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Introducción
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2 Las partes son las siguientes: “Quiénes eran los caballeros de la capa y el
juramento que hicieron”, “De la atrevida empresa que ejecutaron los caballeros
de la capa”, “El fin del caudillo y de los doce caballeros”.
3 PALMA Ricardo, Tradiciones peruanas (Selección), Madrid: Cátedra, 2011, p.135.
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6 op.cit., p.138.
7 Ibíd., p.139.
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8 Ibíd., p.138.
9 Ibíd., p.140.
10 Ibíd., p.141.
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11 Ibíd., p.142.
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13 Op.cit., p.143.
14 Así se explica en el Dictionnaire des symboles dirigido por Jean Chevalier: “Avec
l’olivier, la vigne, le figuier est un des arbres qui symbolisent l’abondance”. Poco
más adelante se añade que: “Le figuier symbolise la science réligieuse”. En:
CHEVALIER Jean (Dir.), Dictionnaire des symboles, Paris, Robert Laffont, 1969,
p.352.
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ellos –lo cual no puede más que enaltecerlo– sino que también
se muestra como un buen cristiano pues al final llega a hacer
una cruz con su sangre en la tierra: “El conquistador del Perú
solo pronunció una palabra: ¡Jesús!, y cayó, haciendo con el
dedo una cruz de sangre en el suelo, y besándola”15. Podemos
decir que el narrador de Los caballeros de la capa, a diferencia
del metomentodo que Palma utiliza en otras tradiciones, se
mantiene relativamente discreto en esta, pero lo que no se
puede negar es el parti pris del autor por Francisco Pizarro,
quien hasta en el momento de su muerte se encargará de
subrayar su coraje, entrega y devoción. En el universo colonial
representado, el marqués Pizarro es la imagen de un gobernador
ideal, asesinado por fuerzas irracionales y abyectas: “Quisieron
más tarde sacar el cuerpo de Pizarro y arrastrarlo por la plaza;
pero los ruegos del obispo de Quito y el prestigio de Juan de
Rada estorbaron este acto de bárbara ferocidad”16. Así, termina
la vida de un hombre que, tal y como lo presenta el autor, pudo
haber sembrado la semilla de la civilización y piedad en tierras
americanas.
15 op.cit., p.145.
16 op.cit., p.145.
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17 op.cit., p.148.
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18 op.cit., p.148.
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19 op.cit., p.149.
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Conclusiones
20 op.cit., p.152.
21 Así lo formula el crítico José Miguel Oviedo: “Pero Palma ya no es el mismo:
los sangrientos hechos, la muerte brutal de su amigo Balta, la violencia
destructora de la lucha por el poder, han dejado en él huellas imborrables.
Él que había firmado aquella tarde del 22 de julio una propuesta del senado
contra el golpe de los Gutiérrez, ha perdido toda fe e interés en la política”. En:
OVIEDO José Miguel, Genio y figura de Ricardo Palma, Buenos Aires: Editorial
Universitaria, 1965, p.82.
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Bibliografía
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