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Schelling, Investigaciones sobre la esencia de la libertad

La oposición verdadera es la de necesidad y libertad.


Sobre el siguiente pasaje cabe señalar que el concepto sirve para determinar y también destacar la
relación que mantiene con una concepción científica o sistemática del mundo:
336. Las investigaciones sobre la esencia de la libertad humana pueden en parte apuntar al
concepto correcto de la misma, desde el momento en que, por muy inmediatamente grabado que
esté el sentimiento del hecho real de la libertad en cada cual, tampoco lo está a un nivel tan
superficial como para no exigir, aunque sólo sea para expresarlo con palabras, una pureza y
hondura, de espíritu mucho mayores de lo habitual, y en parte, pueden concernir a la relación de
este concepto con la totalidad de una concepción científica del mundo.
El sistema prime facie se opone a la noción de libertad, pues en sistema todo ha sido previamente
determinado.
347. La inmanencia en Dios y la libertad se contradicen tan poco, que precisamente sólo el ser
libre, y hasta donde es libre, es en Dios, y el no libre, y hasta donde no es libre, es necesariamente
fuera de Dios.
351. Pero el propio idealismo, por mucho que le debamos nuestra superioridad a este respecto y
el primer concepto de libertad formal, no deja por eso de ser él mismo lo más lejano a un sistema
completo […]
351. Al primer respecto señalemos que en el idealismo, construido como sistema, de ningún modo
basta afirmar que «sólo actividad, vida y libertad son lo verdaderamente efectivo», lo que también
podría sostener el idealismo subjetivo (el idealismo de Fichte, que se malentiende a sí mismo);
más bien se exige la demostración de que todo lo efectivo (la naturaleza, el mundo de las cosas)
tiene como fundamento actividad, vida y libertad, o, en palabras de Fichte, que no sólo el Yo lo es
todo, sino que también, a la inversa, todo es Yo.
Para Schelling, el idealismo –de Kant y Fichte—sólo ofrece un concepto general y formal de
libertad.
352. […] el concepto real y vivo es el de que la libertad es una capacidad para el bien y para el mal.
352-353: Este es el punto de más honda dificultad de toda la doctrina de la libertad, que ha sido
sentido desde siempre y que afecta no sólo a este o aquel sistema, sino en mayor o menor medida
a todos, y de modo superlativo al concepto de inmanencia, pues, o bien se acepta que existe un
mal efectivo, en cuyo caso es inevitable incluir al mal en la sustancia infinita o en la propia
voluntad originaria –con lo cual se destruye el concepto de un ser absolutamente perfecto--, o
bien hay que negar de algún modo la realidad del mal, con lo cual, sin embargo, desaparece al
tiempo el concepto real de libertad.
357: “La filosofía de la naturaleza de nuestro tiempo ha establecido por primera vez en la ciencia la
distinción entre el ser, en cuanto que existe, y el ser en cuanto mero fundamento de la existencia”.
No hay nada anterior a Dios; Dios tiene el fundamento de su existencia en sí mismo.
358. Ese fundamento de su existencia que Dios tiene en sí mismo, no es Dios considerado
absolutamente, esto es, en cuanto que existe, pues es sólo lo que constituye el fundamento de su
existencia, es la naturaleza en Dios, un ser inseparable de Él, pero sin embargo distinto de Él.
La relación que menciona Schelling la ilustra mediante la analogía entre la gravedad y la luz.
358. Dios lleva dentro de sí el fundamento interno de su existencia que, por lo tanto, le precede en
calidad de existente, pero de la misma manera, Dios es a su vez el Prius del fundamento, en
cuanto que el fundamento como tal tampoco podría ser si Dios no existiera como acto.
359. […] las cosas tienen su fundamento en aquello que, en Dios mismo, no es Él mismo, esto es,
en aquello que es el fundamento de la existencia de Dios. Si queremos poner este ser al alcance
humano, podemos decir que se trata del ansia que siente el Uno eterno de engendrarse a sí
mismo.
El ansia considerada en sí misma es voluntad, es querer. Voluntad en la que aún no hay ningún
entendimiento.
359. Con todo, es una voluntad que quiere el entendimiento, es el ansia y deseo de
entendimiento; una voluntad que no es consciente, sino que presiente, y cuyo presentimiento es
el entendimiento.
359. Tras el hecho eterno de la autorrevelecación, todo es en el mundo –tal y como lo vemos
ahora—regla, orden y forma, pero, con todo, lo carente de regla subyace siempre en el
fundamento, como si pudiera volver a brotar de nuevo, y en ningún lugar parece que el orden y la
forma son lo ordinario, sino como si se hubiera ordenado algo inicialmente sin regla.
En ansia es el fundamento de la realidad de las cosas, el fundamento o la base de las cosas.
Sólo Dios se encuentra en la luz pura. El ser humano se opone al fundamento por su vanidad,
según Schelling. Sin embargo, sólo emerge con mayor fuerza el entendimiento si se tiene
conciencia de la oscuridad de la que surgimos.
360. Todo nacimiento es un nacimiento desde la oscuridad a la luz; la semilla ha de ser hundida en
la tierra y morir en las tinieblas a fin de que pueda alzarse una forma luminosa más hermosa y
desarrollarse bajo los rayos del sol. El hombre se forma en el seno materno, y sólo desde la
oscuridad de lo que carece de entendimiento (del sentimiento y el ansia, maravillosa madre del
conocimiento) nacen los pensamientos luminosos.
La autorrevelación es cuando Dios se contempla a sí mismo.
363. El principio, hasta donde procede del fundamento y es oscuro, es la voluntad propia de la
criatura, la cual, sin embargo, hasta donde todavía no se ha elevado (como principio del
entendimiento) a la perfecta unidad con la luz (por lo tanto no lo puede asir), es mera pasión o
concupiscencia, es decir, voluntad ciega. A esta voluntad propia de la criatura se le contrapone el
entendimiento en tanto que la voluntad universal, el cual se sirve de ésta y la subordina como
mero instrumento.
363. Debido a que surge del fundamento (a que es criatura), el hombre tiene en sí un principio
independiente respecto a Dios, pero debido a que precisamente tal principio –sin que por ello cese
de ser oscuro en su fundamento—se transfigura en luz, surge al mismo tiempo en él algo más
elevado: el espíritu. Pues el espíritu eterno es el que expresa la unidad o la palabra en la
naturaleza.
La palabra sólo surge de la unidad entre luz y fundamento.
Los dos principios: luz y oscuridad, se encuentran en todas las cosas.
364. Por lo tanto, la palabra, incompleta y retenida aún en todas las demás cosas, sólo se expresa
íntegramente en el hombre. Pero en la palabra expresada se revela el espíritu, esto es, Dios
existente como acto. Ahora bien, desde el momento en que el alma es la identidad viva de ambos
principios, es espíritu, y el espíritu es en Dios. Si la identidad de ambos principios fuera en el
espíritu del hombre tan indisoluble como en Dios, no habría ninguna diferencia, esto es, Dios no se
manifestaría como espíritu. Aquella unidad que es indivisible en Dios, debe de ser por lo tanto
divisible en el hombre, y ésta es la posibilidad del bien y del mal.
En el ser humano se pueden separar los dos principios. Schelling habla de la posibilidad del mal
para hacer comprensible la separabilidad de los dos principios.
Parece que en este pasaje a que el ser humano es espíritu tiene algo inteligible en sí, además se
puede referir a sí mismo. 364. El principio surgido a partir del fundamento de la naturaleza por el
que el hombre está separado de Dios, es su mismidad, que, sin embargo, a través de su unión con
el principio ideal, se vuelve espíritu. La mismidad en cuanto tal es espíritu, o el hombre es espíritu
en cuanto ser que se refiere a sí mismo, particular (separado de Dios), y esta relación constituye
precisamente su personalidad.
Como la mismidad es espíritu, entonces el ser humano, según Schelling, puede elevarse desde su
particularidad a algo universal. Se puede contemplar en la libertad total.
364; […] es voluntad que se contempla a sí misma en la libertad total y ya no es instrumento de la
voluntad universal que crea en la naturaleza, sino que está por encima y fuera de toda naturaleza.
El espíritu está por encima de la luz del mismo modo en que se eleva en la naturaleza por encima
de la unidad de la luz y del principio oscuro. Debido a que es espíritu, la mismidad se libera de
ambos principios.
La mismidad es voluntad propia. La voluntad propia sólo es espíritu, es decir, sólo es libre cuando
se ha convertido en voluntad originaria.
Explicación sobre el mal, 365-366: “[…] la voluntad, que sale de su sobrenaturalidad para volverse
a un tiempo, como voluntad universal, particular y propia de las criaturas, tiende a subvertir la
relación que existe entre los principios, a elevar el fundamento por encima de la causa y a usar el
espíritu, que sólo recibió para el centro, fuera de este último y en contra de la criatura, lo que
conduce al caos dentro y fuera de ella. Hay que considerar a la voluntad del hombre como a un
vínculo que une fuerzas vivas; mientras ella misma permanezca en su unidad con la voluntad
universal, también aquellas fuerzas persistirán en la medida y el equilibrio divinos. Pero apenas se
aparta la voluntad propia de centro, que es su lugar, y ya se aparta también el vínculo de fuerzas;
en lugar de él reina entonces una mera voluntad particular que ya no es capaz de reunir a las
fuerzas, como la voluntad originaria, y que, por consiguiente, tiene que aspirar a formar o
componer una vida propia y singular a partir de las concupiscencias y apetitos […]”
La vida verdadera sólo se encuentra en la relación originaria de las fuerzas. La vida falsa cuando se
alteran los principios.
366: […] toda genuina curación consiste en el restablecimiento de la relación de la periferia con el
centro, y el tránsito de la enfermedad a la salud en realidad sólo puede ocurrir del modo inverso,
esto es, por la reanudación de la vida separada y singular en el rayo de luz dentro del ser, de
donde volverá a resultar la escisión (crisis).
El concepto de mal: inversión de los principios.
El mal reside en el centro o la voluntad originaria del primer fundamento. Por eso el mal no sólo es
privación sino que también hay algo positivo en el mal.
372: En el animal, como en cualquier otro ser de la naturaleza, ese principio oscuro también es
efectivo, pero todavía no ha nacido en él a la luz como en el hombre, no es espíritu y
entendimiento, sino pasión ciega y apetito; en definitiva, en donde todavía no existe ninguna
unidad absoluta o personal, no es posible ninguna caída, ninguna separación de los principios.
Sin discordia no hay amor. Por eso es necesario el mal o el fundamento.
373: Pues no se trata sólo de explicar cómo el mal se realiza en el hombre singular, sino de explicar
su eficacia universal, o de qué modo puede, a título de principio indiscutiblemente universal
siempre en lucha con el bien, haber interrumpido en la creación. Dado que es innegablemente
efectivo, al menos a modo de oposición universal, no nos cabe duda de antemano de que haya
sido necesario para la revelación de Dios; precisamente, esto es lo que se deduce también de lo
antes dicho.

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