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/ Dourmentaccon Lagere L (M238 Pe send / éPor qué un derecho del trabajo? Alain Suplot Catedratico de Derecho Universidad de Nantes SUMARIO |. RAZONES ESTRUCTURALES: gPOR QUE NO EL DERECHO civive A. La constriccién fisica B. La subordinacién de la voluntad N.RAZONES COYUNTURALES: EL DERECHO DEL TRABAJO DE CARA AL CAMBIO A. Ciencia de los textos y analisis del cambio B, Practica de los textos y dominio del cambio sruiuctita reaizada por José Luis Gil Gil, Profesor Tila nisin de Derecho del Trabajo ¥ Seguridad Social an la Universidad de Alcald do Henares Nota gel traductor: El prasente artleulo reseoduce une count profesor Alain Supiot Bt seloquic Le droit du travail, un droit & parts, eelebrade ol 2 os {0 1990, on Paris, por Sonsalt Haclonal do la Magistraturay la Atsclaién Francesa de Deteoho del tabele er oon, conserva la forma oral, como el propia autor adviris al dario a la iapronia, ibn "1 cPor qué un derecho del trabajo? He aqui una interrogacién a la que resulta tentador dar un giro: gpor qué esta pregunta? {No tienen ya suficiente los magisttados con informarse del contenido de! derecho del trabajo, para aue haga falta importunarlos con preguntas trascendentales, que no cabe formulat sin énfasis?: gqué es el derecho del trabajo? zde donde viene? gadénde va? El profesor Verotea, organizador del presente coloquio, ha sabi. o disipar esa duda inicial, indicando que no puede aplicarse e interpretarse cl derecho del trabajo sin tener a la vista su razén de ser. Convencides coms esiamos del interés de la pregunta, nos enfrentamos a dos dificultades limi. ares a la hora de abordaria, Primera dificutad: es una cuestién muy controvertida. Surgié con las pric eras leyes obreras y, desde entonces, no ha dejado de suscitar reflexiones Politicas y doctrinales. Los uitimos afos le han dado —es cierto un nuevo aie We Juventud, con los debates acerca de la destegulacién: «iHay que Suara el Cécigo del Trabajo?», inquirfa el titulo de un coloquio organizado en Montpellier, en 1986 (1). «El derecho del trabajo, un derecho vivos, ros ondia haciendo eco otro coloquio organizado en Lyon, dos altos mas tan ts (2). Pero el dossier de las razones titimas del derecho del trabajo perma, Roce abierto, a juzgar, entre otras cosas, por el tiltime eologuio de Droit Social, que subrayaba los puntos de suspensién, la dificutad de esas cues, tones generales «Libertad, igualdad, fraternidad... y derecho del trabajo» (3). Fs bien dificil adentrarse en este terreno sin exponerse a la repeticién fstiiosa. Baste, pues, aqui con trazar a grandes rasgos el mapa We cess explicaciones ulimas del derecho del trabajo, Sobre este mapa, dos ciudades, 'No una a la derecha y otra a la izquierda, sino una Cludad del Economicisme y otra del Humanismo. 13 Cludad del Economicismo se situaria en la parte baja de este mapa, Pues Tos que la habitan ven en ei derecho del trabajo un vasallo do las 2) C25 ag BParecieron en Droit Socialsmim. espec., jlo-agasto 1986, pags. 559.604 (3) Drei Sat ct Publiearon en OroitSocia, num, espec, jlo-apasia 1905, sige, Saree (9) rot Sociat, nim, espec., enero 1890, 146 poe 13 = __ OMAR ae relaciones econémicas, una expresién de los Contlictos de interés (4). Tiene inguindas G2 Gerechas (que defiende el orden establecido) y su penica ce cconemie, Ke Quire subvert), pero los dos admiten la primecia ae ia Feo anim Le, que resume bien esta férmula del profesor Venue, quien cita, dereche de Cyphtuet "Cuidémonos de no olvidar que, en tovo cacy nai Gerecho del trabajo no dirige a la economia. Lo contraie &s, no obstante, ciertow ees ss del inate eee gue en ella ven, por el contrat, el derecho del tebe eee wen emae Ge sumisién do las relaciones econémicas a los valores monclen jo Sgnilicacién esencial del derecho del trabajo, eseribe es! act Durano, es sens sen moral. La sociedad moderna no admite que el trabajo see tratado sata ren Berech© de! trabajo se presenta como una reaction somee una filo- Sotia materialista» (5). Dicha interpretacién moral del dereehe del trabajo ia parte on fO8 dos partidos que, segén fos momentos, se enirentan ¢ alan: el pr G0 Gestiano (6), que hunde sus raices en la doctrina social dela Iglesia, ¥ &! partido laico, heredero del socialismo ut6pico o del Solidarismo (7). iraareacr%e gSGEE Tesumia pertectamente dicha opinién evande escriie No podtla A ince’ uae €1SeMtmante dela justia soca ins nclacenee ge es, ‘econdmica, perman Wucha por el progreso y el interés nacional arenes oe factores decisivos y Eonducdo'a i Sage FESR, GON respecio a fos intoreses go case ae ea geeeeNSS J asalasada, shai PuGLeEa Y capalsta a dar amas juceas'y cases’ s fg? obrera frana,pooe ao ne era contnuado siendo ta cetentadare el wage es, 2 hay buen propio ntrds cn ada tena les fisiéraias, sobre too wn damecroee tee ihe legisia en A Boles aresieGon U8 isin tan Taal que raya en la buena fer tate or Ouvrien, Pavis, A. Coun, 2." edicién, pags. 1213) sana pune, TIS de'dict cu tavail-, Paris, Dato. 1, m+ 94, ag. 119: sobre este tase, oy PACSONalsta, vor F. Puanoun, La personne suvidie’ ele sree ty travail, Esprit Ps, Si atts 1898. pins. 865-087 y, cl mismo auton Cerrone (et oe sroit dy travail salctin car eicptenaaion, 1943; ver, Gr el mismo sonia sec eche Que abre la segunca daa: qua on th 0 OH Gy travail de A. Brum y H. Gatesas See ge lrabajo, mas sin ia ihegnaety ninguna ola rama det derecho. fespintstSobe eeeeaen sobre lo “materia” e derecho renog Sattar £000 Ia regamentacgn esteche tenka , 1m (eleaenst| Membre (Pais, Skey, 1978, Lt ney geet "ansne a pecae xplislamente & la docrina socal de la Taeae vaiSica {2 empresa). los wabsjos de J. Bnenie o€ cs Etat (Paris, Sirey, 1931, 362 pags. roksan eptRe paltonalen, en Dr. Soe, 1956, pigk ah eee aay “ecrgantston prtessionneie, en Dr’ Soe, Todtrnier A otra ta de"Ledn Bourgeais en el exorcio gel preva eeacs ge legislacién industrial de Temas flemeniare da legisiation industasie es sa ‘ouvriéres, Paris, Rousseau, sivlaneas oe Ss, £82180. 1831). en 190K: ve. ott aoe hay encima de nosotros, Todos nacenes, Of e988 maneras, una’soldaridad naturale eee, Podemos sus Todos nacomes deudores los unos de los oie 14 TT Boerne Este mapa parecera bien grosero. Pero su soia razén de ser es la de no perderse en esos debates mil y una vez repetidos; dicho sea de otro modo la de no involucrarse en ellos por las mil y una vez consecutiva, ‘Queda una segunda dificultad liminar, que resulta de la ambiguedad de la pregunta: «;Por qué un derecho del trabajo?» Pues esta interrogacién puede j entenderse, al menos, de tres maneras. En el «Por qué?», cabe entender “Con qué fin?»; y se suscitard entonces la cuestién de la finalidad del de- recMO DETTABajo, de los objetivos que se persiguen a través del mismo, Pero} cabe entender también «2Para qué sinve?™, y se propondra entonces la cues- tin de las funciones del Serecho dal trabajo, de su rol efectivo en la sociedad, Cabe entender, en fin, «Puede prescindirse de &I?», y nos encontraremos entonces ante Ia utilidad del'derecho del trabajo: {no se podria pasar sin éI? Lo que llama la atencién desde ta consolidacién del derecho del trabajo como rama auténoma del derecho, es el paso progresivo de una a otra de esas tres preguntas. Hasta finales de los afios sesenta, la pregunta que se planteaba la doctrina era la del fin det derecho del trabajo, y la respuesta unanime se deja resumir en una palabra: la proteccién del trabajador (8). En je” ,§08 ahs setenta, el debate se desplaza y la progunta «Para qué sirve?» ”agita los espiritus. Se pone en duda entonces el cardcter puramente protector Phu» del derecho del trabaj (analisis de sus «fuAcionés= cone Ppa i see también para los empresarios (9) v Ve tes-condyjeron-2-afirmarta-ambivalencia del derecho del trabajo: el mismo 14, Je \/sirve a los trabajadores, pero también a los empresarios (10). En fin, los arios ie he ye ochenta han visto plantearse la pregunta «zpuede prescindirse de éI?», la cual Od a aparece en todos los debates relativos a la desregulacién o a la flexibilidad, ” y que resumiria perfectamente el titulo, ya citado, del coloquio de Montpellier: oa sgHay que quemar el Cédigo del Trabajo?» En realidad, nadie ha sofiado seriamente con quemarlo, y menos atin los juristas, para los que es su medio de sustento, Pero estos debates han hecho surgir una nueva nocién consen- sual: la de equilibrio (11), que se deja dectinar en la invocacién del necesario (8) Ver P. Dunaso, op. cit, t. 1, n* 206, pag. 261; y, en el mismo sentido, J.-C, Jamuen, Droit du travail, 1.* e¢., 1978, p49. 39. (9) Ver 8. Eosusn, La legalisation ce la classe ouvitre, Paris, C, Bouncors, 1978, 254 pags. (10) "Ver ta coninibucién de A. Jeamaua a la obra colectiva Lo droit capitalisie du travail (Grenoble, PUG, 1980, 3." parte: Les fontions du eroit qu traval, pags, 149-254): £1 papel feminente que (ei derecho del trabajo) juega en la constitucién y salvaguarcia de los inlereses capitalisias de produccin obliga a relalvizar su interés para los trabajadores, pera no auloriza 2 negarlo~ (0p. cil, pg. 254). (11) “Sobre esta probiematica del equilibria y de la ansaccién (ya presente en G. Sceue 0p. prés.. pag. 19). verF. Ewa, Le droit du teaval: une légalté sans dioil-, en Or. Soe., 1985, 15 CO 6ACARL as (jsiempre necesario!) equilibrio entre lo econémico y Jo social, la seguridad y la libertad, la eficacia y la equidad, fo individual y lo colectivo, etc. ”Proteccién, ambivalencia, equilibrio: nociones bien utiles. Sobre todo la ‘primera, que es, a decir verdad, la Unica que tiene un valor distintivo para el je derecho Gel trabajo, puesto que las otras dos —ambivalencia y equilibrio— ” Wa rceten aplicarse a cualquier rama del derecho, y nos ensefan, tan sdlo, que ye Se el derecho del trabajo es parte integrante de aquél, Pero lo mas notable se encuentra en otra parte: en el hecho de que la razén de ser del derecho del trabajo se haya buscado siempre fuera del propio ordenamiento juridico: en la moral 0 en la economia. No es que sea inconve- niente edoptar esa perspectiva, pero, .no podria prestarse atencién, en primer lugar, al ordenamiento juridico? Asi como una palabra sélo tiene sentido con tespecto a las otras palabras de la lengua, del mismo modo el derecho del trabajo no tiene sentido juridico sino con relacién a las otras ramas del orde- namiento. La primera pregunta que habria que plantearse seria entonces: «2Por qué el derecho del trabajo y no el derecho civil?»; en definitiva, «,Por qué no el derecho civil?» Séio después de haber evocado este problema de siempre, serd posible abrir la puerta a las ciencias sociales para abordar los problemas del momento. Dicho sea de otro modo: las razones estructurales del derecho del trabajo (|) se examinardn antes que sus razones coyunturales (Il). RAZONES ESTRUCTURALES: ,POR QUE NO EL DERECHO CIVIL? La cuestién de las relaciones entre el derecho civil y el derecho del trabajo hha estado envenenada, durante largo tiempo, por un proceso de desconfianza. Del lado civilista, et derecho del trabajo se ha visto como un derecho de clase (12) —el de la clase obrera— que minaria la unidad del derecho civil y, por tanto, de la propia sociedad civil; mientras que, por la parte «laboralista» se alimentaba la sospecha inversa, segin la cual el derecho civil seria un derecho de clase: el derecho de la clase capitalista (13). Algunos trabajos decisivos han permitido, si no cerrar, al menos hacer callar esta discusion, pags, 723-728, Add. J. Courcoun y 8. Dognemacen, «Avant-propos~, en Las Actas cit. del Enloguio =Le urcit du travail, un droit vivante, en Dr. Soc., 1988, pg. $99). (12) L dotseamo, “Sur ta reconstitution d'un droit de classes, D. H. 1997, che. 4 (13) G. Scene, op. et, loc. cit; G, Lrow-Cagn, «Du réle des principes généraux du droit civil fen droit du travail, en Ree. Wim. dr. civ., 1974, pags. 229-248; A.J. Annauo, “Essai analyse stevelurale du Code civil rangais. La ragia du jeu dans fa paix bourgecisa~, Paris, LGDJ, 1973, 182 pigs. 16 cemostrando que el derecho civil no era, por Raluraleza, desfavorable a los {abaladores (14). Pero entonces la pregunta es mas apremiznte Por qué el derecho civil no rige las relaciones de trabajo? Inauieto por la pedagogia, yo abordara este problema por medio de una tor oro ae earatla las relaciones entre el derecho cil o, més exacemens {c, entre el derecho de obligaciones y el derecho del trabajo, a aquélias que existen entre un coche y una nave. Su razén de ser es finalmente la misma (cesplazarse), pero responden a imperatives diferentes (adaptarse a una su- Perficie sélida en un caso, y liquida en el otro), si bien sabe observar entre cllos, a la vez, ciertas similitudes y enormes diferencias. Del mismo modo, el Gerecho civil y el derecho del trabal otienen finalmente la mista raztnrdeser> QUE Ho es otra que «civil: : (18), es decir, sustituir ef elias 1as Fela Gel sujeto de derecho, duefio de su cuerpo Yaesu -voluntad=—éste falta en cl tzabalo dependiente, el cual comporta dos imperatives estructurales que el cerecho de obligacionés es incapaz de Salisfacer,"y que lo convierten, por L8nt, €n ingperante: la objetivacién del slisrpe hun ino 'y la SuBGidinacion de {8 voluntad (16). EI derecho del trabajo Procede jlstamente de estas dos Pregufilas dificiles: — 666mo garantizar la seguridad fisica de individuos sujetos a las cons- tieciones de la produccién? — @C6mo conferir derechos a individuos sometidos a la voluntad del otro? A. La constriccién fisica Si hay un principio fundamental del Estado de derecho —€s decir, de una Sociedad «civilizada»—, es el de la seguridad de las Personas, el de la segu- ‘idad fisica. Pues bien, tos conceptos del derecho eh oc han mostrado inca- eotigace ner antlzar esta seguridad en la empresa, porque ol derecho civil de obligaciones no puede regir una situacién donde Ing individuos carecen det 2228 Aare, LEE lochniques cvises tle droit davai, 0. 1975, Che. 151-158 7 Aye ae OF $06 «Droit cial et crit du travate niey mayo 1988, Cis) gtuerone nos recuarda que, ven el senide hee Y més desconocide de esto 6 io del derecho civ (en L'ampire do la venta, Paris, Fayard, 1983, pag. 171). £1 senting £scapa, por ejemplo, a Norber Ev, on «La eiviigeticy, i til tone ROB, Presentacién do conjunio, vat te fa et te dat 4u travail, Tesis Bor. 7 C@4care Cominio de sus cuerpos, donde éstos devienen une fuente de suerte en una organizacién material concebida por otro. « Que el trabajo es el hombre mismo, en energia que se Hay que decir, su cuerpo y en Er anit ¥ gue no hay alli el objeto posible de un contrato de dereare civil. ctace falta recordar aqui la amplitud de las disposiciones seem ue, Desde luego, se piensa en primer lugar en las disocwicne es que ign técnica de los trabajadores, tales como las regies ee S enfermedades protesionales. Pero el aicance de esta ica es, en realidad, infinitamente mas vasto, y se extion. aseguran una protec tes de trabajo y a la idea de seguridad fis Ge a todas las regias que conciemen a fa salud (por ejemplo, ‘cién del tiempo de trabajo, o a la enferm, cluccién (proteccién de la maternidad), la vejer {ciscrimines jubilaciones, etc.), ef Sustento del cuerpo (problemas del mini elaboradas con , las relativas a edad), la repro- iones por edad, imo y de la con- tinuidad de los medios de subsistencia que han dominade ot régimen juridico de los salarios) (18), alcohol, ola jurisprud sa) (19). ‘abstencionismo estat arte irreductible de encuentra, en fin, en © 8u intimidad (reglas relativas a los reg fencia relativa a las normas de indumenta istros, el test de ria en la empre- uridad fisica ha estado, y permanece atin, en el corae Z6n del derecho del trabajo. La misma aparece eh el origen histérico de todos les derechos del trabajo europeos; en los sistemas nun dominados por el al en la materia de las relaciones laborales, constituye la un derecho del trabajo impuesto por el el centro de la construccién del derecho Estado:-ella se social europeo, fal y como se observa, por ejemplo, en el Acta Unie (20). Idea central, pues, Fro cuya importancia sigue desconociéndose a menudo, a juzgar, por ejem- Plo, por el débil espa l6glcas en los titimos debates acerca de la distibue en Francia, ‘clo que ocupa la referencia a las necesidades cronobio- In del tiempo de trabajo a} G2, SESE tees ereatrces ou aroit, Paris, LGDU, 1955, a. 108 bis. 275, SH Maange its ZOU Salata au fever saaral en Let eee bee: gy sroit ou ‘mega Mélanges G. Lrov-Catn, Paris, Dalog, 1909, nage, Sere Boe annes, enweprises et relaions de Wavalls, en Dr, soc, Drot evil de ravaly epee tm. espe. e 374-383" 0. Kinmuanen, Sper eavae entreprises et relations (19) Ver 8. Tevsse, = o travail, éléments ge je Wisprudeneon, idem, 1986, 964-096; J Saosin eriiber. égalie, trternité et Oroit au wavail none (20) At. 118A; Ver. Vacanes ehews ere OF tournant-, en Les tran Gu avail, Mélanges 6, Lrow-Catm, cil, page, Sar an La tibeté dans le spec. ci, 49.58, formations du droit OTT rea —S~=*d; B, La subordinacién de 1a voluntad El derecho dél trabajo procede igualmente de la incapacidad del derecho civi de las obligaciones por aprehender una relacién dominada por la idea de subordinacién de una persona a olra. Mientras que en el contrato civil la voluntad se compromete, en la relacién de trabajo fa misma se somete. El compromise manifiesta la libertad; la sumisién la niega. Esta contradiccién entre ‘a autonomia de la voluntad y la subordinacién de la voluntad conduce a que el trabajador, en tanto que sujeto de derecho, desaparece del horizonte del derecho civil desde que el mismo entra en la empresa, para dejar paso a tun sujeto tout court, sometide al poder normativo del empresario (21). El 1, derecho del trabajo ha tenido y tiene siempre por primera razén de ser la de ot 2 eee a ortontiejaridico de ejercicio. Este a 1 phe —iteductible ambivafencia dal derecho— una legalizacién y una limitacin de _Zitreduetibie ambivalencia del derecho— una legalizacion itacién de ! L040 Gicho poder. oe t Puesto que se trata de civilizar las relaciones de trabajo, no es sorpren- syn Of 4] dente que nos encontremos aqui éenicas provenientes del derecho civ, pero de74,\ || acaptadas a las exigencids de Ta Subordinacién. Al igual que en ‘un buque [ie fae yh Shoat ‘uf ‘timén; que ‘recuerda al volante, o una hélice, que recuerda a “be we la rueda motriz, asi también el derecho del trabajo adapta-a los imperativos VAD an f de la relacién de trabajo ciertos conceptos que proceden del derecho civil, Jee (irae, tales come los de contrato 0 acuerdo, de persona juridica, de representacién, ir"! etc... Pero también toma _prastado de las ramas del de _fegulan, . ee pi hg come’ felaciones de poder el derecho piblca (22) (6 poder), woSn (ate @lderecho penal o derecho procesal (derechos de defensa) (23). ey ~ peeereeeeeress en sign colectva en Ia dpliniciéa-de los derechos. Esta referencia a io colectvo Afraid pensar inmediatamente en los concepts juridicos propios de! derecho aa — del trabajo, tales como el de empresa (y, en su drbita, los de establecimiento, (21). Sobre esia nocién, var ~Délegalisation, normalisation et croit du travall~,-en Dr. Soc., 1804, 296. El andlsis Juridica es necesario y sulicienle para caracterizar esta alteracién de ia Calidad de sujeto de derecho, que no es —en el caso presarte— una simple cuestion de hecho en conira. vera. Casonnen, «Sur fas traces du non-aujot de dritn, en Arch, t. 34, Paris, Sirey, 1989, 197-207, en espacial pags. 201-202), L, Crozaron, Liemprunt 0 techniques de droit administra! par le crolt du travail, i, 1904 (2i)_ Ver las actas del coloquio -Les dicts de Ia défense at le droit du travails, reproducidos: en La Gazette du Palais, y en La semaine social de 24 de mayo de 1988, supiemento en el tn 4100 elt, en especial ia comunicacion de JM, Venoien relaiva a los derechos de la defensa en interés de la empresa. 19 ; ACR ae de grupo, de unidad econémica y social, etc.) o de rama, de negosiacion o de representacién colectiva, de huelga o de sindicato. Pero, en fealdad. Io colec, tivo se halla presente casi siempre en filigcana, incluso en la definicién de los derechos individuales conferidos a los trabajadores. {Se trata de presentar (eclamaciones individuales, © de comparecer a la entrevista previa al despido? El tabajador puede hacerse asistc por su delegado, 2Se trata de saber qué salario minimo puede pretender, 0 qué duracién maxima de trabajo puede imponérsele? EI trabajador podra alegar reglas colectivas, legales ¢ ceavens cionales. (Se trata de ejercer una accién individual? El trabajador podra na. cefse asisti y representar por el sindicato, que se halla habilitado incluso para acluar en Su puesto, en un nimero cada vez mayor de casos. Y esta somora de fo eolectivo se extiende hasta la jurisdiccién competente para los itigios individuales, porque la institucién prud'homale es electiva y paritaria, La constilucién del derecho del trabajo como rama auténoma del derecho Se ha producido asi por un doble movimiento de declive del contrato individual como cuadro juridico exclusivo de fa relacién de trabajo, y de reconacimisnto Ge derechos definidas colectivamente (derechos colectivos o regulacién voles, ta) que fundan 0 eanfortan derechos individuales, es decir, derechos que Gada tabalador puede oponer a su empresario. Desde este punto de vista, una de las nociones més originales del derecho dal rabaja_s la de derecho ‘naividtal 86 ejercicio colective, nocién que se encuentra en eLoorason de Ia esrigepcién francesa del derecho de huelga, del derecho sindical y del derecho ala rages “ctiva-"Serencuenta asi planteado, no sdlo el problema de lerproteccién del individuo por el grupo, sino también el de la proteccién det indiiduo contfa el grupo, cuestion qué éeupa un puesto mayor en el derecho inglés 0 amériéanio; y que’ acaba de gozar de los honores de la actualidad Constitucional en la propia Francia (24). ode lo anterior es evidentemente complicado, dificil de manejar, y este Ealanceo perpetuo entre Io individual y lo colectivo, la subordinacisy y la libertad, el contrato y el estatuto, es muy adecuado para producir marece al Givlista. El peligro esta en otra parte para el jurista. Contrariamente a loe Yerdaderos marinos, que la temen, los marinos de agua dulee aman la vida én la tierra, y se precipitan a ella con el instinto infalible que causa los grandes naufragios. El mismo riesgo acecha al jurista tentado de volver, para tester lee felaciones.de trabajo, a la tierra firme del derecho civil. Eso no quiere desis Gus fos préstamos del derecho civil le estén prohibidos, pero no puede tratar de trasladar pura y simplemente una disposicién de derecho civ! al aparejo 2 be Son ea ta COnstucionaiad ge tas acciones de sustiucié: C. Cons, 25 jute 1889, Or Sac, 1889, 627, decision comentada por X. Barton en Of Sar, 1856 sag phe 20 propio del derecho del trabajo sin haber verificado previamente que esta dis- Posicién responde a las exigencias propias de este iltimo (2). Face falta, en efecto, resolverse a constatar que el derecho del trabajo se ha convertido en el derecho comin de las relaciones de dependencia econo. imica, ef la medida en que pdsee una légica propia que irradia a las oltas f2inas del derecho. Los conceptos forjados en su seno se han difundide en {0085 las situaciones juridicas donde se encuentra esta idea de dependencia Se Seaudad Social (26), la funcién publica (27), el derecho rural (28), el derecho de los transportes (29), el derecho mercantil (20) y el propio derecho cil cuando debe regir relaciones desiguales (31), han tomado por su cuenta, para adaptarlo a sus propias exigencias, tal 0 cual concepto. Y la actuall, Gad (32) muestra el dinamismo que las ideas de derecho sindical, de derecho Ge huelga, de negociacién colectiva, incluso de renta minima 9 garantizada, Pueden adquitir en el seno de profesiones liberales —como los medices o foe abogados— hoy dilaceradas entre la afirmacién de su independencia juridiea 1 Ja constatacién de su dependencia econémica y financiera con respecto al Estado 0 a la Seguridad Social. Ei puesto que asi ha adquiride el derecho del trabajo en nuestro sistema juricico fo expone evidentemente, mas que cualquier otto, a los cambios 33). Desde este punto de vista, la pregunta «jPor qué un derecho del trabajo?» Se plantea en términos diferentes, como un problema de actualidad: mas alla GB), Ge este sentido, J. Laroaus, Rétexions sur la jurlsprudence de la Chambre socal Frage ag, 02 CBBsat ON. On Mélanges GH. Careniynon, Pata, Oslos, 1578: menesae gee ag. 28. oo asta Perea, Orcit do ta Sécu Sociale, Pats, Daloz, 11. adic, n. 56 y pigs. 140-140, Fie oh doeneaneclmiento por el Consejo de Estado de pincipios gonetles en los que «so oyna Aus sne Gel rabsio, como el dei proteccién de ia matunidad [Case 6 wt OTe, Foleey MOA: 1973, 608, concl. Grevsse) 0 do saleio minine (EZ sent sss Ine oe Toulouse, Rec. 152, concl, Lareaouue), Gr. rural, n, especial octubre (28) Chr. sUelevage indusiviel face au droit du travail, en Re oviembre 1363, page, 325-931, (29) ct, consular sea nau Orci civil at droit du Vavaila, on Dr, Soe, 1980, 40S, nenter eT) he ce elewoehe Has tsis do G, Beauoe sobre -Le contrat Gedhesione acer 2 ey eeel 2,2 S: Vimassur, «Sur les contats de edpandance en gre prt GO, Soe 02) tittga Ge la ayuca judicial en los abogados, hulga de los méclese on oon oy Miskin genera sex conwvanio con la Calsse Nalionale d Assurance Maladie; Adds euoa’ops eee ves cones oaen, Le droit dy travail non sala, Paris, Srey, 1996, 208 sane, serge Gr Rntaing Lvon-Casn, Changement poiigue el changemen du doi de aod, an oe ee pgs Tangent Slt, 9H: 110, Y Jak. Ray, Maton Seoromiue et dot eet op. cit, pags. 11-31. 21 | O6ACARL ae > Ge sus razones estructurales, {cuales son las razones coyunturales de tal derecho? |. RAZONES COYUNTURALES: EL DERECHO DEL TRABAJO DE CARA AL CAMBIO. Para abordar los problemas de nuestros dias, yo distinguiria los dos Sentidos de la nocién de derecho del trabajo: de una parte, el derecho Ge! trabajo como conjunto de textos que rigen las relaciones de trabajo y, de otra, el derecho del trabajo come ciencia de dichos textos. La pregur fa «iPor qué un derecho del trabajo?» se desdobla entonces, y conduce @ inlerrogarse no sdio a qué pueden servir dichos textos, sind también a ue puede servir esta ciencia de los textos. Es dificil no pronunciarse acerca de tales cuestiones, es decir, no privilegiar ciertas respuestas posibles. Tomando Partido con bastante claridad, para faciltar una eventual refutacién, yo avanza, tla que si el derecho del trabajo com. ncia» de los textos— puede Sérvir pata analizar el Cambis, el derecho dal ) Como practica dé los textos y, de"mOds singular, como practice Judiclal== Yebe-servr para'dominarlo-— me wee servi Pe A. Clencia de los textos y anilisis del cambio Excelentes escritos han analizado las «tareas» 0 las «funciones» de la Goctrina, en especial en el derecho del trabajo (34). Yendo a lo esencial, dichos andlisis tratan de las diversas facetas del conocimiento del fendmenc luridico, y ponen, naturalmente, el acento en el rol que juega la doctrine on clisterior del ordenamiento juridico (36). Asi, no es dtl volver a ellas aqui, y Yo quisiera mas bien poner de relieve un interés marginal, de la ciencia de los textos, que.es el de contribuir a la comprensién_de aquello de que nos hablan los textos; dicho de oiro modo, de darnos una visién no enmascarada de! Gamblo éconémico y social. Marginal, sin duda, esta perspectiva, que restituye al derecho su dimensién cultural, puede referirse a precedentes ilustres en la doctrina francesa (36), {24} B- Ourawo, =La connaissance du phénoméne juridique et les taches do le doctrine seeine au dcit prvi. en D., 1956, Crv. 72: Cu, Anas, =Progies GU Grol et Momée maine soar cu droite. en Rev. Trim. dr. el, 1983, 696: J.-C. dmusen y Pr, Awenontn searece Frocten eee recherche en dro di vaval-, en Dr. Soa. 7088, 211: G, Covrounan (een) Zag tnes on “Les lanstormations du droit du travail, Mélanges G. LyowGasne cle page Soe 242, Fees da oar gitmele, S: Covrounien (ar. ct. a. 7 s., pég. 226 5). que cistingce les te acer et Senocimiento de as realas, de recepciin de las teglas , en int Ge canioergs ©5 decir, de argumentacién y de razonamiente, {Pg Stemontarse 8 Montesquieu o Portals, baste con evocar aqui el nombre de Fire Sosiedadeseeane Cassorer, cuyas obras dan a ver, mas ald Gel tendons wisi ne Sociedades en que se inserta este lensmeno, 22 1 Hablar de «cambio» —nocién ambivalente donde las haya— equivale a decir, en términos menos rebuscados que los que Mowracne empled, Gue «el mundo es un bamboleo permanente». Quedan por caracterizar, jor defini, [os bamboleos de nuestros dias. Tal es el problema que el dere- tho del trabajo, como ciencia de los textos, puede contribuir a plantear con- venientemente. Por la posicion estructural que ocupa, en el cruce de Io indi- vidual y lo colectivo, de lo fisico y de lo mental, de lo econémico y fo social, 81 derecho del trabajo da del cambio una vision que no seria conveniente desconocer, Si realizamos un analisis hoy, observamos con un poco de atencioattes_ aspeatos-esenciales, res «tendencias jertes» de nuesira sociedad: tenden- ‘bias-a-la-individualizaciénr-arla-desconcentracién’ya'la dual SS En el dossier de la individualizacién (38) incluimos: la diversificacisn de las formas juridicas de! empleo, la revalorizacién del contrato individual de traba- jo, el principio de no discriminacién per razén de sexo, la flexibilizacién de la Stgenizacion de la jornada de trabajo (as! como de la vida de trabajo: prohi- bicién de las cldusulas-guillotina en materia de jubilacién), el derecho de ex- presién, los derechos a un permiso individual (permisos sabaticos para crea- Sn de una empresa, parental de educacién, de formacién, etc.), el derecho de conversién, el derecho de jubilacién, etc. En el dossier de la desconcentracién incluimos: de una parte, los signos de una tendencia a la descentralizacién (desarrollo del derecho convencional y de los acuerdos de empresa, puesta en tela de juicio de la nocion de orden publico social) y, de otra parte, los de una tendencia inversa, a la internacio~ Faiizacién (99) [emergencia del derecho social europeo (40), del derecho de grupos}, (G7) Este desarrolio retorna fas grandes lneas de un abajo comparadolavaco a sree gunde elemalo es el de ta jurisprudencia Raquin, relativa a la modi- ficacién del contrato de trabajo (61). Aqui se da tambien & proceso de indi- wicualizacién, puesto que se trata de volver a dar vigor a ine estipulaciones del contrato individual. Una parte de los trabajos de o. Se a los desarrollo de esta nueva jurisprudenci las dificullades técnicas que puede plantear (62), Ast tee ance, Sentencia Raquin ha consagrado una solucién de buen sentido, Freak Goetrina invocaba desde hace mucho tiempo. Esta soluciés Ro prohibe el cambio en la empresa, puesto que deja libre al empresang para decidir las modificaciones sustanciales del contrato. Pero le obliga a trate trabajador San tm Vetdadero sujeto de derecho, consulténdole sobre esta modifica 2 inciar ur aO8et Su asentimiento expreso, o bien un rechazo que conducira a iniciar un procedimiento de despido, o bien todavia 2 Regociar con él las Condiciones de esta modificacién, EI equillrio que lleva a cabo, de este modo, la sentencia Raquin entre las coacciones colectivas inherentes a la vida de la empresa y el respeto Gebido a los individuos, no es sensiblemente diferente det que acaba de definir Surbunal Constitucional a propésite del ejercicio sindieal do acciones indivi- uales, al exigir que se recoja el acuerdo expreso de ine trabajadores afec- tados (63). En ios dos casos, se trata de tratar at trabajador como a un Mase Gerecho, pero en condiciones que preserven las neces, "aS pres:cgativas de! cmpresario y del sindicato, err Lrh— siempre, rele o era Conelu en este punto. Erol del juez no es el de aplicar ine leyes are SuPuesias de la economia; es el de aplcar las leyes y s6lo las leyes. Jene'3 Ge compatiar y tavorecer los cambios de la soviotad ae que vive, debe vigilar para que las relaciones de trabajo contingas bajo el imperio del ee relaciones civil (61) See. @ oct, 1907, Or, Soc., 1988, 196, nota J ‘Savavien: D.. 1988, J, $8, nota Y. Sant- sous; Jurl-Social déc, 1987, 41, obs, A Losec Pee it, Pe fanto, un buen argument con respenne 3 (63) C. const 25 juiiet 1909, cs 28

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