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El abastecimiento de agua en zonas rurales abarca todas las actividades destinadas a satisfacer la demanda
de agua en regiones primordialmente campestres.
Estructuras nómadas
Estructuras agrícolas
Estructuras de periferia urbana.(La clasificación no incluye plantaciones ni latifundios)
El abastecimiento de agua en zonas rurales abarca el suministro de agua para el consumo humano y para
otros usos de la población rural, incluyendo por ejemplo el agua de riego para huertas. Dada la
imposibilidad de separar claramente el suministro de agua para el ser humano y para los animales, se
considera que el abastecimiento rural abarca también el suministro de agua para el ganado, incluido el
abastecimiento de bebederos, a pesar de que éste constituye un problema independiente desde el punto de
vista de su impacto ambiental.
Los proyectos de abastecimiento de agua en zonas rurales no abarcan el suministro de agua para fines
agrícolas en general. Se excluyen particularmente el riego de cultivos, así como las obras hidráulicas
rurales. El abastecimiento rural, a diferencia del urbano, carece generalmente de un sistema de
distribución por tuberías, exceptuando los conductos de aportación a zonas con escasez de agua y los
tramos (generalmente cortos) que conforman las rudimentarias redes de alimentación de pilas públicas en
poblaciones extensas.
Los proyectos rurales del ámbito se clasifican según la técnica de captación de aguas, pudiéndose
distinguir entre:
En muchos casos, dependiendo del volumen de agua disponible en las distintas épocas del año, se combina el
aprovechamiento de las tres fuentes de abastecimiento para cubrir la demanda.
Los sistemas de abastecimiento públicos en zonas urbanas cuentan con (grandes) instalaciones de captación y
almacenamiento y están conectados a un sistema de distribución. Las zonas rurales, en cambio, suelen tener
sistemas de abastecimiento 'descentralizados', cuya construcción y operación se llevan a cabo
muchas veces con la participación de los beneficiarios, en el marco de proyectos de autoayuda.
Grupos relativamente reducidos de consumidores -desde familias extensas hasta aldeas o comunidades
de pastores nómadas- se abastecen de pequeñas instalaciones individuales, que en muchos casos se
encuentran muy alejadas y dispersas y generalmente carecen de sistemas de distribución. El acarreo del agua
en las zonas rurales corresponde tradicionalmente a las mujeres y a las niñas.
La distribución del agua, es decir su acarreo desde el lugar de extracción hasta el de consumo, aún se
realiza primordialmente en recipientes portátiles, o en recipientes más grandes que pueden ser cargados por
asnos. Este trabajo corresponde generalmente a las mujeres y a las niñas. Las tuberías de conducción son
poco comunes, y cuando existen suelen ser muy cortas. Para reducir en lo posible el transporte, los bebederos
se ubican muy cerca del punto de extracción o de recolección.
Entre los elementos esenciales de los proyectos de agua rurales se cuentan las medidas locales destinadas a
regular el abastecimiento, especialmente en situaciones de escasez. Las medidas incluyen la restricción de
los horarios de abastecimiento y de bombeo, la restricción del volumen de extracción y otras
medidas destinadas a reducir el consumo, como por ejemplo la aplicación de tarifas.
Visión sinóptica
Los proyectos de abastecimiento de agua en áreas rurales pueden tener efectos ambientales, alterando
especialmente la cantidad y la calidad del agua disponible en las fases de:
De lo dicho anteriormente se desprende que las medidas de protección ambiental incluyen aspectos tanto
cuantitativos como cualitativos. Se trata primordialmente de estrategias orientadas a prevenir la
sobreexplotación del recurso y los riesgos higiénicos. Además de las medidas técnicas realizables
(por ejemplo, acondicionamiento básico de pozos utilizando tecnologías apropiadas), se requieren actividades
complementarias para organizar la autoayuda, especialmente campañas educativas y de higiene. A las
mujeres les corresponde un papel decisivo en la planificación y, ante todo, en la ejecución de estas
campañas.
Generalidades
Los recursos de agua están expuestos a alteraciones perjudiciales de tipo cuantitativo (alteración del
volumen total y de la cantidad disponible en los distintos lugares y temporadas) y cualitativo (alteración de la
calidad y, por tanto, de la aptitud para distintos usos, debido a sustancias contaminantes, bacterias, etc.). Los
proyectos de abastecimiento de agua son causas potenciales de tales alteraciones.
Desde el punto de vista higiénico, los pozos abiertos son mucho más vulnerables que las instalaciones de
bombeo cubiertas.
En zonas rurales con estructuras tradicionales, donde el volumen de extracción suele ser reducido, la suma de
los recursos disponibles en muchos casos ofrece un potencial de regeneración adecuado que permite
evitar la sobreexplotación sostenida. No obstante, la suma de varios factores negativos puede llevar a la
sobreexplotación.
Aguas subterráneas
En términos cuantitativos, la regeneración de las aguas subterráneas -como recurso hídrico más
sensible- depende esencialmente de la tasa de recarga, que en muchos casos es muchísimo menor que
el promedio de precipitaciones. El siguiente ejemplo ilustra la importancia de este factor:
Si las precipitaciones regeneran las aguas subterráneas a razón de 88 mm/año, una comunidad rural
con un sistema normal de pozos individuales y un volumen de extracción anual de unos 8.000 m³
(unas 10 horas de operación al día con un volumen de extracción de entre 0,8 y 2 m³/h) requiere un
área de captación de 10 hectáreas (0,1 km²).
En cambio, con una tasa de recarga 10 veces menor (8 mm/año), los pozos necesitan un área de
captación diez veces mayor (unas 100 hectáreas = 1 km²).
El ejemplo anterior resalta la extremada sensibilidad del balance hídrico en zonas con una tasa de recarga
baja (inferior a 10 mm/año), siendo ésta la situación en muchas de las zonas áridas de Africa.
Además de estos factores inalterables, existen modelos de uso que pueden conducir a la sobreexplotación del
recurso. Ejemplos:
Para prevenir la sobreexplotación, es necesario conocer en detalle los elementos que componen el
balance hídrico, es decir las condiciones de alimentación y descarga de la cuenca que se desea explotar. Sin
embargo, en muchos casos faltan los datos necesarios. El establecimiento de una base de datos adecuada
requiere años de observación, lo cual puede plantear un conflicto de intereses, especialmente si se desea
realizar rápidamente un proyecto. La sobreexplotación puede ser causada entonces por una planificación
precipitada, basada en períodos de observación demasiado cortos (en algunos casos se prescinde incluso de la
planificación al realizar proyectos de poca envergadura).
En los países de las zonas templadas, los planes de gestión de recursos hídricos tradicionalmente dan prioridad
absoluta a la conservación de las aguas subterráneas
Véase al respecto el capítulo 'Elaboración de un plan general para la gestión de recursos hídricos'.
En zonas áridas, en cambio, puede ser necesario abandonar temporalmente este principio, e incluso explotar
reservas de agua fósil (no renovables), a fin de garantizar la subsistencia humana. Sin embargo, debe
tenerse en cuenta que la sobreexplotación sostenida conduce necesariamente al agotamiento de las
reservas, pudiendo menoscabar a largo plazo las bases de subsistencia.
En caso de extraer el agua con uno de los numerosos modelos de bombas de mano, suelen producirse
problemas netamente mecánicos que, sin embargo, repercuten de forma importante en el abastecimiento. Las
bombas muchas veces dejan de funcionar completamente por falta de repuestos básicos. Puede ocurrir, por
ejemplo, que éstos no estén disponibles o que falte el dinero necesario para comprarlos. También puede
suceder que nadie se haga responsable de reparar la bomba, con lo cual resulta imposible utilizar el pozo. En
este caso, la población tiene que recurrir nuevamente a aguas superficiales de dudosa calidad.
Ello demuestra que -particularmente en lo que concierne a la entidad responsable, así como a la selección de
una tecnología adecuada y de tarifas que garanticen la operación y el mantenimiento continuos de la
instalación- será necesario obtener la participación del grupo destinatario, especialmente de las
mujeres, quienes generalmente son las encargadas de acarrear el agua.
Aguas superficiales
A fin de almacenar aguas superficiales para distintos usos (p. ej., abastecimiento de poblaciones, irrigación)
y mantenerlas disponibles durante períodos prolongados o durante todo el año, suelen construirse
presas de tierra de escasa altura (pocos metros) en ríos y otras masas de agua, o bien en las cuencas de
captación, en el fondo de los valles o en depresiones adecuadas (véase también el capítulo 'Construcciones
hidráulicas agropecuarias).
Una pequeña represa o embalse sólo tiene efectos significativos sobre el régimen hídrico aguas abajo si el
agua desviada para el consumo constituye una parte importante del caudal normal de las aguas (p.
ej., si el caudal restante no alcanza ya el nivel medio de estiaje). En el caso excepcional de que se desvíe todo
el caudal, el curso de agua se secará y se producirá un descenso del nivel de las aguas subterráneas.
Será necesario, por lo tanto, identificar y calcular en cada caso los efectos ecológicos de la captación del
volumen de agua previsto. Especialmente, deberá realizarse un examen exhaustivo para determinar si se
justifica la captación del volumen total de agua, aun teniendo en cuenta las consecuencias para el
régimen hídrico aguas abajo.
Los problemas ecológicos en este ámbito suelen producirse debido al almacenamiento inapropiado de aguas
lluvia y de aguas embalsadas, así como por la contaminación y el uso indebido del agua durante su
transporte en conductos abiertos. Los riesgos higiénicos y la consiguiente propagación de
enfermedades hídricas afectan particularmente a las zonas rurales, donde los seres humanos y los
animales casi siempre tienen acceso libre a las aguas superficiales, donde no está restringido el (consumo y
donde generalmente no existe una conciencia adecuada de los peligros sanitarios.
La contaminación del agua en los sistemas de abastecimiento 'descentralizados' se produce típicamente en los
puntos de distribución, tanto en pozos pequeños (abiertos o dotados de bombas), como en los distintos sistemas
de captación de aguas superficiales. Existen múltiples posibilidades de contaminación de los pozos y de los
recursos superficiales, así como de las aguas subterráneas en general. La siguiente reseña muestra las
principales causas de la contaminación, que además plantean riesgos de contagio individual y de
epidemias.
Pérdidas de sustancias contaminantes procedentes del motor y del sistema de impulsión del dispositivo de
extracción (combustible diesel, productos lubricantes), siendo más propensos a la contaminación los pozos
abiertos que los pozos cerrados dotados de bomba
Las zonas de protección de aguas, a pesar de ser un medio recomendable para evitar la contaminación de
los acuíferos por el hombre y los animales, son difíciles de establecer y exigen actividades previas de
educación y divulgación. A corto plazo, pueden tomarse primeras medidas de protección en el área inmediata
de extracción o distribución (pozo, bomba, tanque comunitario, aguas superficiales, manantial), las cuales
contribuyen sustancialmente a mejorar las condiciones higiénicas y a eliminar los riesgos arriba mencionados.
Las actividades de concientización y divulgación son indispensables en este contexto y deben estar
dirigidas primordialmente a las mujeres, por ser éstas las encargadas de la limpieza y la salud en el hogar.
Las primeras medidas de protección consisten en cercar los puntos de extracción y distribución (p.
ej., el pozo del pueblo), designando un lugar específico para cada finalidad (agua para consumo humano, puntos
de repartición de agua, lavaderos, abrevaderos, etc.) y dejando una distancia adecuada entre los distintos
usos. Cada punto de extracción debe disponer de un desagüe adecuado. A fin de garantizar buenas
condiciones de limpieza y de operación en el lugar de extracción y de satisfacer las distintas necesidades de
abastecimiento, debe introducirse además un sistema de control y supervisión que regule el mantenimiento,
la limpieza y la prevención del deterioro ambiental. Como en los casos anteriores, las mujeres desempeñan un
papel central en este contexto, pudiendo ejercer las funciones pertinentes (p. ej., 'encargada del pozo').
Finalmente, en vista del número creciente de estaciones de servicio y de talleres de mecánica automotriz en
muchos países, conviene promover el diseño y la instalación de separadores de gasolina y de aceite.
El deterioro incipiente de las aguas superficiales y subterráneas y los riesgos derivados para la salud
humana y animal pueden combatirse con medidas básicas, tales como la educación higiénico-sanitaria y la
construcción de letrinas. Como se indicó arriba, conviene obtener la participación activa de las mujeres
en estas actividades, por ser ellas las encargadas de buscar el agua y de mantener condiciones higiénicas
adecuadas en el hogar.
La presencia de recursos abundantes de agua en zonas rurales puede dar lugar a un aumento de las
existencias ganaderas, con todos los efectos perjudiciales que ello implica (sobrepastoreo, ramoneo,
compactación del suelo, etc.). A largo plazo, pueden producirse efectos terciarios, tales como alteraciones
del microclima ocasionadas por cambios en la vegetación (p. ej., alteración del microclima en las
inmediaciones del suelo debido al ramoneo de las cabras) o incidencia de la erosión hidráulica y eólica
ocasionada por el sobrepastoreo y la eliminación de la cubierta vegetal, con la consiguiente pérdida de la capa
vital de humus.
En tales casos, conviene elaborar concepciones de proyectos con la participación de los grupos destinatarios,
teniendo en cuenta los tradicionales derechos de uso del agua y de las pasturas y realizando al mismo tiempo
actividades de sensibilización y de concientización, a fin de encontrar soluciones que protejan el recurso
(incluyendo, en caso dado, la introducción de tarifas de consumo).