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La «regla del minuto»: el método japonés para que los niños

aprendan a asumir responsabilidades

Ocurre cada día. A la hora de irse a la bañera, de ponerse el pijama, almorzar o de recoger los juguetes y

poner en orden la habitación. En muchas casas esas tareas cotidianas se convierten en un auténtico

suplicio porque los niños no suelen estar por la labor. Sencillamente no les apetece porque prefieren jugar

y les da pereza ponerse a ello. En muchas ocasiones los padres se enfandan -y los pequeños- y se

decantan por castigarles o premiarles para que hagan sus tareas pero, sin embargo, ni aún así, son

capaces de enfrentarse a ellas sin protestar. ¿Cómo podemos combatir la pereza de los niños?, ¿cómo

hacer para que aprendan a asumir sus responsabilidades en casa? Existen muchos métodos para hacer

que un niño asimile responsabilidades en el hogar, según cuenta Rossel Aparicio para «El Sur». Uno de

ellos está muy relacionado a la filosofía «Kaizen». Se trata de un sistema japonés sencillo que, de

aplicarse bien, garantiza que los pequeños se habitúen o asimilen ciertas tareas en su día a día sin más

inconvenientes. La idea es aplicar el citado método japonés en la educación del niño. ¿El secreto de su

éxito? Su apuesta por avanzar mediante pequeños pasos o pequeñas responsabilidades (objetivos

asumibles por el menor) hasta alcanzar finalmente tareas de mayor responsabilidad o complejidad. Te

contamos en qué consiste el «método Kaizen» y qué tienes que hacer para ponerlo en marcha. Toma

nota.

¿Qué es el «método Kaizen»?

El «método Kaizen» -«Kai» significa «cambio» mientras que «Zen» hace referencia a la sabiduría; por lo

que su traducción al castellano podría ser «mejora continua»- tiene su origen en la cultura japonesa

donde está muy enraizado el concepto de que cada día debe contener en sí la posibilidad de una mejora

personal. Partiendo de esa premisa mental, la base del método Kaizen se sustenta precisamente en que

una serie de mejoras continuas y pequeñas es mejor y más efectiva que un solo cambio grande. Todos

tenemos miedo a los cambios y nos vemos intimidados por cualquier reto que nos parezca grande e

inalcalzable (para un niño por ejemplo, puede ser en un determinado momento la obligación de tener que

recoger una habitación desordenada con juguetes salpicados por doquier). El método japonés nos dice

que, si cambiamos una enorme meta por una pequeña, al superarla, iniciamos entonces ese impulso que

necesitamos y que nos ayudará a alcanzar nuestro objetivo final con el tiempo. Se trata de mejorar cada

día un poco hasta alcanzar nuestros retos.

Cómo ponerlo en práctica en niños

Llegados a este punto, ¿cómo ponemos en práctica el método con nuestro hijo? Pues básicamente

tendría que ejecutar una determinada actividad cada día a la misma hora, pero solo durante un minuto.

Aunque 60 segundos puede parecer poco tiempo, lo cierto es que es el tiempo mínimo que se necesita

para comenzar a instaurar un hábito sin que la aparezca la pereza. De esta forma, al repetir a diario la
misma actividad durante un minuto, los pequeños se irán acostumbrando. Pocas semanas después esa

actividad en cuestión ya formará parte de su rutina cotidiana sin que el niño se haya dado cuenta y se

podrá ampliar el plazo de tiempo: dos minutos, tres o cinco hasta completar la actividad.

Para que el método funcione es aconsejable elogiar al niño una vez acabe la tarea propuesto. Ellos se

sentirán satisfechos y motivados al ver que superan sus tareas y que sus padres muestran orgullo por sus

acciones.

¿Cuándo aplicar el método?

El método japonés Kaizen puede aplicarse en todas las etapas de la evolución del niño y no únicamente

sirve para asentar rutinas. Se puede aplicar también el método en el ámbito académico, para motivar a los

niños a esforzarse en sus estudios y lograr mejorar su rendimiento escolar. También para promover

hábitos saludables como pueden ser el deporte o el hábito de la lectura. La premisa es sencillamente

transmitir al niño que lo importante es avanzar un pasito cada día, que comprendan que con esos

pequeños avances lograrán, con perseverancia, grandes resultados. ¿Te atreves a probarlo? Tan solo te

hace falta constancia y paciencia.

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