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ROALD VIGANÓ
La sociedad moderna necesita especialistas, técnicos, expertos, pero no menos necesita hombres,
y necesita que en los mismos individuos se den a la vez preparación especializada. El humanismo sin
la técnica diluiría la civilización, y la técnica sin el humanismo acabaría destruyendo la civilización.
La actual tecnificación del mundo no es una condena a la deshumanización sino un desafío al
hombre para que se realice aún más plenamente como hombre, por una más vigorosa
humanización. Una universidad moderna, proyectada hacia el futuro, abierta al presente y
enraizada en el mejor pasado, no puede divorciar las formaciones técnica y humana, sino que debe
de unirlas y entrelazarlas determinada por la fiolosofía del hombre; así responderá al desafío de la
historia. La tarea formadora de especialistas requeridos por el tiempo, debe consolidar su misión
propiamente universitaria que consiste en forma al hombre, al hombre medular: hombre de
inteligencia universal, de ahí su tarea principal como ente educador. Formar al universitario.
INTELIGENCIA
El hombre es un ser que reclama educación, está en la necesidad de cumplir un proceso racional
que lo lleve a un estado de plenitud del ser, una perfección extrínseca, que es cabal adecuación de
la circunstancia la exigencia intrínseca. En la unidad de perfección intrínseca del hombre, los dos
coelementos básicos de la constitución cuerpo y alma, cada una se orienta a su propia perfección,
conjugables a la unidad humana integral, desde lo filosófico y religioso. La perfección del cuerpo se
abre en el plano formal (belleza) y funcional (desenvolvimiento normal de las actividades orgánicas
que constituye la salud).
Intelectual
o La perfección intelectual: especulativa y la práctica.
o Se abre en dos planos hebreo-cristianos. Especulativa, práctica la virtud y el saber.
Desde Abraham la fe es la virtud sobrenatural por excelencia en el orden del
conocimiento, los doctores le suman los dones de sabiduría (Salomón),
entendimiento y ciencia para el conocer puro, y, del consejo. En el orden natural la
máxima virtud de la inteligencia es la prudencia en la conducta.
La perfección (belleza) del cuerpo en los planos de las formas y funciones, la belleza resulta de su
adecuada distribución; la perfección del espíritu se despliega en la línea moral e intelectual: la virtud
y el saber.
La inteligencia pura especial como universal (el saber es el cosmos de la verdad total, perfección del
intelecto como depósito de ciencia), abraza dos aspectos complementarios: el saber como verdad
objetiva (receptada por la inteligencia, fijado a la razón), y, el saber como poder mental (para la
aprehensión activa de la verdad, para transformar la verdad en algo propio y personalizado). La
sabiduría como fuerza mental es la capacidad para pensarlo todo y como un todo.
INTELIGENCIA ESENCIAL
La esencia universitaria es llegar a la perfección intelectual, a través de la perfección del
pensamiento (perfección de la inteligencia natural y sobrenatural). La perfección natural de la
inteligencia a la que se encamina la universidad es a la perfección de la función especulativa, pues
constituyen la función más elevada del intelecto. Cultivar la razón práctica hacia finalidades útiles y
morales, educar la inteligencia contemplativa para el pensamiento puro de la verdad, la razón
práctica se define por acción, y, la especulativa por el pensamiento, pero lo que define más al
hombre es el pensamiento (lo que lo diferencia de los animales o de las máquinas). La perfección
esencial específica y distintiva del hombre no se da en su acción ni en la razón practica que la
determina sino en el pensamiento puro y en la razón meditativa en que tiene su ámbito y asiento.
En la capacidad del saber como aptitud operativa de la inteligencia más que la posesión del saber
mismo.
INTELIGENCIA UNIVERSAL
Fin de la educación: la perfección humana
Universidad como institución educativa:
Esencia de la tarea universitaria: formar la inteligencia universal.
Universidad intensiva
o Memoria: capacidad de acopiar conocimientos según las formulaciones externas
que les da la ciencia, permanecen ajenos y postizos.
o Entendimiento: es la capacidad de penetrar íntimamente en su inteligibilidad
interior, transformándolos en sustancia intelectual del que los recibe y
otorgándoles características personales.
o Genio creador: es capacidad de ir más allá de la forma exterior y de la sustancia
interior para alcanzar verdades ulteriores, nuevas y originales.
Universidad abstractiva
o Sentido cualitativo: capacidad para observar sus propiedades. Propio de los
escritores descriptivos, naturistas, historiadores, responde a la necesidad del
hombre por saber cómo son y cómo actúan los hombres y los seres en general. Es
el primer grado de la curiosidad humana en el orden genético, pues aparece en la
infancia, y el más complejo por la variedad inagotable de su objeto.
o Sentido cuantitativo: capacidad para contar y figurar sus medidas y sus formas.
Propio de los matemáticos, responde a la necesidad que siente el hombre de contar
las cosas, sus movimientos y sus distancias, y de precisar con figuras esquemáticas
sus ubicaciones respectivas. Es en este plano el interés de conocer, menos complejo
en la variedad, pero mas arduo por la simplicidad de su objeto.
Universal es el espíritu capaz de pensar con vastedad panorámica, con prolijidad analítica y con
sentido esencial; capaz no sólo de memorizar las formulaciones extremas de la ciencia sino de
penetrar su inteligibilidad interior y aun de trascenderla para arrebatar nuevas verdades.
AMOR
El amor de la verdad no es parte de la esencia universitaria, pero, como amor de la verdad está
íntimamente ligado a aquella en cuanto representa la condición vital de la universidad de la
inteligencia. La capacidad universal de la mente y el amor a la verdad son indistinguibles y
separables, pero en el campo de la vida intelectual concreta no es posible el pleno desarrollo mental
sin la pasión por el conocimiento, traducido a voluntad.
Comprende tres actitudes:
Deseo de saber
Deseo de saber por saber independiente del motivo sin contaminación
Ningún ideal se realiza en esta vida por entero y no hay perfección de este mundo que no sea en
alguna medida imperfecta; la inteligencia universal capaz de todo saber es más un atributo divino
que una posibilidad humana; pero según hay en el hombre algo de Dios y en Dios algo del hombre,
el trabajo en humildad puede convertir la aspiración en verdadera imagen y semejanza, y merecer,
para una vida ulterior, la plenitud del conocimiento en la luz de la visión.