamente sa- carlas de la ermita “para formar Cuerpo separado de la Cofradfa, ni celebrar sin la asistencia de ella Cabildos, Juntas y otros actos tales que puedan perjudicar Ja union que deben tener a la referida Cofradfa”. En relacion con este tema, atin en 1774, siendo ahora hermano mayor don Alonso Rico Villarroel y Carrillo, y debido a nuevas instancias de los fervorosos hermanos carpinteros, se acordé nuevamente realizar un retablo para el Patriarca; -probablemente el anterior- mente citado no se Ilegé a colocar o les parecié insuficiente-. El “Maestro de Architectura” Francisco Ramirez Garcfa realiz6 la apertura del hueco donde colocar dicho retablo y el altar, contratandose acto seguido, el 20 de agosto de 1774, con Pedro de Mena y Gutiérrez, -por cierto, hermano también de la pu- jante Congregacién-, la hechura del retablo por un importe de 4.400 reales de vellén. Estas obras, tan ansiadas, se completaron con el dorado y estofado de 18 los Angeles del altar del Santo realizado por Luis Marquez Reciente, asf como el retocado de la imagen del Patriarca por el pintor local Francisco Lépez. Todas estas circunstancias debieron acrecentar el distanciamiento entre Ja Cofradia de Nuestra Sefiora de la O y la “Cofradia de San José”, (nombre que a veces se escapa en algunos escritos aunque oficialmente se denomina Con- gregaci6n). Este hecho se hace definitivamente patente en los legajos de cuentas realizadas de manera independiente de las de la Cofradfa mariana entre los afios 1779 y 1860, dadas por un oficioso “hermano mayor”, de manera que con rigor se puede hablar de una Cofradia de San José. Estos documentos de cuentas a los que se alude nos permiten conocer no solamente los nombres de los hermanos carpinteros a ella vinculados, -prdcti- camente todo el gremio lucentino de la madera-, sino también el potencial ecénomico de la hermandad, sus funciones religiosas, sus fiestas, y sus herma- nos mayores. Los fines cofrades, cuya realidad justificaba los esfuerzos de la Cofradia josefista, iban fundamentalmente dirigidos a celebrar una solemnfsima funcién religiosa en la Festividad del 19 de marzo, como culminacién de un novenario, © en peores tiempos, un triduo. La vispera y el propio dia de la fiesta, profusamente iluminada la ermita y el altar propio del Santo con velas de cera, la Plaza de Ja Calzada se engalanaba con gallomba y con luminarias, lebrillos Henos de pez que se encendfan en la noche. La Capilla de Miisicao las notas del Organo de la ermita ponfan sus sones prestando solemnidad a la celebraci6n, a la que afiadian brillantez los cohetes, y alguna rara vez las bengalas. No falta- ban a estas funciones los mas importantes oradores sagrados de la localidad, fundamentalmente carmelitas, del vecino convento de San José, vinculados fuer- temente a esta devocién. En su agasajo, en el que participaba la Hermandad, se ofrecia aguardiente, resoli elaborado con canela y aziicar, a veces vino tinto, asi como bizcochos, panales o mostachones. Hubo muchos afios en que también se Ilevaba a cabo el rezo del Santo Rosario y las Letanfas de San José por las calles, acompaiiando al estandarte los cuatro grandes faroles de la Congregacién y la totalidad de los cofrades, casi siempre en un ntimero superior a cien. No faltaba el clarinero que anunciaba la proximidad del cortejo y, a veces la misica, interpretada por miembros de la Capilla de San Mateo, o en otros casos, por aficionados, 0, como en 1802, por una orquesta denominada entonces la Musica Extravagante, o en 1831, por la nutrida Banda de Tambores y Cornetas del Batallén Realista de Lucena. 19 Curiosamente era poco frecuente el desfile procesional con la imagen de San José, aunque siempre se celebré como culminacién a la funcién religiosa principal. En tal caso se extendfa gallomba y otras hierbas aromaticas por el suelo ante la ermita para la salida del paso. Los ingresos procedfan de las cuotas obligatorias de los hermanos, tam- bién de las limosnas, muchas de ellas considerables, que les dictaban tanto sus posibilidades como su devocién, sin olvidar las colectas recogidas en los cepos distribuidos por las carpinterfas de la poblacién, y las adquiridas por los herma- nos a los que se encomendaba este menester, mediante pdstula con la taza. Es curioso que a lo largo de casi un siglo, tiempo que comprende la docu- mentacién conservada en el archivo parroquial del Carmen, practicamente en ningtin momento se detecta recesi6n alguna o decaimiento en la vida cofrade de esta Congregacién de San José. Precisamente es entre los afios 1855 y 1860, a los que corresponden la tiltimas cuentas conservadas cuando se celebran las fiestas més esplendorosas y la hermandad tiene mayor mimero de cofrades. Es de esperar que nuevos hallazgos documentales aporten més luz sobre la extincién de esta tan pujante «Cofradfa» de San José. RELACION DE HERMANOS MAYORES DE LA COFRADIA DE SAN JOSE ENTRE 1779 Y 1860 -1779- Vicente de la Cruz. - 1780 - Francisco Delgado. - 1789 - Diego Antonio de Esojo. - 1790 - D. Josef de Porras. - 1792 - Martin Ruiz. = 1792-1795 - Juan Montafiés. - 1799 - Francisco Garcfa Madrofiero. 20 - 1801 - Antonio Galindo. - 1802 - Francisco del Pino. - 1803 - Joaquin Delgado. - 1805 - Juan del Marmol. - 1806 - Pedro Rodriguez. - 1807-1808 - Joaquin del Aguila, diputado en funciones de hno. mayor. - 1814- Diego del Pino. - 1816 - Manuel Osuna. - 1818 - Antonio de Arjona. - 1824 - Juan Bertén - 1825 - José Cabrera. - 1826-1827 - Francisco Madrofiero. ~ 1828 - Pedro Morales. - 1829 - Antonio Delgado. - 1830 - Francisco de Paula del Pino. - 1831 - Francisco de Esojo. - 1832 - Antonio Gutiérrez. - 1833 - D. Pedro Mujioz de Toro. - 1834 - Francisco Rodriguez. - 1835 - José Garcia. - 1842 - Domingo Gutiérrez. - 1843 - José Delgado Mufioz. - 1844 - Julién Gutiérrez. - 1845 - Antonio Lépez Cabeza. - 1846 - Antonio Rodriguez y Valle. - 1847-1850 - Agustin Cabello. - 1851 - José Algar. - 1855-1860 - D. Juan Mateo de Luque y Hurtado. (de mi “Historia de la Ciudad de Lucena” Francisco Lépez Salamanca, Cronista de la Ciudad y Académico de la de Cordoba) SAN CRISPIN Y LOS ZAPATEROS LUCENTINOS. UNA APROXIMACION (SIGLOS XVIII y XIX) Luisfernando Palma Robles A la memoria de Manuel de Palma Cabeza, mi bisabuelo, zapatero. En estas mismas paginas escribi sobre la conexién de las hermandades con las corporaciones profesionales. En aquella ocasién expuse que en sus ori- genes la linea separatoria de unas y otras es dificil, cuando no imposible, esta- blecerla™. Sin embargo, todos tenemos muy claro que gremio y cofradia son dos entidades distintas. El profesor Sanchez Herrero, estudioso del tema, cree que los oficios o profesiones medievales siglos XII 0 XIII al XV, y, por conse- cuencia, siglos XVI en adelante mantuvieron todos unas acciones, unos actos piadosos o de culto, y practicaron todos unas acciones y practicas benéficas, aunque en las ordenanzas no aparezcan estos actos y practicas dentro del titulo de cofradia, De algunos oficios o gremios nos consta, claramente, que se vin- cularon a una cofradia y a unas actividades benéficas™. Cuando se creé en Lucena en 1958 la hermandad josefina que edita esta revista, el titulo que aparecfa en sus impresos era S. José Artesano. Gremio y Hermandad de carpinteros, ebanistas y similares, se trata, por tanto, de una vinculacién expresa entre gremio y cofradia. Aunque en ella este vinculo es en la actualidad cualitativa y cuantitativamente muy importante, seguramente movidos por un énimo de apertura a personas devotas de san José y con ocupa- ciones no relacionadas con la madera, sus responsables han modificado el titulo de la corporacién hacia Hermandad de S. José Artesano, alejéndose conceptualmente de una hermandad vertical cerrada, segtin la clasificacién de (1) Cf. Sobre Hermandades y Gremios, «Hermandad de San José Artesano», Lucena, 1988, s.p. (2) José Sinchez, Herrero, Semana Santa, Los Gremios, Caja San Femando, Sevilla, 1980, p.6. 3) Sobre hermandades y gremios, op. cit. 22 Moreno Navarro®, San Francisco de Sales indicé que la devocién es necesaria a toda suerte de estados y profesiones, y que no sdlo es error, pero herejia, el querer deste- rrar la vida devota de (...) la tienda de los oficiales. Al respecto, el santo pone, entre otros, como paradigma a san Crispin, quien fue perfectamente devoto en su tienda®, Como es bien sabido san Crispin es patrono de zapateros, titulo de patro- cinio que comparte con su hermano san Crispiniano y con santa Quiteria®. ‘Los santos y hermanos ci- tados pertenecfan a una noble familia romana y marcharon a las Galias donde ejercieron como zapateros y predicaron el Evangelio. Alli fueron denuncia- dos por los idélatras y posterior- mente decapitados™, Esto ulti- mo ocurrié el 25 de octubre -dia en que se celebra su festividad- del 287®, El gremio de zapateros Constituy6 coftadias religiosas scripts delos upateras luceninos. Deal. (Foto Julia Hueso teniendo a estos santos como ti- Egea). tulares. Precisamente, en Los archivos de las hermandades religiosas, obra que juzgo imprescindible en la biblioteca de cualquier cofradfa y que tanto ayuda a tomar conciencia de la importancia de la buena conservacién de los documentos cofradieros, Lépez Gutiérrez y Rodriguez Mateos manifiestan que el testimonio mds antiguo que han encontrado en unas Reglas 0 Constituciones de Cofradias acerca de la conformacién de un archivo (...) corresponde a la de San Crispin y San Crispiniano, de los maestros zapateros, confeccionada en (4) Una hermandad vertical cerrada es la compuesta por individuos de un mismo oficio en sus diversas categorias sis (Q. v. Isidoro Moreno Navarro, Las hermandades andaluzas. Una apraximacién desde la antropolo- en « Cofradias y hermandades andaluzas», E.A.U., Sevilla, 1985, p.42.) a rrr—“——O—C——OC—OOOO—OCO—COCOCOCOCOCOCOCOCO*i**isistisCéitisiésrtN Completas de D. Francisco de Quevedo y Villegas», Prosa, Ed. Aguilar, 6ed., Madrid, 1981, p.1.752. (©) Esta santa la cita como ligada al gremio de zapateros M® Mercedes Cimara Aroca en Origenes de las cofradias: ‘bremios y hospitales, en «Alto Guadalquivir», Pub. del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Cérdoba, 1985, p.l7. No sé si es ésta u otra santa Quiteria la que sc invocaba contra la rabia y que fue decapitada, martiio coincidente con el de san Crispin y san Crispiniano. (1) Enciclopedia de la Religién Catélica, . 1, Dalmau y Jover, Barcelona, 1951, p.1234. (8) Jaime Cardona y otros, El Cristianismo y sus héroes, t. V, Mariano Nuiez.editor, Madrid, 1905, p.711. 23 1633. El primero de los autores citados ha tenido la cortesfa de facilitarme la localizacién de esta hermandad; se trata de la Cofradia de S. Crispin y S. Crispiniano que radicaba en la parroquia del Divino Salvador de Sevilla, cuyos titulares aparecen fotografiados como ilustracién de este articulo™. Los zapateros lucentinos también se agruparon devocionalmente, en su caso en torno de la imagen del primero de los santos citados: la de S. Crispin de la desaparecida ermita de la Paz y Veracruz, datada en la segunda mitad del XVII", y cuya iconograffa -palma y herida en el cuello- lo presenta sélo como miartir y no como zapatero. No es muy abundante hasta el momento la documentacién que he mane- jado sobre S. Crispin y el gremio de zapateros lucentino. La mayor parte de ella corresponde al periodo comprendido entre los comienzos del segundo ter- cio del Setecientos y los afios centrales del siglo XIX. Las noticias més antiguas que he encontrado sobre el culto a S. Crispin en Lucena son las referentes a la celebracién en su honor de una misa con sermén en la ermita de la Veracruz el lunes 25 de octubre de 1728, festividad del santo, y el domingo 30 de octubre de 1729". Tanto en una como en otra, no se menciona nada relacionado con el gremio de zapateros. En octubre de 1764 el gremio de zapateros de la ciudad de Lucena se dirige al obispo D. Martin de Barcia expreséndole que tiene determinado hacer fiesta a S. Crispin su Patrono en la ermita de Netra. Sra. de la Paz y deseando el mayor culto y veneracién del Santtsimo Sacramento y lucimiento de dicha fies- ta quieren exponerlo a la piiblica veneraci6n en festividad que hace el dia vein- ticinco del corriente™. En la visita pastoral a Cabra de 23 de octubre, el obispo concedié licencia para que en el dfa y lugar solicitados se exponga a la venera- cion publica el Sefior Sacramentado con no menos ntimero de dieciocho luces (...) y reservdndose un sacerdote para celebrar y consagrar las Especies Sacramentales después de la funcién que se concluird antes de las doce del dia”. La relacién del gremio de zapateros con la cofradia de la Veracruz no quedaré claramente documentada, como desarrollo mds adelante, hasta 1841. (9) Antonio José Lépez Gutiérrez y Joaquin Rodriguez Matcos,Los archivos de las hermandades religiosas, G.E.A., Sevilla, 1993, p.22. (10) Naestro amigo D.Enrique Garcia Espina, sacristén de esta parroquia sevillana, siempre tan amable, dio toda clase de facilidades para superar la dificultad que entrafa la realizacidm de esta foto. (11) WV.AA., Catdlogo artistico y monumental de la provincia de Cérdoba, tomo V, Excma. Diputacién, Cérdoba, 1987, pis (12) (A)rehivo (P)arroquial de (S). (M)ateo de (Lucena, Cuadernas de obvenciones, 1728. (3) Adem.) 729. (14) APSML Disposiciones y visitas pastorales, 1764. (15) Ibidem, 24 En unas cuentas de 1765- 1768 de la citada cofradfa figura que es dara 400 rs. que (D. Tomas Ortiz Repiso) dio y pagé por quedar de costo para los dos iiltimos dias de jubi- leo que se celebraron por los cofrades y hermanos de S. Crispin en los dias 25 de octubre de los afios 65,66,67y 68, y que cada uno tuvo de gasto por ocho libras de cera blan- ca, 64 rs. Misicos que asistieron, 24 rs. y por ruedas y cohetes, 12 rs. Que todas las partidas en cada afio son 100 rs.y los cuatro mencionados por mayor los dichos 400 rs.°® Con el subrayado he querido llamar la atencién sobre la ambigiiedad que de él se desprende. ;Quié- nes son los hermanos y cofrades de S. Crispin?, glos zapateros, incluidos en la cofradia?, guna cor- poracién de zapateros que celebraba el jubileo pero que no corrfa con todos o parte de los gastos?, S. Crispin, Sacristia de la iglesia conventual de la Madre de Dios. Lucena. (Foto Julia Hueso Egea). 2 Acerquémonos ahora al gremio de zapateros propiamente dicho. En los afios 1750, segtin el Libro de interrogatorios de Lucena, del Archivo Histérico Provincial, trabajaban en nuestra ciudad 69 maestros zapateros y 38 oficia- (16) APSML, Cuentas que doy yo D. José Ortiz Repiso, Pbro. de esta ciudad como heredero que soy de D. Tomas Ortiz Repiso también Pbro. cura de estas iglesias y Hermano Mayor que fue de la Cofradia de la Sta. Veracruz (1765-1768). (17) Apud José Luis Casas Sénchez, Estructura socioeconémica de Lucena a mediados del SXVII, en «Lucena, ‘nuevos estudios histéricos», Excmo. Ayuntamiento de Lucena, Lucena, 1983, p.198. 25 les, divididos en tres clases: de fino, de grueso y de viejo, Sabido es que las Cortes de Cédiz declararon la libertad artesanal, por la cual no era obligatorio para trabajar en los oficios ningiin examen ni pertenencia a gremio. Esta dispo- sicidn, de 1813, fue derogada por otra de 1815 en donde se volvia a la antigua normativa gremial®», En el interin los zapateros lucentinos se dirigieron al Ayun- tamiento para que éste se sirviese determinar la formacién de gremio de zapa- teros con nominacién y separacién de clases ast de fino como de lo basto e igualmente de lo reparador o remendén. La corporacién municipal undnime- mente acord6é que consecuente a lo establecido en las Ordenanzas Municipales de que usa esta ciudad para su régimen y gobierno con Real aprobacién se constituya gremio del oficio de zapateros con distincidn de lo delgado o de prima, de lo grueso o vaqueta y asimismo con separacién del reparador o re- mendén, previniéndose que ninguno pueda introducirse 0 hacer el que no le sea peculiar al gremio en que se constituya. Y para la inspeccién de todo ello se nombran por alcaldes veedores a Manuel Garcia Bustamante y Felipe del Rio, maestros de este arte a quienes se le confieren cuantas facultades necesiten Para que puedan denunciar y tachar la obra mal hecha, inspeccionando la bondad o adulteracién de los materiales para que el ptiblico no sufra perjui- cio, Al afio siguiente lo zapateros de nuevo solicitan de la Corporacién Muni- cipal el establecimiento de su gremio, el nombramiento de alcaldes veedores y el examen precedente a los que no lo estén. El Ayuntamiento pide a los zapate- TOs recurrentes que sefialen las personas que no han sido examinadas™’. Como se puede observar, hay una gran preocupaci6n en los zapateros de aquellos afios por el intrusismo profesional y la calidad de sus productos. En 1918 Manuel Garcfa Bustamante y otros maestros, por si y en nombre de los demés de su gremio, presentan al Municipio un memorial en donde exponen que con motivo de carecer este dilatado ejercicio de fieles veedores que vigilen con exactitud sobre la construccién y materiales tanto de lo fino como de lo basto, oyen con dolor los lamentos con que con especialidad los pobres exclaman manifestan- do el perjuicio que les causan en sus ventas los maestros que se las hacen de unos zapatos que su duracién no pasa de una mirada. Por lo tanto, y para poner remedio a tales males, concluyen suplicando que este Iltre. Ayuntamien- to se sirva nombrar alcaldes veedores del enunciado gremio, para la inspec- cidn, reconocimiento y confiscacién de las obras de pésima construccién. La (18) Q. v. Enciclopedia universal itustrada europeo americana, tomo XXVI, Espasa-Calpe,(1926), Madrid,1966, p.1.299, (19) (A)rchivo (Eistérico (Municipal de (Lucena, (A)etas (C)apitulares, 1814-9-30, 20) AHML, AC, 1815-9-26. 26 Corporaci6n Municipal pro- cedi6 a nombrar veedores, con las facultades com- petentes para que puedan ce- lar y denunciar en el Gremio de Zapateros los defectos que ad- viertan segtin lo prevenido en las Ordenanzas Mu- nicipales™, Y los za- pateros seguian venerando a san Crispin en la er- mita de la Paz™, A principios de 1841, José Maria Orellana®, Pe- dro de Porras y José Ramirez, maestros zapate- tos de obra pri- Ss fa SAS Sei ma, se dirigen en nombre de todo ¢"Cyrpin y 8. Crispiniano. Parroquia del Divino Salvador, Sevilla. (Foto Julia Hueso el gremio a la zgea) Venerable Archicofradia de M? Stma. de la Paz. En su escrito manifiestan que desde tiempo inmemorial han reconocido por su patrono al inclito martir S. (1) AHML, AC, 1818-4-11 @2) Sobre esta ermita q v la fundamental Historia de Lucena, de Francisco Lépez.Salamanca, edicién en «Araceli», (aio XXXV, n® 112), 1993, pp. 460 y 461. (23) Este muy probablemente sea José Orellana y Contreras, fallecido entre 1846-1853(APSML, Padrones Eclesidsticos) padre del zapatero Casimiro Orellana y Castillo, que murié en 1874 en la calle S. Francisco, n? 7 [)egistro (Chivil de (Lucena, sec-3+.8, £221V]. Un nieto de éste también ejerci6 de zapatero: José Miguel Orellana de la Torre, fallecido en la calle Jaimes en 1930 (RCL, sec.344.108,f.342). 2 Crispin, ddndole culto y veneracién en la ermita de M? Stma. de la Paz y solem- nizando su memoria en el dia en que la recuerda nuestra madre la Sta. Iglesia y aunque es verdad que circunstancias particulares han interrumpido por la serie de algunos anos esta solemnidad, también lo es que jamds ha decaido en sus corazones el amor y respeto debidos a su inclito patrono(....) No es descono- cido a VV. que los que hablan han ido incrementando el culto a S. Crispin hasta con el agregado de tres o cuatro dias de jubileo de 40 horas. Mas lo calamitoso de los tiempos que tocamos ha hecho sensible a este gremio la imposibilidad de costear de su propio peculio esta festividad como en anos anteriores, a no va- lerse de alguin recurso que sin decaer ésta, disminuya los gastos que son inevi- tables para solemnizarla en la referida ermita y juntamente lo han encontrado conduciendo al Sr. S. Crispin a los conventos de religiosas donde se le obse- quia como es notorio, pero con notable disminucién de gastos™. Los zapateros solicitaban en este escrito poder trasladar a S. Crispin a otro templo para dedi- carle cultos solemnes, comprometiéndose a cumplir una serie de condiciones a Jas que la cofradia de la Paz afiadiria otras, dando como resultado un convenio de ocho condiciones indispensables. Este convenio llama a los solicitantes her- manos de la Congregacién de zapateros establecida que estuvo en esta ermita. Fista serd, pues, la congregacién de los cofrades y hermanos de S. Crispin refe- ridos lineas arriba. Las condiciones son las siguientes: 1°. No pueden sacar a S. Crispin para ninguna iglesia donde deban pa- gar derechos parroquiales por la funcidn que le hagan. 24, No pueden llevar al Santo no siendo en parigiielas y con luces, de modo que vaya con la decencia debida. 3%. No pueden tener la imagen fuera de la ermita mds de quince dias, pasados los cuales si estuviese fuera un dia mds, jamds la volveran a sacar. 4°. Podrdn sacar dicha imagen de S. Crispin una o mds veces al ajo, siempre que sea para hacerle alguna funcién. 5%. Que las composiciones o reparos del Santo sean de cuenta del gremio, sin que por esto puedan en ningvin caso alegar derecho de propiedad sobre la imagen, siempre que el dario sea originado por parte del gremio, y para evitar contestaciones y altercados, no se sacaré la imagen de su nicho sin estar pre- sente el sacristén, el cual y los individuos designados por la congregacién o gremio reconocerdn dicha imagen, y si ésta estuviese descompuesta serd de cargo del sacristdn su composicién, y este mismo reconocimiento con presen- (24) (Archivo (P)arroguial de (S)antiago de (Lucena, Cofradia de la Paz. Documentos varias, n° 16 28 cia de los mismos se hard al devolver al Santo a la ermita, y si entonces se hallare descompuesto, la congregacién o gremio tendria la obligacién de repa- rarlo. 6*. El gremio se obliga a componer el retablo siempre que lo necesite. 7. Se obliga igualmente a adornar retablo, altar y Santo siempre que haya alguna funcién en la ermita, dando todos los afios una libra de cera para lanovena, que arderd en los dias de ella en el altar del Santo, y si en el discurso del afto hubiere alguna funcién en dicha ermita, tendrdn obligacién a poner dos velas en el altar del Santo, si se ponen en los demds altares. 8°. Que conste en la escritura que el gremio de los zapateros ha costeado Jas cristaleras, ara y diadema del altar de S. Crispin y que tengan por consi- guiente derecho a retirar dichos efectos, si la congregacién falta a lo pactado y no en otro caso, sea el que fuere™, En junta de gobierno de la cofradia de la Paz se acordé elevar a instru- mento ptiblico el convenio transcrito, encargando por parte de ella para tal me- nester a D. José M# Pala Villalba, D. Francisco Antonio Tenllado y Mangas, D. Pedro Fernandez Navajas y D. Juan José del Valle Cuenca™, Consta que los zapateros dieron en los afios 1842, 1843 y 1844 Srs. y 8 mr, 51s. y 10 rs., respectivamente®, importe de la cera para la novena de la titular. En las cuentas posteriores no he encontrado semejante anotacién. En octubre de 1843 la cofradia de la Paz acuerda que se haga que el gremio de zapateros cumpla lo que tiene pactado, como la cofradia lo ha hecho y hard de lo que le es respectivo, valiéndose caso necesario de la autoridad local™, Y con esta noticia, que no es precisamente indice de buena armonfa entre la cofradia de la Paz y el gremio de zapateros, concluyo la aportacién documen- tal. Afiadiré que, segtin informacién oral amablemente proporcionada por D* Natividad Rodriguez Mufioz, la imagen de S. Crispin fue trasladada hacia 1940 de la ruinosa ermita de Ja Paz al vecino asilo de las nifias huérfanas y poco después a la conventual franciscana, en cuya sacristfa hoy podemos admirarla, (25) Ibidem. (26) Reprografia del Libro de cabildas de la Venerable Congregacién de M? Suma, de la Paz, Santa Veracruz, Muerte + Oracién de la ciutad de Lucena (1831-1876), acta 1841-3-1 (27) APSL, Cuentas de la Cofradia de la Paz.1842,1843 y 1844, (28) Reprografia del Libro de cabildos cit. acta 1843-10-15. 29. A PROPOSITO DE UNA ESCULTURA DIECIOCHESCA DE SAN JOSE por Jos# Roba PENA (Profesor del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla) Para Julia y Luis Fernando, con mi mayor afecto y simpatia. Sevilla, Navidad 1993 Tras largos siglos en que San José fue considerado como un mero coprotagonista en los diferentes pasajes del Nacimiento e Infancia de Jestis, su devocién cobra singular florecimiento a partir del siglo XV. En esta reivindica- cién de su figura tuvo especial importancia el poema que le dedicé Jean Charlier Gerson (1363-1429), titulado Josephina. Un verdadero hito de la literatura josefina fue la Suma de los dones de San José, obra del dominico Isolanus (Pavia, 1522), en sus paginas, el Patriarca Bendito es la encarnacién del hom- bre perfecto, pues poseyé en plenitud las virtudes de la pobreza, castidad y obediencia™, Fray Bernardino de Laredo (Villaverde del Rio, 1482-Sevilla, 1540) es el autor del primer escrito en castellano sobre el Santo: Josefina. En relacion de misterios del glorioso San José, publicado en unién de su Subida al Monte Sién (Sevilla, 1535; Sevilla, 1538; Medina del Campo, 1542; Valencia, 1590; Alcala, 1617; Madrid, 1948; Madrid, 1977). Con este impreso, Fray Bernardino pro- mueve el fervor a San José, particularmente por tierras sevillanas®. La personalidad de San José fasciné de inmediato a las 6rdenes religio- sas. Nadie como Santa Teresa contribuy6 a extender su devoci6n, consagrando- le doce de sus diecisiete fundaciones®. Espafia se convirtid, pues, en un campo abonado para difundir su iconograffa. Durante el siglo XVI surgen las primeras representaciones aisladas de () Male, Bmile: Et Barroco. Arte religiaso del siglo XVII. Madrid, 1985, p. 283. @) Calvo Moralejo O.FM., Gaspar: «La Compasién corredentora de Maria en Fray Bemardino de Laredo» en Estu dios Marianos. V. XLNIIL Salamanca, 1983, p.423. (3) Camén Aznar, José: «San José en el Ante Espafiol> en Goya, n® 107. Madrid, 1972, p:307, 30 San José con el Niifio Jestis, prodigdndose las mismas a partir de los dias de la Contrarreforma. EI santo Patriarca muestra los caracteres fisicos que difunden por entonces teéricos, exégetas y mfsticos, como Francisco Pacheco, el Padre Gracidn o Sor Maria de Agreda. Asi, San José aparecerd preferiblemente efigiado como un hombre con poco més de treinta afios, con las facciones muy bellas, pues no en balde habia poseido un rostro muy similar al del propio Jesucristo. E] atributo caracteristico del Santo es el baculo florido de Azucenas, simbolo de su virginidad. Este sentido de la castidad hace de San José un ser superior a los mismos ngeles, pues lo que en éstos es natural, en él era obra de la gracia®, Remitiéndonos al campo de la escultura sevillana, esta peculiar icono- grafia de San José con el Nifio Jestis se populariza en una doble versi6i 1. San José, en actitud itinerante, coge de la mano al Nifio Jestis, que aparece vestido. Se subraya el cardcter de José como guia y protector de Jestis. Esta variante irrumpe durante la etapa tardomanierista, y se prolonga durante la primera mitad del siglo XVII. Encontraremos numerosos ejemplos en la pro- duccién de Juan Martinez Montafiés®, Juan de Mesa®, Francisco de Ocampo™, etc. tras un siglo de letargo, serd recuperada por José Montes de Oca a media- dos del Setecientos®. 2. El Nifio Jestis desnudo descansa en brazos de San José. De esta ma- nera, el Patriarca Bendito se transforma en expositor y trono de la Divinidad. El blanco paiial sobre el que descansa el cuerpo del pequeiio Jestis, nos evoca el corporal donde el sacerdote deposita la Hostia consagrada. A su vez, presenta dos interpretaciones: 2.1. El Nifio Jestis se muestra sentado en el brazo izquierdo del Patriar- ca Bendito, que porta en la diestra la vara de azucenas. Ocasionalmente apare- (4) Male, Emile: El Barroco. Arte religioso del siglo XVII. Op. cit., pp. 284-285. (8) Hemndez Diaz, José: Juan Martinez Montanés (1568-1649). Sevilla, 987, pp. 91 y 245, En 1605, Montaiiés eesculpe un San José con el Nifioitinerantes para el gremio de carpinteros de ribera, que no esta identificado. Mas tarde, en 1638, gubia cl de la parroquia de Santa Maria de Medina Sidonia (Cédiz), que se conserva muy restaura- do. (©) Heméndez Diaz, José: Juan de Mesa, Sevilla, 1983, pp. 51-52, 56, 60 y 82. San José del Convento de Mercedarios de Fuentes de Andalucfa, concertado en 1615; otros dos, inidentificados, que contaté en 1619 y 1620 con Diego de Herrera y el convento del Santo Angel de Sevilla, respectivamente. Se le atribuye el que figura en el retablo mayor del convento sevilano de las Teresas. Cf. Cano Navas, Maria Luisa: Bl convento de San José del Carmen de Sevilla, Sevilla, 1984, pp. 81-83, (1) Martin Macias, Antonio: Francisco de Ocampo, maestro escultor (1579-1639). Sevilla, 1983, pp. 172-173. En 1622 esté fechado su San José de la parroquial de Villamartin, (8) Torrején Diaz, Antonio: José Montes de Oca. Sevilla, 1987, pp. 77-78 y 91-93. Hacia 1733-35 le atribuye fidedignamente los grupos escultéricos dc la Iglesia de San Antonio Abad de Sevilla y de la parroquia de Nuestra Seftora de la Asuncién, en Bormujos. Igualmente, se le asignan con ciertas reservas las imégenes del Patriarca de Jas parroguias hispalenses de Santa Ana y Santa Maria Magdalena, asi como la de Ia Colegiata de Santa Marfa de las Nieves, de Olivares. 31 cera sedente sobre el brazo diestro de su padre terrenal. se trata de una repre- sentacién en la que se acentiia el cardcter deffico del Nifio, que a veces bendice al fiel que lo contempla. El San José de la parroquia de Guadalcanal, atribuido a Juan de Mesa, y desgraciadamente perdido en 1936, constituye uno de los primeros eslabones de esta iconografia®, repetida por Felipe de Ribas en el también desaparecido San José de la parroquia de la Encarnaci6n de Constantina, fechado en 1638, Habré que esperar al siglo XVII, para que Duque Come- jo", Benito de Hita y Castillo"? y José Montes de Oca“ vuelvan a revitalizarla. 2.2, San José sostiene a Jestis con ambos brazos, como si estuviese acu- ndndolo. Domina el sentimiento intimista, la lirica humanizaci6n de la Divini- dad, la relacién paterno-filial manifestada en miiltiples detalles: el Nifio acari- cia la barba del Padre, el Padre juguetea con el pie del Nifio, se dirigen dulces miradas, etc. Esta iconograffa triunfa plenamente en la segunda mitad del Seis- cientos. Aunque su origen debemos buscarlo en la obra de Alonso Cano, espe- cialmente en su boceto escultérico de la coleccién Gémez Moreno“, su consa- gracién llegard de la mano de Pedro Roldan, cuando éste ejecute el San José de la Catedral de Sevilla en 1664°, En efecto, la magistral talla roldaniana se convertiré de inmediato en un modelo a seguir. Tanto escultores de prestigio, como de segunda fila, acomete- rdn miltiples variaciones sobre un mismo tema, en una larga secuencia cronolégica, aun con las consiguientes diferencias estilisticas y técnicas. Artifi- ces como Francisco Antonio Gijén®, Cristébal Ramos” o Juan de Astorga™ (9) Hemandez Diaz, José: Juan de Mesa. Op. cit. p.82. (10) Dabrio, Maria Teresa: Felipe De Ribas, escultor (1609-1648). Sevilla, 1985, p.60. (11) Jos Lépez, Mercedes: La Capilla de San Telmo. Sevilla, 1986, pp. 58-59, Documenta en 1725 la escultura de San Tosé de esta Capilla (12) Gonzdlez Isidro, José: Benito de Hitay Castillo (1714-1784), Sevilla, 1988, .139.Bn 1754 realiza el San José del retablo mayor de la Capilla de la Divina Pastora de Cédiz. Aqui, el Nito Jesis se recuesta sobre el brazo izquierdo del Santo. (13) Torrej6n Diaz, Antonio: Jasé Montes de Oca. Op. cit, pp. 86-88. San José de la parroquial hispalense de San Isidoro, documentado en 1742, (14) Gomez Moreno, Manuel: «Alonso Cano, esculior» en Archivo Espafiol de Arte y Arqueologia, n®VI. Madrid, 1926, pp. 19-20. Mide 0,22 ms. de alto. Es de madera policromada, con tinica azul y manto amarillo. Consta su adquisicién en Sevilla. (15) Bemales Ballesteros, Jorge: Pedro Rolddén, Sevilla, 1973, pp. 66 y 102. Mide 0,93 ms. de alto; Hemandez Diaz, José: «Retablos y Esculturas» en La Catedral de Sevilla. Sevilla, 1984, p. 296. (16) San José de la iglesia de San Nicolés de Sevilla, atado en 1678. Cif. Faledn Marquez, Teodoro: «La iglesia de ‘San Nicolés de Bari, de Sevilla», en Archivo Hispalense, Nimeros 147-152. Seville, 1968, pp.179-180; Bemales Ballesteros, Jorge: Francisco Antonio Gijén. Sevilla, 1982, p.76. (07) San José del Hospital de Ia Santa Caridad de Sevilla, ejecutado en 1782, Mide 1,30 ms. de alto, Cft. Montesinos Montesinos, Carmen: El eseultor sevillano D. Cristébal Ramos (1725-1799). Sevilla,, 1986, pp. 46-47. Se le atribuye el de la parroquia de San Lorenzo. Vid. Heméndez Diaz, José: «La iglesia hispalense de San Lorenzo» en Boletin de Bellas Artes, n° V. Sevilla, 1979, p.132; Morales, Alfredo J.: La iglesia de San Lorenzo de Sevilla Sevilla, 1981, p.45. (18) San José de la parroquia hispalense de San Pedro, fechable entre 1812-1814. Mide 1,35 ms. de alto. Cft. Ruiz Alcatiiz, José Ignacio: El escultor Juan de Asiorga. Sevilla, 1986, p55. 32 nos ofrecen antolégicas recreaciones del San José de Roldén, que en modo alguno pueden considerarse réplicas serviles de aquél. Este substancioso catdlogo de esculturas derivadas directamente de la creacién roldaniana, viene a engrosarse con una nueva talla dieciochesca que, aunque fue documentada en su dia como obra de Blas Molner, hace muchas décadas que se desconocia su paradero. Nos referimos a la imagen josefina que en la actuali- dad pertenece al patrimonio artfs- tico de la Hermandad penitencial de Nuestro Padre Jestis de la Pa- sidn, con sede en la parroquia hispalense del Divino Salvador, cuyo estudio acometemos a conti- nuaci6n. SAN JOSE. Parroquia del Divino Salvador. SEVILLA. Archicofradfa del Santisimo Sacra- mento, Pontificia y Real de Nazarenos de Nuestro Padre Jestis de la Pasién y Nuestra Madre y Sefiora de la Merced. Escultura en madera policromada. Mide 1,30 ms. de alto. Obra de Blas Molner. Ajio 1781. Gonzalez de Le6n, al des- cribir en 1844 la parroquia de San Miguel, nos comunica que la capi- Ila de Santa Catalina de Siena, cuyo S. José, de Molner. 178. Hermandad de Pasién, Parroquia del Divino Salvador. Sevilla. (Foto Julia Hueso Egea) patronato era de la familia Caro, estaba presidida por un retablo «ejecutado en tiempo del buen gusto». Este permanecié sin dorar «hasta el afio de 1781, que habiendo construido la parroquia una hermosa imagen del patriarca San José, que la ejecuté el acreditado profesor D. Blas Molner, se colocé en el nicho 3 principal de este altar, subiendo a Santa Catalina al segundo cuerpo», En la teforma que sufrié el templo en 1827, el parroco sustituy6 aquel retablo por otro de nueva factura, La tarde del 25 de junio de 1841, la Hermandad de Pasién obtenfa las licencias oportunas para trasladar sus imAgenes titulares a esta capilla de San José de la parroquial de San Miguel, toda vez que su sede fundacional, el Con- vento Casa Grande de la Merced, habia sido destinado para albergar el Museo de Pinturas™, De este modo, las efigies del Nazareno de Pasién, la Virgen de la Merced y San Juan Evangelista se dispusieron en el altar principal de la capilla, «colocando el San José en otro sitio»®”., De inmediato, la Hermandad de Pasién se hizo cargo de la escultura de San José, consideréndola de su propiedad. Asi lo acredita el hecho de que en julio de ese mismo afio de 1841, corriera con los gastos de su arreglo™. El derribo en 1868 de la parroquia de San Miguel provocé que la corpo- raci6n nazarena tuviese que cambiar, una vez mds, su sede candnica. El 28 de octubre de 1868 quedaré establecida en el templo parroquial del Divino Salva- dor, donde contintia residiendo en la actualidad. Las im4genes del Nazareno y la Dolorosa se colocaron respectivamente en los retablos de San Fernando y San Cristébal, situados en la nave de la Epistola™., Por lo que respecta a la talla de San José, comenzé a recibir culto en el altar marméreo de la contigua capilla de la Encarnaci6n; ésta es una capilla de trénsito a lo que fueron las dependen- cias de la cofradfa, ocupadas desde 1922 por la Hermandad del Amor, Curiosamente, a rafz del traslado de la imagen de San José, desde San Miguel al Divino Salvador, la historiografia artistica deja de identificarla como la obra realizada por Blas Molner en 1781. Las referencias que los distintos autores dedican a la efigie se limitan a sefialar su ubicacién®™?, De otro lado, (19) Gonzalez de Leén, Félix: Noticia Artistica de Sevilla. Sevilla, 1844, pp. 34-35. (20) Bermejo y Carballo, José: Glorias Religiosas de Sevilla. Sevilla, 1882, p. 274. Q1) Gonzalez de Leén, Félix: Noticia Artistica de Sevilla. Op. cit, p35, (22) (A)rchivo (Hermandad (Sacramental de (P)asiGn de (S)evilla. Seccién Pasién. Leg. 29. Mayordomia 1821. 1860. Cuentas de 1841, recibo n® 3. «Recibi de D.José Bermejo, Mayordomo de la Hermandad de Nuestro Padre Testi dela Pasin, lacantidad de ochenta reales de vellon por el areglo de San José, yun cepillo que construi para la limosna de dicha Hermandad. ¥ para que siempre conste, firmo el presente en Sevilla a 8 de julio de 1841, Luis Gavira (ribrica)>. (23) Hermosilla Molina, Antonio: «Traslado dc la Hermandad de Pasidn al Salvador y solicitud de altares. Afio 1868» en Boletin de las Cofradias de Sevilla, n° 242, Sevilla, noviembre 1979, pp.8-9. La autoridad eclesiéstica aprobs eltraslado a estos altares el 18 de noviembre de 1868, (24) AHLSPS. Seccién Pasién. Leg. 1. Inventarios. Inventario del 30 de noviembre de 1875, s.p. En la «Capilla de paso a la Sala, la efigic de San José, con su nifio y vara de metal blanco. (25) Gestoso y Pérez, José: Sevilla Monumental ¥ Artistica, TI. Sevilla, 1892, pp. 354-355. A los lados de San José se situaban sobre sendos pedestales las esculturas de San Femando y San Cristobal. No la considera digna de ‘mencién; Guerrero Lovillo, José: Guia Artistica de Sevilla, Barcelona, 1962, p.130, Da cuenta de su ubicacién en elaltar de San Cristobal; AA.VV:: Guia Artéstica de Sevilla y su Provincia. Op.cit.,p.68. Sefalan meramente que estd situada en el retablo-portada de la Capilla Sacramental 34 ninguno de los estudiosos que se han ocupado, en mayor o menor grado, de la produccién de Blas Molner, la han inclufdo en su catélogo. La figura de Blas Molner est fntimamente vinculada a la fundacion en 1775 de la Escuela de las Tres Nobles Artes hispalense. Valenciano de naci- miento, se habia formado en la Academia de San Carlos, llegando posiblemen- te a Sevilla en la década de los setenta del siglo XVIII. Desde la creacién de la citada Escuela, desempeiié el puesto de Director del Area de Escultura, pa- sando a ocupar el cargo de Director General en 1793, hasta su fallecimiento el 2 de enero de 1812”. Asimismo, es conocida su faceta como profesor de Deli- neacién y lavado de planos en el Colegio de San Telmo, labor que desempefié desde el 19 de marzo al 31 de octubre de 1787. En su producci6n inicial, entre las que se encuentra el San José que estudiamos, utilizard formulas tardobarrocas presentes en el ambiente artistico sevillano, especialmente en lo tocante al terreno de la imaginerfa sagrada. Con posterioridad, evolucionard hacia una claridad compositiva, un atemperamiento expresivo y una sobriedad en las policromfas, delatando el triunfo del academicismo clacisista, que él contribuye a definir. Citemos, entre sus obras més representativas, perfectamente documen- tadas y fechadas, el retablo de Nuestra Sefiora de Belén de la parroquia de San Lorenzo en 1780™, el San José de la Hermandad de Pasion en 1781, las estan- terfas del Archivo General de Indias en 1788, el San Elfas de los Descalzos de Ecija en 1791, el templete de la capilla de la parroquia de Santa Cruz en 1792, el San Gil de la homénima parroquia ecijana en 1799, o la Piedad de (26) Viiiaza, Conde de la: Adiciones al Diccionario Historico de los mds ilustres profesores de las Bellas Artes en Espaia de Juan Agustin Cedn Rermiidez. TIL Madrid, 1894, p.79; Serrano y Ontega, Manuel: Noticia histérico- artistica de la sagrada imagen de Jesis Nazareno que con el titulo del Gran Poder se venera en su Capilla del templo de San Lorenzo de esta ciudad. Sevilla, 1898, p.108; Gestoso y Pére7, José: Ensayo de un Diccionario de las Artifices que florecieron en Sevilla desde el siglo XII al XVII inclusive. T.. Sevilla, 1899, p.227; Banda y Vargas, Antonio de la: De la llustracidn a nuestros dias en «Historia del Arte en Andalucfa». T.VIIL. Sevilla, 1991, p54. 7) Guichot y Sierra, Alejandro: El Cicerone de Sevilla. Monumentos y Artes Bellas. TI. Sevilla, 1925, p.411; Muro Orei6n, Antonio: Apuntes para la Historia de la Academia de Bellas Artes en Sevilla, Sevilla, 1961, p.256. (28) Falcén Marquez, Teodoro: BI Palacio de San Telmo, Scvilla, 1991, p.173. @9) Serrera Contreras, Juan Miguel: Pedro Villegas Marmolejo. Sevilla, 1976, p.79; Morales, Alfredo 3. San Lorenzo de Sevilla. Op.cit., p53. G0) Gestoso y Pérez, José: Sevilla Monumental y Artistca. TI. Op.cit., p:237. G1) AA.VV: Inventario Artistico de Sevilla y su Provincia. TI. Op cit, p.2: su provincia. Op.cit., p. 420. 32) Gonzalez de Len, Félix: Noticia Artistica de Sevilla. Op.cit., p.424; Gestoso y Pérez, José: Sevilla Monumental yArtistica. TILL Op.it., pp.317-318; Vitieza, Conde dela: Adiciones al Diccionario Histérico de los mis ilustres rofesores de las Bellas Artes en Esparia de Juan Agustin Cedn Bermidez. Tl. Op.it,p.79; Bandas y Vargas, Antonio de la: De la lustracién a nuestros dias. Op.cit., p52. 83) Hemindez, Diaz, José; Sancho Corbacho, Antonio y Francisco Collantes de Terin: Catélogo Arqueolégico y Antistico de la Provincia de Sevilla, TIT. Sevilla, 1951, p.145; AA.VV:: Inventario Artistico de Sevilla y su Provincia. TI. Op.cit.,p.196. iglesia de A.VV:: Gula Ariistica de Sevilla y 35 Lucena en 1799, Otras piezas que se le atribuyen fidedignamente son la Trinidad de la parroquia de Santa Maria la Blanca®, el San Rafael y el Santo Angel Custodio del convento del Santo Angel, la Asuncién del Hospital de la Paz®, el San Hermenegildo y el San Luis de la parroquia del Divino Salvador™, la Virgen de los Dolores de la Hermandad de las Penas de San Vicente, o la Magdalena de la Cofradfa de la Sagrada Lanzada™, todas ellas en Sevilla. En Huelva se le asigna la Dolorosa del Rosario en la parroquial de Bonares“”, asf como otras piezas en Lucena“ y la Baja Extremadura”, Algunas de sus esculturas desgraciadamente se han perdido o se desco- noce su actual destino, como el misterio de la Piedad de la parroquia de San Miguel o la Santa Lutgarda del retablo de la Virgen de la Antigua, en la iglesia de San Juan de la Palma“, También sabemos que cultivé la tarea G4) Heméndez Diaz, José: «Aponaciones recientes sobre imaginerfa ¢ imagineros, en el Barroco sevillano» en Bole- tin de Bellas Artes, 28 Epoca, n* XVI. Sevilla, 1989, p-101. @5) Gonzilez.de Leén, Félix: Noticia Artistica de Sevilla. Op.cit.,p.105; Guerrero Lewillo, José: Guia Artistica de Sevilla. Op.cit, p.121; AA.VV.: Guia Artistica de Sevilla y su Provincia. Op.cit, p.87; Banda y Vargas, Antonio de la: De la Mlustracién a nuestros dias. Op.cit., p56. 86) Gonzélez.de Leén, Félix: Noticia Artistica de Sevilla. Op.it., p.167; Gestoso y Pérez, José: Sevilla Monumental y Antistica. THI. Op.cit., p.300; Viftaza, Conde de la: Adiciones al Diccionario Histérico de los mds ilustres rofesores de las Bellas Artes en Espaa de Juan Agustin Cedn Bermiide2. TI. Op.it, p.79; Banda y Vargas, Antonio de la: De la Ilustracién a nuestros dias. Op.cit, p56. G7) Gonzélez, de Leén, Félix: Noticia Artistica de Sevilla. Op.cit., p.124; Gestoso y Pére2, José: Sevilla Monumental y Artistica, TIL Op.cit. p.371; AA.VV.: Guia Artistica de Sevilla y su Provincia. Op.cit. p.72. G8) Guerrero Lovillo, José: Gula Artistica de Sevilla. Op.cit.,p.130; AA.VV: Guia Artistica de Sevilla ysu Provin- cia, Op.cit,p.70. Estén situados en repisas laterales del retablo de San Ferando. G9) Guichot y Sierra, Alejandro: E! Cicerone de Sevilla. Monumentos y Artes Bellas. TI. Op.cit, p.412; Banda y Vargas, Antonio dela: «La imaginesfa procesional sevillana en los siglos XIX y XX» en Boletin de as Cofradias de Sevilla, n®242, Sevilla, noviembre de 1979, p.18; Gonzilez. Gémez, Juan Miguel: «Imagenes de las Cofradias, sevillanas desde el Academicismo al Expresionismo realista» en Las Cofradias de Sevilla en el Siglo de las Crisis. Sevilla, 1991, pp.125-126; Banda y Vargas, Antonio de la: De la Ilustracién a nuestros dias. Op.cit., p56. (40) Bermejo y Carballo, José: Glorias Religiosas de Sevilla. Op.cit., p48. Asigna dos de las Marias a Molner, Mantesinos Montesinos, Carmen: Et escultorsevillano D Cristébal Ramos (1725-1799). Op.cit., p.62. S6lo con- sidera de Moiner la efigic de In Magdalena; Gonzalez. Géme7, Juan Miguel: «lmégenes de las Cofradias scvilla- nas desde el Academicismo al Expresionismo relista» Op.cit, pp. 166-168; Banda y Vargas, Antonio de la: De la Mustracién a nuestros dias. Op.ci., p56. (41) Gonzélez, Gémez, Juan Miguel y Manuel Jestis Carrasco Terriza: Escultura Mariana Onubense. Huelva, 1981, 1.248; Roda Petia, José: « Amtiguas imagenes ttulares de las Cofradias svillanas» en Las Cofradias de Sevilla en al Sigho de as Crisis, Sevilla, 1991, pp.222-23. (42) AA.VV:: Catdlogo Artistico y Monumental de la provincia de Cérdoba. TV. Cérdoba, 1981, p.108. Crucifijo de ‘marfil y San Juan Nepomuceno de la parroguia de San Mateo. (43) Banda y Vargas, Antonio de la: «Hluellas anisticas andaluzas en la Baja Extremadura» en Estudios de Arte Espa- ‘iol. Sevilla, 1974, p.25; Idem: De la lustracién a nuestros dias. Op.cit., pp.56-57. Un Cristo atado a la colummna en el convento de las clarisas de Zafra, fechado en 1755; otro Cristo flagelado en Montijo, y un Crucifijado en Zahinos. (44) Gonzélez de Le6n, Félix: Noticia Artistica de Sevilla. Op.cit. p.40. El misterio, en pasta policromada, se compo- nfa de la figuras de la Virgen con Cristo en su regazo, San Juan arrodillado en la cabecera y la Magdalena a los pies. (45) Ibidem, p.85. 36 restauradora, como la emprendida sobre los angeles pasionarios y la corona de espinas del Sefior del Gran Poder, en 1776. En nuestros dfas, el San José de la Hermandad de Pasién recibe culto en el lado derecho del retablo-portada de la Capilla Sacramental del Salvador. La actitud itinerante del Patriarca Bendito viene subrayada por una extraordinaria dinamicidad en la disposicién de los pafios. El manto de tonos marrones cruza en diagonal por el frente de la escultura, para ir a recogerse en el brazo izquier- do. La talla profunda de los pliegues otorga los apetecidos efectos de claroscu- ro, prestando a la imagen una expresividad y dramatismo de ascendencia barroquizante. En el estofado de esta efigie, Blas Molner ha empleado la rocalla como elemento decorativo dominante en el manto, junto a racimos de flores en la ttinica azul; por desgracia, son numerosos los desprendimientos que se han pro- ducido en esta rica policromfa. La figura infantil se vuelve con fmpetu hacia el espectador; se lleva la mano derecha al pecho con gesto de arrobo, al par que la izquierda descansa en el blanco pafial. San José no se muestra risuefio como en otras ocasiones, sino que parece estar sumido en melancélicos pensamientos, como si le asaltasen funestos presagios sobre el futuro de aquel pequefio que acunaba. (Este trabajo procede de Laboratorio de Arte, publicacién del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla, tomo I, niimero 5, pp. 369-378, 1993, y se inserta aqui con la autorizacién expresa del autor.) (46) Carrero Rodriguez, Juan: Anales de las Cofradas Sevillanas. Sevilla, 1991, p. 360. 37 whee HERMANDAD DE SAN JOSE ARTESANO Parroquia de Santo Domingo SOLEMNE TRIDUO Dias 22 y 23 de Abril, a las 8'30 de la tarde, finalizando el dia 24 a las 12 de la mafiana, con el rezo del Santo Rosario, Exposicién del Santisimo y Santa Misa en la que intervendra Ja Coral Lucentina. Proclamaré la Palabra de Dios, D. Jerénimo Duran Baena. DIA 30 DE ABRIL.- VISPERA DE LA FESTIVIDAD DEL STO. PATRIARCA A las 10 de la mafiana, repique de campanas y disparo de cohetes. PROCESION DE NUESTRO TITULAR Comenzara a las 9'30 de la noche, recorriendo el siguiente ITINERARIO: Juan J. Cuenca, San Francisco, Maristas, Alcai- de, Julio Romero de Torres, Plaza Nueva, Barahona de Soto, Lateral Coso, Juan Valera, Julio Romero de Torres, El Peso y Juan J. Cuenca. Alas 12 de la noche, entrada de la Imagen en su Templo entre fantdsticos fuegos artificiales. LUCENA, 1994 NOTICIARIO A finales del recién finalizado mes de marzo, ha sido entregado a esta Hermandad por parte del dorador sevillano D. Antonio Diaz Fernandez, el nue- vo paso barroco totalmente concluido y que veremos por las calles de nuestra Ciudad en el presente afio. A comienzos del presente ajio, la Junta de Gobierno contactaba con el escultor sevillano D. Ricardo Rivera Martinez, al objeto de encomendarle la ejecucién de los cuatro pasajes biblicos que embellecerén las cuatro cartelas centrales del paso procesional. Hay que resefiar nuestro agradecimiento a los Sres. D. Ambrosio Oliva Reina vecino de Sevilla, D. Ignacio Rebollo de Alhaurin de la Torre (Malaga), Dija. Pilar Viso Pérez, de nuestra Ciudad y la empresa Industrias Elizana, S.A., que gracias a su gentil colaboracién han hecho posible 39 tal realizacién. Asimismo, ha realizado el mismo artista el grupo de angelitos que adornardn y concluiran totalmente la nueva canastilla barroca. Dentro de los estrenos del presente afio, se encuentra un juego de doce candelabros de metal fundido, que la Hermandad utilizard en el Altar Mayor de la Iglesia durante los cultos que anualmente organiza. Igualmente se ha adquirido en los talleres del orfebre lucentino D. Juan Angulo Servidn, nueva barra de metal cincelado para sustituir la ya deteriorada que portaba el estandarte de la Hermandad. El Viernes 8 de abril del presente aiio, tuvo lugar la presentacién y bendi- cién del nuevo paso procesional de esta Hermandad. El mencionado acto tuvo lugar en las instalaciones de D. Antonio Somé sitas en C/ Puente Cérdoba, y al mismo asistieron las Cofradfas y Hermandades de Lucena, asi como hermanos y colaboradores en general. 40 MANUEL piaz Jose CARRERA ANDRES LOPEZ ROQUE CARRASCO FRANCISCO. DORADO JOAQUIN HOFMEYER José GARCIA MIGUEL RAMIREZ JOSE ME DOBLAS JOSE ESPANA (Manijero) ANTONIO EGEA ‘AURELIO MONTES: ANTONIO SOME ANTONIO CAMPOS CUADRILLA DE SAN JOSE ARTESANO 1994 Tambores: FRASQUITO, NICOLAS, RAFALIN, TITO ANTONIO M. MOLERO FRANCISCO CARRERA ANTONIO JIMENEZ MANUEL RAMIREZ al ANTONIO. JIMENEZ, PEDRO. MUNOZ. MIGUEL JIMENEZ FRANCISCO MUNOZ. MANUEL VILLA M. ANGEL DORADO MARCOS CANETE GREGORIO CANETE AGUSTIN ‘ARROYO JOSE Ma DEL ESPINO JOSE SANTIAGO VARGAS §. A. MAQUINARIA Y FERRETERIA Avda. José Solis, 9y 11 Teléfonos 50 10 10 - 5003 48 LUCENA (Cordoba) Espana ata TALIS, NUEVO OPEL (CjOyREEYN IMI COCHE! TE EsPERAMOS AUTOLUC, S.A. Ctra. Madrid-Malaga, 474000 - Tels. $0 14 41 / 50.07 62 - LUCENA (Cordoba) Para SUS mejores momentos Cafe PERLA NEGRA NUESTRO CAFE Parroco Joaquin Jiménez Muriel, 14 - Teléfono 50 10 53 LUCENA LOPEZ Y PAREJO, S.A. FABRICA DE MUEBLES Fuensanta, 6 LUCENA Teléfono 50 03 88 (Cérdoba) "DELGADO ly AVILA MUEBLES A.J. Delgado y Avila, s.1. 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