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LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL

Revolución es un cambio social organizado, masivo, intenso, repentinoy generalmente no


exento de conflictos violentos para la alteración de un sistema político, gubernamental o
económico. Procede del latín revolutĭo, -ōnis.
Revolución es usado como sinónimo de 'inquietud', 'revuelo' o 'alboroto' y por otro lado es
usado como ‘cambio’, ‘renovación’ o ‘vanguardia’ y por ello su significado depende del lado
en que se está de la historia de la revolución.

La diferencia entre revolución y rebelión, dentro del ámbito de las ciencias sociales y
ciencias políticas, radica en que la revolución implica necesariamente un cambio concreto y
generalmente radical y profundo, en este sentido la rebelión no es organizada ni sistemática,
pues si se define revolución desde el origen etimológico, radica esencialmente en provenir
desde el latin, entendido en simples palabras: dar vueltas, del griego revolutum.Según los
antiguos griegos hasta la edad media, como Platón y Aristóteles, la revolución fue
considerada como una consecuencia evitable de la decadencia e incerteza del sistema de
valores, los fundamentos morales y religiosos de un Estado.
Sólo al entrar en la época del Renacimiento que empieza el pensamiento revolucionario
moderno. Es por aquella razón que milton lo define como una habilidad social para
desembocar todo un potencial, también lo definió como un derecho de la sociedad para
defenderse de los tiranos abusivos Milton asumía la revolución como la manera de
la sociedad para alcanzar la libertad asociándose al concepto de la utopía y distopía.En
mecánica, por otro lado, una revolución es un giro o una vuelta completa de una pieza sobre
su eje.
Sin embargo, lo que de verdad importa en este artículo sobre la revolución, es su
desembocamiento y desarrollo en torno a la industria, allá hacia finales del siglo XIX, en
términos más acotados me refiero a La Revolución industrial, la cual se define básicamente
como un conjunto de cambios socioeconómicos y técnológicos que suponen la
transformación de una economía basada en la agricultura, la artesanía y el entorno rural a
otra basada en la industria, la producción mecanizada y el entorno urbano.
En este sentido, Hay una segunda etapa en la Revolución Industrial, que corresponde al
período entre 1870 y la Primera Guerra Mundial, en la que nuevas fuentes de energía se
suman a este proceso industrializador: la electricidad y el petróleo. El soporte teórico de estos
nuevos sistemas económicos y mercantiles lo dieron liberales como Adam Smith, quien era
uno de los integrantes de la Escuela de Manchester, la que había desencadenado una lucha
contra las teorías mercantilistas del siglo XVII.
Este término se aplica especialmente al periodo históricosituado aproximadamente entre
mediados del siglo XVIII hasta la mitad del siglo XIX en Estados Unidos, Japón y algunos
países de Europa en el que se produjeron grandes cambios en este sentido. Estas hacían
intervenir al Estado para proteger, a través de aduanas, la economía de cada nación. La
aparición de la doctrina del "Laissez Faire" acompañó los cambios de la nueva economía que
aportaba la Revolución Industrial y la obra de Adam Smith, Investigación sobre la
naturaleza y las causas de las riquezas de las naciones, aparecida en 1776, se convirtió en
la Biblia de los nuevos industriales ingleses, que argumentaban que se debía dejar el mundo
económico en manos de sus propias leyes naturales. Pero luego, los países que llegaron con
más retardo a la Revolución Industrial, no dejaron todo en manos de las leyes económicas,
sino que se aseguraron de resguardar su incipiente industria por medio de protecciones
aduaneras.

En este escenario, es posible decodificar en simples pasos las consecuencias de la revolución


industrial para la modernidad temprana, puesto que Además de los cambios en los medios de
producción, la aparición de los nuevos medios de transporte y las transformaciones
demográficas, la Revolución Industrial tuvo como consecuencia, una serie de cambios
sociales, los cuales permitirán la consolidación de la clase burguesa y la situación de absoluta
precariedad en las condiciones de vida de los sectores populares. Esta situación es la que se
conocerá como Cuestión Social, la cual tendrá profundas consecuencias y motivará el
surgimiento de una serie de posturas críticas que intentarán darle alguna solución al
problema.
El considerable aumento natural de la población en las ciudades europeas, más la llegada de
migrantes desde el campo, producto de la mecanización de las faenas agrícolas y la
consiguiente cesantía de muchos campesinos, provocó la existencia de una gran cantidad de
personas buscando trabajo en las fábricas. Esta situación arruinó aún más las condiciones de
vida de la clase trabajadora, conocida ahora como Proletariado.
urbano, industrializada y mecanizada.

La Revolución Industrial marca un punto de inflexión en la historia, modificando e


influenciando todos los aspectos de la vida cotidiana de una u otra manera. La producción
tanto agrícola como de la naciente industria se multiplicó a la vez que disminuía el tiempo
de producción. Este grupo social, conocido así debido a que su única posesión era la Prole
(la familia), se caracterizó por las extensas jornadas de trabajo que debía realizar (a veces
de hasta 16 horas diarias) en condiciones extremadamente precarias; no tenían protección
social ni seguros en caso de accidentes. Sus salarios eran muy bajos y variables
dependiendo de los niveles de producción. Al ser insuficiente el salario, en muchas
ocasiones debía trabajar también la A partir de 1800 la riqueza y la renta per cápita se
multiplicó como no lo había hecho nunca en la historia,3 pues hasta entonces el PIB per
cápita se había mantenido prácticamente estancado durante siglos.4 En palabras del premio
Nobel Robert Lucas

A partir de este momento se inició una transición que acabaría con siglos de una mano de
obra basada en el trabajo manual y el uso de la tracción animal siendo estos sustituidos por
maquinaria para la fabricación industrial y el transporte de mercancías y pasajeros. Esta
transición se inició a finales del siglo XVIII en la industria textil y la extracción y
utilización de carbón. La expansión del comercio fue posible gracias al desarrollo de las
comunicaciones con la construcción de vías férreas, canales o carreteras. El paso de una
economía fundamentalmente agrícola a una economía industrial influyó sobremanera en la
población, que experimentó un rápido crecimiento sobre todo en el ámbito urbano. La
introducción de la máquina de vapor de James Watt (patentada en 1769) en las distintas
industrias fue el paso definitivo en el éxito de esta revolución, pues su uso significó un
aumento espectacular de la capacidad de producción. Más tarde el desarrollo de los barcos
y ferrocarriles a vapor así como el desarrollo en la segunda mitad del XIX del motor de
combustión interna y la energía eléctrica supusieron un progreso tecnológico sin
precedentes.

Como consecuencia del desarrollo industrial nacieron nuevos grupos o clases sociales
encabezadas por el proletariado —los trabajadores industriales y campesinos pobres— y
la burguesía, dueña de los medios de producción y poseedora de la mayor parte de la renta
y el capital. Esta nueva división social dio pie al desarrollo de problemas sociales y
laborales, protestas populares y nuevas ideologías que propugnaban y demandaban una
mejora de las condiciones de vida de las clases más desfavorecidas, por la vía
del sindicalismo, el socialismo, el anarquismo, o el comunismo.

Aún sigue habiendo discusión entre historiadores y economistas sobre las fechas de los
grandes cambios provocados por la Revolución Industrial. El comienzo más aceptado de lo
que podríamos llamar Primera Revolución Industrial, se podría situar a finales del siglo
XVIII, mientras su conclusión se podría situar a mediados del siglo XIX, con un período de
transición ubicado entre 1840 y 1870. Fue el sector social más favorecido por los cambios
económicos que se estaban produciendo, ya que ellos fueron los dueños de los medios de
producción y paulatinamente pasaron a constituir la clase dirigente.
Vivieron en barrios exclusivos y separados de los sectores populares, aumentando el
contraste entre los dos sectores. Dispusieron de todas las comodidades en cuanto a
vestuario, alimentación y vivienda. Lógicamente esto se tradujo en una mayor esperanza de
vida de este sector en relación al proletariado.Por su parte, lo que podríamos
llamar Segunda Revolución Industrial, partiría desde mediados del siglo XIX a principios
del siglo XX, destacando como fecha más aceptada de finalización a 1914, año del
comienzo de la Primera Guerra Mundial. El historiador marxista Eric Hobsbawm,
considerado pensador clave de la historia del siglo XX 9 sostenía que el comienzo de la
revolución industrial debía situarse en la década de 1780, pero que sus efectos no se
sentirían claramente hasta 1830 o 1840. En cambio, el historiador económico inglés T.S.
Ashton declaraba por su parte, que la revolución industrial tuvo sus inicios entre 1760 y
1830.Algunos historiadores del siglo XX, como John Clapham y Nicholas Crafts,
argumentan que el proceso de cambio económico y social fue muy gradual, por lo que el
término «revolución» resultaría inapropiado. Estas cuestiones siguen siendo tema de debate
entre historiadores y economistas.

A modo, de complejizar el recorrido histórico de la revolución industrial, es necesio echar


para atrás la maquina, en cuanto a la situación de la edad media, el tiempo de la fecundidad
de la industria. Mucho antes de que el ruido de la máquinas estremeciera la tranquila vida
de los europeos, en los campos de Inglaterra, y más tarde en los de Francia, se desarrollaba
un importante proceso agrario. Los predios comenzaron a cercarse, se vieron las ventajas de
la rotación de la tierra, se mejoraron las empastadas y la crianza del ganado se
perfeccionó.

En los años iniciales del siglo XVII se inició el empleo de nuevos métodos y técnicas que
permitieron intensificar el cultivo y aumentar la productividad. A la vez, el transporte
adquirió mayor importancia y las comunicaciones abrieron otros mercados a los productos
agrícolas.

Hasta avanzada la Edad Media, el arado era lo más sobresaliente que se había inventado para
trabajar la tierra. Pero no solo los cercamientos fueron entre las tierras ajenas, si no que en
las mismas tierras de los terratenientes, o campesinos que lograron obtener fortunas, se
realizaban con el fin de impulsar un nuevo método de rotación, que era de tipo continuo, y
no trienal (que dejaba un campo descansar para recuperar sus nutrientes). En el método
continuo se alternaban los cultivos de cereales con los de legumbres y al tercer año de cultivo
se plantaban plantas forrajeras que servían de alimento para los animales y tenían el doble
propósito de brindar a la tierra concentraciones de nitrógeno, y al mismo tiempo se lo
brindaban los desechos de los animales que pastaban en las tierrasA comienzos de 1700, el
agricultor inglés Jetro Tull creó una máquina sembradora que distribuía la semilla en forma
regular por hileras y luego la cubría de tierra, sistema que permitió apurar las siembras y
reducir la cantidad de granos que había que sembrar.
Pero las mejoras técnicas no fueron tan espectaculares. La agricultura ofrecía poca
oportunidad para la especialización, y el empleo intensivo de la maquinaria en el
campo llegó tan sólo en el siglo XX. De igual modo, alrededor del 1780, nuevos tipos
de arados se introdujeron al mercado, y un constructor de molinos de Escocia inventó una
trilladora más eficiente. A partir de la renovación de la hilandería se puso en marcha un
proceso que condujo a la mecanización de todas las etapas de la producción de tejidos, desde
la desmontadora de algodón , fabricada en América por Eli Whitney, hasta las máquinas
que en Inglaterra limpiaban de cualquier impureza el algodón en rama (trabajo especialmente
penoso por el polvo que levantaba), el cardado y la elaboración mecánica de los husos para
la fabricación de hilo. Una vez fabricado éste, los telares mecánicos , desarrollados en
Francia por Jacquard, sustituían ventajosamente a los manuales tanto por la rapidez como por
la calidad.

El aumento de la producción de hierro ayudó a sustituir la madera por el metal en la


confección del arado y, en 1803, un arado de acero se puso a la venta en el mercado inglés.

A fines de 1770, un ganadero inglés logró producir ganado vacuno que daba mayor cantidad
de carne, caballar con más fuerza y lanar de mayor tamaño y peso. Se introdujeron nuevas
variedades de pastos y abonos. A comienzos del siglo XVIII las telas que se fabricaban en
Europa tenían como materia prima la seda (un artículo de lujo, debido a su precio), la lana o
el lino. Ninguna de ellas podía competir con los tejidos de algodón procedentes de la India y
conocidos por ello como indianas o muselinas . Para entonces, la producción de tejidos de
algodón en Inglaterra era insignificante y su importación desde la India constituía una
importante partida de su balanza mercantil. Para competir con la producción oriental se
necesitaba un hilo fino y fuerte que los hiladores británicos no producían.El inglés Charles
Townshend descubrió que había ciertas plantas, como el trébol y los nabos, que enriquecían
el suelo y evitaban que éste perdiera fertilidad. Haciendo una rotación adecuada de los
cultivos, se podía aprovechar la tierra todos los años, sin tener que dejar buena parte en
barbecho o descansando(en la imagen, la evolución del arado).

Gracias a esta revolución agraria se pudo alimentar a una masa humana cada vez más
creciente, Algunos historiadores argumentan que de hecho no hubo ninguna "revolución",
sino simplemente una evolución rápida en los métodos que conllevó el gran incremento de
la productividad agrícola. También es el período en que se asientan y popularizan nuevas
forrajeras y otros cultivos procedentes de América (maíz y papa entre ellos) que influye en
este proceso. que empezó a concentrarse en los centros urbanos, industriales y mineros.

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