La madera es el primer material capaz de resistir, por igual, a tracción y compresión, según la dirección de sus fibras. Es el único material vivo que se emplea, en grande, en la construcción, es algo más adaptable, menos rígido y esquemático que los otros; es también menos durable. Ciertamente la técnica actual ha ideado tratamientos que alargan enormemente la duración de las maderas; pero aun así la madera ha de mirar la piedra, el ladrillo y el mismo hormigón con envidia. Aun después de muerta, es mucho más sensible que otros materiales a los agentes ecológicos. La fibra le da su belleza, su expresión resistente, su estructura vital; las deformaciones en trabajo son mucho mayores que las de los otros materiales. El enlace por clavazón, para ser totalmente eficaz, requiere disminuir el espesor de las piezas y la dimensión de las juntas, para prodigar éstas y aumentar las superficies de contacto en relación con las escuadrías. Las colas sintéticas y el secado por rayos infrarrojos o por diatermia han introducido una verdadera revolución en la técnica de la madera. El contrachapado fue su iniciación, pero sus aplicaciones han sido relativamente escasas en el campo de las estructuras. Continuando el orden marcado por la historia de la técnica de la construcción se encuentra la fundición primero y el acero laminado después. La fundición es un material de gran peso específico, de gran resistencia a compresión, y con una resistencia a tracción mucho mayor que la de los materiales pétreos y de la misma madera, pero mucho menor y menos confiable que su resistencia a compresión. Su comportamiento no es perfectamente elástico; las deformaciones aumentan mucho más rápidamente que las compresiones que las producen. Su coeficiente de dilatación térmica es elevado; en ciertas estructuras, se haya utilizado con formas de gran esbeltez. El acero laminado es el material que, por unos decenios, amenazó con desbancar a todos los restantes y monopolizar las estructuras. Sin haberlo logrado, continúa siendo insustituible en la realización de las grandes alturas y de las mayores luces de la construcción. El acero es un material mucho más técnico que los materiales clásicos. Los aceros semidulces normales en construcción, se observa que el material se mantiene sensiblemente elástico hasta un determinado límite elástico aparente. La naturaleza policristalina del material y la coexistencia de fases cristalinas y amorfas, requiere estudios. La soldadura permite el enlace directo a tope, imposible con el roblonado; las dilataciones y contracciones térmicas desiguales en cada momento, de un punto a otro, tanto durante la operación de soldar como una vez terminada ésta durante el enfriamiento provocan estados de tensión de gran complejidad que, en gran parte, desaparecen por distensión gracias a la ductilidad del material a alta temperatura. El forjado en frío de la soldadura con la oportuna introducción de deformaciones plásticas, que regularicen y disminuyan las tensiones parásitas, son procesos que se van introduciendo en la técnica de soldar y que se consideran incluso imprescindibles en ciertas construcciones muy rígidas. El acero, por su elevado módulo y por su alta birresistencia a tracción y a compresión, es un material insustituible; pero, presenta el grave inconveniente de su fácil oxidación, aun en ambientes relativamente secos. La técnica actual tiende a utilizar la tenacidad del material.