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Impactos Ambientales y Actividades Productivas

Producción de agua en zonas rurales

Descripción del ámbito de actividad

El abastecimiento de agua en zonas rurales abarca todas las actividades destinadas a satisfacer la demanda
de agua en regiones primordialmente campestres.

Las regiones rurales se distinguen por:

 Estructuras nómadas
 Estructuras agrícolas
 Estructuras de periferia urbana.(La clasificación no incluye plantaciones ni latifundios)

El abastecimiento de agua en zonas rurales abarca el suministro de agua para el consumo humano y para
otros usos de la población rural, incluyendo por ejemplo el agua de riego para huertas. Dada la
imposibilidad de separar claramente el suministro de agua para el ser humano y para los animales, se
considera que el abastecimiento rural abarca también el suministro de agua para el ganado, incluido el
abastecimiento de bebederos, a pesar de que éste constituye un problema independiente desde el punto de
vista de su impacto ambiental.

Los proyectos de abastecimiento de agua en zonas rurales no abarcan el suministro de agua para fines
agrícolas en general. Se excluyen particularmente el riego de cultivos, así como las obras hidráulicas
rurales. El abastecimiento rural, a diferencia del urbano, carece generalmente de un sistema de
distribución por tuberías, exceptuando los conductos de aportación a zonas con escasez de agua y los
tramos (generalmente cortos) que conforman las rudimentarias redes de alimentación de pilas públicas en
poblaciones extensas.

La demanda de agua se ajusta forzosamente a los recursos disponibles y utilizables. La demanda de la


población rural oscila generalmente entre 15 y 30 litros por persona y día, pudiendo ser aún menor. Sólo
supera los 60 litros por persona y día en casos excepcionales (cuando existen conexiones domiciliarias o de
patio). Si se tiene en cuenta la demanda de agua para el ganado, deben calcularse adicionalmente unos 15
litros diarios por cabeza de ganado menor y unos 75 litros diarios por cabeza de ganado mayor.

Los proyectos rurales del ámbito se clasifican según la técnica de captación de aguas, pudiéndose
distinguir entre:

 Abastecimiento con captación de aguas subterráneas


 Abastecimiento con captación de aguas superficiales, incluyendo:
 Aprovechamiento de aguas superficiales
 Aprovechamiento de aguas pluviales.

En muchos casos, dependiendo del volumen de agua disponible en las distintas épocas del año, se combina el
aprovechamiento de las tres fuentes de abastecimiento para cubrir la demanda.

Los sistemas de abastecimiento públicos en zonas urbanas cuentan con (grandes) instalaciones de captación y
almacenamiento y están conectados a un sistema de distribución. Las zonas rurales, en cambio, suelen tener
sistemas de abastecimiento 'descentralizados', cuya construcción y operación se llevan a cabo
muchas veces con la participación de los beneficiarios, en el marco de proyectos de autoayuda.

Grupos relativamente reducidos de consumidores -desde familias extensas hasta aldeas o comunidades
de pastores nómadas- se abastecen de pequeñas instalaciones individuales, que en muchos casos se
encuentran muy alejadas y dispersas y generalmente carecen de sistemas de distribución. El acarreo del agua
en las zonas rurales corresponde tradicionalmente a las mujeres y a las niñas.

Para el abastecimiento descentralizado de aguas subterráneas se recurre generalmente a pozos


excavados o perforados, así como a la captación de manantiales. Las instalaciones de extracción se adaptan
a las necesidades de los consumidores, así como a los recursos hídricos disponibles y a las posibilidades técnicas
y de construcción. Suelen ser pequeñas, con una capacidad de extracción de hasta 1 m³/hora en los pozos de
las aldeas y de hasta 5 m³/hora en las zonas de pastoreo.
La extracción se lleva a cabo con métodos tradicionales, ya sea a mano o con la ayuda de animales de
tracción. Sin embargo, también se usan aparatos mecánicos, tales como bombas de mano o de motor
(generalmente diesel), norias, etc. Son escasas las fuentes artesianas, en las que el agua subterránea brota
a presión haciendo innecesaria la extracción. En algunos casos, el agua extraída se conduce a 'tanques
comunitarios', que suelen ser depósitos cerrados provistos de un grifo, con una capacidad de 2 a 6 m³.

La captación de aguas superficiales suele realizarse en pequeños embalses (generalmente represas de


tierra). El agua de precipitación se recoge en cisternas (desde baldes y barriles hasta tanques cerrados de
hormigón, chapa de acero o plástico), valiéndose de superficies de captación y de recolección apropiadas (techo,
laderas selladas, etc.).

La distribución del agua, es decir su acarreo desde el lugar de extracción hasta el de consumo, aún se
realiza primordialmente en recipientes portátiles, o en recipientes más grandes que pueden ser cargados por
asnos. Este trabajo corresponde generalmente a las mujeres y a las niñas. Las tuberías de conducción son
poco comunes, y cuando existen suelen ser muy cortas. Para reducir en lo posible el transporte, los bebederos
se ubican muy cerca del punto de extracción o de recolección.

Entre los elementos esenciales de los proyectos de agua rurales se cuentan las medidas locales destinadas a
regular el abastecimiento, especialmente en situaciones de escasez. Las medidas incluyen la restricción de
los horarios de abastecimiento y de bombeo, la restricción del volumen de extracción y otras
medidas destinadas a reducir el consumo, como por ejemplo la aplicación de tarifas.

Impacto ambiental y medidas de protección

Visión sinóptica

Los proyectos de abastecimiento de agua en áreas rurales pueden tener efectos ambientales, alterando
especialmente la cantidad y la calidad del agua disponible en las fases de:

 Extracción (sobreexplotación del recurso)


 Transporte, almacenamiento y distribución
 Repartición del agua disponible (derechos y formas de uso).

Además, pueden producirse efectos ambientales secundarios y terciarios, ocasionados por:

 El aumento de la demanda a causa del desarrollo ('realimentación positiva')


 La sobreexplotación del recurso, inducida por períodos de abundancia que dan lugar al sobrepastoreo y
el ramoneo, así como por cambios en los esquemas de uso.

De lo dicho anteriormente se desprende que las medidas de protección ambiental incluyen aspectos tanto
cuantitativos como cualitativos. Se trata primordialmente de estrategias orientadas a prevenir la
sobreexplotación del recurso y los riesgos higiénicos. Además de las medidas técnicas realizables
(por ejemplo, acondicionamiento básico de pozos utilizando tecnologías apropiadas), se requieren actividades
complementarias para organizar la autoayuda, especialmente campañas educativas y de higiene. A las
mujeres les corresponde un papel decisivo en la planificación y, ante todo, en la ejecución de estas
campañas.

Sobreexplotación y peligro de contaminación del agua como recurso natural

Generalidades

Los recursos de agua están expuestos a alteraciones perjudiciales de tipo cuantitativo (alteración del
volumen total y de la cantidad disponible en los distintos lugares y temporadas) y cualitativo (alteración de la
calidad y, por tanto, de la aptitud para distintos usos, debido a sustancias contaminantes, bacterias, etc.). Los
proyectos de abastecimiento de agua son causas potenciales de tales alteraciones.

La recolección de aguas pluviales no plantea peligro alguno de sobreexplotación, debido a las


restricciones naturales del volumen utilizable (que en muchas regiones es de por sí escaso). En el caso de las
aguas superficiales, los riesgos son primordialmente de tipo cualitativo.
Los efectos más graves se producen como consecuencia de la explotación de aguas subterráneas, las cuales
pueden sufrir daños extensos e irreversibles, de tipo cuantitativo o cualitativo. El agua fósil es un recurso
no renovable, por lo que se hará todo lo posible para evitar su explotación.

Desde el punto de vista higiénico, los pozos abiertos son mucho más vulnerables que las instalaciones de
bombeo cubiertas.

En zonas rurales con estructuras tradicionales, donde el volumen de extracción suele ser reducido, la suma de
los recursos disponibles en muchos casos ofrece un potencial de regeneración adecuado que permite
evitar la sobreexplotación sostenida. No obstante, la suma de varios factores negativos puede llevar a la
sobreexplotación.

Sobreexplotación del recurso

Aguas subterráneas

En términos cuantitativos, la regeneración de las aguas subterráneas -como recurso hídrico más
sensible- depende esencialmente de la tasa de recarga, que en muchos casos es muchísimo menor que
el promedio de precipitaciones. El siguiente ejemplo ilustra la importancia de este factor:

 Si las precipitaciones regeneran las aguas subterráneas a razón de 88 mm/año, una comunidad rural
con un sistema normal de pozos individuales y un volumen de extracción anual de unos 8.000 m³
(unas 10 horas de operación al día con un volumen de extracción de entre 0,8 y 2 m³/h) requiere un
área de captación de 10 hectáreas (0,1 km²).
 En cambio, con una tasa de recarga 10 veces menor (8 mm/año), los pozos necesitan un área de
captación diez veces mayor (unas 100 hectáreas = 1 km²).

El ejemplo anterior resalta la extremada sensibilidad del balance hídrico en zonas con una tasa de recarga
baja (inferior a 10 mm/año), siendo ésta la situación en muchas de las zonas áridas de Africa.

Las siguientes condiciones hidrogeológicas conllevan riesgos de sobreexplotación de las aguas


subterráneas:

 Precipitaciones anuales muy escasas


 Altas tasas de evaporación
 Acuíferos poco permeables y/o de poco espesor
 Acuíferos ('lentes de agua') de poca extensión.

Además de estos factores inalterables, existen modelos de uso que pueden conducir a la sobreexplotación del
recurso. Ejemplos:

 Concentración excesiva de pozos/bombas en un lugar, debido a la ignorancia o a la falta de


coordinación. Resultado: los conos de depresión de los distintos puntos de extracción se intersectan y
baja el rendimiento de las instalaciones.
 Aumento incontrolado del volumen de extracción, debido, por ejemplo, a un aumento de las
existencias ganaderas y/o al uso de agua para la irrigación.
 Desperdicio de agua debido, por ejemplo, al tiempo excesivo de bombeo o a instalaciones de
extracción (bombas) demasiado grandes o potentes.

Para prevenir la sobreexplotación, es necesario conocer en detalle los elementos que componen el
balance hídrico, es decir las condiciones de alimentación y descarga de la cuenca que se desea explotar. Sin
embargo, en muchos casos faltan los datos necesarios. El establecimiento de una base de datos adecuada
requiere años de observación, lo cual puede plantear un conflicto de intereses, especialmente si se desea
realizar rápidamente un proyecto. La sobreexplotación puede ser causada entonces por una planificación
precipitada, basada en períodos de observación demasiado cortos (en algunos casos se prescinde incluso de la
planificación al realizar proyectos de poca envergadura).

En los países de las zonas templadas, los planes de gestión de recursos hídricos tradicionalmente dan prioridad
absoluta a la conservación de las aguas subterráneas

Véase al respecto el capítulo 'Elaboración de un plan general para la gestión de recursos hídricos'.
En zonas áridas, en cambio, puede ser necesario abandonar temporalmente este principio, e incluso explotar
reservas de agua fósil (no renovables), a fin de garantizar la subsistencia humana. Sin embargo, debe
tenerse en cuenta que la sobreexplotación sostenida conduce necesariamente al agotamiento de las
reservas, pudiendo menoscabar a largo plazo las bases de subsistencia.

En caso de extraer el agua con uno de los numerosos modelos de bombas de mano, suelen producirse
problemas netamente mecánicos que, sin embargo, repercuten de forma importante en el abastecimiento. Las
bombas muchas veces dejan de funcionar completamente por falta de repuestos básicos. Puede ocurrir, por
ejemplo, que éstos no estén disponibles o que falte el dinero necesario para comprarlos. También puede
suceder que nadie se haga responsable de reparar la bomba, con lo cual resulta imposible utilizar el pozo. En
este caso, la población tiene que recurrir nuevamente a aguas superficiales de dudosa calidad.

Ello demuestra que -particularmente en lo que concierne a la entidad responsable, así como a la selección de
una tecnología adecuada y de tarifas que garanticen la operación y el mantenimiento continuos de la
instalación- será necesario obtener la participación del grupo destinatario, especialmente de las
mujeres, quienes generalmente son las encargadas de acarrear el agua.

Aguas superficiales

A fin de almacenar aguas superficiales para distintos usos (p. ej., abastecimiento de poblaciones, irrigación)
y mantenerlas disponibles durante períodos prolongados o durante todo el año, suelen construirse
presas de tierra de escasa altura (pocos metros) en ríos y otras masas de agua, o bien en las cuencas de
captación, en el fondo de los valles o en depresiones adecuadas (véase también el capítulo 'Construcciones
hidráulicas agropecuarias).

Una pequeña represa o embalse sólo tiene efectos significativos sobre el régimen hídrico aguas abajo si el
agua desviada para el consumo constituye una parte importante del caudal normal de las aguas (p.
ej., si el caudal restante no alcanza ya el nivel medio de estiaje). En el caso excepcional de que se desvíe todo
el caudal, el curso de agua se secará y se producirá un descenso del nivel de las aguas subterráneas.
Será necesario, por lo tanto, identificar y calcular en cada caso los efectos ecológicos de la captación del
volumen de agua previsto. Especialmente, deberá realizarse un examen exhaustivo para determinar si se
justifica la captación del volumen total de agua, aun teniendo en cuenta las consecuencias para el
régimen hídrico aguas abajo.

Las técnicas de infiltración de aguas superficiales destinadas a recargar un acuífero sobreexplotado,


aprovechando el suelo como filtro de purificación, sólo resultan viables cuando existen condiciones
hidrogeológicas favorables y cuando se dispone de reservas de agua superficial adecuadas. Por lo
tanto, es un método que sólo puede aplicarse en casos excepcionales. Generalmente, será más
conveniente purificar el agua en instalaciones de filtración ubicadas sobre la superficie del terreno
o construir instalaciones de captación en el cauce del río, consistentes en una represa estanca con
medios de captación y filtración aguas arriba y con posibilidades de extraer el agua ya purificada aguas abajo.

2.2.3 Aspectos cualitativos de la sobreexplotación y el almacenamiento

Los problemas ecológicos en este ámbito suelen producirse debido al almacenamiento inapropiado de aguas
lluvia y de aguas embalsadas, así como por la contaminación y el uso indebido del agua durante su
transporte en conductos abiertos. Los riesgos higiénicos y la consiguiente propagación de
enfermedades hídricas afectan particularmente a las zonas rurales, donde los seres humanos y los
animales casi siempre tienen acceso libre a las aguas superficiales, donde no está restringido el (consumo y
donde generalmente no existe una conciencia adecuada de los peligros sanitarios.

El deterioro de la calidad del agua se debe especialmente a la acción de la luz, a la propagación de


algas y plantas y al calentamiento excesivo del agua, que en muchos casos se halla estancada. Si a ello se
suma un aporte abundante de nutrientes y un intercambio lento de aguas, puede producirse una
eutrofización de las aguas de embalse, las cuales suelen ser someras.

Los riesgos sanitarios de estos sistemas de almacenamiento (malaria, esquistosomiasis, enfermedades


diarreicas) se ven agravados por la proliferación de insectos, por la presencia de excrementos humanos y
de animales en las orillas, así como por el vertido de aguas residuales. Otro factor de contaminación son
los pesticidas procedentes de actividades agrícolas en la cuenca de alimentación del depósito. Por lo tanto, es
indispensable definir claramente los límites de la zona de captación (zona de protección de aguas) y
mantener una distancia adecuada entre las instalaciones de abastecimiento para el consumo humano y para
bebederos, previendo en caso dado la filtración del agua extraída.
El almacenamiento de aguas lluvia en cisternas y otros recipientes conlleva riesgos sanitarios ocasionados
por el deterioro del agua. Entre las posibles causas se cuentan el almacenamiento en sitios inapropiados
(acción del sol), los períodos de reposo demasiado largos en el recipiente, la limpieza irregular de éste y
el desprendimiento de sustancias nocivas (por ejemplo, corrosión de recipientes de lata), así como el uso
de recipientes descubiertos o mal tapados (penetración de suciedad o de animales que mueren y se
descomponen en el agua). La cloración del agua destinada a eliminar los microorganismos patógenos también
representa un riesgo sanitario considerable si no se realiza correctamente.

Aspectos cualitativos de la distribución sin tuberías

La contaminación del agua en los sistemas de abastecimiento 'descentralizados' se produce típicamente en los
puntos de distribución, tanto en pozos pequeños (abiertos o dotados de bombas), como en los distintos sistemas
de captación de aguas superficiales. Existen múltiples posibilidades de contaminación de los pozos y de los
recursos superficiales, así como de las aguas subterráneas en general. La siguiente reseña muestra las
principales causas de la contaminación, que además plantean riesgos de contagio individual y de
epidemias.

Causas de contaminación en el área inmediata de extracción (pozos y otros lugares de


abastecimiento).

Estas causas incluyen:

Pérdidas de sustancias contaminantes procedentes del motor y del sistema de impulsión del dispositivo de
extracción (combustible diesel, productos lubricantes), siendo más propensos a la contaminación los pozos
abiertos que los pozos cerrados dotados de bomba

Infiltración de sustancias contaminantes ocasionadas por el uso del agua::

 extracción de agua (falta de limpieza en los recipientes de extracción y de transporte);


 transporte de agua mediante automóvil, camión o animales de carga (contaminación con gasolina,
combustible diesel o excrementos);
 uso de agua para lavar ropa y para la higiene personal (detergentes, fosfatos, excrementos, etc.);
 abastecimiento de bebederos (excrementos, encharcamiento y atracción de insectos);
 llenado y lavado de aparatos de fumigación.

Causas de contaminación en la cuenca

Estas causas incluyen:

 Contaminación procedente de actividades ajenas a la extracción de agua, incluidas las actividades


agrícolas (aplicación de fertilizantes químicos, estiércol, pesticidas), los talleres y la pequeña
industria (vertido de aceite, combustible diesel, gasolina, etc.) y la eliminación de aguas
residuales y residuos sólidos.

Las zonas de protección de aguas, a pesar de ser un medio recomendable para evitar la contaminación de
los acuíferos por el hombre y los animales, son difíciles de establecer y exigen actividades previas de
educación y divulgación. A corto plazo, pueden tomarse primeras medidas de protección en el área inmediata
de extracción o distribución (pozo, bomba, tanque comunitario, aguas superficiales, manantial), las cuales
contribuyen sustancialmente a mejorar las condiciones higiénicas y a eliminar los riesgos arriba mencionados.
Las actividades de concientización y divulgación son indispensables en este contexto y deben estar
dirigidas primordialmente a las mujeres, por ser éstas las encargadas de la limpieza y la salud en el hogar.

Las primeras medidas de protección consisten en cercar los puntos de extracción y distribución (p.
ej., el pozo del pueblo), designando un lugar específico para cada finalidad (agua para consumo humano, puntos
de repartición de agua, lavaderos, abrevaderos, etc.) y dejando una distancia adecuada entre los distintos
usos. Cada punto de extracción debe disponer de un desagüe adecuado. A fin de garantizar buenas
condiciones de limpieza y de operación en el lugar de extracción y de satisfacer las distintas necesidades de
abastecimiento, debe introducirse además un sistema de control y supervisión que regule el mantenimiento,
la limpieza y la prevención del deterioro ambiental. Como en los casos anteriores, las mujeres desempeñan un
papel central en este contexto, pudiendo ejercer las funciones pertinentes (p. ej., 'encargada del pozo').
Finalmente, en vista del número creciente de estaciones de servicio y de talleres de mecánica automotriz en
muchos países, conviene promover el diseño y la instalación de separadores de gasolina y de aceite.

Aumento de la demanda como consecuencia del desarrollo ('realimentación


positiva')

La disponibilidad de instalaciones de abastecimiento eficientes (potentes) y el desarrollo progresivo


de las zonas rurales contribuyen a aumentar la demanda de agua.

A consecuencia de ello, se produce un incremento -generalmente incontrolado- del volumen de


extracción, especialmente de aguas subterráneas, con lo cual crece el peligro de sobreexplotar el recurso. Al
mismo tiempo, aumenta el volumen de las aguas residuales, un factor casi insignificante en los sistemas
destinados a satisfacer únicamente las necesidades básicas.

El deterioro incipiente de las aguas superficiales y subterráneas y los riesgos derivados para la salud
humana y animal pueden combatirse con medidas básicas, tales como la educación higiénico-sanitaria y la
construcción de letrinas. Como se indicó arriba, conviene obtener la participación activa de las mujeres
en estas actividades, por ser ellas las encargadas de buscar el agua y de mantener condiciones higiénicas
adecuadas en el hogar.

Sobreexplotación debido a la abundancia de los recursos disponibles

La presencia de recursos abundantes de agua en zonas rurales puede dar lugar a un aumento de las
existencias ganaderas, con todos los efectos perjudiciales que ello implica (sobrepastoreo, ramoneo,
compactación del suelo, etc.). A largo plazo, pueden producirse efectos terciarios, tales como alteraciones
del microclima ocasionadas por cambios en la vegetación (p. ej., alteración del microclima en las
inmediaciones del suelo debido al ramoneo de las cabras) o incidencia de la erosión hidráulica y eólica
ocasionada por el sobrepastoreo y la eliminación de la cubierta vegetal, con la consiguiente pérdida de la capa
vital de humus.

También se registran efectos negativos cuando el emplazamiento y la disposición de las instalaciones


de abastecimiento (p. ej., pozos) no se ajustan a las necesidades socioeconómicas del grupo destinatario.
Las comunidades nómadas, por ejemplo, requieren instalaciones de abastecimiento que puedan ser
alcanzadas en marchas de un día, incluso en condiciones climáticas adversas y cuando escasea el forraje. Al no
cumplirse esta condición, tiende a prolongarse la estadía promedio de los ganaderos en cada punto de
abastecimiento, con lo cual aumenta el peligro de sobreexplotación. En casos extremos, habría que
examinar incluso la posibilidad de abandonar las estructuras nómadas en favor de un estilo de vida
'semisedentario', lo cual, sin embargo, produciría otras consecuencias sociales y socioeconómicas difícilmente
calculables.

En tales casos, conviene elaborar concepciones de proyectos con la participación de los grupos destinatarios,
teniendo en cuenta los tradicionales derechos de uso del agua y de las pasturas y realizando al mismo tiempo
actividades de sensibilización y de concientización, a fin de encontrar soluciones que protejan el recurso
(incluyendo, en caso dado, la introducción de tarifas de consumo).

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